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Los elementos accidentales

Por: Federico Torrealba Navas

Sumario: 1. Concepto de elemento accidental. 2. Los elementos accidentales como


categoría numerus apertus. 3. Condiciones: a) Condiciones suspensivas; b) Condiciones
resolutorias; c) Condiciones puramente potestativas; d) Distinción entre condición
potestativa y carga; e) Las condiciones imposibles. 4. Eficacia de las condiciones: a)
Condición pendiente; b) Condición existente; c) Condición fallida. 5. Términos: a) Términos
iniciales; b) Términos finales; c) Origen de los términos; d) Cumplimiento anticipado; e)
Decadencia del plazo; f) Plazo indefinido; g) Prórroga y extensión del plazo. 6.
Estipulaciones modales.

1. Concepto de elemento accidental:

Los elementos accidentales (accidentalia negotii) son componentes


introducidos a un negocio por voluntad de las partes con el propósito de moldear
a su particular conveniencia la eficacia del contrato, sin que su inclusión
desnaturalice el respectivo modelo contractual, ni su exclusión invalide el
negocio.

El adjetivo accidental no implica que estos componentes revistan


importancia secundaria o marginal. Todo lo contrario. Muy a menudo su
inserción es determinante del consentimiento. En las relaciones jurídicas
específicas, los elementos accidentales pueden ser percibidos, subjetivamente,
como esenciales.

Por ejemplo, puede que un distribuidor acepte comercializar un producto si y sólo si


el proveedor le otorga crédito comercial (ej., 1-2 meses) para realizar el pago de la
mercadería. De otro modo, a falta del término inicial rotativo, el negocio resultaría inviable.

La inserción de elementos accidentales es facultativa, dentro de los


límites y en el marco de la libertad contractual. A diferencia de los elementos
esenciales –capacidad, consentimiento, objeto, causa y formalidades ad
substantiam--, los elementos accidentales no constituyen requisitos de validez
del negocio. Su ámbito de acción es el de la eficacia: Por medio de elementos

1
accidentales, las partes pueden graduar, dosificar o moldear la producción de
efectos del contrato.

Las condiciones suspensivas y los términos iniciales permiten crear


estados de ineficacia originaria (o de pendencia de eficacia): ciertos efectos
quedan congelados o diferidos a la espera de que se produzca –o no se produzca-
- una determinada circunstancia, o transcurra un determinado plazo. Las
condiciones resolutorias y los términos finales permiten prever hipótesis de
ineficacia sobreviniente: algunos o todos los efectos del contrato cesan al
sobrevenir tal o cual circunstancia, o al discurrir determinado plazo. Las
estipulaciones modales permiten crear situaciones de eficacia controlada. Las
prestaciones complementarias permiten generar situaciones de eficacia
ampliada, más allá de los límites de las prestaciones características de un
negocio.

Los elementos accidentales, como expresiones que son de la libertad


negocial, no inciden per se sobre la validez del negocio, salvo que su presencia
o ausencia fuere sintomática de un vicio de alguno de los elementos esenciales
del contrato.

Ejemplo: La inserción de una condición suspensiva del pago del precio de una
compraventa, puede ser sintomática de un contrato sin causa o sin verdadero consentimiento.
Supóngase que el marido, a fin de sustraer bienes del alcance del derecho a gananciales del
otro cónyuge, vende un bien a su hermano, sujetando el pago del precio a una condición
suspensiva de inverosímil realización. Esa condición puede ser la mampara de un fraude a
la ley o de una simulación.

La inserción de elementos accidentales tampoco implica, por sí misma,


la desnaturalización de un determinado modelo contractual, salvo que su
presencia suprima alguno de los elementos naturales de la figura elegida. Los
elementos naturales son los componentes mínimos que deben estar presentes
para que un negocio merezca una determinada calificación jurídica, legal o
socialmente típica –ej., compraventa, arrendamiento, franquicia, suministro,
etc.--.

Ejemplo sobre elementos accidentales y naturales. Realicemos el siguiente


ejercicio, contrastando dos contratos típicos: la compraventa y el arrendamiento de obra.

En la compraventa, el acuerdo de transferencia de dominio y la obligación de entrega


de una cosa constituyen los elementos naturales del contrato. Sin ellos, no hay contrato de
compraventa. En muchos casos, se convienen ciertas prestaciones adicionales o
complementarias a cargo del vendedor. Por ejemplo, si alguien compra un sistema de sonido

2
y video para su casa de habitación, es común que el vendedor, como parte de su estrategia de
ventas y atención al cliente, ofrezca el servicio de instalación de los equipos a domicilio, sin
recargos adicionales. En la venta de muebles, con frecuencia el establecimiento ofrece el
transporte “gratuito”, como parte de los servicios complementarios. Tales obligaciones de
instalación y de transporte son elementos accidentales del contrato: su inexistencia no
invalida el contrato, pero tampoco su presencia lo desnaturaliza como compraventa. El
contrato sigue siendo una venta, sin que la inclusión de dichos elementos accidentales
implique que se deba calificar el contrato como un híbrido de venta con locación de obra.
Distinto es el caso de que, además de la venta, se contrate el servicio de mantenimiento
periódico de los equipos. En este caso, se estaría en presencia de sendos contratos conexos,
pero autónomos. En ciertos casos, puede ser difícil discernir cuáles prestaciones integran la
obligación de saneamiento–que es un efecto natural de la venta—y cuáles pertenecen al
contrato conexo de servicios de mantenimiento. Lo que sí está claro es que sería abusivo que
el proveedor pretendiere facturar, por concepto de servicios de mantenimiento, prestaciones
integrantes de su débito de garantía como vendedor.

