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GÉNESIS 2-3

ESTRUCTURA Y CONTENIDO

Los nueve primeros libros de la SE, de Gn a Re, es decir: Gn, Ex, Lv, Nm, Dt, Jos, Jc,
Sam, y Re forman una unidad literaria a cuya luz deben entenderse cada una de
sus partes.

1.- Historia de la Creación (Gn 1,1 – 2, 3)


2.- Historia de los Orígenes (Gn 2, 4 – 11, 26)
3.- Historia de los Patriarcas (Gn 11, 27 – 50, 26)
4.- Historia de Moisés (Ex 1 – Dt 34)
5.- Historia de Josué (Jos 1 – Jc 2, 10)
6.- Historia de los Jueces (Jc 2, 11 – 1Sam 7, 16)
7.- Historia de los Reyes (1Sam 8 – 2Re 25)

El elemento central del Eneateuco es la Historia de Moisés: Ex, 1-Dt, 34, centrada
en la donación de la Ley.

El Eneateuco se escribe para explicar al Israel del exilio que Dios, que ha dado al
pueblo una Ley que desobedece, no lo destruye porque es misericordioso y
perdona.

Del hombre de Gn 2-3, que es imagen de Dios en la tierra, y por eso tiene poder
sobre los animales, se espera que actúe como imagen perfecta de Dios pero, como
es libre, Gn plantea la posibilidad de que lo que quiere el hombre sea distinto de lo
que quiere Dios; que el hombre no busque la voluntad de Dios.

Ante la desobediencia del hombre Dios, que es justo, debería matarlo, pero no lo
hace, maldice a la tierra y a la serpiente, pero al hombre lo expulsa del jardín
dándole vestido para que no se avergüence, porque es misericordioso y quiere la
vida de su pueblo.
Leyendo la historia de Adán el Israel del exilio está leyendo su propia historia. La
desobediencia a la Ley es la muerte pero, como a Adán, también a ellos se les
perdonó la vida a condición de no poder acceder al Templo y al culto, al árbol de la
vida. Su estancia en Babilonia es como recibir espinas y abrojos como fruto de su
trabajo.
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INTRODUCCIÓN A LA LEYENDA DEL JARDÍN: Gn 2, 4

La introducción comienza con el término “toledot”, genealogía. 4a y 4b forman un


paralelismo sinonímico que no se puede romper porque resumen el contenido de lo
que sigue, no sólo de “La leyenda del jardín” sino de los sucesos ocurridos a los
descendientes de Adán.

LEYENDA DEL JARDÍN: Gn 2, 5-3, 24

Estructura: La leyenda del Jardín tiene una estructura quiástica, muy frecuente en
la SE: A B B’ A’, siendo los elementos centrales los más importantes.

A Creación del Jardín e introducción del hombre en él: 2, 5-24

B Desobediencia del hombre: 2, 25-3, 7

B’ Castigo: 3, 8-21

A’ Expulsión del jardín: 3, 22-24

Género literario: Bitoque toma la forma de un relato de pecado-castigo, porque su


finalidad es mostrar el origen de la situación actual del hombre como fruto de unos
acontecimientos ocurridos al principio

Fuentes: El relato Yavista inspirado en la epopeya de “Atra-Hasís”, datado en la


época salomónica (s. X). El relato afirma el acto inicial de desobediencia humana, y
la expulsión del jardín de Dios, como modelo de la resistencia del hombre a
depender de Dios.
Trabajo redaccional. Gn 1 es un relato sacerdotal, y Gn 2-3 Yavista pero, a pesar
de las desigualdades y contradicciones, el redactor consigue un conjunto en el que
el material antiguo adquiere mayor riqueza y amplitud.

Gn 2, 5-3, 24 debe entenderse como un desarrollo de Gn 1, donde se habla de la


creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. El Dios que actúa dando
órdenes y castigando ha de ser interpretado a la luz del dios poderoso en su acción,
que crea para bendecir, para dar vida en abundancia, no para quitarla.

Cuando el hombre, imagen y semejanza de Dios, representante de Dios en la tierra,


desobedece, Dios es tan misericordioso que, aunque el pueblo, al separarse de él,
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fuente de vida, ha de morir, no morirá, lo expulsará del jardín, lo expatriará a


Babilonia, pero vivirá, porque la última palabra de dios es la vida.

