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Personas:
El testimonio bíblico acerca
del Dios Trino
Publicado por:
CLIR
San José, Costa Rica
Sola Scriptura
Puerto rico
Contenido
Introducción
Capítulo 1
Jesucristo, el Hijo de Dios
Capítulo 2
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo
Capítulo 3
El Espíritu de Cristo
Capítulo 4
El Nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo
Capítulo 5
Por su Misericordia
Capítulo 6
Ver si es verdadero
Conclusión
INTRODUCCIÓN
Como sugiere el título, este libro es acerca de la Trinidad. Como
sabrás, la palabra "Trinidad" es una combinación de dos números
- tres y uno - en una palabra. Tenemos que reconocer que la
palabra "Trinidad" no se encuentra en la Biblia, pero es el término
que usamos para referimos a una de las enseñanzas bíblicas
fundamentales acerca de Dios: el hecho de que él es tres y uno. Si
conocemos lo que la Biblia enseña acerca de la Trinidad,
poseeremos una de las verdades vitalmente importantes que
necesitamos para conocer a Dios.
Este libro ha sido escrito para ayudar a los lectores a adoptar
esta verdad fundamental, en vez de sólo conformarse con una
noción vaga acerca de cómo es Dios. Estas nociones pueden venir
de nuestros propios pensamientos o de las opiniones populares
acerca de Dios. En la incertidumbre y caos resultante apenas
podríamos decir que conocemos a Dios. Para nuestro
conocimiento de Dios es esencial tener un marco de referencia
seguro. Este libro fue escrito para ayudar a los lectores a descubrir
qué dice la Biblia acerca de Dios.
Pero este libro también tiene la intención de llenar ciertas
necesidades específicas en nuestra búsqueda de conocer a Dios.
Primero, fue escrito para aquellos que están investigando la
religión cristiana y aquellos que son nuevos cristianos - aquellos
que desean aprender lo básico de la fe cristiana. Segundo, fue
escrito para aquellos creyentes cristianos que están considerando
ser miembros profesos de una iglesia o congregación cristiana; al
aprender acerca de la iglesia, necesitan entender las verdades
básicas, incluyendo la Trinidad, la cual es enseñada por la iglesia.
Tercero, fue escrito para aquellos que han seguido una religión
que niega la doctrina de la Trinidad y que necesitan una guía
franca de la Biblia para asegurarles que la Trinidad ciertamente es
una realidad bíblica.
No obstante, todos los que desean conocer a Dios necesitan
conocer la enseñanza de la Trinidad. Algunos que leen este libro
pueden haber sido cristianos profesos por muchos años; otros
pueden estar investigando la religión cristiana por primera vez.
Seamos jóvenes o ancianos, avanzados en el entrenamiento
teológico o novatos en cuanto las enseñanzas bíblicas, a todos nos
hará bien entender las verdades encontradas en este libro. Esto es
así, no porque este libro presente ideas recién encontradas que
prometan reemplazar todo lo que se ha dicho acerca de Dios. En
vez de eso, la enseñanza que encontramos aquí es útil porque
declara lo que la iglesia cristiana ha sabido, desde sus orígenes,
acerca de Dios y lo que Dios ha revelado acerca de sí mismo
desde el establecimiento del mundo.
No podemos enfatizar demasiado cuán importante es creer lo
que la Biblia enseña respecto a la Trinidad. Este no es un tópico
para ser considerado cuando nos sobre tiempo. Sea que la
creamos o no, esta enseñanza determina si conocemos o no al
Dios verdadero. Determina si hemos encontrado o no el camino
para ser salvos por Dios. Las ideas falsas acerca de Dios son como
direcciones equivocadas que sólo aseguran que la carta no llegará
a su destinatario. Debemos conocer cómo es Dios para alcanzarle.
Además es urgente conocer este tópico debido a cómo responde
Dios a aquellos que tergiversan su identidad. Dios dice, «Yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso» (Éxodo 20:5). Dios continúa
explicando cómo castiga severamente a los que le odian y lo
demuestran tergiversando su identidad. Si alguien escribe mal tu
nombre o lo pronuncia equivocadamente puede lastimarte
porque los demás no han sido lo suficientemente cuidadosos para
aprender a referirse de ti. Dios es "celoso" y protege su nombre.
Quiere ser entendido correctamente y llamado apropiadamente.
Si hacemos caso omiso a lo que la Biblia dice acerca de Dios y
decidimos hablar de él simplemente como elijamos hacerlo,
estamos atrayendo su castigo sobre nosotros. Con seguridad,
debemos desear conocer las verdades básicas acerca de Dios para
que podamos comunicamos con Él.
Estudiaremos la Biblia para examinar la enseñanza crucial de la
Trinidad. Comenzaremos con Jesucristo, aquel por medio de
quien Dios se rebeló más concretamente; investigaremos en la
Biblia quién es Él y qué vino a hacer. Seguidamente, estudiaremos
lo que la Biblia dice acerca del Padre de Jesucristo y cómo el Padre
está asociado con Jesús. Tercero, averiguaremos lo que la Biblia
enseña acerca del Espíritu Santo y cómo se relaciona con el Padre
y con el Hijo. Cuarto, reuniremos, a manera de resumen, la
enseñanza bíblica expuesta en los capítulos 1 al 3. Quinto,
examinaremos algunos pasajes de la Escritura donde las tres
personas de la Trinidad se mencionan lado a lado; observaremos
cómo ilustran lo que se haya dicho hasta ese punto. Finalmente,
trataremos de responder las preguntas de aquellos que niegan
esta enseñanza bíblica de la Trinidad.
Quizá debamos dar consejo sobre cómo leer este libro. Aunque
es breve, los lectores deben tomar tiempo para comprender cada
capítulo antes de continuar con el siguiente. También, aquellos
que prefieran leer una traducción diferente de la Biblia de la que
se usa aquí, se les anima a consultar la traducción de su elección
cada vez que se cita la Escritura.
Cualquier traducción de la Biblia que sea fiel a los lenguajes
originales presentará la misma enseñanza acerca de Dios que la
encontrada aquí. Espero que este libro sea usado por el Padre,
Hijo y Espíritu Santo para ayudar a todos los lectores a conocerle.
