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CONSIDERACIONES
CIVÍTICO-CIlSTS-TÍü'iaO-COMPATíAXIVAS
SOBRE V A R I A S DE L A S DOCTRINAS
IMPBESOB DB S. M.
ADVERTENCIA
Á MANERA DE PRÓLOGO Ó INTRODUCCIÓN.
CONSIDERACIOIS GENERALES
SOBRE LOS ESCRITOS LULIANOS.
CAPÍTULO I.
DOCTRINAS FILOSÓFICAS.
§ I.
ESTADO DE LA FILOSOFÍA EN LA ÉPOCA EN QUE LULIO FLORECIERA.
§ III.
COMPLEMENTO DEL SISTEMA FILOSÓFICO DE LULIO.
cib. LóaiccL.
á. La piedra.
* Este noevo watido admitido y creado por Lalío se esiilicar6 m u adel soté.
— 118 —
potetKáa idaivis^,fievé: c ^ esli« y oti;a cUalqui^sa .«niTleneu
en góner0^üporqu©;"8m'líaft;íon piedjfasf á cifespea dejáe-;
dra; y cuando el afato nombra piedra áin oteo sigQO> d oi«^
do oye: paskaa, y entraiobos hacea el géneroi^fiasta.que
después d« yarios reconocimientos y raciocinios i^eotmoee! que
hay-especiea &c,-.: •. • ^ •: -¡rv:-.-
<£ntilraí>ip=Iliacutte metafisicamente' para decir ^ue es
etlte^Imtu(^al &c., por que lo que, dice el/afiato;: lo dice el oli-
do y la imaginación &c. : ,.
B. Planta.
€. llama.
{*) 8ieDd« U vida ana serie-no interramplda de aetsa ó fenónKnoi, ain di-
visión de periodos, desde el inttante de la fecundación, 6 mejor, desde la for-
mación del germen basta so madurez ó nacimiento, ¿en qae época se le Jania
el alma? coando principia esa anión que constituye al hombre? Los metaRsl-
cos podrán señalarlo i su manera, pero los naturalistas se verán embaraiados
para decidirle.
-^ 151 -
berlo, qakñ le dedicó interesantes y flumértüsos capítulos,, y
á. los que ni una sola vez menciona como debiera, toda tez
que en muchísimas ocasiones adopta sus doctrinas. ínterin
Lulio se limita á describir, por decir así, sin teorizar, es
comprensible y bastante acertado, á pesar de la vulgaridad
y nimiedad de sus comparaciones, pefo cuando profundiza
eu las abstracciones metafísicas, raya en lo absurdo. En este,
estudio no se eleva cual requiere materia tan desconocida,
que lo es tanto como la misma vida, en .cuya compañía obra
de consuno; Esa cosa, que no es la vida mis^raa, ni el ins-
tinto, ni el resultado de los órganos ó materia actuante que
llamamos alma, arqueo, que aunque no se comprenda, DO por
eso se ba de negjar su existencia, ni menos atribuirla á la
imitación y educación, porque los primeros hombres care-
cieron de modelos y. lecciones, y tuvieron que principiarla
Como forzoso resultado de la misma alma. ,
El estudio del alma es un estudio complexo, porque si
por un lado corrtóponde á la teología, por otro compete á
la fisiología, y es difícil trazar la línea divisoria que sepa-
re lo3 límites hasta donde alcanza cada poder. El Ser pen-
sante y-la cosa pensada, son distintos, no se confunden ni
pueden separafser en su estudio: la inteligencia si acaso, po-
drá, confundirse con el instinto, porque ay«ces en el animal
se eleva hasta ella. Mas de una vez, los actos materiales se
han clasificado como espirituales. Los que estudian al hom-
bre, confundiendo unos las facultades del espíritu con las
orgánicas, y el alma con la vida, han dado lugar á supo-
ner que ett' el hombre solo hay órganos como en los tínimft-
les: otros coalpárándo las ftlncidtíeá de eétctó á los dé aquel,
les han señalado alma igual á la humana, por no recordar
que en él hombre hay un enigma solo descifrable, admi-
tiendo el alma espiritual, ó como quieran llamarla, de exis-
tencia probable, aunque la razón pueda demostrarla por
completo, y destinada á nueva vida tras la desaparición del
cuerpo qué la posee. El animal elevado, al parecer, tiene
como el hombre igualdad de órganos, funciones y actos. L»
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materia es ó parece igual; y sia embargo, él animal aun-
que dotado de aparato cerebro-espinal, no piensa como el
hombre. Habrá paridad de órganos y funciones orgánicas,
pero la falta de inteligencia en aquel, bastante dificil.de es-
plicar á pesar de estas condiciones, constituye la presencia
cia del alma en el otro. El animal en rigor no piensa, solo
siente, aquella elevada función no se elabora en su cerebro;
tal vez la- vista en él, suple el pensamiento. No conoce el
tiempo, el pasado le es estraño, nada aprende para el por-
venir. Las aves de ahora, hacen lo que hacian cien siglos
atrás. Obran lo misino en todos los paises; edifican sus ni-
dos, crian y se alimentan siempre del mismo modo. El ins-
tinto es BU única inteligencia, el hijo "no difiere del padre;
para ambos todo muere en el acto, tan niños fueron al na-
cer como al morir, y nunca pensaron ni en ayer ni en ma-
ñana. (*)
En el hombre hay un -principio independiente de los ór-
ganos y de su mecanismo, porque multitud de hechos com-
prueban, que hasta cierto punto, no obra de acuerd» con
ellos, asi en la salud como en la enfermedad; es pues, ¿
veces independiente del organismo, al que en mas de un ca-
(*) DoDS-Seott. hablando del instinto lo admitía como don del cielo, y hasta
eierta panto, conseeaencla Torzoaa de la organlMcion. En el rtgrtal obraba alo
canoeimieDto, por movimiento interior al fin de la nataralexa. En el antmat lo
esplicaba por medio de las especies sensatas é Inscnaalas; las primeras venían de
los sentidos, y las segnndas rcpcescBíaban cosas no sabidas, como la cabra que
hala del lobo sin saber porque. Lulio, siempre mctafislco, dccia qoe el instinto
es el prineiplo por el cual se reglan los entes naturales, srgun su especie y nata»
laleza, como en el fuego y aire subir, y en la tierra y agua bajar; eo el^onibre
bebery comer; etc. y es símil de )a sabiduría. Bn el tnsiint», lo nilsno qoe en
la forma general, están sembradaa las particularea, del miérn» OMido qoe en (a
materia general todas las materlaa parttcnlare», y porque el instinto natural ea
ana parte del mondo, sembrado en la forma y materia antversales, el pollo y
la cabra p. Ci m losenalca su instinto natural está en acto, detlucen'de la poten •
cia al acto, aquella noticia; el pollo de la comida, la cabra de su enemigo el lo-
bo; asi como la llama de la vela, que está en acto, deduce de la potencia al ac-
to, la llama que está en la potencia de la cera. Siempre la misma gerigonza m»-
tafísica y ridicula en los mas insignificantes hachos.
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so parece indiferente, á pesar de sus lesiones; y es ademas
siempre distinta de los actos puramente vitales. £1 hombre
en este caso, es una inteligencia- servida por órganos, una*
veces aumentada por ellos, otras gobernada, y otras altera-
da; pero cuya existencia le es estraña. Algunos dudan de
su exi&tencia, porque faltan lad pruebas físicas que la de-
muestren, pero cuando concentran sus pensamientos, compren-
den qu« hay algo mas, que pura materia que nos anima,
sobrevive y distingue de los brutos. Supervivencia ó inmor-
talidad entrevista por el paganismo^ y convertida en dogma
religioso por el cristianismo.
Es imposible negar que los antiguos no tuviesen alguna
idea de la espiritualidad, incorporeidad é inmortalidad del
alma^ (*) esta última calidad, entre ellos estaba rodeada de
tantos absurdos, manifestada por imágenes tan groseras, que
(*) LR jnmortalidod del alma én los antiguos, era consecuencia fortosa de >u
preexistencia, porque si hubiese sido engendrada con el cuerpo, perccFera con
él. Este elevado pensamiento que agitaba j ennoblecía é lusfliósofosgriegos,
era demasiado sobtirae para vulgarizarlo comunicándolo al pueblo, siempre pro-
pansoftsu aclaración 7 admisión con (reocopaciones, f&bnlas y terrores, que lo
bubieacn desfigurado; y por lo misipo no saHa ilel recinto de las escuelas. Pla-
tón fué el primero que le dió alguna publicidad en sus escritos. El dogma que
prometía otra vida mejor después de la muerte, era en estremo grato para no
ser adoptado con ferviente entasiasmo. Se cuenta jfia es, quo tan loegocomo su-
po Cleombroto de Arobracis) que su alma era inmortal, se arroja de una tor-
re para gozar mas pronto de la vida futura. Y cuando los discípulos de Hcgesiis
en Cirene, oyeron que sn maestro les prometía una segunda vida mas grata, qoa
l«t*>A*nMtrab«aen est« mundo, se daban la muerte para disfrutarla. EsWcre-^
eoei» por gn^'H^i^roduciroBa verdadera mania d«,eHlcidio,qm reinó epi-
démicamente durante un siglo, y s«:eeaUMro' con laprobibieion de la onseñan-
ta^e estos estatfi«Mi«eg«Rilf«()dso Ptolomeo fllopator en sns estados; encatn-
bio se enseio la antigua creencia, que castigaba á los suicidas «on las penas de
ia otr« vida en el Tártaro etc.
En cnanto & la espiritaalidad debe recordarse, que entre los antiguos las pa-
labras tnoorpor«o, inmaterial etc. tenían una acopcioni diversa de la que en el
di* se admite; porque si algaoos creían que la divinidad era una sustancia
Indivisible, sin estension, sin raeaela. I» mayor parte suponían que )« espiri-
tualidad era una materia muy sutil. Error que fué creído durante muchos ai-
gl43, y-dol cual participarso distinguidos cristteflos, y nu rechazado |ior per-
sonas ortodoxas.
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perdía toda la sublimidad y grandeza qne'llevan consigo
loB principios religiosos, verdadera consagración de las de-
mas verdades, y esplicacion de todos los términos y miste-
rios de la doctrina. Entre los filósofos griegos, no se ven
mas que dudas y vacilaciones. Nada es satisfactorio. Nada
es completo. Unos negaban, otros afirmaban, y todo» en
general, lo miraban como asunto secundario y sin interés.
Platón decia: nuestra alma existia en alguna parte antes de
entrar en la forma humana; hé aquí porque creo que es in-
mortal. Esto es un presentimiento vago y nada mas. Los
discípulos de Epicuro, se limitaban á concederle una espe-
cie de prolongación de existencia, una vida sideral, en la
cual el alma acababa por disolverse.
En los primeros siglos del cristianismo, se llegó á creer
que el sentimiento de la inmortalidad se robustecerla, supo-
niendo que venia autorizado por el paganismo, sin calcular
que esta íiutoridad no es necesaria para afianzar ó recha-
zar el dogma cristiano. La espiritualidad es una materia
tan sutil, tan evaporable, que por poco que se profundice
se confunde con la ijaaterialidad. Y aunque al entreveer es-
ta materia los antiguos, la hayan analizado, es indudable
que los primeros metafísicos se han confundido y contradi-
cho, aun cuando la razón les suministrase nociones claras y
terminantes; pero sutilizaron y atenuaron dé tal manera es-
ta? materia, que la-llevaron al último estremo sin adelan-
tarla positivamente. Varios de ellos admitían la existencia
de una materia primera, desprovista de figura y estension,
sentando ideas que no pueden venir por los sentidos, y que
carecen de muestra,en la naturaleza corporal, llegando a l -
gunos sin embargo, según se dijo antes, ¿ darl» cierta sus-
tancia intermedia, necesaria para las operaciones «[ue hay en-
tre el espíritu y el cuerpo.
Lucrecio, sectario de Epicuro, al preguntar de que^ se
compone el alma decia materializándola:
Principio es$e aio per tubtilem, atque minutit.
Verquám corporibiis fac.um constare; id iía esse, etc.
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Esto es, se componía de principios muy sutiles, corno lo
demuestra la admirable prontitud con la cual se decide y
obra: Es el cuerpo mas activo en la naturaleza; su gran
mobilidad supone elementos redondeados y sueltos, que la
obligan á ceder á las mas leves impulsiones,—Su ligereza
es como la del agua, que se compone de ligeros átomos &c.
Su delicadeza y pequenez, y el reducido "espaxiio que ocupa-
ria, si se pudiese condensar, se prueba porque después de
la muerte, los miembros no pierden ni en peso ni en forma;
quitado el calor, nada queda después que se ha retirado el
alma y el espíritu, y esta preciosa substancia, ligada á
nuestras venas, nervios y entrañas por la naturaleza, se
compone de elementos infinitivamente diminutos &c. Ade-
mas del alma y el espíritu, que se mpzclan en secreto á
nuestros cuerpos, admitía otro agente principal, que es un
principio sin nombre, formado por muy sutiles corpúsculos,
que ^ oculta en la parte mas recóndita de nuestros cuer-
pos, donde es todo A la vez, y el alma de nuestra alma,
esto es, un ser superior á ella.
Teoría absurda, ridicula, como todo cuanto dice de ella
»1 esplicarla por el soplo, calor, fuego, aire &c., materiali-
zándola y confundiéndola con las propiedades fisico-vitales
del cuerpo, y considerándola como cuerpo aparte. Todas sus
doctrinas se resienten de la antigua metafísica, la que á su
vez lia influido en lo que sobre ella dicen muehos otros es-
critores posteriores, porque antes de convenir en su insus-
taacisliáad/ la consideraron materialmente, asemejándola á
un aire segua Pitágoras, quien la denominaba uñ número
movente á si mismo. También S^ Agustín se resiente de es-
tar doctrinas, cuando dice: que el sentimiento de la memo-
ria en las bestias, podia ser producido por el aire modifica-
do de cierta manera. Otros como Heraclito y Zenon, la con-
sideraban como un fuego rápido; y el peripatético Cristo-
laüs, la formaba de una quinta esencia. Thales, la definía;
sustancia siempre movida y por sí movida; y Platón, sus-
tancia inteligente, móvil por sí misma, y movida por un
— 156 —
número armónico &c.', siguiendo otros diversos modos de
comprenderla hasta la obscura entelequia de Aristóteles.
No debe olvidarse como éa parte se ha indicado ya, que
los filósofos de la escuela árabe, como Avicenas, Algazel,
Averroes y otros, dedicaron estensos capítulos al estadio de
esta forma sustancial de los cuerpos vives, como algunos
llaman al alma, á pesar de la poca importancia que le con-
cede su religión; pero en esta como en otras materias, si-
guieron las huellas de Aristóteles y Galeno sus principales
maestros; adoptando su obscura metafísica, porque no cora-
prendian la separación que media entre la materia -viva y
organizada y el mundo inorgánico. Lulio, que pocas veces
analiza los pensamientos ágenos, si en uno de sus artículos
sobre esta materia, menciona á Averroes es, para combatir
una de sus proposiciones.
Con esta digresión, que confio será disimulada, tenien*-
do presente la importancia de la materia que la ha motiva-
do; terminaré la parte filosófica de los escritos lulianos, á los
que he dado mas estension de la que al principio me había
propuesto, por considerar que siendo hasta cierto punto 1»
roas original, y la que mayor celebridad procuró al autor,
debia por consiguiente facilitar el estudio de la natural y
física, toda vez que era la base sobre la cual descansaban
todos los tratados que salieron de manos de aquel infatigable
escritor. Los inteligeotea verán desde luego hasta.doadelle-^
ga esta origtBalidad, y los qu.e no lo sean, compárenlos IXKÍ
otros escritos sobre el misme asunto, como por ejemplo con
los de Sto. Tomas y S. Alberto, y se convencerán de que
estos son altamente superiores, tanto en e.ste como emv^ttm
importantes materias.
CAPÍTULO!!.
CIENCIAS COSMOLÓGICAS DE LULIO.
§ I.
(*) La historia recuerda con placer que cierta comunidad religiosa, trocó I*
vajilla do oro que le regalara un magnate, por unos cuantos libres.
— 162 —
meatos. La cristiaQdad y el Islamismo trabajabas & porfía
en el easanclie inteleetual, pero pronto cesó aquel entusias*
mado empuje. Los árabes terminaron su carrera, y los reli-
giosos cristianos, que un tiempo fueron hostiles á la cien>
cia, pero que después se hicieron sabios, utilizando los es-
critos griegos y árabes sobre el origen de las cosas; y aun*
que contrarios á la especulación racional como principio de
toda verdad, cuando vieron que el espíritu humano pugna-
ba por la emancipación, minando las creencias, y sacudien-
do el yugo de la Iglesia, detuvieron los estudios y prohi-
bieron toda investigación, encerrando la imaginación en un
reducido círculo por espacio de algunos siglos, esforzándose
ademas en dar un nuevo giro á las hipótesis y teorías de la
filosofía antigua, y haciéndolas sagradas por decir asi.
En vano se esforzaron para contener el progreso inicia-
do, porque la imprenta primero, y la reforma después, fa-
vorecieron la independencia intelectual; y las ciencias físi-
cas y exactas se desarrollaron á porfía, pasando á manos
de los seglares, y secularizándose y vulgarizándose por com-
pleto. Católicos y protestantes, unieron sus esfuerzos hasta
llegar por continuados trabajos al esplendoroso estado en
que hoy las vemos, debiendo al pasado siglo el fin de la
tradición, único obstáculo que detenia el progreso de las lu-
ces y de la verdad. Mas no nos hagamos ilusiones, esta
marcha progresiva y majestuosa, se debe al renacimiento,
verdadera reacción y protesta legítima, contra el despotis-
mo intelectual que había dominado hasta entonces. Y en-
tonces, fué, cuando los hombres pensaron por si solos, y
reñexionando y reformando, dieron nacimiento al verdadero
progreso científico. Entonces fué, cuando principiaron á du-
dar de la veracidad de los supuestos oráculos del saber, por
que recordaron que la credulidad es la fuente del error," y
que esta se desvanece al impulso del estudio, del raciocinio
y de la esperimentacion y observación, únicos modos de
coordinar, deducir y generalizar. No reprobaré sin embar-
go, la tradición, porque cuando es razonada y en consonan-
~ 163 - -
cia con los hechos, debe respetarse y admitirse.
La necesidad y el deseo de estudiar el mundo y sus fe-
nómenos se dispertó en el siglo XII. Tras la filosofía, -vi-
nieron las ciencias físicas y naturales, pero en aquella épo-
ca, las cuestiones de física y química, se resolvían por las
sutilezas de la palabrería metafísica y de la dialéctica, des-
preciando la observación y esperiencia fuentes del verdadero
progreso, conocidas ya, de los antiguos y empleadas estensa-
mente por Aristóteles, en quien terminaron, porque sus se-
cuaces como Plinio y los árabes se limitaron á comentar y
amplificar. Como pensaban erradamente, sentaban las cues-
tiones con falsedad, y por consiguiente la solución era con-
traria á la verdad. En física por ejemplo, los filósofos se li-
mitaban á indagar los condiciones de la materia, constitu-
yendo una verdadera metafísica, con lo que se esforzaban
en esplicar los hechos particulares, al contrario de nuestros
días, en que se principia investigando lo particular, para
deducir por comparación las leyes y fórmulas mas generales
y comprensivas posibles, apoyándose al efecto en la teoría,
para deducir á la par, los hechos que sirven de base 4 la
misma teoría. Esto es, se busca la razón oculta de las co-
sas, despreciando las apariencias engañosas, y manifestando
en pequeño la ley universal de la naturaleza, como dice
acertadamente un reputado escritor. Asi se concibe la es-
traordinaria diferencia que media entre la ciencia actual y
la pasada. Los antiguos procedían á tientas, lentamente, y
de un modo encubierto; los modernos obran con decisión,
desenvoltura y rapidez para hacerla avanzar. Antes se ate-
dian á la autoridad, ahora se prescinde de ella cuando la
observación la contradice. Ahora domina el testimonio de
la vista, antes el del oido. Y si en religión las creencias se
admitían por la misma fé religiosa, en ciencias se acepta-
ban por la fé humana ó autoridad tradicional, por causa de
la pereza, falta de esperiencia y análisis. Solo así se puede
comprender, que se hayan admitido durante veinte sigloíj
ciertos absurdos que aun se respetaban en el pasado BÍgto,
— 164 —
y se reimprimen á veces en el actual. Y como en hechos
naturales no cabe invención ni falsedad, ya solo es posible
alucinar al ignorante vulgo, por que no le es dado compren-
derlos y fiscalizarlos.
Estraordinario es el mérito de los antiguos comparado
con el de los modernos, porque ellos fueron los creadores de
estas ciencias; siendo dignos de admiración sus grandes tra-
bajos así en física como en astronomía, si se recuerda que
carecían de medios é instrumentos con que verificar sus des-
cubrimientos y adelantos. Si ellos imaginaban la verdad, los
modernos la persiguen y sorprenden entre Jos secretos de la
naturaleza, aunque á veces se esponen á engañarse al tratar
de comprenderla. Apoyados aquellos en la sola razón, cuyas
luces no bastan siempre para conocer la naturaleza de las
cosas, ni discernirlas, ni determinarlas, en su grado de cer-
teza, llegaron á grandes verdades que han sido confirmadas
por los modernos. Ilntre las hipótesis griegas y orientales,
se encuentran leyes, principios y teorías que han sido ahora
comprobadas, y fueron concebidas por una inducción rápida
y sintética de las observaciones y esperimentos generales.
Aun en la actualidad, la ciencia puede escoger no sin bas-
tante duda, entre sus muchas teorías, la que mas plazca
para bien esplicar ciertas materias. Así, Pitágoras y su es-
cuela suponían que la tierra giraba en torno del Sol, mien-
tras que la escuela de Atenas, admitía la tierra como cen-
tro del sistema planetario. En la India oriental se halla
la teoría dej las undulaciones luminosas, y en Lucrecio la
emisión. Democritó admitía la luz como un fluido emanado
de los cuerpos luminosos, y la doctrina molecular de Epi-
curo dominaren la actualidad. Ciertos filósofos antiguos en-
treveían ya la mutación de las especies, no considerando mas
realidad que la individualidad, como entidad sustancial. Y
si los antiguos no adelantaron mas, fué por faltarles la es-
periencia y reputar por muy difíciles ciertos hechos.
No debe olvidarse] que durante largo tieinpo, los hom-
bres vivieron sin pensar, y cuando agitados por un secreto
— 165 —
pensamiento, procuraron saberlo todo, cayeron en grandes
errores sostenidos por la presunción. Uno de ellos fué el
crear tantas causas como fenómenos, las que han ido desa-
pareciendo á medida que las ciencias han progresado, que-
dando reducidas á tan eacasas y generales, que son las que
rijen y se aplican sucesivamente á los mal llamados fenó-
menos, toda vez que son actos normales y continuos. Esto
se comprende, porque los antiguos buscaban mas las causas
que los efectos, mas la materia que la forma, á cuyo em-
peño se deben las teorías que sobre el universo formularon.
Verdad es que la debilidad da la inteligencia, produce mas
errores de los que debieran presentarse, porque si el espí-
ritu es pronto el juicio es lento. Afortunadamente, el pro-
greso científico, aumentando las luces y buscando la verdad
para que á todos alcanze, ha disipado los errores, y entro-
nizando la discusión para lograrlo, ha dado nueva vida á la
sociedad, dando fin á lo maravilloso que tanto alaga á la
imaginación, lo que hacia decir á Platón, que mas crédito
le daban cuando hablaba de la naturaleza divina que de la
humana, porque mas se cree lo que no se vé, que lo que
se toca.
De la dicho se desprende pues, que si bien en la anti-
güedad hubo filósofos y escritores Mistinguidos antes y des-
pués de Aristóteles, como asegura Cicerón, y cuyas doctri-
nas no tuvieron aceptación, la verdadera significación de las
ciencias se encuentra en aquel hombre distinguido, gefe de
la filosofía y maestro de los árabes, quienes lo introdujeron
en Europa, donde á su vez sirvió de guia durante largos
años; Con todo, aunque recapituló todos los conocimientos
anteriores, modificándolos ó adicionándolos, siempre deberá
considerarse como el verdadero fundador de estas ciencias,
pues si alguna no se halla consignada en sus grandes obras,
culpa será de las vicisitudes del tiempo, que la han hecho de-
saparecer del curso intelectual. Quedó pues como ünico do-
minador en toda ciencia al principiar la edad media.
En aquella época pues, las bases de las ciencias en cues-
- im ~
En 1K)S de este hombre estraórdinario, se destaca la co*
losal figura de S. Alberto, llamado con justicia e\ Maestro
y después el Magno, uno de los talentos mas estraordina^
ri(» que produjo el siglo XIII. Sin igual en loa anterÍOTea
y posteriores de la edad media, quien según costumbre del
tiempo, abrazó la mayoría délos conocimientos, fundando la
ciencia humana sobre la filosofía natural, así como su dis-
cípulo Sto. Tomas, la afia,nzaba en la metafisica. En la ló-
gica, superó ü\ Esiaffirita, y aunque le copió en ciencias
físicas y naturales,. le sobrepujó en las últimas, especial-
mente en la zoología; así como en la botánica, superó ¿
Dioscorides y á Teofrasto. Y si sus adiciones zoológicas bas-
taron para realzar su nombre, sus conocimientos anatómicos
le señalan un puesto jdistinguido entre los que cultivan esta
ciencia, por lo adelantado de sus conceptos. Sus considerac
clones sobre facultades cerebrales; sus proposiciones sobre
inclinaciones, y sus estudiosfisiognómonicos,le hacen acree-
dor á que se le repute como uno de los precursores de las
ciencias de Gall y Lavater, admitiendo como el primero,
que la educación esmerada puede cambiar ciertas inclina-
ciones. Grandes serán los elogios prodigados en épocas pos-
teriores para ensalzar á LuUo^ pero sus contemporáneos
nunca dijeron lo que del maestro Alberto, á quien toáoslos
pueblos aclamaban unimamente el Magno, y de quien dijo
Tritemo: grande en magia natural; mayor en la filom>-
fia y máximo en la teología. Y á quien por. último, Ulrico
§ II.
