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Facultad de Ciencias y Arte

Escuela de Psicología

Departamento de Ciencias del Comportamiento

Introducción a la psicología

Profesora Guadalupe Pérez

Comprensión y abordajes actuales en Suicidio.

De Sousa, Carla

Martínez, Mónica

Otero, Gabriela

Ríos, María C.

13 de noviembre de 2019
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 3

CAPÍTULO I. ASPECTOS HISTÓRICOS. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA


CONCEPCIÓN DEL SUICIDIO. 4

I.1. Orígen y evolución del suicidio 4

CAPÍTULO II. ENFOQUES TEÓRICOS SOBRE EL SUICIDIO. 7

II.1 Conceptos básicos 7

II.2. Postura de corrientes psicológicas con respecto al suicidio 8

II.2.1 Postura psicoanalítica del suicidio 8

II.2.2 Postura cognitiva del suicidio 9

II.2.3 Postura humanista sobre el suicidio 10

II.2. Patologías, comportamiento suicida y sus consecuencias 13

II.2.1. Patologías y trastornos del suicida 13

II.2.2. Factores de riesgo y comportamiento suicida 15

CAPÍTULO III. ANTECEDENTES EMPÍRICOS SOBRE EL SUICIDIO. 16

III.1 Investigaciones nacionales. 17

III.1.1 Investigaciones del suicidio en Venezuela 17

III.2 Investigaciones internacionales 18

III.2.1 Investigaciones del suicidio en América. 18

III.2.2 Investigaciones del suicidio en Europa 19

CONCLUSIONES 20

REFERENCIAS 21

2
INTRODUCCIÓN

A través del presente trabajo escrito, se trata de manera amplia el tema


referente a la comprensión y abordajes actuales del suicidio. El acto suicida
representa uno de los mayores riesgos que atentan contra la sociedad,
especialmente en adolescentes y adultos jóvenes. De acuerdo con la World Health
Organization (2019) alrededor de 800.000 personas pierden la vida al año debido
a acciones suicidas. Es por ello que el suicidio en la actualidad es un tema de
importancia para el campo de la psicología, la cual busca en primera instancia
comprender la conducta que conlleva a tomar tales decisiones, y por consiguiente
promover y generar herramientas para evitar desastres o situaciones extremas.

De manera inicial en el trabajo, Se coloca En el primer capitulo, se expone


cronológicamente la evolución de la concepción del suicidio a lo largo de la
historia.

En el segundo capitulo, se habla sobre los enfoques teóricos acerca del


tema central del trabajo. Dentro de este apartado, se hace mención a la postura
sobre el suicidio de diversas corrientes psicológicas tales como el psicoanálisis,
cognitivismo, humanismo y existencialismo, destacando la visión de sus más
importantes exponentes. Seguidamente, en los enfoques teóricos se exponen las
conceptos básicos, patologías, factores de riesgo y comportamientos presentes en
personas propensas a cometer actos suicidas.

En el tercer capitulo, se denotan los antecedentes empíricos sobre el


suicidio, desarrollando de manera organizada las investigaciones nacionales e
internacionales, tomando como referencia casos y cifras del continente americano
y europeo.

A manera de cierre, se formula una conclusión mediante la cual se hace


un breve resumen de los puntos principales que fueron abordados a través de la
investigación.

3
Finalmente, se precisan las referencias bibliográficas de las diversas
fuentes que fueron consultadas para la elaboración del trabajo.

La introducción es una sola pagina

CAPÍTULO I Falta el nombre que asignaron al capitulo

I.1. Orígen y evolución del suicidio


Según Hernández y Villarreal (2015), “el suicidio es un fenómeno humano
universal que ha estado presente en las distintas sociedades y ha variado en
función de los principios filosóficos, religiosos, e intelectuales de cada cultura”.
(párr. 11).

4
Como expone Gonzalo (2015) en la edad antigua, existen algunos
antecedentes del suicidio. En Grecia, cuna del pensamiento moderno, pensadores
como Platón y Aristóteles pronunciaron su opinión en contra del acto de matarse.
El suicidio ya representaba entonces un grave problema para la sociedad. No
obstante, el Imperio Romano implementó las concepciones anti-suicidas de la
civilización griega, aplicando algunas variaciones al concepto y su penalización.

