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Vida Cristiana SEBATH

LECCION 01 - Nuestra relación con Dios


¿Cómo es que la oveja sabe cuándo apacentar en las colinas y cuándo volver al rebaño?
¿Cómo evita seguir a un extraño? La oveja es dirigida y protegida cuando escucha la voz de su
pastor. Porque el pastor ha cuidado de la oveja desde que era cordera, la oveja conoce su voz.
No seguirá a ningún otro. De ciertas maneras, nuestra relación con Dios es como la de una
oveja con su pastor. Dios quiere dirigirlo y cuidar de usted. Él le habla todos los días para
guiarlo y protegerlo del peligro. Al ir escuchando su voz, usted podrá reconocerla más. Usted
sabrá qué cosas correctas debe hacer aunque otros traten de confundirlo. Esta lección le
ayudará a entender cómo es que Dios le habla. A veces Él usará su Palabra, la Biblia. Y otras
veces, Él usará a otro cristiano. Al estudiar esta lección, usted descubrirá cómo reconocer la
voz de su Padre, no importa cuál método Él escoja.

A. DIOS QUIERE HABLARLE


¿Qué padre no disfruta de hablar con sus hijos aun cuando ellos son bebés y apenas pueden
sonreír en respuesta? A su Padre celestial también le gusta hablar con sus hijos, mostrarles su
amor, enseñarles y ayudarles con sus problemas.

B. DIOS HABLA DE MUCHAS MANERAS


Hebreos 1:1–2 dice:
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
os profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo, y por quien asimismo hizo el universo.
Las siguientes son algunas de las maneras en que Dios le habla.
Directamente a su corazón
El Espíritu Santo le da a conocer la presencia de Jesús. Él puede hablarle mediante la
conciencia, haciendo que sienta lo que debe hacer o advirtiéndole de algo que no debe hacer.
Él puede esclarecerle una verdad espiritual. O usted puede sentir una profunda impresión de
que Dios quiere que usted haga algo. Cuando ore, pídale a Dios que le hable y espere oír su voz
en su corazón.
Mediante sus bendiciones
Muchos cristianos dicen que el mundo entero les parece diferente desde que nacieron de
nuevo. Usted también podría tener un nuevo aprecio por las bendiciones de Dios al mirar a
su alrededor. Puede sentir su presencia en las maravillas de la naturaleza. Él le habla mediante
la música y el arte. Usted lo siente cerca en la cálida amistad de otros cristianos. Miles de
bendiciones a su alrededor le hablan de la bondad de Dios. Él le habla en las respuestas a sus
oraciones. Mediante la fe, usted lo oye a Él decirle: “Te amo y quiero bendecirte”.
Mediante los dones espirituales y el ministerio
El Espíritu Santo ha dado a la iglesia muchos dones espirituales diferentes. Él nos habla
mediante ellos. Él da el mensaje de Dios para la iglesia a los pastores, maestros, evangelistas y
escritores. Él quiere usar a todos los cristianos para que hablen acerca de Dios. Es importante
que usted asista a las reuniones de la iglesia tan a menudo como pueda. Cada
vez que vaya, oiga lo que su Padre celestial quiere decirle. Jesús enseñó que “donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).

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Mediante los cánticos
Dios a menudo le hablará mediante las palabras de algún cántico o coro espiritual. Usted se
sorprenderá cuán a menudo Él le trae a la mente las palabras de algún canto en el momento
preciso en que necesita su mensaje. Es por eso que Pablo instó a los creyentes en Éfeso:
Sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. (Efesios 5:18–19)
Mediante la Biblia
Dios le habla mediante su libro, la Santa Biblia. Esta es la manera más segura de conocer su
mensaje. Quizás el pastor no siempre sepa cuál es la voluntad de Dios para usted. Sus
hermanos en Cristo podrían darle consejo equivocado. Usted podría sentir que Dios quiere que
haga algo cuando es sólo su propio deseo lo que lo insta a hacerlo. Entonces, ¿cómo puede
conocer la voz de Dios? Usted tiene el mensaje de Dios escrito para usted en la Biblia. Usted
debe comprobar todo lo demás con lo que Dios le dice en la Biblia. Es por eso que es tan
importante estudiar la Palabra de Dios como lo está haciendo ahora. Mediante estos estudios
básicos entenderá mejor la Biblia. Aprenderá cómo poner en práctica sus enseñanzas en su
vida. Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. (Salmo 119:18) Para siempre, oh Jehová,
permanece tu palabra en los cielos. (Salmo 119:89)

C. DIOS TIENE UN LIBRO PARA USTED


Cómo fue escrito el libro de Dios
La Biblia se compone de sesenta y seis libros diferentes. Durante un período de alrededor de
1.600 años, unos cuarenta hombres escribieron estos libros. Éstos fueron hombres que
Dios escogió, y Él envió a su Espíritu Santo para ayudarles a saber lo que debían escribir. Como
resultado, tenemos el mensaje de Dios para nosotros. Juntos, los sesenta y seis libros se llaman
Sagradas Escrituras. Todos concuerdan
perfectamente entre sí. Desarrollan el mismo tema en tal unidad que sabemos que han
provenido de un solo autor, Dios.

D. COMO OIR LA VOZ DE DIOS


Antes de ponerse a escuchar cierta estación radial, usted debe sintonizar la frecuencia. ¿Cómo
puede usted sintonizar su espíritu para oír la voz de Dios? Estas son algunas formas de hacerlo.

- Lea la Biblia cada día.


- Piense continuamente en lo que ha leído en la Biblia. Medite en las Escrituras.
- Piense continuamente en lo que ha leído en la Biblia. Medite en las Escrituras.
- Asista a la iglesia regularmente con el fin de oír a Dios.
- Ore todos los días. Pídale a Dios que le hable
- Entone cánticos evangélicos y piense en las palabras.
- Ejercítese en la búsqueda de la bondad, del poder y del amor de Dios a su alrededor.
- Hable de Dios y su Palabra con otros cristianos.

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LECCION 02 – El crecimiento espiritual


Usted ha nacido en la familia de Dios. Ahora necesita crecer. ¿Cómo puede hacer esto? En
algunas maneras el crecimiento espiritual es como el crecimiento físico. Para crecer
físicamente usted debe comer los alimentos correctos, descansar debidamente, evitar el daño
y el peligro y hacer suficiente ejercicio.
Para crecer espiritualmente usted debe hacer cosas similares. El crecimiento espiritual no
solamente sucede. Dios ha planeado que usted tome una parte activa en los cambios que
Él quiere hacer en su vida. Usted debe aprender a alimentar su alma con la Palabra de Dios,
descansar en sus promesas, evitar las cosas que destruirán su salud espiritual y decidir hacer lo
que Él dice que lo hará fuerte. Si usted sigue estos pasos cada día, descubrirá la “vida
abundante” que Dios ha prometido a sus hijos.
Esta lección explica más sobre estos cuatro principios importantes de crecimiento espiritual. Al
estudiar los principios, usted verá cómo puede ponerlos en práctica en su propia vida.
¡Obtendrá resultados maravillosos! El comportamiento dañino será reemplazado por el bueno,
y usted crecerá día a día para llegar a ser la persona madura que Dios quiere que usted sea.

A.- ALIMENTE SU ALMA CADA DIA


El hablar con Dios alimenta su alma. Dios le habla mediante su Palabra, y usted le habla a Él
mediante la oración. Jesús dijo: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). También Pedro enseña: “Desead, como niños
recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1
Pedro 2:2). La Palabra de Dios, la Biblia, es la leche espiritual que usted debe tomar a menudo.
¿Le parece que la Biblia es difícil de entender? Antes de comenzar a leerla cada día, pídale al
Señor que se la aclare. Haga cualquier pregunta que usted pueda tener sobre la Biblia a otros
cristianos o a su pastor. Aproveche todas las oportunidades para recibir enseñanza sobre la
Biblia en la escuela dominical, otras reuniones de la iglesia y cursos especiales como éste.
Usted también puede alimentar su alma con literatura evangélica.
¿Usted quiere crecer rápidamente en el Señor? Coma bien. Debe leer por lo menos un capítulo
al día del Nuevo Testamento. Esta parte de la Biblia nos cuenta de nuestro Señor Jesucristo y
nos enseña cómo debemos vivir. Es bueno que se aprenda algunos de los versículos que le
gustan especialmente. De esta manera usted desarrolla un apetito por la Palabra de Dios.
¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. (Salmo 119:97)

B.- DESCANSE EN EL SEÑOR


¿Se siente demasiado débil para hacer lo que el Señor quiere que usted haga? Usted no puede
ir al cielo por sus propios esfuerzos por ser bueno ni por las buenas obras que haya hecho.
Usted está en camino al cielo porque es hijo de Dios. Él cuidará de usted. Deje que su fe
descanse en sus promesas. ¿Han sido inseguros sus primeros pasos con el Señor? ¿Se ha
tambaleado y caído y ha sentido que no vale la pena tratar? Aliéntese. Su Padre, quien le dio
esta nueva vida, lo sostiene de la mano y lo volverá a levantar. Descanse en su presencia.
Entréguese cada día a Dios en oración, confesándole su debilidad y pidiéndole que le dé la
fortaleza que necesita para vencer cada tentación. “Pero los que esperan a Jehová, tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no

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se fatigarán” (Isaías 40:31). ¿Lo molestan los problemas de la vida? ¿Tiene miedo? ¿Se siente
desalentado porque tiene demasiado trabajo? Descanse en el Señor para que la preocupación,
el desaliento y el temor no hagan más lento ni detengan su desarrollo espiritual.
¿Sabe usted cómo lograr este descanso? Tenga fe. Crea en lo que Dios ha prometido y mírelo a
Él en vez de sus problemas. Lea las palabras de Jesús: Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateo 11:28)
El tomar de tiempo para leer la Biblia y orar todos los días le ayudará a alcanzar este lugar de
descanso en Dios. Cuando ore, ponga cada problema en las manos de Dios y déjelo allí,
creyendo que Él hará lo que es mejor

C.- MANTENGASE ESPIRITUALMENTE SANO


Evite la enfermedad: Permanezca limpio
Así como una madre trata de mantener a sus hijos limpios y los protege de las cosas que los
enfermarían, así el Señor desea guardarlo de las cosas que enfermarían su alma. Cuando Él lo
salvó, Él lo limpió de sus pecados y le dio un corazón limpio. Es muy importante mantenerlo de
esa manera si es que quiere ser espiritualmente sano. Deje que el Señor ande con usted y sea
su guía. Manténgase fuera de la suciedad de las diversiones indecentes y de la vida inmoral. No
vaya adonde el Señor no iría. Mantenga limpios sus pensamientos, palabras y acciones.
Jesús enseñó: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).
¡En lo que usted piensa es importante! Si usted permite que su mente se llene de
pensamientos impuros, éstos le infectarán el alma, le debilitarán la voluntad y harán que caiga
en pecado. Usted puede pedirle a Dios que en realidad le impida cometer cosas que son
contrarias a su voluntad. Sin embargo, la responsabilidad de usted no termina allí. Si usted
quiere agradarlo a Él, también debe dejar de pensar en hacer tales cosas. Pida a Dios que le
ayude a erradicar esos malos pensamientos. No lea libros, no vea ilustraciones ni oiga
historias que son indecentes e inmorales. ¿Cómo puede usted controlar sus pensamientos?
Usted debe dar pasos positivos para mantenerlos puros. Esto es lo que la Biblia dice:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)
Haga de este versículo su oración diaria: Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de
mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. (Salmo 19:14)
Evite la enfermedad: No tome venenos
Ciertas actitudes o sentimientos son venenos mortales para el alma y para el cuerpo. El enojo,
la preocupación, la envidia, el odio, la sospecha, el temor, el resentimiento y la impaciencia
pueden causar indigestión, úlceras, problemas del corazón y otras enfermedades. Éstos
también ahogan nuestra vida espiritual y causan toda clase de problemas como orgullo,
egoísmo, incredulidad y terquedad. Quitan el gozo del cristiano y dejan el alma débil,
enfermiza e infeliz. Pídale a Dios todos los días que lo guarde de tomar cualquiera de estos
venenos. Si alguna vez usted se siente espiritualmente débil y enfermo, recuerde que Jesús es
el Gran Médico. Vaya a Él sinceramente en oración y Él le dará salud espiritual, mental y física.

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D.- EJERCITE SUS MUSCULOS ESPIRITUALES
El cuerpo se fortalece con el ejercicio, mientras que el alma se fortalece con el trabajo para
Dios. Desde el primer día de su nueva vida, hay varias cosas que usted puede hacer para
mostrar al Señor su gratitud por su salvación.
Algunos de estos ejercicios espirituales son: hablar a otros acerca de Jesús, orar por ellos e
invitarlos a la iglesia. El tomar parte en la iglesia y luchar contra el pecado le ayudará a crecer
espiritualmente. A medida que crezca espiritualmente y aprenda más de su Palabra, el Señor le
dará más oportunidades y responsabilidades en su obra.