ó coutpoAicM/Oii/ DeE ü i u v e t ó o .
líb. ciloóttoiioiuí.íX'.
¡Me/
(*} Para este análif is he tenido presente un manuscrito del siglo XVIT, qne
pertenecia al difanto D. Jaime Frohens, copia de otro anterior. En la Biblio-
lera provincial de esta Ciudad, existe otro roanascrilo' de principios del siglo
^V, «I que han adicionado varios datos astronómico^ de autor desconocido, con
variasfiguras,y en el que se dilucidan ciertas materias que no pi-rtenecea al
escrito de Lulio, y concoerdan con los conocimientos de la época, l^a figuras
bastante mal trazadas á la pluma é Incompletamente iluminadas, representan la
redondez de la tierra, el astrolabio, las fases de la Luna, los eclipses &c.
— 284 —
segunda de los juicios que pueden hacerse por las conjuncio-
nes y obviaciones de los planetas en los signos: toda la cien-
cia astronómica gira sobre estas dos partes:
1." Parte.—Se divide en cinco á saber: I, Principios as-
tronómicos. II. Figuras astronómicas; III. Conjunciones de
los planetas y signos. IV. Objeciones que propone contra cier-
tas opiniones astronómicas y V. Cuestiones ó preguntas sobre
lo expuesto.
I. Principios. Se dividen en dos partes; la primera con-
tiene los antiguos principios de la Astronomía, y la segun-
da la aplicación de los principios del Arte luliano, á los an-
tiguos principios astronómicos, á fin de que con estos se pue-
da encontrar la verdad de los anti^i^uos principios, y encon-
trar y demostrar su naturaleza y secretos.
La primera parte de esta nueva subdivisión, se divide á
su vez en dos, una que trata de los doce signos y otra de los
siete planetas.
JDe los doce signos.—^Los antiguos dividieron el cielo en
doce partes en las que están las estrellas, cada una fué lla-
mada casa, por la estrella que en ella se aloja y á la que die-
ron el nombre de signo, y son Aries, Tauro, Oéminis, Cán-
cer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio,
Acuario y Piscis. Con estelos antiguos consideraban todas
las naturalezas del cielo, y atribuian á cada signo sus con-
diciones y naturalezas diferentes entre si &c.
Aries.—Es signo de complexión de fuego, por que es ca-
liente y seco, cuya complexión se indica por B, en este libro.
Es cálido de fuego por su propio calor, y es seco por su se-
quedad, que recibe de la tierra.—Sin embargo, no es cálido
ni seco por su propia esencia y naturaleza, sino que tiene
naturaleza para multiplicar su calor y sequedad, en cuanto
el cielo tiene naturaleza de influir por su virtud en los in-
feriores, como el Sol que tiene virtud y naturaleza para mul-
tiplicar el fuego por su calor, con su esplendor y sequedad,
que es semejante á la lucididad del fuego.—Con su calor,
multiplica Aries los colores en los cuerpos inferiores y des-
- 285 —
truye la frialdad; y con su sequedad multiplica la sequedad
y consume la humedad, y se dice que tiene calor y sequedad,
por que su materia y virtud, concuerda mas con el fuego
que con otro elemento &c.
Aries es diurno, por que su naturaleza y virtud le hacen
mas semejante al día que á la noche; por eso dicen que los
hombres nacidos de dia en constelación de Aries, son mas
coléricos que los nacidos de noche, y por este signo tienen
aquellos mas orgullo que los otros &c.—Es masculino, por
que tiene mas concordancia con las partes inferiores mascu-
linas, y los nacidos en este signo son mas acertados en las
cosas masculinas.—Es movible y por lo tanto los generados
ó nacidos en él, son mas ligeros y movibles.—Aries tiene
por planeta á Marte con el que concuerda y se asemeja mu-
cho.—Tiene tres partes: cabeza ó rostro significada por E, y
es la que sube, medio ó centro especificado por F, que es es-
tante, y cola que desciende y se significa por G, de modo que
tiene diez grados de ascenso, diez de parada, y otros tanto
de descenso.—En el hombre tiene cabeza y cara, su región
es en Babilonia y Persia, lo que supone que tiene mas po-
der en la cabeza que en las partes inferiores.
De un modo parecido y digno de figurar en los lunarios
perpetuos, va espllcando los restantes signos, refiriendo su
complexión, sexo, caracteres, influjos &c. y sus virtudes que
varían según los planetas, con los cuales entran en conjun-
ción &c.
Los Planetas son siete: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Lu-
na, Venus, Mercurio &c. son estrellas que se mueven de Oc-
cidente á Oriente, por movimiento propio, por la razón de que
el cielo se mueve en sentido inverso. Estas estrellas son er-
rantes, por que no se mueven, de un mismo modo, sino cada
una por su lado y con esfera propia &c,
iSaturno.—Es de la complexión de la Tierra; se figura con
C, es masculino, diurno y malo; tiene por representante el plo-
mo y el sábado. Es señor del Capricornio y Acuario; hace
su curso en treinta años, asi como el Sol en uno. Según Lu-
— 286 —
lio, sus propiedades no son las que le atribuyen los antiguos,
y sí las que están de acuerdo con el Arte.—Es malo por que
es de la complexión de la Tierra, según la comparación de
la complexión del cobre, que es buena complexión por la san-
gre que es fuente de vida, y la melancolía que es fuente de
muerte; y los hombres que nacen en esta constelación, son me-
lancólicos y graves, y ponderosos, por la gravedad que tienen
por el agua y la tierra^ que naturalmente son graves y pon-
derosas; y por la naturaleza de la ponderosidad, son constan-
tes y firmes en sus apetitos y deseos, y reciben naturalmente
por la tierra. Tienen buena memoria, por que el agua es
restrictiva por naturaleza, é irapresiva; y aman especies, fan-
tasmas y matemáticas &c. con inclinaciones á labrar edifi-
cios y á ciertos oficios &c.
Júpiter.—Es de la complexión del aire que es húmedo,
cálido y bueno y tiene el estaño. Su curso es de doce años.
Es señor del Sagitario y Piscis, y le corresponde el jueves:
es masculino y diurno, tiene varios inñujos &c. es señor de
la sangre que es húmeda y calorosa &c.
Marte.—Es de complexión del fuego, cálido y seco, mas-
culino y malo, le corresponde el hierro y el martes; camina
doce años y es señor de Aries y Escorpio &c.
Sol.—Es cálido y seco, tiene complexión masculina y es
diurno; tiene el oro y el domingo, y es mediano, esto es bue-
no por el calor, y malo por la sequedad; porque aquel gene-
ra y esta corrompe. Es señor del León y anda su camino en
un año. Es la mayor estrella del cielo, y por eso tiene mas po-
-der en el fuego que otro, y por que tiene el dia, que es mejor
que la noche, alegra, y consume vapores nocturnos &c. des-
truye sus corrupciones; (Siguen varias reflexiones sobre su
influjo en otros planetas, y calidades de les hombres en quie-
nes influye &c.) Por el calor del verano, que seca la cólerai,
es mas mortífero. En lo inferior hace mas ^ien que mal, aquel
por el calor y este por la sequedad &c.
Venus.—Es de complexión de agua fria y húmeda; es fe-
• menina y nocturna, tiene la plata y el viernes. Es buena por
— 2í¥7 — -
que templa la malicia de Saturno y de Marte. Es vecina del
Sol, y señora del Acuario é influye en las fuentes y rios &c.
obra igualmente en plantas, yerbas y alimentos por el agua
&c, promuévela lujuria, las poluciones, los diluvios &c.
Mercurio.—Planeta mediocre, representa el azogue y el
miércoles. Es masculino y diurno*, señor de Géminis y Vir-
go; con Venus hace sil carrera en un año;, y por su vecin-
dad con la luna, es cálido y seco &c.
Luna.—De complexión de agua, es fria y húmeda, es
buena y mala, femenina y nocturna, tiene la plata y el l u -
nes; señora del Cáncer, hace su camino en 27 dias y 8 ho-
ras.—Es buena y mala por kt marea, (jue la sobe, y recoje
en su esfera las influencias de los cuerpos svipeiiores, y por
ella maduran los árboles.—La luna nueva es mala, la vieja
buena. Convierte el trigo en zizaña, las cebadas en avepa
&c. promueve los n\onstruos, llena ó vacia los cangrejos se-
gún BU estado. Sus calidades dependen en parte de la región
del fuego.—Engorda y engruesa los hombres y les da poco
ingenio. Influye en el sueño y enlates &c. Al contrario de
otros planetas, quita el apetito y no deja sentir los gustos.
—^Tiene varias influencias, y aumenta ó disminuye la san-
gre, y agua de pozos y fuentes^ del mismo modo- que pro-
duce las mareas &c.
Los planetas y los signos como es consiguiente, se influ-
yen mutuamente, según sea la conjunción y el lugar que en
ella ocupen; por ejemplo, si todos los planetas estuviesen con-
juatos en Cáncer, Júpiter seria vencido, por que no estarla
en aquella constelación en la debida'cantidad, sino como en
una A. la que es mas vencida por calidez, que es su calidad
apropiada> que no por humedad, que es la suya propia; y B,
seria vencida por D. que concuerda con humedad &c.
Como varias veces se ha mencionado en el discurso de es-
te libro, la colocación de las 'esferas de los elementos y pla-
netas, en el sentido admitido por Lulio y sus contemporá-
neos; he creido conveniente acompañar la adjunta figura, que
representa la respectiva situación de unos y otros, y con ar-
as
— 288 —
reglo á las trazadas por él en otros libros. En algunas de
estas figuras, se suele aumentar un círculo ó esfera, entre el
número 4 y 5, correspondiente á la de la quinta esencia.
e
J_
X
_2_
-Ü.
-iL
1 Esfera de la Tierra representada por el color negro.
2 Id. » Agua . . id id. verde ó azul.
3 Id. » Aire . . . id id. amarillo.
4 Id. » Fuego . . id id. rojo.
5 Id. » Luna. . . id por el signo C
6 Id. » Mercurio, id id. ¿
7 Id. » Venus . . id id. ?
8 Id. » Sol. . . . id id. %-
9 Id. » Marte . . id id. cf
10 Id. » Júpiter. . id id. %
11 Id. » Saturno . i d id, ¿
— 289 —
En la segunda parte de los principios astronómicos ó sea
aplicación de los principios del Arte &c. se trata de investi-
gar ciertos principios reducidos á las diez cuestiones de que
se habló en las páginas 78, 79 y 175 á saber. Utrum, Quid
de Q'io &c. con las que se averigua la bondad, magnitud»
duración, poder, instinto, virtud, verdad, gloria ó delecta-
ción, diferencia, concordancia, contrariedad, principio, me-
dio, fin, mayoría, igualdad y minoridad. Sirven para saber
por que Júpiter es bueno, Saturno malo, y así consecutiva-
mente.—Los signos y planetas, tienen complexión de los ele-
mentos, y se debe investigar que signo y planeta es mayor
en virtud, potestad, magnitud &c. por cual complexión mas
uno que otro; lo que depende de las complexiones y condi-
ciones de los elementos que se significan por A, B, O, D.
A y B.—A, es húmeda y cálida, y B, cálida y seca. A,
húmeda por el aire, cálida por el fuego, y seca por la tier-
ra, y por esto tiene dos calidades una que le es propia y otra
apropiada. Lo mismo es B, y por que lo propio es mas bue-
no, poderoso y virtuoso que lo apropiado; por eso A y B, va-
len mas por sus calidades propias que por las apropiadas; y
de aquí se sigue que tienen quietud en su propia calidad y
virtud, por calidad apropiada; así como en el hombre, en el
cual la naturaleza humana tiene quietud por humedad ra-
dical que hace especie humana, y vive por la nutrimental,
esto es, comiendo, bebiendo, durmiendo, respirando &c.—De
aquí la mixtión de dos plantas ó semillas, una de com-
plexión de A, y otra de B.—B, vence á la A, por que A, re-
cibe calor de B, y el calor de A, tiene mayor apetito de ser
en esta yerba B, que en 'la yerba A; y por esto es que el ca-
lor en A, es apropiada calidad, en tantOique enB, es propia.
Y como Júpiter y Marte están en Leo, Marte vence á Jú-
piter; y así como Marte vence á Júpiter por su calor propio,
vence por sequedad y vence por naturaleza, que se dijo era
masculina, nocturna y mala.—También Marte vence á Jú-
piter por su misma naturaleza que se dijo tenia el hierro y
el martes, y por esto es señor de Aries y Escorpión: esto de-
— 290 —
pende de que las complexiones elementales tienen mayores
principios generales de bondad, magnitud, potestad, virtud
&c. que las nocturnidades y masculinidades. Y como sea así
por que las complexiones de las elementos sean fuentes ge-
nerales de los cuatro elementos, que son sustancias generales,
y las masculinidades y nocturnidades son fuentes especiales
que manan segun^ los astrónomos, de sustancias especiales.
A. C.^—C, es Ja complexión seca y fria. La tierra forma-
liter es seca por sí y fria por el agua; y así cuando de dos
plantas iguales en bondad y virtud, una de ellas de com-
plexión de A, y oti-a de C, se compone una medicina, A. no
vence á O, ni C, vence & A, por que se reúnen calidades
iguales, propias y apropiadas. Con todo, si el enfermo es d<e
complexioQ de C, vencerá D, por C, como sucede en las cons-
telaciones, pues si Júpiter y Saturno, se obvian mutuamen-
te ea Géminis, Júpiter yence á Saturno; pero si se obvian
en la casa del Toro, es vencido Júpiter por el juicio del
hierro &c.
A. D.—Es complexión del agua que es fria y húmeda &c.
B. C.-^Sigue las mismas teorías, presentando ua ejemplo
del soldado francés que sirve al rey de Inglaterra, y si a m -
bos reyes guerrean, vencerá el francés por causa de la cons-
telación &c.
B. D.'—Complexiones contrarias,—-C D, Concuerdan por
la frialdad &c. y así sigue discurriendo y presentando varios
ejemplos y aplicaciones médicas según su modo da concebir
esta materia.
Quidditas ó esencia del signo y planeta.—/S'i^wo, es par-
te del cielo, en el cual principia primero la virtud é inñuen-
cia del cielo, que se trasmite á los cuerpos que se mueven
y son movidos por su influencia y virtud, para las operacio-
nes n^taTales.-^Planeia es estrella que por su influencia del
cielo, da naturaliter sus virtudes y naturaleza á los cuerpos
inferiores, que por su influencia tienen apetito y naturale-
za que se muevan, y causen en las operaciones naturales de
generación y corrupción y condiciones que le pertenecen.—
— 291 —
Los signos y planetas tienen en si su propia virtud» que es
de su esencia; y con su virtud mueven las virtudes inferio-
res de los elementos y elementados, con cuyas virtudes del
cielo está apropiada para ser sus instrumentos, con los que
se mueven para obrar, y con cuyo movimiento son cuerpos
superiores y obran de superiorss á inferiores &c.
Los signos y planetrs son señores y maestros en los infe-
riores, por que mueven, disponen y ordenan los instintos, ape-
titos y movimientos naturales; y por esto los cuerpos supe-
riores son causa de los inferiores; y así dicen los astrónomos
que las operaciones naturales inferiores que sentimos, son
impresiones de. los cuerpos superiores, que imprimen en sus
operaciones naturales, iguales propiedades y virtudes como
el pie que deja su huella en la arena.
Para decir de que son los signos, planetas y cuerpos ce-
lestes, es preciso saber de que son el cielo y las estrellas, y
cuales la influencia y virtud que trasmiten á los cuerpos
inferiores.—Los signos y á su vez el cielo en que estos están
fijos, lo mismo que los planetas que son parte del cielo mis-
mo ó sea quinia esencia, son áe forma celestial, y materia
celestial, de las cuales nace la sustancia llamada quintaesen-
cia; por lo tanto convienen sean de forma y materia; por ser
cuerpo y tener cantidad, y ocupar un lugar; pues asi como
Aries en el mismo tiempo, DO puede estar en el lugar que
al mismo tiempo ocupa Tauro, el Sol no puede estar donde
se encuentra la Luna; conviene que el cielo tenga forma,
por que propio sin forma, no pudiera tener acción en los
cuerpos inferiores, y le conviene tener materia por que sin
ella, no tuviera pasión propia, ni pudiera ser causa natw-
raliter de las pasiones que están en los inferiores por n a -
turaleza; lo que es imposible según el curso natural, por
que la influencia que vieue de los cuerpos superiores pasa á
los inferiores, por la naturaleza y virtud de formas que tra-
jesen de los superiores, y no de materias superiores y natu-
rales pasiones, y si no tuviesen inferiores apetitos á supe-
riores pasiones, y estuviese la naturaleza vacia de apetito
— 292 —
por privación de materia del cielo, por cuya vacuidad se se-
guirían muchos ioconvenientes (puesto que no tuviese ma-
teria inferior, con lo que según su naturaleza participase de
la quinta esencia,) y aun que los cuerpos inferiores la tu-
viesen cbn que participar por pasiones, supuesto que una es-
trella no pudiese tener acción en otra sin pasión; y la pasión
en ellas no pudiese ser por privación de materia por ellas, y
asi de otros muchos inconvenientes, como si Mercurio fuese
propia materia, no podria ser causa de la conjunción; en la
Luna pudiera ser causa de la recepción de las influencias
superiores, que recibe en ella por apetito de instintos infe-
riores.
Los cuerpos celestes tienen su propia materia que es de
su esencia, y son de sí mismos, por lo que pueden ser cuer-
pos; &c. El autor sigue así discurriendo sobre la forma y
materia esencial de signos y planetas, diciendo pues, que
la materia y forma del cielo son.de bondad sustancial. De es-
ta sale otra bondad que es accidental é instrumento sus-
tancial de bondad, con lo que el cielo bonifica las bondades
naturaleá inferiores, trasmitiéndoles la influencia j virtud de
su bondad sustancial, con lo que bonifica las inferiores &c.
—El cielo es de magnitud sustancial, de potestad sustan-
cial, de instinto natural ó sabiduría natural y sustancial.
—El cielo es de sustancial bondad, magnitud &c. y la bon-
dad se acompaña con la forma por la acción, en cuanto la
bondad por la magnitud puede magnificar; y así de las de-
mas partes esenciales, naturales y sustanciales del cielo.—
La bondad es del mismo cielo y no de otros maíerialiter,
si no de Dios; tan solo por creación, y así de sus demás par-
tes, magnitud, forma-Ac. (*).
&. 'ubotáuiccc.
Ge). S'ÍAlCCC.
A\ ^' ]
N( M- /
N.
/ " ^ ^ l/^i-^ N.
^§ 'eoEocjícc u- :M9iiietcdoaicü,
45
- 344 —
GF. GeoiiiettCa.
UY>. ^uuutoa-G/loffiíiiuuwt.
S. T. D. E. S. T. D. F. S. T. D. G. S. T. D. H.
S. T. D. L S. T. D. L. S. T. D. M. S. T. D. N.
S. T. D. R. S. T. D. 0. S. T. D. P. S. T. D. Q.
— 467 ~
La S. se figura con el color negro. La T. y D. con el azul,
y las restantes, con estos dos colores mas el rojo, combinados
de en dos en la misma letra.
Fig. 2." Elixir de Saturno y Marte.—Fig. 3." De Satur-
no y Venus &i:.—Fig. 4." De Marte y Venus.—Fig. 5.* de
Saturno y Júpiter y Marte.—Fig. 6." De Saturno, Júpiter,
Marte y Venus, por que de todos puntos se salga Sol y Lu-
na, y así de otras combinaciones, acompañadas de correspon-
dientes tablas.—Advierte el autor, que cuando el oro está pu-
trefacto y reducido á su mercurio, es de tanto esplendor, que
no hay fuerza humana que lo pueda mirar, y es mas paten-
te de noche cuando existe en su agua.
Práctica de la oirá menor ó de la figura S. segiin las ta-
llas etc.—Comprende la doctrina abstracta de las combinacio-
nes de las letras, cuyo significado tiene distintas explicacio-
nes &c.
Práctica de la obra filosófica menor, ó espejo de la misma
para que el artista pueda componer elixir y piedra filosofal.
—El contenido de esta parte, es la indicación práctica de las
manipulaciones encaminadas á la trasmutación, y en el fondo
no difieren de las aconsejadas por los demás escritores, tomo se
verá por el. siguiente traslado de alguna de ellas.
1." Solución de los cuerpos.—Esto es el modo de licuar-
los según sigue: Tómese, en nombre de N. S. Jesucristo; cal
de cualquier cuerpo, póngase en una ampolla de cuello lar-
go, y sobre ella cuatro dedos de jugo de lunaria, coloqúese
sobre cenizas, y hierva levemente jor un dia natural; pásese
luego á la estufa ó estiércol caliente por el espacio de dos
dias, para que se digiera mejor y se separen las partes suti-
les de la üiateria &c. Seguidamente sepárese la botella y pón-
gase esta agua clara en una cucúrbita, cuidando que no se en-
turbien las heces al inclinarla, y en seguida cúbrase con la
tapa y póngase en estufa ó estiércol como antes, con vaso bien
tapado; y hecha la evacuación, infúndase otra agua igual á
la primera y hágase hervir, y colocada en estiércol, repítase
hasta separar el espíritu del cuerpo &c. Si faltase agua, t ó -
-_ 4G8 —
n;ese la cucúrbila en que cstau las liquefacciones, sobre pón-
gase el alambique y destileíe á fuego lento o por baño, mien-
tras haya dos partes de liquefacción, y de esta agua póngase
sobre la materia del cuerpo que está en la ampolla, hasta la
dicha cantidad de cuatro dedos, y repítase hasta que la tier-
ra quede vacua, lo que se conoce tomando un poco y secán-
dolo al Sol, y poniéndolo luego sobre una plancha candente, y
si se fuese en humo, repítase la operación hasta que no h u -
mee. Guárdese lo licuado en parage caliente y húmedo.
2.° Modo de utilizar mejor Ja tierra.—Practicada esta
operación, extráigase la materia de la ampolla con algo de
la citada agua, y póngase un-cucúrbita; superpóngase el alam-
bique para que se deseque la materia, logrando estcJ se ave-
rigua su peso, y sabido ya, téngase lunaria para la mejor
rectificación en vaso circulatorio, y póngase el triple de ella ó
sea de la tierra, coloqúese en alambique, ciérrese bien y des-
tílese á fuego lento, luego refrigérese, y cuando estuviere bien
seca la tierra, póngase otra vez agua nueva en igual rectifi-
cación y peso &c. y todas las aguas que así^e extraigan de
la tierra, coloqúense en botella bien tapada, hasta que la tier-
ra se reduzca á polvo sutilísiuio ó impalpable.
3 . ' Exiiberacion del agua extraída de la tierra.—Prac-
ticada la operación anterior, cójase el vaso en que están todas
las liquefacciones y sobrepóngase al alambique y destílese el
agua por baño, hasta ver en el fondo una como cera derreti-
da ó miel, y entonces déjese enfriar el baño y luego póngase
sobre del agua que se extrajo de la tierra, hasta cuatro de-
dos por encima, hágase mhumar en estufa ó estiércol por un
dia en el vaso bien cerrado, luego póngase en alambique y
destílese el agua aparte, con poco fuego; verificada la desti-
lación y enfriado el vaso, héchese sobre la materia remanen-
te cuatro dedos de la misma agua sacada de la tierra, y repí-"
tanse las operaciones hasta destilar toda la materia por el
alambique, que es lo que se llama azogue exuberante de los
filósofos, leche virginal, ó vinagro de los filósofos.
4." Redacción de esta agua ó menstruo sol/re su cuerjw.
— 469 —
—Verificad» la oxuberacion, averigüese el peso del citado pol-
vo sutilisimo, embébase con la mitad de su peso de agua de
la predicha exuberacion, y póngase á inhumar.y nutrir en es-
tiércol por ocho dias, y al cabo se en centrará la materia muy
húmeda, coloqúese en alambique, destílese y seqúese la ma-
teria con fueg'o lento recibiendo el agua; la que se deseca en
ceniza con moderado fuego, recibiendo agua; indagúese su pe-
so y conocido, repóngase el agua que de este modo se recu-
peró y con la exuberante, complétese basta la mitad de su pe-
so.—Repítanse estas imbibiciones é inhumaciones, hasta que
la tierra beba hasta cuatro partes de sí, lo que se conoce si,
poniendo un poco sobre lámina caldeada, se va en humo. Si
no tuviese el punto, repítanse las operaciones hasta lograrlo;
después coloqúese sobre ceniza principiando con poco fuego y
aumentándolo poco á poco, hasta que la materia superior lle-
gue á los bordes del vaso, y cuando sublimado estuviese, to-
da aquella materia, se llama cuerpo eoouherado en sal admi-
valle, á la que los filósofos dicen piedra y azufre de la na-
turaleza. Incérese con aceite de Luna hasta que fluya, y en-
tonces será medicina perfecta, si se proyectase una parte de ella
sobre ciento de estaño, si la sal fuese hecha con Júpiter; pe-
ro si fuese de Saturno proyéctese sobre ciento cincuenta de^
mismo Saturno, y la obra será perfectísima y mejor que toda
la natural. Ademas el aceite de Luna tiene virtud fijativa, y
da fijeza leve sobre todo lo hecho con S. T. V. Z.