Por otro lado, en la mitología griega se evidencian relatos alusivos al tema


del suicidio, tal como Salman (2011) lo presenta:

En la mitología clásica griega abundan personajes suicidas que en ciertas


ocasiones son metamorfoseados como resultado de la piedad de algún
dios. Biblis, rechazada por su hermano gemelo Cauno, se arroja desde lo
alto de un peñasco, pero es convertida en fuente por las Ninfas. Dioniso no
sólo causa la locura; también lleva al suicidio a diversos personajes.
(p.20).

Prosiguiendo de manera cronológica, durante la Edad Media la concepción


del suicidio se vio influenciada por el poder de la Iglesia Católica. Martín-del-
Campo, González y Bustamante (2013) afirman:

En la Edad Media, en el año 1621 desde el punto de vista religioso, el


suicidio era un pecado y un crimen, el cual mereció castigos, incautación
de bienes y la prohibición a la población de no mencionar el nombre del
suicida. Se consideró a la melancolía como la base del suicidio, por lo
tanto, la persona enferma de melancolía o tristeza, era tratada por el
médico a partir de la práctica de sangrías, en la cual se filtraba la sangre
para eliminar la acumulación de bilis negra en el cerebro, se le prohibía al
melancólico comer carne, quesos curados y beber vinos negros y espesos.
(párr. 6)

En relación a lo anterior, Salaman (2011) menciona a San Agustín, quien


retoma y confiere gran poder a uno de los principales pilares de la doctrina católica
en contra del suicidio. El mandamiento de no matar inscrito en las tablas que Dios
regaló a Moisés, posee un valor universal inmensurable para San Agustín. Este

5
mandamiento conlleva a que el hombre no debe acabar con la vida de nadie, ni la
suya.

Más adelante, con el inicio del siglo de las luces y debido al surgimiento de
movimientos intelectuales como la Ilustración, aparecen nuevas posiciones sobre
el suicidio. Morón (1992) afirma que:

En el siglo XVIII las nuevas ideas ponen en boga el suicidio. Montesquieu y


Rousseau tocan el tema en la Nouvelle Héloise, y después en la
Encyclopédie cuyo espíritu general es “derrumbar los prejuicios y hacer
triunfar la razón”. Para Alembert y Diderot el suicidio es una prueba de
libertad individual. Voltaire también admite la legitimidad del suicidio en la
última parte del’ Ingenu; lo trata como sociólogo. (p. 8).

Por consiguiente, con el paso del tiempo las concepciones literarias de


dichos autores comenzaron a generar cambios a nivel institucional en algunos
países, y en la segunda mitad del siglo XVIII, en el año 1790, Francia se convierte
en el primer país que logra cambiar la ley que juzgaba al suicidio como crimen y lo
considera un problema médico y social, consolidando a la Psiquiatría como
especialidad e integrando al suicidio en las primeras clasificaciones de las
enfermedades mentales. (Martín-del-Campo et al., 2013).

Con el arribo de la modernidad, aparecen los primeros intentos por estudiar


desde una orientación científica, el suicidio. Hernández y Villarreal (2015) declaran
que:

Más tarde, el siglo XX, vio nacer la época moderna del estudio del suicidio.
Los estudios de Emile Durkheim, con una visión plenamente sociológica o
la presencia de Sigmund Freud, donde recrea el intrapsiquismo del
suicidio, el aporte del existencialismo y por último las investigaciones
biológicas, que dedican esfuerzos destacados a la comprensión del
suicidio. (párr. 16).

6
Siguiendo la línea de evolución, en la actualidad el suicidio se ha convertido
en materia de estudio para diversos campos científicos. Amador (2015) afirma
que:

En este tenor, el interés sobre el suicidio se hace mayor y con esta nace la
idea de su identificación, diagnóstico y tratamiento, sin embargo, las
dificultades que todavía representa comprenderlo implica esfuerzos
denodados en áreas aún más complejas como la Neurociencia. (párr. 33).

