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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Politécnica Territorial de Mérida “Kleber Ramírez”
Ejido, Edo. Mérida

DESIGUALDADES EN MATERIA DE SALUD

Integrantes:

Luz Daniela Mendoza Rivas. # de carnet: 901760


Anyela Peña Rodriguez. # de carnet:
Samanta Gabriela Querecuto Cano. # de carnet: 901777
Daniel Eduardo Rojas Peña. # de carnet: 901929

Febrero, 2019
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el término desigualdad se refiere
a las diferencias en materia de salud que son innecesarias, evitables e injustas.
Asimismo, el concepto de desigualdad hace referencia a las diferentes oportunidades
y recursos relacionados con la salud que tienen las personas en función de su clase
social, género, territorio o etnia. El origen de la desigualdad hay que buscarlo en los
procesos sociales y no en las causas naturales o sobrenaturales. Alrededor de todo el
mundo se observa que hay claras diferencias en las tasas de mortalidad de las clases
sociales, para ambos sexos y todas las edades. Así como también, se presentan
diferencias en el uso de los servicios sanitarios y de los servicios preventivos. Entre
los aspectos más observados, encontramos la pobreza, la diferencia de género, la
discapacidad y la vejez.

La existencia de las desigualdades en salud es muy documentada, tanto en nuestro


país, como en otros países del mundo. Entre ella encontramos las desigualdades
socioeconómicas: los niveles bajos en los marcadores del nivel adquisitivo, la clase
social ocupacional o el nivel de estudios de las personas están relacionados con una
peor salud, que se distingue entre cifras de mortalidad y salud percibida. No existe un
dintel a partir del cual empeore la salud, sino que las desigualdades se extienden a lo
largo de toda la escala social, empeorando progresivamente la salud en las personas a
medida que se desciende en la escala social. No solo aquellos individuos en situación
de pobreza tienen una salud más pobre que aquellos con unas circunstancias más
favorables, sino que, además, quienes tienen un nivel socioeconómico más alto
disfrutan de mejor salud que aquellos que se encuentran justo por debajo de ellos.

Se encuentra de igual manera factores como los psicosociales: el estrés, ansiedad,


hostilidad, cólera, depresión, o ausencia de autonomía, se han asociado a
enfermedades. en primer lugar, los factores de riesgo psicosociales podrían
incrementar el riesgo de aparición de estas enfermedades a través de su asociación
con las conductas de riesgo para la salud, como tabaquismo, dieta o actividad física;
en segundo lugar, los factores psicosociales pueden actuar directamente a través de
mecanismos biológicos, mediados por el eje hipotálamo hipófisis-corteza adrenal y/o
por el sistema nervioso simpático y parasimpático; por último, en tercer lugar, existen
otros factores, como la falta de redes y de apoyo social, cuya 7 Estilos de vida y
Promoción de la Salud: material didáctico presencia podría amortiguar o disminuir
los daños a la salud que ejercen los primeros.

Por otro lado, una de las realidades demográficas más acentuadas en los ciudadanos,
es que las mujeres son mayoritarias, viven más tiempo que los hombres prácticamente
en todo el mundo. Las mujeres tienen, en comparación a los hombres más
posibilidades de llegar a la vejez. Debido a estas diferencias, las mujeres tienen que
afrontar muchas veces el trauma de la viudedad y pocos recursos económicos,
situación que en ocasiones se prolonga. Esto da pie a un estado de soledad que unido
a una salud precaria degrada su calidad de vida.

Se encuentra de forma repetida el testimonio de que la salud de hombres y mujeres es


diferente y desigual. Diferente porque hay factores biológicos que se manifiestan de
forma distinta en la salud y en los riesgos de enfermedades, y desigual, porque hay
factores sociales, en parte explicados por los roles de género, que establecen
diferencias injustas en la salud de hombres y mujeres.

De igual forma aparecen las desigualdades en la salud comparando las edades, las
desigualdades sociales que tienen un efecto directo en la salud se incrementan con la
edad. Esto hace al colectivo de personas mayores aún más vulnerable. Nos preocupa
que ante una falta de recursos, se incrementen las desigualdades en todos los ámbitos
y que aumente la discriminación y la marginación de las personas mayores. Sería
necesario que en los estudios de desigualdades sociales se tenga en cuenta la edad
como variable importante, puesto que faltan estudios sobre esta relación.
En Conclusión, se puede decir que las políticas y acciones más efectivas para evitar la
desigualdad en salud pública serian a través de una política macroeconómica en
varios frentes, como son: la reducción de las diferencias en ingresos, a través de
impuestos progresivos y el soporte a las personas pobres o con otras desventajas, la
reducción del desempleo, la inversión en bienes físicos, como las infraestructuras de
servicios sanitarios, de transporte, de seguridad social, la inversión en bienes sociales,
como la educación, la participación de la sociedad civil y los programas comunitarios
en zonas de nivel socioeconómico bajo.

También se pueden hacer mejoras de las condiciones de trabajo y vivienda,


especialmente a las mujeres, las acciones que pretenden reducir la distribución
desigual de factores de riesgo conductuales, dirigiéndolas específicamente a los
grupos sociales más afectados y valorando el impacto de las políticas dirigidas a la
población general sobre los grupos desaventajados.

Y las intervenciones en y desde el sistema sanitario, siendo la principal el


mantenimiento de un sistema de atención sanitaria, financiado mediante impuestos,
atento a la accesibilidad geográfica, económica y cultural, y decidido a actuar de
forma intersectorial.

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