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ESTULTICIA O DESASIMIENTO
Luis Langelotti
Faltar en ser:
estulticia o desasimiento
Luis Fernando Langelotti
1a ed.
FALTAR EN SER
Ramos Mejía,
Luis Fernando Langelotti,
2019.
ISBN 978-987-86-2917-9
CDD 150.195
Imagen de tapa:
“Tetragonal Symmetry 02”, Jean Constant
Dibujos interior:
Lucía Begne
2
ÍNDICE
PRÓLOGO.................................................................................. 7
Juan Sist
7
Esta enseñanza es un rechazo de todo sistema.
Descubre un pensamiento en movimiento…
LACAN
Seminario 1
11
PRIMERA PARTE: PSICOANÁLISIS
Y creo que en Lacan encontramos algo así. En el proceso del deseo, la función
del psicoanalista (…) consiste en escoger el momento oportuno, el kairos. He
mostrado al menos algunas similitudes, pero no tengo nada muy particular que
decir sobre el problema del momento oportuno en Lacan; de todos modos, ese
problema existe en él, porque el psicoanálisis es mucho más una técnica ética que
una ciencia.
M. FOUCAULT
Debate en el Departamento de Filosofía
13
Pensando críticamente al psicoanálisis
Este problema del saber converge directamente con el lugar dado a la teoría,
que opera como una especie de «imperativo categórico» del que no nos hemos
librado tanto como quisiéramos. “Hay que saber. Hay que estudiar”. Inclusive:
“hay que analizarse”, lo cual es un verdadero oxímoron, si se lo piensa finamen-
te, puesto que sustituye la dimensión electiva por la de la obligación (que sea
“bueno” analizarse, no equivale a que sea “obligatorio”. Por lo demás, ¿“bueno”
para quién?).
En este sentido, el segundo autor que ubico como interesante por su analo-
gía entre el pasaje “de La madre a una mujer” y la transición “de La teoría a una
lectura singular”, plantea lo siguiente:
… si la Teoría ocupa el lugar de La Mujer, (…), al impedir la negativización del falo,
ubica a quien habla en dirección opuesta a la que la dirección de la cura analítica ofrece,
constituyendo de esta manera un punto resistencial de no poca importancia para que el
psicoanálisis se transmita, acorde con el decir de Freud y de Lacan.2
1 Mutchinick, D.: “Vigencia” en El saber de la herejía. Letra Viva ed., Buenos Aires, 2008. Pág. 29.
2 Ruda, H.: “Las vueltas del dicho y sus tiempos lógicos” en AAVV L´étourdit. La lectura como política. Letra
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
La teoría como Gran Otro sin tachar, sin barrar. Claramente, eso va en una Psicoanálisis, pensamiento crítico y ética serán, de esta manera, un tridente que
orientación muy disímil de la que nuestra ética propone, a saber, la ubicación debería poder tomarse al unísono para rescatar de las fauces de esa trilogía–
del punto de falla en el campo significante como horizonte deshabitado del ser y saber, teoría e institución– lo más vivo y subversivo en el hablante y de nuestro
que funciona como condición de posibilidad para la emergencia misma del su- saber-hacer, y que es la falta, el agujero, la castración. Faltar en ser.
jeto del deseo. ¿Qué puede transmitirse de esa experiencia límite que es toparse
con la castración –la falta en el Otro– si los enunciados del Maestro desmienten
la enunciación freudo-lacaniana al mostrarse completos, cerrados, perfectos,
omni-explicativos y rayanos en la cosmovisión?
Finalmente, concluyendo con esta crítica del campo psicoanalítico actual
además de situar la convergente sintomaticidad entre Saber y Teoría antes pun-
tuada, una tercera puntuación ahora sobre la Institución:
Si un rasgo de la práctica del psicoanálisis es el bien (y por qué no el buen) decir, la insti-
tución se ha mostrado ajena a ese orden. No es el psicoanálisis sino su museo o más bien
su mausoleo. Y esto no es sólo metáfora como lo evidencia su afición a las ceremonias,
los homenajes y la acumulación de lo que sea: años, jornadas, miembros, actas, funda-
ciones y refundaciones. (…) No hay nada en el psicoanálisis que sea institucionalizable.
Como no lo hay en el inconsciente. Ciertamente hay síntomas y hay fantasmas. Hay su-
peryó, hay ideal y hay neurosis. Y, podría decirse, por qué no, que el inconsciente tiene
que arreglárselas con todo eso. Para, con y contra todo eso (…), hablar.3
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Una técnica de sí que no es de dominación psicoanálisis con las así llamadas técnicas de sí? Hay elementos para considerar
válida su articulación, como lo abordaré más adelante, en el punto dedicado a
la cuestión de la parrêsía, obviamente, a condición de renunciar a esos ideales de
...en esta hipnosis invertida que realiza el dispositivo analítico, el analista no es felicidad, perfección o pureza. Ahora bien, ¿cuál es la interacción de esta técnica
la I mayúscula sino la a minúscula. En realidad, es una relación que es el revés de sí que sería el psicoanálisis con las así denominadas técnicas de dominación? O,
de la idealización, porque es el revés de la relación hipnótica. La distancia entre el en otras palabras, ¿es el psicoanálisis una herramienta –ya sea teórica (formal),
ideal y la a minúscula no puede ser más grande. Puede decirse, entonces, que el ya sea práctica (material)– de justificación y de reproducción de la opresión y de
deseo del psicoanalista consiste en acentuar esta diferencia en lugar de reducir la la desigualdad perpetradas, por ejemplo, por el sistema capitalista contemporá-
tensión entre el ideal y el objeto del deseo. neo?
COTTET, S. La respuesta puede ser tanto afirmativa como negativa, dependiendo de la
Freud y el deseo del psicoanalista posición que se tome o, mejor dicho, dependiendo de cómo se tome al psicoaná-
lisis. Si se lo considera una mera “profesión” más o, sesgadamente, una simple e
inocente psicopatología psicodinámica que marcaría una evolución de la clínica
psiquiátrica clásica pero que sería fiel a sus orígenes objetivantes y a sus idea-
En dos conferencias pronunciadas en Dartmouth, tituladas “Sobre el co- les humanistas, entonces, efectivamente, sí hay posibilidades de cuestionar al
mienzo de la hermenéutica de sí, 1980”, Foucault rescata la propuesta de Haber- campo y a la praxis analítica por contribuir, en definitiva, a la lógica cosificante
mas respecto de tres técnicas que pueden distinguirse en las sociedades huma- del sistema. También por su maridaje con el pensamiento calculador (la teoría
nas a lo largo de la historia. Estas son: las técnicas de producción, las técnicas de y sus conceptos pueden ser tomados como un orden trascendental, eterno e in-
dominación y las técnicas de significación. No obstante, el filósofo francés se ve mutable) y con la moral epocal (los ideales individualistas contemporáneos, la
llevado a agregar una más: búsqueda frenética del éxito personal, el deseo pensado como egoísmo e impul-
sividad, el imperativo al consumo infinito inclusive de otros cuerpos).
… hay en todas las sociedades (…), otro tipo de técnicas: técnicas que permiten a los
individuos efectuar, por sus propios medios, un cierto número de operaciones sobre sus Pero, por otro lado, es lícito trazar una respuesta negativa al interrogante es-
propios cuerpos, sobre sus propias almas, sobre sus pensamientos, sobre su conducta, tablecido. ¿En qué sentido? Pues bien: una genealogía de la clínica psicoanalítica
y ello de tal modo que se transforman a sí mismos, se modifican, y alcanzan un cierto lleva a registrar que, si bien la misma partió de la objetivación médica del pa-
estado de perfección, de felicidad o pureza, de poder sobrenatural, etc. Llamamos a esta
clase de técnicas, técnicas o tecnologías de sí.4
ciente y de la relación de poder que ella implica, a la vez que Freud fue tributario
del uso de la razón en la formulación teórica y en la investigación crítica de lo
Y un poco más abajo, Foucault introduce una reflexión esencial: inconsciente, el maestro vienés dio un paso al costado de cualquier «técnica de
dominación» (es archisabido que él afirma el nacimiento del psicoanálisis a par-
… si se quiere analizar la genealogía del sujeto en la civilización occidental, hay que
tener en cuenta no sólo las técnicas de dominación, sino también las técnicas de sí. Diga- tir de que abandona la sugestión hipnótica) para devenir una técnica de sí subje-
mos que se ha de tener en cuenta su interacción…5 tivante, aunque este sujeto ya no sea el de la conciencia, su majestad el “Yo”. Es
decir, la clínica psicoanalítica podría ser una «técnica de sí» pero la cual estaría
En este punto, introduzco un primer interrogante: ¿podemos emparentar al marcada de entrada por la dimensión de la abstinencia a serlo de «dominación».
4 Foucault, M.; La ética del pensamiento: para una crítica de lo que somos. Edición y traducción de Jorge Ál-
varez Yágüez. Madrid, Biblioteca Nueva, 2015. Edición argentina de Walduther Editores. Pág. 147.
5 Foucault, M.; Ibíd.
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Luis Langelotti Faltar en Ser
Vigencia de la ética freudiana Con Lacan, se interpreta a ese superyó arcaico (materno) como el Gran Otro
y es por eso que no se confunde con la Ley. En todo caso, se trata de una ley des-
pótica, tiránica, caprichosa y que no admite dialectización. Es el puro y simple
Inmerso en este lugar incierto, con rasgos de modernidad y posmodernidad, “deseo de la madre”, la pura y simple obediencia a la Moral legitimada. En el
se sitúa el psicoanálisis, (…) entre su destino de eje cuestionador de la cultura inconsciente, el hombre no solamente es mucho más inmoral de lo que cree –en
occidental y su desvanecimiento en una práctica terapéutica anodina. Sólo el función de su ello pulsional– sino que, además, es mucho más obediente de lo
rescate de su dimensión ética es lo que puede generar una discusión fecunda. que sabe.
PALOMBO, MARÍA ANGÉLICA Pero entonces, así como lo más genuino del sujeto no radica en su razón
Freud: vigencia de una ética consciente, tampoco podemos creer ciegamente en su voluntad racional. El ideal
ilustrado y revolucionario de libertad también se ve cuestionado por el pensa-
miento psicoanalítico (una de las tres grandes heridas narcisistas de la humani-
dad). Por su parte, el inconsciente aparece como una razón Otra y, más allá de lo
Sigmund Freud, al igual que Friedrich Nietzsche, fue un espíritu libre y un volitivo, la cuestión del deseo. Ahora bien, ¿qué es el deseo?
defensor de la libertad de pensamiento. El pensamiento freudiano es heredero, Freud lo plantea como un impulso que persiste más allá de la conciencia
en cierta medida, del lema de la Ilustración: “atrévete a pensar por ti mismo, y de la renuncia a su efectuación “en lo real” (y de allí el sentimiento incons-
confía en tu razón”. Es decir, también el psicoanálisis surge articulado a la cien- ciente de culpabilidad). El territorio de los deseos es, fundamentalmente, el de
cia moderna, a la crítica de la religión y a la creencia en que el hombre puede la realidad psíquica, el principio del placer y la fantasía. Esos deseos que se
ser soberano respecto de los poderes ultramundanos, por ejemplo, del Dios del reprimen, retornan de lo reprimido e interpelan la ilusión de dominio del yo.
cristianismo. ¿Pero podemos reducir, acaso, «el deseo» a esos anhelos imaginarios particu-
De todas maneras, esta fe en el hombre, en el progreso, en la emancipación y lares? Lo fundamental en el planteo freudiano, como lo rescata Jacques Lacan,
autonomía de un sujeto que se dicta a sí mismo su propia moralidad, en el caso es poder pensar la incidencia constituyente para el sujeto del deseo del Otro, el
del psicoanálisis, se encuentra especialmente problematizada dado que a partir cual representa la otra cara del desamparo estructural (antes de la instauración
de su investigación racional, Freud encuentra otra escena en el psiquismo del ser del edificio superyoico, está la falta como presencia de la ternura que, en el Otro,
hablante. Otro escenario que pone en juego componentes destructivos, pulsio- me rescata de la indefensión). Es esa marca en la subjetividad, la de haber sido
nales, egoístas, oscuros, agresivos, ambiciosos, masoquistas, etc. El psicoanálisis deseado, la que señala la entrada de la ética. Para Freud, al igual que para otros
ilumina un rostro de la humanidad hasta entonces reprimido, velado, escondido autores como Paul Ricoeur o Enrique Dussel, lo ético es previo lógica y estruc-
y que es del orden de nuestro goce mortífero, de nuestra pulsión de muerte. turalmente a lo moral, lo cual ya es la institucionalización a través de un rasgo
Somos esclavos de nuestro inconsciente, por ejemplo, de demandas ligadas unario del acto instituyente (el Ideal del yo). Ese acto instituyente por excelencia
a esa instancia llamada superyó a la que a nuestro yo se somete masoquista- es la castración.
mente. Con respecto a esa instancia psíquica, dice María Angélica Palombo: “El ¿Hay una ética específica de la praxis psicoanalítica? En este punto, conti-
superyó es el monumento conmemorativo de la primitiva debilidad y depen- nuo lo establecido por María Angélica Palombo, según quien “el psicoanálisis
dencia del yo y continúa dominándolo en su época de madurez. El yo se somete freudiano no intentará en su práctica nada parecido a un modelo único de per-
al imperativo categórico del superyó.”6 sona, (…), sino sólo y nada menos, intentará restablecer en el hombre su capaci-
6 Palombo, María Angélica: “Freud: vigencia de una ética” en Gabriella Bianco El campo de la ética. Media-
ción, discurso y práctica. Edicial S. A., Buenos Aires, 1997. Pag. 265.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
uso de ella y su fracaso, también en este sentido, es su éxito. 10
dad de amar, de gozar y trabajar…”7 Conocemos bien, gracias al énfasis lacania-
no al respecto, la máxima freudiana: Donde ello era, yo debe advenir (“Wo Es war,
soll Ich werden”). Es decir, la cuestión no pasa por recrudecer la represión ya Luego de situar estas coordenadas básicas acerca de la postura ética del
que la satisfacción pulsional encuentra otros destinos (sintomáticos), sino por la campo psicoanalítico, Palombo aborda la cuestión de la vigencia del pensamien-
implicación subjetiva del analizante en el conflicto entre el goce y el deseo que lo to freudiano y lo compara con las prácticas que responden a la ideología de la
atraviesa. Sin embargo, dicha implicancia no puede tampoco pensarse siguien- New Age. En este sentido, la psicoanalista sitúa que:
do el modelo de una “normalidad esquemática”. Esto supone tener en cuenta la
La New Age parte de la crisis de la idea iluminista de progreso y de la crítica al racionalis-
singularidad de cada paciente al máximo (sus tiempos, sus recursos, etc.). Dice, mo propio de la modernidad. La salida que propone supone que cualquier propuesta es
una vez más, Palombo: válida si tiene como objeto proporcionar bienestar al hombre. (…) Las terapias que ofre-
ce la New Age (las llamadas terapias alternativas) ofrecen una mezcla de religión y psico-
¿Cuál es la gran diferencia que existe entre el tratamiento que postula Freud y los trata- logía. Resurge el chamán. Todo esto tiene mucho que ver con el retorno de la sugestión.11
mientos de su época? Desde mi punto de vista, y ahí reside la validez de la práctica freu-
diana, su consistencia lógica con la teoría que la fundamenta, es el respeto profundo por el
otro, que no quiere decir respeto por sus prejuicios o por sus máscaras, sino por su diferencia. ¿Y Es decir que, la época, se caracterizaría por una regresión, en el ámbito de
qué es lo que plantea Freud? Que el paciente no debe ser manipulado ni adoctrinado.