En un contrato de locación o arrendamiento de obra –v.gr., un contrato de


construcción, o un contrato de transporte--, el elemento natural es la prestación, por el
contratista, de un trabajo no dependiente. Pero puede ser, como ocurre en ciertos contratos
de construcción –como los concertados bajo la modalidad llave en mano--, que el contratista
se obligue, además, a poner materiales. La pregunta aquí es, si la obligación de puesta de
materiales implica una desnaturalización del contrato de locación de obra, de tal suerte que
amerite calificar el contrato como una mezcla de arrendamiento de obra con compraventa.
La respuesta es negativa, pues la ley contempla la puesta de materiales, por parte del
contratista, como una prestación normal de la locación de obra1. La obligación de puesta de
materiales no es un elemento natural del modelo contractual del arrendamiento de obra: su
presencia no es imprescindible para que el contrato califique como tal, como sí lo es, en
cambio, la obligación de realizar un trabajo no dependiente; pero sí un elemento accidental
–en este caso típico, es decir, reconocido por la ley-- cuya presencia no le resta al contrato su
carácter unitario de locación de obra. En los contratos de arrendamiento de obra en los que
el contratista se obliga a poner los materiales, el contratante deviene en propietario de los
materiales por los conductos de la accesión, sea mobiliaria o inmobiliaria (no por los
conductos de la venta, que, en este caso, no se configura).

En síntesis: En la venta, el elemento natural es la transferencia de dominio de una


cosa, y los servicios complementarios son elementos accidentales. En el arrendamiento de
obra, los servicios constituyen el elemento natural, y la transferencia de dominio de los
materiales un elemento accidental.

1
Dispone el artículo 1183 del Código Civil: Si el que contrata una obra se obliga a poner el material, debe
sufrir la pérdida en el caso de destruirse la obra antes de ser entregada, salvo si hubiere habido morosidad en
recibirla. // Si ha puesto sólo su trabajo o su industria, no es responsable sino de los efectos de su impericia.”

3
2. Los elementos accidentales como categoría numerus apertus:

Los elementos accidentales clásicos son:

 Las condiciones suspensivas y resolutorias


 Los términos iniciales y finales; y
 Las estipulaciones modales

Pero también conviene agregar otros elementos accidentales no menos


importantes:

 Las cláusulas sobre ley sustantiva aplicable


 Las cláusulas sobre resolución de disputas
 Las definiciones o glosarios contractuales
 Las cláusulas de interpretación y conservación del contrato
 Las cláusulas sobre prestaciones complementarias

En materia de compraventa, dispone la ley:

“Las partes pueden, por medio de cláusulas especiales, subordinar a condiciones


suspensivas o resolutorias y modificar del modo que lo juzguen conveniente,
las obligaciones que proceden naturalmente del contrato de venta.”

Naturalmente, la libertad negocial no es ilimitada. Se debe observar la


normativa de orden público, por ejemplo, en materia de cláusulas abusivas2 o
concursos de acreedores.

Ejemplo de condición resolutoria concursal inválida: Uno de los efectos sustantivos


del auto que acoge una solicitud de administración por intervención judicial es la “nulidad
de las cláusulas contractuales que prevean la rescisión de los contratos, en caso de
sobrevenir procesos concursales preventivos”3. Prima el interés general en la recuperación
de una empresa cuya desaparición podría producir efectos sociales perniciosos, por sobre el
interés privado del acreedor de la empresa en crisis, en poder escapar del vínculo contractual
en caso de incoarse un proceso concursal preventivo.

2
El art. 1023.2.n del Código Civil sanciona con nulidad absoluta la cláusula general en un contrato de adhesión,
que faculte al vendedor u oferente para “sustraerse de sus obligaciones contractuales, sin motivo justificado o
sin la contraprestación debida”. El art. 42.e de la Ley 7472 postula la nulidad absoluta, en los contratos de
adhesión de consumo, de las cláusulas que: “Faculten al predisponente para rescindir unilateralmente el
contrato, modificar sus condiciones, suspender su ejecución, revocar o limitar cualquier derecho del adherente,
nacido del contrato, excepto cuando tal rescisión modificación, suspensión, revocación o limitación esté
condicionada al incumplimiento imputable al último.”
3
Art. 724.4 del CPC.

