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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN

FACULTAD DE CIENCIAS Y TECNOLOGÍA


CARRERA DE INGENIERÍA CIVIL
LABORATORIO DE GEOTECNIA

―APOYO DIDÁCTICO AL APRENDIZAJE DE LA


ASIGNATURA MECÁNICA DE SUELOS I CIV-219‖

TRABAJO DIRIGIDO, POR ADSCRIPCIÓN, PARA OPTAR AL DIPLOMA


ACADÉMICO DE:

LICENCIATURA EN INGENIERÍA CIVIL.

PRESENTADO POR:

CAMPOS RODRIGUEZ JORGE


GUARDIA NIÑO DE GUZMÁN GERMÁN MARCELO

TUTOR:
Ing. Msc. LUIS MAURICIO SALINAS PEREIRA

COCHABAMBA – BOLIVIA
5 DE DICIEMBE DEL 2005
Dedicado a:
 Mis papás Germán Guardia y Rosario Niño de
Guzmán por apoyarme y haber confiado en mí
siempre.

 A mis hermanos Ximena, Sergio, Javier,


Cristhían, Carlos y Annelisse, por su comprensión
y ayuda desinteresada.

 A mis abuelitos y tíos que siempre confiaron en


mí.

Germán M. Guardia Niño de Guzmán

Dedicado a:
 Mis papás Juan Campos y Julieta Rodríguez por
su apoyo y confianza en mí.

 Mis hermanos Ronald y Patricia por apoyarme y


haber confiado en mí siempre.

 A mis abuelitos y tíos que siempre confiaron en


mí.

Jorge Campos Rodríguez


AGRADECIMIENTOS

A
Dios, por no abandonarnos nunca y habernos ayudado a llegar a esta etapa de nuestra
vida.

Agradecemos a nuestros padres por todo el amor, aliento y confianza con que nos
apoyaron durante toda nuestra carrera, a nuestros hermanos por su comprensión y
apoyo desinteresado, a nuestros tíos y abuelitos que siempre confiaron en nosotros.

Agradecemos a Ingrid Fernández por su colaboración en la realización de este


proyecto de grado.

Agradezco al Ing. Mauricio Salinas Pereira, director del Laboratorio de Geotecnia y


Tutor del presente trabajo, por su colaboración, enseñanzas y guió durante la
realización de dicho proyecto.

A todo el personal del Laboratorio de Geotecnia que ayudaron y facilitaron el


desarrollo del presente trabajo.

Al Ing. Oscar Zabalaga Montaño director de la carrera de ingeniería civil, quien


apoyo e impulso la culminación de dicho proyecto.

Al tribunal, Ing Gabriel Rodríguez, Ing. Martín Duchen e Ing. Guido León, por el
tiempo dedicado a la lectura y corrección de este proyecto de grado.

A los compañeros de carrera por su amistad y por todos los momentos compartidos
durante los años de estudio universitario.
FICHA RESUMEN

La asignatura Mecánica de Suelos I – CIV 219 corresponde al sexto semestre de la


Carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Mayor de San Simón.
En los últimos tiempos, la Universidad Mayor de San Simón ha establecido la
necesidad de mejorar el proceso de aprendizaje, a través de la realización de textos
que permitan mejorar y apoyar el desempeño del alumno. Es por tal razón, que la
elaboración de este texto referido a la materia de ―Mecánica de Suelos I‖ surge como
respuesta a la necesidad del estudiante de poder disponer de un texto adecuado, en un
lenguaje simple y que cumpla cabalmente con las exigencias del contenido de la
materia.
El presente documento es el producto de la investigación de abundante bibliografía
sintetizada en un volumen que engloba lo más importante y útil para el aprendizaje de
la materia.
El texto se divide en siete capítulos. El primer capítulo desarrolla las propiedades
índice de los suelos. En el segundo capítulo se exponen los sistemas mas usados para
la clasificación de suelos en laboratorio. El tercer capítulo desarrolla el sistema de
clasificación de suelos por medio de métodos visuales y manuales, el cual consiste en
describir el suelo para poder posteriormente identificarlo. En el cuarto capítulo se
desarrolla el flujo de agua en los suelos ya sea en una, dos y tres dimensiones. En el
quinto capítulo se desarrolla el concepto de los esfuerzos efectivos actuantes en el
interior de una masa de suelo. El sexto capítulo comprende la resistencia al corte que
ofrece un suelo, al ser sometido a cambios de esfuerzos. Finalmente en el séptimo
capítulo se desarrolla la compactación de los suelos para el uso en obras civiles.
PREFACIO

Todas las obras de ingeniería civil descansan de una u otra forma sobre el suelo y
muchas de ellas utilizan el suelo como elemento de construcción como es el caso de
terraplenes, diques y rellenos en general; por lo que, en consecuencia su estabilidad,
comportamiento funcional y estético están regidos, entre otros factores, por la
conducta del material de asiento situado dentro de las profundidades de influencia de
los esfuerzos que se generan, o por el suelo utilizado para conformar los rellenos. Si
se sobrepasan los límites de la capacidad resistente del suelo, o si aún sin llegar a
ellos las deformaciones en el suelo son considerables, se pueden producir esfuerzos
secundarios en los miembros estructurales no hayan sido considerados en el diseño, lo
que produce importantes consecuencias en la estructura como ser fisuras, grietas,
alabeo o desplomos que pueden producir, en casos extremos el colapso de la obra o
su inutilización y abandono de la misma. En consecuencia, las condiciones del suelo
como elemento de sustentación, construcción y las del cimiento como dispositivo de
transición entre aquél y la superestructura, han de ser siempre observados, aunque
esto se haga en proyectos pequeños fundados sobre suelos normales a la vista de
datos estadísticos y experiencias locales y en proyectos de mediana a gran
importancia o en suelos dudosos, infaliblemente, a través de una correcta
investigación con la mecánica de suelos.
Durante los últimos años se han estado empleando cada vez más los vocablos
geotecnia y geomecánica para significar la asociación de las disciplinas que estudian
la corteza terrestre desde el interés de la ingeniería civil, concurriendo a este vasto
campo ciencias como la geología con sus diversas ramas y la geofísica con su
división, la sismología. A la vista de los tres materiales sólidos naturales que ocupan
nuestra atención, puede dividirse la geotecnia en: mecánica de suelos, mecánica de
rocas y mecánicas de nieves, todas presentadas en orden de aparición dentro de las
cuales la última no tiene cabida en un medio subtropical. La más utilizada es la
mecánica de suelos donde se considera al suelo como un material heterogéneo,
distinto de partícula a partícula, donde su contenido de humedad que puede ser
variable con el tiempo ejerce una importante influencia sobre su comportamiento;
debiendo aplicarse los conocimientos físicos-matemáticos para evaluar y predecir su
comportamiento. El caso es distinto para con otros materiales de construcción tales
como el acero y el hormigón, donde las cualidades físicas son claras y comprensibles,
con relativa facilidad a través de procesos metalúrgicos que ofrecen una amplia gama
de productos finales, en el primer caso, y mediante diseños de mezclas en el segundo,
todo en armonía con las necesidades de un proyecto dado.
Sin embargo, esta rama de la ciencia ha tenido un desarrollo esforzado y acelerado en
los últimos años, pese a la utilización de teorías e hipótesis de cumplimiento parcial o
entre rangos determinados. Al suelo se aplican leyes como las de Hooke y Navier que
presuponen al hormigón como un cuerpo perfectamente elástico donde las secciones
planas, antes de la deformación, continúan siendo planas durante y después de la
deformación, distantes de ser exactas; aceptándose como buenos y válidos los
resultados obtenidos de su aplicación.
Terzaghi definió que la mecánica de suelos es la aplicación de las leyes de la
mecánica y la hidráulica a los problemas de ingeniería que tratan con sedimentos y
otras acumulaciones no consolidadas de partículas sólidas, producidas por la
desintegración mecánica o la descomposición química de las rocas,
independientemente de que tengan o no materia orgánica. La mecánica de suelos
incluye:

a. Teorías sobre el comportamiento de los suelos sujetos a cargas, basadas en


simplificaciones necesarias dado el estado actual de la teoría.
b. Investigación de las propiedades físicas de los suelos.
c. Aplicación del conocimiento teórico y empírico de los problemas prácticos.

Los métodos de investigación de laboratorio son parte de la mecánica de suelos.


En los suelos se tiene no solo los problemas que se presentan en el acero y concreto
(módulo de elasticidad y resistencia a la ruptura), sino otros como su tremenda
variabilidad (uniformidad, homogeneidad, isotropicidad, etc.) además de que todos
los procesos naturales que originan la formación de los suelos están fuera del control
del ingeniero.
En la mecánica de suelos es importante el tratamiento de las muestras (inalteradas
– alteradas). La mecánica de suelos desarrolló los sistemas de clasificación de suelos
– color, olor, texturas, distribución de tamaños, plasticidad (A. Casagrande). El
muestreo y la clasificación de los suelos son dos requisitos previos indispensables
para la aplicación de la mecánica de suelos a los problemas de diseño.

Problemas planteados por el terreno en la ingeniería civil.

En su trabajo práctico el ingeniero civil ha de enfrentarse con muy diversos e


importantes problemas planteados por el terreno. Prácticamente todas las estructuras
de ingeniería civil, edificios, puentes, carreteras, túneles, muros, torres, canales o
presas, deben cimentarse sobre la superficie de la tierra o dentro de ella. Para que una
estructura se comporte satisfactoriamente debe poseer una cimentación adecuada.
Cuando el terreno firme está próximo a la superficie, una forma viable de
transmitir al terreno las cargas concentradas de los muros o pilares de un edificio es
mediante zapatas. Un sistema de zapatas se denomina cimentación superficial.
Cuando el terreno firme no está próximo a la superficie, un sistema habitual para
transmitir el peso de una estructura al terreno es mediante elementos verticales como
pilotes.
El suelo es el material de construcción más abundante del mundo y en muchas
zonas constituye, de hecho, el único material disponible localmente. Cuando el
ingeniero emplea el suelo como material de construcción debe seleccionar el tipo
adecuado de suelo, así como el método de colocación y, luego, controlar su
colocación en obra. Ejemplos de suelos como material de construcción son las presas
en tierra, rellenos para urbanizaciones o terraplenes para las carreteras y ferrocarriles.
Otro problema común es cuando la superficie del terreno no es horizontal y existe
un componente del peso que tiende a provocar el deslizamiento del suelo. Si a lo
largo de una superficie potencial de deslizamiento, los esfuerzos tangenciales debidos
al peso o cualquier otra causa (como agua de filtración, peso de una estructura o de un
terremoto) superan la resistencia al corte del suelo, se produce el deslizamiento de
una parte del terreno.
Las otras estructuras muy ligadas a la mecánica de suelos son aquellas construidas
bajo la superficie del terreno como las alcantarillas y túneles, entre otros, y que están
sometidas a las fuerzas que ejerce el suelo en contacto con las mismas. Las
estructuras de contención son otro problema a resolver con el apoyo de la mecánica
de suelos entre las más comunes están los muros de gravedad, los tablestacados, las
pantallas ancladas y los muros en tierra armada.

Historia y desarrollo de la mecánica de suelos.

El suelo uno de los elementos más abundantes en la naturaleza, ya señalado por los
antiguos como uno de los cuatro básicos tomados como material de construcción. En
su manejo y utilización el análisis científico ha ido reemplazando, gradualmente, a las
reglas intuitivas, siendo el estado actual del conocimiento la suma de los aportes de
diversos científicos, físicos, matemáticos e ingenieros, que desde el principio fueron
forjando, sin saberlo, una nueva ciencia, nutrida por sus investigaciones.
En la dinastía Chou, 1000 A. C, se dan recomendaciones para construir los
caminos y puentes. El siglo XVII trae las primeras contribuciones literarias sobre
ingeniería de suelos y el siglo XVIII marca el comienzo de la Ingeniería Civil, cuando
la ciencia se toma como fundamento del diseño estructural.

Entre los principales contribuyentes literarios cabe destacar los nombres de:

C. A. de Coulomb (1736-1806)
Alexander Collin (1627-1694)
T. Telford (1757-1834)
J. V. Poncelet (1810-1894)
G. Rankine (1820-1872)
Karl Culmann (1821-1881)
O. Mohr (1835-1918)
J. V. Boussinesq (1842-1929)

Coulomb, Poncelet, Collin y Rankine aportaron valiosas experiencias en el análisis de


presiones de tierras. Las contribuciones del ingeniero militar francés Coulomb tienen
todavía vigencia, en fricción, electricidad y magnetismo.
Poncelet ofreció en 1840 un método gráfico para la determinación directa de la
superficie de falla y las presiones de tierra activa y pasiva.
Collin publicó en 1846 su trabajo "Recherches Expérimentales sur les
Glissements Spontanés des Terrains Argileux". Guillermo M. Rankine fue un
ingeniero y físico escocés que se distinguió, también, por sus trabajos en
termodinámica.
Culmann le dio una solución gráfica a la teoría Coulomb - Poncelet, permitiendo
la resolución de problemas complejos de presiones de tierras.
Tomás Telford fue un ingeniero inglés, constructor de puentes, puertos y canales,
primer presidente de la Asociación Británica de Ingenieros Civiles, en 1820. Sus
investigaciones le llevaron a desarrollar una modalidad de pavimentos.
Mohr ideó un método gráfico para representar esfuerzos normales y tangenciales
actuantes en planos inclinados, cuando el material se somete a esfuerzos biaxiales, de
útil aplicación en el campo de los suelos.
De Boissinesq se ha aprovechado sus ecuaciones para establecer los valores de las
componentes verticales de esfuerzos generados por la aplicación de cargas.
Dos nombres no incluidos en la relación de precursores antiguos y que merecen
ser citados son los G. G. Stokes, quien enunció una ley que rige el descenso de una
esfera en un líquido, fundamento del ensayo granulométrico por sedimentación y el
del físico francés H. Darcy autor, en 1856, de una ley básica para el estudio del flujo
del agua en los suelos.

Entre los principales contribuyentes modernos se tiene a:

Karl Terzaghi (1883-1963)


A. Atterberg (1880-1947)
Wolmar Fellenius (1876-1957)
A. Casagrande (1902-1981)
Laurits Bjerrum (1918-1973)
A. W. Skempton (1914- )

En 1925, Terzagui, presenta en Viena el tratado ERDBAUMECHANIK que hace


de la Mecánica de Suelos una rama autónoma de la Ingeniería. El científico de Praga,
Karl Terzagui, es el padre de la Mecánica de Suelos.
En la Sede de Manizales cuando la entonces Facultad de Ingeniería creada en
1948, hacia 1952 se dictó por primera vez el curso de M de S por el Ingeniero Civil
Julio Robledo Isaza.
Karl Terzaghi, el padre indiscutible de la mecánica de suelos, nació en Praga,
Checoslovaquia, y murió en los Estados Unidos de Norteamérica, a los ochenta (80)
años de edad. Trabajó en Austria, Hungría y Rusia, de 1915 a 1911. Fue profesor del
Robert College de Constantinopla, de 1915 a 1925. Enseñó ingeniería de fundaciones
en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, entre 1925 a 1929, dedicándose
simultáneamente a la práctica consultiva en Norte y Centro América. Catedrático en
Viena, de 1929 a 1938, comenzó a laborar a partir de este último año con la
Universidad de Harvard. Su obra "Erdbaumechanik", publicada en 1925, en Viena y
en idioma alemán, marcó el nacimiento de una nueva disciplina.
A. Atterberg, sueco, estableció una serie de ensayos para determinar el
comportamiento plástico de los suelos cohesivos, de amplia difusión mundial, hoy en
día, en cuyos resultados están basados todos los sistemas de clasificación ideados.
Fellenius, trabajando para la Comisión Geotécnica de los Ferrocarriles del Estado
Sueco, creó un método para analizar y diseñar taludes que se designa con su apellido
o es denominado "Método Sueco", el cual se ha convertido en el procedimiento
indispensable para el estudio de taludes de presas, carreteras o de cualquier otro tipo.
Arthur Casagrande, alemán de origen, emigró a los EE.UU. en 1926. Alumno
sobresaliente y compañero de Terzaghi, es después del maestro la figura más
relevante en la mecánica de suelos; siendo notables sus contribuciones en equipos y
sistemas al estudio de la plasticidad, consolidación y clasificación de los suelos.
Organizó junto al Dr. Terzaghi el Primer Congreso de Mecánica de Suelos y
Fundaciones, celebrado en la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, en
el año de 1936, habiendo sido presidente de la Sociedad Internacional de Mecánica de
Suelos y Cimentaciones.
Bjerrum nació y estudió en Dinamarca. Trabajo en Suiza y en su país natal,
siendo el primer director, en 1951, del Instituto Geotécnico Noruego. De esa época
son sus valiosas investigaciones en torno a la resistencia al corte de los suelos y de
modo especial sobre la sensibilidad de las arcillas.
Skempton, nacido en Inglaterra, es profesor del colegio Imperial de la
Universidad de Londres, donde introdujo la enseñanza de la mecánica de suelos. Ha
sido presidente de la Sociedad Internacional de Mecánica de Suelos y Fundaciones.
Sus contribuciones han discurrido sobre presiones efectivas, capacidad de carga y
estabilidad de taludes.
Es oportuno señalar que la Sociedad Internacional de Mecánica de Suelos e
Ingeniería de Fundaciones, organizada por Terzaghi y con asiento en Londres, tiene
como miembros componentes a sociedades nacionales de igual naturaleza
constituidas en casi todos los países del mundo. Esta sociedad auspicia cada cuatro
(4) años, como suceso principal, congresos mundiales que hasta el momento presente
han sido celebrados en las ciudades y años indicados a continuación:

Primero Cambridge 1936


Segundo Rotterdam 1948
Tercero Zurich 1953
Cuarto Londres 1957
Quinto París 1961
Sexto Montreal 1965
Séptimo Ciudad de México 1969
Octavo Moscú 1973
Noveno Tokio 1977
Décimo Estocolmo 1981

De igual modo tienen lugar eventos regionales dentro de los cuales nos tocan
directamente los congresos panamericanos. El primero de ellos tuvo lugar en la
Ciudad de México en el año 1959.

Casos mundiales en los que hizo falta la aplicación de la mecánica de suelos.

Dos de las obras de construcción de carácter monumental en el ámbito mundial donde


se hizo patética la ausencia de los postulados de la mecánica de suelos moderna son la
Torre de Pisa y el canal de Panamá.
La llamada Torre Inclinada de Pisa fue comenzada por Bonno Pisano en el 1174 y
terminada en la segunda mitad del Siglo XIV. Con una altura de cuarenta y cinco
metros y un peso total de 14500 toneladas, su cimentación anular transmite presiones
al subsuelo del orden de 5 Kg/cm². Fundada sobre capas alternadas de arena y arcilla,
su inclinación comenzó a producirse desde la época de su construcción como
consecuencia de presiones diferenciales de los suelos afectados, observándose en la
actualidad una separación entre la vertical y el eje longitudinal de la torre de 4.90 m
en su parte más alta.
Una estructura parecida construida en Venecia, de 100 m de altura, se desplomó
en 1902 cuando su inclinación era de apenas 0.8%. Una nueva torre, existente, fue
erigida en el lugar de la antigua, con una cimentación más grande.
El primer intento por construir un canal artificial que uniese los océanos Atlántico
y Pacífico fue realizado por el Ing. Francés Fernando de Lesseps, en el 1881, quien
antes había llevado a cabo el Canal de Suez. Pero no fue hasta el año 1914 que el
canal de navegación solucionado por los norteamericanos mediante un sistema de
esclusas pudo ser puesto en servicios, después de lograr el saneamiento de la zona de
la fiebre amarilla y la malaria. El costo final de la obra fue de 380 millones de
dólares, suma superior a la estimada en el presupuesto. Se excavaron 315 millones de
metros cúbicos de material, en los 82.5 Km. de longitud del canal, de los cuales 129
millones correspondieron al corte de Gaillard. La construcción de caracterizó por
grandes deslizamientos en las formaciones denominadas "culebra" y "cucaracha",
estando constituida esta última por arenisca arcillosa estructuralmente débil. Las
fallas se siguieron produciendo años después de la inauguración del canal provocando
el cierre temporal por períodos más o menos largos. La estabilidad actual de las
laderas del canal plantea un problema de resistencia a largo tiempo, donde las
respuestas hay que buscarlas en la asociación de la geología y la mecánica de suelos.

Ciudades notorias por sus hundimientos

A nivel universal hay ciudades grandes y populosas caracterizadas por hundimientos


importantes, pudiéndose citar entre ellas a las siguientes urbes:

Ciudad de México
Venecia
Roma
Tokio
Shanghai
Bangkok
Madrás
Bombay

Ciudad de México fue fundada por los Aztecas en el año 1325, en una isla sobre el
lago de Texcoco. La parte colonial de ciudad, ubicada encima del fondo del depósito
de agua, tiene uno de los subsuelos de cimentación más críticos del mundo,
constituido por gruesos depósitos de arcillas volcánicas, lacustres, altamente
compresibles, habiéndose perforado hasta 2000 pies de profundidad sin haber
encontrado roca. Presenta contenidos medio de humedad del orden de 200% con
valores esporádicos de hasta 600%. Existen allí capas alternadas de arena de pequeño
tamaño, consecuencia todo del origen sedimentario del área. A unos treinta y tres (33)
metros de profundidad está localizado un manto de arena densa y espesor de más o
menos cinco (5) metros en la cual está cimentada la Torre Latinoamericana, de
cuarenta y tres (43) pisos de altura, uno de los edificios más elevados construidos en
la América hispana.
El hundimiento de la ciudad es debido al secado de los antiguos lagos del Valle de
México, acrecentado por la extracción de agua del subsuelo en la medida del
crecimiento demográfico. En la Catedral se llegaron a medir velocidades de
hundimiento de hasta cuarenta (40) centímetros anuales, pudiendo observarse un
plano de curvas con iguales hundimientos correspondientes a observaciones
efectuadas dentro del lapso 1891-1956. En los últimos tiempos se ha logrado reducir
la compresión de los suelos, controlándose la explotación de los acuíferos de la zona
urbana, sustituyéndose por fuentes alejadas de la metrópoli que aunque subterráneas
parecen pertenecer a cuencas hidráulicas independientes.
Venecia, construida sobre una serie de lagunas del Mar Adriático, sufre
hundimientos estimados en 32 cm durante el presente siglo, mayores que en la
centuria pasada. Las inundaciones marinas, las actividades fabriles y la extracción de
agua subterránea parecen ser las causas más importantes del deterioro; habiendo
preocupación mundial por detener las anomalías y preservar los grandes tesoros
artísticos de la ciudad, considerados patrimonio universal. En el año de 1973 el
parlamento italiano aprobó un proyecto de obras de protección a la ciudad, con
financiamiento extranjero, por 500 millones de dólares.
Entre 1955 y 1970 Roma - La Ciudad Eterna - registró un hundimiento total de
treinta (30) centímetros. Para explicar el fenómeno se ha dicho que las lluvias han ido
elevando paulatinamente el nivel de las aguas subterráneas que reblandecen el suelo
al no poder escapar hacia el río Tíber, por estar sus orillas revestidas con hormigón.
Sobre Tokio, una de las ciudades más grandes del mundo, se ha dicho que desde
la Segunda Guerra Mundial el sector oriental de la gran capital se ha hundido más de
dos (2) metros. Juzgándose que el problema tiene su origen en la explotación de los
mantos acuíferos, los japoneses han implantado leyes severas contra el uso de las
aguas subterráneas.
Shanghai, la población más extendida de China, importante puerto y centro
industrial - comercial, es otra metrópoli que experimenta problemas de descensos por
la extracción de agua del subsuelo para fines domésticos e industriales. Un informe
presentado por el Servicio Geológico de la ciudad indica que en los 44 años
transcurridos entre 1921 y 1965 el hundimiento fue de 2.63 m.
Bangkok, capital de Tailandia, tiene una velocidad de hundimiento de 7 cm/año.
Las ciudades de Madrás y Bombay también se están hundiendo aunque lentamente.
En muchas de las supradichas ciudades la explotación de los depósitos subterráneos
de agua, petróleo o gas se indica como causa de los problemas de grandes
hundimientos, aunque también se ha sustentado la tesis de que los movimientos
tectónicos de los bloques o placas que constituyen la corteza terrestre tienen
responsabilidad en los fenómenos. (G. Duque E. y C. E. Escobar)
INDICE GENERAL

Página
1. Propiedades índice de los suelos.
1
1. Definiciones.
1
2. Origen del suelo y ciclo de la roca.
3
2.1 Meteorización.
3
2.2 Transporte y deposición.
5
2.3 Rocas ígneas.
7
2.4 Rocas sedimentarias.
8
2.5 Rocas metamórficas.
9
2.6 Ciclo de la roca.
10
3. Composición mineralógica del suelo.
11
4. Forma y textura de las partículas del suelo.
15
5. Estructura y cohesión del suelo.
16
6. Fases del suelo
18
6.1 Relaciones de volumen.
20
6.2 Relaciones de peso.
21
6.3 Modelo del volumen de sólidos unitario.
25
6.4 Modelo del volumen total unitario.
26
6.5 Relaciones de peso - volumen.
29
7. Distribución del tamaño de partículas.
29
7.1 Suelo de grano grueso.
31
7.1.1 Análisis mecánico por tamices.
31
7.2 Suelo finos.
35
7.2.1 Análisis mecánico por hidrómetro.
35
8. Consistencia del suelo.
40
8.2 Límites de Atterberg.
43
8.2.1 Liquidez.
44
8.2.2 Plasticidad.
47
8.2.3 Contracción.
50
8.2.4 Índice de consistencia.
53

2. Clasificación de suelos.
54
1. Sistema de clasificación Unificado.
54
1.1. Características del sistema de clasificación Unificado.
54
1.2. Procedimiento para la clasificación de suelos.
57
1.3. Propiedades de los suelos.
62
2. Sistema de clasificación AASHTO.
65
2.1. Características del sistema de clasificación AASHTO.
66
2.2. Procedimiento para la clasificación de suelos.
57
2.3. Calculo del índice de grupo.
68
2.4. Propiedades de los suelos en el uso de las carreteras.
69
3. Comparación entre los sistemas de clasificación Unificado y AASHTO.
75

3. Descripción e identificación de suelos.


78
1. Características del sistema de clasificación Unificado.
78
2. Material, equipo y reactivos.
79
3. Precauciones de seguridad.
79
4. Muestreo o preparación de las muestras a ensayar.
80
5. Procedimiento para la clasificación de suelos.
80
6. Procedimiento para la identificación de suelos.
84
6.1 Identificación de la turba.
84
6.2 Procedimiento para identificar suelos de grano fino.
85
6.3 Procedimiento para identificar suelos de grano grueso.
88
7. Procedimiento para la identificación de suelos.
90

4. Flujo de agua.
96
1. Ciclo hidrológico y ocurrencia de agua en el suelo.
96
2. Aguas subterráneas.
98
3. Capilaridad.
100
4. Concepto de carga.
105
5. Condiciones de flujo subterráneo.
109
6. Flujo en una dimensión.
111
6.1. Ensayos en laboratorio para determinar la conductidad hidráulica.
119
6.2. Métodos empíricos para determinar la conductidad hidráulica.
125
6.3. Ensayos en campo para determinar la conductidad hidráulica.
133
6.5. Flujo unidimensional en suelo anisotrópico.
138
6.6. Flujo unidimensional en suelo estratificado.
140
7. Flujo en dos dimensiones.
144
7.1. Ecuación de Laplace.
145
7.2. Redes de flujo.
147
7.3. Soluciones matemáticas para presas de tierra.
165
7.4. Método de los fragmentos.
168
7.5. Analogías y modelos físicos para resolver problemas de flujo.
177
7.6. Gradiente hidráulico de salida.
188
7.7. Presión ascendente de flujo.
191
7.8. Factor de seguridad contra la flotación.
195
7.9. Flujo en dos dimensiones en suelo anisotrópico.
197
7.10. Flujo en dos dimensiones en suelo estratificado .
201
8. Flujo de agua en tres dimensiones.
205
8.1. Análisis del problema de pozos.
206
8.2. Ecuaciones básicas del pozo para flujo en estado estacionario.
208
8.2.1 Flujo estacionario radial en pozos con penetración total.
208
8.2.2 Flujo estacionario radial en pozos con penetración parcial.
214

5. Esfuerzos efectivos.
217
1. Introducción
217
1.1 Esfuerzos y deformaciones.
217
1.2 Esfuerzo total.
223
1.3 Esfuerzo neutral o presión de poros del agua.
225
1.4 Concepto de esfuerzo efectivo.
225
1.5 Principio del esfuerzo efectivo.
229
1.6 Calculo del esfuerzo efectivo.
230
1.6.1 Determinación del esfuerzo total.
230
1.6.2 Determinación de la presión de poros del agua.
231
1.6.3 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos saturados sin flujo de agua.
232
1.6.4 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos con flujo de agua
ascendente. 234
1.6.5 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos con flujo de agua
descendente. 236
2 Aplicaciones del esfuerzo efectivo a propósitos ingenieríles.
238
2.1 Fuerza de escurrimiento.
239
2.2 Calculo de la fuerza de escurrimiento.
239
2.3 Uso de filtros para aumentar el factor de seguridad contra el
levantamiento. 243
3 Cambio de esfuerzos efectivos.
246
3.1 Modelo mecánico.
247
3.2 Generación de la presión de poros en el cargado y descargado de suelos.
249
4 Esfuerzos y deformaciones elásticas en los suelos.
252
4.1 Ley de Hooke.
253
4.2 Esfuerzos principales.
254
4.3 Desplazamientos de las deformaciones y fuerzas de los esfuerzos.
255
4.4 Estado de deformación plana.
255
4.5 Simetría axial o condición axisimetrica.
256

6 Resistencia al corte.
258
1 Respuesta de los suelos a esfuerzos de corte.
268
2 Envolvente de falla.
272
2.1 Suelos del tipo I.
272
2.2 Suelos del tipo II.
274
2.3 Suelos del tipo II A.
277
2.4 Suelos cementados.
278
3 Círculo de falla de Mohr - Coulomb.
278
4 Ensayos de laboratorio para determinar los parámetros de resistencia al corte.
284
4.1 Ensayo del corte directo.
284
4.2 Ensayos triaxiales.
289
4.2.1 Cámara triaxial y preparación de la muestra.
290
4.2.2 Compresión no drenada.
300
4.2.3 Compresión drenada.
304
4.3 Ensayo de compresión incofinada.
306
4.5 Selección del ensayo triaxial adecuado.
308
4.6 Otros ensayos en laboratorio.
309
5 Métodos empíricos para determinar los parámetros de resistencia al corte.
311
6 Sensibilidad de la arcilla.
313
7 Análisis mediante trayectoria de esfuerzos.
314
8 Modelo del estado critico.
324
8.1 Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados
en estado drenado.
338
8.2 Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados
en estado no drenado..
339
8.3 Suelos sobreconsolidados en estados drenados y no drenados.
341
8.4 Ensayo triaxial drenado.
343
8.5 Ensayo triaxial no drenado.
344
8.6 Rigidez del suelo.
347
8.7 Deformaciones en el modelo e estado crítico.
349
8.7.1 Deformación volumétrica.
349
8.7.2 Deformación por corte.
351
8.8 Respuesta del suelo Ko consolidado.
352
7 Compactación.
283
1 Concepto de compactación.
357
2 Compactación en laboratorio.
359
2.1 Curva de compactación.
359
2.2 Factores que afectan la compactación.
361
2.3 Prueba Proctor estándar.
365
2.4 Prueba Proctor modificado.
366
3 Aplicación de la compactación a obras civiles
368
3.1 Efecto de la compactación en las propiedades del suelo.
368
4 Control de la compactación.
379
4.1 Especificaciones del resultado final
380
4.2 Especificaciones del método.
382
4.3 Determinación del grado de compactación.
382
5. Determinación de la compactación en campo.
389
5.1 Tipos de compactadoras.
390
5.2 Elección de la compactadota en campo.
398
Bibliografía
399
INDICE DE FIGURAS

Página

Figura 1.1. Proyectos de ingeniería que requieren un análisis del suelo.


(a) Estribo de puente,
(b) Muro de contención,
(c) Presa de concreto,
(d) Talud.
1
Figura 1.2. Ciclo geológico de la roca (Coduto, 1999).
11
Figura 1.3. Estructuras atómicas básicas de los minerales de arcilla (Whitlow, 1994),
(a) Unidad tetraédrica,
(b) Unidad octaédrica.
12
Figura 1.4. Láminas formadas por estructuras atómicas básicas (Whitlow, 1994).
(a) Lámina de sílice,
(b) Lámina de gibsita,
(c) Lámina de brucit,
13
Figura 1.5. Estructuras laminares (Whitlow, 1994).
(a) Estructura de dos láminas,
(b) Estructura de tres láminas.
14
Figura 1.6. Minerales de arcilla (Whitlow, 1994).
(a) Caolinita,
(b) Halosita,
(c) Ilita,
(d) Montmorilonita,
(e) Vermiculita
14
Figura 1.7. Ábaco para evaluar las partículas de forma granular
(Krumbein & Sloss, 1963)
15
Figura 1.8. Textura de partículas con forma granular (Das, 1998)
16
Figura 1.9. Estructuras que dan cohesión a los suelos granulares.
(a) Partículas con textura angular,
(b) Partículas con textura redondeada,
16
Figura 1.10. Estructura de las partículas de arcilla sedimentadas (Whitlow, 1994).
(a) Partículas floculadas,
(b) Partículas dispersas
17
Figura 1.11 Estructuras microscópicas que dan cohesión al suelo (Das, 1998).
(a) Macroestructura,
(b) Microestructura.
17
Figura 1.12. Composición del suelo.
18
Figura 1.13. Estados del suelo,
(a) Saturado,
(b) No saturado,
(c) Seco,
(d) No saturado contráctil
19
Figura 1.14 Cuantificación del volumen y masa de las fases del suelo.
19
Figura 1.15. Modelo del volumen de sólidos unitario .
25
Figura 1.16. Modelo del volumen de sólidos unitario para suelo saturado.
26
Figura 1.17. Modelo del volumen total unitario.
27
Figura 1.18. Modelo del volumen total unitario para suelo saturado.
27
Figura 1.19. Tamices para el análisis mecánico del suelo de grano grueso.
(a) Tamiz,
(b) Tamiz de 8‖,
(c) Tamiz de 12‖
31
Figura 1.20. Tamizador de laboratorio.
32
Figura 1.21. Curva de distribución del tamaño de partículas.
33
Figura 1.22. Curvas de distribución del tamaño de partículas de cinco suelos (Coduto,
1999).
(a) Suelo de grano grueso (grava y arena).
(b) Suelo bien gradado con una amplia variedad de tamaños de partícula.
(c) Suelo de grano grueso con una reducida variedad de tamaños de partícula.
(d) Suelo con gradación hueca, no contiene un cierto rango de tamaños de
partícula.
(e) Suelo compuesto de partículas finas (limo y arcilla).
34
Figura 1.23. Hidrómetro (Das, 1998).
(a) Hidrómetro tipo ASTM 152H,
(b) Determinación de la gravedad específica,
36
Figura 1.24. Curva de distribución del tamaño de partículas
40
Figura 1.25. Formas de empaquetamiento de las partículas del suelo (Das, 1998).
(a) Densa.,
(b) Suelta
41
Figura 1.26. Variación de emax y emin respecto a la angularidad y CU (Youd, 1973)
42
Figura 1.27. Relación aproximada de d, e y Dr para suelos de grano grueso
(Das, 1998)
43
Figura 1.28. Consistencia del suelo según al contenido de humedad
(Coduto, 1999)
43
Figura 1.29. Cuchara de Casagrande para determinar el límite líquido del suelo.
Vista lateral. (b) Vista frontal. (c) Espátula
44
Figura 1.30. División de la pasta de suelo.
(a) Raspadodel suelo (Laboratorio de geotecnia, UMSS),
(b) Vista superior,
(c)Vista frontal,
44
Figura 1.31. Cierre de la pasta de suelo.
(a) Vista superior,
(b) Vista frontal.
45
Figura 1.32. Determinación del límite líquido del suelo.
45
Figura 1.33. Determinación del límite plástico (Laboratorio de geotecnia, UMSS).
(a) Realizando el rollito.
(b) Rollitos de suelo empezando a fragmentarse.
47
Figura 1.34. Relación entre el índice de plasticidad y el porcentaje en peso
de partículas compuestas de minerales de arcilla
(Seed, Woodward y Lundgren, 1964).
48
Figura 1.35. Gráfico de plasticidad (Casagrande, 1932).
49
Figura 1.36. Variación del volumen respecto al contenido de humedad.
50
Figura 1.37. Determinación del límite de contracción (Das, 1998).
(a) Muestra de suelo en consistencia líquida.
(b) Muestra de suelo sin contenido de humedad.
51
Figura 1.38. Estimación del límite de contracción
con el gráfico de plasticidad (Das, 1998).
52
Figura 1.39. Molde para el ensayo de contracción lineal.
52
Figura 2.1. Carta de plasticidad. (Norma ASTM, 2003).
63
Figura 2.2. Variación del límite líquido e índice de plasticidad
para los suelos de los grupos A-2, A-4, A-5, A-6 y A-7
(Norma ASTM, 2003).
66
Figura 2.3. Ábaco para el calculo del índice de grupo (Norma ASTM, 2003).
70

Figura 3.1. Partículas angulares.


92
Figura 3.2. Partículas subangulares.
92
Figura 3.3. Partículas subredondeadas.
92
Figura 3.4. Partículas redondeadas.
92
Figura 3.5. Forma de las partículas.
92
Figura 3.6. Color.
92
Figura 3.7. Consistencia.
92
Figura 3.8. Cementación.
92
Figura 3.9. Dureza.
93
Figura 3.10. Humedad y estructura.
93
Figura 3.11. Tamaño de partículas Grava
93
Figura 3.12. Tamaño de partículas Guijarros.
93
Figura 3.13. Separación de la muestra. finos de los gruesos.
93
Figura 3.14. Esferas de 1‖ y ½‖resistencia en seco.
93
Figura 3.15. Presión con los dedos resistencia en seco.
93
Figura 3.16. Reacción del agua en la superficie de la esfera.
93
Figura 3.17. Presión de la muestra con la mano y su reacción.
94
Figura 3.18. Formado un rollo de 1/8‖con la mano y una superficie lisa.
94
Figura 3.19. Ruptura del rollo luego de llegar al límite plástico.
94
Figura 3.20. Resistencia del rollito 1/8‖.
94
Figura 3.21. Rejuntado de las piezas del rollo hasta que esta se quiebre.
94
Figura 3.22. Diagrama para la identificación de suelos de grano fino.
90
Figura 3.23. Diagrama para la identificación de suelos de grano grueso.
91

Figura 4.1. Ciclo hidrológico del agua.


(a) Ciclo hidrológico (Diccionario del agua).
(b) Esquema del ciclo hidrológico con todos los procesos
(Blyth & de Freitas, 1989).
96
Figura 4.2. Aguas subterráneas (Whitlow, 1994).
98
Figura 4.3. Formaciones geológicas subterráneas (Coduto, 1999).
100
Figura 4.4. Máximo ascenso capilar en tubos (Das, 1998).
101
Figura 4.5. Máximo ascenso capilar en tubos (Whitlow 1994; Das, 1998).
(a) Detalle de la superficie libre,
(b) Tubo capilar.
(c) Presión hidrostática.
101
Figura 4.6. Ascenso capilar en el suelo (Terzagui & Peck; Das, 1998).
(a) Columna de suelo en contacto con el agua.
(b) Variación del grado e saturación en la columna de suelo.
(c) Variación de la velocidad del ascenso capilar en el suelo.
103
Figura 4.7. Relación aproximada entre el ascenso capilar
y el tipo de suelo (Whitlow, 1994).
104
Figura 4.8. Tubería con un piezómetro y tubo Pitot instalados (Coduto, 1999).
105
Figura 4.9. Piezómetro instalado en un suelo.
105
Figura 4.10. Tubería con piezómetros instalados en los puntos A y B
(Coduto, 1999).
106
Figura 4.11. Ubicación correcta de los puntos
para determinar el gradiente hidráulico.
107
Figura 4.12. Presión de poros en el suelo.
108
Figura 4.13. Variación natural de la velocidad de descarga
con el gradiente hidráulico.
109
Figura 4.14. Condiciones de flujo en una dos y tres dimensiones.
109
Figura 4.15. Permeámetro para la presión de flujo (Whitlow, 1994).
110
Figura 4.16. Permeámetro utilizado por Darcy (Lambe & Whitman, 1976).
113
Figura 4.17. Valores límites del número de Reynolds
(U.S. Engineers Corps, 1986).
114
Figura 4.18. Trayectoria del flujo de agua en un suelo
(Lambe & Whitman, 1976).
115
Figura 4.19. Velocidad de descarga y de flujo.
115
Figura 4.20. Secciones transversales del permeámetro.
(a) Sección transversal donde circula el agua
con una velocidad de descarga v.
(b) Sección transversal donde circula el agua
con una velocidad de flujo vs.
116
Figura 4.21. Permeámetro de carga constante (Coduto, 1999).
119
Figura 4.22. Simplificación del permeámetro de carga constante (Das, 1998).
120
Figura 4.23. Permeámetro de carga variable (Coduto, 1999).
122
Figura 4.24. Simplificación del permeámetro de carga variable (Das, 1998).
123
Figura 4.25. Curva granulométrica de una muestra de suelo.
125
Figura 4.26. Ábaco para la conversión de mm a unidades Φ
(U.S. Army Corps, 1986).
126
Figura 4.27. Curva granulométrica de una muestra de suelo en unidades Φ .
127
Figura 4.28. Ábaco para la conductividad hidráulica (U.S. Army Corps, 1986).
127
Figura 4.29. Ábaco preparado por Shepherd (Tindall & Kunkel, 1999).
128
Figura 4.30. Ábaco para la conductividad hidráulica
en suelos granulares (Das, 1998).
131
Figura 4.31. Variación de Ck en función a e0 (Das, 1998).
132
Figura 4.32. Abatimiento del nivel freático (U.S. Army Corps, 1986 ).
133
Figura 4.33. Ensayo del extremo inferior abierto (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado.
(b) Nivel freático no interceptado.
134
Figura 4.34. Ensayo de la empaquetadura (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado.
(b) Nivel freático no interceptado.
136
Figura 4.35. Ensayo de caída rápida de carga (Whitlow, 1994).
137
Figura 4.36. Variación de la conductividad hidráulica según a la dirección del flujo.
(a) Conductividad hidráulica horizontal.
(b) Conductividad hidráulica vertical.
(c) Componentes de la conductividad hidráulica.
139
Figura 4.37. Conductividad hidráulica horizontal
en suelo estratificado (Das, 1998).
139
Figura 4.38. Conductividad hidráulica horizontal
en suelo estratificado (Das, 1998).
141
Figura 4.39. Ejemplos de flujo de agua en dos dimensiones. (P. L. Berry & D. Reid, 1993)
(a) Presa de concreto,
(b) Ataguías,
(c) Presa de tierra.
143
Figura 4.40. Flujo de agua expresado en campo vectorial.
(a) Vectores de velocidad.
(b) Componentes del vector de velocidad.
144
Figura 4.41. Fracción diferencial de suelo extraído del campo vectorial
(Coduto, 1999).
144
Figura 4.42. Red de flujo isotrópica.
(a) En un sistema no confinado,
(b) En un sistema confinado.
148
Figura 4.43. Curva que representa la trayectoria del agua (J. Badillo, 2000).
149
Figura 4.44. Cantidad de flujo entre dos líneas de flujo
(Atkinson & Bransby, 1978).
150
Figura 4.45. Cantidad de flujo en una porción de la red
(Atkinson & Bransby, 1978).
151
Figura 4.46. Red de flujo cuadrada. (Atkinson & Bransby, 1978).
152
Figura 4.47. Cantidad de flujo en la red de flujo cuadrada.
(Atkinson & Bransby, 1978)
153
Figura 4.48. Condiciones de borde.
(a) Presa impermeable de concreto en flujo no confinado.
(b) Permeable de tierra en flujo confinado.
(c) Presa permeable de tierra con filtro de pie.
154
Figura 4.49. Línea freática de una presa de tierra (U.S. Engineers Corps, 1986).
155
Figura 4.50. Construcción de la parábola básica.
(a) Determinación de los valores de y0 y d.
(b) Trazado de la parábola básica AF.
156
Figura 4.51. Corrección en el borde de entrada para la parábola básica
(Whitlow, 1994).
(a) Para β < 90º,
(b) Para β = 90º,
(c) Para β > 90º.
157
Figura 4.52. Corrección en el borde de salida para la parábola básica (Whitlow, 1994).
(a) Para α = 180º,
(b) Para α > 90º,
(c) Para α = 90º,
(d) Para α < 90º.
158
Figura 4.53. Ábaco para determinar a
(New England Waterworks Association, 1937).
159
Figura 4.54. Determinación gráfica del valor de a.
(a) Método de Schaffernak & Van Iterson.
(b) Método de L. Casagrande.
160
Figura 4.55. Construcción de la red de flujo cuadrada. Condiciones de borde.
(a) Presa de concreto con ataguía.
(b) Presa de tierra con filtro de pie.
161
Figura 4.56. Construcción de la red de flujo cuadrada. Ubicación de las líneas de flujo.
(a) Presa de concreto con ataguía.
(b) Presa de tierra con filtro de pie.
161
Figura 4.57. Construcción de la red de flujo cuadrada. Líneas equipotenciales.
(a) Presa de concreto con ataguía.
(b) Presa de tierra con filtro de pie.
161
Figura 4.58. Ejemplos de redes de flujo cuadradas (J. Badillo, 2000).
(a) Ataguía. (b) Presa de tierra.
(c) Presa de concreto con mensuras.
163
Figura 4.59. Análisis analítico para la parábola básica
(U.S. Engineers Corps, 1986).
164
Figura 4.60. Nomenclatura de la solución de Pavlovsky (Harr, 1962).
165
Figura 4.61. Condiciones para la solución de Dupuit (J. Badillo, 2000).
167
Figura 4.62. División de la región de flujo del sistema en fragmentos.
(a) Sistema de doble ataguía
(b) Presa de tierra.
168
Figura 4.63. Fragmento tipo I (Harr, 1962).
169
Figura 4.64. Fragmento tipo II (Harr, 1962).
169
Figura 4.65. Fragmento tipo III (Harr, 1962).
170
Figura 4.66. Fragmento tipo IV (Harr, 1962).
172
Figura 4.67. Fragmento tipo V (Harr, 1962).
172
Figura 4.68. Fragmento tipo VI (Harr, 1962).
173
Figura 4.69. Fragmento tipo VII (Harr, 1962).
174
Figura 4.70. Fragmento tipo VIII (Harr, 1962).
175
Figura 4.71. Fragmento tipo VIII (Harr, 1962).
175
Figura 4.72. Sistemas divididos en fragmentos reconocibles.
(a) Sistema de doble ataguía,
(b) Presa de tierra.
176
Figura 4.73. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962).
179
Figura 4.74. Ábaco para el fragmentos del tipo II (Griffiths, 1984).
181
Figura 4.75. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III
(Polubarinova & Kochina, 1962).
182
Figura 4.76. Ábaco para el fragmento del tipo V (Harr, 1962).
182
Figura 4.77. Modelo de la analogía eléctrica con papel conductor (Wiley, 1982)
(a) Electrodos en los bordes permeables.
(b) Electrodos en los bordes impermeables.
184
Figura 4.78. Modelos en tanque de arena (U.S. Engineers Corps, 1986).
(a) Flujo de canal a pozo. (b) Flujo de laguna a canal.
(c) Tinte trazador en una presa.
186
Figura 4.79. Modelos con fluido viscoso (U.S. Engineers Corps, 1986).
186
Figura 4.80. Cara de la estructura donde se mide el gradiente hidráulico de salida.
(a) Presa de concreto.
(b) Sistema de doble ataguía.
187
Figura 4.81. Longitud de la cara de la estructura en el borde de salida.
188
Figura 4.82. Ábaco para determinar el gradiente hidráulico de salida (Harr, 1962).
189
Figura 4.83. Determinación del diagrama de presiones
mediante redes de flujo.
191
Figura 4.84. Diagrama de la presión ascendente
en la cara de contacto de la estructura.
191
Figura 4.85. Determinación de diagrama de presiones
con el método de los fragmentos.
192
Figura 4.86. Determinación de diagrama de presiones con el método de Lane.
194
Figura 4.87. Factor de seguridad contra la tubificación (Whitlow, 1994).
195
Figura 4.88. Elemento de la red de flujo en suelo anisotrópico
(Atkinson & Bransby, 1978).
(a) Elemento en dimensiones reales.
(b) Elemento en dimensiones reales.
197
Figura 4.89. Redes de flujo construidas en suelo anisotrópico (Cedergren, 1972).
(a) Red de flujo anisotrópica en dimensiones reales kz > kx.
(b) Red de flujo anisotrópica en dimensiones reales kx > kz.
(c) Red de flujo construida en la sección transformada.
198
Figura 4.90. Deflexión de las líneas equipotencialesy de flujo en el borde de suelos
con distinta conductividad hidráulica (Atkinson & Bransby, 1978).
200
Figura 4.91. Presa con sección compuesta.
(a) Sección con dos conductividades
(b) Sección con núcleo de distinta permeabilidad.
202
Figura 4.92. Condiciones de transferencia para la línea freática (J. Badillo, 2000).
(a) Para k1 > k2 y w < 90. (b) Para k1 < k2 y w < 90.
(c) Para k1 < k2 y w > 90 (caso poco común).
(d) Para k1 << k2 y w > 90 (k2 muy permeable).
(e) Para k1 > k2 y w > 90.
202
Figura 4.93. Modelo eléctrico para flujo tridimensional (Duncan, 1963).
204
Figura 4.94. Salida del flujo radial simple (Taylor, 1968).
(a) Flujo horizontal del pozo,
(b) Red de flujo vista en planta.
(c) Red de flujo vista en perfil
206
Figura 4.95. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
207
Figura 4.96. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
209
Figura 4.97. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
211
Figura 4.98. Superficie libre y superficie piezométrica (J. Badillo, 2000).
212
Figura 4.99. Flujo radial estacionario con penetración parcial (J. Badillo, 2000).
213
Figura 4.100. Relación de caudales en penetración parcial y total (J. Badillo, 2000).
215

Figura 5.1. Esfuerzos y deformaciones debido a las cargas aplicadas


218
Figura 5.2. Esfuerzo y deformación de corte. (Budhu, 2000)
219
Figura 5.3. Fuerzas y desplazamientos en un cilindro. (Budhu, 2000)
220
Figura 5.4. Curvas esfuerzo-deformación de un material elástico lineal y no lineal
221
Figura 5.5. Curvas esfuerzo-deformación
de un material elastoplástico. (Budhu, 2000)
222
Figura 5.6. Respuesta esfuerzo de corte-deformación de corte para un material
elastoplástico. (Budhu, 2000)
223
Figura 5.7. Esfuerzos en estado elástico, plástico
y elastoplástico. (Budhu, 2000)
224
Figura 5.8. Fuerzas intergranulares actuando en la superficie b-b.
(Simons & Menzies, 2000)
226
Figura 5.9. Separación de las componentes de las fuerzas intergranulares.
(Simons & Menzies, 2000)
228
Figura 5.10. Representación esquemática de la transmisión de fuerzas a través de un suelo.
(a) Sección de un recipiente lleno de suelo,
(b) Ampliación de una parte de la sección mostrando
las fuerzas transmitidas por dos puntos de contacto.
(Lambe Whitman, 1976).
230
Figura 5.11. Esfuerzos en campo debidos al peso del suelo mismo
en reposo. (Simons & Menzies, 2000)
230
Figura 5.12. (a) Estrato de suelo en un tanque donde no hay flujo de agua; variación de
(b) esfuerzos totales,
(c) presión de poros del agua;
(d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un estrato
de suelo sumergido sin flujo de agua. (Das, 1998)
232
Figura 5.13. (a) Estrato de suelo en un tanque con flujo de agua ascendente; variación de
(b) esfuerzos totales,
(c) presión de poros del agua,
(d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un estrato de suelo
con flujo de agua ascendente. (Das, 1998)
234
Figura 5.14. (a)Estrato de suelo en un tanque con flujo de agua descendente, variación de
(b) esfuerzos totales,
(c) presión de poros del agua,
(d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un estrato de suelo con flujo de
agua descendente. (Das, 1998).
237
Figura 5.15 Fuerza producida en un volumen de suelo
(a) sin flujo de agua,
(b) Flujo de agua ascendente
(c) Flujo de agua descendente. (Das, 1998)
241
Figura 5.16. (a) Verificación contra el levantamiento aguas abajo
para una fila de tabla estacas introducidas en un estrato permeable,
(b) ampliación de la zona de levante. (Das, 1998)
241
Figura 5.17. Uso de un filtro para aumentar el factor de seguridad
contra el levantamiento. (Das, 1998)
244
Figura 5.18. Definición del material base y material del filtro.
245
Figura 5.19. Criterio para la selección de filtros. (Das, 1998)
246
Figura 5.20. Modelo cilindro–resorte para la condición de carga.
(Simons & Menzies, 2000)
248
Figura 5.21. Modelo cilindro-resorte para la condición de descarga
(Simons & Menzies, 2000)
249
Figura 5.22. Respuesta de la presión de poros de una arcilla saturada cargada
rápidamente en forma local. (Simons & Menzies, 2000)
250
Figura 5.23. Presión de poros en un corte a largo y corto plazo.
(Simons & Menzies, 2000)
251
Figura 5.24. Estado de esfuerzos general. (Budhu, 2000)
254
Figura 5.25. Condición de deformación plana para un elemento
de suelo detrás de un muro de contención. (Budhu, 2000)
256
Figura 5.26. Condición axisimétrica en un elemento
de suelo bajo el centro de un tanque. (Budhu, 2000)
256
Figura 6.1. Bloque que se desliza sobre una superficie inclinada.
(a) Bloque encima de una superficie plana,
(b) Fuerzas resultantes debido a la inclinación,
258
Figura 6.2. Esfuerzo de corte generado en la superficie de contacto.
258
Figura 6.3. Fuerzas surgidas por el contacto interpartícular.
259
Figura 6.4. Situaciones donde se genera la falla al corte del suelo.
(a) Talud.
(b) Fundación.
259
Figura 6.5. Estado de esfuerzos de un elemento de suelo en la superficie de corte.
(a) Elemento ubicado en la superficie de corte,
(b) Esfuerzos que actúan en las caras del elemento,
(c) Esfuerzos que actúan en el prisma triangular.
260
Figura 6.6. Círculo de esfuerzos de Mohr.
262
Figura 6.7. Ubicación de los esfuerzos en el círculo de esfuerzos de Mohr.
(a) Esfuerzos que actúan en el elemento,
(b) Esfuerzos ubicados en el círculo.
263
Figura 6.8. Método del polo.
(a) Esfuerzos que actúan en el elemento,
(b) Esfuerzos ubicados en el círculo.
263
Figura 6.9. Elemento libre de esfuerzos de corte.
(a) Esfuerzos normales máximo y mínimo en el elemento,
(b) Esfuerzos en el círculo.
264
Figura 6.10. Ejemplo del drenaje en suelos.
(a) Esponja de orificios grandes,
(b) Esponja de orificios muy pequeños.
264
Figura 6.11. Incremento de la presión de poros por el terraplén
(Simons & Menzies, 2000).
265
Figura 6.12. Variación de espesores en un perfil de suelo
(Simons & Menzies, 2000).
266
Figura 6.13. Línea de consolidación del suelo.
266
Figura 6.14. Arcilla normalmente consolidada y sobreconsolidada.
(a) Variación del contenido de humedad y el esfuerzo de corte,
respecto al esfuerzo efectivo de consolidación.
(b) Niveles de deposición y erosión en toda la historia geológica.
267
Figura 6.15. Distorsión debida al cortante puro en suelos del Tipo I y II (Budhu, 2000).
(a) Elemento de suelo en su estado original,
(b) Suelo del Tipo I. (c) Suelo del tipo II.
269
Figura 6.16. Esfuerzo de corte respecto a la deformación angular
(Budhu, 2000).
269
Figura 6.17. Variación de la deformación unitaria respecto a la angular
(Budhu, 2000).
270
Figura 6.18. Índice de vacíos respecto a la deformación angular
(Budhu, 2000).
270
Figura 6.19. Esfuerzo de corte en función al esfuerzo efectivo normal
(Budhu, 2000).
271
Figura 6.20. Deformación unitaria en función al esfuerzo efectivo normal
(Budhu, 2000).
271
Figura 6.21. Índice de vacíos crítico en función al esfuerzo efectivo normal
(Budhu, 2000).
272
Figura 6.22. Envolvente de falla para suelos del Tipo I, II y II-A
(Budhu, 2000).
272
Figura 6.23. Modelo físico para suelos del Tipo I(Budhu, 2000).
(a) Bloque de madera antes del deslizamiento,
(b) Partículas antes del deslizamiento.
273
Figura 6.24. Forma de deslizamiento de las partículas en suelos del Tipo I.
274
Figura 6.25. Forma de deslizamiento de las partículas en suelos del Tipo II.
274
Figura 6.26. Modelo físico para suelos del Tipo II (Budhu, 2000).
275
Figura 6.27. Efecto de la dilatancia en la envolvente de falla en suelos Tipo II
(Budhu, 2000).
276
Figura 6.28. Envolvente de falla alternativa.
277
Figura 6.29. Envolvente de falla para suelos cementados (Budhu, 2000).
278
Figura 6.30. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo I.
279
Figura 6.31. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo II.
280
Figura 6.32. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb
alternativa para suelos del Tipo II.
281
Figura 6.33. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb en estado no drenado.
282
Figura 6.34. Aparato para el ensayo del corte directo
(Laboratorio de geotecnia, UMSS).
285
Figura 6.35. Accesorios del aparato de corte (ELE).
(a) Caja de corte,
(b) Muestreador,
(c) Extractor de muestra,
(d) Placa de transferencia de carga,
(e) Piedras porosas.
285
Figura 6.36. Armado de la caja de corte (Laboratorio de geotecnia, UMSS).
285
Figura 6.37. Anillo de carga y deformímetro
(Laboratorio de geotecnia, UMSS).
286
Figura 6.38. Caja de corte (Das, 1997).
287
Figura 6.39. Variación del esfuerzo de corte
respecto al desplazamiento horizontal.
288
Figura 6.40. Variación del desplazamiento vertical de corte
respecto al horizontal.
288
Figura 6.41. Envolvente de falla.
288
Figura 6.42. Fotografía del sistema triaxial completo
(Laboratorio de geotecnia, UTN).
289
Figura 6.43. Esquema del banco triaxial completo.
289
Figura 6.44. Prensa de compresión (Laboratorio de geotecnia, UTN).
290
Figura 6.45. Cámara o celda triaxial.
291
Figura 6.46. Componentes del exceso de presión de poros
(Skempton, 1954).
292
Figura 6.47. Influencia de la historia del suelo en la presión de poros
(Bishop, 1960).
295
Figura 6.48. Variación de Af según OCR (Bishop, 1960).
295
Figura 6.49. ConFiguración del banco triaxial para las etapas 1 y 2.
296
Figura 6.50. ConFiguración del banco triaxial
para medir el cambio de volumen.
298
Figura 6.51. Variación de la presión de poros durante la compresión (Whitlow, 1994).
(a) Esfuerzos durante la compresión,
(b) Presión de poros inicial,
(c) Presión de poros de falla.
298
Figura 6.52. Tipos de falla en ensayos triaxiales (Whitlow, 1994).
(a) Falla frágil (corte),
(b) Falla parcial al corte,
(c) Falla de flexibilidad plástica o en barril.
299
Figura 6.53. Envolvente de falla no drenado resultante del triaxial UU.
300
Figura 6.54. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador
en un ensayo triaxial UU.
301
Figura 6.55. Deformación vertical en función a σd, Δu y A
en un triaxial CU en suelo Tipo II
303
Figura 6.56. Envolvente de falla para un suelo Tipo II en un ensayo triaxial CU.
303
Figura 6.57. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador
en un ensayo triaxial CD.
305
Figura 6.58. Envolvente de falla para un suelo Tipo I en un ensayo triaxial CD.
306
Figura 6.59. Ensayo de compresión inconfinada (Das, 1997).
306
Figura 6.60. Deformación vertical respecto al esfuerzo axial
en la compresión inconfinada.
307
Figura 6.61. Combinación de esfuerzos en la falla
en el ensayo de compresión inconfinada.
307
Figura 6.62. Combinación de esfuerzos en la falla
en el ensayo de compresión inconfinada.
309
Figura 6.63. Extremo inferior de la Veleta.
309
Figura 6.64. Ensamblado de la veleta en campo (U.S. Navy, 1982).
(a) Dimensiones estándar.
(b) Ensamblado.
310
Figura 6.65. Penetrómetro de bolsillo (ELE).
311
Figura 6.66. Micromolinete (ELE).
311
Figura 6.67. Valores típicos de Φ’ para suelos poco cohesivos
(U.S. Navy, 1982).
312
Figura 6.68. Valores típicos deΦ’ para arcillas y limos NC (Mitchell, 1993).
312
Figura 6.69. Compresión inconfinda
en arcilla inalterada y remoldeada (Das, 1998).
314
Figura 6.70. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria (Whitlow, 1994).
(a) Elástico frágil,
(b) Dúctil,
(c) Completamente plástico,
(d) Inelástico,
(e) Cedencia dúctil.
315
Figura 6.71. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria
(Whitlow, 1994).
316
Figura 6.72. Trayectorias de esfuerzos en el espacio ('1, '3)
(Whitlow, 1994).
317
Figura 6.73. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (t', s')(Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada,
(b) Condición no drenada.
318
Figura 6.74. Trayectorias de esfuerzos por descarga en una excavación (Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada,
(b) Condición no drenada.
319
Figura 6.75. Envolvente de puntos de esfuerzo de falla (Whitlow, 1994).
320
Figura 6.76. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (q', p')
(Whitlow, 1994).
322
Figura 6.77. Parámetros del modelo de estado crítico (Budhu, 2000).
(a) Envolvente de falla,
(b) Línea de consolidación,
(c) Línea de consolidación normalizada.
325
Figura 6.78. Proyección tridimensional de la línea de estado crítico
(Whitlow, 1994).
327
Figura 6.79. Líneas de estado crítico en los espacios (q, p') y (e, p')
(Whitlow, 1994).
328
Figura 6.80. Expansión de la superficie de fluencia (Budhu, 2000).
329
Figura 6.81. Formas de la línea de estado crítico (Budhu, 2000).
330
Figura 6.82. Representación de ensayos triaxiales en el espacio (q, p')
(Whitlow, 1994).
331
Figura 6.83. Determinación del índice de vacíos en la línea de estado crítico (Budhu,
2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) CSL en el espacio (e, p'),
(b) CSL en el espacio (e, ln p').
332
Figura 6.84. Trayectoria de esfuerzos efectivos (Budhu, 2000).
333
Figura 6.85. Superficie de Roscoe en suelo muy sobreconsolidado
(Whitlow, 1994).
334
Figura 6.86. Superficie de Hvorslev en un suelo muy sobreconsolidado
(Whitlow, 1994).
335
Figura 6.87. Aspecto tridimensional de la superficie límite de estado
(Whitlow, 1994).
336
Figura 6.88. Superficie límite de estado normalizada (Whitlow, 1994).
337
Figura 6.89. Predicción de resultados de un ensayo CD usando el MSC (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga,
(c) Deformación debido al esfuerzo desviador,
(d) Variación del índice de vacíos respecto a la deformación.
338
Figura 6.90. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0  2) en el CSM (Budhu,
2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga,
(c) Deformación debido al esfuerzo desviador,
(d) Variación de la presión de poros respecto a la deformación.
340
Figura 6.91. Predicción de resultados de un ensayo CD (R0  2) en el CSM (Budhu,
2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga,
(c) Deformación debido al esfuerzo desviador,
(d) Variación de la presión de poros respecto a la deformación.
341
Figura 6.92. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0  2) en el CSM (Budhu,
2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga,
(c) Deformación debido al esfuerzo desviador,
(d) Variación de la deformación volumétrica p
respecto a la deformación.
341
Figura 6.93. Falla en ensayos CD (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga.
343
Figura 6.94. Falla en ensayos CU (Budhu, 2000).
345
Figura 6.95. Respuesta del suelo a la carga y descarga/recarga
(elástica) (Budhu, 2000).
347
Figura 6.96. Variación de los parámetros de rigidez según a la deformación
(Budhu, 2000).
348
Figura 6.97. Determinación de la deformación plástica (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga.
350
Figura 6.98. Suelo K0-consolidado y el isotrópicamente consolidado (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia,
(b) Trayectoria de carga/descarga.
353

Figura 7.1. Principios de compactación. (Das, 1998)


358
Figura 7.2. Curva de compactación típica.
359
Figura 7.3. Curvas de compactación para ocho suelos utilizando
la prueba Proctor estándar, (Jonson y Sallberg, 1960).
362
Figura 7.4. Cuatro tipos de curvas de compactación encontradas en los suelos.
362
Figura 7.5. Efecto de la energía de compactación
en la compactación de una arcilla arenosa.
364
Figura 7.6. Equipo para la prueba Proctor estándar
(a) molde,
(b) pison, (Das, 1998).
365
Figura 7.7. Compactación de un suelo, usando el pisón Proctor estándar
366
Figura 7.8. Equipo de compactación en laboratorio.
367
Figura 7.9. Curvas de compactación para los ensayos Proctor estándar
y modificado. (Holtz & Kovacs, 2000)
368
Figura 7.10. Estructuras extremas de un suelo arcilloso:
(a) Alto grado de orientación de las partículas,
(b) bajo grado de orientación de las partículas.
369
Figura 7.11. Efecto de la compactación en la estructura del suelo.
(Lambe, 1958)
370
Figura 7.12. Influencia del tipo de compactación
en la estructura adquirida por el suelo compactado.
371
Figura 7.13. Cambio en la permeabilidad con el contenido de agua
del moldeado. (Lambe, 1958)
372
Figura 7.14. Cambio en la compresibilidad con el contenido de agua del moldeado.
(a) Baja presión de consolidación,
(b) Alta presión de consolidación. (Lambe, 1958)
374
Figura 7.15. Expansión de una muestra de arcilla arenosa
compactada estáticamente y por manipulación.
375
Figura 7.16. Relación entre la presión estática de compactación
(energía de compactación)y la presión de expansión en una arcilla.
375
Figura 7.17. La contracción como una función del contenido de agua
y tipo de compactación. (Seed y Chan, 1959)
376
Figura 7.18. La resistencia como una función de la energía de compactación,
y el contenido de agua del moldeado. (Seed y Chan, 1959)
378
Figura 7.19. La resistencia como medida del CBR
y la densidad seca versus el contenido de agua
para compactación de impactos en laboratorio.
(Tumbull y Foster, 1956)
378
Figura 5.20. Conceptos de densidad relativa y compactación relativa.
(Lee y Singh, 1971)
380
Figura 7.21. Densidad seca en función del contenido de humedad,
ilustrando la condición más eficiente
para la compactación en campo. (Seed, 1964)
381
Figura 7.22. Algunos métodos para determinar la densidad en campo
(Holtz & Kovacs, 2000)
385
Figura 7.23. Procedimiento del método rápido de determinación
del grado de compactación del terraplén.
387
Figura 7.24. Densímetro nuclear en funcionamiento.
(ELE internacional, 1993)
388
Figura 5.25. Determinación nuclear de la densidad y el contenido de humedad:
(a) Transmisión directa,
(b) Dispersión trasera,
(c) Boquete de aíre.
(Troxler electronic laboratorios, Inc.,
Research triangle park, North Carolina).
389
Figura 7.26. Comparación entre las compactaciones en laboratorio y en campo,
(1) Compactación estática en laboratorio, 140 kg/cm2,
(2) Proctor modificado,
(3) Proctor estándar,
(4) Compactación estática en laboratorio a 14 kg/cm2,
(5) Compactación en campo con seis pasadas
de un rodillo neumático,
(6) Compactación en campo con seis pasadas
de un rodillo pata de cabra.
390
Figura 7.27. Compactador con rodillos pata de cabra.
391
Figura 7.28. Formas usuales en las patas de los rodillos pata de cabra,
(J. Badillo, 1976).
392
Figura 7.29. Influencia de la forma en la punta del vástago de los ―rodillos pata de cabra‖,
(J. Badillo, 1976).
392
Figura 7.30. Influencia del tamaño y área de la
sección recta en los vástagos de los
―rodillos pata de cabra‖, (J. Badillo, 1976).
393
Figura 7.31. Compactador con rodillos de pata apisonadora.
394
Figura 7.32. Compactador con rodillos neumáticos.
394
Figura 7.33. Compactación con rodillo neumático.
Relación entre el peso especifico seco y la presión de inflado.
(Juárez Badillo, 1976)
395
Figura 7.34. (a) Compactador con rodillos vibratorios,
(b) Rodillo liso vibratorio tipo remolcado.
396
Figura 7.35. Compactador con rodillos lisos de acero.
397
Figura 7.36. Compactador con placa vibratoria.
397
Figura 7.37. Tipos de suelo lo mejor posible satisfechos
para varios tipos de equipos de compactación. (Coduto, 1998)
398
Figura 7.38. Relación entre el peso específico seco y el número de pasadas
(por un rodillo liso de tres llantas de 9.5 ton),
el suelo de un estrato suelto es compactado
9 plg a diferentes contenidos de humedad.
Curva de crecimiento para una arcilla limosa.
399
Figura 7.39. Efecto del número de pasadas en el grado de compactación
de diversos suelos con un rodillo para de cabra,
(Lambe Whitman, 1976)
400
Figura 7.40. Compactación con rodillo neumático.
Efecto del número de pasadas y de la presión
de inflado en el peso especifico seco de diversos suelos.
401
Figura 7.41. Ilustración de la eficiencia de la compactación por vibración.
401
Figura 7.42. Variación del peso específico seco con el número de pasadas
del rodillo; espesor del terraplén = 2.44 m.
402
INDICE DE TABLAS

Página

Tabla 1.1. Ejemplos de rocas ígneas (Blyth & de Freitas, 1989). 8


Tabla 1.2. Ejemplos de rocas sedimentarias (Blyth & de Freitas, 1989). 9
Tabla 1.3. Ejemplos de rocas metamórficas (Blyth & de Freitas, 1989). 10
Tabla 1.4. ndice de vacíos, contenido de humedad y peso unitario sec
(Coduto, 1999). 23
Tabla 1.5. Gravedad específica de algunos minerales (Coduto, 1999). 24
Tabla 1.6. Relaciones de peso-volumen (Das, 1998). 28
Tabla 1.7. Sistemas para identificar el tamaño de partículas del suelo
(Das, 1998). 29
Tabla 1.8. Serie ASTM de tamices (ASTM D422 y E100). 32
Tabla 1.9. Valores de K (ASTM D422). 37
Tabla 1.10. Valores de L para distintas lecturas (R) del hidrómetro. 38
Tabla 1.11. Valores de a (ASTM D422). 39
Tabla 1.12. Descripción del suelo según la densidad relativa
(Lambe & Whitman, 1969). 41
Tabla 1.13. Valores para la relación (N/25)0.121 (ASTM D4318). 46
Tabla 1.14. Grado de plasticidad del suelo (Sowers, 1979). 48
Tabla 1.15. Actividad de las arcillas (Whilow, 1994). 49
Tabla 1.16. Valores de los límites de Atterberg para los minerales de arcilla
(Mitchell, 1976). 53

Tabla 2.1. Símbolos de grupo para la clasificación de suelos según el sistema


Unificado 59
Tabla 2.2. Nombres de grupo para suelos gravosos. 60
Tabla 2.3. Nombres de grupo para suelos arenosos. 60
Tabla 2.4. Nombres de grupo para suelos finos inorgánicos. 61
Tabla 2.5. Nombres de grupo para suelos finos orgánicos. 62
Tabla 2.6. Evaluación de las propiedades del suelo
en base al símbolo de grupo. (Coduto, 1999) 64
Tabla 2.7. Clasificación de suelos sistema AASHTO.
(a) Material granular;
(b) Material fino. 67
Tabla 2.8. Propiedades y características físicas. en suelos Granulares
y suelos Finos (Valle Rodas, 1976). 71
Tabla 2.9. Compactación y tipo de pavimento.
(a) Suelos granulares,
(b) Suelos Finos (Valle Rodas, 1976). 74
Tabla 2.10. Comparación del sistema AASHTO con el sistema Unificado. 75
Tabla 2.11. Comparación del sistema Unificado con el sistema AASHTO. 76

Tabla 3.1. Cantidad mínima de muestra que se debe examinar. 79


Tabla 3.2. Criterio para describir la angularidad de las partículas granulares. 80
Tabla 3.3. Criterio para describir la forma de las partículas granulares. 80
Tabla 3.4. Criterio para describir la reacción del HCl. 81
Tabla 3.5. Criterio para describir la condición de humedad. 81
Tabla 3.6. Criterio para describir la consistencia. 81
Tabla 3.7. Criterio para describir el grado de cementación. 81
Tabla 3.8. Criterio para describir la estructura. 82
Tabla 3.9. Criterio para describir la resistencia en seco. 85
Tabla 3.10. Criterio para describir la Dilatancía. 85
Tabla 3.11. Criterio para describir la Tenacidad. 86
Tabla 3.12. Criterio para describir la Plasticidad. 86
Tabla 3.13 Identificación de suelos finos Inorgánicos
sobre la base de ensayos manuales. 87
Tabla 3.14. Información básica en una Descripción e Identificación se Suelos 89

Tabla 4.1. Valores del coeficiente C en mm2 (Crespo, 2001). 103


Tabla 4.2. Rango aproximado de ascenso capilar en suelos (Das, 1998). 104
Tabla 4.3. Valores típicos de la conductividad hidráulica (Coduto, 1999). 117
Tabla 4.4. Grado de permeabilidad del suelo (Whitlow, 1994). 118
Tabla 4.5. Valores para Ct (Das, 1998). 118
Tabla 4.6. Valores del coeficiente C (Tindall & Kunkel 1999; Whitlow, 1994) 125
Tabla 4.7. Factor de angularidad (U.S. Army Corps, 1986). 129
Tabla 4.8. Valores de Si para USCS (U.S. Army Corps, 1986). 130
Tabla 4.9. Relaciones empíricas para determinar k (Das, 1998). 132
Tabla 4.10 Implicaciónes de la conductividad hidraulica
(Holtz & Kovacs,1981) 138
Tabla 4.11. Tipos de fragmentos (Harr, 1962). 177-178
Tabla 4.12. Tabla para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962). 180
Tabla 4.13. Correspondencia entre el flujo de agua y la corriente eléctrica
(J. Badillo, 2000). 184

Tabla 5.1 Típicos valores del índice de Poisson. 221


Tabla 5.2. Variación de Co con d/T 243
Tabla 5.3. Típicos valores de E y G. 254

Tabla 6.1. Rango de valores para ángulos de fricción (Budhu, 2000). 278
Tabla 6.2. Ensayos para determinar los parámetros de resistencia
al corte del suelo. 284
Tabla 6.3. Valores de coeficiente Af. (Skempton, 1964) 296
Tabla 6.4. Rango de valores de A en la falla para diversos suelos. 304
Tabla 6.5. Consistencia de la arcilla (Das, 1997). 308
Tabla 6.6. Parámetros determinados en los ensayos triaxiales. 308
Tabla 6.7. Relaciones empíricas para los parámetros de resistencia al corte
(Budhu, 2000). 313
Tabla 6.8. Sensitibidad de la arcilla. (Das, 1997) 314
Tabla 6.9. Valores de a. (Jamiolkowski, 1991) 349
Tabla 6.10. Valores de k1 (Seed & Idriss, 1970). 349

Tabla 7.2. Efecto de la energía de compactación con el número de caídas por capa
(Das, 1998) 363
Tabla 7.1. Especificaciones técnicas para la prueba de compactación
Proctor según las especificaciones ASTM. 367
Tabla 5.4. Comparación de las propiedades del suelo entre la compactación
por el lado húmedo y por el lado seco del óptimo
(Holtz & Kovacs, 1981). 379

CAPITULO UNO
Propiedades índice del suelo.
Desde hace ya mucho tiempo la humanidad ha construido diversos tipos de estructuras, como
ser: presas, carreteras, acueductos y otros proyectos de ingeniería. Aunque el análisis
estructural de todos estos varía de acuerdo a cada caso todos tienen algo en común, que se
fundan sobre el suelo o la roca.
Por varios años, los ingenieros de la antigüedad desconocieron la importancia del estudio
del comportamiento del suelo antes del diseño y construcción de estas estructuras, como
consecuencia sus estructuras experimentaron los efectos del comportamiento del suelo, como
el caso de la inclinación de la torre de Pisa construida en 1173. Por lo general, en aquel
tiempo para construir una estructura importante los ingenieros solían copiar a otra que había
dado resultados satisfactorios. A lo largo de los años, diversos investigadores modernos han
estudiado el suelo logrando significativos avances en cuanto a: clasificarlo, identificar sus
propiedades y conocer su comportamiento. En la Figura 1.1, se muestra algunos tipos de
estructuras que requieren un estudio previo del comportamiento del suelo antes de su diseño.

(a) (b)

(c) (d)
Figura 1.1. Proyectos de ingeniería que requieren un análisis del suelo.
(a) Estribo de puente. (b) Muro de contención. (c) Presa de concreto. (d) Talud.

Cuando se ignora el estudio del comportamiento del suelo, el suelo responde de madera
inesperada originando condiciones no previstas en el diseño de la estructura, lo cual vulnera
su estabilidad. El estudio del suelo, implica: determinar sus propiedades índice, clasificarlo,
conocer el comportamiento del agua en este, su resistencia a esfuerzos externos y los límites
respecto a su cambio de volumen. Una vez conocidas sus propiedades y comportamiento,
pueden diseñarse estructuras que se ajusten a las condiciones específicas de cada suelo.

1. Definiciones.

Dentro el estudio de la mecánica de suelos, es importante definir algunos términos técnicos


de uso común que difieren del concepto o idea popular que se tiene acerca de ellos.
Mineral.

Mineral es definido, como una sustancia inorgánica natural que tiene una composición
química en particular o una variación de su composición y una estructura atómica que guarda
íntima relación con su forma cristalina (Blyth & de Freitas, 1989).
Los minerales llegan a ser los principales constituyentes sólidos de todas las rocas, que
dan a las rocas propiedades físicas, ópticas y químicas como ser: color, lustre, forma y
dureza. El suelo por lo general, contiene algunas variedades comunes de minerales.
Roca.

Roca es definida, como un agregado natural sólido con contenido mineral que tiene
propiedades físicas y químicas. Desde un punto de vista ingenieríl, puede ser definido como
un material duro, durable que no puede ser excavado si no con explosiones. La roca es
considerada como material casi impermeable (Blyth & de Freitas, 1989).
Las rocas son clasificadas de acuerdo a sus características físicas y a la forma de su
formación, además constituyen ser la materia prima del suelo.

Suelo.

Suelo, puede definirse desde dos puntos de pista el geólogo y el ingenieríl. El suelo está
clasificado de acuerdo a sus propiedades físicas, como ser: la consistencia y el tamaño de sus
partículas.
Para el geólogo, el suelo describe capas de material suelto sin consolidar que se extienden
desde la superficie hasta la roca sólida y que se ha formado por meteorización y la
desintegración de las propias rocas. El punto de vista geólogo del suelo, permite conocer el
origen del suelo ya que mediante la geología se puede clasificar las rocas y comprender las
transformaciones que tienen en su ciclo hasta convertirse en suelo (Whitlow, 1994).
Desde el punto de vista ingenieríl, suelo es definido como un agregado natural no
cementado de granos minerales y materia orgánica en descomposición, con líquido y gas en
los espacios vacíos entre las partículas que lo constituyen. El ingeniero, compara al suelo
como un material de construcción que tienen una importante influencia en el diseño y
construcción de una obra de ingeniería (Das, 1999).
El suelo al igual que otros materiales posee propiedades ingenieriles, que están
gobernadas por el tamaño de sus partículas y la forma en que estas interaccionan entre si. Los
suelos por lo general, son materiales heterogéneos y anisotrópicos, por lo que no están
compuestos de un mismo material en toda su masa, además son materiales no conservativos,
es decir que la masa de suelo al deformarse no recupera su forma original.

Mecánica de suelos.

La mecánica de suelos, estudia el comportamiento y las propiedades físicas del suelo cuando
fuerzas y agentes externos actúan en la masa de suelo. Esta rama de la geotecnia considera la
estructura del suelo, la forma de las partículas que lo constituyen y las fases que éste presenta,
concentrándose en las propiedades ingenieríles (Das, 1999).

Ingeniería de suelos.

Ingeniería de suelos, es la aplicación de los principios de la mecánica de suelos a problemas


prácticos, donde la experiencia y la teoría se complementan (Das, 1999).
Geotecnia.

Es una ciencia, que combina los conocimientos de la ingeniería geotécnica y la ingeniería


geológica al estudio del comportamiento y la clasificación de los elementos encontrados en la
corteza terrestre, como ser: suelo, roca y agua subterránea (Coduto, 1998).

Ingeniería geotécnica.

Ingeniería geotécnica, es una rama de la ingeniería civil que aplica los conocimientos de la
mecánica de suelos y de la ingeniería civil a algunos aspectos de la corteza terrestre.
Generalmente, se concentra sólo en los materiales encontrados cerca de la superficie de la
tierra como: la roca, suelo y el agua subterránea. Determina relaciones matemáticas y
empíricas, útiles para conocer el comportamiento de estos materiales y diseñar estructuras
relacionadas a estas (Coduto, 1998).

Propiedades índice del suelo.

Existe una gran variedad de suelos con características diferentes, por lo que se los clasifica en
diferentes categorías y tipos. Las propiedades índice del suelo, se refiere a las características
particulares que identifican a un suelo de una misma categoría, estas son: granulometría,
consistencia, cohesión y estructura. Conociendo toda esta información del suelo, se puede
anticipar su comportamiento y la metodología que se seguirá al tratar con aquel tipo de suelo.

2. Origen del suelo y ciclo de la roca.

El suelo tiene su origen en la roca a través de la meteorización y otros procesos geológicos


que experimentan las rocas que se encuentran cerca de la superficie terrestre, es decir la
desintegración de estas en pedazos cada vez más pequeños, que en contacto con el medio
ambiente (agua y aire) se concentran formando el suelo. Las rocas tienen su origen a partir de
varios procesos geológicos, los más importantes que dan origen a una variedad de rocas son:
la cristalización de los minerales que la componen durante la solidificación del magma, la
cementación de las partículas del suelo de un depósito y el metamorfismo. Las diversas
variedades de roca que se encuentran en la corteza terrestre, están clasificadas en tres grandes
categorías, que son: rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas.

2.1. Meteorización.

La meteorización generalmente es el resultado de procesos atmosféricos como: la lluvia y los


cambios de temperatura, estos son responsables de la destrucción gradual de las masas de
roca sólida durante largos periodos de tiempo, donde se altera la composición y estructura de
las rocas por medios físicos y químicos. El producto del proceso de meteorización de las
rocas y suelos corresponde a varios tamaños de partículas cada vez más pequeñas con una
nueva composición y forma.

Meteorización física o mecánica.

La meteorización física o mecánica, causa la desintegración de las rocas en partículas más


pequeñas ya sea por: acción de la temperatura, por impacto de un agente externo o por la
abrasión de las mismas partículas minerales acarreadas por el viento. Entre los principales
procesos que ocasionan la meteorización mecánica se pueden mencionar la: descarga y carga
mecánica, expansión y contracción térmica, acumulación de sales, desprendimiento coloidal,
actividad orgánica y carga neumática.

 Descarga mecánica.- Las rocas que se encuentran por debajo de la


superficie terrestre están sometidas a una: presión vertical y de
confinamiento (presión lateral). Cuando la presión vertical reduce por alguna
causa externa como ser la erosión, la roca tiende a romperse o fisurarse. Se
llama exfoliación al rompimiento o descascaramiento de las capas
superficiales de la roca, este proceso generalmente ocurre durante la
excavación de un túnel.
 Carga mecánica.- Es ocasionada por el impacto de partículas que pueden ser
arrastradas por el viento o agua sobre una roca, con el tiempo este proceso
puede ocasionar su fisuramiento. El impacto de las gotas de lluvia durante las
tormentas intensas sobre las rocas débiles, contribuyen a este proceso
destructivo.
 Expansión y contracción térmica.- Debido a: un golpe físico, acción de una
planta o animal, al cambio brusco de la temperatura, puede ocasionar la
fisuración la roca. Este hecho da lugar al ingreso de agua a su interior y esta
al congelarse se expande ocasionando esfuerzos internos que quiebran más la
roca. Los efectos de contracción debido al congelamiento del agua en las
fisuras y la expansión térmica debido a la insolación, van debilitando a la
roca hasta que ocasionan su rompimiento completo. Estos cambios
frecuentes de temperatura son uno de los agentes principales en la
meteorización física o mecánica en áreas desérticas.
 Acumulación de sales.- Al saturarse de agua las rocas, las presiones de la
cristalización de las sales ocasionan esfuerzos internos que contribuyen a una
significativa desintegración de las rocas.
 Desprendimiento coloidal.- Las rocas en algún momento, pueden estar
cubiertas de materia coloidal húmeda. La contracción de estos materiales
coloidales durante su secado, puede producir esfuerzos de tensión en la
superficie con la cual están en contacto, debilitando la superficie de la roca.
 Actividad orgánica.- El crecimiento de las raíces de las plantas en las
fisuras de la roca, es un proceso que ocasiona una desintegración importante
en las rocas.
 Carga neumática.- El aire atrapado en las fisuras expuestas de la roca,
ejerce presión interna en la roca debido a oleaje de un lago o río, que debilita
a la roca.

Meteorización química.

El agua por lo general ataca químicamente a los minerales que componen la roca, por lo que
todo proceso de meteorización química depende de la presencia del agua. El agua que es
adsorbida y la que se encuentra sobre la superficie de la roca causa algunos procesos
químicos importantes. La meteorización química descompone los minerales de la roca por:
oxidación, reducción, carbonización y otros procesos químicos. Generalmente la
meteorización química, es mucho más importante que la física en la formación del suelo.
Algunos procesos que a menudo ocurren en la meteorización química son:

 Hidrólisis.- Es un proceso químico importante que consiste en la reacción


del mineral el hidrógeno (H+) y el oxidrilo (OH-) del agua, donde el PH del
agua juega un papel importante. El resultado de estos procesos son minerales
arcillosos, donde los iones de hidrógeno del agua percolante reemplazan a los
cationes, lo que no da lugar al proceso de oxido-reducción.
 Carbonización.- El agua en combinación del dióxido de carbono de la
atmósfera, forman sobre la superficie de la roca ácido carbónico (H2CO3),
este reacciona con los minerales que contiene la roca ocasionando un proceso
de disociación de minerales en iones, que aumenta considerablemente por la
presencia de CO2. En consecuencia se forman minerales arcillosos, sales
solubles y hasta ácidos orgánicos, ocasionando la descomposición de materia
orgánica lo que causa la meteorización química.
 Oxidación.- Es producida por el contacto del oxigeno del aire con ciertos
componentes químicos-mineralógicos de las rocas particularmente favorables
para combinarse con él (compuestos férricos, carbonatos, sulfuros, etc.).
Durante este proceso, existe una transformación química de estos en óxidos
ocasionando un cambio en la composición de la superficie externa de los
afloramientos, haciendo variar su coloración a color rojizo u ocre oscuro,
pero sin penetrar más allá de unos milímetros la superficie exterior de la
roca.
 Reducción.- Mediante reacciones químicas, se lleva a cabo un proceso
complementario a la oxidación donde se libera el oxígeno de los minerales
que pasa a formar parte del ambiente circuncidante, el oxígeno deja la
estructura del mineral a medida que la oxidación disminuye el número de
elementos reducidos.
 Hidratación.- Se refiere a la absorción de moléculas de agua dentro de la
estructura interna de un mineral. Este fenómeno provoca una expansión y
acelera los procesos de la carbonización, oxidación, reducción e hidrólisis.
 Lixiviación.- Se refiere a la migración de iones alentada por los procesos
antes citados, la movilidad de los iones depende de su potencial iónico. El
Ca, Mg, Na y el K, son fácilmente lixiviados por las aguas circulantes. El Fe,
es el más resistente. El Si, es difícil de lixiviar y el Al, es casi inamovible.
 Cambio de cationes.- Es la absorción de cationes en solución cargados
positivamente en un mineral arcilloso cargado negativamente, especialmente:
Ca, H, K y Mg.