Esta es la base de la ética de la práctica freudiana.8
lo psicoterapéutico, a ciertas prácticas prefreudianas y, en este sentido, a una
etapa preilustrada del pensamiento y de la razón. O sea, precrítica. Ese “senti-
Y más abajo, concluye: miento oceánico”, esa “sensación de eternidad”, ese “sentimiento como de algo
sin límites”, en definitiva, ese “ser uno con el todo” que el hombre busca cuando
La ruptura con las técnicas basadas en la sugestión no sólo abre a una nueva técnica, sino a una
nueva ética. Al paciente no hay que ponerlo en orden, no hay que salvarlo, no hay que se angustia ante lo Real (Freud habla de la omnipotencia del destino), no es sino
educarlo. En primer lugar, hay que escucharlo (si es que quiere hablar y este deseo es la expresión de que «no hay relación sexual», ya que es la falta de objeto la que
condición necesaria). Y luego será la hora, si es posible, de hacer consciente lo incons- permite pensar en un afuera o un exterior con el cual “fusionarse”.
ciente, para que el paciente pueda recuperar los recursos entorpecidos por la neurosis
e, incluso, adquirir recursos nuevos para lograr que pase de su miseria neurótica a su
infelicidad cotidiana.9
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Luis Langelotti Faltar en Ser
14 Freud, S. [1914]: “Recuerdo, repetición y elaboración” en Obras completas. Biblioteca Nueva, Madrid.
1973. T. II.
12 Foucault, M.; Hermenéutica del sujeto. Buenos Aires, Ediciones Akal S. A., Madrid, 2005. 15 Ulloa, F.; Salud ele-Mental, con toda la mar detrás. Buenos Aires, Ed. Del Zorzal, 2011.
13 Foucault, M.; “Clase del 27 de Enero de 1982” en ibíd. Pág. 133. 16 Cragnolini, M.; “Ello piensa: la “otra razón”, la del cuerpo” en Cosentino J. C. y Escars C.; El problema
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Faltar en Ser Luis Langelotti
La segunda es del propio J. Lacan cuando, hablando del deseo del Otro, Del individuo de la masa al sujeto de la comunidad
sostiene que este:
… invierte la incondicionalidad de la demanda de amor, donde el sujeto permanece en
la sujeción del Otro, para llevarlo a la potencia de la condición absoluta (donde lo abso- Excepcionalidad no es la diferencia, excepcionalidad es figura encubierta de
luto quiere decir también desasimiento [détachement]).17 discriminación. Una pantalla que justifica la desigualdad. Singularidad no dice
lo excepcional sino lo único. Mientras la excepcionalidad es franquicia de una
Entonces, desprendimiento del superhombre cuya voluntad de poder lo existencia superior o inferior, una vida elevada o subestimada, la singularidad es
empuja a superarse a sí mismo aceptando lo real sin forzamientos y sin la ilusión una existencia única que habita próxima de otras soledades igualmente únicas.
de un “yo deseo”18; separación del sujeto lacaniano mediante la potencia del PERCIA, M.
objeto a que lo sustrae del imperio de la demanda del Gran Otro incondicional. Inconformidad: arte, política, psicoanálisis
Dentro de todas las funciones que Lacan le dio el objeto a, recién mencioné
aquella que representa al corte, la caída, la separación en tanto tal entre el sujeto
y el Otro. Y por eso es causa (condición) del deseo –porque el Otro me falta, no
me completa ni lo completo a él. Al contrario, la angustia es señal del peligro de
que falte la falta. El terror es la presentificación del goce no cortado. De la rela-
ción sexual no mediatizada por la ley.
La masa es el territorio del sentido (fantasías e identificaciones) y de los
yoes en tanto alienados por un rasgo unario que hace del Otro una omnipo-
tencia contenedora e insuperable: lo que se dice pensamiento único. Se plantea
momentáneamente la ilusión, el fantasma de un no-corte. A nivel de la masa,
consistente y fálica, “hay relación sexual”. Se entiende que esto es del orden de
lo imaginario, de lo fantasmático puro. Pero de allí extrae su eficacia, en particu-
lar, para provocar malestar –dado que como todo espejismo, desear conforme al
superyó, siempre es algo frágil (sentimientos de inadecuación, culpa, inhibición,
síntoma).
En cuanto al sentido, Erik Porge lo diferencia del no-sentido y dice: “El
no-sentido es suplementario del sentido.”19 Es decir, el no-sentido no es com-
económico: yo - ello - súper yo - síntoma. Buenos Aires, Imago Mundi, 2005. Pág. 156.
17 Lacan, J.; “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” en Escritos 2, Siglo
plementario del sentido. Lo cual me lleva a preguntar cuál sería entonces dicho
XXI, Buenos Aires, 2008. Pág. 774. complemento. Podría arriesgar, dado que el autor no lo establece allí, que lo
18 Que en la filosofía de Nietzsche sería equivalente a la segunda transformación, es decir, la del camello en que complementa al sentido, desde el punto de vista psicoanalítico, es el sínto-
león. Zaratustra estima que es necesaria una tercera: la de la bestia rugiente en niño. No sólo libre-de-qué,
sino libre-para-qué. Véase: Nietzsche, F.; “De las tres transformaciones” en Así habló Zaratustra, Madrid, Ed. 19 Porge, E.; “El estilo, un suplemento de deseo” en Transmitir la clínica psicoanalítica. Freud, Lacan, hoy.
Sarpe, 1983. Buenos Aires, Nueva Visión, 2007. Pág. 59.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
ma (como algo “sin sentido” para el discurso yoico del analizante, pero frente sostuvo que “es el objeto quien responde a la pregunta por el estilo”23, o más
a lo que Freud toma una posición diferente). Es decir, una neurosis es aquella directamente, “el estilo es el objeto”24.
estructura donde el síntoma –cuya índole última es lo pulsional– y el sentido se Estimo que, a través del objeto y del estilo, podemos repensar lo ético del
complementan, se acoplan, se sueldan, se empalman. campo psicoanalítico, porque allí hay una jugada por la singularidad (entendida
Continúa Porge hablando del no-sentido: “Este suplemento es falta de sen- como separación o más allá del Universo instituido y no como mera “excep-
tido y le falta el sentido. Como tal, está vinculado con un deseo, una falta en ser ción”25). En el estilo hay, pues, una apuesta por aquello que resta al sujeto del
cuyo objeto es a…”20 O sea que, si el complemento del sentido se refiere al goce Uno unificante del sentido y del goce, al igual que en la perspectiva Ética hay
sintomático, su suplemento es del orden del deseo en tanto metonimia de la falta un restarse de la Moral. De la misma manera, en el pensamiento crítico hay una
en ser. El suplemento hace referencia al paso de sentido que es también un menos travesía hacia lo que se sustrae respecto del pensamiento calculador.
de sentido (una pérdida) pero no un sinsentido –que es la patología del sentido. La verdad de la masa es la Horda primitiva y el individuo. Allí no hay lugar
El no-sentido es ese espacio vacío en el Otro que hace posible la producción, el ni para el deseo, ni para el estilo, ni para el pensamiento crítico, ni para la ética
plus de sentido (la metáfora). Es ese impasse del significante como no significan- porque domina el goce autoritario y el discurso único de un Amo sin barrar
do ni todo ni nada, que permite que en determinado momento algo signifique. que no deja alternativas, que no deja “decir de otra manera lo mismo” sino que
Y que además el sujeto exsista. exige repetir sin pensar y reproducir lógicas instituidas sin agenciarse institu-
De este modo: yentemente de lo dado. Allí es necesario volver a establecer las condiciones para
que pueda emerger la otredad. Pero esto implica un duelo y un lento proceso
Si se puede sostener la afirmación según la cual decir de otra manera lo mismo es decir
otra cosa, es desde el punto de vista del deseo y no desde el punto de vista del sentido de desidealización, cuando no de resistencia, de acción, de combate y de lucha.
[ni del goce]. Esa “otra cosa” representa el lugar del deseo. El deseo es llevado por la En especial, contra los propios fantasmas –ya sean de un sujeto en especial o de
manera de decir de otro modo lo mismo.21 la sociedad misma (clínica de la numerosidad social). Esto último, también, rein-
troduce la cuestión política como subversión y suplemento de la mera ideología.
En términos de la clínica psicoanalítica, al “decir de otra manera lo mismo”
el padecimiento sintomático que el fantasma lleva a repetir (a actuar) pierde su
fijeza, porque al ser articulados y desmontados (deconstruidos) los significantes
que constituyen a este último, las condiciones de la repetición del primero son
conmovidas.
Finalmente el autor, un poco más abajo, agrega: “El estilo es esa dimensión
suplementaria en el sentido de que tiene que ver con la manera de decir y se
hace a la vez el soporte del deseo y causa de división del sujeto”. 22
Si el estilo es soporte del deseo y causa de la división subjetiva, evidente-
mente, se vincula con aquello que ubiqué en el inicio, es decir, con el objeto a
como función de corte en tanto tal. Esto ya fue establecido por Lacan cuando
23 Lacan, J.: “Obertura de esta recopilación” en Escritos 1, Buenos Aires, Siglo XXI ed., 2007. Pág. 22.
20 Porge, E.; Ibíd. P 24 Lacan, J.: “Juventud de Gide, o la letra y el deseo” en Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI ed., 2008. Pág. 704.
21 Porge, E.; Ibíd. P 25 Langelotti, L.; “La singularidad: metáfora de la carencia-de-ser” en Fuegos del sur, psicoanálisis en movi-
22 Porge, E.; Ibíd. Pág. 60. Subrayado en el original. miento. Revista online de Poesía y Psicoanálisis. Abril de 2013.
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SEGUNDA PARTE: PENSAMIENTO CRÍTICO
31
De la Ilustración como crítica
26 Véase a este respecto: “Una breve historia de la idea del pensamiento crítico” en http://www.criticalthin-
king.org/
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
fuera y dejarse guiar por las leyes, las normas y las reglas que desean los que deben
cumplirlas. «Emancipación» y «autonomía» son los términos que designan las dos fases, detrás de los ideales de la Ilustración (siglo XIX, XX), en acto fueron totalmente
igualmente indispensables, de un mismo proceso. Para poder asumir un compromiso inhumanas y además nacionalistas, rasgo este último que choca fuertemente con
debe disponerse de total libertad para analizar, cuestionar, criticar y poner en duda. la pretensión ilustrada de pluralidad y universalidad.
Se acabaron los dogmas y las instituciones sagradas. Una consecuencias indirecta pero
“El pensamiento de la Ilustración lleva a cultivar el espíritu crítico”29, sostie-
decisiva de esta opción es la restricción que impone a todo tipo de autoridad.27
ne Tzvetan Todorov. Pero advierte:
Eso no significa que toda postura crítica sea en sí misma admirable. (…) Demasiada crí-
En este consistente párrafo, Todorov sintetiza el proyecto emancipatorio de tica mata la crítica. En la tradición de la Ilustración, representaría sólo el primer estadio
la Ilustración. Proyecto que viene a “desencantar” el mundo de su tutela reli- de un doble movimiento de crítica y reconstrucción.30
giosa («heteronomía») y que principia por la toma del conocimiento verdadero
como condición para la liberación subjetiva y comunitaria. En efecto, el estatuto Y esto, en tanto
de la verdad, así como la cuestión de la autonomía, son dos de los pilares fun-
El discurso crítico sin contrapartida positiva cae en el vacío. El escepticismo generaliza-
damentales de la Ilustración. La verdad, lo que es verdadero, debe ser indepen- do y la burla sistemática tiene de sabiduría sólo la apariencia. Al desviar el espíritu de la
diente del poder y de cualquier credo religioso. Las religiones son muchas, la Ilustración, se convierten en un sólido obstáculo a su actuación.31
ciencia una sola. Dice Todorov: “En eso consiste pasar de la infancia a la edad
adulta. Defender la libertad del individuo implica distinguir entre hecho e inter- En resumidas cuentas, la Ilustración representa como proyecto, como movi-
pretación, ciencia y opinión, verdad e ideología”28. miento, como tarea, como actitud e inclusive como ethos, un capítulo crucial en
La Ilustración emerge entonces, también, como una analítica de la verdad, en la historia del pensamiento crítico.
términos de Foucault. Y esto merece ser destacado, dado que una de las desvia- ¿Significa esto último que dicho proyecto “se consumó” o fue “exitoso”?
ciones más estragantes de su espíritu ha sido el cientificismo. Pretender explicar O, más bien, ¿debemos hablar de un fracaso de la Ilustración? Y, de ser así, ¿qué
todo a través del pensamiento científico, que se vuelve por eso un discurso único fue lo que la llevó a naufragar o, al menos, a no estar a la altura de sus objetivos
basado en significantes-amo desde los cuales sujeta la subjetividad como una iniciales? ¿Qué produjo históricamente hablando, esos desvíos modernos de los
nueva autoridad exterior, más constrictiva aún que el anterior poder eclesiástico. logros de la Ilustración como lo fueron (y lo siguen siendo hasta hoy) el cienti-
Del mismo modo, el racionalismo extremo, el totalitarismo y el colonialismo ficismo, el individualismo, la desacralización radical, la pérdida del sentido y el
aparecen para ciertos críticos de la Ilustración como corolarios “lógicos” de sus relativismo generalizado32? Antes de intentar responder a estos interrogantes,
postulados axiomáticos. Pero el racionalismo extremo –o irracionalismo, más quisiera detenerme un poco en cierto autor de la era ilustrada.
bien– es la patologización de la razón cuando esta se considera ilimitada y om-
nipotente. En cuanto a la vinculación entre Ilustración y totalitarismo, según
Todorov, la misma ha sido establecida por autores cristianos (incluido el Papa
Juan Pablo II) que deducen del “rechazo a la autoridad de Dios”, unas conse-
cuencias inmorales calamitosas, como si bajo el nombre de la divinidad no se
hubiesen hecho cosas iguales o peores hacia la humanidad. Finalmente, con res-
pecto a la colonialidad, todas las políticas de colonización que se embanderaron
29 Todorov, T.: “Autonomía” en Ibíd. Pág. 52.
27 Todorov, T.: “El proyecto” en El espíritu de la Ilustración. Ed. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014. Pág. 30 Todorov, T.: Ibíd. Pág. 53.
10-1. 31 Todorov, T.: Ibíd.
