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Piendamó, 30 de octubre de 2019

Señor
JUEZ CIVIL DEL CIRCUITO (O.R.)
Popayán

Asunto. Acción de Tutela

LIDA MARCELLY CERON BELALCAZAR, identificada con CC. No. 10615307473 expedida en
Piendamó, residente en el barrio Nacional, celular No. 322 5050380, como madre y
representante legal de mi hija menor SARAY GERALDIN HERRERA CERON, identificada con
TI. No. 1061534053, me permito presentar Acción de Tutela en contra de la DIRECCIÓN DE
SANIDAD DE LA POLICÍA NACIONAL y su Gerente, previos los siguientes

HECHOS
Mi hija se encuentra afiliada a la Dirección de Sanidad de Policia Naciona, como beneficiaria de
su padre, en razón a ello y a que su estado de salud lo requirió fue llevada al urólogo quien le
diagnostico VEJIGA HIPERACTIVA DESDE LA INFANCIA.

Por lo anterior el médico tratante le ordeno varios exámenes y el procedimiento URODINAMIA


ESTANDAR +, por lo cual acudí a que me expidieran las ordenes de apoyo y me las entregaron,
siendo la del procedimiento expedida para el Hospital Susana López de Valencia, donde acudí
a solicitar la cita, pero me informaron que la institución no tenía contrato vigente con ellos.

Así las cosas regrese a la Dirección de Sanidad y le expuse la situación al médico Jairo Ayala,
quien me dijo que entonces le dejara los documentos que el iba a mirar en que otra entidad me
podían atender a mi hija, y me dio el número de celular 350 5635401 para que lo llamara a estar
preguntando.

Estuve llamando varias veces a este número pero siempre sonaba apagado, entonces cuando
ya habían pasado quince (15) días sin tener respuesta alguna, regrese a donde este señor y al
parecer no había hecho ninguna gestión. De todas maneras me dijo que iba a ver como me
daban la orden para una entidad en Cali.

Esta situación viene pasando desde el 26 de septiembre y a la fecha ha transcurrido un lapso


prudencial de tiempo, vale decir más de un mes y no ha sido posible que atiendan a mi hija.

Con esta situación se están vulnerando los derechos fundamentales de mi hija, a la salud, la
vida, la seguridad social y los contemplados en el Código de Infancia y Adolescencia
Soy madre cabeza de hogar de muy bajos recursos económicos y no tenngp como brindarle de
manera particular lo que mi hija requiere para que sus derechos fundamentales a la salud, la
vida digna, la seguridad social y los contemplados en el Código de Infancia y Adolescencia, no
se vean afectados.

Esta situación nos causa un angustioso padecimiento y una desestabilización emocional y


económica, pues la calidad de vida de mi hija no es la mejor y la empresa esta vulnerando
flagrantemente los derechos fundamentales de mi hija, quien requiere tratamieto especial por
ser población vulnerable y porque su vida digna y calidad de vida se encuentra afectada en gran
medida.

Téngase en cuenta que el diagnostico que tiene mi hija, para su edad es muy complicado y
hace que su vida no sea la mejor, pues su enfermedad hace que no pueda vivir en condiciones
dignas y tener un desarrollo normal de su vida.

La vejiga hiperactiva ocasiona una necesidad urgente y repentina de orinar. Esa necesidad puede ser difícil de
controlar, y la vejiga hiperactiva puede llevar a la pérdida involuntaria de orina (incontinencia imperiosa).

Si tienes vejiga hiperactiva, es posible que te sientas avergonzado, te aísles o limites tu vida laboral y social. La
buena noticia es que una breve evaluación puede determinar si tus síntomas de vejiga hiperactiva tienen una causa
específica.

El tratamiento de la vejiga hiperactiva suele comenzar con estrategias de conducta, como cronogramas para beber
líquidos, horarios para orinar y técnicas de contención de la vejiga mediante el suelo pélvico. Si estas estrategias
iniciales no son suficientes para controlar los síntomas, hay medicamentos disponibles.

Factores de riesgo

Al envejecer, aumenta el riesgo de presentar vejiga hiperactiva. También es mayor el riesgo de padecer
enfermedades y trastornos tales como agrandamiento de la próstata y diabetes, que pueden contribuir a otros
problemas relacionados con la función de la vejiga.

Muchas personas con deterioro cognitivo (por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular o con
enfermedad de Alzheimer) tienen vejiga hiperactiva. La incontinencia que se produce a causa de este tipo de
situaciones puede controlarse con cronogramas para beber líquidos, horarios y recordatorios para orinar, prendas
absorbentes y programas de movimiento intestinal.

Algunas personas con vejiga hiperactiva también presentan problemas de control intestinal; infórmale al médico si
ese es tu caso.

Complicaciones

Cualquier tipo de incontinencia puede afectar tu calidad de vida en general. Si los síntomas de vejiga hiperactiva
alteran tu vida en gran medida, es posible que, además, padezcas:
 Sufrimiento emocional o depresión
 Ansiedad
 Alteraciones del sueño o interrupción de los ciclos de sueño
 Problemas de sexualidad

El médico puede recomendarte un tratamiento para las afecciones relacionadas con el fin de determinar si tratar
eficazmente una afección relacionada ayudará a mejorar los síntomas urinarios.
Algunas mujeres también pueden tener un trastorno llamado «incontinencia mixta», en el cual se produce
incontinencia tanto por urgencia como de esfuerzo. La incontinencia de esfuerzo es la pérdida de orina al hacer un
esfuerzo físico o presionar la vejiga, por ejemplo durante actividades como correr o saltar. Es probable que el
tratamiento de la incontinencia de esfuerzo no ayude mejorar los síntomas de vejiga hiperactiva.
En las personas mayores, puede darse una combinación frecuente de problemas para almacenar orina en la vejiga
y para vaciarla. La vejiga puede ocasionar mucha urgencia e incluso incontinencia, pero no se vacía correctamente.
Un especialista puede ayudarle con esta combinación de problemas de la vejiga.

CONSIDERACIONES
El acceso a tratamientos y medicamentos. Reiteración de jurisprudencia.
La ley 100 de 1993, que regula el Sistema de Seguridad Social en Salud, estableció el Plan
Obligatorio de Salud para los afiliados al régimen contributivo – POS-C y al régimen subsidiado
– POS-S-; que incluyen los medicamentos y procedimientos por él amparados, es decir, que si
el servicio requerido por el usuario se encuentra incluido en el POS, el paciente tiene el derecho
al mismo y por lo tanto la EPS no puede negarse a su prestación.

