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Introducción

La transpiración es la salida de vapor de agua hacia la atmósfera circundante


desde las superficies celulares que, en conjunto al intercambio de dióxido de
carbono (CO2), determinan la eficiencia del uso de agua de una planta.
Los factores externo que afecta la transpiración son el viento, la luz, temperatura,
mientras que los factores internos son el área foliar de las hojas y/o la resistencia
estomática. Las hojas pierden agua a través de sus estomas como una
consecuencia de la actividad fotosintética de las células, ya que cuando las
estomas están abiertas y el agua se evapore en las hojas las raíces incorporan
agua desde el suelo lo cual el transporte ascendente del agua en la planta es
continua. Por otro lado, las raíces comúnmente generan señales de estrés
hídrico, las que sumadas a las señales en la conductividad hidráulica del xilema
también controlan la pérdida de agua por la hoja (Sperry, 1998).
En las hojas, unos pequeños poros permiten que el agua escape a la atmósfera
en forma de vapor, al tiempo que se permite la entrada de bióxido de carbono
(CO2) para la fotosíntesis. Así, la presencia de una capa limítrofe bien definida
puede reducir en cierto grado la transpiración. Si ésta desaparece, lo que ocurre
cuando hay viento, aumenta considerablemente la transpiración (Kramer, 1974).

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