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LECCION 03 – Las actividades cristianas


Cuando éramos niños, hacíamos las cosas que hacen los niños. Jugábamos y explorábamos
nuestros alrededores. Nos gustaba correr, saltar y jugar. Nuestras responsabilidades eran
pocas, porque nuestros padres cuidaban de nosotros. Pero la vida cambió cuando llegamos a
ser adultos. Comenzamos a cuidar de nosotros mismos. Formamos nuestra propia familia y
comenzamos a proveer para ella. Lo que
hacíamos en nuestro tiempo libre también cambió. Nuestros intereses y habilidades se
desarrollaron, y asimismo fue con nuestras actividades. Un cambio similar se está operando en
su vida ahora mismo. Su vida espiritual se está desenvolviendo. Conforme usted “crece” en
Cristo, nuevos intereses reemplazan a los anteriores. Hay también nuevas responsabilidades
las que pueden traerle nuevas clases de recompensas y satisfacciones.
En esta lección examinaremos estos cambios y actividades especiales. ¡Descubrirá que otros
también comparten sus nuevos intereses!

A. NUEVOS INTERESES
¿Cómo pasa su tiempo? Por supuesto que usted tiene que pasar cierto número
de horas cada día trabajando, comiendo y durmiendo; pero ¿cómo pasa el resto de su
tiempo? Lo que las personas hacen en su tiempo libre depende de lo que les interesa
a ellas y a su familia. Algunos siempre están trabajando, y otros siempre están
jugando. Algunos van a la iglesia y participan en su obra; otros no. Usted
probablemente no tiene suficiente tiempo para hacer todo lo que le gustaría hacer,
pero de alguna manera encuentra tiempo para las cosas que le interesan más.
Cuando sus intereses cambian
Usted no practica los mismos juegos que le gustaban cuando era niño porque se ocupa
en hacer algo que ahora le interesa más. Cuando sus intereses cambian, también
cambian sus actividades. Sus amigos de antes podrían sorprenderse porque a usted ya
no le interesa “divertirse” con ellos haciendo las cosas que le dañarían la salud o que
le perjudicarían el alma. Ellos quizás no entienden que usted ha comenzado una vida
de gozo más profundo, llena de actividades útiles y que lo satisfacen. ¿Usted debería
volver a las cosas que sabe que no pueden satisfacerlo? Pregúntele al hombre que
come desperdicios de los tiraderos de basura, y que luego recibe una invitación para
comer a la mesa de un amigo rico todos los días. ¿Volvería él al tiradero de basura?
Un propósito diferente
Como hijo de Dios, usted tiene nuevos intereses. Éstos lo dirigirán a actividades en
grupo y responsabilidades personales. Usted todavía hará muchas de las cosas que
hacía antes—trabajar, comer, dormir, cumplir con sus obligaciones del hogar—pero su
verdadera vida se centrará en sus nuevos intereses. Sobre todo, cuando usted ama a
alguien, usted quiere estar con esa persona y agradarla. Ahora que ama a Dios, usted
querrá pasar tiempo con Él y agradarlo en todo lo que haga.
Nosotros estamos intensamente interesados en el reino de nuestro Padre y en lo que
Él está haciendo en la tierra. Él está trabajando ahora, llamando a hombres, mujeres y
niños mediante la predicación de las buenas nuevas acerca de Jesús. Él está edificando
su iglesia, y nos ha llamado a trabajar con Él. ¡Qué privilegio!

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B. NUEVAS ACTIVIDADES
Sus nuevos intereses en el reino de Dios lo mantendrán ocupado y feliz. Estas son
algunas de las actividades que le darán un nuevo propósito y significado a su vida.
Asistir a la iglesia
El plan de Dios es que todo cristiano se haga miembro de una iglesia local. En armonía
con este plan, los cristianos que viven cerca se reúnen regularmente para adorar a
Dios, alentarse mutuamente, estudiar la Biblia y compartir su fe con los que necesitan
saber acerca de Jesucristo. Es así como los cristianos se ayudan mutuamente para
hacer la obra que Dios les ha dado. Estas reuniones, cultos o servicios de la iglesia
pueden ser en la casa de alguien o en un edificio consagrado a Dios para este
propósito. Usted querrá asistir a estos cultos tan a menudo como pueda y llevar a sus
amigos para que oigan el evangelio. Disfrutará de la comunión con sus hermanos en
Cristo y, sobre todo, de la presencia del Señor al reunirse con Él en estos cultos.
¿Qué ocurriría si un día el pastor, u otro cristiano, lo ofendiera no intencionalmente?
Cuando uno de los hijos hiere los sentimientos de otro en la familia, los hijos por lo
regular no abandonan el hogar por eso. Pero cuando esto ocurre en una iglesia,
algunos cristianos se rebelan y se niegan a volver a la iglesia. En vez de ir a la iglesia, se
quedan en casa bajo el pretexto de adorar a Dios ahí. ¡Tenga cuidado! Esa es una
trampa favorita que el diablo usa para debilitar a los cristianos y separarlos del Señor.
Recuerde que su Padre espera que sus hijos se reúnan con Él en su casa. El edificio
podría ser humilde, y quizás usted no esté de acuerdo con la manera en que se hace
todo, pero necesita reunirse con sus hermanos para adorar al Señor, estudiar juntos
su Palabra y fortalecerse mutuamente. Hebreos 10:25 aconseja: No dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más,
cuando veis que aquel día se acerca.
Leer la Biblia
Ya hemos mencionado la importancia de leer la Biblia todos los días. ¿Puede hacer que
los otros miembros de su familia se unan con usted diariamente para leer la Biblia y
orar? Llamamos a esto altar familiar o devociones con la familia. El tener devociones
con la familia todos los días será una verdadera bendición para su hogar. La verdad de
la Palabra de Dios que usted comparta le dará dirección y fortaleza para el día.
Cuando se reúnan, pueden tomar tiempo para orar juntos por las necesidades de cada
persona de la familia.

C. ORACION
La oración es una de las disciplinas más importantes que el cristiano puede practicar.
Cuando usted ora y Dios responde, usted está trabajando con Dios, así que tome
tiempo para orar.
• Cuando se despierte por la mañana, comience el día con Dios y recibirá fortaleza
física, moral y espiritual para los problemas del día.
• Antes de comer dele gracias a Dios por la comida.
• Tenga devociones con la familia por la mañana o por la noche.
• Aproveche los momentos de oración durante las reuniones de la iglesia y antes de
comenzar el culto. Jesús dijo: “Mi casa, casa de oración será llamada” (Mateo 21:13).

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• Eleve su corazón a Dios en cualquier momento, dándole gracias por sus bendiciones
o pidiéndole su ayuda.
No siempre tiene que expresar palabras al hablar con su Padre de esta manera; Él sabe
cuáles son sus pensamientos. Antes de acostarse por la noche, dele gracias a Dios por
su cuidado durante el día. Pídale perdón por cualquier cosa mala que haya hecho y
entréguese a su cuidado durante la noche.

D. SU TESTIMONIO
Testificar
Testificar quiere decir contarles a otros lo que Dios ha hecho por usted. Usted puede
hacer esto en su casa, en la calle, en las reuniones de la iglesia o hasta por carta. Así
como otros le hablaron a usted acerca de Cristo, usted puede hablarles a sus amigos y
parientes. Ore para que ellos acepten al Señor
como Salvador. La Biblia resalta la necesidad de declarar públicamente nuestra fe en
Cristo, de hacer saber a otros que Él es nuestro Salvador. Cristo mandó a los discípulos
que fueran sus testigos. Si usted necesita valor, pídaselo a Dios y Él se lo dará. Miles
de personas han tenido temor de testificar, tal como quizás usted lo tiene ahora, pero
ellas han conquistado su temor y han encontrado gran bendición y nueva fortaleza
para testificar de Cristo. El Señor Jesús dijo: A cualquiera, pues, que me confiese
delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los
cielos. (Mateo 10:32)
Cantar al Señor
La habilidad de cantar y tocar un instrumento musical es uno de los dones maravillosos
que Dios le da a la gente. En casa o en la iglesia, sus cantos ayudarán, alentarán y
bendecirán tanto a usted como a los demás. No importa si su voz no ha sido
entrenada para cantar; lo que importa es que alabe a Dios de corazón.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos
unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales. (Colosenses 3:16)

E. NUEVO TESTIMONIO
Predicar el evangelio
Esta es una actividad muy importante de la iglesia. Algunos son llamados a dedicar su
tiempo completo a esta obra. Dios les da la responsabilidad de ser pastores,
evangelistas y misioneros.
Ofrendar
Nuestro Padre es generoso. Como hijos suyos debemos aprender a comportarnos de
la manera en que Él lo hace. Esta es la razón principal por la que ofrendamos. Dar a
otros es una manera de mostrar que pertenecemos a Dios. El dinero que damos a la
iglesia en ofrendas ayuda a muchos. Una parte de ese dinero es para los hermanos
que necesitan ropa, otra parte es para al sostén del pastor y así pueda dedicar todo su
tiempo a sus deberes como ministro, y otra parte es para pagar los gastos de la iglesia,
como electricidad, agua y mantenimiento. Nuestro dinero también se puede usar para
comprar biblias, materiales y literatura cristiana. Se puede usar para pagar los

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programas de evangelismo por radio y televisión. Dios ha dado a sus hijos la obra
importante de hablarles a otros acerca de la salvación. Al dar nuestro dinero, tenemos
una parte esta obra importante. La Biblia describe un patrón de dar el diez por ciento
(llamado “diezmo”) a la obra de Dios. Muchos cristianos siguen esto como una guía.
Ellos reconocen que todo lo que tienen viene de Dios, incluso las fuerzas para ganar
dinero. A su vez, ellos dan a Dios una décima parte de lo que ganan. Esa décima parte
es para el sostén de la iglesia. Los cristianos que dan generosamente descubren el
gozo de ser socios de Dios. Al mismo tiempo, ven subsanadas sus propias
necesidades. ¡Usted puede hacer estos maravillosos descubrimientos!

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LECCION 04 – Las normas bíblicas


Para poder vivir junta, la gente debe seguir ciertas reglas o normas. Piense en una familia con
varios hijos. ¿Qué sucedería si a los hijos mayores se les permitiera hacer ruido toda la noche?
Nadie podría descansar. Por lo tanto, las normas son necesarias para la vida diaria. Las normas
también son necesarias si la persona quiere lograr un objetivo especial. Los atletas, por
ejemplo, siguen las instrucciones de su entrenador. Su propósito es desarrollar habilidad y
fortaleza para poder ganar el premio. Ahora que usted es cristiano, tiene un nuevo objetivo:
llegar a ser todo lo que su Padre celestial quiere que usted sea. Esta es otra razón por la que
usted necesita normas. El plan de su Padre celestial es que usted sea parte de su familia y que
logre los objetivos que Él tiene para su vida. Esta lección explica las nuevas normas que Él ha
dado para ayudarle. El seguir estas normas le traerá muchos beneficios.

A.- ¿Quién establece las normas bíblicas?


En el hogar los padres establecen las normas sobre cómo deben comportarse sus hijos. Los
hijos pronto aprenden que deben vivir según estas normas. Cuando ellos rompen las reglas,
sus padres los corrigen. Si tercamente se niegan a obedecer, los padres quizás tengan que
disciplinarlos. Aunque los hijos todavía son miembros de la familia, su desobediencia
les trae problemas y sufrimiento. Nuestro Padre celestial establece las normas para lo que
sus hijos deben y no deben hacer. A veces Él también tiene que disciplinar a sus hijos.

B.- ¿Dónde encontrar las normas?


Descubrimos las normas de la persona al observar cómo se comporta. ¿Cómo descubrimos las
normas del cristiano? Descubrimos las normas del cristiano al observar cómo Jesús vivió. La
Biblia nos da el registro de su vida. Él es nuestro ejemplo perfecto y modelo para la vida.
También descubrimos las normas cristianas al estudiar lo que Jesús dijo sobre ellas. En el
Sermón del Monte (Mateo 5–7) Jesús describió las normas del cristiano. Éstas eran sus propias
normas. Por su poder que obra en nosotros, también pueden llegar a ser nuestras normas.
Jesús comenzó su sermón hablando de las bendiciones especiales que Dios les da a los que
siguen sus normas. Él continuó con muchas otras enseñanzas importantes.

C. ¿Cómo cumplir las normas bíblicas?


Jesús sabía que nadie podría seguir estas reglas a menos que tuviera la ayuda de Dios. Por lo
tanto, Él enseñó a sus discípulos a pedirle a su Padre celestial que los ayudara. Usted puede ser
como su Padre celestial porque usted comparte la vida de Él. ¿Cómo? Su Padre ha enviado al
Espíritu Santo a vivir en usted. Esto es como Él ha compartido su propia vida con usted. No se
preocupe por tratar de vivir en conformidad con lo que Dios espera de usted.

D. Las normas del éxito


Jesús nos da a saber que sus instrucciones son el patrón para una vida de éxito. Nuestra vida es
como un edificio. Nuestros pensamientos, palabras y acciones son los ladrillos en este
edificio. Al colocarlos en el cimiento de su enseñanza, tendremos un carácter que soportará
las pruebas de la vida. Él que vive como mejor le place, sin seguir las normas que Jesús ha
dado, será un fracaso y no podrá soportar las tormentas. Si usted quiere ser un cristiano de

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éxito, edifique su vida en la enseñanza de Jesús y siga sus normas. El Espíritu Santo le
ayudará.