4
3. Condiciones:

Las condiciones son hipótesis fácticas aleatorias, de cuya realización o


verificación se hace depender el inicio y/o la cesación de ciertos efectos
jurídicos. Esta definición incluye –con aspiración correctiva- la concepción
tradicional de la condición como un “hecho futuro e incierto del cual se hace
depender la eficacia de un negocio”. Si bien las condiciones normalmente
anticipan eventos futuros, perfectamente puede haber un negocio cuya eficacia
quede sujeta a la verificación de un hecho desconocido que podría estar
focalizado en el pasado.

Algunos negocios jurídicos no admiten condiciones. Son negocios necesariamente


incondicionales: el endoso traslativo de dominio4, el matrimonio5, la adopción6, la aceptación
y renuncia de la herencia7. En contraste, el testamento admite tanto condiciones suspensivas
como resolutorias.

Las condiciones se clasifican en suspensivas y resolutorias.

a) Condiciones suspensivas:

. Una condición suspensiva es una hipótesis fáctica aleatoria, de cuya


realización o verificación se hace depender el inicio de ciertos efectos jurídicos.

Ejemplos: En un contrato de seguro, el acaecimiento del siniestro es la condición


suspensiva de cuyo acaecimiento depende la eficacia de la obligación indemnizatoria a cargo
del asegurador. En un crédito documentario, la obligación del banco confirmante queda
sujeta a la condición suspensiva de la presentación conforme, por parte del beneficiario, de
los documentos enumerados en la carta.

Los antiguos romanos acuñaron la máxima “pendente conditione, nihil


interim debetur”: Mientras esté pendiente la condición, nada se debe. Esto no
debe ser tomado literalmente. En realidad, sí se debe, sólo que bajo condición
suspensiva. Por consiguiente, el deudor debe adoptar todas las medidas
razonables para poder cumplir, tan pronto sobrevenga el cumplimiento de la
condición. En efecto, aun cuando la condición no se hubiere aún verificado, el

4
Art. 698 del Código de Comercio.
5
Art. 12 del Código de Familia.
6
Art. 111 del Código de Familia.
7
Art. 527 del Código Civil.

5
deudor bajo condición suspensiva debe ejecutar ciertas prestaciones
preparatorias, sobre todo si la realización de la condición es inminente.

Por ejemplo: Si en un contrato de seguro se establece que los hijos de los asegurados
se incorporan automáticamente al contrato sin período de carencia, desde su nacimiento,
parece claro que el asegurador debe pre autorizar la prestación de servicios médicos post
natales.

b) Condiciones resolutorias:

Una condición resolutoria es una hipótesis fáctica aleatoria, de cuya


realización o verificación se hace depender la cesación de ciertos efectos
jurídicos o la extinción del contrato. Hay condiciones resolutorias tanto de
origen legal como contractual.

Ejemplo de condición resolutoria legal: El artículo 1278, inciso (5) del Código Civil
estatuye que el contrato de mandato termina por muerte del mandante o del mandatario.

Asimismo, las partes pueden, en ejercicio de la libertad contractual,


estipular condiciones resolutorias a la medida de sus necesidades.

Por ejemplo, una persona que está gestionando una beca de estudios al exterior, podría
aceptar un empleo sujeto a la condición resolutoria del otorgamiento de la beca.

El artículo 632 del Código Civil regula la así-llamada condición


resolutoria tácita de los contratos bilaterales o sinalagmáticos, por
incumplimiento grave de la contraparte:

“En los contratos bilaterales va siempre implícita la condición resolutoria por


falta de cumplimiento. En este caso la parte que ha cumplido puede exigir el
cumplimiento del convenio o pedir se resuelva con daños y perjuicios.”

Aleatoriedad en la condición resolutoria por falta de cumplimiento. Se puede


preguntar: ¿Por qué el incumplimiento grave reviste el carácter de una condición resolutoria
genérica en un contrato bilateral, si el cumplimiento de la prestación depende de la voluntad
del deudor? Para entender la aleatoriedad intrínseca en la condición resolutoria tácita por
falta de cumplimiento, hay que situarse en la perspectiva de una de las partes: Desde el ángulo
visual de la parte, el cumplimiento, por la contraparte, de una prestación de ejecución
diferida, se representa bajo un matiz aleatorio. La parte no puede anticipar, con certeza, cuál
será la conducta contractual de la contraparte. Y es este componente de incertidumbre lo que
sustenta la calificación del incumplimiento grave de la otra parte, como una condición
resolutoria. Nótese que, a la luz del artículo 692 del Código Civil, la condición resolutoria
no es el propio incumplimiento, sino el incumplimiento de la contraparte. En efecto, para

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solicitar la resolución, la parte debe haber cumplido o haber incumplido justificadamente.
La condición resolutoria tácita, en los contratos sinalagmáticos, equivale a decir: “Me obligo,
bajo la condición resolutoria de que el otro cumpla también, reservándome el derecho de
optar entre la resolución del contrato o el cumplimiento forzoso”. En contraste, sería nula,
en tanto puramente potestativa, la cláusula contractual que dijere: “Me obligo, bajo la
condición resolutoria de que yo decida cumplir la prestación a mi cargo”. Esta es, en el
fondo, la razón por la cual al incumplido no se le admite solicitar la resolución del convenio:
Ello equivaldría a permitirle desobligarse sobre la base de una condición resolutoria
puramente potestativa.