PREGUNTAS
1. ¿Qué está mal con adorar a Dios de acuerdo con las ideas que
deseemos tener acerca de él?
2. ¿Por qué es necesario conocer y entender la enseñanza bíblica
acerca de la Trinidad?
3. ¿Qué quiere decir Dios cuando se llama a sí mismo un Dios
"celoso"?
4. ¿Qué enseñan los siguientes versículos acerca del deseo de Dios
para nosotros?
a. Jeremías 9:23-24
b. Jeremías 24:7
c. Salmo 36:10
5. Si la Biblia presenta la enseñanza de la Trinidad, ¿cómo
debemos considerar a los grupos religiosos y sus "libros santos"
que niegan esta enseñanza? Explica tu respuesta.
CAPITULO 1: JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS
Iniciemos con aquel que a menudo es llamado "la segunda
persona de la Trinidad". Siglos antes de que Jesús naciera en
Belén, el profeta Isaías predijo el nacimiento del Salvador de
una manera notoria. Isaías escribió: «Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de paz» (Isaías 9:6).
Esto es sorprendente porque Isaías presenta lo que parece ser
una paradoja. Escribe acerca de un niño que nace, un "hijo" esto
significa que el niño es humano. También dice que este hijo será
"Dios" y "eterno". ¿Es posible que un niño humano que nazca
pueda ser Dios fuerte y Padre eterno?
Este enigma nos introduce a la persona de Jesucristo. Él es el
Dios eterno y nació siendo un hombre.
ÉL ES DIOS ETERNO
El evangelio de Juan nos enseña quién es este Jesucristo.
Comienza por presentamos a Jesucristo como el Dios eterno.
Usando las primeras palabras de Génesis 1 en el prefacio de su
evangelio, Juan nos dice quién estaba allí «en el principio»
cuando Dios creó los cielos y la tierra. Juan dice, «En el
principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era
Dios» (Juan 1: 1). Un poco después el evangelio de Juan dice
que este verbo es la persona de Jesucristo. Jesucristo estuvo allí
en el principio del universo. Estaba con Dios y era Dios.
La divinidad de Jesucristo (la verdad de que él es Dios)
puede verse en el hecho de que estuvo involucrado en la
creación del mundo. Juan dice, «Todas las cosas por él fueron
hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan
1:3). Esto excluye la idea, sustentada por algunos, de que Jesús
fue la primera criatura de Dios y que ayudó a Dios en la
creación de todo lo demás. De hecho, «sin él nada de lo que ha
sido hecho, fue hecho». Así como dice Éxodo 20:11 que en seis
días Dios el Señor «hizo los cielos y la tierra, el mar, y todas las
cosas que en ellos hay», también así Juan enseña que todas las
cosas fueron hechas a través de Jesucristo, quien es Dios el
Señor.
La evidencia de la divinidad de Jesús también es declarada en
otros pasajes de la Biblia. En el libro de Colosenses nos
enteramos de que «en él fueron creadas todas las cosas, las que
hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas
las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (Colosenses 1: 16-
17). Cuando Dios creó el universo, su agente que realizó el
milagro fue Jesucristo la persona divina, a quien Romanos 9:5
se refiere como «Dios sobre todo».
NACIÓ
Juan continúa su historia introductoria del Verbo que era con
Dios y que era Dios: «Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó
entre nosotros» (Juan 1:14). Esto se refiere al momento cuando
el «Dios fuerte» nos nació (Isaías 9:6). La persona divina y
eterna de Jesucristo, añadió a sí mismo nuestra naturaleza
humana.
El libro de Hebreos también enseña acerca de la humanidad
plena de Jesucristo. Nos dice, «Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado» (Hebreos 4: 15). Normalmente no pensamos
que Dios sea tentado, no obstante la Biblia enseña que cuando
el Verbo se hizo carne, se igualó a nosotros en nuestra
vulnerabilidad y debilidad. Experimentó de primera mano
cómo se siente el hambre y la tentación. Aún así, a pesar de sus
debilidades, nunca pecó cediendo a la tentación. Permaneció
siendo totalmente humano y totalmente obediente a las
Escrituras. Jesús es el único ser humano que se ha mantenido
perfecto.
Hebreos afirma además que la naturaleza humana que
Jesucristo tomó fue la misma naturaleza humana que tenemos
nosotros. «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es,
al diablo» (Hebreos 2: 14). Toda esto es vitalmente importante
para nosotros. La Biblia dice que somos pecadores que hemos
desobedecido los mandamientos de Dios. La única manera para
que escapemos del castigo eterno de Dios que merecen nuestros
pecados, es que alguien que sea completamente libre de pecado
y humano padezca ese castigo en nuestro lugar. Por lo tanto,
Jesús rescató a su pueblo del castigo eterno al volverse como
nosotros para que pudiera morir por nosotros. El Verbo se hizo
como nosotros totalmente humano - para que pudiera tomar
nuestro lugar.
La humanidad de Jesús explica por qué Jesús, quien es Dios
eterno, oraba cuando vivía en la tierra. Fue tentado en toda
manera como nosotros; su naturaleza humana fue vulnerable y
débil. Por lo tanto, Jesús, como hombre, habitualmente se
dirigía a su Padre celestial para rogar a favor de Él mismo y de
las necesidades de sus seguidores.
Al igual que la divinidad de Jesús, su humanidad completa
es una verdad central en la fe cristiana. «Todo espíritu que
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo
espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es
de Dios» (1 Juan 4:2-3). Así como prometió Isaías con
anticipación que el niño que nacería se llamaría «Dios Fuerte»,
también el apóstol Pedro predicó después de que Jesús vino
diciendo que «Jesús de Nazaret fue un varón aprobado por
Dios» (Hechos 2:22).