CAPÍTULO II.
II.1 Conceptos básicos

A continuación se presentan una seria de conceptos vinculados al suicidio:

Según la OMS (s/f; citado en UNICEF, 2017) “el suicidio es definido como el
acto deliberado de quitarse la vida. Su prevalencia y los métodos utilizados varían
de acuerdo a los diferentes países”. (p. 7)

La autolesión es el acto de dañar deliberadamente el propio cuerpo, como


cortarse golpearse, rasguñarse o quemarse. Este no necesariamente se hace con
la intención de quitarse la vida pero en algunas ocasiones conlleva la posibilidad
de muerte. (MayoClinic, s/f).

7
“La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la
presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de
autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de
concentración”. (OMS, 2017, párr. 1).

De acuerdo con Rojas (1948; citado en Echávarri, 2010) la conducta suicida


es el “conjunto de conductas que, dirigidas por el propio sujeto, conducen a la
muerte (suicidio consumado) o a una situación de gravedad mortal (suicidio
frustrado), bien de forma activa o pasiva”. (p. 2).

II.2. Postura de corrientes psicológicas con respecto al suicidio


II.2.1 Postura psicoanalítica del suicidio

Abordando la temática del suicidio desde la perspectiva psicoanalítica de


Freud, Aranguren (2009) expresa:

En la teoría freudiana encontramos una aproximación a cierta explicación


psicodinámica del suicidio. Aunque Freud no dedicara un apartado
exclusivo en referencia al tema, se pueden rastrear, a lo largo de su obra,
diferentes artículos y conferencias de la psicopatología asociada al
suicidio, a saber: “Psicopatología de la vida cotidiana” (Freud, 1901),
“Contribuciones para un debate sobre el suicidio” (Freud, Tomo XI, 1910),
“Duelo y Melancolía (Freud, 1917), “El yo y el Ello” (Freud, 1923),
“Esquema de Psicoanálisis” (Freud, 1940), entre otros. (p. 24).

De acuerdo con Aranguren (2009), la primera mención que hace Freud con
respecto al suicidio advierte que este aparece como consecuencia de un conflicto
psíquico. De igual forma, considera que los daños casuales poseen una
determinación inconsciente autopunitiva, la cual más tarde se suele exteriorizar en
los pacientes neuróticos mediante sentimientos de culpa. En este caso, Freud
hace referencia a aquellas situaciones que, no siendo buscadas de manera
consciente, conlleva a accidentes fatales para la víctima.

8
En este orden de ideas, Vargas (2010) expone que:

En otro de los análisis realizados por Freud, A propósito de un caso de


neurosis obsesiva, se considera que la génesis de los mandamientos
suicidas es un gran monto de ira, que es ajeno a la consciencia, contra
una persona que perturba el acceso al objeto amado. (p. 4)

Prosiguiendo con la postura postfreudiana, Ferreyra (2017) afirma que:

Hay algunos autores importantes en el campo psicoanalítico que abordan


el concepto sobre el suicidio. Uno de ellos es Otto Rank (1959) citado por
Rodríguez Pulido et al. (1990), para quien el suicidio es el resultado de un
conflicto dentro del ego, entre el miedo de vivir y el miedo de morir. Una de
las formas que Rank propone para pensar la temática es la inhibición de la
vida por parte del individuo neurótico, en tanto que se mata lentamente
para evitar su muerte. (p.489).

Para finalizar, dentro de las concepciones actuales el modelo psicoanalítico


expone que la depresión se debe a la pérdida real o imaginaria del ser u objeto
amado; generando comportamientos de rabia, agresividad y culpa. También
señala que la depresión y la conducta suicida están altamente relacionadas, y que
esta última se divide en tres categorías: 1) ideación suicida, son las ideas
relacionadas a que no vale la pena vivir y los planes de autoeliminación. 2) el
intento suicida, son actos que se llevan a cabo con la intención de autoeliminarse,
sin conseguir éxito. Y por último 3) el suicidio, donde el sujeto muere por resultado
directo o indirecto a alguna acción cometida. (Adrianzén, 1998; citado en Palacios,
Barrera, Ordóñez y Peña, 2007)