Sobre el particular, la Corte, en la sentencia T-760 de 2008, manifestó que negar un


medicamento o procedimiento POS, implica la vulneración del derecho fundamental a la salud.

Por otro lado, están los medicamentos y procedimientos que no hacen parte del POS, por lo
que las EPS en principio pueden negarse a prestar el servicio sin embargo la jurisprudencia ha
indicado que se vulnera el derecho a la vida cuando:

a) La falta del servicio médico vulnera o amenaza el derecho a la vida y a la integridad personal
de quien requiere el servicio;
b) no haya un servicio incluido dentro del POS que cumpla con la misma función y que tenga el
mismo grado de efectividad que el NO POS;
c) el afiliado no cuente con los recursos económicos suficientes para sufragarse el servicio;
d) el servicio médico requerido haya sido ordenado por un médico adscrito a la entidad encargada
de garantizar la prestación del servicio de salud

3.5. La imposición de barreras administrativas y la violación del derecho a la salud


En la Constitución de 1991 el derecho a la salud está regulado en el capítulo que versa sobre
los derechos económicos, sociales y culturales. A su vez, en el artículo 44 de este capítulo, el
constituyente consagró la salud y la seguridad social como un derecho fundamental de los
niños.

La Corte Constitucional ha establecido que el derecho a la salud debe ser prestado en términos
de eficiencia, oportunidad y calidad, es decir que las entidades prestadoras del servicio de salud
vulneran este derecho cuando le imponen al usuario cumplir con excesivos trámites
administrativos los cuales postergan la adecuada prestación del servicio sin justificación
constitucionalmente razonable. En este sentido la sentencia T-246 de 2010 cita la regla
jurisprudencial establecida en la sentencia T-760 de 2008, así:

“(…) que la prestación del servicio de salud debe ser eficiente, oportuna y con calidad.
Primordialmente, este componente del derecho se desconoce cuándo la negación para la
autorización de un servicio incluido o no en el POS es justificada por parte de la EPS, debido a
la falta de realización de trámites administrativos que, desde una perspectiva constitucional,
carecen de razonabilidad puesto que son excesivos, demorados y engorrosos. Si bien puede
exigirse llevar a cabo algunas formalidades administrativas, estas no pueden llegar al punto de
obstaculizar y amenazar el goce de la vida y la integridad personal de quien requiere el servicio”.

En este orden de ideas, es razonable que para la prestación de algún servicio médico el
paciente tenga que cumplir con algunos trámites administrativos, pero lo que resulta inadmisible
es que dichos trámites sean excesivamente demorados y que además le impongan una carga
al usuario que no está en condiciones y que no le corresponde asumir, al respecto la Corte ha
dicho:

“La jurisprudencia constitucional ha garantizado el derecho a acceder a los servicios de salud,


libre de obstáculos burocráticos y administrativos. Así, por ejemplo, cuando por razones de
carácter administrativo diferentes a las razonables de una administración diligente, una EPS
demora un tratamiento médico al cual la persona tiene derecho, viola el derecho a la salud de
ésta. Los trámites burocráticos y administrativos que demoran irrazonablemente el acceso a un
servicio de salud al que tienen derecho, irrespetan el derecho a la salud de las personas.

Expresamente, la regulación ha señalado que “(…) los trámites de verificación y autorización


de servicios no podrán ser trasladados al usuario y serán de carga exclusiva de la institución
prestadora de servicios y de la entidad de aseguramiento correspondiente.” En especial, se ha
considerado que se irrespeta el derecho a la salud de los pacientes cuando se les niega el
acceso a un servicio por no haber realizado un trámite interno que corresponde a la propia
entidad, como por ejemplo, ‘la solicitud de la autorización de un servicio de salud no incluido
dentro del POS al Comité Técnico Científico’.

La jurisprudencia de esta Corte al analizar las diferentes vulneraciones al derecho a la salud,


ha evidenciado que los usuarios se tienen que enfrentar a múltiples trabas administrativas y
burocráticas para poder acceder a la prestación del servicio de salud.

Estas barreras atrasan la prestación del servicio, aumentan el sufrimiento de las personas y
muchas veces tiene consecuencias graves en la salud de los usuarios, como las siguientes: a)
Prolongación del sufrimiento, que consiste en la angustia emocional que les produce a las
personas tener que esperar demasiado tiempo para ser atendidas y recibir
tratamiento; b) Complicaciones médicas del estado de Salud, esto se debe a que la persona ha
tenido que esperar mucho tiempo para recibir la atención efectiva, lo cual se refleja en el estado
de salud debido a que la condición médica empeora; c)Daño permanente, cuando ha pasado
demasiado tiempo entre el momento en que la persona acude al servicio de salud y hasta el
momento en que recibe la atención efectiva, empeorando el estado de salud y por lo tanto
generándole una consecuencia permanente o de largo plazo; d) Discapacidad permanente, se
da cuando el tiempo transcurrido es tal entre el momento que el paciente solicita la atención y
hasta cuando la recibe, que la persona se vuelve discapacitada; e) Muerte, esta es la peor de
las consecuencias, y se puede dar cuando la falta de atención pronta y efectiva se tarda tanto
que reduce las posibilidades de sobrevivir o cuando el paciente necesita de manera urgente ser
atendido y por alguna circunstancia el servicio es negado.
Sin duda alguna la imposición de barreras administrativas y burocráticas, que impiden la
prestación, pronta, adecuada y efectiva del servicio de salud tiene consecuencias perjudiciales
en la salud de las personas, y en la medida en que las condiciones del paciente empeoren,
necesitará una mejor atención o la prestación de servicios de mayor complejidad, lo que
implicará una erogación económica mayor a la inicialmente requerida de haberse prestado el
servicio de manera oportuna y con calidad.

Deber de garantizar el acceso a los servicios de salud, libre de trámites y procedimientos


administrativos engorrosos e innecesarios. Reiteración de Jurisprudencia.
En el sistema de salud colombiano, el acceso al servicio médico requerido pasa, a veces, por
la superación de determinados trámites administrativos. Esto es razonable, siempre que tales
trámites no demoren excesivamente el acceso al servicio y no impongan al interesado una carga
que no le corresponde asumir, ya que de ello también dependen la oportunidad y la calidad del
servicio.