28 Todorov, T.: “La verdad” en Ibíd. Pág. 73. 32 Todorov, T.: “La Ilustración y Europa” en ibíd. Pág. 132.
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Luis Langelotti Faltar en Ser
La actitud crítica o Kant con Foucault ¿A qué se refiere Foucault con ese “gran proceso de gubernamentaliza-
ción”? En pocas palabras, a lo que él llama el poder pastoral (cristiano) y a su
creciente voluntad de gobierno sobre cada individuo independientemente de su
... quien renuncia al ansia de saber por el supuesto moral de no incurrir en el sexo, edad o estatus social. La conjetura del filósofo francés es que, como contra-
pecado de orgullo, trasluce su horror a lo que podría llegar a saber. partida de esa voluntad de dominio, comienza a desplegarse en la historia una
ENRIQUE LÓPEZ CASTELLÓN contraconducta, una resistencia a la que define como «actitud crítica». Es decir,
La alegría de saber frente al arte de gobernar, emerge en las sociedades una posición subversiva
preocupada por cómo no ser tan gobernado. En palabras del propio pensador:
… si se da a este movimiento de la gubernamentalización, a la vez de los individuos y
de la sociedad, la inserción histórica y la amplitud que creo que tuvo, podría situarse
Quisiera ahora enfocarme en la figura de Immanuel Kant puesto que es re- más o menos de ese lado, al parecer, lo que se llamaría actitud crítica. En frente, y como
cién con este autor que podemos empezar a pensar la crítica no solamente como contrapartida (…) de las artes de gobernar, como manera de desconfiar de ellas, de re-
cusarlas, de limitarlas, de encontrarles una justa medida, de transformarlas, de procurar
una cuestión de “método” o de “recurso” subjetivo sino como una «actitud», e escapar a esas artes o, en todo caso, de desplazarlas, en concepto de reticencia esencial.35
inclusive, un ethos –alejándonos, de paso, de la concepción cognitivista del pen-
samiento crítico. La Ilustración no fue una reflexión epocal referida al propio presente en
En su Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784), el filósofo prusia- tanto diferente del pasado, ni una concepción del mismo en tanto atravesado
no hace un elogio del uso público y libre de la razón, en el marco de una crítica ge- por signos que deberían interpretarse como anunciadores de un gran aconte-
neralizada a la «minoría de edad» que él describe como una adscripción pasiva cimiento, ni tampoco –finalmente– un análisis de la actualidad en términos de
a instrumentos mecánicos de uso racional tales como principios y fórmulas, legi- transición hacia un mundo nuevo.36 Según Foucault, el planteo kantiano enfati-
timados siempre desde una instancia de autoridad ajena (por ejemplo: un libro, za la Ilustración como salida, como resultado. Y esto hace referencia a la ya men-
un pastor, un médico).33 Ahora bien, casi dos siglos después, en una conferencia cionada ruptura para con esa «minoría de edad» de la que habla Kant en el es-
dictada ante la Sociedad Francesa de Filosofía en la Universidad de la Sorbona, crito en cuestión. La Aufklärung es la edad de la crítica. Pero no como un simple
Michel Foucault rescata ese escrito “menor” de Immanuel Kant a los fines de instrumento o herramienta del sujeto sino como actitud. La modernidad como
iniciar un trazado genealógico respecto de lo que él define como «actitud crítica»: actitud: una manera de pensar, de sentir, de actuar, que indica una pertenen-
cia y que, a la vez, se presenta como tarea.37 Un ethos. Una posición intelectual
Lo que Kant describía como la Aufklärung [Ilustración] es lo que yo trataba hace unos
momentos de describir como la crítica, la actitud crítica que vemos aparecer como acti- que problematiza nuestro presente, nuestro ser histórico y nuestra constitución
tud específica en Occidente a partir, creo, de lo que fue desde un punto de vista histórico como sujetos autónomos (éticos, deseantes).
el gran proceso de gubernamentalización de la sociedad.34 Para Foucault, dicho ethos filosófico, puede caracterizarse como una acti-
tud límite, que deja de pensar en términos de un adentro y un afuera (tomar
distancia del presente no equivale a rechazarlo) y que por eso se sitúa en las
33 A este respecto, dice Paul Ricoeur: “Este estado de minoría consiste en dejarse tutelar por otro de tal
forma que el propio juicio dependa del juicio de otro; por contraste con este estado, la autonomía adquiere
fronteras. La crítica representa, en última instancia, el análisis de los límites: for-
su sentido fuerte, a saber, la responsabilidad del juicio propio.” Véase “Noveno estudio. El sí y la sabiduría
práctica: la convicción” en Sí mismo como otro. Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid, 1996. Pág. 302. 35 Foucault, M.; Ibíd. Pág. 49.
34 Foucault, M.: “¿Qué es la crítica?” en ¿Qué es la crítica? seguido de La cultura de sí, Buenos Aires, Siglo 36 Foucault, M.; “¿Qué es la Ilustración? (1984)” en ¿Qué es la Ilustración? Las Ediciones de La Piqueta, Ma-
veintiuno editores Argentina, 2018. Pág. 54. Como si Foucault rescatara Otro Kant que nos permite pensar, drid, 1996. Pág. 86.
más que en la cuestión moral (imperativo categórico), en la dimensión propiamente Ética. 37 Foucault, M.; Ibíd. Pág. 94.
36 37
Faltar en Ser Luis Langelotti
malizar lo universal, obligatorio y necesario para poder pensar aquello singular, A la crítica de la Ilustración
contingente y arbitrario –en nuestra historia, en nuestro presente y en nosotros
mismos. Pero no en la búsqueda de un orden trascendental o de una estructura
formal con valor general cuyo fin último sería realizar una nueva metafísica. El La fuerza motriz del método dialéctico se halla en el convencimiento crítico de que
pensador francés nos habla de una genealogía y de una arqueología de los dis- la verdad puede alcanzarse a través de la negación de la forma imperante de los
cursos.38 Finalmente, remata: hechos.
No sé si alguna vez nos volveremos mayores. Muchas cosas en nuestra experiencia nos H.C. F. MANSILLA
convencen de que el acontecimiento histórico de la Aufklärung no nos hizo mayores; y Introducción a la teoría crítica de la sociedad
que todavía no lo somos. No obstante, me parece que se le puede dar un sentido a la
interrogación crítica sobre el presente y sobre nosotros mismos que formuló Kant al re-
flexionar sobre la Aufklärung. Me parece que incluso es una manera de filosofar que no
dejó de tener importancia ni eficacia desde los dos últimos siglos. Hay que considerar
la ontología crítica de nosotros mismos no por cierto como una teoría, una doctrina, ni
siquiera un cuerpo permanente de saber que se acumula; hay que concebirla como una
actitud, un ethos, una vía filosófica donde la crítica de lo que somos es a la vez el análisis I
histórico de los límites que se nos plantean y prueba de su franqueamiento. (…) No sé
si hace falta decir que el trabajo crítico todavía implica la fe en la Ilustración; pienso que
sigue necesitando el trabajo sobre nuestros límites, es decir, una labor paciente que le dé Continuemos ahora en el Siglo XX y observemos cómo prosiguió esta co-
forma a la impaciencia de la libertad.39 rriente de pensamiento, cuáles fueron sus vicisitudes, tratando de situar espe-
cialmente qué fue aquello que de alguna manera hizo que el proyecto, sino fra-
casase, cuando menos se viera limitado, desviado, tergiversado, degradado tal y
como en cierta medida sucedió con los pensamientos de otros grandes pensado-
res posteriores como Freud o el propio Marx.
En este punto resulta de interés situar, aunque sea de un modo elemental
por cuestiones de espacio, los aportes de la teoría crítica de la sociedad o Escuela
de Frankfurt.
Dice Hugo Mansilla:
Dialecktik der Aufklärung ocupa un puesto clave en el desarrollo de la «teoría crítica de
la sociedad», como se denomina la obra de la Escuela de Frankfurt. Los escritos de esta
tendencia, durante los años treinta y cuarenta, hasta finales de la guerra, aproximada-
mente, reflejan una actitud más bien optimista en relación con las perspectivas de una
revolución social, que posibilitaría la construcción de una sociedad emancipada...40
38 39
Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
cepción más bien pesimista de la realidad. Aunque tal vez se pueda decir más la obra escrita por Adorno y Horkheimer? En principio, según Hugo Mansilla:
“realista” respecto del mundo humano y su complejidad. Esto asocia la postura
La dialéctica de la ilustración se manifiesta en el hecho de que la decadencia espiritual
de la Escuela de Frankfurt con el pensamiento psicoanalítico. del hombre se produce en medio del progreso técnico. El incremento de la producti-
¿Qué sentido puede tener hoy, rescatar esta tradición crítica? En primer lu- vidad económica ofrece por una parte las condiciones materiales para un mundo más
gar, es importante señalar que la teoría crítica ahonda el contraste fenomenal justo, mientras que por otra parte, confiere a la economía y a los grupos sociales que la
manejan, una indiscutible superioridad sobre el resto de la población. De ello resulta
entre las capacidades técnico-racionales de la especie humana, por un lado, y la que el individuo aparece completamente impotente frente a los poderes económicos.43
brutalidad y el salvajismo de la experiencia del nacionalsocialismo, por el otro.
Es por ello que, en determinado momento de la reflexión intelectual, occidente Ahora bien, si tomamos el movimiento hegeliano donde la verdadera forma
“se plantea la pregunta de si a la razón no le incumbe parte de la responsabi- del pensamiento de la razón se expresa, tenemos una triplicidad dialéctica que
lidad en este desarrollo irracional.”41 Comienza así una etapa donde la actitud se subdivide en los siguientes momentos y que aplicada a la Dialecktik der Au-
crítica de la razón, otrora dirigida al Mundo bajo el lema de la Ilustración globa- fklärung quedaría de esta forma:
lizada, retorna sobre sí misma. 1) Tesis = Ilustración (predominio de la razón)
En este sentido, prosigue Mansilla: 2) Antítesis (negación) = Lo irracional o la acriticidad de la razón con sus
consecuencias44 y
La misión que se propone Dialecktik der Aufklärung, es la de mostrar «que las causas del
retroceso que van de la ilustración a la mitología, no hay que buscarlas tanto en las mi- 3) Síntesis (negación de la negación) = el pasaje a una razón crítica que podría
tologías nacionalistas, paganas y de cualquier otro tipo moderno, creadas precisamente dar lugar a una sociedad verdaderamente emancipada.
con el único fin de crear una situación retrógrada, sino más bien en la propia ilustración, Según lo establecido más arriba, esto último sólo sería posible si la razón no
paralizada por el miedo a la verdad».42
retrocediera por el miedo a la verdad.
Entonces, a modo de resumen simplificado y de conclusión respecto de las
Es decir que, más allá del rescate foucaultiano del escrito menor de Kant, la elaboraciones de algunos de estos pensadores críticos de la Escuela de Frank-
actitud crítica representada por la Ilustración y su imperativo de pasar a la ma- furt, nuevamente cito a Hugo Mansilla:
yoría de edad, parecería que se produce una parálisis en el hombre ante la ver-
Para Adorno y Horkheimer, la razón saldrá de su círculo vicioso de autodestrucción
dad a la que lo conduce su propio deseo de saber. ¿Tendrá esto, acaso, relación cuando se haga realidad una sociedad emancipada y cuando deje de ser instrumento
con el planteo del psicoanálisis respecto de la verdad como verdad sin verdad, es de una ciega dominación. La esperanza de la humanidad se centra en una ilustración
decir, de la verdad como verdad de la castración?
40 41
Faltar en Ser Luis Langelotti
totalmente crítica, que sea capaz por su esencia a no claudicar ante el mínimo de fe…45
¿Qué significa pensar críticamente?
45 Mansilla, H. C. F: Ibíd. Pág. 60. El subrayado me pertenece. Podría agregar a la frase citada que, de lo 46 Vilar, G.: “Crítica y cosificación” en La herencia ética de la Ilustración, Carlos Thiebaut compilador., Edi-
contrario, triunfará la religión y/o el totalitarismo pero nunca la democracia verdadera. torial Crítica, Barcelona, 1991. Pág. 38.
42 43
Faltar en Ser Luis Langelotti
Lo no-pensado es el don más sublime que un pensar tiene para ofrecer. Para los su-
puestos sobreentendidos de la sana razón, empero, lo no pensado de un pensar pasa Condiciones para un renovado pensar crítico
simplemente a ser lo incomprensible. Lo incomprensible, por su parte, nunca será para
el entendimiento ordinario motivo de perplejidad acerca de sus propios alcances de
comprensión, ni menos servirá para llamarle la atención sobre sus límites. Para el en-
… si el pensamiento crítico no puede erradicarse, es sin duda porque no se limita
tendimiento corriente lo incomprensible será siempre y solamente algo escandaloso que
al punto se convierte en prueba de que se le quiere proponer algo no verídico y sólo a enunciar análisis destinados a sacar a la luz realidades objetivas: comunica
presunto, a él que de entrada lo ha entendido todo.47 también afectos gracias a los cuales estamos en condiciones de discernir la
fuerza de verdad que contienen esos análisis y, por consiguiente, de resistir, en
Parto de una conjetura, la cual es pasible de definirse como una «sospecha» nombre de lo que dichos afectos nos permiten aprehender y comprender, todos los
intentos de borrar las concepciones del mundo social que hablan de las clases, la
(en el sentido nietzscheano del término): pensar críticamente implica introducir
dominación, la opresión, la violencia, etc.
una diferencia entre la mismidad y la reiteración acrítica de fórmulas consoli-
dadas, de sentencias sacralizadas y de hábitos tipificados de existencia. Dejarse ERIBON, D.
atravesar por el pensamiento crítico implica soportar el riesgo de pensar lo que Principios de un pensamiento crítico
se resiste a ser pensado (lo impensado). Y también, por qué no, sostener el desa-
fío de vivir lo que se resiste a ser vivido (según la ética del deseo).
Luego diré que esa “mismidad” y esa “reiteración acrítica” (identificación,
alienación, repetición, fijación, reproducción de lógicas instituidas, etc.) que Para Freud, la pulsión de conocimiento está ligada a la solución de la sublimación;
cada cual transita representan un tiempo lógico necesario por donde pasar para el problema radica en explicar cómo hace el pensamiento para escapar de la
que ocurran otras cosas, del mismo modo que todo infans debe necesariamente compulsión y la inhibición, o en explicar cómo rehuye ser un mero síntoma de sus
abonarse al Otro en un momento inaugural de su advenimiento al mundo par- condiciones históricas.
lante, para luego caer de ese lugar de objeto y devenir sujeto del deseo y de la JOAN COPJEC,
palabra, al fin. Ser el falo de la madre para faltar en ser. Imaginemos que la mujer no existe
Pensar críticamente es pensar a partir de un rechazo inicial a lo heredado,
es decir, implica poner en suspenso las certidumbres afirmadas primitivamente
para, soportando lo que estructuralmente se sustrae al intelecto, poder así re-
lanzar el circuito de pensamiento, en un nuevo nivel, justamente más “crítico”. Más actualmente, el filósofo y sociólogo Didier Eribon publicó una obra ti-
Soportar eso incomprensible de lo que habla Heidegger y que es lo no-pensado. tulada Principios de un pensamiento crítico la cual, si bien es bastante reticente (y
El límite y la causa misma del pensar, su condición de posibilidad y también su hasta reactiva) con respecto al campo psicoanalítico, de todos modos, establece
imposible. algunas cuestiones que resultan interesantes a los fines del presente desarrollo.
Por ejemplo, aquello que él ubica como los dos principios fundamentales de
cualquier pensar que pretenda operar desde la crítica. Esos “dos grandes princi-
pios” son el principio determinista y el principio de inmanencia.