2.2. Transporte y deposición.

Los arroyos, corrientes oceánicas, olas, viento, aguas subterráneas, glaciales y la gravedad
continuamente erosionan y transportan suelo, fragmentos de rocas y sedimento, a lugares de
deposición donde se meteorizan. Generalmente, estos agentes transportadores ocasionan
cambios físicos en las partículas que son transportadas. Erosión incluye todo proceso de
desintegración, principalmente el desgaste de la superficie terrestre por acción mecánica.
Cuando las partículas son levantadas o arrastradas por alguno de estos agentes estas se
erosionan, sufren un decremento en su tamaño lo cual hace más fácil su transporte. Los
diferentes tipos de depósitos de suelo, están clasificados según al modo de transportación de
estos materiales.

Depósitos eolíticos.

El viento a diferencia de otros solo puede mover sedimento compuesto de pequeñas


partículas a diferentes lugares. El depósito ocurre cuando la velocidad del viento disminuye,
consecuentemente las partículas se acumulan a lo largo del camino, el viento llega a
clasificarla ya que deja las partículas más grandes y se lleva las partículas más pequeñas. El
trabajo de denudación del viento, se puede observar en forma más destacada en las regiones
que tienen un clima seco y caliente.

Depósitos glaciales.

Un glaciar transporta rocas de todo tamaño y una variedad de sedimentos, los cuales caen
sobre su superficie provenientes de las laderas de los valles circundantes, la confluencia de
dos glaciales trae como consecuencia la formación de las morrenas. Las morrenas llegan a
transportar material de todo tamaño. Los materiales de los depósitos glaciales varían mucho
en sus propiedades físicas.

Depósitos aluviales.

La acción mecánica de la caída de la lluvia en forma continua sobre la superficie terrestre,


desprende partículas sueltas del suelo y polvo de las rocas. Los depósitos aluviales son el
resultado de deposición pluvial (lluvia) y fluvial (ríos) de estas partículas. Estas partículas son
transportadas por una corriente de agua, la deposición se realiza debido a una disminución en
la pendiente de la corriente, ocasionando la pérdida de velocidad. En esta forma de transporte
las partículas de todo tamaño están en contacto colisionando constantemente entre si, por lo
que generalmente estas tienen los bordes redondeados.
Depósitos lacustres.

La deposición lacustre o la de lagos tanto en agua dulce como salada, consiste de la


deposición de sedimento generalmente de material diminuto en el fondo del lago. En el caso
de agua salada la floculación de las partículas de tamaño coloidal es acelerada, lo que
ocasiona una rápida precipitación al fondo.

Depósitos marinos.

Las olas del mar continuamente rompen en una costa, erosionando la margen terrestre por la
fuerza del impacto y en especial durante las tormentas. Los fragmentos de roca disgregados,
llegan a redondearse reduciéndose de tamaño por el golpeo que reciben de las olas, y en
conjunto forman los depósitos que se encuentran en la playa. Existen tres variedades
importantes de depósitos marinos:

 Litógenos.- Son de origen terrestre, volcánico o cósmico.


 Biógenos.- Están constituidos de los restos de organismos marinos.
 Hidrógenos.- Proveniente de las precipitaciones y los afluentes que
desembocan en el océano.

Suelos residuales.

Se llama residual, al suelo formado producto de la meteorización que se mantiene en el


mismo lugar de origen. A diferencia de los suelos producto del transporte y deposición, estos
están relacionados con los materiales del lugar, clima y topografía. Se caracterizan por tener
un orden en el tamaño de las partículas que lo constituyen, aumentado su tamaño con la
profundidad. Por lo general los suelos residuales están compuestos de materiales altamente
compresibles, su estudio entre en otra categoría de la mecánica de suelos.
2.3. Rocas ígneas.

Se llaman así a las rocas formadas por la solidificación del magma a diferentes
profundidades. El material rocoso fundido (magma), se enfría lentamente y se solidifica
dentro o debajo de la corteza terrestre. Debido a movimientos técnicos o erosión, estas rocas
salen a la superficie terrestre. Los tipos de rocas ígneas formadas por el enfriamiento del
magma depende de factores como: la composición del magma y el grado de enfriamiento
asociado con él. Se estima que las rocas ígneas componen el 98% de la corteza terrestre, estas
se clasifican según su: forma de solidificación y composición química.

Clasificación de las rocas ígneas según a su forma de solidificación.

De acuerdo a su forma de solidificación, existen dos tipos de rocas ígneas: rocas ígneas
extrusivas e intrusivas.
El magma que es expulsado hacia la superficie de la tierra por medio de erupciones o
fisuras volcánicas (lava), con el tiempo se solidifica y los diferentes minerales se unen para
formar cristales silicatados como las: piroxenas, las anfíbolas, los feldespatos y óxidos como
la magnetita. Estos minerales llegan a cristalizar consumiendo parte del sílice, magnesio y
hierro del magma, de acuerdo a su composición se llaman ferromagnesianos o máficos
(mezcla de magnesio y hierro) y minerales félsicos que dan color a la roca dando lugar a la
formación de una variedad de rocas ígneas extrusivas. Las rocas ígneas extrusivas son
generalmente de lustre vítreo, tienen granos finos y una superficie suave, con una textura
anímica a porfirítica o también de textura brechoide.
En ocasiones el magma se eleva a diferentes niveles sin alcanzar la superficie terrestre,
donde al cesar su movilidad se enfría y la cristalización de sus minerales constituyentes forma
variedades de roca ígnea intrusiva, llamadas también rocas plutónicas debido a su gran
tamaño. Según al tamaño de estas rocas se las clasifican en dos tipos:

 Intrusiva menor.- Cuando el magma se eleva, llena fracturas y otras


aberturas en las rocas encajonadas donde se forman las intrusiones menores,
es decir cuerpos ígneos pequeños como ser: los diques que son semejantes a
un muro muy empinado o vertical cuyos lados son aproximadamente
paralelos y también se forman los mantos que son hojas de roca cuya
extensión es mas o menos horizontal. Las rocas ígneas intrusivas, por lo
general tienen una textura fina a moderadamente gruesa.
 Intrusiva mayor.- Se llama así a una masa grande de magma de muchos
kilómetros cúbicos de volumen, que se enfría lentamente debido a su tamaño.
Entre las intrusiones mayores se encuentran: el plutón, que es un cuerpo de
magma moderadamente grande con varias formas pero comúnmente tiene
una sección transversal casi circular. El tronco, es un cuerpo cilíndrico casi
vertical con una sección transversal que ocupa unos 100 km2. Un batolito es
una masa ígnea que no tiene base, que se eleva como una proyección
irregular dentro de las rocas de la corteza, por lo cual puede decirse que es un
conjunto de plutones separados que generalmente ocupan una superficie de
hasta 1000 km2. Estas rocas ígneas son generalmente cristalinas y de textura
gruesa.

Clasificación de rocas ígneas según a su composición química.

De acuerdo a su composición química de los minerales constituyentes de la cristalización,


estas rocas ígneas se clasifican en:
 Ácidas.- Son rocas intrusivas mayores, que contienen una gran cantidad de
sílice que le da un color claro, además de mica biotita, ortoclasa,
plaglioclasa, hornblenda y en ocasiones magnetita. Estas rocas presentan una
textura de grano grueso.
 Intermedias.- Por lo general son rocas intrusivas menores, contienen poco o
nada de cuarzo y una pequeña cantidad de biotita o piroxena y en ocasiones
ortoclasa, sin embargo contienen una gran cantidad de plaglioclasa y
hornblenda, lo que le da un color castaño. Estas rocas son de textura de grano
grueso a mediano y rara vez porfirítica.
 Básicas.- Estas rocas contienen poco sílice, olivino y clorita, pero mayor
cantidad de óxidos metálicos, minerales ferromagnesianos y un gran
contenido máfico, los cuales dan a la roca una apariencia oscura. Algunas de
estas rocas, son importantes como material de agregado en la construcción de
carreteras. Los minerales esenciales son la plaglioclasa, augita y dialaga,
estas rocas tienen una cristalización gruesa, rara vez porfirítica y algunas son
de grano fino a mediano.
 Ultra básicas.- Estas rocas contienen principalmente minerales máficos,
olivino y augita, contienen poco o nada de feldespatos por lo que tienen un
color oscuro, además suelen contener piroxena, biotita y óxidos de hierro.
Estas rocas son de textura de grano grueso.
La Tabla 1.1 muestra ejemplos de algunas variedades de roca ígnea.

Tabla 2.1. Ejemplos de rocas ígneas (Blyth & de Freitas, 1989).


ROCAS IGNEAS
Clasificación según a la Clasificación según a su composición química
Textura
forma de su solidificación Ácidas Intermedias Básicas Ultrabásicas
Vitrea con
EXTRUSIVAS Riolita Andesita Basalto Picrita
grano fino
Fina a casi
MENORES Felsia Porfirita Dolerita Picrita

Intrusivas
gruesa
Gruesa a
MAYORES Granito Diorita Gabro Perdorita
cristalina
2.4. Rocas sedimentarias.
Por lo general, los sedimentos producto de la meteorización, el transporte y deposición,
forman una capa superficial relativamente delgada de la corteza terrestre. Los componentes
de los sedimentos se endurecen formando rocas sedimentarias, en un proceso llamado
cementación. En este proceso de cementación algunos agentes cementadores como el: oxido
de hierro, calcita, dolomita y cuarzo, son llevados por aguas subterráneas que percola por los
espacios vacíos entre partículas del suelo, donde llena esos espacios y actúa como un
cemento que los une. Los factores que influyen en la formación de rocas sedimentarias son: el
tiempo, la sobrecarga (que constituye el peso propio) y la consolidación (precipitación de las
sustancias disueltas por el agua). Las rocas sedimentarias, se clasifican según al origen y tipo
de sedimentos que la componen, en clásticas, químicas y biológicas.

Rocas sedimentarias clásticas.


También llamadas Detríticas, son rocas formadas con sedimentos que provienen del
rompimiento de rocas preexistentes en diferentes tamaños de granos. Este grupo de rocas
sedimentarias, se clasifica según el origen del sedimento en:
 Terrígenos.- Son producto de la meteorización y erosión de rocas. Este
grupo está dividido de acuerdo al tamaño de las partículas componentes,
como ser: rudáceos (que significa guijarroso), arenaceo (que significa
arenoso) y argiláceo o lutáceo (que significa arcilloso o limoso
respectivamente). Las rocas más comunes encontradas formadas con estos
tipos de sedimentos, son: los conglomerados, las areniscas, coloditas y
lutitas.
 Piroclásticos.- Los sedimentos que componen estas rocas provienen de las
erupciones volcánicas, la ceniza y detrítos expulsados de un volcán activo,
que llueven sobre el área circundante formando una cubierta de depósitos
piroclásticos que con el tiempo se cementan.
 Calcáreos.- Estas rocas, son formadas principalmente por sedimentos
compuestos de partículas calcáreas que han sido clasificadas como si fueran
detritos. Las rocas comúnmente encontradas de este tipo son las variedades
de caliza, como la caliza conchífera y la greda (que es una caliza suave).

Rocas sedimentarias químicas.

Algunas rocas son formadas por procesos químicos, los depósitos de aguas salinas y
carbonadas al evaporarse van cementándose dando lugar a la formación de estas rocas.
Algunas de las rocas formadas por estos procesos son: las calizas, piedra yesera, dolomitas,
yeso, anhidrita y otras.

Rocas sedimentarias biológicas.

Estas rocas están constituidas enteramente o en parte por despojo mineral o de seres
microscópicos o plantas que vivieron en los antiguos océanos. Estos seres al morir son
cubiertos por capas de sedimento compuesto de material fino, que con el paso del tiempo se
cementa donde la materia orgánica es reemplazada por minerales constituyéndose así en roca.
Estas se clasifican según al tipo de material orgánico en: litógenos (origen vegetal) y
biógenos (origen animal). La Tabla 1.2 muestra ejemplos de algunas variedades de roca
sedimentaria.

Tabla 1.2. Ejemplos de rocas sedimentarias (Blyth & de Freitas, 1989).


Orígen y Tipo de sedimento ROCAS SEDIMENTARIAS
Terrigeneas Areniscas Limolita Lutita Tilita Brechas
Piroclásticas Brecha vol. Toba
DETRÍTICAS
Conglomerado Grava de Limos de
Calcareas Greda Arenisca
brecha Carbonato Carbonato
QUÍMICAS (meteorización) Lomonita Dolomita Anidrita Yeso Calizas
Lithógenas Turba Lignita Antracita Lodos organ. Lufita
BIOLÓGICAS
Biógenas Rocas con fósiles en general

2.5. Rocas metamórficas.

Se llaman así a las rocas que han sufrido un proceso de transformación denominado
metamorfismo, que da lugar a la formación de nuevas rocas que anteriormente pudieran haber
sido ígneas o sedimentarias. El calor y la presión son los agentes del metamorfismo que
ocasionan cambios en la estructura de los minerales, recristalizándolos cambiando así su
textura, forma y composición de la que originalmente poseían. Existen tres tipos de
metamorfismo:
 Termal o de contacto.- En este tipo de metamorfismo interviene el calor en
la recristalización de algunos o todos los componentes a temperaturas
comprendidas entre 500 a 800 ºC, formándose nuevas variedades de
minerales en la roca.
 Dinámico.- En este tipo de metamorfismo el esfuerzo principal es el agente
que ocasiona la transformación de la roca y la temperatura no tiene una
influencia significativa. Generalmente estos esfuerzos que causan la
transformación de la roca son por cizalla.
 Regional.- Cuando el esfuerzo y la temperatura son influyentes esenciales en
la recristalización, se trata de un metamorfismo regional, lo que da como
resultado la recristalización de los minerales existentes en la roca que
transforman la roca.

Con el paso del tiempo, consecuencia de la deposición de sedimento compuesto de ceniza


y material fino, las rocas ígneas y sedimentarias son sepultadas gradualmente por una capa de
suelo y vegetación. Una nueva erupción volcánica puede incluso cubrir la superficie superior
de lava que se solidifica rápidamente, formando así una capa rocosa, donde esas rocas que
inicialmente estaban sobre la superficie terrestre pueden encontrarse por debajo, lo que da
lugar a que sufran metamorfismo. Los procesos de metamorfismo influyen en el
comportamiento mecánico de las rocas, aumentando su dureza y resistencia.
La Tabla 1.3 muestra algunos ejemplos de roca metamórfica encontradas comúnmente en
la corteza terrestre.

Tabla 1.3. Ejemplos de rocas metamórficas (Blyth & de Freitas, 1989).


Tipo de metamorfísmo ROCAS METAMÓRFICAS
Termal o de contacto Granito Diorita Andalusita Marmol Cuarzita
Dinámico Milonita Grafito Silimanita Cianita Granate
Regional Pizarra Filita Esquisto Migmatita Granulita

2.6. Ciclo de la roca.


Se llama ciclo de la roca a un proceso geológico extremadamente lento, donde la roca va
transformándose en tres categorías diferentes de roca, que son las: ígneas, sedimentarias y
metamórficas. En la Figura 1.2 se muestra un esquema de todos los procesos en el ciclo
geológico de la roca.
El ciclo empieza cuando el magma sale a la superficie terrestre debido a una erupción
volcánica, donde este se enfría en la superficie de la corteza terrestre o dentro de ella,
formando así rocas ígneas extrusivas o intrusivas respectivamente. Estas rocas pueden
fundirse nuevamente en una futura erupción y convertirse en parte del magma, o de lo
contrario sufrir un proceso de metamorfismo debido a presión y temperatura convirtiéndose
así en roca metamórfica. Durante una erupción el material piroclástico expulsado se esparce
por la superficie terrestre, en contacto con el medio ambiente se meteoriza formando de esta
manera el suelo. Si es compactado por presión y sobrecarga, se forma nuevamente la roca
metamórfica. La roca metamórfica puede nuevamente fundirse y ser parte del magma o sufrir
un proceso de meteorización convirtiéndose en suelo, al igual que el caso de la roca ígnea el
sedimento producto de la meteorización puede nuevamente cementarse y convertirse en roca
sedimentaria. La roca sedimentaria puede sufrir también un proceso de metamorfismo
recristalizándose y convertirse en roca metamórfica, o de lo contrario sufrir meteorización
convirtiéndose en sedimento que formará parte del suelo, donde todos los procesos del ciclo
nuevamente se repiten.
En
Suelo du
rec
im
ien
M to
ete
ori
za
ción Roca
Mete
ón

sedimetaria
aci
riz

oriza
teo

o
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Expulsión piroclástica

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mo
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Roca Metamorfísmo
Ígnea Roca
metamórfica
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clá
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mie

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np
nto

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Fu

lsió
nd
nd

Fu

pu
ici

Ex
ón

Magma

Figura 1.2. Ciclo geológico de la roca (Coduto, 1999).

3. Composición mineralógica del suelo.

Se pueden identificar más de 2000 diferentes minerales en la corteza terrestre y muchos de


ellos están presentes en las rocas.
Existe una distinción entre los minerales que son constituyentes esenciales de las rocas
que dan el nombre a estas y los que son accesorios que se encuentran en pequeñas
cantidades, pero su presencia o ausencia no influye en el nombre del la roca. Las rocas
también contienen minerales secundarios, que son aquellos que resultan de la descomposición
de los minerales esenciales por acción del agua. Como resultado de la meteorización y el
proceso de la deposición, estos minerales que poseen las rocas llegan a formar parte del
suelo. Los minerales más comunes que pueden encontrarse en el suelo son:

 Feldespatos.- Los feldespatos forman un grupo grande de minerales


monoclínicos, triclínicos y son un componente importante de algunos tipos
de rocas. La Ortoclasa es un feldespato que contiene potasio (KAlSi3O8)
abundante en granitos y sienitas, generalmente su color varía de blanco a
rosado. La Plaglioclasa es otro feldespato que contiene sodio (NaAlSi 3O8),
calcio (CaAl2Si2O8) o ambos encontrados en abundancia en rocas ígneas y
tiene color blanco a gris o negro. El feldespato se considera un material
moderadamente duro.
 Cuarzo.- Es un mineral muy común, un constituyente esencial de los
granitos y otras rocas. Este es un silicato (SiO2) y comúnmente tiene un color
translucido a blanco lechoso. El cuarzo es más duro que la mayoría de los
minerales y es uno de los más resistentes a la meteorización, se encuentra en
abundancia en rocas metamórficas.
 Minerales ferromagnesianos.- Corresponden al grupo de los silicatos que
contienen tanto hierro como magnesio. Este grupo contiene las variedades
de: piroxena, anfíbola, hornblenda y olivino. Estos minerales abundan en las
rocas ígneas básicas y utrabásicas, tienen un color oscuro y una moderada
dureza.
 Mica.- Son un grupo de minerales monoclínicos en forma de hojuelas o
láminas delgadas translucidas, generalmente está presente en los granitos y
rocas ácidas. Entre las variedades de mica se encuentran: la moscovita que
tiene láminas plateadas y la biotita que tiene hojuelas gris oscuro o negro.
 Óxidos de hierro.- Constituyen minerales accesorios de las rocas, son
minerales que contienen hierro (Fe2O3), entre los cuales se encuentran la
limonita y magnetita. Aunque se presentan en menor cantidad estos
minerales dan un distintivo color rustico a las rocas y suelos.
 Minerales secundarios.- Tienen su origen en la alteración de minerales
preexistentes, entre los cuales están: los minerales de arcilla, la calcita,
dolomita, clorita y otros.

Estructura de los minerales de Arcilla.

Los minerales arcillosos son formados principalmente por la meteorización química de las
rocas, es decir que estos minerales son producto de la alteración de minerales preexistentes en
la roca. Estos minerales son tan diminutos que sólo pueden ser vistos utilizando un
microscopio electrónico.
Los principales elementos químicos constituyentes de estos minerales son átomos de:
silicio, aluminio, hierro, magnesio, hidrógeno y oxígeno. Estos elementos atómicos se
combinan formando estructuras atómicas básicas, que combinándose entre si forman láminas,
la que al agruparse forman estructuras laminares que finalmente al unirse por medio de un
enlace forman un mineral de arcilla.
Oxígeno

Hidróxido
Aluminio
Magnesio

Sílice

Forma simplificada Forma simplificada


(a) (b)
Figura 1.3. Estructuras atómicas básicas de los minerales de arcilla (Whitlow, 1994).
(a) Unidad tetraédrica. (b) Unidad octaédrica.

La Figura 1.3 muestra las dos unidades estructurales básicas de los minerales de arcilla,
que son: la unidad tetraédrica constituida por un ión de silicio rodeado por cuatro átomos de
oxígeno (Figura 1.3a) y la unidad octaédrica formada por un ión central de aluminio o
magnesio rodeado por seis iones de oxidrilo (Figura 1.3b). En ambos casos el metal con
valencia positiva está situado en el interior, mientras que los iones no metálicos con valencia
negativa forman el exterior.
Las estructuras laminares mostradas en la Figura 1.4 se forman cuando varias unidades
atómicas básicas se enlazan covalentemente mediante los iones de oxígeno u oxidrilo. Entre
las estructuras laminares se tiene la lámina tetraédrica y octaédrica.

Símbolo
(a)

G
Símbolo
(b)

B
Símbolo
(c)
Figura 1.4. Láminas formadas por estructuras atómicas básicas (Whitlow, 1994).
(a) Lámina de sílice. (b) Lámina de gibsita. (c) Lámina de brucita.
En la Figura 1.4a se muestra una lámina tetraédrica llamada sílice, que está formada por
tetraedros enlazados que comparten dos átomos de oxígeno, la forma simbólica de
representar esta lámina es por medio de un trapecio. La Figura 1.4b muestra una lámina
octaédrica formada por octaedros de aluminio enlazados que forman una estructura
dioctaédrica llamada alumina o gibsita, simbólicamente está representada por un rectángulo
con letra G. La lámina de la Figura 1.4c, corresponde a una lámina formada por octaedros de
magnesio que forman una estructura trioctaédrica llamada brucita, simbólicamente está
representada por un rectángulo con letra B.
La separación entre los iones externos de las láminas de tetraédricas y octaédricas es
suficiente para que ambas láminas puedan unirse por medio de iones oxígeno u oxidrilo
mutuamente; esto hace posible la formación de estructuras laminares de dos o de tres
láminas. En la Figura 1.5 se muestra estas estructuras.
En la estructura de dos láminas mostrada en la Figura 1.5a, las láminas tetraédricas y
octaédricas están alternadas, mientras que la de tres láminas mostrada en la Figura 1.5b
consiste de una lámina octaédrica emparedada entre dos láminas tetraédricas, estas dos
formas de estructuras laminares son generales para formar las distintas variedades de
minerales de arcilla.

G B G B

Dioctaédrico Trioctaédrico Dioctaédrico Trioctaédrico


(a) (b)
Figura 1.5. Estructuras laminares (Whitlow, 1994).
(a) Estructura de dos láminas. (b) Estructura de tres láminas.

La variedad de los minerales de arcilla, depende de la distribución de apilación de estas


estructuras laminares, así como del tipo de iones que proveen el enlace de las mismas. La
Figura 1.6 muestra los minerales de arcilla más comunes.

G G B
G G
K K Mg Mg Mg Mg

Puente de hidrógeno H2O H2O H2O H2O

G G G G B

Caolinita Halosita Ilita Montmorilonita Vermiculita


(a) (b) (c) (d) (e)
Figura 1.6. Minerales de arcilla (Whitlow, 1994).
(a) Caolinita. (b) Halosita. (c) Ilita. (d) Montmorilonita. (e) Vermiculita.

La abundante variedad de minerales de arcilla, está bastante relacionada a la estructura de


los minerales que se muestran en la Figura 1.6, por lo que se pueden identificar a cuatro
grupos de minerales arcillosos que son:

 Grupo de la caolinita.- La caolinita (Al4Si4O10(OH)8) es el principal


constituyente del caolín y las arcillas para porcelana. Las caolinitas son
producto de la meteorización del feldespato ortoclasa proveniente del granito
y comúnmente se encuentran en suelos compuestos de sedimento. La
caolinita se presenta en hojuelas hexagonales de tamaño pequeño, su
estructura consiste en una distribución de dos láminas de sílice y gibsita
fuertemente enlazadas (Figura 1.6a). Algunos minerales de arcilla que
pertenecen a este grupo son: la dickita que tiene la misma composición de la
caolinita pero con un orden diferente en sus láminas y la halosita que
generalmente aparece en algunos suelos tropicales, cuyas láminas en forma
tubular están enlazadas por moléculas de agua (Figura 1.6b).
 Grupo de la ilita.- La ilita es el resultado de la meteorización de las micas,
es similar en muchos aspectos a la mica blanca pero tiene menos potasio y
más agua en su composición. Se presenta en forma de hojuelas y su
estructura consiste en arreglos de tres láminas de gibsita con los iones de K
proporcionando el enlace entre láminas adyacentes de sílice como muestra la
Figura 1.6c. Debido a que el enlace es más débil que el de la caolinita sus
partículas son más pequeñas y delgadas.
 Grupo de la montmorilonita.- La montmorilonita es el constituyente
principal de la bentonita y otras variedades similares de arcilla. Las
montmorilonitas suelen ser el resultado de la meteorización del feldespato
plaglioclasa en los depósitos de ceniza volcánica. Su estructura fundamental
consiste de distribuciones de tres láminas, cuya lámina octaédrica intermedia
es casi siempre gibsita o en otro caso brucita. Diversos enlaces metálicos
además del potasio (K) forman enlaces débiles entre las láminas como
muestra la Figura 1.6d. Una característica particular del los minerales del
grupo de la montmorilonita es su considerable aumento de volumen al
absorber partículas de agua.
 Grupo de la vermiculita.- Este grupo contiene productos de la
meteorización de la biotita y la clorita. La estructura de la vermiculita es
similar a la montmorilonita, excepto que los cationes que proporcionan los
enlaces entre láminas son predominantemente Mg, acompañados por algunas
moléculas de agua como muestra la Figura 1.6e.

4. Forma y textura de las partículas del suelo.

Se define forma como a los rasgos particulares y textura como al tamaño que tiene la
partícula de suelo. Existen tres categorías típicas de texturas que presentan las partículas del
suelo donde puede evaluarse la forma, que son la: granular, en hojuela y en aguja.

Forma granular.

Este tipo de partículas principalmente están constituidas de fragmentos provenientes de la


meteorización física de rocas y minerales. Para describir la textura de estas partículas se usan
los términos: angular, subangular, redondeada y subredondeada.
La esfericidad es opuesta a la angularidad, es decir que una partícula más angular será
menos esférica o viceversa. La esfericidad Es, para una partícula de forma granular se define
como:
De
Es 
L
Donde:
De = Diámetro equivalente de la partícula, que será: D  3
6 V
L = Longitud de la partícula.
e

V = Volumen de la partícula.
Figura 1.7. Ábaco para evaluar las partículas de forma granular (Krumbein & Sloss, 1963).
El término redondeado, indica que la forma de los bordes de la partícula son redondeados
y no puntiagudos. Con el ábaco de la Figura 1.7 se puede evaluar cuantitativamente la
angularidad y redondez de la partícula con forma granular, en base al valor de la esfericidad.
En la Figura 1.8, se ha identificado la textura de algunas partículas con forma granular.

Angular Subangular Subredondeada Redondeada


Figura 1.8. Textura de partículas con forma granular (Das, 1998).

Textura en hojuela.

La textura de las partículas de minerales de arcilla tienen la forma de hojuelas o escamas,


estas son partículas muy pequeñas con muy poca esfericidad y solo pueden observarse con
microscopios electrónicos.

Textura en aguja.

Estas partículas son igualmente pequeñas a las anteriores, su textura tiene la forma de una
aguja y generalmente están presentes en depósitos de coral y rara vez en suelos arcillosos.

5. Estructura y cohesión del suelo.

Se define estructura del suelo como al arreglo geométrico de las partículas del suelo respecto
unas de otras. Existen varios factores que influyen en la estructura de suelo como ser: la
textura, tamaño, composición mineralógica de las partículas y el contenido de agua del suelo.
La cohesión del suelo se refiere a la capacidad que tienen las partículas del suelo de
permanecer unidas como conjunto, como resultado de la trabazón conjunta o las
microestructuras existentes en el suelo.
(a) (b)
Figura 1.9. Estructuras que dan cohesión a los suelos granulares.
(a) Partículas con textura angular. (b) Partículas con textura redondeada.
Para el caso de suelos compuestos de partículas con forma granular, la trabazón entre
partículas origina estructuras granulares simples y la fricción que se origina entre ellas
contrarresta el deslizamiento de unas respecto a otras, como se muestra en la Figura 1.9. A
este comportamiento se lo identifica como la cohesión para el caso de suelos granulares,
donde el suelo presenta resistencia contra su disgregación ocasionada por un agente externo.
El grado de cohesión que presentan los suelos granulares, está en función a la textura de
las partículas de forma granular. La partículas con textura angular (Figura 1.9a) logran que el
suelo tenga cohesión, mientras que las partículas con textura redondeada (Figura 1.9b) no
contribuyen a la cohesión del suelo.
La forma de hojuela, el tamaño y la carga eléctrica negativa superficial de las partículas
compuestas de minerales de arcilla, da lugar a que estas partículas generen fuerzas de
atracción y repulsión entre ellas, originando estructuras que se muestran en la Figura 1.10.

(a) (b)
Figura 1.10. Estructura de las partículas de arcilla sedimentadas (Whitlow, 1994).
(a) Partículas floculadas. (b) Partículas dispersas.

Los iones que forman la superficie en hojuelas de los minerales de arcilla son O– y (OH)–,
por lo que estas superficies tienen una carga eléctrica negativa. Puesto que las moléculas de
agua son bipolares, es decir que tienen un extremo positivo y negativo, la superficie negativa
del mineral de arcilla atrae a las moléculas de agua, por lo que se forma una capa de agua que
queda unida a la superficie del mineral por medio de un enlace de hidrógeno (H3O)+.
La fuerza de atracción denominada fuerza de Van der Waals, se incrementa cuando el
espesor de la capa de agua absorbida disminuye por un proceso de intercambio básico, lo que
origina que las partículas suspendidas en agua se acerquen cada vez más. Cuando la capa
absorbida es lo suficientemente delgada para que dominen las fuerzas de atracción, al
sedimentarse se forman grupos de partículas con sus superficies en contacto entre extremos
positivo–negativo (Figura 1.10a), lo que se llama floculación. Este comportamiento de las
partículas de minerales de arcilla dan cohesión a la masa de suelo, manteniéndola unida.
Macroporo

Dominio
Terrón

Grupo Microporo

(a) (b)
Figura 1.11. Estructuras microscópicas que dan cohesión al suelo (Das, 1998).
(a) Macroestructura. (b) Microestructura.

En un depósito de sedimento compuesto de partículas floculadas de minerales de arcilla,


se observa en la Figura 1.11 que se forman diferentes unidades estructurales microscópicas.
En la Figura 1.11b se ve que la unión de una cantidad pequeña de partículas de minerales
de arcilla es llamada: dominios, un conjunto de dominios agrupado por las fuerzas
interparticulares es llamado grupo, un grupo de dominios y racimos establecen una
microestructura que encierran vacíos llamados microporos. Los racimos en grandes grupos
forman un terrón (Figura 1.11b) que son las unidades más grandes y pueden ser vistos sin un
microscopio, estos agrupados en conjunto establecen una macroestructura que forma vacíos
llamados macroporos. Por lo general la relación de vacíos con respecto a sólidos en un suelo
compuesto de partículas arcillosas es mayor que en el caso de suelos con partículas
granulares.
Las partículas de arcilla pueden tener una fuerza repulsiva si presentan cargas positivas en
su superficie, por lo que sus bordes cargados se alejaran (Figura 1.10b). Debido a la
abundante presencia de carbonatos y algunos minerales como el sodio o cuando se agrega una
solución salina, las partículas cuya capa de agua adsorbida es doble (gruesa) se repelerán con
mayor magnitud. Este comportamiento de las partículas de minerales de arcilla no contribuye
a que la masa de suelo tenga cohesión.

Cementación.

Los sedimentos que son depositados en un lecho con el tiempo van endureciendo hasta
que se forman rocas sedimentarias, este proceso comienza inmediatamente después que el
sedimento es acumulado. El agua que circula por los espacios vacíos o poros entre las
partículas del sedimento acarrea materia mineral que cubre los granos y actúa como un
cemento que las une. A este proceso se lo conoce con el nombre de cementación y es
considerada una forma de cohesión pues une a partículas de diferentes tamaños.

6. Fases del suelo.

En la Figura 1.12 se muestra una fracción de suelo agrandada de tal manera que pueden
observarse los espacios vacíos entre partículas. De acuerdo a la definición de suelo desde el
punto de vista ingenieríl, se concluye que este principalmente está compuesto por: materia
sólida, líquida y gaseosa, a cada uno de estos componentes principales se denomina fase del
suelo. El comportamiento del suelo depende de la cantidad relativa de cada una de estas tres
fases, ya que estas interactúan entre si.
Sólido
Aire Agua

Figura 1.12. Composición del suelo.

La fase sólida está compuesta de partículas diminutas derivadas de la roca o sedimento


producto de la meteorización o incluso materia orgánica. La fase líquida, corresponde al agua
que se ubica en los espacios vacíos entre partículas. La fase gaseosa corresponde al aire, los
espacios vacíos los restantes que no ocupa el agua son ocupados por el aire.

A
A I RE CO I R E TI L
N TRAC
A I RE
AGUA AG UA AGUA

S Ó L DO SÓ L DO SÓ LI DO S Ó LI DO
I I

(a) (b) (c) (d)


Figura 1.13. Estados del suelo.
(a) Saturado. (b) No saturado. (c) Seco. (d) No saturado contráctil.

La fase líquida del suelo varía en su cantidad con respecto a las otras fases, lo que da lugar
a distintos estados del suelo. En la Figura 1.13 se ha esquematizado los distintos estados que
presenta el suelo de acuerdo a la variación de la fase líquida. De acuerdo a esta variación de
la fase líquida (agua) del suelo, este puede ser clasificado en tres diferentes estados que son:

 Suelo saturado.- La Figura 1.13a corresponde al estado del suelo saturado.


Este estado del suelo contiene únicamente dos fases: la fase sólida y líquida.
Se lo llama saturado, porque todos los espacios vacíos están llenos de agua.
 Suelo no saturado. - El estado de suelo de la Figura 1.13b, corresponde al
suelo no saturado, llamado también húmedo. Posee: la fase sólida, líquida y
gaseosa simultáneamente. Los vacíos están ocupados por aire y agua.
 Suelo seco.- Este estado de suelo mostrado en la Figura 1.13c, incluye solo
dos fases: la fase sólida y la gaseosa, es decir que el suelo no contiene agua.
 Suelo no saturado contráctil.- El estado de suelo de la Figura 1.13d incluye
las tres fases de suelo, además de una cuarta fase denominada contráctil. Esta
cuarta fase es independiente y llega originarse como resultado de la interfase
aire-agua, su problema predominante es su expansión y contracción, por lo
que su estudio entra en otra categoría de la mecánica de suelos.

En la Figura 1.14 se ha ideado un modelo, donde se ha cuantificado la cantidad relativa


de estas fases tanto en volumen como en masa. Estos valores pueden relacionarse entre si.
Aire Va Donde:
Va = Volumen de aire.
Vw= Volumen de agua.
Vv
M = Masa total.
Vs = Volumen de sólidos.
Agua Vw V V = Volumen total.
Mw
M Mw = Masa del agua.
Ms = Masa de los sólidos.

Ms Sólido Vs

Figura 1.14. Cuantificación del volumen y masa de las fases del suelo.
Algunos de estos valores pueden conocerse en laboratorio, mientras que otros son de
difícil determinación. Por lo tanto, conviene encontrar relaciones matemáticas que ayuden a
determinarlos implícitamente, conociendo algunos valores básicos.

6.1. Relaciones de volumen.

El volumen es la cantidad de espacio físico que un cuerpo ocupa, para las relaciones de
volumen se considerará el volumen de la fase sólida, líquida y gaseosa. El volumen total (V)
del elemento de suelo es:

V = Va + Vw + Vs [1.1]

El volumen de vacíos (Vv) que contiene tanto agua como aire, será:

Vv = Va + Vw [1.2]

Índice de vacíos (e).

El índice de vacíos, se define como la relación entre el volumen de vacíos y el volumen de


sólidos del suelo, que es:

Vv
e [1.3]
Vs

Porosidad (n).

La porosidad expresa una idea similar al índice de vacíos, es valor se define como el cociente
entre el volumen de vacíos y el volumen total, que se escribe:

Vv
n [1.4]
V

La porosidad se puede determinar en función del índice de vacíos, ambos valores evalúan
la misma propiedad del suelo (el volumen relativo de vacíos) y por tanto pueden usarse
indistintamente, aunque sus valores no coinciden. El índice de vacíos es relativo al volumen
de sólidos, lo que facilita el cálculo de sus variaciones al producirse cambios de volumen del
suelo. Sin embargo, es más cómodo referirse a la porosidad para determinar el volumen de
agua almacenado en un volumen de suelo. En base a operaciones con las ecuaciones [1.1],
[1.2] y [1.3], se puede determinar la equivalencia entre la porosidad y el índice de vacíos que
será:
e
n [1.5]
1 e

Análogamente se puede despejar el índice de vacíos de la ecuación [1.5] en función a la


porosidad, que será:

n
e [1.6]
1 n
Grado de saturación (S).

El grado de saturación o llamado también el contenido de humedad volumétrico ( ), es el


cociente entre el volumen de agua y vacíos, indica el porcentaje de agua que contiene el suelo
respecto al contenido de vacíos, que se escribe:

Vw
S [1.7]
Vv

Generalmente el grado de saturación es expresado en porcentaje, para el caso de un suelo


seco: S = 0, mientras que para un suelo completamente saturado: S = 1.

6.2. Relaciones de peso.

El peso de un cuerpo (W) se llega a conocer como la masa (m) de ese cuerpo magnificado por
la gravedad (g), lo cual se escribe:

W  m g [1.8]

Por conveniencia se considerarán las unidades de masa en lugar de las del peso excepto
donde no corresponde, debido a que la masa a diferencia del peso no es influida por la
gravedad. Las unidades de está serán expresadas en kg o g dependiendo a su cantidad.
Para las relaciones de peso se considerará únicamente la masa de la fase sólida y líquida,
mientras que la masa de la fase gaseosa es despreciada por ser una cantidad muy pequeña. La
masa total (M) de la masa de suelo será:

M  Mw  Ms [1.9]

Contenido de humedad (w).

El contenido de humedad, se define como el cociente entre la masa de agua contenida y la


masa de los sólidos de una masa de suelo, que se escribe:

Mw
w [1.10]
Ms

La mayor parte de los ensayos en mecánica de suelos, requieren la determinación del


contenido de humedad del suelo. Para lo cual, la idea general es determinar la masa del suelo
libre del contenido de agua (masa de los sólidos del suelo) y también la masa del agua que
contiene el suelo.
La masa de la muestra de suelo será: M1.
Si la muestra de suelo es secada en un horno de laboratorio de tal manera que ya no tenga
contenido de agua, la masa de la muestra sin contenido de agua será: M2.
Entonces la masa del agua que contiene el suelo será: M1 – M2.
Por lo tanto el contenido de humedad del suelo será:

M1  M 2
w [1.11]
M2
El valor del contenido de humedad, por lo general es expresado en porcentaje.

Densidad ().

La densidad del suelo es definida como la relación entre la masa y el volumen, que se
expresa:
M
 [1.12]
V

La densidad puede variar para un mismo suelo, dependiendo de la cantidad relativa de


agua que contenga el suelo.

Peso unitario ().

El peso unitario es definido como la masa de una masa por unidad de volumen. El peso
unitario del suelo varía de acuerdo al contenido de agua que tenga el suelo, que son: húmedo
(no saturado), saturado y seco.
El peso unitario húmedo (), es definido como el peso de la masa de suelo en estado no
saturado por unidad de volumen, donde los vacíos del suelo contienen tanto agua como aire,
que será:
W
  [1.10]
V

El peso unitario seco (  d ), se define como el peso de suelo sin contenido de agua por
unidad de volumen, que se escribe:

Ws
d  [1.11]
V

El peso unitario saturado (  sat ), se define como el peso de suelo en estado saturado por
unidad de volumen, donde los espacios vacíos están llenos de agua, que será:

W
 sat  [1.12]
V

El Peso unitario del agua (  w ), es peso del agua por unidad de volumen que será:

Ww
w  [1.13]
Vw
Debido a que la gravedad es: g=9.81 m/s2 y la densidad del agua es:w =1000 kg/m3, el
peso unitario del agua será: w = 9.81 KN/m3.
El peso unitario sumergido (  ' ), se conoce como a la diferencia del peso unitario húmedo
del suelo y el peso unitario del agua, que será:

 '   w [1.14]
En la Tabla 1.4 se muestran valores típicos del peso unitario seco para algunos suelos.

Tabla 1.4. Índice de vacíos, contenido de humedad y peso unitario seco (Coduto, 1999).
d KN/m
3
Tipo de suelo e w % Típico
Arena uniforme suelta 0.8 30 14.5
Arena uniforme densa 0.45 16 18
Arena limosa suelta 0.65 25 16
Arena limosa densa 0.4 15 19
Arcilla dura 0.6 21 17
Arcilla blanda 0.9 - 1.4 30 - 50 11.5 - 14.5
Arcilla orgánica suave 2.5 - 3.2 90 - 120 6-8

El valor del peso unitario del suelo dependerá del contenido de humedad como del tipo de
partículas que componen el suelo. Una manera de determinar es midiendo la masa del suelo y
el volumen que ocupa esta misma masa de suelo.

La masa total de la masa de suelo al aire será: M1.


Si se cubre la masa de suelo con cera con el objetivo de impermeabilizarla, la masa de la
masa total de suelo mas cera al aire será: M2.
La masa de la cera que cubre la masa de suelo será:

Mcera = M2 – M1

El volumen de la cera que cubre la masa de suelo será:

M cera
Vcera 
cera

Donde:  cera = densidad de la cera.

La masa de la masa de suelo más cera, ambas sumergidas en agua será: M3.
Según al principio de Arquímedes, la masa del agua que es desplazada por el volumen
que ocupa el suelo más cera, será:

Magua = M2 – M3

El volumen de agua desplazada por la masa de suelo más cera, será:

M agua
Vagua 
agua

Donde  agua es la densidad del agua, entonces el volumen del suelo sin cera, será:

Vsuelo = Vagua – Vcera

El peso unitario húmedo del suelo será:


M1  g

Vsuelo
Por lo general el peso unitario del suelo es expresado en KN/m3. El peso unitario
saturado y seco puede ser determinado implícitamente mediante relaciones de peso-volumen
que involucren el peso unitario húmedo y otros valores conocidos.

Gravedad específica (Gs).

La gravedad específica del suelo, se define como la relación entre la masa de los sólidos del
suelo (Msuelo) y la masa del agua para el mismo volumen (Magua) que ocupan estos sólidos es:

Ms
Gs  [1.15]
M agua

Mediante la gravedad específica puede determinarse el valor de otras relaciones de peso o


volumen del suelo que sean de interés, una forma de hallar este valor es determinando la
masa de las partículas sólidas del suelo y la masa del volumen de agua que ocupan estas.

La masa del suelo secado en horno (sin contenido de agua), será: M1.
La masa de un frasco (o picnómetro) con agua destilada (sin aire) hasta el tope será: M2.
Si se introduce la masa de suelo en el frasco con agua hasta el borde, esta desplazara un
cierto volumen de agua, la masa del frasco con agua hasta el borde mas suelo será: W3.
Es importante que no exista aire en el suelo, por lo que la muestra de suelo es saturada
completamente de agua, esto es agitando el frasco que contiene suelo y agua.
La masa del volumen de agua desplazada por los sólidos del suelo será:

Magua = (M2 + M1) – M3

Entonces, la gravedad específica será:

M1
Gs 
M agua

Según la norma ASTM D854, el valor de la gravedad específica en los suelos


generalmente varia entre 2.60 a 2.80, pero en el caso de suelos que contienen materia
orgánica el valor de la gravedad específica desciende por debajo de 2. Más detalles acerca de
este ensayo pueden consultarse en un manual de laboratorio especializado. En la Tabla 1.5 se
muestran valores típicos de la gravedad específica para algunos minerales.

Tabla 1.5. Gravedad específica de algunos minerales (Coduto, 1999).


Mineral Gs Mineral Gs
Minerales no arcillosos Minerales arcillosos
Cuarzo 2.65 Caolinita 2.62 - 2.66
Feldespato 2.54 - 2.67 Montmorilonita 2.75 - 2.78
Hornblenda 3.00 - 3.50 Ilita 2.60 - 2.86
Mica 2.76 - 3.20 Clorita 2.60 - 2.96
Calcita 2.71
Hematita 5.2
Limonita 3.6 - 4.0
Gibsita 2.32
Talco 2.70 - 2.80
6.3. Modelo del volumen de sólidos unitario.

El modelo del volumen de sólidos unitario (Vs = 1) está basado en asumir una cantidad de
volumen, donde la masa y el volumen de las demás fases son determinadas en función a esta
medida que se mantiene constante. Por lo tanto, el modelo se construye como para una
unidad (1 m3) de material sólido. La Figura 1.15 muestra el modelo.

Aire

Vv

Mw Agua Vw V = 1 + Vv
M

Ms Sólido Vs= 1

Figura 1.15. Modelo del volumen de sólidos unitario.

Reemplazando Vs=1 en la ecuación [1.3], el volumen de vacíos (Vv) será: Vv = e


Reemplazando esta última expresión en la ecuación [1.1], el volumen total (V) será:

V=1+e

El contenido de humedad puede expresarse como:

 w ·Vw
w
s

Si se despeja Vw de está expresión, se tendrá que:

s
Vw  w  [1.16]
w

La gravedad específica (Gs) puede expresarse como:

s
Gs 
w

Si se reemplaza esta expresión en la ecuación [1.16], el volumen de agua (Vw) será:

Vw  w  Gs
Reemplazando esta expresión en la ecuación [1.13] y despejando la masa del agua (Mw),
se tendrá que:
Mw =  w · w  Gs
La Figura 1.16, muestra el modelo del volumen de sólidos unitario para el estado saturado.

Mw Agua V w = Vv

M V = 1 + Vv

Ms Sólido Vs= 1

Figura 1.16. Modelo del volumen de sólidos unitario para suelo saturado.

Si S = 1 entonces:

Vw = Vv = e

La ecuación [1.13] puede escribirse:

Mw =  w ·Vw
Reemplazando Vw en esta expresión, la masa del agua (Mw) será:

Mw=  w ·e

6.4. Modelo del volumen total unitario.

El modelo del volumen total unitario (V = 1) mostrado en la Figura 1.7, al igual que el
anterior modelo está basado en una cantidad de volumen donde la masa y el volumen de
todas las demás fases están determinadas de acuerdo a esta medida que se mantiene
constante. En esta forma la masa de suelo se describe como un volumen fijo compuesto de:
material sólido, líquido y gaseoso.
Reemplazando V = 1 en la ecuación [1.4], el volumen de vacíos (Vv) será:

Vv = n

Reemplazando la ecuación [1.1] en la ecuación [1.2] y sustituyendo los valores de V = 1


y el de Vv = n en esta nueva ecuación, el volumen de los sólidos (Vs) será:

Vs= 1 – n

El peso unitario de los sólidos del suelo será:

Ms  g
s  [1.17]
Vs
Aire

Vv

Mw Agua V=1
M

Ms Sólido V s = 1 Vv

Figura 1.17. Modelo del volumen total unitario.

La gravedad específica puede expresarse como:

Gs   s  w

Reemplazando la ecuación [1.17] en está expresión se tendrá que:

Ms
Gs   w 
Vs
Reemplazando Vs=1 – n en está expresión, la masa de los sólidos (Ms) será:

M s  Gs   w  (1  n)

Sustituyendo el valor de Ms de esta expresión en la ecuación [1.10], la masa del agua


(Mw) será:
M w  w  Gs   w  (1  n)

La Figura 1.18, muestra el modelo del volumen total unitario para el estado saturado.

Mw Agua V w = Vv

M V=1

Ms Sólido V s = 1 Vv

Figura 1.18. Modelo del volumen total unitario para suelo saturado.

Si S = 1, se tendrá que:

Vw = Vv = n
Tabla 1.6. Relaciones de peso-volumen (Das, 1998).
Relaciones para determinar el peso unitario húmedo ().
 

w, e, Gs, w [1.18]

1     GS   W
1 e w, n, Gs, w [1.19]

  GS   W 1  n 1  w w, n, Gs, w [1.20]
  GS   W 1  n   n  S   W

1  w  GS   W
 

 w, S, Gs, w [1.21]
w  GS
1
S


 GS  S  e    W e, S, Gs, w [1.22]
1 e

Relaciones para determinar el peso unitario seco (d).



 

d  w,  [1.23]
1 w

Gs   w
d  e, Gs, w [1.24]
1 e
 

 d  Gs   w  (1  n) n, Gs, w [1.25]
Gs   w
d  w, S, Gs, w [1.26]
w  Gs
1
S

e  S w w, e, S, w [1.27]
d 
1  e   w

e w
 d   sat  w, e, sat [1.28]
1 e

 d   sat  n   w sat, n, w [1.29]

d 
 sat   w   Gs sat, Gs, w [1.30]
Gs  1

Relaciones para determinar el peso unitario saturado (sat):


 Gs  e    w

 sat  W,  [1.31]
1 e

 sat  (1  n)  Gs  n   w e, Gs, w [1.32]

 1  wsat 
 sat     Gs   w n, Gs, w [1.33]
 1  wsat  Gs 

 e   1  wsat  w, S, Gs, w
 sat     w [1.34]
 wsat  1  e 

 e  w, e, S, w
 sat   d    w [1.35]
1 e 
[1.36]
 sat   d  n   w w, e, sat

 1  [1.37]
 sat  1   d   w sat, n, w
 Gs 

sat, Gs, w
[1.38]
 sat   d  1  wsat 
 1  wsat 
 sat  n   w
 wsat  sat, Gs, w [1.39]

Despejando Mw de la ecuación [1.13], se tendrá que: Mw =  w ·Vw

Reemplazando Vw, la masa del agua será:

Mw=  w ·n

6.5. Relaciones de peso – volumen.

Pueden formarse ecuaciones con las relaciones de volumen y de peso, que permitan conocer
otros valores aunque en un estado diferente del suelo en base a algunos valores conocidos. La
Tabla 1.6 muestra diversas relaciones para determinar el peso unitario húmedo, seco y
saturado en función a las relaciones de peso y volumen.
Todas las relaciones de las ecuaciones [1.18] a [1.39] son obtenidas matemáticamente
con cualquiera de los dos modelos, para la mayoría de las relaciones el modelo del volumen
de sólidos unitario es práctico mientras que el modelo del volumen total unitario es más
práctico solo para algunas de ellas.

7. Distribución del tamaño de partículas.

De acuerdo al tamaño predominante de partículas que contenga el suelo, los suelos


generalmente son llamados: grava, arena, limo, arcilla o una mezcla de ellos.

Tabla 1.7. Sistemas para identificar el tamaño de partículas del suelo (Das, 1998).
TAMAÑO DE PARTÍCULAS en mm
NOMBRE DE LA ORGANIZACIÓN
Grava Arena Limo Arcilla
Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) >2 2 a 0.06 0.06 a 0.002 < 0.002

U.S. Department of Agriculture (USDA) >2 2 a 0.05 0.05 a 0.002 < 0.003
American Association of State Highway and
76.2 a 2 2 a 0.075 0.075 a 0.002 < 0.004
Transportation (AASHTO)
Finos (limos y acrcillas)
Unified Soil Clasification System (US) 75 a 4.75 4.75 a 0.075
< 0.075

Diversas organizaciones que estudian aspectos relacionados con el suelo han elaborado
sistemas de clasificación para identificar el tamaño de las partículas de un suelo para sus
propósitos específicos. En la Tabla 1.7 se muestra algunos de los sistemas más conocidos
empleados por estas organizaciones para identificar las partículas del suelo.
El sistema de clasificación unificado (USCS) ha sido adoptado como el estándar por la
ASTM (American Society for Testing and Materials) y el reglamento que esta sociedad ha
desarrollado para el análisis y estudio del suelo es aceptado a nivel internacional.
Grava.
Según la norma ASTM D2487 el tamaño de estas partículas varía de 75 a 4.75 mm, estas a su
vez están divididas en dos categorías: grava gruesa que está comprendida entre 75 y 19 mm y
grava fina que está comprendida entre 19 y 4.75 mm.
Las gravas son acumulaciones sueltas de fragmentos de roca de textura redondeada,
debido al desgaste que sufren las partículas al ser transportadas por las corrientes de los ríos.
Como material suelto suele encontrarse en los lechos, márgenes, en los conos de deyección
de los ríos y suele encontrarse depósitos con grandes cantidades.

Arena.

Se llama arena a las partículas granulares de textura variada procedentes de la desintegración


de las rocas o de su trituración artificial y cuyo tamaño según la norma ASTM D2487 varía
entre 4.75 a 0.075 mm, la arena está clasificada en tres categorías: arena gruesa que tiene un
tamaño de 4.75 a 2 mm, la arena mediana de un tamaño comprendido entre 2 y 0.425 mm y
la arena fina comprendida entre 0.425 y 0.075 mm.
El origen y la existencia de la arena es análoga a la de la grava, comúnmente las dos
suelen encontrarse juntas en el mismo depósito. Principalmente está compuesta de cuarzo y
otros minerales que dan resistencia mecánica a las partículas.

Limo.

El limo es una partícula mineral pequeña de textura granular o escamosa, que suele
encontrarse en las canteras y en los ríos. El tamaño de las partículas de limo según la norma
ASTM D2487 es menor a 0.075 mm. Su color varía desde gris claro a muy oscuro. El suelo
compuesto por limo es relativamente impermeable, fácilmente erosionable.

Arcilla.

Se da el nombre de arcilla a las partículas sólidas de textura escamosa, compuestas de


minerales de arcilla con un tamaño diminuto mucho menor a 0.075 mm. La arcilla
químicamente es un silicato hidratado de: aluminio, hierro o magnesio. Las microestructuras
que forman las partículas diminutas que componen la arcilla ocasionan que esta sea poco
permeable y el contenido de humedad comunica a la masa de suelo la propiedad plástica.

Guijarro y canto rodado.

Existen partículas de mayor tamaño que la grava, según la norma ASTM D2487 a las
partículas con tamaño comprendido entre 75 a 350 mm se las llama guijarro o bolón y a las
que superan los 350 mm se las denomina canto rodado. Por lo general estos dos tipos de
partículas son fragmentos de roca, constituyen ser componentes aislados del suelo y suelen
aparecen sobre o por debajo de la superficie terrestre.

Materia coloidal.

Existen también partículas muy pequeñas que no pueden llegar a ser vistas fácilmente. Las
partículas con tamaño menor a 2 m, constituyen la fracción mas fina de los suelos. Que
pueden ser distinguidas con la ayuda de un microscopio potente y su estructura molecular
puede ser analizada por medio de los rayos X, a este tipo de partículas se las conoce como
coloide o ultra-arcilla. Estas partículas debido a su tamaño no suelen considerarse dentro los
sistemas de clasificación, pero forman parte de la fracción fina del suelo.

7.1. Suelos de grano grueso.


Estos suelos están constituidos de partículas con textura granular compuestas de fragmentos
de roca y mineral. De acuerdo al sistema de clasificación unificado estas partículas tienen un
tamaño comprendido entre 75 y 0.075 mm, que corresponde al tamaño de la grava y arena.
Aunque en su mayoría contienen partículas mayores a 0.075 mm también contienen material
fino en pequeña cantidad, como conjunto estos suelos tienen mayor resistencia a la erosión.

7.1.1. Análisis mecánico por tamices.

Debido al tamaño de las partículas y la forma granular que presentan estos suelos, fácilmente
puede clasificarse los distintos tamaños de las partículas que lo constituyen mediante tamices
con diferentes aberturas. A este análisis se lo llama: análisis granulométrico del suelo.
El tamiz o criba que se muestra en la Figura 1.19a, consiste de un plato de acero
inoxidable con una malla metálica adherida en la parte inferior con aberturas de tamaño
uniforme. Existen dos tamaños estándar de tamices los de 8 y 12‖, mostrados en la Figura
1.19b y c, respectivamente.

8" 12"

(a) (b) (c)


Figura 1.19. Tamices para el análisis mecánico del suelo de grano grueso.
(a) Tamiz. (b) Tamiz de 8‖. (c) Tamiz de 12‖.

La Tabla 1.8 muestra la serie ASTM de tamices de 8‖ y 12‖ disponibles en el mercado


para el análisis mecánico del suelo, el tamaño de la abertura de la malla (expresado en
milímetros) esta identificada por un número de tamiz.
No es necesario tener todos los tamices para realizar un análisis granulométrico del suelo,
simplemente bastan algunos tamaños que están en función al sistema de clasificación del
tamaño de partículas que se esté empleando. En el sistema de clasificación unificado (USCS)
las partículas consideradas grano grueso tienen un tamaño mayor a 0.075 mm, por lo tanto el
tamiz: Nro. 200 retiene las partículas de grano grueso y deja pasar las partículas finas del
suelo, por lo que el tamiz Nro. 200 clasifica las partículas de grano grueso de las finas.
Dentro las partículas de grano grueso el tamaño de la arena está comprendido entre 4.75
y 0.075 mm, el tamiz: Nro. 4 retiene los tamaños mayores a 4.75 mm y deja pasar los de
menor tamaño que son retenidos en el tamiz Nro. 200. La grava tiene un tamaño
comprendido entre 76.2 y 4.75 mm, el tamiz de 3‖ retiene partículas mayores a 76.2 mm y
deja pasar partículas de menor tamaño que se retendrán en el tamiz Nro. 4 o en el Nro. 200.
Para el sistema de clasificación unificado es indispensable tener los tamices Nro. 200, 4 y el
de 3‖, sin embargo si se utilizan tamices intermedios a estos tamaños se tendrá un análisis
granulométrico más preciso.
Tabla 1.8. Serie ASTM de tamices (ASTM D422 y E100).
TAMICES SERIE ASTM
Nro. Abertura Nro. Abertura Nro. Abertura Nro. Abertura Nro. Abertura Nro. Abertura
5" 127.00 1 1/2" 38.10 3/8" 9.53 12 1.70 60 0.250 325 0.041
4.24" 107.70 1 1/4" 31.75 5/16" 7.94 14 1.40 70 0.212 400 0.035
4" 101.60 1.06" 26.92 0.265" 6.73 16 1.18 80 0.180 450 0.031
3 1/2" 88.90 1" 25.40 1/4" 6.35 18 1.00 100 0.150 500 0.028
13/4" 82.55 7/8" 22.23 4 4.75 20 0.85 120 0.125 635 0.021
3" 76.20 3/4" 19.05 5 4.00 25 0.71 140 0.106
2 1/2" 63.50 5/8" 15.88 6 3.35 30 0.60 170 0.090
2.12" 53.85 0.53" 13.46 7 2.80 35 0.50 200 0.075
2" 50.80 1/2" 12.70 8 2.36 40 0.43 230 0.065
1 3/4" 44.45 7/16" 11.11 10 2.00 50 0.36 270 0.053

En la Figura 1.20 se muestra un tamizador, que es un equipo de laboratorio donde se


instalan las diferentes medidas de tamices, este agita todo el conjunto de tal manera que el
suelo puede descender por todos los tamices que clasifican el tamaño de las partículas.
Se instalan los tamices en forma descendente, el de mayor abertura en la parte superior y
el de menor abertura en la parte inferior, el suelo es colocado en el tamiz superior y también
se coloca un plato en la parte inferior del último tamiz para recibir la fracción mas fina de
suelo. Deben seleccionarse con cuidado los tamices que se van ha instalar, el tamizador
permite regular la intensidad y el tiempo del tamizado.

Figura 1.20. Tamizador de laboratorio.

Antes de tamizar la muestra de suelo, esta debe ser lavada desmenuzando todos los
terrones que existan y luego ser secada en horno por 24 horas a 105 ºC. Durante el lavado y
tamizado se perderán partículas de suelo esta perdida no debe superar el 2% de la masa total.

Curva de distribución del tamaño de partículas.

La muestra de suelo debe ser tamizada por lo menos 15 minutos, donde cada tamiz retendrá
una fracción de masa de suelo y el plato inferior retendrá las partículas mas finas del suelo
menores a 0.075 mm para otros propósitos.
La masa de la fracción de masa de suelo retenida en cada tamiz será: M1, M2, M3,…, Mi.
La masa de la fracción fina de suelo en el platillo será: Mp.
El total de la masa de suelo será: M1 + M2 + M3 +…+ Mi + Mp = M.
Se determina la masa acumulada de suelo retenida para cada tamiz, para un tamiz i será:
M1 + M2 + M3 +…+ Mi

Se determina la masa de suelo que deja pasar cada tamiz. La masa de suelo que deja
pasar el tamiz i será:

M – (M1 + M2 + M3 +….+ Mi)

Se determina el porcentaje de suelo que deja pasar cada tamiz. El porcentaje de suelo que
pasar el tamiz i será:

P(%)i 
 M - (M 1  M 2  M 3  ...  M i )
 100
M
Todos los resultados son registrados ordenadamente en una Tabla. Con los valores del
tamaño de las aberturas del tamiz en milímetros ubicados en orden inverso en el eje de
las abscisas en escala logarítmica y el porcentaje de la masa de suelo que pasa ubicada en
el eje de las ordenadas, se traza la curva de distribución del tamaño de partículas como se
muestra en la Figura 1.21.

100
90
80
Porcentaje que pasa (%)

70
60
50
40
30
20
10
0
75 10 1 0.1 0.075
Tamaño de la partícula (mm)
Figura 1.21. Curva de distribución del tamaño de partículas.

Parámetros de la Curva de distribución del tamaño de partículas.

A partir de la curva de distribución del tamaño de partículas, se puede obtener cantidades en


porcentaje de un tamaño de partículas especial que contenga el suelo. El diámetro de la
partícula (Di) se refiere al tamaño del grano o diámetro aparente de una partícula de suelo y el
subíndice que lo acompaña indica la cantidad de partículas en porcentaje más pequeñas que
esta. Por ejemplo: D10 = 2 mm, significa que el 10% de los granos de la muestra son menores
en diámetro que 2 mm. El diámetro D10 es llamado diámetro o tamaño efectivo del suelo, este
al igual que el: D60, D30, D25 y D75, son tamaños especiales de las partículas que contiene el
suelo para evaluar la distribución del tamaño de partículas del suelo.
100
(e)
90
80 (b)
(c) (d)

Porcentaje que pasa (%)


70
60
(a)
50
40
30
20
10
0
75 10 1 0.1 0.075
Tamaño de la partícula (mm)
Figura 1.22. Curvas de distribución del tamaño de partículas de cinco suelos (Coduto, 1999).
(a) Suelo de grano grueso (grava y arena). (b) Suelo bien gradado con una amplia variedad de
tamaños de partícula. (c) Suelo de grano grueso con una reducida variedad de tamaños de
partícula. (d) Suelo con gradación hueca, no contiene un cierto rango de tamaños de partícula.
(e) Suelo compuesto de partículas finas (limo y arcilla).

a) Coeficiente de uniformidad (CU).

Este parámetro evalúa el grado de similitud en tamaño de las partículas del suelo, que
será:
D60
CU  [1.40]
D10

Un valor grande de este parámetro indica que las partículas entre D60 y D10 difieren en
gran manera de tamaño, lo que indica desuniformidad en relación al tamaño. Un suelo con
una distribución uniforme hará que la curva de distribución tienda a ser vertical como en la
Figura 1.22c, mientras que la desuniformidad la hará más horizontal como en la Figura 1.22b.

b) Coeficiente de gradación (CC).

Este parámetro evalúa la progresión de la variación en tamaño de las partículas del suelo,
que será:
2
D30
CC  [1.41]
D10  D60
Los valores de CC muy alejados a la unidad indican la falta o la poca cantidad de una serie
de tamaños de partículas. Una distribución bien gradada hará que la curva de distribución se
asemeje a una recta (Figura 1.22a, b) y una mala gradación la hará sinuosa o uniforme
(Figura 1.22c y d).

c) Coeficiente de clasificación (So).

Este parámetro es otra alternativa poco conocida para evaluar la uniformidad y se escribe:
D75
So  [1.42]
D25

7.2. Suelos finos.

Los suelos finos están constituidos de partículas compuestas de fragmentos diminutos de


roca, minerales y minerales de arcilla, con textura granular y en hojuelas. De acuerdo al
sistema de clasificación unificado estas partículas tienen un tamaño inferior a 0.075 mm, que
corresponden a la categoría del limo y la arcilla, por lo que toda fracción de suelo que pasa el
tamiz Nro. 200 es considerado como suelo fino.

7.2.1. Análisis mecánico por hidrómetro.

Aunque existen tamices con aberturas de malla menores a 0.075 mm, no es apropiado su uso
para determinar la distribución del tamaño de partículas de la fracción de suelo fino, debido a
que las partículas del suelo fino no siempre tienen textura granular sino en hojuelas y estas
últimas poseen propiedades eléctricas importantes que dificultarían el tamizado.
Stokes (1850) desarrolló una ecuación que relaciona la velocidad de descenso de una
partícula esférica en un fluido con respecto al tamaño de esta, que es:

s w 2
v D
18 
Donde:
v = Velocidad de descenso de la partícula.
s = Peso unitario de los sólidos del suelo
w = Peso unitario del agua.
 = Viscosidad dinámica del fluido.
D = Diámetro de la partícula con forma esférica.

Con el concepto que encierra la ecuación [1.43] conocida también como la ley de Stokes,
puede determinarse el tamaño del más del 90% de las partículas del suelo fino. El hidrómetro
del tipo ASTM 152H que se muestra en la Figura 1.23a, es un instrumento de laboratorio para
medir la gravedad específica de un líquido (Figura 1.23b).
El análisis mecánico por hidrómetro está basado en el principio de sedimentación de las
partículas del suelo fino en suspensión. Cuando un suelo fino es dispersado en agua, las
partículas sedimentarán a diferentes velocidades, dependiendo de su textura, tamaño y masa,
además de la viscosidad del agua. Para simplificar el análisis, se asume que las partículas
tienen forma esférica de tal manera que puede utilizarse la ley de Stokes para describir su
comportamiento. El diámetro de la partícula según la ecuación [1.43] será:

18   v
D
s w

La velocidad v de está ecuación puede escribirse como:

18  L
D 
s w t
Donde:
L = Es la distancia que recorre la partícula al sedimentarse.
t = Es el tiempo que tarda en recorrer esa distancia.

Reemplazando: Gs   s  w en esta ecuación y factorizando se tendrá que:

18  L
D 
 Gs  1   w t
Donde: Gs = Gravedad específica del suelo fino.

L1
0
L
60

L2

60

(a) (b)
Figura 1.23. Hidrómetro (Das, 1998).
(a) Hidrómetro tipo ASTM 152H. (b) Determinación de la gravedad específica.

Debe tenerse cuidado al manejar las unidades de los diferentes valores que incluye esta
ecuación. El diámetro de la partícula por ser un valor pequeño conviene manejarlo en mm, la
viscosidad del agua se mide en g·s/cm2, el peso unitario del agua en g/cm3, la distancia L que
recorre la partícula conviene medirla en cm y el tiempo de la sedimentación es muy lento por
lo que debe medirse en minutos. Compatibilizando unidades se tendrá que:

Por lo que se tendrá que:

30  L
D  [1.43]
 Gs  1   w t

Sin embargo, para determinar fácilmente del diámetro de la partícula, la ecuación [1.43]
puede escribirse:
L
DK [1.44]
t

30 
Donde: K 
 Gs  1   w
Tanto la gravedad específica como la viscosidad del agua dependen de la temperatura,
por lo cual la norma ASTM D422 ha tabulado valores para el coeficiente K en función a la
temperatura y la gravedad específica, que se muestran en la Tabla 1.9.

Tabla 1.9. Valores de K (ASTM D422).

En laboratorio el análisis mecánico por hidrómetro, se realiza en un cilindro (18‖ x 2.5‖)


con agua mantenida a temperatura constante donde es introducida una cantidad apropiada de
suelo. Para dispersar las partículas en todo el fluido y acelerar la sedimentación, se introduce
defloculador que por lo general es hexametafosfato de sodio. La solución debe ser mezclada
enérgicamente para homogenizar el fluido, es recomendable que la cantidad total de fluido
sea de 1000 ml, por lo que talvez deba añadirse agua destilada.
Cuando el hidrómetro es colocado en el cilindro (Figura 1.23b) este queda suspendido a
cierta profundidad, a medida que las partículas en suspensión sedimenten el hidrómetro se
hundirá consecuentemente, ya que la gravedad específica del fluido está en función al
contenido de partículas por unidad de volumen en suspensión. La lectura del hidrómetro se
realiza del punto que esta en el centro del bulbo del hidrómetro hasta la medida que marca el
nivel superior de agua en la regla graduada, esta distancia es L en la Figura 1.23b. Este valor
puede obtenerse de la siguiente expresión:

1  V 
L  L1    L2  B 
2  A
Donde:
L = Profundidad sumergida del bulbo del hidrómetro.
L1 = Medida de la profundidad sumergida de la parte superior del bulbo.
L2 = Longitud del bulbo (14 cm para hidrómetro ASTM 152H).
VB = Volumen del bulbo del hidrómetro (67 cm3 para hidrómetro ASTM 152H).
A = Área de la sección transversal del cilindro (27.8 cm2 si es de 18‖ x 2.5‖).

Tabla 1.10. Valores de L para distintas lecturas (R) del hidrómetro.


Lectura R L cm Lectura R L cm
0 16.3 26 12
1 16.1 27 11.9
2 16 28 11.7
3 15.8 29 11.5
4 15.6 30 11.4
5 15.5 31 11.2
6 15.3 32 11.1
7 15.2 33 10.9
8 15 34 10.7
9 14.8 35 10.6
10 14.7 36 10.4
11 14.5 37 10.2
12 14.3 38 10.1
13 14.2 39 9.9
14 14 40 9.7
15 13.8 41 9.6
16 13.7 42 9.4
17 13.5 43 9.2
18 13.3 44 9.1
19 13.2 45 8.9
20 13 46 8.8
21 12.9 47 8.6
22 12.7 48 8.4
23 12.5 49 8.3
24 12.4 50 8.1
25 12.2 51 7.9
Para un hidrómetro del tipo ASTM 152H y un cilindro de sedimentación de 18‖ x 2.5‖,
se tendrá que:
L = L1 + 5.8

Para obtener el valor de L1 no se toma en cuenta el menisco que se forma entre la


superficie del agua y el hidrómetro, por lo que la lectura L1 corregida del menisco será: R.
Midiendo el valor de R en la regla graduada se determina la longitud L, que es el valor de la
longitud en la ecuación [1.43]. La norma ASTM D422 presenta valores tabulados para la
variación de L respecto a R válidos para el equipo de laboratorio anteriormente descrito, que
se muestran en la Tabla 1.10.
Se toman lecturas con el hidrómetro de la densidad del fluido para diferentes intervalos
de tiempo, que por lo general son:

t1 =15 seg, t2 =30 seg, t3=1 min, t4 = 2 min, t5 = 4 min,... ,t14=24 horas y t15 = 48 horas.

Con los valores de L y t para los diferentes intervalos de tiempo en la ecuación [1.44], se
obtienen los diversos tamaños de partículas del suelo fino.

Curva de distribución del tamaño de partículas.


Al igual que el análisis mecánico por tamices se puede trazar la curva de distribución del
tamaño de partículas para el suelo fino. Con la ecuación [1.44] se determina el tamaño de las
partículas del suelo, pero el porcentaje de estas que pasan un tamaño de aberturas de un tamiz
imaginario se puede determinar con la ecuación:

aR
P(%)i  ·100 [1.45]
Ms

Donde el valor de a es una corrección para la gravedad específica, que será:

Gs ·1.65
a [1.46]
 Gs  1·2.65
Este valor de corrección también puede ser obtenido de la Tabla 1.11

Tabla 1.11. Valores de a (ASTM D422).


Gs a
2.50 1.04
2.55 1.02
2.60 1.01
2.65 1.00
2.70 0.99
2.75 0.98
2.80 0.97

Es muy importante que la temperatura se mantenga constante durante todo el ensayo,


para lograr esto en la práctica se sumerge el cilindro de sedimentación en un baño maría que
mantiene el agua a temperatura constante. Sin embargo también deben aplicarse factores de
corrección por temperatura y viscosidad del fluido al valor de R en la ecuación [1.45], donde
la forma de aplicar todos estos se describe ampliamente en un manual especializado de
laboratorio.
Todos los resultados son registrados ordenadamente en una tabla al igual que en el caso
del suelo de grano grueso. Con los valores del tamaño de partículas en milímetros obtenidos
de la ecuación [1.44], ubicados en orden inverso en el eje de las abscisas en escala
logarítmica y el porcentaje de las partículas que pasan un tamiz imaginario obtenido de la
ecuación [1.45], ubicada en el eje de las ordenadas, se traza la curva de distribución del
tamaño de partículas como se observa en la Figura 1.24. Esta curva es la continuación de la
curva de distribución del tamaño de partículas del suelo de grano grueso. En el sector donde
se conectan estas dos curvas existe una ligera discontinuidad que por lo general se debe a las
diferentes texturas de las partículas, esta debe corregirse manualmente para mantener la
continuidad de las dos curvas, como se muestra en las curvas de la Figura 1.22b, d y e.
100
90
80

Porcentaje que pasa (%)


70
60
50
40
30
20
10
0
0.5 0.1 0.05 0.01 0.005 0.001
Tamaño de la partícula (mm)
Figura 1.24. Curva de distribución del tamaño de partículas.

8. Consistencia del suelo.

La consistencia se define como la firmeza o solidez que presenta la masa de suelo, esta
característica particular del suelo está estrechamente relacionada a las estructuras que las
partículas del suelo forman entre si. Para el caso de suelos de grano grueso la textura y la
forma de ubicación de las partículas dentro la masa de suelo determina la consistencia,
mientras que en los suelos finos el contenido de humedad define la consistencia ya que el
agua contribuye a la cohesión, debido a las propiedades eléctricas de los minerales de arcilla.

Densidad relativa (Dr).

Debido a la variedad de formas que tienen las partículas de textura granular en suelos de
grano grueso, estas pueden acomodarse de diversas maneras en la masa de suelo, donde para
cada caso variará el índice de vacíos. La Figura 1.25 muestra una porción de suelo con
diferentes formas de empaquetamiento de sus partículas.

(a) (b)
Figura 1.25. Formas de empaquetamiento de las partículas del suelo (Das, 1998).
(a) Densa. (b) Suelta.

En la Figura 1.25a las partículas están acomodadas de tal manera que la cantidad de
vacíos es mínima, a diferencia de la forma de empaquetamiento en la Figura 1.25b que tiene
una mayor cantidad de vacíos. Se llama compacidad a la forma de empaquetamiento que
tienen las partículas del suelo dentro su masa lo cual determinará el índice de vacíos del
suelo, este concepto de compacidad solo será aplicable a suelos con partículas de textura
granular.
Cada suelo tiene una compacidad de tal manera que el índice de vacíos sea el mínimo,
logrando un suelo denso (Figura 1.25a) o caso contrario un suelo suelto que tendrá un índice
de vacíos máximo (Figura 1.25b). La compacidad de un suelo es medida con la densidad
relativa, que evalúa el grado de empaquetamiento de las partículas del suelo en situ de
acuerdo al índice de vacíos máximo y mínimo que permita el suelo, está será:

emax  e
Dr  [1.47]
emax  emin
Donde:
Dr = Densidad relativa del suelo.
emax = Índice de vacíos máximo permitido por el suelo.
emin = Índice de vacíos mínimo permitido por el suelo.
e = Índice de vacíos actual del suelo.

Este valor generalmente es expresado en porcentaje y varía de 0% para muy suelto a un


máximo de 100% para muy denso, sin embargo en situ la densidad relativa comúnmente
varía de 20 a 85%. La Tabla 1.12 muestra valores característicos de la densidad relativa para
evaluar el grado de empaquetamiento de las partículas del suelo.

Tabla 1.12. Descripción del suelo según la densidad relativa (Lambe & Whitman, 1969).
D r (%) Descripción
0 - 15 Muy suelto
15 - 50 Suelto
50 - 70 Medianamente denso
70 - 85 Denso
85 - 100 Muy denso
En base a la ecuación [1.6], la densidad relativa es expresada en función a la porosidad,
que será:

Dr 
1  nmin    nmax  n  [1.48]
 nmax  nmin   1  n 
Donde:
Dr = Densidad relativa del suelo.
nmax = Porosidad máxima permitida por el suelo.
nmin = Porosidad mínima permitida por el suelo.
n = Porosidad actual del suelo.

La norma ASTM D2049 sugiere un procedimiento para determinar la densidad relativa


de un suelo de grano grueso en campo utilizando un molde, mediante la ecuación [1.49] que
está en función al peso unitario seco máximo, mínimo y el actual del suelo, que será:

 d   d min  d max
Dr   [1.49]
 d max   d min  d

Para la determinación del peso unitario mínimo, el suelo suelto luego de ser secado en
horno es vaciado con un embudo al molde cuidadosamente hasta el tope, teniendo el volumen
que ocupa este se determina la masa del suelo. Para determinar el peso unitario máximo se
aplica una carga al suelo en la parte superior del molde lleno de suelo y se somete todo el
conjunto a vibración por un tiempo, con la masa del suelo y el volumen que ocupa este en el
molde se determina el peso unitario máximo. Para obtener más detalles acerca de este ensayo
puede consultarse a un manual de laboratorio especializado.

1.6

e max
1.4
e min

1.2
Angularidad
0.2
0
1.0
0.25

0.8
0.30

0.6 0.5
0.20 0

0.25
0.4
0.30
0.50

0.2

0
1 2 3 4 6 10
Figura 1.26. Variación de emax y emin respecto a la angularidad y CU (Youd, 1973).
Youd (1973) elaboró un ábaco que se muestra en la Figura 1.26 para determinar los
valores de: emax y emin del suelo, en base a la angularidad de las partículas y el coeficiente de
uniformidad del suelo. La Figura 1.27 muestra una relación aproximada entre la densidad
relativa, el índice de vacíos actual y el peso unitario seco del suelo.

Peso unitario seco, d (lb/ft )


90 95 100 105 110 115 120
1.0

0.8
Índice de vacíos, e

0.6

0.4

0.2

0
0 20 40 60 80 100
Densidad relativa, Dr (%)
Figura 1.27. Relación aproximada de d, e y Dr para suelos de grano grueso (Das, 1998).

8.2. Limites de Atterberg.


Atterberg (1911) realizó una serie de experimentos con suelos finos haciendo variar su
contenido de humedad, con el objetivo de encontrar la relación que existe entre el contenido
de humedad y la consistencia del suelo. Este investigador observó que para ciertos contenidos
de humedad el suelo presentaba uno de los cuatro estados distintos de consistencia, que son:
sólido, semisólido, plástico y líquido.

Estado líquido: Fácilmente deformable. Tiene una


consistencia similar a mantequilla
Limite suave.
Incremento del contenido de humedad (%)

líquido
Estado plástico: Se deforma sin romperse. Tiene una
consistencia de mantequilla suave a
masilla en endurecimiento.
Limite
plástico
Estado semisólido: Al deformarse no recupera su forma
inicial. Su consitencia es quebradiza
similar a un quezo.
Limite de
contracción

Estado sólido: Se rompe antes de deformarse.


Su consistencia es similar a un
dulce duro.
Figura 1.28. Consistencia del suelo según al contenido de humedad (Coduto, 1999).
Posteriormente Terzaghi y Casagrande idearon métodos para determinar estos contenidos
de humedad específicos para los distintos estados de consistencia, descritos en la norma
ASTM D427 y D4318, en la actualidad a estos contenidos de humedad especiales se los
conoce como límites de Atterberg o de consistencia. Puede hablarse de los límites de
Atterberg en suelos que tienen un tamaño de partículas que pasan por el tamiz Nro. 40. Para
un bajo contenido de humedad el suelo tendrá una consistencia sólida a semisólida, a medida
que se va incrementando el contenido de humedad el suelo progresivamente tomará una
consistencia plástica y finalmente para un contenido de humedad muy alto el suelo tendrá una
consistencia líquida. La Figura 1.28 muestra las diferentes consistencias del suelo en función
al incremento del contenido de humedad.
Los límites de Atterberg son contenidos de humedad específicos en los cuales el suelo se
encuentra en etapa de transición, de un estado de una consistencia a otro.

8.2.1. Liquidez.
Se llama liquidez al estado líquido que presenta el suelo cuando el contenido de humedad
supera al límite líquido. En este estado la fuerza de atracción que actúa entre las partículas
compuestas de minerales de arcilla disminuye, debido a la gruesa capa de agua que se forma
en la superficie de estas por la abundante cantidad de moléculas de agua.

Determinación del límite líquido (LL).


El límite líquido es un contenido de humedad específico que divide la consistencia plástica de
la líquida del suelo. Casagrande (1932) desarrolló un método en laboratorio para determinar
el límite líquido del suelo, con un aparato similar al que se muestra en la Figura 1.29
conocido como la cuchara de Casagrande.
(a) (b) (c)
Figura 1.29. Cuchara de Casagrande para determinar el límite líquido del suelo.
(a) Vista lateral. (b) Vista frontal. (c) Espátula.

11 mm

8 mm

2 mm

(a) (b) (c)


Figura 1.30. División de la pasta de suelo.
(a) Raspado del suelo (Laboratorio de geotecnia, UMSS). (b) Vista superior. (c) Vista frontal.
Con la cuchara de Casagrande puede determinarse el límite líquido del suelo para un
tamaño de partículas que pasan por el tamiz Nro. 40 (0.425 mm). En primer lugar la muestra
de suelo debe ser humedecida hasta que se alcance una consistencia líquida, después, está es
esparcida uniformemente como una pasta en la cuchara del aparato, entonces se raspa la parte
central de la pasta con la espátula que se muestra en la Figura 1.29c, de tal forma que esta
queda dividida en dos partes como se observa en la Figura 1.30a y b.
La abertura que se hace en la pasta debe ser recta y uniforme, de tal manera que cumpla
con ciertas dimensiones establecidas que se muestran en la Figura 1.30c. Luego se mueve la
manivela que acciona un mecanismo que da golpes a la cuchara, estos ocasionan que la
abertura se cierre progresivamente. Se dan golpes hasta que la abertura se cierre en ½ pulgada
(12.7 mm) del largo total de ésta, como se ve en la Figura 1.31.
12.7 mm
(a) (b)
Figura 1.31. Cierre de la pasta de suelo.
(a) Vista superior. (b) Vista frontal.

Casagrande, tras realizar varios ensayos con diversos suelos, determinó empíricamente
que para un contenido de humedad correspondiente al del límite líquido solo hacen falta 25
golpes para cerrar la abertura en la distancia especificada. Debido a que no es posible
humedecer el suelo hasta alcanzar exactamente el límite líquido, se realizan varios ensayos
con el mismo suelo y se registran ordenadamente los resultados en una Tabla. La Figura 1.32
muestra la ubicación de los resultados (mediante puntos) de cuatro ensayos para un mismo
suelo, con los valores del contenido de humedad ubicados en el eje de las ordenadas y los
valores del número de golpes en escala logarítmica en el eje de las abscisas, luego se ha
ajustado una curva que relaciona estos puntos. El límite líquido del suelo será el contenido de
humedad que corresponde a los 25 golpes.

60
Contenido de humedad (%)

50
Límite líquido

40

30
10 20 25 30 40 50 60 70
Número de golpes
Figura 1.32. Determinación del límite líquido del suelo.
El U.S. Corps of Engineers y el Waterways Experiment Station, elaboraron una ecuación
empírica para determinar el límite líquido del suelo en función al número de golpes y el
contenido de humedad del suelo, que será:
tan
N
LL  wN    [1.50]
 25 
Donde:
LL = Límite líquido.
wN = Contenido de humedad natural.
N = Número de golpes.
tan  = Pendiente de la línea de flujo (0.121 es una buena aproximación).
Con la ecuación [1.50] se obtienen buenas aproximaciones del límite líquido realizando
un solo ensayo, la norma ASTM D4318 recomienda que esta ecuación deba usarse para un
número de golpes comprendidos entre 20 y 30. La Tabla 1.13 muestra valores de la relación
(N/25)0.121 de acuerdo al número de golpes.
Tabla 1.13. Valores para la relación (N/25)0.121 (ASTM D4318).
0.121 0.121
N N
   
N  25  N  25 
20 0.973 26 1.005
21 0.979 27 1.009
22 0.985 28 1.014
23 0.990 29 1.018
24 0.995 30 1.022
25 1.000

Índice de flujo (IF).

Se llama índice de flujo a la pendiente que tiene la línea de flujo, que será:

w1  w2
IF  [1.51]
N 
log  2 
 N1 
Donde:
IF = Índice de flujo.
w1 = Contenido de humedad del suelo correspondiente a N1 golpes.
w2 = Contenido de humedad del suelo correspondiente a N2 golpes.
N1, 2 = Número de golpes correspondientes a cada ensayo.

La ecuación [1.51] esta arreglada de tal forma que el índice de flujo sea un valor positivo,
aunque la línea de flujo tiene un valor negativo.

Índice de liquidez (IL).

Este índice evalúa el grado de consistencia líquida o liquidez que presenta el suelo en situ,
que será:
w  LP
IL  [1.52]
LL  LP
Donde:
IL = Índice de liquidez.
w = Contenido de humedad del suelo en situ.
LL = Límite líquido del suelo.
LP = Límite plástico del suelo.

8.2.2. Plasticidad.

La plasticidad es una propiedad característica de los suelos finos, donde el contenido de


humedad del suelo está comprendido entre el límite líquido y plástico. En este estado el suelo
permite ser moldeado de manera similar a la masa o la plastilina, debido a que el contenido
de humedad del suelo contiene la cantidad ideal de moléculas de agua para que la fuerza de
atracción entre las partículas compuestas de minerales de arcilla sea la mayor.

Determinación del límite plástico (LP).

Puede determinarse el límite plástico para un suelo con un tamaño de partículas que pasan el
tamiz Nro. 40, para lo cual debe humedecerse el suelo lo suficiente como para poder
amasarlo, entonces sobre un papel seco en una superficie plana o encima de un vidrio deben
formarse rollitos de unos 3 mm de diámetro como muestra la Figura 1.33a. Posteriormente
los rollitos deben ser juntados en uno para ser amasados y nuevamente formar rollitos, a
medida que se formen los rollitos el suelo progresivamente perderá humedad debido al papel
y la mano, entonces llegará un momento cuando al formar el rollito el suelo empiece a
disgregarse en su superficie y luego a fragmentarse (Figura 1.33b). En este estado cuando el
suelo empieza a perder su consistencia plástica, se procede inmediatamente a determinar su
contenido de humedad que este a la vez será el límite plástico del suelo, que es un contenido
de humedad específico que divide la consistencia semisólida de la plástica del suelo.

(a) (b)
Figura 1.33. Determinación del límite plástico (Laboratorio de geotecnia, UMSS).
(a) Realizando el rollito. (b) Rollitos de suelo empezando a fragmentarse.

Índice de plasticidad (IP).

Con el índice de plasticidad puede evaluarse el grado de amasado que permite el suelo
mientras se encuentre en su consistencia plática, este índice se define como:

IP = LL  LP [1.53]
En la Tabla 1.14 se presentan valores del índice de plasticidad para evaluar la plasticidad
del suelo.

Tabla 1.14. Grado de plasticidad del suelo (Sowers, 1979).


IP Descripción
0-3 No plástico
3 - 15 Ligeramente plástico
15-30 Baja plasticidad
> 30 Alta plasticidad

Actividad (A).