EL ES DIOS Y HOMBRE
Es posible malinterpretar lo que ha sido escrito hasta este
punto. Por ejemplo, puede parecer que cuando el Verbo se hizo
carne, dejó de ser divino. Sin embargo, cuando el Verbo se hizo
carne, continuó siendo Dios. No meramente se convirtió en un
hombre. En vez de eso, se añadió a sí mismo nuestra naturaleza
humana. Aunque permaneció siendo una persona divina, ahora
posee dos naturalezas - una divina y una humana. Esta verdad
deja perpleja nuestra mente humana, pero es posible porque
Dios lo hizo.
La Biblia enseña esto claramente cuando dice, «Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad»
(Colosenses 2:9). En el hombre Jesucristo la plenitud de Dios
estaba presente. Jesús mismo también enseñó esta verdad
cuando llamó Padre a Dios. Dijo: «Mi Padre hasta ahora trabaja
y yo trabajo» (Juan 5:17). Sus opositores se enfurecieron por esta
declaración, que Dios era su Padre, implicando que Jesús era
igual a Dios (Juan 5: 18). Fue una declaración que llevó a los
líderes religiosos judíos a decidir que Jesús debía morir. No
obstante, Jesús nunca les dijo que lo habían mal entendido.
Ellos entendieron adecuadamente su declaración; el Jesús
humano era igual a Dios porque Él también era Dios. Esta era
una verdad tan fundamentalmente cierta acerca de Él que
estuvo dispuesto a morir con tal de mantenerla. Como la Biblia
enseña consistentemente, Él era hombre y Dios.
Esta verdad es importante conocerla cuando buscamos
entender lo que ocurrió cuando Jesús murió en la cruz. Cuando
Jesús murió, su muerte no fue un accidente; no fue una muerte
por la edad avanzada. Su muerte en la cruz se debió a la
maldición de Dios sobre el pecado. La Biblia dice, «Maldito
todo aquel que es colgado en un madero» (Gálatas 3:13). Hubo
muchos que observaron la crucifixión de Jesús con gozo. Ellos
le odiaban totalmente. No obstante, en el análisis final, ellos no
fueron los que enviaron a Jesús a la cruz. Esto lo hizo Dios el
Padre. Así que al estar colgado de la cruz, Jesús clamó;
diciendo, «Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?»
(Mateo 27:46).
Jesús murió en la cruz como hombre perfecto, muriendo en
lugar de los hombres y mujeres pecadores. Libre del pecado
desde la concepción y el nacimiento, fue capaz de morir por el
pecado que ha estado presente en nosotros desde nuestra
concepción y nacimiento. Pero también, siendo Dios, fue capaz
de soportar todo el castigo de Dios, y fue capaz de morir por
muchos. Siendo Dios, pudo hacer lo necesario para pagar por
todos nuestros pecados, para lograr el perdón completo que
necesitamos. Siendo Dios, fue lo suficientemente grande como
para lidiar con Dios por nosotros, y siendo humano estuvo lo
suficientemente cerca de nosotros como para morir en nuestro
lugar. El misterio de que Dios añadió a sí mismo nuestra
naturaleza humana fue precisamente lo que necesitábamos para
ser salvos de nuestros pecados. Él fue el Hijo de Dios que
soportó el castigo de Dios, y fue el hombre que pudo pagar por
los pecados humanos.
La Biblia nos dice que confiemos sólo en Jesucristo para ser
salvos de nuestros pecados. Debemos ir a Dios y decirle que
somos pecadores; nos hemos rebelado en su contra, le hemos
desobedecido y le hemos odiado. La Biblia también nos dice
que vayamos a Cristo creyendo que Él es todo lo que
necesitamos para el perdón de nuestros pecados. Cuando
creemos en Él, confiamos que Él murió por nosotros. La Biblia
promete, «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no
se pierda más tenga vida eterna» (Juan 3:16).
Para ser salvos de nuestros pecados, necesitamos este milagro
sorprendente por el cual nació el Dios eterno. Esta solución
para nuestros pecados hace surgir otra pregunta: si Jesús es
Dios, ¿quién es «Dios», quien de acuerdo con Juan 3:16, «dio» a
Jesús, su «hijo unigénito»? Continuaremos con esa pregunta en
el capítulo 2.
PREGUNTAS
1. ¿Cuál es la verdad asombrosa que se enseña en Isaías 9:6?
2. ¿Cómo nos muestra la participación de Cristo en la creación
del mundo que él es Dios?
3. ¿Cómo equiparon a Cristo su divinidad y humanidad para
ser el Salvador?
4. ¿Hubo algún momento en el que Jesucristo no era Dios?
5. ¿Hubo algún momento en el que Jesucristo no era hombre?
6. ¿Habrá algún momento cuando Jesucristo no sea Dios?
¿Habrá algún momento cuando Jesucristo no sea hombre?
7. De acuerdo con los siguientes versículos, ¿Cuáles otras
personas tienen la capacidad de salvar a los pecadores? ¿Puedes
explicar basándote en este capítulo porqué es este el caso? Juan
14:6 Hechos 4:10,12
CAPITULO 2: EL DIOS Y PADRE DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Existen muchos pasajes en la Biblia en los que Dios es llamado
nuestro Padre. Se le llama nuestro Padre por lo menos por dos
razones. La primera razón es porque Dios creó todas las cosas.
Encontramos que Lucas 3:38 implica esto, en donde Adán, el
primer hombre, es llamado «el hijo de Dios». Adán vino de
Dios y debió su existencia a Dios. En este sentido Dios es como
nuestros padres humanos que nos dieron vida, pues Dios
también nos dio vida. Si Adán es hijo de Dios, podemos
entender que Dios es el Padre de Adán. Similarmente, Dios es
llamado el «Padre de nuestros espíritus» en Hebreos 12:9.
Santiago 1: 17 dice que Dios, quien da todo don bueno y
perfecto es el «Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni
sombra de variación». En estos pasajes y en otros, Dios es
llamado Padre porque Él es el origen del universo y quien
cuida de él.