Al primero lo define así:
El pensamiento crítico es necesariamente un pensamiento que se consagra a analizar la
fuerza constitutiva de los determinismos históricos y sociales mediante los cuales se da
47 Heidegger, M.: ¿Qué significa pensar? Ed. Terramar, La Plata, 2005. Pág. 79.
44 45
Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
forma a las existencias individuales y colectivas… 48
tamos (o deberíamos tratar) de situar en sus implicancias y en sus consecuen-
cias clínicas, sin quedar pegados a la realidad. Toda conflictiva epocal, por más
Este principio junto al segundo, que a continuación describe, constituyen el “fenoménica” que se plantee, no deja de ser discursiva y nuestro sujeto es efecto
marco básico –elemental– de un pensar desasido y capaz de romper con lo esta- de ese lenguaje. Se trata de ese lenguaje que se usa en la calle, en el Congreso,
blecido o con aspiraciones de avizorar lo actualmente impensado. en la Universidad o en el seno del grupo familiar. Por esa razón, tal vez, Lacan
Cuando establece la cuestión de la inmanencia, Eribon plantea que “el pen- termina acuñando la expresión lalengua, diferenciándose así del estructuralismo
samiento crítico es necesariamente un pensamiento para el que la fuerza de los y de cualquier concepción trascendental (platónica) de la estructura.
determinismos es de carácter íntegramente histórico y social”49, lo cual supone, Pese a todo, según Eribon,
a su vez, un verdadero rechazo de cualquier apelación a un orden suprasensible
…el pensamiento crítico ganaría en radicalidad si estableciera un espacio de pensamien-
(platónico) trascendental que explicaría a priori el avance problemático de la his- to no psicoanalítico y se asignara la tarea de construir una teoría política del sujeto, es
toria –individual o colectiva– y sus vicisitudes. En sus propias palabras: decir, una sociología, una antropología y una historia de la subjetivación.51
48 Eribon, D. (2016): “Introducción. ¿En qué condiciones puede un pensamiento ser crítico?” en Principios
de un pensamiento crítico. El cuenco de plata, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2019. Pág. 10.
49 Eribon, D. (2016): Ibíd.
50 Eribon, D. (2016): Ibíd. Pág. 12. 51 Eribon, D. (2016): “Teoría del sujeto” en ibíd. Pág. 31.
46 47
Luis Langelotti Faltar en Ser
Crítica, pensamiento decolonial y universidad pos en la historia”. Sólo queda la desmentida, la forclusión (“táctica central de
la reproducción del patrón colonial de la vida y de las subjetividades”), la re-
presión y/o el disimulo de “lo que acaban de saber”, una vez regresados de “sus
La sanación descolonial es la autoafirmación en los procesos de rehacernos a estadías en Harvard”: que no están validados para emitir enunciados de valor
partir del desprendimiento de las promesas incumplidas de la modernidad. El universal. Ella lo dice de este modo:
pensamiento descolonial es pensamiento fronterizo, afincado en existencias y
En la universidad habitamos una falsa realidad, la hiperrealidad de una Europa que no
experiencias fronterizas de todo tipo. Pensar en las fronteras en vivir en las
existe en verdad en parte alguna, y menos aún aquí. Nuestra plataforma no es la que
fronteras. permite emitir los enunciados de valor universal e interés general. La engañosa fantasía
MIGNOLO, W. que la universidad nos propone es que hemos conseguido eludir la particularidad y la
parcialidad en la que el Norte nos encasilla, y que podemos legítimamente ocupar el
Desobediencia epistémica: retórica de la modernidad, lógica de la lugar del sujeto universal.54
colonialidad y gramática de la descolonialidad
Por otro lado, el sujeto universal generador de conocimiento válido tam-
poco habita, lamentablemente para quienes no somos “de la gran Ciudad”, en
la periferia, en los conurbanos, en la provincia. El Saber siempre es centralista,
Es un acto crítico y ético poder tomar distancia o situar nuestras diferencias metropolitano, citadino.
con respecto a los autores del Norte, por más “progresistas” que estos fueren, En el campo específico del psicoanálisis, esto se palpa más que en cualquier
como el caso recién comentado. En particular, si leemos este posicionamiento otro lado. ¿Cómo condice la predicación de la diferencia, de la emancipación del
desde una óptica decolonial. sujeto, de la multiplicidad, etc. con la centralización y con tanto núcleo conver-
Por nuestros lares, la antropóloga Rita Segato ha abordado el problema de la gente en torno a ciertos círculos legitimados de saber verdadero y general? ¿De
colonialidad en los ámbitos de (re)producción del saber, haciendo especial énfasis qué se trata esa verdadera cartografía del Saber Expuesto y Acreditado? ¿Tendrá
en lo que sucede en el espacio de la Universidad. Según ella, “lo que hace el pa- acaso alguna relación con la lógica de la colonialidad implícita en la retórica de la
trón de colonialidad es sustraernos el espejo, impedir que tengamos una imagen modernidad55? Y, de ser así, ¿cuál será nuestra gramática de la descolonialidad, tanto
verdadera de nosotros mismos”52 . como sujetos del Sur con respecto al Norte, así como sujetos de la periferia en
El espejo es el de la reina mala de Blancanieves en el que se mira Fanón, una relación al centro (o a los centros) para poder salir de los efectos de dominación
vez llegado a París (quizá demasiado tarde, o no): “¿Soy negro?” Un poco más de dicha lógica?
abajo, la autora continúa con esta idea: “La colonialidad cubrió con un paño ese Desde ya, no será hablando la lengua de esos otros –o sea, repitiendo acríti-
espejo indispensable que nos revela quiénes somos realmente y así obstruyó camente fórmulas fetichizadas ni reproduciendo lenguajes cristalizados– cómo
nuestra relación con él como camino indispensable hacia nosotros mismos”53. podremos atisbar algún horizonte teórico-práctico éticamente genuino, es de-
La “fantasía de ser francés” llega hasta nuestros días y se manifiesta en el cir, que respete nuestra particularidad existencial (historia, geografía) y además
síntoma de escribir/ producir creyendo que eso puede tener algún impacto in- nuestra dignidad subjetiva.
verso al establecido como Norte → Sur. Es decir, creer que esto: Norte ← Sur sea
verdaderamente posible es una ingenuidad por “la posición de nuestros cuer-
52 Segato, R.: “´Frente al espejo de la reina mala´. Docencia, amistad y autorización como brechas decolonia- 54 Segato, R.: Ibíd. Pág. 135.
les en la universidad” en Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo Libros, Buenos Aires, 2018. Pág. 133. 55 Mignolo, W.; Desobediencia epistémica: retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de
53 Segato, R.: Ibíd. Pág. 134. la descolonialidad. Ediciones Del signo, CABA, 2014.
48 49
TERCERA PARTE: ÉTICA
De modo que en un acto ético no se trata solamente de que este se realiza por
deber o, además, de que genera efectos reales o, además, de que produce una
intervención en la realidad. Lo que hace es algo más que intervenir en el sentido
de provocar consecuencias en la realidad: redefine lo que cuenta como realidad.
S. ŽIŽEK
El acto ético: más allá del principio de realidad
51
La ética como «pasividad abismal»
56 Dussel, E.: 14 tesis de ética: el fundamento esencial del pensamiento crítico. Versión pdf disponible en la
web. 2014. Obra que se encuentra partida a la mitad, siendo su primera parte LA MORAL DEL SISTEMA y,
la segunda, LA ÉTICA CRÍTICA, la cual obviamente es la más interesante y novedosa sin que por ello deba
descuidarse la anterior dado que es el cimiento que posibilita el pasaje a esta última.
57 Lacan, J.: El seminario. Libro 10: la angustia. Paidós, Buenos Aires, 2007.
53
Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
por una ética de las víctimas del sistema moral que será ahora deconstruido, el paradigma clásico de la relación de objeto, el cual representa un esquema abs-
de-struido, superado desde la filosofía crítica”58. tracto para el que las categorías básicas son el sujeto y el objeto (filosofías de la
Ya no se trata de la dialéctica entre lo material y lo formal (dentro de la mo- conciencia, del sujeto, del cogito). Entendidos como complementarios.
ral del sistema) sino entre lo positivo y lo negativo. Lo negativo es lo que se ha ¿Cómo define Enrique Dussel en sus propios términos esa eticidad crítica?
escondido, lo no-dicho, lo invisibilizado, lo excluido y que ahora exige, deman- En la novena tesis, leemos:
da y exhorta al pensador crítico a escuchar. Lo fuera del orden, lo dominado, lo
La ética es exactamente la pasividad abismal por la que el inevitablemente es en su
despreciado, lo nada (el resto) pasa a ser escuchado en su singularidad interpe- mundo deja ser al Otro como otro, superando la mismidad del mundo en el que siempre
lante. ¿Qué tiene para decir? Y ¿quién está dispuesto a oírlo? somos centro. La apertura al Otro como otro, más allá de lo Mismo…60
Desde el mundo de los “algos”, de golpe, surge un “alguien” (otra biogra-
fía, otro mundo, otro tiempo, otra historia, un sujeto) que rompe lo neutral, una El soberano respeto por la diferencia. Esa apertura al “Otro como otro”, para
negatividad que negativiza su propia negación previa. Una exterioridad interior el psicoanálisis se escribe así: Øtro. Sólo en la medida en que existe un elemento
silenciada largo tiempo, se presentifica fenomenológicamente causando nuestra por fuera de la Moral del Sistema –una singularidad exsistente– puede ponerse
angustia porque es lo unheimlich freudiano. Lo «éxtimo» lacaniano que horroriza en crisis a la misma en su totalidad y completitud. Y eso es un acontecimiento que
el campo especular. La ética crítica es incompatible con el amor de “yo a yo” y suplementa la situación de base y que redefine los márgenes de lo que es pensable
no se limita a una cuestión de “piedad” ni de compasión. como realidad (el horizonte de la legalidad del universo previo). La invención
No estamos completos y de eso habla esta ética crítica, esencia del pensa- será la nominación de esa transgresión al orden vigente que supone la inclusión
miento crítico. Hay algo más en lo Mismo y es eso Otro que me habita más allá de lo anteriormente excluido.
de mi yo, más allá de ser el falo. Esta ética crítica es la esencia del pensamiento La ética crítica no supone la instauración de un nuevo ideal ni una nueva
crítico porque erosiona la excepción fálica que sostiene al conjunto “macho” en idealización del semejante sino que introduce la cuestión de un lazo sublimado,
su consistencia y exaltación. También, entonces, es una ética que apunta al lado con lo cual estamos hablando de un desvío en lo real pulsional. Cae mi pseu-
femenino de las formas de sexuación.59 Implica un pensar/ sentir que desborda do-ser de goce con el cual velaba la falta en el Otro, se transforma mi posición
respecto del objeto a y nace un nuevo sujeto: el sujeto del acto ético, que ha roto
58 Dussel, E.: "Segunda parte: La ética crítica" en op. cit. 2014. Punto [9.02]. Pág. 95. con tanta fijeza y que puede amar críticamente, sin poseer
59 Lacan, J.: “Dios y el goce de la mujer” en El seminario. Libro 20: Aún. Paidós, Buenos Aires, 2012. Clase VI.
En este punto, son absolutamente interesantes las reflexiones de Joan Copjec, quien plantea: “El ser de los filó-
sofos es vasto y compartido por todos los que existen. Para el psicoanálisis es algo muy distinto, dado que allí
se habla solamente del “ser sexuado”, un ser que remite al goce. ¿Con qué sustituye Lacan el vasto y compartido
ser de los filósofos? Con el objeto a, o el goce como esa parte de no-ser en la médula del sujeto. Éste no es un
invento de Lacan; la idea proviene directamente de Freud (...). En Más allá del principio del placer, Freud afirma únicos para el sujeto, al que ahora debemos considerar de manera finita, es decir, uno por uno. Sin embargo, el
explícitamente que la satisfacción, el objeto de la pulsión, reemplaza las categorías conceptuales que definen el lector advertirá que este debate, que ha seguido el hilo del propio argumento de Lacan, ha pasado del análisis
ser, por ejemplo, en Kant. Nos vemos obligados a advertir que la teoría de la pulsión sustituye a la ontología en específico del ser femenino al análisis general del “ser sexuado” como tal. Por esta razón debemos dejar en claro
Freud. De esta parte de no-ser –la satisfacción, el objeto de la pulsión– también es imposible predicar algo; esta que, en su seminario Aún, Lacan hace un postulado sobre la ética en general y no formula una ética separada
vez, sin embargo, no porque sea común a todos, sino porque es singular. Puntal del sujeto en su singularidad, de lo femenino. Su ética parte de la hipótesis de que el ser es “no todo”, de que no hay una totalidad del ser. Y
este ser no preexiste al sujeto sino que es resultado de una “contingencia corpórea”. El goce, la experiencia del no obstante, si Lacan privilegia a la mujer en su análisis, es porque ella permanece más cerca de la verdad del
cuerpo, se produce de manera puramente contingente; simplemente, le ocurre al sujeto. Más aún, si el goce ser, mientras que el hombre ofusca esta verdad a través de una operación nostálgica, secundaria, que le permite
funciona como sostén del sujeto, lo hace de una manera completamente diferente al ser de los filósofos. El continuar creyendo en la plenitud del ser por venir.” Ver: Copjec, J.: Imaginemos que la mujer no existe. FCE,
goce es un sostén insostenible, insoportable para el sujeto que se defiende de él mediante la producción de una Buenos Aires, 2006. Pág. 20-1.
fantasía fundamental. El ser completo y compartido de los filósofos no tiene, por lo tanto, lugar en Lacan, quien 60 Dussel, E.: “La exterioridad del otro. La ética como meta-física práctico crítica”. en op. cit. Tesis 9. Punto
en cambio piensa en un no-ser como objetos parciales de la pulsión, objetos parciales de la satisfacción que son [9.17]. Pág. 99.
54 55
Luis Langelotti Faltar en Ser
no cambiante de la personalidad. 62
Sí mismo como otro
61 Ricoeur, P.: “Séptimo estudio. El sí y la intencionalidad ética” en Sí mismo como otro. Siglo Veintiuno 62 Ricoeur, P.: Ibíd. Pág. XIII.
Editores, Madrid, 1996. Pág. 186. 63 Ricoeur, P.: Ibíd. Pág. 174.
56 57
Faltar en Ser Luis Langelotti
atención a los textos fundadores de estas dos tradiciones: 1) la primacía de la ética sobre
la moral; 2) la necesidad para el objetivo ético de pasar por el tamiz de la norma; 3) la le- Un ethos del pensamiento
gitimidad de un recurso al objetivo ético cuando la norma conduce a atascos prácticos…64
Marcar la supremacía de la ética sobre lo moral o la subordinación del punto Se trata de hacer eco a los gestos de resistencia, por débiles, vacilantes o
de vista deontológico a la perspectiva teleológica, es situar la intención por enci- evanescentes que sea, o por amenazados que estén por la violencia y la represión.
ma de la norma o, ya dentro del campo del psicoanálisis, del deseo sobre la pulsión. O de hacer eco a la ausencia de resistencia, a la imposibilidad de protestar, a lo
Sabemos, gracias a Lacan, que la encarnación del deber, en sujetos o institucio- que fuerza a la resignación. Pero también de cambiar la mirada sobre el mundo,
nes que se desconectan de toda referencia a la ética (la cual permite un margen transformar las percepciones establecidas y, así, producir o favorecer nuevas
formas de resistencia.
de elección), deviene voluntad de goce.