La jurisprudencia constitucional ha garantizado el derecho a acceder a los servicios de salud,


libre de obstáculos burocráticos y administrativos. Así, por ejemplo, cuando por razones de
carácter administrativo diferentes a las razonables de una administración diligente, una EPS
demora un tratamiento médico al cual la persona tiene derecho, viola el derecho a la salud de
ésta. Los trámites burocráticos y administrativos que demoran irrazonablemente el acceso a un
servicio de salud al que tienen derecho, irrespetan el derecho a la salud de las personas.

Expresamente, la regulación ha señalado que “(…) los trámites de verificación y autorización


de servicios no podrán ser trasladados al usuario y serán de carga exclusiva de la institución
prestadora de servicios y de la entidad de aseguramiento correspondiente.” En especial, se ha
considerado que se irrespeta el derecho a la salud de los pacientes cuando se les niega el
acceso a un servicio por no haber realizado un trámite interno que corresponde a la propia
entidad, como por ejemplo, ‘la solicitud de la autorización de un servicio de salud no incluido
dentro del POS al Comité Técnico Científico’. Como lo ha señalado la jurisprudencia
constitucional, corresponde al médico tratante solicitar al Comité Técnico Científico la
autorización de los servicios de salud no incluidos dentro del plan obligatorio de salud
respectivo, es decir, realizar un trámite al interior del Sistema de Salud.

En conclusión, una EPS viola el derecho a la salud de una persona, cuando se le niega el
acceso al servicio con base en el argumento de que la persona no ha presentado la solicitud al
Comité. En este caso basta con que la persona se dirija a la EPS a la que se encuentra afiliada
y haga la respectiva solicitud, de allí en adelante, es la EPS la que debe encargarse de realizar
el resto de los trámites. Para la Corte ‘las EPS no pueden imponer como requisito de acceso a
un servicio de salud el cumplimiento de cargas administrativas propias de la entidad’. En tal
sentido, cuando una EPS niega servicios de salud a una persona que tiene derecho a ellos,
porque no realizó un trámite que le corresponde realizar a la propia entidad, irrespeta su
derecho a la salud, puesto que crea una barrera para acceder al servicio.

Derecho a la vida digna


Principio de dignidad humana que ha sido definido como el “merecimiento de un trato especial
que tiene toda persona por el hecho de ser tal y así se convierte en la facultad de exigir de los
demás un trato acorde con su condición humana”. Como lo ha señalado esta Corporación en
la medida que la persona es el sujeto, la razón de ser y fin último del poder político, se trata de
proteger el derecho a la vida pero además garantizar cierta calidad de vida que implica que “no
basta que la persona exista; es necesario aún que exista en un marco de condiciones materiales
y espirituales que permitan vivir con dignidad”.

De igual modo, la Corte ha referido al concepto de vida plena dentro del principio de dignidad
humana, al sostener que: “El hombre es un fin en sí mismo. Su dignidad depende de la
posibilidad de auto determinarse (CP art. 16). Las autoridades están precisamente instituidas
para proteger a toda persona en su vida, entendida en un sentido amplio como "vida plena". La
integridad física, psíquica y espiritual, la salud, el mínimo de condiciones materiales necesarias
para la existencia digna, son elementos constitutivos de una vida íntegra y presupuesto
necesario para la autorrealización individual y social. Una administración burocratizada,
insensible a las necesidades de los ciudadanos, o de sus mismos empleados, no se compadece
con los fines esenciales del Estado, sino que al contrario, cosifica al individuo y traiciona los
valores fundantes del Estado social de derecho (CP art. 1).

De esta forma, la Constitución Política responde al deber de suministrar trato digno a las
personas con enfermedad grave y terminal ya que se hace necesario una protección reforzada
por las circunstancias de debilidad manifiesta en que se encuentra.

Igualmente, ello debe traducirse en la obligación de prestar una atención integral en salud dado
el concepto de vida plena al cual se ha referido esta Corporación. En efecto, la Corte ha aludido
al derecho a la salud como un concepto integral que implica su garantía en las facetas
preventiva, reparadora y mitigadora y que incluye no sólo aspectos físicos sino también
psíquicos, emocionales y sociales. Así lo sostuvo esta Corporación al indicar:
“La salud es un derecho fundamental y es, además, un servicio público así sea prestado por
particulares. Las entidades prestadoras de salud deben garantizarlo en todas sus facetas –
preventiva, reparadora y mitigadora y habrán de hacerlo de manera integral, en lo que hace
relación con los aspectos físico, funcional, psíquico, emocional y social.

En la sentencia T-659 de 2003 se pronunció la Sala Segunda de Revisión sobre un asunto


similar al examinado por la Sala en la presente ocasión. Lo dicho en las consideraciones por la
Sala de Revisión cobra especial relevancia para el asunto bajo examen de la Sala en la presente
sentencia. La salud no equivale únicamente a un estado de bienestar físico o funcional. Incluye
también el bienestar psíquico, emocional y social de las personas. Todos estos aspectos
contribuyen a configurar una vida de calidad e inciden fuertemente en el desarrollo integral del
ser humano. El derecho a la salud se verá vulnerado no solo cuando se adopta una decisión
que afecta el aspecto físico o funcional de una persona. Se desconocerá igualmente cuando la
decisión adoptada se proyecta de manera negativa sobre los aspectos psíquicos, emocionales
y sociales del derecho fundamental a la salud.

Acceso a los servicios de salud que requieren los sujetos de especial protección
constitucional, como los niños y las niñas
4.5.1. La Corte Constitucional ha reconocido y tutelado principalmente el derecho a la salud, de
los sujetos de especial protección constitucional. En primer lugar ha protegido a los niños y las
niñas, cuyo derecho a la salud es expresamente reconocido como fundamental por la Carta
Política (art. 44, CP). Pero también ha reconocido la protección especial que merecen, por
ejemplo, las mujeres embarazadas314 las personas de la tercera edad315 y las personas con
alguna discapacidad.316 Adicionalmente, la jurisprudencia constitucional ha garantizado
especialmente el derecho fundamental a la salud de aquellas personas que se encuentran en
una relación de sujeción, como por ejemplo, las personas vinculadas a las Fuerzas Armadas 317
o las personas privadas de la libertad.