Otra razón por la que Dios es llamado Padre es porque salva
a su pueblo de sus pecados. Isaías 63:6 dice, "Tú, oh Jehová, eres
nuestro Padre, nuestro Redentor perpetuo es tu nombre». Isaías
dice esto en una oración a Dios. Está pidiendo a Dios que
perdone los pecados de su pueblo y que se acerque a ellos con
ternura y compasión. ¿Dónde más podía pedir Isaías perdón y
ayuda? Dios había sido su Padre amoroso. Isaías llama a Dios
«Padre» para enfatizar la misericordia que Dios muestra hacia
el pueblo que salva. Por lo tanto, puesto que Dios es nuestro
Padre, Isaías fue capaz de decir en un pasaje más conocido que
uno de los nombres de Jesucristo sería «Padre eterno» (Isaías
9:6). Dios es Padre porque salva.
Así que los cristianos pueden llamar «Padre» a Dios porque
Él es su hacedor y su salvador. Dios es la fuente de la vida física
y de la vida eterna.
EL PADRE DE JESUCRISTO
Sin embargo, hay muchos otros lugares en la Biblia donde
«Padre» se refiere a una persona distinta a Jesucristo. Efesios 1:3
dice, «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo».
Esto enseña que hay una persona, distinta a Jesucristo, quien es
su Padre celestial. Ese Padre habló en el día que Jesús fue
bautizado por Juan el Bautista. Mientras Jesús estaba siendo
bautizado, «se oyó una voz del cielo que decía, Este es mi Hijo
amado en quien tengo complacencia» (Mateo 3: 17). Esta voz
celestial habló de nuevo cuando Jesús fue transfigurado en una
montaña. Mientras Jesús estaba en la montaña con Moisés y
Elías, la voz dijo, «Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia, a él oíd». Este sonido no era la voz del mismo
Jesús, sino la voz de su Padre celestial, quien es distinto a Jesús.
La Biblia deja claro, entonces, que el Padre y Jesucristo el Hijo
son diferentes personas divinas.
Cuando el Señor Jesucristo hablaba, especialmente en el
evangelio de Juan, repetidas ocasiones explicaba su relación con
el Padre y mostraba que el Padre era una persona divina
diferente a Él mismo. Una de tales ocasiones fue su oración a su
Padre en Juan 17. Jesús oró, «Ahora pues, Padre, glorifícame tú
al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el
mundo fuese». Al hacer esta petición a su Padre, Jesús
demostró la verdad de que Él es distinto al Padre; no obstante,
en el principio ambos poseían la misma gloria divina. Cuando
se hizo hombre, Jesús puso a un lado su gloria celestial por un
tiempo, pero disfrutaba con anticipación el día cuando la
recibiría de nuevo, y Él Y su Padre compartirían la misma gloria
celestial. Originalmente poseían la misma gloria, sin embargo,
eran distintos.
Otra ocasión cuando Jesús mostró que Él y su Padre eran
distintos fue cuando describió a los que se le oponían. Muchos
de los contemporáneos de Jesús no le siguieron porque no
comprendieron quién era Jesús. Aunque vieron los milagros
realizados por Jesús, no percibieron que estaban siendo testigos
de las obras de Dios. Como resultado, se opusieron a Jesús y a
las declaraciones que hizo acerca de sí mismo. Pero no se
oponían sólo a Jesús. Inadvertidamente, también se opusieron a
su Padre. Jesús dijo, «El que me aborrece a mí, también a mi
Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que
ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto
y han aborrecido a mí y a mi Padre» (Juan 15:23-24). El hecho
de que Jesús se refirió a ambos, nos muestra que Él distinguía
entre el Padre y Él. Aunque ambos compartían la misma gloria
en el cielo y merecían la misma reputación en la tierra, eran
distintas personas. El Padre es el Padre de Jesucristo.
UNA FE
El hecho de que hemos mencionado a dos personas divinas
puede causar que nos preguntemos si esto nos requiere seguir
dos religiones diferentes. ¿Debemos adorar al Padre con una
religión y al Hijo con otra? La respuesta a esta pregunta viene
de la verdad de que el Padre envió al Hijo. Nuestra respuesta a
Jesús constituye nuestra respuesta al Padre. En las relaciones
humanas demostramos respeto por nuestros amigos al tratar
con respeto los regalos que nos dan.
Similarmente, la fe en Jesucristo es fe en el Padre que le
envió. Jesús dijo, «El que no honra al hijo, no honra al Padre
que le envió» (Juan 5:23). Puesto que Jesús obedeció
completamente a su Padre, confiar en la vida y muerte de Jesús
significa que confiamos que la provisión del Padre para la
salvación es completa. Puesto que el Padre envió al Hijo,
nuestra confianza en Jesús es confianza en el regalo del Padre.
La fe en el Hijo es fe en el Padre. También esto es así, porque
aprendemos acerca del Padre al aprender acerca de Jesús. Sólo
él nos revela al Padre. Por lo tanto Jesús dijo, «El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14:9). Puesto que el Padre
vino a nosotros enviando a su Hijo, nosotros vamos al Padre
yendo al Hijo. Como dijo Jesús, «Yo soy el camino, la verdad y
la vida. Nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14:6).
PREGUNTAS
1. ¿Cómo muestra la Biblia que el Padre y el Hijo son personas
distintas?
2. ¿Cuáles son las tareas distintas del Padre y el Hijo al trabajar
juntos?
3. ¿De qué maneras Jesús es de importancia singular?
4. Un monoteísta es una persona que cree que sólo hay un Dios
verdadero. ¿Todos los monoteístas creen en el Dios verdadero?
Explica. Lee Santiago 2:19 y Juan 14:6.
5. ¿Es posible para Jesucristo obedecer a su Padre y seguir
siendo igualmente grande como su Padre? ¿Existen paralelos de
esto en nuestras relaciones humanas? Lee Juan 17:1-5
6. ¿Cómo nos ha amado el Padre? Lee Juan 3:16
CAPÍTULO 3: EL ESPÍRITU DE CRISTO
Juntamente con el Padre y el Hijo, pertenece a la Trinidad una
tercera persona, el Espíritu Santo. Cuando la Biblia se refiere a
las tres personas de Dios, el Espíritu Santo a menudo es
mencionado al final, pero esto no significa que el Espíritu sea
menos importante. El orden quizá refleje el hecho de que la
tarea del Espíritu Santo es honrar al Hijo y al Padre. Tenemos
una pista de esto cuando la Biblia nombra al Espíritu Santo
como el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9).