Por lo general los suelos arcillosos están constituidos por un 40 a 70% de partículas que
contienen minerales de arcilla que dan plasticidad al suelo. Si aumenta la cantidad de
minerales de arcilla proporcionalmente también serán afectados el límite líquido y plástico
del suelo. Skempton (1953) observó que el índice de plasticidad del suelo aumenta
linealmente con el incremento en porcentaje de partículas de arcilla (de tamaño menor a 2
m), esta proporción lineal variará de acuerdo al tipo de minerales de arcilla que contenga el
suelo. Skempton definió una cantidad llamada actividad como la pendiente de la línea que
correlaciona el índice de plasticidad y la fracción en peso de las partículas compuestas de
minerales de arcilla expresada en porcentaje, que será:
IP
A [1.54]
Fracción de arcilla (%)

Seed, Woodward y Lundgren (1964) realizaron diversos estudios de la influencia del


porcentaje de partículas de arcilla en la plasticidad del suelo y concluyeron que la correlación
entre estas está descrita por dos líneas, similares a las que se muestran en la Figura 1.34.
Índice de plasticidad

10 40
Porcentaje en peso de partículas compuestas de minerales de arcilla (< 2 m)
Figura 1.34. Relación entre el índice de plasticidad y el porcentaje en peso de partículas
compuestas de minerales de arcilla (Seed, Woodward y Lundgren, 1964).
Estos investigadores observaron que los suelos que contienen más del 10% de su peso en
partículas de arcilla presentan plasticidad. La plasticidad esta correlacionada linealmente con
la cantidad de partículas de arcilla del suelo hasta un contenido del 40% en peso, donde la
relación cambia a una línea que parte del origen de coordenadas. La actividad resulta ser la
pendiente de la línea de correlación. En la Tabla 1.15 se muestran valores característicos de la
actividad para algunas arcillas típicas.

Tabla 1.15. Actividad de las arcillas (Whilow, 1994).


Tipo de arcilla Minerales Actividad
Arcilla de caolín Muscovita 0.4 - 0.5
Arcillas glaciales Caolinita 0.5 - 0.75
Arcilla común Illita 0.75 - 1.25
Arcilla orgánica Montmorilonita > 1.25

Gráfico de plasticidad.

Casagrande (1932) estudió la relación que existe entre el índice de plasticidad y el límite
líquido para una gran variedad de suelos y construyó el gráfico de plasticidad que se ve en la
Figura 1.35, en este observó que las distintas variedades de suelos se agrupan ordenadamente
en diversos sectores del gráfico. Empíricamente obtuvo las ecuaciones de las líneas que
dividen el gráfico en las regiones donde se agrupan los tipos de suelo.
70

aU
ne

60 A
nea
Arcillas inorgánicas Lí
de alta plasticidad
50

Índice de plasticidad 40 Arcillas inorgánicas de


mediana plasticidad Limos inorgánicos de
alta compresibilidad y
30 arcillas orgánicas.
Arcillas inorgánicas
de baja plasticidad Limos inorgánicos de
20 alta compresibilidad y
arcillas orgánicas.
10 Limos inorgánicos de
baja compresibilidad
0
20 30 40 50 60 80 100
Límite líquido
Figura 1.35. Gráfico de plasticidad (Casagrande, 1932).

La línea A separa las arcillas inorgánicas de los limos inorgánicos, las arcillas inorgánicas
se encuentran por encima de esta línea y los limos inorgánicos por debajo de esta. Los limos
orgánicos están situados por debajo de esta línea en el intervalo de 30 a 50 del límite líquido,
las arcillas orgánicas se ubican por debajo de esta línea con un límite líquido mayor a 50. La
ecuación de la línea A es:

IP = 0.73 (LL – 20) [1.55]


La línea U se ubica por encima de la línea A, esta línea es aproximadamente el límite
superior de la relación del índice de plasticidad y el límite líquido para cualquier tipo de suelo
conocido, aunque rara vez se ubica un suelo por encima de línea U, que tiene la ecuación:

IP = 0.9 (LL – 8) [1.56]

La información que provee el gráfico de plasticidad es de gran valor para clasificar los
suelos finos y poder identificarlos con facilidad.

8.2.3. Contracción.

Un suelo fino que contenga en su mayor parte partículas compuestas de minerales de arcilla
variará de volumen de acuerdo a su contenido de humedad, por lo tanto a medida que
aumente el contenido de humedad también proporcionalmente aumentará su volumen, la
Figura 1.36 muestra la relación entre el contenido de humedad y el volumen del suelo.
w

Volumen del suelo

Consistencia Consistencia Consistencia Consistencia


sólida semisólida plástica líquida

LC LP LL w0
Contenido de humedad (%)
Figura 1.36. Variación del volumen respecto al contenido de humedad.

Los cambios de volumen con respecto al contenido de humedad obedecerán la trayectoria


que se muestra en la Figura 1.36, al cambio de volumen por pérdida de humedad se lo llama
contracción del suelo.

Determinación del límite de contracción (LC).

El límite de contracción es un contenido de humedad específico que divide la consistencia


sólida de la semisólida del suelo y establece el contenido de humedad máximo que el suelo
tolera antes de sufrir cambios en su volumen, este límite será:

LC = w0 – w [1.57]
Donde:
LC = Límite de contracción del suelo.
w0 = Contenido de humedad del suelo en consistencia líquida.
w = Cambio del contenido de humedad durante la contracción.

Puede determinarse el límite de contracción para suelos que tienen un tamaño de


partículas que pasan el tamiz Nro. 40, para lo cual la muestra de suelo debe ser humedecida
lo suficiente hasta que alcance una consistencia líquida, entonces se procede a determinar el
contenido de humedad de una parte de la muestra suelo para ese estado que será: w0.
La otra parte de la muestra es vaciada en un cilindro cerámico de tal forma que quede
completamente lleno del suelo, este cilindro previamente es cubierto con un gel de petróleo
(vaselina) para evitar que él suelo se adhiera a él, como se muestra en la Figura 1.37a.

Volumen del suelo = Vi


Peso del suelo = Mi Volumen del suelo = VF
Peso del suelo = M F

(a) (b)
Figura 1.37. Determinación del límite de contracción (Das, 1998).
(a) Muestra de suelo en consistencia líquida. (b) Muestra de suelo sin contenido de humedad.
Se deja secar al aire la muestra en el cilindro cerámico por 6 horas, luego debe
completarse el secado del suelo en horno. La Figura 1.37b muestra que como resultado de la
pérdida de humedad el suelo quedará reducido en volumen, se determina la masa de suelo
para esta condición que será: MF.
Para determinar el cambio del contenido de humedad primero deben determinarse el
volumen inicial del suelo antes de perder humedad y después que ha perdido toda su
humedad. El volumen inicial del suelo se determinará vaciando mercurio al cilindro cerámico
vacío hasta que esté completamente lleno, conociendo la gravedad específica del mercurio y
el peso que ocupa este en el cilindro, se determina el volumen que ocupa este que será: Vi.
Para determinar el volumen final se introduce la muestra seca de suelo en el cilindro lleno
de mercurio, la masa del mercurio que es desplazado por el suelo será: Md.
Entonces el volumen final del suelo (VF) será:

Md
VF  Vi 
 Hg

El cambio de contenido de humedad que experimenta el suelo durante la etapa de


contracción, entre el contenido inicial y el contenido en el límite de contracción será:

w 
Vi  VF   w 100
MF

El límite contracción proporciona indicios de la estructura de las partículas del suelo,


puesto que una estructura dispersa suele producir un límite de contracción bajo y una
estructura floculante origina un límite de contracción elevado (Whitlow, 1994).
Casagrande sugiere que puede hacerse una estimación del límite de contracción con el
gráfico de plasticidad. En la Figura 1.38 se muestra que la línea A y U interceptan en un
punto de coordenadas: LL = – 43.5 y LP = – 46.5, determinando el índice de plasticidad y el
límite líquido del suelo, estos pueden ser ubicados con un punto A en el gráfico de
plasticidad, si se une con una línea el punto A con el punto de intersección de las líneas A y
U, el punto que intercepte en el eje del límite líquido corresponderá al límite de contracción.
70

aU
ne
Índice de plasticidad


60 A
n ea

50

40

30

20
Límite de
contracción A
10

0
20 30 40 50 60 80 100
Límite líquido

LL = -43.5
IP = -46.4

Figura 1.38. Estimación del límite de contracción con el gráfico de plasticidad (Das, 1998).

Ensayo de contracción unitaria.

En el caso de suelos que tengan muy poco contenido de partículas compuestas de minerales
de arcilla, los ensayos de límite plástico y líquido pueden producir resultados no confiables.
En tales casos mediante el ensayo de la contracción lineal es posible obtener una
aproximación importante del índice de plasticidad, con la ecuación:

IP = 2.13 CL [1.58]

Donde: CL es la contracción lineal del suelo.

El suelo estando en consistencia líquida es vaciado al molde pequeño que se muestra en


la Figura 1.39 hasta llenarlo completamente, entonces se deja secar al aire el molde hasta que
el suelo se despegue del molde y luego para completar el secado el suelo es secado en horno,
de forma similar al ensayo para determinar el límite de contracción

Figura 1.39. Molde para el ensayo de contracción lineal.


Se mide la longitud de la muestra seca y se determina la contracción lineal que será:
 L 
CL  1  S  100 [1.59]
 LI 
Donde:
CL = Contracción lineal del suelo.
LS = Longitud después del secado.
LI = Longitud inicial.

Índice de contracción (IC).

El índice de contracción es un parámetro utilizado como indicador del cambio de volumen


respecto al cambio del contenido de humedad, determinado en base al ensayo del límite de
contracción, este índice será:

Ms
IC  [1.60]
VF
Donde:
IC = Índice de contracción del suelo.
Ms = Peso del suelo seco.
VF = Volumen final del suelo luego de ser secado.

8.2.4. Índice de consistencia (CI).

Con el índice de consistencia puede evaluarse la consistencia actual que presenta el suelo en
base al límite líquido, índice de plasticidad y el contenido de humedad actual que presente el
suelo, que es:
LL  w
CI  [1.61]
LL  I P
Donde:
CI = Índice de consistencia del suelo.
w = Contenido de humedad actual del suelo.
LL = Límite líquido.
IP = Índice de plasticidad.

En la Tabla 1.16 se muestran valores característicos de los límites de Atterberg para


algunos minerales de arcilla comúnmente encontrados en los suelos finos.

Tabla 1.16. Valores de los límites de Atterberg para los minerales de arcilla (Mitchell, 1976).
Mineral Límite líquido Límite plástico Límite de contracción
Montmorilonita 100 - 900 50 - 100 8.5 - 15
Nontronita 37 - 72 19 - 27
Illita 60 - 120 35 - 60 15 - 17
Caolinita 30 - 110 25 - 40 25 - 29
Halosita hidratada 50 - 70 47 - 60
Halosita no hidratada 35 - 55 30 -45
Atapulgita 160 - 230 100 - 120
Clorita 44 - 47 36 - 40
Alofano 200 - 250 130 - 140

CAPÍTULO DOS
Clasificación de suelos.
Debido a la gran variedad de suelos que pueden encontrarse en la corteza terrestre es que se
han desarrollado varios sistemas de clasificación para poder identificarlos, elaborados de
acuerdo a la aplicación que se les da a los mismos. El clasificar un suelo consiste en agrupar
al mismo en grupos y/o subgrupos de suelos que presentan un comportamiento semejante con
propiedades ingenieríles similares.
En este capítulo se analizaran el sistema de clasificación Unificado USCS y el sistema de
clasificación AASHTO, que son los sistemas de clasificación más utilizados por la mayor
parte de los ingenieros de todo el mundo.
El sistema de clasificación AASHTO está especialmente hecho para la construcción de
carreteras, en cambio el sistema de clasificación Unificado USCS, no esta limitado a ninguna
clase de proyectos en particular y es usado para toda la gama de obras civiles.
Tanto el sistema de clasificación Unificado como el AASHTO consideran como suelo
(conjunto de partículas sólidas, con líquido y agua en sus poros) a la parte que pasa por el
tamiz de 3‖ (75 mm.), ya que las partículas más grandes a este diámetro son consideradas
como partículas aisladas que ya no forman parte del suelo.

1. Sistema de clasificación unificado (USCS).


El sistema de clasificación unificado USCS (Unified Soil Classification System), designación
ASTM D-2487, originalmente fue desarrollado por A. Casagrande (1948) para la
construcción de aeródromos durante la segunda guerra mundial. Este sistema de clasificación
fue posteriormente modificado en 1952 por el mismo autor y el cuerpo de ingenieros de la
armada de los Estados Unidos quienes hicieron que este sistema sea más aplicable a los
propósitos ingenieríles, es decir que ya no era solo aplicable al campo de la aviación. Este
sistema de clasificación actualmente goza de amplia aceptación y es el preferido por la mayor
parte de los ingenieros en todo el mundo.
El sistema de clasificación USCS está basado en la determinación en laboratorio de la
distribución del tamaño de partículas, el límite líquido y el índice de plasticidad. Este sistema
de clasificación también se basa en la gráfica de plasticidad, que fue obtenida por medio de
investigaciones realizadas en laboratorio por A. Casagrande (1932). El significado y uso de
esta gráfica de plasticidad es explicada en forma más detallada en el capítulo uno.
Este sistema de clasificación presenta las siguientes características:

1.1. Características del sistema de clasificación unificado (ASTM D -2487)


1.1.1 Clasifica a los suelos en cuatro principales categorías, cada una de estas categorías usa
un símbolo que define la naturaleza del suelo:

 Suelos de grano grueso. Son de naturaleza tipo grava y arena con menos del
50% pasando por el tamiz Nº 200. Los símbolos de grupo comienzan con un
prefijo G para la grava o suelo gravoso del inglés ―Gravel‖ y S para la arena
o suelo arenoso del inglés ―Sand‖.
 Suelos de grano fino. Son aquellos que tienen 50% o más pasando por el
tamiz Nº 200. Los símbolos de grupo comienzan con un prefijo M para limo
inorgánico del sueco ―mo y mjala‖, C para arcilla inorgánica del inglés
―Clay‖.
 Suelos orgánicos. Son limos y arcillas que contienen materia orgánica
importante, a estos se los denomina con el prefijo O del inglés ―Organic‖.
 Turbas. El símbolo Pt se usa para turbas del inglés ―peat‖, lodos y otros
suelos altamente orgánicos.
1.1.2. Presenta las siguientes definiciones, según el tamaño y naturaleza de las partículas del
suelo:
 Cantos rodados. Partículas de roca que no pasan una malla con abertura
cuadrada de 12‖ (300 mm).
 Guijarros. Partículas de roca que pasan una malla con abertura cuadrada de
12‖ (300 mm) y quedan retenidas en un tamiz de 3‖ (75 mm).
 Grava. Partículas de roca que pasan el tamiz de 3" (75 mm) y quedan
retenidas en el tamiz Nº 4 (4.75 mm), con las siguientes subdivisiones:
- Gruesa. Partículas que pasan el tamiz de 3‖ (75 mm) y quedan
retenidas en el tamiz de ¾‖ (19 mm.).
- Fina. Partículas que pasan el tamiz de ¾‖ (19 mm) y quedan retenidas
en el tamiz Nº 4 (4.75 mm).

 Arena. Partículas de roca que pasan el tamiz Nº 4 (4.75 mm) y son retenidas
en el tamiz Nº 200 (0.075mm), con las siguientes subdivisiones:

- Gruesa. Partículas que pasan el tamiz Nº 4 (4.75 mm) y son retenidas


en el tamiz Nº 10 (2 mm).
- Media. Partículas que pasan al tamiz Nº 10 (2 mm.) y son retenidas en
el tamiz Nº 40 (0.425 mm).
- Fina. Partículas que pasan el tamiz Nº 40 (0.425 mm) y son retenidas
en el tamiz Nº 200 (0.075 mm).

 Arcilla. Suelo que pasa por el tamiz Nº 200 (0.075 mm), el cual exhibe
plasticidad dentro de un cierto intervalo de humedad, pero que muestra
considerable resistencia cuando se seca al aíre. Para su clasificación, una
arcilla es un suelo de grano fino, o la porción fina de un determinado suelo,
con propiedades plásticas.
 Limo. Suelo que pasa el tamiz Nº 200 (0.075 mm), de naturaleza no-plástica
o ligeramente plástica y que exhibe poca o ninguna resistencia cuando se
seca al aíre. Para su clasificación, un limo es un suelo de grano fino o la
porción fina de un determinado suelo, con ninguna o muy poca plasticidad.
 Arcilla Orgánica. Es una arcilla con suficiente contenido de matera orgánica
como para influir en las propiedades del suelo. Para su clasificación, una
arcilla orgánica es un suelo que es clasificado como arcilla, excepto que el
valor de su límite líquido después de secado en el horno es menor que el 75%
de este valor antes de ser secado.
 Limo Orgánico. Es un limo con suficiente contenido de materia orgánica
como para influir en las propiedades del suelo. Para su clasificación, un limo
orgánico es un suelo que es clasificado como limo, excepto que el valor de su
límite líquido después de secado en el horno es menor que el 75% de este
valor antes de ser secado.
 Turba. Es un suelo compuesto principalmente de materia vegetal en
diferentes estados de descomposición, usualmente con olor orgánico, color
entre marrón oscuro a negro, consistencia esponjosa, y contextura que varía
de fibrosa hasta amorfa.
1.1.3. Para este sistema de clasificación son también usados sufijos que identifican algunas
características particulares del suelo:

 W. Bien gradado del inglés ―Well graded‖.


 P. Mal gradado del inglés ―Poorly graded‖.
 L. Baja plasticidad, límite líquido menor a 50%, del inglés ―Low plasticity‖.
 H. Alta plasticidad, límite líquido mayor a 50%, del inglés ―High plasticity‖.

Con los prefijos y sufijos anteriormente mencionados se pueden hacer


combinaciones que ayudan a describir de mejor manera el suelo en cuestión, por
ejemplo a una arena S, si tuviera la característica de estar bien gradada será SW, de la
misma manera un limo M, con una alta plasticidad se simbolizara MH.

1.1.4. Un símbolo doble. Corresponde a dos símbolos separados por un guión, e.g.
GP-GM, SW-SC, CL-ML, los cuales se usan para indicar que el suelo tiene
propiedades de dos grupos. Estos se obtienen cuando el suelo tiene finos entre
5 y 12% o cuando las coordenadas del límite líquido y el índice de plasticidad
caen en el área sombreada CL-ML de la carta de plasticidad. La primera parte
del doble símbolo indica si la fracción gruesa es pobremente o bien gradada.
La segunda parte describe la naturaleza de los finos. Por ejemplo un suelo
clasificado como un SP-SM significa que se trata de una arena pobremente
gradada con finos limosos entre 5 y 12%. Similarmente un GW -GC es una
grava bien gradada con algo de finos arcillosos que caen encima la línea A.

1.1.5. Un símbolo de frontera. Corresponde a dos símbolos separados por el


símbolo divisorio (/) y deberá usarse para indicar que el suelo cae muy cerca
de la línea de división entre dos símbolos de grupo. En estos casos es
aceptable el uso de ambos símbolos en la clasificación, con el símbolo de
grupo ―correcto‖ por delante seguido del símbolo de grupo ―casi correcto‖.
Por ejemplo, una combinación de arena – arcilla con ligeramente un poco
menos del 50% de arcilla podría ser identificada como SC/CL, de la misma
manera pasa con otros tipos de suelos como por ejemplo CL/CH, GM/SM.

1.1.6. La línea “U”. Mostrada en la Figura 2.1 ha sido determinada empíricamente en base a
análisis de suelos extremos, para ser el ―límite superior‖ de suelos naturales, por lo que
no deberían obtenerse resultados por encima de esta línea. Esta línea es una buena
manera de comprobar que los datos no sean erróneos y algunos resultados de ensayos
que caigan arriba o a la izquierda deben ser verificados. La ecuación de la línea U es:

IP = 0.9·(LL - 8) [2.1]

1.1.7. En casos donde el límite líquido excede de 110% o el índice de plasticidad excede de
60%, la gráfica de plasticidad puede ser expandida pero manteniendo igual escala en
ambos ejes y extendiendo la línea ―A‖ con la misma pendiente, ver Figura 2.1. La
ecuación de la línea A es:

IP = 0.73·(LL -20) [2.2]

1.1.8. Este sistema de clasificación solo considera la porción que pasa a través del tamiz de
3‖ (75 mm) para la realización de los ensayos de clasificación en laboratorio. Las
partículas mayores a este diámetro deberán ser retiradas de la muestra a ensayar en
laboratorio, pero el porcentaje de estas partículas debe ser anotado y colocado en los
resultados finales de la clasificación.

1.1.9. El índice de plasticidad y el límite líquido son determinados con material que pasa el
tamiz de Nº 40 (0.425 mm).

1.1.10. La línea de división entre el bajo y alto límite líquido es tomada arbitrariamente como
50%, ver Figura 2.1.

1.1.11. Puede ser necesario una extrapolación lineal en la curva de distribución de tamaño de
partículas para obtener el diámetro efectivo, D10.

1.2. Procedimiento para la clasificación de suelos.


Para clasificar un suelo por el sistema unificado se tiene que proceder de la siguiente manera:

1.2.1. Determinar si el suelo es altamente orgánico (turba), en tal caso es clasificado por
inspección visual como Pt (Tabla 2.1). Este tipo de suelo trae muchos problemas a los
ingenieros, por su alta compresibilidad y muy baja resistencia al corte, pero es muy
fácil de identificar según a sus siguientes características notorias:

 Compuesto principalmente de material orgánico (material fibroso).


 Color café oscuro, gris oscuro, o color negro.
 Olor orgánico, especialmente cuando esta húmedo.
 Consistencia suave.

Para todos los demás suelos se procede de la siguiente manera:

1.2.2. Determinar los ensayos en laboratorio de tamizado, límite líquido e índice de


plasticidad.

1.2.3. Del análisis granulométrico se debe determinar el porcentaje que pasa por los tamices
de 3‖ (75 mm), Nº 4 (4.75 mm) y Nº 200 (0.075 mm).

1.2.4. A partir de los porcentajes que pasan por los tamices, se puede hallar el porcentaje
retenido en cada tamiz de la siguiente manera:

R200 = 100 - F200


R4 = 100 - F4
R3‖ = 100 - F3‖

1.2.5. Si el 100% del total de la muestra pasa por el tamiz de 3‖ (75 mm), ir al paso 1.2.6 caso
contrario calcular el porcentaje de material retenido o con diámetro mayor a este tamiz
y al final del ensayo de clasificación anotar junto al resultado el porcentaje de este
material retenido (cantos rodados y/o guijarros) incluyendo el tamaño máximo de
partícula.

1.2.6. Determinar si el peso retenido en el tamiz Nº 200 (R200) es mayor, menor o igual al
50% del peso total de la muestra seca:
Si:
R200 > 50 Entonces se tiene un suelo de grano grueso, ir al paso 1.2.7.
R200 ≤ 50 Entonces se tiene un suelo de grano fino, ir al paso 1.2.9.
1.2.7. Si el suelo es de grano grueso, se debe determinar si la relación entre el porcentaje de
suelo retenido en el tamiz Nº4 y el tamiz Nº 200 es mayor, menor o igual a 0.5:
Si:
R4
 0.5 El suelo es gravoso.
R200
R4
 0.5 El suelo es arenoso.
R200

1.2.8. A partir de los resultados de laboratorio se determinan todos los valores de los
parámetros requeridos en la Tabla 2.1 para poder clasificar el suelo, como por ejemplo
el coeficiente de gradación, coeficiente de uniformidad, límite líquido e índice de
plasticidad y en el suelo que se ajuste a todos los criterios es el símbolo de grupo
correcto.
1.2.9. Si el suelo es de grano fino a partir de los resultados en laboratorio del límite liquido e
índice de plasticidad se procede a clasificar el suelo según la Tabla 2.1 y en el suelo
que se ajuste a todos los criterios es el símbolo de grupo correcto.
La designación ASTM D-2487 además creó un sistema para asignar nombres de grupo a
los suelos, esto con el fin de dar una identificación más precisa a los suelos clasificados.
Estos nombres de grupo están reunidos en las Tablas 2.3, 2.4, 2.5 y 2.6 y son explicadas a
continuación:

 Para suelos gravosos, ir a la Tabla 2.2 para encontrar el nombre de grupo.


Donde:
SF = fracción de arena = R200 - GF
GF = fracción de grava = R4

 Para suelos arenosos, ir a la Tabla 2.3 para encontrar el nombre de grupo.


 Para suelos finos inorgánicos, ir a la Tabla 2.4 para encontrar el nombre de
grupo.
 Para suelos finos orgánicos, ir a la Tabla 2.5 para encontrar el nombre de
grupo.
Una vez ya clasificado el suelo, es decir ya hallado el símbolo y nombre de grupo
adecuados, el reporte debe incluir el nombre de grupo, símbolo de grupo y los resultados de
los ensayos de laboratorio. En la distribución del tamaño de partículas deben estar los
porcentajes de grava, arena y finos. El informe se coloca de la siguiente manera, primero se
pone el símbolo de grupo correspondiente al suelo entre de la paréntesis, seguido del nombre
de grupo y demás resultados, como por ejemplo para un suelo clasificado con un símbolo de
grupo GC, y un nombre de grupo, grava arcillosa con arena, pero con una considerable
cantidad de guijarros en la muestra de suelo inicial, se escribirá de la siguiente manera:
Suelo (GW) Grava arcillosa con arena y guijarros.
Tabla 2.1. Símbolos de grupo para la clasificación de suelos según el sistema Unificado.
Símbolo
División Principal Criterios
de Grupo
Suelo de grano grueso, R200 > 50
Suelo gravoso F200 < 5, CU ≥ 4 , 1 ≤ CZ ≤ 3 GW
R4 > 0.5 R200 F200 < 5, CU < 4 y/o CZ no entre 1 y 3. GP
F200 > 12, IP < 4 , o Limites de Atterberg GM
debajo de la línea A (Figura 2.1)
F200 > 12, IP > 7 , y Limites de Atterberg GC
en o arriba de la línea A (Figura 2.1)
F200 > 12, LL < 50 , 4 ≤ IP ≤ 7 y Limites de Atterberg GC-GMa
en o arriba de la línea A (Figura 2.1)
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de GW y los GW-GMa
criterios de plasticidad de GM.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de GW y los GW-GCa
criterios de plasticidad de GC.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de GP y los GP-GMa
criterios de plasticidad de GM.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de GP y los GP-GCa
criterios de plasticidad de GC.

Suelo arenoso, F200 < 5, CU ≥ 6 , 1 ≤ CZ ≤ 3 SW


R4 ≤ 0.5 R200 F200 < 5, CU ≥ 4 y/o CZ no entre 1 y 3. SP
F200 > 12, IP < 4 , o Limites de Atterberg SM
debajo de la línea A (Figura 2.1)
F200 > 12, IP > 7 , y Limites de Atterberg SC
en o arriba de la línea A (Figura 2.1)
F200 > 12, LL < 50 , 4 ≤ IP ≤ 7 y Limites de Atterberg SC-SMa
en o arriba de la línea A.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de SW y los SW-SMa
criterios de plasticidad de SM.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de SW y los SW-SCa
criterios de plasticidad de SC.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de SP y los criterios SP-SMa
de plasticidad de SM.
5 ≤ F200 ≤ 12 ; cumple los criterios de gradación de SP y los criterios SP-SCa
de plasticidad de SC.
Suelo de grano fino (inorgánico), R200 ≤ 50
Suelo limoso y IP < 4 , o Limites de Atterberg debajo de la línea A (Figura 2.1) ML
arcilloso, LL < 50 IP > 7 , y Limites de Atterberg en o arriba de la línea A (Figura 2.1) CL
4 ≤ IP ≤ 7 y Limites de Atterberg arriba de la línea A (Figura 2.1) CL-MLa
Suelo limoso y Limites de Atterberg debajo de la línea A (Figura 2.1) MH
arcilloso, LL ≥ 50 Limites de Atterberg en o arriba de la línea A (Figura 2.1) CH
Suelo de grano fino (orgánico)
LLno secado en horno
Limo orgánico y  0.75 OL
arcilla, LL < 50
LLsecado en horno
Limo orgánico y LLno secado en horno OH
arcilla, LL ≥ 50  0.75
LLsecado en horno
_______________ Pt
Turba, loos y otros suelos altamente orgánicos.
Nota: F200 = Por ciento que pasa por el tamiz Nº 200; R 200 = Por ciento retenido en el tamiz Nº 200 (R 200 = 100 - F200); R4 = Por ciento
retenido en el tamiz Nº 4 (R4 = 100 - F4); CU = Coeficiente de uniformidad (D60 / D10); CZ = Coeficiente de gradación (D302 / D60·D10);
LL = Límite líquido; IP = Índice de plasticidad (IP = LL - LP), LP = Límite plástico.
a
Casos de frontera y de clasificación doble.
Tabla 2.2 Nombres de grupo para suelos gravosos.
Símbolo Criterio
Nombre de grupo
de grupo SF (%)
GW < 15 Grava bien gradada
≥ 15 Grava bien gradada con arena
GP < 15 Grava pobremente gradada
≥ 15 Grava pobremente gradada con arena
GM < 15 Grava limosa
≥ 15 Grava limosa con arena
GC < 15 Grava arcillosa
≥ 15 Grava arcillosa con arena
GC-GM < 15 Grava limo arcillosa
≥ 15 Grava limo arcillosa con arena
GW-GM < 15 Grava bien gradada con limo
≥ 15 Grava bien gradada con limo y arena
GW-GC < 15 Grava bien gradada con arcilla
≥ 15 Grava bien gradada con arcilla y arena
GP-GM < 15 Grava pobremente gradada con limo
≥ 15 Grava pobremente gradada con limo y arena
GP-GC < 15 Grava pobremente gradada con arcilla
≥ 15 Grava pobremente gradada con arcilla y arena
Nota: Fracción de arena = porcentaje del suelo que pasa el tamiz No. 4 pero es retenido por el tamiz Nº 200 = R 200 – R4;
fracción de grava = porcentaje de suelo que pasa el tamiz de 3 [in]. Pero es retenido por el tamiz No. 4 = R 4.

Tabla 2.3 Nombres de grupo para suelos arenosos.


Símbolo Criterio
Nombre de grupo
de grupo GF (%)
SW < 15 Arena bien gradada
≥ 15 Arena bien gradada con grava
SP < 15 Arena pobremente gradada
≥ 15 Arena pobremente gradada con grava
SM < 15 Arena limosa
≥ 15 Arena limosa con grava
SC < 15 Arena arcillosa
≥ 15 Arena arcillosa con grava
SM-SC < 15 Arena limosa arcillosa
≥ 15 Arena limosa arcillosa con grava
SW-SM < 15 Arena bien gradada con limo
≥ 15 Arena bien gradada con limo y grava
SW-SC < 15 Arena bien gradada con arcilla
≥ 15 Arena bien gradada con arcilla y grava
SP-SM < 15 Arena pobremente gradada con limo
≥ 15 Arena pobremente gradada con limo y grava
SP-SC < 15 Arena pobremente gradada con arcilla
≥ 15 Arena pobremente gradada con arcilla y grava
Tabla 2.4 Nombres de grupo para suelos finos inorgánicos.
Símbolo
de R200 SF/GF GF SF Nombre de Grupo
Grupo
CL Arcilla magra
15 a 29 ≥1 Arcilla magra con arena
<1 Arcilla magra con grava
≥30 ≥1 <15 Arcilla magra arenosa
≥1 ≥15 Arcilla magra arenosa con grava
<1 <15 Arcilla magra gravosa
<1 ≥15 Arcilla magra gravosa con arena
ML <15 Limo
15 a 29 ≥1 Limo con arena
<1 Limo con grava
≥30 ≥1 <15 Limo arenoso
≥1 ≥15 Limo arenoso con grava
<1 <15 Limo gravoso
<1 ≥15 Limo gravoso con arena
CL-ML <15 Arcilla limosa
15 a 29 ≥1 Arcilla limosa con arena
<1 Arcilla limosa con grava
≥30 ≥1 <15 Arcilla limosa arenosa
≥1 ≥15 Arcilla limosa arenosa con grava
<1 <15 Arcilla limosa gravosa
<1 ≥15 Arcilla limosa gravosa con arena
CH <15 Arcilla grasa
15 a 29 ≥1 Arcilla grasa con arena
<1 Arcilla grasa con grava
≥30 ≥1 <15 Arcilla grasa arenosa
≥1 ≥15 Arcilla grasa arenosa con grava
<1 <15 Arcilla grasa gravosa
<1 ≥15 Arcilla grasa gravosa con arena
MH <15 Limo elástico
15 a 29 ≥1 Limo elástico con arena
<1 Limo elástico con grava
≥30 ≥1 <15 Limo elástico arenoso
≥1 ≥15 Limo elástico arenoso con grava
<1 <15 Limo elástico gravoso
<1 ≥15 Limo elástico gravoso con arena
Nota: R200 =porcentaje de suelo retenido sobre el tamiz No. 200; fracción de arena = porcentaje del suelo que pasa el tamiz Nº 4
pero retenidos sobre el tamiz Nº 200 = R200 – R4; fracción de grava = porcentaje del suelo que pasa el tamiz de 3-in. pero
retenido sobre el tamiz No. 4 = R4.
Tabla 2.5 Nombres de grupo para suelos finos orgánicos.
Criterio
Símbolo GF SF
Plasticidad R200 SF / GF Nombre de Grupo
de grupo (%) (%)
OL IP NOD  4 <15 Arcilla orgánica
IPNOD ≥ 0,73x(LLNOD - 20) 15 a 29 1 Arcilla orgánica con arena
<1 Arcilla orgánica con grava
30 1 <15 Arcilla orgánica arenosa
Arcilla orgánica arenosa
1 15
con grava
<1 <15 Arcilla orgánica gravosa
Arcilla orgánica gravosa
<1 15
con arena
OL IPNOD  4 <15 Limo orgánico
IPNOD < 0,73x(LLNOD - 20) 15 a 29 1 Limo orgánico con arena
<1 Limo orgánico con grava
30 1 <15 Limo orgánico arenoso
Limo orgánico arenoso con
1 15
grava
<1 <15 Limo orgánico gravoso
Limo orgánico gravoso con
<1 15
arena
OH IPNOD ≥ 0,73x(LLNOD - 20) <15 Arcilla orgánica
15 a 29 1 Arcilla orgánica con arena
<1 Arcilla orgánica con grava
30 1 <15 Arcilla orgánica arenosa
Arcilla orgánica arenosa
1 15
con grava
<1 <15 Arcilla orgánica gravosa
Arcilla orgánica gravosa
<1 15
con arena
OH IPNOD < 0,73x(LLNOD - 20) <15 Limo orgánico
15 a 29 1 Limo orgánico con arena
<1 Limo orgánico con grava
30 1 <15 Limo orgánico arenoso
Limo orgánico arenoso con
1 15
grava
<1 <15 Limo orgánico gravoso
Limo orgánico gravoso con
<1 15
arena
El subíndice NOD significa ―no secado‖.

1.3. Propiedades de los suelos.


En la Tabla 2.6 se muestra una evaluación de las propiedades de los suelos en base a sus
símbolos de grupo. Esta Tabla es de mucha utilidad para poder saber que suelos son los que
mejor comportamiento ofrecen para el uso en las diferentes obras civiles.
60

Clasificación para suelos de grano fino y


suelos de grano grueso con fracciones de
50 grano fino. 0)
8) -2
- L
L 3·(L
9 ·(L 0.7
0. OH IP
=
=
40 IP
o

CH
Indice de Plásticidad (IP)

30 A"
a"
" L íne
a "U
ne

OL
20
o MH o OH

CL
10
7 ML o OL
CL - ML
4
0
0 10 16 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110

Límite Líquido (LL)

Figura 2.1. Carta de plasticidad. (Norma ASTM, 2003).


Tabla 2.6 Evaluación de las propiedades del suelo en base al símbolo de grupo. (Coduto, 1999)
Símbolo Características Compresión Drenaje y Valor como Valor como Valor como una
de de y expansión conductividad material de relleno un pavimento, base granular para
grupo compactación hidráulica subrasante pavimento
cuando no hay
heladas
GW Bueno Casi nada Buen drenaje; Muy estable Excelente Bueno
permeable
GP Bueno Casi nada Buen drenaje; Razonablemente Excelente a Pobre a regular
permeable estable bueno
GM Bueno Pequeño Pobre drenaje, Razonablemente Excelente a Regular a pobre
semipermeable estable bueno
GC Bueno a Pequeño Pobre drenaje, Razonablemente Bueno Bueno a regular
regular semipermeable estable No conveniente
si esta sujeto a
heladas
SW Bueno Casi nada Buen drenaje; Muy estable Bueno Regular a pobre
permeable
SP Bueno Casi nada Buen drenaje; Razonablemente Bueno a Pobre
permeable estable cuando regular
denso
SM Bueno Pequeño Poco drenaje; Razonablemente Bueno a Pobre
impermeable estable cuando regular
denso
SC Bueno a Pequeño a Poco drenaje; Razonablemente Bueno a Regular a pobre
regular mediano impermeable estable regular No conveniente
si esta sujeto a
heladas
ML Bueno a Pequeño a Poco drenaje; Estabilidad Regular a No conveniente
pobre mediano impermeable regular pobre
Se requiere
buena
compactación
CL Bueno a Mediano No hay Estabilidad Regular a No conveniente
regular drenaje; buena pobre
impermeable
OL Bueno a Mediano a Poco drenaje; Inestable Pobre, no No conveniente
pobre alto impermeable No se debería conveniente
usar
MH Regular a Alto Poco drenaje; Estabilidad de Pobre No conveniente
pobre impermeable regular a pobre
Se requiere
buena
compactación
CH Regular a Muy alto No hay Estabilidad Pobre a No conveniente
pobre drenaje; regular muy pobre
impermeable Expansiones,
debilitamientos,
contracciones,
roturas
OH Regular a Alto No hay Inestable Muy pobre No conveniente
pobre drenaje; No debería ser
impermeable usado
Pt No Muy alto Regular a No debería ser No No conveniente
conveniente pobre drenaje usado conveniente
2. Sistema de clasificación AASHTO.
El sistema de clasificación AASHTO (American Association of State Highway and
Transportation Officials) (Designación ASTM D-3282; método AASHTO M145) es uno de
los primeros sistemas de clasificación de suelos, desarrollado por Terzaghi y Hogentogler en
1928. Este sistema pasó por varias revisiones y actualmente es usado para propósitos
ingenieríles enfocados más en el campo de las carreteras como la construcción de los
terraplenes, subrasantes, subbases y bases de las carreteras. Sin embargo es necesario
recordar que un suelo que es bueno para el uso de subrasantes de carreteras puede ser muy
pobre para otros propósitos.
Este sistema de clasificación está basado en los resultados de la determinación en
laboratorio de la distribución del tamaño de partículas, el límite líquido y el límite plástico.
La evaluación de los suelos dentro de cada grupo se realiza por medio de un índice de
grupo, que es un valor calculado a partir de una ecuación empírica. El comportamiento
geotécnico de un suelo varía inversamente con su índice de grupo, es decir que un suelo con
índice de grupo igual a cero indica que es material ―bueno‖ para la construcción de carreteras,
y un índice de grupo igual a 20 o mayor, indica un material ―muy malo‖ para la construcción
de carreteras.
Los suelos clasificados dentro los grupos A-1, A-2 y A-3 son materiales granulares de
los cuales 35% o menos de las partículas pasan a través del tamiz Nº 200. Los suelos que
tienen más del 35% de partículas que pasan a través del tamiz Nº 200 se clasifican dentro de
los grupos de material fino A-4, A-5, A-6 y A-7. Estos suelos son principalmente limo y
materiales de tipo arcilla.
El sistema de clasificación AASHTO presenta las siguientes características:

2.1. Características del sistema de clasificación AASHTO (ASTM D -3282).

2.1.1. Clasifica a los suelos en tres principales categorías:

 Suelos granulares. Son suelos cuyo porcentaje que pasa el tamiz Nº 200 es
menor o igual al 35% del total de la muestra. Estos suelos constituyen los
grupos A-1, A-2 y A-3.
 Suelos limo-arcilla o material fino. Son suelos cuyo porcentaje que pasa el
tamiz Nº 200 es mayor al 35% del total de la muestra. Estos suelos
constituyen los grupos A-4, A-5, A-6 y A-7.
 Suelos orgánicos. Son los suelos que están constituidos principalmente por
materia orgánica. Este tipo de suelos constituye el grupo A-8.

2.1.2. Adopta el siguiente rango de tamaño de partículas:

 Cantos rodados. Son fragmentos de roca, usualmente redondeados por


abrasión, que son retenidos en el tamiz de 3‖ (75 mm).
 Grava. Es la fracción que pasa el tamiz de 3‖ (75 mm) y es retenido en el
tamiz Nº 10 (2 mm).
 Arena. Es la fracción que pasa el tamiz Nº 10 (2 mm) y es retenido en el
tamiz Nº 200 (0.075 mm).
 El limo y la arcilla. Son partículas que pasan el tamiz Nº 200 (0.075 mm).

2.1.3. Establece un rango del índice de plasticidad que diferencia a los suelos limosos de los
suelos arcillosos.
 El término limoso es aplicado a la fracción fina del suelo que tiene un índice
de plasticidad de 10 o menos.
 El término arcilloso es aplicado cuando la fracción fina tiene un índice de
plasticidad de 11 o más.
2.1.4. Considera solo la porción de suelo que pasa a través del tamiz de 75 mm. Si existieran
partículas mayores (guijarros y cantos rodados), estas son excluidas de la muestra de
suelo que será clasificado, sin embargo el porcentaje de ese material debe ser medido y
anotado junto con el resultado de la clasificación.

2.2. Procedimiento de clasificación.

2.2.1. Clasificar el suelo en un grupo o subgrupo, apropiado, o en ambos, de acuerdo con las
Tablas 2.7(a) y 2.7(b), a partir de los resultados de los ensayos determinados. Para
saber que tabla usar, se necesita conocer, que porcentaje de suelo de la muestra pasa a
través del tamiz Nº 200, en la parte superior de cada tabla se especifica un porcentaje,
que es un requisito que debe cumplir la muestra de suelo para poder utilizar la tabla.
2.2.2. Una vez elegida la tabla correcta se beben aplicar los datos de los ensayos requeridos
de izquierda a derecha mediante un proceso de eliminación, el primer grupo en que los
datos se ajusten adecuadamente es la clasificación correcta. Debido a esto es que en la
Tabla 2.7(a), el grupo A-3 va primero que el A-2, esto no quiere decir que el grupo A-3
sea mejor que el A-2.

La Figura 2.2 es una forma más fácil y rápida de clasificar aproximadamente los
materiales limo-arcillas, en base a los valores de LL y de IP. Todos los valores de los límites
de consistencia se presentan como números enteros. Si aparecen números fraccionarios en los
informes del ensayo, aproxímelos al número entero más próximo para utilizarlo en la
clasificación.

70

60

50
0
Indice de plasticidad %

-3
LL
=
IP

40

A-7-6
30

A-6
20
A-2-6 A-7-5
A-2-7
10
A-4 A-5
A-2-4 A-2-5

0
40 1050 20 60 30
70 80 90 100
Límite líquido %
Figura 2.2. Variación del límite líquido e índice de plasticidad para los suelos de los
grupos A-2, A-4, A-5, A-6 y A-7 (Norma ASTM, 2003).
Materiales Granulares
Clasificación general
35% o menos del total de la muestra pasa el tamiz Nº 200
A-1 A-2
Clasificación de grupo
A-1-a A-1-b A-3 A-2-4 A-2-5 A-2-6 A-2-7
Análisis por tamices (Porcentaje que pasa por los tamices):
Nº 10 (2.00 mm.) 50 max
Nº 40 (0.425 mm.) 30 max 50 max 51 min
Nº 200 (0.075 mm.) 15 max 25 max 10 max 35 max 35 max 35 max 35 max
Características de la fracción que pasa por el tamiz Nº 40
Límite líquido 40 max 41 min 40 max 41 min
Índice de plasticidad 7 max NP 10 max 10 max 11 min 11 min
Fragmentos de piedra, grava
Tipos de materiales significativos constituyentes Arena fina Grava o arena limosa o arcilla
y arena
(a)

Materiales limo - arcilla


Clasificación general
Mas del 35% del total de la muestra pasa por el tamiz Nº 200
A-7
Clasificación de grupo A-4 A-5 A-6 A - 7 - 5ª
A - 7- 6b
Análisis por tamices (porcentaje que pasa por el tamiz Nº 200 (0.075 mm.)) 36 min. 36 min. 36 min. 36 min.
Características de fracción que pasa por Nº 40 (0.425 mm.)
Límite líquido 40 máx. 41 min. 40 máx. 41 min.
Índice de plasticidad 10 máx. 10 máx. 11 min 11 min.
Tipos de materiales constituyentes significativos Suelos limoso Suelo arcillo
Relación general como subgrado Regular a pobre
ª Para A-7-5, IP ≤ LL - 30
b
Para A-7-6, IP > LL - 30
(b)

Tabla 2.7. Clasificación de suelos sistema AASHTO. (a) Material granular; (b) Material fino.
En la Figura 2.2 se muestra el gráfico del rango de límite líquido y el índice de
plasticidad para suelos que caen dentro de los grupos A-2, A-4, A-5, A-6 y A-7, esto da una
aproximación importante para clasificar el suelo. No hay que olvidar que el Suelo A-2
contiene menos del 35% de finos que pasan por el tamiz Nº 200, es decir que esta tabla no es
solo para material fino.

2.3. Cálculo del índice de grupo.


Para evaluar la calidad de un suelo como material para terraplenes, subrasantes, subbases
y bases de las carreteras, se debe añadir índices de grupo (IG). Este índice es escrito entre
paréntesis después de la designación del grupo o subgrupo, como por ejemplo A-2-6 (3), A-4
(5), A-6 (12), A-7-5 (17), etc. A continuación se detalla la forma de cálculo del índice de
grupo y de las consideraciones que se deben tomar en cuenta.
2.3.1. El índice de grupo es calculado a partir de la siguiente ecuación empírica:

IG  ( F200  35)·0.2  0.005·LL  40  0.01·(F200  15)·(IP  10) [2.3]

Donde:
F200 = Porcentaje que pasa a través del tamiz Nº 200, expresado como número
entero.
LL = Límite líquido.
IP = Índice de plasticidad.

2.3.2. El primer término de la ecuación: ― IG  ( F200  35)·0.2  0.005·LL  40 ‖ es el


índice parcial de grupo determinado con el límite líquido. El segundo término: ―
0.01·(F200  15)·(IL  10) ‖ es el índice parcial de grupo determinado con el índice de
plasticidad. Sin embargo también se puede determinar el índice de grupo a partir del
ábaco mostrado el la Figura 2.3, determinando los índices de grupo parciales debidos al
LL y al IP.
2.3.3. Si el resultado del índice de grupo calculado es un valor negativo, entonces el índice de
grupo (IG) será: IG = 0.
2.3.4. Si el suelo no es plástico y no se puede determinar el Límite líquido, entonces el índice
de grupo (IG) será: IG = 0. Este es el caso de los de los suelos A-1-a, A-1-b, A-2-4, A-
2-5 y A-3, en donde su índice de grupo siempre es cero.
2.3.5. Si el valor del índice de grupo calculado resulta ser un número decimal, se redondea al
número entero más cercano según los siguientes criterios matemáticos.

 Si la parte decimal es menor que 0.5 entonces se elimina, e.g. si IG = 3.4 se


redondea a 3.
 Si la parte decimal es mayor que 0.5 entonces se aumenta en una unidad al
número entero, e.g. si IG = 3.6 se redondea a 4.
 - Si la parte decimal es igual a 0.5 entonces se redondea al número entero par
más próximo, e.g. si IG = 3.6 se redondea a 4 y si IG = 4.5 se redondea a 4.
2.3.6. El índice de grupo de los suelos A-2-6 y A-2-7 debe calcularse utilizando solo la
porción del IP:

IG  0.01·(F200  15)·(IP  10) [2.4]


En el caso de usarse el ábaco, observe que en la parte superior de la medida derecha se
encuentra un rango para los suelos A-2-6 y A-2-7, cuando trabaje con estos subgrupos
el índice de grupo (IG) resultara ser el valor del índice parcial de grupo para IP.
2.3.7. El índice de grupo no tiene límite superior.

Los índices de grupo de los suelos granulares están generalmente comprendidos entre 0 y
4, los correspondientes a los suelos limosos, entre 8 y 12 y los suelos arcillosos, entre 11 y
20, o más. Los valores del índice de grupo, deben ser utilizados solo para comparar suelos
dentro el mismo grupo y no entre grupos diferentes. Es decir que por ejemplo no se pueden
comparar un suelo A-3 (0) y un suelo A-2-7 (3), por el valor del índice de grupo. Sin
embargo si se pueden comparar un suelo A-3 (0), con un suelo A-3 (3), donde por del valor
del índice de grupo se puede deducir que el suelo A-3 (0) es de mejor calidad que el suelo A-
3 (3), por tener este un valor del índice de grupo menor (0 < 3).
La ecuación empírica del índice de grupo diseñada para conseguir una evaluación
aproximada de los suelos del mismo grupo, en los materiales granulares arcillosos, y los
materiales limo arcillosos, se basa en las siguientes suposiciones:

 Los materiales que se encuentran en los grupos A-1-a, A-1-b, A-2-4, A-2-5 y
A-3 son adecuadas como subrasantes cuando están adecuadamente drenados
y compactados bajo un espesor moderado de pavimento (base y carpeta de
rodadura) de un tipo adecuado para el tráfico que soportará, o que puede
adecuarse por adiciones de pequeñas cantidades de ligantes naturales o
artificiales.
 Los materiales granulares arcillosos de los grupos A-2-6 y A-2-7 y los
materiales limosos y arcillosos de los grupos A-4, A-5, A-6 y A-7, pueden
clasificarse para su utilización en subrasantes desde adecuadas como
materiales de súbase equivalentes a las categorías A-2-4 y A-2-5, hasta
regulares e inadecuadas hasta el punto de requerir una capa de subbase o una
capa mayor de subbase que la requerida en el anterior caso (1), para
proporcionar un adecuado soporte a las cargas de tráfico.
 Se supone que un 35% o más de material que pasa el tamiz Nº 200 (0.0075
mm.) es crítico si se omite la plasticidad, pero el mínimo crítico es solo el
15% cuando se ve afectado por IP mayor que 10.
 Se supone que el LL igual o mayor que 40% es crítico.
 Se supone que el IP igual o mayor que 10% es crítico.
El ábaco de la Figura 2.3 ha sido elaborado en 1978 por la AASHTO. Para utilizarlo,
nótese que en el extremo derecho se encuentra una medida que corresponde al porcentaje de
material que pasa a través del tamiz Nº 200 de la muestra de suelo. Se parte de un punto de
esa medida trazando una línea recta que intercepte a un punto de la medida del límite líquido
que a su vez esta misma línea interceptará a un punto de la medida del índice parcial de
grupo. De igual manera se realizada pero para el índice de plasticidad, obteniendo así dos
valores de índice parcial de grupo (uno para LL y otro para IP). Finalmente el índice de grupo
será la suma de los dos índices parciales de grupo.

2.3. Propiedades de los suelos en el uso de carreteras.


En la Tabla 2.8 se hace un resumen de las características y propiedades físicas de cada
uno de estos suelos, estas características son la permeabilidad, capilaridad, elasticidad,
cambios de volumen, para cada tipo uso que se le vaya a dar al suelo. Estas características
dan una pauta de cuan beneficioso o no es un suelo en determinadas localizaciones de una
carretera, ya sea en base, sub-base, etc.
Mientras que en la Tabla 2.9 se hace un resumen de la compactación y tipo de pavimento
recomendado para cada uno de estos suelos. Este resumen ayuda de manera notable a los
ingenieros civiles, a poder distinguir después de tener el resultado de la clasificación que
medidas se deben tomar para el posterior uso de estos suelos, además de ser una ayuda en la
elección misma del equipo recomendable para un mejor compactado y de la elección del tipo
de pavimento recomendable.
15
50

20

A-2-6 y A-2-7
30
40
35

40

PORCENTAJE QUE PASA EL TAMIZ Nº 200


30 50
INDICE PARCIAL DE GRUPO

80
70
60

60
D
DA

0
18
CI
TI

50

0
20
S

14
PLA

70
DE

40

0
10
CE
DI

80
IN

O
70

ID
30

QU
60

80

E
50

IT

10
M
40


20

30
18

90
16

20
14
12

10

0
10

100
8
6
4
2
0

Figura 2.3. Ábaco para el calculo del índice de grupo (Norma ASTM, 2003).
Tabla 2.8. Propiedades y características físicas. en suelos Granulares y suelos Finos (Valle Rodas, 1976).
Suelos Granulares. (35% o menos pasa el tamiz Nº 200)
Sub- Permea- Capila- Elasti- Cambios Para Para Terreno Para
Grupo Descripción del material Descripción del material
grupo bilidad ridad cidad volumen Subbase Base fundación terraplén
Mezclas bien gradadas
- Materiales formados por fragmentos de
compuestas de fragmentos de
roca y grava, con o sin material ligante
piedra, grava, arena gruesa, arena A-1-a
bien gradado de material fino.
fina y material ligante de suelo
poco plástico o de baja Muy Bueno a Bueno a Bueno a Bueno a
A-1 Baja Baja Muy Baja
plasticidad. Se incluyen también pequeños excelente excelente excelente excelente
en este grupo fragmentos de roca,
- Materiales formados por arena gruesa
grava, arena gruesa, cenizas A-1-b
con o sin material ligante bien gradado
volcánicas, etc. sin un ligante de
suelo
- Materiales cuyo contenido de material
fino es igual o menor del 35% y cuya
fracción que pasa el tamiza Nº 40 tiene las
mismas características de los suelos A-4 y
A-5, respectivamente, es decir mismos
A-2-4 rangos en el límite líquido e índice de
y plasticidad. Estos grupos incluyen Baja a
A-2-5 aquellos suelos gravosos y arenosos elevada
(arena gruesa), que tengan un contenido
Mezclas mal proporcionadas de de limo, o índices de grupo por encima de
grava, arena, limo y arcilla. los indicados para el grupo A-1. Así
Tienen material fino (limo y mismo incluyen a las arenas finas con un
A-2 Mediana
arcilla) en exceso a los límites contenido de limo no plástico por encima
establecidos por los suelos A-1 y de las limitaciones del grupo A-3. Baja
A veces Mediana Malo a Bueno a Regular a
A-3. a Regular
- Los materiales de estos subgrupos son perjudicial a elevada regular excelente bueno
Mediana
semejantes a los descritos en los
subgrupos A-2-4 y A-2-5, excepto en que Baja
A-2-6 la fracción fina que pasa el tamiz Nº 40 Elevada y
y contiene arcilla plástica que tiene las a veces
A-2-7 mismas características de los suelos A-6 y perjudicial
A-7, respectivamente, es decir mismos
rangos en el límite líquido e índice de
plasticidad.
Arenas finas, de playa o la arena
fina de desierto, sin finos de
arcilla, limo o con una pequeña
cantidad de limo no plástico. Este Mediana
Muy Regular a Regular a Bueno a Regular a
A-3 grupo incluye también las —— ——————————————— a Baja
pequeños excelente excelente excelente bueno
mezclas aluviales de arena fina o Elevada
de río mal gradada con pequeñas
cantidades de grava y arena
gruesa.
Suelos Finos. (Mas del 35% pasa el tamiz Nº 200)
Sub- Permea- Capila- Elasti- Cambios Para Para Terreno Para
Grupo Descripción del material Descripción del material
grupo bilidad ridad cidad volumen Subbase Base fundación terraplén
Suelos limosos poco o nada
plásticos, que normalmente tienen Pequeños
un 75% o mas de material fino a
que pasa el tamiz Nº 200. Elevada a elevados.
Baja a Baja a Malo a Malo a Malo a Malo a
A-4 Además, se incluyen en este —— ——————————————— veces Perjudicia
mediana mediana regular regular regular bueno
grupo las mezclas de suelo limoso perjudicial les en
fino con hasta un 64% de grava y época de
arena (material retenido sobre el heladas
tamiz Nº 200).
Regular a
Material limoso semejante al A-4,
elevada Regulares
generalmente de carácter micáceo Baja a Mediana a Malo a Malo a
A-5 —— ——————————————— a Malo Pésimo
o diatomáceo. Tienen mayor mediana elevada pésimo pésimo
A veces elevados
elasticidad.
perjudicial
Arcillas plásticas, en las cuales el
75% o mas pasa el tamiz Nº 200.
Baja a
Además, suelos finos arcillosos
práctica- Medianos
que contengan hasta un 64% de Regular a Pequeña a Regular a Malo a Regular a Malo a
A-6 —— ——————————————— mente a
arena y grava. Presentan elevada mediana pésimo pésimo bueno regular
imper- elevados
generalmente, grandes cambios
meable
de volumen cuando absorben
agua.
Suelos A-7 con índices de plasticidad
relativamente bajos en relación a sus
A-7-5 Límites líquidos. Pueden ser muy
elásticos y experimentar grandes cambios
Terrenos arcillosos, semejantes a Medianos
de volumen. Regular a Mediana a Regular a Malo a Regular a Malo a
A-7 los A-6, pero con límites líquidos Baja a
elevada elevada pésimo pésimo pésimo pésimo
elevados como los del grupo A-5. elevados
Suelos A-7 con índices de plasticidad
A-7-6 elevados en relación a sus límites
líquidos. Experimentan grandes cambios
de volumen.
(a) Suelos granulares
Compactación
Comportamiento Equipo Fallas que se Procedimientos
Sub- Tipo de pavimento
Grupo Descripción del material Descripción del material del terreno recomendado registran aconsejables para
grupo recomendado
después de para la comúnmente mejorar el terreno
compactado compactación
Mezclas bien gradadas compuestas Debidamente
- Materiales formados por fragmentos de
de fragmentos de piedra, grava, compactado, solo
A-1-a roca y grava, con o sin material ligante Rodillos ―pata
arena gruesa, arena fina y material requiere superficie
bien gradado de material fino. Excelente. de cabra‖.
ligante de suelo poco plástico o de de desgaste.
Estable en Aplanadoras
A-1 baja plasticidad. Se incluyen Ninguna ————— Aplicaciones
tiempo seco y Rodillos ―pata
también en este grupo fragmentos superficiales de
húmedo. de cabra‖.
de roca, grava, arena gruesa, - Materiales formados por arena gruesa mezclas
A-1-b Aplanadoras
cenizas volcánicas, etc. sin un con o sin material ligante bien gradado bituminosas dan
ligante de suelo buenos resultados.
- Materiales cuyo contenido de material
fino es igual o menor del 35% y cuya
fracción que pasa el tamiza Nº 40 tiene las
mismas características de los suelos A-4 y
A-5, respectivamente, es decir mismos
A-2-4 rangos en el límite líquido e índice de
y plasticidad. Estos grupos incluyen aquellos Si el terreno ha sido
A-2-5 suelos gravosos y arenosos (arena gruesa), Si el terreno presenta
mejorado se
que tengan un contenido de limo, o índices Bueno a cambios perjudiciales de
comportara como
de grupo por encima de los indicados para excelente. Rodillos ―pata Se reblandece volumen, capilaridad o
Mezclas mal proporcionadas de A-1. En caso
el grupo A-1. Así mismo incluyen a las Estable en de cabra‖. cuando elasticidad, añádase
grava, arena, limo y arcilla. Tienen contrario, empléese
arenas finas con un contenido de limo no tiempo seco. A Aplanadoras húmedo. Se arena o piedra triturada
A-2 material fino (limo y arcilla) en pavimentos
plástico por encima de las limitaciones del veces Rodillos ―pata vuelve suelto y en proporciones
exceso a los límites establecidos delgados de
grupo A-3. polvoriento. Se de cabra‖. polvoriento convenientes. Mejórese
por los suelos A-1 y A-3. concreto o
reblandece Aplanadoras cuando seco. el drenaje del suelo
pavimentos
- Los materiales de estos subgrupos son cuando húmedo. añadiendo material
flexibles de espesor
semejantes a los descritos en los subgrupos granular.
regular.
A-2-4 y A-2-5, excepto en que la fracción
A-2-6
fina que pasa el tamiz Nº 40 contiene
y
arcilla plástica que tiene las mismas
A-2-7
características de los suelos A-6 y A-7,
respectivamente, es decir mismos rangos
en el límite líquido e índice de plasticidad.

Arenas finas, de playa o la arena Añádase arcilla si se


fina de desierto, sin finos de arcilla, Bueno a Inestable desea aumentar su poder
Aplanadora
limo o con una pequeña cantidad de excelente. Es cuando seco. ligante. Procure que el
tándem, de 3 Lo mismo que para
limo no plástico. Este grupo incluye más estable bajo Tiende a material se encuentre
A-3 —— ——————————————— rodillos y con el caso anterior del
también las mezclas aluviales de ciertas deslizarse debidamente confinado a
rodillos de suelo A-2.
arena fina o de río mal gradada con condiciones de cuando no esta fin de que no se deslice
caucho.
pequeñas cantidades de grava y humedad. confinado. bajo la acción de las
arena gruesa. cargas aplicadas.
(b) Suelos Finos. (Mas del 35% pasa el tamiz Nº 200)
Compactación
Comportamiento Equipo Procedimientos
Sub- Fallas que se registran Tipo de pavimento
Grupo Descripción del material Descripción del material del terreno recomendado aconsejables para
grupo comúnmente recomendado
después de para la mejorar el terreno
compactado compactación
Suelos limosos poco o nada Absorbe agua rápidamente Si hay drenaje adecuado
Rodillos ―pata
plásticos, que normalmente tienen perdiendo estabilidad. Colóquese drenes puede construirse
de cabra‖.
un 75% o mas de material fino que Regular cuando Susceptible de reaccione y para drenar las pavimentos de concreto o de
Aplanadora
pasa el tamiz Nº 200. Además, se ——————————— seco. deslaves en épocas de aguas subterráneas asfalto de espesor regular. Si
A-4 —— tándem, de 3
incluyen en este grupo las mezclas ——— Inestable cuando lluvias. Durante las heladas y material granular el drenaje no es bueno
rodillos y con
de suelo limoso fino con hasta un húmedo. aumentan de volumen, debajo de la deberá emplearse
rodillo de
64% de grava y arena (material rajando los pavimentos subrasante. pavimentos de concreto de
caucho
retenido sobre el tamiz Nº 200). construidos sobre ellos. buen espesor.
Rodillos ―pata Si hay drenaje adecuado y el
Colóquese drenes
de cabra‖. Semejante al grupo A-4. suelo ha sido estabilizado
Material limoso semejante al A-4, para drenar las
Aplanadora Presenta además, un puede emplearse una
generalmente de carácter micáceo o ——————————— aguas subterráneas
A-5 —— Malo a pésimo tándem, de 3 estabilidad perjudicial que superficie bituminosa. En
diatomáceo. Tienen mayor ——— y material granular
rodillos y con impide una buena caso contrario, deberá
elasticidad. debajo de la
rodillo de compactación emplearse pavimentos de
subrasante.
caucho concreto sobre base granular.
En época de lluvias se pone Si hay drenaje adecuado y el
Arcillas plásticas, en las cuales el Rodillos ―pata
resbaladizo y los suelo ha sido estabilizado,
75% o mas pasa el tamiz Nº 200. de cabra‖. Se recomienda la
Regular a bueno pavimentos fallan por falta puede colocarse un
Además, suelos finos arcillosos que Aplanadora adición de material
——————————— cuando seco. de base firme. Cuando se pavimento bituminoso. En
A-6 contengan hasta un 64% de arena y —— tándem, de 3 granular y además,
——— Malo cuando humedece o se seca, sufre aso contrario es preferible
grava. Presentan generalmente, rodillos y con un buen sistema de
lluvioso. hinchamiento y emplear pavimentos de
grandes cambios de volumen rodillo de drenaje.
contracciones concreto sobre bases
cuando absorben agua. caucho
perjudiciales. granulares.
Suelos A-7 con índices de
plasticidad relativamente
bajos en relación a sus
Si hay drenaje adecuado y el
A-7-5 Límites líquidos. Pueden ser Rodillos ―pata
Los mismos Se recomienda suelo ha sido estabilizado,
muy elásticos y de cabra‖.
Regular a bueno inconvenientes que el A-6. procedimientos puede colocarse un
Terrenos arcillosos, semejantes a experimentar grandes Aplanadora
cuando seco. Presenta además, una análogos a los pavimento bituminoso. En
A-7 los A-6, pero con límites líquidos cambios de volumen. tándem, de 3
Malo cuando elasticidad perjudicial que indicados para el aso contrario es preferible
elevados como los del grupo A-5. Suelos A-7 con índices de rodillos y con
húmedo. impide una buena terreno formado por emplear pavimentos de
plasticidad elevados en rodillo de
compactación. material A-6. concreto sobre bases
relación a sus límites caucho
A-7-6 granulares.
líquidos. Experimentan
grandes cambios de
volumen.

Tabla 2.9. Compactación y tipo de pavimento. (a) Suelos granulares, (b) Suelos Finos (Valle Rodas, 1976).
3. Comparación entre los sistemas de clasificación Unificado y AASHTO.

La principal diferencia en los dos sistemas de clasificación es el uso que tiene cada
uno de ellos, ya que el sistema AASHTO es esencialmente para la construcción de
carreteras mientras que el Unificado no presenta restricciones de ningún tipo y su uso
es más general.
Ambos sistemas de clasificación están basados en los mismos ensayos de
laboratorio, como la distribución de tamaño de partículas, el límite liquido y plástico,
con la diferencia de que cada sistema adopta distintos valores como límites entre los
tipos de suelos. Por ejemplo el sistema AASHTO considera como suelo fino si más
del 35% del total de la muestra de suelo pasa por el tamiz Nº 200, mientras que el
sistema Unificado lo hace si más del 50% de la muestra de suelo pasa por el mismo
tamiz.
En el sistema AASHTO el tamiz Nº 10 es el que separa la grava de la arena
mientras que en el unificado es el tamiz Nº 4.
En el sistema Unificado los suelos gravosos de los arenosos están muy claramente
separados, mientras que en el sistema AASHTO no lo están. El grupo A-2 en
particular contiene una amplia variedad de suelos gravosos y arenosos. En el sistema
Unificado los símbolos GW, SM, CH y otros son usados para una mejor descripción
de las propiedades de los suelos, mientras que los símbolos de grupo A del sistema
AASHTO no son tan descriptivos en este aspecto.
En el sistema Unificado se puede clasificar a los suelos orgánicos como OL, OH y
Pt; mientras que en el sistema AASHTO no se los toma en cuenta en el proceso de
clasificación, y se los deja con el grupo A-8, que no figura en las tablas de
clasificación.
Liu (1967) hizo investigaciones comparando los sistemas de clasificación
AASHTO y Unificado, llegando a obtener los siguientes resultados que son
resumidos en las Tablas 2.10 y 2.11.

Tabla 2.10. Comparación del sistema AASHTO con el sistema Unificado.


Grupo del suelo en Comparación de los grupos de suelos en el sistema Unificado
el sistema
Más Probable Posible Posible pero
AASHTO
improbable
A-1-a GW, GP SW, SP GM, SM
A-1-b SW, SP, GM, SM GP —
A-3 SP — SW, GP
A-2-4 GM, SM GC, SC GW, GP, SW, SP
A-2-5 GM, SM — GW, GP, SW, SP
A-2-6 GC, SC GM, SM GW, GP, SW, SP
A-2-7 GM, GC, SM, SC — GW, GP, SW, SP
A-4 ML, OL CL, SM, SC GM, GC
A-5 OH, MH, ML, OL — SM, GM
A-6 CL ML, OL, SC GC, GM, SM
A-7-5 OH, MH ML, OL, CH GM, SM, GC, SC
A-7-6 CH, CL ML, OL, SC OH, MH, GC, GM,
SM
Tabla 2.11. Comparación del sistema Unificado con el sistema AASHTO.
Grupo del suelo en el Comparación de los grupos de suelos en el sistema AASHTO
sistema Unificado
Más Probable Posible Posibl
GW A-1-a — A-2-4
GP A-1-a A-1-b A-3, A
GM A-1-b, A-2-4, A-2-5, A-2-7 A-2-6 A-4, A
GC A-2-6, A-2-7 A-2-4 A-4, A
SW A-1-b A-1-a A-3, A
SP A-3, A-1-b A-1-a A-2-4
SM A-1-b, A-2-4, A-2-5, A-2-7 A-2-6, A-4 A-5, A
SC A-2-6, A-2-7 A-2-4, A-6, A-4, A-7-6 A-7-5
ML A-4, A-5 A-6, A-7-5, A-7-6 —
CL A-6, A-7-6 A-4 —
OL A-4, A-5 A-6, A-7-5, A-7-6 —
MH A-7-5, A-5 — A-7-6
CH A-7-6 A-7-5 —
OH A-7-5, A-5 — A-7-6
Pt — — —

CAPÍTULO TRES
Descripción e identificación de suelos.
El comportamiento y las propiedades ingenieríles del suelo están gobernados por sus
propiedades físicas, debido a la gran variedad de estas características es que se tiene una gran
variedad de tipos de suelos que exhiben propiedades físicas diferentes. Por lo tanto, es
importante describir e identificar el suelo en términos convenientes que definan con claridad
y exactitud sus características.
En el capítulo anterior se había descrito diversos sistemas de clasificación en base a
ensayos realizados en laboratorio para identificar un tipo de suelo. Sin embargo, también es
posible realizar una buena aproximación del tipo de suelo sin necesidad de recurrir a ensayos
de laboratorio, mediante un procedimiento de descripción e identificación visual-manual del
suelo.
La identificación de un suelo consiste en reconocer el tipo de suelo en un sistema de
clasificación conocido, en este caso mediante una inspección visual, táctil y olfativa,
acompañado de algunos ensayos manuales evaluados en forma cualitativa. Mientras que la
descripción consiste en aportar información adicional de algunas características notorias del
suelo como ser: el color, olor, forma de las partículas del suelo y otras características.
Inclusive esta información descriptiva debe usarse para complementar la clasificación de un
suelo mediante los ensayos convencionales de laboratorio.
Para clasificar el suelo sin equipo de laboratorio, el sistema de clasificación unificado
dispone de un sistema de clasificación normalizado en base a métodos visuales y manuales
denominado: Procedimiento Visual y Manual ASTM D-2488, donde el suelo es descrito con
claridad empleando la terminología apropiada. La información obtenida por este
procedimiento proporciona una apreciación inicial acerca de algunas características del suelo,
que puede ser útil como información preliminar y como parámetro de comparación entre
resultados obtenidos en campo y en laboratorio. Cuando se requiera una clasificación precisa
del suelo para propósitos ingenieriles, deberá utilizarse la clasificación estándar de suelos por
el sistema unificado (ASTM, Designación D 2487-93), que incluye ensayos de laboratorio).
La habilidad y experiencia del operador juegan un papel muy importante para realizar
una correcta identificación de los suelos. Esta habilidad se adquiere fácilmente, realizando los
ensayos de campo bajo la dirección de personal experimentado, o comparando los resultados
numéricos de ensayos de laboratorio en suelos típicos, con los realizados en campo a partir de
características visuales y manuales.
Cuando se describen e identifican muestras de suelo de una perforación o grupo de
perforaciones, no es necesario realizar todos los ensayos visuales y manuales para todas las
muestras. Para facilitar esta tarea se debe agrupar a los suelos con características
aparentemente similares y así realizar una descripción e identificación completa solo para
cada grupo de muestras, en caso de que en algunas muestras de algún grupo se necesite,
entonces se puede recurrir a unos pocos ensayos y procedimientos para su identificación.
Antes de empezar a describir los procedimientos para la identificación de suelos es
necesario, aclarar ciertas características y criterios en los que se basa este sistema de
clasificación Unificado, mediante procedimientos visuales y manuales ASTM D-2488.

1. Características del sistema de clasificación Unificado (ASTM D-2488).


1.1. Considera suelo a la fracción que tenga diámetro de partículas menor a 75 mm.
Las partículas con mayor tamaño de diámetro deberán ser excluidas de la
muestra a ensayar.
1.2. Considera la misma distribución de tamaño de partículas que el sist ema de
clasificación Unificado ASTM D-2487. (Capitulo dos, sección 1.1.2)

1.3. Considera como suelos granulares a aquellos suelos que no poseen ninguna
cohesión y sus propiedades son mas bien de fricción. A este tipo de suelos
pertenecen las gravas, arenas y limos combinados o aislados.
1.4. Considera como suelos de grano fino a aquellos suelos que poseen
características de cohesión y plasticidad. Dichos suelos pueden ser granulares
con parte de arcilla o limo orgánico, que les imparten cohesión y plastic idad, o
pueden ser arcillas o limos orgánicos sin componentes granulares.

1.5. En la descripción de un suelo granular, se deberán anotar las siguientes


características:

 Color
 Componentes minerales, como el cuarzo, pizarra, mica, granito, etc.
 Materia orgánica como raíces, pedazos de madera, fango, etc.
 Forma de los granos cuando estos sean visibles.
 Tamaño máximo de las partículas en el caso de tratarse de gravas o
rocas.

1.6. En la descripción de un suelo de grano fino se deberán anotar las siguientes


características:

 Color.
 Porcentaje de material granular.
 Componentes orgánicos.
 Dilatancía.

2. Material, Equipo y Reactivos.

 Navaja de bolsillo o una espátula pequeña.


 Un pequeño tubo de ensayo con tapón (o jarra con tapa).
 Lupa manual.
 Agua pura. A menos que se indique otra cosa, cuando se hace
referencia al agua, deberá darse por entendido que ésta provenga de
un acueducto o de una fuente natural, incluyendo agua no potable.
 Acido clorhídrico (HCl), recipiente pequeño con ácido clorhídrico,
diluido una parte de HCl (10 N) en tres partes de agua destilada (este
reactivo es opcional, ver precauciones de seguridad).

3. Precauciones de seguridad.

Cuando se prepare la solución diluida de HCl de una parte concentrada de ácido


(10N) en tres partes de agua destilada, debe agregarse el ácido lentamente al agua,
tomando las precauciones de seguridad necesarias. La solución deberá manejarse
con cuidado y almacenarse con seguridad. Si la solución se pone en contacto con la
piel, ésta deberá lavarse perfectamente con agua.
Precaución. No debe agregarse agua al ácido.
4. Muestreo o preparación de las muestras a ensayar.
 La muestra deberá considerarse como representativa del estrato del
que fue obtenido, mediante un procedimiento apropiado aceptado y
normalizado.
 Las muestras deben identificarse cuidadosamente según su origen y
ubicación. Las anotaciones concernientes al origen y ubicación
deberán incluir un número para la perforación así como un número
para la obra, además deberá contener una descripción del lugar y s e
relacionara su localización con respecto a una referencia permanente
o a un sistema de alcantarillado, etc. Deberá asignársele, además un
número de estación con respecto a un eje, así como la profundidad y
cota de la cual se obtuvo.
 Para su descripción e identificación exacta, la cantidad mínima de la
muestra de suelo que debe examinarse, debe estar de acuerdo con la
Tabla 3.1:
Tabla 3.1. Cantidad mínima de muestra que se debe examinar.
Tamaño máximo Tamiz Cantidad mínima
de las partículas de la muestra seca
4.75 mm Nº 4 100 g.
9.5 mm 3/8‖ 200 g.
19.0 mm ¾‖ 1000 g.
37.5 mm 1 ½‖ 8000 g.
75.0 mm 3‖ 60000 g.

 Sí la cantidad de la muestra de suelo que esta siendo examinada es


menor que la mínima recomendada, deberá incluirse este detalle
como una observación en el informe.

5. Procedimiento para la descripción de los suelos.

Todo ingeniero debe desarrollar el hábito de expresar su opinión sobre la


plasticidad y la granulometría de los suelos que examina, por medio de valores
numéricos, o más bien por medio de adjetivos. Claro que la interpretación numérica
es mucho mas precisa que el de describir por medio de adjetivos. Pero para una
descripción en campo se hace muy difícil poder describir numéricamente por lo que
se debe describir minuciosamente con adjetivos.

Olor.
Describe el olor si es orgánico o inusual. Suelos que contienen una cantidad
significativa de material orgánico generalmente tienen un olor característico a
materia vegetal en putrefacción o descomposición, el cua l se hace más evidente en
las muestras frescas. Cuando las muestras están secas, a menudo puede revivirse el
olor calentando una muestra previamente humedecida. Sí el olor es inusual (i.e.
productos de petróleo, químicos y similares), estos deben ser descr itos.

Angularidad.
Describe la angularidad de las arenas (únicamente partículas gruesas), gravas,
guijarros, y cantos rodados, como angular, subangular, subredondeadas, o
redondeadas de acuerdo con el criterio de la Tabla 3.2. Puede establecerse un rango
de angularidad, tal como: de subredondeado a redondeado.
Tabla 3.2. Criterio para describir la angularidad de las partículas granulares.
Descripción Criterio
Angular Partículas con bordes afilados o agudos y caras relativamente
planas con superficies no pulidas (Figura 3.1).
Subangular Partículas similares a las angulares pero con bordes algo
redondeados (Figura 3.2).
Subredondeada Partículas con casi todas las caras planas pero con esquinas y
bordes redondeados (Figura 3.3).
Redondeada Partículas con lados suavemente redondeados y sin bordes
(Figura 3.4).
Forma.

Describe la forma de las gravas, guijarros y cantos rodados como planas, alargadas,
o como planas y alargadas de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.3 (Figura 3.5).
Si no es posible diferenciar la forma según esta tabla, entonces ésta no debe ser
mencionada. Se deberá indicar la fracción de las partículas que tienen una
determinada forma, por ejemplo una tercera parte de las partículas de grava son
planas.
Tabla 3.3. Criterio para describir la forma de las partículas granulares.
Descripción Criterio
Planas Partículas con una relación ancho/espesor >3.
Alargadas Partículas con una relación longitud/ancho >3.
Planas y alargadas Partículas que cumplen ambas condiciones..
Nota. La longitud es la dimensión mayor; ancho es la dimensión intermedia y espesor es la dimensión menor.

Color.

Describe el color. El color es una propiedad importante para la identificación de los


suelos orgánicos, y dentro de ciertas localidades puede ser tambi én útil para
identificar materiales de origen geológico similar. Si la muestra contiene estratos o
manchas de colores diferentes, debe ser convenientemente anotado, acompañado de
una descripción de los colores más representativos. El color debe ser descrit o en
muestras húmedas. Cuando el color es el de una muestra seca, deberá anotarse esto
en el informe.
En exploraciones de campo cuando se posee experiencia el color del suelo suele ser un
dato útil para diferenciar los diferentes estratos y para identificar los tipos de suelo. En
general, existen también algunos criterios relativos al color; por ejemplo, el color negro y
otros de tonos oscuros suelen ser indicativos de la presencia de materia orgánica coloidal. Los
colores claros y brillantes son más bien propios de suelos inorgánicos (Figura 3.6)

Reacción con HCl.

Describe la reacción de la muestra con el acido clorhídrico (HCl) como nula, débil o
fuerte, de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.4. Debido a que el carbonato de
calcio es un agente cementante común, debe informarse de su presencia si la
reacción con acido clorhídrico diluido fuere importante.
Tabla 3.4. Criterio para describir la reacción del HCl.
Descripción Criterio
Ninguna Ninguna reacción visible.
Débil Ligera reacción, se forman burbujas lentamente.
Fuerte Reacción violenta, se forman burbujas de inmediato.

Humedad.

Describe el estado de humedad como seca, húmeda o saturada, de acuerdo con los
criterios de la Tabla 3.5 (Figura 3.10).

Tabla 3.5 Criterio para describir la condición de humedad.


Descripción Criterio
Seca Ausencia de humedad, polvorosa (deja marcas de suciedad),
seca al tacto.
Húmeda Humedad evidente, pero sin presencia visible de agua.
Mojada Agua libre visible, generalmente cuando el suelo está por
debajo del nivel freático.

Consistencia.

Describe la consistencia para suelos de grano fino (limos y arcillas) como muy
blanda, blanda, firme, dura, o muy dura, de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.6
(Figura 3.7). Esta observación no es apropiada para suelos con cantidades
significativas de grava.

Tabla 3.6. Criterio para describir la consistencia.


Descripción Criterio
Muy blanda El dedo pulgar penetra en el suelo más de 25 mm. (1‖).
Blanda El dedo pulgar penetra en el suelo aproximadamente 25 mm.
Firme El dedo pulgar hace mella de 6 mm. (1/4‖).
Dura El dedo pulgar no hace mella en el suelo; pero es fácilmente
mellado con la uña del pulgar.
Muy dura La uña del pulgar no hace mella en el suelo.

Cementación.

Describe el grado de cementación de los suelos intactos de grano grueso (i.e. arenas
y gravas) como débil, moderada o fuerte, de acuerdo con los criterios de la Tabla
3.7 (Figura 3.8).

Tabla 3.7. Criterio para describir el grado de cementación.


Descripción Criterio
Débil Desmoronamiento o desmenuzamiento la manejar la muestra,
o bajo una ligera presión de los dedos.
Moderado Desmoronamiento o desmenuzamiento bajo una considerable
presión de los dedos.
Fuerte No existe desmoronamiento ni desmenuzamiento bajo la
presión de los dedos.
Estructura.

Describe la estructura de los suelos intactos de acuerdo con los criterios de la Tabla
3.8 (Figura 3.10)

Tabla 3.8. Criterio para describir la estructura.


Descripción Criterio
Estratificada Capas alternadas de material o color diferente, con espesor
de por lo menos 6 mm. Los espesores de las capas deben ser
anotados.
Laminada Capas alternadas de material o color diferente, con espesores
menores de 6 mm. Los espesores de las capas deben
anotarse.
Fisurada Rompimiento o fisuras a lo largo de planos definido s de
fractura con poca resistencia a ésta.
Fracturada o lisa Planos de fractura lisos o lustrosos; algunas veces estriados
Estructura en Suelos cohesivos que pueden romperse o ser disgregados en
bloques. pequeños terrones angulosos, los cuales a su vez ya no
pueden ser disgregados nuevamente.
Estructura con Inclusión de pequeñas bolsas de diferentes suelos; tales
presencia de como pequeños cristales o lentes de arena esparcidos en una
lentes masa de arcilla. Se debe tomar nota del espesor de los lentes.
Homogénea Apariencia y color uniforme, es decir mismo color y textura.

Rango de tamaño de partículas.

Para componentes de gravas y arenas, describir el rango de tamaño de las partículas


dentro de cada componente de acuerdo con el punto 1.2. Por ejemplo, alrededor de
20 % de grava fina a gruesa, alrededor del 40 % de arena de fina a gruesa.

Tamaño máximo de las partículas.

Describe el tamaño máximo de las partículas halladas en la muestra de acuerdo con


la siguiente información:

 Tamaño de arena. Si el tamaño máximo de la partícula es del


tamaño de arena, describir ésta como fina, mediana, o gruesa, e.g. el
tamaño máximo de la partícula es el de arena mediana.
 Tamaño de grava. Si el tamaño máximo de la partícula es de la
grava, describir el tamaño máximo como el del tamiz más pequeño
que pasará la partícula, e.g. tamaño máximo de la partícula, 1½"
(37.5 mm), (pasa el tamiz de 1½" (37.5 mm) y queda retenida en el
tamiz de 3/4" (19.0 mm)),(Figura 3.11)
 Tamaño de guijarros o cantos rodados. Si el tamaño máximo de la
partícula es el tamaño de los cantos rodados o guijarros, describir la
longitud máxima de la partícula más grande, e.g. dimensión máxima
18" (450 mm), (Figura 3.12).

Dureza.

Describe la dureza del suelo, a partir de las arenas gruesas a tama ños de partículas
más grandes como duras, o el estado en el que quedan después de ser golpeadas por
un martillo, e.g. las partículas de grava se fracturan con considerable número de
golpes del martillo, algunas partículas se desmoronan con un golpe de mart illo.
―Duras‖ quiere decir partículas que no se agrietan, disgregan, fracturan ni
desmoronan bajo el golpe de un martillo.

Comentarios adicionales.

Deben hacerse comentarios tales como la presencia de raíces o huecos debidos a


éstas, dificultad al efectuar el muestreo, así como la presencia de mica. Un nombre
local comercial o una información geológica debe agregarse al suelo para
identificarlo como tal.

6. Procedimiento para la identificación de suelos.

6.1. Identificación de turba.

Una muestra compuesta principalmente de materia vegetal en diferentes estados de


descomposición, la cual presenta una textura de fibrosa a amorfa, usualmente de
color marrón oscuro a negro y olor a materia orgánica, deberá designarse como
suelo altamente orgánico e identificarse como turba, Pt. Esta muestra no se
someterá a los procedimientos de identificación descritos a continuación.
Preparación para la identificación.

 La identificación de suelo para la identificación, se basa en la


porción de la muestra que pasa por el tamiz de 3" (75 mm). Las
partículas mayores a 75 mm. (3‖) deben ser separadas manualmente
cuando la muestra esté suelta, o mentalmente en el caso de una
muestra intacta, antes de clasificar el suelo.
 Se debe estimar y anotar el porcentaje de guijarros y c antos rodados.
Estas estimaciones se harán visualmente en base a un porcentaje de
volumen.
 De la muestra menor que 3" (75 mm), estimar y anotar el porcentaje
en peso seco de la grava, arena y finos.

─ Los porcentajes se estimarán con aproximación del 5 %. L os


porcentajes de grava, arena y finos deberán dar sumados el 100%.
─ Si uno de los componentes se halla presente pero no en cantidad
suficiente como para considerar el 5 % de la fracción que pasa el
tamiz de 3" (75 mm), indíquese su presencia con el término
rastro; e.g., rastro de finos. Estos rastros de suelos no deben
considerarse dentro el 100 % de la muestra.

 Debido a que la composición granulométrica se determina


visualmente de acuerdo a su volumen, se requiere una considerable
experiencia para estimar dichos porcentajes según su peso seco.
Identificación preliminar.

 El suelo es fino o de grano fino si contiene 50 % o más de partículas


finas. En este caso se sigue el procedimiento para identificación de
suelos de grano fino de la sección 6.2.
 El suelo es de grano grueso si contiene menos del 50 % de partículas
finas. En este caso se sigue el procedimiento para identificar suelos
gruesos de la sección 6.3.

6.2. Procedimiento para identificar suelos de grano fino.

La principal base del criterio para identificar suelos finos en campo es la investigación de las
características de la dilatancía, tenacidad y resistencia en estado seco. El color y el olor del
suelo pueden ayudar, especialmente en suelos orgánicos.

6.2.1. Escoger una muestra representativa del material que se va a examinar.


Separar las partículas mayores al tamiz Nº 40 (0.425 mm) (de arena media a
mayores tamaños de partícula), hasta disponer de una muestra equivalente a
una manotada de material (Figura 3.13). Luego usar esta muestra para
determinar la granulometría, resistencia en seco, dilatancía y tenacidad o
rigidez. En base a estos ensayos se puede hacer una identificación preliminar, según
la Tabla 3.13, para posteriormente terminar la identificación en base a la Figura 3.22.

6.2.2. Granulometría del suelo: Para conocer la granulometría de los suelos de


grano fino, se agita la muestra en una jarra de agua y se la deja sedimentar.
La granulometría aproximada se ve por la separación de las partículas en la
jarra, desde arriba hasta el fondo. El limo permanece en suspensión al menos
durante un minuto, la arcilla una hora o más.
6.2.3. Resistencia en seco.

 Escoger de la muestra material suficiente para moldear una esfera de


alrededor de 1" (25 mm) de diámetro, moldeándola hasta que tenga la
consistencia de una masilla, agregando agua si fuere necesario
(Figura 3.14).
 Con este material moldeado, elaborar al menos 3 esferas de muestra
con un diámetro de ½‖ (12.5 mm). Luego dejarlas secar en
temperatura ambiente al aire, al sol o por medios arti ficiales sin que
la temperatura exceda de 60°C (Figura 3.14).
 Se debe probar la resistencia en seco de las bolitas o los terrones
apretándolos entre los dedos. Describir su resistencia como nula,
baja, mediana, alta, o muy alta, de acuerdo con los criterio s de la
Tabla 3.9 (Figura 3.15).
 La presencia de materiales cementantes de alta resistencia que son
solubles en agua, como el carbonato de calcio, puede causar
resistencias secas excepcionalmente altas. La presencia de este
carbonato puede detectarse generalmente por la intensidad de la
reacción con el ácido clorhídrico diluido.

Tabla 3.9. Criterio para describir la resistencia en seco.


Descripción Criterio
Nula La muestra seca se desmorona hasta pulverizarse con la
simple manipulación.
Baja La muestra seca se desmorona hasta pulverizarse con una
ligera presión de los dedos.
Mediana La muestra seca se disgrega en pedazos o terrones con una
considerable presión de los dedos.
Alta No podrá romperse o disgregarse la muestra seca con la
presión de los dedos, pero se romperá en fragmentos al
aprisionarla con el pulgar sobre una superficie dura.
Muy alta No podrá romperse o disgregarse la muestra seca al
aprisionarla con el pulgar sobre una superficie dura.

