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CAPÍTULO I

1. EL PROBLEMA

1.1 Planteamiento del Problema

La idea de la pirámide Kelseniana fue la de lograr la categorización de las diferentes


clases de normas, ubicándolas de manera escalonada, lo que permitía una forma fácil de
distinguir las mismas, es decir, se buscó representar gráficamente la idea del sistema
jurídico mediante un principio de jerarquía que lógicamente estableció reglas mediante
las cuales se establece la prioridad de unas normas sobre otras inferiores.

El concepto ideado por el jurista Kelsen, así como por otros notables juristas, fue
adoptado por diversas Constituciones, con la finalidad de que exista un orden dentro del
sistema jurídico de los Estados, evitando el caos en la estructura jurídica de un Estado,
que hasta la actualidad goza de gran aceptación en la doctrina jurídica.

Sin embrago, diversos autores han advertido que la idea de la construcción de la pirámide
de Kelsen fue concebida en un momento histórico muy específico, en el cual se requería
la aplicación de la lógica y el rigor analítico científico en las normas, que recién
pretendían abandonar la esfera de la religión, la filosofía y la moral, para instaurarse en
un sistema científico con base en el positivismo imperante en aquel momento; de modo
que este sistema actualmente no es del todo aplicable.

De hecho, el mismo Kelsen reconoció algunos errores estructurales dentro de teoría de la


estructura jerárquica del ordenamiento, ya que no podía explicar del todo la estructura
planteada sin recurrir exclusivamente a los argumentos planteados desde el positivismo,
por lo cual, posteriormente aceptó algunas ideas de otras doctrinas para que justifique el
orden del sistema creado, pero aun así existieron muchos críticos de este sistema, que
posteriormente fueron refutando la ideas planteadas por el autor.

Sin embargo, la principal crítica a este sistema radica en el hecho de que su concepción
fue demasiado desconectada de la realidad, ya que en el intento de lograr una estructura
lógica y científica, la misma quedo absolutamente disociada de los fines humanos, lo que
incluye también a la moral, los valores sociales y al derecho natural.
Por esta razón, en la actualidad ha tomado fuerza la teoría de la pirámide invertida, la cual
muestra un modelo más amplio que al propuesto por Kelsen, lo cual radica en que este
modelo se ajusta de mejor manera a las necesidades humanas, por lo que resulta más
compatible con el derecho internacional en lo referente a la protección de los derechos
humanos, existiendo además una mejor dinámica en la determinación de la norma
superior sobre la inferior.

En lo que se refiere a la legislación ecuatoriana, también se presentan algunas


inconsistencias, pues si bien es cierto dentro de la norma suprema se adopta de manera
expresa la pirámide de Kelsen, debido al paradigma constitucional vigente, construido
sobre la teoría neoconstitucionalista proveniente de las ideas iusnaturalistas, existe una
tendencia a aceptar la inversión de la pirámide, según criterio de algunos autores, de allí
que sea necesario estudiar este fenómeno.

1.2 Contextualización

Macro: La Organización de la paz sobre la base del principio clásico de la soberanía, esto
es, mediante compromisos exteriores de los Estados.

Meso: El dogma de la soberanía del Estado conduce a la separación entre el derecho


internacional y el derecho interno, ya que aquél no conoce ni regula sino las relaciones
entre los Estados, sin que pueda intervenir en las de cada Estado con sus súbditos, materia
esta última reservada al derecho interno.

Micro: La tranquilidad internacional depende, más bien que de la palabra de los


gobiernos, de una atmósfera social donde imperen la libertad, la cultura y el bienestar
general.

1.3 Formulación del problema

 ¿Cómo las normas inferiores pueden resolver conflictos sin necesidad de apoyarse
en las superiores?
1.4 Objetivos

1.4.1 Objetivo General

 Conocer las diferentes normas que constituyen un ordenamiento jurídico y a su


vez, en caso de conflicto entre normas de distinta jerarquía, con una pirámide
invertida, como se llega a una solución a corto plazo.