Una condición puede reunir, simultáneamente, los atributos de suspensiva


y resolutoria:

Ejemplo: En un contrato de compraventa se acuerda posponer el traspaso del


inmueble hasta tanto no sea levantada una anotación judicial, fijándose un plazo máximo de
3 meses para verificar el acaecimiento de la condición suspensiva, vencido el cual –no
habiéndose realizado la condición suspensiva-, se tendrá por resuelto automáticamente el
convenio.

c) Las condiciones puramente potestativas:

Son puramente potestativas las condiciones ligadas al propio


cumplimiento. El artículo 681 del Código Civil sanciona con nulidad dichas
condiciones:

“Es nula la condición que hace depender la eficacia de la obligación únicamente


de la mera voluntad del prometiente.”

Decir: “Cumplo la obligación…si quiero”, equivale a decir “no me


obligo”. Para su validez condición debe ser, como se dijo supra, una hipótesis
aleatoria, que no depende de la voluntad o capricho de una de las partes.

Obsérvese que lo que es nulo es la condición, no la obligación. Por


consiguiente, si una persona contrae una obligación sujeta a una condición
potestativa, ésta es nula y ergo, la obligación es vinculante. Sin embargo, la
presencia de una condición potestativa puede ser sintomática de un contrato que
no llegó a formarse: Recordemos que una oferta contractual, para calificar como
tal, debe ser firme. Por consiguiente, una propuesta contractual en la que el
oferente se reserva la última palabra, no es sino una invitación a negociar. La
aceptación, por el destinatario, de una propuesta sujeta a una condición
potestativa, no produce el perfeccionamiento del contrato.

7
d) Distinción entre condición potestativa y la carga:

Conviene distinguir la condición puramente potestativa –que es nula- de


la carga –que es válida--. La condición potestativa es inválida pues suprime el
efecto vinculante de una obligación. La obligación sujeta a una condición
potestativa se desnaturaliza, al quedar convertida en una promesa de
cumplimiento discrecional. En contraste, la carga es intrínsecamente
discrecional, al ser un comportamiento en función del interés propio.

Ejemplo: En los contratos unilaterales, con frecuencia se hace depender la eficacia de


una obligación propia del levantamiento de una carga por la contraparte. En la promesa de
venta con reserva de dominio hasta el pago total del precio, el promitente vendedor promete
vender el bien, siempre y cuando el promisario cumpla con la carga de pagar la totalidad del
precio en una fecha determinada. Bajo el esquema esbozado, el promisario, o acreedor de la
promesa de venta, no tiene la obligación de pagar el precio, sino la carga de hacerlo, es decir,
un deber jurídico en interés propio. El promitente no lo puede obligar a pagar el precio, pues,
en el ejemplo se está en presencia de una promesa unilateral –rectius, unidireccional—de
venta, donde hay un único deudor (el promitente). En contraste, sería puramente potestativa
la promesa de venta sujeta a la condición de que el promitente, llegado el momento, quiera
vender. En síntesis: La promesa sujeta a la condición suspensiva y resolutoria del
levantamiento de una carga por parte de otro, es perfectamente válida. En cambio, sería
inválida la promesa sujeta a la condición puramente potestativa del cumplimiento propio.

Las condiciones puramente potestativas en los testamentos son, en realidad,


cargas: El Código Civil regula las condiciones puramente potestativas en los testamentos8.
Se trata de comportamientos que el heredero o legatario debe realizar --que pueden ser de
hacer, de no hacer, de dar o de no dar—como condición para recibir y conservar una herencia
o legado. La ley reconoce la validez de principio de este tipo de estipulaciones de última
voluntad, razón por la que no deben ser confundidas con las condiciones potestativas
asociadas a obligaciones civiles, las cuales, como vimos supra, son nulas. En realidad, a
pesar de que el Código Civil, en su lenguaje arcaico, habla de “condiciones potestativas”,
este tipo de conductas condicionantes de una atribución mortis causa constituyen cargas, es
decir, prestaciones de cuyo cumplimiento depende la realización de un interés jurídico propio
(en este caso la eficacia de una adjudicación testamentaria) y cuyo incumplimiento no genera
responsabilidad frente a terceros. A lo sumo, el heredero o legatario incumplido debe restituir
“lo percibido con sus frutos”9.

e) Las condiciones imposibles:

8
Artículos 616 y 617 del Código Civil.
9
Art. 617 del Código Civil.

8
Las condiciones imposibles son hipótesis fácticas irrealizables.

A nivel de derecho común, la condición imposible invalida la obligación,


si la prestación es de hacer. En cambio, si la condición es de no-hacer, la
obligación es válida. Preceptúa el artículo 678 del Código Civil:

“La obligación contraída bajo una condición imposible es nula, pero si la


condición es de no hacer una cosa imposible, la obligación es válida.”

