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EL ENIGMA DE AKAKOR

¡ Van a descubrir una de las historias de ciudades perdidas más asombrosas que nunca
habrán leído ! Muy poco extendida, es casi desconocida en Europa y Norteamérica.
Cuando tengan conocimiento, esfuérzanse de ser menos críticos que lo fuéramos. Y más
que de destacar que las inverosimilitudes, pretenden detectar sus coherencias. Pizcas de
verdad que certificarán quizá la historicidad de un mundo antiguo fantástico, a nunca
desaparecido...
La selva amazónica permanece una de las regiones del mundo más inaccesibles y más
inhospitalarias que sean. Continente en el continente, la cuenca amazónica representa él
solamente una superficie igual a nueve veces la de Francia. La selva se incluye en gran parte
dentro de Brasil, pero extensas zonas cubren también los territorios del Perú, de la Bolivia,
del Ecuador, de la Colombia, del Venezuela, del Surinam, y de las dos Guyanes. Ellas
permanecen generalmente el la menos conocida y menos accesibles de la cuenca del
Amazonas. Es en este mundo indeterminado, maravillosamente descrito para Fawcett, que
se sienta la historia extraña de Akakor...
¿ Verdad o mentira ?
¡ A Usted de juzgarles !

Karl Brugger, periodista alemán de investigación del ARD


El 3 de marzo de 1972, un periodista alemán de la A.R.D., la televisión pública alemana, Karl
Brugger, a esta epoca correspondiendo en Río, encontró en una sórdida taberna de
Manaus, la Graças a Deus, un jefe indio nombrado Tatunca Nara, supuestamente "príncipe
de Akakor". El comandante de una compañía brasileña había arreglado el encuentro de
guardabosques, amigo del periodista, y persuadido de que la historia por ello indio no
faltaría retener su interés. Brugger preguntó pues a Tatunca Nara varias horas y registró
incluso todas sus conversaciones. Más tarde, se insertó con él en la selva, sobre los rastros
de una misteriosa ciudad secreta : la ciudad de Akakor. El Alemán dijo su historia en un
libro, titulado "Die Chronik von Akakor. Mythos und Legende eines Amazonischen Volkes
", esté en español " La Crónica de Akakor. Mito y Leyenda de un pueblo antiguo de
Amazonia ". Esta obra sigue siendo imposible de encontrar en España o en Sudamerica...

Tatunca Nara, jefe de la ciudad de Akakor


Brugger presente Tatunca Nara como un Indio de una bastante grande estatura, al largo
cabello negro y a la cara sutilmente dibujada. Era un mestizo. Llevaba una camisa
abigarrada cuando encontró a Brugger para la primera vez. Un regalo de funcionarios del
ejército brasileño. Tenía a su tamaño una corta túnica de cuero, en la cual figuraba el
emblema de Akakor.
En malo alemán, Tatunca Nara dijo a Brugger la asombrosa historia del pueblo de Ugha
Mongulala, "un pueblo elegido para los dioses", he aquí quince mil de años. Mantuvo su
relato hasta el final, el cual se inscribía en un libro consagrado : la Crónica de Akakor. La
obra, escrito por los escribas de su nación, se redactaba en la escritura de sus antepasados
: el quechua, el cual, aseguraba, incluía mil de cuatro ciento símbolos, cada uno revistiendo
varios sentidos, según sus secuencias gramaticales. El pueblo de los Incas, que hablaba
también el quechua, desde hace tiempo había perdido "la escritura de los dioses", pero sus
tradiciones habían conservado el alejado recuerdo.
Un Libro consagrado

La escritura de los "Antiguos Maestros” y el alfabeto latino


La "Crónica de Akakor" comenzaba su relato por un Año Cero, correspondiendo al año
10481 antes de la era cristiana. Se caracterizó para la salida de Ugha Mongulala "de los
Grandes Maestros Iniciadores", hacia el país de sus orígenes.

Traducción literal: "Contamos con la luna "


Estos Grandes Maestros aportaron a la humanidad las luces del Conocimiento. Fundaron a
un nuevo pueblo y elaboraron tres grandes ciudades de piedra : Akanis, Akakor y Akahim.
Los nombres indican el orden de su edificación : "aka" significa "fortaleza" y "kor", "dos".
La primera ciudad, Akanis, se construyó "sobre una estrecha lengua de tierra, cerca del país
de México, en un lugar donde se enfrentaban dos océanos". ¿ El istmo de Panamá ?
Akahim, la tercera ciudad, no se menciona en la Crónica antes del año 7315 delantero. J.C.
Pero su historia se vinculó mucho con la de Akakor.
Akakor, capital de un imperio desaparecido, y otras ciudades perdidas...