1.4.2 Objetivos Específicos

 Entender si al invertir la pirámide, esta es más significativa, pasando a ser las


superiores normas abstractas.
 Explicar porque Kelsen considera que la pirámide, debe estar debidamente
ordenado de una manera científica, y así, si unas dependen de otras.
 Demostrar porque la pirámide de Kelsen, ha sido considerada como la mejor que
se ha llevado a cabo con respecto a la distribución del ordenamiento jurídico.

CAPÍTULO II

2. MARCO TEÓRICO

2.1 ¿Cuándo surgió la idea de la pirámide?

Se puede afirmar que el derecho es una ciencia tardía, ya que su desarrollo como ciencia
misma se produce recién a partir del siglo XIX al XX, siendo dominada en este periodo
histórico como el positivismo legalista. Fue precisamente en este contexto en donde surge
la teoría de la pirámide en las ideas de Kelsen, quien:

Defendió una visión juspositivista del derecho como un fenómeno autónomo de


consideraciones ideológicas o morales, del cual excluyó cualquier idea de derecho
natural. Analizando las condiciones de posibilidad de los sistemas jurídicos, concluyó que
toda norma emana de otra norma, remitiendo su origen último a una norma hipotética
fundamental que es —para Kelsen— una hipótesis o presuposición trascendental,
necesaria para postular la validez del derecho. Y en el supuesto que no hay un solo orden
jurídico estatal válido sino una pluralidad de tales órdenes coordinados entre sí y
delimitados jurídicamente en su respectivo ámbito de validez; él admitió que el derecho
internacional es el que realiza esta coordinación y delimitación, y no hay más remedio
que considerar que el derecho internacional es un orden jurídico superior a todos los
órdenes estatales, a los cuales integra en una comunidad jurídica universal; de este modo,
queda garantizada la unidad de todo derecho en un sistema de zonas jurídicas
jerárquicamente escalonadas (Ordoñez, 2013, págs. 610, 611)

Conforme a la idea planteada por el autor, se observa como las ideas de Kelsen se
establecieron sobre la base de la existencia de varios órdenes coordinados establecidos
entre sí, de modo que todas las normas emanan de otras, siendo su límite máximo la norma
fundamental de carácter hipotético, en el cual se encuentra el derecho internacional que
es superior a los órdenes de carácter estatal y por debajo del mismo surgen un conjunto
de zonas jurídicas que se hallan escalonadas.

En cuanto al contexto en el que se originó, debe señalarse que en este periodo histórico,
surgió la necesidad de introducir la lógica y el rigor científico en el sistema legal, que
anteriormente había sido regulado por principios religiosos, filosóficos y morales, y
muchos de los mismos carecían de fundamento, de modo que se produjo una confusión
del mismo sistema de aplicación de las normas jurídicas, que sería solucionado a través
de la idea de la pirámide normativa, que se basa en un principio de jerarquía, según el
cual “las reglas de superior jerarquía prevalecen absolutamente sobre las inferiores”
(Corral, 2016, pág. s/p).

2.2 Los problemas que plantea la pirámide de Kelsen

Desde su origen, la teoría de la pirámide planteó serios cuestionamientos, debido a las


falencias que existían en muchos de los niveles, ya que la idea de la pureza de su teoría,
de explicar todo mediante principios normativistas y positivistas no se concretó en
Grundnorm, pues la misma solo pudo explicarse mediante la inserción de principios
metafísicos propios de teorías no positivistas, sino más bien naturalistas, para que
existiera validez de este sistema (Riofrío, 2015, pág. 394), de modo que no nunca se pudo
justificar porque la norma suprema es válida.

