La venta de Pulgarcito a los forasteros, en el cuento, es percibido, creo, como
una decisión normal o “natural” de un padre que es convencido por su hijo (debido a su gran ingenio); en el sentido de que el hecho no se percibe como raro, malo o fuera de lugar. Lo antedicho se observa también en el hecho de que el padre no opuso mayor resistencia a la propuesta de su hijo y no se observa, en el cuento, ninguna dificultad de los forasteros a la hora de ofrecerle dinero a un padre por la venta de su hijo para convertirlo en una atracción “de circo”.
Creo que, en la actualidad, el mismo hecho es percibido como un acto de
flagrante violación de los derechos del niño; puesto que el mismo no es, en cuanto tal, tratado como un sujeto de derecho sino como un objeto pasible de ser comercializado. Teniendo en cuenta lo expuesto en la clase, el hecho viola prácticamente todos los ítems considerados en el artículo 3 de la Ley 26.061.
También, creo, el hecho sería percibido como un caso claro de explotación infantil.