La ciudad de Akakor, según el testimonio de Tatunca Nara recogido por Karl Brugger
"Estas ciudades fueron muy destruidas en la primera Gran Catástrofe, que ocurrió trece
años después de la salida de los dioses."
Pero citados otros, construidos por los Antiguos Amos, sobrevivieron a esta conflagración
: Salazare, sobre el curso superior del Amazonas, Tiahuanaco, cerca del lago Titicaca, y
Manoa, en los altos llanos del sur. Eran sobre todo las residencias de los dioses, compuestas
de elevados templos a su gloria en torno a una pirámide.
"De estas ciudades consagradas," dice Tatunca Nara, "solo vivo de mis ojos Salazare." Ella
es a ocho días de marcha de la ciudad que los Bárbaros blancos llaman a Manaus, sobre un
afluente del Gran Rio. Sus palacios y sus templos son enterrados por la selva. Sólo la cumbre
de la gran pirámide surge aún sobre la selva."
¿ Ciudades subterráneas en la Cordillera de los Andes ?
No lejos de la antigüedad citado se ocultaba aún una serie de viviendas
subterráneas."Existe trece ciudades profundamente ocultadas en la Cordillera de los
Andes," afirma en efecto Tatunca Nara. Del Gran Templo solar de Akakor, distintos accesos
dando sobre profundos túneles conducían a una ciudad subterránea y a otras ciudades.
Estos túneles eran suficientemente amplios para permitir a cinco hombres ir de frente, y
tan extensos que varios días de marcha eran necesarios para conectar una ciudad al otro.
Se iluminaban trece ciudades subterráneas, las de Akakor, Budu, Kisch, Boda, Gudi, Tanum,
Sanga, Riono, Kos, Aman, Tat y Sikon, de una claridad artificial. Sólo la ciudad de Mu, la más
pequeña de todas, utilizando altas columnas verticales soportando enormes espejos de
dinero, utilizaba la luz natural del sol. Una red compleja de canalizaciones traía el agua de
las montañas hasta el centro de estas ciudades ocultadas. Túneles y ciudades subterráneas
eran la obra de los Antiguos Maestros.
La ciudad perdida de Akahim...
Tatunca Nara mencionó más tarde -¡ entre mucho otras cosas!-, Akahim, una ciudad
misteriosa construida a las marchas septentrionales del imperio, hacia la frontera actual
del Brasil y del Venezuela. Era una ciudad de piedra fundada por los Antiguos Amos y a las
cuales se accedía cruzando una impresionante catarata. Akahim permaneció en ruinas
durante cuatro siglos, después de la primer gran agitación, y mantuvo estrechas relaciones
con Akakor durante milenios. Cuando llegaron los Bárbaros blancos, los habitantes de
Akahim se restaron bajo la tierra. Tatunca Nara afirma que un sistema complicado de
túneles conectaba esta ciudad a la capital y que una seria de espejos, juiciosamente
dispuestos, permitía a las dos ciudades comunicar eficazmente entre ellas.
"El túnel iba del Gran Templo del Sol de Akakor, bordeaba la cama del Gran Rio y
desembocaba en el centro de Akahim." El sistema de espejos iba por su parte del monte
Akai, en la Cordillera de los Andes, se detenía a la montaña Roraima, como lo llamaban los
Bárbaros blancos. Se trataba de espejos de dinero, de la altura de un hombre, subidos en
grandes soportes de bronce. A cada luna, los sacerdotes transmitían los más importantes
acontecimientos a través del imperio, por medio de una lengua secreta por señales. Esta
técnica permitió a la nación hermana de Akahim anunciar la llegada de los Bárbaros blancos
sobre las costas del Perú."
¡ Los Incas, herederos del imperio desaparecido de Ugha Mongulala !
Según Tatunca Nara, el imperio inca era el único país, fuera del suyo, nunca a haber vivido
según las leyes consagradas de los Antiguos Maestros. La historia del pueblo inca se
remontaba al año 7951, dónde 2470 antes de nuestra era, cuando Viracocha, segundos
hijos del rey Sakaia, se rebeló contra el poder de su padre y se rechazaron de Ugha
Mongulala. Viracocha llegó al Perú, fundó su dinastía, la de los Sapa Incas, luego construyó
a Cusco. Así constituyó un imperio floreciente que se convirtió en más tarde una nación
potente, hermana de Ugha Mongulala.
¡ Germanos descubren a Akakor !
En el año 11015, lo que representa 570 de la era cristiana, ocurrió en el imperio de Ugha
Mongulala un acontecimiento increíble : llegada del mar oriental, a bordo de misteriosos
buques a las proas de dragones, una tribu de hombres blancos y barbudos apareció sobre
las orillas del Río Amazonas. Ellos mismos se llamaban a Godos y se combinaron al pueblo
de Akakor.
"Nuestros sacerdotes inscribieron el refuerzo de los buques y las cabezas de dragones en
el Gran Templo del Sol." Los buques transportaban hasta sesenta guerreros. Eran
propulsados para un amplio velamen de tejido fino, conectado a un mate fuerte sólido.
Más de mil de guerreros blancos alcanzaron así a Akakor, a bordo de cuarenta buques."
Este episodio, dicho a Brugger por Tatunca Nara, es interesante. Recuerda la epopeya de
una tribu germánica de Ostrogodos que, en sesenta años, había conquistado Italia pero
había sido supida finalmente por el general Narsès, en 552, a la batalla del Monte Vesuvius.
Los Ostrogodos no hicieron, más tarde más hablar ellos. Algunos lingüistas afirman haber
encontrado algunos rastros de su jubilación en el sur de la Francia, hasta España. Pero
nunca han aportado la prueba de tal migración.
La Crónica de Akakor dice cómo, inmediatamente después de una terrible derrota, una
