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UNIVERSIDAD DE CHILE CENTRO DE ESTUDIOS JUDAICOS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES

MEMORIA, NARRACIÓN E HISTORIA EN LA CULTURA JUDÍA

Prof. Ana María Tapia Adler


Agosto 2009.

El pueblo de Israel es un pueblo familia, surge del tronco de Abraham y sus descendientes y,
desde ese mismo momento todos se sintieron responsables el uno por el otro y conjugaron los
verbos en primera persona plural, para convertirlos en acción aquí y ahora.

Este nosotros se remonta a Abraham, el patriarca y es el inicio de una larga aventura de vida
que culminó con la revelación en el Sinaí. Allí fue entregada "la Enseñanza" (Torá) en tanto
"enseñanza de vida" que se convirtió en praxis reguladora que abarca todos y cada uno de los
aspectos de la vida judía.

Esta enseñanza se sustenta en la afirmación de la unicidad de Dios, contenida el 'gran


mandamiento': "Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno".

A lo anterior se agregan los verbos recordar y cumplir. Cumplir ciertos preceptos y recordar
ciertos hechos, esto es, Praxis e Historia. Una historia universal en la que se inserta la
historia particular del pueblo hebreo.

Este Dios uno, es el creador de todo cuanto existe y es, además, un Dios que se revela en la
historia de su pueblo y transmite sus enseñanzas a través de personajes cuyas acciones
aparecen narradas en el texto bíblico.

El primero de los personajes es Adam, hombre primordial, creado a imagen y semejanza de


Dios a quien se entregó el mandato de señorear sobre la creación y convertirse en socio de
Dios en el proceso de la creación. A través de él la narración bíblica busca enseñar al hombre
acerca de la universalidad de la vida humana: todos los seres humanos somos iguales porque
descendemos de una misma pareja humana. Nadie puede vanagloriarse que su sangre es

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mejor que otra o que su pueblo es superior. Igualdad, universalidad a través de un relato que
ilustra acerca de un Dios de amor.

A través de los relatos relacionados con Abraham, aparece la figura de un Dios que recuerda
sus promesas y las ratifica de generación en generación. Promesa de tierra y descendencia
entregada al primero de los patriarcas a cambio que cumplir su pacto, un pacto que, como
dice el texto, es entre Yo y Tu, entre Yo y tu, entre Yo y tu simiente, entre Yo y Tus
generaciones por siempre.

A través de Moisés fue revelada la Enseñanza en el Sinaí, la Torá (Pentateuco) como ejemplo
de vida y, a la vez, ese Dios Universal, creador de todo cuanto existe pasa a tener una mayor
cercanía porque es el “Dios que te sacó de la esclavitud de Egipto” y exige del pueblo “Tú
serás un pueblo santo porque Yo, Tu dios, soy Santo” (Levítico). Pero todavía hay más, se
llama a Israel a escuchar, escuchar para repetir, para transmitir a través de sus generaciones
la enseñanza y mantener viva la esperanza del cumplimiento de la promesa.

Shema Israel el Señor nuestro Dios, el Señor es uno.

Y amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que te ordeno hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y al levantarte.
Y las atarás como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos;
Y las escribirás en los postes de tu casa y en los portones. (Dt 6, 4-9)

Las palabras contenidas en el Shemá están dichas en primera persona y dirigidas a un Yo


actual, su vigencia se renueva en cada generación, en el instante en que son pronunciadas. El
pueblo tiene el deber de enseñarlas, repetirlas, re-vivirlas, en todo momento y en todo lugar,
al levantarse y al acostarse.

Hay actualidad en el mensaje, se trata de mi hoy, el hoy de mis padres, el de mis hijos
independientemente de la época en que se lea, siempre será “hoy”. Y para que no se te olvide,
ellas te indican las señales mnemotécnicas que habrás de usar en tu cuerpo, en tu casa y en la
ciudad en la que habites…

Más aún, el texto bíblico enseña cuál es la dimensión de lo judaico: Podemos deducir que ser
judío es pertenecer a un nosotros que se compromete, un nosotros que se identifica consigo
mismo y con su historia lo que claramente se desprende del texto que se lee en los servicios
litúrgicos diarios: Eloheinu velohei avoteinu (Dios nuestro y Dios de nuestros padres). El