Otras críticas que se presentaron dentro de este sistema fueron que la teoría al ser
demasiado formalista y normativista estaba desconectada de la realidad, en términos del
autor Juan Riofrío:

El orden jurídico concebido por Kelsen estaba absolutamente disociado de los fines
humanos, de la moral, del derecho natural, de los valores sociales, etc.; así como de las
cuestiones sociales, históricas, etc., que se consideraban elementos metajurídicos. De
hecho, Kelsen atacó repetidas veces a los iusnaturalistas, quienes nunca aceptaron que la
norma positiva pueda justificarse por sí misma (Riofrío, 2015, pág. 396)

Estas ideas serían profundamente cuestionadas por distintos los autores que desde el
distintas posturas y escuelas, quienes encontraron inconsistencias en el sistema, sobre
todo considerando la importancia que adquirió la escuela del iusnaturalismo que destacó
la importancia de los valores en el derecho.

2.3 ¿Cómo y por qué se invierte la pirámide?

La pirámide invertida permite la posibilidad de que la norma inferior sea materialmente


más amplia que la superior –nacional y concordante con el derecho internacional de los
derechos humanos, pues en el modelo invertido la norma superior no sólo abarca los
posibles contenidos de la inferior, sino que también los supera, de tal suerte que la norma
inferior bien puede superar los alcances de su predecesora inmediata en el tanto coincida
con la delimitación de la norma antecesora de aquella.

La inversión estructural de la pirámide kelseniana, podría ser definida incipientemente


como un modelo que permite repensar el funcionamiento del orden jurídico/normativo,
de manera tal que las normas prevalecerán no por su rango jerárquico tal y como lo
concibe el esquema positivista, sino más bien por su mayor compatibilidad con el derecho
internacional de los derechos humanos, asimismo, la dinámica de determinación de la
norma superior sobre la inferior.

La inversión de la pirámide trastorna el sistema y hace de la autoridad “la fuente” de los


derechos, que quedan sometidos a su interpretación y a la casuística que genera la
burocracia. Lo que se pretende alcanzar con el modelo invertido replantea nociones
básicas de la pirámide kelseniana para una mejor tutela de los derechos humanos por parte
de grupos desaventajados, en tal sentido, la inversión piramidal estima que las normas,
independientemente de su rango jerárquico, deberán prevalecer en el tanto sean más
compatibles con el derecho internacional de los derechos humanos.

La inversión piramidal es una estructura que permite una mejor adaptación del orden
normativa con los fines jurídicos y estructura en mejor forma el sistema normativo, ya
que además de que recoge los aciertos que tuvo la Teoría Pura del Derecho, explica en
mejor forma las normas superiores del sistema jurídico, algo que no fue bien explicado
desde la teoría de la pirámide de Kelsen; de hecho si se analiza detenidamente, Kelsen
solo creó su estructura con base al nivel normativo, sin incluir otros niveles importantes
que fueron desarrollados por otros autores.

2.4 Niveles de la Pirámide Invertida

Al igual que la pirámide kelseniana, la teoría de la pirámide invertida se explica de mejor


manera de forma gráfica:

Gráfico 1: Pirámide Jurídica Invertida

Fuente: (Riofrío, 2015, pág. 413)

Primer Nivel: Conforme señala el autor Juan Riofrío: “La primera idea básica del
realismo jurídico es que el ordenamiento jurídico es un orden de cosas, personas y
circunstancias reales”, es decir, en este se encuentran las necesidades humanas, de allí
que sea el nivel más abstracto, porque comprende “el espacio jurídico absoluto de las
personas, de las cosas y del entorno”, es decir todas las posibilidades (Riofrío, 2015, pág.
414).

Segundo Nivel: “El segundo nivel de la pirámide está constituido por el conocimiento
que el intelecto humano tiene de la realidad”; es decir que el mismo ha sido construido
con base a la construcción de las concepciones jurídicas realizadas por el ser humano, de
forma más sintética “el conocimiento jurídico del mundo”. (Riofrío, 2015, pág. 416).
Tercer Nivel: “El tercer nivel de la pirámide invertida lo componen las reglas o normas
jurídicas (leyes, reglamentos, costumbres, precedentes jurisprudencia-les, negocios,
decisiones personales, etc.) adoptadas directa o indirectamente por la voluntad humana”
(Riofrío, 2015, pág. 422).