En los testamentos la condición imposible no invalida el negocio, salvo


que resulte que la realización de dicha condición haya sido “la causa impulsiva
y determinante de la liberalidad”, caso en el cual la disposición es nula. Así,
reza el artículo 615 in fine del Código Civil:

“Las condiciones imposibles o ilícitas se tendrán por no escritas, y por pura y


simple la institución a que afecten. Sin embargo, si se reconoce que la condición
ha sido la causa impulsiva y determinante de la liberalidad, es nula toda la
disposición.”

4. Eficacia de las condiciones:

Pueden distinguirse tres momentos de eficacia de las condiciones:


 Condición pendiente (conditio pendet)
 Condición existente (conditio existit), y
 Condición fallida (conditio déficit)

a) Condición pendiente:

La condición pendiente es aquella cuyo supuesto fáctico aún se ha


producido. Si la condición es suspensiva, los efectos del negocio que de ella
dependen están en estado de ineficacia originaria.

En la tradición se afirma que estando pendiente la condición nada se debe.


Esto no es del todo exacto. Si lo que está sujeto a condición es una deuda, ésta
existe, aunque sujeta a pendencia. Y de tal existencia pueden derivarse
obligaciones preparatorias para el cumplimiento. Si la realización de la

9
condición suspensiva es inminente, el deudor debe prepararse para cumplir con
su prestación.

Estando pendiente la condición, el acreedor puede “ejercer todos los


actos conservatorios de su derecho”10, por ejemplo, acciones paulianas11 y
oblicuas conservatorias12.

Si el deudor bajo condición impide que ésta se realice, la condición se


reputa existente13.

Si la condición pendiente es resolutoria, el negocio despliega plenamente


sus efectos. En presencia de una condición resolutoria inminente, las partes
deben adoptar medidas precautorias.

Por ejemplo: En el comercio internacional, si la parte anuncia que va a incumplir, la


contraparte debe adoptar medidas de mitigación del daño, como suspender su propio
cumplimiento y contratar operaciones de reemplazo.

En los contratos traslativos de dominio, es posible sujetar la


transferencia de la propiedad sobre la cosa vendida, hasta el acaecimiento de
una condición suspensiva. Por ejemplo, se puede pactar una cláusula de
reserva de dominio, en virtud de la cual el enajenante continúa siendo el
propietario de la cosa hasta tanto no se produzca el evento condicionante: por
ejemplo, el pago de la totalidad del precio, o el otorgamiento de la escritura
pública. Durante la pendencia de la condición suspensiva, el transmitente
(tradens) continúa, salvo pacto en contrario, soportando los riesgos de pérdida
de la cosa por causa de fuerza mayor o caso fortuito, por aplicación del principio
res perit domino. Además, durante la pendencia de la condición, el transmitente
conserva el usufructo del bien (a menos que medie pacto en contrario). Por
ejemplo, si el bien está arrendado, el tradens bajo condición suspensiva puede
apropiarse de las rentas –o frutos civiles—que genere el bien. Preceptúa, en tal
sentido, el artículo 682 del Código Civil:

“Mientras la condición suspensiva no se realice, el enajenante conserva por su cuenta


y riesgo la cosa objeto de la obligación y hará suyos los frutos que produzca.”

10
Art. 683 del Código Civil.
11
Art. 848 del Código Civil.
12
Art. 716 párrafo segundo del Código Civil. En contraste, para una acción oblicua subrogatoria es necesario
que el crédito sea exigible (ibídem, primer párrafo).
13
Art. 682 del Código Civil.

10
Si, durante la pendencia de la condición suspensiva, la cosa enajenada
sufre desmejoras, el adquirente puede desistir de la adquisición. Y si tal
desmejora fue por culpa del transmitente, el accipiens puede reclamar daños y
perjuicios14. Simétricamente, si durante la pendencia de la condición
suspensiva el tradens realiza mejoras en la cosa, el adquirente puede entre pagar
las mejoras o resolver el contrato con daños y perjuicios15.

También es posible, en los contratos traslativos, pactar condiciones


resolutorias. Durante la pendencia de la condición resolutoria, el adquirente
(accipiens) es el dueño de la cosa, sólo que se trata de una propiedad
condicional. Si el evento condicionante se llega a producir, la propiedad se
revierte al tradens, en forma retroactiva –como si nunca hubiera salido de su
patrimonio-. Si el propietario condicional enajena el bien, el tercero adquirente
recibe, también, una propiedad condicional, en virtud de los principios nemo
plus iuris in alium transferre potest quam ipse habet (nadie puede transmitir a
otro más o mejor derecho que el que personalmente tiene) y nemo dat quod non
habet (nada da quien nada tiene). Si la condición resolutoria deviene o se reputa
existente, el tradens puede recuperar la propiedad, aún de manos de los terceros
sub adquirentes o terceros poseedores, en virtud del principio resoluto iure
dantis resoluto ex ius accipientis (resuelto el derecho del que dio, se resuelve el
derecho del que adquirió).

