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Angélica Jaramillo Olaya

Universidad Pontificia Bolivariana

Sobre la dinámica de transferencia


El conjunto de la disposición hereditaria e innata con las influencias vivenciadas en el
transcurrir de los años en la infancia, son los que determina en cada ser humano la forma de
su vida erótica, fijando unos propósitos de la misma, así como las limitaciones que el
individuo exigirá en ella y los instintos que en esta buscara satisfacer. Por tanto, resulta una
serie y una copia repetida que se va desarrollando de manera regular a través de todo el
transcurso de la vida, en cuanto las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos de
amor asequibles lo posibiliten, pero, también se mantiene dispuesto frente a las impresiones
más recientes.

Ahora, solo una fracción de estas tendencias determinantes sobre la vida erótica, han hecho
una transformación psíquica completa; en donde esta parte se ha hallado a disposición de la
personalidad consciente. Mientras que, otra parte ha permanecido estática en su desarrollo y
solo ha podido extenderse en la fantasía o ha continuado confinada en el inconsciente. Para el
individuo cuyas necesidades eróticas no han sido satisfechas por la realidad, entonces este
dirigirá representaciones libidinosas hacia toda nueva persona que aparezca, siendo
altamente probable que los dos fragmentos de su libido -conciencia e inconsciente- hagan
parte del proceso. Es por esto, que es normal y aceptable que el individuo parcialmente
insatisfecho tenga aquella carga de libido y por ende espere guiarla hacia el médico. Y, según
la condición de la relación entre el paciente-medico, el ideal de esta inclusión sería
conveniente a la imagen del padre, la madre o del hermano; en donde estas particularidades
cuyo origen e intensidad no podrían ser justificadas de manera racional, asimismo dan la
normal de que dicha transferencia no se estableció únicamente por las representaciones
libidinosas conscientes, sino también por las inconscientes.

Se dan dos planteamientos:

1. En primer lugar no se entiende porque la transferencia de los sujetos neuróticos que son
sometidos al análisis, se percibe más intensa en comparación con otras personas que no
son analizadas.

TEORÍAS PSICOLÓGICAS
2. En segundo lugar resulta inexplicable porque al análisis se opone la transferencia como la
resistencia mas fuerte contra el tratamiento, mientras que exteriormente del análisis se
debe reconocerla como un sustrato del efecto terapéutico y a su vez de su condición del
éxito.

Se puede comprobar en todas las ocasiones posibles que cuando finalizan las asociaciones
libres de un paciente, siempre se puede extinguir el agotamiento, garantizándole que se
encuentra bajo el dominio de una salida referente al médico. Y en cuanto se brinda esta
explicación posteriormente el agotamiento termina o la falta de asociaciones se transforma en
una ocultación consciente de las mismas.

En el psicoanálisis parece un difícil impedimento que en esta misma la transferencia se


transforme como el arma mas potente de la resistencia. Pero, no es cierto que la transferencia
se da de manera mas intensa en el psicoanálisis que fuera de el, ya que no se le debe asignar
al mismo, sino a la neurosis estos diferentes modos de transferencia.

En cuanto al segundo punto, en el lugar donde la investigación analítica se encuentra con la


libido -agrupada en su refugio- tendría que surgir un conflicto, ya que todas las fuerzan que
han motivado la regresión de la libido se relevaran contra el análisis, para así mantener la
nueva situacion, debido a que si la introversión o regresión de la libido no se hubiese
evidenciado por una precisa relación con el mundo exterior (generalmente por la ausencia de
satisfacción) no lograría tener efecto. La libido puesta a disposición de la personalidad se
encuentra bajo los elementos inconscientes de algunos complejos, lo que promueve a la
regresión a disminuir la atracción de la realidad, y para poder liberarla debe derrotar esta
atracción de lo inconsciente lo que es semejante a despertar la represión de los instintos
inconscientes. Y de esto es donde se origina la parte mas esencial de la resistencia, quien es la
que conserva la enfermedad, aun cuando el aislamiento de la realidad pierda la razón de ser,
porque el análisis tiene que enfrentarse con las resistencias que provienen de ambas partes.