4.5.2. La jurisprudencia constitucional ha reconocido la especial protección que merecen los


niños en materia de salud. Como lo señaló la Sala Plena de la Corte, "[l]a Constitución de 1991
significó un cambio sustancial en la concepción que tenía el sistema jurídico sobre los niños.
De ser sujetos incapaces con derechos restringidos y hondas limitaciones para poder ejercerlos
pasaron a ser concebidos como personas libres y autónomas con plenitud de derechos, que de
acuerdo a su edad y a su madurez pueden decidir sobre su propia vida y asumir
responsabilidades. La condición de debilidad o vulnerabilidad en la que los menores se
encuentran, la cual van abandonando a medida que crecen, ya no se entiende como razón para
restringir sus derechos y su capacidad para ejercerlos. Ahora es la razón por la cual se les
considera "sujetos de protección especial" constitucional. Es decir, la condición en la que se
encuentra un menor no es razón para limitar sus derechos sino para protegerlo. Pero esta
protección tiene una finalidad liberadora del menor y promotora de su dignidad. Por eso, los
derechos de los niños deben interpretarse a la luz del respeto y la defensa que demanda la
Constitución de su autonomía y de su libertad (pro libertatis)." La Constitución Política, para
proteger a los menores, reconoce a sus derechos categoría y valor especiales. Por una parte
se considera que son fundamentales, lo cual afecta tanto el contenido del derecho como los
mecanismos aceptados para reclamar su protección. Por otra parte se les otorga especial valor
al indicar que "los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás" (art. 44,
CP). Concretamente, se reconoce su derecho fundamental a la salud. Las medidas de
protección especial que se debe a los menores deben tener por finalidad garantizar a los niños
(i) su desarrollo armónico e integral y (ii) el ejercicio pleno de sus derechos." El desarrollo de un
menor es integral cuando se da en las diversas dimensiones de la persona (intelectual, afectiva,
deportiva, social, cultural). El desarrollo de un menor es armónico cuando no se privilegia
desproporcionadamente alguno de los diferentes aspectos de la formación del menor, ni cuando
se excluye o minimiza en exceso alguno de ellos.

4.5.2.1. La jurisprudencia constitucional ha expresado en forma reiterada que el derecho a la


salud de los niños, en tanto ‘fundamental’, debe ser protegido en forma inmediata por el juez
constitucional en los casos en que sea amenazado o vulnerado. En el caso de los niños y de
las niñas, la acción de tutela procede directamente para defender su derecho fundamental a la
salud; no se ha requerido, pues, que exista conexidad con otro derecho como la vida o la
integridad. La jurisprudencia ha señalado que los servicios de salud que un niño o una niña
requieran son justiciables, incluso en casos en los que se trate de servicios no incluidos en los
planes obligatorios de salud (del régimen contributivo y del subsidiado).

1.5.2.2. La protección a los niños es mayor, pues, por ejemplo, se garantiza su acceso a
servicios de salud que requiera para asegurar desarrollo armónico e integral. La
jurisprudencia constitucional ha tutelado, por ejemplo, la práctica de cirugías
plásticas de malformaciones, aun cuando no afecten la integridad funcional de
órgano alguno.325 Se ha protegido a menores de escasos recursos la posibilidad
de acceder a medicamentos para atender afecciones corrientes, pero de gran
impacto en un niño o una niña, como la conjuntivitis. La fundamentalidad del
derecho a la salud de los
1.5.2.3. ha llevado a la Corte Constitucional a protegerlos incluso para evitar que
contraigan enfermedades. Tal es el caso del acceso a vacunas para prevenir el
contagio de enfermedades cuando puedan afectar significativamente su salud y
exista el riesgo de contagio. Igualmente, se les ha garantizado aspectos básicos
del derecho a la salud,

"La jurisprudencia de esta Corporación ha señalado reiteradamente que el derecho a la salud


de los niños, al lado de otros derechos, es en sí mismo un derecho fundamental, con carácter
prevalente sobre los derechos de todos los demás.335 Esta regla encuentra su fundamento en
el artículo 44 de la Constitución que señala expresamente: "Son derechos fundamentales de
los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social (…). La familia, la sociedad
y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo
armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. (…) Los derechos de los niños
prevalecen sobre los derechos de los demás". También el artículo 13 ordena al Estado la
protección especial de las personas que se encuentren en condiciones de debilidad manifiesta.

En la misma sentencia, la Corte recordó algunos de los compromisos internacionales en cuanto


a la protección de los niños y las niñas, en relación con su derecho a la salud, sin discriminación
ni distinciones fundadas exclusivamente en el ingreso de los padres. Dijo al respecto,

"Por otra parte, esta regla también encuentra respaldo en diversos instrumentos internacionales
que les otorgan a los niños el estatus de sujetos de protección especial y, específicamente en
el campo de la salud, reconocen el derecho a la salud de los menores como fundamental. En la
sentencia T-037 de 2006338 se recordaron algunos de estos instrumentos:

(1). Convención sobre los Derechos del Niño, en el artículo 24 reconoce ‘el derecho del niño al
disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades
y la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño
sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios. Los Estados Partes
asegurarán la plena aplicación de este derecho, y, en particular, adoptarán las medidas
apropiadas para: (…) b) Asegurar la prestación de la asistencia médica y la atención sanitaria
que sean necesarias a todos los niños, haciendo hincapié en el desarrollo de la atención
primaria de salud.’

(2). Declaración de los Derechos del Niño que en el artículo 4 dispone que ‘[E]l niño debe gozar
de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena
salud, con este fin deberán proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales,
incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación,
vivienda, recreo y servicios médicos adecuados’.
(3). Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas fijó en el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales algunos parámetros que
propenden por la protección de los derechos fundamentales de los niños como por, ejemplo en
el numeral 2° del artículo 12 del citado pacto se establece: a), es obligación de los Estados
firmantes adoptar medidas necesarias para ‘la reducción de la mortinalidad y de la mortalidad
infantil, y el sano desarrollo de los niños’; mientras que el literal d) dispone que se deben adoptar
medidas necesarias para ‘la creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica
y servicios médicos en caso de enfermedad’.