En ciertos ámbitos, la ley exceptúa los principios nemo plus iuris y resoluto iure
dantis, y concede, al tercero de buena fe que adquiere por causa onerosa, una propiedad
incondicional, a pesar de que su transmitente fuere un propietario condicional o, incluso, un
non domino. Entre esos ámbitos, cabe citar: 1. La adquisición de bienes sujetos a publicidad
registral: Preceptúa, el artículo 456 del Código Civil: “los actos o contratos que se ejecuten
u otorguen por persona que en el Registro aparezca con derecho para ello, una vez inscritos,
no se invalidarán en cuanto a tercero, aunque después se anule o resuelva el derecho del
otorgante en virtud de título no inscrito o de causas implícitas o de causas que aunque
explícitas no consten en el Registro”16. 2. La adquisición de bienes muebles en
establecimientos abiertos al público, siempre que se trate de cosas que sean del giro normal.
Dispone el artículo 449 del Código de Comercio: “El que de buena fe comprare en un
establecimiento abierto al público cosas que sean de su giro normal, no podrá ser privado
de ellas, y aunque no pertenecieren al vendedor y dolosamente las hubiere vendido”. 3. La
adquisición de títulos valores con arreglo a su ley de circulación. Enuncia el artículo 669 bis
del Código de Comercio: “Quien haya adquirido por justo título, de buena fe y sin culpa

14
Art. 686 del Código Civil.
15
Art. 687 del Código Civil.
16
Cabe señalar en, en ciertos sectores, el ordenamiento exceptúa la excepción, con lo cual reestablece la
vigencia de los principios de base de la circulación derivativa (nemo plus iuris y resoluto iure dantis). Puede
revisarse mi trabajo “El Fraude Inmobiliario Registral y Otros Riesgos Transaccionales”.

11
grave, la posesión de un título valor, de conformidad con las normas que disciplinan su
circulación, adquiere válidamente el derecho representado en el título, aunque el
transmitente no sea el titular, y cualquiera que sea la forma en que el titular haya sido
desposeído.” Recordemos que la ley de circulación de los títulos nominativos y de los títulos
a la orden comprende el endoso, y que el endoso traslativo, para ser válido, ha de ser
incondicional17; y 4. La adquisición de cosas muebles gravadas con garantía mobiliaria,
siempre y cuando: a) Se trate de una adquisición efectuada en el marco del giro usual de los
negocios del deudor garante. Dispone el artículo 51 de la Ley de Garantías Mobiliarias: “…un
comprador o adquirente en el curso normal de los negocios del deudor garante recibirá los
bienes muebles adquiridos libres de cualquier gravamen constituido sobre estos, aun si ese
gravamen aparece registrado en el Sistema de Garantías Mobiliarias”; y b) El adquirente
actúe de buena fe y con desconocimiento de que el acto tiene por objeto bienes muebles
gravados “cuya transferencia esté prohibida por el acreedor garantizado”, y tome posesión
de los bienes18.

Conviene no perder de vista que las anteriores hipótesis son excepciones a los
principios básicos de la circulación derivativa. Por consiguiente, no son susceptibles de
aplicación analógica, pues fuera de su ámbito resurge el imperio de los principios básicos de
la circulación derivativa.

Para que la condición resolutoria sea oponible a terceros de buena fe, es


necesario, si se trata de un inmueble inscrito, someter dicha condición
resolutoria a publicidad registral19. Si se trata de una condición suspensiva o
resolutoria de dominio sobre una cosa mueble, conviene, a los efectos de
oponibilidad y prelación frente a intereses rivales, inscribirla en el Sistema de
Garantías Mobiliarias.

Durante la pendencia de la condición resolutoria, el accipiens tiene una


propiedad plena, pero condicional. Puede ejercer sobre la cosa todos los
atributos del dominio: “En tanto que la condición resolutoria no se realice, la
persona que es propietaria condicionalmente puede ejercer todos los derechos
y acciones que le competerían si la obligación fuera pura y simple.”20 Si la
cosa perece estando pendiente la condición, la pérdida la sufre el accipiens, en
aplicación del principio res perit domino21.

17
Art. 698 del Código de Comercio: “El endoso traslativo de dominio debe ser puro y simple. Toda condición
a la cual se subordine, se tendrá por no escrita. Es prohibido el endoso parcial.”

18
Arts. 5.8 de la Ley de Garantías Mobiliarias, en relación con el 481 del Código Civil.
19
V. el art. 456 del Código Civil.
20
Art. 688 del Código Civil.
21
Art.689 del Código Civil.

12
b) Condición existente:

La condición existente es la condición cuyo supuesto de hecho se ha


verificado. Si es suspensiva, se abren las compuertas y el negocio surte
plenamente sus efectos. Si es resolutoria, se cierran las compuertas para hacer
cesar los efectos producidos durante la pendencia de la condición.

Si el deudor bajo condición impide su cumplimiento, la condición se


reputa cumplida22 a los fines de la ejecución forzosa de la obligación o, en su
defecto, del resarcimiento de daños y perjuicios.