Una alta resistencia en seco es característica de las arcillas del grupo CH. Un
limo inorgánico posee muy ligera resistencia en seco, pero puede distinguirse por el
tacto al pulverizar el espécimen seco. La arena fina se siente granular, mientras que el
limo típico da la sensación suave de la harina (Tabla 3.13).

6.2.4. Dilatancía.

 Escoger de la muestra suficiente material para moldear una esfera de


aproximadamente ½" (12.5 mm) de diámetro, moldear y agregar agua
si fuese necesario, hasta que el suelo adquiera una consistencia
blanda pero no pegajosa.
 Luego con una navaja o una pequeña espátula colocar la esfera de
suelo formada en la palma de una de las manos y agítese
horizontalmente golpeándola contra la otra mano varias veces.
Observar la reacción cuando aparece el agua en la superficie del
suelo (Figura 3.16), el cual mostrará una consistencia gelatinosa y de
aspecto brillante. Se debe escurrir el agua de la muestra apretando el
suelo varias veces entre los dedos y anotar la reacción como nula,
lenta, o rápida de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.10 (Figura
3.17). La reacción es la velocidad con la cual aparece el agua al
agitar la esfera o desaparece cuando es presionada.

Tabla 3.10. Criterio para describir la Dilatancía.


Descripción Criterio
Ninguna No hay ningún cambio visible en la muestr a.
Lenta Aparece lentamente agua sobre la superficie de la muestra
mientras se la sacude, y no desaparece o desaparece
lentamente al escurrirla.
Rápida Aparece rápidamente agua sobre la superficie de la muestra
mientras se la sacude y desaparece rápidame nte al escurrirla.

Las arenas limpias muy finas dan la reacción más rápida y distintiva, mientras
que las arcillas plásticas no tienen reacción. Los limos inorgánicos, tales como el
típico polvo de roca, dan una reacción rápida moderada (Tabla 3.13).

6.2.5. Tenacidad.

 Después de la prueba de dilatancía, la muestra se enrollará con la


mano sobre una superficie lisa o entre las palmas de las manos hasta
formar rollos de cerca de 1/8" (3 mm) de diámetro ( Figura 3.18). (Si
la muestra está muy húmeda ser enrollada, deberá ser extendida en
una capa delgada para que pierda agua por evaporación). Rejentar los
pedazos de los rollitos formados y seguir enrollando repetidamente
hasta que se produzca la ruptura con un diámetro de 1/8" (3 mm),
esto ocurrirá cuando el suelo esté cerca del límite plástico (Figura
3.19). Se anotará la presión requerida para formar los rollitos cerca
del límite plástico así como la resistencia del rollo ( Figura 3.20).
Luego de aquello rejuntar las piezas y amasar el conjunto hasta que
el rollito se quiebre (Figura 3.21).
 Finalmente determinar la tenacidad de los terrones y rollitos en el
periodo de amasado como baja, media o alta, de acuerdo con los
criterios de la Tabla 3.11.
Tabla 3.11. Criterio para describir la Tenacidad.
Descripción Criterio
Baja Sólo se necesita una ligera presión para formar rollitos cerca
del límite plástico. Los rollitos y el conjunto del material son
débiles y blandos.
Media Se necesita una presión media para formar "rollitos" cerca
del límite plástico. Los rollitos y el conjunto del material
resquebrajado tienen una rigidez o tenacidad media.
Alta Se requiere considerable presión para formar "rollitos" cerca
del límite plástico. Los rollitos y el conjunto del material
resquebrajado tienen muy alta tenacidad.

6.2.6. Plasticidad.
En base a las observaciones hechas durante el ensayo de tenacidad se debe describir
la plasticidad del material según los criterios de la Tabla 3.12.
Tabla 3.12. Criterio para describir la Plasticidad.
Descripción Criterio
No plástico No pueden formarse rollos de 1/8‖ (3 mm) bajo ningún
contenido de humedad.
Baja Difícilmente pueden formarse rollitos y terrones cuando la
muestra está más seca que el límite plástico.
Media Es fácil formar el rollito y pronto alcanza el límite plásti co.
El rollito no puede ser rehecho después de que se alcanza el
límite plástico. Los terrones se desmoronan cuando se secan
más que el límite plástico.
Alta Toma considerable tiempo formar rollos y remoldearlos para
alcanzar el límite Plástico, pero el rollo puede ser rehecho
varias veces después de alcanzar el límite plástico. Pueden
formarse terrones sin que se desmoronen cuando están más
secos que el límite plástico.
6.2.7. Debe decidirse si el suelo es inorgánico u orgánico, como se indica a
continuación:

Identificación de suelos inorgánicos de grano fino.

Identificar el suelo como arcilla magra CL, arcilla grasa CH, limo ML o como un
limo elástico MH, según los criterios de la Tabla 3.13.
Tabla 3.13 Identificación de suelos finos Inorgánicos sobr e la base de ensayos
manuales.
Símbolo de grupo Resistencia en Dilatancía Tenacidad
seco
ML Nula a baja. Lenta a rápida. Baja, no pueden
formarse rollitos.
CL Media a Alta Nula a Lenta Media
MH Baja a Media Nula a Lenta Baja a Media
CH Alta a muy alta Nula Alta

Algunos suelos que se clasificarían como MH son difícilmente distinguibles de


la arcilla magra CL, y pueden requerirse entonces ensayos de laboratorio para su
identificación adecuada.

Identificación de suelos orgánicos de grano fino:

Se identificará el suelo como orgánico, (i.e. OL/OH), cuando contiene suficientes


partículas orgánicas como para que influyan sobre las propiedades del mismo. Los
suelos orgánicos generalmente tienen color de marrón oscuro a negro y pueden tener
olor orgánico. A menudo los suelos orgánicos cambian de color, por ejemplo de
negro a marrón cuando se exponen al aire. Algunos suelos orgánicos aclaran
notablemente su color cuando se secan al aire. Los suelos orgánicos no tendrán
tenacidad ni plasticidad alta y los rollit os para el ensayo de tenacidad serán
esponjosos.

6.2.8. Si el suelo tiene aproximadamente del 15 al 25% de arena, grava o ambos, las
palabras ―con arena‖ o con ―grava‖ serán añadidos al nombre de grupo.
6.2.9. Si el suelo tiene aproximadamente más del 30% de arena o grava, las palabras
―arenoso‖ o ―gravoso‖ serán añadidos al nombre de grupo.

6.3. Procedimiento para identificar suelos de grano grueso.


Los materiales constituidos por partículas gruesas se identifican en el campo sobre una base
prácticamente visual. Lo primero que se hace es escoger una muestra representativa del
material a ser examinado, extendiendo la muestra seca de suelo sobre una superficie plana
puede juzgarse, en forma aproximada, su graduación, tamaño de partículas, forma y
composición mineralógica. Posteriormente se debe separar las partículas mayores al tamiz Nº
40 (0.425 mm). Luego se analiza la muestra con ayuda de la Figura 3.2. Para distinguir
las gravas de las arenas puede usarse el tamaño de ½ cm. como equivalente al tamiz Nº 4
(4.75 mm), y para la estimación del contenido de finos basta considerar que las partículas de
tamaño correspondiente al tamiz Nº 200 (0.075 mm) son aproximadamente las mas pequeñas
que puedan distinguirse a simple vista.
En lo referente a la gradación del material, se requiere bastante experiencia para
diferenciar los suelos bien gradados de los mal gradados mediante un examen visual. Esta
experiencia se obtiene comparando gradaciones estimadas con las obtenidas en laboratorio,
en todos los casos en que se tenga oportunidad de hacerlo. Para examinar la fracción fina
contenida en el suelo, deberán ejecutarse las pruebas de identificación en campo de suelos
finos que ya se vieron anteriormente sobre la parte que pase el tamiz Nº 40 (0.425 mm), el
tamizado puede substituirse por una separación manual equivalente.

6.3.1. Escoger una muestra representativa del material a ser examinado. Separar las
partículas mayores al tamiz Nº 40 (de arena media a más grandes) ( Figura
3.13). Luego analizar la muestra con la ayuda de la Figura 3.23.

6.3.2. El suelo es grava si se estima que el porcentaje de grava es mayor que el de


arena.

6.3.3. El suelo es arena si se estima que el porcentaje de grava es igual o menor que
el de arena.

6.3.4. El suelo es grava limpia o arena limpia cuando se estima que el porcentaje de
finos es de 5 % o menos.

6.3.5. Se identifica el suelo como grava bien gradada, GW, o como arena bien
gradada, SW, si tiene partículas dentro de un intervalo amplio de tamaños y
si posee igualmente cantidades sustanciales en los tamaños intermedios.

6.3.6. Identifíquese el suelo como grava pobremente gradada, GP o arena


pobremente gradada, SP, si tiene predominantemente un solo tamaño
(uniformemente gradado), o si posee un amplio margen de tamaños con
faltantes en los grados intermedios (gradación con saltos y vacíos).

6.3.7. El suelo puede ser una grava con finos o una arena con finos, si se estima que
el porcentaje de éstos es del 15 % o mayor.

6.3.8. Si se estima que el suelo contiene del orden de 10 % de finos, désele al suelo
una identificación doble mediante dos símbolos para el grupo. El primer
símbolo del grupo deberá corresponder a grava o arena limpia (GW, GP,
SW, SP) y el segundo a grava o arena con finos (GC, GM, SC, SM). El
nombre deberá corresponder al del primer símbolo de grupo más las palabras
"con arcilla" ó "con arena", para indicar el carácter plástico de los finos. Por
ejemplo: grava bien gradada con arcilla, GW-GC o arena con limo
pobremente gradada SP-SM.

6.3.9. Si la muestra fuera predominantemente arena o grava pero se estima que


contiene 15 % o más de otros constituyentes de materiales de grano grueso,
las palabras "con grava" ó "con arena" deben agregarse al nombre del grupo.
Por ejemplo: "grava con arena pobremente gradada GP" ó "ar ena pobremente
gradada con grava, SP".

6.3.10. Si la muestra de campo contiene guijarros, cantos rodados, o ambos, las


palabras ―con guijarros‖ o ―con guijarros y cantos rodados‖ deben ser
añadidas al nombre de grupo. Por ejemplo: ―grava limosa con guijar ros,
GM‖.
7. Informe.
El informe debe incluir la información del origen, y de los ítems indicados en la Tabla 3.14.
Tabla 3.14. Información básica en una Descripción e Identificación de Suelos
Información descriptiva de suelos.
1. Angularidad de las partículas: angular, subangular, subredondeada, redondeada.
2. Forma de las partículas: planas, alargadas, planas y alargadas.
3. Tamaño máximo de partículas.
4. Dureza, de arena gruesa a partículas más grandes.
5. Color (en condición húmeda).
6. Olor (mencionar solo se es suelo orgánico o si se trata e un olor inusual).
7. Humedad: seca. Húmeda, mojada
8. Reacción con HCI: ninguna, débil, fuerte
Para muestras intactas:
9. consistencia (solo en suelos de grano fino): muy suaves, suave, firme, dura, muy dura
10. Estructura: estratificada, laminada, figurada, fracturada, con presencia de lentes, con
bloques, homogénea.
11. Cementación; débil, moderada, fuerte
12. Comentarios adicionales (presencia de raíces, huecos, dificultades en el muestreo, etc.).
Identificación de suelos.
13. Nombre de grupo
14. Símbolo de grupo
15. Nombre local
16. Interpretación geológica
17. Porcentaje de guijarros y cantos rodados (en volumen)
18. Porcentaje de grava, arena y finos (en peso seco)
19. Rango de tamaño de partículas:
Grava-fina-gruesa
Arena-fina, media, gruesa.
Para suelos de grano fino:
20. Plasticidad de finos: no plástica, baja, media, alta, muy alta
21. Resistencia en seco: nula, baja, media, alta, muy alta.
22. Dilatancía : nula, lenta, rápida
23. Tenacidad: baja, media, alta.
24. Comentarios adicionales: presencia de raíces o de huecos de raíces, presencia de mica,
yeso, etc., recubrimientos superficiales de las partículas, de los agregados gruesos,
formación de cavernas o de costras, en los hoyos de barrenos o en las paredes de
trincheras, dificultad al barrenar o al excavar, etc.

Si se desea, los porcentajes de grava, arena y finos pueden establecerse en


términos que indiquen intervalos de porcentajes de la siguiente forma:
Rastros de partículas presentes pero que se estiman en menos del 5%.
Pocas 5 a 10%
Pequeñas 15 a 25%.
Algunas 30 a 45%.
Abundantes 50 a 100%.
SIMBOLO NOMBRE DE GRUPO
DE GRUPO
manuales.

< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Arcilla magra
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena  grava Arcilla magra con arena
CL %arena < grava Arcilla magra con grava
%arena  grava < 15% de grava Arcilla magra arenosa
 30% por encima del tamiz Nro. 200  15% de grava Arcilla magra arenosacon grava
%arena < grava < 15% de arena Arcilla magra gravosa
 15% de arena Arcilla magra gravosa con arena

< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Limo
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena  grava Limo con arena
ML %arena < grava Limo con grava
%arena  grava < 15% de grava Limo arenoso
 30% por encima del tamiz Nro. 200  15% de grava Limo arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Limo gravoso
 15% de arena Limo gravoso con arena

< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Arcilla plástica
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena  grava Arcilla plástica con arena
CH %arena < grava Arcilla plástica con grava
%arena  grava < 15% de grava Arcilla plástica arenosa
 30% por encima del tamiz Nro. 200  15% de grava Arcilla plástica arenosa con grava
%arena < grava < 15% de arena Arcilla plástica gravosa
 15% de arena Arcilla plástica gravosa con arena

< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Limo elástico
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena  grava Limo elástico con arena
MH %arena < grava Limo elástico con grava
%arena  grava < 15% de grava Limo elástico arenoso
 30% por encima del tamiz Nro. 200  15% de grava Limo elástico arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Limo elástico gravoso
 15% de arena Limo elástico gravoso con arena

< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Suelo orgánico
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena  grava Suelo orgánico con arena
OL / OH %arena < grava Suelo orgánico con grava
%arena  grava < 15% de grava Suelo orgánico arenoso
 30% por encima del tamiz Nro. 200  15% de grava Suelo orgánico arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Suelo orgánico gravoso
 15% de arena Suelo orgánico gravoso con arena
Figura 3.22. Diagrama para la identificación de suelos de grano fino.
grupo empleados en la descripción de suelos, se basan en procedimientos visuales y
Debe establecerse claramente en los reportes geotécnicos, que los nombres y símbolos de
SIMBOLO DE GRUPO NOMBRE DE GRUPO

 5% de finos Bien gradada GW < 15% de arena Grava bien gradada


 15% de arena Grava bien gradada con arena
Pobremente gradada GP < 15% de arena Grava pobremente gradada
 15% de arena Grava pobremente gradada con arena

Bien gradada finos = ML ó MH GW - GM < 15% de arena Grava bien gradada con limo
GRAVA  15% de arena Grava bien gradada con limo y arena
%grava > %arena 10% de finos finos = CL ó CH GW - GC < 15% de arena Grava bien gradada con arcilla
 15% de arena Grava bien gradada con arcilla y arena
Pobremente finos = ML ó MH GP - GM < 15% de arena Grava pobremente gradada con limo
gradada  15% de arena Grava pobremente gradada con limo y arena
finos = CL ó CH GP - GC < 15% de arena Grava pobremente gradada con arcilla
 15% de arena Grava pobremente gradada con arcilla y arena

finos = ML ó MH GM < 15% de arena Grava limosa


 15% de arena Grava limosa con arena
 5% de finos finos = CL ó CH GC < 15% de arena Grava arcillosa
 15% de arena Grava arcillosa con arena

 5% de finos Bien gradada SW < 15% de arena Arena bien gradada con limo
 15% de arena Arena bien gradada con limo y grava
Pobremente gradada SP < 15% de arena Arena bien gradada con arcilla
 15% de arena Arena bien gradada con arcilla y grava

Bien gradada finos = ML ó MH SW - SM < 15% de arena Arena bien gradada con limo
ARENA  15% de arena Arena bien gradada con limo y grava
%arena > %grava 10% de finos finos = CL ó CH SW - SC < 15% de arena Arena bien gradada con arcilla
 15% de arena Arena bien gradada con arcilla y grava
Pobremente finos = ML ó MH SP - SM < 15% de arena Arena pobremente gradada con limo
gradada  15% de arena Arena pobremente gradada con limo y grava
finos = CL ó CH SP - SC < 15% de arena Arena pobremente gradada con arcilla
 15% de arena Arena pobremente gradada con arcilla y grava

finos = ML ó MH SM < 15% de arena Arena limosa


 15% de arena Arena limosa con grava
 5% de finos finos = CL ó CH SC < 15% de arena Arena arcillosa
 15% de arena Arena arcillosa con grava

Figura 3.23. Diagrama para la identificación de suelos de grano grueso


Figura 3.1. Partículas angulares. Figura 3.2. Partículas subangulares.

Figura 3.3. Partículas subredondeadas. Figura 3.4. Partículas redondeadas.

Figura 3.5. Forma de las partículas. Figura 3.6. Color.

Figura 3.7. Consistencia. Figura 3.8. Cementación.


Figura 3.9. Dureza. Figura 3.10. Humedad y estructura.

Figura 3.11. Tamaño de partículas Figura 3.12. Tamaño de partículas.


Gravas. Guijarros.

Figura 3.13. Separación de la muestra. Figura 3.14. Esferas de 1‖ y ½‖


finos de los gruesos. resistencia en seco.

Figura 3.15. Presión con los dedos. Figura 3.16. Reacción del agua en la
resistencia en seco. superficie de la esfera.
Figura 3.17. Presión de la muestra Figura 3.18. Formado un rollo de
con la mano y su reacción. 1/8‖con la mano y una superficie lisa.

Figura 3.19. Ruptura del rollo luego Figura 3.20. Resistencia del rollito 1/8‖
de llegar al límite plástico.

Figura 3.21. Rejuntado de las piezas del rollo hasta que esta se quiebre.

CAPITULO CUATRO
Flujo de agua.
La tierra en su mayor parte contiene agua, la cual compone el 70 % de ella. Por esa razón, no
resulta raro que sea el agua el fluido más comúnmente encontrado durante la excavación en la
construcción de una obra de ingeniería.
El agua principalmente se encuentra en los ríos, lagos, mares, en el suelo como agua
subterránea y otros lugares. Esta proviene de diversas fuentes, pero principalmente de la
lluvia y de la fusión de la nieve.

1. Ciclo hidrológico y ocurrencia de agua en el suelo.

El ciclo hidrológico, es el proceso que resulta en la circulación del agua por toda la tierra.
Básicamente el proceso empieza cuando el agua se evapora de la superficie del océano y
asciende a la atmósfera. Las corrientes de aire que se mueven constantemente en la atmósfera
de la Tierra llevan hacia los continentes el aire húmedo. Cuando el aire se enfría, el vapor se
condensa y forma gotitas de agua que por lo general se las ve en forma de nubes. Con
frecuencia las gotitas se juntan y forman gotas de lluvia. Si la atmósfera está lo
suficientemente fría, en vez de gotas de lluvia se forman copos de nieve. Sea en una forma o
la otra, el agua que ha viajado centenares o hasta miles de kilómetros desde el océano cae
sobre la superficie terrestre. Allí se junta en riachuelos o se infiltra en el suelo y empieza su
viaje de regreso al mar (Compton’s Encyclopedia).
Los procesos internos más importantes que ocurren continuamente en el ciclo hidrológico
son:

 Evaporación.- La fuente de la energía necesaria para el movimiento del agua


proviene del calor del Sol. La temperatura del suelo y la radiación calórica
transforma el agua en vapor ligero que se eleva hasta la atmósfera, cada
segundo el Sol hace subir 15.000.000 de toneladas de agua de los océanos y
otras fuentes. Pero el vapor acuoso no solo se produce como resultado de la
acción de bombeo del Sol en las superficies de los cuerpos de agua.
Aproximadamente el 85 % proviene de los océanos, pero las plantas también
contribuyen vapor acuoso. Embeben humedad por medio de su sistema de
raíces y luego la pasan por las hojas como vapor. Un abedul puede despedir
unos 265 litros de agua diariamente y una hectárea de maíz puede despedir
unos 36.300 litros en un día (Compton’s Encyclopedia).
 Condensación.- El agua que se evapora y asciende a la atmósfera, mediante
las corrientes de aire que se mueven constantemente en la atmósfera de la
Tierra, llevan hacia los continentes cada año unos 400.000 km3 de aire
húmedo. Cuando el aire se enfría, el vapor se condensa y forma gotitas de
agua. Por lo general se las ve en forma de nubes que flotan mientras están en
forma de vapor, las cuales circulan por todo el planeta gracias a la acción de
los vientos.
 Precipitación.- El agua en forma de nubes que ya se encuentra filtrada y
depurada, cae como lluvia, nieve y hielo a la superficie terrestre. A esta
acción se la denomina precipitación.
 Escurrimiento.- Cuando el agua cae al suelo, una parte de esta ingresa al
interior (infiltración) de este modo se reabastecen los depósitos subterráneos
de agua. Sin embargo, el agua que no ingresa corre por encima de la
superficie terrestre y llega a formar parte de los lagos, ríos o algún tipo de
corriente y con el tiempo regresa al mar para empezar nuevamente el ciclo.
La fuente de energía que hace posible este proceso es la gravedad. En la
Figura 4.1, define de forma gráfica y esquemática el proceso que constituye
el ciclo hidrológico.

Precipitación

Infiltración
Evaporación
Escorrentía

Lago
Nivel freático
Dirección del
movimiento del agua Mar

(a)
Mar Evaporación Atmósfera

Evaporació

Transpiración de n del suelo


las plantas
Precipitación
Escurrimiento

superficial Sobre la
Flujo de agua
Infiltración
subterránea

(b)
Figura 4.1. Ciclo hidrológico del agua.
(a) Ciclo hidrológico (Diccionario del agua). (b) Esquema del ciclo hidrológico con todos los
procesos (Blyth & de Freitas, 1989).
2. Agua subterránea.

Del total de agua procedente de las precipitaciones, una parte circula por la superficie
terrestre, otra se evapora, y una tercera se infiltra en la tierra. Las partículas del suelo forman
espacios vacíos que se intercomunican entre sí como una red complicada de conductos, por
donde circulará el agua.
Las partículas del suelo compuestas de minerales, absorben cierta cantidad de agua
mientras el agua ingresa al interior del suelo, a este ingreso no uniforme de agua durante el
humedecimiento del suelo se lo llama infiltración. A medida que el agua continua
ingresando, las partículas de suelo se saturarán y dejarán de adsorber agua, por lo que el agua
descenderá cada vez más hasta llegar a una profundidad donde todos los espacios vacíos del
suelo estén llenos de agua. A toda esa acción del movimiento del agua hasta alcanzar la zona
de saturación se la llama percolación. El agua retenida en el interior del suelo saturará los
espacios vacíos del suelo donde empezará a desplazase uniformemente hacia lagos y otras
fuentes de recarga. A este movimiento uniforme del agua a través del suelo saturado, se lo
llama flujo de agua subterránea.
La infiltración, depende en gran manera de la estructura del suelo, en suelos de grano
grueso como arenas y gravas la infiltración es rápida, mientras que en suelos finos como
arcillas es muy lenta. La infiltración cesa una vez que los espacios vacíos del suelo se llenan
de agua, de manera que si el ritmo de agua continua, se dará paso a un flujo de agua.

Superficie y nivel freático.

El agua percolante puede descender a diferentes profundidades, hasta llegar a una


profundidad donde se detiene, a esta superficie que llega el agua se la denomina superficie
freática. Si se perforara un pozo más profundo que la superficie freática, el agua no se
retendrá al fondo del pozo sino se cumplen ciertas condiciones, sino que seguirá
descendiendo. Si se sigue profundizando el pozo, el agua alcanzará nuevamente una
superficie donde se detendrá y se acumulará al fondo del pozo. Al nivel de agua que se eleva
por encima de su superficie freática, se lo denomina nivel freático, la condición que debe
cumplirse para que el agua se detenga es que: la presión del agua en los espacios vacíos del
suelo alcance un equilibrio con la presión atmosférica. Algunos geólogos estiman, que el
agua puede descender hasta alcanzar 8 kilómetros al interior de la tierra (Whitlow, 1994).
El agua subterránea puede ser de dos tipos, la Figura 4.2 muestra que ambos tipos

están separados por el nivel freático. El agua que se encuentra por encima del nivel

freático se la llama: Agua vadosa o capilar y la que está por debajo del nivel freático

se la llama: Agua freática o gravitacional.

Agua freática o gravitacional.

La fuerza gravitacional, hace posible que el agua se infiltre en el suelo. Cuando el suelo no
puede retener más agua en contra de la atracción de la gravedad, se dice que el suelo ha
alcanzado su capacidad de campo. Cuando un suelo ha alcanzado su capacidad de campo, el
resto de agua que ingrese al suelo no será ya retenida, sino que descenderá a niveles más
profundos influida simplemente por la fuerza gravitacional. Esta agua continuará moviéndose
hacia abajo después de la cesación de la infiltración hasta que se mantenga en equilibrio con
la presión atmosférica. El agua que desciende simplemente por gravedad y se almacena entre
el nivel y la superficie freática es el agua freática o gravitacional. Los espacios vacíos entre
partículas del suelo en la zona freática (debajo del nivel freático) están saturados de agua, por
lo tanto la presión interna del agua en ellos es mayor que la presión atmosférica. Esta agua
retenida tiende a fluir lateralmente (Figura 4.2).
Lluv
ia

Esc
Agua u
agu rrimie
Vadosa Infiltra a su nto
per d
ción fici el
al
Agua
Freática Nivel
freátic
Flujo o Río o Lago
de agu
a freáti
ca

Figura 4.2. Aguas subterráneas (Whitlow, 1994).

Agua vadosa o capilar.

Mientras el agua se desplaza hacia abajo por infiltración para incorporarse al agua freática,
esta es absorbida por las partículas del suelo y queda retenida en la superficie de estás. Los
materiales de grano fino, como las arcillas, pueden desarrollar potenciales altos de absorción
cuando se secan, los cuales solamente son satisfechos con cantidades considerables de agua.
Esta demanda del suelo por agua, es el requerimiento capilar del perfil del suelo. Esta agua
retenida por encima del nivel freático por las fuerzas de tensión superficial es el agua vadosa
o capilar. La presión del agua entre los espacios vacíos entre partículas en esta región es
inferior a la atmosférica (Figura 4.2).

Acuífero.

Un acuífero es un estrato subterráneo de suelo, generalmente compuesto de arena o grava


cuya permeabilidad permite la retención de agua, dando origen a las aguas interiores o
freáticas. Generalmente los acuíferos se originan cuando el agua que se encuentra ocupando
los espacios vacíos entre las partículas del suelo no queda retenida en ellos, estos espacios
sirven como conductos de transmisión y como depósitos de almacenamiento.
Como conductos de transmisión transportan el agua subterránea de las áreas de recarga,
hacia lagos, pantanos, manantiales, pozos y otras fuentes de captación. El límite inferior de
un acuífero descansa sobre un nivel o substrato rocoso impermeable; el límite superior se
denomina nivel freático. Como depósitos de almacenamiento, los acuíferos actúan
suministrando agua de sus reservas para ser utilizada cuando la extracción exceda a la recarga
y, a la vez, almacenando agua durante los períodos en que la recarga resulta mayor que la
extracción (Diccionario del agua).
Debido a las distintas formaciones geológicas y características del suelo, existen
diferentes tipos de acuíferos:

 Los acuíferos libres o no confinados.- Son formaciones geológicas donde el


agua subterránea presenta una superficie libre, sujeta a la presión atmosférica
como límite superior de la zona de saturación. Está formado en general por
un estrato permeable parcialmente saturado de agua que yace sobre otro
estrato impermeable como muestra la Figura 4.3 o relativamente
impermeable (Diccionario del agua).
 Acuíferos colgados.- En la mayoría de los casos existe solamente un nivel
freático, pero en algunos casos, a causa de la presencia de acuitardos de
pequeñas dimensiones relativas, pueden existir acuíferos que se denominan
acuíferos colgados como muestra la Figura 4.3 con niveles freáticos
adicionales (Diccionario del agua).
 Los acuíferos confinados o artesianos.- Son formaciones geológicas
permeables, completamente saturadas de agua, confinadas entre dos capas
(Figura 4.3) o estratos impermeables o prácticamente impermeables (una
inferior y otra superior). En estos acuíferos, el agua está sometida, en
general, a una presión mayor que la atmosférica y al perforar un pozo en
ellos, el agua se eleva por encima incluso hasta el nivel del terreno natural,
por lo que un pozo perforado en el lugar fluirá por si solo, como si fuera un
manantial (Diccionario del agua).
 Los acuíferos semiconfinados.- Son acuíferos completamente saturados
sometidos a presión que están limitados en su parte superior por una capa
semipermeable (acuitardo) y en su parte inferior por una capa impermeable
(acuífugo) o también por otro acuitardo. En este tipo de acuífero, la
perforación de un pozo de bombeo, inducirá a un flujo vertical del agua
contenida en el acuitardo, que actuará como recarga del acuífero, en este tipo
de acuíferos no circula agua en sentido horizontal (Diccionario del agua).
 Los acuíferos semilibres.- Representan una situación intermedia entre un
acuífero libre y uno semiconfinado. En este caso, la capa confinante superior
es un estrato semipermeable o acuitardo, de características que existe
circulación horizontal de agua (Diccionario del agua).

Acuitardo.

Es una formación geológica semipermeable, que conteniendo apreciables cantidades de agua


la transmiten muy lentamente, por lo que no son aptos para el emplazamiento de captaciones
de aguas subterráneas, sin embargo bajo condiciones especiales permiten una recarga vertical
de otros acuíferos.

Acuícludo.

Es una formación geológica poco permeable, que conteniendo agua en su interior incluso
hasta la saturación, no la transmite, por lo tanto no es posible su explotación. Generalmente
los acuícludos son depósitos subterráneos de arcilla (Figura 4.3).

Acuífugo.

Un acuífugo es una formación geológica subterránea que se caracteriza por ser impermeable,
por tanto, es incapaz de absorber o trasmitir agua.

3. Capilaridad.

La capilaridad es un fenómeno, que consiste en el ascenso de agua por un tubo delgado como
un cabello, conocido como tubo capilar. Este fenómeno depende de las fuerzas creadas por la
tensión superficial y el estado de la pared del tubo. La capilaridad puede ocurrir tanto en
tubos como en el suelo.
Niv
el f re
átic Agua subterranea
o
Acu colgada
ifero
no c Pozo artesiano
onfi
nado
Ac
u if
ero
con
fina
do Acu
ic ludo
Acuicludo Arcill
a

Figura 4.3. Formaciones geológicas subterráneas (Coduto, 1999).

Tensión superficial (T).


La tensión superficial es responsable de la resistencia que el agua presenta a la penetración de
su superficie, de la tendencia a la forma esférica de las gotas de agua, del ascenso del agua
por tubos capilares y de la flotación de objetos u organismos sobre la superficie del agua. En
el interior del agua, alrededor de una molécula actúan fuerzas atractivas simétricas que se
contrarrestan entre si, pero en la superficie del agua es algo distinto, una molécula se
encuentra sólo parcialmente rodeada por otras moléculas y en consecuencia esta es atraída
hacia el interior del agua por las moléculas que la rodean. Esta fuerza de atracción, tiende a
arrastrar a las moléculas de la superficie hacia el interior del agua y al hacerlo el agua se
comporta como si estuviera rodeada por una membrana invisible que impide que cuerpos
muy pequeños la penetren. Se ha medido el valor de la tensión superficial del agua, que es:

T = 0.073 N/m

Máximo ascenso capilar en tubos.


La Figura 4.4, muestra tres tubos capilares de diámetros diferentes colocados en posición
vertical sobre una masa de agua, de tal manera que el extremo inferior esta sumergido y el
extremo superior queda libre a la atmósfera. Al poner el tubo en contacto con el agua, la
atracción molecular entre el vidrio y el agua se combina con la tensión superficial, como
resultado de esto la tensión superficial actúa en las moléculas de agua y eleva el agua hasta
una altura hc, conocida como el máximo ascenso capilar. Este ascenso depende del diámetro
del tubo, mientras más pequeño sea el diámetro del tubo mayor será el ascenso capilar.
La Figura 4.5a muestra que la superficie libre de la columna de agua capilar, tiene una
forma una cóncava llamada menisco. Esta forma se debe a que la tensión superficial (T),
actúa perimetralmente alrededor del tubo con una inclinación  respecto a la pared del tubo.
El ángulo , es llamado ángulo de contacto, su valor depende de las condiciones de la
pared del tubo. En tubos con pared limpia, tomará el valor de cero. Si la pared el tubo está
sucia, tomará un valor comprendido entre 0 y 90º. En cambio, si la pared del tubo está
cubierta de grasa de modo que impida la adherencia del agua, tomará un valor mayor a 90º.
hc
hc
hc

AGUA

Figura 4.4. Máximo ascenso capilar en tubos (Das, 1998).

Tubo capilar
D
 
hc· w
T T

uw hc

Presión
W +

h·w

(a) (b) (c)


Figura 4.5. Máximo ascenso capilar en tubos (Whitlow 1994; Das, 1998).
(a) Detalle de la superficie libre. (b) Tubo capilar. (c) Presión hidrostática.

La Figura 4.5c, muestra un diagrama de presiones hidrostáticas del sistema. El agua que
ascendió capilarmente tiene una presión (uw) negativa, donde tiene un valor máximo en la
superficie libre. Mientras que el agua que está por debajo del tubo capilar tiene una presión
positiva que varía según a la profundidad. A esta presión negativa, se la denomina succión. El
agua se elevará a una altura hc, donde el peso de la columna de agua estará en equilibrio con
la tensión superficial. Como el sistema está en equilibrio, entonces se tendrá que:

Fabajo + Farriba = 0 [4.1]


La única fuerza hacia arriba considerada como negativa, es la componente vertical de la
tensión superficial, que será:
F arriba  T V

La componente vertical Tv de la tensión superficial, ocasiona el ascenso capilar que será

F arriba    D  T  cos [4.2]

La fuerza que actúa hacia abajo, considerada positiva es la del peso de la columna

de agua que será:

F abajo W

Donde, se tendrá que:

 
F abajo  hC    D 2    w
4 
[4.3]

Por lo tanto, reemplazando las ecuaciones [4.2] y [4.3] en la ecuación [4.1], se tiene que:

 d2
hc    w    D  T  cos   0
4

Despejando hc, se tiene que:

4  T  cos 
hc  [4.4]
D  w
Donde:
hc = Máximo ascenso capilar.
T = Tensión superficial.
 = ángulo de contacto.
D = Diámetro del tubo capilar.
w = Peso unitario del agua.

Con la ecuación [4.4] se puede determinar el máximo ascenso capilar en tubos capilares
de vidrio en función al diámetro del tubo.

Ascenso capilar en suelos.

Los continuos espacios vacíos del suelo pueden comportarse en conjunto como tubos
capilares con secciones transversales diferentes. En contraste con lo que ocurre en los tubos,
los vacíos continuos del suelo se comunican entre si en toda dirección, constituyendo un
enrejado de vacíos.
En la Figura 4.6 se ha colocado suelo en un cilindro transparente. La parte inferior ha
sido protegida para evitar que el suelo salga pero permitir el contacto con el agua, mientras
que el extremo superior queda expuesto a la atmósfera. Algún tiempo después de poner en
contacto la parte inferior del tubo con el agua, la Figura 4.6a muestra que el agua asciende
capilarmente hasta una altura máxima hc. A una altura hcs, la Figura 4.6b muestra que el suelo
está completamente saturado, mientras la región de suelo comprendida entre hcs y hc según la
Figura 4.6b, está parcialmente saturada de agua. La Figura 4.6c, muestra que el ascenso
capilar resulta ser más rápido mientras el grado de saturación disminuya. Hazen (1930)
obtuvo una ecuación que permite determinar el máximo ascenso capilar de agua en el suelo,
que es:
C
hc  [4.5]
e  D10
Donde:
hc = Máximo ascenso capilar en el suelo.
e = Índice de vacíos.
D10 = Tamaño efectivo.
C = Constante que depende de la forma de las partículas.

hc hc
Seca

c d
Húmeda

Aire

hc
Agua
Saturada

h cs

100 S% v

(a) (b) (c)


Figura 4.6. Ascenso capilar en el suelo (Terzagui & Peck; Das, 1998).
(a) Columna de suelo en contacto con el agua. (b) Variación del grado e saturación en la
columna de suelo. (c) Variación de la velocidad del ascenso capilar en el suelo.

La constante C, puede ser estimada según a la forma y estado de las partículas del suelo
con la Tabla 4.1.
Tabla 4.1. Valores del coeficiente C en mm2 (Crespo, 2001).
Forma de las partículas
Redondeada Rugosa
2
C mm 10 20 30 40 50 60
Limpio Sucio

La Figura 4.7 muestra dos curvas que han sido determinadas experimentalmente de la
observación del ascenso capilar en diversos suelos. A la altura hcs, se la llama altura de
saturación capilar y puede ser determinada con la Figura 4.7. Para lo cual, debe ingresarse a
la Figura con un valor del diámetro efectivo en milímetros, luego de interceptar a la curva
deseada, entonces se tendrá una aproximación del ascenso capilar correspondiente al caso.
En un perfil de suelo, el agua ascenderá capilarmente a partir del nivel freático y saturará
todos los espacios vacíos hasta una altura hcs con respecto al nivel freático. El máximo
ascenso capilar se registrará a una altura hc. Al igual que en los tubos, mientras más pequeñas
sean las partículas del suelo, mayor será el ascenso capilar.

Arcilla
Limo
4
10
Arena
Asc
en ción
mm

10 3 cap
ilar
hc
Ascención capilar

2
10 Nivel d Grava
e satura
ción h
cs

1
10

0
0.002 0.006 0.02 0.06 0.2 0.6 2 6 20
Diámetro efectivo, D10 mm
Figura 4.7. Relación aproximada entre el ascenso capilar y el tipo de suelo (Whitlow, 1994).

La Tabla 4.2, muestra un rango aproximado del ascenso capilar para diversos suelos.

Tabla 4.2. Rango aproximado de ascenso capilar en suelos (Das, 1998).


Tipo de suelo Ascenso capilar en m
Arena gruesa 0.12 - 0.18
Arena fina 0.3 - 1.2
Limo 0.76 - 7.6
Arcilla 7.6 - 23

4. Concepto de carga.

La Figura 4.8, muestra una tubería donde se han instalado un par de tubos que registran
diferentes niveles de agua. El agua que asciende no lo hace por capilaridad, sino que estos
tubos miden la presión y la velocidad del flujo de agua que circula. Para el punto B, el
piezómetro medirá la presión, mientras que el tubo Pitot mide la velocidad del flujo. Con la
línea de referencia ubicada en la parte inferior del sistema y los niveles de agua del par de
tubos instalados, pueden determinarse las distintas formas de energía que existen en el punto
B, que son:

 Energía potencial.- Esta se refiere a la elevación que tiene el punto respecto


a la línea de referencia.
 Energía de presión.- Esta se debe a la presión del flujo de agua.
 Energía cinética.- Se debe a la velocidad con que circula el flujo de agua.
Aunque las unidades en que se expresa la energía son: Joules, BTUs y otros, conviene
hacer el uso del concepto de carga para expresar la energía en términos conocidos y
fácilmente cuantificables.
Piezómetro Tubo Pitot

hv

hp
Area (A) h

Punto B
hz

Nivel de referencia
Figura 4.8. Tubería con un piezómetro y tubo Pitot instalados (Coduto, 1999).

Para este fin el concepto de carga permite expresar la energía en unidades de longitud, a
saber la longitud de una columna de agua. Para esto, la energía es dividida entre la
aceleración de la gravedad, convirtiendo así cada forma de energía al equivalente de energía
potencial, expresada con una respectiva altura. Por lo tanto las tres formas de energía pueden
expresarse como:

 Altura potencial (hz).- Es la elevación entre la línea de referencia y el punto


B como se muestra en la Figura 4.8. Esta describe la energía potencial del
punto.
 Altura de presión (hp).- Es la elevación entre el punto B y el nivel de agua
del piezómetro, esta describe la energía de presión. Esta altura también se
conoce como altura piezométrica.
 Altura de velocidad (hv).- Es la diferencia en los niveles de agua que existe
entre el piezómetro y el tubo Pitot (Figura 4.8). Esta describe la energía
cinética del punto.

Piezómetro

Flujo
de agu
a

Partículas del suelo

Espacio vacío

Figura 4.9. Piezómetro instalado en un suelo.


La suma de estas tres alturas, se conoce como la altura total de carga (h) que se expresa:
h = hz + hp + hv [4.6]

La ecuación [4.6], es llamada la ecuación de Bernoulli que está expresada en términos del
concepto de carga. De manera similar a una tubería, la Figura 4.9 muestra un suelo donde
pasa a través de el un flujo de agua. Se ha instalado un piezómetro y se observa la elevación
de un cierto nivel de agua.
El flujo de agua circula por los espacios vacíos entre partículas del suelo, el piezómetro
mide la presión del flujo de agua en estos espacios vacíos o poros. Si se instala un tubo Pitot,
para medir la altura de velocidad del flujo de agua, este registrará una elevación de agua casi
igual al piezómetro, por lo cual la energía cinética será muy pequeña como para tomarla en
cuenta en el suelo. Esto se debe a que el flujo de agua en los espacios vacíos del suelo, no
tiene tanta influencia como en toda la sección transversal de una tubería. La ecuación de
Bernoulli expresada en términos del concepto de carga para el suelo, será:

h = hz + hp [4.7]
Donde:
h = Altura total de carga.
hz = Altura potencial.
hp = Altura piezométrica.

Pérdida de carga (h).

El flujo de agua que circula en una tubería, irá perdiendo energía a lo largo de esta. Esta
energía que se pierde, se debe a la fricción del agua con las paredes del tubo o debido a otros
obstáculos que pueda tener el sistema. En la Figura 4.10 se muestra una tubería, donde se han
instalado dos piezómetros en dos puntos distantes de esta.

hv.A h

hv.B

hp.A hp.B
B
A
Q

L hz.B
hz.A

Nivel de referencia
Figura 4.10. Tubería con piezómetros instalados en los puntos A y B (Coduto, 1999)

La diferencia entre las alturas piezométricas de los puntos A y B, indica la magnitud de la


pérdida de carga expresada en términos del concepto de carga, a lo largo de la distancia L.
Esta pérdida de carga indica la existencia de un flujo de agua, pues si no existiera significaría
que el agua no se mueve. En el suelo se reproduce la misma idea, donde la pérdida de carga
es medida en dos puntos.
Gradiente hidráulico (i).
El gradiente hidráulico se define como la relación entre la pérdida de carga y la distancia
donde ocurre esta pérdida, es medido en dos puntos del sistema como el caso de los puntos A
y B de la Figura 4.10. La altura total de carga disminuirá siempre en el sentido del flujo de
agua, por lo cual el valor del gradiente hidráulico siempre será positivo, además será
adimensional. Los puntos ubicados para medir el gradiente hidráulico siempre estarán
alineados respecto a la dirección del flujo. La Figura 4.11 muestra la forma correcta de ubicar
estos puntos en un sistema.

hA
Dirección del
flujo de agua hA
el
nd a
hA e c ció agu
h
h hB
r
Di jo d
flu
e
h
hB
Dirección hB
del flujo A
de agua A

L
A B L
B B
L

Figura 4.11. Ubicación correcta de los puntos para determinar el gradiente hidráulico.

El gradiente hidráulico será:

h
i [4.8]
L

Un valor elevado del gradiente hidráulico refleja una fricción excesiva, y esto
generalmente significa un flujo con velocidad alta. En el caso de los suelos es igual.

Presión de poros (u).

Se conocerá como poro al espacio vacío formado entre partículas de suelo y la presión del
agua dentro de estos espacios vacíos, es conocida como la presión de poros. La Figura 4.12
muestra el caso de un suelo saturado donde se ha instalado un piezómetro, la presión de poros
originó que una cantidad apreciable de agua suba por el piezómetro hasta que el peso de esta
columna esté en equilibrio con la presión de poros. Si Mp es la masa del agua contenida en el
piezómetro y Ap es el área de la sección transversal del piezómetro, la presión de poros será:

Mp
u
Ap

La masa del agua (Mp) puede escribirse en función a las dimensiones del piezómetro.

 w  h p  Ap
u
Ap
Por lo que la expresión se reduce a:

u =  w·hp [4.9]
Donde:
hp = Altura piezométrica.
w = Peso unitario del agua.
u = Presión de poros.

Ap
Wp
Ap
hp

Figura 4.12. Presión de poros en el suelo.


Con la ecuación [4.9], puede calcularse la presión de poros en un suelo saturado. La
presión de poros, también puede ser media en suelos parcialmente saturados. En el caso de un
suelo que tiene ascenso capilar, la presión de poros en la zona capilar será:

 S 
u     w  h [4.10]
 100 
Donde:
u = Presión de poros.
S = Grado de saturación del suelo en porcentaje.
h = Elevación del punto respecto al nivel freático.
w = Peso unitario del agua.

5. Condiciones del flujo subterráneo.

La Figura 4.13, muestra la variación de la velocidad de descarga respecto al incremento del


gradiente hidráulico. Mientras el gradiente hidráulico se incrementa, también lo hace la
velocidad de descarga. Para rangos determinados del gradiente hidráulico, la relación entre
velocidad de descarga y el gradiente hidráulico tendrá un comportamiento diferente. Este
comportamiento está clasificado en tres diferentes zonas.

 Zona I.- Esta zona corresponde al flujo laminar, donde la relación entre la
velocidad de descarga y el gradiente hidráulico describe un comportamiento
que se ajusta a una línea recta, siendo así en está zona se tiene un
comportamiento lineal.
 Zona III.- Corresponde a un flujo turbulento, donde no se establece un
comportamiento uniforme de la velocidad para un determinado gradiente
hidráulico, por lo que en esta zona se tendrá un comportamiento no lineal del
flujo de agua.
 Zona II.- Esta zona corresponde a una etapa intermedia, donde el flujo pasa
de un comportamiento laminar a turbulento. La relación entre la velocidad de
descarga y el gradiente hidráulico se ajustará a una forma parabólica.
Zona III
Velocidad, v Flujo Turbulento

Zona II
Flujo de Transición

Zona I
Flujo Laminar

Gradiente Hidráulico, i
Figura 4.13. Variación natural de la velocidad de descarga con el gradiente hidráulico.

La zona I, es la que más se ajusta al comportamiento del suelo. Por lo general, el flujo de
agua que circula por los espacios vacíos del suelo como conjunto es lento, por lo que se
tendrán valores bajos de la velocidad. En está zona la velocidad de descarga será
proporcional al gradiente hidráulico, lo cual es de importancia, pues todo el análisis que se
efectúa en este capítulo tiene como base un comportamiento laminar del flujo de agua.

Dirección del flujo subterráneo.

Para la facilidad en el análisis, se debe especificar la dirección del flujo de agua como
conjunto, pues el flujo de agua que circula a través de los espacios vacíos del suelo puede ir
en cualquier dirección. Si se transforma el movimiento del flujo de agua a un campo
vectorial, representado al flujo con vectores de velocidad, este podría clasificarse de acuerdo
a la dirección en que se mueve cada uno de estos por los espacios vacíos del suelo.

x x

y y z
(a) (b) (c)
Figura 4.14. Condiciones de flujo en una dos y tres dimensiones.
Se dirá que es un flujo unidimensional, cuando todos los vectores de velocidad son
paralelos y de igual magnitud (Figura 4.14a). En otras palabras toda el agua se mueve
paralelamente en una sección transversal de área. Será flujo bidimensional, cuando todos los
vectores de velocidad estén todos confinados en un simple plano, variando en su magnitud y
dirección (Figura 4.14b). El flujo en tres dimensiones es el comportamiento más general del
flujo de agua en suelos. Este es cuando los vectores de velocidad varían tanto en magnitud
como dirección en el espacio x, y, z (Figura 4.14c).

6. Flujo en una dimensión.

El análisis de esta condición de flujo, resulta ser la más sencilla y fácil de comprender.
Generalmente esta tiene su aplicación en permeámetros (aparatos de laboratorio) y otros
sistemas sencillos de flujo de agua a través de suelos confinados en tubos y otras secciones.
Por lo cual, para emplear este tipo de análisis debe tenerse la certeza que el flujo se comporta
de la misma manera que el de la Figura 4.14a.

Presión del flujo (j).

En el permeámetro de laboratorio que se muestra en la Figura 4.15, se ha introducido un


suelo entre los niveles C-C y B-B. También se ha ubicado cuidadosamente una válvula que
controla la salida del flujo de agua.

Área = A
q

O O

hs
Válvula

A A
h
B B
Flujo

L
Suelo
C C

Figura 4.15. Permeámetro para la presión de flujo (Whitlow, 1994).

Por el reservorio superior, se ingresa una cantidad constante de flujo, de tal manera que
ocasiona un flujo ascendente en el suelo hasta alcanzar el nivel A-A y salir por la válvula. El
flujo ascendente de agua, produce una presión que actúa sobre las partículas del suelo
llamada presión del flujo que depende de la altura de carga (hs), está presión ascendente
levantará a las partículas del suelo haciéndolas flotar, a este estado que llega el suelo se lo
denomina flotación. Si se cerrara la válvula, el agua ascenderá hasta el nivel O-O, donde el
sistema se mantendrá en equilibrio y no existirá flujo de agua. La cantidad de agua
comprendida en los niveles A-A y O-O, ejerce la presión necesaria que contrarresta está
presión ascendente del flujo. Entonces, la presión que ejerce el agua comprendida en los
niveles A-A y O-O denominada como J, será:
J   w  hs

Como la velocidad de flujo es constante, la presión de flujo que actúa sobre el suelo
también será constante entre C-C y B-B. Por lo tanto la presión de flujo por unidad de
volumen denominada como j, será:

 W  hs
j [4.11]
L

De esta expresión, se reconoce el gradiente hidráulico (i), que en el sistema mostrado en


la Figura 4.15, se expresa como:

hs
i
L

Si se sustituye esta última expresión en la ecuación [4.11], se tendrá que:

j  i  W [4.12]
Donde:
j = Presión de flujo.
i = Gradiente hidráulico.
w = Peso unitario del agua.

Con la ecuación [4.12], se puede calcular la presión que ejerce un flujo de agua en las
partículas del suelo por unidad de volumen.

Gradiente hidráulico crítico (ic).

Se define como gradiente hidráulico crítico, al máximo gradiente hidráulico que el suelo
pueda tolerar antes que se produzca flotación. Considerando nuevamente el permeámetro de
la Figura 4.15, la condición para tener el máximo gradiente hidráulico del suelo, será
igualando el peso del suelo y agua comprendido en los niveles C-C y A-A con el peso total
del agua en los niveles C-C y O-O. Por lo cual se tendrá que:

w·(L + h + hs) = sat·L + w·h


Entonces:
w·hs + w·L = sat·L

Por lo tanto:

w·hs =(sat - w)·L


Esta expresión puede escribirse como:

hs
w   sat   w
L

hs
De está ecuación, se reconoce que: ic  , además de ’= sat – w.
L
Reemplazando, el gradiente hidráulico crítico (ic) será:

ic  [4.13]
w
Donde:
ic = Gradiente hidráulico crítico.
' = Peso unitario sumergido del suelo.
w = Peso unitario del agua.

También, el gradiente hidráulico crítico puede expresarse en términos que se relacionan


con características propias del suelo, que pueden conocerse en laboratorio. Este también se
expresa:
Gs  1
ic  [4.14]
1 e
Donde:
ic = Gradiente hidráulico crítico.
Gs = Gravedad específica de los sólidos.
e = Índice de vacíos.

Con las ecuaciones [4.13] y [4.14], se puede determinar el gradiente hidráulico crítico
para un suelo.

Ley de Darcy.

H. Darcy (1850) realizó un experimento utilizando un permeámetro semejante al que se


muestra en la Figura 4.16, para estudiar las propiedades del flujo de agua vertical a través de
un filtro (suelo compuesto de arena).
Darcy, hizo variar la longitud de la muestra (L) y las alturas piezométricas en la parte
superior (h3) e inferior (h4) de la muestra. Para todas las variantes, midió el caudal (q)
desplazado, que era el que circulaba a través de la arena. Darcy encontró experimentalmente
que el caudal era proporcional a la relación: (h3 – h4)/L. Por lo cual propuso que:

 h  h4 
q  k  3  A [4.15]
 L 
Donde:

q = Caudal de descarga.
k = Una constante proporcional.

h3 = Altura piezométrica de la parte superior de la muestra.


h4 = Altura piezométrica de la parte inferior de la muestra.
L = Longitud de la muestra.
A =Área de la sección transversal de la muestra.
entra
q
1
2
3

L Arena

h3

q sale

h4
Línea de referencia
Figura 4.16. Permeámetro utilizado por Darcy (Lambe & Whitman, 1976).

La relación: (h3 – h4)/L, resulta ser el gradiente hidráulico del sistema. Por lo tanto la
ecuación [4.15] puede escribirse como:

q = k·i·A [4.16]

La ecuación [4.16], es conocida como la ley de Darcy. Según la Figura 4.13, la variación
de la velocidad de descarga respecto al gradiente hidráulico, describe una trayectoria que se
ajusta a una línea recta que parte del origen. La ecuación de esta línea será:

v = k·i [4.17]

La ecuación [4.17] es otra variación de la ley de Darcy, que relaciona la velocidad de


descarga con el gradiente hidráulico.

Validez de la ley de Darcy.

La ley de Darcy, es aplicable a un flujo de agua a través de un medio poroso como ser el
suelo, donde se tenga un flujo laminar. En los suelos, generalmente la velocidad del flujo es
lenta, por lo que en la mayoría de los casos se tendrá flujo laminar. Para una velocidad de
flujo muy rápida, la ley de Darcy no es aplicable.
Para evaluar la velocidad del flujo se utiliza el número de Reynolds, que es un número
adimensional que expresa la relación interna entre fuerzas viscosas durante el flujo.
Generalmente este número es usado en la hidráulica, para clasificar el flujo como laminar
(baja velocidad) o turbulento (alta velocidad). El número de Reynolds será:

v·D·
R

Donde:
R = Número de Reynolds.
v = Velocidad de descarga.
D =Diámetro promedio de las partículas del suelo.
 = Densidad del agua.
 = Viscosidad del agua.

Harr (1962) determinó empíricamente los valores críticos del número de Reynolds para el
suelo, donde conociendo el tamaño de las partículas y la velocidad de descarga, se puede
determinar el tipo de flujo que circula a través del suelo (flujo laminar o turbulento). Para
valores inferiores a 1, se tendrá un flujo laminar en el suelo. Si el número de Reynolds está
comprendido entre 1 a 12, se tendrá un flujo en transición. Para valores mayores a 12, el flujo
será turbulento donde no es aplicable la ley de Darcy. La Figura 4.17, muestra los límites
según al número de Reynolds donde la ley de Darcy es válida.

10

Flujo turbulento
v  k·i
Velocidad de descarga cm/s

R
=
12

Transición

0.1 R
Flujo laminar =
1
v  k·i

0.01
0.1 1 10 100
Tamaño promedio de las partículas del suelo mm
Figura 4.17. Valores límites del número de Reynolds (U.S. Engineers Corps, 1986).

Velocidad de flujo (vs).

En el suelo como se ve en la Figura 4.18, el agua circula a través de los espacios vacíos
siguiendo una trayectoria serpenteante (trazo punteado) del punto A hasta el punto B.
Esta trayectoria serpenteante es microscópica y resulta muy difícil determinar la
velocidad del flujo de agua en estas condiciones, pues debe tomarse en cuenta el tamaño del
poro y la ubicación del mismo en la trayectoria. Sin embargo en flujo de agua con el
propósito de facilitar el análisis se estudia el problema desde un punto de vista macroscópico,
se considera que el flujo recorre una trayectoria recta (trazo lleno) del punto A al B, con una
misma velocidad de flujo en toda su recorrido.
Trayectoria a escala
macroscópica.

microscópica.

Figura 4.18. Trayectoria del flujo de agua en un suelo (Lambe & Whitman, 1976).

La Figura 4.18, muestra un permeámetro que tiene confinado un suelo donde circula a
través de el un flujo de agua. El agua que circulará por el suelo tendrá una velocidad de flujo
vs, mientras que el agua que circula fuera del suelo tendrá una velocidad de descarga v.

v vs v

Figura 4.19. Velocidad de descarga y de flujo.

Debido a que no sale, ni ingresa agua adicional en todo el recorrido del flujo, por el
principio de continuidad se puede decir que el caudal que circula en cualquier punto del
sistema es el mismo. Sea qs el caudal que circula a través del suelo y q el caudal que circula
fuera del suelo, por lo tanto se tendrá que:

qs = q

La Figura 4.20a, muestra la sección transversal del permeámetro libre de suelo, mientras
que la Figura 4.20b muestra la sección transversal del suelo en el permeámetro ampliada
convenientemente, en ambas secciones circula el flujo de agua a diferentes velocidades.
Figura 4.20. Secciones transversales del permeámetro.
(a) Sección transversal donde circula el agua con una velocidad de descarga v.
(b) Sección transversal donde circula el agua con una velocidad de flujo vs.

Si A es el área de la sección transversal para la Figura 4.20a, As el área de los sólidos y Av


el área de los espacios vacíos entre partículas del suelo en la Figura 4.20b, se tendrá que:

v·A = vs·Av

Despejando la velocidad de flujo, se tendrá que:

A
vs  v
Av

Para una misma longitud unitaria L, el área puede transformarse en volumen, por lo cual
se tendrá que:
V
vs   v
Vv
Donde:
V = Volumen que circula en toda la sección transversal por unidad de longitud.
Vs = Volumen que circula por los espacios vacíos del suelo por unidad de longitud.

De está última expresión, se reconoce la porosidad que se expresa:

Vv
n
V

Reemplazando la porosidad, la velocidad de flujo será:

v
vs  [4.18]
n
Donde:
vs = Velocidad de flujo.
v = Velocidad de descarga.
n = Porosidad.
Con la ecuación [4.18] se puede determinar la velocidad del flujo en el suelo que será
mayor a la velocidad de descarga.
Conductividad hidráulica (k).

A la constante k de la ecuación [4.16] y [4.17], se la conoce como la conductividad


hidráulica. Esta es usada como un parámetro para evaluar la resistencia que ofrecida el suelo
al flujo de agua. La conductividad hidráulica depende en gran manera de la estructura del
suelo, las propiedades que influyen en la conductividad hidráulica son:

 El tamaño de partículas.
 La gradación del suelo.
 El índice de vacíos del suelo.
 La textura y rugosidad de las partículas.
 Temperatura.
 Viscosidad del fluido.

Claro está, que en la mayoría de los casos el agua nunca está completamente limpia,
contiene pequeñas cantidades de otras sustancias que pueden producir pequeñas variaciones
en la viscosidad y densidad, aún así estas dos últimas no definen el valor de la conductividad
hidráulica por lo que son descartadas.
La conductividad hidráulica es medida en unidades similares a la velocidad, su intervalo
de variación para el suelo es muy amplio. Se extiende desde un valor insignificante de 10-7
cm/s para el caso de arcillas, hasta un máximo de 100 cm/s para el caso de algunas gravas. En
la Tabla 4.3, se presenta rangos de valores para la conductividad hidráulica en algunos tipos
de suelo.

Tabla 4.3. Valores típicos de la conductividad hidráulica (Coduto, 1999).


Conductividad hidráulica
Tipo de suelo
cm/s
Grava limpia 1 a 100
Arena y grava mezclada 10-2 a 10
Arena gruesa limpia 10-2 a 1
-2 -1
Arena fina 10 a 10
Arena limosa 10-3 a 10-2
Arena arcillosa 10-4 a 10-2
-8 -2
Limo 10 a 10
Arcilla 10-10 a 10-6

Según al valor de la conductividad hidráulica, puede evaluarse el grado de permeabilidad


de un suelo. La Tabla 4.4, muestra una orientación del grado de permeabilidad del suelo
según a su conductividad hidráulica.
Existen diversas maneras para determinar la conductividad hidráulica de un suelo,

las formas más comunes son mediante:

 Ensayos en laboratorio.
 Métodos empíricos.
 Ensayos en campo.
Tabla 4.4. Grado de permeabilidad del suelo (Whitlow, 1994).
Grado de permeabilidad Conductividad hidráulica cm/s
-1
Elevada Superior a 10
-1 -3
Media 10 a 10
Baja 10-3 a 10-5
Muy baja 10-5 a 10-7
Practicamente impermeable menor de 10-7

Efecto de la temperatura en la conductividad hidráulica.

La conductividad hidráulica esta en función a la viscosidad del agua, que varia


considerablemente con el cambio de temperatura. Convencionalmente el valor de la
conductividad hidráulica se expresa para una temperatura ambiente de 20 ºC, esta variación
de la conductividad hidráulica conforme al cambio de temperatura obedece a la siguiente
ecuación:
k20 = Ct·kt [4.19]
Donde:
kt = Conductividad hidráulica correspondiente a una temperatura.
Ct = Coeficiente de corrección de la temperatura.
k20 = Conductividad hidráulica para una temperatura de 20 ºC.

El coeficiente de corrección de temperatura Ct, es una relación entre viscosidades del


agua a diferentes temperaturas. Este coeficiente puede ser obtenido de la Tabla 4.5.
La conductividad hidráulica siempre debe ser corregida por temperatura, en el caso de
tenerse una conductividad donde no se especifique la temperatura en que fue determinada, se
asumirá que será a 20 ºC.

Tabla 4.5. Valores para Ct (Das, 1998).


ºC Ct ºC Ct
4 1.555 24 0.910
10 1.299 25 0.889
15 1.135 26 0.869
16 1.106 27 0.850
17 1.077 28 0.832
18 1.051 29 0.814
19 1.025 30 0.797
20 1.000 40 0.670
21 0.976 50 0.550
22 0.953 60 0.468
23 0.931 70 0.410

6.1 Ensayos en laboratorio para determinar la conductividad hidráulica.

Determinar la conductividad hidráulica mediante ensayos en laboratorio es la forma más


común, práctica y confiable, donde se sigue la premisa que todo ensayo en laboratorio
reproduzca las mismas condiciones de campo. Para lo cual, se extraen apropiadamente
muestras de suelo de tal manera que los resultados obtenidos en laboratorio sean
representativos del tipo de suelo que se tiene en campo. Según al tamaño de las partículas del
suelo, se han ideado dos permeámetros que se utilizan para determinar la conductividad
hidráulica.
Ensayo de carga constante.
El ensayo de carga constante es un método para determinar la conductividad hidráulica de un
suelo en laboratorio, capaz de medir valores hasta de: k > 10-4 m/s. El aparato usado que se
muestra en la Figura 4.21, recibe el nombre de permeámetro de carga constante y
generalmente es usado para suelos de grano grueso como ser gravas y arenas.

Reservorio
superior

h Drenaje de rebalse

Piezómetros

Entrada q
de agua

Válvula

Reservorio
L Suelo inferior

q
Válvula

Cilindro Q
graduado

Figura 4.21. Permeámetro de carga constante (Coduto, 1999).

La muestra de suelo se introduce en un cilindro de plástico transparente, con filtros de


piedra porosa por encima y por debajo de ella. En la parte lateral del cilindro están instalados
varios piezómetros a lo largo de la muestra, para medir la altura de presión en diversos
puntos. El flujo de agua que pasa a través de la muestra de suelo proviene del reservorio
superior, que está diseñado para mantener una carga constante de agua. Finalmente en un
lapso de tiempo, el agua que rebalsa del reservorio inferior es recolectada en un cilindro
graduado.
Es importante que la muestra de suelo esté completamente saturada de agua, lo que
garantiza un flujo de agua, además que la presencia de burbujas de aire afectan
considerablemente los resultados. Para saturar completamente la muestra de suelo, primero se
debe suministrar un flujo constante de agua desairada (destilada) al reservorio superior, luego
se abren las dos válvulas y se deja circular el agua controlando la velocidad del flujo con las
válvulas. Cuando los niveles de agua en los piezómetros se mantengan constantes, se dirá que
el suelo está completamente saturado. El ensayo consiste en hacer correr un flujo de agua
controlado (por las válvulas) por un tiempo (t), donde se registran las alturas piezométricas de
la muestra y el volumen de agua recolectada por el recipiente o cilindro graduado.
Registrados todos estos valores, se modifica la taza de flujo q (con las válvulas) y se repite el
mismo procedimiento, generalmente se realizan tres ensayos donde se obtienen tres
conductividades hidráulicas similares. En la Figura 4.22 se ha simplificado el permeámetro
de carga constante de manera que puede observarse la esencia del proceso y determinar la
conductividad hidráulica.

h

Recipiente
graduado

Figura 4.22. Simplificación del permeámetro de carga constante (Das, 1998).

La conductividad hidráulica real será la media aritmética de todas estas. Según la ley de
Darcy, el caudal que circula por el sistema será:

q = k·i·A

En base ha está expresión, la cantidad de agua recolectada V por el cilindro graduado en


un tiempo dado (t) será:

V = k·i·A·t

El gradiente hidráulico (i) del sistema, es determinado con el dato de la longitud de la


muestra (L) y la diferencia de alturas piezométricas (h), este gradiente será:

h
i
L
Reemplazando el gradiente hidráulico, se tendrá que:

h
V k  At
L
Despejando la conductividad hidráulica de esta última ecuación se tendrá que:

V L
k [4.20]
h  A  t
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
L = Longitud de la muestra.
h = Pérdida de carga.
V = Volumen de agua recolectada por el cilindro graduado durante el ensayo.
A = Área de la sección transversal del suelo.
t = Tiempo de duración el ensayo.

Con la ecuación [4.20] se determina la conductividad hidráulica de un suelo con el


permeámetro de carga constante. Luego debe hacerse una corrección por temperatura.

Ensayo de carga variable.

El ensayo de carga variable, es otro método para determinar la conductividad hidráulica de un


suelo en laboratorio, este permeámetro que se muestra en la Figura 4.23 generalmente es
usado para suelos de grano fino como ser arenas finas, limos y arcillas.
En estos suelos, el flujo de agua que circula a través de estos es demasiado lento como
para poder hacer mediciones precisas con el permeámetro de carga constante, por lo que el
permeámetro de carga variable puede medir conductividades hidráulicas comprendidas entre
10-4 < k < 10-7 m/s.
En un cilindro de unos 100 mm de diámetro se introduce la muestra representativa de
suelo, donde los extremos superior e inferior están protegidos por una piedra porosa. Al igual
que en el ensayo de carga constante, es importante que la muestra de suelo este
completamente saturada, para lo cual se sigue un procedimiento similar de saturación al
anteriormente descrito.
La muestra confinada en el cilindro, se la introduce en un reservorio anegado de agua que
cuenta con un vertedor de nivel constante. Luego, se conecta un tubo de carga en el extremo
superior del cilindro que contiene la muestra de suelo. La prueba se lleva a cabo llenando el
tubo de carga con agua, permitiendo así que el agua desairada pase a través de la muestra de
suelo por un tiempo (t). Se registra el nivel de la columna de agua en el tubo de carga al
empezar y al finalizar el ensayo. Luego de registrar estos datos, se repite el ensayo con un
diámetro diferente del tubo de carga. Por lo general se utilizan tres diámetros diferentes del
tubo de carga, la conductividad hidráulica real será la media aritmética de las conductividades
correspondientes a los diferentes diámetros del tubo. Por lo general se reportan también los
pesos unitarios inicial y final y el contenido de humedad de la muestra.
En algunos casos puede darse la posibilidad de no disponerse de tubos de diámetro
variado, en ese caso lo que se hace es hacer variar la altura inicial de la columna de agua en el
tubo ha elevaciones diferentes. Sin embargo deben efectuarse algunas correcciones. En la
Figura 4.24, se muestra el permeámetro de carga variable de forma simplificada.
Según la ley de Darcy, el caudal que circula por el sistema será:

q = k·i·A
Sección transversal
area = a

Nivel de agua al empezar del ensayo

Tubo

h1

h
Nivel de agua al final del ensayo

h2
Sección
transversal
area = A

Suelo L

Cilindro
graduado

Huecos de
drenaje
Figura 4.23. Permeámetro de carga variable (Coduto, 1999).

Para un tiempo t, el agua del tubo de carga desciende de un nivel h1 hasta un nivel h2.
Puede decirse entonces que una taza de flujo q entre los niveles h1 y h2 circula por el sistema,
hasta rebalsar en el reservorio inferior. Por lo tanto si el nivel en la columna se reduce un dh
en un tiempo dt entonces se tendrá que:

dh
q  a 
dt
Donde:

q = Caudal de agua que circula a través del sistema.


a = Área de a sección transversal del tubo de la columna de agua.

El signo negativo indica la dirección del flujo de agua respecto al sistema de coordenadas
asumido, por continuidad se sabe que la cantidad total de agua que circula por el sistema será
igual a la cantidad que circulara progresivamente en un tipo dado, por lo tanto:

dh
k  A  i  a 
dt
Tubo

h1
h
Piedra h2
porosa

Muestra
de suelo

Piedra
porosa

Figura 4.24. Simplificación del permeámetro de carga variable (Das, 1998).

El gradiente hidráulico (i) del sistema, se expresa como:

h
i
L

Reemplazando el gradiente, se tendrá que:

h dh
k  A  a 
L dt

Reordenando e integrando, se tiene que:

dh k  A 2
h2 t


a  L t1
  dt
h
h1 1

Entonces:
h2 k  A
 ln   t 2  t1 
h1 a  L

Despejando, la conductividad hidráulica será:

a  L  ln h1 h2 
k [4.21]
A  t 2  t1 
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
L = Longitud de la muestra.
a = Área de la sección transversal del tubo.
h1 = Nivel inicial del agua en el tubo al empezar el ensayo.
h2 = Nivel final del agua en el tubo al finalizar el ensayo.
A = Área de la sección transversal de la muestra de suelo.
t1 = Tiempo al iniciar el ensayo, cuando el nivel de agua en el tubo esta en h1.
t2 = Tiempo al finalizar el ensayo, cuando el nivel de agua en el tubo esta en h2.

En el caso de disponerse de un solo tubo de carga, la cantidad de agua que pasa por la
muestra (V) será el área del tubo multiplicada por la diferencia de los niveles de agua, que
será: V = a·(h1 – h2). El área del tubo de carga (a), expresado en función al volumen será:

V
a [4.22]
h1  h2

Reemplazando en la ecuación [4.22] la ecuación [4.21], la conductividad hidráulica será:

V  L  ln  h1 h2 
k [4.23]
A   t2  t1    h1  h2 

Donde la cantidad de agua que pasa por la muestra (V), será el agua recolectada por el
cilindro graduado durante el ensayo.
Con las ecuaciones [4.21] y [4.23], se determina la conductividad hidráulica del suelo
con los resultados del permeámetro de carga variable. Luego, se debe realizar una corrección
por temperatura. Aunque el ensayo de carga constante es principalmente aplicado a suelos
finos, también proporciona resultados aceptables en cualquier tipo de suelo.

6.2 Métodos empíricos para determinar la conductividad hidráulica.

En base a las propiedades índice del suelo, diversos investigadores han desarrollado
ecuaciones y métodos empíricos para encontrar aproximaciones aceptables de la
conductividad hidráulica de un suelo. Estas ecuaciones y métodos empíricos, ayudan a
encontrar con rapidez la conductividad hidráulica como un dato tentativo del suelo.

Correlación de Hazen.

La correlación de Hazen, es la forma empírica más conocida y rápida para determinar una
aproximación de la conductividad hidráulica del suelo. Este método considera las
características granulométricas de las partículas del suelo. Hazen en sus estudios observo que
la conductividad hidráulica es aproximadamente proporcional al cuadrado del diámetro del
poro y a su vez es proporcional al diámetro efectivo del suelo. Valiéndose de estas ideas,
Hazen propuso que la conductividad hidráulica de un suelo será:

k  C  D102 [4.24]
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
C = Coeficiente de Hazen que depende de las partículas del suelo.
D10 = Diámetro efectivo.
Tabla 4.6. Valores del coeficiente C (Tindall & Kunkel 1999; Whitlow, 1994).
TIPO DE SUELO C CU D 10 mm
Arena muy fina, pobremente gradada 0.4 a 0.8
CU  5 0.003 a 0.6
Arena fina, con finos apreciables 0.4 a 0.8
Arena media, bien gradada 0.8 a 1.2
Area gruesa, pobremente gradada 0.8 a 1.2 CU < 5 0.06 a 3.0
Arena gruesa limpia, bien gradada 1.2 a 1.5

El coeficiente de Hazen (C), puede ser estimado de la Tabla 4.6, para lo cual debe
conocerse el nivel de gradación del suelo, el coeficiente de uniformidad y el diámetro
efectivo del suelo. La British Geotechnical Society ha aplicado la correlación de Hazen a una
gran variedad de suelos, los mejores resultados corresponden a suelos con las siguientes
características:

 El diámetro efectivo (D10) debe estar comprendido entre: 0.1 y 3 mm.


 El coeficiente de uniformidad (CU) debe ser menor a 5.
 Se asume un coeficiente de: C = 1.

Método de Masch and Denny.

Este es un método empírico para determinar la conductividad hidráulica del suelo, es


aplicable en arenas limpias, densas y uniformes o no uniformes, clasificadas como SP o SW
en el sistema unificado de clasificación. Este método, relaciona las características
granulométricas del suelo con la conductividad hidráulica.
La Figura 4.25, muestra la curva granulométrica de un suelo, el método de Masch and
Denny consiste en transformar las unidades en que se grafica esta curva a un sistema donde el
tamaño de las partículas se expresa en unidades .

100
90
80
Porcentaje que pasa

70
60
50
40
30
20
10
0
1 0,1 0,01 0,001
Tamaño de partículas mm

Figura 4.25. Curva granulométrica de una muestra de suelo.

El tamaño de partículas expresado en mm, debe transformarse a unidades , con la


siguiente expresión:

 = –log 2 D
Expresado de una forma más práctica, esta ecuación será:

 = –3.322·log10 D [4.25]
Donde:
 = Tamaño de la partícula en unidades .
D = Tamaño de la partícula expresado en mm.
Otra forma de transformar las unidades es mediante el ábaco de la Figura 4.26. Se ingresa
a este con el tamaño de la partícula expresado en mm y se intercepta a la curva. La
proyección en el eje vertical de la intersección será el tamaño de la partícula expresado en
unidades .

10

4
 = - Log 2D
Unidades 

-2

-4
0.01 0.1 1 10
Tamaño de partícula en mm
Figura 4.26. Ábaco para la conversión de mm a unidades (U.S. Army Corps, 1986).

La Figura 4.27, muestra la curva granulométrica convertida a unidades . Luego de


transformar la curva granulométrica a unidades , se determina la desviación inclusiva
estándar (I), que es usada como una medida de la dispersión de la curva granulométrica
transformada, se expresa como:

D16  D84 D5  D95


I   [4.26]
4 6.6
Donde:

I = Desviación inclusiva estándar.


D16 = Tamaño de partícula en unidades  que corresponde al 16% que pasa.
D84 = Tamaño de partícula en unidades  que corresponde al 84% que pasa.
D5 = Tamaño de partícula en unidades  que corresponde al 5% que pasa.
D95 = Tamaño de partícula en unidades  que corresponde al 95% que pasa.

Los diferentes diámetros que requiere la ecuación [4.26], son interpolados de la curva
granulométrica convertida en unidades  (Figura 4.27). Con el valor de: d50 expresado en
unidades  y con la desviación inclusiva estándar (), se ingresa al ábaco de la Figura 4.28 y
se determina la conductividad hidráulica.
100
90
80
Porcentaje que pasa

70
60
50
40
30
20
10
0
10 8 6 4 2 0
Tamaño de partículas en unidades Φ.

Figura 4.27. Curva granulométrica de una muestra de suelo en unidades .

10
0
0.
=

0.5

I

=

I

0
1.
=

k cm/min

1
 = 1.5

= 2.0

0.1
4 3 2 1 0
FINO GRUESO
D50 (unidades )
Figura 4.28. Ábaco para la conductividad hidráulica (U.S. Army Corps, 1986).

En el caso de que el diámetro mediano (D50) expresado en unidades  sea negativo o


exceda el valor de 4, se considerará que el método no es aplicable a ese tipo de suelo.

Correlación de Shepherd.

G. Shepherd (1970) en base a las investigaciones de Hazen, propuso una relación empírica
semejante a la de Hazen pero mejorada, para determinar la conductividad hidráulica.
Esta es:
k  c  D50j
[4.27]
Donde:
k = Conductividad hidráulica expresada en ft/día.
c = Coeficiente de Shepherd determinado empíricamente.
D50 = Diámetro mediano de las partículas del suelo expresado en mm.
j = Valor exponencial determinado empíricamente.

Figura 4.29. Ábaco preparado por Shepherd (Tindall & Kunkel, 1999).
Shepherd, determino empíricamente el valor de los coeficientes c y j para distintos tipos
de suelo y los represento gráficamente en la Figura 4.29. Ingresando con un valor de D50 en la
Figura 4.29 y conociendo la procedencia del suelo, se determina la conductividad hidráulica.
La correlación de Shepherd, generalmente tiene aplicación en el campo de la
hidrogeología, sin embargo da una aproximación aceptable de la conductividad hidráulica del
suelo cuando se disponga poca información de las propiedades índice del suelo.
Ecuación de Kozeny – Carman.

Mediante la ecuación de Kozeny – Carman, se puede determinar la conductividad hidráulica


de un suelo empíricamente. Esta ecuación relaciona las características del flujo de agua con
las granulométricas y de textura de las partículas del suelo, es aplicable en arenas limpias
densas, uniformes sueltas, clasificadas como SP en el sistema unificado de clasificación. Esta
ecuación es:

1  w e3
k   [4.28]
C S  To  S S
2 2
 1 e
Donde:
w = Peso unitario del agua.
k = Conductividad hidráulica.
e = Índice de vacíos.
CS = Factor de textura.
To = Factor de tortuosidad.
SS = Superficie específica.
 = Viscosidad.

El U.S. Army Corps, recomienda que para partículas de arena y tamaños de limo

más finos que 0.074 mm y más gruesos que 0.005 mm, se asuma que:

CS·To2 = 5 [4.29]

Caso contrario estos factores deben ser determinados en algún laboratorio especializado
con equipo apropiado para ello. El factor de angularidad (A), es estimado de la Tabla 4.7 en
base a la procedencia y rugosidad.

Tabla 4.7. Factor de angularidad (U.S. Army Corps, 1986).


TIPO DE MATERIAL DESCRIPCIÓN A
Esfera de cristal Bien redondeada 1.0
Arena natural Redondeada 1.1
Sub-redondeada 1.2
Sub-angular 1.3
Angular 1.4
Roca machacada Cuarzita 1.5
Roca machacada Basalto 1.6

Para determinar la superficie específica (SS) de la muestra de suelo, deben encontrarse las
superficies específicas de cada fracción de suelo retenida en cada tamiz, para lo cual se utiliza
la expresión:

SS = A·(X1·S1 + X2·S2 + … + Xn·Sn [4.30]


Donde:
SS = Superficie específica.
A = Factor de angularidad.
Xi = Porcentaje de muestra de suelo retenida por un tamiz, expresado como decimal.
Si = Superficie específica de la fracción de suelo retenida en el tamiz.

La superficie específica (Si), de las partículas asemejadas a esferas retenidas por un tamiz,
se calcula con la expresión:

6
Si  [4.31]
Dx  Dy
Donde:
Si = Superficie específica.
Dx = Es la abertura del tamiz anterior al tamiz que retiene la fracción de suelo.
DY = Es la abertura del tamiz que retiene la fracción de suelo.

Otra forma más sencilla de calcular la superficie específica (Si) para las medidas de
tamices del tipo: U.S. Standart Sieves, es mediante la Tabla 4.8. Para esto, el tamiz que
retenga la fracción de suelo debe estar comprendido en el rango de mayor abertura de tamiz.

Tabla 4.8. Valores de Si para USCS (U.S. Army Corps, 1986).


Tamices adyacentes Superficie específica
U.S. Standad sieves S i [1/cm]
4 hasta 6 382
6 hasta 8 538
8 hasta 10 696
10 hasta 16 985
16 hasta 20 1524
20 hasta 30 2178
30 hasta 40 3080
40 hasta 50 4318
50 hasta 70 6089
70 hasta 100 8574
100 hasta 140 12199
140 hasta 200 17400

Otras formas empíricas de hallar la conductividad hidráulica.

El U.S. Departament of Navy (1971) ha propuesto el ábaco mostrado en la Figura 4.30, para
determinar la conductividad hidráulica. Este ábaco es válido para suelos gruesos, donde: La
relación entre el diámetro efectivo y el diámetro del cinco por ciento que pasa (D10/D5) debe
ser menor a 1.4 y el coeficiente de uniformidad (CU) debe estar comprendido entre 2 a 12.
Casagrande, propuso una relación empírica bastante útil para suelos gruesos que es:

k = 1.4·e2·k0.85 [4.32]

Donde:
k = Conductividad hidráulica.
e = Índice de vacíos.
k0.85 = Conductividad hidráulica para un índice de vacíos de 0.85.
Con la ecuación [4.32], puede conocerse la conductividad hidráulica de un suelo cuando
el índice de vacíos es 0.85, en base a una conductividad hidráulica para otro índice de vacíos.
Kozeny, determinó que la conductividad hidráulica es proporcional a una razón de índice
de vacíos, que es:
e3
k  C1  [4.33]
1 e

El valor de C1 de la ecuación [4.33], es determinado empíricamente en base a la variación


de la conductividad hidráulica en función al índice de vacíos. Puede interactuarse la ecuación
[4.32] con la ecuación [4.33], para obtener estimaciones de la conductividad hidráulica.
Para el caso de los suelos finos, Huang & Drnevich (1982), obtuvieron en base a
experimentos la siguiente relación empírica:

 en 
k  C 2   
 [4.34]
1  e 

Donde: C3 y n, son constante que se determinan empíricamente cuando se tienen datos


acerca de la variación de la conductividad hidráulica respecto al índice de vacíos. Con las
ecuaciones [4.33] y [4.34], pueden hacerse estimaciones de la conductividad hidráulica para
diferentes variaciones del índice de vacíos, tanto para suelos gruesos como finos.

10
8
6

4
D10
< 1.4
D5
2
C u = 2 a 12
0.7
Conductividad hidráulica, k ft/min

e=

1
s,

0.8
cio

0.6
0.6 de va

0.4
ice
Índ

0.5

0.2
0.3 .4
0

0.1
0.08
0.06

0.04

0.02

0.01
0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1 2 4 6 8 10
D10 mm
Figura 4.30. Ábaco para la conductividad hidráulica en suelos granulares (Das, 1998).
Las ecuaciones [4.32], [4.33] son validas para suelos de grano grueso como arenas y
gravas. Para suelos finos, la ecuación [4.32] es aplicable incluso para suelos gruesos. Otras
relaciones empíricas útiles para la conductividad hidráulica se muestran en la Tabla 4.9.
Tabla 4.9. Relaciones empíricas para determinar k (Das, 1998).
Tipo de suelo Autor Relación
e3
Arena Amer and awad (1974) k  C2  D102.32  Cu0.5 
1 e
e3
Arena mediana a fina Shahabi, Das and Tarquin (1984) k  1.2  C20.735  D100.89 
1 e

Mesri and Olson (1971) log k  A' log e  B '


Arcilla
e0  e
Taylor (1984) log k  log k 0 
Ck

Donde: e0 y k0, respectivamente son: el índice de vacíos y la conductividad hidráulica in


situ. Ck es el índice de cambio de conductividad hidráulica, tomado de la Figura 4.31. Una
buena aproximación para determinar el valor de Ck es:

Ck = 0.5·e0 [4.33]

Debe tenerse especial cuidado de aplicar las relaciones empíricas y métodos a los tipos de
suelo apropiados, caso contrario por lo general se tendrá incoherencia e incompatibilidad.

1.75

1.50

1.25

1.00
Ck

0.75

0.50

0.25

0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5
e0

Figura 4.31. Variación de Ck en función a e0 (Das, 1998).

6.3 Ensayos en campo para determinar la conductividad hidráulica.


Al extraer una muestra de suelo en campo y transportarla al laboratorio, esta puede sufrir
alteraciones en su estructura (índice de vacíos) o simplemente debido a que es pequeña no
puede representar a todo el volumen del suelo en estudio. Debido a estos factores los ensayos
en laboratorio no siempre son infalibles, en el sentido de proporcionar resultados reales de la
conductividad hidráulica del suelo, la experiencia y buen juicio del operador hará que se
interpreten correctamente los resultados. En el caso de las ecuaciones y métodos empíricos
estos ofrecen una aproximación importante de la conductividad hidráulica. Sin embargo,
estos métodos suelen presentar deficiencias para algunas características particulares de
algunos suelos. Para disponer de valores precisos y reales de la conductividad hidráulica se
recurren a los ensayos en campo. A diferencia de los ensayos en laboratorio, las ecuaciones y
métodos empíricos, estos se realizan en el mismo sitio de estudio con las condiciones reales
de la zona. Algunos de los métodos desarrollados para este fin son las:

 Pruebas de bombeo estacionarias.


 Pruebas en barrenaciones.

Es importante evaluar la importancia que tiene el dato de la conductividad hidráulica en


el proyecto, pues generalmente las pruebas de bombeo estacionarias y las pruebas en
barrenaciones consisten en perforaciones hechas en el suelo las cuales suelen demorar
tiempo, requiere que el operador y el personal tengan experiencia y por supuesto son
costosas.
Generalmente, las perforaciones se realizan con taladros de percusión y de rotación. En la
perforación percusiva la barrena tiene la forma de un cincel que golpea contra la roca hasta
formar un agujero, donde la roca triturada forma material fino que pueden ser extraídos
mediante la circulación de un fluido a presión. En la perforación rotaria el suelo se corta o
tritura por cuchillas o puntas las cuales se hacen girar gravitando sobre ellas una carga.
Durante las perforaciones se utiliza bentonita para impermeabilizar y estabilizar las paredes
del pozo. (Blyth & de Freitas, 1989)

Prueba de bombeo en estado estacionario.

La prueba de bombeo en estado estacionario implica la perforación de un pozo y el bombeo


del agua de este. La Figura 4.32, muestra que el objetivo de la perforación es interceptar un
acuífero donde el nivel freático del perfil de suelo se abatirá igualándose al nivel de agua del
pozo. Al iniciar el bombeo, la cantidad de agua que se demanda inicialmente es adsorbida del
acuífero, si se sigue con el bombeo el radio de influencia crecerá hasta encontrar un
equilibrio entre el bombeo y la recarga del acuífero, generalmente el acuífero buscará fuentes
de recarga como la de ríos, lagos o otras fuentes de recarga cercanas que estarán dentro del
radio de influencia de tal manera que se satisfaga la demanda de la taza de bombeo.

Pozo

Río
Arcilla confinada

Arcilla
Arena fina

Arena gruesa

Arcilla confinada
Figura 4.32. Abatimiento del nivel freático (U.S. Army Corps, 1986 ).
En algunos casos existe una recarga vertical proveniente de la precipitación pluvial
encima del área de influencia, lo suficientemente grande que pueda cubrir esa demanda.
Si el pozo es bombeado a una tasa constante hasta que la descarga se estabilice, la
conductividad hidráulica del acuífero puede ser calculada a partir de formulas de equilibrio
que están en función a la posición del nivel freático. Para conocer la forma del abatimiento
del nivel freático, por lo generalmente se perforan pozos de menor diámetro adyacentes al
pozo principal, llamados pozos de observación.
Sin embargo, dependiendo al tipo de acuífero y a las condiciones reinantes se pueden
realizar perforaciones que atraviesen todo el acuífero o perforaciones parciales en él.
Dependiendo al caso el caudal de bombeo variará, por lo que debe tenerse cuidado en cuanto
a este detalle al determinar la conductividad hidráulica mediante un pozo de bombeo.