tribu godo se une a marineros del norte luego, cruzando el Océano Atlántico, vino hasta
América. Más tarde, la alianza concluida con Ugha Mongulala reforzó notablemente la
potencia de Akakor. Se consolidó la ciudad se aumentó y de nuevo. Los Germanos
enseñaron a sus huéspedes al arte de extraer los metales y de fabricar armaduras. Una
curiosa historia, vinculada a Paititi, informada por un cronista, habla también de Indios
blancos con armaduras que habían construido carreteras pavimentadas y fortificaciones de
madera...
Akakor y la conquista del Perú
Nueve siglos y mitad más tarde, los Bárbaros blancos invadieron Sudamérica y sometieron
los Incas. Ugha Mongulala, huyendo de la inexorable extensión de la raza blanca, se restó
poco poco a detrás de las murallas de sus viejas ciudades.
Los esfuerzos de Akakor para mantener a su imperio fallaron ante estos Blancos que
invirtieron pronto el conjunto del subcontinente. Españoles por una parte, Portugués del
otro, los conquistadors se apoderaron del país de los Antiguos Maestros, para la gloria del
nuevo dios. Los Indios, pretendiendo escaparse al yugo de los invasores, se insertaron en
la selva ; pero un clan de mujeres rechazó la decadencia del imperio y luchó cuerpo a cuerpo
contra los Bárbaros blancos. ¡ Así pues, pretende Tatunca Nara, apareció en América el
mito griego de las Amazonas !
Un sacerdote, miembro de una expedición, informó en estos términos, en 1539, del
encuentro sus de coreligionnaires con estas mujeres belicosas : "Los vimos que combatían
delante de los Indios como sus capitanes y luchaban así valerosamente que los hombres se
atrevían a mostrar su espalda." Mataban a golpes de porra los que huían ante nosotros [...
] Estas mujeres son muy blancos y grandes. Son muy musculosas y van muy desnudas, arcos
y flechas a la mano, haciendo la guerra como diez Indios."
El imperio Ugha Mongulala al Siglo XX
A principios del Siglo XX, el imperio de Ugha Mongulala no era ya que una nación croupion.
Era un Estado mamarracho, al pasado milenario glorioso, pero a nunca pasado. En el año
12401, lo que representa 1920 de nuestra era, accedió al trono ancestral el príncipe Sinkaia,
padre de Tatunca Nara. El mismo año, quince se detuvo cerca de Cusco y se trajo noble
Incas, en comportamiento tradicional, en Lima bajo buena escolta. Aprendiendo su captura
de su alejada jubilación, Sinkaia envió ochenta guerreros para intentar entregarlos.
Pidieron prestada para eso la antigüedad red de túneles, cuya sección conducía hasta el
corazón de Lima.
Que algunos Incas tengan, no se sabe cómo, conseguido cruzar el tiempo y la historia
animada de los hombres está sea ya asombroso. ¡ Pero después de todo, por qué no ! La
tribu inca de los Indios Q' eros, que vivió a la divergencia de los Españoles y del mundo
occidental durante varios siglos, no se descubrió hasta en 1959, sobre los contrafuertes
orientales de los Andes. ¿ De qué región del Perú venían ? ¿ Del Gràn Païtiti ? esta un
misterio.
Las paredes interiores de los túneles, para la mayoría, se cubrían de un color luminiscente
y curiosas piedras negras, insertadas en las paredes a intervalos regulares, indicaban las
distancias de un lugar. El subterráneo dejaba a Cusco hasta Catamarca, luego terminaba su
curso en el patio interior de la catedral de Lima. Una losa de piedra, adjuntada a la
perfección, prohibía el paso hacia el mundo subterráneo. Se arreglaba así con destreza que
no se podía distinguirla de las otras losas del patio. Solos los que conocían su existencia
estaban en condiciones de abrirlo.
"Los guerreros llegaron a Lima por el camino de Lhasa. Durante tres lunas, cruzaron como
sombras el país de sus feroces enemigos. Luego, introduciéndose en la iglesia al atisbo de
la paleta, intentaron, pero sin éxito, de liberar a los descendientes incas. En la batalla que
se sigó, ciento veinte Bárbaros blancos encontraron una muerte cruel. Ningún del belicosos
de Sinkaia no volvió de nuevo sin embargo a Akakor . Sacrificaron su vida en honestos
criados de dioses del pueblo elegido"
Algunos años más tarde, en 12413, lo que representa 1932 después de J.C., el príncipe
Sinkaia envió atacar el pueblo de Santa Maria, situado sobre el curso superior de Río Negro.
Destrozando a todos los hombres, sus guerreros capturaron a cuatro mujeres. El príncipe
Sinkaia envió atacar el pueblo de Santa Maria, situado sobre el curso superior de Río Negro.
Una sola sobrevivió a las condiciones difíciles de la vuelta. Era una misionera alemána. Se
llamaba Reinha. Ésta, tomándose de afecto para el pueblo de Akakor, casó finalmente al
príncipe Sinkaia, contra el dictamen del Gran Consejo, pero bajo la aprobación de los
sacerdotes. De esta extraña unión nació, algunos años más tarde, ustedes lo habrán
conjeturado, Tatunca Nara.
¡ Pero la asombrosa historia de Akakor no se detiene allí !
¡ Akakor hace alianza con el III Reich de Hitler !
Cuatro años después del nacimiento de su hijo, Reinha volvió en Alemania como
embajadora de su nueva patria para el infame Hitler. Al término de desordenes tratos, se
incorporó a Ugha Mongulala veintidós meses más tarde, asegurado de tres dignatario nazis.
Se concluyó entonces una extraña alianza entre el imperio de Ugha Mongulala y el Reich
alemán.