LECCION 05 – La ayuda del Espíritu Santo


Nunca fue la intención de Dios que usted viviera la vida cristiana sin su ayuda. Es más, Dios en
realidad ha venido a vivir en usted por el poder del Espíritu Santo. Algunos creen que ser
cristiano es simplemente aprenderse un nuevo conjunto de reglas. Se equivocan. La vida
cristiana no es un conjunto de reglas que usted tiene que guardar. No depende de sus luchas
por ser bueno. Es una nueva vida de Dios, que brota dentro de usted y que emana de usted.
Conforme deje que el Espíritu Santo lo guíe, usted aprenderá cómo guardar las normas de
Dios. El Espíritu Santo le dará poder para apartarse del mal y escoger el bien. Día a día, usted
crecerá más a la semejanza de su Padre celestial. ¡Sí, usted tiene un maravilloso Ayudador!
Esta lección explicará quién es Él y cómo le ayuda a usted.

A. El Espíritu Santo es el ayudador


Mediante la vida y la muerte de Jesucristo, Dios proveyó todo lo necesario para su
salvación. Él también ha provisto todo lo que necesita para vivir su nueva vida. Él ha
hecho esto al enviar a su Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede estar en todas partes
al mismo tiempo. Cuando Jesús estaba en la tierra, El sólo podía estar en un lugar a la
vez. Cuando Él ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo para estar con todos los
cristianos―para vivir en nosotros, dirigirnos y ayudarnos. Juan escribió la promesa de
Jesús: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre…Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre,
él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:16,
26)

B. El fruto del Espíritu Santo


La presencia del Espíritu Santo en su vida produce resultados que se llaman el fruto del
Espíritu. Él le da el deseo y la fortaleza para hacer lo bueno. Conforme usted le permite
que lo dirija y le ayude de esta manera, Él desarrolla en usted un carácter cristiano. Sus
buenas actitudes, su conversación y su comportamiento muestran que usted es hijo de
Dios. Su familia y amigos gozarán de estar a su alrededor, pero más que todo, el fruto
del Espíritu agrada a su Padre celestial. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no
hay ley. (Gálatas 5:22–23)

C. El andar en el Espíritu Santo


Es natural que nosotros queramos ir por nuestro propio camino. Esta es una tendencia
de la naturaleza humana. Queremos hacer lo que nos agrada en vez de lo que es
correcto. Es por esto que necesitamos escuchar la voz interna del Espíritu Santo que
nos insta a hacer la voluntad de Dios y nos muestra el camino. Gálatas 5:16, 25 enseña:
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne…Si vivimos por
el Espíritu, andemos también por el Espíritu. El Espíritu de Dios lo dirigirá y lo

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fortalecerá, pero usted debe hacer su parte. Usted debe cooperar con el Espíritu
tanto y dejar que Él lo dirija. Esto es lo que la Biblia a veces llama andar en el Espíritu.
Usted ya lo está haciendo cuando lee su Biblia y pone en práctica lo que lee en ella.

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LECCION 06 – El hogar cristiano


La Biblia nos enseña que Dios instituyó la familia. El planeó que el hombre y la mujer vivieran
juntos como esposos y que trajeran hijos al mundo. Porque Él lo hizo, nosotros podemos
depender de Él para ayudar a nuestra familia. Dios nos ayuda al estar presente en nuestros
hogares. En un hogar cristiano, Cristo es la Cabeza. Su presencia lo llena de gozo, paz y amor.
Dios también nos ayuda al darnos pautas a seguir para la vida familiar. Estas pautas ayudan a
la gente a saber cómo comportarse como esposos, y cómo comportarse como padres e hijos.
En esta lección, usted estudiará estas pautas.
No hay mayor bendición en este mundo que tener un hogar verdaderamente cristiano. Es un
refugio de las tormentas del pecado y de las dificultades. Es un lugar donde los hijos se sienten
seguros y amados. ¡Usted puede hacer que su hogar sea un “pedacito de cielo” si hace lo que
Dios le dice!

A. Ore por la salvación de su familia:


Usted puede orar en fe sabiendo que la salvación de su familia es la voluntad de Dios.
No se desaliente si su familia no acepta a Cristo inmediatamente. Siga orando; Dios
responderá a la oración. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”
(Hechos 16:31).

B. Sea un buen cristiano en el hogar


Es fácil comportarse como un buen cristiano en la iglesia, pero ¿qué clase de cristiano
es usted en su casa? Lea las siguientes instrucciones de la Biblia. Piense cómo usted se
ajusta a estas enseñanzas en su hogar. Pero ahora dejad también vosotros todas estas
cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No
mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos.
(Colosenses 3:8, 9)
¿Muestra usted aprecio por el trabajo de su esposo o esposa? ¿Por la ayuda de sus
hijos o de sus hermanos? ¿Por los sacrificios que sus padres han hecho por usted?
¿Es usted amoroso o egoísta? ¿Es usted malhumorado e irritable o paciente y
perdonador? ¿Es usted dictatorial o escucha las opiniones de los demás? ¿Es usted
respetuoso y obediente con sus padres o es obstinado y desobediente? ¿Le gusta
ayudar y complacer o es usted perezoso? ¿Coopera usted gustosamente con los
demás sin criticar ni quejarse? ¿Se desalienta fácilmente o está contento aun cuando
las cosas van mal? ¿Es fácil para los demás vivir con usted?

Pida perdón por sus faltas


Jesús nos enseñó a pedir perdón a quienes hemos ofendido. Si no está dispuesto a
hacerlo, esto será un impedimento a su comunión con Dios. Por tanto, si traes tu
ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu
ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces
ven y presenta tu ofrenda. (Mateo 5:23–24). No siempre es fácil pedir perdón por
nuestras faltas, pero es una buena manera de desasirse de los malos sentimientos y
mantener feliz su hogar. ¿Tiene usted una mala predisposición? Reconocer su falta y

13 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
pedir a sus seres amados que oren por usted es un gran paso hacia la victoria.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis
sanados” (Santiago 5:16).

Sea alegre
Tenga fe en Dios y alábelo por las respuestas a sus oraciones, aún cuando todo parezca
oscuro. Nehemías dijo: Id y comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a
los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os
entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. (Nehemías 8:10)
No se desaliente si se le hace difícil controlar su temperamento o algún otro aspecto
desagradable de su carácter. El mismo esfuerzo que está haciendo para vencerlos es
un testimonio de su amor por el Señor. Él le está ayudando a crecer espiritualmente.
¿Le parece muy lento su crecimiento? Mire más al Señor y menos a usted mismo, y se
sorprenderá de cómo Él resolverá los problemas en su hogar. Dios es su Padre
amoroso que cuida de usted.

C. Mantenga su sagrado matrimonio


Dios quiere que usted tenga un hogar feliz. Su Palabra le da pautas para ayudarle a
hacer feliz su matrimonio. Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo
Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios
juntó, no lo separe el hombre. (Marcos 10:6–9)
Muchas parejas hoy viven juntas sin casarse. Cuando la persona acepta a Cristo,
querrá tener un matrimonio legal. De esta manera, la pareja tiene un mejor
testimonio en la comunidad, le da la protección de las leyes a su familia y honra a
Cristo. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los
hombres. (Romanos 12:17)
Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que
murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la
visitación, al considerar vuestras buenas obras. (1 Pedro 2:12) La Palabra de Dios se
opone fuertemente a todo tipo de relación sexual fuera del matrimonio. Prohíbe
estrictamente toda coquetería o relación amorosa ilícita de cualquiera de los
cónyuges con otra persona. Hebreos 13:4 advierte: “Honroso sea en todos el
matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará
Dios”. Las parejas que mantienen sus votos matrimoniales disfrutan de grandes
bendiciones. Pueden confiarse mutuamente porque saben que los dos son fieles en
pensamiento, palabra y hecho. Al servir al Señor juntos, su matrimonio refleja la
vida del cielo. Es libre del engaño, la sospecha, los celos y la infidelidad que dañan a
tantos hogares.

Cásese con una persona cristiana


Como cristiano usted quiere agradar a Dios. Usted quiere serle útil a Él, asistir a la
iglesia, gozar de comunión con otros cristianos y tomar parte en la obra de la iglesia. A
usted le gustaría orar con la familia en casa y alabar y servir a Dios todos juntos en

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Vida Cristiana SEBATH
familia. El cónyuge que no es salvo no se interesa en estas cosas. A veces si su
cónyuge va a la iglesia con usted, cree que usted debe acompañarlo a los lugares de
diversión que no son buenos para los cristianos. O si no, su cónyuge va por un camino
y usted va por otro, haciendo así su hogar muy infeliz. Todavía peor, muchos cristianos
han dejado que el cónyuge que no es salvo los aparte del Señor. Dios no quiere que
usted caiga en una trampa que Satanás usa con tantos cristianos. La Palabra de Dios
advierte contra casarse con alguien que no es creyente. El siguiente versículo se
aplica a la elección de su cónyuge: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la
luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14) Si usted se casa con alguien de una religión
diferente, siempre habrá problemas graves. ¿Cómo podrán estar de acuerdo con
respecto a la instrucción religiosa de los hijos? ¿Cómo podrán criarlos en el servicio
del Señor? Por supuesto que si usted ya está casado con alguien que no es un
verdadero cristiano, su deber es orar y tratar de ganárselo para Cristo. Usted ha de ser
un esposo fiel y dejar que su luz brille para Dios en su hogar. Pero si usted todavía está
soltero y se va a casar, cerciórese de casarse con un cristiano. Esta es la única manera
en que puede tener verdadera unidad y paz en su vida familiar.

D. Siga el modelo de Dios para su vida


Sea un buen padre
Los padres son responsables ante Dios de cuidar bien a sus hijos. Deben proveer para
las necesidades materiales y espirituales de su familia. Deben darles a sus hijos el
cuidado amoroso que ellos necesitan. Las actividades de la iglesia no dejan libres a los
padres de sus responsabilidades con su familia. “Porque si alguno no provee para los
suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”
(1 Timoteo 5:8).

Enseñe a sus hijos a amar a Dios


Si usted enseña a sus hijos a amar a Dios y a obedecer su Palabra cuando ellos son
pequeños, les evitará a ellos y a usted mismo muchos sufrimientos cuando sean
mayores. Reúna a su familia todos los días para pasar tiempo con Dios en la lectura
de la Biblia y oración. Deje que cada uno participe. Oren juntos por los problemas de
cada miembro de la familia. Denle gracias a Dios por sus bendiciones. Vayan juntos a
la escuela dominical y a la iglesia. Exhorte a sus hijos a que le entreguen su vida a Dios
a temprana edad. Cuando adoran y sirven a Dios juntos, su amor fortalece los lazos
familiares. Como dice el refrán: “La familia que ora junta, permanece junta”. Pablo
escribe: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).

Ame a su familia
Dios es amor. Cuanto más de Dios tenga usted en su vida, tanto más amor tendrá por
su familia. Y entre más amor haya en su hogar, más feliz será. Cuando sus hijos
necesiten corrección, usted debe disciplinarlos motivado por el amor que tiene para

15 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


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ellos en vez de por ira. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el
amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no
se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo
lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Corintios 13:4–7)

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LECCION 07 – Beneficios del Estudio Bíblico


Hace muchos años, un capitán ancló su gran buque en un puerto de una isla del Pacífico del
Sur. Había oído que sus habitantes habían sido caníbales, pero que ahora eran muy amigables
y estaban interesados en el comercio. A medida que el capitán hablaba con el jefe de la isla,
notó que tenía una Biblia grande en sus manos. El capitán se rió un poco y le dijo al jefe: “De
seguro que usted no cree en ese libro tan anticuado. Está pasado de moda y no beneficia a
nadie.” El jefe miró a sus fuertes guerreros que estaban a su alrededor y después se volvió
hacia el capitán. “Capitán”, le dijo lentamente, “quizá usted crea que este libro es de poco
beneficio. Lo que no sabe es que lo está beneficiando a usted ahora mismo. Si no fuera por
este libro que ha cambiado nuestras vidas, en este mismo momento ¡usted estaría en nuestra
olla, cocinándose!” El efecto que el estudio de la Biblia produce sobre la vida de uno también
puede influir sobre otros. El capitán de esta historia se benefició porque alguien había leído la
Biblia. En esta lección aprenderá cómo se beneficiará usted por el estudio de la Biblia.

A. Porque estudiar la Biblia


Hay muchas razones por las que todos deben estudiar la Biblia. Examinemos tres de
ellas: 1) es un privilegio; 2) es una forma de crecer espiritualmente; y 3) es un método
para aprender el plan de Dios para nosotros.
Un privilegio
Cierto día mis amigos Donald y Bonnie recibieron una carta especial. Contenía una
invitación para conocer personalmente a la princesa Ana de Inglaterra. El recibir una
carta de alguien tan importante ya era un gran privilegio, pero lo que la carta les
ofrecía era un privilegio mayor: ¡la oportunidad de conocer a un miembro de la familia
real!Usted y yo también hemos recibido una carta importante, un mensaje personal de
alguien mucho más grande que cualquier
rey terrenal, ¡de Dios mismo! Pero la invitación que nos hace es aun más importante
que recibir esta carta y poder leerla. En esta carta, que nosotros llamamos la Biblia,
¡Dios mismo nos invita a ser sus hijos y a vivir con él para siempre! Nos dice que
podemos ser sus hijos al aceptar a Jesucristo como nuestro
Salvador. ¿Acaso no es un privilegio maravilloso el aprender de Dios y de sus promesas
para nosotros a través del estudio de la Biblia?