¿Qué puede significar, entonces –y retomando la definición ricoeuriana–, en ERIBON
términos psicoanalíticos “aspirar a la verdadera vida con y para el otro en ins- Principios de un pensamiento crítico
tituciones justas”? Desde mi lectura, aspirar a la buena vida –la verdadera– no
es sino buscar una existencia auténticamente sostenida en el deseo singular con
otros que forman parte de la realidad y para el Otro del reconocimiento simbólico
(su presencia me subjetiva), pero que es también el de la castración: el Øtro –di- El libro La ética del pensamiento: para una crítica de lo que somos (2015) además
cha subjetivación no es garantía de mi ser. de tener una recopilación de textos seleccionados de Michel Foucault por a) su
Las instituciones justas, son instituciones donde los intercambios simbóli- novedad y b) su relevancia, cuenta con un interesante ensayo previo de Jorge Álva-
cos no se plantean desde una lógica acumulativa (como en el capitalismo) sino rez Yágüez: “Introducción. Una ética del pensamiento.”65
dentro de cierta distribución en términos tendencialmente democráticos (para el En él puede hallarse un modo preciso de interpretar el mensaje foucaultiano
caso: de la riqueza, es decir, de los bienes). Se trata de instituciones atravesadas y, más exactamente, el espíritu de su tesis a partir del rescate del escrito kantiano
por una renuncia que impida la tendencia pulsional al goce-todo (lo que se tra- ya mencionado cuando abordé la cuestión de la Ilustración:
duce como fascismos, totalitarismos, etc.), o sea, de instituciones o comunidades
Foucault habla de «actitud», «actitud crítica», y emplea muy significativamente el tér-
que han hecho el duelo suficiente por el Bien Universal. mino griego ethos. (…) hay inserto un ethos, un determinado talante, una relación de
carácter práctico. El atravesamiento del pensamiento por la temporalidad comporta esta
otra dimensión, un compromiso del propio sujeto de pensamiento con ella. (…) es un
ethos, pero ethos de pensamiento.66
65 Álvarez Yágüez, J.; “INTRODUCCIÓN. Una ética del pensamiento” en Foucault, M.; La ética del pensa-
miento: para una crítica de lo que somos. Edición y traducción de Jorge Álvarez Yágüez. Madrid, Biblioteca
Nueva, 2015. Edición argentina de Walduther Editores.
64 Ricoeur, P.: Ibíd. Pág. 174-5. 66 Álvarez Yágüez, J.; Ibíd. Pág. 34-5.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
le confiere una naturaleza distinta puesto que en su interior lo más propiamente univer-
sal, el estricto plano del pensar, del concepto, de la teoría, de lo universal, se ve cruzado Es decir, al correrse el eje de la cuestión del conocimiento válido como au-
por la temporalidad, lo concreto, lo particular.67 tónomo y políticamente neutral y al dirigirse la mirada a “la crítica de nosotros
mismos” –lo que implica un corte sagital de la época sobre el pensamiento–, apa-
Puede apreciarse la profunda distancia que separa al sujeto de la «actitud rece la cuestión invisibilizada en el primer enfoque (puramente gnoseológico),
crítica» del estulto para quien la temporalidad de su vida –entendida ahora como esto es, la temática foucaultiana del saber como poder: neutral e incondicionado
la determinación de sí por el contexto que lo enmarca– es desconocida, des- es el semblante del discurso universitario cuya verdad es el significante-amo.
mentida, renegada. En otras palabras, en la estulticia no se está desasido de la
creencia narcisista en la atemporalidad, como rechazo de nuestro ser histórico
y también perecedero.68 En cambio, la historicidad en el pensamiento crítico es
esencial y determinante hasta el punto de que lo que lo define como “crítico” es
ese tener en cuenta su propia sobredeterminación temporal en los dos sentidos
de la expresión: como efímero, pasajero, cambiante, ni eterno ni inmutable pero
también como condicionado por el contexto histórico que impone ciertos límites
a lo que es posible de ser pensado.
Foucault señala que Kant, a través de dos preguntas esenciales como lo son
“¿qué es la Ilustración?” y “¿qué hacer con la voluntad de revolución?”, funda
las dos grandes tradiciones críticas en las que se divide la filosofía moderna: la
primera se corresponde con una filosofía analítica de la verdad en general. En
cambio, la segunda, se vincula con un pensamiento crítico que toma la forma
de una ontología de nosotros mismos.69 Existe algo kantiano en la postulación
de Foucault pero a condición de invertir el abordaje de aquel filósofo, esto es,
haciendo primar la «ontología del presente» sobre la «analítica de la verdad».
Tal como dice Yágüez:
De ese enfoque [kantiano] se separa Foucault, para, (…), invertir la perspectiva, hacer
primar el lado de la ontología de nosotros mismos, el lado de la Aufklärung, y entonces
el conocimiento, lejos de verse en un cierto plano de autonomía, del que se desprenden
efectos de dominación, se comprende profundamente ligado a los mecanismos de po-
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Luis Langelotti Faltar en Ser
La parrêsía: el coraje ético de un verdadero decir Parrêsía “etimológicamente, significa decirlo todo.”72 Pero “la parrêsía no es
una obligación impuesta al discípulo, es una obligación, por el contrario, im-
puesta al maestro.”73
La metafísica griega fue determinante para nuestra relación filosófica con el ser; Si bien la definición dada coincide de alguna manera con la regla fundamental
la ciencia griega fue determinante para nuestra relación racional con el mundo; del psicoanálisis que es la «asociación libre», aquí se habla de algo que se impo-
la cultura grecorromana fue, creo, determinante para nuestra relación ética con ne del lado del Otro, es decir, del lado del “analista”. Entonces, ¿existe alguna
nosotros mismos. relación con lo que sucede en un psicoanálisis? Según Foucault, no se trata de
FOUCAULT, M. que el parresiasta asocie libremente, sino de que enuncie “todo” lo atinente a la
¿Qué es la crítica? dimensión de la verdad del sujeto que pregunta, que quiere saber y es en ese pun-
to donde, a mi entender, toca algo de la orientación de la clínica psicoanalítica:
… lo esencial de la función parresiástica será más bien señalar al sujeto cuál es su lugar
El analista es el hombre a quien se habla libremente. Está ahí para eso. ¿Qué en el mundo (…). El parresiasta en particular (…) es aquel que dice, en cada instante o
quiere decir esto? (…) Nada más temible que decir algo que podría ser verdad. cada vez que el otro lo necesita cuáles son los elementos que dependen de él y cuáles no
Porque podría llegar a serlo del todo, si lo fuese, y Dios sabe lo que sucede cuando dependen del sujeto.74
algo, por ser verdad, no puede ya volver a entrar en la duda.
LACAN, J. Es decir, al igual que en un tratamiento analítico, no se trata de persuadir o
La dirección de la cura y los principios de su poder de adular a quien demanda una ayuda desde la escucha, sino de devolverle –vía
la puntuación del discurso en nuestro caso– algo del orden de su relación con lo
real tal y como, por ejemplo, en el caso del hombre de las ratas Freud “empieza
En el pensamiento teorético (cognoscitivo y crítico) ya no se comprueba la por introducir al paciente a una primera ubicación de su posición en lo real”75 o,
intervención de dicha regla [de la defensa]. Esto es comprensible, pues en el yendo a otro ejemplo notable, “cuando obliga a Dora a comprobar que ese gran
pensamiento intencional se trata de encontrar un camino cualquiera, pudiéndose desorden del mundo de su padre, cuyos perjuicios son el objeto de su reclamo,
descartar todos los que estén afectados de displacer, mientras que en el ella misma ha hecho más que participar en él, que se había convertido en su en-
pensamiento teorético [crítico] habrán de ser explorados todos los caminos. granaje y que no habría podido proseguirse sin su complacencia.”76
FREUD, S. La parrêsía se opone a la adulación en tanto es un hablar franco. Antigua-
Proyecto de una psicología para neurólogos mente, la adulación era propia del vasallo, así como su complementario, la cóle-
ra, era específica del amo. En el marco de la relación parresiástica, la clemencia
funcionaba como aquello que daba el marco para la posibilidad de que se diga,
La parrêsía es un antecedente fundamental para entender lo que llamamos
pensamiento crítico en tanto representa una técnica de sí desprovista de ciertos 72 Foucault, M.: Ibíd. 241. Sade se haría eco de este espíritu subversivo: “Por más que tiemblen los hombres,
rasgos cristianos esenciales como la dirección de conciencia. Aquí “el discípulo la filosofía debe decirlo todo.”
es esencialmente aquel que se calla, mientras que en el cristianismo, en la espiri- 73 Foucault, M.: Ibíd.
tualidad cristiana, el discípulo será aquel que tendrá que hablar.”71 74 Foucault, M.; Ibíd. Pág. 258.
75 Lacan, J.: “La dirección de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, Siglo veintiuno editores.
71 Foucault, M.: “La parrêsía, 1982 (Conferencia en la Universidad de Grenoble)” en Foucault, M.; La ética Buenos aires. 2008. Pág. 569
del pensamiento: para una crítica de lo que somos. op. cit. Pág. 242. 76 Lacan, J.: Ibíd.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
de que el “oprimido” se dirija con la verdad al “opresor” (el esclavo al Amo) requiere del otro, que exige la presencia de alguien, pero ese otro no puede ser
quien, por un acto clemente, le dejaba tomar la palabra, lo cual implicaba adve- cualquiera: debe tener la parrêsía. Ella no sólo representa –en la antigüedad– la
nir –al menos momentáneamente– sujeto político, sujeto de Derecho, ciudada- impureza de un deseo de analizar que sortea la vergüenza y la timidez yoicas
no. Efectivamente, Foucault rescata como, por ejemplo, para Eurípides: de quien encarna el lugar del analista para poder intervenir o la valentía política
de ese decir verdadero que es el pensamiento crítico de la modernidad, sino
… la parrêsía es un derecho, es un derecho que está ligado a la ciudadanía. Quien no es
ciudadano, (…), no puede hablar; sólo el ciudadano está habilitado para hacerlo, y este también el coraje ético de un verdadero decir que persiste, que resiste, que debe so-
derecho de hablar se tiene por nacimiento.77 brevivir aún en nuestro tiempo.
Ahora bien, ¿cuál es nuestro tiempo?
O también, para Polibio, quien al hablar del régimen de los aqueos, señala
que
... la parrêsía es la posibilidad, parece que para todos, de acceder a la palabra, el derecho
a la palabra para todos, la palabra determinante en el campo político, la palabra en tanto
que es un acto de afirmación de sí mismo y de su opinión dentro del campo político. 78
Aquí la parrêsía aparece en su faz política, como toma de la palabra crítica que
saca al sujeto del lugar de objeto o de esclavo. O sea, el pacto o compromiso
parresíaco ya no tanto como obligación o deber sino como emergencia del de-
recho a decir la verdad, como apertura a un derecho político, de participación
en la Polis. Ya en Platón, en tanto “posibilidad (…) de decir lo que se quiere”, la
parrêsía “aparece ahí, pues, como uno de los rasgos de esta ciudad democrática
[que es la República].”79
Por último, la parrêsía aparece como un aspecto esencial de todo «lazo so-
cial» vinculado al cuidado de sí. Platón hace intervenir a Sócrates en el Gorgias,
quien dice:
Cuando un alma quiere ocuparse de sí misma, cuando quiere asegurarse esta epimeleia
heautou que es fundamental, cuando quiere therapeuesthai, cuidarse de sí misma, necesita
otra alma, y esta otra alma debe tener la parrêsía.80
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CUARTA PARTE: LA POSTILUSTRACIÓN, UN TIEMPO
ACRÍTICO
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El lugar de la angustia en la contemporaneidad
En su libro Angustia, la filósofa eslovena Renata Salecl, sostiene que “el ca-
pitalismo actual convierte las angustias de las que hablan los medios en he-
rramientas que utiliza en su propio beneficio mientras produce nuevas insegu-
ridades…”81 ¿De qué se tratan esas nuevas inseguridades posmodernas? Son
específicas del hípercapitalismo (posmodernidad o postilustración), están sos-
tenidas en la ideología del Just do it, la fe en que Impossible is nothing y remiten a
un supuesto exceso de libertad contemporáneo.
En primer lugar, esta nueva “libertad” debe articularse al declive de la au-
toridad paterna, ya no es necesario luchar contra las viejas formas de autoridad
porque han perdido su potencia. La declinación del Padre remite a la degrada-
ción del “programa institucional” en términos sociológicos.82 Por otra parte, al
hundirse la ficción simbólica moderna, sin embargo, no todo ha sido color de
rosa dado que la liquidez de los tiempos ultramodernos pone en escena lo que
otrora aparecía velado tras la apariencia de un consenso o de una «voluntad ge-
neral», a saber, la ferocidad del superyó como componente constitutivo e ineli-
minable del sujeto y de la Civilización. En este sentido, el sujeto de nuestra era es
un ser que se siente permanentemente “inadecuado”, “en falta”, culpable, etc.,
con respecto a los mandatos sociales que, gracias a la era de la tecnociencia, pu-
lulan de manera permanente –de modo constante como la pulsión– y abarcando
casi todo el tejido social, sin grietas.
Dice la filósofa mencionada:
La sociedad de consumo parece florecer y crecer mejor en un sentimiento particular de
inadecuación que actualmente se experimenta con frecuencia. Para entender el poder
de ese sentimiento, basta con mirar cualquier revista de mujeres o la sección “estilo” en
los diarios. Además de avisos e informes sobre moda, cosméticos y celebridades, lo que
encontramos en esas publicaciones es consejo.83
¿Qué puede significar “consejo”, para un psicoanalista? ¿Es casual esta pro-
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
liferación actual de counselors (consejeros psicológicos) que han venido a susti- significante del Otro en el que está atrapado (sin saber que lo sabe) y tomar
tuir a los confesores del catolicismo pero que, en parte, reclaman su espacio en posición frente a esas amarras simbólicas que comandan su repetición sufriente.
el terreno de la Salud Mental o, al menos, en el abordaje catártico de la subjeti- Tiene que poder pensar críticamente su situación y eso implica como condición
vidad? Evidentemente la gente está angustiada y no sabe muy bien qué hacer de posibilidad que no se lo atiborre con respuestas sino que se le devuelva el
con eso. Recurre a supuestos “especialistas” que le dicen lo que tiene que hacer derecho a la pregunta y al no-saber, para que así pueda renacer la curiosidad.