La finalidad de la leyenda del jardín: Gn 2, 5-3, 24, es mostrar el origen de la


situación del hombre como fruto de los acontecimientos ocurridos al principio. El
mito, que toma la forma de un relato de pecado y castigo, está poniendo de relieve
que el pueblo de Dios, ya desde el principio, se comportaba desobedeciendo a Dios.

Los temas más importantes de Gn 2-3 son:

- Creación del hombre


- Creación de la mujer: finalidad de la misma
- El pecado del hombre
- El castigo de Dios al pecado del hombre

El relato no menciona el “pecado original”, pero describe, en forma de narración, el


aspecto más profundo de todo pecado y del pecado de cada uno. Puede
considerarse como un resumen de la visión profética de Ir sobre lo que el pecado
produce en nosotros, pero no habla de un pecado que se transmite, pero sí que
afirma que todos los padecimientos proceden del pecado.

El hombre deseó igualarse con Dios en los campos de la experiencia y del saber,
pero la ciencia arrebatada mediante un enfrentamiento rebelde, es un saber contra
Dios, que no conduce al paraíso sino que precipita en la miseria, que concluye en
una profunda tristeza.
El hombre, rodeado del bondadoso cuidado de Dios, ha rehusado obedecerle. Pierde
el paraíso de modo irrevocable, y sólo le queda una vida llena de penas y
ensombrecida por enigmas desazonadores, entretejida de lucha interminable y
privada de toda esperanza contra las fuerzas del mal; una vida que acaba
sucumbiendo ante la muerte.

Aunque Gn 2 y, sobre todo, Gn 3 están extrañamente aislados dentro del AT, ni


profetas, ni salmos aluden a la historia de la caída, la historia deuteronomista ha de
ser entendida a la luz de lo que en ellos se dice de cómo es Dios, y cómo es el
hombre en su relación con Dios.

A. CREACIÓN DEL JARDÍN E INTRODUCCIÓN DEL HOMBRE EN ÉL: 2, 5-24

Volvemos a encontrarnos con una estructura quiástica:


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C Creación del hombre: 2, 5-7

D Creación del jardín: 2, 8-15

D’ Mandato sobre el jardín: 2, 26-17

c’ Creación de la ayuda del hombre: 2, 18-24

C. Creación del hombre: 2, 5-7 5 no había aún en la tierra arbusto alguno del
campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh
Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el
suelo. 6 Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie
del suelo. 7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e
insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
El autor comienza describiendo un estado anterior a la creación, distinto del
de Gn 1: no había ni los arbustos del desierto ni la vegetación de cultivo,
porque faltaba la lluvia y el laboreo del hombre.

Al hablar de la creación del hombre se presenta a Dios como un alfarero que


modela del polvo, recurriendo a mitos mesopotámicos en los que se modela
al hombrea partir de una mezcla de arcilla y carne y sangre de un dios
sacrificado. Pero como el autor del relato no puede meter la sangre de un
dios, y tampoco hay agua, traduce el mito por el que el hombre tiene algo de
divino con la idea del ruah de Yhwh, símbolo de su poder. Según la
mentalidad bíblica la vida le viene al hombre de Dios, que se la ha soplado
en sus narices.

D. Creación del jardín: 2, 8-15

E `Adam en el jardín: 2, 8

F Creación del jardín: 2, 9-14


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E’ `Adam en el jardín: 2, 15

E `Adam en el jardín: 2, 8 Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al


oriente, donde colocó al hombre que había formado.

Se presenta a Dios como un jardinero que planta un jardín delicioso en el


que coloca al hombre, previamente creado, y que éste deberá cuidar. El
trabajo no es una maldición, el castigo será que el hombre trabaje la
tierra y no le de fruto En Gn 1 Dios crea primero los árboles y luego al
hombre.

El autor excluye que el jardín esté en Palestina, pero eso no excluye que
el lector pueda entender, en clave simbólica, a IRL, Jerusalén y su templo
como el lugar donde el hombre está en contacto con Dios y del que ha
sido expulsado con la deportación a Babilonia.

F. Creación del jardín: 2, 9-14 9 Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda
clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio
del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
10 De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en
cuatro brazos. 11 El uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de
Javilá, donde hay oro.12 El oro de aquel país es fino. Allí se encuentra el
bedelio y el ónice. 13 El segundo río se llama Guijón: es el que rodea el
país de Kus. 14 El tercer río se llama Tigris: es el que corre al oriente de
Asur. Y el cuarto río es el Eufrates.