Cuarto Nivel: “El último nivel de la pirámide invertida es pura actualidad, en sentido
metafísico: es lo más realizado del ordenamiento jurídico, en sí carece de espacio jurídico
potencial; es el término final del movimiento jurídico” que de modo más sintético podría
decirse que se encuentra informado “por los actos simples y por los actos, decisiones y
negocios jurídicos” que realizan las personas en la realidad y que tengan algún efecto
jurídico en la misma (Riofrío, 2015, pág. 424).

2.5 La inversión de la pirámide en el sistema jurídico ecuatoriano

El autor Fabián Corral explica que pese a la claridad con que “la constituciones han
recogido el principio de jerarquía, hace ya tiempo advertimos en el Ecuador una verdadera
inversión de la pirámide normativa” (Corral, 2016, pág. s/p); y en este sentido debe
señalarse que, pese la Constitución de Montecristi del 2008, reconoce expresamente en
su artículo 425 un orden de las normas que se asimila a la pirámide kelseniana, también
existen otros factores que denotan que no existe una rigidez de este modelo, pues ya
dentro del artículo 424 se dispone que “La Constitución es la norma suprema y prevalece
sobre cualquier otra del ordenamiento jurídico”, pero establece como excepción que: “La
Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado
que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución,
prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público”, estableciendo
en este caso en concreto una igualdad entre las dos nomas (Constitución de la República,
2008).

Otras limitaciones de este modelo son señaladas por el mismo Corral, explicando que
dentro del Convención de Viena de 1969 sobre el derecho de los tratados, en su artículo
27 prevé que: “Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado”, entendiéndose que las disposiciones del
derecho interno no podrán prevalecer sobre el contenido de los tratados. Más aún, la
Constitución ecuatoriana también reconoce la preminencia de los derechos provenientes
del derecho natural, aun cuando no se encuentren reconocidos por la misma Constitución
o los instrumentos de derechos humanos, ya que en el artículo 11, numeral 7 se prevé:

El reconocimiento de los derechos y garantías establecidos en la Constitución y en los


instrumentos internacionales de derechos humanos, no excluirá los demás derechos
derivados de la dignidad de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, que
sean necesarios para su pleno desenvolvimiento (Constitución de la República, 2008).

La idea de Corral que en el Ecuador existe desde hace algún tiempo una pirámide
invertida puede explicarse en el hecho de que la vigente Constitución se construye sobre
el modelo neoconstitucionalista, que según explica Ramiro Ávila:

El neoconstitucionalismo, (…) no es otra cosa que la teoría de los derechos fundamentales


puesta en el centro de la teoría del derecho y del Estado. El derecho se construye ya no a
partir de la ley, de la propiedad, del mercado, de la autonomía de la voluntad, del derecho
subjetivo, del Estado, de orden público, de los principios generales, de la civilización, del
progreso; sino que debe construirse a partir de las personas y colectividades y de sus
derechos” (Ávila, 2012, pág. 5).

El mismo Ramiro Ávila explica que “normalmente, las primeras palabras del primer
artículo de las constituciones suelen determinar las cualidades que caracterizan al Estado”
(Ávila, 2008, pág. 19), que en el caso del Estado ecuatoriano, se construye como un
“Estado de Derechos”, lo que implica que el modelo se establece sobre la idea de la
centralidad de los derechos en la construcción de las relaciones jurídicas, que al
establecerse en un nivel jerárquico, ocupan el nivel más alto, de modo que las demás
normas deben adecuarse a la finalidad de protección de los mismos.