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nuestro acentúa un nosotros presente, el Dios de nuestros padres señala un nosotros pasado,
un nosotros que tiene historia, una historia que se transmite y se lega existencial y
educacionalmente. Pero aún hay más porque la frase no concluye allí, añade “Elohei
Abraham, elohei Yitzjak velohei Yaacov”. Y uno se pregunta ¿acaso no se tiene por cierto
que el término nuestros padres indica a los patriarcas? Si eso es así, por qué la necesidad de
enfatizar que es el Dios de Abraham, de Itzjak y de Yaacov?, porque cada uno de ellos tenía
su modo propio de acercarse a Dios. Pluralismo en la unidad. Enseñanza para nuestro hoy .

Enseñanza, eso es la Torá, un texto que ha dividido la historia en un antes y un después.


Libro fundamental de la cultura occidental y en especial del pueblo judío. Un texto que hay
que conocer porque es importante, porque enseña una forma de vida. Antes existía Idolatría,
el hombre se encuentra a merced e impotente ante la naturaleza y sabe que ha sido creado
para servir a los dioses. Con la irrupción de este nuevo texto, aparece el Monoteísmo, se
aprecia un oorden natural por proceso creación, el hombre se siente pprotegido por Dios, con
el mandato de señorear sobre la creación y como socio de Dios en la misma, el hombre es
libre para inquirir y cuestionar. Es un no rotundo a la fe ciega y una aceptación de la libertad
humana.

Deuteronomio señala “Entonces te levantarás y vendrás al lugar que tu Dios escogiera y


vendrás a los sacerdotes y el juez que fuere en aquellos días y preguntarás y te enseñarán la
sentencia del juicio (Dt. 17)

Como los tiempos son cambiantes, en cada generación debemos preguntarnos ¿Qué
quisieron decir los hombres que la escribieron en ésa época? ¿Cómo puedo interpretarlo para
la época en que vivimos?

Golda Meir dio una vez: No se necesita cumplir todas las mitzvot para ser un buen judío
pero se necesita saber cuáles son las mitzvot que no cumplo”

El texto fundamental en la conformación del pensamiento hebreo y en la formación de una


memoria colectiva, es más que una suma de narraciones de historia sagrada, es también un
corpus de leyes que son aplicables de generación en generación, leyes que se dividen entre
aquellas que en la actualidad no tienen vigencia, otras cuya vigencia es eterna y aquellas
que no tienen validez aparente en su forma pero si en su espíritu.

El texto no se agota en si mismo, porque siendo considerado como la Torá escrita


(pentateuco) su explicitación y puesta en práctica se encuentra en el Talmud, la Torá oral

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donde encontramos la opinión de los sabios, que mantienen tanto las opiniones de la
mayoría como de la minoría.

La Línea central es la discusión y critica a personajes importantes, el estimulo que alienta el


libre análisis basado en el estudio, enseña que solo del Conocimiento y la Capacidad de
análisis lograremos la interpretación buscada y correcta para el tiempo que vivimos.

Así, desde el inicio, narración tras narración, listas genealógicas, relatos épicos y poéticos, se
ha formado la cultura hebrea que ha modelado en el pueblo un esquema de pensamiento, le
ha otorgado una identidad y ha escrito su historia…. Relatos que pasaron por la via de la
oralidad generación tras generación…

Desde antiguo Israel se ha preocupado de organizar su memoria, así como los países a veces
lo hacen colocando placas conmemorativas o levantando monumentos a héroes nacionales,
Israel ha establecido su propio monumento en el considerado el libro de los libros…

Zajor lo tishkaj, recordar, no olvidar es la premisa que se le ha ordenado al pueblo. Premisa


que va mas allá de ejercitar la memoria, debe re-crear, re-vivir momentos de su historia
anualmente, hechos históricos que han sido sacralizados y son recordados a través de ritos,
símbolos, oraciones e incluso alimentos a consumir ritualmente.