Modo general de hacer el aceite de Luna ó de otro cual-
quiera y primeramente de su liquefacción.—Tómese una on-
za de Luna desmenuzada, limada ó foliada, y calcínese como
se ha dicho; extráigase su humedad ó sea su azogue, conju-
go de lunaria como antes se indicó, y sacada la humedad por
liquefacción, cójase el vaso en que estén todas las licuaciones,
y puesto en alambique, destílese en el baño toda la humedad,
hasta que toda la materia quede á manera de miel espumada
y caliente iic.
Licuación Jtecha con la lunaria.—Complétese primero la
licuación según lo dicho, y después de enfriado, infundase so-
- 470 —
bre materia líquida de lunaria bien rectificada en cantidad
que sobre pase cuatro dedos, póngase á inhumar en estufa ó
estiércol por un dia, y luego extráigase y déjese enfriar, y.
lo que se disolviese por la licuación, póngase en un vaso y
después en el alambique, y en baño muy templado deséquese
la materia, y luego repóngase del agua de arriba y de otra lu-
naria fresca rectificada, dése complemento, de modo que h a -
ya cuatro dedos por encima é inhúmese por un dia. Segui-
damente, evácuese y repítase hasta que la materia se convier-
ta en agua, inhúmese después por ocho días, coloqúese lue-
go en vaso, póngase el alambique, extrayendo primero los ele-
mentos, comenzando por baño de fuego suave, recíbase cuanta
agua se quiera destilar por calor, terminada la disolución, en-
fríese, y todo lo destilado póngase sobre las heces y tápese
bien y déjese siete días sobre el estiércol. Coloqúese después
sobre cenizas, y dése fuego de serrín ó en hornillo en que ha-
ya dos aberturas, y cerrada una, destílese el aÍ7'e ó el aceite
y guárdese en botella bien cerrada; pero si no bastase el ca-
lor de una abertura ábrase la otra, y destilado, enfríese, ábra-
se el vaso, y lo que destilase hágase destilar en baño, y el
agua clara saldrá, y en el fondo quedará el aceite, que será
el elemento del aire; destílese nuevamente aquella agua que
se destiló antes sobre la materia remanente en el fondo, que es
el agua que sobre el baño se recibió, repóngase é inhúmese
por ocho días; luego destílese por fuego caliente y recíbase
toda el agua que se pueda sacar por el calor, y después h á -
gase como antes, y recíbase el aceyte que será el elemento/iKfi-
go, y póngase en otro vaso con el primer calor conservado.
Con todo, no se crea que así deba ser de color de aceite ni de
agua, un tanto mas espesa que la primera &c. opérese de es-
te modo hasta destilar toda la humedad ó azogue con el«gua,
y déjense en el vaso las partes secas á manera de polvo im-
palpable, y se haya convertido en aceite, la mayor parte del
agua.
Reducción de la dicha humedad del azogue ó menstruo i
su tierra.—Hecha la evacuación y sabido el peso del polvo
— 471 -
producido y bien notado, embébase con la mitad de su peso
del citado azogue producido por él por cenizas, y verificad»
la imbibición en vaso bien cerrado, digiérase en estufa ó es-
tiércol por ocho dias, perfeccionado según lo dicho &c.
Reducción al agua clara llamada aceiíe.—Hecha la subli-
mación, cójase lo sublimado de los lados y altos del vaso con
sumo cuidado, póngase en cucúrbita bien tapada y lutada, y
déjese ocho días sobre fiemo ó bailo maria, y remuévase cada
cuatro dias, hasta que se disuelva y la materia se ponga casi
como agua, y entonces se le llama aceite ó ungüento de los fi-
lósofos; si la solución fuese dura, añádase un poco de sal n i -
tro dos ó tres veces disuelto y congelado, que es nuestro cielo,
ó lunaria cuatro veces rectificada y en seguida se disolverá.
Jnceracion de la sal ó aaufrepredicto con el citado acei-
te.—Tómese sal de cualquier metal mencionado, ésto es, de S.
T. V. Z. todo ó alguna cantidad del mismo, y póngase en cru-
cibulo sobre cenizas calientes, y cuando se hubiese calentado,
póngase de dicho aceite á gotas hasta que se espese como
miel fría; saqúese del fuego, y enfriado ya, tómese un poco
de la masa y pruébese á la llama de una vela, y si se funde
suavemente estará á punto, sino, repítase la inceracion co-
mo antes, hasta que tenuisimamente fluya ante la fuga del
mercurio. Esta inceracion puede hacerse en la "quinta esencia
del oro y plata y obrar como en lo demás. Este aceite se lla-
ma incombustible. Practica y trabaja, y encontrarás la perfec-
ción sin falsedad.
Tablas abstractas del árbol filosofal y de la figura de l^s
individuos.—Dedica el autor algunas páginas y repetidas com-
binaciones de letras, para explanar algunas teorías, que hasta
cierto punto son incomprensibles y difíciles de extractar, y que
por su poco interés dejaré de mencionar.
JDe las cosas de que se puede extraer nuestro mercurio.—
Ck)nviene mucho al artista saber donde existe y puede encon-
trarlo en toda cosa elementada, pero en unas está mas próxi-
mo que en otras, y antes acabarla la vida del hombre qué lle-
gar á extraerlo. A Dios entienda, ame, y conseguirá el flti de-
(il
— 472 —
seado &c. Al efecto traza una rueda <3 figura llamada M. por-
que en su centro está escrita dicha letra. La componen cuatro
círculos concéntricos de desigual circunferencia, y divididos
en nueve casillas por medio de radios. Cada casilla presenta
tres divisiones correspondientes á los espacios intercirculares;
en la mas céntrica se inscribe una letra, y en las otras una
sustancia y una calidad en el siguiente orden: C.—Miel nue-
va... Igualmente cercano.=E.—Flor de romero... Medio igual-
mente.=G.—Lirio rojo... Menos cercano.=1.—Sangre huma-
na... Igualmente cercano.=:K.—Vino blanco... Mas cercano.
—H.—Tártaro... Mas cercano.=F.—Mercurial... Menos cer-
cano.=0.—Celidonia.=Igualmente cercano.=B.—Vino ro-
jo... Principio mas cercano.
Sabiendo algunos que se extrae de todo lo elementado, pre-
tendían sacarlo de piedras, pajas, leños, flores &c. y antes mo-
rian que lograrlo. Otros se le aproximaban, y por esto decian:
Alquimia belberizate: quienes lo imitaban y guardaban el se-
creto; pero tomaban C. D. E. F. G. I. y con sus jugos lo imi-
taban &c. Pero si se tomase nuestro mercurio convertido en
tal especie ó el del vulgo, y se redujese en agua sin otra ma-
teria, lo que puede hacersecon flegma de medio, y se le die-
re su aire debajo del vaso, se obtiene la luz de las perlas que
es su parte homogénea, pero que no es de ordenación de nues-
tra piedra... Si no se obra según arte, se pierde el fin prima-
rio por falta del secundario.—Dicho mercurio, tiene libre ope-
ración en uno de los individuos de un solo modo, y en otros de
dos; por que H. es individuo en el cual, nuestro mercurio tie-
ne operación libre existente en la misma H. según se ve en la
fabricación del oro, esto es, en su dealbacion, asi como en Z.
hay algo módico de Y. si Z. se pusiese en dicha H. L. Hay
una operación que se hace poniendo carnes, peces, frutos, ho-
jas, pan &e. en D, la que está en especie bajo agua, y real-
mente se convierte, y es signo evidente y admirable de la po-
tencia vegetal, por cuya razón de potencia se trasmutan las
sustancias &c.
Otro modo de operar, consiste en poner sobre pórfido, C.
— 473 —
seco, con oto ó plata fuertemente molido hasta reducirlo á
manera de amalgama, la que puesta en un paño deja salir real-
mente mercurio, por que el mercurio que existe en X. ó Y. so
mueve al existente en O., y el existente en C. se mueve al
que existe en X. ó Y., y se coligan en el ángulo de la con-
cordancia, así como nuestro D. se multiplica en X. por que el
mercurio existente en X. ó Y., no puede resistir y se disuel-
ve su lazo, y dichos X. é Y. se reducen á. especie de amal-
gama &c.
El fin de este magisterio, es, que nuestro mercurio esté
puesto en la esfera del cielo, por que de otro modo el artista
no sabe trabajar bien. El intelecto extraña que nuestro mer-
curio puesto en lugar sobre celestial, no retiene color, peso,
cantidad y calidad, aunque todo esto sea de sn naturaleza; pe-
ro baja á la vista y nota que el elemento del fuego estó en
los elementados con su color, levedad y lucidez; igualmente
observa que es ponderoso contra levedad, frío contra calidez,
obscuro contra lucidez, y amargo contra dulzura; por que allí
existe mercurio confracto y puesto bajo otra forma, extraído
del individuo cuyo es.—El entendimiento se admira que nues-
tro mercurio teniendo así dulzura suya en cielo célico, aun-
que mixta en él, y otros accidentes de él, no existen en acto,
pero baja al sentido que por su virtud visible siente y vé, que
en las especies de los elementados, se diversifican las opera-
ciones de los elementados que allí existen, reteniendo unos
las operaciones de ciertos accidentes &c. según se vé en el
aloes, en él que predomina el aire, y con todo, es amargo con-
tra su naturaleza; es negro contra diafaneidad, y es leve, cu-
ya levedad es por causa de la vacuidad que es contra el aire
que es impletivo, solamente no retiene de su razón actuali^
ter, sino la humedad; porque en el cristal solo accidentalmen-
te tiene diafaneidad; y en el agua de fuentes, la dulzura, dia-
faneidad, humedad é implecion &c.
El autor contiuua varios razonamientos metafísicos, poco
interesantes y menos inteligibles, terminando con un Ouestio-
nario sobre las figuras abstractas del Árbol filosofal, y del cual
— 474 - -
transcribiré algunos párrafos mas ó menos reducidos.
iLa Alquimia es ente real?—Después de disertar metafisi-
camente afirma que sí, porque trabaja sobre la vegetativa del
oro y plata, que son entes reales y positivos.
¿Puede generarse el mercurio vegetal sin oro y plata?—
C. es oro y plata existentes en forma en el ser de la piedra
filosofal: Q. principio eficiente y formante, con la cual forma,
Q. tiene el ser que es L.—Por esto dicho mercurio no puede
generar Q. en ausencia del oro y plata, por que faltarla el su-
jeto de la influencia, y por consiguiente Q. Y si Q. pudiese
generarse con dicha condición y formarse, por lo mismo se
siguiria entonces que dicha formación seria propiedad propia
del mercurio vegetal, que es apropiada al oro y plata, lo que
es falso según declaración de la forma &c.
¿Que es el mercurio vegetal en el oro y plata?—Es sustan-
cia simple en M. ó Q. de sus especiales concretos, cuyos con-
cretos existen inductos en dichas partes y calidades.
¿Que tiene el mercurio vegetal en el oro ó plata?—Tiene
su acto propio y operación, con cuyo medio disuelve y vege-
ta aquella y las propiedades de aquellos, porque la vegetabi-
lidad del mercurio, está en el sujeto suyo propio en el cual
está sustentado, y sep:un este arte está él mismo en ellos y ha-
ce ella misma ser vegetables en M. ó Q. por razón del cual,
dichos oro y plata multiplican sus semejanzas en las sustan-
cias que están fuera &c.
¿Debe el mercurio entrar crudo ó evacuado en la opera-
ción?—C. no puede entrar crudo por que C. E. F. C. no pue-
den entrar como en él esté mixta la terreidad con aeridad, lo
sutil con lo grueso, lo espiritual con polvo condenado. Con-
viene pues evacuar, y tómese lo que sube en el aludel, lo de-
mas arrójese como inútil. Se sabe que conviene que el artista
deduzca los cuerpos de su primera materia, por que otras no
pueden estar en concordancia del medio entre C. y D., por
que se impediría por V. condenado, por cuya razón M. ó Q.,
de tal compuesto no tendría potestad de multiplicar sus es-
pecies en las sustancias que están fuera, por que al ponerlo al
— 475 —
fuego, liuiria con toda su especie, y por aquello de haber
impedido el medio de la conjunción.
iComo se unen el oro y menstruo vegetal en unidad, de nú-
mero ultimado, de suerte que el oro quede vegetado y el mens-
truo aurificado^—El agua mezclada con vino, queda agua vi-
nificada, y el vino aguado se hace con agua vinificada: y las
carnes y yerbas puestas en miel, se convierten en especie de
miel, y la miel queda bajo el gusto de las cosas mezcladas,
por aquello de que parte mínima con mínima se mezcla. Así
la vegetativa está plantada en la elementativa, y por eso en
cualquier elementado está la vegetativa en acto ó en potencia,
como la llama del fuego existe en potencia en el leño quema-
do. Y la vegetativa que igualmente existe actnaliter en mens-
truo vegetal, deduce en acto la vegetativa existente en poten-
cia en el oro, y por lo mismo, luego que es deducidla actnali-
ter en acto, existe también; por que el oro de ciertp modo t o -
talmente existe actualmente vegetado. Y el menstruo vege-
tal que estaba anú^c&^opotentialiler en tiempo, existe actna-
liter aurificado, moviéndose al aurificativo potencial, actual y
vice-versa. Ademas, existe conjunción de estos en tercer nú-
mero, moviéndose el aurificativo que está dentro del oro, al
vegetativo que está dentro del menstruo vegetal, para que
este mueva su vegetal menstrual á deaurar y vegetar y al
contrario; moviéndose-el vegetativo que está dentro del mens-
truo vegetal al aurificativo que está dentro del oro, para que
el vegetativo ó aurificativo mueva su menstrual vegetal á ve-
getar y aurificar, y asi se revela que la unidad del número
ultimado de dichos, existe por modo de mixtión de correlati-
vos esenciales, y de acción y pasión de los mismos.
¿Gomo se vegeta la piedra filosofal, no recibiendo alimen-
to de afaeraí—B. C. en los vegetales es simpUciter diferente
de la vegetativa, y por consiguiente, naturada según propie-
dades de los sujetos, en los cuales está plantada, y si en algu-
nos no se puede unir sino por el radical húmedo al sujeto en
que está plantado, se conservarla recibiendo aumento de los
elementos compuestos.
— 476 —
¿Pueden los metales perfect os convertirse necesariamente
en elementos, y ser materia áe la piedra, ó nacen aptos para
ser materia de lapiedraí—C. E. es necesario que los meta-
les se dividan en elementos para que su materia se aproxi-
me á su género, que es primera naturaleza de ellos, y entonces
la tal materia de los mismos, es suficiente al magisterio para
nueva generación; tanto cuanto los metales se aparten de E.
tanto se apartarán de su primera naturaleza, y por consiguien-
te, de nueva generación artificial que es el medio por el cual
los metales con D. deben terminar en M. ó Q. L.
¿Como se compone elfermento'i—C. F. fermento compues-
to, se hace de primera materia y naturaleza de metales y acei-
te, goteando gota á gota, y después con nuestro mercurio é
inceracion natural, que es medio de unir el mercurio con di-
cha primera materia, otras veces pues la operación y potencia
faltarían en la piedra, por la razón de que no puede haber otra
potencia en otro. Por esto pues, humedézcase y endurézcase
hasta que se haga verdadera goma, y entonces por este m e -
dio se compone perfecto fermento que se llama goma &c.
iQ,ue es fermento simple y fermento compuesto'^—C. y G.
fermentos simples, son los que con nadase mezclan, como son
los elementos simpliciter tomados por sí. Los compuestos son
los que se mezclan con otros, por que está revelado que si los
cuerpos perfectos no se pueden reducir á su primera materia,
no se podrá tener un fermento simple no compuesto, y enton-
ces la piedra será sin evacuación.
¿Cuales son los colores aparentes en la obraf—C K. cual-
quiera de las cuatro causas elementales, tiene su propio co-
lor, cuya semejanza aparece en los elementados, según lo que
cualquiera tiene mayor concordancia con alguna de aquellas, ó
contrariedad, como sean los colores que aparecen por la dife-
rencia y concordancia &c.... y por esto como la piedra en su
perfección tiene naturaleza de fuego simple, tiene color se-
mejante y concordante con el fuego, cuyo propio color es el
rúbeo. Y como antes de llegar á la esfera del fuego, debe pa-
sar por la del aire, por eso antea del rúbeo aparece color diá-
— 477 —
fano algo cetrino, por estar el fuego mezclado con el aire; y
como antes de llegar á la esfera del aire pasa por la del agua,
tqjna el color de esto, que es el blanco, así como principia
su ascención por la tierra, Ínterin pasa por su esfera recibe el
color negro &c.—Son pues cuatro los colores sucesivos unos
tras otros, según las esferas, y en caso de cambio, el resulta-
do es malo.
¿Por que es la separación^—Para que la primeva materia
de los vegetales y minerales, se traiga primero por lo míni-
mo, como en el vino por rectificación, por destilación y circu-
lación de los cañoneí ó tubos; en otras cosas por separación
de los elementos &c. principiando por la putrefixccion sin la
cual la piedra no se hace.—Por ella se separa lo mundo de
lo inmundo, lo sutil de lo grueso, lo leve de lo ponderoso &c.
Siguen diversas cuestiones en las cuales se dilucidan pun-
tos obscuros, y se dan consejos varios seguidos de reflexiones;
diciendo p e. que algunos farsantes obcecados, entienden com-
poner la piedra sin reducir las cosas á su primera materia, y
como no saben dt;spojar su primera torma, no pueden llevar,
la á primera forma, por que la división de los elemenios es
posible por artificio.—Los metales no se corrompen por que no
se generan como laa plantas y animales.—La piedra filosofal
es el ente perfecto.— Dios es la primera causa de esta opera-
ción.—En la materia se considera aquello de que sale el raer,
curio filosófico, los elementos y el azufre de la naturaleza.—
El cielo es de triple consideración, primero por cielo mayor,
segundo por ser mercurio vegetal, y tercero como alma de los
metales.—El menstruo vegetal, uno es resolutivo y otro r e -
soluble; el primero es doble, celeste y no celeste; el segundo
es vapor potencial existente en cualquier cuerpo metálico, (por
cuyo olor se convierte el azogue en metal) conjuntivo del azu-
fre y azogue, que solo por resolución se deduce al acto. Mens-
truo resolutivo celeste, es la quinta esencia del vino ó saca-
da del tártaro» cuya naturaleza resoluble se produce en acto.
—El menstruo no celeste, es agua ardiente perfectamente r«5-
tificado j salido del vitio, con cuya viftud; se resuelvefi todos
— 478 —
los cuerpos; se putrifican, purifican y dividen los elementos.
y la tierra se exalta en sal admirable y atractiva por su vir-
tud ó tierra foliada, que se llama azufre de la naturaleza.
Menstruo general, es medio conjuntivo entre S. T. V. X. Y.
y piedra principal de que se deriva todo &c. Hay vegetales
que tienen menstruo resolutivo para dividir los cuerpos; por
que D. G. calidad del menstruo, es cálida hasta el segundo
punto del cuarto grado, y conviene que se aumente su virtud
hasta el último punto con vegetales cálidos hasta el último
punto como son: apio silvestre, acónito, adelfa, anacardio, sci-
11a, pimienta, piretro, euforbio &c. sin los cuales no basta la
fuerza del menstruo &c. El elixir es medicina compuesta de
aire, agua y tierra, y difiere de la piedra por crudo y cocido &c.
Las copias y extractos que he presentado de este pondera-
do escrito, ala par que ponen de manifiesto el verdadero mé-
rito de las doctrinas que proclama, demuestran igualmente,
que su autor concedió á la parte médica una notable exten-
sión, involucrándola por decir así, en una materia que como
la Alquimia, le es hasta cierto punto enteramente extraña,
y de la que la separaban por completo los buscadores de la
piedra filosofal. Y si bien con frecuencia parece basada en los
principios médicos de Lulio, cuyos tratados copia ó imita en
ocasiones dadas; con todo, en otras les concede un ensanche
que si no está en Consonancia con los limitados ¿infundados
conociaiientos de aquel filósofo, se armoniza por el contrario,
con las doctrinas greco-arábigas de la escuela dominante en
los siglos XIII y XIV. Es masque probable, que esta expo-
sioion de la Quinta esencia, parezca difusa" y sobrado larga;
y de seguro la hubiese reducido á menor extensión, sino hu-
biese tenido en cuenta la dificultad que hay en poder encon-
trar este libro; los desmesurados elogios que se le han tribu-
tado; y la necesidad que hay de ponerlo de manifiesto, para
que los lectores puedan juzgar acerca del mérito y originali-
dad que le han señalado los biógrafos de Lulio, y los histo-
riadores críticos de las ciencias; quienes de seguro, en mas de
una ocasión, ó no lo han leido con despreocupación, ó no han
- 479 —
profnndizado ni conocido completamente la esencia de la filo-
sofia luliana, dando lugar ^ falsas apreciaciones.
Compendio del Arte ae'iii trasmutación del alma de Ios-
metales.—Dedicado este libro á Eolierto rey de los ingleses, el
autor le índica, qne ha recogido varios modos de practicar eli
magisterio déla piedra filosofal y d é l a s piedras preciosas, y
le aconseja tenga presente: 1.°—El' principio dé que se com-
potte la piedra filosofal y las otras llamadas preciosas^ 2 . ' —
t o s ínstnimentos coü que se haoe; y 3.°-¡-CÓ¿ÍO se deBe d p ¿ -
rat y practicar esta, matefia, medíante sus co^respOíidiéntéé
jnstftimentbs. 'Páíá este éljjeto que en rigor se.reducé á la
prepaíaicion de' lá piedra filosofal, y l a de-fes piedras preciosas-,,
enüípléfa «1 autor sobte- cuarenta articulos, qiié contienen l a r e -
petidbn de lag doctrinas conocidas, ésp^étalmente las áe lá
Qtiiittét es'ékcia, p6í cuyo motivo, creó ésdusad&'estrácfáflás;
E l aiutor éni eáte fííftOr ál éjí*presar-cttte pai'a T»Corapdáwioñ 'd^'
las perlas,'sott útiles ciertos^ mariscos-, Lacé- feférénciaái süs
v í a l e s á Famagu'st», P o r t u g a l é InglateTrá, ásl eo'nío día á en-
tender que es de fecha posterior al de Qui/ufa esencia'.
De lo expuestoc se desprende como se dijo al jJfiíicripiar es-'
te articulo, 1.°—Que-Luliono fué alquimista. Si'-^'Que iós-H-*
httiÁ déf- Alifüimiaí qué drculatí' •éón su ttoió'bré,'soh' áa; g e n e -
raT, posteriores á Su muerte. 8l°-^Qtie la Alquimia d-tfiére no-
tabfeüVente de te Química, aun cuafido esta le deba' su origen.
4."—Que el objeto dé lá Alquimia, única y exclusivamente e s ; '
la preparación'del oro, plataiy piedras preciosas, por meditf
de ót¥{)9 cuerpos distintos, valiéndose de un supuesto'cTlt« l i a - ,
maído iEUxí.r ó Piedra filosiyfal. S.*—-Qáé-los eméritos sftp»res-'
tos de LuliO, sotl ew g-énérarun- reotéd&die!-'los'démsís''li-
bros d-e xVlí^uimiai, aritériéres y posteriores á su existeñckv"
siendo el titulado Quintil esencia, e\ único que comprende ad«-
mas'üna parte médica, explanada con arreglo á'süadoi'tpihasi
fllostíficas, pero sin contener novedad alguna digna de'tenerse*
en Ca9rita;'y limitándose tan solo á realzar las propiedft'ííés'dé'-
los'médicamiehtoá. • ^ '. •'•• ''''• • { ' , ;¡..'rií-:¡--1
(ü
— 480 —
(Mae^íciucü,
3Í-
Consecuente Lulio con su atrevido proyecto de encadenar
todas las ciencias, eslabonándolas por sus principios filosófi-
cos, comprendió entre sus estudios, el de la Medicina, conside-
rándola, ségunsu costumbre, bajo un punto de vista abstrac-
to y contrario álkr&zotí y á lá experiencia, en éV cipe arntil-'
gamaba lo sagrado Con lo astrológico, lo cabálísticd, cótt ló
— 482 —
metafísico, y apai'taudpse por coQsiguiente, de las doctrioas
clásicas,que imperaban., en su tiempo. A este olvido.y, á esta
eonsideraclou, se debe.el que sus escritos bayan pasado; der^
^apercibidos en la historia,de la ciencia, aun cuando alg.u.no
de sus panegiristas haya asegurado, que determinados médi-
cos adquirieron gran reputación por haber ado|)tado sus priiv
cípios.. .
Como es consiguiente, Lulio no alcanzó eltítulo de ra-
formador, ni menos de fundador, por que ni presentó la cjen-
eiabajo un nuevo punto de vista, ni la redujo 4 fprma, tal,
que pudiese reputarse como innovación digna de atenderse y
estudiarse. LA .única npvedad que en esta materia se lereco^
noce, es el esfuerzo que empleó para explicar mediante sus doc-
trinas, la naturaleza y, esencia de ciertas partee •de la. ciepcia, •
cuando intenta analizarlas y ex,plicarlas á eu manera. De aquí
resulta, que en sus manos se reduce á un estrecho cuadro,
en él que solo tienen cabida varios principios iaeapazes de
satisfacer las necesidades del módico, y en los que faltan por
completo las bases fundamentales, ya sea que el autor las ig-^.
npr^se, como es presumible, ya que supusiese 4^.biau ser co-
nocidas de sus lectores. No- perteneco pues, á ninguna de
las escuelas admitidas, si bien recurre á la arábigo-galéni-
ca de su época, cuando trata de aclarar determinadas par-
ticularidades. El lenguage empleado en esta clase de escritos
es el que acostumbra, confuso, vulgar, trivial y enigmático.