(4). Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que en su artículo 24 establece: Todo
Niño tiene derecho sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de protección que su
condición de menor requiere tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado.

(5). Convención Americana de Derechos Humanos, que en su artículo 19 señala que ‘todo niño
tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requiere por parte de su
familia, de la sociedad y del Estado’.

5 (primacía de los derechos inalienables de la persona), 11 (derecho a la vida), 12 (integridad


física), 13 (derecho a la igualdad y protección especial a las personas que por su condición
económica, física o mental se encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta), 42
(dignidad de la familia), 44 (derechos fundamentales de los niños a la vida, integridad física,
salud y seguridad social), 46 (protección y asistencia a las personas de la tercera edad), 47
(protección de los disminuidos físicos, sensoriales y síquicos a quienes se prestará atención
especializada), 48 (seguridad social), 49 (atención en salud), 95 (deber de la persona de obrar
conforme al principio de solidaridad social), 366 (finalidad social del Estado de bienestar general
y mejoramiento de la calidad de vida de la población. Solución de las necesidades insatisfechas
de salud y prioridad del gasto público social), entre otras disposiciones.

Principio de dignidad humana que ha sido definido como el “merecimiento de un trato especial
que tiene toda persona por el hecho de ser tal y así se convierte en la facultad …de exigir de
los demás un trato acorde con su condición humana”. Como lo ha señalado esta Corporación
en la medida que la persona es el sujeto, la razón de ser y fin último del poder político, se trata
de proteger el derecho a la vida pero además garantizar cierta calidad de vida que implica que
“no basta que la persona exista; es necesario aún que exista en un marco de condiciones
materiales y espirituales que permitan vivir con dignidad”.

De igual modo, la Corte ha referido al concepto de vida plena dentro del principio de dignidad
humana, al sostener que: “El hombre es un fin en sí mismo. Su dignidad depende de la
posibilidad de autodeterminarse (CP art. 16). Las autoridades están precisamente instituidas
para proteger a toda persona en su vida, entendida en un sentido amplio como "vida plena". La
integridad física, psíquica y espiritual, la salud, el mínimo de condiciones materiales necesarias
para la existencia digna, son elementos constitutivos de una vida íntegra y presupuesto
necesario para la autorrealización individual y social. Una administración burocratizada,
insensible a las necesidades de los ciudadanos, o de sus mismos empleados, no se compadece
con los fines esenciales del Estado, sino que al contrario, cosifica al individuo y traiciona los
valores fundantes del Estado social de derecho (CP art. 1).

De esta forma, la Constitución Política responde al deber de suministrar trato digno a las
personas con enfermedad grave y terminal ya que se hace necesario una protección reforzada
por las circunstancias de debilidad manifiesta en que se encuentra.

Igualmente, ello debe traducirse en la obligación de prestar una atención integral en salud dado
el concepto de vida plena al cual se ha referido esta Corporación. En efecto, la Corte ha aludido
al derecho a la salud como un concepto integral que implica su garantía en las facetas
preventiva, reparadora y mitigadora y que incluye no sólo aspectos físicos sino también
psíquicos, emocionales y sociales. Así lo sostuvo esta Corporación al indicar:

“La salud es un derecho fundamental y es, además, un servicio público así sea prestado por
particulares. Las entidades prestadoras de salud deben garantizarlo en todas sus facetas –
preventiva, reparadora y mitigadora y habrán de hacerlo de manera integral, en lo que hace
relación con los aspectos físico, funcional, psíquico, emocional y social.

En la sentencia T-659 de 2003 se pronunció la Sala Segunda de Revisión sobre un asunto


similar al examinado por la Sala en la presente ocasión. Lo dicho en las consideraciones por la
Sala de Revisión cobra especial relevancia para el asunto bajo examen de la Sala en la presente
sentencia. La salud no equivale únicamente a un estado de bienestar físico o funcional. Incluye
también el bienestar psíquico, emocional y social de las personas. Todos estos aspectos
contribuyen a configurar una vida de calidad e inciden fuertemente en el desarrollo integral del
ser humano. El derecho a la salud se verá vulnerado no solo cuando se adopta una decisión
que afecta el aspecto físico o funcional de una persona. Se desconocerá igualmente cuando la
decisión adoptada se proyecta de manera negativa sobre los aspectos psíquicos, emocionales
y sociales del derecho fundamental a la salud..

El derecho a la salud y a la seguridad social.


3.1.1. Esta Corporación ha señalado, que los derechos a la seguridad social y a la salud,
previstos en los artículos 48 y 49 de la Carta, adquieren el carácter de fundamentales, siempre
que su prestación ineficaz o inexistente ponga en peligro o vulnere la vida o la integridad
personal. Además, el desconocimiento del derecho a la salud no se circunscribe únicamente a
la constatación de un peligro inminente de muerte; su ámbito de protección se extiende a la
prevención o solución de eventos en los cuales el contenido conceptual básico de los derechos
fundamentales involucrados puede verse afectado, de esta forma, no sólo el mantenimiento de
la vida (art. 11 de la C. P.), sino la materialización del derecho a la existencia en condiciones
dignas.

3.1.2. En armonía con lo anterior, el numeral tercero del artículo 153 de la Ley 100 de 1993
establece que“[e]l sistema general de seguridad social en salud brindará atención en salud
integral a la población en sus fases de educación, información y fomento de la salud y la
prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, en cantidad, oportunidad, calidad y
eficiencia, de conformidad con lo previsto en el artículo 162 respecto del plan obligatorio de
salud”.
3.1.3. En consecuencia, entre las características propias del servicio público de salud que prevé
el ordenamiento legal está el deber de ser prestado de manera eficaz, lo que implica que la
atención se proporcione de forma continua, oportuna, integral y acorde con la dignidad humana,
evitando cualquier tipo de interrupción o dilación injustificada.

3.2. Las entidades prestadoras de los servicios de salud, en determinadas circunstancias,


tienen la obligación de suministrar los medios para que las personas puedan desplazarse a los
sitios o ciudades en los que se presta el servicio médico que no es ofrecido en el lugar de
residencia.