Yerushalmi señala que la celebración de la pascua, es mucho mas que una simple nostalgia,
sino mas bien una especie de unión entre la memoria judía y la historia judía, porque como
muy bien lo dice “La pascua es eminentemente el gran festival histórico del pueblo judío, y la
Hagadah es su libro de remembranza y redención. Aquí, -señala- la memoria de la nación se renueva y
se recarga anualmente y se sustenta la esperanza colectiva”

Yerushalmi escribe que “La memoria colectiva se transmite, en Israel, mas activamente a través del
ritual que a través de la crónica”

El corpus literario hebreo no se detuvo con la canonización del texto bíblico en el siglo I,
historia, pensamiento, literatura, códigos de comportamiento, poesía litúrgica, van
conformando su corpus, columna vertebral de su ser y de su hacer.

La prehistoria de Israel se ha desenvuelto en medio de la historia de los pueblos con los que
tuvo contacto, Ha habido flujo y reflujo en esas relaciones un intrincado juego de redes
culturales entre diferentes sistemas de pensamiento que debe tenerse en cuenta toda vez que

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se desee realizar un estudio serio de la cultura judía, cuyos anales abarcan alrededor de 4000
años. Revisemos los primeros estadios:

"Y dijo Dios a Abraham: Vete de Tú tierra y de Tú parentela a la tierra que Yo te mostraré..."

Abram es el protagonista de una migración, producto de un acto de fe condicionado a las


circunstancias de la época. Su relato – situado en el siglo XVIII a.e.c.-, nos remite a la época
de Hammurabi, lo que implicaría que tanto el patriarca como su familia habían asimilado la
cultura súmero-babilónica mucho antes de que los hebreos formaran una nación.

Desde Abraham se ha transmitido hasta nosotros la certeza de la promesa de tierra y


descendencia y la necesidad de cumplir con el pacto (circuncisión = brit milá).

El libro de Exodo no nos introduce a la narración de una epopeya gloriosa sino alrecuerdo
ignominioso de una servidumbre en tierra extraña1. Algo así no puede ser más que el reflejo
de una realidad lejana, pero realidad al fin, que se mantuvo viva por generaciones y que fue
transmitida oralmente hasta el momento en fue puesta por escrito.

El éxodo de Egipto, siglo XIII a.e.c.- es el acontecimiento fundamental de la historia de Israel.


Es posible que no se encuentren datos extra-bíblicos al respecto, pero Israel ha recordado esta
liberación en todas las épocas de su historia hasta nuestros días, conscientes de que fue ese
acontecimiento el que los transformó verdaderamente en pueblo, a través del pacto en el
Monte Sinaí.

"Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi


propiedad personal entre los pueblos porque mía es toda la tierra, seréis para mí un reino de
sacerdotes, una nación santa..."2

Desde los orígenes hasta hoy día, ha habido en la historia del pueblo judío o en las
comunidades judías a lo largo del mundo, una cadena transmisora que se ha hecho posible
gracias a la educación: un deber sagrado para todo judío. La educación como herramienta
para la continuidad judía.

Transmisión de padres a hijos, de maestros a discípulos.

1 Éxodo cap. 1 versículos 11 al 14.


2 Exodo 19:5 y ss.

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Educación como la única alternativa para salvaguardar el acervo y la tradición, la identidad
peculiar y la singularidad Cultural de los judíos donde quiera éstos se encuentren. Educación
como elemento vital y de insustituible importancia en el proceso de continuidad que, iniciado
hace cuatro mil años, continúa vigente.

El pueblo hebreo tiene una historia que se lega y se traslada formando así continuidad y
permanencia en un continuum histórico que sólo puede existir en la medida en que la
memoria sea fuerte, en que el judío recuerde, estudie y re-estudie, interprete y re-interprete
las narraciones que se encuentran en las fuentes en donde aparece un Dios que tiene buena
memoria y cumple las promesas que ha repetido de padres a hijos.

Tal vez esa sea la razón por la cual el pueblo judío es un pueblo que vive de sueños y se
alimenta de esperanzas, un colectivo que revive periódicamente los sucesos históricos que
han jalonado su azarosa existencia y ha sacralizado ciertos momentos de ella. Un núcleo
humano que se nutre de esperanzas porque mantiene la fe en el cumplimiento de la promesa
de tierra y descendencia.

Para los judíos la promesa de entonces no ha perdido vigencia, es más, se ha cumplido con
creces. Por ello, memoria e historia son la base de su identidad que se nutre
permanentemente de las narraciones primigenias que se han ido enhebrando d

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