Y si no se detiene en pormenores,, anatómicos, fisiológicos y
otros, con todo, de vez en euaiíád, los .consigna en otros l i -
bros esparcidos al acaso, y suficientes pava formular un con-
cepto rebajado de esta clase de conocimientos, como mas ade-
lante se verá al trascribir algunos en prueba de este dicta-
men.. ,
. Los. tratados médicos de Lulio, escasos en d.Qgfu^'tismo ra-
cional, abundan en empirismo ideal; y,su atraso es tanto mas
gensible, cuanto mas notable era el estado floreciente d.e la; Mer
dicina en aquella época, profesada con visible ejítension, por
hombres que alcanzaron distinguida y duradera celebridad, y
— 483 —
á cuyas loccLones concurrían presurosos los hijos de todas las
naciones cultas de Europa. Y aun cuando á su estudio solo se
dedicaban hombres especiales, con todo, los grandes enciclope-
dista» como S. Alberto y V. de Beauvais, la comprendieron
en todo ó en parte en sus escritos, demostrando sus adelantos,
y el extenso conocimiento que de ella tenian aquellos varones
eminentes.
La Medicina, según Lulio, es ayuda con que se logra la
sanidad; y es arte de sanar el cuerpo enfermo,Ly puede repu-
tarse naturalmenteiComQ una especie de Filosofía.—--El médico
indaga las superñuidades é indigencias naturales^ y tralmja
para templar las complexiones contrarias; él dispone, y la n a -
turaleza obra.-—La salud es el fin de la Medicina, pero no por
los dineros y honra.—La Medicina igualmente, tiene por ob-
jeto, un compuesto de potencia eleaientativa, vegetativa y sen-
sitiva. El que no conoce los principios, no conoce sus actos.
(ProverHosíJ SsgaQ &[ Ariolde las ciencias: La Medicina, tie-
ne la salud por objeto» y considera las calidades de los entes
nectarios para conservarla, y destruirlas enfermedades cau-
sadas, contra las cosas naturales por los accidentes &c. Dispo-
ne y ordena la naturaleza del paciente para recobrar la salud.
Considera igualmente los emplastos, Jarabes. &€, grados de 1»
calentura y de las plantas, y la simplicidad,é interpelación de
las calenturas; las horas del principio y fia del mal &c. La:fal-
ta de conocimientos de los primeros principios, es causa de los
errores de los médicos, y de la muerte de muchos enfermos, que
sin ellos vivirían, poif la concordancia que es superior, y por
los apetitos é instinio natural en la industria para rejir su
particular. Foreste instinto, el perro y gato comen yerbas pa-
ra arrojar por el vómito las materias nocivas.
En otro libro expresa, que el médico ha de recurrir á los
principios generales, para saber y conocer los de los. medica-
mentos &c. Y como los principios superiores obran en los in-
ferior^, debe averiguar la constelación celeste bajo la cual
padece' el enfermo; igualmente hade indagar la oriiift, heéé'é,'
color del enfermo, respiración, quejidos, y en ciertos puntos,
— 484 —
seguir los consejos de Hipócrates, Galeno, Avicenas &c. pero
con el mismo cuidado, que el ensayador examina el oro en la
piedra de toqu«}.—Al indicar que'tiene por objeto la salud del
enfermo (Árbol de las ciencias,) para que el cuerposensuádo
pueda efectuar las operaciones que le competen; dice, que tie-
ne tres principios, y se ocupa de las cosas naturales ó alimen-
tos, complexiones, humores, miembros, virtudes, operaciones
y especies; y cuatro cosas que le son anexas, como edad, co-
lor, figura y distancia entre varón y hembra. Las cosas na-
turales son diez: vianda, aire, bebida, sueño, vigilia, ejer-
cicio, acción, repleción, vacuidad y accidentes del alma. Las
cosas contra naturales son: enfermedad, causa y accidente. &c.
Para facilitar el conocimiento del hombre, aconseja el es-
tudio de los anímales, con preferencia á los vegetales; entre
aquellos escoge el oso, el mono y la foca; y entre los otros,
la mandragora (*). Según el mismo, el embrión principia por
vida vegetativa, y luego adquiere la sensitiva.—El corazón,
hígado y cerebro, son los principios intrínsecos déla vida.—•
El alma reside en el corazón como la araña en su tela.—Los
bermafroditas se engendran, cuando el sétaen ciEte ál triisnio
tiempo en los lugares donde se producen el varón y la hem-
bra.'—Se conocen dos miembros superiores y dos inferiores,
jwr la concordancia dé los cuatro elementos; dos superiores que
suben y dos que bajan.—La monstruosidad es un-éxtrávio ó
desencadenamiento que sobreviene á la naturaleza del princi-
pio al fin, por superioridad ó gran indigencia, como,' en los
casos de cuatro ó seis dedos.—El valor ílumano, depende de
la sangre húmeda y caliente esparcida abundantemente poj.
el corazón sobre los miembros, con lo que se fortalecen los es-
(*) La Mandragora, planta narcótica del género piropo, ü la que los anti-
guos atribulan piropiedades secretas, y eniplesbao en tus conjnros y otras prác-
ticas sopersticiosas; tiene la ^pafticutaridad dé' producir una raíz prolongada,
librosa, gruesa, que en algunas ocasione!) remeda groseramente en su bifurcación
las extremidades humanas entrelazadas, de uno ó dos individuos. ¡Buen mode-
lo para estudiar el hombre fijico!
— 485 ~
píritus; y la cobardía está sostenida por la sequedad y frial-
dad.'—El amor materno es mas fuerte por los dolores del par-
to y certeza de la legitimidad de los hijos.—La voz femenina
es mas sutil y aguda que la masculina; y la muger habla mas
claro y aprisa que el hombre, por tener menos deliberativa
que este; por eso es menos constante, tiene menos fuerza en
el entendimiento y mayor voluntad, al contrario del hombre;
y de aqui el que ella no pueda servir de testigo &c..
El hombre para Lulio, es: un ser acto de humanidad, do-
tado de sustancia corporal; hombre por la humanidad; cayo
acto es lo que de ella sigue. Como consecuencia de la misma
es por accidente, y es sustancia en cuanto es de humanidad .
Es de alma racional y cuerpo puesto en tercer número. Todo lo
corporal ha sido creado para él, para que tenga mucho con
que servir á Dios.—Según varias reglas del ^,j-/« general úl-
tima; ^?¡: animal racional &c. que tiene sus correlativos pro-
pios, á saber, homhrificante, hombrijicable, y hombriflcar, co,
mo el fuego, que tiene ignijicativo, ignificable é ignificár;&%
animal agente en mecánica, como escribiendo escritos, cabal-
gando en caballo &c. Sustancia por su humanidad; creado pa"
ra servir á Dios con,vegetativa y sensitiva, imaginativa y ra-
cionativa de las cuales es.—En él existen cinco potencias que
son partes discretas por ser diferentes.—Es ente á qrxien pro-
pie compete hombrificar; es igualmente, ente reible, escribi-
ble, cabalgante &c. que caba en las viñas y sirve á Dios en
la Iglesia. Es sustancia generante con la muger; y con el
raartillo, agente que clava clavos. (En verdad que este modo
de considerar al hombre, tiene mas de vulgar que de filosófico.)
Según el libro que acabo de citar; el hombre es animal
del cual se predican muchas mas bondades y magnitudines
de diferente especie que de ningún otro animal; es animal en
el cual una parte es incorruptible; que tiene mas potestades
que otro; que con su órgano hace especies inteligibles y ama-
bles; que usa de virtudes y vicios, artes liberales y mecáni-
cas; que tiene muchas delectaciones, diferencias, concordancias
y contrariedades; en él que la naturaleza usa mas del prin-
._ 486 —
cipio; que con todo lo corporal sirven á Dios, está dispuesto A
mayor fin que todo animal, que puede mas minorificarse; es
Süstaocia mas compuesta, que obra de muchas cosas, en la que
hay. mías cantidades de diferente especie; ea sustancia subsis-
tente con calidades corporales y espirituales, con mas relacio-
nes, acciones corporales y espirituales, y pasiones espiritua-
les y corporales; sustancia habituada en virtudes y vicios, y
existente en sitio recto, mientras va y está sentado; teniendo
en sí alguna parte sin sucesión de tiempo, y en la que se co-
locan mutuamente el cuerpo y alma racional; es sustancia
hombrificante y multiplicante su especie.
En el sentir de Lulio, el alma racional, es una misma co-
sa, con la misma vida del hombre; por que lo que es alma
racional es vida; esto es, que la memoria, entendimiento y vo-
luntad'i son de naturaleza de vida espiritual, y su vivir es un
ser, que es el alma, así como el ser del Sol, que es lucir en
forma y naturaleza de luz.—Por el raciocinio y racionalidad,
elalma que es criada nuevamente cuando se une al cuerpo^
lo es por la vegetativa, sensitiva é imaginativa engendradas
por los padres &c. Gomo los límites de este artículo,' no me per-
miten entrar en ciertos pormenores, trascribiré como en otras
ocasiones, algunos de sus pensamientos mas notables.
Ajífmacion,—Es vocablo &c. que exiensive, significa ne-
cesidad: y la Negación significa inconveniente é iaiposible.
La afirmación es mas fuertfe de diaqne de noche. (Este pen-
samiento es bastante nuevo.) ,
J}ociiva.z=zApre!idiíiva,—La primera, es la potencia con la
cual enseñan los maestros, y la segunda con la que aprenden
los discípulos; el a/ato es instrumento para enseñar; y el oi-
•do para aprender. La doctiva coiüienza en concepción de raen-
te y se extiende por: el afato; y en el que aprende, princi-
pia por el oido y se extiende por la concepción de la mente.
Ninguüa doctiva mecánica está tan cerca del natural, como
la música. La fabril empieza en los ojos y manos. Las espe-
cies enseñadas oííe?iíií?e, se conservan; por ellas los discípulos
son sutiles; pero las positivas son rudas.—El médico supone
- 487 -
por los libros y demuestra por experiencia.—El lógico ense-
ña en el aire, y el naturalista en cielo y tierra.—La doctrina
que comienza en primer pfincipio no es gíande.
Duda,—Es confusión igual de afirmación ó negación, y asi
como la privación es principio de corrupción y generación,
la duda es principio de afirmación y negación.
Capacidad.-^E?, la forma con la que el capaz puede conte-
ner y recibir cuanto le puede venir. Incapacidad, es lo con-
trario.
Comprensión.—Es semejanza de la infinidad y aprensión
de la finidad.
Memoria.—Potencia que repone y vuelve las especies que
adquiere la voluntad; y el intelecto coje una y otra especie
por inteligibilidad y amabilidad; pero no vuelve las especies
que recibe, sino sus semejanzas. —Compete á la memoria pro-
piamente recojer.—Esencialmente tiene sus correlativos que
son: memorativo, memorar y memorable &c.—Sus términos
son: potencia, objeto y acto &c.
Opinión.—Suposición de alguna cosa con duda, toda opi-
nión vale poco, es de afirmación 6 negación, es mas por se-
mejanzas estrínsecas que intrínsecas, y es por virtud ó vicio.
—Duns Scott, mas esplícito y exacto, decia, que era un acto
del intelecto deducido de principios, que no manifiestan evi-
dentemente la verdad ó falsedad; del mismo modo que la can-
tidad difiere de la cosa cwanta.
Verdad.—Es aquello que es verdadero de la bondad y
grandeza, y verificar es aquello que es verdad del bonificar,
grandificar &c. El fuego, es, y después que es, es verdad que
él es, por que si su ser no fuese verdad, él no seria. Luego el
fuego es de tal modo en lo verdadero por la verdad, como
por el calor en el calentar, y en el lucir por la luz.—Esta ver-
dad que pone las cosas primarias en lo verdadero, es la raíz
universal de todas las demás verdades, que se hallan j con-
sisten en el ArM elemental.—Sin la verdad nada puede ser^
y sino existiese todo lo que es, seria falso.
Imaginación.—Es potencia con la cual el animal imagi-
63
— 488 ~
na en su intrínseco ¡mag-inable, lo imaginable, peregrino, ó
sea la semejanza ó semejanzas que se presentaron al sen-
tido ó sus semejantes.—Es buena, porque din ella no hubie-
ra ciencia de las cosas pasadas, ni los animales supieran vol-
ver á las fuentes &c... Tiene instinto natural como en el bru-
to, que por ello tiene industria para vivir y huir del mal,
como la cabra del lobo &c.—Es parte de sustancia animada,
con la cual la misma sustancia imagina.—Es potencia con la
cual el animal imagina cuantos con cantidad, y con la que por
los correlativos de la imaginación, alcanza el objeto imagina-
do en el imaginable intrínseco.—Es activa por el imagina-
tivo existente bajo razón de forma movida por el animal, pa-
ra que el objeto sea movido en el intrínseco imaginable de
su misma imaginativa.—Es pasible en su imaginable, lo mis-
mo que en la materia, para que en el mismo imaginable esté
el objeto caracterizado, é imaginado.—Es hábito animal con
el cual hace especies imaginables.—Es potencia en tiempo
por el sujeto en que está, sin el cual no pudiera ser, ni el
objeto usarse: es potencia existente en lugar para imaginar
el objeto en su lugar &c.—La imaginación en los brutos di-
fiere de la del hombre, por que este puede imaginar, crecien-
do y aumentando los objetos, &c. haciendo ciencia, en una pa-
labra; y aquellos, solo el objeto cuanto es en sí &c.—La ima-
ginación reside ó tiene por órgano, una película tejida en la
cabeza, en la que aparecen las imágenes de los objetos en su
imaginativo, como las imágenes de los ojos en el espejo. Esta
película ó telilla, anteriormente ó hacia la cara que mira á la
frente es porosa, por razón de sequedad, que es propiedad de
la tierra, y abstractiva y evacuativa. En cuya frente el hom-
bre con el intelecto encuentra las especies, los brutos con el
instinto, en las especies presentadas por el intelecto ó instin-
to en la cara de la mencionada película; por que es de saber,
que el intelecto y el instinto, son los presentadores de las es-
pecies de la predicha cara por su especie, como el imán atrae
al hierro por su especie; y entonces la película, se colora,
pinta y cubre de las imágenes por su especie, como el plomo
— 489 -
(azogue) del espejo &c.
iSensitiva.—Sentidos.—La primera es potencia con la que
el animal siente y es sensado y por la que es sentido común;
y tiene los seg'undos como particulares. Es potencia buena y
grande &c. causa apetito; tiene virtud de sentir, siente por la
verdad, por la diferencia; tiene sentidos particulares &c. Co-
mo compuesta de los cuatro elementos, siente de distintos mo-
dos, según sus contrarias calidades &c. El sentido común es el
medio, los sentidos particulares son las extremidades &c.—La
sensitiva es de generante, y cuando muere, va á sus princi-
pios universales en los que permanece, y queda milagrosamen-
te en número, para que en la resurrección la justicia divina
y su misericordia, tengan sujeto en que poder obrar.—Es pro-
pio de la sensitiva sentir, pero esto por medio de órganos, co-
mo ojos, oídos &c.—El hombre tiene placer en los sentidos»
en gustar p. e. por que cuando come y bebe, por ser el gus-
to un poder de la p arte sensitiva, siendo el sujeto en que se
mueve la vegetativa, que está compuesta de los cuatro ele-
mentos, por forma unida desús cuatro formas, bajo las cua-
les está unida la materia de los elementos, el placer que la
sensitiva siente y recibe de la vegetativa, se le ofrece á la vo-
luntad, que se deleita en el gusto de la sensitiva; y es ma-
ravilla que el placer sensual se convierte en espiritual ó pla-
cer de la voluntad, por que asi como la potencia visiva re-
cibe por el objeto el color, y lo ofrece por imaginativa á la in-
telectiva para que lo entienda, así la sensitiva por el gusto,
recibe la dulzura ó amargura, y la pasiva á la intelectiva, que
por ella entiende lo dulce ó lo amargo; y lo mismo hace con
la conmemorativa para que lo recuerde, y por eso las poten-
cias del alma se deleitan por el gusto &c.—El gusto de oler
cosas buenas, y el disgusto de las malas, significa el placer
de amar y conocer á Dios; y el desplacer de desagradarle»
significa el hedor y corrupción de su corrupción.
El placer del tacto es corporal, para que lo haya igualmen-
te espiritual. Los hombres mundanos prefieren el primero, y
¡justan de tactos suaves, camas blandas, ropas delica'das &c.
— 490 —
apetecen sentir placer calentándose cuando tienen frió, y vice-
versa &c. Pero como Dios ha ordenado por naturaleza, que el
hombre se refresque cuando tiene calor suspendiendo el tra-
bajo y movimiento, con el cual se calienta, depende de que
el fuego entra en el aire, en el agua y en la tierra; en fin,
que un elemento entra en otro, de donde se origina el tacto;
y verificado este en el cuerpo del hombre, el sentimiento del
calor, frió, hambre y sed, cuyo sentimiento se forma por la po-
tencia sensitiva sobre la vegetativa, y según la disposición
de otros tocamientos, que interiormente ejecutan los elemen-
tos entre sí, de donde nace el placer ó desplacer sensual.^El
hombre cercano á la muerte pierde el sentido natural, y la
naturaleza quiere recobrar lo perdido; y por esto ei enfermo
desea sentir fresco; pero su naturaleza no desea frío, al con-
trario, el calor natural que ha perdido por el innatural.—La
calentura coa frió desordenado, es causa de que se destruya
el calor natural, y de aquí el enfermo desea calor contra el
frío que siente, y desea igualmente su naturaleza calor natu-
ral que destruya el frió que la oprime.
Cuando la vela al encender el farol, una llama engendra
otra, mediante el movimiento y mezcla de la llama con la tor-
cida; la vista lo significa al afato, para que lo anunóie al en-
tendimiento para que discurra y,adquiera ciencia de ello. Ad-
mirado ei entendimiento por la causa de esta generación, mo-
vimiento y mixtión, recurre al tacto que siente, que cuando
el agua está fria, existe en ella la calidez en potencia, que se
convierte en acto, cuando el fuego la calienta. Así la vista
vé arder la llama en acto, y arde incesantemente á la que
está en potencia, y el entendimiento conoce que la llama de
la vela, multiplicando su especie, mediante la torcida, ea cau-
sa del movimiento y generación de la llama de la lámpara.
Basta de sentidos en general y pasemos á los particula-
res. La visía, es cierto particular compuesto de la virtud de la
misma S. E. L animado eu la Q, de donde la vista se hace
por triángulo al aire, hasta el objeto que recibe virtud visi-
va, y conviene que el mismo objeto tenga color y luz, y que
— 491 —
la luz, esté en triángulo y en los ojos; por que sin estos el hom-
bre no verla, ni existirian las tinieblas en su lugar, de don-
de todo lo predicho en N. conviene á la virtud visiva. A. es-
ta le conviene quedos elementos sean el objeto interior, y dos
el exterior; y por el húmedo y cálido, se ilumina el triángu-
lo, y por el aire el objeto, conteniendo el aire c\ calor y es-
plendor del Sol, y por el fuego en el triángulo y en los ojos,
en los que hay complexión húmeda y cálida, en los que se
representa el objeto, mediante el triángulo, el color y la for-
ma. Dentro délos ojos, se hace recepción en sequedad y frial-
dad, donde está la línea que es de complexión seca, para que'
en ella esté la vacuidad mas cercana á la N. y que la frialdad
restriña aquello que recibe en sí la sequedad.
Según el Árbol de las ciencias: la vista es un brazo triple
del Árbol sensiial, reside en los ojos; y. lo que tiende á ser
visto y tocado por ellos, es de la esencia del Árbol elemmtal,
y principalmente déla naturaleza del fuego y,aire; siendo la
luz del fuego y la diafaneidad del aire, instrumentos para ver
y remover las sombras que invaden, y son por el agua y tier-
ra. Y lo que es vegetado eu los ojos, es de la naturaleza vege-
tal en la cual están aus cuatro brazos, de que se habló, y no
pueden ser vistos ni tocados en loa ojos, siendo así que la ve-
getativa es invisible é intocable. Y cualquiera de sus brazos
tiene su oficio eu los ojos, como por la apetitiva la potencia
visiva se tiene y refiere á su objero propio, es á saber, á la vi-
sibilidad; y por la retentiva retiene la luz del fuego y la dia-
faneida'd del aire, en la línea que hay entre la visibilidad y
visitividad. Y la digestiva digiere las especies sombrías para
que sean claras y lúcidas, y la expulsiva remueve las som-
bras, como el fuego que remueve la frialdad del agua calien-
te. Y es forma superior á las otras y está sobre ellas, en gran-
deza de Bondad, Poder, Duración 'kc.—Tiene cuatro partes
principales á saber: msUivo, visible, ver y visible común, del
cual visible particularizado es el individuado, como el visiti-
vo de los ojos do Pedro, que es una parte de su vista; y la vi-
sibilidad que es de la esencia de la vista, y el ver que es ac-
— 492 -
to de los dos; lo cual es interiormente, de manera que la vis-
ta de Pedro, consiste en aquellas tres partes, y esta vista es
brazo del sentido común. Y la visibilidad que está fuera, es
como la visibilidad de la manzana, la cual es objeto remoto
en cuanto no es de la esencia de la vista de Pedro, pero par-
ticipa en la especie con la visibilidad, que es parte de la vis-
ta de Pedro, y que es sensada y sustentada en los ojos.—Y la
digestiva digiere la visibilidad de afuera en la visibilidad de
adentro, de la manera que digiere (convierte) el pan en car-
ne y el vino en sangre. Y de esto se sigue otro acto que es
el ver, y operación accidental para que se vea lo que es de-
seado ser visto, y en el cual visivo tiene reposo. Los ojos de
Pedro son elementados, vegetados y sensados, y su caballo
es visible, al cual vé Pedro. Y entre los ojos de Pedro y el
caballo, hay una línea extendida por el aire y espacio, que
media entre los ojos y caballo, y está compuesta de los tres
naturales, elemental, vegetal y sensual, y es línea existente,
terminada entre dos puntos. Uno en los ojos y otro en el ca-
ballo; y esta contigüidad y terminación, es por la cantidad
discreta, en cuanto los ojos y el caballo, son cuerpos en dis-
tinto lugar y reciprocamente diferente*... El caballo es visi-
ble por su visibilidad, que es una de sus partes esenciales, por
lo cual es visible en su color, en el cual la línea que está fue-
ra participa por la contigüidad &c. Y por eso los ojos de Pe-
dro ven el caballo, y el visitivo no pasa al caballo por linea,
ni el color del caballo viene á los ojos de Pedro, cuyo color
no puede venir, por que dejara su propio sujeto que es el ca-
ballo &c.—La vista es necesaria á los animales, por razón de
los hábitos que reciben por la vista, que son necesarios para
ver, y para los hábitos de las ciencias. Y la visibilidad es im-
presión de la imaginación, que imprime en si las semejan-
zas de las visibilidades, para que la imaginación las reten-
ga, de modo que el hombre puede volver á su casa y el león
á la fuente. &c.
Tratando de la visión dice: que el color es calidad exis.
tente eo el objeto de 1» vista, y hábito en lo cjlorado, y la
— 493 —
figura de este es hábito del color, pero lo coloreado es sustan-
cia en la que se sostiene el color, y tiene correlativos sus-
tanciales; pero el color es hábito de los sustanciales correlati-
vos. Es de si mismo y del coloreado; es calidad propia en el
hombre y planta en realidad, pero apropiada cuando están en
pintura. La calidad del color, le es mas apropiada que pro-
pia.—La Luna hace sombra por que es cuerpo diáfano en él
que aparece la sombra de la tierra; pero no sucede así en el
Sol, aunque sea diáfano, por que se colorea por su propia luz,
la que es del Sol, como la calidad del aire es calidad del fue-
go.—El color verde es el mas abundante en las plantas, por
que está compuesto de agua y tierra, que es lo que mas abun-
da en ellas.
El oido S'} explica con semejantes, vagas, inexactas y confu^
sas teorías, y dice; que hay dos elementos exteriores y dos
interiores proporcionados al oido, por que en el aire se hace
la percusión, y se lleva por el calor que tiene naturaleza de
diversificar; el sonido se retiene y conserva por el agua que
es retentiva; se siente en la sequedad que lo lleva al vacio, y
por eso lo seco percutido, suena mejor que Iq húmedo, con mas
ruido y estrépito. Del Afato de que ya se habló en la pági-
na 130, dice ademas, que es sentido incógnito y potencia que
manifiesta la concepción de la mente. Su objeto la manifes-
tación de la mente y la lengua su instrumento. La lengua es
instrumento común ad afandum y gustar, como el sonido pa-
ra oir y hablar. Por este nuevo sentido, se participa mas del
alma racional que por otro; y los hombres se entienden mas,
y por él se aprenden mejor las artes mecánicas. Ningún sen-
tido significa todo como él, por que produce sonido que el oi-
do oye, y al que lleva la ciencia; por él se ama y odia mas
&c. es sinónimo de locución de palabras.