Traducción de Tatunca Nara: "Por una alianza equitativa entra al príncipe Sinkala [padre de
Tatunca Nara] y a los alemanes, 2 000 soldados alcanzaron a Akakor de1938 hasta 1945 y
se fijaron."
Mientras que los soldados nazis descargarían sobre las costas brasileñas, ocupando las
grandes metrópolis, los guerreros de Uha Mongulala, a los órdenes de Sinkaia, levantarían
el interior del país contra el empleo blanco. Después de una victoria sin sorpresa de la
Alemania hitléri sobre el Brasil, se habría desmontado al país en favor de los vencedores.
La Alemania habría ocupado las provincias litorales mientras que Ugha Mongulala habría
encontrado a sus antiguos Estados, los del Gran Rio, confiadas a su pueblo por los Antiguos
Maestros doce mil de años antes.
El pacto definitivamente se selló y permitió a los primeros contingentes nazis de entrar
secretamente al Brasil a partir de 1941. Akakor recibió así en sus paredes, durante toda la
Segunda Guerra Mundial, un número considerable de unidades de guerra alemanas.
Tatunca Nara explicó a Brugger cómo un gran número de submarinos alemanes dejaron el
puerto de Marsella con destino del Brasil...
¡ El Reich armó e implicó a los descendientes de Ugha Mongulala a la guerra ! ¡ A pesar del
derrumbamiento - o debido ella !-, tropas alemanas importantes llegaron de Europa hasta
1945. Pero la invasión planeada del Brasil no tuvo nunca lugar.
Akakor al final del Siglo XX
Tras la guerra, el imperio de Ugha Mongulala, abandonando sus sueños de reconquista,
volvió a caer en sueño. Akakor se volvió el último refugio de algunos nazis en fuga. Pero en
12444, lo que representa en 1963, la llegada de mineros peruanos en el Madre de Dios
desencadenó nuevas hostilidades entre Akakor y el Perú. Condenando los ataques
repetidos de los Indios contra los colonos blancos recientemente instalados, el Gobierno
peruano contrarió, forzando a los rebeldes indios a replegarse en la selva.
Algunos años más tarde, en 12449, lo que representa en 1968, un avión militar, encargado
de funcionarios brasileños, se dañó no lejos de Akakor, sobre el curso superior de Río Roso.
Temiendo que tribus enemigas encuentren supervivientes y no les revelen el sitio de la
ciudad secreta, Sinkaia pidió a sus hijos Tatunca volverse en persona en los lugares del
aterrizaje forzado y acabar a los posibles supervivientes. Pero éste desobedece a la
voluntad de su padre y trajo a doce supervivientes sanos y seguros hasta Manaus. Fue su
primer contacto con la civilización de los Bárbaros blancos.
Poco tiempo después, Sinkaia se murió, dejando a sus hijos Tatunca el cetro ilusorio de un
reino desaparecido. A rodillas en la inmensa sala del Gran Templo del Sol, en la ciudad
subterránea de Akakor, bendecido por el Gran Sacerdote, se volvió rey de Ugha Mongulala.
En una sala del templo, que le estaba hasta entonces prohibida, Tatunca Nara descubrió
los cuerpos embalsamados de cuatro seres misteriosos, incluyendo tres hombres y a una
mujer. Se les conservaba bien y baña en un líquido translúcido. En todo similares nosotros,
tenían sin embargo seis dedos a cada mano y seis dedos del pie a cada uno de sus pies. ¿
Se habían muerto o vivos ? Pidió a Tatunca Nara al Grande Sacerdote. Nadie no lo sabía ya
exactamente. El origen de estos personajes parecía perderse en las noches del tiempo.
En soberano inteligente, Tatunca invitó a su pueblo a enterrar la hacha de guerra en su
lucha secular contra los Bárbaros blancos. Ayudado por soldados alemanes refugiados,
Tatunca Nara hizo poner a parte baja las últimas partes visibles de Akakor, volviendo en
adelante la ciudad enteramente subterránea y no localizable, incluso de los aires, por los
Bárbaros blancos.
Tatunca Nara emprendió un viaje al país de los Blancos, hasta Río Branco, donde propuso
un tratado de paz a los representantes médusés del poder brasileño. Se envió a un obispo
católico entonces a Akakor, de ahí éste ocultó un fragmento auténtico de la Crónica
Consagrada. Reapareció, poco después, en Río Branco, pero encontró la muerte en un
accidente de avión. Nadie supo lo que se volvió el extracto finalmente robado de la "Crónica
de Akakor". ¿ Se envió al Vaticano, como se lo pretendió ? En cuyo caso se conservaría allí
aún. Puesta a los paros en Río Branco, Tatunca Nara se envió en prisión, luego transferido
a Manaus, de ahí se evadió. Negociaba siempre a Manaus, con las autoridades brasileñas,