II.2.2 Postura cognitiva del suicidio

De acuerdo con Toro (2013; citado en Erazo y González, 2016):

El modelo cognitivo de la conducta suicida tiene inicios a través de la


explicación que se da acerca de su etiología, en donde a consecuencia de
los esquemas disfuncionales de las personas, se desarrolla una triada
cognitiva depresiva: Esta corresponde a una visión negativa de sí mismos,

9
del mundo y del futuro, cuyos patrones cognitivos están relacionados con
la múltiple sintomatología del proceso suicida y el síndrome depresivo.
(p.30)

Por consiguiente, según Brown, Ten, Henriques, Xie, Hollander y Beck


(2005) y Henriques, Beck y Brown, (2003); citado en Erazo y González (2016):

La terapia Cognitiva como estrategia de intervención que se deriva de este


enfoque, tienen como objetivo principal reducir la conducta suicida
mediante los siguientes componentes: 1. desarrollar medios para
desaparecer la desesperanza y a la conducta objeto-suicida; 2. Crear
sentido de pertenencia en los pacientes con el fin de reducir la deserción
del tratamiento; 3. Aumentar el uso de los servicios de salud de cada
región para tal caso, y 4. aumentar el uso adaptativo del apoyo o soporte
social. (p. 29-30)

Esto quiere decir que la terapia cognitiva para este tipo de casos, debe
tener una serie de elementos para la solución de problemas, la definición del caso
clínico, la reestructuración cognitiva y conductual, la reducción de impulsos y la
expansión del apoyo social para lidiar con los enfrentamientos. (Erazo y González,
2016)

Para concluir, la postura cognitiva acerca del suicidio es el drama de la


mente, la auto-flagelación permanente, la manera de responder y ver
negativamente de sí mismo, de lo que está por venir y del entorno como tal; el cual
conlleva a sensaciones negativas y dolorosas que inundan al individuo, gracias a
esto y a que la mayoría de las veces, las personas sienten odio o resentimiento
hacia los demás, haciendo responsable de sus actos, a las religiones, a la cultura
e incluso al ambiente familiar, por lo que toman la decisión de ponerle fin a su
vida. (Erazo y González, 2016).

II.2.3 Postura humanista sobre el suicidio


Con respecto a la postura psicológica de la corriente humanista sobre el
acto suicida; Balbín, Henao, Lopera y Sierra (2016) proponen que:

10
Desde la psicología humanista se pretende establecer la concepción de
suicidio tomando como referentes a algunos de los autores que han
descrito elementos necesarios en la vida para evitar llegar a ese momento
de desesperanza que termina por llevar al individuo a cometer actos
suicidas.
El enfoque humanista trabaja en el aquí́ y el ahora, es decir, el presente
del sujeto, en donde su objetivo es optimizar las fortalezas que tiene cada
persona. Desde este modelo se trabaja la tendencia suicida a partir de
experiencias o vivencias que le han permitido al sujeto llegar a tomar
aquella decisión y la forma de concebir la vida, de esta manera identificar
las fortalezas que le pueden ayudar al paciente a continuar su vida. (p.3-
4).

Por otra parte, abordando las ideologías humanistas y existencialistas con


respecto al sentido de la vida y la conducción al suicidio de Víctor Frankl (1991;
citado en Herrera, 2012):

Aquellas personas que no tienen un sentido de vida, algo por lo que


luchar, vivir, sentir, experimentar, es un individuo condenado al vacío
existencial que en algunas ocasiones genera consecuencias adversas
como el suicidio. (p.26).

En concordancia con lo anteriormente mencionado y de acuerdo con


Herrera (2012) las personas que experimentan dicho vacío existencial, tienden de
manera frecuente a la autoagresión a través de distintos métodos, debido a que no
poseen integridad y dignidad hacia ellos mismos. A consecuencia, la muerte es
interpretada como única solución, para acabar con el propio vacío.

De igual forma, resalta el sentido que psicólogos como Perls le conceden a


la consumación del suicidio, y que Herrera (2012) manifiesta de la siguiente forma:
El intento suicida se produce mediante una mala canalización de la
agresión biológica y se convierte en lo que Perls (1975) llama retroflexión,
siendo esta aquella que pone de manifiesto la agresividad hacia la persona
misma que la genera, atentando contra su vida. (p.20).