El hombre considerado físicamente, es un círculo compues-
to de los cuatro elementos, interior y exterior; el exterior
aparece en el cuerpo y su figura; el interior en la forma h u -
mana, la cual forma es de los cuatro elementos, y es for-
ma multiplicada de las cuatro formas elementales, y bajo de
— 494 —
ella la naturaleza común de las cuatro materias de los cuatro
elementos. Estos circulan en el hombre, y como vegetado es
elementado entrando el fuego en el aire, éste en el agua y
esta en la tierra; verdadero círculo continuo formado por un
cuadrángulo. Como su forma es de la multiplicidad de las
formas generales, y con materia común de las materias ge-
nerales, es cuerpo elementado, resultando un compuesto de
su forma y materia, en la que está la sensualidad que le da
los cinco sentidos. Esta sensualidad produce la forma sensi-
tiva, cuyo sujeto es el cuerpo vegetado, sensado é imagina-
do, racionado y movido á tener ser humano.
Hay en el hombre cinco sustancias: elementativa, vege-
tativa, sensitiva, imaginativa y racionativa, que constituyen
una sola sustancia general, en la que cada cual mantiene sus
accidentes y propiedades inseparables. Las de la elementativa
son calidez, frialdad, humedad y ligereza, pesantez &c. La
vegetativa, tiene amargura, dulzura, atractiva, retentiva, di-
gestiva, expulsiva, generativa, aumentativa, nutritiva &e.
—La sensitiva comprende: ver, oler, gustar «Síc. sintiendo lo
visto, olido, gustado &c. (vid. pág. 125.) En la elementati-
va, vegetativa y demás, hay simple elemeutable, vegetable,
y simple elementar, vegetar &c.—En el hombre el alma r a -
cioional es cosa misma con su misma vida, por que lo que es
alma racional es vida; esto es, que la memoria, entendimien-
to y voluntad, son de naturaleza de vida espiritual, y su vi-
vir es un ser, que es el alma, así como el ser del Sol, que es
lucir de forma y naturaleza de luz.—Por la racionalidad y ra-
ciocinio, el alma que es criada nuevamente, cuando se une al
cuerpo, lo es para la vegetativa, sensitiva, imaginativa &c.
engendrada por los padres.
La nutrición es resultado de la vegetativa, cuyo objeto es
crecer y generar, tomando lo conveniente de los alimentos y
bebidas, que cuando se efectúa mal, produce la consunción y
la muerte. Cuando el cuerpo ha de crecer, retiene mas que ex-
pele y vice-versa. Ordena el cuerpo dando calor, frió y h u -
medad á las partes, y produce la flaqueza ó gordura, según'
— 496 —
h » % ser. Le convienen vegetales y alimenits mortificados,
Bflos-cooidos y otros crudos; unos mascados y otros bebidos,
para mejor dividirlos, distribuirlos y convertirlos en orgános;
Tiene el hombre cuatro humores que son: cólera, melan-
colía, bili» y sangre, para tener apetito de comer y beber, y
vivir según el tipo de ellos; con cuatro potencias, <rp«ít#íip«
para teijer deseos de comer y beber, retentiva para guardar
&c. |vid. pág. 124.)—La buena salud se«onoce cuando el hom-
bre está ligero ó pesado&c. triste &c.' Caandola apetitiva pi-
de lo n«»sarioconstituye la salud; cuando su deseo es desor-
densidola enfermedad.—La vegez dimana de la continua en-
trada de los elementos en el cuerpo que lo gastan, como las
máquinas que se corrompen y pudren &c. La apetitiva se ve-
rifica por lo cálido y seco; por que el calor natural consume la
humedad, de Cuya composteio^iene ít^ sequedad, que en «u
vfiduidad apetece la repleción. La retentiva obra por frío y hu-
medad, reattiüeodo la frialdad lo lleno de humedad,—La di-
gestiva se hace por calor y humedad, que son los que dan la
vida.—La expulsiva por frió y humedad, por que el calor na-
tural divide y disuelve en humedad, frialdad y sequedad.
Dormir.-^-^ exitaree es para tocar y clamar, sentir ma-
los olor^&Ci y eLdoraaií per el contrariOv—Es imagen de la
muerte, y/1» »i^/í» de la vida.—El que vela da mucho al tiem-
po, y nada el que duerme.—^Oonío la naturaleza de los en-
fermos tfabaja mtícho, tiene gran placer en dormir.—Y co-
mo el'velar es fin del mismo dormir, el hombre deberia dor-
mir poco. Como el día es para velar y 1» líoche para dormir,
por. «so d velar es^|>6r («mplexion cálida y seca, y el dormir
por húnwsia y fría;—*Ei' dormir es el reposo del sentido, y la
vigilia ea el discurso.-^Mientras el cuerpo elementado duer-
me, la elementativa, vegetativa y sensitiva no cesan de ve-
getar y sentir &c.—La vigilacion de la imaginativa y racio-
nativavoi la consecuencia de la vigilacion sensitiva, por que
esta no pttédekstener el gran apetito que tienen la imagi-
nativa y racionativa, recibiendo semejanza y especie de *«n-
tir: la senlitiva duerme^ por que su sentir no impide el acto
6*
— 496 —
de-la elementativa y vege4;ativ«; asi como pe?^ri^ abusáao-
cia d« imí^inar y racioQÍnar, es impedimento de*sentiri tam-
bién, por gran 8;b«ndaneia de sentir es impedimento de ca-
lentar y digerir.:,Se duerme por restricción de któ actos de las
potencias, cujos actos se restriñen en ellas mismas;- y se ve-
la por la distio^ion de sus actos.—El velar depende de la aber-<
tura de los poros, debida á los vapores frios y secost,y cáli-
dos y secos^gue exitan Ja sensitiva á sentir, y en el cerebro
la imaginativa i imaginar^ y i^r eso los coléricos y melan-
cólicos, velan mas que otros, Y ^ por que los vapores se-^
eos cierran, los poros, y suben á exítar la imaginativa^i ©!•
cerebro que es húmedo y hace los animales; y por esto ntís-
mo, los vapores frios que cierran los poros contra vapores car-
lientes en el corazón, este exita la voluntad al amor.-r-El amar
mucho favorece la vig^ilia, y % no amar el sueño.—Los mu-
chos ayunos quitan ei sueño, por que los instintos y apetito
naturales, requieren procuración de alimentos, y si los que
comen y beben poco, no pueden dormir, es por que la.natu-
raleza requiere vacuidad de repleción por vómito ó sudor, en
baño, trabajtmdo, caminando &c.:_ ::; •«
Soñar,—^^Es acto confuso de velar y;:dí^mij|..^sí como el
mulo e^ tercera especie del caballo y burra, el soñar es tw-
cera especie de dormir y velar. Tiene lugar, segua los dife-r
rentes actos de. las potencias.—Si en eí hombre abunda mas
una complexión que otras, soñará las sem^aezas dft«8u oami*
plexioo; el: epl^ico soñará cosas cal idas' y amarillasj el í saa-?
g«íoeo rojas y hámedas; elfilegmáticoagua, y cosas.blsaicas y
frit^jvy eline^cóliconegras y secas... Por- la,vegetati»a^:se
sueñan influencias y renuencias necesarias para vegetar yíra«I^
tipticar Istespecie hamana; por la sensitiva, seiaé|étBza áe api^
titos particulares de sentidos. Si los ojos eétan «n g ^ á po-
tencia de ver, apetecen ver colores; y por este-i^^ito, má-
xime sisón sanguíneos, sueñan cerca de la vigHia cosa*her-
mosas; pero si participan de comple^cioQ melancólica, cosas
torpes cerca de media noche &c.
El soñar es como el otoño en las plantas. Los hombres sue-^
~ 497 -
fisti mas que los animales por vatotí del alma racional, ^r ^or
(fue Qsan mas las especia fantásti(^.—Lda suMos son def tres
dasesí 1°—Según las imptesiones supertereiB; 2."—Gonfot-
me la disposición ds la raeiónativtt, qiíé ffequiere'en la dor-
aiicion aquellas especies que tuvo en lá Vigllta; y^3.°-—Por
la revelaeron dé'DÍM, ángeles y demonios, qué disponen'é pe.
cai: altíiftpestarse.*—Ladormicion feside en la sensitiva, pior
que esta reside en la vi^etativírj y estft en la elementativa;
y ¡MÍ está en la primera "para qué se haga la preparación y
digestión, y pueda tener efecto la renovación por la trasmu-
tación de alimentos efí carne y saagre, preparación que se ha-
ce especialmente de noche, por razón de la dórmicióudel ani-
nial, que duerme por los vapores encerrados que no pueden
subir á la fantasía, la cual es el sujeto del velar peculiar a^
dia.—S. Alberto, mas razonable, suponía que los sueños eran
paro^«fecto del org^anismo; y V. de BeaavíiSi' en uno» ca-
soá'l^ creta actoisiíaplémente orgánicos, y en otros, efecto
de la divinidad, ¿ngeles, demonios &c.
Bl temblor, es impulsión del aire que mueve las partes
del cuerpo en las que está incluso, y de las que desea salir.
-^Esti compuesta de partes contrarias que mutuamente se sá-i-
c^dea ó «JEtremeoen, y délas que d^ea salir.—Es movimien-
to desordenado que con frecuencia es por extensión y restríc-
ciOH. El temblor de la llama, es de' las partes que en ella mu-
tuamente se dividen.—Los gallos y otros animales, se sacu'
den ó estremecen, para que el aire que tienen encerrado sal-
ga: por eus-poros, con el cual entra el temblor. Aveces los
horakres tiemblan súbitamente por percusión de partes, como
el airé qtf« se extremece ípor el trueno, la casa por el terre-
moto.—El frió ciérralos poros, y el cuerpb tiembla, porque
el aire no puede salir.—La fievre haCe temblar, pOr qrte en el
cawrpo hierve el agua movida por el aire, que luego mueve
el cuerpo.—^En el temor, el hombre tiembla, por que se reS"
ti^íiéft las par^s del cuerpo por causa de la restricción.—liOs
pat«MtH503 tiemblan por laa partes indigestas de las cuales no
puede sáMr el aire, y están «n ebi*Mi<^0«.—'El tetafeloí* eii la
— 498 —
muerte, depende de que uoas partes eon impulsadas y otras
restriñidas.-^Los ojos tiemblan pe»* la ver^üenzGk, el cora^oa
por los suspiros, la cabeza por restricción de los navios.*-?*
El temblor es de movimimito minuto de las partea xxiñj untas,
por diversas rectitudes,—-El cuerpo tiembla por .debilidad, y
hambre, por que sus partes apetecen •alimentos.-^Asi como lá
sangre hierve por alegría, tiembla el hombre en la risa, por
que calienta el calor natural.—<3omo Mánplemento de estas
generalidades, no creo fuera del caso.trascribir algunos por-
men(Mres sobre las causas de las m/ermedades &C. extracta-i-
dos del tratado de Contemplación, (tom. 9.° lib. 5.°,diser**
39. cap. 293;) obra inclasificable por la multitud y diversidad
de materias que comprende, consideradas bajo un punto,de
vista mas ascético y místico, que científico, al» hablar de la
necesidad y deseo que tiene el hombre de amar la salud y
huir de la enfermedad; con lo que se comprueba el afán del
autor de amalgamar lo sagrado y lo profano en los asuntos
mas disimilares.
Las raizes y causas de las enfermedades Uegfan á ta-einta
y siete, demostradas en ocho cosas: L'-r-üaidadifinimal y ra-
cional. 2."—Dualidad de naturaleza sensual é intelectual. 3."
f^Cinco potencias, vegetativa, sensitiva, imaginativa, imeky-
nativa y motiva. 4.°—Potencia vegetativa consiacho circunsr'
tancias de las cuales cuatro son cálidas, frías, büraedas y se-
cas; con otras cuatro potencias apetitiva, retentiva, digestiva
y expulsiva. 5."—Los cinco sentidos corporales de ia,poten-T
fiia sensitiva. 6.°—Las cuatro potencias de la;imaginativa ¿
íaber: vegetativa, sensitiva, racionativa y motiva; Í?^^—-^!^
virtudes de la potencia racional y los cinco sentidos intelec-
tuales de la misma. 8.°—La potencia motiva dividida en-ve-
getatlva, sensitiva, imaginativa y racionativa. Enc^to se en-
ci«?ranlas treinta y siete causas, y elque.«aae la salud, lle-
ve la memoria y su intelecto y voluntad» por estas ocho í o -
sas que las contienen, juntamente con las raizes dei sanidad
sensual é intelectual, y así puede percibiv, conocer y amar
ambas sanidades, recordando, entendiendo, y amando la sa-
-ém —
m^, j Biemoraado, «ntoidieado, y l^vyeiido lík «Eíferiaw
-' 1." Unidla-del indiinid«o Uamiüó\-]^qtm99ñ$iu^iter
ekámm, fet^ex^Tm» inteisstwiUíari ^ e i^faemtitéesvu&o^
^(tviduo compttatto de MASTS i^scn^' éintelecttiad; por lo
que el que ame la easidad, ba ¿efsabi^'memmu!;^; entéad^^
y querer «midad éensualé intelectual, 'p«tB.i(^<Wsi^&se-
retnpa en. unidad, ípor que ^ando el hombre no Mbe iseWonr
y dsltndar ambas sanidades, aoiMíbe ^lóaaiBift «midM del cuer^
p0:y:ala3a, y ni unir ni ísmmi^vmt wiSim!, ni éabe. «aitMr su
euerpo de enferfiaedadi seosualj' ni su alma de enfermedad in-
telectuíid^T'-'%-•'* ?-• ;•••-'.;. •"^••-f:' : -•••>• . •; ••••.•}.
2.° Dualidad de naturaleza sensual y ñster^^arltf^ec^
tual; de donde cocno el hombrt está compuesto y dividido en
estas dos natural«zas, le es posible estar sano en una ó en am->-:
bas; pues quúQ ama laiBaiadrCerpQ«Éil,'inqiiÍerálft.iiifflBarai3^
dé y «Ql^^uii^^.yAiñimdo la natwaleza-seasi^Jf y^^B»
ss»p(«;ter:8aales se encamina i la sanidad-, y el que ama la
salud del alMa que la inquiera meraiorando, «ntendiendo y
amaudola materia intelectual, y las causas por que enferma;
de que proviene la enfermedad sensual movida por materia
elemental» que por los humores perturbados-s» iaclioa ¿«or»
Ttiasgm IkJDBiMkdé saaidadry la «afermedad intel&etüal a»H
soda por parte de cctrrepcion dé la atetmoria,' intelecto y vo-
luntad.—-Quien ama la sanidad corporal, sepa memorar, en-
t^der y quererlas cosas corporales, por las cuales se dirigef
la potencia vegetativa, y guárdese que los cinco sentidoS'SeBí'
siaales no obedesscan la potencia racional,, que ordena ISiTege-
tatiVft'-por diflcredoB de ordenada'memoria, etilesdimiento y
voluntad, é n t r a t e y .salientes del'cuerpo por COM» naítuvales
y sensuales, por gusto, oido &c. J- ';«.!'
3.** Las cinco' potencias &c. £1 que amala sanidad,.'se>
pa memorar» entender y amar la ordenación de las cinco poten<
cias^ qne se forman cuando la potencia racional es señora de
la> d«mas, po»».- «joe esté dirij ida á recordar, entender y amar^
á su honrado Dios-&C..V Entender y amar; y querer la e»de~
naciOQ «)nocida de las-einco itoteosias per virtud que reoibie-
- - 500 —
ron dei Griaáórv ;pc»r q^ue cuímdo el hombre sabe que tiene
potencia veg'etatiyaeujeta ¿ lá sensitiva, y esta ¿ l a itnagi-
nativa¿ laeg» íacional motiva &CÍ y esta se maeve ordmate
púr la racional, entonces está ordenado á tener y conservar
la salud i sensual é intelectual.
4." Potencia vegetativa. De aqni decimos que sensual^
mente sentimos^ é inteligentemente entendemos, que de las
cuatro calidades generales, d<» son activas y dos pasivas; eu
cuanto el calor y el frió tienen mayor acción sobre la hume-
dad y sequedad; en tanto que el cuerpo está en mayor corrup-
ción y enfermedad, y en cuanto se hace el temperamento en-*
tre las cuatro calidades, de tal suerte que entre ellas, no ha-
ya ni gran acción, ni pasión, mientras que el cuerpo esté en
mayor vacuidad, de donde esta cosa es contraria en signifi-
cación contraria á la potencia sensitiva y racional; por que
en cuanto estacional, tiene mayor acción y dominio sóbrela
sensitiva, mientras que el alma está sana en su memorar, en-
tender y querer; esto por que la potencia sensitiva fué ocasión
al primer hombre, para que corrompiese su voluntad, memo-^
ria y entendimiento.-T-Asi como la potencia vegetativa se en-
ferma ó débüita en el cuerpo humano, por acción nimia que
tienen las dos calidades activas sobre las dos pasivas, asiuee
enferman y corrompen cuando una calidad activa sobrepuja
á otra mas de lo que conviene, teniendo acción sobre la con-
traria pasiva; así el que amala sanidad corporal si tiene ni-
mio calor natural, le conviene saber, memorar, entender y que-
rer comer poco y beber mudio, por que el mucho beber cosas
húmedas yirias, genera humedad y frialdad, que resisten al
calor natural, para que su sujeto no se destruya por seque.dad
privándole de humedad; y como por muchobeber y pococo*
mer, se multiplica la humedad y se mortifica la sequedad, en
tanto que ayuda á la frialdad, para que .ti»iga ts^ta acción
sobre laicaüdad que le está sujeta^ cuanto el calor tiene so-
bre la suya, y porqEwambftS «cciOBes se igualan al tempe-
ramento, asi la sanidad en el cuerpo humano &C.
La potencia vegetativa enferma por nimia Maldad; se cu-
— 501 —
ía comiendo mas que bébiénd», por que lascostts ctíüjidas tío
teniendo humedad como iM beWdas, se vivifica el éaldr' y
amortigua la frialdad; y por el calor aumenta la 86<ineáa<tí
y como el cale» sabe, y baja la frialdad, y aumenta la se-
quedad, las calidades acceden al temperamento en la poten-
>cia vegetetiva.^^Tiene esta, cuatro potencias que le sirven:
apetitivai?retentiva, digestiva y expulsiva; si la apetitiva pot
eJemfAo,'!apetece ó desea mas de lo que le corresponde, enfer-
ma y*ice-versa. • • '• ~ ,-;.;-:..
. ) La sensitiva se sana ordenando y dirigiendo lavegelati-
va en sus calidades y humores, y haciendo que la imagioit ^fW
tiva imagine las causas de que viene el mal y la salud, y ha-
ga razonar, memorar, entender y dar á la motiva el movi-
miento, de tal modo que cure la sensitiva. &c,
5.° Potencia sensitiva. Para sanarla conviene darlo por
los cinco sentidos corporales > que sirven á dicha potencia; por
que wsi como el hombre con una mano ayuda & otra, asi h a -
cen las potencias. Cuando enferma y corrompe por desorden
dé la apetitiva, retentiva &c. enferma sensualiter, por enfer-
medad de la vegetativa que de ella depende.
6.° Potencia imaginatí^va. Paca curarla es ineai^tei*'di-^
ri|k k» <^tss! caátra-^teásKáas, |>&fii q^laimagtnativ^á iéa
dir)»:ta ón su imáginacioQ.-¿*Caando^ Itk vegetativa enfernia"
por mucho calor ófrio, enferma la imaginación sensual ó inte-
lectualmente; y si proviene de calor, imagina frió &c. y v l -
ce^-versa. • - ,. ^ . •: ^. ., • • ,;,:•;; ,•' --^ m :•<
•tt.^." ^oional. Ou«ndo e s t a e s esc?«i>«,'y 1» sensitiva se-
ñora, « n ^ c e s «enferma en sút memorar, ^atotiaéf y querer,
por que así como J el 'demonio retiíííé falsa formó oorpór'Éíl',
cuando se presenta en figüjra de alguü fcuerpo,' así tó potetí^^
cia racional se trasfigura&c.
8.° Motiva. No es mas que movimiento dé vegetativa;
seiMitiva, imaginativa y racionativa; puede enfermar sensual
é intelectualáient%Ac.-^iguen teorías parecidas á las atíté-r
riopes y desprovistas de'fedo intefés. ÍÍ^ÍÍ'
En el libro de Proveriiogi dice: efttw ótíSétííisóiáí'Que el
— B02 —
cuerpo paciente, exige beneficio de aquello de que es.—El
beneficio que recibe de loa elementos el cuerpo del hombre,
pasa por la ve^^etativa á la sensitiva.—>E1 médico sabio ayu-
da á la vegetativa con fmtoa sanos.—El porqué el enfermo
quiere comer frutos, y no puede comer pan, es por que la ve-
getativa ama su semejanza, mas en sujeto natural que en eU
ifeí wtificial.'—^La vegetativa del enfermo,: tieneiíaaa apetito al
-|?.^^ fruto que a l a carne.—La sensitiva ao enfermara, si estavie-
• .^^p*^ se sana la vegetativa.—La carne conforta mas quo la frota,
por que tiene triple virtud.—En la swisitiva hay virtud de
elementar, vegetar y sensar. La enfermedad ahuyenta la s a -
nidad por. elementativa, vegetativa y sensitiva.—La sanidad
huye de la enfermedad en aquella potencia en que l a virtud
está mas restaurada.
Al terminar estas generalidades que se refieren á la Me-
dicina, debo recordar, que Lulio, con frecuencia dirijia sus
invectivas é. los módicos, si bien con el aparente correctivo
de estar encaminadas taasolo á los ignorantes. Entre sus cen-
suras cuenta la que se refiere al interés con que ejeroian la
profesión, poco fundada por ciecte,;pue9 no siempre es posi-
ble practicarla gratuitamente; y imando el clero recibe esti-
pendio, bien pueden los médicos exigirlo. En el tomo IV. cfel
tratado de Contemplación, en él que examina moral y cris-
tianamente, todos los estados y catreras del hombre, seña-
lando sus defectos; &c. dice entre otras cosas, que la; Medi-
cina es la ciencia en que mas se obra fortuitamente, y que
los médicos quieren curar el cuerpo y olvid&a-su alma; que
diariamente, ignoran lo que es enfermedad; que hay médicos
por honra y gloria de Dios... que los del cuerpo andan b b s
vestidos y montados, reuniendo grandes riqmezas( frwadálosa-
mente, por que engañan á los enfermos, jaetoaác»» de cono-
ces/elmAlque descoaocfflj, ó eatretieaeny riargañ, para mas
lucrar, rwsetaaio. oa-uchos- rwa«iÍQ9, para que los boticaric» les
gratifiquen &c. ÍVoL 2.°; Ub.< 3, Disert. 22, cap. 115.) Los
tiempos mudan pero no los hombres; por que en nawtros diaa,
pudiera encontrarse algo parecido á lo que dice Lulio.
- 803 -
Desde luego los inteligentes habríÉü'notadb'y confirmado
m k)= expuesto, la iaferiorláiwlíítea i«tóri en les tbéoéiiáieátcM
^ « 6d conáidePíin tíctóo f*<éffiiÍHiáreá' d^^ne:¿os á ISÉ' Médiíáii*
Dft, la vulg>aridí9iá^'á#ife6á *^tíd09, penáütóiéntós, la treftkj^
sidadj eoB^ftítón'% i«€íi%(étitad lie suá definietoneá yéxpii^
caieÍGn^i'^^í^*(íliin la escasez de ^üatoíióéiiniSéhtos én una
ciedeJaifíftiédéseguró TÍO profundissó,'y^üé «n sus tüanos'sé
redueO" 4 tiñ cífcul© estrechó y Vaátpéí^.' Ea éfikrtiói tSóítfpáihB-
(Seíj^ el •etadító» laétónicd y pfdfíiíMd DMá¿í;'«6n éí'Veírbostr
y vulgaridaddeáüseotoodmtótítbáerieUa'/
Lulio copiando éotrós escritores, señalaba como principios
intríQsecosde la vida, el coraísson, hígado y cerebro. En efec->-
to, estaÉ ent^aaiffi éí^n'sé^^:6M<Qlím,líÉ8-foéntés'd^
Ai, B< B C. A. B.
4 2 3 4 4 2 3 4 4 1 3 .3
8 1 3 3 1 3 3 I 2
2 1 2 2 1 2 2 ... 1
1 1 1 1 I
Fuego. Aire.
Faegtkr'íaire, agua, tiéira, lAire, fuego, IH?U*> ti^i^»»
Aire, "fa^0, tierra, agua>;' Fuégov aire, tierra, agua.
Agua, tii^ra, fdegoi aire, • A|foá,' tierra, aire, fuego,
Tierra, agua, aire, fuego. Tiaíra, agna, ftiego, aire.
Affua. • Tierra.
^gsoa, i tiwfca; aire, fuego, Tierra, agua, aire, fuego.
Tienfa^ ag»»í/f-ftíe^ó,- airé, Agua, tierra, fuego, aire,,!
