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Lección 20: Mujeres y Trabajo

(Clase redactada por María de los Ángeles Fernández, Doctora en


Procesos Políticos Contemporáneos, Universidad de Santiago de
Compostela, y fundadora de Hay Mujeres)

En la presente lección abordaremos los derechos laborales de las


mujeres como constitutivos de una de las tres dimensiones de la
autonomía femenina. Veremos los siguientes temas: 1. Autonomía
económica de las mujeres; 2. Situación actual y ámbitos de la
desigualdad económica de género; 3. Marcos e instrumentos
internacionales; y 4. Desafíos a futuro.
1. Autonomía económica de las mujeres. Las democracias
modernas están conformadas por un conjunto de derechos que
constituyen la ciudadanía, los que comprenden tanto los derechos
civiles y políticos, como los derechos económicos y sociales. Es
posible hablar de los beneficios de la ciudadanía social en función
de los derechos laborales, que constituyen un ámbito significativo
de la promoción de la igualdad de género y la autonomía económica
de las mujeres. Esta, de acuerdo a la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL), es "la capacidad de las mujeres de generar
ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo
remunerado en igualdad de condiciones que los hombres. Considera
el uso del tiempo y la contribución de las mujeres a la economía".
2. Situación actual y ámbitos de la desigualdad económica
de género. Durante las últimas décadas se ha producido uno de
los cambios socio demográficos más importantes del siglo XX: la
incorporación masiva de la mujer al ámbito laboral. Dicha
incorporación no se ha producido en condiciones de igualdad entre
hombres y mujeres. Por otro lado, la evolución hacia la igualdad en
el mundo del trabajo se encuentra estancada. Los progresos
alcanzados por las mujeres en la educación no se han traducido en

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mejoras comparables en su posición laboral. El informe de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado "Las mujeres
en el trabajo. Tendencias 2016", concluye que las desigualdades
entre hombres y mujeres persiste en un gran número de sectores
del mercado de trabajo mundial:
- Las mujeres representan menos del 40 % del empleo total, pero
constituyen el 57% de quienes trabajan a tiempo parcial. Además,
ocupan un porcentaje mayor en los puestos de trabajo con salarios
más bajos. La Organización Internacional del Trabajo estima estas
diferencias entre 4 y 36%, siendo más elevada a mayor nivel de
remuneración.
- Existe una segregación horizontal dada la distribución de las
mujeres y los hombres en las diversas profesiones, acentuada a
medida que el incremento del trabajo tecnológico favorece
determinadas competencias en las que los hombres llevan ventaja.
- Existe, asimismo, una segregación vertical que afecta la posición
de las mujeres en la jerarquía de cargos. Ello afecta su
reconocimiento social y la posibilidad de tomar decisiones al más
alto nivel del mundo laboral.
- La desventaja acumulada que enfrentan las mujeres en el mercado
laboral tiene un impacto considerable en su futuro. En términos de
pensiones, la cobertura es inferior para las mujeres.
Esta situación se explica por la división sexual del trabajo y la
organización social que la regula: el sistema de género. Los
procesos y factores que organizan la sociedad determinan que
ambos sexos actúen y se consideren diferentes debido a sus
diferencias biológicas. Ello determina cuáles áreas sociales serán
de competencia de uno y otro sexo. La división entre lo público y lo
privado derivada de la dicotomía biológica se traduce en una
dicotomía social, existiendo esferas consideradas masculinas,
estimadas como productivas, y femeninas, relativas a la

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reproducción, el cuidado y la crianza. Si bien las mujeres han roto
las barreras de acceso a la primera, se mantiene la asignación de
responsabilidades por la segunda, derivando de ello la llamada
doble carga de trabajo.
En la actualidad, numerosos estudios dan cuenta del aporte que las
mujeres representan para la economía. Tan sólo un dato: Según un
informe de McKinsey & Company, de 2015, eliminar las barreras de
género supondría US $ 12 billones más para el crecimiento
mundial.
3. Marcos e instrumentos internacionales. La Declaración
Universidad de los Derechos Humanos (1948) establece la equidad
y no discriminación, el derecho a la sindicalización, el derecho a una
remuneración equitativa y satisfactoria y que toda persona tiene
derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual
(artículo 23). El Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (1966) establece la promoción y respeto de los
derechos humanos en el campo económico, social y cultural. La
Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing (1995)
comprometen a los gobiernos a tomar medidas para erradicar la
discriminación de género, promover el reconocimiento social del
papel de las mujeres y garantizar el ejercicio de sus derechos
humanos.
En materia de discriminación, el primer instrumento en abordarla
para el caso de las mujeres es la Convención sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW,
1979), estableciendo un órgano, una comisión, que es el encargado
de darle seguimiento a su aplicación en los distintos países.
Tienen una especial relevancia los convenios de la OIT, respecto de
los cuales se observan dos etapas: una, protectora, especialmente
de la maternidad y los relativos a los trabajos que pudieran dañar la
salud de las mujeres y otra, igualadora entre hombres y mujeres,

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con preocupación por la no discriminación pero también de la
creación de las condiciones necesarias para alcanzar la igualdad en
el campo laboral. En este ámbito, destacan específicamente varios
convenios: el 100, sobre igualdad de remuneraciones; el 103, que
establece normas de protección a la maternidad; el 111, que evita
la discriminación (empleo y ocupación) y el 156, en materia de
cuidado de los hijos y trabajo.
4. Desafíos futuros. La Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible-que se afirma en los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) del 2000-es una nueva agenda que incluye un reciente
acuerdo mundial sobre el cambio climático. Es más amplia que la
anterior, conteniendo 17 objetivos, incluido uno independiente para
la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ODS 5)
así como de sensibilidad de género en los demás objetivos.
Específicamente, se plantea la necesidad de más y mejores
empleos para las mujeres, la protección universal y la adopción de
medidas para reconocer, reducir y redistribuir las labores del
cuidado y las tareas domésticas no remuneradas como
indispensables para hacer realidad la agenda del desarrollo
sostenible. La brecha de género en el mercado laboral no se podrá
cerrar sin abordar de forma integral el reparto de los trabajos de
cuidados y tareas domésticas.
Gracias por ver esta clase. Por favor, sigan visitando moocchile.com
y no olviden ver la siguiente lección.

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