11
Ahora bien, la psicología humanista afronta el problema que representa el
suicidio mediante determinadas técnicas de intervención, como explica Balbín et
al. (2016):

La psicología humanista cuenta con una técnica de intervención para tratar


el suicidio llamada logoterapia propuesta por Viktor Frankl, esta técnica
plantea que se debe trabajar con el ser humano (enfermo o sano) desde
su sentido espiritual ya que desde allí es posible encontrar el sentido de
vida que es con lo que se pretende entrar a trabajar (p. 6).

“Es necesario, según Frankl, hacerles ver, ante todo, mediante la


Logoterapia que su fatiga y su cansancio de la vida no es más que un sentimiento
y que los sentimientos no pueden hacerse pasar nunca por argumentos.”
(Velásquez, 2008, p. 54).
En otras palabras, cómo comunica Velásquez (2008) desde la perspectiva
de la logoterapia, se busca proporcionar ayuda a aquellas personas que padecen
de dolores intensos, sufrimiento o que se encuentran cansadas de vivir. A través
de esta herramienta se pretende demostrar que la vida de manera incondicional
siempre posee un sentido, mientras que en contraposición el suicidio carece de
este.
A manera de resumen, la concepción del suicidio propuesto por la
corriente humanista de la psicología, y la influencia existencialista de personajes
como Víctor Frank y Fritz Perls, se evidencia a través del trabajo realizado por
Herrera (2012) el cual dicta que:

Intento suicida puede ser comprendido como el resultado de la


manifestación de un vacio
́ existencial, ubicado en la dimensión espiritual
del ser humano, pero que afecta a todo el organismo como unidad. Dicho
vacío existencial puede ser generado por una falta de sentido de vida, que
́ para encontrar un
se produce cuando el sujeto se ve completamente vacio
aliento de vida, así mismo dicha falta de sentido de vida que se consolida
como vacío existencial conduce al empleo de la agresión en contra de sí
́ , en el que se
mismo, pues es el centro del ser donde reposa ese vacio

12
sitúa la fuente del malestar para el ser humano. Así como la agresión
hacia sí mismo se materializa como un mecanismo para hacer efectiva la
intención de terminar con la fuente de su malestar, que en este caso en
particular se trata de la vida misma. (p. 28).

II.2. Patologías, comportamiento suicida y sus consecuencias


II.2.1. Patologías y trastornos del suicida

En principio, concerniente a la relación que existe entre los trastornos


mentales y la tendencia a cometer actos suicidas, la Organización Mundial de la
Salud (2000) manifiesta:

Los estudios realizados en países en vía de desarrollo y desarrollados


revelan dos factores. Primero, la mayoría de las personas que cometen
suicidio presentan un trastorno mental diagnosticable. Segundo, el suicidio
y los comportamientos suicidas son más frecuentes en pacientes
psiquiátricos. (p.6).

En base a lo que se propuso anteriormente, Aguilar (2014) ratifica lo


siguiente:

En la actualidad no hay duda sobre la contribución de la enfermedad


mental y su importancia en el desarrollo de las conductas suicidas. El
riesgo de mortalidad para el suicidio es una amenaza que pesa sobre
muchos diagnósticos psiquiátricos: alrededor de un 92% de las víctimas de
intentos de suicidio o suicidios consumados tienen un trastorno mental,
donde se incluyen trastornos mentales severos como episodios depresivos
(tasas de suicidio 56-87%), alcoholismo/uso de sustancias (26-55% de
suicidios) o esquizofrenia (26-55% de suicidio). (p. 62).

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (2000) presenta de manera


ordenada los diversos trastornos que contribuyen al incremento del riesgo de
suicidio: depresión (en cada una de sus formas), trastornos de personalidad
(personalidad antisocial y limítrofe, con rasgos de impulsividad, agresión y

13
frecuentes cambios de humor), alcoholismo y demás toxicomanías, esquizofrenia,
trastorno mental orgánico y otros trastornos mentales.