Aireii fuego, agaar^yerra^^ Aire, fuego, tierr»¿ «gem,
Fuego, aire, tierra, agua,- FuÉ^o, aire, agua, tierra,
_ 51% —
Segaidameote, se especifican la levedad y pemáerosidad de
estos elementos, sus grados y pantosenlas plftatas.&Ct Éter»-
pa y fastidiosa repeticioD, de una doctrina dUacidada en infi-*
Hidad de libros, r
La segunda parte, encierra treinta cuesliones s^icas de
diversa clase, como por ejemplo: ¿Si los laxantes hacen su
(^ración por Scu^tDa especifica, ó por razón de la proporcioá que
media entre elatrayente y el atraído, cómo entre el imán y
elfaierro? &c.—¿Si el semen que influye en la mujer jj entra
formaliter j uiaterialiter, ó tan solo maieñaliteT.—¿Puede
concebir unamugerenun bafio donde un hombre haya der~
ramado el semen? No.^ ¿Como de tan escasa (entidad de se-
men pueden generarse todos los miembros espermáiicos duen-
do así que todos lo son, exeptola carne y grasaí-^Pueden exis'
tir dos hombres ó dos plantas de igual complexión dei caler,
humedad? &c.—Si el hombre cuando come, debebeber antes ó
después, ó pocoé mucho? A esta responde con la siguiente:
Solución: En el alimento hay mas forma y materia que en
la bebida, y como el hombre es un árbol inversooen cuanto al
cuerpo, es preferible se le dé nMM;^a.jBWi gruesa lie^K^uÉtt,
que es cálida y seca, la que permanece en el fondo del estó-
mago, mas que el alimento, que es muy sutil, para que los va-
pores suban al cerebro, que permanece arriba^ á finde^^e en
él «©haga la digestión de complexión fria y húmeda, y se
digiera la flema en la boca del estómago; y por esto el fuego
sube y el agua baja, y está la melancolía sobre la sangre, y
b9Ja inferiormente por la ponder(»idad; y la sangre sute por
levedad. Y como por que el hombre ^ árbol inverso, y la vir-
tud de los amentos, está situada en el hombre contrariamen-
te, á saber: la virtud del- fuego está debajo, la del aire infe-
riormente, la del agua arriba, lo mismo que la de la tierra; y
por esta causa se sitúan los cuatro miembros principales se-
gún la inversión de la situación de las esferas; por lo que el
hígado está mas iirferior, el boaó sobre el hígado; y sobre el
bazo el corazón, y sobre este el cerebro. Todo por que las
complexiones participen entre si. y es conveniente que el hi-
- 817 -
gadd Bet^ÚQ complexión húmeda y c&lida, por qne la hume-
dad está bajo frialdad; y el bazo (jae sea de lafria y seca, por
q«e la frialdad «Bt& bajo la sequedad; y el corazón de la cá-
lida y seca, por que la sequedad está en la calidéiS, y por úl-
timo, cooTÍeae-que el cerebro sea dd complexión fria y húme-
da, por qitóla calidez está bajo humedad.—Esta posición con-
traria alas esferas, significa que el hombre debe comer pri-
mero que beter; y beber mas en el fin que én el {irincipio; y
de aqoi es, que en la salud la'apiatitivá tiene mas :moTimiento
áccnner que á beber, y id contrario en lá enfermedad; y el mé-
dico en este caso debe preferir la comida á la bebida. (Conse-
jo que está én contradicción con la sana práctica.)
¿Porque no hay Calenturas quintanasí Por que no habien-
do mas que cuatro elementos, no pueden p&^T de tercianas ó
cuartanas, pues que se opone á eUo la levedad y pcmderosidadf
y jHirticipacion de las esferas.—¿Si entre la enfermedad y la
salud, puede haber un estado intermedio que no sea ni uno ni
otro? Después de varias razones termina diciendo: qud asi co-
mo en el vaso puede haber mas agua que vino, y vice-versa,
también en el cuerpo puede haber mas de enfermedad que de
salud^y vice-versa.—¿Mientras el hombre está enfermo á doñ-
ee va 8a-salttd?f-¿Porqu8 el' opio en peqüefla caotidadí cal-
ma masía cól^á^el enfermo, que la mucha cantidad de agua
que bebe? El opio tiene forma confusa y extensa, y es mate-
ria para muchas formas especificas, como la tierra del campo
para muchas plantas, y por su forma confusa tiene mtiy^
friaMi^ que el agua impuesta, y como la cólera és'déf f(MT-
m^espeelfieaé itttensa, hay mi¿yot'^conttíiiriedad entre ella y
el ©pío, fafee^ elagtttt^deíttctíalla^íaldadTttdioálrecibe
e r húmedo ántrlíáéntal, según'ol grado de frialdad <[ué está
bfcja especie de cólera, ebmo él gíadó de frialdad que existe
en lia «speciede la pimienta, y por que lá materia del opio,
dimite su especie y se trasmuda en especie de cólera; y de
aquí en peqoeña cantidad jnortifica mejor la cólera, que lá
mucha cantidad do agtM> comoel hierro candente que tiene
mayor calor que los carboniBS ó IMasas.
~ 618 —
Arfe de lo$ipHn,cipiQs y grados iela Medicina: Está^aca-
miaado á ejaten^er los secretea madicipalea J nfcturalea,! méí-
diantft la apliofteion de las v^loa MI AHe:iifiWí^ndioso ds
encontrar la v(rdad. ; i , ir
1,' DISTINGION.—DISPOSICIÓN xm, usm.-'&e^tMh 1°
—Disposición del árbol.—Consía de die? par-tea: 1 .*—Diepo-
siqion j(^ todo el libro. Si.*, 3." y 4.*—TjriáagúVc» rojo, ver-
de y amarillQ, 5.*—Investigación de ks grados. 6.*—Genera-
ción y corrupción. T.^—Oalentoraa, 8.*—Orinas* 9,*—Pulso.;
10,—Metáforas.
Como las cosas se entienden mejor por la vista que por el
oido, traza el autor un árbol de los principio3> de la Medicina.
La raizes una^ rueda de las cuatro letras, que significan
los cuatro humores, dividid» en cuatro partes ó cuadrantes;
Cólera, Sanares Flema y Melancolia.—A., Calidez, 8. Se-
quedad, C. Humedad, D. Frialdad.—Cada cuadrante demues-
tra la operación del mismo humor, y de la fievre que de él sa-
le; mayor acción de esta fievre, y mezcla de elementos y d©r
más> , . :;
li9 mezcla de las letras. indica las reuniones y meéela de
humores entre si, siendo la rueda como la raíz del árbol. De
ella nacen dos ramas: La primera, es de los principios déla
Medicina según la opinión de los antiguos médi«>9,i4ividi«la.
en tres partes, natural, innatural y contra natura.—La natu^
ral se divide en siete partes ó flores, que son las siete: «es»»
naturales: elementos, cpmpdexion, humores, timmkii^', virtu-
des, operaciones y espíritu. Se le añaden,cuatro florea, q<(tei
contienen cuatro eosas natural^ anexas,; eomo son r edades»
colores, figuras y; diíer^ci^ sexualía.—-Lo inoataraV ccmTrt.
prende seis-floresf, q^esoí^: aiire,^ ejercicio,, aJlia).Wj^,y líüfeiáaí
sueño y vigilia, evacucion y repleciop;i y _acci.d«?yt«ic#VfklBaa'
ó asa. t^egria, tristeza, ira, y semíáfknt8fí<|-lio (jontra natur.a,
son trea ífeoffes qíi<?j^r?esp0o4M;jé!,JfkíMrfeHnedad, suseaiifaa
y accidentes.
La segunda rama, nuevamente inventada y a0§#ia, mm.
para exponer la primera artificial y metafóricamente, y se di-
- 510 —
Miám en dbs partea, ia primera en A. B. C. D., la seganda
Qn los tres triángulos^del -dfíe eon^enÜioiode éncohtrar la
fiefdúdi y en un cuadrángulo de las Sguras de predestinación
del mismo libroMia primera parte sé divide según lo conteni-
do, en cuatro leta-as, -una para cada parte; y la segunda en otras
cuatro: cbrréspondientes á tres -triángulos y un cuadráiOgulo.
—A. se divide éii cuatro grados que se denotan por las cua-
tro priments figuras del Algoritmo de este modo; 4i 9, 2/ 1;
y.lo mismoB. ,C. y D^Eesbltándoque^par»'denibátrarittadi-
chos grados, conviene elegir entre diez y seis plantas ó'tíie--
dieinas simples generales, equivalentes cada Una á lai^ deoias -
de igual complexión; siendo conveniente el apropiar & cada
una la letra necesaria para distinguirla, y poderse demostrar
mejor, excluyéndola I. y la X., la^primeí-*por ser algorit-
mo y la segunda, por que equi^tale él número diez, y; así Sé
adañteaiiE. F. GvB. E; L. M. N. O. P. O R. S. t . V. Y ; ^
SigueUi vacias explicaciones robre estas letras; por ejemplo:
Si E. es una especie de medicina simple en la que Ai está en
4." grado, B. en 3.°, C. en 2.°, y D. en 1.°, &c. resulta tal ó
cual efecto.—Nada puede entenderse ginestas letras, por laj»
cuales discurre el arte; y es muy «onvetiieíite 'détnoátrár'lttó
fl(^ por medio dd^tvii»; adóptáí»ii> «¿'(^lo# pEtra ca^á ¿ual,
él rojo para el A. E. F. G. H., y á todo lo que; signiáqué ca-
lor; el negro por la sequedad, á B, K. L, M. y N: el azul por
lá humedad, á C. O. P. Q. R. y el verde por k frialdad, 413.
S.^Tw: V. Y. • • /;• ••^-••í
Deseada triángulo salen tres flores: en las del rbjo se es-
cribe: priucipio, medio y fin; ¿n las del verde, diferencia, con-
cordancia" y coatrAriéd¿d; en las del amarillo, mayoridad,
igualdad y minoridad. Del cuadrángulo parten cuatro flores,
en las que está inscrito: ser, privación, petfebúion, defecto,
conlos siguientes colores, cada uno el suyo, rojo, negro, azul,
verde.-ríiBBte alfabeto debe saberse perfectamente para trans-
ferir y liiezéfetr laéfloreamudables aumentando, disttiiiniyen-
do &c. para conocer y ¿alifiéát, y componer las iBéáiéiÉ»s&c.
Capitulo 2.'''-ConMc(onér,-^WkfhoHieiie íéié fcotídiciio-
67
— 520 —
ues: La lüteSi.que si A. se encuentpa én E, en 4." grado, B.
sea en 3,°> C. en 2.° y D. en 1.°; súcedeí&iBegBn el curso na-
^ufali [([üt como cada elemento tiene por sf solo, nna calidad,
ot?"* Itt; recibe de otío. El fuego pues, ea cálido por ai, perb
la ¡sequedad la recibe de Ja tierra; el aire húmedo yait síj re-
cibe calor del fuego; el agua íria por sí, recibe la humedad
del.*ipe} k tierra seca por 8Í, recibe la frialdad del agua; De
aguí; resulta, que en cada elemento y complexión, hay una
calidwd dqiaiiíiaiite y mayor; sin lo que los eleiñentos serian
iguales, lo que equivaldría á negar, los principios generales
y los médicos. Sabiendo esto se pueden conocer los medica^
meQtos. La 2.° condición, sobre entiende: las calidades de los
r^emedioa aun cuando DO sean sensibles &c.
. La 3.% es relativa á las condiciones del cuadrángulo; waa
para qiieel ÍÍÍ* y defecto convengan á la mayoridad, y lajorí-
vacion :ydefecto á la minoridad; y otra que conviene mas el
ser y menpf imperfección, como la privación, y la mayor iw-
pfrfeccion^: j
•, í ¡La 4.% es que el gradoy eltriánguloisigaaaljiíMiffiintó-
gnlQ, y luego tcid«i< la ^•é^oaokm de la ÍIÍÍB; ordenación á la
queestá sujeta la primera rama con sus flores.
• La 5'*. que todas las distinciones de este, libro, se dirijian,
según las djaposicicfnes. y condiciones.del ArbdL •;TÍ [ f^; fe
La 6.", conocer siempre'la ^iátera y segunda intención^
para saber á que elemento tocan ambas^ intencionen; por quela
primera, se refiere á la causa final; y la segunda á la nmte-i-
ría, y lo ¿ella semejante: así existiendo A. eñ E., su prime-
ra inteifcion es destruit D.; del miámo modo se d& á »i migm«
á la C. por la segunda, como D. recibiendo C. recibe A.; por
que el mismo D. sujeto, se mortifica &c. E^to hace ^ténder,
como el 4." grado está en tal cosa por primer*'iatencion; y el
3.° por la segunda, y el 3.° por la pciioéta con respeto al se*
gundo; y «pi^.,por Ja sprJB^a-respecto de la primera..
Capitulo 3.'—2?e la intención según la cual, el grado y
triángulo están en este arte.—Como la intención de la Medi-
cina es conservar la salud y destruir la enfermedad; y que las
- 5^1 —
cosasmedicioales y plfiatftSr sc«'SiiatÍQStraQ)eQt(^, tieoeaigra-
dosf según la dlsposicioQ^e loe tri¿Q^alos, éonvidneqtíB el mé-
dipo se{)>a aujaaeQtar, diwainuir y 6alificar"festos fiados con
Qpcs», por ja tmi&tioQ de 1M Qiedi«iQ&s imples y de laéplari»
tasjysepapriBcipiíir y conocer »l|arinGÍpioi mcsdio y fin de los
gradcp^ fWft ^ue poeda diferanciai!, concordar y- eon^ariar
los f^i^^^s entre si; de tal modo, que con su operación nattrf
ri^.y .artiiSoial, convengan y c^ocuerden para «oneervar la fa-
llid y destruir la enfermedad^.por 4|ae aisi oomo el martillot y
tenazas son instrumentos d^ arte fabril, también el grado y
triangule^ Bon instrumentos de; la Medibcina. Y del mkmo- ino>
do que el cuerpo humano es el sujeto de los Artes médicoSü e^
grado délos mismos A. B. C. D. son igualmente el sujeto y
mateiria del Arte de loa triájDigulos, los cuales sé- mueven & la
CKnsa final por elgfftdc; -fH^ificial^^naQ.l^ matiQtsiá se ftiRpAt,
de potencia ;en matA, y,se mueve nátaralm^te'á<ía causa-fi-
nal. Conviene, en e^te Arte, investigar IQS grados de las cosas
medicinales en los triángulos, para omitir dudas y contrarie-
dad de acciones; y que el grado y el triángulo se sigan mu-
tuamente.
. Capitulo 4!.''—l»te)iáon, átl em^rdi^ul^^, ra^f 4ifí A^íf^ip
fff^ra^n, $..fipfJPftpffi<^''^ÉÍ,&? éá médico es |ortific^rfe en,
la perfección, y como el defecto y privación, son sus efectos,¡con-
trurios, y conio el ser y perfección convienen con la genera-
ción; y e^ defecto y privación con la corrupción^ por eso ¡"^^y,
el cuadrángulo p^r^ que con el se pueda inveatigiai; ^,.ii;i|i^n-
tar^.Jp» gríkd.os y triángulos, «egun U,.djÍ8gp8Í,c|o9 áf la,raiz
del Árbol, ^t^jconata^de A^ñ,C. pi.,'piw» yft.^pio.hi hu-.
mores se qift^^n ifn.las mSñm^t^i^.fót su ácoion y p99ÍonV,
por que los bnmores j^e mesdlm* y upjp pt^ca maa .gue otrp,
PQS cólera, fiema .&c. por esOrCn los Quadrángulps, ó^sea en
W ,ci;iatro partes de la raiz, con el auxilio de los grados y
cudiránjgjB^ji, si? .puede conocer, como y de que moda ^e wez-
clan los.ho^ojTf^, T ¿í?tt,.q.ue dia gerá mas fuerte el parc^^o^
y 1» intei^íiipn d^ Ip^linjs^Qi^ coa^ ,B^ c^9t^»ri¿a y, ^ ^ » * -
ten naturai^a.y enferpaedtá; y . J J T J ^ Íiamqi]es l^,.existan A
— 823 —
la generación y se indinan & la corrupción ¡j&e.
Capitulo 5."—Intensión se^tt» la cual setrUta mestcAr^
tt, de la Jt^re, orina, pulso y metáfora.—^Como la flevree»
el mqrbo mas univerBal, y esteArte^ompendi0so,h&!sho patía
que con él puedan los estudiantes pobres, iquienessu lítise-
ria apenas permite dedicarse 4 la Medieina, en poco tiemp©
aprOTOchar&c; por qne principios universales.sm ^iúdipit^
y^mostracion^ para principios particulares. Po* tsosolose
trata de fievresy node otros morbos en general, piOf que esta
haría el Arte muy prolijo. Por un principio se conoce otro; y
por el Arte se puede fácilmente descender del Universal &i
particular.
Y como el médico por los accidente» ct^oeé las caüs&s del
morbo, y por las causas conoce el morbo, por eigo Be trMsde
metáforas, pulso y orina, que son accidenta y signos quíS de-
claran la causa del morbo; y conviene que ségun las causas y
accidentes, se muévanlos triángulos y grados, con laS diver-
sas virtud^ y operaciones existentes en las plantas y cosas
médicas contrarias á las causas del morbo para déstruirlol A
la manera que el pulso, orina y metáfora, son accidentes y
signos, por los cuales se patentizan las causas del morbo; así
el triángulo y él grado, y las virtudes de las plantas y cosas
mMicinales, son accidentes ó signos, por los cuales se maní-
fiestl'tá' <»usa de la sanidad, siguiendo la ordenación de los
grados y ttltógolos, y conservando la condición del Árbol.
La metáfora se considera co'mú Arte de bialtar eliútelec-
io, eu esté y otros Artes; por ella se corrobora jpues, el inte-
lecto,jmrai entender; y por ella gira al propio tiempo sobre
diverstó especies. De aquí es, que la primera Tama del Árbol,
en este Arte/se entiende metafóricamente por la segunda, y
éir'{Muña que los estudiantes en Medicina y otros Artes/|ttfédíau
tenerla "itM intelecto por la segunda ramal, ' s ^ ^ ^ %eron ya
de la primera, y «|$4r(kiáiéiíon con lós'róiiotés médicoa.J—No
obstante, siendo la metáfora el ligamento y nexo día las ope-
racionéá de las tres potencias del alma, que soi'Ptii: él fin de
recordar, entetider y amar, por la miWiííit iníeiicion que el
.-,823 -
éatetüiimientú hace, cuando- sé' édliénd^ oyendo & oti'os, ^ r
esto hay metáfora en esté AirtéV'^rfe i^iie por ella 'se pueda
entender lo queTOgungrad<¿ y tiángTiIos, y demias di^jkcio-
nes, se hadiclio^ti eéte Arte, y especialmeritó en h que íaj^
dé otras cietidas.ícomó Teología, Derecho y filosofía nátuirai,
por lisís cüalefs el intelecto sé exalta segun el siguiente ejem-
plo médico:
Sé vé que el imán atrae el hierro^ se desea saW por que
c¿tiSs,'y es, por que la tierra- eú él inian está nías próxima á
la sencillez, qué en él hierro ó en íótra especié; y coátíenéés'^
te mas de tierra que de otros elementos; por estb existiendo la
tierra en el hierro, se mueve á su simple que existe en el imán;
con k» que el entendimiento se exalta á entender metafisica-
mente, por que la escamonea en la que dominan A. y B. atraen
y purgan la cólera. Diremos puéS: cómo la cólera abunda en
el cuetfio, sé dirije á la escamonea'recibida en el. mismo, y lá
eacaíiíónea á la cólera, lo que se viérifica buscando el puntó seu-
cillo que se encuentra en la 1S^ y 6.* distinción; y cotübla
cólera se descompone y se separa de la potencia vegetativa, y
la escamonea no entra en la composición vegetativa del cuer-
po, naturaleza no puede sostener la simplicidad de dos pun-
te» «tmplés, por que en A; y B.^sé unéíí'juiitds,^ flésq^i lá
naturaleza, pui:^ ^ expele juntamente la éécaínoneá y calerá!
Por esta razón el tur bit purga la flema, por que abunda
en A. B. lo mismo que la flema, cuya composición se di-
suelve y destruye y va ala simplicidad, y es por laéloága-
cion dé lo& mismos A. y B. por si mismos, por qüéla líátup
raleza odia la disolución de los huiíiorés templados, y no quie-
re sostener én sí, discordancia dé' hnraóres disüélt'os; pcáf^ es-
to disuelta la flema, se expele reteniendo cuánto píiédé dé
A. y B. para fortificarlo, á fin de destruir su superabundancia
C. D. &c.—^Este ejemplo, en Teología, demuestra metafórica-
mente, jque Z<w virtudes en medio de dos extremos convienen;
^ lé/svicioi 'mlói extremos.
Mientras mayor «A el mimeíó dé los divéjfsós niítaíéiKis cóm-
puest(tó asi por esta metáfora^ pueden signí6cáiré¿ díSrás meta-
— B2é —
IQ^I^S eQ.la ciepcia zpé^iqs,^ s^ter: c^ue ^1 ixij^áico ppeiw^ ,eon
más ge^uriddd mientJias componga muchas zaedÍGinas simples
&(?, La virt»Í de esta Arte es dÍ8CU|rrir, fiaalmente, ppr ]a
xoe^ájfpTfi, por qiiejbs eiemeBtps y ciencias universal^ escoQ'-
den al intelecto 8U| operaciones y secratos», y la revelan muy
sutilmente;; y convíenie (jue el intelecto se exalte para eotearr
der taetafisicamente y se le revelen los secretos. ; ,i= :
. 2,* DISXJííCION,—MIXTIÓN DB LOS OBAIXW SEGIJN EL TBlÁN-
etrioBOjQ.—Capitulo Q '—Delpñncipio.—D. E. según sedi*'
jo, pertenece esta distinción al triángulo rojo, (lue contiena
principio, medio y fin, y el principio se bailará deE. A . ^ Í E ,
e§ principio de Jos flúsmpsB. C, por medio de operaciop^y es^
recibiendo del mismo B. y dando al i^iamoC. pero en yerdfdrí^l
principio del mismo D, en E., es B. y C. mediante, operación
y sustentación; Por operación, en cuanto C. se da al mismo
D. y I), recibe de B: Por sustentación, por que el mismo B.
O, ayudan al mi^mo D..contra A. y porq-ue A. convienÉjCQO,
la mayoriaen E.;en cuanto está en 4,° grado, por lo mismo
conviene que A. aea el principio del mismo B. por estar en Z°
grado, y del mismo, C: por estar en el 2,°: Ni pqRvjiene que
A, sea principio del mismo D. por que es su contrario, pues
loa principios de D. son A. y C ; y si D. fuese principio en JE^^
del láiámp í|, seíi» mayor JBI prix^cipio, po; m^or ^n .mayor,
que es A. contrario al rpenor que e? D. l« que és iipppsible
y contraías condiciones del 4 fío?. i / ,
Mixtión de E. F., cuando s^mezclaii, el 4." gy^do de, E.
es principio del 3.° de F., y el 3.° de E. és prii^pipip del.?."
d^^Fí yel2.°(ieÉ. es principio4eir. de F,,;,y lel^f.^jieg,'
es líriocipi,^ intelectual,# alguna parte intelig^pt^, gr^^iía-
da que cbntijen^,de;í?r,íi!F; por qs],e existiendo D. en F. no ba^-j
ta para, estar en grado, por lo que no puede sep,sihlf^ípefttf te-
ner pjjucipio. De modo, que sise quiere, bacejjjfincipiosen-j
sual ^l'in|eiie!(^tu|^ ^s^^ d^bp, |fla§^¿|Ú^^f"-W Joaismoá E.,,í",
para que de F^tír se haga igáaW.a| con el mi^mo ^,.^,e^ Ip
que tiene E, principio sensual. .;•.>>!<;.
Mixtión de E. G.—El autor discurre,.eq. el.óídpn anterior^
- 825 -
cotabíéattló pHncipios y condíd6tftó de! cüudráüj^áló.; '
líteiotí de E.' H.-^SiftóeMó W mistóo si«tetii¿j' áitaSéj
qtiééégiitt el ArlKJl, Ciertos grtóM, afegun son inAyói'es, ¿on^
vierten á su semejante en caHdad ó Kumór, á la esTpecife qne
esiáfeiyor, y -l^^^^^ P'^op^^*^» ciertas cómpíeXionés y cali-
dadéSi se'iéOtiVieírten en otras. A este tenor van siguiendo las
mixtiótíí» de E. L.—E. M.—E. N. &c.—En la de E. O. aña-
dé -qw tinos principios y grédosj séül príridpiós dé ótiros &c.
qafe ii coríoiDptóndótfflftespeéifeÉfe'ig^ftihi btrai éillaij^^^ ótrá
& 1* í^ezfeotivienéüy conftüefdati &i;. La iiátarfeléza ésfegía
y cofldícioó de est* Arte, pata qué un pnñciíJio sea 'princi-
pio en Otros niüéhos principios.—'Lo exTfíuesto en los princi-
pios del 4.°, 3-°. 2.°y 1." grad63,tóTve para conocer loa •prin"
cipiós de los triángulos, cuadrángsalos y'flores déla segunda
rama, siguiendo las condioioneé ¿el miímtíj'ArWali '
€apUulü3 .*—^«í ttteMo.J-Sé^n el cítrád tiíMráí [ la siifi-
fh ttfaftiéri» del fiie¿0 y' la «étíiilla déla tierra, son medio dé
Gonjuncioü. A. B. éxiatentés^elmismoE. y porfesté^mez-
clándosela materia ijgnea y la terrestre; el fuego del)é- ser eá
calidad seca y cálida, eü cuya calidad no existen O.D. nilá
iB»t«»itt de loS mÍ8mbs;*poí qtt* Ai Bv se contráriati, y lo tóií-
mp K, y'XJ£déíd^d«í^»id.©. féííiiü fiifeaiódé.édnjtínc^^
k. B.j Be-í^gttirta 4^6 la causa'áériacóntrátia y principio dé
su Contrario; lo que es imposible y contra natura y aun COTI-Í
tra las (audiciones del cuadrángulo y triángulo &c.—Sigue
el autor discurriendo sóbrelas proporcioiies y mMio de cóni*
jumeion, y sObre secretos de la ordenación de la nía1ieria¿ tan
«Ksfü«a y emgmaticatíiénteqüéUega áhaCei^ ininteligible.
—De este modo aüade, sé" rt^vela como los cuatro elemetítttii
son medio entre la mafória ordenal primera, y loe individuos
de la ^pecie &c.