(órdenes) o lo que es mejor no hacer (prohibiciones). Otros, en cambio, directa- El psicoanalista es aquel que se abstiene de tomar al analizante como objeto de
mente van a que se les prescriba el psicofármaco adecuado, casi sin mediación goce y, a la vez, tampoco permite él ser tomado como tal, sustrayéndose cada
conversacional alguna. vez y cada vez, de los diferentes lugares en los que transferencialmente va sien-
Pero detengámonos un momento en la cuestión del ser aconsejado. Un con- do ubicado. Desmarcándose, anulándose, restándose del plano imaginario. No
sejo, por más que se lo disfrace con el desinterés, siempre tiene una dirección, operando como I (A) sino introduciendo el registro de la ley, que es un orden
orienta al sujeto hacia determinado modo de gozar. Podemos tomar el imperativo diferente, puesto que ésta no remite a la omnipotencia del Otro sino a su castra-
de «Ser feliz» (“el lema que parece justificarlo todo”84), el cual tiende a reempla- ción. El analista presentifica además la dimensión del objeto a, término que pone
zar la antigua noción ilustrada de autonomía por un decadente empuje hacia en juego la distancia pertinente entre el sujeto y el Otro para que algo del deseo
la idea de autosuficiencia, esto es, a “realizarse libre y espontáneamente sin un pueda ponerse en movimiento. Por eso mismo, puede advenir momentánea-
marco público de referencia (…). [Lo cual] Actúa, al menos, como un cortocir- mente como algo siniestro. El espacio analítico es convergente con un uso de la
cuito de la responsabilidad solidaria; ¡los problemas de los demás no son mi angustia a los fines de la sustracción –el desasimiento– del sujeto del lugar que
problema!”85 ocupa, para el Otro de su fantasma, como objeto tapón de su falta. La angustia
No hay un aconsejar que no esté sostenido en una “ética” del bien gozar media entre el goce y el deseo.
(según el Otro de turno, es decir, acorde a la Moral del Sistema), en una creencia Volviendo sobre la cuestión de la estulticia, el estulto es el sujeto de la Cultu-
confesa o no en cierto Soberano bien o Bien Universal. Pero es precisamente esto ra de la Mortificación. Es hijo del superyó más que del corte (castración), por eso
lo que redobla la angustia, es decir, que las soluciones que se proponen resultan está profundamente expuesto a hacer y/o a que le hagan crueldades. Es decir, el
ser peores que el “mal” que se pretende “curar” (nosotros sabemos que de faltar estulto es objeto de maltrato cuando no maltratador. Pérdida de coraje, de luci-
en ser no se cura). Y lo que es peor, se pretende sofocar la angustia por el camino dez, de contentamiento en el cuerpo son los tres componentes que caracterizan
de la satisfacción pulsional, por una exacerbación del principio del placer. Al al «síndrome de padecimiento» propio de este malestar hecho cultura.86 Creo
haber una exaltación del Ideal, correlativamente, hay una afirmación del goce, que también responden a la caracterización de la stultitia. En especial, si se pun-
cuando desde el pensamiento psicoanalítico, pensamos que su destino debería túa la antinomia de los términos señalados como ausentes: hay un predominio
ser todo lo contrario, o sea, la expulsión - la exclusión de ese goce que mejor no. de la cobardía, de la torpeza y de la tristeza corporal. El estulto es el sujeto mor-
Ahora bien, con respecto a esto último, ¿cómo lograrlo? tificado. ¿Será acaso la estulticia el padecimiento de la época?
En este punto, la ética del psicoanálisis –que es una ética del deseo y no ¿En qué consiste específicamente la mortificación? Dice Fernando Ulloa, a
del goce–, introduce la cuestión de la abstinencia. En primer lugar, por parte este respecto:
de quien sostiene la posición de analista. Para que un sujeto pueda reposicio-
El término mortificación alude al dolor psíquico. Tiene con frecuencia un ma-
narse ante su conflicto, primero tiene que poder escuchar-se, tiene que salir del tiz mortecino, aquel que propician los estados de alienación, en los que el su-
jeto zozobra en la costumbre por efectos de la renegación. Siguiendo lo plan-
84 Rubio Carracedo, J.: “La irrenunciable autonomía” en La herencia ética de la Ilustración. Carlos Thiebaut
compilador., Editorial Crítica, Barcelona, 1991. Pág. 71. 86 Ulloa, F.; “El síndrome de padecimiento” en Salud ele-Mental, con toda la mar detrás. Buenos Aires, Ed.
85 Rubio Carracedo, J.: Ibíd. Del Zorzal, 2011. Pág. 139.
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teado por Freud, defino este último concepto como un negar que se niega, acto
sintomático que deteriora la capacidad perceptual del titular de esa renegación.87 poder para intimidar y poder así perpetuarse impunemente.89 Los femicidios no
sean sino, tal vez, los crímenes por excelencia de la Cultura de la Mortificación
Ante la inquietante pregunta por el deseo del Otro, por mi perdido e irrecu- contemporánea, es decir, de lo que he llamado estulticia (que resuena con la ca-
perable ser de sujeto y frente al hecho de que el goce todo no es, aparecen cier- racterización de goce del idiota que Lacan hace del goce fálico90).
tas promesas de completitud soportadas en ideales –el capitalismo como amo
moderno– que delimitan un adentro y un afuera de manera aún más tajante y
brutal que en tiempos del predominio del amo antiguo. Un ejemplo de esta idea
del “adentro y afuera” radical al que asistimos en esta época, es la serie brasilera
3 %, ficción que “se desarrolla en un futuro distópico en Brasil en el que a las
personas se les da la oportunidad de ir a la «mejor cara» de un mundo dividido
entre el progreso y la devastación, pero solamente el 3 % de los candidatos va
a tener éxito.”88 Allí, los sujetos miembros del Continente que han llegado a los
veinte años, tienen la única oportunidad en su vida de acceder al “Proceso”
–travesía psicopática, individualista, darwinista social y meritocrática extrema–
para ser seleccionados como los elegidos que pasarán a Mar Alto, mundo ideal,
pleno, armónico, feliz y consistente.
El amo moderno ya no quema libros como el antiguo dictador, sino que los
produce, escribe recetas sobre cómo descartar “gente tóxica” o, más bien, cómo
deshacerse del tóxico interior, del fracasado, del perdedor que alguna vez fui-
mos y que permanentemente corremos el riesgo de volver a ser.
Lo epocal parecería efectuar una reintroducción del goce-que-mejor-no me-
diante la no renuncia al Objeto. Esto, empero, no implica que no haya forclusión
alguna. Al contrario, a ese lugar de resto es arrojado todo aquello que no se
89 Como dice Rita Segato respecto de los femicidios: “[No hay que olvidar]… el mandato que fluye por el eje
amolde al Ideal de (auto) sacrificio y (auto) explotación capitalista, aunque eso
horizontal de la relación del agresor con su fratria masculina, presente o en sombras. Mi análisis es de cuño
expulsado sean vastas cantidades de seres humanos, como vemos que sucede político, y un análisis que tiene como foco la política patriarcal. Aprendí a percibir que es el poder lo que se
por ejemplo con los niños, con los inmigrantes, con los campesinos o con las esconde por detrás de la testosterona, que la dimensión libidinal es la que menos ayuda en la comprensión
mujeres. Todo lo que no trabaja o no es productivo, merece ser destruido, des- de los crímenes de género. Mi análisis me lleva a comprender que lo que se expresa ahí es la afirmación de
poder exigida por un mandato, que es un mandato masculino de violación, de dominación, de control del
echado. Todo lo que alarme, cuestione o comprometa al oscuro dios Capitalista territorio-cuerpo y del cuerpo como índice de un territorio. Su “espectacularización”, su exhibicionismo es
actual merece ser incinerado, asesinado, como sacrificialmente lo son esas jóve- funcional e indispensable a la reproducción de la posición masculina. Por último, la agresión de género no
nes que, cada dos por tres, son violadas y asesinadas brutalmente. No son me- ocurre porque hay impunidad, sino que es la exhibición misma de la impunidad, la declaración pública de la
intocabilidad masculina, en Ciudad Juárez transformada en la declaración pública de que las mafias son in-
ramente crímenes libidinales: son actos mafiosos, es decir, mensajes que envía el tocables en su soberanía jurisdiccional sobre la localidad fronteriza. Es éste, por lo tanto, un análisis político
que apunta al carácter obligatorio, exigido, demandado de este tipo de crimen con una finalidad asociativa
sellada por un pacto de silencio característico del poder.” Véase: Segato, R.: “Contra-pedagogías de la cruel-
dad. Clase 1” en Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo Libros, Buenos Aires, 2018. Pág. 51.
87 Ulloa, F.; Ibíd. Pág. 140. Las segundas itálicas me pertenecen. 90 Lacan, J.: “Una carta de almor” en El seminario. Libro 20: Aún. Paidós, Buenos Aires, 2012. Clase VII. Pág.
88 Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/3%25 99.
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Luis Langelotti Faltar en Ser
frente crítico:
La voluntad de poder capitalista: el empuje a la estulticia y el -el que denuncia la ineficiencia o irracionalidad funcional del sistema en sus diferentes
rechazo del pensamiento crítico aspectos (económico, político, social, cultural) o su mutua incompatibilidad;
-el que denuncia el carácter injusto del sistema (ante todo económico) en sus aspectos
productivo y/o distributivo (explotación, desigualdad);
-el que denuncia la alienación (inadecuación, deformación, falsedad) espiritual y exis-
La crisis y el miedo constituyen el horizonte insuperable de la gubernamentalidad tencial de los individuos que viven en las sociedad modernas y sus formas de vida.91
capitalista neoliberal. No saldremos de la crisis (…) por la sencilla razón de que la
crisis es la modalidad de gobierno del capitalismo contemporáneo. Pensar el presente representa, además, una manera de tomar distancia de
LAZZARATO, M. él, lo cual hace posibles las ideas de crítica y de emancipación, además de ser la
Gobernar a través de la deuda. Tecnologías de poder del capitalismo condición de posibilidad del sujeto de la autonomía.
neoliberal Yendo a las cuatro características mencionadas, estas son: el imperativo de
transparencia, el semiocapitalismo, el par acreedor/ deudor y el horizonte neoli-
beral que se le impone a la subjetividad contemporánea.
El primer pensador que tomaré es el coreano Byung-Chul Han quien, en su
Una política de emancipación se extrae del vacío que un acontecimiento hace breve ensayo La sociedad de la transparencia (2012), da una serie de características
advenir como inconsistencia del mundo dado. Sus enunciados son nominaciones de la comunidad global a la que estimo interesante. Cada capítulo del libro es
de ese vacío mismo. un rasgo de esto que él llama «sociedad transparente». Habla de una sociedad
BADIOU, A. positiva, de la exposición, de la evidencia, porno, de la aceleración, de la infor-
Condiciones mación, de la revelación, y finalmente, del control. Dice este autor:
La negatividad de lo otro y de lo extraño, o la resistencia de lo otro, perturba y retarda la
lisa comunicación de lo igual. (…) El lenguaje transparente es una lengua formal, pura-
mente maquinal, operacional, que carece de toda ambivalencia.92
El «no saber» no es la pasión por la ignorancia, es la distancia irreductible entre
la verdad y el saber, distancia que debe ser habitada para que surja una invención. La sociedad de la hipercomunicación e hiperinformación actual gesta una
ALEMÁN, J. escena de atrofia psíquica puesto que determinados órdenes esenciales de la
Soledad: Común. Políticas en Lacan subjetividad caen en decadencia o se ven fuertemente perturbados al afectarse
lo que este autor denomina su negatividad. Niveles constitutivos del sujeto de
la palabra –o si se prefiere, del parlêtre– como lo son: la sexualidad (el amor y el
erotismo), la política, el pensamiento crítico, la trascendencia y el valor «cultual»
En este punto me abocaré a analizar cuatro rasgos de lo epocal, sin pretender (de culto) de las cosas, el habitar en el sentido heideggeriano. Plantea Han:
agotar con esto la investigación crítica respecto de las coordenadas de la época.
A quienes he elegido para este desarrollo, de alguna manera, son autores que se
anudan con la tradición filosófica y científico-social que concibe su propio que-
hacer como un tiempo de la acción transformadora en sí misma (y no como una 91 Vilar, G.: “Crítica y cosificación” en Carlos Thiebaut ed., La herencia ética de la Ilustración. Editorial Crí-
mera descripción pasiva, acrítica y neutral de lo que es). Tradición que tica, Barcelona, 1991. Pág. 39.
92 Han, B. C.; “La sociedad positiva” en La sociedad de la transparencia, Herder, Buenos Aires, 2015. Pág. 13.
se ha enfrentado a los procesos de modernización y racionalización social en un triple Subrayado en el original.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
La teoría de la obscenidad en Sartre puede trasladarse a los cuerpos sociales, a sus pro-
cesos y movimientos. Estos se hacen obscenos cuando se despojan de toda narratividad, dentro de una novela de Tolstoi”98
de toda dirección, de todo sentido.93 En nuestros tiempos informáticos, digitales y comunicativos, la mercancía
ya no es una producción material en el sentido físico de la expresión sino que
¿Qué significa que la época pierda o se vea despojada de narratividad, di- ha devenido una forma abstracta, icónica: más concretamente, un signo. Ahora
rección y sentido? A mi entender, eso es equivalente a cierta degradación de bien, estos signos que constituyen aquello que se produce y que se acumula,
la ficción simbólica. Como si dijéramos que el presente manifiesta un rechazo están precisamente atrapados en la lógica del capital, cuyo imperativo no es
al inconsciente. Algo de la discursividad del mundo aparece derruido por una la producción de significado sino de valor. Aquí se produce un conflicto, un
primacía del signo, respecto del cual sabemos que no alcanza para producir un choque de finalidades entre la semiótica y la economía capitalista. La primera
sujeto del significante. tiende a la producción de sentido. La segunda, a la producción de valor.
Aquí es donde entra a jugar el pensamiento del segundo filósofo, el italiano ¿A qué conduce este choque de lógicas y dinámicas tan dispares? El autor
F. Berardi y su concepto de «semiocapitalismo». Según este pensador: considera que el imperativo capitalista exige reducir al máximo la densidad de
todo mensaje, puesto que el significado es el principal enemigo del semiocapital
Con la expresión semiocapitalismo defino el modo de producción predominante en una
sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y cuando se presenta como algo que enlentece la transferencia de información.
el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos94 De allí, la exigencia de simplificación. Pero, y aquí está la cuestión, esto trae
consecuencias subjetivas forclusivas, dado que esa atomización significante pro-
Su tesis, en resumidas palabras, sostiene que ducto de una semiosis acelerada y masiva, es vivenciada subjetivamente como
saturación porque a la vez que estamos hablando de productos, de mercancías,
cuando la digitalización transforma los procesos de trabajo en actividad recombinante
que se ejerce sobre unidades informativas abstractas, la producción semiótica se vuelve al mismo tiempo estamos hablando de “objetos del deseo” fetichizados por el
la forma total del proceso de valorización del capital.95 mercado y que se imponen desde su valor económico pero también desde su
peso libidinal. Desde su valor de goce.
En economía, el valor de un producto es lo que hace posible el intercambio El sujeto es responsable –en parte– de esa aceleración del ciclo de consumo
del mismo en el mercado. Para Marx, aquello que opera como vector esencial puesto que, así como el capitalista extrae de todo ello su plus valía, el consumi-
puesto que determina el valor es el tiempo, en el sentido del costo que implica dor consumido –para el caso, el neurótico epocal– obtiene su plus de goce bajo
el proceso de producción. Tal como asevera Bifo: “El interés fundamental del la ilusión de que, siguiendo ese ritmo frenético y brutal, será más pronta la tan
capital es el aumento de la productividad y la aceleración del ciclo de consumo ansiada completitud.
para la realización y la valorización del capital invertido”.96 Maurizio Lazzarato plantea, en otros términos, la problemática del capita-
Pero, en oposición a esto, “la actividad semiótica tiene como finalidad la lismo actual como forclusivo del sujeto cuando sostiene que: “Las semióticas
producción de significado.” 97 Es decir, “esta actividad no es calculable en térmi- asignificantes (o, más bien, asemánticas) funcionan con prescindencia del hecho
nos económicos. No tiene ningún interés calcular cuánto tiempo de trabajo hay de que signifiquen algo para alguien.”99 Es decir, si “los flujos de signos (…) ac-
túan directamente sobre los flujos materiales, sin pasar por la significación”100,
93 Han, B. C.; “La sociedad de la aceleración” en op. cit. Pág. 59. entonces, ¿qué lugar cabe, dentro de la máquina financiera, para un sujeto que
94 Bifo: “Trabajo cognitivo y capital recombinante” en Generación Post-Alfa: patologías e imaginarios en el
semiocapitalismo. Buenos Aires, Ed. Tinta y limón, 2010. Pág. 107. 98 Bifo: Ibíd.