La resolución produce, en principio, efectos retroactivos. La obligación


de restitución se extiende a “los aumentos que haya recibido”23. Si la restitución
es consecuencia del incumplimiento del deudor bajo condición resolutoria, debe
restituir también los frutos percibidos durante la pendencia de la condición. Si
la condición resolutoria se realiza sin que medie incumplimiento del propietario
condicional, éste no está obligado a restituir los frutos, salvo que se hubiere
pactado lo contrario24.

c) Condición fallida:

La condición fallida es aquella cuyo supuesto de hecho devino


irrealizable sin que medie culpa del deudor bajo condición. En tal caso, los
efectos del negocio sujetos a condición suspensiva quedan para siempre
descartados. Y si es el negocio, como un todo, lo que estaba sujeto a la condición
fallida, la condición suspensiva se convierte en una condición resolutoria
existente. Si la condición fallida es resolutoria, se consolidan definitivamente
los efectos negociales. La propiedad adquirida bajo condición resolutoria
deviene en propiedad incondicional.

5. Los términos:

Los términos son plazos de cuyo transcurso se hace depender el inicio o


la extinción de ciertos efectos jurídicos.

22
Art. 682 del Código Civil.
23
Art. 690 del Código Civil.
24
Arts. 691 y 692 del Código Civil.

13
Los términos determinan la fecha exigibilidad de la obligación y el punto
de partida de la prescripción negativa25.

Los términos se clasifican en:


 Términos iniciales o suspensivos (dies a quo)
 Términos finales o extintivos (dis ad quem)

a) Términos iniciales:

Durante la pendencia de un término inicial, se postergan algunos o todos


los efectos de un contrato previamente formado.

Por ejemplo, en materia de contratos de seguros de salud, a menudo se insertan


períodos de carencia26, que son términos iniciales durante los cuales no rige la cobertura.

También se fijan a términos iniciales ciertas obligaciones a plazo. Se dice,


en el argot popular, que “quien plazo tiene nada debe”, lo cual no es del todo
exacto, pues el obligado ya debe, solo que plazo. Aun cuando se deba a plazo,
el deudor debe prepararse para el cumplimiento. Si, antes de que venza el plazo,
el deudor se coloca en riesgo inminente de incumplimiento, puede que pierda el
beneficio del plazo, el cual puede vencer de forma anticipada27.

En las obligaciones de tracto sucesivo (ej., el pago de las cuotas de un


préstamo), la falta de cumplimiento de una o más cuotas le confiere al acreedor
el derecho potestativo de considerar vencido anticipadamente el plazo y
exigible la obligación en su totalidad. Por otra parte, el acreedor puede ejercer
la acción pauliana o revocatoria, “aunque su crédito estuviere sujeto a
condición o a término”28.

b) Términos finales:

Los términos finales definen el plazo de vida de un negocio. En


principio, el plazo final vincula a ambas partes, salvo que: 1.
Convencionalmente se establezca la posibilidad de terminación prematura; o 2.

25
Ver el artículo 874 del Código Civil.
26
Típicamente: Los hijos de los asegurados se integran al contrato de seguros treinta días después del
nacimiento. A través de la técnica del término inicial, el asegurador se asegura de no cubrir el crítico primer
mes de vida.
27
Ver el artículo 777 del Código Civil.
28
Art. 848 del Código Civil.

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Se trate de negocios como el depósito29 y el mandato30, cuya naturaleza los haga
propensos a la terminación unilateral anticipada. La revocabilidad del depósito
y del mandato se funda en su naturaleza de confianza.

c) Origen de los términos:

Los términos pueden tener origen contractual, legal o judicial.

Ejemplos de negocios con término legal y judicial:


 En materia contratos de arrendamiento de bienes inmuebles edificados, la
LGAUS establece, a favor del arrendatario cumplido, un plazo mínimo de tres
años contados a partir del día de la entrega del bien31.
 La ley fija un plazo máximo de treinta años, en materia de fideicomisos onerosos
a favor de personas jurídicas32.
 El plazo para el cumplimiento de la obligación civil de dar o reemplazar fiador lo
determina el juez33.
 En materia de resiliación de contratos con casas extranjeras, la Ley 6209 fija un
término inicial de diez meses de preaviso34.

d) Cumplimiento anticipado:

Conviene estudiar y distinguir las figuras del cumplimiento anticipado y


la decadencia del plazo.

El cumplimiento anticipado es la posibilidad de que el deudor cumpla


voluntariamente su obligación, antes del vencimiento del plazo final, es decir,
antes de que la obligación devenga exigible. Ello es viable, en principio, a la
luz del derecho común. En efecto, el artículo 776 del Código Civil preceptúa:
“El plazo se presume estipulado en favor del deudor, salvo que resulte lo
contrario de la convención o de las circunstancias”. Se trata de una presunción
iuris tantum, que admite excepciones. En materia de préstamos onerosos, se
discute si el plazo se pacta a favor del deudor o de ambas partes. De dicha

29
Preceptúa el artículo 1352 del Código Civil: “El depositante puede pedir en cualquier tiempo restitución del
depósito, aun cuando para ello se hubiere señalado término, pero el depositario sólo cuando hubiere justa
causa puede devolverlo, sin instancia de parte, antes del término.”