Siguen las mixtiones de E. F., diciendo: que cuando se
•mezdlaá en alguna decocción ó electuario, entonces la mat&-
tla au3<^:Aihí|mi8iai« A. 'existente en E. y la sujeta á la niia-
ma A. existente eil l^wr^ataín y toeiclani aate8'q«6 óirós
mediosv'y esto pw q-oe el '8.?"y4.''^«dí«, esttti en mayor
- 526 —
cantidad ea aquel decocto que«12.° y eM.", por que la for-
ma d^ ellos A- B. está antes y tiene mayor maieijia: en E. y
F- que laformade los mismos C. D.—ContíBuan laa mixtio-
nes de E,.?:.—E. O.—y E- S. &c,
Ca^iÍMlfi S.^-^Pel Jin.-^S^an el A ríe compendioso tieuQ
tres especies, privación, terminación y cmsa final. ^\^M
la que; aquí se, busca, y así se dice, que'E-.en 4.° grado exis-
tesegun causa,final;y el 3.°, '2.° y 1.°, están en E. según la
materia, según igualmente por la comparación del pismoS.-,
2." y l.%,el,m.Í3mo ¡B. existente en E. existe en la forana y
C. p . están,onl^ materia, y esto por que en unai^spi^ie de
cierto grado existen otros mayores &c. A este tenor continúan
las misma» teorías, para que ú. médico al componer Í09 medi-
camentos sep^ al fin á que se dirije &c. Segui^tmente teori-
za sobre las mezclas de E. F. G. H.—E. K. E. O. E. 3.—E.
O. S,-^E1 hombre, del principio llega al fin con ayuda del me-
dio, y por esto A. no puede pasar á destruir su contrario sin
el medio que 03 B. C,; lo que significa que no se puede des-
truir Uignorancia de este Árbol, si falt^ el medio; el ciial
es las condicione» ded mi^mO; A P W Í por, \m míales se. Ikf n ÍBÍ
fin del saber de este Arte;, que es el ^pejo de la sMedicinat—
Apl,p<Mno está en mayor grado en E. que en F. y en F; que
en G. y «n G, qpj? enH-, por lQ,que la cólera esomajwr en un
colérico que en otro; de modo que si la cólera en uoOiestá en
3.° grado j se ;quiere reducir al 2.° ó 1.°, es manifiesto que
se ha de obrar contra el principio de la complexión, y con-
tra la final intención del mismo, por que la naturaleza eon'-
Tí^e meijor con el principio y final intención^ que con eline-
dio &c. por esto conviene á la salud tener hambre y sed, de
Tez en cuando, para que la naturaleza tenga tiempo y opor-
tunidad para destrair sus contrarios por falta/de alteento y
bebida. En la repleción se ha de pasar por íolníedio que es
la templanEft» .^«tes! de llegar al fin 4elii perfección deila sa.
lud. Por esto las cuatro«staoione».tienen los principies A. B.
C. D. en E. F. G. H., y es conveniente dar al tritogulo rojo
en algún tiempo del año, lo que conviene al principio, medio
— 528- —
y húhiedo por la inordéioacion de C. D. &c. Con lo qüó ée co-^
noce lo que se ha de curar por contrarios óseiriejaótes.
Según las simples esferas de los elementos, cbntíuerda y
conviene que la esfera del aire venga después de la del ñiegó,
pero la del agua participa 6on la dfel aire y dé la tierra, y por
esto el fuego es elemento supi-emo y la tierra Ínfimo; lo que
lio es igual en los cuerpos elémétítados, por que A. B. par--
tiéipan contra las diébas disposiciones de las esferas. A, C.
en los elementados, participan según dichas esferas &c. En los
elétnentados los lugares dé lijs esferas están mixtos por con-
cordancia natural. A. bajando á 6. y B. stibiéndo & A: &c.
(Concordando bien A. B. C. D. se pueden destruir y remover
loshnmores supérflüos y graesós, bajando y subiendo.
(Mpituló ll.-^De la contrariedad.—Biegpn el Ar¿e éom-
pendiosú V ías figuras dé la predeátiuacion, ¿Teces és sin me-
dio, (jué eá cuáíndo Ai D. se contrarían HmpUcUei^ élÁE:c&-
lentandó; A.la a'iniple 'tnáteria-^é'p.,'y mortificáiidoÜ.:á\A..-
en'la materia'Sencilla dérmisnJóAv • '•-•- '* '" ' ' ' - ' '
¥ don kiédióes.'-'cnéttidó claléritlÉmdo'A.* 1» raaténá^é C. |
mortifíéítedó B^étf fríaiaad, tíááBáb 'rltíW^%*t«Wá'fíífrei^TO^
reéíibé & í>.^W&hm*aí^;»iit¿fémO>Iíi'^pfei^*6^^^
trarla al mismo A..en cuanto loí^nortifica en matera'^«ÍÍ''C.^
réííibiéndé materia Se Bi |(araNdé^rüir B; en Al^Dé-ttfÓdb q»e,
si nd; hubiese tnédib éxiStfeftté entré: A. D*.', '8it''ticítíti*ríé'aaii'
sérití' ttfntá, que ningún téoipérnWénto p^íer* salir'eritt'e la
riÉÉít€*iá de A. y D; Así el médico pviedé'éufar'pioír lo» cdn'^:
trarios delmal; y por esO en líi' terciana qiie es Ü^'A? B": sér
dá O. D., y eomoto ella A. es mayor que B. conviene 4aí ínás
de D. contra A. qtte de O. contra B. &c... A. B. 0: D. Be con-
trarían de nr&chos-moáois, por virtud', poiideí*osidad, levedad,
sutilidad, y espesura dé Ift materia; por color; olor, sabdr, há-
bito y otras ni uchaa calidades. Ejemplo: el gaiivae^'ó y el mer-
curio «B^^jaagan de igual natar»l©«a dé 0 . ^ r qWté C. eS^tria-
yor en nl mercario'qutf én- el g^rVanzo, y B. D. estaií éh ma-
yor ponderosidad en el mercurio que en el gái^íízo; y co-
mo O. B. se encontrarían simplmiér, y D. %M} Medióte (XÍér
— 829 -
t r a C , por esto por que D. conviene con B. y con C. sea con-
tra D.. en cuanto C. concuerda con A., de aquí es que en eV
rnerourio hay mayar cantidad de virtud y materia que en e^
garyanzo; y la uxateria resiste mas fuertemente contra su pon-
•^erosidad y espesura de virtud en el mercurio, que en el gar-
vanzo.•^,por esto. conviene qne 0. esté en mas alto grado de
virtjid„enel nEjercnrio que en el garvanzo, y si no fuese,así,
nPipwdiera resistir á lá maypr ponderosidad dO;agua y tier-
ra existentes en dicho mercnrio. Se dice que, la. ro^a tiene
complexión frja y el garvanzo hi'imeda, y con todo, mas pe-
sa] este, y es porque en él tiene la tierra mas materia que
en la rosa, y mas virtud en esta que en el otro; el aire pe-
ro, máSívirtud en él, que en la rosa,-si bien esta tiene mas ma-
teria. ,
4 . ' DISTINCIÓN.—DE W.MiXTION DB¡:^9 ^RAflO^ SEatlUBL
TaiANGiDi,o \nmu.o.-~CapiMQ Í2--—-l^e Ja inay^rikeid.yiffuai-
dad y minoridad,—ÍOesTpuea de lameacla y combinación de
varias letras dice: Cuando el médico busque.la mítyoridadjy
minoridad, incline aquella á esta y vice-versa, hasta que al-
canze la igualdad.—Si se quiere multiplicar la B. cómase
mucho y. bébase poco, por que Ja C. se genera betiendp, y la
B, cpmienclQ, sucedierido Ip mismo con A. B. y C. D.,; pero
A. B. convienen meJOT al comer que al beber y C. D. .al be-
ber &c,
5." DIStlNCION.—DEM0STRA.CI0N DEL MODy DE INVESTI-
qt^,•f^ LOS QRKí>o3.—Capitulo 13.—Número de los grados.—SQXÍ
cij^íf|o,.,ppr.^er esto? los elementos y no poder ser mas, y es-
tar así en los medicamentos; suponer otro, seria destruirlo jto-
dp.—En el Q^pítiilp 14.indipa,el piodo de inveatigarlos.segun .
Ips autores j principia maíeris^les, diciendo que Jkvicenas,
Platearlo, y otros se equivocaron, por quj? no Ips buscaron se-
gún estas doctrinas.
CapUiflo 15.—De los principios naturales ó comunes, con
los que se deben investigar los grados de las cosas medici-
nales.-^BOÜ'v&rios como virtud, materia, color, sabor, olor,
lugpr, pe¡gp, levedad, tiempo, sutileza, grosor, hábito, leve-
- - 530 —
dad, áspei'ezií, sotitdo, cátór^' frialdad/séqiietlW,hutnedátJ,
cantidad, 'ir algfun'os muchos %ás.-i-Lá virtnd^y la máteHa',
íiór éstáb éii'igüál óantiflaá,' estó es,'nb CóTí'éyfjo'ridéiíi—Eí ái-
"¥é !cciíl^;'l6bfe óori jél"ag'a'á' y la tieirácbííi él'ftfegcf, porestí)',*6.
^ t á en -ináyor gWdb qiie es hütíiedo j ' cMM'o/'íiáé'fící'^en'fel
•ñ-io 'y liúmedo '&'c:!ii-íír-lletío cóttVft'iíe ttíÜs'foTí íá' báteíM'del
tñre y )ág;ua,"'y el vacío'ccin el filégo y'titífta érc.'Üé'ytld" i'e-
8tilta'.qüb las plpÉtitas son de diVétáb gradb se^n^eriiigSt'-M-
' íbbáoi frío, secb &c. dé donde'^íóvienen. ' ' ' " ' . '. '
' Uapitiílo Í^.—Módo deinéestiparhs t^fadds en la esphcie
Aiimethd.—'Vo'c \&5 flores del'cuádrárigulo Se «leva'el enten-
dimiento á considerar la gratidé y e^elerité perfección' y teíh-
péíramentó, que dio el Altísimo al cuerpo humano Siibrélodos
los elementados, cuerpo que participa con todas las c.riatiiraé,
y para queso alrha sea'fortñyy (ínateíia más'hoblé; cbn lo
que se significa que en cuanto lo que es necesarib ú lafórtiia
y materia, testen enéiéiierpo humano actual y pütencialméri-
te todos los grados de A, B; C. D;-^Por que si no estuvieren
siicederia que E. F. Q. H., convendriiVn y ccmcbrdarian ma-
yor ^ mejotmente con el íéi* y'iperfBCcíott,' qtré'él;cnér{i¿)hu-
mano, lo que es imposible y contra las condiciones' d'e las flo-
res; como sea que dichas letras no tienen tan noble fortóa co-
mo el cuerpo humano, ni se ordenan filan' Übtle'flh.—Y Cij-
mo el ser y perfección, convienen mejor en la forma y tíiaté-
ria mayor y ínas noble, q^ue en la menop, pbr efeto sé signifi-
ca'que algunos dé aquellos A. B. G D. ésten püi'Sí solos én.
el cuerpo humano en 4.* 3.° 2." y 1." gradb, ség'Uñ eVáétó y
;^0tEmcÍ£i. '' ',' '' *• ' . • • " ' " ' , /
De mayor diferencia sé hace mayor con<5ofáa:ncia contra
mayor contríariedad, para generar mayor' igualdad y té'tfpéira,-
mento. Y si en el cuerpo humano no existiesen tqáoa'loS gtd-
dos de A. B. C. D. no tuviera tan gran di'féfeiitíia'y cónc(n'-
dan'cia como hay contra el iñtémpefamerito, y no se signi-
íicaria lasanta distinta pluralidad de las divinas persionas con-
cordantes ó igualmente remotas de toda contrari'éeríid. Y ésto
debe afirmarse para que mejor se entiendan, y con e t i n t e -
— «31 —
-lédíH'k élgtíifícati por tó'ÁisiÜó; tbdos-fós gíadé^' áé ''A. *B: C.
-él'qfiB '^ón:''afemdstra;ttéír''btii eí étiferpb y ésí)fecié t'tJiflátfa^ en
%*'cÉfál'%• níiffiá'^A^" Bv'e. ÍDv''*tienéH- ma^óf-té¿ií)érá'tó'éiíto
%ú\i étt tití* é^étíéi É» éllá'éátatt p^íiBs^lOé•'¿dátrb•gi•¿M
AiétH''fptéM%^''gégxmm ^rWáas' ¿¿ítóíltóxi>'ijeií"&c'.^T5íá-
c^iyníf(r',k^Íftibá;S(ft!rW él' partiiííííiír/'á%é qné éiiéM 'ÚW^o
Dioé'tóriiH'fiWinihuitiatia, eó; la qué existen^ Icis cíüeÉtrtJ^íá-
'ñÚ^'két^ Ib 'i¡né se •rír*'e!á''éifeéferytó^'ée'ik éííiÍ9,¥és&fa''^iíe Jésú-
•cíf^¿í''sÓÚÜ"íb''aj^tttiá'iiáb'etf'éí'ifeá^
cná^eífta toéaMáá dtól''gi*aa'tí &'é'.'A^adé' desjHies qieí iái.'C;! cdn-
(jtjériláti'^ai'a ^^éHéT^rkl ^cátór'ríatut-al, ijbr efcuál 'gé'tíótoláWVa
la,''víáa-'ííMfeáí;-^fif'^Vconcuelfdan par¿'^Bnei*áí-'U énferiiie-
dá4'qiiié'es^dbótbáijfa á la vfda;' De módb qué éuandá A. C.''e*s-
'tan en 4." gradó,' son'ma^ cout'ráriák á la muéíte'^ne éti'i&l
• ^.*i 5 * y' 1 .* Por Bdifei'ga'iéhiíé',! éá lá' éipécí¿•feTiíriianáírtiáieí-
itaií^#8téEf'eü'4.Vé.*^-ái-'y V-*difgrétftetótiiíéí'c¿ítí't(^f>íjr fi-
'tiSfétíMk'ke^iá(3^oÚtíiñ&ftieikpo, y'^óiás éeí itfatiiféltai'iala
' diVitíá''j'üStíBiá;,^^üe"pór culpa'dél 'priniéi' ]()écad6i' Hace'i&a^^'ór
• contrátieídad'étifré vida y mlierté, segtíü' curso -nntu'ral, q*áe
haíria si no pudiesen estar el'4.°, 3.°, 2." y 1.* en alguna
coipplexion en la especie bumans... Si cuaíidú| él?^ Jíqmtre éb-
tóríilillifetlfefe'30-41"'^feidó,tfo'ÜííViéfee$ot'feüíteo étó 'ptíténcia,
lé fueran tttó coótraríos y ctincoi-Bantés, queíjajo el 4.**iSedés-
ti*óírtá" Ift étinipléxion que está en 3.°, 2." y I." contrarío al
4 . ° ' & c . ' ' ' '•' •' •• • • '''•^•^^•-
.•••/¡r: RlflMliGO.
•tí.í!
'j.i;
hócíáelté^'qóeláicíékáftík'J'liucattD dijdüjüeía<¿aAí»ioícJWfli:
tálba, y Nápofóc/n I. qü« con ella toád'^'podia'etnpremder. f 1
^'"PáttSItfeimiilar el cial reSültaáo dé la ejecución, y obfa*>
tteí la''tfé¿fe*éléííi6iafíle los lecíóíes, nó pfocuparé excuitó*iaei
con la poireza de mi ingenio, ni la humildad de mi taU^tt^vx
con ótffts tantas (frases ti»iviál#'yrtóraar5asi^e«staiien'bso
— 546 -
eotre los escritores, y con las que inútilmente procnran ocul-
tar una vanidad mal avenida con sus humildes protestas. Ni
menos recurriré, aan que pudifr»,. 4 lat ocupaciones y obliga-
ciones de mi destino y p^siérolr, qUef uó siempre me conceden
el tiempo y tranquilidad q»»-i«qaieren semejantes trabajos;
por que todo debia figurar anticipadamente en el capitulo de
los impedimentos. Nada de eso diré. Demasiado se compren-
derá, que habré llegado hasta donde alcanzaba mi saber. Tal
cual es mi ttábajo, lo someto'al piSrtjlico, como expresión de-
sapasionada de la verdad, y. como el primero hasta el pre-
sente que te ha>tF«9sado en su ckse; únicas circunstancias que
le hacen acreedor á cierta considér¿tcíóta. Si se censura, respe-
taré á los verdaderos Aristarcas; pero á los críticos de oficio,
á los que todo lo tachan sin entenderlo, les repetiré lo que.
de ellos decia Juvenal, que perdonaban á los cuervos y aco-
saban á las palomas; esto es, que se cebaban ^n determinadas
personas. Para los tales, el silencio es la mas prudente eon-
ta8ta<áon< . 'r .•• ." • i .' .^ ••J>: •••-'; ••i,. . , : . - ; •'
La censuradla critica» como se quiera denominarv podrá en-.
eootpat,4osobjetos en este escrito* Uno la formar- y otifo la tuar
teria. £n: cuanto á la primera, que e» la corteza ó vestido fu^
ouhfe;;l09 pensamientos, jComprendo que no es vistcaa aljg|!%j;
tajipero como-stopertenfjfco.á la ilustre- arietpcra^ dei ^f^r
1}eT'.!«]t las Wlla% ^ ^ s » (ni^pieikOB.á I&de las jpi^c^gs})!^! pre-,
tetid(»ji¿ieato-en b:^lt% c^^tar^ra <^ los fi^óofl^^ de^f j^i2<3i^;^:
driiniíO.«ie ex^ferprni^íeré-p^^li^s bw^a^rdias que ii^ lapí^^n^rjOfi/
por 1^ (}0p)r0coi9nes qufl:Bit'4ifijaa. Al contrat|o,;:j^%ji9(4bis^
cofe|kftmild*d,Míágtt^o^ y agsadec|p?jienta^,|)O5iqueji»0j&C^^
vidQ el' ^^tllfe que esy^ftlieíi;}». Í9itrji34gcci<?n>iDfiS?^f|íyiB|bf|;
7 «oeptoiré lee«ieif9s 4e:todo im^e^iieí .q|ae4«M^con dig^fán
y cordura; 3(do observ^, iii*a el^v^d^psor huDS^IÍ<|jq[«t<«!ft, r
no quita la hers$j^i|ra del sujeto, asi cojeóla jiíJ^j^uTa deja,
certera, nor disminuye U- á^'0>yi^w^4^$f^^•^ ^^:^Q0^9^(:ia
la falta de i i ^ s y peosamientos, se oculta con lo^jloi^o del
lenguage. # s; ;
•Por lo que respecta áí l<a materia ó sea el contenido» hay,
— 547 —
qoe tnofte?,presente, que 1» muyorU^eftinda-^O heQhosy.eo,
la lústorU^, y &a este co|>ce]i^inq he ^tert^do ,1^ oqnlt^Q l^i
verdadj N0podi»:o}'TÍdt^'<luel& historiAeis im tgsti^to, io^p^jrt
citdv que iQQ se aaMM>& ¿ coaccionase siempre d^pueetai^res-
ponder en^l atiemo tonp, -al que tqiueel.tralbifljpxd^rinterrpf*.
garle copaflofQ'Mtaluzde la verdad que la alumtea decoflti-
i»io, at;/S^ obscurece ni se apaga tan fácilmente, ^ a ha sido
el constante exitadonr que me ,h^«o|t9pidoi;en!^te pei^fíO tra^
bajo. Si he ^idp, en,tri;oreE^.8(»i^«seusa1:des, por se$!inv(4u^.,
tarios, tods^ vez que he •pbrHdpjde buena fé. IT si.t-vav^- np he
alcanzado, es por que sabia.menos de lo quoi^bi^t £n este_su<,
pnesto, espero tranquilo iQsayjsM y correcciones, siempreque
se dirijan con razón y cortesía; Si viniesen envueltos en in-
sultos, según acostumbranalgunosQial.llamadoscri^lcos^ ffil-
tando á la dignidad de escritores, diría que los insultos no soq
razones, ó mejor, que como dijo Cervantes,- las iiqtiriaff ron
la única razón del que carece de ella. Semejante cpQjporta-
miento, dísgustay pero no daña i la honran por que l^^persp*
ñas sensatas, cuyo aprecio y cuyo voto ra el único quesede-»
be apetecer, se ponen siempre dé parte del qué es blanco de>
las iras d«,e»l^ descomedidos censores,' C!9n,j^^eáw*^c¡,a Jíp^iJiea
asi' oT5ralaf<míko ticaen^'hk'iiiira d»>«i»bi^wi¿(ilÉs^pen9onn»^ 3P< ' iM<!
este iríádó' etKju'Bréh los' verdadetos íñóviles de etió ceüsüfá^;'
. vOtript fpperq y .no fundada, potcierto, si bien por tal, ja ju?-.,
gan valias personas, y es la que fermularin los qu6 4eapr0^'
vistoá de rá¿6ti y tdleraticiíf",tfdnsidferan'boinólünaWíñiálim'-^f
per4ona,hK jsá eiamína? y rebajar la. soibiduri» da Xulw,,r^^
talesi enando 1« ¿ipooresí&:no ies-maev«,>eonfQiidea'l»«&Dti-«'<
dad {5|#lá iüt^|éJc*iárfo' tt^^ Cónto, s i ^ ^
hombre lipc eleyaia^ y 4^ajipl|¿f,t^^^^
sesef muy bajo y meQg«rikdo-ak:tdí«ito«f sabiáttfdaa itt^xsvm*
tidád'^ lia sabiduría, sdn dos ca)i88laéS''qie%i6' Wempíé cütini-;
nah iáe„ft?fterdo. La primera la he respetado y admirí^OfiRÍi
I^lio; «liOuamtO'i'la segunda, si la he puesto; en el crisol fMMi>
aqüilatatlíi, no sb'y ci^éttainenté el priraerBiihé' b h » e)!Ssa3[l^^^
Antes ya lo habían probado distinguidos crftiftQfi^'iéñire^
— 5tó—
l%i6sá.^fel'itaáttnd'Ballcf' eíi kl A¥b9l ié'las eieiiciaé, '^•Utkéa^'
ta!*iáráálP¿áTllei^/po*''(}lléUlefVabá tteíritá 'sáéB>Siéf{ta.\k.jh J' •
le téaiaínp<Jt'ílóco^lo''dftié le hiEittliÉkPídfc«tí'a>f4i». E^tó'détauestiíü'
seg^üó'diie en íÉrtwt ¿cásion; qúiéSuB cónt^-pórénebs-líegra^dü
sí-tíltimio eíÉtktiío, píuéS j4 sti BabíáuTia la llíamatoíi'deiiiéa^
cia; Y si eslío bcurria éii 6« tiétopo, bieb pcnltá la' jiost&ridad
ex&ininar él vtAot áé sos escritos, y rebajar' efl que' Infandá-^
dá'nJéftttSf le Hayan señalado sus extravMds ádttííi'ádbi'es, (*)-
'"•'• A'la gjrán r*íputación dé l/ñlfe, cóütribu^'extráiéídlaisHft-'
mente, el^tétiéí^ta&íiáe'ro de sn%' ésctítos, la,di*7#sidad dé ína-
tet^s <|úé é n é l M tt'ííftKÍ, y especíialmen^ la "obscuridad cos-
qué las presentó, qUééOáfündid&pciir'müijhbs con la sublimi-
dad; llegaron á suponer que solo la intérTenéioñ divina podía
' {*] Gs tan frecuente y extensa la intoíeraríci'a, qitc arcaníé á toáoslos ta-
mmj tep^almonté á laa éíeWa^ y letras. Ericlék1)¥é; Pl tsMen stisCbrta^i:
acoÁBeJatniíin Jílrsnc¿« qve Jatieiitaba,jpablicar «n perjójlipo crltico^Hutnarlft,-
que cl^(Í^Ue,áe,(le ga,()royeetq,p.or qac los Españoles no.sa|)i9n sgbre llevar laa,
críticas/pior Instas qiié fae'seii. Áuh sé puedédeclrcasl tomismo, por que no sa-
ben coiihtpren<Iertodo^;^aéÜna co^a es la penotii, y otras las obras t]üre se'Sah-»!