Cada una de las ideas y cada acto del sujeto tiene que contar con la resistencia, presentándose
como un intercambio entre las fuerzas favorables a la curación y las opuestas a la misma. Si se
busca una alteración patógena desde su propia representación en lo inconsciente, conocido
como: síntoma, hasta su procedencia en lo inconsciente, no se demoraría en abordar en una
zona en donde está impuesta la resistencia. Y cuando en la causa de la alteración se muestra
un elemento que podría ser transferido al médico, entonces se instaura esta transferencia
generando una asociación inmediata y se comunica con los signos de resistencia; por ejemplo:

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si una idea ha llegado hasta la consciencia con preferencia a todas las demás posibles, es
porque esta satisface también a la resistencia. Y este proceso sucede incontables veces durante
el análisis, porque siempre que se acerca a una alteración patógena, esta se impulsa hacia la
conciencia y el elemento de la alteración resulta eficaz para la transferencia. Una vez que se
reduzca la alteración los demás elementos del mismo no generan grandes inconvenientes,
debido a que entre más se alargue una cura analítica y más el enfermo observe que las
desfiguraciones del material patógeno no crean por si solas una seguridad contra el
descubrimiento de las mismas, más coherentemente se ocupara de la distorsión por medio de
la transferencia. Así bien, la intensidad y la duración de la transferencia son efecto y
demostración de la resistencia, en donde el mecanismo de la transferencia queda aclarado
con su alusión a la disposición de la libido, la cual ha permanecido fijada a imágenes
infantiles. Pero, la justificación de su actuación en la cura no se consigue hasta investigar la
relación que tiene con la resistencia. Por tanto, hay que diferenciar la transferencia positiva de
la transferencia negativa, en donde:

1. La transferencia de sentimientos cariñosos. (positiva)

2. La transferencia de sentimientos hostiles. (negativa)

La primera se descompone a su vez en los sentimientos amistosos o tiernos que se valen de


conciencia, y la de sus prolongaciones en lo inconsciente. Y estas ultimas tienen origen de
fuentes eróticas, en donde los sentimientos de simpatía, amistad, confianza, se encuentran
genéticamente ligados con la sexualidad.

La transferencia sobre el médico solo resulta adecuada para establecerse en resistencia con la
cura, en tanto es transferencia negativa o positiva de impulsos eróticos reprimidos. Cuando se
elimina la transferencia tratando de volverla consciente, lo que se busca es desprender del
medico aquellos dos componentes del sentimiento, porque el otro componente que es capaz
de conciencia permanece y constituye los elementos del éxito.

La aparición de la transferencia negativa se da de manera regular en los sanatorios, y el


enfermo abandona el establecimiento sin haber logrado y generado cambios sobre su
condición o pudiendo empeorar en cuanto se manifestó en él la transferencia negativa.
Mientras que la transferencia erótica no llega a generar una gran desventaja en el sanatorio,
ya que en vez de ser revelado, se silencia y minimiza, sin embargo, se exhibe como una
resistencia a la curación, no impulsando al enfermo a prescindir del establecimiento, sino
manteniéndolo alejado de la vida real.

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En las posibles formas curables de la psiconeurosis se encuentra correlacionada con la
transferencia cariñosa, apareciendo dirigida de manera simultánea sobre la misma persona,
denominado por Bleuler como: ambivalencia. Y tal ambivalencia de los sentimientos es
considerada normal hasta un punto, porque a partir de esta se constituye una característica
especial de las personas neuróticas. La capacidad de transferir cuando se ha vuelto negativa,
como en el caso de los paranoicos, finaliza toda posibilidad de curación.

En el seguimiento de la libido que ha sido extraviada de lo consciente se logra ingresar en el


ámbito inconsciente. Así, las reacciones que se provocan demuestran que los impulsos
inconscientes no desean ser recordados en tanto la cura lo desea, porque el enfermo del
mismo modo que en el sueño, atribuye a los resultados del estimulo de sus impulsos
inconsciente: actualidad y realidad, queriendo nutrir sus pasiones sin tener en cuenta la situacion
real. Por ende, el médico pretende incluir estos impulsos afectivos en el tratamiento para
estimarlos según su valor psíquico. Y, este conflicto entre el paciente y el médico, entre el
intelecto y el instinto, entre el conocimiento y la acción, se desenvuelve en el terreno de los
fenómenos de la transferencia; y en este mismo terreno se conseguirá el éxito cuando se cure
la neurosis.

Es innegable que la terminación de estos fenómenos de la transferencia le generan una mayor


dificultad al psicoanalista, pero, se debe tener en cuenta que son estos mismos fenómenos los
que permiten poner de manifiesto los impulsos eróticos ocultos y olvidados en los enfermos.

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