95 Bifo: Ibíd. Pág. 108. 99 Lazzarato, M.: “Léxico introductorio” en Gobernar a través de la deuda. Tecnologías de poder del capitalis-
96 Bifo: Ibíd. Pág. 109. mo neoliberal. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2015.
97 Bifo: Ibíd. Pág. 108. 100 Lazzarato, M.: Ibíd.
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Faltar en Ser Luis Langelotti Luis Langelotti Faltar en Ser
es efecto del lenguaje, que es lo que un significante representa para otro significante todo, sin margen para esfuerzo intelectual alguno ni posibilidad de pregunta.
pero que necesita de la poesía para seguir vivo? Para este autor, dentro de esta El «crimen perfecto» para Jorge Alemán sería efectivamente producir ese sujeto
cantinela posmoderna, el único lugar posible para el sujeto está definido por la hecho-a-la-medida de las órdenes neoliberales. Ese sería “el peligro” (término
dupla acreedor/ deudor, que ha venido a arrasar prácticamente con la supuesta- heideggeriano) epocal en una era de la hiperinformación e hipercomunicación
mente perimida idea de clases sociales. En este sentido, la época del capitalismo que pretende, ante todo, transparencia, es decir, ni equivocidad, ni lapsus, que
neoliberal postula un “sujeto en falta” pero tematiza esa “castración” (que para todo sean dichos sin decir (posverdad), enunciados sin enunciación, saber sin
nosotros, desde el psicoanálisis, es estructural y constitutiva) en términos de falla, verdad toda, ausencia de resto, cero oscuridad. Sostiene el psicoanalista
deuda exclusivamente financiera: argentino:
La falta actúa como un poderoso vector de transformación de cada cual en hombre en- Las técnicas de gestión, los dispositivos de evaluación, los coach, los entrenadores per-
deudado. La deuda concierne a una mnemotécnica que contribuye a la construcción de sonales, los consejeros y estrategas de vida son el suplemento social del sujeto neoliberal
una (mala) conciencia y una culpa.101 producido por los dispositivos de la racionalidad neoliberal. El sujeto neoliberal, vi-
viendo fuera de su límite, en el goce de la rentabilidad y la competencia y estableciendo
consigo mismo la lógica del emprendedor está a punto de fracasar a cada paso. El stress,
Es decir, se trata, como siempre en la Historia de la humanidad, de la par- el ataque de pánico, la depresión, “la corrosión del carácter”, lo precario, lo líquido y
ticularidad coyuntural a través de la cual se presentifica el superyó –como faz fluido, etc., constituyen el medio en que el sujeto neoliberal ejerce su propio desconoci-
imperativa del lenguaje– que, a diferencia del proceso de gubernamentalización miento de sí, con respecto a los dispositivos que lo gobiernan.103
descrito por Foucault en tanto ligado al cristianismo, se da por una vía laica pero
no por ello menos constrictiva y represiva. El imperativo categórico kantiano, Como señalaba más arriba Lazzarato, el dispositivo contemporáneo de do-
como metanorma de la época, dice: Tú (me) debes… dinero. minio subjetivo y social, es el endeudamiento. Este se articula, a la vez, con la
Esto nos lleva, inevitablemente, a la perspectiva del psicoanalista Jorge Ale- propuesta de Bifo puesto que esa deuda impuesta violentamente parte de este
mán, quien sostiene en una de sus tesis fundamentales: Amo posmoderno que representa el anárquico y tanático semiocapital financie-
ro. Sin embargo, por más veloz y masiva que sea la acumulación y la transferen-
En el discurso capitalista, como en su día en los totalitarismos modernos, se encuentra
en una forma implícita el proyecto de producir un sujeto nuevo, sin legado histórico cia informáticas propuestas por la dinámica del semiocapitalismo, el sujeto del
ni herencia simbólica. Este “sujeto capitalista” tributario de nada que no sea colaborar inconsciente en su constitución implica la articulación de significantes y no de signos.
con la voluntad acéfala que realiza, se caracteriza entonces por no tener en cuenta con- Esto significa que, aunque el neoliberalismo se proponga como sostiene Alemán
secuencia alguna. Autopropulsándose desde sí, de un modo inmanente y conectado, en
principio se presenta sin que se pueda pensar su exterior.102
“producir un neosujeto”, es impotente en realizarlo plenamente, acabadamente.
Por eso es interesante rescatar cómo él discute con la posición taxativa de Han:
Para este último autor lo que predomina hoy es la producción neoliberal de
Sostener, como hace Han, que en el Neoliberalismo ya no hay inconsciente, es confundir
subjetividad, la cual tendría como meta una suerte de holofraseo significante el plano óntico-empírico de la producción de subjetividades, con la brecha, la ruptura
que pretendería unificar la cadena simbólica (S1-S2) en la búsqueda calculada ontológica que el sujeto dividido del inconsciente implica. Una vez más, no todo es
de un sujeto cerrado, rígido, total, autómata, mecanizado, acrítico, mortifica- apropiable por el Capital, al menos si deseamos seguir pensando en lo político.104
do, cosificado y objetivado. Una especie de “hombre robot” o débil mental pro-
gramado según los mandatos superyoicos del sistema capitalista, pero sobre Agregando un poco más abajo: “Los dispositivos neoliberales que describe
103 Alemán, J.: “Neoliberalismo y subjetividad” en diario Página 12, 14 de Marzo de 2013 (contratapa de la
101 Lazzarato, M.: “Ganancia, renta, impuesto: tres aparatos de captura” en op. cit. Pág. 41. edición impresa).
102 Alemán, J.; Para una izquierda lacaniana… Grama Ed., Buenos Aires, 2009. Pág. 48. 104 Alemán, J.; Horizontes neoliberales en la subjetividad. Grama Ed., Buenos Aires, 2016.
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Han solo pueden ser efectivos si los sujetos se atienen al tipo de mandato super- Un pacto de pensamiento crítico contra el imperativo de una
yoico que los mismos implican”105. realidad integral
De este modo, si nuestra intención es “dar un combate con respecto al pro-
yecto de deshistorización y desimbolización que el neoliberalismo comporta”106,
hay que considerar que, según su perspectiva, dicho proyecto “es la primera Era un infierno vivir en el siglo XXI. La transferencia de información había
fuerza histórica que se propone tocar, alterar, y volver a producir al sujeto, in- alcanzado la velocidad de la luz. Una vez el hermano mayor de Bibleman había
tentando eliminar así su propia constitución simbólica.”107 Que lo logre o no, ya alimentado a un robot generador de literatura con una sinopsis de diez palabras
es otra discusión. Sin embargo, Jorge Alemán se sitúa en contra de la tesis que y, cuando cambió de opinión, descubrió que la novela ya estaba impresa. Tuvo que
afirma que ese «crimen perfecto» se hubiera consumado. programar una secuela para poder hacer la corrección.
P. DICK
La puerta de salida lleva adentro
108 Baudrillard, J.: “La Realidad Integral” en El pacto de lucidez o la inteligencia del mal. Buenos Aires, Amo-
105 Alemán, J.: Ibíd. rrortu ed. 2008. Pág. 11.
106 Alemán, J.: Ibíd. 109 Baudrillard, J.: Ibíd.
107 Alemán, J.: Ibíd. 110 Baudrillard, J.: Ibíd.
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de sí, que lo extravía de sí. Ser híper-libre, híper-voluntario, híper-real, híper-fe- especular.
liz, estar híper-informado; todo esto, es algo que estalla bajo el modo de una Sostiene Baudrillard respecto de esa resistencia contra «la realidad»:
irrupción violenta y anómica que se presenta como “un desafío a la irresistible
En todas esas formas de impugnación, de desmentida, de negación, ya no se trata de una
coacción objetiva de un mundo normalizado.”111 dialéctica de la negatividad ni del trabajo de lo negativo. Ya no se trata de un pensamiento crítico
¿Estamos acaso frente a la era misma del goce globalizado? Más allá del de la realidad, sino de una subversión de la realidad en su principio, en su evidencia misma.
tono catastrófico de Baudrillard, me interesan mucho sus ideas para pensar en la Cuanto más crece la positividad, más violenta se hace la negación, eventualmente silen-
ciosa. Todos somos hoy disidentes de la realidad, casi siempre disidentes clandestinos.”114
importancia del tridente planteado en estos desarrollos especulativos y que es:
psicoanálisis, pensamiento crítico y ética. El filósofo nos habla de “un cumpli-
miento de deseo universal” epocal que se nos vuelve un destino negativo puesto Si el único pensamiento de la realidad es la negación de ésta, ya no hay
que esta suerte de relación sexual consumada –que haría de la Humanidad un esperanza sino padecimiento resignado. Y éste es un diagnóstico preciso de la
Todo resulta verdaderamente insoportable. subjetividad epocal mortificada, estulta y no-desasida. Lo que he llamado des-
Asistimos así a un “vuelvo maléfico de la estructura misma, que transforma asimiento, debemos pensarlo en relación justamente a ese «pensamiento crítico»
una destinación positiva en una finalidad asesina: aquí se encuentra el princi- faltante, es decir, a esa lucidez ausente en la contemporaneidad que pueda dar
pio del Mal y aquí debe intervenir la inteligencia del mal”112. Realidad Integral luz a tanta sombra.
como primer movimiento antagónico: irreversible totalización del mundo. For- A mayor pretensión de objetividad, de integralidad, de positividad total del
ma dual como la reversibilidad interna del primero. mundo, de realización de lo real y de plenitud del sujeto, mayor negatividad,
La integración total es apariencia, pese a ser irresistible. La forma dual, en rechazo, dualidad, desintegración, subversión de esa misma realidad henchida
cambio, es indestructible y trabaja por dentro a aquella como desintegración de sí, inflada de sí y, también, asqueada de sí.
secreta o como disenso. Dice Baudrillard: Ir más allá del principio de realidad no significa en este caso “actuar confor-
me al propio deseo” (la singularidad) sino entregarse sin más al goce que mejor
Lo que se perfila con la llegada de la globalización es el establecimiento de un poderío
integral, de una Realidad Integral del poder y de una desintegración, de una claudica- no. La subversión del principio de realidad debe ser leída como su caída, como
ción de ese poderío, igualmente integral y automática.113 un desconsiderarlo, una ya-no-tenerlo-más-en-cuenta que nos expulsa lisa y
llanamente al antiguo y omnipotente principio de placer según el cual “todo es
Como si el mundo mismo reaccionara negativamente contra el fenómeno posible”, donde no hay regulación alguna y en donde cada cual puede hacer lo
de la globalización. La tesis del autor propone una contraofensiva del mundo que quiere “según su propia voluntad y regla” (que siempre termina siendo la
mismo contra ese exceso de realidad, ni más ni menos que contra la locura de del Amo epocal).
una Realidad Integral saturada en su objetividad y normalización. La respues- El desasimiento supone otra subversión que no es la renegación de la reali-
ta sería una segunda locura, una locura más tenaz y destructiva. Una aversión dad, sino la subversión de nuestra realidad psíquica, la emergencia de nuestro ser
por la realidad. ¿Representa esto, sin embargo, una salida crítica y éticamente de deseo. ¿Quiere decir esto que la salida es individualista? De ninguna manera,
aceptable? Creo que desde el campo psicoanalítico tenemos elementos para res- puesto que nuestro sujeto jamás fue el individuo que pretende la Realidad Inte-
ponder negativamente y proponer un camino alternativo a esa contraofensiva gral. Nuestro sujeto está en la trama histórica, cultural y comunitaria, en el lazo
social, habita en la diferencia. Vive en –y gracias a– la pura diferencia.
111 Baudrillard, J.: Ibíd. Pág. 14.
112 Baudrillard, J.: Ibíd. Pág. 15.
113 Baudrillard, J.: Ibíd. Pág. 17. 114 Baudrillard, J.: Ibíd. Pág. 30-1. Subrayado mío.
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Por su lado, la mortificación y la incertidumbre a la que conduce la invención
QUINTA PARTE: MOMENTO DE ENLAZAR
de esa Realidad –encerrada en la concatenación de las causas y los efectos y que
es obra de la Razón moderna occidental– son producto de la renegación de la fal-
ta (única forma de aceptar un contrato que nos esclaviza integralmente). Nuestro
No pretendemos enseñar a los analistas lo que es pensar. (...) el pensamiento de
sujeto –falta en ser–, al contrario, se soporta en la aceptación de la falta. Y por ser los analistas es una acción que se deshace. Esto deja alguna esperanza de que, si se
esto incomprensible desde el punto de vista de la totalización racional, siempre les hace pensar en ella, pasen de retomarla a repensarla.
se lo mantiene al margen. Hoy, más que nunca, debemos rescatarlo.
J. LACAN
La dirección de la cura y los principios de su poder (1958)
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Psicoanálisis, pensamiento crítico y ética
115 Macho Stadler, M.: “Pero ¿qué es la topología?” en Topología. La geometría de la plastilina. Bonalletra
Alcompas, S.L. España, 2019. Pág. 8.
116 Macho Stadler, M.: “Anudando y deformando” en Ibíd. Pág. 118.
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al pensarlo como objeto matemático, no importa la longitud de la cuerda o su grosor. Lo
único que interesa es que se trata de una cuerda continua, cerrada y sin puntos dobles: Esto nos permite pensar en los nuevos espacios comunes generados gracias
es decir, es una circunferencia colocada en el espacio de dimensión 3 de una determi- al anudamiento.
nada manera.117 En cuanto a la relación entre psicoanálisis y ética, el paso dado por Lacan,
en este sentido, ha sido determinante. Allí, el maestro francés ubicó la «ética del
Yendo específicamente al caso del «borromeo», la característica principal de deseo» y el deseo del psicoanalista: “Está por formularse una ética que integre las
esta figura es que los dos primeros anillos no están interpenetrados sino que se conquistas freudianas sobre el deseo: para poner en su cúspide la cuestión del
“traban” gracias a un tercero de manera tal que, si se suelta cualquiera de ellos, deseo del analista”118.
todo el encadenamiento se disuelve. Esto quiere decir, en definitiva, que no se ¿Has actuado conforme al deseo que te habita, dado que sólo eres culpable
puede pensar ninguno sin pensar en los otros. de ceder en dicho deseo y puesto que de nuestra posición subjetiva (esa estulticia
ligada a un goce al que es preferible renunciar) somos siempre responsables, es
decir, nadie más que nosotros puede, en definitiva, separarnos –desasirnos– de
ese lugar de objeto que ocupamos en el fantasma, por más determinado que éste
esté por nuestra historia, por los significantes que nos atraviesan, por los dichos
que sin haber sido escuchados, no obstante, se siguen oyendo?