pétíie0.l*ímBore^Bi9fa„tbns^n»i^smo entre e);erltjcojy«l c^spr.44n.,Ni» lia»
cuerdan,que lo qj^e/se <^ a|^biicq,,.e8 d.q| .público;;y ^ji|e8|(gxj^e taiii,de mo^a^
está cppijif 4 los ektraógcr'ps, padiera imitariéfes.eii la l>uena a'rnbbníá que ^uar-
daü'éntré st^íÁs^orc^y'losvrHti^dé'baeriálé^KJltbdái'aréB^liilstiffch r^zo-
BHtv^.tm Jo^ misAios éwióe úf lílsíprpaiídones c(iBti(<fi$*4. entj5íé»n «I ^r^::;
bljq^Joijfl^g^ ^íjicoj4t Ip iei;p^estp.p,Qf sj3a cp^iCRpañvosiep ei|í\no de B.(|y§r',
lias, ^^to éstcomprepder la'liber'ta'd' 4eí'pensamiento, ta verdadera critica s'^pó-'
né'í«t«ml<)í^ft'W céttioiri y ínééifér-¿fr cí'efetóstt^^
•R-Us.riiraii Yolgiira: ord» cemonite I» bontrlhóeirojqi^ sé pag» al páblicf».póc;
raaos, que las mónadas densaras. Entre los^qúe servíln^iité V prodigan á los í
míMUtéÚé«»e^rt^>y raJitt(H<»ácrHt!aífettfi'JÍM<íliÉeVi(¿',' bptM^^ WW^-
ma.porjvae sqittUiíitiMedtBtiitaTéBi l<n)re|)irtMores;4e lasjiíéii^yiy la otra
yl£q^d/a,pe;:soDat autori^da^, q^e Atqcjvparse de ljQ8,irabaifts)iS«W¥f°^R9^
qae soló son perfectos íbjS que salen de las manoS de t>(ós. Eí célebre Alfonso
Kiri-, íéW*ííé«tóo 4n fW*; piúT Ibs ghimíe»' tíítííérifi'pfcVá que cnifiíésc'julcfói'
eritieos desús obrssipetHqnei-saMaBiqiie «afestlnaé ibdmlinta.plama, mincaf
•eidctavq ea las producciones de la medianía. No o|?ideraqs por fi^ qiif Iq lo-,
leraifipía es el único remcdiotontra la diversidad de opiniones, y iqitic en su res-
peta eíítrHmhi tranquilidad social. : ' : - , - i-
- 549 -
ppp4»^ ÍMi por^ntqsife.mMav^i{iB,iTpd^ h ,c|««sfl%.^?,^
den.infKtural, llam a, }& ^ al^epcjsi?! derJo% ,]i(3m}í?«8!,» ejeiffipííp j w f
¡penspf á,,.laadiiiiraQÍO(|i | e . 1©,<jue-np¡coiííprei){l9P»)-y 4 laioír
dif^rpncia p^t;álo,4ttf¡;8Ígue el carao .natural de4a*^s?«,,l«9S
escrit»? profoftflqft^, pero gibaros é int^igibleft, 4en^§rdte%áf3Mí?e'
lebridadei,, b w pasado desa,peroibidos, por l,|i solaírazon-íft^O^
de tpdpfi) ^pn compreadidosi y sin embargo, ¡los de; Luljef ÍI.I*M
.:y^cf^'CojifosQS^ otras ind€scif^able$s«,8e^rbf^n <!09C^pitij^d<)i;C!0^
ji?«BWa¿^:por l»,diviaidaj4,,,::' -,; .••^;:. :-.Ü-^UJ H-OTÍ;. ; , , '
j.,,t^ecbai5ad.í^ p\ifs, esta iJiuniiBacioB,, ve^ei^líOfRle i&n J w
cijei^ias gue liap^motivaáo este escrito; HM^|»aQic«ft:(jv|0,eiií»af
da disminuye, su. cantidad, por que nlng^na^ pisrsona siene^t
ptjede admitir la inspiración divina en la .ppod^iipcion !4e los
pensamientos, teorías, trivialidades y ridioujaa ereenoiaiS', -qu©
de la pluma brotan de este; escrito?;, desde luego, n!0.ii«ify fc
ficult«áea;dudar.4e su extraocdinaíio ^ b e r y origlORlididi M
eat|i¡,ma^fiFÁa, f^la fue trabajó coinobpnib?e,: y pftf ktiin.tfis-
8,u¿f^^ alserpor 'y é f U posibilidad ¡de ser. iQfecioti ooa»o M
e|ecto ,l0:fuié,.!á varios, de^us antefiespiJe^iy coat^miporáBeofli
Esta.inferioridad, depende á mi entender,: da laimalft y .tardía
djr'eccipftj.jde^^us estudios,, q,vii»,ie las
I^iá¡^^^i4J|d|^JÍfti)as,;5ie wltktt&Vi) ÍÓÍOWQBW
superáckiles y jpurameute especuladlas;' así %iotn^ sus ?itffH^
Qac^Q dolos falsos juicios á que tanírecuen^eniejate se o^pctr
neu los íjyie. faltos,de .sólidos principiog^i &e dej^iiíkrrasttw .poj
lacp^ñentede «ufogosa imaginación., De tQd!0sii^üdf9e».'!(IOiái9;<
b^mcjs pxtjaf arlo por q^u^ solo Dios es infaliblftí ;' . v •.: i:':
,. Gr?D4e fué, Lulloen;: sp, rtiompo; m, puedeí • dudarsei E l «o*
lase ^zo» y él solo se ele vi), y[;adqaipi<5iiun«iadmiir*bionynomí
brad^a, que §6 explica por ;las t^odeapia^ e&^eiéstícoTftttf^flt-
siCjfts de la época> y laa.circ;u,iJ9tanQÍa3 ¡quele íoáewpw»,¿yí pop
lag /Vicisitudes qu e atravesó duraoíteí su . k r f a {.y agitajííi; vi*f
^ ;4'i%d}ir.a! ,el QCQ de su aclamación. Eco COD&MQ y lejattosc
qt^i^^isipí^cAial empuje del vie»ntP,de la.erítjcíq;. Sobte-Af.
a>ft,4^ Jopí boiobrflp ver^ftdertMnept^úliles.y sftbjsgi.ef» (4iM*deí-
T,% ,Iia^ lObras ^ aQciones de LsUo,, «o l»ao feporMkíU íaingttft
.-> m -
Y6nti^bdolíiiltijb álfrBociedsd. Su aa1»dtíri& és probléa^tica.
;P«ró É\ ististrtibajc» han sido imitíleaV si sos esfuerzos Ktm si-
do estéfilés faralá (áéhcia, no por eso débé despírefcíarBéte;' El
fia eía grandey y el fin enaltece los medios. Traibajabá con
sineéfideÉdj con entusiasmo, con delirio; y ésto basta 'psiátes-
piejterle y admirarie. Y á tanto llegó su exalt^ioii,'iilueá8e-
gutab* b«ber encontrado Ift verdad con el a.uxilió dó Dios.
Y«i desgtítciadataente, no dio con la verdadfilosófica,menos
la encontró en otras ciencias. Beservádo estaba á los moder-
nos el víslumbíarla y sorprenderla en alguta de sus partes.
Y si Lulio no &ddlá%!tó las ciencias ñsicas, y si'por el contra-
rio, bajt) su pluma sé extraviaron y desmerecieron, sin ejér*
cer influjo a%aBo en la sociedad cotí s ^ aplicaciones y con*
secnezMÍas, cidmo ha sucedido con los sisteiúas físicos, qtiiihi-
cos, tisfronómicos &c. de otros sabios, que han'producidoCam-
bios sensibles en la sociedad, no por eáo se rebaja su garande-
za. Solo UU; genio extraordinario xióma ú suy^, pudo cbnce-
bk éó su tiempo el profútxdo pensiamiento de encadenar iodos
los conocimientos, sujetándolos á un método, que aun que es-
íitéahb y metdinico, no excluye^ el mérito de íá iniretiS^^
Apoyada Lulio en sus principios, todo lo explicaba á su
manera. Todos los conocimientos se sujetaban á sus eómbiáa-'
clones. La Medieiüa, la Aátn)noMa, la Fiáica, la Hidtoriéi na^
tural, perdían su originalidad y adquirifin la misma fisiono-
mía al trazarlas. Sem^antes esfuerzos denotan una imagina-
ción fecunda, extraordinaria!, y dignado óoupar üti puesto'pre-
ferente en la histoiriá de la inteligencia. El que abarcó tantos
conocimientos^ el que escribió tan numerosos libros, no era un
hombre vulgar. Sus extravíos filosóficos, no deben amenguar
su gloria; A'veces los grandes extravíos, son tan célébreá có-
mo las grandes realidades.' Ambos son hijos de rios taleaitos
privilegiados, de fogosas imíginacionea. Las ebras de éste va-
ron, sih (8imb*rgo, son poco conociáai, y sii teputacioü tióh to-
do es extraordinarias LOÉ elogies que se le han diápen sedo has'
t» cierto punto desmesurados, por que se los haii tribu-tadó
sus «fiasioní^os admiradores, sin teder etí bd^nta el cionteiiido
— 551 —
y.diversidaddesua escritos, no tcid(» elogiables. El faaatistíáo
7 espirita, de p&rtido,.baateiiidb gván voto en esto aeünté. La
pereza de examinar sua obras,;hB motivado la continua repe-
tición de los eiogioSr copiándose de continuo sus historiado-
res y bibliógrafos; Y'8i mi opinión difiere de esta mayoríáv
cúlpese & los elogiadores, qae yo creo haber obrado bajo el
impulso de la exactitud, q^úe es ante todas las consideraciones
humanas. ••• •:-c.r'.\ .-•
,'-.fcagran divergencia qne se nota en los Juicios.científicos
de liulíoi depende á mi entender, de que unos ban tenido en
cuenta, mas al hombre que á sus escritos; y otros tan solo al
escritor prescindiendo de la personalidad. Conmovidos los pri.
meros por los desvarios y extravíos juveniles déla época ro-
manesca del autor, tan atnargamente llorados y borrados pior
tijidas penitencias; teniendo en cuenta sus fervientes preces
al itltisimo, demandándole ciencia para enaltecerle y prócla-
maií'le; las creídas apariciones y ptorgaciones de la divini-
dad; su acendrada caridad; sus prolongadas y repetidas pere-
grinaciones; sus disputas y predicaciones á los infieles; sus
exortBciones y ruegos á los príncipes y pontífices, para arran-
car: daSos.ttesocddos, la sagrada rejiOú que presenció los saú^
grientré misterios denaésti» redención; y jíor último, el mar-
tirio con ífuprátificó'sus cteeneiM y aspiraciones, juntamente-
coé los libros.hainerosps que brotaron de su Inagotable plu-
ma, en medio de los azares de sú agitada vidaj y en los qtte
E»;}éia ufli» iEWZclaÍBiíeva,^'tóBfuRa, áó'ójíatic©, sagrado; sim-
bó|ii«H cabali8ti©3 y profano-pftía eiÉptlcar las ciénci&s, no pu-
dieróíismeBOs ele asombrarse y tributarle una admiración, que
ae'haidb.trasmitiendo bastamiestrOs-dias, y qué alejababas<(
ta elpensamientú de dudar.del metwr tómbre de la gloria, que
IB i acarrearon estas eitrtu^rdinárias ciroütí^^táncias.
.^jLciaiqae solo consideran al escritor, los que leen sus obscu-
MftyíaÉBtaflsicáa: combinaciones, sus exageradas pretensiones,
la: trÍTÍalidai,-'pa6rlliáad y á vecés ridiculez de sus conceptos;
loivulgar de su lenguage, y %u maníer* de interpretar las cien-
cias, le califican de dementé, fanático, sofiador y bosta de char-
71
— 552 —
latan despreciable, como el célebre Sprengel eníDiiestrosdias;
y rechazando todos, la 9ublimidiad> originalidad é'ikimiBapion
qae aquellos le conceden. Porqñe.jBi le cuentan entrer^osrpro-;
fuñidos teólogos, niegan que su imtoridad haya servido para
decidir las dudas de la ciencia, ni que sus doQ:trinas hayan
entrado en las escuelas. Si le llaman diatirigoido iuñsconsal"
to, afirman que nunca su nombre ha iresófiado en el foro. Si
le titulan inteligente médico, responden que no hay ua solo
.libro de suposición, que haya mencionado el mas insignifiéan-
te de sus pensamientos. Si le aclaman reputado astrónomo,
preguntan, que problema, que ley, que observación'ha consig-
nado en el catálogo de la ciencia, que en su mano es:una pura
Astrologia. Y razonando de esta suerte, repiten,Kqíie no hay
escuela, academia, ni libro de conocido valw^;donde se haya
tomado nota de una hipótesis ó teoría razonable, de iina ley,
descubrimiento, ú observación que acredite su:elogiada ntdnbra-
día. Mientras que otros hombres como Platón, Aristóteles, Teo-
frasto. Galeno, Euclides, Arquímedes, S- Alberto, Sto. Tomás,
B. Bacon y otros, griegos, árabes,y cristianos, siguen fl^ii-»'
raudo y figurarán mientras la ciencia existaj porqueaóa nom-
bres, van ligados & una conquista d«l saber; Triste-v'eidad' por
cierto, qu% no tan facilpieote se rechaza, poc-qiteá ¿Buhan
supuestoinventor del aguardiente, del áctóó nitEÍco|ideia agu-^
ja náutica>hA,6Ído equi?oc«dwaente,p«es 1» historia há de^
mostrado la ine:Xactiti*ddetesta y ottaacreenciasíiiJüm nn .• u:
El; gran err¡or: d$.I;iUÍ|o,/<50íi8Mite en haJjeháítiaginadafíqu»:
Isis ciencias fisicaa y exactas, ¡podian siujetarse á s a i OOHCÓÍI*»:
clones metafísicas,, eistériles foímnlario» y arbitcatáas o(»nhiiu(-
clones, en las que se encuentcfin jtrazaH^as.Ms 8olüaidii8Std&
todas la^ duda» y dificoltades. Creyó sin; dbda,: qno:f«fa'po'^
seer esas ciencias y tr^ac >de ellas^ bastaba cooocerlas por la.'
simple lectura^ y no tuyo preseata qué eatoscéonocimientos
se adquleren.por la experÍ4neieir,(iVLQ abraza todos los' hechos;
por el análisis, que & su vez descompuMie los qbjeilóá'Temcln-:
téndose á su origen para someterlos 4 la nfisamn; y. por Ift'
inducción, que reooje los hechos trabajados y purifiéadospor eV
— 583 —
aJiálisis;lo& compara y se apodera de loa rasgos de su geme-
janzs, ipara deducir las oossecuencias mas exactas &c.
i No hay duda que 1« Filosofía es la base de las teorías cien-
tíficas, pDro la i^ejor es la que anatomiza y estudia la natu-
raleza en cadananá de BUS partes. Las teorías abstractas y me-
táfÍ8K»8»fnunca* darán razón de ciertos hechos y leyes natura-
les;. Desacertados proceden los que intentan sujetarlas cien<-
oiai9 Batmráles y exactas & otra ciencia que no lo sea. Cuando
nuestros mayores lo sometían: todo á la Dialéctica, cayeron en
una cima tenebrosa. Todo fué un, encadenamiento de estéri-
les discusiones, sutilezas y falsedades. La Dialéctica podrá ser
útil alas ciencias del pensamiento, como decia Baglivi, pero
las naturales rechazan su dominio, y con ellas resaltan mas
BH3 errores y flaqueza. S. Gregorio nazianceno escribía: «To-
do el mundo sabe que lap sutilezas de esta ciencia hieren á
diestra y siniestra; lo mismo derriban la verdad, que ensal-
san la mentira; y cuando la verdad se presenta sostenida por
ella, siempre inspira sospechas; pues parece que su oficio es
desviar la vista de la inteligencia de la verdad.» Lo que se di-
ce de la DLalecta, puede aplicarse completamente á les prin-
cipios lulianos, por que hastacierto punto descienden de ella.
V No'fbios los hoiñbres tienen iguales facultades intelectua-
les, ni todos piensan y observan del mismo modo. Hó aquí
por que se engañan y construyen los mas absurdos sistemas;
si bienes verdad que siempre suelen estar arreglados á las
necesidades de los inventores, que solo admiran y contemplan
lo que está á su alcanze. Es muy dificil encontrar inteligen-
cias claras y rápidas, que sepan raciocinar con exactitud, aun
qutt sean muchos los que piensan g/^ie piensan. Dice un céle-
bre escritor, que no todos poseen el pensamiento del pensa-
miento, como llamaba Aristóteles á esta facultad por exelen-
cia; esto es, saber y conocer que se piensa conforme, que es
lo que obligaba á exclamar á Sthal: iCuantos hay que pien-
eait qae^ienéanl
Encabezado este libro con el titulóte de I.ULIO !JOZ6AI>O POR
sittisuo, me he limitado mas á expon«r sus'doctrinas que á
— 554 —
refutarlas, pues no olvidaba el siglo en que vivió. Mi priii<á-!>
pal objeto ooera combatir las doctrinas en sí, sino irer hasta
donde alcanzaba su ofigijialidad ó.supcemf^cia eo ciencias fí-
sicas y naturales, y coaprobar si era: ó no áuperibr ¿ l o s an-
tiguos y contemporáneos. Con el contexto de sus libros» jy los
testimonios de otros escritores, se ha manifestado encaras <dé
una ocasión, que ai en • unos casos les igualaba, en otros qué
son los mas, Jes es inferior como indiqué desde el principió;
Para demostrarlo por completo, y obrar cual corresponde, de»*
hiera haber puesto página por página, lo dicho por uno y otros.
Esto hubiera prolongado extraordinariamente ellibro, y ha-»
cerlo puede el que desconfie de mis asertos, y desconozca la
ciencia antigua para juzgar solo por ellos. Los hombresde sa»-
ber se califican oyendo á sus contemporáneos, y conociendo el
siglo en que vivian. Por mi parte, puedo asegurar que oadá
he interpretado, nada he atribuido al autor, que no se Tea
confirmado con el occéano dé palabras en que flotan á veces
sus pensamientos. He preferido la verdadera censura dios men-
tidos elogios que suelen'prodigar muchos comentadora, Ueú
vados á su vez del deseo de ser elogiados»' Amante tteda jus^
ticia, he puesto de manifiesto sus conocimientos, para que se
noten sus bellezas y fealdades. Cada cual podrá calificar se-
gún su gusto. No se crea por eso que rebajo á Lalio, porser
antiguo; rechazo semejante suposición. Venero y admiro a l a
antigüedad, por que si en ella se encuentra la sabiduri», lo
mismo que éntrelos modernos, aventaja á estos exttaordina*
riamente, por que fué la creadora de las ciencias.
No sé me oculta, que esta manifestación, no satisfará á to-
dos los lectores, y que algunos, y serán los mas, supondrán
que este escrito encubre un fin oculto, un objeto no ostensifaiei
ya político, ya religioso, ya interesado. Nada de. eso. Ni me
mueve la religión, ni me incita la política,- ni me seduce' el
lucro, ni me anima en una palabra, sentimiénlo alguno per-*
Bonal. Solo me inspira el amor A la exactitud histórica^ y ¡el
odio á las preocupaciones y falsas apreciaciones, nacidas por
lo regular de un exesivo fanatismo, ó sisa quiereáifínopancia.
— &55 —
origen-de tq¿k)8 los madessocaleasi^iíortineii^V c(tf«!^*=«i^cfft
debe combatir & -todo fbesáioev ígntlmetítB' 'm» íÉipi^a el del
seo de sacar del dlvidcDidonde jscaivr'nombrss: veiúbdeJVsmeQté
célebres, cuja reputación ha'ddo injastatnentie ¡ofoséáda, EsfÓ
pareberá carov Mereible^ 3^ aati deatgPadsblQ á'«tétéifminada»
personas, portsnponerioperjtHiicíriél»»intebeswJtefiniiíiasqdé
dirigen; sos acciones. Nb será 'exirafioi^tie filgünos; 'ivci ^pu-
dieaii^rirecfaazar la verdad ypaTezác'déímis^iBteneiooeSj ál^^
len ál ridiculo, y aun ;á'la caiÜBiBÍa-¿iiwtii"idefeacpe!flttariíi^
porque no siendo .capaces de ábrigM- ^seíitittíktDtts i^eBer08b|i'
miden á todos con é. mismo rasero. ^La.ig'i^raQda'y'el ft]^0^
mo eston imposibilitados de sentir oón. eiévucion'!, E^a9-'«(3tt|^
eaciones no me sorprenderán. Las esperó éon Is conbiendatratf-
quila, y Dólasrebhazaréj^^porque odio los controversias Cuaü'-
do son puramentepersotiales. El qae jo8gam'Bl,'esi3bloielf[ñd
sé engaña; él solo cree tener iazon¿ y loicaiM pradente ésáe-
jarle en su falsa creencia. : , ' . • ! ] . : •;
Impulsado por el citado programa €61 líi 'ÁéaideáMa'pW-
vincial de ciencias y letras, emprendí esta tarea. Si ntí he coki
probado el mérito que aquel sópotiia, cúlpese al autora'Lo (jue
yo he encontrado en Lülio, pateiite ei^Abü^-y espáísnéocstá^
& lostpw tfttieran i^rificárln». ^verdMd-^ad^lcKOSiiS) íes da'^
masiado áspero^ y machos preferirán seguir el ctUDOdo^de*
ro de las creencias agenas, y entregarse ; en cé^poy ahna á
la fé humana ó: autoridad de la aiayorta'> nOÍ sieoipTe de bne^
na ley, antes que rwsurrir al propio exáifiea, tan contrario 4
la pereza, y en armonía con la escasez de ciencia y expe-
riencia. Y como en esta clase de heéhos'noNca^ invención ni
alteración, preciso era presentarlos cuales son en sí, que es
como he obrado al formular este incompleto juicio. No me he
fiado de libros ágenos, por que suelen ser puras copias y re-
peticiones; eterno circulo en «I qne-rara vez se encuentra la
exactitud. Los elogios de Lulio, vienen siendo un tema obli-
gado que todos cantan, sin tomarse el trabajo de examinar el
tono de la composición. Bien hiciera pues, la Academia pro-
vincial, si redactase su parecer para saber á que atenerme.
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nofaese'fiMQi fjno jobuBlesejOiido eiv injustas: «predaciones.
Este es jal; 4Ítimo;ile86o«i 7> 'terminaré aCadiendo loa siguientes
peosamietotos, quo aun que ágenos» los adoptó y apadrino,
por qud> llenan completamente mis cooTiceionra y aspiracio-!^
•nes eientifícte, j qué i i seguirlas Lultó, no bubiese caido¡ en
IQ«& d^; un«ñ»r de los qué obsdorecen sus escritos: ^
-r Destruyen y v^roduecion .son las ^ leyes, que seguí]
I^laton^ imperan'en el universo y eín la ciencia. Descomponed
yfecoiUponedi yiUegareis á la verdad que solo viene de Dios,
to ety de la ^naturaleza su hechura. No sed crédulos j por que
f credulidad «S'precia de los que faltos d« Filosofía, soto ob-
|er>v«& con ouciottdíkd,.' fijándose en las cosas que aparentan
ser raras-.:Desconfiad siempre y areriguadlo todo con saga-
cidad y discemimientd, y ^canzareisls verdad; Si las cien-^
olas modbrnas.i^ogresan; esipor qué^iel ingenio se vale de dos
métodos de ínvestigAcion y verificación para coordinar lc»ob-
jetos que desea conocer. El primero, emplea dos modos dis-
tintos^^^' aaaUtioo y elcientifico; -unova del sigular al plu-
ral, otro del general al particular. Aquel camina deOieate
¿fjOkJcidente»: yf«8t»;ftl coütdrark, ooiTOtKee-Proodhoní.^A
bos«e auxilian; y sirven de prueba reciproca. El segundo mé-
todo j recurre á comparar, entre sí la relación que nace del
espíritu y djelfénómenorsücitmal, engendrado por el heého an-
terioí, para determinar por la experiencia ú observación, si
Ift cdnefxioQ-hipotética que de él se forma, expresa realmente
la relaoion> que existe entré los fenómenos.
•!i..r;:! ---i H :,'Í:'] ^HÍI -I- -I-..; .•••..:^ ; I . / - > , • , ; • : ^ :•;••••»• ; Í , ; ^ ' . .
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8B LAS PRINCIPUBS MATERIAS CONTEXIDAS EN ESTE IIBJU).
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PAGS.
PRII!IGIMIES;¡E|ÍPES QUE I ) E B E N , i H M $ .
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);WG(!''<Í:'; si) ~pi-jj;;b J;IÍ) lOU.ryj'. <~<n í - uU
;;i ii •:hnii(\c'>r:'Xi ,'itT,-iU: •tU.'ñ U'. Íi-¡>J.
INTRODUCCIÓN. '
no sus invectivas;
KDÍ,.') if, TEXTO.
i líts'm"^'^':'*'; ]l,
8 2 Juaa Escoto, 'ÉVlgenes, Juan Escoto (Étígeí(4) fMi-
.iiiVI
guel . .
34 4 Duns-Scott; En esta y^ásjtíéiíias'dtas* léa-
se sieéwtüinsTScot"'"
10 3 cor1ré|ió"' cáWí^if^'•;'•; :^ '';'|:
13 32 áeMMsú deiiitJstracídtí' ' '.•','•
18 7 perpetdá^ o / . j perpetua'hM)
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19 26 saber "'•"'"; ' sabor "'
21 27 fanática^''' ' ' fantástiida^, [,
24 13 Epjtecto ' ' '^ ' Epicteto ' "^
30 33 ét'iti^tiilá'yíliijo el l^tf^ge ábéfe éét b||¡
':Í'
38 34 Roberto! Bacciií' Rogéifo ia,córi
41 2 que no' iáé 'd\)6le^a no se doMéga ^ " •
81 10 se fecundé ' ' se fecunda' '. ''
82 13 ordena, áü- "• ordena, an- ' ' '
83 16 Dos largos añbs' Tres años lár^^S '
88 10 es este '""• • 'Bá'énté''" • ":^ / - '
89 17 lo bondad ia bondad '^
100 1 TrivifiéámWiulio TriviaHéiies (fe' Lúlio
Id. 8 y otros al deseo y otras al deseo
114 21 acto ó polencia acto á potencia
120 21 por las liberales por las artes liberales
123 7 Fénix Félix
129 23 lODios? \0 Dios!
131 21 un guid m quid
135 11 rendían en el resij^Mi en el
146 7 Localidad 9^!^ Localidad
564 —
Id.
ISO' f !|ijl^/ü!;hi m ff y dala
158 6 ciadelalma """ -'detaima
1S8 11 tar ciencias tas ciencias
166 11 Diococórides Dioscórides
Id, .«""Sllífifro ..__- .._. —lÉ^.!Isidora „.. 1 ' .'- '
167 23 era preceptor era director de enseñanza
180 35 Aquí se vé &c. ^oij^ ,A;Í; ^. Este aparte, corresponde á la
página anterior, después de
;<fií:)y)íni nu. oii
212 7 el Caos oi>;;' al Caos
81S 17 tiene en i^en}$^| se tiene eacu^fnla^. j
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