Siguiendo este mismo orden de ideas, Echeburúa (2015) expresa que existe
mayor probabilidad de cometer un acto suicida cuando está presente un trastorno
depresivo, o trastornos que estén asociados a síntomas depresivos como pueden
ser el trastorno bipolar, trastornos adictivos o anorexia. En tanto, el riesgo de
suicidio se manifiesta en personas que hayan sido diagnosticadas con TPL (evitar
siglas si no se ha nombrado previamente lo que representan las siglas, en este
caso: Trastorno Limite de la Personalidad).

No obstante, en referencia a trastornos severos como la esquizofrenia Mejía,


Sanhueza y González (2011) aclaran:

Los pacientes con esquizofrenia tienen un alto riesgo de presentar


conducta suicida, por lo que se ha enfatizado la importancia de determinar
los factores de riesgo. Entre un 10 a un 13% de individuos con
esquizofrenia comete suicidio y entre un 20 a un 40% lo intenta en alguna
́ n tenido intentos
oportunidad. La mayoría de los que se suicidan habia
previos. (p. 21).

“El trastorno bipolar es una enfermedad común con una mortalidad prematura
elevada, sobre todo debido al suicidio, que representa 30% de la mortalidad.”
(Couret, 2012; citado en Aguilar, 2014). (p.67)

De igual importancia, las patologías médicas poseen una gran vinculación con
el suicidio, tal como lo plantean Mejía et al. (2011)

La relación entre el suicidio y las enfermedades médicas es significativa.


En una encuesta realizada por Druss y Pincus (año 2000) en Estados
Unidos a 7.589 individuos entre 19 y 39 años, obtuvieron que un 16% de la
muestra encuestada había tenido en algún momento de su vida ideas
autolíticas, frente a un 25,2% de individuos con una enfermedad médica y
un 35% con dos o más enfermedades. Así́ mismo, un 5,5% de los
encuestados realizaron un intento autolítico, frente a un 8,9% de aquellos

14
con una enfermedad médica y un 16,2% con dos o más enfermedades.
Hay que tener en cuenta que existen enfermedades que por sí mismas se
asocian a trastornos del ánimo (cáncer de mama o páncreas, epilepsia,
esclerosis múltiple, traumatismos craneoencefálicos, enfermedad
cardiovascular, enfermedad de Huntington, VIH, enfermedad de Cushing,
porfiria, úlcera péptica, cirrosis o enfermedad renal tratada con
hemodiálisis). (p.23).

En síntesis, Bedoya y Montaño (2016) reafirman que el padecimiento de


trastornos mentales representa un factor de riesgo de suicidio. A su vez, trastornos
del estado del ánimo como la depresión, y trastornos psiquiátricos tales como la
esquizofrenia, vinculados al componente de la desesperanza incrementan
notablemente el riesgo de llevar a cabo un acto suicida. No obstante, aspectos
como la pérdida de control, y auto agresiones severas están relacionadas a
trastornos comunes como la ansiedad o los producidos por el consumo excesivo
de sustancias.

II.2.2. Factores de riesgo y comportamiento suicida


De acuerdo con Forster y Wu (2002), los factores de riesgo que conducen a un
comportamiento suicida se dividen en fijos y modificables:

“Fixed” risk factors—those that cannot be expected to change as a


consequence of successful treatment of a psychiatric disorder— include
previous suicide attempts, suicidal intent at the time of the most recent
attempt, sex, ethnicity, age, marital status, economic situation, and sexual
orientation. (p. 5).

Y los modificables, tales como depresión, ansiedad, acceso a los medios para
cometer suicidio, interrupción de tratamientos médicos y enfermedades. (Foster y
Wu, 2002; citado en De Bedout, 2008).

A pesar de que algunos factores sean más influyentes que otros, todos los
anteriormente mencionados son capaces de llevar al individuo a cometer una
conducta suicida. (Izquierdo, 2018).

15
La conducta suicida incluye: el suicidio consumado, acto autolesivo
intencionado con resultado de muerte y el intento de suicidio, que también se
considera un acto autolesivo intencionado pero que finalmente no resulta mortal.
(Clayton, 2018).