Pruebas en barrenaciones.
Se denomina barrenación a una perforación de diámetro pequeño y de profundidad variable
en el suelo. Para esto se emplean piezas giratorias, de percusión o de uso manual llamados
barrenadores que perforan el suelo.
El U.S. Bureau of Reclamation (1974), ha ideado métodos con objeto de obtener la
conductividad hidráulica en campo con el uso de una barrenación. Se cree generalmente que
estos métodos dan los resultados más precisos, siempre y cuando predomine la experiencia
del operador y su personal.

hp hp

M M

Sello

hz

Superficie terrestre

hz
Nivel freático

10·r Acuífero

2·r 2·r

Nivel freático

a)
(a) b) (b)
Figura 4.33. Ensayo del extremo inferior abierto (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado. (b) Nivel freático no interceptado.
Estas pruebas implican realizar una perforación utilizando un barreno, luego instalar un
tubo con un sistema a fin de ingresar un flujo constante de agua a presión en el agujero y
luego medir la altura de presión para determinar la conductividad hidráulica mediante una
ecuación empírica. Es importante conocer la profundidad del nivel freático y del acuífero que
está en estudio.
Para el caso de acuíferos confinados como se muestra en la Figura 4.33, se emplea un
método denominado: ensayo del extremo inferior abierto. Este método consiste en realizar
una perforación para ubicar el acuífero, esta no ha de ser muy profunda, debe perforarse hasta
ingresar en el acuífero una distancia de diez veces el radio de la perforación. Una vez
terminada la perforación, se inserta un tubo con un sistema de tal manera que el extremo
inferior quede abierto, mientras que el extremo superior esta cerrado mediante un sello,
donde se instala un tubo que está conectado a una bomba (M) y un manómetro. Una vez
instalado el tubo, se procede a llenar de agua el agujero a una tasa constante de flujo, el agua
progresivamente se irá escurriendo por la parte inferior del tubo, mientras que en la parte
superior se debe suministrarse suficiente agua hasta conseguir que el nivel de agua
permanezca constante, cuando se logra estabilizar este nivel de agua se determina la altura de
presión (hp) con la lectura del manómetro. La altura total de carga del sistema será:

h = hz + hp

Para determinar la altura potencial (hz) es importante conocer la ubicación del nivel
freático, es decir verificar si la perforación intercepto o no al nivel freático. La Figura 4.33
muestra el valor de esta altura según a la posición del nivel freático. La conductividad
hidráulica es:

q
k [4.34]
5.5  r  h
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
q = Tasa constante de abastecimiento de agua al agujero.
r = Radio interno del tubo.
h = Altura total de carga del sistema.

Para el caso de un acuífero no confinado como se muestra en la Figura 4.34, se emplea un


método denominado: ensayo de la empaquetadura. En este método, se introduce
parcialmente el tubo al agujero perforado, dejando una distancia L entre el extremo inferior
del tubo y el fondo. El extremo inferior del tubo está sellado herméticamente con una
empaquetadura donde está instalada una tubería que está conectada a una bomba y un
manómetro. El ensayo consiste en introducir agua a presión al suelo, controlada por una
válvula de tal manera que se suministre suficiente cantidad de agua para mantener una
presión constante. Una vez que se logra estabilizar la presión del agua, se determina la altura
de presión (hp) de la lectura del manómetro. La altura total de carga del sistema será:

h = hz + hp

La Figura 4.34 muestra el valor de esta altura potencial (hz) según a la posición del nivel
freático en la perforación. La conductividad hidráulica está en función a la distancia L, esta
será:
q L
k  ln  (Para L0·r) [4.35]
2   L  h  r 
q  L 
k  sinh 1   (Para 0·r>Lr) [4.36]
2   L  h  2r 
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
q = Tasa constante de abastecimiento de agua al agujero.
L = Distancia entre el extremo inferior el fondo de la perforación.
r = Radio de la perforación.
h = Altura total de carga del sistema.
hp hp

q q

Válvula

Superficie terrestre
hz

hz
Nivel freático

Empaquetadura L
L
2

2·r 2·r
Nivel freático

(a) a) b)(b)
Figura 4.34. Ensayo de la empaquetadura (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado. (b) Nivel freático no interceptado.

Método alternativo para determinar la conductividad hidráulica en campo.

Con el equipo que se muestra en la Figura 4.35 se puede realizar un ensayo rápido simulando
el permeámetro de carga variable en campo en suelos arenosos, llamado: ensayo de la caída
rápida de carga. El sistema consiste en un tubo de vidrio de 50 mm de diámetro y 500 mm
de longitud u otras dimensiones similares a estas, y un recipiente para agua que puede ser una
cubeta grande o balde. En la parte superior del tubo se marcan dos graduaciones separadas
por 200 a 250 mm, y el extremo inferior se cubre con una malla de alambre ceñida para evitar
que el suelo se disgregue durante el ensayo (Whitlow, 1994).
El ensayo es tal como se muestra en la Figura 4.35, se sostiene el tubo en el recipiente
con agua y se deposita con cuidado una capa de 50 a 100 mm de suelo en el interior tubo,
utilizando un embudo con una extensión de hule. Al extraer el tubo del recipiente, el nivel de
agua comienza a descender. Se registra el tiempo necesario para que el nivel de agua
descienda de la graduación superior a la inferior. El promedio de varios ensayos puede
considerarse una buena aproximación del coeficiente de permeabilidad k. Cuando se extrae el
tubo del recipiente existe un descenso de altura (h1 – h2) en un tiempo t (Whitlow, 1994).
Tubo de
vídrio

Graduaciones

h1

h2 L

Malla de
Suelo almabre

Figura 4.35. Ensayo de caída rápida de carga (Whitlow, 1994).

Se propone que la conductividad hidráulica será:

L  lnh1 h2 
k [4.37]
t

Este método simplificado puede realizarse en campo cuando no se disponga de equipo


para realizar ensayos en laboratorio o perforaciones en campo. Este ensayo proporciona una
muy buena aproximación de la conductividad hidráulica, sin embargo hay que tomar en
cuenta que los ensayos de bombeo, las pruebas en baremaciones y los ensayos en laboratorio
dan resultados más exactos y confiables.
La Tabla 4.10 muestra un resumen de las diversas implicaciones que tiene la
conductividad hidráulica en un suelo, como ser: propiedades del drenado, tipo de obra, tipo
de suelo, ensayos apropiados y la experiencia que requiere del operador.

6.5 Flujo unidimensional en suelo anisotrópico.

Los suelos en su ambiente natural son anisotrópicos, lo que significa que las propiedades
físicas del suelo no son las mismas en toda la masa de suelo, por lo tanto la conductividad
hidráulica varía según a la dirección del flujo. El flujo de agua en el suelo puede tomar
diversas direcciones, la Figura 4.36 muestra diferentes casos en que puede variar la dirección
del flujo, este puede fluir en sentido horizontal, vertical o con una inclinación con respecto al
plano horizontal con una componente vertical y horizontal.
Tabla 4.10 Implicaciones de la conductividad hidráulica (Holtz & Kovacs,1981).
CONDUCTIVIDAD HIDRÁULICA
cm/s (escala logarítmica)

2 1 -1 -2 -3 -4 -5 -6 -7 -8 -9
10 10 1.0 10 10 10 10 10 10 10 10 10

Propiedad del drenado Buen drenage Drenage pobre Practicamente impermeable

Aplicación en diques
Secciones permeables de diques y presas Secciones impermeables de diques y presas
y presas de tierra

Arena muy fina, limo orgánico e inorgánico, Suelos impermeables,


Arena limpias arena mezclada, limo, arcilla, depósitos arcillas homogeneas
Grava limpia
Arena y grava limpia mezclada glaciales, depósitos de arcilla estratificada, debajo de la zona de
etc. meteorización
Tipos de suelo
Suelos impermeables donde han sido alterados por
la vegetación y la meteorización; fisurados, arcilla
meteorizadas, arcilla fracturadas OC.

Se requieren ensayos realizados en campo (pozos, barrenas) En este rango se requiere


Tienen que ser realizados bien, se requiere experiencia. considerable experiencia
Determinación directa
Permeámetro de carga constante Prueba de carga constante en celda triaxial
de la conductividad
Requiere un poco de experiencia Requiere experiencia, sin filtraciones
hidráulica
Permeámetro de carga variable
Confianza Rango de permeabilidad inestable, se Bastante confianza
Se requiere poca necesita mucha experiencia para una Se requiere considerable
experiencia interpretación correcta experiencia (no en celda triaxial)

Computación:
Para la distribución del tamaño de
partículas (correlación de Hazen).
Determinación indirecta Solo aplicable para arena limpia,
de la conductividad sin cohesión arenas y gravas Computación:
hidráulica Ensayo de la capilaridad horizontal: De pruebas de
Para la cual se necesita muy poca experiencia; consolidación; equipo
generalmente es una prueba rápida echa en extenso de laboratorio
laboratorio y mucha experiencia
2 1 -1 -2 -3 -4 -5 -6 -7 -8 -9
10 10 1.0 10 10 10 10 10 10 10 10 10
kH kH

kH kV kV kV
kH kH

kV kV
(a) b) (b) (c)c)
a)
Figura 4.36. Variación de la conductividad hidráulica según a la dirección del flujo.
(a) Conductividad hidráulica horizontal. (b) Conductividad hidráulica vertical.
(c) Componentes de la conductividad hidráulica.

6.6. Flujo unidimensional en suelo estratificado.

Un suelo estratificado puede contener diferentes tipos de suelo con conductividades hidráulicas
diferentes en todo su perfil, como se muestra en la Figura 4.37. Cada estrato tiene un espesor y una
conductividad hidráulica horizontal y vertical diferente según a la dirección del flujo de agua.

kV1
H1
kH1
kV2
H2
Dirección del flujo

kH2
kV3
H3
kH3 H

kVn
Hn
kHn

Figura 4.37. Conductividad hidráulica horizontal en suelo estratificado (Das, 1998).

El perfil de suelo de la Figura 4.37, contiene n estratos de suelo y un flujo de agua en sentido
horizontal, donde H es la longitud total del perfil de suelo. Se considera una sección transversal de
una unidad de longitud perpendicular a la dirección del flujo. El flujo total a través de la sección
transversal en una unidad de tiempo puede escribirse como:

q = v·A
Donde:

q = Cantidad total de flujo que pasa a través de una sección transversal de suelo.
A = Área total de la sección transversal de suelo.
v = Velocidad total del flujo de agua.
Esta última ecuación expresada en términos correspondientes al caso de la Figura 4.37 será:
q = v·1·H [4.38]

Esta expresión podría escribirse como:

q = v1·1·H1 + v2·1·H2 + v3·1·H3 + … + vn·1·Hn


Donde:

v1, v2, v3 = Velocidades de flujo para diferentes estrados.


H1 , H2 , H3 = Espesores de los estratos.

Si kH1, kH2, kH3 , kHn son las conductividades hidráulicas de los estratos individuales en la
dirección horizontal, y kHeq es la conductividad hidráulica equivalente en la dirección horizontal,
entonces según la ley de Darcy podría escribirse que:

v = kHeq·ieq ; v1 = kH1·i1 ; v2 = kH2·i2 ; v3 = kH3·i3 ; ... ; vn = kHn·in


Donde:

ieq, = Gradiente hidráulico equivalente.


i1 , i2 , i3 = Gradientes hidráulicos para cada estrato identificados con un subíndice.

Por lo tanto la ecuación [4.38] podría escribirse como:

q = kHeq·ieq·H [4.39]

Por otro lado la ecuación [4.38] podría escribirse como:

q = kH1·i1·H1 + kH2·i2·H2 + kH3·i3·H3 + … + kHn·in·Hn [4.40]

Se sabe también que:

ieq = i1 = i2 = i3 = ... = in

Por lo tanto la ecuación [4.40] puede escribirse:

q = ieq ·(kH1·H1 + kH2·H2 + kH3·H3 + … + kHn·Hn)

Comparando la cantidad total de flujo q de la ecuación [4.39] con el de la ecuación [4.40] se


tendrá:
kHeq·ieq·H = ieq ·(kH1·H1 + kH2·H2 + kH3·H3 + … + kHn·Hn)

Entonces la conductividad hidráulica horizontal equivalente, que es representativa de todos los


estrados de suelo será:

 k H 1  H 1  k H 2  H 2  k H 3  H 3  ...  k Hn  H n 
1
k Heq 
H
Escrito de manera simplificada será:

k Heq 
k  H
i i
[4.41]
H i

Donde:

kHeq = Conductividad hidráulica horizontal equivalente.


ki = Conductividad hidráulica para cada estrato.
Hi = Espesor de cada estrato.

La Figura 4.38 muestra n estratos de suelo con flujo en dirección vertical. Se han instalado
piezómetros en cada estrato, de tal manera que puede conocerse el gradiente hidráulico del perfil de
suelo. Para este caso la velocidad de flujo a través de todos los estratos es la misma.

h
3
h
h 2

h 1

k V1

H 1

k H1

k V2

H 2

k H2

k V3

H H 3

k H3

k Vn

H n

k Hn

Dirección del flujo


Figura 4.38. Conductividad hidráulica horizontal en suelo estratificado (Das, 1998).

Por lo tanto la pérdida total de carga (h) es igual a la suma de las pérdidas de carga de todos los
estratos, por lo que se escribe que:

h = h1 + h2 + h3 + … + hn [4.42]

Por tanto:
v = v1 = v2 = v3 = ... = vn [4.43]
Empleando la ley de Darcy, la ecuación [4.43] puede escribirse:

kVeq  i  kV 1  i1  kV 2  i2  kV 3  i3  ...  kVn  in [4.44]


Donde:
kVeq = Conductividad hidráulica vertical equivalente.
i = Gradiente hidráulico total de todo el perfil de suelo.
kV1, kV2, kV3, ..., kVn = Conductividad hidráulica vertical de cada estrato.
i1, i2, i3, ..., in = Gradiente hidráulico para cada estrato.

El gradiente hidráulico total i para el caso de la Figura 4.38 puede escribirse:

h
i
H

Por lo tanto la ecuación [4.46] podría escribirse:

h
kVeq     kV 1  i1  kV 2  i2  kV 3  i3  ...  kVn  in [4.45]
H

Cada estrato del perfil de suelo de la Figura 4.38 tiene una altura Hi y gradiente hidráulico ii
diferente, por lo que la ecuación [4.45] podría escribirse:

h = H1·i1 + H2·i2 + H3·i3 + … + Hn·in [4.46]

Si se sustituye la ecuación [4.46] en la ecuación [4.45] se tiene que:

 H  i  H 2  i2  H 3  i3  ...  H n  in 
kVeq   1 1   kV 1  i1
 H 

Por lo tanto la conductividad hidráulica equivalente vertical será:

kV 1  i1  H
kVeq  [4.47]
H1  i1  H 2  i2  H 3  i3  ...  H n  in

Para cada estrato se tiene que:

vi = kVi·ii

Por lo cual:
vi
ii 
kVi

Entonces, si se hacen estas sustituciones la ecuación [4.47] se tendrá que:

v1  H
kVeq  [4.48]
v1 v v v
H1   H 2  2  H 3  3  ...  H n  n
k v1 kv 2 kv3 k vn
La ecuación [4.48] puede escribirse como:

H
kVeq  [4.49]
H1 H 2 H 3 H
   ...  n
k v1 k v 2 k v 3 k vn

Simplificando, la conductividad hidráulica vertical equivalente será:

kVeq 
H i
[4.50]
H 
  k
i
i 

Donde:

kVeq = Conductividad hidráulica vertical equivalente.


ki = Conductividad hidráulica para cada estrato.
Hi = Espesor de cada estrato.

7. Flujo en dos dimensiones.

Es bastante predecible el comportamiento del flujo de agua cuando su movimiento es


unidimensional, sin embargo cuando el flujo de agua se mueve en dos dimensiones como ser en un
plano, el comportamiento se complica.
Hace ya algunas décadas atrás los proyectos de presas y otras estructuras de retención de agua
hechas con suelo, se basaban casi exclusivamente en reglas empíricas que los constructores se
transmitían por tradición oral, se adoptaban las secciones de obras que anteriormente habían
resistido satisfactoriamente el embate del tiempo y de las aguas, todo esto independientemente de la
naturaleza de los materiales constituyentes y de las características del terreno de fundación (J.
Badillo, 2000).
Gracias a la mecánica de suelos ya se puede tener una idea clara del comportamiento del agua
en el suelo, bajo y a través de estructuras de retención. Las ideas anteriormente expuestas para el
análisis del flujo unidimensional deben ser enfocadas de otra forma para el flujo en dos
dimensiones. Generalmente en el suelo el flujo en dos dimensiones se presenta como:
 Flujo confinado o cerrado.
 Flujo no confinado o abierto.

La Figura 4.39 muestra algunos ejemplos de flujo de agua en dos dimensiones.

Ataguia
Presa de concreto Presa de tierra

z
y
z z x
y y
x Dirección del flujo x
Dirección del flujo

(a) (b) (c)


Figura 4.39. Ejemplos de flujo de agua en dos dimensiones. (P. L. Berry & D. Reid, 1993)
(a) Presa de concreto. (b) Ataguías. (c) Presa de tierra.
El flujo confinado por lo general es el que circula por debajo de muros de contención, presas de
concreto, ataguías y otras estructuras tal como se muestra en la Figura 4.39a y b donde el flujo no
está expuesto a la presión atmosférica. Sin embargo el caso del flujo no confinado que se muestra
en la Figura 4.39c generalmente es a través de presas de tierra y estructuras similares donde existe
una línea freática expuesta a la presión atmosférica.

7.1 Ecuación de Laplace.

En general, la Ley de Darcy no puede ser solucionada directamente para flujo en dos dimensiones
porque tanto i como A varían en todo el régimen de flujo. Por lo cual el análisis es más complejo y
se necesita incorporar una función matemática llamada: la ecuación de Laplace. (Coduto, 1999)

Vz V

Vx

z
y
x

(a) (b)
Figura 4.40. Flujo de agua expresado en campo vectorial.
(a) Vectores de velocidad. (b) Componentes del vector de velocidad.

z
x

v
vx dz vx +  xxd z

dx

v
vz +  zzd z
Figura 4.41. Fracción diferencial de suelo extraído del campo vectorial (Coduto, 1999).

En los tres casos de la Figura 4.39a, b y c, el flujo de agua se mueve en las dimensiones del
plano XZ. Si se transforma el movimiento del flujo de agua a un campo vectorial con vectores que
representan la velocidad de descarga (v) del flujo como se ve en la Figura 4.40a, todos estos
vectores de velocidad tendrían componentes en la dirección X y Z como se muestra en la Figura
4.40b. La Figura 4.41 muestra un elemento diferencial de suelo extraído del campo vectorial de la
Figura 4.40a donde se lo ha situado en un eje cartesiano en un plano de coordenadas X y Z. Para
comenzar el análisis se hacen algunas consideraciones de la fracción diferencial de suelo, se asume
que:

 La ley de Darcy es válida.


 El suelo está completamente saturado.
 El tamaño de la fracción de suelo se mantiene constante.
 El suelo es homogéneo e isotrópico.

En la fracción de suelo de la Figura 4.41 entran y salen las componentes vectoriales x y z de la


velocidad de descarga del flujo. Si la ecuación de Darcy se expresa como: v = k·i, entonces las
componentes de la velocidad en las direcciones de referencia son:

h
vx   k x · [4.51]
x

h
v z  k z · [4.52]
z
Donde:
vx y vz son las velocidades en las direcciones x y z respectivamente.
kx y kz son las respectivas conductividades hidráulicas.
h x y h z son las componentes del gradiente hidráulico.

El signo negativo indica que vx, vz son positivos en la dirección del flujo, es decir en la dirección
en que disminuye la altura total de carga. Las ecuaciones [4.51] y b representan la ley de Darcy
generalizada para el flujo en dos dimensiones. Se sabe que: La cantidad de flujo que entra y sale del
elemento por unidad de tiempo = v·A.
De la fracción diferencial de suelo, se tiene que:

Cantidad de flujo que entra = L·(vx·dz vz·dx)

 v   v  
Cantidad de flujo que sale = L    v x  x  dx   dz   v z  z  dz   dx 
 x   z  

Donde L es la longitud del elemento en la dirección y que es perpendicular al plano XZ.

Para flujo estacionario, la ley de la conservación de la materia exige que la cantidad total del
agua que sale del elemento por unidad de tiempo sea igual a la cantidad de agua que entra en el
elemento por unidad de tiempo. Por lo cual se tiene que:

 v   v  
L·(vx·dz vz·dx)= L    v x  x  dx   dz   v z  z  dz   dx 
 x   z  

Simplificando la expresión, se tiene que:

v x v z
 0 [4.53]
x z
A la ecuación [4.53] se la conoce como la ecuación de continuidad en dos dimensiones. En el
análisis de la fracción de suelo de la Figura 4.41 se considera un estado estacionario, por lo cual esta
fracción cumple dos condiciones importantes.
La primera es la condición de continuidad que se expresa en la ecuación [4.53]. La segunda
condición es de la irrotacionalidad de flujo, por lo cual se cumple que:

v x v z
 0 [4.54]
x z
Ser irrotacional significa que no hay ningún componente de la fracción de suelo que sea
rotatorio. Al sustituir las ecuaciones [4.51] y b en la ecuación [4.53], se obtiene que:

  h    h 
  k x      k z    0
x  x  z  z 

Se tiene que:
 2h 2h
kx   k z  0 [4.55]
x 2 z 2

Debido a que no se producen cambios de volumen en el elemento de suelo y la conductividad


hidráulica se supone constante por ser suelo isotrópico, la conductividad hidráulica es igual en todas
las direcciones, siendo kx = kz. Por lo cual, la ecuación [4.55] será:

 2h  2h
 0 [4.56]
x 2 z 2

La ecuación [4.56] es la ecuación que gobierna el flujo estacionario de aguas subterráneas en


dos dimensiones, que se la conoce como la ecuación de Laplace en dos dimensiones en el domino x,
z. Esta describe la perdida de energía asociada con el flujo a través del suelo. Al utilizarse
adecuadamente la ecuación de Laplace, se puede conocer el comportamiento del flujo subterráneo
en dos dimensiones y también esta puede ser acomodada para resolver problemas de flujo
unidimensional.
Sólo en las condiciones de borde más sencillas pueden obtenerse soluciones rápidas de la
ecuación de Laplace en dos dimensiones. Sin embargo, al aumentar el grado de dificultad de las
condiciones de borde del problema también se incrementará la dificultad en resolver está ecuación,
por lo cual es necesario entender la teoría de las variables complejas y las técnicas del análisis
conforme. Con la ayuda de computadoras pueden obtenerse soluciones numéricas utilizando la
técnica de elementos finitos para problemas con condiciones de borde complejas y características de
permeabilidad altamente variables (J. Badillo, 2000).
Conviene obtener con rapidez soluciones relativamente exactas para los problemas de flujo en
dos dimensiones. Diversos investigadores han ideado algunos métodos alternativos para conocer el
comportamiento y las características del flujo en dos dimensiones.

7.2. Redes de flujo.


Forchheimer (1911) y otros investigadores, plantearon que la solución general de la ecuación de
Laplace está constituida por dos grupos de funciones, que son a su vez susceptibles de una
interpretación geométrica muy útil. Por lo tanto, ambos grupos de funciones pueden representarse
dentro de la zona de flujo en estudio como dos familias de curvas ortogonales entre si, ajustándose a
las condiciones de borde del sistema.
Si (x, z) representa a la función potencial de una de las familia y (x, z) a la función de flujo
de la otra familia, entonces la velocidad puede expresarse en función a estas dos familias de curvas,
por lo que se tendrá que:

 
vx  , vz  [4.57]
x z

 
vz  , vz   [4.58]
z x
Al sustituir las ecuaciones [4.57] en la ecuación [4.53] y la ecuación [4.58] en la ecuación
[4.53], se tendrá que:

 2  2
 2 0 [4.59]
x 2 z

 2  2
 2 0 [4.60]
x 2 z

Las ecuaciones [4.59] y [4.60] son las ecuaciones de Laplace en función a estas dos familias de
curvas y ellas gobiernan la distribución de flujo a través de la región (x, z). Si se logra determinar
las funciones (x, z) y (x, z) de tal manera que satisfagan estas ecuaciones, entonces, ambas
funciones sujetas a algunas condiciones de borde son útiles para determinar la distribución de las
velocidades de descarga y las alturas totales de carga en toda la región de flujo.
Una solución que satisface estas ecuaciones de Laplace, son las condiciones de borde de la
función potencial y de flujo que plantea el sistema; donde a lo largo de estas condiciones de borde
se cumple que: d= 0 y d= 0. De la definición de diferenciación parcial, se tiene que:

 
d   dx   dz [4.61]
x z

 
d   dx   dz [4.62]
x z

Al sustituir las ecuaciones [4.57] en la ecuación [4.61] y las ecuaciones [4.58] en la ecuación
[4.62], donde yen esta condición de borde son constantes, se tendrá que:

d = vx·dx + vz·dz = 0

d = – vz·dx + vx·dz = 0

Despejando, los gradientes hidráulicos de estas curvas en estas condiciones de borde serán:

dz v
 x [4.63]
dx vz

dz v
 z [4.64]
dx vx
Donde:
dz dx es la pendiente de la curva equipotencial y de flujo.
La relación v x v z representa la dirección del flujo.

El producto de estos dos gradientes es – 1, lo que significa que ambas familias de curvas son
ortogonales entre si. El gradiente de la ecuación [4.63] indica que la familia de curvas de la función
potencial son perpendiculares a la dirección del flujo, mientras que el gradiente de la ecuación
[4.64] indica que la familia de las curvas de la función de flujo son paralelas a la dirección de flujo.

Líneas equipotenciales.
Líneas de flujo.

(a) (b)
Figura 4.42. Red de flujo isotrópica.
(a) En un sistema no confinado. (b) En un sistema confinado.

Estas dos familias de curvas forman entre si una red, llamada red de flujo. Teniendo en cuenta
la tendencia del movimiento del agua en el suelo, puede trazarse la forma que tiene esta red de flujo.
En la Figura 4.42 se muestra la forma de red de flujo isotrópica tanto en flujo confinado como en no
confinado, donde las líneas de trazo segmentado representan las líneas equipotenciales (),
mientras que las de trazo lleno son las líneas de flujo ().
La red de flujo compuesta de estas dos familias de curvas es similar a los trazos de un mapa
topográfico, excepto que es trazada en una sección vertical donde ambas familias de curvas tienen
una interpretación física y geométrica. (Coduto, 1999)

Función potencial (x, z).

Al reemplazar la ecuaciones [4.57] en las ecuaciones [4.51] y b se tendrá que:

 h  h
 k x   k z 
x x z z

Si h = h(x, z) es la distribución de alturas totales de carga, entonces integrando estas


expresiones y ordenándolas, se tendrá que:

 = – k·h + c [4.68]

La ecuación [4.65] es la función potencial de velocidades que satisface la ecuación de Laplace,


donde esta ecuación [representa una infinidad de funciones según sea el valor de la constante c.
Geométricamente la expresión: (x, z) = cte, puede representar a una familia de curvas que se
desarrollan en la región plana donde ocurre el flujo, obteniéndose una curva específica de la familia
para cada valor de la constante c que se tome.
Si una curva equipotencial une los puntos donde  es constante, en esos puntos también h será
constante. En otras palabras, en la curva = cte todos los puntos tendrán la misma altura total de
carga. Estas curvas unen a través de la región plana donde ocurre el flujo a puntos de la misma
altura total de carga. Por esta razón, estas curvas reciben el nombre de líneas equipotenciales.
Función de flujo (x, z).

La Figura 4.43 muestra una curva que representa la trayectoria del agua que pasa por un punto
P(x, z), en dicho punto el agua posee una velocidad v, que naturalmente será tangente a la
trayectoria.

z Trayectoria
del agua

v
vz
P 
vx

x
Figura 4.43. Curva que representa la trayectoria del agua (J. Badillo, 2000).

A lo largo de la curva se tiene que:

v z dz
tanθ  
v x dx

Reordenando:

vz·dx – vx·dz = 0

Si se sustituyen las ecuaciones [4.58] en esta expresión, se tendrá que:

 
 dx   dz  0
x z

Esta última expresión es precisamente la diferencial total de la función , lo que significa que
en toda la trayectoria que sigue el agua se cumple que:

d = 0

Entonces:

 = cte. [4.66]
La ecuación [4.66] describe la trayectoria de las líneas de flujo que satisfacen a la ecuación de
Laplace; esto quiere decir que la familia de curvas  = cte, está constituida precisamente por las
trayectorias físicas y reales del agua a través de la región de flujo. Por esta razón las curvas  = cte
se denominan líneas de flujo.
Cantidad de flujo que pasa a través de un canal de flujo.
A la región de flujo comprendida entre dos líneas de flujo se lo llama canal de flujo, que es por
donde circula el flujo de agua. A la región de flujo comprendida entre dos líneas equipotenciales se
lo llama caída equipotencial. Por ejemplo, la red de flujo que se muestra en la Figura 4.42a tiene 4
canales de flujo y 8 caídas equipotenciales, mientras que la red de la Figura 4.42b tiene 5 canales de
flujo y 9 caídas equipotenciales.

dq

ds dz
vx
dx

vz q 
0


0

x
Figura 4.44. Cantidad de flujo entre dos líneas de flujo (Atkinson & Bransby, 1978).

El canal de flujo de la Figura 4.44 tiene las líneas de flujo:  = 0 y  = 0 + donde la


cantidad de flujo que circula por este canal es q. La cantidad de flujo dq que pasa a través del
pequeño elemento triangular de la Figura 4.44, es:

dq = vx·dz – vz·dx [4.67]

Sustituyendo la ecuación [4.58] en esta expresión, se tiene que:

 
dq   dx   dz
x z

Si se sustituye la ecuación [4.62] en esta expresión se tendrá que:

dq = d [4.68]

Si se integra la ecuación [4.68] entre las dos líneas de flujo, se tendrá que:

0  
q   0
d
Por lo cual:

q =  [4.69)
La Figura 4.45 muestra un elemento de una red de flujo constituida de dos líneas de flujo y dos
líneas equipotenciales. En promedio, la distancia entre las líneas de flujo es b y la distancia entre
las líneas equipotenciales es s.


q



b
s 

q

x
Figura 4.45. Cantidad de flujo en una porción de la red (Atkinson & Bransby, 1978).

La velocidad de descarga según la ley de Darcy, se expresa:

v = k·i

Según la Figura 4.45, la velocidad de descarga y el gradiente hidráulico, pueden expresarse:

v  q b i   h s

Si se sustituyen estas expresiones en la ley de Darcy, se tendrá que:

q b  k  h s  [4.70]

Para un canal de flujo, la ecuación [4.65] puede expresarse como:

 = – k·h [4.71)

Finalmente, sustituyendo la ecuación [4.71] en la ecuación [4.70] se tendrá que:

b
q    [4.72)
s
Los valores de b y s de la ecuación [4.72], son obtenidos de la simple geometría de la red de
flujo. Si se construye una red de flujo con la condición de b = s, el elemento de la red de flujo de
la Figura 4.45 tendría la forma de un cuadrado, por lo que la ecuación [4.72] se simplificaría
bastante y se cumpliría que:

q =  =  [4.73]

Debido a que las líneas equipotenciales y de flujo tienen forma curvilínea, los elementos de una
red de flujo cuadrada son de igual longitud y ancho pero de tamaño variable, donde la intersección
de sus lados siempre debe ser ortogonal. En la Figura 4.46, se muestra que para verificar si una red
de flujo es cuadrada, deben poderse inscribir círculos en todos los elementos de la red.

x
Figura 4.46. Red de flujo cuadrada. (Atkinson & Bransby, 1978).

La Figura 4.47 muestra una red de flujo compuesta de una cantidad NF de canales de flujo y Nd
caídas equipotenciales. Las líneas de flujo están separadas a una distancia  y las caídas
equipotenciales a una distancia .
La primera línea de flujo es 0, por lo tanto la última será: 0 + NF·. La primera línea
equipotencial es 0 y la última será: 0 + Nd·. En cada línea equipotencial se ha instalado un
piezómetro que registra una cierta elevación de agua, la variación de la altura total de carga (h)
entre dos líneas equipotenciales adyacentes debe ser la misma que en las demás, por lo que la
variación total de la altura total de carga (H) a través de toda la red de flujo cuadrada será:
H = Nd·h [4.74]

La variación de la altura total de carga se expresa como:

H = h2 – h1 [4.75]
Donde:
h1 = La altura carga inicial del sistema.
h2 = La altura carga final del sistema.

La cantidad total de flujo q que pasa a través la red de flujo por unidad de tiempo, es la suma de
la cantidad de flujo que pasa por todos los canales de flujo, que será:

q = NF·q
h
h Nd·h
h

N
0 F·
q = NF·q

0

N
0 d·

0
Figura 4.47. Cantidad de flujo en la red de flujo cuadrada. (Atkinson & Bransby, 1978)

Según la ecuación [4.73], esta expresión puede escribirse como:

q = NF·

O también:

q = NF·

Esta última expresión puede ser escrita de la siguiente manera:

Nd
q  N F    [4.76]
Nd
Con la misma idea, la ecuación [4.71] puede ser escrita de la siguiente manera:

Nd· = – k·h·Nd

Si se sustituyen las ecuaciones [4.74] y [4.75] en esta última expresión, se tendrá que:

Nd· = – k·H

Si se sustituye la expresión: Nd· de esta ecuación en la ecuación [4.76], se tendrá que:

NF
q  k   H
Nd
Si se sustituye la ecuación [4.75] en está expresión y se reordena, se tendrá que:

 h1  h2 
NF
qk [4.77]
Nd
Donde:
q = Caudal total de la red de flujo cuadrada.
k = Conductividad hidráulica.
h1 = La altura de carga inicial del sistema.
h2 = La altura de carga final del sistema.
NF = Cantidad total de canales de flujo.
Nd = Cantidad total de caídas equipotenciales.

Presa de
concreto
Borde de
entrada
B
E
A F
C D
Borde de
Bordes salida
impermeables

G H
(a)

B Línea
freática
Borde de
entrada

Bordes impermeables C Borde de


salida
A
D
(b)

B Línea
freática
Borde de
entrada

Bordes impermeables Borde de


salida
A
C D
(c)
Figura 4.48. Condiciones de borde.
(a) Presa impermeable de concreto en flujo no confinado. (b) Permeable de tierra en flujo
confinado. (c) Presa permeable de tierra con filtro de pie.
Condiciones de borde.

La forma de la red de flujo depende de la geometría y de las condiciones de borde del sistema. Los
bordes permeables permiten el paso del flujo de agua y determinan las condiciones de borde para la
función potencial, mientras que los bordes impermeables no permiten el paso de flujo y estos
definen las condiciones de borde de la función de flujo.
La Figura 4.48a muestra las condiciones de borde de un caso común en flujo confinado de una
presa de concreto, los segmentos en trazo segmentado compuestos por los puntos AB y EF son los
bordes permeables por donde entra y sale respectivamente el flujo de agua, estas serán las
condiciones de borde inicial (A(B) y final (EF) de la función potencial. Los contornos compuestos
por los puntos BCDE y GH son los bordes impermeables por donde no circula agua, estos serán las
condiciones de borde inicial (BCDE) y final (EF) de la función de flujo. En la Figura 4.48b, se
muestra un caso común de flujo no confinado de una presa de tierra. Las condiciones de borde
inicial AB y final CD de la función potencial se muestran en trazo segmentado y estos permiten el
flujo de agua, mientras que las condiciones de borde inicial BC que es la línea freática y final AD
de la función de flujo no permiten el paso de flujo. Muchas veces en presas de tierra se instalan
filtros que ocasionan una variación significativa de la línea freática. Al presentarse estas
condiciones especiales, debe tenerse cuidado en establecer correctamente las condiciones de borde
inicial y final de las dos funciones, en especial de la función potencial.
En la Figura 4.48c, se muestra un filtro de pie que ha ocasionado una variación significativa en
la línea freática. Para la función potencial, las condiciones de borde inicial AB y final CD en parte
del filtro de pie, se muestran en trazo segmentado y estos permiten el flujo de agua, mientras que las
condiciones de borde inicial BD que es la línea freática y final AC corresponden a la función de
flujo y no permiten el paso de flujo.

Construcción de la línea freática en presas de tierra.

La línea freática no es una sola curva, sino que esta compuesta de tres diferentes partes. Casagrande
(1937), sugirió que una base para dibujar la línea freática es construir una parábola básica y
efectuar modificaciones a esta en los bordes de entrada y salida. Para el sistema de la Figura 4.49,
se ha dibujado la línea freática en base a una parábola básica dibujada en trazo segmentado, donde
se han realizado las correcciones en el borde de entrada y de salida.
A B
B1
Borde de B2 Borde de
entrada
salida
Superficie
freática J

D F
Figura 4.49. Línea freática de una presa de tierra (U.S. Engineers Corps, 1986).
La parábola básica empieza en el punto A y termina en el punto F, en el punto B es donde
comienza la línea freática debido a la corrección en el tramo BB1 efectuada en el borde de entrada,
el tramo B1B2 coincide con la parábola básica, pero en el tramo JB2 se efectúa una corrección
debido al borde de salida para así terminar la línea freática en el punto J. Se observa claramente que
la línea freática dibujada en trazo lleno está compuesta por tres curvas, pero que tiene como base
indispensable la parábola básica. Casagrande elaboro un método práctico para dibujar esta parábola
básica, que se muestra en la Figura 4.50.
m
0.3·m
A B G

O E D F

y0 d y0
a)
(a) 2

A B 4 3 2 1 G
4

3
h 2

1
0
F
b)
(b)
Figura 4.50. Construcción de la parábola básica.
(a) Determinación de los valores de y0 y d. (b) Trazado de la parábola básica AF.

En la Figura 4.50a, el punto B está ubicado en la intersección de la superficie de agua con el


borde de entrada de la presa, el valor de m es la distancia de la proyección del segmento BO. El
primer paso es ubicar el punto A, que esta a una distancia 0.3·m del punto B. Luego, se traza una
recta vertical que descienda del punto A hasta la superficie del terreno. Con centro en el punto D, se
traza un arco que empieza en le punto A y corta a la superficie del terreno en un punto que será E, la
distancia entre el punto E y la recta vertical será conocida como y0, también se conocerá como d a la
distancia de la recta vertical al punto D. Se ubica entonces el punto F que estará a una distancia y0/2
de punto D, que por el cual se trazará el segmento vertical FG que se interceptará con el segmento
horizontal AG que es una proyección. En la Figura 4.50b, se observa que el segmento AG ha sido
dividido en segmentos de igual magnitud, donde los puntos entre segmentos ha sido enumerados de
derecha a izquierda, mientras que el segmento FG es dividido también en la misma cantidad de
partes que el segmento AG y también es enumerado de forma ascendente. Entonces se trazan líneas
del punto F a cada punto enumerado del segmento AG y también líneas horizontales de cada punto
enumerado del segmento FG hasta que intercepten en el segmento FA. Finalmente se ubican los
puntos por donde pasara la parábola básica, que son las intersecciones de estas últimas líneas
trazadas de mismo número de punto. La Figura 4.50b, muestra la parábola básica AF en trazo
segmentado. Sin embargo antes de dibujar la parábola básica, conviene intuir la forma de la línea
freática según a las condiciones en los bordes de entrada y salida del sistema.

Correcciones de la parábola básica en presas de tierra.

En la Figura 4.51, se muestran las tres correcciones más comunes que se hacen a la parábola básica
en el borde de entrada.
90º
Proyección
B Línea freática B
Filtro Línea freática

Pe
< 90º  = 90º

rp
en
dic
u
(a) (b)

lar
Proyección
B
Filtro Línea freática
 > 90º

(c)
Figura 4.51. Corrección en el borde de entrada para la parábola básica (Whitlow, 1994).
(a) Para  < 90º. (b) Para  = 90º. (c) Para  > 90º.

Se define a , como el ángulo de inclinación del borde de entrada con respecto a la horizontal.

 Cuando  < 90º, en la Figura 4.51a se observa que se traza una recta perpendicular
al borde de entrada ubicada justo en el punto superior de contacto entre el espejo de
agua y el borde de entrada de la presa, denominado con la letra B. Esta recta
perpendicular cortara a la parábola básica en un punto, la corrección se realiza
trazando un arco desde el punto B hasta la intersección de la recta perpendicular
con la parábola básica, de tal manera que este arco sea tangente al resto de la
parábola básica. La Figura 4.51a muestra esta corrección en trazo lleno.
 Cuando  90º, en la Figura 4.51b y c, se observa que generalmente esta condición
se debe a la presencia de un filtro en el borde de entrada. Debido su alta
permeabilidad este filtro permite el ingreso de agua sin ninguna alteración,
manteniendo el nivel freático constante. Entonces debe proyectarse horizontalmente
la superficie de agua hasta el punto B donde se encuentra el material mas fino de la
presa, luego debe trazarse un arco del punto B a la parábola básica, de tal manera
que este sea tangente al resto de la parábola básica. La Figura 4.51b y c, muestra
esta corrección en trazo lleno.

En la Figura 4.52, se presenta a las cuatro correcciones más comunes de la parábola básica en el
borde de salida, donde se define a  como al ángulo de inclinación del borde de salida con respecto
a la horizontal.

 Cuando  = 180º, la Figura 4.52a muestra que generalmente se debe a un filtro al


pie de la presa que se extiende horizontalmente. En este caso, debe ubicarse una
nueva recta vertical y trazarse con esta la parábola básica. Esta recta vertical, esta
ubicada a una distancia y0 2 del punto K que es donde empieza el filtro, la
parábola básica es dibujada con el mismo procedimiento anteriormente descrito,
entonces ya no se realizará ninguna otra corrección en el borde de salida. La
corrección se muestra en trazo lleno en la Figura 4.52a.
 Cuando  > 90º, en la Figura 4.52b se muestra que la corrección consiste en ubicar
la recta vertical a una distancia a + a del punto F, que es la punta inferior del
filtro. La parábola básica se dibuja con esta nueva recta vertical, luego se modifica
esta en el borde de salida de tal manera que termine esta a una distancia a del
punto K. La corrección se muestra con trazo lleno en la Figura 4.51b.
 Cuando  = 90º, la Figura 4.52c muestra que generalmente se debe a un filtro al pie
con la cara de contacto vertical. La corrección consiste en ubicar la recta vertical
justo en la cara vertical de contacto del filtro, entonces la parábola básica que se
dibuja en base a esta recta vertical no sufre ninguna modificación en el borde de
salida. La corrección se muestra con trazo lleno en la Figura 4.52c.
 Cuando  < 90º, la Figura 4.52d muestra que el flujo atraviesa la presa de tierra. La
parábola básica corta el borde de salida de la presa en el punto K, a una distancia
a se ubica el punto J que es donde terminará la línea freática. La idea de esta
corrección, es modificar levemente el borde de salida de la parábola básica de tal
manera que termine en el punto J. Al borde limitado por JF se lo conoce como la
cara de descarga. La corrección se muestra con trazo lleno en la Figura 4.52d.

Línea freática Línea freática


Recta vertical Recta vertical
Parabola básica
sin corrección K Parábola
básica
 = 180º  J
filtro de pie
filtro de pie
K F
a
(a) (b)
a0 a

Línea freática Parábola Recta vertical


Línea freática
básica
Parábola
básica a
Recta vertical a+
J K a
a
J

 = 90º
 F
filtro de pie
(c) (d)
Figura 4.52. Corrección en el borde de salida para la parábola básica (Whitlow, 1994).
(a) Para  = 180º. (b) Para  > 90º. (c) Para  = 90º. (d) Para  < 90º.
No es indispensable ser demasiado precisos al realizar estas correcciones en los bordes de
entrada y salida de la línea freática, en todos los casos se necesita simplemente tener el criterio
correcto y realizar un trazo apropiado, que refleje que satisface las condiciones del sistema.

Determinación de los valores de a y a para presas de tierra.

Los valores de a y a, son obtenidos en función al valor del ángulo  del borde de salida.
Generalmente estos valores son obtenidos de manera gráfica.
 Para  < 30º, Schaffernak y Van Iterson sugirieron un método grafico para
determinar el valor de a, que se muestra en la Figura 4.53a. El borde de salida de la
presa, debe proyectarse hasta que las proyecciones horizontales y verticales del
punto A formen en esta proyección los puntos 1 y 2. Luego, se traza el semicírculo
con diámetro 1-D. Con un radio 2-D y centro en D, se traza el arco 2-3 que
posesiona al punto 3 sobre el semicírculo. Con centro en 1 y radio 1-3 se traza el
arco 3-4, que sitúa al punto 4 sobre el borde de salida. La distancia D-4,
corresponde al valor de a.
 Para 30º <  < 60º, Leo Casagrande propuso una solución gráfica que se muestra en
la Figura 4.53b. A partir del punto conocido de A puede trazarse una horizontal que
define el punto 1. Con centro en 1 y radio A-1 se traza un arco y se define el punto
2. Con diámetro D-2, se traza el semicírculo. Con centro en D y radio D-1, se traza
el arco que define el punto 3 sobre el semicírculo mencionado. Finalmente, se traza
un arco de centro en 2 y radio 2-3 donde se ubica al punto 4, donde la distancia D-4
corresponde al valor de a.
 Para 60º <  < 180º, Albert Casagrande desarrollo un ábaco que se muestra en la
Figura 4.54 de gran utilidad, para todos los casos de  comprendidos entre 60º y
180º. Con un valor de a, se ingresa al ábaco y se determina el valor de c,
conociendo el valor de a + a que es la distancia FK en la Figura 4.51.

El New England Waterworks Association, sugiere que para valores de  comprendidos entre
30º y 60º, la expansión de la curva en trazo segmentado de la Figura 4.54 presenta resultados con
hasta un 25% de error con respecto a los dos anteriores métodos. Por lo tanto estos valores han de
usarse simplemente como una buena aproximación para el valor de a.

0.4

0.3
C = a + a

0.2
a

Cara vertical

0.1

Pendiente obtusa
0
30º 60º 90º 120º 150º 180º
= Inclinación del borde de salida.
Figura 4.53. Ábaco para determinar a (New England Waterworks Association, 1937).
1 3

0.3·m

A 2

 a
4
D
(a)

A 1
0.3·m

 4
a

(b)
D

Figura 4.54. Determinación gráfica del valor de a.


(a) Método de Schaffernak & Van Iterson. (b) Método de L. Casagrande.

Construcción de la red de flujo cuadrada.

Las redes de flujo son uno de los métodos más usados y aceptados para solucionar la ecuación [de
Laplace. Sin embargo, antes de trazar esta red deben tenerse claro ciertos detalles:
 El dibujo de la sección transversal de la zona de flujo, debe estar claro y tiene que
estar a una escala horizontal y vertical igual.
 La superficie libre de agua y las condiciones de borde iniciales y finales para las
funciones  y  del sistema deben estar identificadas y ser geométricamente
conocidas, además de otros datos pertinentes.
 El suelo ha de ser homogéneo e isotrópico. (Caso contrario, véase la sección de
anisotropía en dos dimensiones de este capítulo)

En la Figura 4.55, se muestran dos sistemas de flujo en dos dimensiones en los cuales se desea
dibujar la red de flujo. Las dos secciones transversales de flujo están claramente trazadas y tiene
una misma escala vertical y horizontal adecuada. Las condiciones de borde inicial y final de la
función potencial están identificadas con trazo segmentado, mientras que las condiciones de borde
inicial y final de la función de flujo están resaltadas en trazo lleno.
Presa de concreto

Ataguía

(a)

Línea freática

Filtro de pie

(b)
Figura 4.55. Construcción de la red de flujo cuadrada. Condiciones de borde.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.

Presa de concreto

Ataguía

(a)

Línea freática

Filtro de pie

(b)
Figura 4.56. Construcción de la red de flujo cuadrada. Ubicación de las líneas de flujo.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.
Presa de concreto

Ataguía

(a)

Línea freática

Filtro de pie

(b)
Figura 4.57. Construcción de la red de flujo cuadrada. Líneas equipotenciales.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.

Se elige un número entero del número de canales de flujo (NF), Casagrande recomienda que en
muchos casos solo bastan entre 4 y 6 canales de flujo. La primera línea de flujo, será la condición
de borde inicial de la función de flujo y la última línea será la condición de borde final de esta
función. Entonces, se procede a dibujar líneas de flujo intermedias de tal manera que estén bien
distribuidas en toda la región de flujo. En la Figura 4.56, se observa que la forma de estas líneas
tiende de la condición de borde inicial a la final.
Si el número de canales de flujo toma un valor mayor al sugerido, se tiene como resultado una
red de flujo mas precisa, pero requiere un mayor esfuerzo ajustarla adecuadamente. Una vez
dibujadas las líneas de flujo, se dibujan las líneas equipotenciales. La primera línea equipotencial,
será la condición de borde inicial de la función potencial y la última será la condición final de esta
función. En la Figura 4.57, se muestran las líneas equipotenciales en trazo segmentado, se observa
también que la forma de estas líneas tiende de la condición de borde inicial a la final. Las líneas
equipotenciales deben cortar a las líneas de flujo en ángulos rectos y tratar de formar en lo posible
elementos cuadrados. Debido a que los valores de: b y s de la ecuación [4.72] deben ser iguales,
para dar validez a la ecuación [4.77] y poder determinar el caudal que circula en la red de flujo.
El dibujar la red de flujo en un método de ensayo y error, en ocasiones hace falta mas de un
intento dibujar una red de flujo apropiada. Debe tenerse en cuenta que es muy improbable conseguir
que absolutamente todos los elementos de la red sean cuadrados, especialmente en las condiciones
de borde iniciales y finales del sistema. Sin embargo, el área sobrante de un elemento compensará al
área faltante de otro. Para que una red de flujo se considere como apropiada, debe cumplir ciertas
reglas básicas:

 Las líneas de flujo no deben interceptarse.


 Las líneas equipotenciales nunca deben interceptarse.
 Las líneas de flujo y equipotenciales deben interceptarse siempre en ángulos rectos.
 Los elementos de la red de flujo en lo más posible deben ser cuadrados.
 Ambas familias de líneas tienen que tener una curvatura suave.

En la Figura 4.58, se muestran algunos ejemplos de redes de flujo en sistemas de flujo en dos
dimensiones.

(a)

(b)

Impermeable

(c)
Figura 4.58. Ejemplos de redes de flujo cuadradas (J. Badillo, 2000).
(a) Ataguía. (b) Presa de tierra. (c) Presa de concreto con mensuras.
7.3. Soluciones matemáticas para presas de tierra.
Dibujar una buena red de flujo muchas veces es un trabajo moroso e incluso hasta tedioso,
sobretodo si la geometría del sistema es complicada. Muchos investigadores han planteado
soluciones matemáticas y métodos empíricos, que ayudan en gran manera a determinar el caudal
que circula por una red de flujo, el valor de a y otros datos de interés, sin necesidad de dibujar una
red de flujo.
La mayoría de las soluciones matemáticas que se presentan a continuación, son obtenidas de la
geometría del procedimiento que se utiliza para trazar la parábola básica, mostrada de forma más
amplia en la Figura 4.59.
m

0.3·m
Parábola básica
A B a+
B1 a a

a
B2 z
h d +2 2
h J

 F
x D
y0 d y0
2
Figura 4.59. Análisis analítico para la parábola básica (U.S. Engineers Corps, 1986).

Solución de Schaffernak y Van Iterson para  < 30º.

Schaffernak y Van Iterson, elaboraron una relación matemática aplicable a presas de tierra, para
determinar el caudal q, esta es:

q  k  a  sin   tan [4.78]

d d2 h2
Donde: a   [4.79]
cos cos2  sin 2 

Solución de L. Casagrande para   90º.

L. Casagrande, propuso una solución matemática válida en presas de tierra para determinar el
caudal, esta es:

q  k  a  sin 2  [4.80]

h2
Donde: a  S 0  S 02  [4.81]
sin 2 

Para  60º, el valor de S0 será: S 0  d 2  h 2


Para 60º <  < 90º , el valor de S0 será: S 0  AJ  JD
Solución de Kozeny para  = 180º.

Kozeny (1931) propuso una solución rigurosa para el caso de la condición de borde ilustrado de la
Figura 4.52a, determino que el caudal que circula a través de la presa de tierra es:

q  2  k  a0  k  y0 [4.82]

Donde: a0 
y0 1
 
2 2
d 2
 h2  d  [4.83]

Solución de A. Casagrande para 30º    180º.

A. Casagrande determino que el caudal del flujo que circula a través de la presa se puede obtener
de:

q  k  a  sin 2  [4.84]

Donde el valor de a, es obtenido del ábaco de la Figura 4.54. O también puede utilizar la
expresión:

q  k  y0  k  d 2  h 2  d  [4.85]

Solución de Pavlovsky.

Pavlovsky (1935), propuso tres expresiones matemáticas que ayudan a conocer el caudal y algunos
valores de interés para determinar la geometría de la superficie freática. El análisis de Pavlovsky, se
basa en la nomenclatura de la Figura 4.60.

d0

a1

hd dw I II
h1
a0

 III
 h0

Figura 4.60. Nomenclatura de la solución de Pavlovsky (Harr, 1962).

Pavlovsky en su análisis divide la presa de tierra en tres zonas específicas, en la Figura 4.60 se
muestra la división de estas en trazo segmentado. La zona I compondrá la condición de borde de
entrada de la presa, la zona II compondrá la parte intermedia de la presa hasta el punto donde la
línea freática intercepta con el borde de salida y la zona III compondrá la condición de borde de
salida. Se asume que el flujo es laminar y continuo, de tal manera que la ley de Darcy es válida para
cada uno de estos fragmentos.
En base a estas suposiciones, Pavlovsky determinó que el caudal qi que circula en cada una de
las zonas será:
Para la zona I:

hw  h1   ln hd 
qI  k 
cot   h  h  [4.86]
 d 1

Para la zona II:

q II 

k  h12  a0  h0 
2
 [4.87]
2  b  2  hd  a0  h0  cot

Para la zona III:

Si h0 > 0, se tiene que:

k  a0   a  h0 
q III   1  ln 0  [4.88a]
cot   a0 

Si h0 = 0, se tiene que:

k  a0
q III  [4.88b]
cot

Se asume, que los valores de , , b, hd, hw, h0 y k son conocidos en el problema, también se
sabe que por continuidad: qI = qII = qIII = q, donde q es el caudal total que circula en todo el
sistema, solo los valores de: a0, h1 y q son desconocidos. Por lo tanto, las ecuaciones [4.86], [4.87] y
[4.88] forman un sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. Puede resolverse este sistema,
combinando sucesivamente las tres ecuaciones y obtener una solución gráfica o pueden usarse
métodos numéricos con la ayuda de un computador.

Ecuación de Dupuit.

Dupuit (1863), empleando la ley de Darcy pudo obtener una expresión que tiene una gran
aplicación práctica en los problemas de flujo a través de presas de tierra, para determinar el caudal
en base a la geometría de la línea freática. En la Figura 4.61, se muestra la nomenclatura que utiliza
Dupuit.
Dupuit, considera que conociendo la altura inicial h1 de la condición de borde inicial y de la
condición de borde final h2 de la línea freática y el valor de L que es la longitud de la proyección
horizontal de la línea freática, puede determinarse el caudal que circula a través de la presa de tierra.
La ley de Darcy se expresa como:
q =k·i·A
Dupuit, determino que el gradiente hidráulico i de la línea freática será:

h1  h2
i
L
L

h1

  h2

Figura 4.61. Condiciones para la solución de Dupuit (J. Badillo, 2000).

Dupuit, también asumió que el área de la sección transversal que se encuentra por debajo de la
línea freática será:

h1  h2
A 1
2

Si se reemplazan estas consideraciones de Dupuit en la Ley de Darcy, se tendrá que:

h 2  h22
q  k· 1 [4.89]
2 L

Con la ecuación [4.89], puede determinarse el caudal que circula a través de una presa de tierra
conociendo la geometría de la línea freática.
Adil Akyüz y Hazan Merdun (2003) investigadores del Department of Agricultural Structures
and Irrigation de la universidad de Kahramanmaras Sütçü İmam (Turquía), realizaron diversas
pruebas en un modelo físico con una pequeña presa de arena, por el cual hicieron circular un fluido
viscoso con el fin de determinar cual de todas las soluciones matemáticas presentadas anteriormente
proporciona los mejores resultados que se acercan a la realidad. Tras varios ensayos y variantes,
concluyeron que la ecuación presentado por Dupuit proporciona resultados que se ajustan más a la
realidad, seguida por la solución de Schaffernak y Van Iterson, L. Casagrande, Kozeny y finalmente
la solución de Pavlovsky.

7.4. Método de los fragmentos.

Harr (1962) mejoró una modificación del método de redes de flujo, llamado: método de los
fragmentos, desarrollado originalmente por Pavlovsky. El método de los fragmentos se clasifica
como un método analítico y semiempírico, con el cual se puede calcular del caudal y otras
propiedades importantes de un sistema de flujo.
Con el tiempo, otros investigadores realizaron aportes importantes a este método, mejorándolo,
hasta el punto que con este método pueden resolverse muchos de los problemas de flujo de manera
sencilla, rápida y práctica. Este método se basa en las hipótesis e investigaciones realizadas en la
solución de Pavlovsky, donde se divide la región de flujo del sistema en zonas o fragmentos
apropiados que anteriormente se hayan determinado sus propiedades. El primer paso una vez
reconocida la región de flujo es dividir esta región en fragmentos.
En la Figura 4.62, se tiene dos sistemas de flujo en dos dimensiones. Ambos sistemas han sido
divididos en fragmentos por una línea en trazo segmentado. Estas líneas en trazo segmentado,
representan a líneas equipotenciales que dividen en fragmentos a un único canal de flujo definido
por la dirección del flujo.

I II III

I II
III

(a) (b)
Figura 4.62. División de la región de flujo del sistema en fragmentos.
(a) Sistema de doble ataguía. (b) Presa de tierra.

Un objetivo que se persigue, es que el sistema este dividido en fragmentos reconocibles que
anteriormente ya se estudiaron y se determinaron sus propiedades. Para cada fragmento, se cumple
que:

 La ley de Darcy es válida.


 El flujo es estacionario.
 El suelo es homogéneo e isotrópico. (Caso contrario, véase la sección de
anisotropía en dos dimensiones de este capítulo)

Pavlovsky, planteó que la cantidad de flujo que circula por un fragmento es:

k  hiF
qi  [4.90]
i
Donde:
qi = Caudal que circula por el fragmento.
k = Conductividad hidráulica del suelo.
hiF = Perdida de carga del fragmento.
i = Factor de forma del fragmento.

Pavlovsky, define al factor de forma  como:

Nd
i  [4.91]
NF

El factor de forma es adimensional, porque relaciona la cantidad total de caídas equipotenciales


y canales de flujo que contiene el fragmento.
Por continuidad en el sistema, se sabe que:

q = q1 = q2 = ... = qn
Donde q, es el caudal total de flujo que circula por todo el sistema. Si se suman todas las
pérdidas de carga (hi) de cada fragmento, se tendrá la pérdida total de carga (H). Por lo cual, la
cantidad total de flujo del sistema será:

k  H
q n
[4.92]

i 1
i

Donde:
q = Caudal total que circula por el sistema.
k = Conductividad hidráulica del suelo.
H = Perdida total de carga del sistema.
i = Factor de forma de cada fragmento.

Fragmento tipo I.

Figura 4.63. Fragmento tipo I (Harr, 1962).

Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.63, representa una región flujo horizontal paralelo
entre bordes impermeables.
Para este tipo de fragmento, el factor de forma será:

L
 [4.93]
a

El fragmento de tipo I, permite un movimiento de flujo de agua en una sola dimensión, por lo
cual también es aplicable a problemas de flujo unidimensional.

Fragmento tipo II.

(a) (b)
Figura 4.64. Fragmento tipo II (Harr, 1962).

Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.64, representa un borde vertical impermeable
incrustado una distancia S en un estrado de espesor T. Este fragmento representa la condición de
entrada mostrado en la Figura 4.64a y una condición de salida mostrada en Figura 4.64b. La región
de flujo mostrada en la Figura 4.62a, puede ser representada completamente por este fragmento. El
factor de forma para este tipo de fragmento será:
1  k  hiF 
    [4.94]
2  q 

Para determinar este factor de forma se utiliza el ábaco elaborado en la Figura 4.73, donde con
un valor de S/T , se intercepta la curva correspondiente a b/T = 0, con lo cual se determinara un
valor para q/k· hiF que reemplazando en la ecuación [4.94] se determina el factor de forma. Harr,
posteriormente planteo una manera más exacta para determinar el factor de forma utilizando el
módulo m que esta relacionado a la forma del fragmento, que para el fragmento del tipo II será:

 S 
m  sin   [4.95]
 2 T 
Una ves obtenido el valor del módulo m, se determina en la Tabla 4.12 la relación K/K’, por lo
que el factor de forma será:

K
 [4.96]
K'
Otros investigadores, han estudiado este fragmento aplicando la teoría de elementos finitos y
han elaborado un ábaco que se muestra en la Figura 4.74. Para utilizar este ábaco, primero se
determina la relación S/T y la relación L·R/T, donde L es la distancia mostrada en la Figura 4.64 y R
es un valor de transformación que para el caso de suelos isotrópicos toma un valor de: R = 1. La
intersección de estos dos valores en el ábaco, corresponde al valor del factor de forma.

Fragmento tipo III.

(a) (b)
Figura 4.65. Fragmento tipo III (Harr, 1962).

Este tipo de fragmento representa un elemento impermeable en forma de ―L‖ con una longitud
horizontal b y un borde vertical de profundidad S en un estrato permeable con espesor T. En la
Figura 4.65a y b se muestra la condición de entrada y salida que este fragmento puede representar.
El factor de forma para este tipo de fragmento será:

1  k  hiF


 
2  q 

Se determina el factor de forma utilizando el ábaco de la Figura 4.73, donde en este tipo de
fragmento el valor de b/T no es cero. Con un valor para q/k· hiF en la ecuación [4.97] se determina
el factor de forma.
También se puede utilizar la Tabla 4.12 para determinar el factor de forma, por lo cual para el
fragmento del tipo III se utilizara un módulo m que será:

 S  2  b  2 S 
m  cos   tanh    tan   [4.97]
 2 T   2 T   2 T 

Con un valor del módulo m se determina la relación K/K’, por lo cual el factor de forma será:
K

K'

El módulo m que se utiliza en la Tabla 4.12, resume una complicada integración elíptica en
función de b/T y S/T que se realiza para obtiene este valor. Para la mayoría de los fragmentos no se
tiene disponible un valor del módulo m, pues la resolución de dicha integral es bastante complicada.
Otra alternativa que Pavlovsky plantea, es que con un valor de m de la ecuación [4.97], puede
obtenerse directamente un valor para q/k· hiF para los casos:

q 1 4
Para m  0.3, se tiene que:   ln [4.98]
k  hiF
 m

q 
Para m2  0.9, se tiene que:  [4.99]
k  hiF  1  m2 
2  ln 

 16 

Polubarinova y Kochina (1962), elaboraron un ábaco, mejorando a las soluciones

presentadas por Pavlovsky y Harr, lo cual permite determinar el factor de forma de manera

directa, esta se muestra en la Figura 4.75. Para lo cual, se determinan las relaciones: S/T y

b·R/T para encontrar el factor de forma en el ábaco, donde el valor de R es un valor de

trasformación que en el caso de suelos isotrópicos toma el valor de: R = 1. Si el suelo es

anisotrópico, R toma un valor distinto a uno (véase la sección de Anisotropía en dos

dimensiones).

Fragmento tipo IV.

Este tipo, es un fragmento interno con longitud de borde b, incrustado una longitud S de en un
estrato permeable de espesor T. La Figura 4.66 muestra las dos posibles conFiguraciones de este
fragmento.
El primer caso se presenta cuando: b  S, que se muestra en la Figura 4.66a, el factor de forma
para este caso es:
 b
  ln1   [4.100]
 a

(a) (b)

Figura 4.66. Fragmento tipo IV (Harr, 1962).

Si b S que es el caso que se ilustra en la Figura 4.66b, por lo tanto el factor de forma será:

 S  bS
  ln1    [4.101]
 a T

La solución presentada por las ecuaciones [4.100] y [4.101] es aproximada, pero

proporciona resultados satisfactorios.

Fragmento tipo V.

Este tipo de fragmento, tiene dos bordes verticales de igual incrustación S en un estrato permeable
de espesor T, como se muestra en la Figura 4.67.
L

T
a

Figura 4.67. Fragmento tipo V (Harr, 1962).

El factor de forma para este tipo de fragmento, obedece a dos casos que se presentan:

 L 
Cuando: L  2·S, entonces:   2  ln1   [4.102]
 2a

 S  L  2S
Cuando: L 2·S, entonces:   2  ln1    [4.103]
 a T
Sin embargo, el factor de forma obtenido de las ecuaciones [4.102] y [4.103] es aproximado,
Harr presento un ábaco que proporciona valores exactos del factor de forma para fragmentos del
tipo V y VI, este se presenta en la Figura 4.76. Los valores de C1 y C2 están en función a la
geometría del fragmento, estos valores son:
 S '   S '' 
C1  1    1   [4.104]
 T  T 

L  R  S 'S ' '


C2  [4.105]
T

Donde R, es un valor de transformación que en suelos isotrópicos será R =1.


El punto de intersección de los valores de: C1 y C2 en el ábaco corresponderá al factor de forma.
Sin embargo, Harr plantea que una buena aproximación del factor de forma utilizando los valores
de: C1 y C2 será:

Para: C2  0, entonces :

  C2  lnC1  [4.106]

Para: C2  0, entonces:

 2  C2 2 
  ln   [4.107]
 4  C1 

Fragmento tipo VI.

Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.68, es una variación del fragmento del tipo V en las
dimensiones de los bordes verticales

(a) (b)
Figura 4.68. Fragmento tipo VI (Harr, 1962).

Para el factor de forma en este tipo de fragmento, se presentan dos casos:

Cuando: L > (S’ + S’’), el factor de forma será:

 S ' '  L  S ' S ' '


  1 
S'  
  1    [4.108]
 a'   a ' '  T
Cuando: L  (S’ + S’’), el factor de forma será:

 b'   b' '  


  ln 1    1   [4.109]
 a'   a' ' 
Donde:

L  ( S ' S ' ' )


b'  [4.110]
2

L  ( S ' S ' ' )


b' '  [4.111]
2

El factor de forma obtenido de las ecuaciones [4.108] y [4.109] es aproximado, puede usarse el
ábaco de la Figura 4.76 para valores mas exactos del factor de forma, donde el punto de
intersección de los valores de: C1 y C2 en el ábaco, corresponderá al factor de forma. También
puede determinarse este factor de manera directa, a partir de los valores de: C1 y C2 con las
ecuaciones [4.104] y [4.105].

Fragmento tipo VII.

Figura 4.69. Fragmento tipo VII (Harr, 1962).

Los fragmentos del tipo VII al IX, son aplicables a problemas de flujo no confinado, únicamente en
el caso del flujo a través de presas de tierra.
El fragmento del tipo VII, representa la condición de flujo no confinado a través de una presa
de tierra. Este flujo es caracterizado por tener un borde en el dominio de flujo como libre, que en la
Figura 4.69 se presenta como la línea freática. Esta línea o nivel freático, separa la región saturada
de la región donde no circula flujo de agua. El factor de forma para este tipo de fragmento será:

2 L
 [4.112]
h1  h2

Este fragmento representa la parte central de una presa de tierra, lo cual no incluye los bordes
de entrada y salida. Esta parte central de la presa es la más importante, debido a que en está se
desarrolla el flujo.

Fragmento tipo VIII.


Este tipo de fragmento representa la condición del borde de entrada en una presa de tierra de altura
hd, que se muestra en la Figura 4.70. Ya que este fragmento representa una condición de entrada, no
tendría sentido hablar de un factor de forma.
Sin embargo, se pueden conocer algunas características de esta condición de entrada. El
gradiente hidráulico será:

a1
i [4.113]
cot  hd  y 

Figura 4.70. Fragmento tipo VIII (Harr, 1962).


Donde ―y‖ representa a la coordenada vertical en un eje, que generalmente se ubica en el límite
del fragmento VII y VIII. El caudal que ingresa por este borde de entrada de la presa será:

h1  h  hd 
qk  ln  [4.114)
cot  hd  h 

Fragmento tipo IX.

Figura 4.71. Fragmento tipo VIII (Harr, 1962).


Este tipo de fragmento que se muestra en la Figura 4.71, representa la condición de salida de una
presa de tierra.
Este fragmento tampoco tiene factor de forma.Para este caso, Pavlovsky asumió que el flujo es
horizontal, por lo cual determinó que el caudal de salida q para este tipo de fragmento será:
k  a2  a  h2 
q  1  ln 2  [4.115]
cot   a2 

En la Tabla 4.11, se muestra un resumen de los diferentes tipos de los fragmentos y sus
propiedades.

Fragmento
Fragmento TIPO IX
Fragmento Fragmento
TIPO II
TIPO VIII TIPO VII

(a) (b)
Figura 4.72. Sistemas divididos en fragmentos reconocibles.
(a) Sistema de doble ataguía. (b) Presa de tierra.

En la Figura 4.72, se ha dividido los dos sistemas de flujo mostrados en la Figura 4.62 en
fragmentos reconocibles de acuerdo a los fragmentos de la Tabla 4.11. Por lo general, se requieren
entre uno a tres fragmentos para dividir adecuadamente la región de flujo de un sistema. El
procedimiento usado en el método de los fragmentos, puede ser utilizado como una herramienta
donde varios factores pueden variar para evaluar características del flujo en el suelo o se utilizado,
como una herramienta analítica para encontrar rápidamente resultados con una buena aproximación
en problemas de flujo.
La región de flujo que considera este método, se base generalmente en bordes horizontales y no
bordes inclinados ni curvilíneos. Por lo general, al aumentar la cantidad de fragmentos en un
sistema se incrementara el grado de error de los resultados.
Debido a la mecánica y facilicidad del procedimiento, el Computer-Aided Structural
Engineering (CASE) ha desarrollado un programa computacional para este método, que determina
el caudal y otras propiedades para un sistema de flujo de agua.

7.5. Analogías y modelos físicos para resolver problemas de flujo.

Muchas veces la geometría de la región de flujo es complicada o tiene algunas variantes especiales,
de manera que algunos métodos convencionales quedan limitados para realizar un correcto análisis
del comportamiento del flujo de agua en una estructura. Por lo cual, se emplean modelos físicos que
ayudan a conocer el comportamiento del flujo en estas estructuras. Los modelos físicos más usados
para este fin son:

 Modelo de la analogía eléctrica con papel conductor.


 Modelos en tanque de arena
 Modelos con fluidos viscosos.
Tabla 4.11. Tipos de fragmentos (Harr, 1962).
FLUJO CONFINADO
Tipo de Ilustración Parámetros del
fragmento fragmento
L

L
I a 
a

1 k  
   qhi 
F
(Figura 4.73)
2   (Figura 4.74)
S S

II   S 
m  sin
T T

 2 T 
K
 (Tabla 4.12)
K'
b b (Tabla 4.12)
1  k  h 
F
(Figura 4.73)
   q i  K
S S
2   (Figura 4.75) 
K'
III T T
m  cos
   S   tanh2    b   tan2    S 
    
 2 T   2 T   2 T 

b
Para: S  b

 ln1  
s b
T  a
a

IV Para: b  S

b S
 ln1   
b S
S
 a T
T
a

Para: L  2·S
  2  ln1 
L 

S S  2a 
V T
L  2·S L 2S
  2  ln1   
L a Para: S
a
 a T
(Figura 4.76)

Para: L > (S ' + S '')

L  S 'S ' '


  1    1   
S''
S' S' S''
T  a'   a''  T
a''
Para: L  (S ' + S '')
a' L

 b' b' ' 


VI  ln1    1  
  a '   a'' 
S''
S'
T Donde:
L  (S 'S' ' ) L  (S 'S '' )
a' L
a''
b'  b'' 
2 2
(Figura 4.76)
Tabla 4.11. Tipos de fragmentos (continuación).
FLUJO NO CONFINADO
Línea freática

h1- h 2
2 L
VII 
h1  h2
h1
h2

Línea freática
a1
i
a1 cot  hd  y 
hd
VIII h1
h1  h  hd 
h
q k   ln 
 cot  hd  h2

Línea freática

IX k  a2  a h 
a2
q  1  ln 2 2 
cot   a2 
h2

Modelo de la analogía eléctrica con papel conductor.


La ecuación de Laplace no solo gobierna el flujo establecido del agua a través del suelo, sino que
satisface el comportamiento de muchos fenómenos importantes de la física aplicada; entre ellos se
cuentan el flujo eléctrico a través de un conductor, el desplazamiento de una membrana elástica en
dirección normal a su plano original y varios problemas de la elasticidad, como la teoría de la
torsión y de la flexión en ciertas circunstancias. La causa de estas correspondencias se ve clara
cuando se considera que las leyes físicas que gobiernan esos fenómenos son en el fondo de la
misma naturaleza; así, la ley de Darcy es análoga a la ley de Fourier en calor, a la ley de Hooke en
el problema elástico, etc (J. Badillo, 2000).
Se puede recurrir a la analogía de uno de los problemas y compararlos con otras analogías para
resolver una situación concreta, estudiando otra analogía planteada en el fenómeno análogo que
puede ser más fácil de resolver. La idea básica, es plantear un modelo en el que se estudie un cierto
fenómeno análogo al flujo de agua, reproduciendo en ese modelo las circunstancias equivalentes al
problema de flujo, de manera que midiendo los conceptos correspondientes en el modelo, se
conozca el valor de los conceptos que interesen en el problema de flujo. A diferencia de los
modelos en campos calóricos y magnéticos, el campo eléctrico ha permitido desarrollar técnicas de
modelos que sirven para representar de un modo relativamente sencillo y expedito muchas regiones
de flujo en condiciones variadas de flujo de agua. La correspondencia directa que hay entre un flujo
establecido de agua a través de un medio poroso y el flujo establecido de una corriente eléctrica a
través de un conductor queda claramente planteada en la Tabla 4.13 (J. Badillo, 2000).
La solución de un problema de flujo en dos dimensiones con este método, exige la construcción
de una región de flujo eléctrico geométricamente similar al problema, formada con una lámina
delgada de un material conductor apropiado. El campo eléctrico y la región de flujo deben ser
enteramente similares geométricamente hablando, ya que la analogía entre ambas situaciones físicas
es perfecta, según a lo observado en la Tabla 4.13.
1.5

1.4
b b
1.3
S
T T
1.2

1.1

1.0

0.9
·
1

0.8
= F
i
k·h
q

0.7
b
0.2 T =
5 0
0.6

0.5 0.50

0.75
0.4
1.00
0.3 1.25

1.50
0.2

0.1

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
S
T
Figura 4.73. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962).
Tabla 4.12. Tabla para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962).
K K
m2 K K'
K' m2 K K'
K'
0,000 1,571  0,000 0,51 1,863 1,846 1,009
0,001 1,571 4,841 0,325 0,52 1,871 1,837 1,019
0,002 1,572 4,495 0,350 0,53 1,880 1,829 1,028
0,003 1,572 4,293 0,366 0,54 1,890 1,822 1,037
0,004 1,572 4,150 0,379 0,55 1,899 1,814 1,047
0,005 1,573 4,039 0,389 0,56 1,909 1,806 1,057
0,006 1,573 3,949 0,398 0,57 1,918 1,799 1,066
0,007 1,574 3,872 0,407 0,58 1,929 1,792 1,076
0,008 1,574 3,806 0,414 0,59 1,939 1,785 1,086
0,009 1,574 3,748 0,420 0,60 1,950 1,778 1,097
0,01 1,575 3,696 0,426 0,61 1,961 1,771 1,107
0,02 1,579 3,354 0,471 0,62 1,972 1,764 1,118
0,03 1,583 3,156 0,502 0,63 1,983 1,757 1,129
0,04 1,587 3,016 0,526 0,64 1,995 1,751 1,139
0,05 1,591 2,908 0,547 0,65 2,008 1,744 1,151
0,06 1,595 2,821 0,565 0,66 2,020 1,738 1,162
0,07 1,599 2,747 0,582 0,67 2,033 1,732 1,174
0,08 1,604 2,684 0,598 0,68 2,047 1,726 1,186
0,09 1,608 2,628 0,612 0,69 2,061 1,720 1,198
0,10 1,612 2,578 0,625 0,70 2,075 1,714 1,211
0,11 1,617 2,533 0,638 0,71 2,090 1,708 1,224
0,12 1,621 2,493 0,650 0,72 2,106 1,702 1,237
0,13 1,626 2,455 0,662 0,73 2,122 1,697 1,250
0,14 1,631 2,421 0,674 0,74 2,139 1,691 1,265
0,15 1,635 2,389 0,684 0,75 2,157 1,686 1,279
0,16 1,640 2,359 0,695 0,76 2,175 1,680 1,295
0,17 1,645 2,331 0,706 0,77 2,194 1,675 1,310
0,18 1,650 2,305 0,716 0,78 2,214 1,670 1,326
0,19 1,655 2,281 0,726 0,79 2,235 1,665 1,342
0,20 1,660 2,257 0,735 0,80 2,257 1,660 1,360
0,21 1,665 2,235 0,745 0,81 2,281 1,655 1,378
0,22 1,670 2,214 0,754 0,82 2,305 1,650 1,397
0,23 1,675 2,194 0,763 0,83 2,331 1,645 1,417
0,24 1,680 2,175 0,772 0,84 2,359 1,640 1,438
0,25 1,686 2,157 0,782 0,85 2,389 1,635 1,461
0,26 1,691 2,139 0,791 0,86 2,421 1,631 1,484
0,27 1,697 2,122 0,800 0,87 2,455 1,626 1,510
0,28 1,702 2,106 0,808 0,88 2,493 1,621 1,538
0,29 1,708 2,090 0,817 0,89 2,533 1,617 1,566
0,30 1,714 2,075 0,826 0,90 2,578 1,612 1,599
0,31 1,720 2,061 0,835 0,91 2,628 1,608 1,634
0,32 1,726 2,047 0,843 0,92 2,684 1,604 1,673
0,33 1,732 2,033 0,852 0,93 2,747 1,599 1,718
0,34 1,738 2,020 0,860 0,94 2,821 1,595 1,769
0,35 1,744 2,008 0,869 0,95 2,908 1,591 1,828
0,36 1,751 1,995 0,878 0,96 3,016 1,587 1,900
0,37 1,757 1,983 0,886 0,97 3,156 1,583 1,994
0,38 1,764 1,972 0,895 0,98 3,354 1,579 2,124
0,39 1,771 1,961 0,903 0,99 3,696 1,575 2,347
0,40 1,778 1,950 0,912 0,991 3,748 1,574 2,381
0,41 1,785 1,939 0,921 0,992 3,806 1,574 2,418
0,42 1,792 1,929 0,929 0,993 3,872 1,574 2,460
0,43 1,799 1,918 0,938 0,994 3,949 1,573 2,510
0,44 1,806 1,909 0,946 0,995 4,039 1,573 2,568
0,45 1,814 1,899 0,955 0,996 4,150 1,572 2,640
0,46 1,822 1,890 0,964 0,997 4,293 1,572 2,731
0,47 1,829 1,880 0,973 0,998 4,495 1,572 2,859
0,48 1,837 1,871 0,982 0,999 4,841 1,571 3,081
0,49 1,846 1,863 0,991 1,000  1,571 0,000
0,50 1,854 1,854 1,000
L·R
T 0.1 0.2
0.15

0.25

4.0

0.3

3.5

0.35

0.4
3.0

0.5

2.5 0.6

0.8
1.0
8

2.0

1.5

1.0

0.5
S S
T T

0 0.4 0.6 0.8


0.2
S/T
Figura 4.74. Ábaco para el fragmentos del tipo II (Griffiths, 1984).
3.0

b b

S S
T T

2.5

b·R
T
1.6
2.0

1.4


1.2

1.5 1.0

0.8

0.6
1.0

0.4

0.2

0.0
0.5

0
0.2 0.4 0.6 0.8 1.0

S/T
Figura 4.75. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III (Polubarinova & Kochina, 1962).
5.0

S''
S'
T
a''
4.5 a' L

4.0

3.5

C2
 S'   S '' 
C1  1    1  
3.0  T  T 
2.8

2.6

L  R  S ' S ' '


2.5
2.4 C2 
T
 2.2

2.0
2.0
1.8

1.6

1.4
1.5

1.2

1.0
1.0
0.8

0.6

0.5 0.4

0.2

0.0
-1.4 -1.2 -1.0 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2
0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
C1
Figura 4.76. Ábaco para el fragmento del tipo V (Harr, 1962).
Tabla 4.13. Correspondencia entre el flujo de agua y la corriente eléctrica (J. Badillo,

2000).

Ley de Darcy Ley de Ohm


q = Caudal del flujo de agua. i = Corriente (cantidad del flujo de electricidad)
k = Conductividad hidráulica K' = Coeficiente de conductividad.
A = Área de la sección transversal A' = Área de la sección transversal
H = Carga producida por el flujo V = Voltage producido por la corriente
L = Longitud de la trayectoria de percolación L' = Longitud de la trayectoria de corriente
v = Velocidad de descarga I = Intensidad de la corriente
Líneas de flujo Líneas de corriente
Líneas equipotenciales, h = ctte. Líneas potenciales, V = ctte.
Bordes impermeables Bordes aislantes
Ecuación de Laplace 2  h  0 Ecuación de Laplace  2 V  0

Entre las bordes equipotenciales del modelo debe aplicarse una diferencia de potencial que
representará a la diferencia de carga hidráulica existente entre los bordes equipotenciales del
prototipo. Por lo general, en estos modelos se usan diferencias de potencial entre los bordes
equipotenciales de 6 a 10 voltios y es frecuente usar un ritmo entre las equipotenciales de 1/10 de la
caída potencial total, con lo que se obtendrán 9 equipotenciales en el modelo. El problema se
resuelve entonces, para un caso de flujo en una región homogénea e isotrópica, midiendo el
potencial en voltios existente en cada punto de la superficie del material que constituye el modelo,
supuesto que éste es homogéneo e isotrópico en lo que se refiere a su conductividad. La medida se
hace con una aguja fina conductora ligada a un voltímetro, ubicándola al azar de tal manera que se
tengan suficiente número de puntos de mismo potencial, para así poder trazar las líneas
equipotenciales.

(a)
Electrodo
Electrodo

Líneas equipotenciales
Papel conductor
a)

Electrodo

Líneas de flujo

Electrodo
Papel conductor
b)
(b)

Figura 4.77. Modelo de la analogía eléctrica con papel conductor (Wiley, 1982).

(a) Electrodos en los bordes permeables. (b) Electrodos en los bordes impermeables.
En la Figura 4.77 se representa esquemáticamente un modelo para el flujo bajo una presa. Una
vez conocido el potencial en un número suficiente de puntos en la superficie conductora, es posible
trazar líneas de igual potencial eléctrico que representarán directamente a equipotenciales de la
región de flujo; si las equipotenciales eléctricas se han trazado con un ritmo de caída constante, se
harán obtenido directamente las equipotenciales que interesan en la región de flujo, la Figura 4.77a
muestra estas líneas.
El procedimiento más sencillo para trazar la red de flujo, una ves obtenidas las líneas
equipotenciales, es simplemente dibujar la familia de líneas de flujo que sean ortogonales,
constituyendo de esta manera una red de flujo con elementos cuadrados.
Otra posibilidad de resolver el problema es invertir el modelo eléctrico, convirtiendo los bordes
equipotenciales en bordes aislantes y recíprocamente; las líneas equipotenciales obtenidas en este
segundo modelo son las líneas de flujo del primero (Figura 4.77(b). Este segundo procedimiento es
más complicado que el primero y tiene el inconveniente adicional de no proporcionar un red de
cuadrados. En este caso se obtiene una red de rectángulos de misma proporción largo y ancho, por
otra parte trazando apropiadamente las líneas equipotenciales será fácil obtener la red de flujo
cuadrada.
Como se ve, en el caso de modelos de flujo confinado, es importante conocer bien las
condiciones de borde de la región de flujo para obtener buenos resultados. Sin embargo, en el caso
de flujo no confinado el problema se complica algo, ya que no hay ningún concepto en el flujo
eléctrico análogo al comportamiento del flujo no confinado. En el caso de flujo no confinado, es
esencial conocer la geometría de la línea freática. En la práctica lo que se hace es suponerla de
acuerdo al criterio y experiencia del proyectista (el método propuesto por A. Casagrande es de gran
ayuda para determinar esta geometría).
Una línea freática correcta, debe cumplir que las diferencias de altura entre puntos de igual
caída de potencial hidráulico del prototipo sean iguales y en el modelo que las diferencias de
potencial eléctrico entre los puntos correspondientes sean también iguales; en otras palabras, en un
modelo que tenga una línea freática correcta debe existir una ley lineal entre las elevaciones de los
puntos en que las equipotenciales cortan a la línea y los potenciales eléctricos de esos puntos. Al
encontrar la línea freática correcta, se recorta el papel conductor según a la forma de esta. Luego, se
traza la red de flujo igual que el caso de flujo confinado, con modificaciones en el borde de salida.

Modelos en tanque de arena.

Los modelos en tanque de arena llamados también modelos hidráulicos, consisten en fabricar un
prototipo del problema de flujo de agua a pequeña escala de tal manera que se asemeje lo mas
posible a la realidad. En la Figura 4.78, se muestran algunos tipos de modelos.
Estos tanques que se utilizan tienen una pared de vidrio que permite tener una vista transversal
del sistema, generalmente se utiliza arena fina u otro material que pueda asemejar las condiciones
en campo del suelo. Se tiene especial cuidado en la geometría misma del sistema, en especial la
región de flujo que sea todo a escala. Al ser un modelo pequeño, se deben corregir los efectos de
ascenso capilar y la velocidad del ingreso del flujo de agua.
Pueden estudiarse casos, como el flujo de agua hacia un pozo como se muestra en la Figura
4.79a, el flujo de agua en condiciones muy variables y especiales como se ve en la Figura 4.78b. En
la Figura 4.78c, se muestra que para observar mejor como el flujo de agua se comporta se utiliza un
trazador, que es un tinte de color que tiñe el agua y así se puede observar como esta se mueve en la
región de flujo.
Generalmente estos modelos son utilizados para estudiar sistemas anisotrópicos o estratificados,
investigar el drenaje del agua en una obra hidráulica o una presa de tierra, donde se tendrá un
comportamiento complicado e impredecible.

(a) (b)

Tinte trazador

(c)
Figura 4.78. Modelos en tanque de arena (U.S. Engineers Corps, 1986).
(a) Flujo de canal a pozo. (b) Flujo de laguna a canal. (c) Tinte trazador en una presa.

Modelos con fluido viscoso.


Los modelos con fluido viscoso, son llamados también modelos Helle–Shaw o modelos de plato
paralelo, son elaborados con la misma idea que los modelos en tanque de arena aunque estos son
más cuidadosos. La Figura 4.79 muestra la forma de este tipo de modelos.

Frontal
A Intermedio
posterior
Superficie
freática

A Espacio A-A

Placa
posterior

Placa a
en
frontal ar
de
elo
od
M

Figura 4.79. Modelos con fluido viscoso (U.S. Engineers Corps, 1986).
El modelo consiste en dos placas de vidrio grueso paralelas y próximas, entre las que se coloca
formada de plástico, la sección completa de la estructura que se desea estudiar. Debido a que se
utiliza un fluido viscoso que no se filtra lateralmente, debe tenerse cuidado con la temperatura
puesto que puede afectar significativamente la densidad de este fluido, por lo general se utiliza
glicerina. Se coloca en el modelo, de manera que reproduzca a escala el tirante que genera el flujo
en el prototipo y se permite que se establezca la circulación correspondiente, se usa tinte trazador
para seguir la forma de las líneas de flujo. Este tipo de modelos se usa generalmente en laboratorio
para hacer comparaciones pues se puede controlar la densidad de líquido con la temperatura, lo que
permite hacer una serie de variantes en la investigación.

7.6. Gradiente hidráulico de salida (ie).

El gradiente hidráulico de salida, es conocido como la cantidad de disipación de altura de carga por
unidad de longitud, medido a lo largo de la cara de la estructura donde el flujo de agua sale del
medio poroso (U.S. Engineers Corps, 1986).
Cara donde se mide el
gradiente hidráulico de
salida.

(a)

Cara donde se mide el


gradiente hidráulico de
salida.

(b)
Figura 4.80. Cara de la estructura donde se mide el gradiente hidráulico de salida.
(a) Presa de concreto. (b) Sistema de doble ataguía.
Esta característica del flujo, es aplicable únicamente a sistemas de flujo confinado. En la Figura
4.80, se muestra la parte de la cara de la estructura donde es medido el gradiente hidráulico de
salida.