En el Estado de derechos, los derechos, que son creaciones y reivindicaciones históricas,


anteriores y superiores al Estado, someten y limitan a todos los poderes, incluso al
constituyente; en este último caso, diríamos que la parte dogmática tiene una relación de
importancia superior a la orgánica, y que incluso prima en importancia en el texto jurídico
al establecer el fin y al instrumentalizar para su efectivo cumplimiento a los órganos
estatales (Ávila, 2008, pág. 29)

Con el vigente modelo constitucional ecuatoriano, los derechos se consagran en el nivel


más alto de la estructura piramidal, de modo que limitan a cualquier poder, inclusive al
constituyente, de ahí se comprende que el modelo se ha inspirado directamente en los
principios del iusnaturalismo, al considerar que los derechos son superiores, inherentes a
las condiciones humanas y a sus necesidades, de modo que la protección de los mismos
constituye un modelo más lógico y mejor estructurado.
Conforme a ello, las normas son más o menos importantes, y por lo tanto de mayor
jerarquía, en relación a cuanto puedan las mismas cumplir con dicha finalidad, de ahí que
sea necesario una restructuración del modelo kelseniano y se permita que normas que se
encuentran en menor jerarquía dentro de este modelo, sean superiores a otras, cuando su
objetivo sea la protección de los derechos de las personas.

Respecto a porque dentro de la misma normativa ecuatoriana se ha prescrito un cierto


orden que sigue las ideas del modelo kelseniano al poner en primer lugar a la
Constitución, debe explicarse que ésta mismo ha sufrido una modificación en su
naturaleza:

El Estado de derechos en plural ha significado una gran expropiación de los derechos


individuales por parte del Estado (…) toda autoridad, incluida el parlamento, está
sometida a la constitución. Pero la constitución tampoco es cualquier norma: tiene
derechos que se consideran fundamentales. En el Estado de derechos, la idea es que todo
poder público y privado se somete a los derechos fundamentales, que están reconocidos
tanto en la constitución como en los instrumentos internacionales de derechos humanos.
El acento no está sólo en la constitución como instrumento normativo, sino en todos los
derechos, como atributos de los seres humanos y de la naturaleza (…)” (Ávila, 2012,
págs. 15, 16)

En el modelo ecuatoriano, la jerarquía de la normas, además de seguir la lógica


kelseniana, sigue una lógica con base al fin de la protección de los derechos, ya que los
primeros niveles se encuentran constituidos por las normas que regulan esta protección;
así la Constitución y los instrumentos internacionales cuya esencia mismo se relaciona
con los derechos humanos son los dos primeros, mientras que el tercer nivel jerárquico lo
tienen las leyes orgánicas, que según se prevé dentro del artículo 133, numeral 2, de la
misma Constitución, serán: “Las que regulen el ejercicio de los derechos y garantías
constitucionales” (Constitución de la República, 2008).

En este mismo sentido, Juan Montaña considera que las cualidades más importantes del
nuevo modelo constitucional son que “la omnipresencia de la Constitución en todas las
esferas jurídicas y en todos los conflictos mínimamente relevantes” y que:

El Estado tiene una nueva finalidad material: la garantía efectiva de los derechos de las
personas”; lo que en el Estado de derecho fue el imperio de la ley, hoy en día constituye
el imperio de los derechos, de tal forma que el deber primordial del Estado consiste en
"Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos en la
Constitución y en los instrumentos internacionales (Montaña & Pazmiño, 2011, pág. 32)
Si bien es cierto, los niveles jerárquicos superiores se encuentran constituidos por los
instrumentos antes señalados, esto no impide que en determinados casos, las normas de
menor jerarquía puedan ser aplicadas por encima de las superiores, y esto se explica según
Fabián Corral debido a que, con base en la finalidad misma de la protección de los
derechos, la Constitución consagra garantías que permiten esta excepcionalidad, como la
prevista dentro del artículo 84, que exige “el mandato de adecuación normativa”, que no
es otra cosa que “la obligación de adecuar, formal y materialmente, las leyes y demás
normas jurídicas a los derechos previstos en la Constitución y los tratados internacionales,
y los que sean necesarios para garantizar la dignidad del ser humano” (Constitución de
la República, 2008).