Según MentalHealth (2017), algunos de estos comportamientos


característicos de personas con tendencias suicidas son: el hablar de querer morir,
actuar de manera ansiosa o agitada, demostrar furia, hablar sobre desesperanza y
no tener razones de vivir, incrementar el consumo de alcohol o drogas, demostrar
cambios de humor y sentimiento de aislamiento

CAPÍTULO III

16
“Cada año se estima que mueren cerca de un millón de personas en todo el
mundo debido al suicidio”. (Ellis & Rutherford, 2008; citado en Flores, 2017, p. 26).

“A un nivel más general, los resultados muestran que los principales países
de Sudamérica tienen un porcentaje de producción científica sobre el suicidio
bastante bajo si se lo compara con lo observado a nivel mundial”. (Flores, 2017,
p.29).

III.1 Investigaciones nacionales.

III.1.1 Investigaciones del suicidio en Venezuela


Dentro de las investigaciones que se han realizado en el territorio nacional
acerca de la problemática del suicidio se encuentran las siguientes:

Ideación Suicida y Grupo de Iguales: análisis en una muestra de


adolescentes Venezolanos. Rodríguez, J; Oduber, J. (2015) Universidad de Los
Andes. Para este trabajo de investigación fue tomada una muestra conformada
por 912 sujetos y su objetivo general es determinar un modelo de relaciones para
predecir la ideación suicida de adolescentes escolarizados. Propone una
metodología de trabajo de campo utilizando un modelo basado en la conducta
suicida de los iguales, el apoyo del padre y de la madre, la violencia familiar y la
depresión. Finalmente esta investigación concluyó que los adolescentes con
síntomas de depresión optan por amigos con conductas suicidas y estos, además,
aumentan directamente la probabilidad de ideación suicida.

Ideación Suicida, diagnóstico psiquiátrico y factores de riesgo suicida en


pacientes adolescentes con conductas suicidas. González, J; Camejo, Z. (2014)
Universidad de Carabobo. Para este trabajo de investigación fue tomada una
muestra conformada por 31 sujetos entre 14 y 21 años de ambos sexos. El
objetivo generan de esta investigación es determinar las caracteriś ticas
sociodemográficas, psiquiátricas y psico- sociales: los niveles de ideación suicida,
diagnósticos multiaxiales de trastornos mentales y los factores de riesgo suicida

17
en adolescentes con conducta suicida. La metodología utilizada es un estudio
descriptivo no experimental y el trabajo concluye que el mayor porcentaje de
adolescentes con conducta suicida correspondió a los pacientes entre 16 y 18
años así como también que La mayoria
́ de los adolescentes utilizó como método
suicida la intoxicación por fármacos.

III.2 Investigaciones internacionales


III.2.1 Investigaciones del suicidio en América.
El primer estudio fue realizado en Chile, por Ceballos-Espinoza (2013), el
autor presenta como objetivo, ubicar a los individuos que deciden quitarse la vida,
dejar una nota de despedida y expresar las características de dicho mensaje, por
lo que se hizo un análisis de la distribución de frecuencias de cada una.

Con respecto a la muestra, Ceballos-Espinoza (2013), dice que:

Un primer acercamiento cuantitativo a la muestra hace referencia a la


diferencia entre el número de casos estudiados y las notas, materia del
presente estudio. Esta desigualdad responde a que de los 80 suicidios, 31
casos (39%), dejaron más de un mensaje.

Para dicho estudio, según Ceballos-Espinoza (2013), se revisaron los


registros de las Brigadas de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile,
en busca de notas o mensajes suicidas entre los años 2010, 2011 y primer
semestre del 2012. Cabe destacar que las edades de los individuos eran entre los
8 y 94 años.

Como resultado de la investigación, Ceballos-Espinoza (2013), concluye


con los siguientes aspectos:

El 82.6% corresponde a hombres, con una prevalencia de solteros del


52.4%, siendo el ahorcamiento el mecanismo de muerte utilizado
mayoritariamente, registrándose en el 78% de los casos. De la revisión de
archivos y carpetas investigativas se encontró recados póstumos en 80 de
los casos registrados en el periodo en estudio, los cuales fueron

18
segmentados de acuerdo a destinarios y soporte utilizado, clasificando un
total de 170 notas de suicidios.