cuando en 1972 de Karl Brugger cruzó su carretera por primera vez.
Karl Brugger investiga
¿ Cómo calificar esta historia ? ¿ Es el fruto de un espíritu especialmente fértil, o refleja el
recuerdo, desvirtuado por el tiempo, de una realidad histórica rica tanto como alejada ?
Allí es toda la cuestión.
Karl Brugger pretendió haber controlado, tanto como hacer este puede, autenticidad. Uno
de sus amigos estaba en los servicios secretos del Brazil y declaró él mismo haber codeado
con a Tatunca Nara durante cuatro años. Confirmó el final del relato del Indio, siempre que
lo conociera. Tatunca Nara había salvado efectivamente la vida de una docena de
funcionarios brasileños, cuyo avión se había dañado en la provincia del Acre. Los Indios
Yaminaua y Kaxinawa révéraient a Tatunca como un jefe encendido, aunque no pertenecía
a su propia nación. Estos hechos, según Brugger, siempre se inscribían a los archivos de los
servicios secretos de Brasil.
El periodista alemán investigó por todas partes en Brasil sobre Tatunca Nara, de Rio de
Janeiro hasta Manaus y de Río Branco hasta Brasilia. En 1968, un Diario independiente de
Manaus informó de la aventura extraña de un jefe indio blanco que salvó la vida de doce
militares de altos grados del ejército del aire brasileño. En reconocimiento de que, éste se
había visto conceder un permiso de trabajo y un carné de identidad brasileños. Hablaba, se
decía, un alemán aproximado, así como un gran número de dialectos indígenas de la cuenca
superior del Amazonas y un poco el portugués.
Varios tumultes estallaron a continuación, en 1969, en la provincia peruana del Madre de
Dios, fomentados, según la prensa local, por un jefe rebelde, llamado Tatunca. Después de
la represión que se sigó, el Indio fue refugiarse en la selva del Brasil. A pesar de las
solicitudes insistentes de sus vecinos Peruanos para su extradición, los Brasileños se
negaron siempre a cooperar. Perú cerró sus fronteras orientales en represalias.
Algunos años más tarde, en 1972, Tatunca Nara aparecen en Río Branco, en estrecha
relación con Monseñor Grotti, un obispo católico. Brugger el muestra que solicita de la
comida en las iglesias de la capital del Acre, en favor de las comunidades indias de Río Yaku.
Pero algunos meses más tarde, el Monseñor Grotti encontró la muerte en un misterioso
accidente de avión. Tatunca Nara no abandonó. Gracias a sus antiguas amistades en el
ejército brasileño, llegó a sumir a su causa Maresciallo Rondon, fundador del Servicio
Brasileño de Protección de los Indios (FUNAI), cuyo balance resultó en el total más
desastroso que eficaz para las comunidades indígenas.
Tatunca Nara fue dirigido también a la embajada germanoccidental con respecto a los dos
mil de soldados alemanes, antiguos nazis, que vivían siempre, a su modo de ver, en el
recinto de Akakor. Nadie quiso sin embargo añadir fe a este divertido de relato ; y se
rechazó en adelante a Tatunca Nara todo acceso a la embajada.
El FUNAI aceptó emprender un estudio serio sobre la tribu de Akakor ; pero mientras que
subía una expedición, Tatunca Nara de nuevo fue detenido por el Gobierno del Acre, luego
encarcelado. Brasil accedía a las peticiones peruanas que pedían la extradición del líder de
los desordenes ocurridos, algunos años antes, en el sur del país. Tatunca dut, una vez más,
su liberación que a la petición expresa del ejército brasileño que, de Río Branco, ella trajo
bajo buena escolta a Manaus. Es en esta circunstancia que Karl Brugger cruzó una segunda
vez el camino de este extraño personaje.
"Pudimos aclarar algunos detalles indeterminados," escribe Brugger. "La mayoría de lo que
me ha dicho resultó más tarde comprobable. Pero mucho de otros puntos me parecen
siempre completamente caprichosos, como la ciudad subterránea y el desembarque de los
dos mil de soldados alemanes en Brasil."
Karl Brugger sobre los rastros de Akakor
Después de tener una nueva fe dicho su historia, Tatunca Nara, propuso a Brugger
acompañarlo hasta Akakor. El periodista aceptó y se embarcó con él y un fotógrafo
brasileño. Dejaron el puerto de Manaus el 25 de septiembre de 1972 hacia el mundo
desconocido de los selves amazónicos. Remontando sobre kilómetros el curso superior de
Río Purus, en dirección del sur, debían a continuación pedir prestada Río Yaco, afluente del
precedente, en la frontera péruano brasileño, luego, de allí, seguir a pie a lo largo de los
piémonts andinos, hasta el lugar de Akakor. El duración prevista de la expedición era de