Una forma de crecimiento espiritual


Para ser sanos y normales, los niños tienen que crecer y el comer los alimentos
adecuados es esencial para ese crecimiento. La Biblia dice que como hijos de Dios
tenemos que crecer espiritualmente. Según Efesios 4:15, hemos de crecer “en todo en
aquel que es la cabeza, esto es Cristo.” Nuestra comida espiritual es la Biblia, y la
“comemos” estudiándola. A medida que estudiamos, vamos conociendo mejor a
nuestro Salvador Jesucristo. Este conocimiento nos ayuda a crecer, a ser cristianos
fuertes. En Efesios 4:13–14 dice: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto…para que ya no seamos niños
fluctuantes.”

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Un método para aprender el plan de Dios
Hace unos años una amiga mía no se sentía muy bien. No sólo estaba enferma
físicamente, sino que también estaba triste. Entonces recibió una carta del joven que
pronto sería su esposo. Él la animó. Le dijo que la amaba y que llegaría pronto para
casarse con ella. Fue asombroso cuán rápidamente se recuperó mi amiga después de
recibir esa carta de alguien que la amaba de verdad.
La Biblia es como esa carta, porque nos cuenta del amor de Dios para nosotros. En ella,
Él también nos da instrucciones sobre cómo vivir ¡y promete que algún día viviremos
con Él por toda la eternidad! Si estamos tristes o no nos sentimos bien, es maravilloso
leer el mensaje personal de Dios y sus planes para nosotros. Este estudio nos ayudará
a sentirnos mejor, nos animará y nos enseñará que todos somos de mucha
importancia ante Dios. Al estudiar la Biblia no solamente aprendemos sobre los planes
de Dios para nuestro futuro, sino también de sus promesas para el presente.
Estudiaremos algunas de estas promesas en la siguiente sección.

B. ¿Cuáles son algunos beneficios?


Un beneficio es algo que le ayuda. Nosotros escogeremos diez de los muchos
beneficios que recibimos del estudio bíblico y usaremos las letras de la palabra
BENEFICIOS para un acróstico a fin de recordarlos mejor.
Bendición
Estímulo
Nutrición
Exactitud
Fundamento
Inspiración
Cercanía a Dios
Instrucción
Ofrecimiento de Gozo
Seguridad

B-Bendición
Dios desea lo mejor para nosotros. En 2 Pedro 3:9 dice que Él no quiere que ninguno
perezca. En la Biblia nos ofrece la bendición más grande: el perdón de nuestros
pecados y la vida eterna. Cristo como nuestro buen pastor nos dice en su Palabra:
Yo salvaré a mis ovejas…Y daré bendición a ellas…lluvias de bendición serán. (Ezequiel
34:22 y 26) Al estudiar la Palabra no podemos obtener beneficio más grande que la
bendición de la salvación eterna.

E-Estímulo
La Palabra de Dios está llena de estímulo o ánimo para nosotros. Él nos muestra
ejemplos de su cariño y de sus promesas de cuidarnos. El apóstol Pedro nos ha dejado
un versículo hermoso: Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque
él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:7)

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N-Nutrición
La Biblia es el pan de vida. Es la comida que mantiene nuestras almas con vida. A
medida que la leemos diariamente, recibimos salud y fuerza para el alma y el cuerpo.
Cristo dijo: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios. (Mateo 4:4)

E-Exactitud
La exactitud en la Biblia es la veracidad de la respuesta a nuestras preguntas más
importantes. La Biblia nos da el significado y el propósito de nuestra vida. Nos libra de
la ignorancia y del error. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:32)

F-Fundamento
Un fundamento es algo sobre lo cual se edifica. Cristo dijo que su Palabra es un
fundamento seguro para lo que creemos y para el modo en que vivimos. Los que no
creen ni estudian la Biblia son como una casa sin fundamento.

I-Inspiración
Por medio de su Palabra, Dios inspira fe para salvación, esperanza para nuestro futuro
y amor para otros. Inspiración es la influencia que nos guía hacia ideas o acciones
buenas. Muchos poetas, músicos y artistas se han inspirado en la Biblia. La Biblia les
ha dado ideas hermosas para poesías, canciones o pinturas.

C-Cercanía a Dios
Sentimos a Dios cerca de nosotros cuando leemos su Palabra. Él está allí y nos habla
personalmente. Este es uno de los mayores beneficios que nos podamos imaginar.

I-Instrucción
La Palabra de Dios nos instruye sobre cómo vivir. Nos enseña cuál es el mejor camino,
el más saludable para nuestra mente, cuerpo y alma. Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil
para enseñar, para reargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
(2 Timoteo 3: 16–17)

O-Ofrecimiento de gozo
Obtenemos gozo verdadero al leer la Biblia. Así como experimentamos gozo al leer
buenas noticias sobre las personas a quienes amamos, podemos también
experimentar gozo al leer las buenas nuevas del amor de Dios para nosotros. Aun
sus instrucciones nos producen gozo porque sabemos que son dadas para nuestro
bien. Por heredad he tomado sus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi
corazón. (Salmo 119:11)

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S-Seguridad
Seguridad no sólo significa resguardo o protección, sino también provisión para el
futuro. Encontramos seguridad verdadera en la Palabra de Dios a medida que nos guía
al refugio en Cristo y a un hogar eterno en el cielo. Es nuestra “espada y escudo”
contra el pecado y Satanás. Es nuestra armadura espiritual si la estudiamos
consistentemente.

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LECCION 08 – El libro que Dios nos ha dado


¿Alguna vez se ha preguntado cómo Dios nos dio la Biblia? ¿Acaso algunos ángeles la
compilaron y la dejaron, esperando que alguien la “encontrara”? ¿O acaso alguien pasó toda
su vida estudiando e investigando para finalmente poder darnos sus filosofías?
Dios no escogió ninguno de estos medios para darnos su Palabra. Más bien usó a hombres
comunes de diferentes estratos sociales y durante centenares de años para darnos el libro
que llamamos la Biblia. El acuerdo y la armonía con que ellos escribieron permanecen como
un testimonio del Dios que nunca cambia. El modo en que se escribió la Biblia es un milagro.
Su preservación es otro milagro. Uno de los profetas cuenta cómo un rey tomó un libro con
profecías, lo echó al fuego y lo quemó. Pero el Señor le dijo al profeta que tomara otro rollo
de pergamino y escribiera todo de nuevo (Jeremías 36:27–28). Su Palabra no podía ser
destruida. En esta lección estudiaremos datos sobre la Biblia, quién fue usado para escribirla,
cómo una parte de la Biblia se relaciona con otra, y cómo todo se relaciona con nosotros. A
medida que conocemos mejor el libro, lo apreciamos más y al mismo tiempo nos estamos
preparando para estudiarlo más profundamente.

Los autores y la inspiración


Aproximadamente 40 hombres fueron inspirados por Dios para escribir la Biblia. Algunos de
estos hombres escribieron más de un libro. Algunos libros no fueron firmados por sus
autores, por lo que no sabemos quién los escribió. Inspirados por Dios significa que el Espíritu
Santo les dio a los escritores los pensamientos y las palabras que Dios quería que escribieran.
La Biblia dice en 2 Timoteo 3:16 que toda Escritura es inspirada por Dios. Estos escritores no
podían consultarse los unos a los otros porque no vivieron todos al mismo tiempo. Los
primeros libros se escribieron unos 1.500 años antes de Cristo y los últimos unos 100 años
después de Cristo. Podemos llamar santos estos libros de la Biblia porque fueron inspirados
por Dios. Entre los escritores había reyes y pescadores, obreros y políticos, líderes militares y
religiosos, campesinos, negociantes y poetas. Aunque provinieron de diferentes lugares y con
intereses y trasfondos variados, todos escribieron sobre el mismo tema porque Dios los
inspiró. Este tema es la relación entre Dios y el hombre. Este orden sin contradicciones a
través de todos los libros fue posible porque la Biblia tiene solamente un autor principal, Dios,
quien habló a través de diferentes hombres. El siguiente versículo es importante para
memorizarse: Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:21)

Su estructura general
Cuando dos personas o dos naciones quieren hacer un acuerdo especial entre ellos, pueden
escribir un papel que se llama un tratado o un pacto. Una vez que se firma un tratado no debe
ser roto.
La palabra testamento significa trato, pacto o alianza. La Biblia está dividida en dos
testamentos llamados el Antiguo y el Nuevo. Estos son los pactos que Dios ha hecho con el
hombre. En una de las primeras páginas de su Biblia, usted encontrará una lista de los
nombres de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. También se dan los números de las
páginas donde cada libro empieza. Notará que el Antiguo Testamento está primero y después

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el Nuevo. El Antiguo Testamento fue dado a los judíos, que también se les llama hebreos o
israelitas. Dios los escogió para recibir sus verdades, escribirlas y enseñarlas a otros. El Antiguo
Testamento fue escrito en hebreo porque es el idioma de los judíos. El Antiguo Testamento
cubre la historia y las condiciones de la relación de Dios con el hombre, desde la creación
hasta la venida del Salvador, quien establecería el nuevo pacto. El Nuevo Testamento contiene
la historia y las condiciones del nuevo pacto que Dios estableció con todos los que aceptan
a su Hijo Jesucristo como su Salvador. Nos da la historia de la vida de Cristo Jesús, y también lo
que nos enseñó. Cuando se escribió el Nuevo Testamento, el idioma más conocido era el
griego. Como este nuevo pacto era para todos los hombres, no solamente para los judíos, el
Nuevo Testamento se escribió en griego, para que la mayoría de las personas lo pudieran
leer.

La relación entre los testamentos


El Antiguo Testamento es muy importante porque revela el plan de Dios para el hombre. Pero
fue temporal hasta que Cristo Jesús vino para establecer otro mejor, que sería permanente.
Puesto que ahora estamos viviendo bajo el nuevo pacto, el Nuevo Testamento, sugerimos que
usted lo lea primero. El Nuevo Testamento se basa sobre el Antiguo. No solamente explica la
relación entre los dos pactos, sino que relata el cumplimiento de muchas profecías del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Miqueas (capítulo 5, versículo 2) en el Antiguo
Testamento dice que el Salvador nacería en un pueblo judío llamado Belén. Mateo 2:1 en el
Nuevo Testamento dice que Jesús el Salvador nació en Belén. El Salmo 22:18 en el Antiguo
Testamento dice que los hombres echarían suertes y dividirían la vestidura del Salvador.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz, los soldados tomaron sus vestiduras. Mateo 27:35 dice:
“Repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.” Hay centenares de ejemplos adicionales
que se podrían citar. Se han compilado libros especiales que contienen todas las profecías del
Antiguo Testamento que se han cumplido en el Nuevo. Es maravilloso que un libro tan
antiquísimo como el Antiguo Testamento se haya preservado por tantos años. Debemos estar
agradecidos con el pueblo escogido de Dios, quienes recibieron su Palabra, la preservaron y la
compartieron con otras naciones.

Diferentes traducciones y versiones


Dios quiere que cada persona acepte a su Hijo Jesucristo como su Salvador (2 Pedro 3:9).
Como este es el deseo de Dios, sabemos que Él quiere que todos comprendan su Palabra. Por
ello se escribió el Antiguo Testamento en hebreo para los judíos y el Nuevo en griego para
todo el mundo. Como la mayoría de nosotros no entendemos hebreo o griego hoy en día, nos
sería difícil entender las Escrituras si no estuvieran traducidas a nuestro idioma. Si leemos algo
en un idioma que no conocemos muy bien, aun las cosas sencillas se pueden entender mal.
Por ello estudiamos la Biblia, la enseñamos, la traducimos y la publicamos. Hay sociedades
bíblicas que siempre están trabajando con traducciones nuevas. ¡La Biblia se ha traducido a
unos 1.300 diferentes idiomas! Cuando una traducción se ha completado, se experimenta
mucho regocijo porque significa que otro grupo de personas podrá leer las Escrituras en su
propio idioma. Todavía hay centenares de idiomas a los cuales la Biblia no se ha traducido.
Oremos para que quienes se ocupan en este trabajo tengan la fuerza necesaria para esta gran
labor.

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Los libros apócrifos
Algunas versiones de la Biblia incluyen los libros apócrifos, de origen dudoso. Aunque estos
libros contienen información histórica, especialmente sobre el período de 400 años entre el
Nuevo y el Antiguo Testamento, no todos los datos históricos son exactos o cabales.
Definitivamente falta evidencia de inspiración divina y por esta razón no fueron aceptados por
los judíos como parte de las Sagradas Escrituras que componen el Antiguo Testamento.
Esta colección de libros fue nombrada Los Apócrifos Palabra del griego que significa “cosas
escondidas”. Fueron considerados como libros que la mayoría de las personas no
comprenderían o apreciarían. En cambio, la Biblia nos es dada para que todos la gocemos y la
aprovechemos. Dios quiere que todos sean salvos y “vengan al conocimiento de la verdad”
(1 Timoteo 2:4).