III.2.2 Investigaciones del suicidio en Europa


La segunda investigación yace?? Fue realizada en la población española, que,

según Huerta Ramírez (2017), sus objetivos fueron

Determinar la prevalencia de ideas, planes e intentos de suicidio en la


población general española, analizar cómo varía tal prevalencia en
relación con diversos factores sociodemográficos y clínicos, evaluar si se
puede identificar un impacto de la crisis económica actual en la
prevalencia de suicidio, observar si la prevalencia vital varía según
factores sociodemográficos, en población global y según la edad, valorar si
los factores asociados con la ideación suicida varían en función del grupo
de edad, definir los factores relacionados con la ideación suicida en
sujetos con depresión, por ser este tipo de trastorno mental el más
conocido en asociación con la conducta suicida.

Luego de hablar de sus objetivos, Huerta Ramírez (2017), destaca que la


muestra de la población española es representativa nacional de adultos no
institucionalizados. Para esto, se utilizó una estrategia sobre las personas a las
que se le hizo la entrevista, siempre obteniendo el consentimiento completo de
cada individuo y todos los comité éticos al día, logró una tasa de respuesta de
69.9% (este párrafo no se entiende claramente)

La metodología presente en dicha investigación, sirvió para demostrar que


la actual crisis económica es una de las principales razones que lleva a que la
persona acabe con su vida, para esto Huerta Ramírez (2017) utilizó la CIDI 3.0
para saber si habían posibles trastornos depresivos o de ansiedad, también se
tomó en cuenta el estado de salud de la personas, la presencia de dos o más
enfermedades crónicas, el apoyo o soporte social y el abuso del alcohol.

Para concluir, Huerta Ramírez (2017), da los siguientes resultados:

19
Se observó que la ideación suicida a lo largo de la vida se asociaba a una
menor edad, un peor estado de salud, una mayor soledad percibida, una
situación de discapacidad o jubilación y a la comorbilidad con trastornos de
ansiedad y/o depresión. En cuanto a los intentos de suicidio a lo largo de
la vida, como factores relacionados destacaron una menor edad, un peor
estado de salud y la comorbilidad con trastornos depresivos o ansioso-
depresivos. En los sujetos deprimidos, las ideas de suicidio a lo largo de la
vida se asociaban a una menor edad, un peor estado de salud, una mayor
soledad percibida, una situación de discapacidad o jubilación, y también a
la presencia de problemas financieros, pero en este último caso de forma
marginalmente significativa.

CONCLUSIONES

Actualmente, el suicidio ha demostrado ser un fenómeno que afecta a toda


la población mundial. En multiplicidad de países la tasa de suicidio es
directamente proporcional con las tasas de homicidio y accidentes. Generalmente,
la conducta suicida está fuertemente asociada con diversos trastornos mentales
como la depresión y la ansiedad, patologías médicas graves, y adicciones a
sustancias nocivas. Por otro lado, en Venezuela, el suicidio se ha convertido en un
fenómeno social debido a la crisis socioeconómica y la disminución en calidad de
vida. En consecuencia, la sociedad venezolana se encuentra situada entre la lista
de países del continente latinoamericano con mayor índice de suicidios.

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No obstante, la psicología se ha encargado en primera instancia de estudiar
la problemática del suicidio, a través de las distintas corrientes, para así
comprender las causas que conllevan a este acto. Así mismo, la psicoterapia en la
actualidad representa una de las herramientas más efectivas para abordar las
conductas suicidas y las patologías que desembocan en autoagresiones o en
suicidios consumados. En la actualidad, existen diversos tipos de terapia que se
adecuan a las necesidades y creencias particulares de cada individuo, para
garantizar los mejores resultados.

En resumen, el 90% de las personas que mueren a causa del suicidio


jamás recibieron ayuda psicológica, por lo cual podemos concluir afirmando que
en primer lugar los comportamientos e ideaciones suicidas pueden ser superados
a través del apoyo profesional y abordaje adecuado, y por último que la psicología
juega un papel fundamental en la resolución de problemas, y en la prevención de
tragedias, como lo es la pérdida de una vida.

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