Vamos a aprender quién es este Espíritu.
ES UNA PERSONA
Algunos declaran que el Espíritu Santo no es una persona.
Puesto que las palabras usadas en la Biblia para "Espíritu"
significan viento o aliento, dicen que el Espíritu de Dios sólo es
una fuerza impersonal, como lo es el viento.
Sin embargo, Jesús habla acerca del Espíritu atribuyéndole
cualidades de una persona. Por ejemplo, Jesús dice, «Cuando
venga el Consolador... el Espíritu de verdad... él dará
testimonio acerca de mí» (Juan 15:26). Si el Espíritu no fuera
una persona, Jesús se hubiera referido al Espíritu como "algo",
pero Jesús se refiere a él como "alguien" y usa el pronombre "él"
(Ver también Juan 14: 17). Encontramos más evidencia de que el
Espíritu es una persona al notar lo que dice Jesús que hace el
Espíritu. El da la ayuda de un "consolador" y testifica acerca de
Jesús; enseña, recuerda, convence al mundo de culpa, guía, y
dice lo que acontecerá (Juan 14:26; 16:8, 13-14). Las fuerzas
impersonales no dan este tipo de atención personal.
ES DIVINO
La Biblia también enseña que el Espíritu Santo es divino - Él es
Dios, tan plenamente como lo son el Padre y el Hijo. Una
manera en la que se muestra esto es en cómo la Biblia se refiere
al Espíritu Santo como alguien igual a Dios. Por ejemplo, Pedro
una vez le dijo a un hombre llamado Ananías que había
mentido a la Iglesia, «¿Por qué llenó Satanás tu corazón para
mentir al Espíritu Santo...? No has mentido a los hombres, sino
a Dios» (Hechos 5:3-4). De acuerdo con Pedro, mentir al
Espíritu Santo era mentirle a Dios. Lo que Pedro dice nos
muestra que el Espíritu Santo es Dios.
La divinidad del Espíritu también puede verse en el hecho de
que Él realiza la obra de Dios. La Biblia muestra que estaba
activo en la creación del universo, tal y como lo estaban el
Padre y el Hijo. Génesis 1, el cual nos reporta cómo creó Dios el
mundo, dice que «el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas» (Génesis 1:2). El Salmo 104:30 dice, en concordancia
con lo anterior, «Envías tu Espíritu, y son creados; y renuevas la
superficie de la tierra». En el principio el Espíritu Santo estuvo
allí tomando parte en la obra divina de creación del universo.
La Biblia enseña la divinidad completa del Espíritu con
claridad, especialmente cuando coloca su nombre junto con los
del Padre y el Hijo, y les adscribe honor igual a los tres.
Consideremos las palabras finales de Pablo en su segunda
epístola a los Corintios «La gracia del Señor Jesucristo, el amor
de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
vosotros» (2 Corintios 13:14). Notemos también cómo autoriza
Jesús el sacramento del bautismo. La Iglesia debe bautizar «en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28:
1 9). Podemos ver que la Biblia presenta a las tres personas,
incluyendo al Espíritu Santo, como iguales en divinidad y
honor.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo muestra la Biblia que el Espíritu Santo es una
persona?
2. ¿Cómo muestra la Biblia que el Espíritu Santo es Dios?
3. ¿Qué ha hecho el Espíritu Santo para hacer posible que Cristo
viniera a nosotros?
4. ¿Qué ha hecho el Espíritu Santo para hacer posible que los
pecadores vengan a Cristo?
5. ¿Qué diferencia hace para el cristiano el hecho de que el
Espíritu Santo sea una persona? Lee Juan 16:8, 13-14.
6. Si el Espíritu Santo no fuera Dios, ¿Cómo afectaría esto la
confianza de una persona que cree en Jesucristo? Lee Juan 15:26
y 1 Corintios 12:3
7. Si una "persona espiritual" es una persona que está bajo la
influencia del Espíritu Santo, ¿es posible que una "persona
espiritual" no siga a Jesucristo? Explica.
CAPÍTULO 4: EL NOMBRE DEL PADRE, HIJO
Y ESPÍRITU SANTO
Es tiempo de combinar todo lo que hemos estado diciendo
hasta aquí y formar una declaración breve que resuma la
enseñanza bíblica de la Trinidad. Daremos una definición de lo
que la Biblia dice de la Trinidad y ofreceremos un resumen de
cómo el Dios trino logra sus propósitos.
DEFINICIÓN
La definición puede ordenarse en tres declaraciones:
2. Este único Dios verdadero existe como tres personas distintas. Tal
y como es difícil definir qué es una persona humana, también es
difícil definir qué es una persona divina. No obstante, en las
relaciones humanas las diferentes personas son distintas, con
cualidades únicas, sin embargo se pueden relacionar; (entre sí
de una manera "personal". Lo mismo es cierto en cuanto a las
personas divinas en un sentido mucho más exaltado. Son
distintas, pero se relacionan entre sí personalmente. Por
ejemplo, hemos visto en el capítulo 2 cómo la Biblia enseña que
el Padre es distinto al Hijo y que el Padre envió al Hijo.
También hemos mostrado bíblicamente en el capítulo 3 que el
Espíritu Santo es una persona divina que ministra a los
discípulos de Jesús en una manera personal por medio de
enseñarles, recordarles y guiarles; ~ aunque son un Dios, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son personas distintas. Jesús
empleó estas dos primeras declaraciones de nuestra definición
cuando envió a sus discípulos al mundo a predicar el evangelio.
Les dijo a sus apóstoles, «haced discípulos a todas las naciones,
bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo» (Mateo 28:19). Jesús no dijo que las naciones debían
bautizarse en los «nombres» como si se tratara de muchos
nombres y muchos dioses. Dijo, “en el nombre”, queriendo
decir uno. Pero cuando el «nombre» es dado, Jesús menciona
tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El único Dios verdadero
existe como tres personas distintas.