Entre el psicoanálisis y el pensamiento crítico, ubico la toma de la palabra y
el horizonte del desasimiento en miras de la emergencia de una nueva autono-
mía (no ingenua, es decir, no yoica).119 También podría agregar la filosofía de la
sospecha y cierto pesimismo, aun peleando, cada vez y cada vez, por la emanci-
pación individual y colectiva.120
118 Lacan, J.: “La dirección de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, Siglo veintiuno editores.
Buenos aires. 2008. Pág. 586.
119 El esfuerzo del psicoanálisis por reintroducir lo autónomo (al sujeto ético) dentro de lo heterónomo (la
sobredeterminación simbólica), va mucho más allá del ámbito pragmático de lo terapéutico y existen razones
para pensar al «deseo» como algo más que pura inmanencia pulsional, esto es, como un postulado sino on-
tológico, al menos existencialmente crítico (hacer de la falta en ser un nuevo imperativo categórico, no sería
más que traicionar todo el profundo movimiento que significó sacar al sujeto ético del terreno aplastante de
la Moral formal).
120 Con respecto a la noción ilustrada de «emancipación» del sujeto en su articulación con la ética y el pen-
samiento crítico, plantea Carlos Thiebaut: “Emancipación es llegar a comprender y resaltar el carácter sólo
parcial y particular de una moral y de sus mandatos y sus códigos, y es también llegar a emanciparse de reyes,
dioses y tribunos, llegar al mismo estatuto de disposición sobre uno mismo, y sobre nuestro destino, que el
que poseía por su parte nuestro antiguo dominador. Emancipar es, por lo tanto, romper vínculos de domi-
nación y es el efecto del dominio sobre sí que nos hace ser sujetos morales [éticos]. Es, pues, necesario que
todos y cada uno puedan ser concebidos como sujetos morales [éticos] y, por consiguiente, que todos y cada
uno puedan concebirse a sí mismos como tales, para que la idea de emancipación, y de emancipación polí-
tica, pueda tener algún sentido. Pero concebirnos a nosotros mismos como sujetos morales [éticos] implica
que es posible pensarnos de forma distinta a como somos, si es que es el caso que estamos sometidos en una
117 Macho Stadler, M.: Ibíd. Pág. 119. relación de dominación, de desconocimiento o de dependencia. Concebirnos como sujetos morales [éticos]
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Ética y pensamiento crítico están sostenidos por la apuesta que ambos su- psicoanálisis como pensamiento crítico, como posibilitado por éste y, a su vez,
ponen por la emergencia de la singularidad y, en ese sentido, por el no-todo. éste potenciado y posibilitado por aquel.121 Y, por otro lado, el pensar crítico
Ambos se caracterizan por una voluntad siempre inconforme de transformar el –por qué no– planteado como una ética en sí mismo. Es decir, una ética del
mundo, de creer que este mundo puede devenir otro mundo, más justo y libre, pensamiento crítico o el pensamiento crítico como ética. ¿Un ethos a la altura de
donde las personas sean tomadas como fines en sí mismas y no ya como medios nuestra época?
–objetos de goce– para alguien. A partir de este último esquema se me ocurre pensar también lo que sería su
El factor que conecta los tres campos mencionados –ética, pensamiento crí- antítesis radical, su reverso –aunque, en verdad, los niveles presentados a conti-
tico y psicoanálisis– es lo que llamé faltar en ser, el deseo como fuerza o potencia nuación son aquello de lo que el esquema anterior se desmarca, es decir, aquello
insabida que motoriza al sujeto desde el lugar de una carencia constituyente. El a lo que desborda o excede, más que su mera y simple “contracara”:
signo de interrogación central es el lugar del agujero que representa el objeto en
tanto perdido y donde se ubica el a en su función de causa del deseo. Pero tam-
bién es el espacio del sujeto mismo, como efecto de ese agujero.
Por eso, una tercera manera de plantear la cuestión, es mediante una serie
mínima de círculos concéntricos que quedaría de la siguiente forma:
El programa moderno apunta, así, que aunque seamos (nouménicamente) éticos, nuestro comportamiento
está (fenoménicamente) determinado; o, mejor, que porque nuestra libertad se halla condicionada, atada
a la necesidad, hemos de pensarnos éticamente como sujetos morales [éticos]. La ética es, pues, de nuevo,
la capacidad de pensar lo que hay de manera distinta o, si así se prefiere, de pensar lo distinto en lo que hay.
Esa capacidad de pensar lo distinto –y que está coimplicada en la tarea de la crítica– se ha ido alojando en
De esta manera, el psicoanálisis queda incluido dentro del campo más vasto diversas utopías, pero se apoya siempre sobre una distancia con respecto al presente, con respecto al mundo
del pensamiento crítico (en conexión siempre problemática y disarmónica con social cotidiano y real.” Véase: “¿La emancipación desvanecida?” en La herencia ética de la Ilustración. Carlos
otros discursos críticos, pero solidaria a nivel de una enunciación común). El Thiebaut compolador., Editorial Crítica, Barcelona, 1991. Pág. 206-7. Los subrayados me pertenecen, con
excepción del vocablo “distinta”, en itálicas en el original.
es concebirnos como seres libres; o, si tal no es el caso, como seres que pueden liberarse. (…) 121 Dice Juan Eugenio Rodríguez: “El psicoanálisis se presenta como una práctica que favorece la curiosidad,
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La Moral es el Tú debes respecto del cual el campo psicoanalítico agrega: trazo una serie de flechas hacia arriba en un lado y hacia abajo del otro –el del
¡gozar! Es decir, la ley moral no tiene nada que ver con el placer ni con el bien- psicoanálisis, por un lado, y el de la ética por el otro–, cada cual tendrá cierta
estar. El pensamiento único que se deriva de allí, podemos llamarlo yoico, an- “dirección”. Llevado esto al plano de nuestra disciplina, ¿qué puede significar?
ticipador, calculador, fálico, narcisista o, simplemente, discurso del amo. Si la Se sabe en qué culmina un psicoanálisis no atravesado por la cuestión ética: es
psicoterapia (como uno de los correlatos prácticos de este trasfondo) “conduce a psicoterapia. Inclusive, el deseo puro de analizar es pulsión de muerte.122 Por su
lo peor” es en tanto y en cuanto se sostiene en este marco cuya verdad no es sino lado, a mi entender, sin los aportes específicos del campo psicoanalítico en el
la freudiana pulsión de muerte o el lacaniano concepto de «goce». Por la sencilla terreno de la ética, también tenemos dificultades para pensar en ésta sin caer en
razón de que el goce es la completitud y de que ésta equivale a la mortificación direcciones “moralizantes” –o sea, una ética puramente ideal, es la traducción
del sujeto del deseo (cuya condición es faltar en ser). No está de más aclarar epocal del empuje al goce. En definitiva, ya sea, por el lado psicoterapéutico o
que el ideal de toda psicoterapia, como el del pensamiento calculador y el de la por el lado de las buenas y sanas costumbres de la época, la dirección siempre
Moral, es un universo plenamente nominado donde sujeto y objeto se acoplan será una: el Bien.
adecuadamente, dando lugar a la inexistencia de la «castración» (no hay garan- Ahora bien, ¿qué sucede si realizo una torsión del rectángulo y uno sus ex-
tías, no hay relación sexual, no hay metalenguaje, no hay Otro del Otro, no hay tremos? De esta manera, obtengo una verdadera cinta de Moebius, tal como la
Soberano Bien ni Bien Universal). siguiente:
Si regresásemos a la mirada topológica, este objeto matemático forjado por
la articulación entre «la moral, el pensamiento calculador y la psicoterapia» (ya
lo pensemos como un nudo, una cinta de moebius, etc.) de ninguna manera sería
homeomorfo o topológicamente equivalente al propuesto anteriormente como
triplicidad de «la ética, el pensamiento crítico y el psicoanálisis». Y la clave está
en el agujero. Allí el objeto a opera como tapón, es decir, en su función de plus de
gozar. Aquí, en cambio, el a es ese resto de la operación castración motorizando
al sujeto del deseo inconsciente.
Finalmente, una cuarta y última manera de pensar esta relación que he plan-
teado –entre psicoanálisis, pensamiento crítico y ética– es tomando por separado
tres pares armados con estos elementos de la siguiente manera: psicoanálisis/ Los topólogos dicen que, de este modo, las respectivas flechas que tracé en
pensamiento crítico; psicoanálisis/ ética; pensamiento crítico/ ética. Tomemos cada lado del rectángulo original, ya no permanecen con la misma dirección.
cualquiera de ellos para empezar a ilustrar este último planteo. Hay paradoja. Se ha subvertido la orientabilidad y esto se debe a que una de
Por ejemplo, el par psicoanálisis/ ética. Ahora, imaginemos que cada uno las principales características de la banda de Moebius es, precisamente, ser no
de estos dos elementos agrupados equivale a las dos caras de un rectángulo. Si orientable.123 La banda de moebius construida por la conjunción de psicoanálisis
y ética, es opuesta a la dirección de cada uno de estos elementos tomados en for-
ma aislada. Ha cambiado el sentido de esa ética (¿kantiana? ¿aristotélica? Etc.) y
sobre todo, la curiosidad del sí mismo. Ocupa un lugar fundamental en la capacitación de un analista. Cura y
curiosidad son una función de la otra. Representa la disposición que uno va teniendo como una adquisición
también el sentido de un psicoanálisis “puro” (por ejemplo, puramente teórico).
autobiográfica a través de los años. El propio análisis favorece el pensamiento crítico dando lugar a interrogar
las certezas, posibilita la circulación de la palabra, el intercambio e introduce el deseo.” Véase: D´alvia, Eleo- 122 “El deseo puro ha creado un ideal de la desgracia como fundamento de la ética del sujeto.” Véase: Has-
nora y Rodríguez, Juan Eugenio (comp.): El artificio del poeta y el psicoanálisis. Conceptualizando prácticas. soun, J.: “El pene del diablo” en El oscuro objeto del odio. Ed. Catálogos, Buenos Aires. 1999. Pág. 74.
Ed. Fuegos del Sur, 2011. Subrayado mío. 123 Macho Stadler, M.: “Clasificación de superficies y su relación con la banda de Möbius” en op. cit. Pág. 68.
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Ya no se trata de dos caras separadas que no tienen nada que ver, sino de una Amar, trabajar… ¿pensar críticamente?
sola y única cara –otra propiedad topológica de la banda de moebius, además de
ser una circunferencia con un solo borde.
Del mismo modo, ya sabemos hacia dónde conduce la concepción raciona- El acto de pensar no es otra cosa que la sustitución del deseo alucinatorio.
lista, cognitivista e instrumental del pensamiento crítico, sin una apoyatura en la Resulta, pues, perfectamente lógico que el sueño sea una realización de deseos,
vertiente ética. Queda reducido a un proceso metacognitivo de autoconocimien- dado que sólo un deseo puede incitar al trabajo a nuestro aparato anímico.
to siempre referido a cuestiones de carácter adaptativo, como si se tratara de una FREUD, S.
aptitud (o inclusive de una actitud) más o menos desarrollada del “individuo”. La interpretación de los sueños
Es decir, se lo degrada a puro autoerotismo mental sin referencia alguna a lo
real de la castración; al contrario, no es más que una nueva estratagema para su
desmentida. El pensar crítico sin límite ético, no es sino pensamiento calculador,
pura especulación obsesiva y/o discurso del amo. El proyecto ético y sus nombres proceden siempre del disgusto o desaprobación
Por último, ¿pueden pensarse el pensamiento crítico y el psicoanálisis de ante la historia y el presente, y de una esperanzada voluntad de transformar el
forma disyunta? Mi postura es que no. El acartonamiento psicoanalítico que lo mundo.
convierte en una cosa estéril e infértil, es precisamente la inercia de la acritici- CAMPS, V.
dad en avance, la quietud muchas veces fomentada desde el lugar de la Verdad Por la solidaridad hacia la justicia
y del Poder (recuérdese lo que puntualicé al inicio sobre el saber, la teoría y la
institución) y asumida por los egos de la masa analítica como impotencia o im-
posibilidad, y que se traduce en efectos burocráticos, endogámicos y sectarios.
Al mismo tiempo, conocemos el destino ingenuo de muchos discursos críticos Si para Freud recuperar la capacidad de amar y trabajar eran saldos po-
(el pensamiento decolonial, el marxismo, el feminismo, etc.) cuando estos no to- sitivos (“frutos”, “logros”) propios de una experiencia analítica, por mi parte
man en consideración los aportes del campo psicoanalítico –el ejemplo reactivo me animaré a agregar que otra consecuencia que la cura trae aparejada es la
de Eribon, quien propone directamente forcluir al psicoanálisis del ámbito del posibilidad de pensar críticamente. Es decir, cierta apertura a lo impensado que
pensar crítico, en este sentido, es ejemplar, aunque pueda ser entendido desde marca un desasimiento respecto de esa estulticia (mortificación) la cual, si bien
el punto de vista de lo que sucede con el psicoanálisis en su país. es originaria ya que es lo que nos define a todos como estructuralmente aliena-
dos al significante, no obstante, la vida cotidiana en la que estamos envueltos la
redobla con su vorágine irreflexiva constante –turbulencia en la que vivimos sin
poder hacer una mínima pausa.
En tiempos de predominio del discurso capitalista, donde manda el “señori-
to híper-satisfecho” –transformando y resignificando una expresión de Ortega y
Gasset124–, no hay resto para lo ético en sí, ni tampoco para pensar Otro camino
hacia algún orden de «despertar». Por eso, como analistas, será menester –si-
guiendo la cita de Lacan del epígrafe inicial de esta quinta parte– que no reto-
124 Ortega y Gasset, José [1929]: La rebelión de las masas. Colección El Arquero N ° 23, Ediciones de la Re-
vista de Occidente S. A., Madrid, 1975.
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memos impulsivamente (de modo acrítico, tecnicista y mecánico) nuestro pen- BIBLIOGRAFÍA
samiento/hacer clínico125, el cual es una acción que se deshace –menos porque
sus consecuencias no sean verificables o porque su experiencia carezca de rigor,
que por lo inaprensible de un agente que opera desde su carencia en ser– sino - Alemán, J.: Soledad: Común. Políticas en Lacan, Capital intelectual Ed., Buenos
más bien que lo repensemos… cada vez y cada vez. Aires, Año 2012.
Lo que representa otra manera de decir: pensarlo críticamente. - Alemán, J: Horizontes neoliberales en la subjetividad. Grama Ed., Buenos Aires,
2016.
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125 Con respecto a la escisión entre el pensar y el hacer, es interesante la reflexión de Álvarez Yágüez que, si veintiuno editores Argentina, 2018.
bien está referida al accionar del intelectual, puede aplicar en cierta medida para el analista: “La acción del - Foucault, M.: ¿Qué es la Ilustración? Las Ediciones de La Piqueta, Madrid,
intelectual no es otra cosa que su propio trabajo, el pensamiento es ya la acción. Foucault no comparte el hiato
clásico entre teoría y práctica. El pensamiento tiene un impacto en lo real, modifica de la manera más honda
1996.
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Este libro se terminó
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Araujo 3293, Buenos Aires
Enero 2020