Las cosas que hizo Dios al crear el jardín, imaginado como una plantación
de árboles en Edén, que por los datos que da el Yavista podría estar en
Armenia, son éstas, modo hebreo para indicar una cierta plenitud:

− Todo árbol de aspecto agradable y bueno para el


alimento.

− Dos árboles especiales:


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- el árbol de la vida en medio del jardín, que Proverbios


refiere, en sentido figurado, a la Ley, que da vida a quien
sigue sus preceptos. Los mitos de muchos pueblos
hablan de un árbol de la vida cuyos frutos otorgan a
quien los come la inmortalidad

- el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Conocer el bien y el mal es un conocimiento total, pero no intelectual,


sino el conocimiento de saber encontrar la solución adecuada para
conseguir lo que se quiere.

El hombre tiene a su disposición dos árboles especiales: si como de uno


morirá, pero si come del otro vivirá. Es libre para escoger el bien o el
mal, pero la experiencia del destierro demuestra que Adán fue necio y
escogió desobedecer a Dios.

El jardín tiene agua, pues lo riega un río. Del agua del jardín salen cuatro
ríos que atraviesan todo el mundo, y de esa agua el jardín y el mundo
reciben fertilidad. Es la afirmación de que la fertilidad del mundo no
procede de dioses extraños o de rituales cúlticos, sino del Jardín de Dios
creado para el hombre. De los cuatro ríos sólo son conocidos el Tigris y el
Eúfrates.

E’ `Adam en el jardín: 2, 15 Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó


en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase.

Dios coloca al hombre en el jardín para que lo trabaje y cuide. El destino


del hombre anterior al pecado es el trabajo. Eso contrasta con Gn 1
donde el hombre es creado para que “domine” sobre los animales, y
“someta” la tierra. En Gn 2 el trabajo del hombre es una ocupación
placentera en el jardín de Dios, a diferencia de los que ocurre en mitos
mesopotámicos, como el de Enuma elis, donde los hombres son creados
para realizar el trabajo pesado que hacían algunos dioses. Si se ha
convertido en un duro yugo es porque el hombre se rebela contra Dios,
se aparta de él, y Dios lo castiga.
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D’ Mandato sobre el jardín: 2, 16-17 16 Y Dios impuso al hombre este


mandamiento: De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17 mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que
comieres de él, morirás sin remedio.

Se trata de una prohibición beneficiosa, dictada por la solicitud con que Dios
cuida del hombre. También las leyes de la Torá son bienes para el hombre,
Dios las da y no se deben discutir, pues si se justifican se acaba
desobedeciéndolas. Pero hay que explicar la falta de coherencia entre la
orden de Dios y lo que de hecho ocurre: el hombre desobedece y no muere.

C’ Creación de la ayuda del hombre: 2, 18-24

G Adam solo: 2, 18

H Primer intento: 2, 19-20

H’ Segundo intento: 2, 21-23

G’ Adam no está solo

La creación de la ayuda, 2, 18-24, forma paralelo con la creación del


hombre: 2, 5-7, pero avanza presentando la creación de la mujer y de los
animales, que jugarán un papel fundamental en la unidad siguiente.

Gn 2, 18-24 ha de ser leído como explicación detallada de Gn 1, donde se


dice que Dios, cuando creó al hombre lo hizo “macho” y “hembra”, y valora
la decisión con el juicio de que “estaba muy bien”. La creación del hombre
sólo está bien cuando Dios crea al hombre y a la mujer.

G Adam solo: 2, 18. Análisis del plan de Dios Dijo luego Yahveh Dios: No
es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.

Según una tradición rabínica el único que está solo es Dios. El hombre es
imagen de Dios, pero no es Dios, por lo que si está solo se le podría
confundir con Dios.
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Para la mentalidad hebrea la soledad del hombre es algo negativo,


supone carencia de ayuda, por eso le resulta difícil comprender la
valoración cristiana del consejo de Jesús a favor del celibato, pues es una
desobediencia al primer mandato de Dios; “Sed fecundos y multiplicaos”.
El mandato de Jesús supone que, ante la inminencia de la llegada del
Reino, el hombre ha de tomar soluciones que escapan al ámbito normal
de la existencia humana.

