Que están teniendo un impacto sustantivo en la gestión. No se trata, por tanto, de dar una visión sobre la situación actual de esa legislación, una labor que han desarrollado con eficacia otros estudios citados en este texto. Se ha considerado necesario distinguir entre los países del Caribe de habla inglesa, o aquellos estados insulares y estados continentales cuyo sistema jurídico se basa en el Common law y los países latinoamericanos propiamente dichos, cuyo sistema jurídico corresponde a la tradición del derecho reglamentado de origen romano. Los países del Caribe de habla inglesa corresponden en su mayor parte a estados insulares, siendo las excepciones Guyana y Belice ubicados en Sudamérica y Centroamérica respectivamente. Por regla general, los primeros desarrollos jurídicos realizados por los países se relacionan directamente con las condiciones y modos de uso y aprovechamiento de los recursos naturales (permisos, concesiones, autorizaciones, licencias, etc.). Otra de las estrategias más utilizadas para prevenir y controlar la contaminación y el deterioro ambiental, ha sido la promulgación de normas orientadas a establecer estándares de calidad ambiental, de emisión, de vertimiento y de concentración de residuos, cuyo incumplimiento genera la imposición de sanciones. Esta estrategia conocida como de regulación directa, se basa en la ecuación coerción-sanción, y constituye una de las principales formas de intervención empleadas por los países de América Latina para ejercer control normativo.
CAPÍTULO 6: Los actores del sector público en la gestión
ambiental. Este capítulo se centra en el estudio de aquellas agencias públicas ambientales a nivel nacional (ministerios del medio ambiente, comisiones nacionales ambientales, etc.) que tienen como función principal identificar la problemática del medio ambiente y formular e implementar políticas dirigidas a su solución. Se reconoce que dentro del sector público, la gestión ambiental no es el monopolio de una agencia particular, sino la responsabilidad compartida de diversas organizaciones. Sin embargo, las agencias principales (ej. ministerios y comisiones nacionales) sientan el tono de la gestión ambiental y expresan mediante la profundidad e impacto de su acción la prioridad que le otorgan los países al tema. Los problemas de coordinación surgidos por la división de algunas competencias y funciones ambientales en diversas agencias —en particular las atinentes a la fijación de políticas y normas, el ejercicio de la autoridad ambiental y la administración de los recursos naturales renovables— han sido afrontados a través de diversas estrategias. En general, el fortalecimiento de las agencias principales en la última década ha tenido como uno de sus objetivos principales reducir la atomización de las competencias y funciones ambientales en diferentes agencias y concentrar en la agencia principal ambiental una parte sustancial de ellas (ej. Brasil, Colombia, México, Jamaica, y Trinidad y Tobago). Las unidades ambientales ministeriales de los países que obedecen al modelo de la comisión nacional (Chile y Perú) tienen como función primordial ofrecer todo el apoyo requerido para que cada uno de los ministerios sectoriales ejerzan las funciones de autoridad ambiental que les corresponden.