3.2.1. El Estado debe garantizar el servicio de salud de manera tal que en cumplimiento de los
principios de calidad y eficiencia, facilite su acceso a todos los habitantes de tal forma que
puedan recibir, a través de sus instituciones, la atención que requieren en los diferentes lugares
del territorio nacional. El principio de accesibilidad a la prestación del servicio fue explicado en
la Sentencia T-739 de 2004, como derivado del Pacto de Derechos Civiles Económicos y
Culturales y según interpretación que su Comité ha hecho del mismo. Dijo la Corte en esa
oportunidad:

“La accesibilidad comprende, en criterio del Comité, (i) la prohibición que se ejerza
discriminación alguna en el acceso a los servicios de salud, lo que contrae, a su vez, la
determinación de medidas afirmativas a favor de los sectores sociales más vulnerables y
marginados, (ii) la necesidad que los establecimientos, bienes y servicios de salud, junto con la
infraestructura de saneamiento básico estén uniformemente distribuidos en el territorio del
Estado Parte, (iii) la obligación que las tarifas de acceso al servicio de salud estén fundadas en
el principio de equidad, sin que la falta de recursos económicos se convierta en una barrera
para el goce del derecho, y (iii) La posibilidad que los usuarios del servicio de salud ejerciten “el
derecho de solicitar, recibir y difundir información e ideas acerca de las cuestiones relacionadas
con la salud”.

3.2.2. De allí, que cuando no es posible ofrecer el servicio en un determinado lugar, por diferente
razones, tales como, la carencia de infraestructura o la inexistencia del personal especializado,
el usuario debe trasladarse a otra localidad para recibir la atención requerida. Sobre este punto,
la Corte ha explicado que la obligación de acudir a un tratamiento corresponde de forma
principal al paciente y en virtud del principio de solidaridad a su familia, quienes deben asumir
el costo natural que ello supone, salvo en eventos en los cuales la ley prevé que es la entidad
prestadora del servicio la encargada de suministrar el transporte a los usuarios o cuando ni el
paciente ni su familia disponen de los recursos suficientes para tal fin, puesto que se
comprometerían en alto grado sus derechos fundamentales.

Lo anterior, tiene sustento en el parágrafo del artículo 2º de la Resolución No. 5261 de 1994,
que señala: “cuando en el municipio de residencia del paciente no se cuente con algún servicio
requerido, éste podrá ser remitido al municipio más cercano que cuente con el (sic). Los gastos
de desplazamiento generados en las remisiones serán de responsabilidad del paciente, salvo
en los casos de urgencia debidamente certificada o en los pacientes internados que requieran
atención complementaria. Se exceptúan de esta norma las zonas donde se paga una UPC
diferencial mayor, en donde todos los gastos de transporte estarán a cargo de la EPS”.

El derecho a la salud y a la seguridad social, en conexidad con el derecho a tener una


vida digna, dentro del Estado Social de Derecho.
El derecho a la salud y a la seguridad social.
Esta Corporación ha señalado, que los derechos a la seguridad social y a la salud, previstos en
los artículos 48 y 49 de la Carta, adquieren el carácter de fundamentales, siempre que su
prestación ineficaz o inexistente ponga en peligro o vulnere la vida o la integridad personal.
Además, el desconocimiento del derecho a la salud no se circunscribe únicamente a la
constatación de un peligro inminente de muerte; su ámbito de protección se extiende a la
prevención o solución de eventos en los cuales el contenido conceptual básico de los derechos
fundamentales involucrados puede verse afectado, de esta forma, no sólo el mantenimiento de
la vida (art. 11 de la C. P.), sino la materialización del derecho a la existencia en condiciones
dignas.

Así es ineludible la protección que debe otorgársele a los derechos fundamentales,


especialmente en aquellos casos en los cuales el sujeto pasivo no cuenta con las más mínimas
condiciones o mecanismos para lograr la efectividad en el goce de dichos derechos, más aún
cuando se trata de una persona afectada en su salud, y obviamente en circunstancia de
debilidad manifiesta.

Sentencia C-252 de 2010, expuso lo siguiente:


“La Corte en virtud de las atribuciones conferidas por el artículo 241 de la Constitución, vías
control abstracto y concreto, ha protegido el derecho a la salud como un derecho fundamental
bajo tres aspectos. Una inicial, en su carácter social por el factor conexidad con derechos
fundamentales como la vida, la integridad y la dignidad humana. Otra cuando el accionante
tiene la calidad de sujeto de especial protección constitucional. Y finalmente, se ha reconocido
el carácter de derecho fundamental autónomo”
El derecho a la salud como derecho fundamental
El derecho a la salud es un derecho constitucional fundamental. La Corte lo ha protegido por
tres vías. La primera ha sido estableciendo su relación de conexidad con el derecho a la vida,
el derecho a la integridad personal y el derecho a la dignidad humana, lo cual le ha permitido a
la Corte identificar aspectos del núcleo esencial del derecho a la salud y admitir su tutelabilidad;
la segunda ha sido reconociendo su naturaleza fundamental en contextos donde el tutelante es
un sujeto de especial protección, lo cual ha llevado a la Corte a asegurar que un cierto ámbito
de servicios de salud requeridos sea efectivamente garantizado; la tercera, es afirmando en
general la fundamentalidad del derecho a la salud en lo que respecta a un ámbito básico, el
cual coincide con los servicios contemplados por la Constitución, el bloque de
constitucionalidad, la ley y los planes obligatorios de salud, con las extensiones necesarias para
proteger una vida digna. A continuación, pasa la Corte a delimitar y caracterizar el derecho a la
salud, en los términos en que ha sido consignado por la Constitución, el bloque de
constitucionalidad, la Ley y la jurisprudencia.