RESUMEN
También hemos aprendido en estos capítulos cómo logra sus
propósitos el Dios trino. Podemos resumir todo diciendo, “El
Padre realiza su obra, a través del Hijo, en el Espíritu” (Hermán
Bavink, The Doctrine of God, Trans. William Hendriksen Grand
Rapids: Baker, 1977,318). O podemos decir que el Padre hace
todas las cosas por medio del Hijo por el poder del Espíritu
Santo.
Hemos visto que el Padre creó todas las cosas a través del
Hijo (Juan 1:3; 1 Corintios 8:6; Colosenses 1:16) por el poder del
Espíritu (Génesis 1:2; Salmo 104:30). También hemos visto que
Dios el Padre salvó a su pueblo al enviar a su Hijo en el poder
del Espíritu.
No podemos comprender todo esto, no obstante este Dios
incomprensible y asombroso nos ha dejado claro cómo
podemos conocerle. No necesitamos conformamos con nociones
vagas de cómo es Dios, ni tampoco debemos fabricar ideas
acerca de Dios que vengan de nuestras mentes o de las
opiniones populares actuales. Dios el Padre vino a nosotros a
través de Dios el Hijo por el poder de Dios el Espíritu Santo; de
esta manera Dios se ha mostrado a nosotros.
De esta manera los hombres y mujeres de todas las razas y
épocas deben acercarse a Dios el Padre usando el mismo
camino: a través de Jesucristo debemos alejarnos de nuestros
pecados, confesar a Dios que es cierto lo que la Biblia dice
acerca de nuestros corazones pecaminosos y nuestras obras
pecaminosas. Debemos confesar a Dios que somos incapaces de
salvarnos a nosotros mismos de su juicio por nuestros pecados.
Luego debemos confiar plenamente en Jesucristo para toda la
eternidad, quien murió para remover nuestros pecados.
Debemos creer que la muerte y la resurrección de Jesús fue el
pago suficiente por todos nuestros pecados. Debemos confiar
en que, al descansar en Él, tenemos a Cristo como nuestro
refugio del juicio venidero de Dios. Debemos entender que
Jesucristo fue aprobado para salvamos porque fue enviado por
su Padre celestial y fortalecido por el Espíritu Santo para
completar esta salvación. El Padre y el Espíritu dirigen nuestra
fe a lo que Dios hizo en Jesús.
Luego, debemos continuar viviendo en esta confianza en
Cristo, siguiendo lo que su Palabra, la Biblia, ordena y
descansando continuamente en la certidumbre de la salvación
que nos ha dado. Nuestros esfuerzos por conocer a Dios deben
enviarnos a Cristo en toda nuestra vida. Después de que nos
hemos encomendado a Jesucristo, debemos entender que el
Espíritu Santo nos dio el deseo de hacerlo.
Dios el Padre ofrece salvación eterna de nuestros pecados a
través de su regalo Jesucristo, quien vino por el poder del
Espíritu. Acerquémonos al Padre usando el mismo camino.
Como dice la Biblia, a través de Cristo «tenemos acceso al Padre
en un solo Espíritu» (Efesios 2:18).
PREGUNTAS
1. Declara y explica cada una de las tres partes de la definición
de la Trinidad.
2. ¿Cómo obran juntas como un Dios las personas de Trinidad?
3. ¿Cómo apoyan los siguientes versículos nuestra definición de
la Trinidad? Juan 6:44; 1 Juan 4:2; Juan 8:58 comparado con
Éxodo 3: 14
4. ¿Cómo apoyan los siguientes versículos nuestro resumen de
la obra de la Trinidad? Lucas 1:34-35; 2 Corintios 5:18
5. ¿Qué debes hacer para ser salvo de tus pecados?
CAPÍTULO 5: POR SU MISERICORDIA
Hemos visto que por toda la Biblia Dios se muestra como
Trinidad, es decir, un Dios que existe como tres personas
distintas. Quizá sea útil ahora examinar varios lugares en la
Biblia donde las tres personas de la Trinidad son mencionadas
una junto a la otra. Al hacerlo confirmaremos la verdad de que
cada una de las tres personas es distinta, sin embargo obra con
las otras dos en todas las cosas referentes a la salvación del
cristiano.
Las porciones de la Biblia que examinaremos nos enseñan
que los cristianos reciben la misericordia de Dios. Por lo tanto,
estos pasajes bíblicos que confirman nuestro entendimiento de
la Trinidad también nos enseñan cómo la salvación que
experimenta un cristiano viene de las tres personas de la
Trinidad obrando en unidad.
TITO 3:4-7
El libro de la Biblia que llamamos "Tito" fue escrito por el
apóstol Pablo a un hombre llamado Tito, un pastor o anciano de
iglesia que sirvió a Cristo en la isla de Creta. En estos versículos
Pablo dirige a Tito a enseñar a los cristianos de Creta dedicarse
a hacer lo que es bueno (Tito 3:8). Al enseñar Tito a los
cristianos a hacer lo que es bueno, les recuerda lo que en otro
tiempo fueron y lo que el Dios trino hizo por ellos.
En el pasado se caracterizaban por pecado constante. No solo
eran culpables de desobedecer activamente a Dios y odiarse
uno al otro, sino también eran caracterizados por un
comportamiento pecaminoso. Además, eran esclavos del
pecado. «Porque en otro tiempo nosotros también éramos
insensatos, desobedientes, extraviados. Estábamos esclavizados
por diversas acciones y placeres, viviendo en malicia y en
envida. Eráramos aborrecibles, odiándonos unos a otros» (Tito
3:3). Practicaban el pecado, se caracterizaban por el pecado, y
estaban esclavizados por el pecado. Eran culpables, rebeldes y
espiritualmente impotentes. Esto describe el problema esencial
de toda persona que no cree en Jesucristo para la salvación del
pecado.
El pecado cauteriza su corazón. La Biblia dice: “Nada hay tan
engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede
comprenderlo?” (Jeremías 17:9 NVI) Pero «Dios nuestro
Salvador» mostró misericordia. Descubrimos, al leer estos
versículos, que «Dios nuestro salvador» se refiere a Dios el
Padre. Él es quien derramó el Espíritu Santo y lo hizo
abundantemente a través de Jesucristo. (Tito 3:6).