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LECCION 09 – Cómo encontrar ayuda en la Biblia


Nadie podía encontrar nada en la cocina de la abuelita. Guardaba la harina en una lata
marcada “azúcar” y el café en una caja marcada “sal”. Pero en verdad no importaba, porque la
abuelita era la única que trabajaba en aquella cocina. Pero en la casa de enfrente la cocina es
muy diferente. Todo tiene que estar en su lugar y marcado correctamente porque la madre
no es la única que cocina. Al esposo le gusta preparar su desayuno y muchas veces las hijas
ayudan a preparar la comida. Todo tiene que estar en orden para que no se dificulte preparar
la comida. La Biblia también debe tener cierto orden para que podamos encontrar lo que
necesitamos. Los editores de nuestras Biblias lo saben muy bien. Todas las traducciones
tienen los mismos capítulos y versículos para que nadie se “pierda” al buscar lo que desea.
También hay libros que son como un índice, los cuales nos ayudan a encontrar ciertos
versículos de la Biblia. En esta lección aprenderemos cómo referirnos a las citas bíblicas y
escribirlas, y cómo usar los estudios básicos que nos guían hacia ciertos temas y versículos que
queremos encontrar.

A. La cita bíblica
Para ayudarnos en nuestra lectura y estudio, cada libro de la Biblia está dividido en
capítulos. Cada capítulo también está dividido en secciones más pequeñas numeradas
al lado izquierdo. Estas se llaman versículos o textos bíblicos. Nos referimos a cualquier
texto bíblico mencionando primeramente el nombre del libro, después el número del
capítulo y el número del versículo. A todo esto unido se le llama cita bíblica. Leamos el
libro de Génesis, el primer libro de la Biblia. Si la versión que usted está usando tiene
una introducción, pásela por alto y busque el número uno grande que marca el
comienzo del primer capítulo. El primer versículo del capítulo, marcado con un uno
pequeño, comienza así: “En el principio . . .” Para referirse a este texto decimos:
“Génesis uno, uno.” Usted notará que los números pequeños marcan los versículos
que continúan a través de todo el capítulo. Ahora busque el siguiente número grande
que es el dos. Este es el comienzo del segundo capítulo. El primer versículo comienza
así: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra.” Para referirnos a este texto
decimos: “Génesis dos, uno.” El capítulo dos tiene veinticinco versículos. Ahora
adelántese hasta Génesis cinco, uno. Este comienza así: “Este es el libro de las
generaciones…” Cuando damos una cita bíblica, no tenemos que decir las palabras
capítulo y versículo, solamente los números que se refieren a ellos. ¿Cómo se referiría
a Génesis 5:1–5? Quizá usted lo dijo bien: “Génesis cinco, uno al cinco.” Con el guión
se dividen los versículos de versículos, y los capítulos de los capítulos que ocurren en
secuencia. Si nos estamos refiriendo a varios versículos del mismo capítulo, pero no
son consecutivos, los escribimos así: Josué 1:5, 8, 10. Nos referimos a ellos así:
“Josué, uno, cinco, ocho, y diez.” Si los textos están en diferentes capítulos de un libro,
separamos las citas de los capítulos con punto y coma. Mateo 1:21; 2:1–6 nos refiere
al capítulo uno, versículo veintiuno, y capítulo dos, versículos uno al seis. Algunos
libros, como 1 Reyes y 2 Reyes, tienen el mismo nombre y siguen el uno al otro. El
escritor de San Juan escribió tres cartas que también llevan su nombre: 1 Juan, 2 Juan,
3 Juan. Para referirse a estos libros (Primera de Juan, capítulo uno, versículo nueve)
se puede escribir 1 Juan 1:9.

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B. Cómo buscar las citas bíblicas
Cierto día, después de una reunión de oración y estudio, un nuevo convertido me dijo:
“Usted debe de ser muy inteligente porque puede encontrar cualquier versículo en la
Biblia rápidamente.” Encontrar versículos de la Biblia rápidamente no significa que la
persona es superinteligente. Sencillamente significa que ha aprendido lo que usted
está aprendiendo en esta lección.
En las primeras páginas de su Biblia, una de ellas contiene la lista de cada uno de sus
libros y el número de la página donde comienza el libro. Al principio usted quizá
necesite usar este índice cuando busque algún pasaje de la Escritura en particular.
Sin embargo, el mejor modo de encontrar citas bíblicas consiste en memorizar los
nombres de los libros de la Biblia en su orden progresivo. Los niños los aprenden
rápidamente y los adultos también. Usted puede aprender cinco o seis nombres cada
día repitiéndolos, escribiéndolos en una tarjeta que ha de llevar consigo para que
pronto los memorice todos. Le gustará poder encontrar cualquier parte de la Biblia
con esfuerzo mínimo.

C. La referencia de estudio
En algunas biblias las referencias de estudio se localizan en el centro, en otras en los
márgenes, también al final de cada página, o después de cada versículo. Estas a veces
se llaman eferencias temáticas o marginales. Estas remiten al lector de una parte
de un texto a otro similar. Las citas marginales le ayudan a encontrar otros versículos
relacionados. Una letra muy pequeña junto a ciertas palabras en un versículo bíblico
indica que debemos buscar la misma letra en la sección de referencias. Por esa letra
usted encontrará una cita que le indicará otro versículo relacionado. Si usted tiene
una Biblia de estudio, puede usar este sistema para preparar estudios interesantes
sobre los temas que usted está leyendo. Las referencias de estudio y otros
comentarios en su Biblia son de ayuda, pero no fueron inspirados divinamente.
Fueron preparados por maestros y eruditos de la Biblia para ayudarnos a comprender
y a usar mejor nuestras Biblias.

D. La concordancia
La concordancia es un índice alfabético de las palabras principales de la Biblia. Esta
indica las citas bíblicas en donde se usa una palabra en particular. La mayoría de las
concordancias se refieren a la versión Reina-Valera. Pero si usted tiene otra versión,
esperamos que estas sugerencias que se le den aquí para usar una concordancia le
sean de ayuda. Hay varios casos cuando quizá usted desee usar una concordancia.
Supongamos que usted desea leer varios versículos que contienen la palabra amor.
Busque esta palabra en su concordancia. Las citas se incluyen en orden y con unas
pocas palabras del versículo que contiene la palabra amor. Una concordancia también
puede serle de ayuda cuando usted busca cierto versículo bíblico. Quizá recuerde
todo el versículo, o sólo una parte, pero no recuerda o no sabe la cita. Escoja una
palabra clave de las que usted recuerda del versículo y busque esa palabra. Es posible
que usted encuentre, entre las citas dadas, una con la frase del versículo que usted
está buscando. Por ejemplo, suponga que usted quiere encontrar el versículo bíblico

25 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
que dice: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero.” Quizá las únicas
palabras del versículo que usted recuerda sean “los males es el amor al dinero”. Hay
tres palabras clave que usted puede buscar: males, amor, dinero. La palabra clave
generalmente se identifica en la concordancia, primero en letras mayúsculas, como
encabezado, y en la cita se usa únicamente la primera letra de esta palabra. Si usted
busca la palabra dinero, probablemente encontrará lo siguiente:
Mateo 25:18 escondió el d. de su señor…
Marcos 12:41 echaba d. en el arca…
1 Timoteo 6:10 de todos los males es el amor al d
Si usted no encuentra en la concordancia la cita bíblica que busca bajo la palabra
dinero, proceda a buscar las otras palabras claves. El versículo que acabamos de citar
(1 Timoteo 6:10) muchas veces no se cita correctamente. Así que, una ventaja
adicional del uso de una concordancia consiste en que nos ayuda a evitar tales
errores.
¿Tiene su Biblia referencias marginales y una concordancia? Estas son ayudas
importantes para maestros, predicadores y quienes trabajan en la obra del Señor.

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LECCION 10 – Cómo acercarse a Dios en oración

¿Alguna vez ha oído a los niños discutir cuando están jugando?


—¡Dámelo, ahora! —dice uno.
—¿Por qué? —pregunta el otro.
—¡Porque lo quiero! —dice el primero.
Y así siguen discutiendo, sin lograr nada. Todavía no han aprendido cómo dirigirse a los demás
para pedir lo que quieren. Algunos adultos, cuando oran, se comportan como estos niños.
Aunque Dios siempre nos oye cuando oramos, es necesario que nos acerquemos a Él
correctamente. En esta lección usted aprenderá cómo acercarse a Dios con una actitud que
demuestre el respeto y la honra que Él se merece. Estudiará lo que la Biblia enseña sobre la
manera, el momento y el lugar para orar. Las cosas que aprenda le darán confianza cuando
hable con su Padre celestial.

A. ¿Cuál es la manera correcta?


Algunos preguntan “¿En realidad es importante cómo oremos?” “¿Acaso no todas las
religiones llevan a Dios?” Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6) Nos acercamos al Padre por Jesús, basándonos
en lo que Él hizo por nosotros. Oramos en el nombre de Jesús, presentando sus
promesas de la misma manera que lo haríamos con un cheque en el Banco Celestial.
Su cuenta siempre tiene fondos disponibles. El propio Señor Jesús está allí para dar fe
de la promesa, para identificarnos como personas autorizadas para girar cheques de
su cuenta. Jesús les habla a quienes se acercan y creen en Él, y les dice: Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
(Juan 14:13) Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo
por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del
velo, esto es, de su carne…acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre
de fe. (Hebreos 10:19–20, 22)

B. Actitudes para orar:


Respeto, gozo, gratitud, confianza
El pensar en quien Dios es y en su bondad, amor y poder nos hace más fácil
acercarnos a Él con las actitudes correctas. Nos acercamos con respeto y sumisión a
nuestro Señor y Creador, listos para hacer lo que Él nos diga. Venimos a nuestro
Padre con gozo, gratitud y confianza. Sabemos que Dios escuchará y contestará
nuestras oraciones porque nos ama y porque ha prometido darnos lo que
necesitemos. Jesús nos ha hablado de la oración: Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá. (Lucas 11:9) Cuando de verdad hemos orado y hemos
escuchado la voz de Dios o cuando hemos visto su respuesta, aprendemos por
experiencia que Él escucha y contesta las oraciones. Esto fortalece nuestra fe. A veces
tenemos que esperar con paciencia, pero podemos confiar en Dios y agradecerle por
la respuesta que vendrá.

27 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
Dios no tiene favoritos. Él nos Ama a todos y a todos nos recibe. El apóstol Pedro
aprendió esto por experiencia y dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción
de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.
(Hechos 10:34–35) Humildad y arrepentimiento Jesús habló de dos hombres para
ilustrar las actitudes correctas e incorrectas para orar: Dos hombres subieron al
templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano [un cobrador de impuestos]. El
fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como
este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas
el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste
descendió a su casa justificado antes que el otro. (Lucas 18:10–14) El orgullo y una
actitud de crítica hacia los demás son pecados. El pecado nos separa de la presencia y
de las bendiciones de Dios. El fariseo se cerraba la puerta en la cara. Pero el
arrepentimiento (lamentar lo malo que hemos hecho y querer dejar de hacer lo malo)
nos abre la puerta para recibir el perdón y la bendición de Dios. La humildad es lo
opuesto del orgullo. El publicano sabía que era pecador y lo reconoció. Sabía que no
merecía la bendición de Dios, pero se acercó a Dios pidiendo misericordia. Y Dios lo
perdonó.

Perdonar y amar a los demás


El odio, el resentimiento y la renuencia a perdonar a los que nos han ofendido cerrará
la puerta entre nosotros y Dios. Jesús dijo: Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras
ofensas. (Mateo 6:14–15) Si hemos hecho algo malo a alguien, Jesús nos enseña que
debemos corregir la situación y pedir perdón. Debemos tener cuidado de tratar a los
demás con amor y amabilidad en nuestro hogar, en el trabajo o dondequiera que
estemos. Las actitudes crueles estorban la oración. Por tanto, si traes tu ofrenda al
altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda
delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda. (Mateo 5:23–24)

Sinceridad y fervor
Sea sincero cuando ore. Con demasiada frecuencia simplemente decimos una oración
sin pensar en lo que decimos. Jesús tenía mucho que decir sobre esto.

C. ¿Dónde Orar?
Dios está en todas partes, de modo que dondequiera que estamos Dios nos oye y nos
responde. Sin embargo, en la Biblia aprendemos que hay lugares especiales para orar.
Por ejemplo, nuestras iglesias, como el templo de Dios en Jerusalén, han sido
dedicados a Dios como casa suya adonde vamos para encontrarnos con Él. Las iglesias
son lugares especiales de adoración. Y les enseñaba, [Jesús], diciendo: ¿No está
escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? (Marcos 11:17)

28 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
Jesús enseñó que el lugar no era tan importante como la actitud, pero también dijo
que debemos orar en privado en casa. Nosotros seguimos este principio cuando
oramos en silencio en nuestro interior, pero es bueno tener un sitio donde podamos
estar a solas con Dios regularmente. Allí podemos pensar y escuchar serenamente la
voz de Dios cuando oramos. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. (Mateo 6:6) Dios nos muestra en su Palabra que también
debemos orar con otros. Usted puede hacer esto con un amigo que esté dispuesto a
ser su compañero de oración. De ser posible, ore con su familia. En muchos lugares se
reúnen grupos de oración en las casas o en otros lugares convenientes. En el libro de
los Hechos leemos de un grupo así, un grupo de mujeres que se reunía a orillas del
río. Por supuesto que así usted tendrá la oportunidad especial de alabar a Dios cuando
se una a otros creyentes en la casa de Él.