CAPÍTULO III

3. CONCLUSIONES

A través de la investigación se ha llegado a las siguientes conclusiones:

 La idea de la pirámide kelseniana es una de la más importante, puesto que esta


teoría fue la pionera en buscar una estructura del orden dentro del sistema jurídico
de los Estados, evitando el caos en la estructura jurídica; y la misma, tiene gran
aceptación en la actualidad, aunque se configuró con base al contexto propio en
el cual surgió dentro de la naciente ciencia jurídica del siglo XIX basada en el
positivismo.
 Al crear Kelsen su teoría de la estructura jerárquica del ordenamiento estableció
los principios a la aplicación de la lógica y el rigor analítico científico en las
normas, pues la ciencia jurídica recién pretendía abandonar la esfera de la religión,
la filosofía y la moral, para instaurarse en un sistema científico con base en el
positivismo imperante en aquel momento, de allí que el considerara que la
estructura jerárquica de una norma dependiera de otra superior, siendo el límite la
norma hipotética fundamental, pero para explicar esta idea fue necesario recurrir
a teorías meta jurídicas provenientes del iusnaturalismo.
 Pese la importancia de la teoría de Kelsen, la misma siempre ha tenido ciertos
cuestionamientos y áreas que no fueron abarcadas por la misma, siendo su
principal crítica la disociación de la misma con los fines humanos, de la moral,
del derecho natural, de los valores sociales, de allí la necesidad de crear la teoría
de la pirámide invertida que permite una explicación más amplia. La inversión
estructural de la pirámide kelseniana permite repensar el funcionamiento del
orden jurídico/normativo, de manera tal que las normas prevalecerán no por su
rango jerárquico tal y como lo concibe el esquema positivista, sino más bien por
su mayor compatibilidad con el derecho internacional de los derechos humanos,
asimismo, la dinámica de determinación de la norma superior sobre la inferior.
 La inversión piramidal es una estructura que permite una mejor adaptación del
orden normativa con los fines jurídicos y estructura en mejor forma el sistema
normativo, ya que además de que recoge los aciertos que tuvo Kelsen en la teoría
pura del derecho pero explica en mejor forma las normas superiores del sistema
jurídico, además de incluir otros niveles importantes que fueron desarrollados por
otros autores.
 En lo que se refiere a la legislación ecuatoriana, autores como Corral consideran
que hace tiempo en el Ecuador una verdadera inversión de la pirámide normativa,
esto pese a que la Constitución de Montecristi del 2008 reconoce expresamente
en su artículo 425 un orden de las normas que se asimila a la pirámide kelseniana,
también existen otros factores que denotan que no existe una rigidez de este
modelo, sino que se aplican un conjunto de excepciones que tiene su base en el
modelo neoconstitucionalista, lo que implica que el modelo se construye sobre la
idea de que los derechos se encuentran en un nivel jerárquico más alto, de modo
que las demás normas deben adecuarse a la finalidad de protección de los mismos.
 En el modelo ecuatoriano, las normas tienen más o menos nivel jerárquico en
relación a cuanto puedan las mismas cumplir con la finalidad de protección de los
derechos, de ahí que sea necesario una restructuración del modelo kelseniano ya
que si bien es cierto, los niveles jerárquicos superiores se encuentran constituidos
por la Constitución y los instrumentos de derechos humanos, esto no impide que
en determinados casos, las normas de menor jerarquía puedan ser aplicadas por
encima de las superiores, con base en la protección de los derechos, ya que la
Constitución consagra garantías que permiten esta excepcionalidad, como el
mandato de adecuación normativa que implica la obligación de adecuar, formal
y materialmente, las normas jurídicas a los derechos que sean necesarios para
garantizar la dignidad del ser humano.
BIBLIOGRAFÍA

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México D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM.

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