La Corte Constitucional ha reiterado que uno de los elementos centrales que le da sentido al
uso de la expresión ‘derechos fundamentales’ es el concepto de ‘dignidad humana’, el cual ha
de ser apreciado en el contexto en que se encuentra cada persona, como lo dijo el artículo 2
del Decreto 2591 de 1991. Al respecto dijo la Corte en la sentencia T-227 de 2003,
"En sentencia T-801 de 1998, la Corte indicó que "es la realidad de cada caso concreto, las
circunstancias únicas y particulares que lo caracterizan, las que permiten definir si se encuentra
verdaderamente vulnerado un derecho fundamental, si ello afecta la dignidad de la parte actora
y si esta última está en situación de indefensión frente al presunto agresor". De esta sentencia
surge un elemento que resulta decisivo para sistematizar el concepto de derecho fundamental:
dignidad humana."
Este concepto, ha señalado la Corte, guarda relación con la "libertad de elección de un plan de
vida concreto en el marco de las condiciones sociales en las que el individuo se desarrolle" y
con "la posibilidad real y efectiva de gozar de ciertos bienes y de ciertos servicios que le
permiten a todo ser humano funcionar en la sociedad según sus especiales condiciones y
calidades, bajo la lógica de la inclusión y de la posibilidad de desarrollar un papel activo en la
sociedad". Por tanto, a propósito de la relación entre derecho fundamental y dignidad humana,
la jurisprudencia, en la sentencia T-227 de 2003, concluyó lo siguiente,

"(…) el concepto de dignidad humana que ha recogido la Corte Constitucional únicamente se


explica dentro del sistema axiológico de la Constitución y en función del mismo sistema. Así las
cosas, la elevación a rango constitucional de la "libertad de elección de un plan de vida concreto
en el marco de las condiciones sociales en las que el individuo se desarrolle" y de "la posibilidad
real y efectiva de gozar de ciertos bienes y de ciertos servicios que le permiten a todo ser
humano funcionar en la sociedad según sus especiales condiciones y calidades, bajo la lógica
de la inclusión y de la posibilidad de desarrollar un papel activo en la sociedad", definen los
contornos de lo que se considera esencial, inherente y, por lo mismo inalienable para la persona,
razón por la cual se traduce en derechos subjetivos (entendidos como expectativas positivas
(prestaciones) o negativas) cuyos contenidos esenciales están sustraídos de las mayorías
transitorias.
En este orden de ideas, será fundamental todo derecho constitucional que funcionalmente esté
dirigido a lograr la dignidad humana y sea traducible en un derecho subjetivo. (…)"

Acceso a los servicios de salud que requieren los sujetos de especial protección
constitucional, como los niños y las niñas
4.5.1. La Corte Constitucional ha reconocido y tutelado principalmente el derecho a la salud, de
los sujetos de especial protección constitucional. En primer lugar ha protegido a los niños y
las niñas (negrilla fuera de texto), cuyo derecho a la salud es expresamente reconocido como
fundamental por la Carta Política (art. 44, CP). Pero también ha reconocido la protección
especial que merecen, por ejemplo, las mujeres embarazadas, (las personas de la tercera edad
y las personas con alguna discapacidad. Adicionalmente, la jurisprudencia constitucional ha
garantizado especialmente el derecho fundamental a la salud de aquellas personas que se
encuentran en una relación de sujeción, como por ejemplo, las personas vinculadas a las
Fuerzas Armadas o las personas privadas de la libertad.

Derecho a la vida digna


5 (primacía de los derechos inalienables de la persona), 11 (derecho a la vida), 12 (integridad
física), 13 (derecho a la igualdad y protección especial a las personas que por su condición
económica, física o mental se encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta), 42
(dignidad de la familia), 44 (derechos fundamentales de los niños a la vida, integridad física,
salud y seguridad social), 46 (protección y asistencia a las personas de la tercera edad), 47
(protección de los disminuidos físicos, sensoriales y síquicos a quienes se prestará atención
especializada), 48 (seguridad social), 49 (atención en salud), 95 (deber de la persona de obrar
conforme al principio de solidaridad social), 366 (finalidad social del Estado de bienestar general
y mejoramiento de la calidad de vida de la población. Solución de las necesidades insatisfechas
de salud y prioridad del gasto público social), entre otras disposiciones.

Principio de dignidad humana que ha sido definido como el “merecimiento de un trato especial
que tiene toda persona por el hecho de ser tal y así se convierte en la facultad…de exigir de los
demás un trato acorde con su condición humana”. Como lo ha señalado esta Corporación en
la medida que la persona es el sujeto, la razón de ser y fin último del poder político, se trata de
proteger el derecho a la vida pero además garantizar cierta calidad de vida que implica que “no
basta que la persona exista; es necesario aún que exista en un marco de condiciones materiales
y espirituales que permitan vivir con dignidad”.

De igual modo, la Corte ha referido al concepto de vida plena dentro del principio de dignidad
humana, al sostener que: “El hombre es un fin en sí mismo. Su dignidad depende de la
posibilidad de autodeterminarse (CP art. 16). Las autoridades están precisamente instituidas
para proteger a toda persona en su vida, entendida en un sentido amplio como "vida plena". La
integridad física, psíquica y espiritual, la salud, el mínimo de condiciones materiales necesarias
para la existencia digna, son elementos constitutivos de una vida íntegra y presupuesto
necesario para la autorrealización individual y social. Una administración burocratizada,
insensible a las necesidades de los ciudadanos, o de sus mismos empleados, no se compadece
con los fines esenciales del Estado, sino que al contrario, cosifica al individuo y traiciona los
valores fundantes del Estado social de derecho (CP art. 1).
De esta forma, la Constitución Política responde al deber de suministrar trato digno a las
personas con enfermedad grave y terminal ya que se hace necesario una protección reforzada
por las circunstancias de debilidad manifiesta en que se encuentra.

Igualmente, ello debe traducirse en la obligación de prestar una atención integral en salud dado
el concepto de vida plena al cual se ha referido esta Corporación. En efecto, la Corte ha aludido
al derecho a la salud como un concepto integral que implica su garantía en las facetas
preventiva, reparadora y mitigadora y que incluye no sólo aspectos físicos sino también
psíquicos, emocionales y sociales. Así lo sostuvo esta Corporación al indicar:
“La salud es un derecho fundamental y es, además, un servicio público así sea prestado por
particulares. Las entidades prestadoras de salud deben garantizarlo en todas sus facetas –
preventiva, reparadora y mitigadora y habrán de hacerlo de manera integral, en lo que hace
relación con los aspectos físico, funcional, psíquico, emocional y social.