E. Con qué modelo debemos orar:


Jesús nos ha dado el mejor modelo para nuestras oraciones como también
maravillosas enseñanzas acerca de la oración. Llamamos este modelo “El
Padrenuestro”. Lo usamos de dos maneras: 1) como una oración que nos
memorizamos y repetimos, y 2) como un modelo para otras oraciones. Vosotros,
pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los
siglos. Amén. (Mateo 6:9–13) De esta manera comenzamos y damos fin a nuestras
oraciones, reconociendo quién Dios es y mirando hacia el futuro cuando el Señor
venga a establecer su perfecto gobierno aquí en la tierra. Amén significa “así sea”. En
este precioso modelo de oración Jesús nos dice que oremos a nuestro Padre que está
en los cielos. Es a Dios a quien oramos. Nos acercamos a Él con plena confianza, como
hijos suyos que quieren conversar con Él acerca de nuestras necesidades. Venimos
ante su presencia respetuosamente, orando que su nombre honrado. Una de las cosas
importantes, y por las que debemos orar primero en toda circunstancia, es que se
haga la voluntad de Dios―que Él haga lo que Él sabe que es lo mejor. Al permitirle
que dirija nuestra oración, Él nos pondrá en la mente por lo que debemos orar.
Cooperamos con Él cuando oramos dentro de su voluntad por las cosas que son
mejores para nuestra familia, para nuestra nación y para la iglesia del Señor
Jesucristo. Nuestro Padre celestial nos ama y quiere darnos lo que necesitamos para
cada día―trabajo para ganarnos el sustento, fuerza y salud para trabajar, sabiduría,
buenas relaciones con los demás, casa, ropa―Él nos dice que se lo pidamos. Hemos
de orar a Dios que nos perdone por cualquier mal que hayamos hecho. Esto incluye
liberarnos de cualquier mal sentimiento que alberguemos contra otros. También
quiere decir que dejamos de hacer lo malo. Pedimos la ayuda de Dios para hacer lo
bueno, junto con su perdón por nuestras faltas y fracasos. Oramos que Dios nos dirija
y nos ayude a resistir la tentación. Pedimos ser protegidos del poder de Satanás.

29 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH

LECCION 11 – Cómo orar usando la Palabra de Dios


Casi todo lo que hacemos debe ser con fe, pues la vida está fundada en la fe. Comemos
alimentos creyendo que nos nutren. Mandamos cartas creyendo que el sistema postal la
entregará a la gente en otros pueblos y ciudades. Visitamos a amigo creyendo que cumplirá
su promesa de recibirnos. La vida cristiana también está fundada en la fe. Creemos que Dios
nos ama y que se interesa por nuestros problemas, así que le oramos a Él con confianza,
esperando que conteste. ¿Por qué debemos creer que Dios nos ama? Creemos que nos ama
porque Él lo dice en su Palabra, la Biblia. La Palabra de Dios es completamente confiable y
segura, tal como Él es. Si la Biblia dice Él que nos ama, así es. Cuando Él nos invita a orar, Él lo
dice en serio. Esta lección explica maneras en que la Biblia le ayuda cuando usted ora.
Aprenderá cómo estudiarla, cómo usarla cuando ore y cómo poner en acción sus promesas.

A. Use la Biblia como su guía


Jesús dijo que existe una relación directa entre sus palabras y nuestras oraciones. Él hizo la
siguiente notable declaración: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Esta maravillosa promesa nos enseña
que la respuesta a nuestras oraciones dependerá del papel que juega en nuestras vidas la
Palabra de Dios. Debemos meditar en lo que dice la Biblia y dejarla que nos guíe en nuestras
acciones de todos los días, así como en nuestras oraciones. Sigamos al pie de la letra lo que la
Biblia nos dice sobre cómo orar, y cuando oramos permitámosle a Dios que nos hable a través
de su Palabra. Cuando oramos con otros, leyendo de las páginas de la Biblia y comentando lo
que leemos, se hace más real la presencia de Dios entre nosotros. Dios aplica su mensaje a
nuestras condiciones y nos muestra cómo debemos orar respecto de los problemas que se
plantean en nuestros hogares, en nuestras comunidades, y en el mundo entero. La Biblia nos
señala cuál es la voluntad de Dios respecto a nuestras vidas y nos hace saber cómo orar para
que sea hecha su voluntad. Debemos orar por todo aquello que signifique honrar a Dios y
también por las cosas que beneficiarán a los demás, no solamente por lo que deseamos, o
para satisfacer nuestros placeres egoístas. Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y
no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís,
y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. (Santiago 4:2–3) Velad y
orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es
débil. (Mateo 26:41) Muchas de las oraciones que aparecen en la Biblia resultan excelentes
guías para nosotros. Podemos derramar nuestras almas en las palabras de David cuando
clama pidiendo perdón, o en la angustiosa oración de sumisión de Jesús, inmediatamente
antes de dirigirse a la cruz. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a
la multitud de tus piedades borra mis rebeliones…Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y
renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmo 51:1, 10) Yendo un poco adelante, se postró
sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea
como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39) Por lo tanto, si queremos que nuestras
oraciones sean eficaces, llenemos nuestras mentes con la Palabra de Dios. Leamos la Biblia,
meditemos en lo que nos dice, memoricemos sus pasajes, oremos por su mensaje. Dará forma
a nuestros deseos y guiará nuestras oraciones. En la medida en que permanece en nosotros,
podemos pedir y recibir respuesta a las oraciones que elevamos.

30 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
B. Fortalezca su fe con la Biblia
¿Hemos dicho alguna vez: “Quisiera tener más fe”, o “No tengo fe alguna”? En realidad todos
contamos con una cierta medida de fe. Al comienzo de esta lección, dije que muchas de las
cosas comunes de la vida que hacemos cada día, están fundadas en la fe. Ahora que usted es
un cristiano, sin embargo, usted tiene una clase de fe nueva. Esta fe es la creencia en Dios,
una persona que usted no ha visto. Esta es el fundamento de su nueva vida. Es, pues, la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)
Dios mismo nos da fe, la confianza de que Él hará lo que promete. El obra a través de su
Palabra para fortalecer nuestra fe, y nosotros cooperamos con Él en esto. Nuestra fe crece
y aumenta cuando leemos las maravillosas cosas que Dios ha hecho por otros. Pensamos en el
amor de Dios para con nosotros y comprendemos que las cosas que hizo por la gente en los
días bíblicos las hará por nosotros en el día de hoy. Acudimos a sus promesas y creemos lo
que nos dicen. Oramos con la creencia de que recibiremos respuesta, y así ocurre sin duda
alguna. Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios. (Hebreos 12:2) Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí
con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. (Romanos 12:3)
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:17) En Romanos 10:17
se nos recuerda que la fe no se logra por la simple lectura y la meditación de la Palabra de
Dios. Lo que vigoriza nuestra fe es oír predicar la Palabra. Asistimos a los cultos de la iglesia y
escuchamos los programas radiales cuando podemos. Los sermones, los cantos y los
testimonios sobre Jesús, el Hijo de Dios, fortalecen nuestra fe en Él. No lo entendemos a la
perfección, pero sí sabemos que Dios obra por medio de nuestra fe. Si no creemos, ello
obstaculiza la tarea del Altísimo. Si creemos, esto le hace más fácil contestar nuestras
oraciones y hacer cosas maravillosas. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la
incredulidad de ellos. (Mateo 13:58)

C. Use versículos cuando ore


Las promesas que da Dios a sus hijos son como cheques en el banco del cielo. Los tenemos en
la Biblia (nuestra chequera) y sólo tenemos que presentarlos para cobrarlos. La cuenta de
Dios nunca tiene un saldo deudor, de modo que podemos presentarle estos versículos a Dios
cuando oramos y saber que Él honrará la firma de su Hijo en ellos. Dios es completamente fiel
a sus promesas.
La Palabra de Dios está llena de promesas que subsanan nuestras necesidades. Porque Jesús
transformó a la gente, la alimentó y la sanó, sabemos que Él se preocupa por todas
nuestras necesidades. Él promete consuelo para nuestra aflicción, compañía para nuestra
soledad, perdón del pecado, liberación de los malos hábitos y todo lo demás que
necesitemos. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)

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Vida Cristiana SEBATH

LECCION 12 – Por qué estudiar la Biblia


Proverbios 2:1–5 dice: Si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si
clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la
escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el
conocimiento de Dios. Quizá usted se acuerde de ocasiones cuando no llovió, cuando por la
sequía no encontraba agua ni para su familia ni para sus animales. Quizá usted cavó
profundamente en busca de alguna fuente escondida. Cuando a uno le hace falta algo tan
importante como el agua, se esfuerza para conseguirlo. Cuando estudia la Palabra de Dios para
obtener sabiduría y conocimiento de Dios, usted tiene que esforzarse mucho, profundizarse
en las Escrituras, con la misma intensidad con que buscaría el agua. Si usted es diligente en su
estudio de la Biblia, encontrará el agua de vida. Cristo se refirió al agua, a fin de ilustrar la
necesidad que tenemos de Él en nuestras vidas. Él dijo: Mas el que bebiere del agua que yo le
daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que
salte para vida eterna. (Juan 4:14) Para gozar de esta experiencia de beber el agua de vida,
debe uno estudiar la Biblia día tras día. Esta lección explica por qué estudiamos la Biblia.

A. La voluntad de Dios
Si usted ama a una persona, desea estar con él o ella todo el tiempo. Quiere saber
todo lo que le sea posible acerca de esa persona. Anhela comprender sus
pensamientos e identificarse con sus sentimientos. Quiere agradarle. Al aumentar su
amor hacia esa persona, a través del trato personal, usted se vuelve más completo y
más satisfecho. La voluntad de Dios para nosotros es que le amemos a Él por sobre
todas las cosas. Cuando verdaderamente amamos a Dios, deseamos pasar tiempo con
Él, a fin de conocerlo más. Podemos hacer esto al leer y estudiar su Palabra. De esta
manera nuestro amor aumenta. Nuestra relación con Dios depende de cómo le
obedezcamos. No podemos obedecerle a menos que sepamos cuáles son sus
mandamientos. La Biblia nos exhorta a dedicar toda nuestra atención a nuestra tarea,
para que podamos comprender la Palabra de Dios y enseñársela a otros (2 Timoteo
2:15). Cristo Jesús mencionó la importancia de conocer la Palabra de Dios. Él dijo: “No
sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo
4:4). Al usar nuestras mentes para buscar el significado de la Palabra de Dios, estamos
cumpliendo una parte del gran mandamiento de Dios: “Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Es decir,
para hacer la voluntad de Dios, tenemos que estudiar su Palabra. De esta manera
aprendemos a amarle más y a la vez aprendemos sus mandamientos. En el Salmo 119,
el rey David escribe acerca de aprender la ley de Dios. La palabra “ley” en este Salmo
se refiere a los consejos y mandamientos dados en las Sagradas Escrituras. David
repite una y otra vez que el aprender y el obedecer van de la mano. Dice: “Entonces
no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos” (v. 6). La
obediencia produce la comprensión y la sabiduría para entender el significado de la
Palabra de Dios. Luego podemos aplicarla a nuestras vidas y enseñársela a otros. Se
nos dice en 1 Pedro 2:2 que hemos de desear, “como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”. El apóstol Pablo,

32 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
en Colosenses 3:16, escribe: “…la palabra de Cristo more en abundancia…” en
nosotros. Así como el alimento tiene que entrar en nuestro cuerpo para fortalecernos,
la Palabra de Dios tiene que entrar en nuestro espíritu para nuestro crecimiento
espiritual. Es más fácil estudiar la Palabra de Dios cuando pedimos la ayuda del
Espíritu Santo. Dios espera que estudiemos su Palabra. Por ello nos dio el Espíritu
Santo, para enseñarnos. Cristo dijo a sus discípulos: Pero cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino
que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir (Juan
16:13).

B. Nuestras necesidades
Dios nos creó. Por ello se interesa por nosotros. Conoce nuestras necesidades incluso
mejor que nosotros mismos. Un maestro artesano conoce su producto mejor que
cualquier otra persona. Si algún producto no funciona, se lo devolvemos al artesano
para que lo repare. Él hace que funcione de nuevo y sea útil. Nuestras vidas están
quebrantadas. Nos dominan nuestros malos hábitos. No seguimos a Dios como
debemos. Nos hace falta una reparación: ser enseñados, corregidos y reformados. La
Palabra de Dios es el único instrumento capacitado para repararnos. En 2 Timoteo
3:16–17 leemos: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Dios empieza a reparar
nuestras vidas cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal. Nos limpia
del pecado y nos da un nuevo comienzo. Nos instruye sobre la forma de llegar a ser
como Cristo. Las enseñanzas de la Biblia nos guían en nuestro crecimiento. Describen
la voluntad de Dios para nosotros en nuestro diario vivir. Conforme la Palabra de Dios
nos repara, suple muchas necesidades en nuestra vida. Nos ayuda a saber la verdad
en cuanto a nuestra salvación. Nos enseña cuál es nuestra herencia en Cristo. Nos da
fortaleza y poder a través de Cristo. Enseña cómo ser lleno del Espíritu Santo. Provee
el gozo y la paz que provienen de Dios. Nos instruye sobre cómo vivir en santidad.
Hebreos 4:12 nos dice: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que
toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y
los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. La Palabra de
Dios nos muestra cuando nuestros deseos se oponen a la voluntad de Dios. Nos ayuda
a conformar nuestros pensamientos con los de Él. Nuestros deseos y pensamientos
están en el centro de nuestra vida espiritual de la misma manera en que las
coyunturas y los tuétanos son esenciales para la vida física. Mientras más leemos y
estudiamos la Biblia y escuchamos la enseñanza del Espíritu Santo, más podemos
comprender y hacer la voluntad de Dios. Obtenemos propósito en la vida y la
sabiduría para decidir correctamente. La Biblia dice acerca de la Palabra de Dios: “La
exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” (Salmo 119:130).
Este alumbramiento nos guía en nuestra vida diaria. Nos ayuda a comprender el
retorno de Cristo y nuestra vida eterna en el cielo. El alumbramiento de la Palabra de
Dios nos transforma a la imagen de Cristo. Mientras estudiamos, nos despojamos “del
viejo hombre con sus hechos” y nos revestimos “del nuevo” (Colosenses 3:9–10).