Superficie del terreno

L

Figura 4.81. Longitud de la cara de la estructura en el borde de salida.


En la Figura 4.81, se muestra la cara de la estructura en el borde de salida donde se mide este
gradiente. La parte de la cara que se toma en cuenta, es la que está en contacto con el suelo que
tendrá una longitud L como se muestra en la Figura. El gradiente hidráulico de salida se determina
con la expresión:

h
ie  [4.116]
L
Donde:
ie = Gradiente hidráulico de salida.
h = Pérdida de carga a lo largo de la cara.
L = Longitud de la cara.

Para poder calcular el valor de este gradiente, debe determinarse la pérdida de carga a lo largo
de la cara de la estructura en el borde de salida.

Calculo del gradiente hidráulico de salida mediante redes de flujo.

En el caso de utilizarse redes de flujo, la longitud de la cara donde es medido este gradiente forma
parte de la primera línea de flujo. La pérdida de carga entre líneas equipotenciales según la ecuación
[4.77], será:

H
h  [4.117]
Nd
Donde:
h = Pérdida de carga entre líneas equipotenciales.

H = Pérdida de carga total del sistema.

Nd = Número total de caídas equipotenciales.

Calculo del gradiente hidráulico de salida con el método de los fragmentos.

También se puede determinar el gradiente hidráulico de salida utilizando el método de los


fragmentos, Pavlovsky construyo el ábaco que se muestra en la Figura 4.83 que es aplicable solo a
los fragmentos que representan una condición de salida, como ser los fragmento del tipo II y III
(Tabla 4.11). Si H es la pérdida de carga total del sistema, entonces la pérdida de carga para cada
fragmento es determinada con la expresión:

H   i
hiF  n
[4.118]

i 1
i

Donde:
hiF = Perdida de carga del fragmento.
H = Perdida de carga total del sistema.
 = Factor de forma del fragmento.
Determinada la pérdida de carga del fragmento donde ocurre la salida del flujo del medio
poroso, con la relación S/T se ingresa al ábaco y se determina un valor para la relación: ie·S/hi, con
la que se determinar el gradiente hidráulico de salida.

1.0

b b

S S
T T
0.8

0.6

ie·s
h iF

0.4

0.2

0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0


S
T
Figura 4.82. Ábaco para determinar el gradiente hidráulico de salida (Harr, 1962).
Harr, propuso una manera más exacta para hallar el gradiente hidráulico de salida utilizando los
valores de la Tabla 4.12. Propuso que el gradiente hidráulico de salida puede ser determinado de la
expresión:

hiF  
ie  [4.119]
2  K T  m
Donde:
ie = Gradiente hidráulico de salida.
hiF = Perdida de carga del fragmento.
K = Constante que está en función al módulo m (Tabla 4.12).
T = Espesor del fragmento.
m = Módulo para los fragmento del tipo II y III (ecuación [4.95] y [4.97]).
Luego de calcular el valor de m2, en la Tabla 4.12 se determina el valor de K y finalmente el
valor de hiF es determinado con la ecuación [4.118].

7.7. Presión ascendente de flujo.

En sistemas de flujo confinado, el agua circula por debajo de las estructuras impermeables donde el
suelo se encuentra saturado de agua, anteriormente se había comentado acerca de la presión de
poros que ocasiona el ascenso del agua en un piezómetro, pero cuando la presión de poros actúa por
debajo de una estructura esta es como una barrera impermeable, esta presión tiende a levantar la
estructura.
La determinación de esta presión ascendente contribuye al análisis de la estabilidad de una
estructura hidráulica. La cara de la estructura que está en contacto con el suelo donde actúa la
presión de poros, se la llamará: cara de contacto. Según la ecuación [4.9], la presión de poros en
cualquier punto de la cara de contacto que se escribe:

ui =  w·hpi [4.122]

Por lo tanto para determinar la presión de poros en un punto de la cara de contacto de la


estructura, se debe determinar primero la altura piezométrica (hpi) de ese punto. Según la ecuación
[4.7], esta altura se expresa como:

hpi = h1 – hzi – hi [4.120]


Donde:
hpi = Altura piezométrica para un punto de contacto de la estructura.
h1 = Altura total de carga en el borde de entrada.
hzi = Altura potencial para el punto de contacto.
hi = Perdida de carga para el punto de contacto.

La pérdida de carga (hi) es lineal a lo largo de la cara de contacto, entonces para determinar la
altura piezométrica, ha de determinarse la perdida de carga para el punto de contacto.

Determinación de la presión ascendente mediante redes de flujo.

En el caso de utilizarse una red de flujo debe identificarse todas las líneas y las caídas
equipotenciales como se muestra en la Figura 4.124.
La pérdida de carga para cualquier punto del plano de contacto puede expresarse con la
expresión:
H
hi   ndi [4.121]
Nd
Donde:
hi = Perdida de carga para un punto de contacto.
H = Pérdida de carga total del sistema.
Nd = Número total de caídas equipotenciales.
ndi = Ubicación del punto según a las líneas equipotenciales.

En la Figura 4.83, se muestra un sistema de flujo confinado donde se desea determinar la


presión ascendente en la cara de contacto, que está definida por los puntos B a J.
H

0
A B C D E F G H IJ 17
E'
h1 1
16
2 15
3 14
12 13
4 5 10 11
6 8 9
7

Figura 4.83. Determinación del diagrama de presiones mediante redes de flujo.

Luego de dibujar la red de flujo cuadrada, debe identificarse a todas las líneas equipotenciales
de la manera como se ve en la Figura 4.84. Si se desea conocer la pérdida de carga para el punto A,
el valor de ndi será 1, lo que significa que este punto esta ubicado a una línea equipotencial
completa. Para el punto B el valor de ndi será 8, mientras que para el punto E’ el valor de ndi será
11.5, pues está ubicado a 11 líneas equipotenciales completas y una mitad.

A B C D E F G H IJ

Figura 4.84. Diagrama de la presión ascendente en la cara de contacto de la estructura.


Luego de determinar la pérdida de carga para cada punto de la cara de contacto, se determinan
la altura potencial y luego la altura piezométrica para cada punto de contacto con la ecuación
[4.120] y finalmente con la con la ecuación [4.119] se determina la presión de poros. En la Figura
4.84, se muestra el diagrama de presiones ascendentes en la cara de contacto.

Determinación de la presión ascendente mediante el método de los fragmentos.

También puede emplearse el método de los fragmentos, para determinar el diagrama de

presiones ascendentes que actúa en la cara de contacto de la estructura. En este método, el

sistema es dividido en fragmentos separados por líneas equipotenciales.


El sistema de flujo confinado que se muestra en la Figura 4.85, ha sido dividido en

fragmentos reconocibles con líneas equipotenciales, donde se desea determinar el diagrama

de presiones ascendentes en la cara de contacto.

H

E'
h1

Fragmento
· F
Fragmento
Fragmento
tipo II tipo IV tipo II

Figura 4.85. Determinación de diagrama de presiones con el método de los fragmentos.

La pérdida de carga para cada fragmento ( hiF ) es determinada con la ecuación [4.118],

por lo la pérdida de carga para cualquier punto del sistema es determinado con la expresión:

i
hi   hiF  hi [4.122]
i 1

Donde:
hi = Pérdida de carga para un punto de contacto.
hiF = Pérdida de carga para cada fragmento.
hi' = Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión.
La pérdida de carga para un punto de contacto es acumulativa, para el punto E' el valor de hi
corresponderá a la pérdida de carga del fragmento II más el valores de hi' correspondiente al punto
E'. En el caso del punto F el valor de hi corresponderá a la pérdida de carga del fragmento II y V
más el valor de hi' correspondiente al punto F.
La Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión es determinada con la
expresión:
h F
hi  i  li [4.123]
L
Donde:
h'i = Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión.
hiF = Pérdida de carga del fragmento en cuestión.
L = Longitud total del sistema.
li = Distancia del punto de contacto de acuerdo a la longitud total del sistema.

Si se deseara determinar el valor de h'i del punto E’ el valor de li será medido según a la
dirección del flujo, por lo que será la distancia del fragmento II más una parte del fragmento V,
hasta donde se encuentra este punto, el valor de hiF para este punto corresponderá al del fragmento
V, en cambio para el punto F será el del fragmento II. Teniendo las pérdidas de carga para cualquier
punto de la cara de contacto, se determina la altura piezométrica para estos puntos con la ecuación
[4.120] y finalmente con la ecuación [4.121] se determina la presión de poros para el plano de
contacto. Conociendo la presión de poros para varios puntos de contacto, se tendrá el diagrama de
presión ascendente.

Método de Lane para la presión ascendente de flujo.


E. W. Lane, investigador reconocido en la mecánica de suelos, desarrollo un método práctico en
base a los conceptos fundamentales de la hidráulica en tuberías y las líneas de flujo, para determinar
el diagrama de presiones ascendentes que actúan en la cara de contacto de una estructura utilizando
la geometría de esta. Lane, propuso que la pérdida de carga hi para un punto de contacto puede
calcularse con la expresión:

Li
hi   H [4.124]
L'
Donde:
hi = Pérdida de carga para un punto de contacto.
Li = Longitud de contacto del punto en cuestión.
H = Perdida total de carga del sistema.
L’ = Longitud total de contacto.

Lane, considera la superficie de contacto a la primera línea de flujo, que será la condición
inicial de borde de la función de flujo. En el sistema de flujo confinado de la Figura 4.86, se desea
determinar el diagrama de presiones ascendentes que actúa en la cara de contacto de la estructura.
El primer paso consiste en ubicar puntos de tal manera que puedan reconocerse distancias
horizontales y verticales en la estructura, como se muestra en la Figura 4.86. En el caso que se tenga
un elemento inclinado deberá usarse las componentes verticales y horizontales del elemento. Lane
propuso que una partícula de suelo le es más fácil circular horizontalmente que verticalmente, por lo
tanto determino que la distancia de contacto L’ será la suma de las longitudes verticales más el
tercio de las longitudes horizontales, lo que significa:

 
1
L'  LV   LH [4.125]
3
Donde:
L’ = Longitud total de contacto.
LV = Longitud vertical de contacto.
LH = Longitud horizontal de contacto.

H

1
3 5
C' 4

Figura 4.86. Determinación de diagrama de presiones con el método de Lane.

Las distancias verticales de contacto LV en la Figura 4.86, serán los segmentos 1-2, 2-3 y 4-5.
Mientras que la única distancia vertical de contacto será el segmento 3-4. La longitud de contacto
para un punto, es la distancia que se encuentra el punto sobre la superficie de contacto. Para el
punto 2 la longitud de contacto li será únicamente la distancia vertical de contacto del segmento 1-2.
Mientras que para el punto C, la longitud de contacto será la distancia vertical de contacto de los
segmentos 1-2 y 2-3 mas la tercia parte de la longitud horizontal de contacto del segmento 3-C’.
Siguiendo este procedimiento pueden determinarse las pérdidas de carga para cada punto de la
superficie de contacto y luego las alturas de presión con la ecuación [4.120] y finalmente la presión
de poros con la ecuación [4.121] teniendo así el diagrama de presiones ascendentes.
Este método propuesto por Lane tiene como ventaja su facilidad para resolver problemas de
flujo ascendente y proporciona buenas aproximaciones, puesto que se hace suposiciones sobre la
facilidad que tiene el agua en moverse en el interior del suelo en sentido vertical como horizontal.
Todo el diagrama de presión ascendente que actúa bajo la estructura puede ser representado como
una fuerza puntual resultante que actúa en un punto por debajo por debajo la estructura.

7.8. Factor de seguridad contra la flotación.

Si el gradiente hidráulico del flujo que sale por el borde de salida de la estructura es muy grande, las
partículas del suelo en el sector donde se produce la salida son removidas debido a ese gradiente. A
este fenómeno se lo llamo anteriormente flotación, que causa el ascenso de estas partículas como si
el suelo estaría en ebullición, originando condiciones movedizas en el suelo. Este fenómeno con el
tiempo puede ocasionar socavación, afectando la estabilidad de la estructura. Anteriormente se
había comentado, que el gradiente hidráulico mínimo necesario para ocasionar la flotación en las
partículas se lo llama gradiente hidráulico crítico. El factor de seguridad contra flotación de las
partículas, se determina con la expresión:

icr
FSG  [4.126]
ie
Donde:

FSG = Factor de seguridad del gradiente hidráulico de salida.


icr = Gradiente hidráulico crítico del suelo.
ie = Gradiente hidráulico de salida.

Varios investigadores recomiendan que este factor de seguridad pudiera variar de 1.5 a 15,
dependiendo de las características y condiciones del suelo. Sin embargo, un rango apropiado para
este valor está comprendido entre: 2.5 a 5 (U.S. Engineers Corps).
Terzaghi (1953), sugirió otra manera de determinar el factor de seguridad contra flotación. A
este fenómeno lo llamo tubificación. El término tubificación describe un estado inestable que se
presenta cuando la componente vertical de la presión de flujo, que actúa en dirección ascendente,
supera al peso sumergido del suelo ocasionando condiciones movedizas. Si las fuerzas ascendentes
de flujo superan al peso sumergido, las partículas pueden ser transportadas hacia arriba y
depositarse en la superficie del suelo. De esta manera, se forma un ―tubo‖ en el suelo (Figura 4.87)
cerca de la superficie (Whitlow, 1994).

d
2

A D
W
d
B C

us

Figura 4.87. Factor de seguridad contra la tubificación (Whitlow, 1994).

En la Figura 4.87, se tiene un sistema de flujo confinado compuesto de un ataguía, el fenómeno


de la tubificación ocurre en la región sombreada definida por los puntos A, B ,C y D. El peso
específico del suelo en esta región, será:

W   sat   w   d 
d
2
La distribución de la presión de flujo en la base BC del prisma se obtiene mediante el método
de las redes de flujo o de los fragmentos. El valor promedio de esta distribución de presión
ascendente, se define como: us. Entonces, la fuerza ascendente de flujo sobre BC será:
us  d 2 .
Puesto que la tubificación se presenta cuando la fuerza ascendente de flujo es igual al peso
específico del suelo, el factor de seguridad contra la tubificación será:

FST 
 sat   w   d
[4.127]
us
Donde:
FST = Factor de seguridad contra la tubificación.
ysat = Peso unitario saturado del suelo.
yw = Peso unitario del agua.
d = Profundidad de la estructura en el suelo.
us = Valor promedio de la presión de poros en BC.

Un valor apropiado del factor de seguridad contra la tubificación (FST), ha de estar


comprendido entre: 3 y 4 (J. Badillo, 2000).

7.9. Flujo en dos dimensiones en suelo anisotrópico.

Debido a su modo de formación y deposición, muchos suelos sedimentarios tienen una


conductividad hidráulica superior en la dirección horizontal a la correspondiente en la dirección
vertical o en algunos casos aislados lo contrario. Anteriormente, se había definido suelo
anisotrópico como un suelo que no mantiene sus propiedades en toda su masa. Debido a estas
circunstancias de los suelos, se introducen algunas variables en los métodos anteriormente vistos
para que puedan ser aplicables a este tipo de suelos.

Red de flujo en suelo anisotrópico.

Para el caso de suelo anisotrópico, se sabe que: kx  kz. Por lo cual, la ecuación que gobierna la
región de flujo en suelo anisotrópico [4.55], será:

 2h 2h
kx   k z  0
x 2 z 2

Esta expresión no es la ecuación de Laplace y no puede ser utilizada para obtener soluciones a
los problemas de flujo en dos dimensiones, ni dibujar la red de flujo cuadrada. Sin embargo, puede
cambiarse la geometría del problema para que la ecuación [4.55], tome la forma de la ecuación de
Laplace. A este recurso se lo llama: la teoría de la sección transformada. Si el suelo es más
permeable horizontalmente (kx > kz), el efecto que tiene la transformación geométrica en la región
de flujo, es una reducción de las dimensiones en la dirección x, mientras que las dimensiones en la
dirección z quedan intactas. Para lo cual, se realiza un cambio de variable en las coordenadas x y z a
las coordenadas x’ y z’, que serán:

kz
x'  x z' = z [4.128]
kx

La ecuación [4.55], puede escribirse como:

 2h kz  2h
  0 [4.129]
x 2 k x z 2
Teniendo en cuenta los cambios de variable de la ecuación [4.128], por otra parte, puede
escribirse:
h h x' k z h x' kz
    x 
x x' x k x x' x kx
Lo que resulta:

 2h kz  2h 2h  2h
   0 por otra parte:  0
x 2 k x x' 2 z 2 z ' 2

Si estas relaciones se sustituyen en la ecuación [4.129], se tendrá que:

kz 2h kz 2h
   0
k x x 2 k x z ' 2

Simplificando, se tendrá que:

 2h  2h
 0 [4.130]
x' 2 z ' 2

La transformación de coordenadas mediante la teoría de la sección transformada, ha permitido


reducir la ecuación [4.55] a la forma que se muestra en la ecuación [4.130], que es la ecuación de
Laplace correspondiente al caso isotrópico.
z

s

q kx
b

kx > k z
x
(a)
z'
s  k z k x

q k'
b

x
(b)
Figura 4.88. Elemento de la red de flujo en suelo anisotrópico (Atkinson & Bransby, 1978).
(a) Elemento en dimensiones reales. (b) Elemento en dimensiones reales.

Si el suelo es más permeable verticalmente (kz > kx), el efecto que tiene la transformación
geométrica en la región de flujo, es una reducción de las dimensiones en la dirección z, mientras
que las dimensiones en la dirección x quedan intactas. El cambio de variable para este caso será:
kx
z'  z x' = x [4.131]
kz

De manera similar, se determina la ecuación de Laplace. Claro esta, que la transformación de


coordenadas no ha de hacerse sólo en las ecuaciones, sino también física y realmente en la región de
flujo en estudio. En la Figura 4.88a, se muestra el flujo a través de un elemento rectangular de una
red de flujo anisotrópica en tamaño real, donde: kx > kz. En la Figura 4.88b, se muestra el flujo a
través del elemento en escala transformada de acuerdo a los cambios de variable que corresponden
al caso según la ecuación [4.128], es decir que todas las dimensiones en la dirección x han sido
multiplicadas por el factor: k z k x .
a
4 3 2 1 1 2 3 4 5

2·b

kz=4·kx
(a)

Ataguía
2·a
3 2 1 1

kx=4·k z
(b)

a Números de referencia
4 3 2 1 1 2 3 4

(c)
Figura 4.89. Redes de flujo construidas en suelo anisotrópico (Cedergren, 1972).
(a) Red de flujo anisotrópica en dimensiones reales kz > kx. (b) Red de flujo anisotrópica en
dimensiones reales kx > kz. (c) Red de flujo construida en la sección transformada.
Cuando la red de flujo es construida en las dimensiones reales del suelo anisotrópico, las líneas
equipotenciales y de flujo no se interceptan en ángulos rectos. Sin embargo, cuando se aplican los
cambios de variable correspondientes a cada caso, la región de flujo cambia de escala, ha esta nueva
región de flujo se la denomina: sección transformada. La red de flujo cuadrada será construida de la
misma manera que en el caso isotrópico en la sección transformada. En la Figura 4.89, se muestra
dos ejemplos al respecto.
En la Figura 4.89a, se muestra la red de flujo en un sistema anisotrópico en dimensiones reales,
donde kz > kx, al ser el suelo más permeable en la dirección z la red es alargada en esa dirección. En
la Figura 4.89b, se muestra otro sistema anisotrópico en dimensiones reales, donde kx > kz, que está
alargada en la dirección x. Al aplicar los cambios de variable de la ecuación [4.134] en la Figura
4.89a y de igual forma los cambios de variable de la ecuación [4.128] en la Figura 4.89b, en ambos
casos, la región de flujo queda transformada a un sistema isotrópico, como se ve en la Figura 4.89c.
Por lo tanto análogamente que el caso isotrópico, la ecuación [4.133] pueden escribirse de acuerdo a
la función potencial y de flujo, que será:
 2  2  2  2
 0  0
x' 2 z ' 2 x' 2 z ' 2

Estas dos ecuaciones, son las ecuaciones de Laplace en función a las dos familias de curvas que
gobiernan la distribución de flujo a través de la región (x’, z’)
Entonces, puede trazarse la red de flujo cuadrada de la misma manera que el caso isotrópico,
donde todas las propiedades de la red de flujo son válidas para la sección transformada. Por lo cual,
el caudal que circula por la red de flujo en la sección transformada será:
q  k ' F  h1  h2 
N
[4.132]
Nd

Donde k’ es la conductividad hidráulica equivalente de la sección transformada. La caída


equipotencial que cruza el elemento de flujo en la Figura 4.89, es h para cada elemento. La
conductividad hidráulica equivalente k’ que se define de manera que el caudal de flujo q es el
mismo para cada elemento.
Entonces, se dice que:

b b
q  k x  h   k 'h 
s s  k z k x

Simplificando, se tendrá que:

k' kx  kz [4.133]

Según a la ecuación [4.133], se concluye que en la sección transformada deberá usarse un valor
de la conductividad hidráulica igual a la media geométrica de las conductividades reales, de esta
manera podrá determinarse sin dificultad el caudal y otras propiedades en la sección transformada.
En esencia la teoría de la sección transformada, es un simple artificio de cálculo que se logra por
una sencilla transformación de coordenadas y que se modifica sobre el papel las dimensiones de la
región de flujo en estudio, de manera que la nueva región obtenida se suponga que es isotrópica (J.
Badillo, 2000).
Método de los fragmentos en suelo anisotrópico.

Originalmente el método de los fragmentos fue desarrollado para suelos isotrópicos, sin embargo
varios investigadores hicieron aportes a este método, de tal manera que ahora puede ser utilizado en
suelos anisotrópicos. Los ábacos que se muestran en las Figuras 4.77 a 4.79, están elaborados para
utilizarse en suelos anisotrópicos, donde se incluye el valor de transformación R, que será:

kz
R [4.134]
kx

El valor de transformación para el caso de suelos anisotrópicos, será distinto a 1. Tomando en


cuenta este valor, puede determinarse el caudal y todas las propiedades de la región de flujo.

7.10. Flujo en dos dimensiones en suelo estratificado.


Cuando las condiciones de la región de flujo incluyen estratos de suelo de diferentes
conductividades, estas condiciones afectan significativamente el comportamiento del flujo en el
sistema. Por lo cual, para analizar esta situación y emplear los métodos anteriormente descritos
deben seguirse ciertos procedimientos.

Red de flujo en suelo estratificado.

La Figura 4.90, muestra las condiciones de flujo por un borde entre dos suelos que son homogéneos
e isotrópicos, pero con diferente conductividad hidráulica.

a

a
2
b
1
C
a
q
B
q

Suelo 2
Suelo 1 k2
k1
Figura 4.90. Deflexión de las líneas equipotenciales y de flujo en el borde de suelos con distinta
conductividad hidráulica (Atkinson & Bransby, 1978).
La red de flujo del suelo 1 del borde a la izquierda, tiene elementos cuadrados de lado a,
mientras, que el suelo 2 del borde a la derecha, debido a que es de diferente conductividad los
elementos de la red son rectángulos con lados s y b. No obstante, como se ve en la Figura 4.91,
las líneas de flujo y equipotenciales son continúas al pasar el borde aunque sus pendientes cambien.
La cantidad de flujo entre dos líneas de flujo adyacentes debe ser la misma en todas partes, al
igual que la perdida de carga entre dos líneas equipotenciales adyacentes. La cantidad de flujo entre
dos líneas de flujo adyacentes según la ecuación [4.72], será:

q  a b  1  b a   2 [4.135]

Donde los subíndices 1 y 2 se refieren a los suelos 1 y 2. De la ecuación [4.71], se tiene que:
1 = – k1·Dh1 2 = – k2·Dh2 [4.136]

Debido a que las líneas equipotenciales son continuas al pasar el borde, entonces se conoce que:
h1 = h2. De esta manera, según a las ecuaciones [4.135] y [4.136], se tendrá que:
b k1
 [4.137]
s k 2
De la geometría en la Figura 4.91, se tiene que:

AB  a cos1  b cos 2 ; CD  a sin 1  s sin  2

Dividiendo estas dos ecuaciones  AB CD  , se tendrá que:

b tan1
 [4.138]
s tan 2

Según a la ecuación [4.137], se tendrá que:

k1 tan1
 [4.139]
k 2 tan 2

La ecuación [4.149], define la deflexión que tendrán las líneas de flujo cuando cruzan en borde
y la ecuación [4.137] define las dimensiones de la red de flujo en un lado del borde, cuando en el
otro lado la red de flujo es cuadrada.

Abatimiento de la línea freática en presas con secciones compuestas.

La Figura 4.92, muestra dos ejemplos comunes de secciones compuestas en presas de tierra.
La sección compuesta en una presa de tierra, por lo general tiene entre 2 o 3 tipos de
conductividades hidráulicas que no son muy diferentes entre si. Las conductividades en secciones
compuestas, no han de superar ser 1000 veces mayor o menor que la otra conductividad. Las
diferentes conductividades de la sección compuesta de la presa de tierra, producen una variación en
la trayectoria de la línea freática, al atravesar cada borde que separa distintas conductividades la
línea freática se abate cambiando así su pendiente.

k1 k2

(a)

k1 k2 k1

(b)
Figura 4.91. Presa con sección compuesta.
(a) Sección con dos conductividades (b) Sección con núcleo de distinta permeabilidad.
Bo
rde
Bo
k1 k2 k1 k2
rde

w w
k1 > k 2 ==w k1 k 2
>
==0
(a) (b)
k1 e k2
rd
Bo

k1 k 2
>
=270--w
(c)
e
rd
Bo

k1 k2
e
rd

k1 k2
Bo

Muy
permeable 

w w

k1 k 2 =270--w
>
k1 > k 2
(d) (e)
Figura 4.92. Condiciones de transferencia para la línea freática (J. Badillo, 2000).
(a) Para k1 > k2 y w < 90. (b) Para k1 < k2 y w < 90. (c) Para k1 < k2 y w > 90 (caso poco común). (d)
Para k1 << k2 y w > 90 (k2 muy permeable). (e) Para k1 > k2 y w > 90.
La línea freática, por ser una línea de flujo, deberá de cumplir las condiciones generales de
transferencia de tales líneas, es decir que si  es el ángulo agudo con que la línea llega al borde y 
el ángulo agudo con que sale de la misma, después de ser desviada al modo de un rayo de luz que
pasa de un medio a otro de diferente velocidad de propagación. Por lo que se llegará a cumplir que:

tan  k1

tan k 2

La línea freática ha de cumplir también la condición de igualdad de las pérdidas de carga (h),
por ser línea equipresión, a diferencia de una línea de flujo común, por lo cual las condiciones de
transferencia son distintas al caso de las líneas de flujo. Las condiciones de transferencia de la línea
freática, se muestran el la Figura 4.92.
Antes de aplicar las condiciones de transferencia de la línea freática, debe conocerse los
sentidos que toman los ángulos  y .
Método de los fragmentos en suelo estratificado.

El análisis de suelos estratificados es otra limitación que tiene el método de los fragmentos. Un
procedimiento aproximado para determinar las características del flujo de un sistema estratificado
ha sido propuesto por Polubarinova-Kochina. Harr ha mejorado aquel método, donde los
coeficientes de conductividad hidráulica de ambos estratos son relacionados con un parámetro
adimensional  que se expresa:

tan    
k2
[4.140]
k1
Donde:
k1 = Conductividad hidráulica del estrato superior.
k2 = Conductividad hidráulica del estrato inferior.

La relación de las conductividades hidráulicas puede variar de 0 hasta infinito. El rango

que varía  es de 0 a ½. El método consiste en determinar el factor de forma , para obtener

la relación q/k de la ecuación [4.90], para los tres casos especiales de  que son:

 CASO 1. Para  = 0 entonces k2 = 0. El problema queda reducido a un


problema de un solo estrato con una región de flujo de espesor igual al del
estrato superior.
 CASO 2. Para  = ¼ entonces k1 = k2. El problema queda reducido a un
problema de un solo estrato, con una región de flujo de espesor de ambos
estratos.
 CASO 3. Para  = ½ entonces k2 es infinito. Este caso representa un flujo de
agua que no tiene resistencia al circular en el estrato inferior. Por lo cual
q k1  h i   la inversa de esta expresión es igual a cero.
F

El procedimiento consiste en determinar el valor de  del sistema con la ecuación

[4.140], luego se interpola el valor de la relación q/k del sistema con respecto al valor de 

calculado del sistema, con los valores de  de cada fragmento. Utilizando este

procedimiento, puede determinarse todas las propiedades de la región de flujo.


Para determinar la presión de poros a lo largo de la superficie de contacto, se sigue el

mismo principio de las ecuaciones [4.119] y [4.120]. Se determina la pérdida de carga y la

altura total de carga para los tres casos de para cada punto de contacto deseado

Finalmente se interpola los valores que corresponden al  del sistema. Para determinar el

gradiente hidráulico de salida ie, se utiliza la misma idea. Se determinar el gradiente

hidráulico de salida con el ábaco de la Figura 4.83 para los tres casos de , luego se

interpola el valor de  que corresponde al sistema.

En el caso de un sistema de tres estratos o más, se usan dos o más valores de . Donde el primer
valor de  representara los primeros estratos superiores, mientras que el segundo valor será los
últimos estratos, de tal manera que existan simplemente dos grupos, luego ha de analizarse los
estratos en cuestión y así sucesivamente para un número mayor de estratos en un sistema.

8. Flujo de agua en tres dimensiones

El movimiento real del flujo de agua en el suelo corresponde al de un sistema en tres dimensiones.
Anteriormente se consideraron casos donde puede analizarse el flujo de agua en una y dos
dimensiones. Sin embargo, el presenciar el comportamiento del flujo en tres dimensiones tiene
ventajas singulares pues de esa forma se conoce el verdadero comportamiento del agua en el suelo.
El flujo del agua hacia un pozo puede idealizarse como un flujo tridimensional con simetría
axial (siendo el eje del pozo el eje de simetría) de un flujo homogéneo a través de un medio poroso.
La utilización de pozos de bombeo con fines de abastecimiento de agua era ya familiar en las
civilizaciones antiguas. Sin embargo, de los avances técnicos empíricos serios en la materia que
datan de hace aproximadamente un siglo; existen en la actualidad modelos tridimensionales en
ordenadores que se valen de la teoría de elementos finitos para resolver problemas de flujo en tres
dimensiones y también modelos eléctricos como se muestra en la Figura 4.93. En ase a las
investigaciones realizadas por Darcy y Dupuit.
Figura 4.93. Modelo eléctrico para flujo tridimensional (Duncan, 1963).
Uso de Pozos.
Los pozos pueden utilizarse de una gran variedad de maneras, especialmente para controlar el flujo
de agua en el suelo. Estos pueden estar localizados en los acuíferos al lado de estructuras de
retención de agua para disminuir la presión al límite más bajo en los estratos impenetrables. Los
pozos también son usados para mantener condiciones secas en excavaciones durante la
construcción, también las pruebas de bombeo en pozos sirven como un medio exacto para
determinar la conductividad hidráulica del suelo.

8.1. Análisis del problema de pozos.

La técnica gráfica de redes de flujo descrita en la sección de flujo en dos dimensiones y los métodos
aproximados puede usarse en el análisis de problemas de pozos. Sin embargo, las fórmulas
elaboradas para obtener soluciones analíticas a los problemas de pozos es la técnica más aceptada.

Redes de flujo.

Un ejemplo de una red de flujo para un simple problema se muestra en la Figura 4.95. El caudal
entre las líneas de flujo está dado por la ecuación propuesta por Taylor (1948) que es:

r b
q  2    k  h  [4.141]
l

Donde:
k = Conductividad hidráulica.
∆h = Perdida de carga total entre líneas equipotenciales.
r = Distancia del pozo.
b =Dimensión del elemento en la dirección Z.
l = Dimensión de elemento en la dirección r.
q

Pozo de
bombeo

Nivel freático inicial

Abatimiento
A
niv batim
el ie h2 z
fre nto
áti d
co el

Estrato impermeable
(a)

(b)

b
r
Z

(c)
Figura 4.94. Salida del flujo radial simple (Taylor, 1968).
(a) Flujo horizontal del pozo. (b) Red de flujo vista en planta. (c) Red de flujo vista en perfil.

Como en una red de flujo en planta, ∆q y ∆h deben ser iguales para todos los elementos dentro
de la red de flujo. Así r  b l es una constante. Cuando se traza la vista en planta (Figura 4.94b) la
red de flujo consiste de elementos cuadrados como en el caso de un plano descrito en el flujo en dos
dimensiones.
Cuando se traza el perfil (Figura 4.94c) los elementos de aspecto con la relación (b/R) es
proporcional a la distancia radial r y por consiguiente no son cuadrados.
Por lo tanto, la construcción gráfica de las redes de flujo para los problemas de flujo radial
generalmente no es práctico excepto los casos donde la presión del agua es constante y sólo se
requiere la vista en planta de la red de flujo.

Soluciones aproximadas.

Los métodos numéricos y analógicos pueden ser usados para problemas que involucran condiciones
de borde complicadas. Los métodos analógicos eléctricos son especialmente ventajosos para
problemas de pozos más complicados que no pueden idealizarse en dos dimensiones.

Fórmulas analíticas.

El análisis de flujo a un solo pozo puede ser resuelto a menudo por métodos analíticos. También, el
análisis de flujo de pozos múltiples y muchos problemas que involucran condiciones de borde
complicadas puede ser resuelto bien por soluciones de superposición para problemas de pozos
singulares. Pueden obtenerse soluciones analíticas para problemas de flujo no estacionario.
8.2. Ecuaciones básicas del pozo para flujo en estado estacionario.

Flujo estacionario.

Las condiciones de flujo estacionario existen cuando el caudal de flujo del pozo y la superficie
piezométrica no cambian con el tiempo. Si la región de la superficie piezométrica no fluctúa, las
condiciones de estado estacionario son alcanzadas por bombeo de un pozo de un caudal constante
durante un largo periodo de tiempo. En otras palabras, al construir un pozo y comenzar a bombear
agua de el con un caudal constante, el nivel de agua se empieza a abatir y se produce un flujo de la
masa de agua que rodea al pozo hacia este; conforme pasa el tiempo el nivel sigue bajando y el flujo
hacia el pozo se modifica. Eventualmente puede llegarse a una estabilización del nivel del agua en
el pozo y de flujo de agua hacia el mismo en la zona circunvecina; cuando esto se ha logrado se
tendrá un flujo estacionario, que hasta ese momento era no estacionario o transitorio. El diseño de
pozos para el control del flujo de agua es a menudo basado en cálculos que asumen condiciones de
estado estacionario.

8.2.1 Flujo estacionario radial en pozos con penetración total.

En acuíferos artesianos.

Considerase el caso de un pozo construido en un acuífero artesiano de espesor D constante, según


se muestra en la Figura 4.95.
Nivel freático antes
q de iniciar el bombeo
Superficie del terreno

Abatimiento del nivel freático 2r0


Nivel freático
r

muy poco permeable H


h0 h
Acuífero D

Impermeable R
Figura 4.95. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).

Se construye el pozo de manera que se penetre totalmente en el acuífero artesiano; en el pozo se


efectúa un bombeo, extrayendo un caudal constante q.
Cuando el flujo de agua hacia el pozo sea estacionario, el nivel del agua en el pozo permanece
constante y la superficie piezométrica original se abate en la forma mostrada en la Figura 4.96. Se
ha formado así el llamado cono de depresión de la superficie piezométrica.
Interesa encontrar una relación que ligue el caudal que se bombea del pozo con el abatimiento
que se produce en la superficie piezométrica. El flujo hacia el pozo es horizontal en todo punto del
acuífero, mientras que el gradiente hidráulico en todo punto del acuífero está dado por la tangente
de la superficie piezométrica en la sección vertical que se considere y vale i=dh/dr.
Usando coordenadas polares, con el eje de pozo como origen, el caudal extraído a través de un
cilindro de radio r vale:

dh
q  k i  A  k   2   r  D [4.142]
dr

De donde

q dr
dh  
2   k  D r

Integrando

q
h  ln r  C [4.143]
2   k  D

Donde C es la constante de integración que puede valuarse considerando la condición de borde,


según la que:

Para r  R ; h  H

Así
q
H 1nR  C
2   k  D
y
q R
CH  ln [4.144]
2   k  D r

Llevando este valor de C a la ecuación [4.143] se obtiene:

 
 ln R  ln r 
q q q
h  ln r  H   ln R  H 
2   k  D 2   k  D  2   k  D

q R
hH  ln [4.145]
2   k  D r

La ecuación [4.145] permite calcular la depresión de la superficie piezométrica en cualquier


punto en torno al pozo y, en especial, el nivel del agua en el pozo mismo, h0 (para r  r0 ). De la
ecuación [4.145] particularizada para el nivel del pozo, puede despejarse el valor de q:
H  h0
q  2   k  D  [4.146]
ln  R r0 

La expresión [4.146], debida a G. Thiem (1870), es conocida con el nombre de ecuación de


equilibrio y permite calcular el caudal que puede extraerse de un pozo para un abatimiento dado
H  h0  , siempre y cuando se conozcan D, R, r0 y k. En un caso como el mostrado en la Figura
4.96 la única incógnita es k, coeficiente de conductividad hidráulica del acuífero, valor que puede
tenerse por aplicación de la misma expresión de Thiem, extrayendo del pozo un caudal conocido.
En efecto, para ello basta despejar k de la ecuación [4.146] obteniéndose:

q R
k  ln [4.147]
2    D  H  h0  r0

En realidad el caso presentado en la Figura 4.96, al cual se han venido refiriendo todas las
fórmulas anteriores, es esquemático y poco frecuente en los problemas reales, pero la herramienta
matemática que permite introducir es susceptible de extensión a casos de mayor interés práctico.
Los casos reales más frecuentes son aquellos en los que el estrato artesiano es lo suficientemente
extenso en todas las direcciones horizontales a partir del eje del pozo, como para que la zona de
depresión pueda considerarse como una de flujo radial hacía el pozo. Si se tienen dos pozos de
observación llevados hasta el acuífero artesiano, a las distancias r1 y r2 a partir del eje del pozo de
bombeo y el nivel del agua en esos pozos es h1 y h2 respectivamente, como se puede ver en la
Figura 4.97 la aplicación de la ecuación [4.145] produce:
q R
h1  H   ln [4.148]
2   k  D r1
y
q R
h2  H   ln [4.149]
2   k  D r2
Restando
q r
h1  h2  H   ln 1 [4.150]
2   k  D r2

r1
Pozo de
bombeo Pozos de observación
r2

Nivel freático inicial

Aba
timi
ento
Estrato muy
del poco permeable
n
freá ivel
tico

h2 D h1
Acuífero

r Estrato impermeable
Figura 4.96. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).

La expresión [4.150] no contiene los términos R y H, lo cual la hace aplicable a casos con
simetría radial, al cual se refirió la Figura 4.97. Matemáticamente hablando la ecuación [4.150] es
equivalente a la [4.146], suponiendo en todos los casos que r1 es mayor a r2.
De la expresión se puede despejar el valor de k y entonces proporcionar un método de campo
para obtener dicho valor en casos de flujo estacionario en acuíferos artesianos, conocido el valor de
k, la propia ecuación [4.150] permite fácilmente el cálculo del caudal que es posible extraer de un
acuífero artesiano, en condiciones de flujo estacionario utilizando dos pozos de observación. El
nivel del agua en el pozo puede obtenerse también con ecuación [4.150] haciendo en ella r2 = r0 y
usando un solo pozo de observación.
Respecto a las distancias que deben fijarse entre los pozos de observación y el de bombeo ( r1 y
r2 ). Conviene indicar que cuanto mayores sean será necesario una prueba más larga, para dar
tiempo a que se establezca el flujo, al menos en forma práctica, en la zona cubierta por los pozos;
por otra parte, si r1 y r2 se seleccionan muy pequeñas pueden jugar un papel importante las
anomalías de carácter local en torno al pozo que distorsionen los resultados, dificultando su
interpretación.
Debe notarse que las ecuaciones anteriores se han desarrollado suponiendo que la carga en el
pozo h0 , corresponde exactamente al nivel del agua en el mismo; esto es cierto solamente cuando
no se toman en cuenta por ser pequeñas las pérdidas de carga hidráulica, que el agua sufre al pasar a
través del filtro y la malla que protege la base del pozo para entrar a este. Si estas pérdidas se
quieren tomar en cuenta, el valor de h0 para los cálculos será el nivel del agua en el pozo, más el
valor de las pérdidas estimadas.
La ecuación [4.146] de Thiem se refiere a un pozo en posición central dentro de su zona de
influencia; Muskat (1937) extendió su campo de aplicaciones a pozos que tienen una excentricidad,
e, dentro de la zona influenciada por su presencia o cuando la carga en la periferia de un círculo que
tenga en su centro al pozo no tenga un valor constante H. Para el primer caso Muskat obtuvo la
siguiente expresión para el flujo radial hacia un pozo artesiano:

H  h0
q  2   k  D 
R2  e2
ln
R  r0

De la ecuación anterior se deduce que para valores de e = 0 se llega a la ecuación [4.146] y para
e < 0.7·R el valor del caudal q difiere en menos del 10% del dado por la ecuación [4.146]; por lo
tanto, la excentricidad del pozo respecto a su zona de influencia puede despreciarse, a no ser que
sea muy importante.
Muskat también encontró para el segundo caso, que la ecuación [4.146] es valida cuando la
carga H varía en la periferia de un círculo con el pozo al centro, siempre y cuando se use en ella el
valor medio de H en todo el contorno.

En acuíferos libres o no confinados


Se trata el caso de un pozo de bombeo que penetra totalmente un acuífero libre o no confinado,
dentro del cual se define un nivel freático. Nuevamente se considera al suelo que forma el acuífero
homogéneo, isótropo y con una borde inferior impermeable y horizontal.
Si se bombea un caudal q constante del pozo hasta llegar a una condición de equilibrio (flujo
estacionario), puede obtenerse una ecuación que relacione el caudal extraído con el abatimiento del
agua en el pozo con base en las hipótesis de Dupuit, ya comentadas anteriormente. Aplicando la ley
de Darcy a un cilindro de radio r y altura h , puede escribirse:
dh
q  k  i  A  k   2   r  h
dr

R
Superficie del terreno q
2·ro
Nivel freatico original Nivel del agua
r
Superficie
piezométrica final
Nivel freatico final H
h
Acuifero ho
Impermeable

Figura 4.97. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).

De donde se tiene la ecuación diferencial

dr 2    k
  h  dh [4.151]
r q

Integrando este ecuación y teniendo en cuenta (Figura 4.98) que


h  H para r  R
y que

h  h0 para r  r0 [4.152]

Se tiene:
H
2   k  h2 
ln r 
R
r0   
q  2 h0

De donde:

H 2  h02
q  k [4.153]
R
ln
r0

La ecuación [4.153] proporciona el caudal de bombeo en función de la permeabilidad del


acuífero, el radio del pozo, el radio de influencia del pozo del nivel freático respecto al plano y
borde impermeable y la altura del agua en el pozo en relación al mismo plano de referencia. A la
ecuación [4.153] suele llamársela la ecuación de Dupuit-Thiem. También en este caso es frecuente
aprovechar las fórmulas para cuantificar el coeficiente de permeabilidad, k, del acuífero; para ello es
preciso contar cuando menos con un pozo de observación a una distancia razonable del pozo de
bombeo. Deberá resolverse la ecuación [4.151] con la segunda de las condiciones de borde en la
ecuación [4.152], obteniéndose:

q r
h 2  h02  ln [4.154]
  k r0

La ecuación [4.154] aplicada a una prueba de bombeo en que se puedan medir h y r en un pozo
de observación y h0 y r0 en el pozo de bombeo, permitirá valuar k. La prueba deberá interpretarse a
partir de datos obtenidos con flujo ya estacionario. Es también frecuente valuar k de los resultados
obtenidos de dos pozos de observación durante una prueba de bombeo cuando el flujo
prácticamente sea estacionario. En este caso si h1 y h2 son los niveles de agua en los pozos de
observación situados a distancias r1 y r2 ( r1  r2 ) del eje del pozo de bombeo, el ecuación
diferencial [4.151] conduce a la ecuación:

q r
h22  h12  ln 2 [4.155]
  k r1

Similar a la ecuación [4.154] obtenida para el caso de un pozo en un acuífero artesiano. La


solución que se ha presentado en esta sección para el caso de flujo estacionario radial con
penetración total en acuíferos libres no es rigurosa y su grado de validez en la práctica será tanto
más aproximado cuanto menos se aparte el flujo de las hipótesis de Dupuit; es decir cuando la
superficie piezométrica sea más horizontal, lo cual ocurre cuando el abatimiento del agua en el pozo
de bombeo es pequeño. La experiencia permite afirmar que la ecuación de Dupuit-Thiem
proporciona una buena aproximación para la superficie piezométrica correspondiente a la borde
inferior impermeable del acuífero libre.
Superficie libre
Pozo

Acuifero

Superficie freática para


para el borde poco permeable

Impermeable
Figura 4.98. Superficie libre y superficie piezométrica (J. Badillo, 2000).
En el nivel freático o línea de corriente superior, la aproximación es también aceptable para
puntos no muy cerca del pozo de bombeo, pues alrededor de este se tiene una superficie libre de
descarga, como se ilustra esquemáticamente en la Figura 4.98. En resumen, puede decirse que la
solución dada en esta sección da buenos resultados para el nivel del agua en el pozo y en puntos que
no estén localizados para el nivel del agua en el pozo y en puntos que no estén localizados en su
inmediata vecindad. Por otra parte la solución presentada da muy buenos resultados para estimar el
caudal de extracción del pozo para un abatimiento dado del agua en el mismo.
8.2.2. Flujo estacionario radial en pozos con penetración parcial.

En acuíferos artesianos

Cuando la rejilla del pozo, por la cual el agua entra, no cubre todo el espesor del estrato
artesiano se tiene un pozo denominado de penetración parcial.
La Figura 4.100 ilustra esquemáticamente el caso. Ahora el flujo radial ya no es horizontal,
como se supuso en el caso de pozos con penetración total, sino que la trayectoria del agua en la
vecindad del pozo es como se ilustra esquemáticamente en la Figura 4.100. Si el abatimiento del
agua en el pozo es el mismo, obviamente se tendrá un menor caudal en el pozo de penetración
parcial que en el de penetración total. Asimismo, si el caudal que se extrae es el mismo en ambos
pozos, el abatimiento del agua en el pozo de penetración parcial será mayor que el abatimiento que
ocurrirá en el mismo pozo si su penetración fuera total.

qp
Superficie del terreno
Superficie piezométrica original
2r0

Superficie piezométrica final

h2D 2D
H

d h0
D

R
Figura 4.99. Flujo radial estacionario con penetración parcial (J. Badillo, 2000).

Si se llama q p al caudal que se extrae del pozo de penetración parcial y q sigue siendo el
caudal que proporciona el pozo de penetración total, por la discusión anterior se tiene que q p / q 1
para un abatimiento dado en el agua del pozo igual en ambos casos. Tanto teórica como
experimentalmente se ha encontrado que a una distancia r  2D a partir del eje del pozo, el efecto
de la penetración parcial es despreciable, tanto en las condiciones de flujo en el estrato acuífero
como en el abatimiento de la superficie piezométrica. El problema de los pozos parcialmente
penetrantes ha sido estudiado por diversos investigadores, entre ellos, Forchheimer, Kozeny, de
Glee y Muskat. Las soluciones mas generales las han obtenido los dos últimos haciendo uso de las
funciones de Green, técnica matemática que permite resolver las ecuaciones diferenciales del flujo
del agua cumpliendo con las condiciones de borde del problema. La solución que se presenta es la
debida a G.J. de Glee (1930). Para un pozo que penetra únicamente una longitud d en la parte
superior de un acuífero artesiano, la diferencia de niveles piezométricos entre el pozo y un punto
situado a distancia 2D de su eje, es una vez establecido el flujo estacionario.

qp 2   d 0.20 
h2 D  h0     ln   [4.156]
4   k  d 2  r0 D 
El sentido de las letras puede verse en la Figura 4.99. Como todas las fórmulas sobre el tema
incluidas en este capítulo, la expresión [4.156] puede manejarse con cualquier sistema de unidades
homogéneo, ya que las constantes que en ella Figuran son adimensionales. La ecuación [4.156] es
válida cuando se cumplen las condiciones de que:

d / D  0.75 y d / 2  r0  5

De la distancia 2D hacia la lejanía del pozo, el nivel piezométrico se abate ya lo mismo que si el
pozo fuera de penetración total, como ya se dijo; lo anterior es válido, desde luego para un mismo
caudal de extracción, qp , en ambos casos. De lo anterior, puede calcularse el abatimiento total se
sufre el agua en el pozo respecto al nivel piezométrico original H. En efecto, este abatimiento total
será el dado por la expresión [4.151], más el abatimiento que se tenga a la distancia 2D del pozo,
calculado ya este último con las fórmulas del pozo de penetración total puede escribirse:

H  h0  H  h2 D   h2 D  h0  [4.157]

De la ecuación [4.145]

qp R
H  h2 D   ln [4.158]
2   k  D 2 D

Sustituyendo las ecuaciones. [4.158] y [4.156] en la [4.157] se obtiene:

qp 1 R 1   d 0.10 
H  h0     ln   ln   [4.159]
2   k  D 2 D d 2  r0 D 

Donde H es el nivel piezométrico a la distancia R del eje del pozo siendo R el radio de
influencia del mismo.
Despejando qp de la ecuación [4.159] y q de la [4.146] es posible encontrar la relación que
existe entre los caudales de dos pozos, uno de penetración parcial y otro de penetración total,
suponiendo que ambos producen el mismo abatimiento piezométrico. Dicha relación es:

R
ln
qp r0
 [4.160]
q R D  d
ln  ln  0.10
2  D d 2  r0

La ecuación [4.160] tiene valor práctico, pues permite calcular el caudal que se obtiene de un
pozo parcialmente penetrante en función del que se puede extraer del pozo de penetración total que
tiene el mismo nivel de agua. En la Figura 4.101 se presenta una grafica de los resultados de la
ecuación [4.160] en función de la relación d/D y para d/2·ro igual a 5, 20 y 100, donde siempre debe
cumplirse que R/ro = 1000. Es importante notar que la ecuación [4.160] es también aplicable al caso
en que la rejilla del pozo este abierta en la parte inferior del acuífero y cerrada en la parte superior
(es decir que solo entra el flujo al pozo en la longitud d en vez del caso inverso, que es el que se ha
dibujado en la Figura 4.98

1.0
0.9 
Valores de
0.8 2·ro
0.7 5
20
0.6
qP 100
q 0.5
0.4
0.3
0.2 R = 1000
ro
0.1
0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
d
D
Figura 4.100. Relación de caudales en penetración parcial y total (J. Badillo, 2000).

En acuíferos libres o no confinados.

Para el caso de penetración parcial en acuiferos libres el mismo de Glee da una expresión que
permite calcular el abatimiento del agua en el pozo, cuando es pequeño respecto a la altura H,
correspondiente al nivel freático inicial:

qp  2    d  0.20 
h2 H  h0    ln   [4.161]
4    k  d  2  r0  H 
En donde h2H es ahora la altura del nivel freático en un punto que dista de 2H del eje del pozo.
La similitud de la Ecuación [4.156] con la [4.161], relativa a pozos parcialmente penetrados en
acuiferos artesianos, permite determinar la relación qp/q usando la ecuación [4.160] y la grafica de
la Figura 4.100, sustituyendo únicamente el espesor D del acuífero artesiano por H, altura del nivel
freático en el acuífero libre.
El efecto de la penetración parcial se hace despreciable lejos del pozo y los abatimientos en el
nivel freático pueden estimarse con las formulas de perpetración total, utilizando en ellas el gasto de
bombeo que realmente se tenga en el pozo.
CAPITULO CINCO
Esfuerzos efectivos.
El principio del esfuerzo efectivo es probablemente el concepto más importante en la ingeniería
geotécnica. En el cálculo y análisis de problemas como el asentamiento de los suelos, capacidad de
carga de fundaciones, estabilidad de presas, y presión lateral en estructuras de retención de tierra, la
compresibilidad y resistencia al corte de un suelo son las propiedades que mas influyen en el diseño
y estas propiedades dependen en gran parte del esfuerzo efectivo, lo cual hace que el concepto del
esfuerzo efectivo sea muy importante en el análisis de estos problemas.
El suelo es una estructura esquelética de partículas sólidas en contacto, formando un sistema
intersticial de interconexiones entre los vacíos o poros. Los poros están parcial o totalmente llenos
de agua. Es por esta razón que los esfuerzos efectivos pueden presentarse en la naturaleza en
diferentes maneras.

 Suelos saturados con agua y cero de aire en los vacíos.


 Suelos secos sin nada de agua en los vacíos
 Suelos parcialmente saturados, con agua y aire en sus vacíos.

En este capitulo se analizara explícitamente los esfuerzos efectivos en suelos saturados, ya que
la presión ejercida por el agua a diferencia de la del aire juega un papel muy importante en el
análisis de los esfuerzos efectivos.
En los suelos a diferencia de otros materiales sus componentes (sólidos, agua y aire) no están
firmemente unidos y es por esta razón que la respuesta del suelo en conjunto a cualquier carga o la
transmisión de esfuerzos de esa carga al interior del suelo es la acumulación del comportamiento de
sus tres componentes. El esqueleto del suelo es por lo general muy deformable, debido al
deslizamiento y reorganización de las partículas. Por este motivo es que la deformación de una
masa de suelo viene controlada por la interacción entre las partículas individuales. Esta interacción
entre la estructura del suelo y el fluido en los poros determina el único comportamiento que
depende del tiempo en la masa del suelo, esto es debido a que el agua y el aire dentro los espacios
vacíos entre partículas se comportan en forma distinta según se apliquen las cargas muy rápida o
muy lentamente. Este fenómeno se lo vera en forma más detallada en el punto 6.3.
Para poder entender más fácilmente los esfuerzos y deformaciones que se producen en un suelo
es necesario primeramente definir claramente que son los esfuerzos y las deformaciones que
producen. A continuación se explica detalladamente esto.

1.1 Esfuerzos y deformaciones.

Los esfuerzos que se producen en un material y las deformaciones que estos producen varían según
la forma en que se apliquen, produciendo esfuerzos y deformaciones normales o de corte.

Esfuerzos y deformaciones normales.


Los esfuerzos normales son esfuerzos perpendiculares al área en que se apliquen. La deformación
normal es el cambio en la longitud dividida por la longitud inicial. Para ilustrar mejor esto, se
considera un cubo de dimensiones x = y = z el cual es sujeto a las fuerzas normales Px, Py, Pz en sus
tres lados adyacentes, como se muestra en la Figura 5.1. Entonces los esfuerzos normales son:
P Py P
x  x ; y  ; z  z [5.1]
yz xz x y
En forma general se tiene:

P
 [5.1a]
A

Pz z
Z Y

y
z
Px x
x
z
Py y
y
X
x
Figura 5.1. Esfuerzos y deformaciones debido a las cargas aplicadas

Suponiendo que bajo éstas fuerzas el cubo se comprime un x, y, y z en las direcciones X, Y
y Z. Entonces suponiendo que las deformaciones normales en estas direcciones son pequeñas
(infinitesimales), se tiene:

z x y
z  ; x  ; y  [5.2]
z x y

En forma general se tiene:

l
 [5.2a]
l

Deformación volumétrica.

La deformación volumétrica es la suma de las deformaciones producidas en las tres direcciones


debido a las cargas aplicadas, entonces se tiene:

 p  x y z [5.3]


ó
V
p  [5.4]
V

La deformación volumétrica también puede ser expresada en función del esfuerzo causante de
la deformación y del modulo de elasticidad del material, E:


p  [5.5]
E

Esfuerzos y deformaciones de corte.

Los esfuerzos de corte son los esfuerzos tangenciales a la superficie en la que actúan. Para ilustrar
esto de mejor manera se considera por simplicidad el plano XZ y se aplica una fuerza F que haga al
cuadrado torcer en un paralelogramo como muestra la Figura 5.2. La fuerza F es una fuerza cortante
y el esfuerzo de corte es:

F
 [5.6]
x y

Z Z
F y
x 

z zx z

X X
F 
x
Figura 5.2. Esfuerzo y deformación de corte. (Budhu, 2000)

La deformación de corte es una medida de la distorsión angular de un cuerpo causada por


fuerzas cortantes. Si el desplazamiento horizontal es x, la deformación de corte, zx, será:

Catetoopuesto x
tan zx    [5.7]
Catetoadyacente z

x
 zx  tan1
z

Para pequeñas deformaciones, se puede asumir que tan(zx) = zx, entonces se tiene:

x
 zx  [5.8]
z
Donde
 = ángulo de deformación o distorsión (Figura 5.2), expresado en radianes.

El esfuerzo normal comprime o alarga un material; el esfuerzo de corte tuerce un material. Si el


esfuerzo de corte en el plano es cero, entonces el esfuerzo normal a ese plano es llamado esfuerzo
principal.
El módulo de deformación tangencial también conocido como módulo de corte puede ser
expresado en función de este ángulo de deformación y del esfuerzo cortante, en forma general se
tiene:

G [5.9]

Cada material responde de diferente manera a las cargas aplicadas. A continuación, se


examinara algunas respuestas típicas en materiales deformables por acción de las cargas aplicadas.
Respuesta de los materiales a carga y descarga.

La respuesta de los materiales sometidos a carga y descarga son las curvas esfuerzo-deformación y
varían mucho según las propiedades del material (composición), modo en que se apliquen las cargas
(cargado rápido o lento), trayectoria de esfuerzos del material (historia de los esfuerzos) y de la
relación de vacíos del material. Debido a esto es que se debe tomar en cuenta todos estos aspectos
para poder obtener resultados representativos del material.
Si se aplica un incremento de carga vertical, P, a un cilindro deformable con área de sección
transversal A como se muestra en la Figura 5.3, el cilindro se comprimirá un z y el radio
aumentará un r. La condición de cargado que se aplica aquí se llama cargado uniaxial, ósea
cargado en una dirección respecto a un eje.

Configuración
original
Ho
r
Configuración
deformada

ro

Figura 5.3. Fuerzas y desplazamientos en un cilindro. (Budhu, 2000)

El cambio en el esfuerzo vertical es.

P
 z  [5.10]
A

Las deformaciones vertical y radial son respectivamente,

z
 z  [5.11]
Ho

r
 z  [5.12]
ro
Donde:
Ho es la longitud original y ro es el radio original.

El cociente entre la deformación radial (o lateral) y la deformación vertical se llama índice de


Poisson, , definido como, la relación entre las deformaciones laterales y la deformación axial.
Debido al comportamiento complejo de los suelos, es muy difícil hacer una determinación exacta
del índice de Poisson para su utilización en un problema. Afortunadamente, mediante ensayos de
laboratorio es posible determinar este índice y además se cuenta con valores tabulados según el tipo
de suelo. Estos valores son lo suficientemente precisos para la mayoría de los problemas prácticos.

Deformaciones laterales

Deformación axial
  r
 [5.13]
 z

Los valores típicos del índice de Poisson y el modulo de elasticidad para distintos tipos de
materiales se muestran en la Tabla 5.1.

Tabla 5.1 Típicos valores del índice de Poisson.


Tipo de suelo Descripción 
Arcilla Suave 0.35 – 0.40
Media 0.30 – 0.35
Dura 0.20 – 0.30
Arena Suelta 0.15 – 0.25
Media 0.25 – 0.30
Densa 0.25 – 0.35

El modulo de elasticidad o de Young es el cociente entre el esfuerzo y la deformación normal.


E [5.14]

Se puede trazar un gráfico de z = z versus z = z. Si para incrementos iguales de P, se
consigue el mismo valor de z, entonces se tendrá una línea recta en el gráfico de z versus z como
se ve en la línea OA de la Figura 5.4. Si en un cierto punto del esfuerzo, como por ejemplo el punto
A de la Figura 5.4, se descarga el cilindro y este vuelve a su configuración original, el material que
contiene el cilindro se llama un material linealmente elástico.

Línealmente elástico La pendiente es el modúlo


elástico tangente, Et'
A
La pendiente B
de la tangente
Esfuerzo (z)

inicial es el
modúlo
elástico, E. Elástico no líneal

La pendiente es el modúlo
elástico secante, Es'

O Deformación (z)
Figura 5.4. Curvas esfuerzo-deformación de un material elástico lineal y no lineal
Suponiendo que para incrementos iguales de P se consiguen diversos valores de z, pero al
descargar el cilindro vuelve a su configuración original. El diagrama de la relación esfuerzo-
deformación será una curva como la curva OB de la Figura 5.4. En este caso, el material que
contiene el cilindro se llama un material elástico no lineal. Si se aplica una carga P1 que cause un
desplazamiento z1 en un material elástico y posteriormente una segunda carga P2 que cause un
desplazamiento z2, entonces el desplazamiento total será z = z1 + z2. Los materiales elásticos
obedecen al principio de superposición. El dice que el orden en el cual se apliquen las cargas no es
importante; se podría aplicar primero P2 y después P1 pero el desplazamiento final debe ser el
mismo.
Algunos materiales como el suelo no vuelven a su configuración original después del
descargado. Ellos exhiben una relación esfuerzo-deformación similar a la representada en la Figura
5.5, donde OA es la respuesta al cargado, AB la respuesta a la descarga, y BC la respuesta a la
recarga. Las deformaciones que ocurren durante el cargado, OA, consisten de dos partes, una parte
elástica o recuperable, BD, y una parte plástica o irrecuperable, OB. Entonces un material que
presente este comportamiento es llamado material elastoplástico, es decir una parte de la respuesta
al cargado es elástica y otra plástica.

La pendiente de la tangente inicial es el


modúlo elástico, E. C
A
Esfuerzo

Respuesta elástica
durante el
descargado.

O B D Deformación

Plástico Elástico
Figura 5.5. Curvas esfuerzo-deformación de un material elastoplástico. (Budhu, 2000)

Los ingenieros, están particularmente interesados en las deformaciones plásticas puesto que
éstas son el resultado de las deformaciones permanentes del material. Pero para calcular la
deformación permanente, se debe conocer la deformación elástica. Aquí es donde los análisis
elásticos llegan a ser útiles. El esfuerzo en el cual se inicia la deformación permanente se llama
esfuerzo de fluencia.
El módulo elástico o módulo elástico tangente inicial (E) es la pendiente de la línea del
esfuerzo-deformación para el material lineal isotrópico (Figura 5.4). Para un material elástico no
lineal el módulo tangente (Et) o el módulo secante (Es) o ambas se determinan de la relación del
esfuerzo-deformación (Figura 5.4). El módulo elástico tangente es la pendiente de la tangente de
una recta trazada a una curva esfuerzo-deformación en un punto particular. El valor del módulo
tangente variara con el punto elegido. El módulo tangente en el origen de la curva es el módulo
tangente inicial. El módulo elástico secante es la pendiente de la línea que une el punto de origen
(0,0) con un cierto punto deseado en la curva esfuerzo-deformación. Por ejemplo, algunos
ingenieros prefieren determinar el módulo secante y usando un punto en la curva esfuerzo-
deformación correspondiente al máximo esfuerzo mientras que otros prefieren utilizar un punto en
la curva esfuerzo-deformación que corresponde a un cierto nivel del esfuerzo, por ejemplo, 1%. El
módulo elástico tangente y módulo elástico secante no son constantes. Estos módulos tienden a
disminuir a medida que las deformaciones de corte aumentan. Es costumbre determinar el módulo
elástico de la tangente inicial para un material elastoplástico descargándolo y así calculando la
pendiente inicial de la línea de descarga como el módulo elástico tangente inicial (Figura 5.5).
Algunos ingenieros hallan el módulo secante como la pendiente de una resta que une dos puntos
de la curva esfuerzo-deformación. En este caso el módulo secante variara con la situación de ambos
puntos, y cuando ambos puntos coincidan el módulo secante será igual al módulo tangente. Para un
material realmente lineal, todos estos valores de los módulos coinciden.

Respuesta de los materiales a esfuerzos de corte.

La fuerza de corte tuerce a los materiales. Entonces la respuesta típica de un material elastoplástico
al corte simple será similar al que se muestra en la Figura 5.6. El módulo de corte inicial (Gi) es la
pendiente de la porción recta inicial de la curva zx versus zx. El módulo de corte secante (G) es la
pendiente de una línea entre un punto sobre la curva y el origen de la grafica zx versus zx. El
modulo de corte tangente (Gt) es la pendiente de una recta tangente trazada en la grafica zx versus
zx como se muestra en la Figura 5.6.

zx La tangente inicial es el modúlo de corte inicial, Gi


Modúlo de corte tangente, Gt

Modúlo de corte secante, G

zx
Figura 5.6. Respuesta esfuerzo de corte-deformación de corte para un material elastoplástico.
(Budhu, 2000)

Superficie de fluencia

Si se considera una situación más compleja que el cargado uniaxial de un cilindro como se muestra
en la Figura 5.7a. En ella se presenta un caso en el que se aplican incrementos de esfuerzos
verticales y radiales. Debido a que no aplica ningún esfuerzo de corte, los esfuerzos axiales y
radiales son esfuerzos principales: z = 1 = z y r = 3 = r respectivamente.
Si por ejemplo, se toma 3 igual a cero (3 = 0) y se aumenta 1. El material fluirá hasta el
valor de 1, el cual se llamara (1)y, y trazamos el punto A como se ve en la Figura 5.7b. Si,
alternativamente, se toma 1 = 0 y se aumenta 3, el material fluirá hasta (3)y y es representado por
el punto B en la Figura 5.7b. Entonces se puede sujetar al cilindro a varias combinaciones de 1 y
3 y graficar el resultado de la fluencia de estos puntos. La unión de la fluencia de estos puntos
produce una curva, AB, la cual es llamada curva de fluencia o superficie de fluencia como se
muestra en la Figura 5.7b. Un material sujeto a una combinación de esfuerzos que caiga debajo de
esta curva responderá elásticamente (deformación recuperable). Si se continúa cargando más allá
del esfuerzo de fluencia, el material responderá elastoplásticamente (ocurrirá una deformación
permanente o irrecuperable). Si el material es isotrópico, la superficie de fluencia será simétrica
respecto de los ejes 1 y 3.
1
Superficie de fluencia
1
1 (1)y
A
Elastoplástico

3 Region
3 elástica
B
3
(3)y
a) b)
Figura 5.7. Esfuerzos en estado elástico, plástico y elastoplástico. (Budhu, 2000)

Una vez ya definido claramente lo que son los esfuerzos y las deformaciones que producen en
los materiales, entonces será mucho más fácil entender los esfuerzos que actúan dentro de una
masa de suelo. El esfuerzo total que es transmitido al suelo esta compuesto de dos partes
principales, el esfuerzo efectivo y la presión de poros del agua. A continuación se definen
detalladamente cada uno de estos esfuerzos.

1.2. Esfuerzo total.

Los ingenieros geotécnicos lo llaman esfuerzo total por que es la suma de los esfuerzos absorbidos
por todas las fases del suelo, este esfuerzo es el que absorbe todo el peso en o sobre el suelo.

W
 [5.15]
A
El esfuerzo total global se descompone en dos esfuerzos locales o principales, que son el
esfuerzo total vertical y el esfuerzo total horizontal. El esfuerzo total vertical a diferencia del
esfuerzo horizontal, es influenciado por las fuerzas gravitacionales y por consiguiente por el peso
mismo del suelo y demás elementos que se encuentren en o sobre este. En cambio el esfuerzo
horizontal es influenciado por fuerzas laterales en el terreno, de ahí que toma su principal interés en
el diseño de muros o estructuras de retención, ya que ahí es donde se analiza el empuje lateral del
suelo. Es por esta razón que el esfuerzo vertical es de mayor utilidad en este capitulo que el
esfuerzo horizontal. Por consiguiente en este capitulo cuando se hable de esfuerzo total se referirá al
esfuerzo total vertical, sin que quiera decir que no haya esfuerzos horizontales, sino que tan solo no
se los analiza ya que son mucho menores comparados con los verticales en el tipo de problemas que
se analizan en este capitulo.

En general, v  h.

1.3. Esfuerzo neutral o presión de poros del agua.

Es la presión inducida en el fluido (ya sea agua o agua y aire) que llena los poros. El fluido en los
poros es capaz de transmitir esfuerzos normales, pero no esfuerzos cortantes, por lo que no tiene la
componente de corte, y es por esta razón que la presión de poros se la conoce también con el
nombre de esfuerzo neutral o presión neutra.
En el caso de suelos parcialmente saturados, el fluido en los poros estará compuesto de una
parte liquida y otra gaseosa, generalmente la parte líquida es agua y la parte gaseosa es aire o vapor
de agua. Estos dos componentes que se encuentran en los poros tienen características distintas ya
que el agua es virtualmente incompresible, y el aire o vapor de agua es muy compresible. Entonces
la presión de poros tiene dos componentes; la presión de agua, uw y la presión del aire, ua en los
poros del suelo. A causa de la tensión superficial que es la que causa el fenómeno conocido como
capilaridad, la presencia de aire reduce la presión de poros, por lo tanto la presión de poros es
influenciada tanto por el agua como también por el aire presente en los poros, Bishop (1955) sugirió
la siguiente relación para la presión de poros:

u  ua  x  ua  u w  [5.16]

Donde x, es un parámetro que depende principalmente del grado de saturación, y en grado


menor de la estructura del suelo.
De experimentos realizados se determino que este parámetro x varía linealmente con el grado
de saturación del suelo, por lo que es posible determinar valores intermedios de saturación haciendo
una interpolación lineal desde suelos secos (Sr = 0) con x = 0, hasta suelos saturados (Sr = 1) con x
= 1. Nótese, que cuando x = 1 la ecuación [5.16] propuesta por Bishop, se convierte en u = uw, en
donde la presión del aire no tiene prácticamente influencia. En ensayos realizados por expertos
ingenieros geotécnicos se vio que para suelos con un contenido de humedad mayor de la humedad
optima, el valor de Sr es 0.9 o más, entonces x también será casi igual a 1. En estos casos la
cantidad de aire es muy pequeña, y se presenta en forma de burbujas ocluidas, que afectan la
compresibilidad del fluido sin disminuir apreciablemente su presión de poros. De ahí que el análisis
de suelos saturados es de mayor importancia que el de los otros casos.
Una vez ya conocidos el esfuerzo total y la presión de poros se podrá entender más fácilmente
lo que es el esfuerzo efectivo.

1.4. Concepto del esfuerzo efectivo.

Terzaghi en 1943, demostró que para un suelo saturado, el esfuerzo efectivo en cualquier dirección
puede definirse en forma cuantitativa como la diferencia entre el esfuerzo total y la presión de poros
del agua, como se ve en la ecuación [5.17].
Este esfuerzo es transmitido a través de la estructura sólida del suelo por medio de los contactos
intergranulares. Este componente del esfuerzo total es el que controla tanto la deformación debida a
los cambios de volumen como la resistencia al corte del suelo, por lo tanto el esfuerzo normal y el
esfuerzo cortante se transmiten a través de los contactos entre grano a grano.

'   u [5.17]
Donde:
σ = Esfuerzo normal total.
σ’= Esfuerzo normal efectivo.
u = Presión de poros del agua o esfuerzo neutral.
El concepto del esfuerzo efectivo puede ilustrarse dibujando una línea ondulada, b-b, que pase solo
a través de los puntos de contacto entre las partículas sólidas, tal como se muestra en la Figura 5.8.
El esfuerzo total es absorbido parcialmente por el agua en los poros ó espacios vacíos y
parcialmente por los sólidos del suelo en sus puntos de contacto. Entonces en un plano cualquiera b-
b por donde pasa la línea ondulada mostrada en la Figura 5.8, se observa que as es el área de
sección transversal ocupada por los contactos sólido con sólido, es decir as = A1 + A2 + A3 + ... +
An, entonces el espacio ocupado por el agua es igual a (Ā - as), de ahí que la fuerza absorbida por el
agua es:

 
Pw  A  a s  u [5.18]
Donde:
u = Presión de poros del agua.
Ā = Área de la sección transversal de suelo = X·Y.
as = Área de sección transversal ocupada por los contactos sólido con sólido.

P2
P1 u
P3 u
b b
P2 u
P1 P3

Areas de contacto
solido - solido
A4
A1 A2 A3

b Y
b
P1 P2 P3 P4
X
Sección Transversal
Area = A = X·Y

Figura 5.8. Fuerzas intergranulares actuando en la superficie b-b. (Simons & Menzies, 2000)

Como la variación entre las áreas de contacto es mínima se puede asumir que son iguales, por lo
que también se puede decir que as = N·A, donde N es el numero de contactos entre las partículas
sólidas existentes en el área unitaria del plano b-b. De la misma manera ocurre con las fuerzas entre
las partículas sólidas, Entonces si P1, P2, P3, … , Pn son las fuerzas que actúan en los puntos de
contacto de las partículas del suelo (Figura 5.8) y por lo tanto efectivas. La suma de las
componentes verticales de todas estas fuerzas es:

Pv '  P1v  ' P2v  ' P3v  '....  Pnv  '  N  Pv 'i [5.19]
Donde:
P1(v)’ + P2(v)’ + ..... + Pn(v)’, son las componentes verticales de: P1+ P2+ ..... + Pn ,
respectivamente.
Entonces la fuerza vertical total Pv puede ser considerada como la suma de las fuerzas de
contacto intergranulares Pv’ con la fuerza hidrostática Pw, del agua en los poros.

Pv  Pv ' Pw


Pv  Pv ' A  as  u  [5.20]

Dividiendo la ecuación [5.20] entre el área de sección transversal Ā = X·Y = 1 en el plano por
donde pasa la línea ondulada, se obtiene el esfuerzo total vertical:
Pv

Pv '
u
A  a    'u  1  a
s 
 s
i
A A A  A

   i 'u  1  a' s 

 i '    u  1  a' s  [5.21]


Donde:
u = Presión de poros del agua o presión hidrostática del agua.
as’ = as/Ā = as = Fracción del área de sección transversal unitaria de la masa de
suelo ocupada por los contactos de sólido - sólido.
σi = Fuerza media intergranular por área unitaria del plano = N·P/1.

Por lo tanto el esfuerzo efectivo (σ - u) no es exactamente igual a la fuerza media intergranular


por área unitaria del plano, i’, y no depende del área de contacto entre las partículas. Aunque esta
área puede ser pequeña nunca podrá ser cero ya que esto implicaría esfuerzos de contacto locales
infinitos entre las partículas.
Normalmente como el valor de as’ es extremadamente pequeño puede ser despreciado para los
rangos de presión encontrados generalmente en los problemas prácticos. Lo que reduce la ecuación
[5.21], a la ecuación del esfuerzo efectivo:

 '   u [5.17]

La ecuación [5.17] fue desarrollada primero por Terzaghi en 1925 a 1936, Skempton en 1960
extendió el trabajo de Terzaghi y propuso la relación entre los esfuerzos total y efectivo con la
ecuación [5.21].
Considerando ahora la deformación en el área de contacto entre dos partículas influenciadas
además por la presión de poros del agua, como se ve en la Figura 5.9.
El sistema de fuerzas puede considerarse estar hecho de dos componentes. Si P es la fuerza
media por contacto y hay N contactos en un área unitaria, entonces la fuerza intergranular por área
unitaria en el plano b-b es.

i ' N  P [5.22]

Ahora si una partícula de suelo isotrópico homogéneo es sujeto a un esfuerzo homogéneo, u,


sobre toda su superficie, la deformación producida es una pequeña reducción elástica en el volumen
de la partícula sin ningún cambio en la forma de esta. Por consiguiente, el esqueleto del suelo en
conjunto también reduce ligeramente en su volumen sin cambios en su forma.
La compresibilidad de la estructura del esqueleto del suelo, sin embargo, es mucho mayor que
la compresibilidad de las partículas individuales del suelo de las que se compone. De ahí que sólo
esa parte del esfuerzo local de contacto que es un exceso de la presión de poros del agua es la que
realmente causa una deformación estructural por resistencia volumétrica o por corte o por ambos.
Este exceso de esfuerzo que controla la deformación estructural es igual a (P/A - u), dónde A es
el área del contacto entre partículas. Sumando los componentes correspondientes del exceso de
fuerzas interparticulares se obtiene una expresión para σ’ definido como esa parte del esfuerzo
normal el cual controla el cambio de volumen debido a la deformación de la estructura del suelo, de
donde el exceso de fuerza por unidad del plano b-b es:

 '  N  P A  u   A
 N P u N  A

 N  P  u  as Donde: as = N·A

 '   i 'u  a [5.23]

Reemplazando σi’ de la ecuación [5.21] se tiene:

 '    u  1  as   u  as

 '    u  u  as  u  as

 '   u [5.17]

P
u
A u A
u u u
u u
P P
Figura 5.9. Separación de las componentes de las fuerzas intergranulares. (Simons & Menzies,
2000)

El esfuerzo efectivo, también puede ser hallado en términos del peso específico del suelo y del
agua y de sus respectivas alturas, esto es explicado en forma detallada en el punto 1.6.
De la Figura 5.9, se puede ver que la fuerza total que actúa en una partícula de suelo es la fuerza
P, que actúa con una fuerza de compresión en el contacto entre partículas mas la presión de poros,
u, que actúa en forma contraria tratando de separar a las partículas por una fuerza de tracción que
ayuda a soportar y disminuir el peso soportado por las partículas sólidas. Entonces haciendo una
sumatoria de estas fuerzas verticales, y recordando que el agua actúa en un área igual a (Ā – Ai), se
tiene:

Pt  P  u  1  Ai  ; (Ā = 1)

Para N partículas se tiene:

Pt  N  P  u  1  as 
Donde:
Pt = σ·Ā = σ
σg = N·P/as = esfuerzo intergranular
as = Σ Ai = N·Ai

Entonces reemplazando valores en la ecuación inicial, se tiene:

   g  as  u  1  as 

  u  1  a s 
g  [5.24]
as
De las ecuaciones [5.21], [5.22] y [5.24], se puede ver la diferencia que existe entre el esfuerzo
efectivo, la fuerza media intergranular por área unitaria del plano y el esfuerzo intergranular. El
esfuerzo efectivo no toma en cuenta el área de contacto entre partículas, mientras que los otros dos
si lo hacen. Pero el analizar los esfuerzos de los suelos considerando estas áreas seria muy
complicado y no valdría la pena debido a que las variaciones con respecto del esfuerzo efectivo son
mínimas, a no ser en algunos pocos casos especiales en los que estas influyen considerablemente.
Es por esta razón que el esfuerzo efectivo muchas veces es confundido con la fuerza media
intergranular por área unitaria del plano o con el esfuerzo intergranular, sin embargo si bien son
aproximadamente similares no son completamente iguales, por lo que es importante poder
distinguir entre uno y otro.

1.5. Principio del Esfuerzo Efectivo.

El principio del esfuerzo efectivo fue definido por Bishop (1959), utilizando dos simples hipótesis:
 El cambio de volumen y deformación de los suelos depende del esfuerzo efectivo y no del
esfuerzo total. Esto lleva a la ecuación [5.17] ya definida.

 ´   u [5.17]

 La resistencia al corte depende del esfuerzo efectivo y no del esfuerzo total normal al plano
considerado. Esto puede ser expresado por la ecuación:

 f  c' ' tan ' [5.25]


Donde:
f resistencia al corte, σ´ esfuerzo efectivo en el plano considerado, c´ cohesión, Ø’
ángulo de resistencia al corte, con respecto al esfuerzo efectivo, este parámetro se
lo vera detalladamente en el capitulo 6.

Como el esfuerzo efectivo es esa parte del esfuerzo total que controla la deformación de la
estructura del suelo, independientemente de las áreas de contacto entre partículas. Esto lleva a la
conclusión de que aunque la fuerza media intergranular por área unitaria depende de la magnitud de
´a´, los cambios de volumen debido a la deformación de la estructura del suelo dependen
simplemente de la diferencia de esfuerzos ( - u) o esfuerzo efectivo, cualquiera que sea la
naturaleza de ´a´. (Bishop, 1959).
La compresibilidad de la estructura del suelo, es mucho más grande que la compresibilidad de
una partícula de suelo individual. De ahí es que solo esa parte de contacto del esfuerzo local,
produce una deformación en la estructura del suelo por resistencia volumétrica o por resistencia de
corte o por ambas.
Entonces en base a estos dos principios de Bishop, se puede concluir que el esfuerzo efectivo
esta más directamente relacionado con el comportamiento del suelo que el esfuerzo total o la
presión de poros. Por ejemplo, un aumento en el esfuerzo efectivo producirá un reajuste de las
partículas del suelo pasando a una agrupación más compacta, sin embargo el mismo aumento en el
esfuerzo total o presión de poros manteniendo constante el esfuerzo efectivo no producirá ningún
efecto en la compacidad de la estructura del suelo, es decir que no se producirá ningún cambio de
volumen ni deformación.
T N
N
T T
T N
N

(a) (b)
Figura 5.10. Representación esquemática de la transmisión de fuerzas a través de un suelo.
(a) Sección de un recipiente lleno de suelo, (b) Ampliación de una parte de la sección mostrando las
fuerzas transmitidas por dos puntos de contacto. (Lambe Whitman, 1976).
En la Figura 5.10 se pueden ver las fuerzas normales y tangenciales a la superficie de contacto,
que producen los esfuerzos normales y de corte respectivamente.

1.6. Cálculo del esfuerzo efectivo.


El cálculo del esfuerzo efectivo requiere la determinación por separado del esfuerzo total y
presión de poros del agua. A continuación se explica el cálculo de cada uno de estos en forma
detallada.

1.6.1. Determinación del esfuerzo total.


Para entender más fácilmente se considera el típico caso de un suelo en reposo condición
mostrada en la Figura 5.11. Esta es una condición de cargado global (es decir en ambas direcciones,
vertical y horizontal).

Columna
Unitaria
Figura 5.11. Esfuerzos en campo debidos al peso del suelo mismo en reposo. (Simons & Menzies,
2000)
Considerando que el elemento de suelo de la Figura 5.11 tiene una profundidad D metros, el
nivel de agua está en la superficie, el peso específico del volumen de suelo (sólidos y agua) es 
[kN/m3], se puede hallar el esfuerzo total. Estos son los únicos datos necesarios para el cálculo del
esfuerzo total.
De la definición de esfuerzo se sabe que el esfuerzo es una fuerza sobre el área en la que actúa
esta. En este caso la fuerza es el peso de la columna de suelo y el área en la que actúa esta fuerza se
considera como unitaria (1 m2), entonces se tiene:

v = W/A → v = W/1

v = W
El peso de la columna de suelo se puede encontrar con ayuda del peso específico del suelo
húmedo, ya que toda la columna de suelo se encuentra por debajo del nivel freático:

 = W/V →  = W/A·H ; A = 1 →  = W/H

W = ··H ; v = W

v = ··H [5.26]

1.6.2. Determinación de la presión de poros del agua.

Esta presión es calculada similarmente al esfuerzo total, asumiendo condiciones de agua


estática o condiciones hidrostáticas. Igualmente se considera una columna vertical unitaria de agua.
La presencia de la estructura del suelo no tiene ningún efecto en el cálculo de la presión de poros
del agua. Entonces se tiene:

u = Ww /A → v = W/1

u = Ww

El peso de la columna de agua se puede encontrar con ayuda del peso específico del agua.

 = W/V →  = W/A·D ; A = 1 →  = W/D

W = w·D ; u = Ww

u = w·D [5.27]
Donde:
w = peso específico del agua. Una aproximación útil toma w = 10 [kN/ m3] (más
exactamente, w = 9.807 kN/m3).

Los cambios generados en la presión de poros no están solo en función de un cambio de carga,
si no también depende mucho de las propiedades del suelo, ya que una arcilla generara un mayor
aumento de presión de poros que un material más permeable, como por ejemplo una arena. Estas
propiedades del suelo son experimentalmente determinadas y se llaman parámetros de presión de
poros A y B. Estos parámetros de presión de poros se usan para expresar el incremento de presión
de poros con respecto del incremento de esfuerzo total (Δu/Δσ). Estos parámetros A y B serán
explicados claramente en el capitulo 6.
1.6.3. Cálculo del esfuerzo efectivo en suelos saturados sin flujo de agua o en
condiciones hidrostáticas.

Cuando se habla de presión hidrostática, se refiere a que la presión de poros en cualquier punto
dentro de la masa de suelo, es igual al peso específico del agua por la profundidad del punto
considerado, esta presión hidrostática esta representada por el nivel freático o superficie
piezometrica. Para realizar el cálculo del esfuerzo efectivo se determina el esfuerzo total y la
presión de poros como se vio en el punto anterior.
H1
A

H1 zA
H2 C
z
H2 C
B
B
Válvula
(Cerrada)Válvula
(Cerrada)
(a)
(a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0

H 1·w H 1·w 0
H1

H 1·w + z·sat (H 1 + z)·w z·'


H1 + z

H1 + H2

H 1·w + H 2·sat (H 1 + H 2) ·w H 2·'


Profundidad Profundidad Profundidad
(b) (b) (c) (c) (d) (d)

Figura 5.12. (a) Estrato de suelo en un tanque donde no hay flujo de agua; variación de (b)
esfuerzos totales; (c) presión de poros del agua; (d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un
estrato de suelo sumergido sin flujo de agua. (Das, 1998)

La Figura 5.12a muestra un estrato de suelo sumergido en un tanque donde no hay flujo de
agua. En las Figuras 5.13b a la 5.13d se observa el diagrama de las variaciones del esfuerzo total,
presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo, con la profundidad para un estrato de suelo
sumergido en un tanque sin flujo de agua.
El esfuerzo total, la presión de poros del agua y por consiguiente el esfuerzo efectivo; en un
punto cualquiera a una determinada profundidad, pueden ser obtenidos del peso específico saturado
del suelo y del peso específico del agua como ya se vio anteriormente, por ejemplo para los puntos
A, B, C de la Figura 5.12a se tiene:

En A
Esfuerzo total:  A  H1   w

Presión de poros del agua: u A  H1   w


Esfuerzo efectivo:  ´A   A  u A  0

En B
Esfuerzo total:  B  H1   w  H 2   sat

Presión de poros del agua: u B  ( H1  H 2 )   w

Esfuerzo efectivo:  ´B   B  u B

 H1   w  H 2   sat   H1   w  H 2   w 

 H 2   sat   w 

 ´B  H 2   ´

Donde:
’ = sat - w es el peso especifico sumergido del suelo.

En C
Esfuerzo total:  C  H1   w  z   sat

Presión de poros del agua: uC  H1  z    w

Esfuerzo efectivo:  ´C   C  uC

 H1   w  z   sat   H1   w  z   w 

 z   sat   w 

 ´C  z   ´ [5.28]

Como se puede ver el esfuerzo efectivo solo es la altura de columna de suelo por el peso
especifico sumergido del mismo, por lo tanto el esfuerzo efectivo en cualquier punto es
independiente de la altura del agua sobre el suelo sumergido.

’ = (Altura de la columna del suelo)·’


Donde:
’ = sat - w es el peso especifico sumergido del suelo.
Si se tiene flujo de agua en el suelo, el esfuerzo efectivo en cualquier punto en una masa de suelo
será diferente al del caso estático. Aumentará o disminuirá dependiendo de la dirección del flujo de
agua. El sentido del flujo puede ser ascendente o descendente.