seis semanas, la vuelta en el transcurso de noviembre.
Equipado de un Winchester 44/40, de dos revólveres, de una escopeta de cañón recortado
y de un gran machete, el pequeño grupo llegó, el 5 de octubre, a Cochoeira a Inglesa.
Cambiando su barco para una embarcación más ligera - canoa -, comenzaron su enfoque
hacia el reino consagrado de la ciudad perdida.
"No dependíamos ya en adelante que Tatunca Nara," informará más tarde de Karl Brugger
en su libro. "El curso de Río Yaco solo se indicaba muy aproximadamente sobre nuestras
tarjetas militares." Las tribus indias que vivían estas regiones aún nunca habían tenido
contacto con los Blancos. [ El fotógrafo ] poco se tranquilizaba y tenía un extraño
presentimiento: ¿ la ciudad de Akakor existía realmente ? ¿ Podían confiarnos a Tatunca
Nara ?"
Diez días después de su salida de Manaus, nuestros exploradores se entrevistaron con,
cerca de un cierre del Purus, un establecimiento de buscadores de oro, o 'garimpeiros',
instalados en gruesos campamentos de barracas, guía día después de día la arena del río al
tamiz. El pequeño grupo pasó la noche con los buscadores de oro, escuchando febrilmente
sus extraños relatos de Indios al cabello rojizo, pintados azul y rojo, utilizando flechas
envenenadas y practicando seguramente aún el cannibalismo...
Como se acercaban en adelante a su destino, Tatunca Nara se preparó a encontrar a su
pueblo. Ante los tres viajeros, la Cordillera de los Andes revelaba orgullosamente sus
cumbres nevadas. Estaban al Perú. Detrás ellos se extendía el inmenso océano verde de la
cuenca amazónica. En un extraño ritual, Tatunca Nara cubrió su cuerpo de motivos
indígenas: largas rayas rojas recorrían su cara y su cuerpo, y sus piernas eran de color
amarillo. Ceñió finalmente su frente de una amplia venda amarilla decorada de símbolos a
la gloria de Akakor.
Pero, mientras que no eran ya que a algunos kilómetros de la ciudad secreta, una tormenta
espantosa se cortó precipitadamente sobre los exploradores. La expedición resultó una
pesadilla rápidamente. La pequeña canoa, tomada en terribles alborotos, volcó el 13 de
octubre, al paso de rápidos peligroso, enviando por el fondo el equipamiento y el
suministro. Desalientados por el nuevo cariz de la expedición, Brugger y el fotógrafo
decidieron hacer marcha atrás y volver a entrar a Manaus.
La obra postuma de Karle Brugger
Tatunca Nara, sin embargo, no se desalientó. Revestido al método de su pueblo, tomó un
arco y algunas flechas, así como un cuchillo de caza, luego desapareció en la selva virgen.
Karl Brugger escribió más tarde : "¿ Akakor existe realmente ? Quizá no exactamente como
Tatunca Nara me lo describió, pero la ciudad es una realidad indudablemente."
Es siempre posible que inventara toda la historia, el envolvente con destreza de leyendas
bien reales y adaptándolo al gusto del Siglo XX. La hipótesis, aunque improbable, queda sin
embargo por considerar. Quizá también que informó de la "verdad", para tanto al menos
que la conocía. Brugger escribió su libro como un investigador y era bastante fácil para de
comprobarle los hechos de que se le informaba.
La muerte misteriosa de Karl Brugger
Su historia conoció a un épilogue trágico tanto como enigmático. En 1984, se encontró al
intrépido periodista en efecto asesinado en un apartamento de Manaus. Cortado por la
bola de un fusil de un tirador desconocido. Su muerte estuvo vinculada pronto a la "Crónica
de Akakor".
¿Despues el descubrimiento de Paititi, Akakor ?
Desde la publicación de la "Crónica de Akakor", un hombre desapareció al menos
queriendo encontrar la ciudad misteriosa. En 1977, el hijo de una rica familia americana,
obsesionado por la idea de descubrir a Akakor, descargaron a Cusco con el fin de crear una
expedición hacia las zonas mal conocidas del sureste de Perú. Encontró in situ una guía para
acompañarlo hacia las fuentes de Río Yaco, donde esperaba entrevistar con a continuación
a un indígena que podría conducirlo hasta a la antigüedad citado.
La guía lo escoltó hasta Kcosñipata. Desgraciadamente, la carretera era dolorosa y las
fuentes de Río Yaco muy difíciles de acceso. Uno de los lugares del mundo menos
hospitalarios ! Es por otra parte casi imposible alcanzarlos por el lado peruano. El joven
explorador seguía siendo sin embargo entero en su determinación de incorporarse a esta
zona. No se propuso nunca hablar más él.
La expedición "Atahuallpa 2000"