33 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
Entonces la semejanza de Cristo puede resplandecer a través de nosotros en un
mundo perdido que lo necesita. Cuando verdaderamente conocemos a Dios, nuestro
espíritu se une con su Espíritu, quien es la fuente de vida. De esta manera se suple
nuestra mayor necesidad: la necesidad de vida.

C. Nuestra Actitud
La Biblia es distinta de todos los demás libros. Debemos abordar la Palabra de Dios
con una actitud de obediencia. El apóstol Pablo se preocupó por la desobediencia de
la iglesia de Corinto y les escribió una carta (1 Corintios) para aconsejarles. Les explicó
que no estaban creciendo espiritualmente debido a sus contenciones y otras malas
actitudes. Él dijo: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales,
sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda;
porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues
habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis
como hombres? (1 Corintios 3:1–3) Nuestra actitud debe incluir la disciplina. No
podemos esperar que Dios nos revele sus verdades a menos que nos esforcemos por
aprender. Jesús dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”
(Mateo 7:7). Es decir, debemos dedicarle tiempo para un estudio concienzudo. Ahora
bien, para que nuestro estudio cambie nuestra vida, debemos estar dispuestos a
aprender. Debemos estar dispuestos a recibir la instrucción de nuestro Padre celestial.
Tanto el rey David como el profeta Isaías confesaron a Dios su necesidad y deseo de
recibir la instrucción. El salmista escribió: “No me aparté de tus juicios, porque tú me
enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.”
(Salmo 119:102–103). Isaías registra: Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para
saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi
oído para que oiga como los sabios. (Isaías 50:4)
Cuando estamos dispuestos a aprender nos acercamos humildemente a la Palabra de
Dios. No debemos de gloriamos en nosotros mismos. Dios nos ha creado tal como
somos. Dios nos ha unido con Cristo Jesús, y Dios ha hecho que Cristo sea nuestra
sabiduría. A través de Él somos justificados con Dios, llegamos a ser el pueblo santo de
Dios y somos libertados. Por ello, la Biblia dice: “El que se gloría, gloríese en el Señor”
(1 Corintios 1:30–31). Nunca podremos aprender todo lo que contiene la Palabra de
Dios. Pero seguimos aprendiendo a medida que el Espíritu Santo nos revela la verdad
de Dios. Seguiremos aprendiendo aun en el cielo, porque la Palabra de Dios no pasará.

34 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH

LECCION 13 – Preparación para el estudio de la Biblia

Ya que hemos declarado las razones de por qué estudiar la Biblia y la hemos descrito
brevemente, nos hace falta discutir cómo estudiarla. En esta lección examinaremos algunas
cosas que le prepararán para estudiar. Luego, en las siguientes cuatro lecciones,
presentaremos algunos métodos de estudio. Quizá piense que estudiar la Biblia es una tarea
imposible. Contiene mucho material y parte es difícil de comprender. Pero así como en
cualquier otra gran tarea, si sabe cómo hacerla y la divide en porciones más pequeñas, logrará
mucho. Quizá le interese saber que la preparación de este libro, Cómo estudiar la Biblia,
requirió la participación de más de 20 personas, en un proceso de unos 35 pasos. Muchos de
los pasos se completaron en semanas y algunos de ellos tuvieron que rehacerse. Este libro es
sólo uno de una serie de libros que se han escrito y siguen escribiéndose para ayudarle a
conocer a Dios y su voluntad para su vida. Hace pocos años, toda esta tarea parecía
imposible. Se está logrando porque trazamos un plan de acción.

A. Herramientas básicas para su estudio


La mejor manera de crecer espiritualmente radica en el estudio de la Biblia. Usted no
puede depender de los estudios o enseñanzas de otras personas. El estudio de la
Palabra de Dios es una tarea individual. Es quizá la tarea más personal en la que
jamás se envuelva. Afectará su ser total: lo que usted es y lo que hace. Naturalmente,
usted influye sobre otras personas que le rodean. Por ello debe compartir con otros lo
que aprende en su estudio bíblico privado. Mientras aprende y crece en el
conocimiento de Dios, usted deberá enseñar en la escuela dominical, compartir en
grupos de estudio bíblico y contar a sus amigos y vecinos acerca de Cristo.
Tenga su propia Biblia
Las herramientas que necesita para estudiar la Biblia son muy pocas. Por supuesto,
usted necesita una Biblia. (Es provechoso contar con más de una versión de la Biblia
para que pueda comparar la fraseología de los pasajes difíciles.) La Biblia expresa toda
la revelación de Dios al hombre. Le dice todo lo que necesita saber acerca de su nueva
vida en Cristo y su vida eterna en el cielo. Por ello la Biblia es su mejor intérprete.
Mientras más la lee, más comprende su significado. Sus ojos y mente constituyen la
segunda herramienta para el estudio. Cuando usa sus ojos, puede experimentar
muchas cosas que se le niegan a una persona ciega. Sin embargo, muchas personas
videntes son descuidadas y no “ven” o experimentan todo lo que pudieran si
provecharan su habilidad de ver y pensar.

Lea y piense
La vista física tiene mucha relación con la vista espiritual. Esto quiere decir
conocimiento o perspicacia en cuanto a las verdades escondidas de Dios. De hecho,
las Escrituras usan la palabra ver para referirse a “saber la verdad espiritual”. Según 2
Corintios 4:4, los que no creen en el evangelio acerca de Cristo son cegados por
Satanás para que no vean la luz que proviene de la Palabra de Dios. (Vea también
Mateo 13:14–16.) Isaías 44:18 dice que quienes rechazan a Dios tienen
“cerrados…sus ojos para no ver, y su corazón para no entender”. Por otra parte, los

35 SEMINARIO BAUTISTA TEOLOGICO HOREB


Vida Cristiana SEBATH
limpios de corazón, los que aman a Dios, “verán a Dios” como nos dice Mateo 5:8. Sin
embargo, hay muchos cristianos culpables de no estudiar la Palabra de Dios como
deben. No ven ni experimentan tanta verdad como les es posible. Usted puede
empezar a obtener la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), si permite que el Espíritu
Santo le aclare la Palabra. La meta de su estudio consiste en tener vista espiritual.
Quiere saber la verdad divina y aplicarla a su vida en sus decisiones y acciones diarias
(1 Corintios 2:13–16). A través del estudio diligente recibirá conocimiento de las
enseñanzas bíblicas acerca de su nueva vida. Estará mejor preparado para reconocer
y rechazar doctrinas falsas. El apóstol Pablo advirtió a las iglesias jóvenes y a su amigo
Timoteo respecto a los maestros falsos. Estos tratarían de desviar a los cristianos de la
verdad al hacerles obedecer reglas que no eran bíblicas. (Vea Efesios 4:14.)
Escriba
Su tercera herramienta es un bolígrafo para escribir notas mientras lee la Biblia.
Escribir algo le ayuda a recordarlo. Mientras escribe palabras repetidas o cosas
especiales que se mencionan, verá mejor lo que escribió el escritor. Anote referencias
a otros pasajes para que pueda leerlos y compararlos. Escriba también cualquier
pregunta que le venga a la mente mientras lee, o cualquier pensamiento. Más tarde,
cuando repase sus notas, empezará a comprender la Biblia mejor y podrá contestar
algunas de sus preguntas. Estas tres herramientas: la Biblia, sus ojos físicos y
mentales, y un bolígrafo, realmente son las que necesita para estudiar la Biblia. Otras
herramientas también le ayudan en el estudio bíblico. Quizá pueda utilizar una
concordancia bíblica que alista en orden alfabético todas las palabras de la Biblia y
dónde se encuentran. Si, por ejemplo, usted desea leer pasajes acerca de la “fe”, los
encuentra fácilmente al buscar la palabra “fe” en la concordancia. Muchas Biblias
tienen una concordancia pequeña al final. El diccionario bíblico es una herramienta
que define palabras difíciles y da información acerca de los tiempos, lugares, cultura y
personajes bíblicos. Otra clase de herramienta es el comentario bíblico. Estos son
libros escritos por diferentes eruditos bíblicos que comparten su propio
entendimiento de las Escrituras basado en su estudio intenso de largos años. Si no
puede conseguir ninguna de estas herramientas adicionales, no se preocupe. El
Espíritu Santo le revelará el sentido de la Palabra aunque no tenga ninguna ayuda de
estudio. Pida la dirección divina mientras pone en práctica los métodos de estudio que
aprenda en este curso.

B. Reglas básicas de interpretación


Quizá se pregunte cómo empezar su estudio de la Biblia. ¿Con cuál libro debería
comenzar? ¿Cuántos versículos debería estudiar cada día? Debería empezar con un
libro corto (tal como Colosenses, que estudiaremos en la lección 5) y estudiar de 20 a
25 versículos al día. Quizá pueda leer más, pero su estudio le llevará más tiempo.
Debería escudriñar sólo un pasaje breve cada día para lograr el máximo provecho de
su estudio. Así como quizá tenga preguntas acerca de cómo estudiar, quizá también
tenga preguntas acerca del sentido de ciertos pasajes de las Escrituras. ¿Cómo puede
interpretar o explicar su significado? Una regla de interpretación es: Haga preguntas
acerca de cada pasaje de la Biblia. ¿Quién es el autor? ¿Cuál es su propósito principal?

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¿A quién escribe? ¿De qué, o de quién, trata el pasaje? ¿Cómo se hizo algo? ¿Cuándo
aconteció? ¿Dónde ocurrió? ¿Qué quiere decir este pasaje? ¿Cuál fue el propósito al
decir esto? ¿Cuál verdad sugiere? Este material se llama el contexto. Al leer los
versículos 1–25 de Rom. 8, vemos que el autor habla de nuestra vida nueva en el
Espíritu (vv. 5, 9) como hijos de Dios (vv. 14, 17), que tenemos esperanza de una gloria
venidera (v. 18). Este contexto nos ayuda a comprender mejor por qué tenemos el
poder del Espíritu Santo en nuestras oraciones. Es por quiénes somos en Cristo. Al leer
el capítulo 1 de Romanos aprendemos que Pablo, un apóstol (v. 1), escribió esta carta
a la iglesia de Roma (v. 7). Después de saludarles, declara su propósito en los
versículos 16 y 17: el evangelio de Cristo Jesús enseña que la salvación es por la fe, no
por ningún otro medio. Ahora vemos cómo en los versículos 26 y 27, Pablo recalca
nuestra victoria a través del Espíritu Santo para apoyar su propósito principal. Enseña
que la fe trae la salvación y la gloria venidera en el cielo. La segunda regla de
interpretación consiste en: Explicar el significado de un pasaje según se relaciona con
su contexto. Pueden surgir doctrinas falsas al tomar un versículo o parte de un
versículo fuera de su contexto. A veces las personas se apropian de las promesas de
Dios, pero pasan por alto las condiciones que las acompañan (la condición en Mateo
6:33). Otros quizá usen un versículo para apoyar su propia convicción sin poner
atención a lo que éste quiso decir basado en su contexto. Cuando un pasaje presenta
una enseñanza limitada o lo que parece un conflicto, debemos estudiar otros pasajes
que se relacionan con el mismo tema. Esta tercera regla de interpretación provee una
enseñanza más completa y equilibrada de la verdad. Busque en los márgenes de su
Biblia referencias a pasajes relacionados. Mientras más lee la Biblia, más fácil le
parece el uso de estas tres reglas.

C. Ore pidiendo dirección de Dios


El Espíritu Santo nos dirige en cuanto a la voluntad de Dios para nosotros. El Espíritu
Santo mora en nosotros continuamente, y es nuestro guía. Esto se describe en 1 Juan
2:27: Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe, así como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Recuerde, las personas que no tienen al Espíritu de Dios dentro de ellos no pueden
interpretar las verdades espirituales de la Biblia. Pero tampoco podemos nosotros, a
menos que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude. No nos obliga a que
aceptemos la verdad. Debemos orar para que Dios nos conceda entendimiento, como
el rey David lo hizo una y otra vez. “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
Forastero soy en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos” (Salmo 119:18– 19).
El estudio bíblico eficaz depende de la oración. Esta indica nuestra humildad,
sinceridad y dependencia de nuestra relación con Dios. La oración nos muestra
nuestra necesidad de ayuda y dirección. Nos ayuda a poner atención en nuestro
estudio y a actuar de acuerdo con lo que hemos aprendido. Abre nuestras mentes de
tal manera que estemos listos a recibir la verdad: “Por tanto, ceñid los lomos de
vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1:13).