1.6.4. Flujo de agua ascendente:

Este tipo de flujo se presenta en el lado aguas abajo de las estructuras de retención de agua, como
por ejemplo presas, ataguías, tablestacas, etc. Este flujo crea una fuerza de levante en esta parte, que
pone en riesgo la vida útil de la estructura de retención de agua, por lo que en este tipo de obras es
necesario hacer siempre un análisis preciso de la influencia que tiene este tipo de flujo. En
consecuencia el análisis de esfuerzos efectivos influye mucho en el diseño y construcción de una
obra hidráulica.
La Figura 5.13a muestra un estrato de suelo granular en un tanque donde el flujo de agua es
ascendente debido a la adición de agua a través de la válvula en el fondo del tanque. El caudal de
agua suministrado se conserva constante. La pérdida de carga causada por el flujo de agua
ascendente entre los niveles de A y B es h. El cálculo de todos los esfuerzos para tres puntos
cualquiera a profundidades distintas es similar
h alhcaso anterior.
z
H2
H1 h
A h z
H2
H1 z A
H2 C
z
H2 C

B
B
Entrada Válvula
del flujo Entrada (Abierta) Válvula
del flujo (Abierta)
(a)
(a) (a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0

H 1·w H 1·w 0
H1

H 1·w + z ·sat (H 1 + z + i·z)·w z·' - i·z·w


H1 + z

H1 + H2

H 1·w + H 2·sat (H 1 + H 2 + h)·w H 2·' - h·w

Profundidad Profundidad Profundidad


(b) (b) (c) (c) (d) (d)
Figura 5.13. (a) Estrato de suelo en un tanque con flujo de agua ascendente; variación de (b)
esfuerzos totales; (c) presión de poros del agua; (d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un
estrato de suelo con flujo de agua ascendente. (Das, 1998)
En A
Esfuerzo total:  A  H1   w

Presión de poros del agua: u A  H1   w

Esfuerzo efectivo: ´ A   A  uA  0
En B
Esfuerzo total:  B  H1   w  H 2   sat

Presión de poros del agua: u B  ( H1  H 2  h)   w

Esfuerzo efectivo:  ´ B   B  uB

 H 2  ( sat   w )  h   w

 H 2   ´h   w

 h 
 H 2    ´   w 
 H2 

En C
Esfuerzo total:  C  H1   w  z   sat

 h 
Presión de poros del agua: uC   H1  z   z    w
 H2 

Esfuerzo efectivo:  ´C   C  uC

 z   sat   w  
h
 z  w
H2

h
 ´C  z   ´  z  w
H2

Es posible demostrar que el término h/H2 es el gradiente hidráulico:

h
i
L
Donde:
i = Gradiente Hidráulico
∆h = Perdida de carga entre dos puntos
L = Distancia entre dos puntos, que es la longitud de flujo sobre la cual ocurre la
perdida de carga.

De la Figura 5.13a:

h
z
h H h
i  2
 [5.29]
L z H2

Entonces:
 ´C  z   ´i  z   w [5.30]

En la Figura 5.13a, el termino h/H2 es hallado mediante una interpolación lineal entre las
perdida de carga H1 del punto A localizado a una profundidad H1 y la perdida de carga (H2 + H1 +
h) del punto C localizado a una profundidad (H2 + H1).
Se trazan las variaciones del esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo con
la profundidad en las Figuras 5.14b a la 5.14d, respectivamente.
Si el caudal del flujo de agua aumenta entonces el gradiente hidráulico también aumentara, en
la ecuación [5.30] se ve que si el valor del gradiente hidráulico i es muy alto, tal que el termino ( ’ -
i·w) se haga cero, entonces el esfuerzo efectivo será cero, en este punto se alcanzará una condición
límite.

 ´C  z   ´icr  z   w  0 [5.31]
Donde:
icr = Gradiente hidráulico critico (para un esfuerzo efectivo igual a cero)

Bajo semejante situación, el suelo pierde estabilidad, ya que si el esfuerzo efectivo es cero no
existe esfuerzo de contacto entre las partículas del suelo y la estructura del suelo se romperá. Esta
situación generalmente es llamada condición rápida o falla por levantamiento. Entonces como este
tipo de flujo puede producir mucho daño a la estructura del suelo es que se debe tratar de reducir el
caudal de flujo de agua, para esto es que se utilizan los llamados filtros que se vera como funcionan
y ayudan a disminuir este efecto de levante en la sección 2.

De la ecuación [5.31] despejando icr se tiene:

'
z   'icr  z   w  0  icr  [5.32]
w
Para la mayor parte de los suelos, el valor de icr varia de 0.9 a 1.1, con un promedio de 1.

1.6.5. Flujo de agua descendente:

Este tipo de flujo se presenta en el lado aguas arriba de una estructura de retención de agua. El
principal problema que causa este tipo de flujo es que cuando es muy grande produce arrastre de
partículas de un suelo a otro o de un suelo a una estructura de drenaje, produciendo erosión tanto en
la estructura de suelo como también en la estructura de la obra de retención de agua del lado aguas
arriba. Debido a esto es que se recomienda colocar filtros también en el lado aguas arriba de la
estructura de retención de agua. Este tipo de flujo es menos peligroso para la estabilidad de la
estructura de retención de agua, que el anterior pero no menos importante de tomar en cuenta, ya
que en el diseño de presas permeables como las de tierra siempre es necesario colocar un filtro en el
lado aguas arriba, ya que este flujo produciría filtraciones considerables en este tipo de estructuras,
en el caso de presas impermeables como las de concreto o ataguías no se producen daños
considerables.
Este tipo de flujo de agua descendente se muestra en la Figura 5.14a. El nivel del agua en el
suelo dentro el tanque se mantiene constante ajustando el suministro desde la parte superior y la
salida en el fondo.
El esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo; pueden ser calculados de
manera similar al de los anteriores casos.
Entrda
del flujo
h z
H1 Entrda h H2
delA
flujo
h z
H1 z h H2
A
H2 C
z
H2 C
B
B
Salida Válvula
del flujo Salida (Abierta) Válvula
del flujo (Abierta)
(a)
(a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0

H 1·w H 1·w 0
H1

H 1·w + z ·sat (H 1 + z + i·z) ·w z·' + i·z·w


H1 + z

H1 + H2

H 1·w + H 2·sat (H 1 + H 2 - h)·w H 2·' + h·w

Profundidad Profundidad Profundidad


(b) (b) (c) (c) (d) (d)
Figura 5.14. (a)Estrato de suelo en un tanque con flujo de agua descendente, variación de (b)
esfuerzos totales, (c) presión de poros del agua, (d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un
estrato de suelo con flujo de agua descendente. (Das, 1998).

En A
Esfuerzo total:  A  H1   w

Presión de poros del agua: u A  H1   w

Esfuerzo efectivo: ´ A   A  uA  0
En B
Esfuerzo total:  B  H1   w  H 2   sat

Presión de poros del agua: u B  ( H1  H 2  h)   w

Esfuerzo efectivo:  ´B   B  u B
 H 2  ( sat   w )  h   w

 H 2   ´h   w

 h 
 H 2    ´   w 
 H2 
En C
Esfuerzo total:  C  H1   w  z   sat

Presión de poros del agua:  h 


u C   H 1  z   z    w
 H2 

Esfuerzo efectivo:  ´C   C  uC

 z   sat   w  
h
 z  w
H2

h
 ´C  z   ´  z  w
H2

 ´C  z   ´i  z   w [5.33]

Las variaciones del esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo con la
profundidad son mostradas gráficamente en las Figuras 5.15b a la 5.15d.
En resumen se puede decir que cuando se tiene flujo de agua ascendente el esfuerzo efectivo
disminuye y cuando se tiene flujo de agua descendente el esfuerzo efectivo aumenta en una
cantidad igual i·z·w.

2. Aplicaciones del esfuerzo efectivo a propósitos ingenieríles.

El concepto del esfuerzo efectivo influye en gran parte en el comportamiento del suelo, de ahí es
que la aplicación de estos criterios en las obras civiles es de gran importancia. El uso más común se
presenta en el diseño de presas, terraplenes, diques, ataguías, o estructuras similares de retención de
agua, además de obras que requieran excavaciones del terreno. En este tipo de obras es muy
frecuente que se presenten infiltraciones que pongan en riesgo la estabilidad y vida útil de la
estructura. Esta inestabilidad es debida a la infiltración del agua y se la conoce con el nombre de
flotación. Cuando el esfuerzo efectivo es cero, la fuerza ascendente de escurrimiento es igual al
peso sumergido del suelo y no puede desarrollarse una resistencia a la fricción entre partículas y por
lo tanto la mezcla suelo y agua no tiene resistencia al corte y actúa como líquido. La falla por
flotación o levante puede conducir a una falla total de la cimentación o incluso al derrumbe de una
estructura de retención de agua, como el pie del talud de una presa o parte de una ataguía. Por lo
tanto es necesario analizar esta inestabilidad al diseñar estructuras de retención de agua.
Existen varios métodos para disminuir la fuerza de escurrimiento ascendente causante de la
flotación, los más comunes son el uso de filtros en las zonas más susceptibles y el aumentar la
longitud del trayecto del flujo.
 Al aumentar la longitud de trayecto del flujo se logra reducir la cantidad de
infiltración, esto se puede lograr aumentando la profundidad del hincando de
tablestacas, o alargando la base impermeable de la estructura de retención de agua.
 Los filtros tienen como principal objetivo evitar las infiltraciones, reducir la presión
de levante o empuje que se produce aguas abajo de la estructura de retención de
agua, además de impedir el arrastre de partículas de un suelo a otro. Si es que hay
arrastre de partículas se produce la erosión del suelo, que provocaría problemas de
estabilidad en la estructura del suelo.
La presión de levante esta ligado directamente al esfuerzo efectivo, ya que esta fuerza de
levante es provocada por un flujo de agua ascendente en el lado aguas abajo de la estructura de
retención de agua. Esta fuerza de escurrimiento ascendente cuanto mayor sea producirá un mayor
gradiente hidráulico, que como ya se analizo en la ecuación [5.30], provoca que el esfuerzo efectivo
sea cada vez menor, lo que ocasiona la falta de estabilidad en la cimentación, llegando a producir
posteriormente la falla en la estructura de retención.
En la anterior sección se analizo como la dirección del flujo de agua en un estrato de suelo
aumenta o disminuye el esfuerzo efectivo, ahora se vera la influencia que tiene esa fuerza de flujo
en el comportamiento del suelo.
2.1. Fuerza de escurrimiento.
La circulación del agua a través de la estructura del suelo, produce fuerzas de escurrimiento como
resultado de la fricción entre el agua que se filtra y las paredes de los poros del suelo por donde
fluye el agua. La fuerza de escurrimiento es esa fuerza producida por el flujo de agua subterráneo
que actúa solo en las partículas sólidas del suelo. y produce una fuerza de empuje en el lado aguas
debajo de las estructuras de retención de agua.
El agua que se filtra por ejemplo en el lado aguas arriba de la tablestaca de la Figura 5.16
aumenta el peso sumergido del suelo, al continuar el agua su recorrido de filtración continua
ejerciendo fuerzas de escurrimiento en la dirección del flujo que son proporcionales a las perdidas
por fricción. Por ejemplo cuando el curso del flujo de agua, se lo corta de manera abrupta como es
el caso de una presa o cualquier tipo de estructura de retención de agua, este flujo adquiere mayor
velocidad lo que provoca que haya un aumento en la fuerza de escurrimiento. Si el estrato de suelo
debajo de la estructura hidráulica es permeable no habrá suficiente fuerza de fricción que reduzca la
fuerza de escurrimiento y por lo tanto esta fuerza de escurrimiento será lo suficientemente fuerte al
llegar aguas abajo como para provocar un empuje suficiente para levantar el suelo. Por otro lado,
esta fuerza de escurrimiento cuando es fuerte también puede provocar erosión interna en el suelo.
Entonces es muy importante poder conocer el valor de esta fuerza de escurrimiento y de algunos
métodos para poder reducirla.
2.2.Cálculo de la fuerza de escurrimiento.
El agua que fluye a través del suelo ejerce sobre las partículas de este una fuerza por unidad de
volumen (fuerza de escurrimiento), en la dirección del gradiente hidráulico, el suelo resiste esta
acción, por una parte mediante las fuerzas de cohesión entre las partículas y por otra gracias al
soporte que a cada partícula le brindan las que están aguas debajo de ella. El componente del peso
en la dirección del flujo puede actuar a favor o en contra del arrastre de partículas según el flujo sea
ascendente o descendente.
En la ecuación [5.28], se mostró que sin flujo de agua, el esfuerzo efectivo a una profundidad z
es igual a z·’. Partiendo de esta ecuación la fuerza efectiva en un área A es:
P1 '
 ' z  '  P1 '  z   ´ A [5.34]
A
(La dirección de la fuerza P1 ' es mostrada en la Figura 5.15a.)

Si hay flujo de agua ascendente a través del mismo estrato de suelo de la ecuación [5.30], se
puede deducir que la fuerza efectiva en un área A, en una profundidad z es:
P2 '  z   'i  z   w   A
P2 '
 '  z   'i  z   w   [5.35]
A

De las ecuaciones [5.34] y [5.35] según la Figura 5.15b se puede hallar la fuerza de
escurrimiento resultante para un flujo de agua ascendente:

P2 'P1 '  z   'i  z   w   A  z   ' A  z   ' A  i  z   w  A  z   ' A

P2 ' P1 '  i  z   w  A [5.36]


El signo negativo indica que esta en dirección contra la gravedad.

El volumen del suelo que contribuye a la fuerza efectiva es igual a z·A, entonces la fuerza de
escurrimiento por volumen unitario de suelo es:

P1 ' P2 '  i  z  w  A
  i   w [5.37]
Volumen de  suelo zA

Se procede similarmente para el flujo de agua descendente según la ecuación [5.33]:

P3 '
 '  z   'i  z   w   P3 '  z   'i  z   w   A [5.38]
A

De las ecuaciones [5.35] y [5.36] según la Figura 5.15c se puede hallar la fuerza de
escurrimiento resultante para un flujo de agua descendente:

P3 'P1 '  z   'i  z   w   A  z   ' A  z   ' A  i  z   w  A  z   ' A

P3 ' P1 '  i  z   w  A [5.39]

El volumen del suelo que contribuye a la fuerza efectiva es igual a z·A, entonces la fuerza de
escurrimiento por volumen unitario de suelo es:

P3 ' P1 ' i  z  w  A
  i  w [5.40]
Volumen de suelo  zA

La fuerza por volumen unitario, i·w, para este caso actúa en dirección ascendente, que es la
dirección del flujo. Esta fuerza ascendente es mostrada en la Figura 5.15b.
Entonces, se puede concluir que la fuerza de escurrimiento por volumen unitario de suelo, es
igual a i·w y en suelos isotrópicos la fuerza de escurrimiento actúa en la misma dirección que la del
flujo. Esta teoría es valida para flujo en cualquier dirección. Pueden usarse redes de flujo para
encontrar el gradiente hidráulico en cualquier punto y así la fuerza de escurrimiento por volumen
unitario de suelo.
Una vez obtenida la fuerza de escurrimiento se puede hallar el factor de seguridad contra el
esfuerzo de levante del lado aguas abajo en una estructura hidráulica. Para ver con más claridad esto
se considera el caso de flujo alrededor de una tablestaca (Figura 5.16a).
Volumen del
suelo = z·A z·'·A z
Volumen del
Volumen del z·'·A
suelo = z·A
z·'·A z
suelo = z·A z
(a)
(a)
(a)(a) i·z·w·A =
Volumen del fuerza de
(z·'-i·z· w)·A z z·'·A escurrimiento
i·z· w·A =
suelo = z·A = + fuerza
i·z·w·Ade=
Volumen del
escurrimiento
Volumen del (z·'-i·z·w)·A z =
suelo = z·A z·'·A + fuerza de
escurrimiento
suelo = z·A (z·'-i·z·w)·A z = z·'·A +
(b)
(b)(b)
(b) i·z·w·A =
fuerza de
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A i·z· w·A =
escurrimiento
+ i·z·
fuerza
w·Ade=
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A escurrimiento
+ fuerza de
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A escurrimiento
+
(c) (c)
Figura 5.15 Fuerza producida en un volumen de suelo (a) sin flujo de agua, (b) Flujo de agua
(c)
ascendente, (c) Flujo de agua descendente. (c) (Das, 1998)

Después de realizar varios ensayos, Terzaghi en 1922 concluyó que el levantamiento


generalmente ocurre en una distancia d/2 de la tablestaca para una profundidad de empotramiento D
de la tablestaca en el estrato permeable. Por lo tanto, es necesario analizar la estabilidad del suelo en
una zona que mide d por d/2 de sección transversal, como se muestra en la Figura 5.16a.

Tablaestaca d
2
h1

h2

d Zona de
levante
d
T
d
2 W'

Estrato Impermeable
U
(a) (a) (b)(b)
Figura 5.16. (a) Verificación contra el levantamiento aguas abajo para una fila de tabla estacas
introducidas en un estrato permeable, (b) ampliación de la zona de levante. (Das, 1998)

El factor de seguridad contra el levantamiento es:

W'
FS  [5.41]
U
Donde:
FS = Factor de seguridad
W’= Peso del suelo sumergido en la zona de levante por longitud unitaria
U = Fuerza de levante o escurrimiento en el mismo volumen de suelo.

W' d  d 2  sat   w   1  d 2  '


2
[5.42]

De la ecuación [5.37]:

P2 ' P1 ' U
 i   w   i   w
Volumen de suelo  Volumen de suelo 

U  Volumen de suelo   iav   w  


1 2
 d  iav   w [5.43]
2
Donde
iav = Gradiente hidráulico promedio en la base del bloque de suelo.
= Carga piezometrica promedio / profundidad.

Sustituyendo los valores de W’ y U en la ecuación [5.41], se tiene:

1  d 2  '
2 '
FS   FS  [5.44]
1  d 2 i 
av w
iav   w
2

Para el caso de flujo a través de una tablestaca hincada en un suelo homogéneo, como muestra
la Figura 5.16, se puede demostrar que:

U
 Co
0.5   w  d  H1  H 2 

U  Co  0.5   w  d  H1  H 2  [5.45]


Donde:
Co esta en función de d/T, en la Tabla 5.2 se dan algunos valores según d/T.
d = Profundidad del hincado de la tablestaca.
T = Profundidad del estrato de suelo.
H1= Altura del agua del lado aguas arriba de la tablestaca.
H2= Altura del agua del lado aguas abajo de la tablestaca.

Entonces reemplazando la ecuación [5.45] y [5.40] en la ecuación [5.41] se tiene:

W' 0.5  d 2   ' d  '


FS    [5.46]
U 0.5  Co   w  d  H1  H 2  Co   w  H1  H 2 

Los estratos impermeables no son tan susceptibles a este tipo de falla por levantamiento ya que
el suelo impermeable ofrece gran resistencia a la fuerza de escurrimiento disipándola durante su
recorrido. Sin embargo incluso en estos casos es recomendable el uso de filtros para aumentar el
factor de seguridad contra el levantamiento o inclusive debido a la erosión interna que comienza en
la sección de levante y prosigue aguas abajo a lo largo de la base de la estructura de retención de
agua.
Tabla 5.2. Variación de Co con d/T
d/T Co
0.1 0.385
0.2 0.365
0.3 0.359
0.4 0.353
0.5 0.347
0.6 0.339
0.7 0.327
0.8 0.309
0.9 0.274

2.2. Uso de filtros para aumentar el factor de seguridad contra el levantamiento.

El objetivo de colocar filtros de drenaje, es permitir la descarga de las filtraciones y disminuir la


posibilidad de fallas por levantamiento, ya sea por reventones o erosiones en el lado aguas abajo de
la estructura hidráulica. Entonces como las fallas siempre ocurren en el área más débil susceptible a
este tipo de fallas, que se vio que es en lado aguas abajo de la tablestaca, entonces se puede
aumentar su resistencia a la fuerza de escurrimiento incrementando el peso de en esta sección débil.
El filtro debe ser permeable para que pueda producirse el drenaje del flujo de agua ascendente que
tiende a levantar esta parte del suelo. Una manera de evaluar el riesgo probable de falla es el factor
de seguridad. Este factor de seguridad en muchos casos es muy bajo, entonces se lo debe aumentar
por medio de estos filtros. Se requiere un factor de seguridad mínimo de aproximadamente 4 a 5
para la seguridad de la estructura, el motivo por el que este factor de seguridad es tan elevado es
principalmente debido a las inexactitudes que existen en el análisis.
Un filtro es un material granular con aberturas bastante pequeñas para prevenir el movimiento
de las partículas del suelo en las que es colocado y, al mismo tiempo, es bastante permeable para
ofrecer pequeña resistencia al flujo que pasa a través de él. Es decir que el filtro debe tener una
granulometría tal que los orificios del filtro no sean mucho mayores que las partículas mas finas del
suelo base, ya que estas partículas finas poco a poco son arrastradas a los vacíos del filtro,
terminando por taponar al filtro y evitando que cumpla con su función de drenaje. Si por el
contrario, los vacíos del filtro son del mismo tamaño que los del suelo, el filtro puede ser poco a
poco lavado hacia el conducto subterráneo. Por lo tanto el filtro debe estar formado por un material
cuya granulometría debe ajustarse a ciertos requerimientos. Estos requerimientos serán detallados
mas adelante.
En la Figura 5.17a, el espesor del material del filtro es d1, este espesor debe ser mayor a 3 pies
(91 cm.). Como el factor de seguridad esta en función del peso del suelo en la zona de levante, al
colocar el filtro este peso aumenta incrementando así el factor de seguridad. El factor de seguridad
contra el levantamiento puede calcularse similar al caso anterior solo aumentando el peso del filtro,
esto se ve en la Figura 5.17b.
La fuerza de levante causada por el flujo de agua U, es la misma que el caso anterior:
El peso de suelo y del filtro dentro la zona contra levantamiento por longitud unitaria es:

Ws+f = W’ + W’f, [5.47]


Donde:
  sat   w    d 2   '
d 1
W ' d 
2 2

W ' f  d1 
d
2
  1
  ' f   d1  d   ' f
2
’f = Peso especifico efectivo del filtro.

1 2
U  d  iav   w [5.43]
2

Tablaestaca d
2
h1

h2

d Zona de
levante
d
T
d
2 W'

Estrato Impermeable
U
(a) (b)
Figura 5.17. Uso de un filtro para aumentar el factor de seguridad contra el levantamiento. (Das,
1998)

Entonces el factor de seguridad contra el levante es:

1  d 2   ´ 1  d  d   ´
W ´W ´F 2 1 F
FS   2
U 1  d  iav   w
2
2

 ´ d1 d    ´F
FS    [5.48]
iav   w

2.3. Selección del material para el filtro.

Es sumamente importante que el material del filtro sea escogido cuidadosamente tomando en
cuenta las características del suelo que se protegerá. Terzaghi y Peck propusieron una serie de
criterios para la selección de un filtro, tomando en cuenta las características del suelo adyacente a
ser protegido. En la Figura 5.18 el suelo a ser protegido es llamado material base.
Entonces según Terzaghi y Peck se recomiendan los siguientes criterios para satisfacer la
estabilidad del filtro y proporcionar un aumento de permeabilidad.

D15 F 
1. 4
D 85 B 
D15 F 
2. 4
D15 B 
3. La curva granulométrica del filtro debe ser aproximadamente paralela a la del material base.

Donde:
D15 (F), D15 (B) = diámetros a través de los cuales pasa el 15% del material para el
filtro y la base, respectivamente.
D85 (B) = diámetro a través del cual pasa el 85% del material para la base.

El primer criterio es para prevenir el movimiento de las partículas de suelo del material base a
través del filtro.
El segundo criterio es para asegurar la permeabilidad del filtro.

Filtro

Material Base
(Suelo que debe ser
protegido)

Figura 5.18 Definición del material base y material del filtro.

La aplicación del criterio de selección del material de un filtro puede ser explicado usando la
Figura 5.19 en la cual la curva a es la curva de distribución tamaño de partículas del material base.
Del criterio 1, D15(F ) < 4· D85(B) la abscisa del punto A es, D85(B) entonces la magnitud de 4· D85(B),
puede ser calculada, y el punto B cuya abscisa es 4· D85(B), puede ser trazada. Similarmente, del
criterio 2, D15(F) > 4·D15(B) las abscisas de los puntos C y D son D15(B) y 4·D15(B), respectivamente.
Las curvas b y c son trazadas, las cuales son geométricamente similares a la curva a y están
limitadas con los punto B y D. En general un suelo cuya curva de distribución de tamaño de
partículas caiga dentro de las curvas b y c es un buen material para el filtro.
En algunos casos es necesaria la construcción de filtros de varias capas, lo cual no es
aconsejable ya que son más costosos. Sin embargo a veces se tiene la necesidad obligada de
construir este tipo de filtros, Para la selección del material de este tipo de filtros se sigue el mismo
criterio, considerando al filtro mas fino como material base para la selección de la granulometría del
filtro más grueso.
El diámetro de partículas máximo que se puede usar en un filtro no debe exceder de las 3‖ (75
mm.), esto con el fin de disminuir la segregación y el acuñamiento, formando huecos entre las
partículas grandes durante la colocación de los materiales del filtro. Se debe tener cuidado en la
colocación de los materiales del filtro para evitar la segregación.
4·D85(B) D85(B)
100
85 A
Porcentaje que pasa
80
Curva a
(Material Báse)
60 Curva b

40 Curva c
4·D15(B) D15(B)

20
15 B D C
0
Tamaño de grano, D
Figura 5.19. Criterio para la selección de filtros. (Das, 1998)

3. Cambio de esfuerzos efectivos.

El suelo se diferencia de la parte de los materiales sólidos en la forma en que pueden variar las
propiedades relativas de volúmenes de agua y sólido al aplicar esfuerzos. Cuando un suelo saturado
es sujeto a un aumento de esfuerzos, entonces el agua en los poros tiende a querer fluir a zonas de
menor presión lo que significa que se produce un aumento en la presión de poros del agua, la
velocidad de este flujo depende de la permeabilidad del suelo.
La diferencia entre las características de corte de la arena y la arcilla y demás propiedades entre
las partículas, no son tan amplias como la diferencia cerca de un millón de veces entre la
permeabilidad de los distintos tipos de suelo. En el caso de las arenas y gravas el flujo del agua es
rápido debido a que estos suelos son muy permeables, mientras que en las arcillas y limos el flujo
del agua es lento debido a que son suelos muy poco permeables.
El comportamiento ingenieril en suelos saturados de grano fino deriva de la interacción entre
estructura esquelética del suelo compresible y el agua en los poros relativamente incompresible.
Los cambios rápidos en las cargas externas no producen un cambio inmediato en el volumen del
suelo, debido a la resistencia al desplazamiento del agua en los poros. Por lo tanto, la configuración
estructural del suelo no cambia inmediatamente. Sin embargo al transcurrir el tiempo el agua en los
poros va evacuando a zonas de menor presión lo que provoca cambios en la configuración de la
estructura del suelo que provocan cambios de volumen en el suelo, este fenómeno se conoce como
consolidación y se lo entenderá mejor con el análisis del modelo mecánico que simula al
comportamiento de un suelo sometido a un rápido cambio de esfuerzo.
Las condiciones al principio y al final de un cambio de esfuerzos, varían según el tipo de suelo,
y según a esto se dividen en dos.

 Condiciones a corto plazo o condiciones no drenadas.

Estas condiciones se presentan cuando en un suelo se produce un incremento de


esfuerzos que provoca que el agua tienda a fluir hacia fuera y este flujo de agua en
los poros es obstaculizado debido a que el suelo es poco permeable, como en el
caso de arcillas y limos. También se presenta este caso cuando el ritmo de
aplicación del incremento de esfuerzo es demasiado rápido y no permite el flujo del
agua en los poros.

 Condiciones a largo plazo o condiciones drenadas.


Estas condiciones se presentan cuando en un suelo se produce un incremento de
esfuerzos que provoca que el agua tienda a fluir hacia fuera y este flujo de agua en
los poros fluye casi sin obstáculos debido a que el suelo es muy permeable, como
en el caso de las gravas y arenas. También se presenta este caso cuando el ritmo de
aplicación del incremento de esfuerzo es lo suficientemente lento como para evitar
que se produzca un aumento en la presión de poros del agua.

3.1. Modelo mecánico.

La estructura del suelo es modelada por un resorte, los vacíos del suelo son modelados por el
compartimiento debajo del pistón y la permeabilidad del suelo es modelada por el grado de ajuste
del pistón en el cilindro. Entonces un suelo de alta permeabilidad es modelada por un pistón que
permita una gran salida de agua mientras que un suelo de baja permeabilidad es modelado por un
pistón que permita una salida muy pequeña de agua. Se considera que el área interior de la sección
transversal del cilindro es A=1, provisto de un pistón sin fricción. La presión de poros del agua se
mide mediante el piezómetro que se encuentra junto al cilindro, que es de diámetro mucho más
pequeño que el del cilindro.

Condición de carga.

Inicialmente el cilindro es llenado con agua o algún fluido incompresible y el pistón es cargado
uniformemente con una carga igual a P, que incluye el peso propio del pistón. Esta carga en este
instante simboliza el peso propio de las partículas sólidas del suelo, lo que no significa un aumento
en las cargas exteriores, entonces en este instante se encuentra en equilibrio y el piezómetro marca
una altura de presión de poros igual a cero (Δu = 0).
Pero si en ese instante se pone rápidamente una carga ΔP encima del pistón (Figura 5.20b), todo
este incremento de carga será soportada por el agua en el cilindro debido a que no ha transcurrido
un tiempo suficiente para que la viscosidad del fluido deje desplazar al pistón y reducir así el
volumen del compartimiento debajo del pistón (poros), como el agua es incompresible no se
deforma entonces soporta todo el incremento de carga evitando que el resorte (estructura del suelo)
sufra ninguna deformación. Entonces en este instante el piezómetro marca una altura de presión de
poros igual a ΔP/γw.
Como el total de la carga (P + ΔP) es soportada por el resorte y el agua, entonces el esfuerzo
total será:

P  P
   'u ; A=1= área unitaria [5.49]
A

  P  P   'u

P  P   'u [5.50]

Donde
σ’ = (σ - u) = Carga por área unitaria absorbida por el resorte.
u = Carga por área unitaria absorbida por el agua.
P+ P
P P/ P+ P
u/w P+ P

P=0 t=0 t>0 t=8


(-u)=P u= P 0<u< P u=0
(-u)=P P<(-u)<P+ P (-u)=P+ P
v=0 v>0 v>0
(a) (b) (c) (d)
Figura 5.20. Modelo cilindro–resorte para la condición de carga. (Simons & Menzies, 2000)

En la Figura 5.20b se puede ver que después de haber incrementado la carga ΔP, se tiene:

σ’ = (σ - u) = P y u = ΔP

Con el transcurrir del tiempo la viscosidad del fluido ya no puede evitar el desplazamiento del
pistón hacia abajo y entonces el resorte comienza a comprimirse (Figura 5.20c). Entonces en este
instante el total del incremento de carga será soportada tanto por el fluido como por el resorte. Por
lo tanto, en este instante la ecuación [5.50] se mantiene constante, pero se producirá una reducción
en la presión de poros y un incremento en la compresión del resorte.

P < σ' < (P + ΔP) y 0 < u < ΔP

Después de un largo tiempo (t = ), se ira produciendo un decaimiento exponencial en la


presión de poros y un cambio en la longitud del resorte. Hasta que finalmente el exceso de la
presión de poros se disipa totalmente hasta llegar a cero que es cuando el sistema alcanzara un
estado de equilibrio. El instante en que se alcance este equilibrio, el resorte es el que soportara el
total del incremento de carga. (Figura 5.20d)

σ' = (P + ΔP) y u=0

Condición de descarga.

El proceso de descarga ocurre de manera similar al del proceso de carga, este proceso comienza
después de alcanzar el equilibrio en el proceso de descarga. Entonces inicialmente se tiene las
mismas condiciones que para un tiempo infinito en el proceso de carga.

σ' = (P + ΔP) y u=0

Pero si después se quita rápidamente el incremento de carga, ΔP como se muestra en la Figura


5.21b, el resorte nuevamente no sufre ninguna deformación en este caso de descompresión ya que
no ha transcurrido un tiempo suficiente para que la viscosidad del fluido deje desplazar al pistón
hacia arriba y así aumentar el volumen del compartimiento debajo del pistón (poros) y así permitir
la expansión del resorte. Entonces en este instante el total de la disminución de la carga será
soportada nuevamente por la presión de poros del agua y se tendrá una presión de poros negativa
(succión) igual a -ΔP/γw. Mientras que es resorte como no absorbe nada de la disminución de la
carga, ΔP, sigue igual que en su anterior estado, es decir como si estuviera soportando todavía las
cargas (P + ΔP).

σ' = (P + ΔP) y u = –ΔP

P+ P P
P P

u/w
P/

u=0 t=0 t>0 t=8


(-u)=P+ P u= - P - P<u<0 u=0
(-u)=P+ P P<(-u)<P+ P (-u)=P
v=0 v>0 v>0
(a) (b) (c) (d)
Figura 5.21. Modelo cilindro-resorte para la condición de descarga (Simons & Menzies, 2000)

Posteriormente con el pasar del tiempo, la viscosidad del fluido ya no puede evitar el
desplazamiento del pistón y entonces este comienza a ascender, aumentando así el compartimiento
debajo del pistón y permitiendo así la descompresión del resorte como se muestra en la Figura
5.21c. Entonces en este instante la disminución de la carga total será absorbida tanto por el resorte
como también por el fluido dentro del cilindro. Por lo tanto, en este instante la ecuación [5.50] se
mantiene constante, pero se producirá una reducción en la presión de poros negativa y un
disminución en la compresión del resorte.

P < σ' < (P + ΔP) y –ΔP < u < 0

Cuando ya ha transcurrido un tiempo suficiente (t = ), (Figura 5.21d) el aumento de presión de


poros negativa se disipa hasta llegar nuevamente a cero y el resorte solo soporte su propia peso o
carga P. Entonces en este instante se alcanza nuevamente el estado de equilibrio.

σ’ = (σ - u) = P y u=0

3.2. Generación de la presión de poros en el cargado y descargado de suelos reales

La estabilidad de las fundaciones y taludes en los suelos de grano fino saturados son altamente
dependientes del tiempo, debido a que el tamaño promedio de los poros interconectados es
demasiado pequeño, por lo que el desplazamiento del agua en los poros es retardado por medio de
las fuerzas viscosas.
La influencia de esta permeabilidad en los suelos influye muchísimo en la estabilidad del
mismo y esta permeabilidad varia muchísimo según el tipo de suelo. La permeabilidad del suelo es
la que decide si cuan rápido fluye el agua en los poros dentro del mismo.
a) En suelos arenosos que son altamente permeables, el drenaje causado por el aumento de la
presión de poros es completado inmediatamente. El drenaje del agua es acompañado por una
reducción de volumen de la masa de suelo, lo cual resulta en un asentamiento.
b) En suelos arcillosos, debido a que la conductividad hidráulica de las arcillas es muy pequeña, se
requerirá algún tiempo para que el exceso de presión de poros del agua se disipe y el incremento de
esfuerzo se transfiera gradualmente a la estructura del suelo.

Condición de carga.

Cuando se aplica una carga externa a una masa de suelo cuyos poros están saturados de agua, el
efecto inmediato es un aumento de la presión de poros. Lo cual hace que el agua en los poros fluya
hacia fuera de estos a través de los vacíos, con el resultado de que la presión de poros ira
disminuyendo y la carga aplicada se transfiere a la estructura del suelo. Hasta que al final el
esfuerzo total aplicado llegara a un equilibrio en el cual es soportado tanto por la estructura del
suelo como por el agua.
Este fenómeno es más notorio en un estrato de arcilla sujeto a una carga rápida, donde el flujo
de agua tiene dificultad de fluir debido a que los granos de la arcilla son finos y casi impermeables,
lo cual causa una retardación en el flujo de agua en los poros, produciendo un aumento en la presión
de poros. Este flujo como se muestra en la Figura 5.22 inicialmente debido al aumento de la presión
de poros tendrá una carga piezometrica elevada que a su vez esta en función de la carga inducida.
Esta carga influye de forma directa en el aumento de la presión de poros, ya que una mayor carga
producirá también un mayor aumento en la presión de poros. Esta carga piezometrica se ira
reduciendo a medida que pase el tiempo debido que el flujo de agua ira circulando a zonas de menor
presión. Posteriormente este suelo será capaz de soportar una mayor carga, debido a la
consolidación de la estructura del suelo. En el ejemplo de la Figura 5.22 se tiene un estrato de
arcilla que es cargado rápidamente por un terraplén. La distribución de la presión de poros con el
tiempo (isócronas), es mostrada por las alturas en los piezómetros para determinados transcursos de
tiempo.

t=0

Piezómetros

Talud t>0 u/ w
rapidamente
construido
Nivel de
la tierra
t>>0
Nivel del
agua
t=

Figura 5.22. Respuesta de la presión de poros de una arcilla saturada cargada rápidamente en forma
local. (Simons & Menzies, 2000)

Este proceso de drenaje gradual bajo la aplicación de una carga adicional y la transferencia del
exceso de presión de poros al esfuerzo efectivo causa un asentamiento en el estrato de arcilla del
suelo.
Para las fundaciones, la estabilidad crítica es a corto plazo porque la resistencia aumenta con la
consolidación a largo plazo. A corto plazo las presiones del agua son desconocidas y por
consiguiente no puede hacerse un análisis del esfuerzo efectivo a menos que la presión de poros
pueda ser estimada.
Cuando se teme la inestabilidad durante la construcción de un terraplén suele ser necesario
colocar drenes de arena en la cimentación para acelerar la disipación de la presión de poros, o una
construcción por etapas que de tiempo suficiente para que se disipe la presión de poros.

Condición de descarga.

Si se descarga una arcilla saturada, esto puede ocurrir por ejemplo en una excavación o corte,
entonces se produce una reducción del esfuerzo total. En un suelo de grano fino como la arcilla, la
viscosidad del fluido ofrece resistencia al flujo de agua en los poros y esto ayuda a la estructura del
suelo, aliviándola parcialmente de su carga externa, que provocaría una rápida expansión del
esqueleto del suelo y de una rápida succión en el agua dentro el suelo circundante. Es decir que en
la zona de influencia de la excavación se produce una presión de poros negativa (succión) debido a
que el esqueleto del suelo quiere expandirse producto del cambio de carga externa, pero al querer
expandirse los espacios vacíos entre las partículas tienden a querer llenarse o aspirar aire y/o agua
para ocupar el aumento de vacíos que genera la expansión del suelo. Con el tiempo, esta succión es
disipada por el drenaje del agua de la zona de alta presión de poros (no afectada por la excavación)
hacia el área de baja presión de poros (zona de influencia). Esta migración del agua causa un
aumento en el volumen del suelo en la zona de influencia, hinchazón del suelo y ablandamiento de
la estructura del suelo, dando lugar a una reducción en su resistencia. El mínimo factor de seguridad
ocurre en el equilibrio de la condición a largo plazo.
Por ejemplo, se considera la dependencia del tiempo que tiene la estabilidad de un corte según
se muestra en la Figura 5.23.

Nivel freático original

Zona de influencia
de la excavación
Zona
Nivel freático final
ho inafectada por
la excavación
hf u (+)
u (-) P
Presión de poros al
Línea equipotencial final de la excavación

Figura 5.23. Presión de poros en un corte a largo y corto plazo. (Simons & Menzies, 2000)

Durante la excavación el esfuerzo de corte sobre la superficie de falla aumenta. Después de


terminarse la excavación el esfuerzo de corte permanece constante, pero el esfuerzo efectivo sobre
la superficie de deslizamiento disminuye, de forma que el factor de seguridad también disminuye.
Se producirá la falla en el instante en que el factor de seguridad quede por debajo de la unidad.
La falla puede producirse durante la excavación. Si la excavación ha sido suficientemente
rápida para evitar la disipación del aumento de presión de poros causados por la descarga.
La reducción de los esfuerzos totales causa una reducción en la presión de poros del agua que
depende de la diferencia del cambio de esfuerzo y del tiempo que transcurre desde la excavación.
La consiguiente migración del agua causa el hinchazón de la estructura del suelo reduciendo la
resistencia del suelo y por lo tanto la estabilidad del mismo.
Para analizar el esfuerzo efectivo en función del tiempo transcurrido a partir desde que se hace
la excavación. Se ilustra mejor con un ejemplo práctico con valores supuestos. Entonces si al
principio el suelo tenía un esfuerzo total por decir de 100 Kpa, con 50 Kpa soportados por el agua
(u) y los 50 Kpa restantes soportados por las partículas (’), entonces al producirse la excavación se
reduce el esfuerzo total a 70 Kpa., se sabe que la relación =’+u se tiene que cumplir y que
producto de la excavación hay una disminución de la presión de poros inmediata y al principio el
esfuerzo efectivo absorbido por las partículas sólidas se mantiene constante entonces para cumplir
la relación =’+u se tiene 70=50+u entonces u se sabe que es 20 Kpa. Pero con el pasar del tiempo
debido al drenaje del agua el esfuerzo efectivo absorbido por las partículas sólidas va reduciendo y
la presión de poros tiende a recuperar su presión inicial pero el esfuerzo total ya no cambia entonces
para cumplir con la ecuación =’+u se tiene 70=’+50 se tiene que ’=20 Kpa. Lo que se refleja
en el factor de seguridad que sabemos es sinónimo de la estabilidad del terreno, y que según lo visto
anteriormente la deformación del terreno esta en función del esfuerzo efectivo por lo tanto mientras
el esfuerzo efectivo vaya reduciendo entonces el factor de seguridad también lo hará, sin embargo al
principio se produce una disminución del factor de seguridad pese a que el esfuerzo efectivo se
mantiene constante, esto es debido al aumento del esfuerzo de corte en la superficie de falla.

4. Esfuerzos y deformaciones elásticas en los suelos.

Cuando un material es sujeto a esfuerzos, este responde con deformaciones. Entonces es necesario
trazar una historia de los cambios entre los esfuerzos y las deformaciones y así obtener una curva
esfuerzo-deformación.
El ingeniero debe comprobar que las deformaciones producidas en el suelo al aplicar las cargas
exteriores son menores a la deformación admisible y así asegurar la estabilidad del suelo. Para esto
el ingeniero debe obtener la curva esfuerzo deformación del suelo.
El grado de deformación producido por un esfuerzo dependerá de la composición, relación de
vacíos, historia del esfuerzo, y forma en que se apliquen los nuevos esfuerzos. Para poder hallar la
deformación de un suelo muchas veces es mejor medir directamente las deformaciones producidas
en un ensayo de laboratorio bajo los esfuerzos que existirán en el terreno real. En otros casos, suele
ser muy útil recurrir a conceptos y formulas de la teoría de elasticidad.
Con este fin se han desarrollado ensayos y descripciones matemáticas que parten de las teorías
clásicas de la elasticidad y plasticidad. Sin embargo, los suelos se diferencian mucho de otros
materiales, debido a su naturaleza porosa y compuesta de partículas. El comportamiento de un
material perfectamente elástico solo depende de sus condiciones inicial y final, independientemente
del camino que tomen durante el cargado o descargado, esto debido a que presentan un
comportamiento lineal. En cambio los suelos no solo depende de su condición inicial y final sino
además del camino durante el cargado o descargado y de la historia previa al cargado o descargado.
En resistencia de materiales se estudio los esfuerzos en cuerpos rígidos, continuos, homogéneos,
elásticos, afectados por fuerzas externas. Los suelos no son cuerpos ni rígidos, ni continuos, ni
homogéneos, ni elásticos. Por lo tanto la determinación de los esfuerzos y deformaciones en los
suelos es una tarea muy difícil. Sin embargo el análisis con la teoría de la elasticidad es muy simple
y solo involucra a dos constantes, el modulo de Young y el índice de Poisson. Entonces si se asume
que el suelo es un material isotrópico, elástico, se facilita muchísimo el análisis para poder predecir
el comportamiento de los suelos cuando son sometidos a cargas externas. Para este análisis solo se
tiene que determinar el modulo de Young y el índice de Poisson mediante ensayos de laboratorio o
de campo.
Independientemente de que en algún caso particular pueda resultar útil usar valores del modulo
de elasticidad y/o del índice de Poisson, debe tenerse muy en cuenta que el módulo de elasticidad o
de Young y el índice de Poisson no son constantes de un suelo, sino más bien magnitudes que
describen aproximadamente el comportamiento de un suelo para un estado de esfuerzos dado y que
cambiarán, quizás radicalmente, si cambia el estado de esfuerzos o si los esfuerzos se aplican de
distinta manera.
Es necesario asumir que las deformaciones en los suelos son pequeñas (infinitesimales) para
poder aplicar el principio de la mecánica de los cuerpos elásticos a los suelos. El suelo solo puede
sostener esfuerzos de compresión. A continuación se explicara detalladamente los conceptos de la
teoría de la elasticidad, orientado a los suelos.

4.1. Ley de Hooke.

Los esfuerzos y deformaciones para un suelo lineal, isotrópico y elástico son relacionados con la ley
de Hooke. Para un estado de esfuerzo general como se muestra en la Figura 5.24, según la ley de
Hooke se tiene:

x x
1   0 0 0
y y
 1  0 0 0
z   1 0 0 0 z
1 [5.51]
 .
 xy  0 0 0 2 ( 1 ) 0 0  xy

yz 0 0 0 0 2 ( 1 ) 0 y z
0 0 0 0 0 2 ( 1 )
 zx  zx

Donde
E es el módulo de Young o de elasticidad y  es el índice de Poisson.
La ecuación [5.51] es llamada ecuación elástica o ecuaciones constituyentes del esfuerzo-
deformación elástico. De esta ecuación se obtiene, por ejemplo:

2  1  v  
 zx    zx  zx [5.52]
E G
Donde
E
G [5.53]
2  1  v 

G es el módulo de corte.
Se llamaran a E, G, y υ parámetros elásticos. Solamente dos de estos parámetros, E o G y υ, se
requieren para solucionar los problemas que se ocupan de los materiales isotrópicos, elásticos. Si se
conocen E y υ se puede calcular G de la ecuación [5.53]. El índice de Poisson para los suelos no es
fácil de determinar y una manera directa de obtener G es sujetar el material a fuerzas cortantes
como se describió en la sección 1.1. Para materiales elásticos no lineales, se usa la ecuación [5.51]
para hallar el módulo tangente o el módulo secante y los cálculos se hacen incrementalmente para
pequeños aumentos de esfuerzo.
Los módulos elástico y de corte para los suelos dependen de la historia del esfuerzo, de la
dirección del cargado, y de la magnitud de las deformaciones. Los valores típicos de E y de G se
muestran en la Tabla 5.3.
Tabla 5.3. Típicos valores de E y G.
Tipo de suelo descripción E*(MPa) G*(MPa)
Arcilla Suave 1-15 0.5-5
Media 15-30 5-15
Dura 30-100 15-40
Arena Suelta 10-20 5-10
Media 20-40 10-15
Densa 40-80 15-35
* Esto es el módulo elástico secante para condiciones drenadas.

Z z, z
Y

zx
zy xz
yz
A
x , x
yx
xy
y, y
X
Figura 5.24. Estado de esfuerzos general. (Budhu, 2000)

4.2. Esfuerzos principales.

Como ya se menciono anteriormente los esfuerzos principales se obtienen cuando no hay ningún
esfuerzo de corte. En cualquier punto sometido a esfuerzos existen 3 planos ortogonales (es decir,
perpendiculares entre sí) en los cuales los esfuerzos tangenciales o de corte son nulos. Estos planos
se denominan planos principales. Los esfuerzos normales que actúan sobre estos tres planos se
denominan esfuerzos principales. En resumen Los esfuerzos principales son esfuerzos normales a
un plano con esfuerzo de corte igual a cero.
El más grande de estos tres esfuerzos principales se denomina esfuerzo principal mayor 1; el
más pequeño es el esfuerzo principal menor 3 y el tercero es el esfuerzo principal intermedio 2.
Si los esfuerzos aplicados a un suelo son esfuerzos principales, entonces la ley de Hooke se
reduce a:

 1   1       1 
   1   1      [5.54]
 2 E    2
 3      1   3 

La matriz en el lado derecho de la ecuación [5.53] es llamada matriz de conformidad.

La inversa de la matriz [5.53] es:

 1  1       1 
   E   1     2  [5.55]
 2  1     1  2    
 3     1     3 
La matriz en el lado derecho es llamada matriz de rigidez. Si se conoce los esfuerzos y los
parámetros del material E y , se puede utilizar la ecuación [5.54] para calcular las deformaciones.
En cambio si se conocen las deformaciones y los parámetros del material E y , se puede utilizar la
ecuación [5.55] para calcular los esfuerzos.

4.3. Desplazamientos de las deformaciones y fuerzas de los esfuerzos.

Los desplazamientos y fuerzas son obtenidos por integración. Por ejemplo, el desplazamiento
vertical.Δz, es:

z   z dz [5.56]

y la fuerza axial es:


Pz   z dA [5.57]
Donde:
dz = Altura o espesor del elemento
dA = Área del elemento.

4.4. Estado de deformación Plana.

Hay dos condiciones en los esfuerzos y deformaciones que son comunes en la ingeniería
geotécnica. Uno es la condición de la deformación plana en la cual la deformación en una
dirección es cero, en los muros de contención y cimientos largos, la deformación longitudinal será
cero y = 0, produciendo un estado de deformación plana. Para ilustrar mejor este estado de
deformación se considerara como ejemplo de un elemento del suelo, A, detrás de un muro de
contención como se muestra en la Figura 5.25. Debido a que el desplazamiento que comúnmente
ocurre en la dirección Y es pequeño (y) comparado con la longitud en esa dirección, la
deformación tiende a cero; es decir, y = y/y  0. Entonces se puede asumir que el elemento A del
suelo está bajo la condición de la deformación plana. Puesto que se esta considerando esfuerzos
principales, tras las direcciones de X, Y, y Z o 3, 2, y 1 respectivamente. En el caso del muro de
contención en la dirección Y (dirección 2) la deformación es igual a cero por lo tanto 2 = 0
reemplazando esto en la ecuación [5.54]. La ley de Hooke para una condición de deformación plana
es:

1
1   1      1     3  [5.58]
E

1
3   1      3     1  [5.59]
E

 2     1   3  [5.60]

En forma matricial. Las ecuaciones [5.58] y [5.59] se convierten en:

 1  1   1       1 
     [5.61]
 3  E    1     3 
La inversa de la ecuación [5.61]:

 1  E 1      1 
    
1     3 
[5.62]
 3  1  v   1  2v   
z Muro de
contención
Z (1)
x A
Y (2)
y , y = 0
X (3)

Figura 5.25. Condición de deformación plana para un elemento de suelo detrás de un muro de
contención. (Budhu, 2000)

4.5. Simetría Axial o Condición Axisimétrica.

La otra condición que ocurre en problemas prácticos es la simetría axial o condición axisimétrica
donde dos esfuerzos son iguales. Como ejemplo de esto se puede considerar un tanque de agua o de
aceite fundado en una masa de suelo como se muestra en la Figura 5.26.
Z

Tanque

z
z

r = 

Figura 5.26. Condición axisimétrica en un elemento de suelo bajo el centro de un tanque. (Budhu,
2000)

Los esfuerzos radiales (r) y el esfuerzo circunferencial () en un elemento cilíndrico del suelo
directamente debajo el centro del tanque son iguales debido a la simetría axial. El tanque de aceite
aplicará un esfuerzo vertical uniforme (axial) en la superficie del suelo y el elemento del suelo será
sujeto a un aumento en el esfuerzo axial, z = 1 que producira un aumento en el esfuerzo radial,
r =  = 3. Ningún elemento del suelo debajo del borde del tanque estará bajo condiciones
axisimétricas, puesto que las tensiones en el borde del tanque son todas diferentes; no hay simetría.
La ley de Hooke para condiciones axisimétricas es:

  1  2     3 
1
1  [5.63]
E
 1      3     1 
1
3  [5.64]
E

O, en forma matricial:

 1  1  1  2     1 
    
    3 
[5.65]
 3  E  

CAPITULO SEIS
Resistencia al corte.
Es fácil describir el comportamiento que tendrá el bloque mostrado en la Figura 6.1a, si la
superficie en que se apoya el bloque se inclinara progresivamente.

(a) (b)
Figura 6.1. Bloque que se desliza sobre una superficie inclinada.
(a) Bloque encima de una superficie plana. (b) Fuerzas resultantes debido a la inclinación.

En la Figura 6.1b se observa que mientras esta superficie va inclinándose aparecen fuerzas que
actúan en la superficie de contacto, siendo F una fuerza resultante de varios factores que ocasionan
que el elemento se deslice sobre la superficie, mientras que T es una fuerza originada por el
contacto del elemento con la superficie (rugosidad) que impide que el elemento se deslice. Mientras
la inclinación de la superficie vaya incrementando también lo hará la fuerza resultante F, finalmente
para una determinada inclinación el valor de F superará a T lo que ocasionara que el elemento ceda
y empiece a deslizarse, lo que se llamará falla.



Figura 6.2. Esfuerzo de corte generado en la superficie de contacto.

La Figura 6.2 muestra más de cerca lo que ocurre en la superficie de contacto a la que se llamará
superficie de corte, la inclinación de la superficie genera un esfuerzo de corte  que va
incrementándose. Mientras el elemento no ceda, puede decirse que el sistema presenta cierta
resistencia al corte. Sin embargo, para una determinada inclinación el esfuerzo de corte superará a
la resistencia que ofrece la rugosidad, lo que producirá una falla y el elemento sedará, entonces
podría decirse que el sistema ha fallado al corte. Este ejemplo ilustra lo que es la resistencia al corte
de los suelos.
El comportamiento presentado en la Figura 6.2 es similar al que ocurre con las partículas que
componen un suelo, dentro la masa de suelo como se muestra en la Figura 6.3, las partículas están
constantemente sometidas a una fuerza resultante N que es normal a la superficie de corte producto
de la acción de una carga externa o el peso propio.

N
rte
ie d e co
F
erfic
Sup

N
Figura 6.3. Fuerzas surgidas por el contacto interpartícular.

Esta fuerza normal originará la fuerza resultante F que genera el esfuerzo de corte, la cohesión
entre las partículas contribuye a que la masa de suelo ofrezca resistencia al corte representado por la
fuerza T, por lo que la resistencia al corte del suelo dependerá de la interacción las partículas. La
superficie de corte en una masa de suelo tiene la tendencia a ser circular y no plana, en la Figura 6.4
se muestran dos ejemplos donde comúnmente el suelo falla al corte.

(a) (b)
Figura 6.4. Situaciones donde se genera la falla al corte del suelo.
(a) Talud. (b) Fundación.

Existen muchas situaciones donde se requiere conocer el comportamiento de suelo en lo que


respecta al corte, por lo cual muchos investigadores han desarrollado relaciones matemáticas sobre
la base de las teorías clásicas de la elasticidad y plasticidad de los materiales. Sin embargo, los
suelos se diferencian mucho de otros materiales como ser el acero y el concreto, debido a que está
constituido de una innumerable cantidad de partículas que dan al suelo propiedades físicas distintas.

Circulo de esfuerzos de Mohr.

La Figura 6.5a muestra un talud donde se produce una falla típica al corte en el suelo, se ha ubicado
un elemento representativo de suelo en la superficie de corte, la Figura 6.5b muestra que este
elemento de suelo está sometido a esfuerzos normales y de corte que actúan en todas las caras de
este.


z
(a)
z

 zx
x F  F
 xz 
x x x
 xz 
  xz
E  E  zx
zx
z
z
(b) (c)
Figura 6.5. Estado de esfuerzos de un elemento de suelo en la superficie de corte.
(a) Elemento ubicado en la superficie de corte. (b) Esfuerzos que actúan en las caras del elemento.
(c) Esfuerzos que actúan en el prisma triangular.

La notación que se emplea para los esfuerzos normales es la letra griega  con un subíndice que
corresponde a la cara sobre la que actúa, tomando la cara el nombre del eje al que es perpendicular.
El esfuerzo cortante se representa con la letra griega  con un doble subíndice, correspondiendo el
primero a la cara sobre la que actúa y el segundo a la dirección en que lo hace dentro de aquella
cara. Por lo general se asume que z > x y que zx es numéricamente igual a xz, debido a que el
elemento de suelo se encuentra en equilibrio estático.
En la Figura 6.5c se ha apartado el prisma formado por los lados inferiores del elemento y el
plano de falla definido por EF con un área A, que a diferencia de la superficie de corte describe un
deslizamiento plano y  es el ángulo de inclinación de este plano respecto a la cara inferior del
elemento, donde actúan los esfuerzos  y . El elemento prismático está en equilibrio estático por lo
que aparecen esfuerzos que actúan en todas las caras de este.
Entonces, resolviendo las fuerzas normales al plano EF, se tendrá que:

 A  x  A  sin  sin    z  A cos  cos    xz  A sin  cos    zx  A cos  sin 

Se sabe que xz = zx, por la condición de equilibrio, simplificando A y aplicando las relaciones
trigonométricas:

1  cos 2 1  cos 2
cos 2   sin 2   2  sin   cos   sin 2
2 2
Se tendrá que:
1 1
   x  1  cos 2    z  1  cos 2   xz  sin 2
2 2
Factorizando:
1 1
    x   z      x   z   cos 2   xz  sin 2 [6.1]
2 2

Por otra parte, resolviendo las fuerzas paralelas al plano EF se tendrá que:

 A  x  A  sin   cos   z  A  cos   sin   xz  A  sin   sin    zx  A  cos   cos 

Siguiendo un desarrollo similar al anterior se tendrá que:

1
    z   x   sin 2   xz  cos 2 [6.2]
2

Con las ecuaciones [6.1] y [6.2], se determinan el esfuerzo normal y de corte que actúan en
plano de falla. Los planos en los que aparecen los esfuerzos normales máximo y mínimo se obtienen
anulando la derivada de la ecuación [6.1] respecto de , lo que se tendrá:

2   xz
tan 2  [6.3]
x  z

Análogamente, los planos de esfuerzo cortante máximo quedan definidos por:

x  z
tan 2  [6.4]
2   xz

La ecuación [6.3] da dos valores de 2 que difieren en 180º, por lo que los planos de esfuerzo
normal máximo y mínimo son perpendiculares entre si. Lo mismo ocurre en la ecuación [6.4] con
los planos de esfuerzo cortante máximo, que están también a 90º. Los planos donde el esfuerzo
cortante es nulo se determinan haciendo  = 0 en la ecuación [6.2], lo que resulta:
2   xz
tan 2 
x  z

Esta ecuación es idéntica a la ecuación [6.3], por consiguiente los esfuerzos normales máximo y
mínimo tienen lugar en los planos de esfuerzo cortante nulo. Los esfuerzos normales máximo y
mínimo se llaman esfuerzos principales, representados por: 1 y 3 respectivamente y actúan en los
planos principales. La relación de la ecuación [6.4] es recíproca y de signo contrario a la ecuación
[6.3], lo que indica que los valores de 2 definidos por ambas difieren en 90 , lo que significa que
los planos de esfuerzo cortante máximo están inclinados 45º respecto a los planos de los esfuerzos
principales. Sustituyendo los valores de 2 de las ecuaciones [6.3] y [6.4] en las ecuaciones [6.1] y
[6.2] se obtienen los esfuerzos principales y de corte máximos que serán:

z x  x    x  z 
2 2

 max    z    xz  max      xz 
2 2

2  2   2 
Por lo tanto, el esfuerzo principal mayor será:

z x  x 
2

1    z    xz
2
[6.5]
2  2 
y el esfuerzo principal menor será:

z x  x 
2

3    z    xz2 [6.6]
2  2 

Por otro lado, las ecuaciones [6.3] y [6.4] pueden escribirse:


2 2
 1  1 
  2    x   z    2    z   x   cos 2   xz  sin 2
   

2
1 
2      z   x   sin 2   xz  cos 2
 2 

Sumando miembro a miembro estas ecuaciones se tendrá que:

2 2
  1 
  2   x   z      2   x   z    xz
1 2 2
   

Esta ecuación, tiene la forma analítica de una circunferencia del tipo:

  C    2  r 2
2

El centro de la circunferencia se ubica sobre el eje  en el punto C y con radio r que serán:

2
1 1 
C    x   z  r     x   z     xz2
2 2 

La Figura 6.6 muestra la circunferencia graficada en el espacio (, ).

3 C 1 

Figura 6.6. Círculo de esfuerzos de Mohr.


Con el círculo de esfuerzos de Mohr puede determinarse el esfuerzo normal y el esfuerzo de
corte para cualquier plano del elemento de suelo. En la Figura 6.7a se muestra los esfuerzos que
actúan en los diversos planos de un elemento de suelo y en la Figura 6.7b se han ubicado todos
estos en el círculo de esfuerzos de Mohr.

z  x

z R 
x xz
 zx  Q
 F
 xz
x
 xz  x x 3 C  1 

E  zx

z zx M
z

(a) (b) z

Figura 6.7. Ubicación de los esfuerzos en el círculo de esfuerzos de Mohr.


(a) Esfuerzos que actúan en el elemento. (b) Esfuerzos ubicados en el círculo.

La combinación de esfuerzos (z, zx) y (x, -xz) que actúan en las caras del elemento son
ubicados en el círculo en los puntos R y M respectivamente que forman el diámetro RM. Los
esfuerzos normales de compresión son considerados positivos y el esfuerzo de corte será positivo
según a la dirección que tenga en el eje. El plano de falla EF es representado por el radio CQ que
esta ubicado a 2 respecto al eje z, este ángulo de inclinación del plano de falla es medido en contra
a las manecillas del reloj en el círculo de Mohr. Las coordenadas del punto Q representa la
combinación de esfuerzos en el plano de falla.
Sin embargo, existe otra forma práctica para determinar los esfuerzos que actúan en cualquier
plano del elemento de suelo, esta técnica es conocida como el método del polo.

z 

z R 
x xz
D  zx C  Q
 F
 xz
x
 xz  x x 3 C 1 

A E  zx B

M
z P 
z zx

(a) (b)
Figura 6.8. Método del polo.
(a) Esfuerzos que actúan en el elemento. (b) Esfuerzos ubicados en el círculo.

La Figura 6.8a muestra a todos los esfuerzos que actúan en las caras del elemento, que están
ubicados en la Figura 6.8b representados por los puntos R y M, la cuerda segmentada MP es
paralela a la cara AB del elemento y la cuerda PQ es paralela al plano de falla. Las coordenadas del
punto Q será la combinación de esfuerzos que actúan en el plano de falla.
Si se aplican únicamente los esfuerzos normales en el elemento evitando los esfuerzos de corte
en las caras, los esfuerzos normales corresponderán a los esfuerzos principales máximo y mínimo
de las ecuaciones [6.5] y [6.6], siendo: z = 1 y x = 3.

z 

1
 Q
 F

3
 3 x 3 C 1 

1

(a) (b)
Figura 6.9. Elemento libre de esfuerzos de corte.
(a) Esfuerzos normales máximo y mínimo en el elemento. (b) Esfuerzos en el círculo.

En esta condición los ejes x y z se confunden con el eje , por lo que el plano de falla se ubica a
2 del eje  como muestra la Figura 6.9b.

Condiciones de drenaje.
El agua tiene una importante influencia en el suelo y también en la resistencia al corte. Se puede
comparar al suelo con una esponja, en el sentido de que tanto la esponja como el suelo son
materiales que contienen espacios vacíos en su interior (poros), por lo que ambos pueden almacenar
cierta cantidad de agua. Si se aplica una carga uniforme a una esponja saturada de agua, el esfuerzo
() que transmite esta carga a los poros ocasionará que el agua salga por los orificios de esta, lo
hará con facilidad si el tamaño de los orificios es grande como el caso de la Figura 6.10a. Sin
embargo, la Figura 6.10b muestra que si los orificios son muy pequeños y se aplica la misma carga,
el agua no saldrá con la misma facilidad que en el primer caso, esta requiere más tiempo. Este
mismo comportamiento se aprecia en los suelos.

q1 q1 q2 q2

q1 > q 2
(a) (b)
Figura 6.10. Ejemplo del drenaje en suelos.
(a) Esponja de orificios grandes. (b) Esponja de orificios muy pequeños.
Los suelos de grano grueso como ser arena y grava permiten un drenaje inmediato del agua al
estar sometidos bajo un esfuerzo, debido a su alta permeabilidad asemejándose al caso de la Figura
6.10a. Mientras que la Figura 6.10b muestra el comportamiento de los suelos finos como la arcilla,
debido a que el esfuerzo es aplicado instantáneamente el agua no puede salir con facilidad por la
baja permeabilidad del suelo, lo que origina una presión interna adicional en los poros a la que se
llama exceso de presión de poros (u). Sin embargo, si la carga que origina este esfuerzo fuera
aplicada muy lentamente hasta su totalidad, de tal forma que la presión interna que originaría esta
carga en los poros se disiparía conforme al aumento gradual de la carga, en ningún momento se
originaría un exceso de presión de poros.
En el capítulo anterior, se estableció que se tendrán condiciones drenadas cuando la masa de
suelo sometida a un esfuerzo no tenga un exceso de presión de poros (u = 0), por lo cual a los
parámetros de resistencia al corte se los llamara efectivos (') y se tendrán condiciones totales
cuando exista un exceso de presión de poros (u > 0) que irá disipándose gradualmente a lo largo
del tiempo, por lo que a los parámetros de resistencia al corte para este caso se los llamara totales
(). Para el caso de suelos de grano grueso se tendrán condiciones drenadas a corto y largo plazo,
en cambio para los suelos finos se tendrán condiciones totales (u =  y ' = 0) a corto plazo y
condiciones drenadas (u = 0 y ' = ) a largo plazo.
La Figura 6.11, muestra un terraplén que se ha construido rápidamente en un suelo arcilloso
saturado de agua, inmediatamente se han instalado piezómetros en distintos lugares para medir la
presión de poros del suelo. Debido a que el terraplén fue construido rápidamente, este ha inducido
una carga que transmite un esfuerzo  a cada poro, lo cual para un tiempo de t = 0 (condición a
corto plazo) se aprecia un exceso de presión de poros (u = , para un tiempo t > 0 y t >> 0
(condición a mediano plazo) esta presión va disminuyendo, hasta que a largo plazo (t = ) esta se
disipa por completo (u = 0.

t=0

Terraplén construido
rápidamente
t>0 u/w

t >> 0
t=

Piezómetros

Figura 6.11. Incremento de la presión de poros por el terraplén (Simons & Menzies, 2000).

El exceso de presión de poros es determinado utilizando la siguiente expresión:

u = w·hp [6.7]
Donde:
w = Peso unitario del agua.
hp = Variación de la altura piezométrica debida a la carga.
En el caso de los suelos de grano grueso la acción de una carga que origina el drenado produce
una variación inmediata y pequeña en el volumen, sin embargo en el caso de los suelos finos la
acción de la carga no produce ninguna variación inmediata del volumen a corto plazo, sino que la
variación del volumen será consecuente al drenado hasta que a largo plazo para la condición
drenada se producirá el cambio total de volumen. Todos los suelos siempre llegarán a un estado
drenado (parámetros efectivos), por lo que este estado constituye ser un campo común para analizar
la resistencia al corte.

Condiciones de esfuerzos previos.


Los suelos en su estado natural constantemente están sometidos a esfuerzos que cambian con el
paso del tiempo y como consecuencia el suelo se consolida, la forma de consolidación tiene una
significativa influencia en la resistencia al corte que presente el suelo.
En la Figura 6.12 se muestra al punto A de un suelo sujeto a distintos esfuerzos efectivos en su
historia geológica. Inicialmente (t = 0) el punto A se encuentra sobre la superficie de terreno
natural, a continuación se deposita una capa de suelo h1 (t = 1), luego se erosiona este material hasta
una altura h2 (t = 2), finalmente se presenta deposición del suelo y el punto A se encuentra bajo el
suelo con una altura h3 (t = 3). Este proceso es muy lento y por lo que la lenta deposición del
material no ocasiona un exceso de presión de poros, como resultado se mantendrá el nivel de agua
constante.
t=3

t=1 h2

h1

t=2
h3
t=0

Figura 6.12.Variación de espesores en un perfil de suelo (Simons & Menzies, 2000).
Este suelo en su historia geológica ha estado siempre sometido a esfuerzos y el orden en que
estos se aplican estos influirá en la consolidación.

e
e t=0

Línea de expansión
e t=2
e t=1
e t= Línea de consolidación
3
normal

't=0 't=2 ' t=1 ' t= 3 log '


Figura 6.13.Línea de consolidación del suelo.
En la Figura 6.13 se ha graficado el índice de vacíos en función del esfuerzo efectivo en escala
logarítmica y puede apreciarse de mejor forma la influencia de estos esfuerzos en la historia
geológica del suelo durante la consolidación. Una consolidación lenta y continua del suelo produce
teóricamente una línea de consolidación normal que será una línea recta cuando el esfuerzo (')
está en escala logarítmica. Inicialmente (t = 0) el suelo tiene un cierto índice de vacíos y a su vez un
determinado volumen, mientras el esfuerzo aumenta el índice de vacíos decrece por lo cual se
expulsa algo de agua de los poros y el suelo cambiará de volumen; a este proceso se lo llama
consolidación. Si en algún momento el esfuerzo reduce con respecto al último aplicado mientras
aun este saturado, como el caso del estado t = 2, se presenta una expansión en el suelo la cual
describirá una trayectoria lineal llamada línea de expansión, pero este incremento de volumen no
seguirá un comportamiento lineal con respecto a la línea de consolidación normal. Cuando actúa el
esfuerzo de t = 3 nuevamente el índice de vacíos decrece siguiendo la trayectoria de la línea de
expansión, para luego ajustarse a la trayectoria de la línea de consolidación normal. Si el proceso
continuara se tendría una reducción gradual del volumen hasta que se alcance un equilibrio entre el
suelo y el esfuerzo de consolidación.
Se dice que un suelo está normalmente consolidado (NC) cuando el esfuerzo que actúa es mayor
a cualquier otro que actuó en toda su historia geológica, como el caso del estado t = 3. Se dirá que el
suelo está sobreconsolidado (SC) cuando el esfuerzo actuante es menor a algún esfuerzo anterior en
la historia geológica del suelo, como es el caso del estado t = 2.

%w
a
Desarrollo de
una arcilla NC

b Descarga (sobreconsolidación)

Deposición

Deposición

Erosión
d
c Máxima
presión
Erosión
efectiva
que ha
' estado
 sujeta
la
arcilla

OCR
c
d Lecho
lacustre
NC
a b
' a
b c d
(a) (b)
Figura 6.14. Arcilla normalmente consolidada y sobreconsolidada.
(a) Variación del contenido de humedad y el esfuerzo de corte, respecto al esfuerzo efectivo de
consolidación. (b) Niveles de deposición y erosión en toda la historia geológica.
La Figura 6.14 muestra un ejemplo del proceso de consolidación de un suelo arcilloso en un
lecho lacustre, en la Figura 6.14a se observa la variación del contenido de humedad y el esfuerzo de
corte, respecto al esfuerzo efectivo de consolidación y en la Figura 6.14b se ve gráficamente el
proceso de deposición en la historia geológica del suelo.
El punto ―a‖ representa las condiciones en que se encuentra la arcilla inmediatamente después de
su deposición en un lecho lacustre, la deposición de más arcilla provoca el incremento del esfuerzo
efectivo y una reducción del contenido de humedad. El estado representado por el punto ―b‖
corresponde a la arcilla normalmente consolidada, en el sentido de que ésta no ha estado sujeta a un
esfuerzo efectivo mayor al actual en toda su historia geológica. El punto ―c‖ corresponde a un
estado de mayor deposición y por ende al máximo esfuerzo efectivo que actúa en toda su historia
geológica, este esfuerzo es llamado presión de sobreconsolidación, finalmente el punto ―d‖
representa un estado de descarga debido a erosión, donde la arcilla está sobreconsolidada. La
descarga está acompañada por un incremento del contenido de humedad debido a la expansión, pero
dicho incremento está muy lejos que reflejar la reducción del contenido de humedad durante la
consolidación. Aunque la arcilla en el punto ―d‖ está bajo el mismo esfuerzo efectivo que el punto
―b‖, el contenido de humedad de una arcilla sobreconsolidada es considerablemente menor. Las
partículas están en un estado de empaquetamiento mas denso y consecuentemente la resistencia al
corte del suelo es mayor que la de una arcilla normalmente consolidada.
La consolidación del suelo, se evalua con el índice de sobreconsolidación OCR, que es a la
relación entre el esfuerzo efectivo máximo aplicado en la historia geológica del suelo llamado
también esfuerzo esfectivo de preconsolidación y el esfuerzo efectivo actual, que será:
 0'
OCR  [6.8]
'
Donde:
'0 = Esfuerzo efectivo de preconsolidación.
' = Esfuerzo efectivo actual.

Cuando el valor de OCR > 1, se dirá que el suelo es sobreconsolidado y se ubicada en cualquier
punto de la línea de expansión, cuando el valor de OCR = 1 el suelo se denomina como
normalmente consolidado y siempre se ubica en la línea de consolidación normal.

1. Respuesta de los suelos a esfuerzos de corte.


Desde un punto de vista de consistencia, los suelos pueden ser agrupados en dos tipos: los suelos
que presentan cohesión y los que poseen muy poca o ninguna.
Los suelos del Tipo I representarán a las: arenas sueltas, arcillas ligeramente sobreconsolidadas y
normalmente consolidadas (OCR  2). En cambio los suelos del Tipo II representarán a las: arenas
densas y arcillas sobreconsolidadas (OCR > 2) (Budhu, 2000).
La Figura 6.15 muestra a dos elementos de suelo del tipo I y II que son ensayados a cortante
puro en estado drenado, ambos están sometidos a un esfuerzo normal z y de confinamiento x, que
transmiten esfuerzos efectivos y de corte a las caras del elemento, el estado original del elemento de
suelo se muestra en la Figura 6.15a. Si se mantienen constantes el esfuerzo normal y de
confinamiento, el elemento de suelo se distorsionara deformándose horizontalmente una cantidad
x ha medida que se aplica el cortante. Durante el ensayo los suelos del Tipo I se comprimen,
mientras que los suelos del tipo II se expanden, ambos varían una cantidad z respecto a la altura
inicial H0 como muestra la Figura 6.15b y c respectivamente. La distorsión del elemento es medida
con la deformación angular zx y la compresión o expansión con la deformación unitaria vertical z.
z
z
z z
x
x  Expansión
 z
z
zx zx
Compresión

 
H0 x
x

x x
(a) (b) (c)
Figura 6.15. Distorsión debida al cortante puro en suelos del Tipo I y II (Budhu, 2000).
(a) Elemento de suelo en su estado original. (b) Suelo del Tipo I. (c) Suelo del tipo II.

Para los suelos del Tipo I se tendrá que:


x z
 zx  z 
H0 H0

Para los suelos del Tipo II se tendrá que:

x z
 zx  z 
H0 H0

La Figura 6.16 muestra la variación del esfuerzo de corte respecto a la deformación angular.
Para los suelos del Tipo I, se observa un incremento gradual en el esfuerzo de corte con el aumento
de la deformación angular hasta un valor que tiende a mantenerse constante, a este valor se lo
llamará esfuerzo de corte crítico (cr). En el caso de los suelos del Tipo II, el esfuerzo de corte crece
rápidamente hasta alcanzar un valor pico que se lo llamara esfuerzo de corte pico (p), luego
decrecerá hasta un valor correspondiente al esfuerzo de corte crítico donde tenderá a mantenerse
constante.

p Suelos tipo II

Suelos tipo II-A

 cr Crítico

r Residual
Suelos tipo I

 pico  zx

Figura 6.16. Esfuerzo de corte respecto a la deformación angular (Budhu, 2000).


En algunas arcillas sobreconsolidadas el valor del esfuerzo de corte crítico disminuye aun más
conforme al aumento la deformación angular, hasta alcanzar un valor de esfuerzo denominado
esfuerzo de corte residual (r), tolerando una mayor deformación. A los suelos con esta
particularidad especial se los identifica como los suelos del Tipo II-A.
Dos suelos sobreconsolidados con diferentes índices de sobreconsolidación pero con una similar
composición mineralógica, exhibirán diferentes valores de: esfuerzo de corte pico y expansión
volumétrica. Por lo que índices de sobreconsolidación mayores resultan en una mayor expansión y
valores más elevados de esfuerzo de corte pico (Budhu, 2000).
z
Suelos tipo I
Compresión

 pico 
zx
Expansión

 z
Suelos tipo II
zx

Figura 6.17. Variación de la deformación unitaria respecto a la angular (Budhu, 2000).

La Figura 6.17 muestra la variación de la deformación unitaria vertical respecto a la deformación


angular. Los suelos del Tipo I se comprimen conforme al aumento de la deformación angular, como
consecuencia la Figura 6.18 muestra que el índice de vacíos decrecerá hasta mantenerse constante, a
este valor constante se lo conoce como el índice de vacíos crítico (ecr). En el caso de los suelos del
Tipo II, existe una ligera compresión inicial (atribuida al ajuste de las partículas) y luego el suelo
procede a expandirse (Figura 6.17), en la Figura 6.18 se observa que el índice de vacíos variará
hasta llegar al valor crítico.
e

Suelo tipo I

Indice de vacíos crítico

e cr

Suelo tipo II

 zx
Figura 6.18. Índice de vacíos respecto a la deformación angular (Budhu, 2000).

Las Figuras 6.16, 16 y 18, muestran la respuesta típica de los suelos al cortante para valores
constantes de los esfuerzos z y x. Si únicamente se hace variar este esfuerzo normal z a diversos
valores constantes cada vez mayores y nuevamente se somete el elemento a deformación angular, la
respuesta de estos suelos al cortante presentará variantes de interés.
En la Figura 6.19 se observa que en el caso de los suelos del Tipo I, el aumento del esfuerzo
efectivo normal produce un incremento en el valor del estado de esfuerzo de corte crítico, es decir
que para un elevado esfuerzo efectivo normal se tendrá un elevado esfuerzo de corte crítico. Para el
caso de los suelos de Tipo II, el esfuerzo de corte pico tiende a desaparecer con el aumento del
esfuerzo efectivo normal.
 Esfuerzo de corte crítico
Esfuerzo de corte pico

Incremento del esfuerzo


efectivo normal

Suelos tipo II
Suelos tipo I

zx

Figura 6.19. Esfuerzo de corte en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).

La Figura 6.20 muestra que el incremento del esfuerzo efectivo normal, resulta en un aumento
en la compresión para los suelos del Tipo I, en cambio en el caso de los suelos del Tipo II, un
incremento del esfuerzo efectivo normal implica una disminución en la expansión del elemento con
la tendencia a igualar el comportamiento de los suelos del Tipo I.

z
Suelos tipo II
Suelos tipo I
Compresión

zx
Expansión

Incremento del esfuerzo


efectivo normal

Figura 6.20. Deformación unitaria en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).

Debido a que el índice de vacíos está en función al cambio de volumen, podría afirmarse con
certeza que el valor de este índice disminuirá con el aumento del esfuerzo efectivo normal. La
Figura 6.21 muestra que el incremento del esfuerzo efectivo normal ocasiona una disminución del
valor del índice de vacíos crítico. Todos los suelos alcanzan el valor del índice de vacíos crítico
independientemente de su estado inicial, en este estado la deformación angular continuará sin
presentar cambios en el esfuerzo de corte y el volumen, hasta que se produzca la falla. Según a las
Figuras 6.19 y 6.21, se puede concluir que tanto el esfuerzo de corte crítico como el índice de
vacíos crítico dependen de la magnitud del esfuerzo efectivo normal.
e

Suelo tipo I

Incremento del esfuerzo


efectivo normal

(ecr)1
(ecr) 2

Suelo tipo II
 zx
Figura 6.21. Índice de vacíos crítico en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).

El término estado crítico, se utiliza para definir el estado de esfuerzos alcanzado por un suelo
cuando no ocurren cambios futuros en el esfuerzo de corte y volumen bajo un cortante continuo
(Budhu, 2000).

2. Envolvente de falla.
Se denomina envolvente a una curva geométrica formada de la colección de valores máximos del
comportamiento que presenta un fenómeno en diversos estados y condiciones. Análogamente la
envolvente de falla en suelos, es la colección de los valores de corte máximos que producen falla en
el sentido de que las partículas del suelo empiezan a deslizarse unas respecto de otras. En la Figura
6.22 se han ubicado los valores máximos del esfuerzo de corte (pico y crítico según al Tipo de
suelo) de los suelos ensayados en la Figura 6.19, en un sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo
efectivo normal.

C
D

Suelos tipo II
B
Suelos tipo II-A

A
Suelos tipo I
'cr 'r
O
Figura 6.22. Envolvente de falla para suelos del Tipo I, II y II-A (Budhu, 2000).

2.1. Suelos del Tipo I.


El valor máximo de esfuerzo de corte para los suelos del Tipo I corresponde al esfuerzo de corte
crítico, estos definen la línea recta OC que será la envolvente de falla.
Coulomb (1776), ideó un modelo físico que relaciona el esfuerzo de corte con el esfuerzo normal
actuante perpendicular al plano de falla en el instante que empieza el deslizamiento, mostrado en la
Figura 6.23a, donde el bloque de madera esta apoyado sobre una superficie plana horizontal. Si W
es el peso del bloque entonces N será la fuerza normal debida a este peso, T es la fuerza de corte que
impide el deslizamiento y actúa en un área A de contacto. La fuerza H para inicializar el
deslizamiento será:

H = ·W
Y la fuerza que impide el movimiento será:

T = ·N

Donde:  es el coeficiente de fricción estática entre el bloque y la superficie de deslizamiento.

(')f Superficie de
W deslizamiento
Superficie de
deslizamiento

T f

'
R
N
(a) (b)
Figura 6.23. Modelo físico para suelos del Tipo I (Budhu, 2000).
(a) Bloque de madera antes del deslizamiento. (b) Partículas antes del deslizamiento.
Al ángulo (') definido entre la fuerza resultante R y la fuerza normal se lo llama el ángulo de
fricción, que será:
' = tan-1 
Coulomb determinó que la relación entre el esfuerzo de corte y el esfuerzo normal será:
f = (')f·tan ' [6.9]
Donde:
f = Es el esfuerzo de corte en el instante del deslizamiento, que será: T/A.
(')f·= Es el esfuerzo efectivo normal en el instante del deslizamiento, que es: N/A.
El subíndice f denota falla y es utilizado para identificar el valor de los parámetros en el instante
que empieza el deslizamiento. Falla no necesariamente debe entenderse como el colapso del suelo,
sino es el inicio del movimiento de las partículas unas respecto de otras, este deslizamiento resulta
ser el primer paso a que el suelo colapse. La Figura 6.23b, muestra la equivalencia de este modelo
físico con lo que ocurre en las partículas del suelo en el instante del desplazamiento.
A la ecuación [6.9] se la conoce como la ley friccional de Coulomb y para ser válida requiere el
desarrollo de un plano de falla. En el caso del bloque de madera el plano de falla será la superficie
de contacto entre bloque-superficie, mientras que en el suelo no puede saberse con precisión donde
se desarrollara el plano de falla de las partículas.
Si se grafica la ecuación [6.9] en el sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo efectivo normal, se
obtiene una curva igual a la línea OC de la Figura 6.20. Esta envolvente de falla tiene un ángulo de
fricción crítico 'cr, entonces si se plantea que: ' = 'cr, la ley de Coulomb puede ser usada como un
modelo que describe el comportamiento del suelo del Tipo I en el estado crítico.
Si a las partículas del suelo se las asemeja a esferas, la Figura 6.24 muestra que el
desplazamiento de estas en los suelos del Tipo I es simple y con la tendencia a moverse a través de
los espacios vacíos respecto al plano de falla a-a que se desarrolla. La dirección del movimiento
podría tener una componente descendente que originará la compresión del suelo.

a a

Figura 6.24. Forma de deslizamiento de las partículas en suelos del Tipo I.

Los suelos del Tipo I reciben el nombre de suelos no dilatantes ( = 0), porque no presentan un
esfuerzo de corte pico, el esfuerzo de corte crítico (cr) por lo general se presenta cuando el
elemento se deforma en una cantidad zx > 10%.
El esfuerzo de corte en el estado crítico que será:

cr = (')f·tan 'cr

2.2. Suelos del Tipo II.

La curva OAB mostrada en la Figura 6.22, está compuesta de los valores máximos del esfuerzo de
corte pico determinados para los suelos del Tipo II en la Figura 6.19, sin embargo a partir de un
valor elevado del esfuerzo efectivo normal estos no presentan un valor pico, sino que al igual que
los suelos del Tipo I presentan como valor máximo un esfuerzo de corte crítico, por lo que la
envolvente de falla tiene la forma de la curva OABC.
La Figura 6.25 muestra que las partículas de los suelos del Tipo II están ubicadas de manera que
se tiene la menor cantidad de espacios vacíos. Entre partículas existe un trabazón que impide el
desplazamiento de unas respecto a otras, por lo que las partículas para iniciar su desplazamiento
deben pasar unas encima de otras, lo que origina un esfuerzo de corte pico y la expansión en el
suelo.

Figura 6.25. Forma de deslizamiento de las partículas en suelos del Tipo II.

A este comportamiento de las partículas que ocasiona el aumento del volumen se lo denomina
dilatancia y solo se presenta en suelos del Tipo II.
En la Figura 6.26 se han modificado las condiciones de modelo físico ideado por Coulomb, de
tal forma que este se ajuste al comportamiento que presentan los suelos del Tipo II. Puede
asemejarse la situación de las partículas que antes de desplazarse deben superar la trabazón que
existe entre ellas, al caso de mover un bloque contra una pendiente de inclinación .
Z W
(+)

(+)
X T

R
H  '
N
Figura 6.26. Modelo físico para suelos del Tipo II (Budhu, 2000).

De acuerdo a las condiciones de equilibrio en las direcciones X y Z se tendrá que:

Fx = 0 ; Por lo tanto: H – N·sin  – ·N·cos  = 0


y
Fy = 0 ; Por lo tanto: N·cos  – · N·sin  – W = 0

Despejando H y W de estas ecuaciones se tendrá que:

H = N·(sin  + ·cos ) W = N·(cos  – ·sin )

Dividiendo H entre W miembro a miembro y simplificando se tendrá que:

H   tan 

W 1    tan 

Análogamente al anterior modelo para suelos del Tipo I, se realizan operaciones en esta
ecuación donde se sustituyen los valores de: H por f, W por (')f y  =tan ', por lo que se tendrá:
tan '  tan 
 f   '  f 
1  tan '  tan 

Aplicando identidades trigonométricas se tendrá que:

f = (')f·tan (' + ) [6.10]

La ecuación [6.10] representa la ley friccional de Coulomb para los suelos del Tipo II. Si esta se
grafica en el sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo efectivo normal, se obtiene una curva igual a la
OABC de la Figura 6.22, donde el valor de  va decreciendo conforme aumenta el esfuerzo efectivo
normal hasta tomar el valor de cero en B.
Al ángulo  se lo conoce como el ángulo de dilatancia, este es una medida de la deformación
unitaria vertical respecto al desplazamiento originado por la deformación angular del suelo en el
instante del esfuerzo de corte máximo (pico), que será:

z
tan   [6.11]
x
Donde:
z = Desplazamiento vertical (expansión) del suelo ensayado al cortante.
x = Desplazamiento horizontal del suelo ensayado al cortante.
Si con el incremento del esfuerzo efectivo normal disminuye la expansión en los suelos del Tipo
II, también este incremento influirá en el ángulo de dilatancia. La Figura 6.27 muestra que un valor
bajo del esfuerzo efectivo normal resulta en un mayor valor del ángulo de dilatancia (1), mientras
que un elevado valor del esfuerzo efectivo normal resulta en un pequeño valor del ángulo de
dilatancia (2). El efecto neto de  debido al incremento del esfuerzo efectivo normal es la
envolvente de falla curva OAB que se ve en la Figura 6.27.

Envolvente de falla
 curva causada por
la dilatancia C

(p )2
(p )1 Envolvente de falla
A 2 lineal
1
'

O 'c '
Figura 6.27. Efecto de la dilatancia en la envolvente de falla en suelos Tipo II (Budhu, 2000).

A partir del punto B la envolvente de falla toma una forma lineal, es decir que el suelo pasa de
un estado sobreconsolidado a ligeramente sobreconsolidado (OCR  2). La condición para un suelo
ligeramente sobreconsolidado es: 2  OCR < 1, por lo tanto hasta un valor de 2 del índice de
sobreconsolidación se considera al suelo como ligeramente sobreconsolidado. Entonces se puede
escribir que:

 '0
OCR  2
 'c

Por lo tanto, el esfuerzo efectivo normal que requiere el suelo para pasar a un estado
sobreconsolidado a ligeramente sobreconsolidado será:

1
'c   '0
2

El valor del esfuerzo efectivo normal que recibe el suelo en el tramo OB no es mayor al que
actuó ('0) para llegar al estado denso en que se encuentran las partículas y es menor que 'c, a partir
del punto B el suelo recibe un esfuerzo normal efectivo ('c) que ocasiona que el suelo pase a un
estado ligeramente sobreconsolidado y al continuar aumentando el esfuerzo efectivo normal el suelo
pasará a un estado normalmente consolidando (OCR =1).
Los suelos del Tipo II reciben el nombre de suelos dilatantes. Cada valor de esfuerzo de corte
pico (p) tendrá un respectivo ángulo de dilatancia denominado p. La envolvente de falla OAB de
la Figura 6.27 tendrá un ángulo de fricción pico 'p para cada valor del esfuerzo de corte pico, que
será:

'p = 'cr + p
El esfuerzo de corte en el pico para suelos dilatantes será:

p = (')f·tan 'p
Puede aplicarse un criterio para compensar el efecto de dilatancia en el suelo y determinar el
esfuerzo de corte pico omitiendo el ángulo de dilatancia, la Figura 6.27 muestra la envolvente de
falla para un suelo del Tipo II en trazo segmentado, donde se ha ajustado una línea recta en trazo
lleno que representará a una envolvente de falla alternativa.