Cuando Dios el Padre salvó a su pueblo, Él los salvó de la
culpa y el poder del pecado. Esto significa que Dios el Padre
proveyó un camino para que el registro de culpa de los
pecadores fuera borrado y el poder esclavizante del pecado
fuera destruido. Para mostrar misericordia envió a Jesús y
derramó el Espíritu Santo. El hecho de que Dios salva del poder
del pecado puede ser visto en la obra salvadora del Espíritu
Santo.
Dios nos salvó «por medio del lavamiento de la regeneración
y de la renovación del Espíritu Santo» (Tito 3:5). En vez de decir
que estábamos esclavizados por el pecado, este versículo agrega
algo a esa verdad al implicar que estábamos muertos en
pecado. Así que Dios el Espíritu Santo, por su misericordia, dio
nueva vida al pecador para que pudiera creer en Cristo.
Lavó el corazón de ese pecador, que estaba contaminado por
el pecado. El Espíritu realizó este milagro de gracia en el
corazón del cristiano. El pecador no se renovó a sí mismo ni se
dio vida nueva a sí mismo. En vez de eso, el Espíritu Santo
llevó a cabo este nuevo nacimiento y renovación. Debido al
Espíritu Santo, el corazón y vida del pecador fueron cambiados.
Pero Dios también salva de la culpa del pecado. El Espíritu
fue derramado abundantemente a través de Jesucristo nuestro
Salvador (Tito 3:6). Puesto que el Espíritu Santo es el Espíritu de
Cristo, su regalo misericordioso de regeneración y renovación
está conectado con lo que hizo «Jesucristo nuestro Salvador». El
Señor Jesús murió en la cruz para sufrir el castigo que merecía
el pecador.
Tomó el lugar que le correspondía al pecador. Todos los que
ponen su fe en Jesucristo, por lo tanto, son justificados. La
justificación es la decisión de un jurado respecto a alguien que
ha sido acusado. Si el jurado declara que un hombre es
inocente, ese hombre es justificado. Dios justifica a los
pecadores. Declara que no son culpables, y aquellos que reciben
su justificación por la fe en Cristo nunca enfrentarán el castigo
eterno de Dios. Son librados de la justicia eterna de Dios
porque, en la cruz, Cristo soportó la justicia de Dios en lugar de
ellos.
Ante los ojos de Dios, su culpa ha sido suprimida. Aunque
los miembros de la congregación de Tito habían sido culpables
de pecado y fueron esclavos del pecado, recibieron la
justificación por la fe en Cristo y la renovación de sus corazones
por el Espíritu Santo. El resultado era que poseían la esperanza
segura de la vida eterna. Todo esto les fue dado por la
misericordia del Dios trino.
EFESIOS 1:3-14
En esta sección introductoria de su epístola los cristianos de
Éfeso, el apóstol Pablo alaba al Dios trino por su gracia
asombrosa. Dios el Padre nos ha «bendecido en Cristo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales» (Efesios 1:3).
Pero queda claro que el Padre no estuvo solo cuando salvó a la
iglesia. «Toda bendición espiritual» fue dada «en Cristo».
Pablo procede a enseñar acerca de los caminos de Dios, que
ninguna mente humana puede comprender. El Padre escogió a
aquellos a los que salvaría. Los escogió antes que el mundo
fuese con el propósito de que sean «santos y sin mancha delante
de él» y llegaran a ser hijos adoptados de Dios (Efesios 1:4-5).
Todo lo que el Padre planeó para ellos, lo planeó para ser
realizado a través de Jesucristo.
«En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para
adopción como hijos suyos» (Efesios 1:5). Jesús hizo posible esta
adopción a través de su muerte en la cruz. Por su muerte en la
cruz los trajo de vuelta (logró la "redención") y concedió el
perdón de los pecados (Efesios 1:7) En esta manera Cristo
cumplió el plan del Padre para aquellos a quienes éste escogió.
El Padre los salvó por medio de Cristo, el Hijo. Pero todavía
hay más. Los cristianos en Éfeso recibieron el regalo de la
adopción de Dios por medio de Cristo cuando escucharon el
evangelio de la salvación (Efesios 1: 13), Y esto fue posible por
el regalo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es las arras en el
corazón del cristiano (Efesios 1:14).
Cuando Jesús regrese, le dará al cristiano cada parte de la
gloria celestial que planeó y prometió. Pero, por ahora, el
cristiano ha recibido el depósito de esa gloria final; se le ha
dado el Espíritu Santo. Cuando alguien que compra una casa
paga el diez por ciento como anticipo, se está comprometiendo
a pagar el resto, ya sea con dinero que ya posee o que pedirá
prestado.
De manera parecida, al dar el Espíritu Santo al seguidor de
Cristo, Dios el Padre se ha comprometido a darle el resto de la
gloria celestial. Podemos ver en Efesios 1 cómo nos ha salvado
el Dios trino. El Padre planeó mostrar su misericordia; el Hijo
realizó en la cruz lo que era necesario para que fuera dada la
misericordia; el poder del Espíritu Santo hace posible que el
cristiano reciba esa misericordia por la fe en Jesucristo.
Como dice la Biblia, «Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No es por
obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8-9).
OTRAS ESCRITURAS
Notemos brevemente otros pasajes de la Biblia en los que las
tres personas de la Trinidad aparecen juntas. Por ejemplo,
cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu de Dios descendió sobre
Él como una paloma. También, una voz del cielo, la voz de Dios
el Padre, dijo acerca de Jesús, «Este es mi hijo amado en quien
Tengo complacencia» (Mateo 3:16-17)
Las tres personas participaron, por lo tanto, al principio del
ministerio público de Jesús. En otro lugar, Efesios 4 enseña que
la Iglesia de Cristo es una. Esto lo hace por medio de muchas
pruebas, incluyendo el hecho de que sólo hay un Padre, un Hijo
y un Espíritu Santo. «Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu. . .