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LECCION 14 – El estudio libro por libro


Quizá parezca más fácil depender de unos cuantos textos bíblicos predilectos para guiarnos y
alimentarnos espiritualmente. Pero necesitamos una “dieta completa” de la Palabra de Dios
para crecer y llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Debemos participar
gustosamente de la Palabra de Dios día tras día para alcanzar esta meta. Jesús dijo: “Yo soy el
pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed
jamás” (Juan 6:35). Como el pan de vida, Cristo es nuestra fuente de vida. Para comprender
mejor nuestra vida en Cristo, necesitamos estudiar lo que cada libro de la Biblia dice acerca de
Él. Nuestra fe aumenta a la par con nuestros conocimientos. Cuando la gente le preguntó a
Jesús qué podían hacer para agradar a Dios, Él contestó que Dios quería que todos creyeran
en su Hijo. Cuando creemos en Él, podemos hacer lo que Dios quiere que hagamos (Juan :28–
29).

A. Beneficios del estudio de un libro


Con el tiempo, su estudio de cada libro de la Biblia le familiarizará con la revelación total de
Dios. Podrá ver cómo se relacionan los eventos de la Biblia. Estará informado espiritualmente
para el cumplimiento de la profecía acerca de la segunda venida de Cristo. Establecerá una
base firme para otros estudios sobre lecciones y verdades espirituales específicas. Un
beneficio muy importante que resulta del estudio de la Palabra de Dios libro por libro es la
capacidad de comprender enseñanzas particulares en su contexto. En ocasiones podemos
entender lo que realmente quiere decir un pasaje sólo cuando lo vemos en su contexto. De
esta manera, la familiaridad con toda la Biblia le ayudará a reconocer y a resistir enseñanzas
falsas. Están tan difundidas hoy como lo estaban en la iglesia primitiva. Muchas de las
epístolas en el Nuevo Testamento tratan directamente sobre las doctrinas falsas que
surgieron con la difusión rápida del evangelio, inmediatamente después de la muerte y
resurrección de Cristo. El mayor beneficio del estudio de la Biblia libro por libro consiste en
que la Biblia se volverá la Palabra viva en usted. Cuando experimente problemas en su vida
diaria, podrá acudir a la enseñanza de la Biblia para fortalecer su fe e instruirle sobre lo que
debe hacer.

B. Cómo abordar el estudio de un libro


El estudio de un libro se comienza leyéndolo todo de una vez. Al terminar un libro, empieza
uno a ver su perspectiva total. Sería provechoso que leyera Colosenses, o cualquier libro que
va a estudiar, dos veces o más antes de que empiece a escribir notas o trate de contestar
demasiadas preguntas. La lectura le dará una impresión general del tema principal del libro.
Le hará saber cómo se siente el autor. Sus sentimientos podrían ser de desesperación, ánimo,
adoración, esperanza, gozo, interés, angustia, humildad, juicio, o algún otro. Y su lectura
revelará palabras y frases claves que se repiten a través del libro. El primer paso consiste en
leer y observar hasta que comprenda lo que está tratando de decir el autor. Este paso
requiere tiempo y paciencia, así como un deseo de saber lo que dice la Palabra de Dios. El
segundo paso consiste en interpretar lo que el autor quiere decir. Use las tres reglas de
interpretación que describimos en la anterior. Haga pregunta y fíjese en el estilo literario, el
lenguaje y la organización de ideas. Escriba notas basadas en lo que estas cosas le muestran.

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Procure resumir el significado del libro. Es decir, debe usted escoger los puntos principales del
libro y mostrar cómo se relacionan, escribiéndolos en forma breve. Use sus propias palabras.
Cuando lo haya hecho, el libro empezará a vivir para usted. Puede volverse una parte de su
vida, una fuerza personal y viviente. El tercer paso consiste en aplicar esta fuerza viva a su
vida. Debe permitir que lo aprendido acerca de Cristo transforme su carácter y sus acciones.
Cuando lo permita, su vida será una “luz” para otros. Podrá mostrarles el camino a Cristo.

C. Ejemplo: Bosquejo del libro de Colosenses


Ejemplo de un bosquejo sobre Colosenses
A. Saludos y oraciones
1. Acción de gracias por las personas
2. Oraciones por las personas
B. La naturaleza y obra de Cristo
1. Cómo es Cristo
a. La plena naturaleza de Dios
b. Creador y Salvador
2. Lo que Cristo hace por nosotros
a. Nos hace sus amigos
b. Nos da poder para el servicio
C. La vida nueva en Cristo
1. Una vida de fortaleza
2. Una vida de libertad
3. Una vida de nuevas relaciones
a. Relaciones con Dios
b. Relaciones con las personas

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LECCION 15 – El estudio devocional


El estudio devocional es muy personal. Tiene el propósito de acercarle a usted a Dios. Le pone
en contacto con verdades espirituales profundas. Al aplicar usted la Palabra de Dios a su vida,
el diablo peleará contra usted. Tratará de desalentarle. Le sembrará dudas respecto a Dios.
Creará un conflicto interno en su corazón. Cristo nos demostró cómo enfrentarnos al conflicto
espiritual. Cuando el diablo tentó a Jesús en el desierto (Mateo 4:1–11), Él lo resistió. Le hizo
frente usando el arma más poderosa del mundo. Citó las Sagradas Escrituras. El diablo tuvo
que huir porque la Palabra de Dios es verdad y vida. En Efesios 6:17 a la Palabra de Dios se le
llama “la espada del Espíritu”. Con ella podremos “estar firmes contra las asechanzas del
diablo…y habiendo acabado todo, estar firmes” (6:11, 13). La Palabra de Dios le da a usted
limpieza y victoria cuando la esconde en lo profundo de su corazón.

A. El valor del Estudio devocional


Usted puede aprender mucho de la Biblia poniendo en práctica las herramientas que ha
estudiado en este libro hasta aquí. Pero a fin de comprender cabalmente la Palabra de Dios,
debe estudiarla con devoción. El estudio devocional consiste en obtener conocimiento de la
Palabra de Dios con fines netamente espirituales y personales. La palabra “devoción” significa
“un acto de oración por el que uno le pide humilde y encarecidamente a Dios”. El estudio
devocional requiere toda la atención del estudiante. Nuestra meta como cristianos consiste en
estar en Cristo, que more en nosotros. Él dijo: Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado
mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado,
así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi padre, y
permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros,
y vuestro gozo sea cumplido. (Juan 15:7–11) El estudio devocional produce unidad entre Cristo
y el creyente. En el estudio devocional, leemos un pasaje corto de la Biblia. Lo leemos
lentamente, quizá varias veces. Con espíritu de oración pensamos sobre lo que significa. Nos
preguntamos a nosotros mismos: ¿Qué le dice este pasaje a mi corazón? ¿Se refiere a mi
necesidad presente? ¿En qué forma me revela a Cristo? A este proceso se le llama meditación.
Leemos el mismo versículo o pasaje hasta que nuestras mentes sólo se ocupan de su
significado y de la presencia del Señor. De esta manera la Palabra penetra en nuestro ser y nos
alimenta. La Palabra de Dios nos revela a Cristo. Él es la Palabra viviente. Mientras más
conocemos la Palabra escrita, mejor conocemos a la Palabra viviente. Y a la vez, mientras
mejor conocemos a Cristo, más le amamos y le obedecemos. El rey David meditaba mucho en
la Palabra de Dios. Él escribió: “Mi boca hablará sabiduría, y el pensamiento de mi corazón
inteligencia” (Salmo 49:3). Cuando estamos en Cristo y Él en nosotros, obtenemos la mente de
Cristo (1 Corintios 2:15–16). Nuestra meditación renueva nuestras mentes.

B. Normas para el estudio devocional


El salmista oró: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18). Necesitamos
apropiarnos de esta oración al estudiar sobre cómo hacer que el mensaje de la Palabra de
Dios sea sencillo, personal y práctico. Cada pasaje de la Biblia tiene una verdad principal. Con
frecuencia usted encuentra otras verdades menos obvias. Su tarea consiste en descubrir lo

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que el Espíritu Santo trata de decirle. Siga estos cinco pasos que le ayudarán a hacer que el
mensaje sea sencillo para usted.
Cinco pasos que se han de seguir Lea.
El estudio bíblico principia con la lectura. En 1 Timoteo 4:13, Pablo dice: “Ocúpate en la
lectura, la exhortación y la enseñanza.” Para ser saludables espiritualmente, hemos de
alimentarnos a diario con la Palabra de Dios: “Bienaventurado el varón que no anduvo en
consejo de malos…sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y
noche” (Salmo 1:1–2). En tiempos bíblicos, un grupo de cristianos que vivían en Berea eran
conocidos por su amor al estudio bíblico (Hechos 17:10–11). Eran más que simples oidores;
escudriñaban las Escrituras diariamente. Necesitamos ser fieles en el estudio como ellos lo
fueron.
Tome notas. El estudiante de la Biblia diligente escribe notas mientras lee y estudia. Su lápiz o
pluma es una herramienta que ayuda a sus ojos y a su mente a “ver” las verdades espirituales
al dirigir el Espíritu Santo su comprensión.
Escudriñe. La verdad bíblica es clara y sencilla, pero a la vez de profundo significado. Los
significados profundos de la Palabra son como “plata” y “tesoros” que debemos buscar o
escudriñar en nuestros estudios (Proverbios 2:4).
Relacione. Antes de interpretar el significado de un pasaje es necesario relacionarlo con su
contexto. Debemos leer enseñanzas relacionadas. De esta manera descubrimos la relación de
cada pasaje con la Palabra de Dios como un todo.
Medite. Lea el pasaje estudiado y recuerde siempre lo aprendido.

C. Aplicación del Estudio devocional

Que el mensaje sea personal

El estudio devocional de la Palabra de Dios hace que el mensaje bíblico sea sencillo y personal.
La memorización de versículos constituye una parte muy valiosa del estudio devocional. Dios
ordenó en Deuteronomio 6:6–9: Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
puertas. El estudio devocional de la Biblia nos ayuda a vencer al diablo (Apocalipsis 12:11;
Lucas 4:4); y a vivir en santidad (Salmo 119:9; Juan 15:3). Nos ayuda a obtener el éxito (Josué
1:8), a desarrollar una fe fuerte (Romanos 10:17) y a crecer espiritualmente (1 Pedro 2:2). Nos
ayuda a testificar a otros (2 Timoteo 3:16). La memorización de versículos constituye sólo un
paso para hacer que la Palabra sea personal. Hemos de aplicárnosla. Hemos de hacerla una
lámpara que nos guíe y una luz en nuestro camino (Salmo 119:105). La misma Biblia nos
aconseja sobre cuál actitud asumir respecto a ella: Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra
pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro
natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Más el que mira
atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:22–

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25) La Palabra de Dios se puede poner en práctica de diversas maneras. Hemos de obedecer
sus mandamientos y prohibiciones. Por ejemplo, hemos de amar a nuestro prójimo (Lucas
10:27) y no juzgar a nuestro hermano en Cristo (Romanos 14:13). Hemos de reclamar como
nuestras las promesas que Dios ha hecho. No es suficiente con saber que se nos ha dado vida
plena en Cristo (Colosenses 2:10); hemos de reclamar y poner en práctica nuestra libertad en
Cristo (Colosenses 2:11, 20). Hemos de aprender de los ejemplos de otros, buenos o malos,
como lo estudiamos en este estudio. Por sobre todo, hemos de creer en las declaraciones
divinas sobre la verdad y vivir de acuerdo con ellas. Como ilustración, citemos la enseñanza
bíblica de nuestra unidad en Cristo (Efesios 2:14– 18) y de que el amor nos hace semejantes a
Cristo (Efesios 3:17–19; 1 Corintios 13). Nuestra respuesta a estas verdades demostrará si las
hemos aplicado o no a nuestras vidas.

Que el mensaje sea práctico

Dios quiere que compartamos el evangelio con otros. De ahí que un propósito importante del
estudio bíblico consista en ayudarnos a compartir la verdad divina con otros. Nos da
conocimiento y el deseo de enseñarles a los demás. La enseñanza comienza en casa. Debemos
enseñarles la Palabra de Dios a nuestros hijos (Deuteronomio 6:7). Es un gozo obtener
conocimiento y poder transmitirlo a los niños y a los jóvenes, en particular a los miembros de
nuestra propia familia. Entonces, como declara Colosenses 3:16, debemos vivir “enseñandoos
y exhortandoos unos a otros en toda sabiduría”. Pablo le dijo a Timoteo: “Lo que has oído de
mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros” (2 Timoteo 2:2). Cristo le ha asignado una tarea a cada creyente: “Id por
todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Parte de esta tarea
consiste en enseñarles (Mateo 28:20). Cristo desea que llevemos fruto. Él dijo: “No me
elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca…” (Juan 15:16). Hemos de hacer nuestras las palabras
de Cristo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan
4:34). Dios no nos salvó sólo para que nos la pasáramos sentados todo el tiempo disfrutando
de nuestra salvación; Él espera que les contemos a otros acerca de Él. Dios quiere que
estudiemos la Biblia como nuestra fuente de devoción, fortaleza y regocijo; pero también le
agrada que la compartamos con otros. El amor que le tenemos a la Palabra de Dios nos
despierta el deseo de compartirla. Que Dios le bendiga al convertirse el estudio bíblico en vida
para usted.

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