Localización general supuesta de Akakor en Perú


Durante el verano 2000, un equipo de investigadores italianos emprendió de explorar una
zona particular situada en las profundidades indeterminadas del lago Titicaca, dónde,
desde lustres, los Indios aymaras afirmaran que gigantescas ruinas pudieran observarse allí.
Después de varias semanas de investigaciónes estériles en zambullida submarino, el equipo
situar finalmente unos restos sumergir de grandes construcciones y uno grande
embarcadero. Estos vestigios confirmarían las leyendas indias y podrían conducir a los
investigadores a revisar en aumento la edad supuesta de Tiahuanaco. Retransmitido
ampliamente para todas las televisiones internacionales, esta expedicción, bautizada
“Atahuallpa 2000”, habia financiaba para una curiosa asociación italiana, llamada Akakor...
(Cf.: www.akakor.com)
¿ Es posible que uno o más ciudades antiguas siguen siendo ocultadas en los selves
amazónicos, a los encierros del Perú, del Brasil y de la Bolivia ? Es la certeza que tenemos
y el objetivo de nuestras investigaciones...
AMAZONIA, EL MISTERIO DE LA TIERRA NEGRA

Una misteriosa civilización amazónica, apagada desde hace cinco siglos, lega a la
humanidad del siglo XXI el secreto de la fertilidad de los suelos.
El Eldorado estaba allí, ¡ bajo sus pies ! Pero Francisco de Orellana, compañero de Pizarro,
no habia vistado nada. Cuando bajaba del Amazonia en 1541, este conquistador en busca
de oro, pero también de canela, no incluyó que la verdadera riqueza del país era esta tierra
negra (la terra preta, en brasileño) que se clavaba a sus manojos en cada pueblo abordado.
Una tierra de una increíble fertilidad que los propios Indios fabricaban mezclando carbón
de madera al suelo pobre del bosque tropical. Gracias a este hallazgo agronómico, quién
podría remontarse a veinticinco siglos, se persuade de en adelante a los arqueólogos que
la Amazonia albergó hasta la llegada de los Españoles a un verdadero imperio, por eso
digno que los de los Mayas o de los Incas.