H Primer intento: 2, 19-20 19 Y Yahveh Dios formó del suelo todos los
animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre
para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el
nombre que el hombre le diera. 20 El hombre puso nombres a todos los
ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para
el hombre no encontró una ayuda adecuada.

A la luz de Gn 1, es aquí donde se lleva a la práctica el poder del hombre


sobre los animales, como evidencia el hecho de darles nombre. Dar
nombre es tener poder sobre aquello a lo que se le da nombre, por eso el
nombre de Dios no es conocido, no se le puede someter a manipulación
mágica. La acción concreta de dar un nombre específico a los animales
determina la función que ese animal ha de tener, por lo que al dar
nombre el hombre ordena el mundo. Pero no se encontró entre los
animales ninguna ayuda apta para intimar con el hombre. Se prepara así
el escenario del segundo intento.

H’ Segundo intento: 2, 21-23 21 Entonces Yahveh Dios hizo caer un


profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las
costillas, rellenando el vacío con carne. 22 De la costilla que Yahveh Dios
había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. 23
Entonces éste exclamó: Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne
de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.

No es una narración de hechos objetivos, sino la expresión de la


creación del hombre como Dios la había planeado.

El sopor que cae sobre el hombre expresa la idea de que el prodigioso


crear de Dios no tolera espectadores. El hombre sólo puede adorar a Dios
por sus obras una vez que han sido hechas.
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Dios crea a la mujer y la lleva ante Adán, que reconoce con alegría en
esa nueva criatura algo que le conviene. La intimidad de parentesco, al
haber sido creada a partir de un hueso del hombre, la indica como la
ayuda adecuada.

El relato está centrado en la idea de que el ser humano no está completo


sólo como varón , de ahí la constatación divina “no está bien”, ni en
compañía de los animales, sólo estará completo con la mujer, el único
ser que está a la altura del hombre.

G’ Adam no está solo: 2, 24 Por eso deja el hombre a su padre y a su


madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.

El versículo, en paralelismo con 2, 18 cierra la perícopa. En él se pasa, de


la mujer creada por Dios, a hablar de cómo el hombre se relaciona con la
mujer; del amor entre el hombre y la mujer, que hace uno a los amantes
porque Dios sacó del hombre a la mujer, y tienen que volver a encontrar
conjuntamente esa unidad. También Platón, en el Banquete, explica
mediante un mito la atracción amorosa como búsqueda de la unidad
primigenia. El texto no plantea que en su origen la familia implicara un
matrimonio monógamo. Jesús acude a este texto para indicar la
indisolubilidad del matrimonio, porque en él se habla de una fuerza
natural que empuja al hombre y a la mujer a vivir juntos, y esa fuerza es
vista como una orden divina acorde con la creación.

B DESOBEDIENCIA DEL HOMBRE: 2, 25-3, 7

J Desnudez y vergüenza: 2, 25

K Tentación: 3, 1-5

K’ Trasgresión: 3, 6

J’ Desnudez y vergüenza: 3, 7
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El relato, que tiene una estructura quiástica, trata sólo del hombre y de su
culpa, no pretende ser una etiología del mal. A lo largo de la perícopa, 2, 25-3,
7, tratarán de tener los ojos abiertos para ser como Dios, conocedores del bien y
el mal. El resultado será que se les abren los ojos y lo único que ven es que
están desnudos. El resultado es tan ridículo que se averguenzan.

J Desnudez y vergüenza: 2, 25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su


mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.

Por el paralelismo con 3, 7 el versículo debe considerarse parte de esta


unidad.

Adán y su esposa comienzan estando en una situación de armonía. No


habían hecho nada cuya consecuencia los hubiera dejado en ridículo,
por eso no sentían vergüenza uno del otro.

K Tentación: 3, 1-5 1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del
campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Cómo es que Dios
os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín? 2 Respondió la
mujer a la serpiente: Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3
Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No
comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte. 4 Replicó la serpiente a la
mujer: De ninguna manera moriréis. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día
en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses,
conocedores del bien y del mal.

El relato comienza con nuevo actor principal, la serpiente, símbolo del caos y
de la muerte, personificación del mal que destruye al hombre.La serpiente
es un animal astuto, para matar al hombre se mantiene oculta en la maleza,
nadie mejor que ella para dramatizar la separación del hombre con dios, y la
pérdida de todo lo bueno que dios le ha dado.