Hay un solo Señor [Jesús], una sola fe, un solo bautismo, un
solo Dios y Padre de todos, quien es sobre todos, a través de
todos y en todos» (Efesios 4:4-6).
Puesto que un Padre, un Hijo y un Espíritu salvaron a la
Iglesia, esto prueba la unidad de la verdadera iglesia. Aun en
otro lugar, Pablo pronuncia la bendición de Dios sobre la iglesia
al referirse a las tres personas de la Trinidad: «La gracia del
Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros» (2 Corintios 13:14).
Y como hemos hecho notar anteriormente, Jesús ordenó que
la iglesia bautice en el nombre del Dios trino: «Por tanto id y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28: 19).
Dios quiere que este nombre trinitario - que anuncia la
propiedad de Dios - sea colocado sobre aquellos que siguen a
Cristo.
Todos son discípulos por la misericordia de Dios, la
misericordia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En cada caso
podemos ver cómo considera la Biblia al Padre, al Hijo y al
Espíritu como personas distintas. Pero también notamos que
ellos como un solo Dios han actuado juntos para presentarnos
con una liberación del pecado que es completa y totalmente
deseable para aquellos que entienden su pecado delante de
Dios.
El Padre envió a Cristo y el Espíritu fortaleció a Jesucristo
para lograr el escape de la culpa y poder del pecado para
aquellos que van a Jesús por misericordia.
PREGUNTAS
1. De acuerdo con Tito 3:4-7, ¿Cómo mostró misericordia cada
persona de la Trinidad?
2. De acuerdo con Efesios 1:3-14, ¿qué hizo cada persona de la
Trinidad para salvar al pueblo de Dios?
3. ¿Cómo sugieren los siguientes versículos la presencia de la
Trinidad? Génesis 1:26; Génesis 3:22; Génesis 11:7; Isaías 6:8.
CAPÍTULO 6: VER SI ES VERDADERO
Durante uno de los viajes del apóstol Pablo, al predicar el
camino de salvación por medio de Cristo, sus oyentes en la
ciudad de Berea respondieron de una manera singular.
Mientras en algunos lugares aquellos que escuchaban a Pablo
rápidamente reaccionaban fuertemente en contra de su
enseñanza, la gente de Berea «eran más nobles». Ellos
examinaban las Escrituras cada día para ver si lo que Pablo
decía era verdadero (Hechos 17:11).
Quizá has leído este libro con interés pero todavía tienes
preguntas que deben ser respondidas. Quizá todavía quieres
ver si lo que has leído aquí es verdadero.
A través de toda la historia de la iglesia cristiana muchos
desafíos han sido levantados en contra de la enseñanza bíblica
respecto a la Trinidad. A menudo estos desafíos se han
enfocado en quién fue y es Jesucristo. Ha habido muchas
objeciones diferentes en contra de la enseñanza de la Trinidad -
cada objeción ha sido expresada de tantas maneras - que es
imposible listarlas y responder a todas. Los desafíos tienden a
caer, sin embargo, en unos cuantos grupos. Las objeciones que
cubrimos aquí representan la mayoría de esos grupos.
Lo siguiente es tanto un sumario de la enseñanza respecto a
la Trinidad y Jesucristo, y como una respuesta a las objeciones
respecto a la enseñanza bíblica. Mi esperanza es que este
proceso responda a las preguntas que todavía tienes, y que
puedas descubrir que lo que has leído aquí es verdadero.
Debo añadir que, aunque la iglesia en sus concilios en toda la
historia resumió la enseñanza bíblica usando una terminología
muy específica, yo estoy intentando aquí comunicar el
significado de la enseñanza bíblica con palabras cotidianas.
4. Si sólo hay un Dios, ¿no sería mejor decir que sólo el Padre es el
Dios supremo, y que el Hijo y el Espíritu Santo son seres o poderes
inferiores?
Este punto de vista enfatiza tanto la unidad de Dios que
niega que todas las tres personas sean plenamente divinas. Sus
muchos adherentes mantienen una gran variedad de opiniones
respecto a cómo explicar la unidad de Dios. Por ejemplo, los
Testigos de Jehová, creen que sólo el Padre es Dios, que el Hijo
es la primera criatura del Padre y puede ser considerado un
dios inferior, y que el Espíritu Santo ni es una persona ni es
divino.
Un punto de vista diferente, el de los seguidores de la Nueva
Era (en la medida que usan terminología bíblica), mantiene que
Dios está en todo, incluyendo a Jesucristo. Estos puntos de vista
no toman en cuenta todo lo que Biblia enseña respecto al Hijo y
al Espíritu Santo. En la Biblia, ambos juntamente con el Padre,
son llamados "Dios" (Colosenses 2:9; Hechos 5:4; 1 Corintios
3:16-17).
Tanto el Hijo como el Espíritu Santo, juntamente con el
Padre, estuvieron involucrados totalmente haciendo lo que sólo
Dios hizo: Crearon el universo (Génesis 1:1; Juan 1:3; Salmo
104:30) y salvaron a los pecadores (Lucas 1:47; Tito 1:4). Estos
puntos de vista también hacen caso omiso de la posición de
igualdad que Jesús le dio a las tres personas en Mateo 28:19.
Aunque este desafío busca preservar la unidad de Dios, lo
hace de tal manera que contradice la enseñanza de la Biblia
respecto a la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo.
4. Si Jesús fue tanto Dios como hombre, ¿no sería mejor decir que fue
una combinación de dos personas completamente diferentes, una
persona y naturaleza divina, y una persona y naturaleza humana?
«Especialmente útil para aquellas personas que han enfrentado la negación de esta
verdad fundamental. Lo breve de este libro, y su claridad lo hace una herramienta
útil para enseñanza y evangelismo».
- Joel Nederhood
«Con lenguaje claro y sencillo, Vander Pol trata las objeciones a esta enseñanza. Los
creyentes nuevos en la fe recibirán enseñanza sólida, y creyentes maduros recibirán
inspiración».
- H. David Schuringa
ISBN 9968-894-02-08