Aquí, el Profesor Wim Sombroek (1934 - 2003), del ISRIC (Holanda), examina un lecho
estratigráfico de tierra negra, no lejos de Manaus, Brasil.
Hoy dia, varios siglos después de su concepción, los campesinos brasileños siempre cultivan
esta tierra negra en numerosos lugares. A partir del final Siglo XIX del siglo, Smith (1879) y
Hartt (1885) se preguntaban sobre su origen, vacilaban entre el vulcanismo y la
sedimentación de lagos desaparecidos. Fue necesario esperar los años 60 (Cunha-Franco,
1962 ; Sombroek, 1966) para descubrir que este color negro procedía de micropartículas
de carbón de madera, probablemente aportadas allí por grupos humanos.
Al mismo tiempo, un descubrimiento asombroso se hacía al suroeste de la cuenca
amazónica, en los llanos inundables de los Mojos, en Bolivia. Explorando atentamente el
paisaje, el arqueólogo Bill Denevan, de la universidad del Wisconsin, nota la presencia de
largas líneas derechas y numerosas formas geométricas, fantasmas de campos, de canales
de riego y carreteras. Luego, una treintena de años más tarde, el arqueólogo Clark Erickson
se advierte que los islotes de bosques tropicales que derraman este llano de los Mojos con
muchas minúsculas cascos de alfarerías, señal de un empleo humano sedentario e
importante. La duda no está ya permitida : una civilización ocupó antes esta región, sobre
varios millares de kilómetros cuadrados.
Ahora, para que una civilización pueda nacer y subsistir durante siglos, debe
obligatoriamente disponer se de una agricultura potente. Lo que los suelos tropicales,
lavados por las lluvias, no permiten. Arqueólogo nombrado taladra el misterio agrícola de
los antiguos habitantes del llano de los Mojos un tercer Bill Woods, de la universidad de
Illinois (SIU), quién encuentra las mismas ruinas de alfarerías a lo largo del río Tapajos, en
la selva amazónica, mezclados a la materia fértil terra preta. Se hace rápidamente el
vínculo. Esta civilización précolombiena pues habría inventado la agricultura al carbón de
madera.
Lo mismo decir que agrónomos y químicos se apresuraron querer taladrar el secreto. Los
investigadores brasileños del Instituto Nacional de Investigación Amazónica (INPA), pero
también las distintas universidades norte-americanas y alemanas examinaron esta terra
preta. Las pruebas de cultivo confirmaron su extraordinaria fertilidad comparada a la del
suelo ordinario. Bruno Glaser, de la Universidad de Bayreuth, a saldo que la magia del
carbón destaca de su estructura porosa que le permite almacenar, y en consecuencia de
retener en el suelo las sales mineral generalmente lavadas por las lluvias. Este carbón de
madera alberga también a una microflora mucho más eficaz para la vegetación que el de
un suelo ordinario. Pero hay aún más increíble : ¡ esta terra preta parece reproducirse como
un organismo vivo ! Brasileños que comercializaban esta tierra explicaron al arqueólogo Bill
Woods que bastaba con dejar una capa de 20 centímetros en superficie para que, veinte
años más tarde, el suelo subyacente se encuentra previsto de las mismas virtudes.

Delante de una urna funeraria, el Profesor Edouardo Neves, de la Universidad de Sao


Paulo, trata de establecer una relación entre la Terra Preta y la población indígena de la
selva amazónica.
Gracias a esta invención milagrosa del terra preta, los Indios de la Amazonia pues pudieron
producir suficientemente comida en pleno bosque tropical para fundar una civilización rica,
quizá, de varios millones de hombres. No permanece nada, si no algunas tribus dispersas
que se tomaban hasta ahora para sociedades primitivas. Asi pues, es la respuesta a un
misterio que atormentaba desde hace tiempo al antropólogo Michael Heckenberger,
especialista de la tribu Kuikuru constituida apenas de 300 almas. De manera
incomprensible relativamente a su tamaño, ésta posee una estructura social
extremadamente jerarquizada: ¡ la herencia de su antiguo esplendor !
Durante siglos, se trató al conquistador Francisco de Orellana de affabulateur porque las
decenas de pueblos cuya existencia había indicado sobre el Río Amazonia y el Río Negro no
se encontraron nunca más tarde. Gracias a la terra preta descubierto en muchos lugares a
lo largo de estos ríos, se sabe ahora que decía la verdad. Con sus compañeros, fue el
primero, y ciertamente el último, a observar esta civilización, víctima, como tanto otros, de
la gripe, viruela y sarampión importadas por los conquistadores.
Según el artículo de Frédéric Lewino, “Le mystère de la terre noire”, in Le Point, N° 1672,
pp. 86-87, Paris, jeudi 30 septembre 2004 y con la amable autorización de la revista Le
Point.

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