La serpiente inicia el diálogo con la mujer, a la que se cree de más fácil


seducción, con una tergiversación del mandato de Dios, que nunca dijo que
no se podía comer de ningún árbol. De esa manera entabla diálogo con la
mujer, que comienza defendiendo a Dios, pero exagerando en cuanto a la
prohibición, porque Dios prohibió comer el fruto, pero no tocarlo.
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La serpiente, que manifiesta conocer a Dios mejor que la mujer en su


confiada obediencia, imputa a Dios intenciones celosas. Comer del árbol del
conocimiento no lleva a la muerte sino a la vida de Dios. Se invita al hombre
a ser como Dios, a vivir, no con responsabilidad bajo el mandato, sino
decidiendo lo que es o no responsable. La serpiente brinda al hombre la
autonomía en la decisión sobre lo saludable o dañino, sobre lo que le
conviene o no caber sin necesidad de contar con Dios. Dios había
encontrado lo que era bueno para el hombre, 2, 18, pero el hombre se
dispone a decidir por sí mismo, rebasando los límites dispuestos por Dios en
la creación.

K’ Trasgresión: 3, 6 Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer,
apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y
comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.

La mujer observa con detenimiento el árbol y ve que es bueno para comer,


deleitable a los ojos, apetecible para lograr inteligencia. Piensa que su
situación será mejor si busca su propia gloria que se obedece a Dios, por
tanto: cogió de su fruto, comió y dio también a su hombre, que al comer
actúa más irreflexiblemente que la mujer, cuyo pecado es más consciente.

J’ Desnudez y vergüenza: 3, 7 Entonces se les abrieron a entrambos los ojos,


y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se
hicieron unos ceñidores.

El hombre y la mujer, que después de comer del fruto no se han convertido


en iguales a Dios, reaccionan ante la pérdida de su inocencia, no con un
sentimiento de culpabilidad, sino asustándose de su desnudez. Antes del
pecado no estaban avergonzados, eran íntimos, ahora su intimidad ha
quedado rota, por eso se hacen cinturones. El hombre, si se aparta de Dios
para ser autónomo, sólo ve su desnudez. El destino previsto en 2, 7 se cobra
sus víctimas.

B’ CASTIGO: 3, 8-21

L Adam y Eva desnudos: 3, 8


12

M Investigación del pecado: 3, 9-13

M’ Castigo del pecado: 3, 14-19

L’ Adam y Eva dejan de estar desnudos: 3, 20-21

L Adam y Eva desnudos: 3, 8 Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh


Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su
mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del
jardín.

La intimidad natural entre criatura y creador se ha roto. La pareja humana


ha demostrado ser indigna de confianza, es culpable y ha de esconderse de
la presencia del Señor, pero eso nos es más que retrasar el destino que tiene
que venir.

M Investigación del pecado: 3, 9-13 9 Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo:


¿Dónde estás? 10 Este contestó: Te oí andar por el jardín y tuve miedo,
porque estoy desnudo; por eso me escondí. 1 El replicó: ¿Quién te ha hecho
ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí
comer? 12 Dijo el hombre: « La mujer que me diste por compañera me dio
del árbol y comí. 13 Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: ¿Por qué lo has
hecho? Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.
Dios invita al hombre a que le oiga: ¿Dónde estás?, a que no quede oculto en
su elección. El miedo a Dios es signo del trastorno de la relación con él.
Miedo y vergüenza serán los estigmas que acarreará el hombre por su
pecadora caída.

La historia pone el acento en la separación que produce la caída, en la


ruptura de la comunión entre los hombres. El hombre denuncia y traiciona a
la mujer, el pecado cometido conjuntamente separa a los hombres ante
Dios. También la mujer echa la culpa a la serpiente.

El hombre y la mujer no mueren al instante, en contra de la amenaza de


Dios, 2, 17, pero sufren un castigo peor que la muerte: ya no están más
juntos; no están juntos con la naturaleza, y no están juntos con Dios.
13

M’ Castigo del pecado: 3, 14-19 14 Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente:


Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los
días de tu vida. 15 Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y
su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. 16 A la
mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor
parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará. 17 Al
hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol
del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con
fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. 18 Espinas y
abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. 19 Con el sudor de tu
rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo volverás.