En la sentencia T-659 de 2003 se pronunció la Sala Segunda de Revisión sobre un asunto


similar al examinado por la Sala en la presente ocasión. Lo dicho en las consideraciones por la
Sala de Revisión cobra especial relevancia para el asunto bajo examen de la Sala en la presente
sentencia. La salud no equivale únicamente a un estado de bienestar físico o funcional. Incluye
también el bienestar psíquico, emocional y social de las personas. Todos estos aspectos
contribuyen a configurar una vida de calidad e inciden fuertemente en el desarrollo integral del
ser humano. El derecho a la salud se verá vulnerado no solo cuando se adopta una decisión
que afecta el aspecto físico o funcional de una persona. Se desconocerá igualmente cuando la
decisión adoptada se proyecta de manera negativa sobre los aspectos psíquicos, emocionales
y sociales del derecho fundamental a la salud…

…En lo que tiene que ver con el último requisito, en sentencia T 940 de 2009 la Corte
Constitucional estableció que, frente a la prueba de la falta de capacidad económica por parte
del usuario o de su familia para asumir los servicios médicos, se “ha acogido el principio general
establecido en nuestra legislación procesal civil, referido a que incumbe al actor probar el
supuesto de hecho que permite la consecuencia jurídica de la norma aplicable al caso, excepto
los hechos notorios y las afirmaciones o negaciones indefinidas, las cuales no requieren
prueba. En este sentido, la Corte Constitucional ha entendido que el no contar con la capacidad
económica es una negación indefinida que no requiere ser probada y que invierte la carga de
la prueba en el demandado, quien deberá demostrar lo contrario”.

El derecho a la vida digna y el principio de integralidad en el tratamiento a la salud del


menor.
Es evidente la afectación del derecho a la salud (física y/o psíquica) que produce en los menores
de edad la falta del suministro del tratamiento o medicamento, con lo cual se produce
indudablemente la vulneración al derecho fundamental a una vida digna y los mantiene en una
situación de debilidad manifiesta, razón por la cual la acción de tutela está llamada a prosperar
para conjurar la violación de sus derechos fundamentales.

Se ha expresado en tal sentido: “El derecho a la salud es fundamental respecto de menores y


de personas de la tercera edad en razón de su condición de vulnerabilidad que requiere de una
especial atención y consideración como la misma Carta Política lo reconoce al consagrar
derechos especiales que los protegen prioritariamente”.

En este punto es necesario reiterar que el amparo es procedente cuando se omite brindar un
tratamiento o medicamento, amenazando o vulnerando los derechos fundamentales a la vida o
a la integridad personal del cotizante o beneficiario, pues tal afectación no sólo ocurre cuando
se está en inminente riesgo de muerte, sino también cuando tal situación altera las condiciones
de vida digna de la persona, como quiera que no se respeta el derecho a la dignidad, si se le
ubica en condiciones inferiores a las que la naturaleza le señala en cuanto ser humano, dado
que la protección constitucional de este derecho fundamental no enmarca la mera existencia
biológica, es decir, no significa la simple posibilidad de existir sin tener en cuenta las condiciones
en que ello se haga, sino que, por el contrario, supone la garantía de una existencia digna, que
implica para el individuo la mayor posibilidad de despliegue de sus facultades corporales y
espirituales.

Por lo tanto, la negativa de las entidades obligadas en materia de salud a proporcionar el


medicamento o el tratamiento prescrito por el médico tratante es una flagrante violación a los
derechos fundamentales del menor. Como lo ha establecido la jurisprudencia de esta
corporación en varias ocasiones, el ser humano necesita ciertos niveles de salud para
sobrevivir y poder desempeñarse dignamente, de modo que cuando surgen anomalías que
alteran la salud de las personas es válido que deben existir esperanzas que alivien las dolencias
y logren nuevamente el equilibrio en salud.

Acorde con la Ley 100 de 1993 y sus normas complementarias, la seguridad social en salud en
Colombia se rige por el principio de la atención integral, lo que se ve reflejado en los contenidos
del plan obligatorio de salud. De acuerdo con este principio, las personas afiliadas al régimen
de seguridad social en salud tienen derecho a recibir los servicios de promoción y fomento de
la salud, y de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad, lo que
significa que las empresas promotoras de salud están obligadas a prestar estos servicios a sus
afiliados y a los beneficiarios de estos últimos, respetando en todo caso dicho principio de
integralidad.

En fallo T-556 de octubre 6 de 1998, se señaló (no está en negrilla en el texto original): “Uno de
los sectores más débiles de la población está conformado por los niños, quienes a pesar de ser
la esperanza de la sociedad, son al mismo tiempo objeto de maltrato y abandono. Una
comunidad que no proteja especialmente a los menores mata toda ilusión de avanzar en la
convivencia pacífica y en el propósito de lograr un orden justo (Preámbulo y artículo 2 C. P.). Es
por ello que los niños beneficiarios del Plan Obligatorio de Salud, que se rige por el
principio de integralidad, tienen derecho a que se les suministren aquellos elementos
indispensables para corregir un defecto físico, pues está en juego su derecho
fundamental a la salud (art. 44) y su desarrollo armónico, completo y adecuado. El Estado,
no puede poner barreras o hacer exclusiones en torno a este derecho cuando se trata de los
niños y, por tanto, se inaplicarán, en el presente caso, las disposiciones que van dirigidas a
imponer limitaciones”.

Con fundamento en los anteriores hechos y consideraciones me permito hacer la siguiente


PETICIÓN
Solicito al señor Juez de la instancia se sirva proteger los derechos fundamentales de mi hija y por ende
se sirva ordenar a la Dirección de Sanidad de la Policía Nacional, realizar los trámites necesarios para
que mi hija sea atendida en todos sus requerimientos en salud, talres como el procedimiento
URODINAMIA ESTANDAR+, asi como las atenciones médicas, los elementos, medicamentos,
procedimientos, hospitalización, exámenes y toda LA ATENCIÓN INTEGRAL que requiere hasta
recuperar su salud, y lograr que sus derechos fundamentales no queden solo en el papel, sino que sean
efectivos y reales.

ANEXOS
- Fotocopia de la historia clínica
- Fotocopia de las órdenes médicas
- Las demás que el señor Juez considere pertinentes

NOTIFICACIONES
Las personales las recibiré en el barrio nacional, para lo cual me pueden contactar al celular No. 322
5050380.

Las de la Dirección de Sanidad de la Policía Nacional en la Cl. 1a #6b-2 a 6b-46, Popayán,


Cauca.

JURAMENTO
Con la responsabilidad y las implicaciones del juramento me permito manifestar que no he instaurado
acción de tutela alguna por los mismos hechos.

Esperando ser atendida de conformidad, agradezco su atención y colaboración.

Cordialmente,

LIDA MERCELLY CERON BELALCAZAR


CC. No. 1061530747 Piendamó.

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