30
De conformidad con el artículo 1278 del Código Civil, el mandato es revocable y renunciable.
31
Art. 70 de la LGAUS.
32
Art. 661, inciso (c) del Código de Comercio.
33
Art. 1308 del Código Civil.
34
Art 5, inciso (f) de la Ley de Protección al Representante de Casas Extranjeras.

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discusión deriva una importante consecuencia: Si el deudor puede, o no, pagar
anticipadamente un préstamo, sin tener que reconocer intereses no devengados,
es decir los intereses correspondientes al resto del plazo contractual. En nuestra
opinión, la regla especial, en materia de préstamos onerosos, es que el plazo se
pacta en interés de ambas partes35, salvo que se trate de préstamos bancarios,
donde, por ius singulare, se admite el pago anticipado de principal junto con los
intereses devengados a la fecha del pago.

e) Decadencia del plazo:

La decadencia del plazo, o vencimiento anticipado (o pérdida del


beneficio del plazo) es un derecho potestativo que la ley le concede,
exclusivamente, al acreedor, cuando sobrevienen ciertas circunstancias, como
el incumplimiento del pago de uno o más tractos, o el desmejoramiento de las
garantías. El decaimiento del plazo no es automático, sino que constituye un
derecho potestativo y unilateral del acreedor. En efecto, bajo tales hipótesis le
compete al acreedor, de manera exclusiva, la prerrogativa de elegir si da por
vencido anticipadamente el plazo de la obligación, o no. Perfectamente podría
ocurrir que le convenga al acreedor apegarse al plazo pactado en la convención,
por ejemplo, para realizar el rendimiento de la inversión.

f) Plazo indefinido:

No todos los contratos tienen término final: Los contratos acordados por
término indefinido son susceptibles de resiliación (terminación unilateral ad
nutum)36, siempre y cuando se conceda un preaviso razonable, si es que la ley
no estatuye el plazo del preaviso (el preaviso es el término inicial del negocio
jurídico resiliación).

g) Prórroga y extensión del plazo:

No deben confundirse los contratos pactados por término indefinido –en


los que no hay plazo convencional ni legal--, con los contratos de largo plazo –
en los que ni las partes ni la ley establecen término final--. En los contratos con
término final se plantean los efectos de la extensión o la renovación, cuando las
partes, al concluir el plazo original, mantienen tácitamente sus relaciones
contractuales. Se pregunta si debe entenderse que las partes decidieron renovar

35
Confrontar los artículos 1152 del Código Civil y 504 del Código de Comercio.
36
Ver infra, la definición del concepto de resiliación.

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el mismo contrato por un plazo igual al original, o si decidieron extender el
vínculo por tiempo indefinido, convirtiéndolo en un contrato susceptible de
resiliación. Para ello, debe hacerse un test en dos niveles: Primer nivel: lo
primero es interpretar e integrar el contrato. Interpretar el contrato es discernir
la intención común de las partes contratantes. Integrarlo es rellenar las lagunas
de la lex contractus, acudiendo a las restantes fuentes creadoras de obligaciones
contractuales: la ley, la equidad, los usos y la naturaleza de la obligación37.
Ejemplo de integración: el artículo 71 de la LGAUS estatuye lo que se conoce
como tácita reconducción, o prórroga automática, del contrato de
arrendamiento de bienes inmuebles edificados, dado el supuesto de que, tres
meses antes de la expiración del plazo contractual original, el arrendador no
hubiere notificado al arrendatario su decisión de no prorrogar el contrato a su
vencimiento. Segundo nivel: A falta de acuerdo o de norma específica, el
contrato se transforma en un contrato sin plazo, por tiempo indefinido y, por
consiguiente, susceptible de terminación unilateral por vía de resiliación.

6. Estipulaciones modales:

Las estipulaciones modales son proyecciones de la causa subjetiva sobre


el contenido preceptivo del negocio. La causa subjetiva, o las razones
personales determinantes que tuvo la parte para concertar un negocio, pueden
reflejarse en ciertos preceptos.

Tradicionalmente, las estipulaciones modales se asocian a las


liberalidades (donaciones, testamentos). Por ejemplo, la estipulación –
perfectamente lícita38—según la cual los bienes donados no podrán ser
perseguidos por acreedores del donatario, refleja la intención personal del
donador de asegurarle a su protegido un patrimonio mínimo. También son
comunes las limitaciones al derecho de libre disposición39: Por ejemplo, el
terreno donado solamente podrá ser destinado a la construcción de
establecimientos educativos.

37
Ver el art. 1023, párrafo primero del Código Civil.
38
Ver el art 984, inciso 7 del Código Civil.
39
Las cuales no pueden superar los 10 años, salvo que el donatario tenga menos de quince años. Ver el art.
282 del Código Civil.

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