En Gn 1 Dios crea a los animales y al hombre, y les da su bendición que


implica la vida: “creced y multiplicaos”; en Gn 2 asocia la vida a la
obediencia a sus mandatos, de modo que la desobediencia implicaría su
muerte irremediable. Pero en Gn 3 el hombre desobedece y no muero, y
Dios maldice a la serpiente y al suelo, pero no al hombre. Dios permanece
siendo el Dios que bendice, no el que maldice, podrá castigar la trasgresión
a la Ley, pero no destruye al hombre.

La serpiente, que inició la desobediencia, pasa de ser la más astuta d. los


animales del campo, a ser la más maldita, El narrador ve en ella una
encarnación del mal, que está presente inexplicablemente en el mundo de lo
creado, acechando al hombre y riñendo con él a vida o muerte. Lo terrible de
la maldición a la serpiente es la desesperanza implícita en una lucha en la
que los contendiente se exterminan mutuamente. La exégesis de la Iglesia
antigua, aunque no se acomoda al sentido original del pasaje, veía una
predicción mesiánica, un indicio de la victoria definitiva de la descendencia
de la mujer, el Protoevangelio. La rabínica ve la victoria futura en el hecho
de que los hombres podrán guardar la Ley, destruyendo el poder del mal.

La sentencia contra la mujer es un relato etiológico que pretende dar razón


de los trabajos en la preñez y los dolores del parto; del anhelo que la empuja
al hombre; de su situación de vasallaje humillante. En la pareja humana se
ha roto con el pecado la unidad, 2, 24, y la intimidad, 2, 23.
14

El castigo, que toca a la mujer en la raíz más íntima de su feminidad y


maternidad, afecta al hombre en su trabajo y preocupación por la
subsistencia. El hombre, sacado de la tierra dependía de ella para la
subsistencia, existía entre el hombre y la tierra una solidaridad creatural que
se ha roto, la tierra producirá espinas y abrojos, y tendrá que trabajarla con
dolor hasta que retorne a la tierra.

El extraño comportamiento de Dios con Adán, amenazado con la


muerte si desobedece a Dios, que no lo mata pero no deja impune su
desobediencia, refleja la opinión que el autor tiene de la relación de Dios
con el comportamiento desobediente del hombre. Dios, que ha amenazado a
su pueblo que lo aniquilará si desobedece sus mandamientos, no lo aniquila
pero lo castiga con la deportación a Babilonia. El lector hebreo, leyendo lo
que le pasó a Adán, está viendo el juicio de Dios sobre Israel.

El v. 19 concluye con una alusión a la muerte, pero el veredicto


condenatorio no habla de la muerte como cosa principal, sino de la vida, de
las fatigas y penalidades que durarán mientras el hombre viva, cualquiera
que fuera la situación del hombre respecto a la mortalidad o inmortalidad.

L’ Dios viste a Adam y Eva; dejan de estar desnudos: 3, 20-21 20 El


hombre llamó a su mujer Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
21 Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió.
En la nominación de la mujer por parte del hombre hemos de ver un
aferrarse a la vida, que sigue siendo el milagro y el misterio de la
maternidad, mantenida por encima de las fatigas y la muerte.

Muestra el aspecto misericordioso de Dios la oposición entre lo que había


dicho que haría, exterminar al hombre, y lo que finalmente hace, los viste de
pieles y los expulsa del jardín.

A’ EXPULSIÓN DEL JARDÍN: 2, 22-24 22 Y dijo Yahveh Dios: ¡He aquí que el
hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el
mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la
vida y comiendo de él viva para siempre. 23 Y le echó Yahveh Dios del jardín de
Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. 24 Y habiendo
expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de
espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.
15

Estos versículos forman paralelismo con A: 2, 5-24.

El hombre ha roto con la obediencia y, por su voluntad, se ha convertido en ser


autónomo, ha dejado de considerarse criatura, quiere ser como Dios, anhela la
inmortalidad. Si comiese del árbol de la vida, que no tenía prohibido, sería como
Dios. Con la expulsión del paraíso se le niega la vida eterna, se le niega un bien
que, dada su condición actual, sería incapaz de soportar. Fuera del jardín
trabajará el suelo de donde había sido tomado, pero su productividad no será
como la del jardín. Dos guardianes, el querubín y la llama de espada vibrante,
impiden la vuelta al Árbol de la Vida.

Maria Vicenta Mogort Montagut

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