Envolvente de falla alternativa

'

Envolvente de falla
curva causada por
c' la dilatancia

'
Figura 6.28. Envolvente de falla alternativa.

Esta envolvente alternativa posee los parámetros 'p y c', que son netamente geométricos muy
aproximados a los reales. El esfuerzo de corte pico será:

p = (')f·tan ('p) + c'


Donde:
' = Ángulo de fricción geométrico.
c' = Cohesión geométrica.

2.3. Suelos del Tipo II-A.

La línea OD de la Figura 6.22 es la envolvente de falla para los suelos del Tipo II-A. Estos suelos
(arcillas) a diferencia de otros toleran grandes deformaciones hasta llegar a un esfuerzo de corte
residual, que esta por debajo del esfuerzo de corte pico y crítico. En estos suelos la falla se produce
cuando el esfuerzo de corte llega al valor residual, por lo que la envolvente es formada con los
valores residuales del esfuerzo de corte. La envolvente de falla posee un ángulo de fricción residual
'r.
El esfuerzo de corte para el estado residual será:

r = (')f·tan 'r

En la Tabla 6.1 se muestran rangos de valores típicos de los ángulos de fricción: 'cr, 'p y 'r,
para diversos suelos comúnmente encontrados.
Tabla 6.1. Rango de valores para ángulos de fricción (Budhu, 2000).
Tipo de suelo cr p r
Grava 30-35 35-50
Mezcla de grava y arena con suelo fino 28-33 30-40
Arena 27-37 32-50
Limo o limo arenoso 24-32 27-35
Arcilla 15-30 20-30 5-15

2.4. Suelos cementados.

Como se comentó en el capítulo 1 la cementación puede considerarse una forma de cohesión, donde
partículas de diferentes tamaños están unidas por un agente cementante, por lo general un
carbonato. La respuesta de estos suelos al corte es similar al caso de los suelos del Tipo II, en este
estado el suelo presenta una resistencia inicial al corte, la falla se produce cuando un esfuerzo de
corte pico supera a la resistencia que ofrece el agente cementador. La forma que tiene la envolvente
de falla en estos suelos se muestra en la Figura 6.29.

C0

'
Figura 6.29. Envolvente de falla para suelos cementados (Budhu, 2000).

El valor de C0 es la cohesión y representa la resistencia al corte inicial que posee el suelo, la ley
friccional de Coulomb para estos suelos será:

f = (')f·tan (' + ) + C0 [6.12]

Uno de los suelos cementados más comunes es el Caliche, que es un conglomerado de partículas de
diversos tamaños donde el carbonato es el agente cementante.

3. Criterio de falla de Mohr-Coulomb.


En la Figura 6.30 se han trazado la envolvente de falla para un suelo del Tipo I. Por otra parte se
han ensayado un elemento representativo de suelo del Tipo I a un esfuerzo principal normal 1 y de
confinamiento 3, hasta alcanzar la falla en: (1)f y (3)f. Luego se ha dibujado el círculo de
esfuerzos de Mohr para estos esfuerzos de falla, siendo este tangente en un punto a la envolvente de
falla, donde los esfuerzos en el plano de falla del elemento son representados por el punto B que
serán: ()f y f.
El criterio de falla de Mohr-Coulomb consiste en relacionar los esfuerzos principales con el
ángulo de fricción del suelo en la falla, de tal forma que mediante estas relaciones puedan
determinarse el valor de los parámetros de corte apropiados para un diseño geotécnico.
 ')
1 f

') f
'3 )f '3 )f
B f

')
1 f

2
' C  D
A ')
3 f
O ')
1 f '
Figura 6.30. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo I.

El centro O del círculo está ubicado a: ('1)f + ('3)f


El radio OB del círculo será: ('1)f – ('3)f
Según el triángulo ABO se tendrá que:

BO
sin ' 
AO

Por lo tanto reemplazando las equivalencias de BO y AO, se tendrá que:

'1 f  '3 f
sin '  [6.13]
'1 f  '3 f
Donde el valor del ángulo ' corresponde al valor del ángulo de fricción crítico 'cr. Por lo tanto
con la ecuación [6.13] se puede determinar el parámetro ' en base a los esfuerzos principales de
falla.
El ángulo AOB es determinado en base a la suma de los ángulos internos del triángulo ABO que
será:

AOB = 180'  90

Donde se tendrá que:

AOB = 90'

Los ángulos BOC y BOD suman 180°, por lo que se escribe:

90 – ' + 2 = 180°

Donde se tendrá que:

'
  45  [6.14]
2

Con la ecuación [6.14] se puede conocer el ángulo de fricción en base a la inclinación del plano
de falla en el elemento de suelo o viceversa.
La Figura 6.31 muestra la envolvente de falla de un suelo del Tipo II en trazo lleno, para el caso
de los suelos sobreconsolidados la falla ocurre cuando el esfuerzo de corte alcanza su valor pico, lo
que significa que la resistencia debido a la trabazón entre partículas es superada.

('1 ) f
p
') f
B ('3 ) f f
('3 ) f

('1 ) f
 2

' C D
A ('3 ) f O ('1 ) f '
Figura 6.31. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo II.

Para los valores de (1)f y (3)f en el elemento de suelo se tendrá el valor pico del esfuerzo de
corte y el circulo de esfuerzos de Mohr para estos esfuerzos principales es trazado como muestra la
Figura 6.31, siendo este tangente en el punto B a una línea secante que parte del origen al valor pico
en la envolvente. El punto B representa la combinación de esfuerzos normal y de corte en el plano
de falla del elemento de suelo, el círculo no toca a la envolvente de falla ya que simplemente en este
estado las partículas vencen la trabazón que existe entre ellas y luego pasaran a deslizarse.
Análogamente al caso de la Figura 6.30 se tendrá que:

  '1 f    '3 f
sin   '    [6.15]
  '1 f    '3 f

Donde el valor del ángulo ' corresponderá al valor del ángulo de fricción pico 'p con su
respectivo ángulo de dilatancia . Por lo tanto con la ecuación [6.15] puede determinarse el valor
del parámetro ' en base a los esfuerzos principales de falla y el ángulo de dilatancia
correspondiente a cada valor del esfuerzo de corte pico.
Por otra parte, de manera análoga la inclinación del plano de falla que se desarrolla en el
elemento de suelo será:

( ' )
  45  [6.16]
2

Con la ecuación [6.16] se puede conocer el ángulo de fricción en base a la inclinación del plano
de falla en el elemento de suelo y el ángulo de dilatancia o viceversa antes de que este plano se
desarrolle.
Si el suelo del Tipo II llega a un estado ligeramente sobreconsolidado el valor de  será cero, por
lo que el sistema se reduce al caso de un suelo del Tipo I.
Puede emplearse el criterio de la envolvente de falla alternativa para omitir el ángulo de
dilatancia, para así obtener una ecuación que relacione el ángulo de fricción y los esfuerzos
principales en el caso de suelos sobreconsolidados.


Envolvente de falla alternativa

c' 2
' C D
E A '3 )f O '1 )f '
Figura 6.32. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb alternativa para suelos del Tipo II.

En la Figura 6.32 se ha trazado la envolvente de falla alternativa y se la ha prolongado hasta que


intercepte al eje '. El círculo de esfuerzos de Mohr para los esfuerzos principales de falla será
tangente a la envolvente de falla alternativa en el punto B.
Según el triángulo EBO se tendrá que:

BO
sin  '  [6.17]
EO

Por lo tanto:

EO = EA + AO

Entonces puede escribirse que:

 '1 f   '3 f
EO = c' ·cot ' + [6.18]
2

Por otra parte:

  '1 f    '3 f
BO  [6.19]
2

Sustituyendo las ecuaciones [6.18] y [6.19] en la ecuación [6.17] se tendrá que:

  '1 f    '3 f
sin  '  2
 '1 f    '3 f

c ' cot  '
2
Simplificando está última expresión se tendrá que:
 1  sin  '   cos  ' 
  '1 f =   '3 f     2  c '  
 1  sin  '   1  sin  ' 

Si se reemplazan las siguientes equivalencias trigonométricas:

 1  sin  '  2 '  cos  '  ' 


   tan  45    tan 2  45  
 1  sin  '   2 1  sin  '  2

Se tendrá que:

'  ' 
  '1 f =   '3 f  tan2  45  
  2  c ' tan  45   [6.20]
 2  2

Con la ecuación [6.20] se puede determinar la cohesión y el ángulo de fricción con los valores de
los esfuerzos principales de falla en suelos sobreconsolidados. Si el suelo llega a un estado
ligeramente sobreconsolidado o normalmente consolidado el valor de c' se hace cero, lo que
significa que el segundo término de la ecuación [6.20] desaparece quedando:

' 
  '1 f =   '3 f  tan2  45   [6.21]
 2

Estado no drenado.

Los casos de las Figuras 6.30, 6.31 y 6.32 corresponden al estado drenado, donde se manejan
parámetros efectivos. Sin embargo, los suelos finos a diferencia de los suelos de grano grueso
presentan un comportamiento distinto para las condiciones a corto y largo plazo.
La Figura 6.33 muestra la envolvente de falla de un suelo en condiciones no drenadas
(parámetros totales), que tendrá la forma de una línea recta horizontal ( = 0).

cu

(3)f (1)f
Figura 6.33. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb en estado no drenado.

Está envolvente está ubicada a una altura cu llamada resistencia al corte no drenada, que será:
 1 f   3 f
cu  [6.22]
2
El círculo de esfuerzos de Mohr para los esfuerzos de falla será tangente a la envolvente en un
punto B que describirá la combinación de esfuerzos del plano de falla.
Los suelos con la tendencia a comprimirse durante la acción de la carga normal en estado
drenado, exhibirán un exceso de presión de poros bajo el estado no drenado con una disminución
del esfuerzo efectivo. Un suelo con la tendencia a expandirse durante la acción de la carga normal
exhibirá una disminución en el exceso de presión de poros bajo la condición no drenada resultando
en un incremento del esfuerzo efectivo (Budhu, 2000).
Estos cambios particulares ocurren debido a que el índice de vacíos no cambia durante la acción
de la carga normal en el estado no drenado, por lo que el volumen se mantendrá constante.

Parámetros de resistencia al corte para el diseño.

Para el diseño geotécnico es importante determinar las condiciones de drenaje reales que presenta el
suelo en campo que pueden anticiparse según al tipo de suelo, para lo cual debe considerarse que las
condiciones no drenadas difieren significativamente de las drenadas para el caso de los suelos finos,
donde corto plazo no se aprecia un cambio de volumen pero presentan un exceso de presión de
poros que irá disipándose con el tiempo, hasta que ha largo plazo se completa el cambio total de
volumen y se disipa totalmente el exceso de presión de poros. En el caso de los suelos de grano
grueso el cambio de volumen es inmediato y el exceso de presión de poros se disipa rápidamente
durante la acción de la carga normal, por lo que no tendría sentido en estos suelos hablar de una
condición a corto y largo plazo.
En el caso de un suelo arcilloso luego de una excavación o la deposición de un terraplén al
principio debido a la rapidez de la construcción se tendrán condiciones no drenadas, entonces el
esfuerzo de corte máximo que tolera el suelo a corto plazo estará en función a parámetros totales
que será:

 f = cu [6.23]

Sin embargo, a largo plazo cuando el suelo alcance la condición drenada el esfuerzo de corte
máximo que tolera el suelo estará en función a parámetros efectivo, que será:

f = 'f·tan(') + c' [6.24]

El valor del parámetro c' en la ecuación [6.24] identificado como la cohesión es netamente
geométrico y corresponde a la altura formada por la intersección de la envolvente de falla
alternativa con el eje de corte, este parámetro se presenta únicamente en suelos del Tipo II.
Antes de realizar el diseño debe considerarse el tiempo de vida útil del proyecto, para así
determinar el tipo de parámetros que sean adecuados y también elegir un adecuado ensayo de
laboratorio que proporcione el tipo de parámetros deseados.
En condiciones drenadas para el diseño se consideran los parámetros 'cry'p, el valor pico no
constituye ser la mejor opción para el diseño geotécnico ya que las partículas del suelo en este
estado de esfuerzos por lo general no se deslizan en un plano de falla completamente desarrollado,
además su valor es muy variable (Figura 6.27) y solo los suelos del Tipo II presentan este valor
pico. Sin embargo todos los suelos para una respectiva combinación de esfuerzos llegan a estar
normalmente consolidado, donde el parámetro del ángulo de fricción es crítico ('cr) donde el suelo
alcanzará el estado crítico. El diseño con el valor crítico a diferencia del pico no es conservador sino
que permite diseños óptimos que consideran los esfuerzos principales máximos que tolera el suelo.
Por lo tanto el ángulo de fricción crítico a diferencia del pico constituye ser un parámetro
fundamental de la resistencia al corte del suelo.
En condiciones no drenadas para el diseño se considera el parámetro de esfuerzo de corte no
drenado cu, que depende de la magnitud del esfuerzo de confinamiento (3)f el cual influirá en el
esfuerzo normal (1)f, por lo tanto este parámetro no constituye ser el fundamental para el diseño
geotécnico.
Por lo general se encuentran suelos que son una mezcla de partículas gruesas y finas, en este
caso para el diseño debe tomarse en cuenta la condición drenada y no drenada para determinar cual
de esas condiciones es más crítica.

4. Ensayos de laboratorio para determinar los parámetros de resistencia al corte.

Los parámetros de resistencia al corte son determinados principalmente con datos obtenidos de
ensayos realizados en laboratorio o en campo. En la tabla 6.2 se muestran diversos tipos de ensayos
que son utilizados comúnmente para determinar los parámetros de resistencia al corte de un suelo.
Estos ensayos se clasifican según a las condiciones de drenaje a la que se someten las muestras
durante el ensayo, de lo cual se obtienen parámetros de resistencia efectivos o totales dependiendo
el caso.

Tabla 6.2. Ensayos para determinar los parámetros de resistencia al corte del suelo.
Parámetros totales Parámetros efectivos
Triaxial no consolidado no drenado (UU) Triaxial consolidado drenado (CD)
Compresión inconfinada Triaxial consolidado no drenado (CU)
Penetrómetro Corte directo
Veleta Compresión inconfinada
Micromolinete

4.1. Ensayo del corte directo.


El ensayo del corte directo ASTM D3080 es bastante popular y utilizado para determinar
rápidamente los parámetros de resistencia al corte del suelo, el aparato de corte utilizado para
realizar este ensayo se muestra en la Figura 6.34. En este ensayo se miden directamente los
esfuerzos normal y de corte en el plano de falla que origina el aparato, donde se obtendrán
parámetros drenados ya que se permite el drenaje durante el ensayo.
En la Figura 6.35 se muestra los accesorios del aparato de corte necesarios para realizar este
ensayo, la caja de corte es un elemento metálico cuadrado de dimensiones 2 x 2‖ o 4 x 4‖ (Figura
6.35a), compuesto de dos piezas que se dividen en dos mitades horizontales donde es instalado el
muestreador (Figura 6.35b), que es una pieza metálica que contiene la muestra de suelo, el extractor
de muestra (Figura 6.35c) es un molde con las dimensiones del muestreador utilizado para extraer
una forma rectangular de suelo, la placa de transferencia (Figura 6.35d) es una cubierta superior que
se ubicada en la parte superior de la caja de corte y esta transmite un esfuerzo normal a la muestra
de suelo, las piedras porosas (Figura 6.35e) que permiten la circulación del agua son ubicadas por
encima y por debajo de la muestra de suelo para evitar que esta se disgregue al estar en contacto con
el agua.
Para realizar el ensayo primero se corta un prisma rectangular de suelo de 60 x 60 x 20 mm
(dependiendo a las dimensiones del muestreador) con el extractor de muestra, donde luego esta es
colocado en el muestreador y este a su vez en la caja de corte con las piedras porosas colocadas por
encima y por debajo, como se muestra en la Figura 6.38.
Figura 6.34. Aparato para el ensayo del corte directo (Laboratorio de geotecnia, UMSS).

(a) (b)

(c)
(d) (e)
Figura 6.35. Accesorios del aparato de corte (ELE).
(a) Caja de corte. (b) Muestreador. (c) Extractor de muestra. (d) Placa de transferencia de carga. (e)
Piedras porosas.

Figura 6.36. Armado de la caja de corte (Laboratorio de geotecnia, UMSS).


Luego se coloca la placa de transferencia de carga en la parte superior de la caja de corte, esta
placa a su vez es conectada por el orificio superior a un mecanismo que transmite una carga vertical
constante a la muestra de suelo, la caja de corte es instalada en una caja externa de mayor tamaño
que puede moverse horizontalmente (Figura 6.36) y esta es llenada con agua.

Anillo de carga y deformímetro.

La Figura 6.37 muestra el anillo de carga junto a un deformímetro instalado en su parte central, el
primero es usado como un transductor donde la carga originada por el aparato de corte es
transmitida a la muestra de suelo mediante éste y el segundo es un instrumento de precisión que
mide el desplazamiento o la deformación. Cada anillo de carga ha sido calibrado en fábrica de tal
manera que se puede conocer la relación fuerza-deformación mediante un factor CR; de esta manera
a partir de la deformación del anillo medida con el deformímetro se puede determinar la fuerza que
actúa sobre éste.

Figura 6.37. Anillo de carga y deformímetro (Laboratorio de geotecnia, UMSS).

La fuerza de corte S inducida por el aparato de corte mediante el anillo a la muestra será:

S = LD·CR [6.25]
Donde:
S = Fuerza de corte aplicada por el aparato a la muestra.
LD = Lectura del deformímetro instalado en el anillo de carga.
CR = Coeficiente del anillo.

Etapa de corte.

Mediante un mecanismo compuesto de un suspensor estático de pesas y una palanca se aplica la


fuerza vertical F, luego se extraen los tornillos que mantienen unidas las dos mitades de la caja de
corte, entonces la muestra de suelo es sometida al corte mediante la acción de una fuerza horizontal
S aplicada a una velocidad constante, como se muestra en la Figura 6.38.
En el sistema están instalados tres deformímetros (Figura 6.34), dos de estos miden el
desplazamiento horizontal y vertical de la muestra de suelo y el tercero mide la deformación del
anillo de carga durante el ensayo.
Fuerza vertical aplicada
F
Tornillos que mantienen
Placa de transferencia de carga
unidas las dos mitades

Caja de corte

S
Fuerza de corte
Muestra de suelo aplicada por el
aparato.

Caja externa

Piedras porosas Placas acanaladas para ayudar a una mejor


distribución del esfuerzo cortante.
Figura 6.38. Caja de corte (Das, 1997).

El esfuerzo normal efectivo ' que actúa y el esfuerzo cortante que actúa en el plano de falla
desarrollado en la muestra de suelo será:

F
 ' [6.26]
A
y
S
 [6.27]
A

Donde:
' = Esfuerzo normal efectivo.
F = Fuerza vertical aplicada por el sistema de pesas sobre la muestra.
A = Área del muestreador.
 = Esfuerzo cortante que actúa en el plano de falla.
S = Fuerza de corte aplicada por el aparato a la muestra.

La Figura 6.39 muestra la variación del esfuerzo de corte respecto al desplazamiento horizontal,
mientras que en la Figura 6.40 se muestra la variación del desplazamiento vertical respecto al
desplazamiento horizontal durante el ensayo.
Dependiendo del tipo de suelo se presentará un valor del esfuerzo de corte pico y crítico, donde
cualquiera de estos valores puede considerarse como el instante de falla del suelo. Se obtienen tres o
más valores del esfuerzo de corte haciendo variar en cada ensayo la fuerza vertical F, entonces
puede graficarse la envolvente de falla correspondiente en el sistema - que se muestra en la
Figura 6.41.
El tener un plano fijo de corte puede ser una ventaja para determinar la resistencia al corte a lo
largo de planos débiles reconocidos en un perfil de suelo o planos originados por la interfase entre
suelos. En este ensayo es posible mantener un esfuerzo normal constante en todo momento lo cual
hace más fácil ensayar en suelos compuestos de grava y arena. La ventaja del ensayo del corte
directo es la rapidez del ensayo y la facilidad que tiene este de medir el cambio de volumen a lo
largo del ensayo.
p Suelos tipo II

 cr

Suelos tipo I

Desplazamineto horizontal
Figura 6.39. Variación del esfuerzo de corte respecto al desplazamiento horizontal.


Suelos tipo I
Desplazamiento vertical

Desplazamiento horizontal

 Suelos tipo II

Figura 6.40. Variación del desplazamiento vertical de corte respecto al horizontal.

Suelos Tipo II

Suelos Tipo I

'

'
Figura 6.41. Envolvente de falla.
4.2. Ensayos triaxiales.

Los ensayos triaxiales son los más confiables y utilizados para determinar las características de
tensión-deformación y los parámetros de resistencia al corte del suelo. Estos son ensayos donde se
pueden variar las presiones actuantes en tres direcciones ortogonales (triaxial) sobre una muestra de
suelo y así crear condiciones que se asemejen a las reales en campo.

Figura 6.42. Fotografía del sistema triaxial completo (Laboratorio de geotecnia, UTN).

Mamómetro Mamómetro Regulador


Agua desaireada de presión

Aire a
presión
Regulador de
Bureta Aire - Agua
graduada Regulador
Agua - Agua

Bomba
de Agua
desaire
Cámara
Indicador
volumen A - Conexión a cámara
nulo B - Conexión superior a probeta
A B C - Conexión a base de probeta
- Válvulas auxiliares
C
Figura 6.43. Esquema del banco triaxial completo.

Los ensayos triaxiales constan de tres etapas importantes que son:

 Saturación. (Etapa 1)
 Consolidación. (Etapa 2)
 Compresión. (Etapa 3)
La etapa de saturación y consolidación es llevada a cabo en un sistema llamado banco triaxial,
que está diseñado para controlar un sistema de agua a presión que es aplicado a la muestra de suelo
a ensayar. La Figura 6.42 muestra una fotografía del sistema triaxial y en la Figura 6.43 se muestra
un esquema del banco triaxial.
La etapa de compresión se lleva a cabo en una prensa mostrada en la Figura 6.44 que aplica una
carga axial mediante un anillo de carga a un vástago que comprime la muestra de suelo, el sistema
triaxial es capaz de mantener constante la presión aplicada a la muestra (dependiendo al tipo de
ensayo) en la etapa de consolidación durante la compresión y puede medirse la presión de poros.

Figura 6.44. Prensa de compresión (Laboratorio de geotecnia, UTN).

4.2.1. Cámara triaxial y preparación de la muestra.

La cámara o celda triaxial mostrada en la Figura 6.45 consiste principalmente de un cilindro


plástico con una cubierta superior e inferior de metal (cabezales), donde en el interior de esta es
colocada la muestra de suelo de forma cilíndrica a la que se llamará probeta, cuyas dimensiones
están en función al tipo de suelo. Una piedra porosa es colocada por encima y por debajo de la
probeta luego de ser envuelta en una vaina de látex para protegerla del agua, también existen tubos
de entrada y salida instalados en la cámara los cuales están controlados por válvulas que permiten o
cortan la circulación de agua o glicerina cuando se desee. Este fluido que llena la cámara mantiene
una presión hidrostática de confinamiento (3) constante y simétrica a lo largo de toda la
circunferencia de la probeta, asegura la hermeticidad de la cámara por medio de abrazaderas
ajustadas a los cabezales.

Deformímetro

Anillo
de carga
Deformímetro

Válvula de
desaire
Cubierta
superior


Vástago
Empaquetadura
de goma
Placa
superior

Cilindro
Vaina de plástico
latex

Muestra
de suelo
(probeta)
Piedra
porosa Empaquetadura
Cubierta de goma
inferior Placa

B inferior
A
Presión
Saturación Presión
y Drenaje C de poros
Figura 6.45. Cámara o celda triaxial.

Coeficientes A y B de la presión de poros.

Estos coeficientes fueron propuestos por Skempton (1954), discutidos por Henkel (1960) y Wade
(1966). Con estos coeficientes se examina la variación de la presión de poros debido a la presión de
confinamiento (3) y debido a la compresión (1) en la probeta.
Para el análisis es conveniente considerar la variación de la presión de poros total (u1) como si
estuviera constituido por dos componentes: un esfuerzo isotrópico (Etapa 2) y un esfuerzo uniaxial
(Etapa 3), como se muestra en el elemento de suelo de la Figura 6.46.
3  1
3
1 3
3

+ = 3 3
3 u 3 3 u 1-3 u 1

3 3

3 
1 3 1

Etapa 2 (consolidación) + Etapa 3 (compresión) = Variación de la presión de poros


Figura 6.46. Componentes del exceso de presión de poros (Skempton, 1954).

El vástago transmite un esfuerzo axial de compresión a la probeta (P/A) adicional al de


confinamiento denominado esfuerzo desviador (d), el esfuerzo normal 1 que actúa en la parte
superior de la probeta durante la etapa de compresión será:

1 = d + 3

Por lo que el esfuerzo desviador puede escribirse como:



d = 1 – 3 = 1 – 3 [6.28]

Skempton (1954), propuso que la variación de la presión de poros a lo largo de todo el ensayo
sería:

  3  A   1   3 
u1  B   [6.29]

Los coeficientes A y B pueden analizarse teóricamente en las etapas 1, 2 y 3.

Etapa 1 y 2: El coeficiente B se define como la relación que existe entre el aumento de presión
de poros u3 y el aumento del esfuerzo isotrópico de confinamiento 3, que será:

u3
B [6.30]
 3

Donde u3 es la variación de la presión de poros debido a la presión de confinamiento.

Al aplicar 3, el esfuerzo efectivo comunicado a la estructura del suelo '3 será:

 '3   3  u3 [6.31]

Si Ce representa la compresibilidad de la estructura de suelo, es decir la deformación volumétrica


unitaria por unidad de presión actuante, entonces el cambio de volumen de la estructura de suelo
puede expresarse como:

Vm  Ce  Vm    3  u3 
Donde Vm es el volumen de la muestra de suelo.
Por otra parte, si Cf es la compresibilidad del fluido aire-agua y n es la porosidad del suelo, el
cambio de volumen del suelo será:

Vm  Cf  n  Vm  u3

Tanto la masa de suelo como el fluido que ocupa los vacíos entre partículas del suelo se
comprimen simultáneamente, entonces puede igualarse miembro a miembro el cambio de volumen
del suelo y del fluido agua-aire (Vm = Vm), por lo que se tendrá que:

Ce    3  u3   Cf  n  u3

Por lo cual se escribe:

u3 1
B  [6.32]
 3 C
1 n  e
Cf

En un suelo totalmente saturado Cf es mucho menor que Ce debido a que el agua es


prácticamente incompresible, por lo que B debe resultar igual a 1. En un suelo completamente seco
Cf es mucho mayor que Ce pues el aire es mucho más compresible que la estructura del suelo, por lo
que B debe resultar muy cercano a cero.

Etapa 3: En esta etapa el incremento de los esfuerzos efectivos debido al esfuerzo uniaxial en la
etapa de compresión será:

 '3   1   3   u13


Entonces:
 '3  u13

Donde u1-3 es la variación de la presión de poros debido a la compresión.

El parámetro de presión de poros A , se define con la expresión:

u13
A  A B  [6.33]
 1   3

Si se asume que el suelo se comporta según a la teoría de la elasticidad, el decremento del


volumen de suelo será:

1
Vm  Ce  Vm     '1  2   '3 
3
Entonces:
1
Vm  Ce  Vm     1   3   3  u13 
3
Por otra parte el decremento de volumen del fluido aire-agua, será:
Vm  Cf  n  Vm  u13

Igualando miembro a miembro el decremento de volumen de suelo y del fluido aire-agua (Vm =
Vm), se tendrá que:

1 1
u13      1   1 
3 Ce
1 n 
Cf

Sustituyendo la ecuación [6.32] en esta expresión se tendrá que:

1
u13   B    1   3 
3

Al no corresponder la teoría de la elasticidad con el comportamiento de las partículas del suelo,


se sustituye el valor de 1/3 por un coeficiente A, por lo que esta última expresión se escribirá:
u13  A  B   1   3 

El incremento total de presión de poros será:

u1  u3  u13  B   3  A  B   1   3 

Simplificando se tendrá que:

  3  A   1   3 
u1  B  

Según la ecuación planteada de Skempton, para el caso de un suelo totalmente saturado esta
última ecuación se reduce a:

u1   3  A   1   3  [6.34]

El valor de A en el momento de la falla al corte se lo denomina Af. Para un suelo dado, el


coeficiente A varía principalmente con la historia de las presiones actuantes en el suelo (suelos
sobreconsolidados o normalmente consolidados) y con el porcentaje de presión aplicada respecto a
la falla.
En la Figura 6.47 se observa la variación del coeficiente A en función a la deformación unitaria
para el caso de las arcillas normalmente consolidadas en la parte derecha y las arcillas
sobreconsolidadas en la parte de la izquierda. El valor de Af depende principalmente del índice de
sobreconsolidación (OCR). Una arcilla normalmente consolidada es contractiva y adquiriere un
valor positivo de Af, mientras que una arcilla sobreconsolidada es contractiva y luego dilatante
adoptando un valor negativo de Af. Bishop (1960) encontró para una arcilla determinada una curva
que puede relacionar este valor con el índice de sobreconsolidación, que se muestra en la Figura
6.48.
Arcilla normalmente consolidada Arcilla sobreconsolidada
Presión de consolidación = P Presión de consolidación = P
Índice de sobreconsolidación OCR = 8






 
 




u u 


 

 

A  A 

 
 



Figura 6.47. Influencia de la historia del suelo en la presión de poros (Bishop, 1960).
1.0

0.5

Af

-0.5
1 2 4 8 16 32
Relación de sobreconsolidación OCR
Figura 6.48. Variación de Af según OCR (Bishop, 1960).
La Tabla 6.3 muestra intervalos del valor de Af para distintos suelos.

Tabla 6.3. Valores de coeficiente Af. (Skempton, 1964)


Tipo de suelo Af
Arcilla altamente sensitiva 1.2 a 2.5
Arcilla normalmente consolidada 0.7 a 1.3
Arcilla ligeramente sobreconsolidada 0.3 a 0.7
Arcilla altamente sobreconsolidada -0.5 a 0.7
Arena fina muy suelta 2a3
Arena fina intermedia 0a1
Arena fina densa -0.3 a 0

Cuanto más suelto sea el suelo o mayor sea el índice de vacíos el valor de Af será elevado, en
cambio cuanto más denso o menor sea el índice de vacíos el valor de Aff será pequeño debido a la
dilatancia.

Etapa de saturación.

Las probetas utilizadas en el ensayo triaxial deben estar completamente saturadas. Para esto, lo
primero que se hace es llenar la cámara completamente de agua (manteniendo el orificio de
ventilación abierto) la cual someterá a la probeta a un esfuerzo simétrico de confinamiento 3,
entonces de acuerdo al diagrama de la Figura 6.49 se conecta la línea de base A al extremo inferior
de la bureta graduada y el otro extremo de la bureta se conecta al tanque regulador de presión de
aire. Con las válvulas A, C abiertas y B cerrada, se aplica aire al circuito de la bureta de esa forma
se introduce presión a la cámara (e.g. 3 = 20 kPa), luego se abre la válvula B para introducir una
contrapresión a la probeta que permite el ingreso de agua.

Mamómetro Mamómetro Regulador


Agua desaireada de presión
F
Aire a
presión
Regulador de
Bureta Aire - Agua
graduada Regulador Agua - Agua
Valvulas
D A: Abierta
B: Abierta
Bomba G E C: Abierta
de Agua D: Abierta
E: Cerrada
Cámara
Indicador F: Cerrada
volumen G: Abierta
nulo Circuito Aire
A B Circuito Agua
Circuito sin uso
C
Figura 6.49. ConFiguración del banco triaxial para las etapas 1 y 2.

Se repite el procedimiento añadiendo una cantidad de presión 3 a la cámara y también una
contrapresión a la probeta por etapas hasta saturar completamente la probeta, ambas presiones por
lo general difieren en 10 kPa. La presión de poros en la probeta es registrada en cada escalón con un
transductor de presión, manómetro o bureta conectada a la válvula C. Cuando aumenta la presión de
poros el nivel de mercurio del indicador de volumen nulo pierde el equilibrio, para reestablecerlo es
necesario aumentar o disminuir la presión mediante la bomba manual y de ésta manera el valor en
la presión de poros queda registrado en el instrumento utilizado. Se considerará la probeta
completamente saturada, cuando el valor determinado del coeficiente B para cada incremento de la
contrapresión se repita más de dos veces o sea muy cercano a la unidad (e.g. 0.98).

Etapa de consolidación.

Dependiendo el tipo de ensayo triaxial la probeta saturada de agua es consolidada antes de


inicializar la compresión. Sin embargo, antes de iniciar la consolidación es necesario generar un
incremento de presión de poros a través del incremento de la presión de celda 3, para lograr esto
se debe cerrar la válvula B y con la válvula A y C abiertas se incrementa la presión de la celda a un
valor predefinido. Este incremento es diferente para cada celda pudiendo utilizarse incrementos de
100, 200 y 400 kPa. Durante todo el proceso, la válvula B se mantendrá cerrada evitando la salida
del agua presente en la probeta, como resultado la presión de poros se incrementará.
Para consolidar la probeta (disipar el exceso de presión de poros) se abre la válvula B por lo que
el agua fluirá debido al exceso de presión de poros, entonces se registra el volumen de agua
expulsada a intervalos de tiempo de 0.10, 0.25, 0.5, 1, 2, 4, 8, 15, 30, 60,…, 840 y 1440 minutos o
hasta que el exceso de presión de poros añadido últimamente se disipe por completo.
Al final de la consolidación el exceso de presión de poros en la probeta será u = 0, pero se
mantendrá la presión de poros final de la etapa de saturación. Sin embargo, la presión en la cámara
se mantendrá constante en el valor recientemente incrementado.

Etapa de compresión.

La cámara triaxial es colocada en la plataforma de un sistema de compresión (prensa), mostrado en


la Figura 6.44, donde el esfuerzo axial de compresión aplicado a la probeta es transmitido mediante
un vástago añadido a la cámara. El vástago se adhiere a un anillo de carga, este anillo esta ajustado
a dos soportes metálicos de tal manera que la plataforma del sistema de compresión puede subir o
bajar según la conveniencia.
Se verifica que la probeta quede bien ubicada y en forma vertical, para asegurar un correcto
funcionamiento del vástago de carga, de esa manera los esfuerzos inducidos por el vástago sean los
que actúen en los planos principales de la probeta y no se generen esfuerzos de corte en sus caras.
Se conecta la línea de presión A de la cámara al tanque regulador con su válvula de salida cerrada
(Figura 6.43). Entonces se ajusta la presión de confinamiento al valor que se quiere tener en la
cámara abriendo la válvula del tanque regulador.
La etapa de compresión comienza cuando es aplicado un esfuerzo desviador d a una velocidad
constante, la Figura 6.45 muestra que durante la compresión la carga que actúa en la probeta puede
ser obtenida de la lectura de un deformímetro ubicado en el anillo de carga, mientras que la
deformación de la probeta es medida con otro deformímetro ubicado sobre la cubierta metálica
superior.
Dependiendo al tipo del ensayo triaxial puede permitirse o restringir el drenaje del agua de la
probeta durante la compresión mediante la válvula B. Las conexiones para el drenaje de la probeta
pueden ser instaladas a una bureta o un instrumento que mida la presión de poros. También debe
medirse el cambio de volumen de la probeta durante la compresión, con los datos obtenidos del
registro del nivel inicial del agua en la bureta y los niveles correspondientes a cada lectura de los
deformímetros de carga y de deformación, la Figura 6.50 muestra la conFiguración del banco
triaxial para medir el cambio de volumen y la presión de poros.
Mamómetro Mamómetro Regulador
Agua desaireada de presión
F
Aire a
presión
Regulador de
Bureta Aire - Agua
graduada Regulador Agua - Agua
Valvulas
D A: Abierta
B: Abierta
Bomba G E C: Abierta
de Agua D: Abierta
E: Cerrada
Cámara
Indicador F: Cerrada
volumen G: Cerrada
nulo Circuito Aire
A B Circuito Agua
Circuito sin uso
C
Figura 6.50. ConFiguración del banco triaxial para medir el cambio de volumen.

La Figura 6.51 muestra la variación de la presión de poros en la probeta durante la etapa de


compresión.

d
3 
1 3 d
3

3 uf
3 
3 u0 3 
3  3
3
3 
D D

3 3 
1 3 d

d 
3 presión de cámara esfuerzo desviador
(a) (b) (c)
Figura 6.51. Variación de la presión de poros durante la compresión (Whitlow, 1994).
(a) Esfuerzos durante la compresión. (b) Presión de poros inicial. (c) Presión de poros de falla.

El valor de u0 representa la presión de poros que se origina cuando el espécimen esta siendo
sometido a una presión de confinamiento donde el agua no puede drenar, mientras que uf es la
presión de poros de la probeta en el instante de la falla.
El fluido (aire y agua) que llena los poros del suelo es capaz de trasmitir tensiones normales pero
no tangenciales o de corte, por lo que la presión de poros no proporciona resistencia al corte (por
esto es llamada también presión neutra). La presión que controla la deformación debido a los
cambios de volumen así como la resistencia al corte del suelo es la presión efectiva, puesto que el
esfuerzo normal y tangencial se trasmiten a través del contacto intergranular (por esto es llamada
también presión intergranular).
La aplicación de la presión isotrópica y el esfuerzo desviante (Figura 6.51a) constituyen dos
etapas diferentes del ensayo. La posibilidad de variar las características de estas etapas y sus
condiciones de drenaje permiten desarrollar distintos tipos de ensayos triaxiales. Si una muestra de
arcilla está saturada, al realizar el ensayo triaxial impidiendo el drenaje cualquier aumento en la
presión de confinamiento en la cámara resulta en un aumento igual en la presión de poros (Figura
6.51b), mientras que la presión efectiva permanece invariable. Por consiguiente, si se ensayan
varias probetas idénticas con diferentes presiones de confinamiento, todas ellas fallarán bajo el
mismo esfuerzo desviador. Sin embargo, en el momento de la falla todas estas tendrán un valor
distinto de la presión de poros.

Tipos de falla.

La falla de una probeta en el ensayo triaxial puede presentar varias formas, la Figura 6.52 muestra
tres formas típicas de falla.

(a) (b) (c)


Figura 6.52. Tipos de falla en ensayos triaxiales (Whitlow, 1994).
(a) Falla frágil (corte). (b) Falla parcial al corte. (c) Falla de flexibilidad plástica o en barril.

A medida que se acorta verticalmente la probeta bajo la carga axial el diámetro irá
incrementándose. En suelos densos o muy sobreconsolidados el espécimen se cortará claramente a
lo largo de una superficie de deslizamiento bien definida, al alcanzar el esfuerzo máximo la probeta
fallará de la forma que muestra la Figura 6.52a, a este tipo de fallas se la llama falla frágil o de
deslizamiento por cortante puro. En un suelo ligeramente sobreconsolidado en general el corte será
menos definido como muestra la Figura 6.52b y en suelos sueltos o normalmente consolidados se
presentará flexibilidad plástica sin el desarrollo de una superficie de deslizamiento, produciendo
una forma abarrilada como se muestra en la Figura 6.52c. En el último de los casos puede no
discernirse un valor definido último del esfuerzo desviador por lo que puede ser difícil identificar el
momento de la falla; por lo tanto se puede tomar un valor arbitrario de falla que corresponda a una
deformación unitaria axial de 20% donde generalmente se produce la falla.
4.2.2. Compresión no drenada.

Para realizar la compresión no drenada debe permanecer cerrada la válvula B, de esa forma cuando
se incremente la carga axial durante el ensayo el agua no podrá drenar de la probeta. Durante la
compresión no drenada la presión de poros variará conforme al incremento de la carga uniaxial y lo
mismo con la presión de cámara, por lo que deben medirse durante el ensayo.
Ensayo triaxial no consolidado no drenado (UU).

A este ensayo se lo denomina también ensayo rápido (Q) donde no se permite en ningún momento
el drenaje. La probeta no es consolidada, por lo tanto no se disipa la presión de poros durante la
aplicación de la presión isotrópica de cámara 3 en la etapa de saturación.
Después de establecer la presión de confinamiento en la cámara, se conecta la prensa para
aplicar la carga axial, se deben tomar lecturas de los deformímetros de deformación y de carga a
intervalos regulares, de este último hasta que se produzca la falla o hasta que la deformación
alcance un valor considerable (aproximadamente 20%). El incremento del esfuerzo desviador es
bastante rápido, lo que permite que no se disipe la presión de poros y los resultados puedan solo
expresarse en términos de esfuerzo total. La duración del ensayo es de 10 a 15 minutos.
Este ensayo se usa para determinar el parámetro de resistencia no drenado cu y es adecuado para
arcillas saturadas. En condiciones no drenadas, los suelos saturados presentan un esfuerzo de corte
crítico que tiende a mantenerse constante para cualquier valor del esfuerzo normal. Un aumento en
el esfuerzo axial ocasiona un aumento semejante en la presión de poros, por lo tanto el esfuerzo
efectivo normal permanece constante. En una serie de ensayos no drenados efectuados bajo
esfuerzos desviadores diferentes en probetas saturadas con el mismo suelo, los círculos de esfuerzos
de Mohr para la combinación de esfuerzos de falla describirán la envolvente de falla no drenada
como se muestra en la Figura 6.53. La intersección de la envolvente con el eje de corte define el
valor de la cohesión no drenada del suelo (cu). Este parámetro de resistencia del suelo
aparentemente es constante. Sin embargo, se deben notar dos condiciones importantes relacionadas
con cualquier valor observado de cu. Primero el valor es relevante sólo para una masa de suelo sin
drenado y segundo que el valor solo corresponde para un determinado contenido de humedad y
volumen específico, por lo que se obtendrá un valor distinto para un diferente contenido de
humedad y volumen específico.

cu


3 f 
1 f 
Figura 6.53. Envolvente de falla no drenado resultante del triaxial UU.

Para poder dibujar el círculo de Mohr de esfuerzos es indispensable determinar los esfuerzos
principales 1 y 3. Durante el ensayo triaxial (UU), se recolectan periódicamente valores de los
deformímetros que controlan el anillo de carga y la deformación de la probeta (L). La deformación
vertical , es calculada con la siguiente expresión:

L
 [6.35]
L0
Donde:
 = Deformación vertical del espécimen de suelo.
L = Deformación del espécimen registrado por el deformímetro.
L0 = Longitud inicial del espécimen de suelo.
La carga P que transmite el vástago a la probeta de suelo es el producto de la medida que registra
el deformímetro ubicado en el anillo de carga multiplicado por el factor de calibración del anillo, es
decir:

P = (Lectura del deformímetro)·(Factor de calibración del anillo).

Durante la comprensión el área transversal del espécimen de suelo cambia por lo cual debe ser
corregida, se utiliza la siguiente expresión:

A0
A [6.36]
1 
Donde:
 = Área transversal corregida.
 = Deformación vertical del espécimen de suelo.
A0 = Área transversal inicial del espécimen de suelo.


d p

Suelos Tipo II
Esfuerzo desviador d


d cr

Suelos Tipo I


Deformación vertical %
Figura 6.54. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador en un ensayo triaxial UU.
El esfuerzo desviador d, que actúa en el espécimen de suelo, será:

P
d  [6.37]
A

La Figura 6.54 muestra la variación de la deformación vertical  en función al esfuerzo


desviador, según al Tipo de suelo la curva presentará un valor del esfuerzo desviador de falla (d)f
que será el valor pico (d)p o el crítico (d)cr según al caso, donde cualquiera de estos podrá tomarse
como el instante de falla. Según la ecuación [6.28] el esfuerzo principal mayor 1, será:
1 = 3 + (d)f [6.38]
El esfuerzo principal menor en la falla (3)f, es la presión de registrada en la cámara triaxial al
momento de la falla. Teniendo los esfuerzos principales se grafica el círculo de Mohr de esfuerzos.
Aunque basta con obtener un círculo de esfuerzo, es conveniente realizar diversos ensayos (como
mínimo 3) para trazar la envolvente de falla con la cual puede determinarse el parámetro de
resistencia no drenado.

Ensayo triaxial consolidado no drenado (CU).

Este ensayo también denominado ensayo consolidado rápido (R), consta de tres etapas (saturación,
consolidación y compresión). Primeramente la probeta es saturada completamente de agua, luego
incrementando la presión de cámara es consolidada, esta etapa lleva al suelo a un estado prescrito
de volumen y de presión de poros, a partir del cual se pueden medir con exactitud los siguientes
cambios de volumen o de presión de poros que ocurrirán durante el ensayo. Finalmente cuando se
ha disipado el exceso de presión de poros al valor de la contrapresión original 3 se cierran las
válvulas de drenaje para empezar la compresión, donde la probeta llegará al punto cedente sin
drenado. Cuanto mayor sea la presión de cámara 3 mayor será el esfuerzo desviador necesario para
producir la falla.
La duración de la etapa de consolidación depende al tipo de suelo y al tamaño de la probeta, en
algunos casos esta etapa puede durar hasta 48 horas; mientras que la etapa de compresión puede
durar de 10 minutos hasta 2 horas.
El objetivo del ensayo es determinar los parámetros efectivos c' y ', ya que estos gobiernan la
resistencia al corte del suelo y determinar también algunas características respecto al cambio de
volumen y rigidez del suelo. Para dibujar el círculo de esfuerzos de Mohr que condicionará la
envolvente de falla (Figura 6.55) deben determinarse los esfuerzos principales 1 y 3, para lo cual
se recolectan periódicamente los valores de los deformímetros que controlan el anillo de carga y la
deformación vertical (L) de la probeta durante la compresión y también la presión poros en la
probeta.
Con el área corregida A (ecuación [6.37]) de la probeta puede determinarse el esfuerzo
desviador (ecuación [6.37]) que actúa en la probeta. Midiendo el exceso de presión de poros u
durante la etapa de compresión, se puede determinar el parámetro A de Skempton que será:

u
A [6.39]
d
Donde:
A = Parámetro de Skempton.
u = Exceso de presión de poros durante la compresión.
d = Esfuerzo desviador.

Se grafica el esfuerzo desviador d en función a la deformación vertical , también el exceso de


presión de poros y el parámetro A de Skempton, como se muestra en la Figura 6.54. La curva que
corresponde al esfuerzo desviador de falla (d)f tendrá un valor pico o crítico según al Tipo de suelo
donde alguno de estos se considerará el instante de falla, para este instante de falla se tendrá un
valor del exceso de presión de poros y del coeficiente A .
Suelo Tipo II

d p

 p

d 
d cr

u p cr

u

ucr
u,
d A

Deformación vertical %
Figura 6.55. Deformación vertical en función a d, u y A en un triaxial CU en suelo Tipo II.

'

c'
' )f ' )f '
Figura 6.56. Envolvente de falla para un suelo Tipo II en un ensayo triaxial CU.
La presión que se aplicó en la celda para consolidación será el esfuerzo principal menor 3, por
lo cual el esfuerzo efectivo principal menor y mayor en la falla será:

( '3 )f   3   u f [6.40]

 '1 f   3   d f   u f [6.41]

Teniendo los esfuerzos principales puede entonces graficarse el círculo de esfuerzo de Mohr, se
realizan como mínimo tres ensayos para trazar una adecuada envolvente de falla. Con el parámetro
A puede describirse características particulares del suelo, los rangos de variación de este parámetro
para los diversos suelos se presentan en la tabla 6.5.

Tabla 6.4. Rango de valores de A en la falla para diversos suelos.


Tipo de suelo Af
Arcillas con alta sensibilidad 0.75 a 1.5
Arcillas normalmente consolidadas 0.5 a 1.0
Arcillas sobreconsolidadas -0.5 a 0
Arcilla arenosa compactada 0.5 a 0.75

En este ensayos la resistencia al corte permanece prácticamente constante para un intervalo


grande de los valores de presión de menores que la presión de sobreconsolidación. Las arcillas NC
muestran una resistencia adicional con respecto a la obtenida, esta es atribuible a los mismos efectos
de sobreconsolidación, estos efectos son comparativamente mayores a los del ensayo drenado
debido a que se impide el drenaje. En los casos de obras que están sobre depósitos de arcilla en las
cuales el tiempo de construcción se extiende por tiempo razonablemente largo, puede suponerse que
al final de la construcción se habrá producido algún grado de consolidación. Si en ese momento las
solicitaciones de corte que se generan tienen magnitud suficiente para producir la falla, ésta se
producirá rápidamente sin drenaje adicional. Este comportamiento se modela en el ensayo
consolidado no drenado, en el cual la muestra se consolida bajo la presión de cámara y luego se
lleva a la ruptura aumentando el esfuerzo desviador sin permitir el drenaje. Este ensayo es aplicado
en muestras alteradas e inalteradas de arcilla y también en arena y grava.
Si se permitiera el drenaje, una muestra de arena suelta experimentaría una disminución de
volumen, pero como el drenaje está impedido no puede ocurrir cambio de volumen y la presión de
poros aumenta. Para el caso de arenas densas el drenaje implicaría un aumento de volumen luego de
una pequeña compresión inicial, pero como no se permite el drenaje el aumento de volumen es
imposible y se desarrolla una presión de poros negativa.

4.2.3. Compresión drenada.

Durante la compresión drenada la válvula B de la probeta es abierta, de esa forma cuando se


incrementa la carga axial durante el ensayo el agua puede drenar de la probeta. La velocidad de
compresión es lenta y adecuada a fin de que la presión de poros se mantenga constante, por lo que
en ningún momento se producirá un exceso de presión de poros.
La compresión drenada provee información acerca del cambio de volumen que acompaña a la
aplicación de la presión de cámara y el esfuerzo desviador, también sobre las características
tensión-deformación del suelo.
Ensayo triaxial consolidado drenado (CD).

A este ensayo se lo conoce también como ensayo lento (S). El drenaje se permite en las dos últimas
etapas, de este modo se tiene una consolidación bajo la presión de cámara y el exceso de presión de
poro se disipa durante la aplicación lenta del esfuerzo desviador. En la primera etapa se satura la
muestra completamente de agua, en la segunda esta es consolidada bajo una presión isotrópica de
cámara y en la tercera etapa se aplica una carga axial, que va incrementándose a un ritmo
suficientemente lento para que no se presente un incremento en la presión de poros. Con un drenado
total y una velocidad adecuada, se asegura que la presión de poros en la muestra permanezca
constante, entonces el incremento en el esfuerzo efectivo es igual al incremento del esfuerzo total
(’ = ). Se utiliza la válvula C para vigilar la presión de poros, con la válvula A y las lecturas
de los deformímetro que controlan la carga y la deformación vertical se mide el cambio de volumen
de la probeta. El objetivo del ensayo es determinar los parámetros de resistencia efectivos c' y ' del
suelo.
Para determinar los esfuerzos principales y dibujar el círculo de esfuerzo de Mohr se procede de
la misma manera que para el caso del ensayo UU, entonces se grafica la variación de la
deformación vertical respecto al esfuerzo desviador mostrada en la Figura 6.56.


d p
Suelo Tipo II
d
Esfuerzo desviador


d cr

Suelo Tipo I

Deformación vertical %
Figura 6.57. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador en un ensayo triaxial CD.

Obteniendo de la curva mostrada en la Figura 6.56 el esfuerzo desviador de falla (d)f que puede
ser el valor pico o crítico, se determina el esfuerzo principal mayor con la expresión:

'1)f = ('3)f + (d)f [6.42]

El esfuerzo principal menor efectivo de falla ('3)f, será el esfuerzo isotrópico aplicado en la
cámara para la consolidación de la probeta. Para trazar la envolvente de falla y determinar los
parámetros de resistencia efectivos, se deben trazar tres círculos (Figura 6.57).

'

' )f ' )f '


Figura 6.58. Envolvente de falla para un suelo Tipo I en un ensayo triaxial CD.

4.3. Ensayo de Compresión inconfinada.


El ensayo de compresión inconfinada es un método rápido y de amplio uso para determinar el
parámetro de resistencia no drenado cu del suelo saturado arcilloso.

Deformímetro

Anillo
de carga
Deformímetro

Cubierta
superior

Vástago

Placa
superior

Vaina
de latex

Probeta

Piedra
porosa

Placa
inferior

Figura 6.59. Ensayo de compresión inconfinada (Das, 1997).


En este ensayo no drenado se aplica un esfuerzo axial mediante una prensa a una probeta
cubierta de una vaina de látex que impide el drenaje. La probeta no está sometida a una presión
isotrópica de confinamiento alrededor de ella, en la Figura 6.58 se muestra el sistema para realizar
este ensayo.
La preparación de la probeta (saturación), el montaje del vástago y el anillo de carga es similar al
caso de los ensayos triaxiales. Para determinar el parámetro no drenado cu, se recolectan
periódicamente valores de los deformímetros que controlan el anillo de carga y la deformación
vertical (L) de la probeta. Con el área corregida A (ecuación [6.37]) de la probeta puede
determinarse el esfuerzo desviador (ecuación [6.37]) que actúa en la probeta, entonces se grafica la
variación de la deformación vertical respecto al esfuerzo desviador, como se muestra en la Figura
6.52.
Esfuerzo axial aplicado  p

Suelos Tipo II

cr

Suelos Tipo I


Deformación vertical %
Figura 6.60. Deformación vertical respecto al esfuerzo axial en la compresión inconfinada.

La curva mostrada en la Figura 6.59 presentará un valor pico o crítico dependiendo al Tipo de
suelo, donde en cualquiera de estos puede considerarse el instante de la falla. A este valor en el
momento de la falla se lo denomina esfuerzo de compresión inconfinada qu, que será el esfuerzo
principal mayor de falla 1, mientras que el esfuerzo principal menor de falla será cero ya que la
probeta no esta sometida a un esfuerzo de confinamiento. En la Figura 6.60 se dibuja esta
combinación de esfuerzos.

cu


 
 qu 
Figura 6.61. Combinación de esfuerzos en la falla en el ensayo de compresión inconfinada.
Según a la Figura 6.60, el parámetro de resistencia no drenado se obtiene de la ecuación:

cu
qu  [6.43]
2

Se realizan varios ensayos (como mínimo 3) para adoptar un valor promedio de qu. La Tabla 6.5
muestra que basándose en el valor de qu puede estimarse la consistencia del suelo.

Tabla 6.5. Consistencia de la arcilla (Das, 1997).


2
Consistencia qu k(kg/m )
Muy suave 0 a 2.44
Suave 2.44 a 4.88
Medio 4.88 a 9.76
Duro 9.76 a 19.52
Muy duro 19.52 a 39.05

4.5. Selección del ensayo triaxial adecuado.

Para elegir un adecuado ensayo triaxial deben tenerse en cuentas dos detalles:

 El tipo de parámetros que se desean obtener.


 El tipo de suelo y su origen.

La tabla 6.6, muestra los parámetros que se obtienen en los diferentes tipos de ensayos triaxiales.

Tabla 6.6. Parámetros determinados en los ensayos triaxiales.


Tipo de ensayo triaxial Parámetros determinados
No consolidado no drenado (UU) cu
Consolidado drenado (CD) c' 
Consolidado no drenado (CU) c'  A

El Ensayo triaxial debe tratar de asemejar las condiciones reales que tendrá el suelo en campo,
los ensayos UU y CU podrían asemejar bien las condiciones de una arcilla con muy baja
permeabilidad, mientras que un ensayo CD a un suelo con una permeabilidad que permite un buen
drenaje del agua.
Sin embargo, los ensayos triaxiales pueden combinarse a fin de determinar los parámetros de
otros ensayos triaxiales realizados con el mismo suelo. En la Figura 6.61 se ha trazado en trazo
lleno la envolvente de falla de un ensayo UU realizado en una arcilla, si se resta la presión de poros
a la combinación de esfuerzos principales totales que producen la falla en el triaxial UU, se
obtendrá un círculo de esfuerzos desplazado en trazo segmentado que representará la combinación
de esfuerzos principales efectivos de falla para el estado drenado del suelo. Si posteriormente se
realizara un ensayo CU, CD, de corte directo o de la compresión inconfinada con el mismo suelo se
obtendría una envolvente de falla efectiva que sería tangente a aquel círculo en trazo segmentado
anteriormente determinado. En el caso de un terraplén o un talud resulta dificultoso medir la
variación de la presión de poros a lo largo del tiempo, para poder evaluar la resistencia al corte del
suelo, al combinar ensayos puede evaluarse fácilmente la resistencia a corto y largo plazo.

'

cu
c'

'
1 f '
3 f 
1 f 
3 f '
Figura 6.62. Combinación de esfuerzos en la falla en el ensayo de compresión inconfinada.

4.6. Otros ensayos en laboratorio.

Ensayo de la Veleta.

La veleta es un instrumento de laboratorio utilizado para determinar el parámetro de resistencia al


corte no drenado cu de un suelo, tiene la ventaja de poder ser aplicado directamente en campo lo
cual evita el transporte una muestra de suelo. En el caso de suelos compuestos de limo y arcilla en
especial los de alta sensibilidad, el efecto de las alteraciones durante el ensayo pueden ser bastante
considerables en lo que respecta a la confiabilidad de los resultados medidos en el laboratorio, por
lo cual este instrumento proporciona información bastante aproximada.

Figura 6.63. Extremo inferior de la Veleta.

El ensayo con la veleta de corte es ideal para el caso de suelos compuestos de arcillas saturadas
sin fisuras y limos saturados. No es tan confiable para suelos fisurados o secuencias de
microestratos. Básicamente el extremo inferior de la veleta consiste en cuatro aspas montadas en el
extremo de una barra de acero (Figura 6.62). Después de hincar la veleta en el suelo, se hace girar
aplicando un par de torsiones en el extremo libre de la varilla. Se gira primero la veleta entre 6 y 12º
por minuto para determinar el parámetro de resistencia al corte sin perturbación y a continuación se
mide la resistencia remoldeada haciendo girar con rapidez la veleta. La superficie afectada
constituye el perímetro y los extremos de un cilindro.
La Figura 6.63a muestra las dimensiones estándar de la veleta con respecto al diámetro que
genera. La veleta es instalada en el suelo con ayuda de otro accesorio donde es ensamblada con
todos sus accesorios, la Figura 6.63b muestra gráficamente los pasos para el ensamblado de la
veleta. El parámetro de resistencia al corte no drenado se obtiene igualando el valor del momento de
torsión con el momento de la fuerza cortante, por lo que se tendrá la expresión:

T
cu  [6.44]
1  1 
  D2   h   D
2  3 
Donde:
cu = Parámetro de resistencia al corte no drenada.
T = Momento torsor de la veleta.
h = Altura de las aspas de la veleta.
D = Diámetro de la circunferencia que genera la veleta al girar.
1 2 3 4 5 6 7

10·D

2·D

(a) (b)
Figura 6.64. Ensamblado de la veleta en campo (U.S. Navy, 1982).
(a) Dimensiones estándar. (b) Ensamblado.

Ensayo con el Penetrómetro.

La Figura 6.64 muestra un penetrómetro de bolsillo, que es un instrumento de laboratorio utilizado


para determinar el esfuerzo de compresión inconfinado qu en laboratorio o en campo. Para lo cual se
traza un círculo con su centro en el suelo, entonces se ubica verticalmente el penetrómetro
directamente contra el suelo y se realizan disparos alrededor del círculo y en el centro. Los valores
registrados del penetrómetro se evalúan mediante una tabla proporcionada por el fabricante, el valor
promedio de las lecturas realizadas con el penetrómetro será qu, con el cual puede trazarse la
envolvente de falla.
Figura 6.65. Penetrómetro de bolsillo (ELE).

Ensayo con el micromolinete.

La Figura 6.64 muestra un micromolinete, que es un instrumento de laboratorio similar a la veleta,


con la particularidad de ser más pequeño y poseer en su extremo inferior varias aspas similares a las
de un ventilador. Con este instrumento puede medirse el parámetro de resistencia al corte no
drenado cu tanto en laboratorio como en campo.

Figura 6.66. Micromolinete (ELE).

5. Métodos empíricos para determinar los parámetros de resistencia al corte.

También pueden determinarse los parámetros de resistencia al corte de forma empírica, al realizar
diversos ensayos en una gran variedad de suelos se ha observado que los parámetros de resistencia
siguen un comportamiento ordenado que está relacionado a las propiedades índice del suelo. Por lo
cual diversos investigadores han elaborado ábacos para determinar de forma empírica los
parámetros de resistencia al corte para diversos tipos comunes de suelo.
La Figura 6.64 muestra un ábaco elaborado por el U.S. Navy (1982) para determinar el
parámetro de resistencia ' en condiciones drenadas con c’ = 0.
Peso unitario seco, 
d
KN/m3
15 20

00 %
lati va 1
40 d re
sida
Den
75%
GW
Ángulo de fricción efectivo, ' (deg)

GP
SW
35 50% Tipo de suelo

ML
y SP
SM 25%
o
30 en este rang

25

20
75 80 90 100 110 120 130 140 150
3
Peso unitario seco, 
d
lb/ft

1.2 1.1 1.0 0.9 0.8 0.7 0.65 0.6 0.55 0.5 0.45 0.4 0.35 0.3 0.25 0.2 0.15
Índice de vacíos, e

Figura 6.67. Valores típicos de ’ para suelos poco cohesivos (U.S. Navy, 1982).

Este ábaco considera diversas propiedades del suelo como el tipo de suelo, peso unitario seco,
densidad relativa e índice de vacíos. Todas estas propiedades del suelo están relacionadas entre sí,
por lo cual para utilizar este ábaco basta con conocer algunas de estas características del suelo.

1.0
0.9
60
0.8
50
0.7
40
0.6
sin '
' (deg)

30 0.5

0.4
20
0.3

0.2
10
0.1

0 0
5 6 8 10 15 20 30 40 50 60 80 100 150 200
IP Índice de platicidad

Figura 6.68. Valores típicos de ’ para arcillas y limos NC (Mitchell, 1993).


Para el caso de suelos finos como limos y arcillas normalmente consolidados, se ha observado
que los parámetros de resistencia están relacionados al índice de plasticidad del suelo, la Figura
6.65 muestra un ábaco elaborado por Mitchell (1993) para determinar el ángulo de fricción efectivo
para muestras de suelo drenadas con c’ = 0 tanto para muestras remoldeadas como inalteradas.
Puede ser bastante cómodo hallar los parámetros de resistencia al corte de forma empírica, sin
embargo, debe tenerse en cuenta que los parámetros determinados por métodos empíricos,
solamente han de servir como referencia o valores comparativos para evaluar los parámetros
determinadas mediante un ensayo triaxial, de corte directo o compresión inconfinada.
Algunas relaciones empíricas sugeridas para determinar los parámetros de resistencia al corte del
suelo se muestran en la Tabla 6.7. Los resultados que proporcionan estas relaciones solo son
referenciales

Tabla 6.7. Relaciones empíricas para los parámetros de resistencia al corte (Budhu, 2000).
Tipo de suelo Ecuación Referencia
 cu 
Arcillas normalmente consolidadas      0.11  0.0037  IP Skempton (1957)
  NC

 cu  OC
  OCR 
0.8
Arcillas sobreconsolidadas Ladd et al. (1977)
 cu   NC
cu
  0.23  0.04   OCR0.8 Jamiolkowski et al. (1985)

Todas las arcillas
cu Mersi (1975)
 0.22
 0

Arena limpia con curazo  p  cr  3  Dr  10  ln pf   3 Bolton (1985)

El valor de p'f en la ecuación propuesta por Bolton representa la cantidad de esfuerzo efectivo en
la falla (expresado en KPa). Esta ecuación solo es válida si: 12 > ('p – 'p) > 0.

6. Sensibilidad de la arcilla. (S)

Para muchos depósitos naturales de suelo arcilloso, el esfuerzo de compresión inconfinada se


reduce grandemente cuando el suelo a ensayar es remoldeado aunque no se presente un cambio en
el contenido de humedad del suelo, como muestra la Figura 6.66. Esta propiedad del suelo arcilloso
es conocida como sensibilidad. El grado de sensibilidad se expresa como el cociente del esfuerzo de
compresión inconfinada en un estado inalterado y remoldeado, que será:

cu  inalterada 
S [6.45]
cu  remoldeada 
Donde:
S = Sensibilidad de la arcilla.
cu = Parámetro de resistencia no drenado.

Para la mayoría de las arcillas la sensibilidad generalmente varía entre 1 a 8, basándose en esto
las arcillas pueden clasificarse según muestra la Tabla 6.8.
Esfuerzo axial aplicado  Inalterada

qu

Remoldeada

qu

Deformación vertical %
Figura 6.69. Compresión inconfinda en arcilla inalterada y remoldeada (Das, 1998).

Tabla 6.8. Sensitibidad de la arcilla. (Das, 1997)


Sensibilidad Descripción
1-2 Ligeramente sensitiva
2-4 Medianamente sensitiva
4-8 Muy sensitiva
8 - 16 Ligeramente activa
16 - 32 Medianamente activa
32 - 64 Muy activa
> 64 Extra activa

7. Análisis mediante trayectorias de esfuerzo.

Se define como trayectoria de esfuerzo a un diagrama o gráfica trazado en un sistema de


coordenadas como resultado del cambio de esfuerzo en una solicitación. Las trayectorias de
esfuerzos, pueden ser elaboradas de acuerdo al tipo de análisis que se desee realizar, estas pueden
variar significativamente según a las condiciones de drenado o de consolidación del suelo, dando
así un panorama más amplio para observar con más detalle y claridad el verdadero comportamiento
del suelo.
Para el caso de un material elástico resulta fácil predecir la deformación que origina la acción de
una carga en el proceso de cargado y descargado de esta, ya que sin importar la forma del ciclo de
carga la deformación final será la misma. Por lo tanto no resultaría muy útil una trayectoria de
esfuerzos ya que con el valor final de la deformación y su estado de carga en ese instante, puede
predecirse el comportamiento según al cambio de esfuerzo. Sin embargo en el caso de los suelos,
estos tienen un comportamiento elastoplástico, lo cual es una dificultad, de modo que la forma
exacta de cargar o descargar puede afectar mucho el resultado final, por lo que no puede predecirse
con facilidad el comportamiento del suelo según al cambio de esfuerzo. Con un análisis mediante
trayectorias de esfuerzo para un comportamiento elastoplástico, se tendrá un panorama mucho más
amplio de los cambios que sufre el suelo en todo el ciclo de carga de acuerdo a las condiciones de
drenaje y consolidación.
Trayectorias de esfuerzo en el espacio ( ).
Con un análisis de trayectorias en el espacio (, ) puede observarse la deformación que tiene un
material con el cambio de esfuerzo al que se somete. En la Figura 6.67 se han trazado trayectorias
de esfuerzo-deformación, que representan el comportamiento de diversos metales a la tensión. Las
flechas indican la dirección de variación de esfuerzo y las líneas O  F son las trayectorias de
esfuerzos hasta el punto de la rotura del metal. Al principio la deformación () corresponde al
mismo valor del esfuerzo () independientemente de cualquier cambio inmediato en la carga, por lo
que la trayectoria de esfuerzo O C es una recta que sigue la ley de Hooke, esta forma típica de la
trayectoria indica un comportamiento netamente elástico.

  

F
C F
f C C
f

O f  O f  O 

(a) (b) (c)



O  O 

(d) (e)
Figura 6.70. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria (Whitlow, 1994).
(a) Elástico frágil. (b) Dúctil. (c) Completamente plástico. (d) Inelástico. (e) Cedencia dúctil.

A partir del punto C, que es el punto cedente o de deformación, se presenta un aumento brusco
en la deformación en comparación a la variación del esfuerzo, en ese instante el material ya se
comporta de modo enteramente plástico. Un aumento posterior de la carga origina deformación
plástica, que no desaparece al descargar. En los materiales frágiles se presenta una falla poco
después del punto cedente (Figura 6.67a), mientras que los materiales dúctiles presentan una
cantidad apreciable de deformación antes de romperse (Figura 6.62b). Para un estado netamente
plástico el material continúa cediendo sin aumento de esfuerzo (Figura 6.67c). En materiales como
el plomo, aluminio y muchos plásticos, la deformación es inelástica en su mayor parte puede
presentarse el reblandecimiento por deformación, que es la reducción del esfuerzo del punto
cedente (Figura 6.67d). En materiales como acero suave y cobre se presenta endurecimiento por
deformación, que es el aumento en el esfuerzo del punto cedente (Figura 6.67e).
Con las trayectorias de esfuerzo graficadas en la Figura 6.67 para diversos metales, puede verse
con claridad su comportamiento y describir características particulares de cada uno de ellos. Los
suelos tienen un comportamiento mucho más complicado, en el caso de suelos sueltos estos se
contraen y se tornan más rígidos. En la Figura 6.68 se muestra la trayectoria de esfuerzos para un
sistema (, ) donde los puntos críticos C y D de la trayectoria, definen estados muy particulares del
comportamiento del suelo cuando esta siendo sometido a esfuerzos axiales, por lo cual el análisis
mediante las trayectorias de esfuerzos resulta muy útil.

C
deslizamiento por
o

contracción plástica en D
ns

cortante en C
de

D
o
suelt

esfuerzo
esfuerzo
máximo
último

deformación unitaria 
Figura 6.71. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria (Whitlow, 1994).

Trayectorias de esfuerzos en el espacio ('1, '3).


El comportamiento del suelo en estado drenado y no drenado difiere significativamente, por lo cual
frecuentemente se necesitan realizar comparaciones entre el comportamiento drenado y sin drenar
del suelo para muchos problemas de mecánica de suelos. Lo que se busca mediante la trayectoria de
esfuerzos es poder interpretar los resultados de ensayos de corte entre los esfuerzos efectivos y
totales.
Para estos fines, se pueden emplear las trayectorias de esfuerzos graficadas sobre los ejes de
esfuerzos principales. En la Figura 6.69 se muestran dos trayectorias de esfuerzos para un ensayo
triaxial en condiciones drenadas (CD) y no drenadas (CU), donde las flechas indican el sentido.
Observe que ambas trayectorias son las mismas en O C, que representa un aumento isotrópico de
esfuerzo (1 = 3) en condiciones drenadas (u = 0) durante la consolidación de la muestra
(segunda etapa del ensayo triaxial). Si 1 aumenta en forma uniaxial y 3 se mantiene constante, la
trayectoria de esfuerzo en condiciones drenadas (u = 0) será C  SD, debido a que ' = ,
mientras que si se evita el drenado la presión de poros aumentará a medida que aumente el esfuerzo
uniaxial y la trayectoria de esfuerzo será C  SU, debido a que ’ =  – u.
' , 

 SD (u= 0)
u
'
SU
co
pi
tró

u
iso

0 '  ' ,
Figura 6.72. Trayectorias de esfuerzos en el espacio ('1, '3) (Whitlow, 1994).

Trayectorias de esfuerzos en el espacio (t', s').

Debido a las ventajas que tiene un análisis mediante las trayectorias de esfuerzos, estas pueden
relacionarse al criterio de falla de los suelos, para lo cual se pueden representar cómodamente
estados de esfuerzo mediante el círculo de Mohr ya que está relacionado a un criterio de falla.
La Figura 6.70a, muestra la trayectoria de esfuerzos para el caso de la aplicación de una carga
donde se permite el drenado, se observa que los estados de esfuerzos en el sistema se ubican
mediante círculos de Mohr. Las ecuaciones [6.46] y [6.47] dan las coordenadas del punto de
esfuerzo cortante máximo para cada círculo de Mohr en el espacio (t', s').

  '1  '3 
1
s'  [6.46]
2

  '1  '3 
1
t'  [6.47]
2

Durante la etapa de carga 3 es constante, por lo cual todos los círculos tienen un mismo punto
en común. Al incrementar el esfuerzo axial '1, los valores de t' y s' aumentan respectivamente, por
lo cual el círculo será cada vez mayor hasta que para un estado de esfuerzos determinado se
producirá la falla. Para dicho estado de esfuerzo se tendrá un valor de t' y s', la envolvente de falla
será tangente a este circulo de falla con un ángulo '. Las flechas que parten de '3 hacia los valores
máximos de t’ en cada círculo indican la trayectoria de esfuerzos durante la etapa de carga en estado
drenado. Por lo tanto, la gráfica de trayectoria de esfuerzo está relacionada con el criterio de falla.
La Figura 6.70b muestra la trayectoria de esfuerzos total y efectiva durante la aplicación de una
carga donde no se permite el drenado. Después de la etapa de consolidación se tiene un estado
inicial de esfuerzo '1 = '3 que será la magnitud OC con drenado completo. La trayectoria total de
esfuerzo estará de nuevo a 45º siguiendo la trayectoria O  ST. Sin embargo, para el estado
drenado la trayectoria del esfuerzo efectivo se curva hacia atrás, porque s' = s – u, siguiendo la
trayectoria C  SE. Bajo condiciones sin drenado en suelo saturado, la presión de poros se
incrementa cuando aumenta 1, entonces los esfuerzos totales y efectivos (Figura 6.70a) siguen la
misma trayectoria: C  ST(SE) durante la carga.

t'

Envolvente de falla
de Mohr Coulomb
ST(SE)

t' =  (' - ' )

'

' s'

s' =  (' + ' )


(a)
t'

u

SE ST

ESP TSP

'
C
O '  '  s'

s' 1

s = s' + u
(b)
Figura 6.73. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (t', s') (Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada. (b) Condición no drenada.

Se puede ilustrar el comportamiento comparativo del suelo bajo esfuerzos crecientes y


decrecientes mediante trayectorias de esfuerzo en el sistema de coordenadas (t', s'). En la Figura
6.71a se muestra la trayectoria de esfuerzo para un punto por debajo de una fundación larga de un
suelo arcilloso. Durante la construcción que es la etapa de carga, los esfuerzos aumentan
rápidamente desde sus valores originales 1 y 3 en condiciones no drenadas, por lo cual la presión
de poros aumentará una cantidad u siguiendo la trayectoria C SU.


t'

s' u

consolidación
SU SD

carga  

t
C
' t

s'

s
s
(a)

v

h h
n
t'
v excavación

s' u

succión
SD SU

 n

C descarga
'
s'

s
s
(b)
Figura 6.74. Trayectorias de esfuerzos por descarga en una excavación (Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada. (b) Condición no drenada.
Al paso del tiempo, se disipará el exceso de la presión de poros debido al drenado durante la
consolidación (SU  SD). El punto del esfuerzo final queda mas alejado de la envolvente de falla,
lo cual lleva a la conclusión de que a corto plazo la carga sin drenado es más crítica que la carga
sobre terreno drenado en suelos arcillosos bajo una fundación.
En la Figura 6.71b se muestra la trayectoria del esfuerzo para carga sin drenado de un punto
vecino a una excavación. En este caso, una disminución del esfuerzo en la etapa de descargado,
induce a una presión de poros negativa –u (succión) y con ello la trayectoria inmediata sin drenar
de esfuerzo es C  SU. En respuesta a la succión, el contenido de humedad aumentará en forma
gradual hasta que se halla reducido el exceso de presión negativa en los poros, por lo cual la
trayectoria de esfuerzos será SU  SD. El punto final del esfuerzo está mas cerca de la envolvente
de falla, por ello la resistencia drenada a largo plazo es la más crítica en problemas relacionados con
la estabilidad de excavaciones y cortes en pendiente (talud). La envolvente de falla de Mohr-
Coulomb es tangente al círculo de Mohr en un punto que corresponde a los esfuerzos de falla. Por
lo tanto, el punto de esfuerzo (t'f; s'f) en este círculo es un parámetro alternativo para la condición de
falla. Se puede definir a la línea que pasa por los puntos de esfuerzo de los círculos de falla como la
envolvente de puntos de esfuerzos de falla, la cual puede utilizarse como criterio alternativo de la
falla, como muestra la Figura 6.72. La envolvente de puntos de falla puede escribirse como:

t'f = a' + s'f·tan ' [6.48]

La ecuación [6.48] tiene la misma forma que la ecuación [6.24] de la envolvente de falla de
Mohr-Coulomb. Los parámetros de la envolvente de puntos de esfuerzos de falla se relacionan con
el criterio de Mohr-Coulomb como sigue:

sin ’ = tan ’ [6.49]

c'·cos ’ = a' [6.50]

', t'
envolvente de falla '
de Mohr-Coulomb
'

envolvente de puntos
de esfuerzo de falla

c' a'

', s'
Figura 6.75. Envolvente de puntos de esfuerzo de falla (Whitlow, 1994).

Trayectorias de esfuerzos en el espacio (q', p').

Los análisis mediante trayectorias de esfuerzo que se describieron anteriormente son útiles para
problemas donde interviene la deformación plana, pero son algo limitados en un sentido general,
porque no pueden representar con facilidad las verdaderas condiciones triaxiales. Los análisis
anteriores consideran el caso donde el esfuerzo axial 1 va incrementándose, mientras que se
considera que 2 = 3, es decir un sistema biaxial simétrico. Sin embargo, en la realidad se tiene que
1  2  3lo que es un sistema triaxial verdadero, por lo cual para un análisis triaxial verdadero,
se necesita un sistema de trayectorias de esfuerzos que satisfaga estas condiciones.
Si se usan el esfuerzo promedio p' y el esfuerzo desviador q' en lugar de s' y t', entonces se
pueden representar con igual facilidad estados de esfuerzo con deformación plana, biaxialmente
simétricos y triaxiales verdaderos. El esfuerzo normal promedio será:

p'    1   2   3 
1
[6.51]
3
y
p = p' + u [6.52]

El esfuerzo desviador será:

q' = '1 – '3 [6.53]


y
q = q' [6.54]

Para el caso de esfuerzos triaxiales con simetría biaxial utilizados en los ensayos triaxiales, los
esfuerzos serán:

p'    1  2   3 
1
[6.55]
3
y
p = p' + u [6.56]

Mientras que:

q' = '1 – '3 [6.57]


y
q = q' [6.58]

La Figura 6.73 muestra una gráfica en el espacio (q', p') típica de un ensayo triaxial con y sin
drenado. La etapa de consolidación isotrópica sigue la trayectoria O  C, por lo cual en el punto C
se tendrá que:

1  2  3
y
u0 = 0

De donde resulta:

p’0 = p0 = ’3 = 3

Donde p0 es la presión de preconsolidación.


Durante la segunda etapa el suelo se ha consolidado totalmente. Al aumentar 1 uniaxialmente
durante la tercera etapa, la trayectoria del esfuerzo total es C  SD, teniendo una pendiente dq’/dp’
= 1/3.
Por lo cual puede escribirse:
p'    1  2   3     1   3  3   3 
1 1
3 3

Por lo que se tendrá que:

1
p '   q ' 3
3

Diferenciando, se tiene que:

dp' 1

dq' 3

Para el estado no drenado, la presión de poros aumenta durante la etapa de carga uniaxial desde
cero hasta u1, siguiendo la trayectoria efectiva de esfuerzos C  SU.

q'

envolvente de falla

q'f = M p'f

p'1 u1

SU SD

0 C p'

p'0 = p0= 3
p1
Figura 6.76. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (q', p') (Whitlow, 1994).

Se puede definir una envolvente que corresponda a los valores de q' y p’ en el instante de la
falla, que será:

q’f = M·p’f [6.59]


Los puntos SU y SD para un determinado estado de esfuerzos que correspondan a la falla,
formarán parte de la envolvente de falla. Note que la envolvente de falla que esta descrita en la
ecuación [6.59], es similar a la envolvente de falla de Mohr-Coulomb, por lo cual se puede obtener
una relación entre M y el ángulo ' de fricción definido por la envolvente de falla Mohr-Coulomb
correspondiente.
Del círculo de Mohr (Figura 6.70a), cuando c' = 0, se tiene que:
1 2   1   3 
sin  ' 
1 2   1   3 

Transponiendo, para despeja la relación '3/'1, esta ecuación será:

 '3 1  sin  '



 '1 1  sin  '

De la ecuación [6.59], se tiene que:

q'  '1  '3


M  [6.60]
p' 1 3   '1 2   '3 

Sustituyendo la expresión:

 1  sin  ' 
3    '1    '1 
1  sin  '
M  
2  1  sin  '   '1
 '1 
1  sin  '

Simplificando, la ecuación [6.60] resulta en:

3  1  sin  ' 1  sin  '   '1


M
1  sin  ' 2  2  sin  '   '1

Lo que resulta:

6  sin  '
M [6.61]
3  sin  '

Transponiendo, se tendrá que:

3 M
sin  '  [6.62]
6M

Con la ecuación [6.62] puede determinarse la pendiente M de la envolvente de falla del espacio
(p', q') en función al ángulo de fricción del suelo del espacio ( ', '). El análisis de la resistencia al
corte del suelo mediante la trayectoria de esfuerzos en el espacio (p', q') es más amplio, confiable y
aceptado a nivel internacional.
8. Modelo del estado critico.

De acuerdo a la naturaleza de las partículas, la porosidad y permeabilidad del suelo, es de esperar


que se produzcan cambios de volumen apreciables cuando el suelo es sometido a cargas axiales. La
rapidez con que se desarrolla este cambio de volumen depende mucho de la permeabilidad del
suelo. Por ejemplo, debido a la alta permeabilidad de una arena los cambios de volumen que se
producen llegan a ser inmediatos, mientras que en el caso de una arcilla que tiene baja
permeabilidad los cambios de volumen pueden ser bastante lentos, esta cambia su volumen
progresivamente en un tiempo considerable.
El cambio de volumen que sufre el suelo por la acción de una carga tiene su debida importancia,
pues afecta significativamente en el comportamiento del suelo. Cuando un suelo se consolida
debido a una carga se incrementa la resistencia al corte de dicho suelo, claro está que este
incremento depende del tipo de suelo, las condiciones de carga (estado drenado y no drenado) y de
cómo los esfuerzos se desarrollan en la etapa de carga (Budhu, 2000).
El criterio de falla de Mohr-Coulomb queda limitado en cuanto a considerar el cambio de
volumen, aunque es ampliamente aceptado y utilizado por su sencillez no considera los efectos de la
deformación volumétrica en el concepto de falla, los parámetros c' y ' de resistencia al corte
determinados con este criterio no llegan a ser las propiedades fundamentales del suelo. Si mediante
un ensayo triaxial, se han determinado los parámetros c' y ', estos únicamente serán válidos si las
condiciones en situ son las mismas que las condiciones asumidas en laboratorio. Para el caso de
suelos bastante suelos, la trayectoria de esfuerzos en el espacio (,  mostrada en la Figura 6.68,
proporciona resultados que pueden confundir al momento de determinar la combinación de
esfuerzos que produce la falla.
Roscoe y Wroth (1958), propusieron por primera vez un modelo que relaciona todos los cambios
que ocurren en el estado de esfuerzo con los cambios de volumen consecuentes a corto y largo
plazo (Whitlow, 1994).
Este modelo se ha ideado con el fin de unir los conceptos elementales de consolidación (NC y
SC) y resistencia al corte. Puesto que los suelos tienen un comportamiento complicado desde el
punto de vista de todas las variantes que ocurren, este modelo presenta mecanismos matemáticos
que proporcionan una simplificación e idealización del comportamiento del suelo en el estado
crítico del suelo, donde para un estado de esfuerzo caracterizado se tendrá una deformación por
corte constante.
Con el tiempo muchos investigadores han desarrollado mejor este modelo, que actualmente se lo
conoce como el modelo del estado crítico o ―Cam Clay‖ (CSM). Este se desarrolla en un sistema de
coordenadas (q, p', e), donde simultáneamente se describen trayectorias en los espacios (q, p') y (e,
p'). Durante el cambio de volumen que experimenta un suelo, existe un instante que corresponderá a
un determinado volumen donde el suelo deje de responder elásticamente y pasar a un estado
elastoplástico, el CSM establece condiciones y parámetros para determinar cuando el suelo llega a
ese estado.
El criterio de falla de Mohr-Coulomb, determina una envolvente de falla que es trazada con los
esfuerzos máximos alcanzados al variar el estado de esfuerzos en el ensayo. De acuerdo con el
modelo de estado crítico, el estado de falla de esfuerzos de Mohr-Coulomb es insuficiente para
garantizar la falla en los suelos. Este modelo establece un límite en el cual a partir de este estado el
suelo comienza a ceder, es decir, que pasa del comportamiento netamente elástico a uno
elastoplástico, a un volumen crítico (Whitlow, 1994).
En la Figura 6.74, se muestra análogamente las diferencias que existen entre el criterio de falla
de Mohr-Coulomb graficado en el espacio (t', s') y el modelo de estado crítico (CSM) trazado en el
espacio (p', q).
 q

o
ític
cr
do
ta
fall
a es
de de
a ea
líne lín
'cr

' p'
(a)

e e

' p'
(b)
e e
Cr 
Cc


Cr

log ' ln p'


(c)
Figura 6.77. Parámetros del modelo de estado crítico (Budhu, 2000).
(a) Envolvente de falla. (b) Línea de consolidación. (c) Línea de consolidación normalizada.

En la Figura 6.74a la envolvente de esfuerzos de falla es trazada en el espacio (, ') con un línea
recta de pendiente ’cr, mientras que en el CSM la envolvente o generalmente llamada línea de
estado crítico, es también una línea recta trazada en el espacio (p', q) pero con una pendiente
definida como M, que será:

qf
M  [6.63]
p 'f
Donde:
qf = Esfuerzo desviador en el momento de la falla.
p'f = Esfuerzo normal promedio en el momento de la falla.

La Figura 6.74b muestra la línea de consolidación normal trazada en el espacio (e, '), para el
caso del CSM esta se traza en el espacio (e, p'). Sin embargo, en la Figura 6.74c se observa que para
conveniencia matemática esta se traza en el espacio (e, ln p') donde las trayectorias son líneas
rectas. Para el caso del CSM la pendiente de la línea de consolidación normal es definida como , la
relación de este valor con el coeficiente de consolidación es:

Cc
 [6.64]
2.3

En el caso de la línea de expansión o descarga definida como , la relación que existe entre este
parámetro y el coeficiente de expansión o recomprensión se escribe:

Cr
 [6.65]
2.3

La línea de consolidación normal se abrevia NCL, mientras que la de expansión como URL.
Ambos valores de  y  son positivos para la compresión, para la mayoría de los suelos la relación
entre / varía entre 0.1 a 0.2 (Budhu, 2000).
La relación de sobreconsolidación R0 para el CSM, se escribe como:

p'c
R0  [6.66]
p'0
Donde:
R0 = Relación de sobreconsolidación.
p'c = Esfuerzo efectivo de preconsolidación.
p'0 = Esfuerzo efectivo inicial o presión de sobrecarga.

La relación de sobreconsolidación R0, no debe confundirse con el índice de sobre consolidación


OCR, estos dos valores está relacionados mediante la expresión:

1  2  K 0NC
R0   OCR [6.67]
1  2  K 0OC
Donde:
K 0NC = Parámetro de consolidación para suelos normalmente consolidados
K 0OC = Parámetro de consolidación para suelos sobreconcolidados.

El parámetro de consolidación K0, es:


 'h
K0  [6.68]
 'v
Donde:
’h = Esfuerzo efectivo horizontal actuante en la etapa de carga.
’v = Esfuerzo efectivo horizontal durante la etapa de carga.

Superficie de falla.

La idea central en el CSM es que todos los suelos fallan en una única superficie de falla del espacio
q, p', e, lo que significa que para afirmar la falla de un suelo, se debe considerar tanto el volumen
como el estado de esfuerzos. Esta superficie de falla del suelo es independiente del proceso que
haya seguido la etapa de carga.

q
)
SL
(C

CSL
(D)

p'
D
)

(U)
SL

qD L
NC
(C

p'D
(D)
qU (C) U
p'U
C

eD (U) CU = Trayectoria sin drenado.


CD = Trayectoria con drenado.
e U = e0

e
Figura 6.78. Proyección tridimensional de la línea de estado crítico (Whitlow, 1994).

Esta superficie límite se puede considerar como un análogo tridimensional de una envolvente de
falla. Cuando un suelo se encuentra ubicado por debajo de esta superficie, se considera que tiene un
comportamiento elástico, si el suelo se ubica en esta o por encima el suelo tiene un comportamiento
elastoplástico. Cabe señalar que cuando el suelo alcanza un estado crítico se refiere al instante
cuando el suelo empieza a ceder, lo que significa que está a punto de fallar.
La superficie de falla mostrada en la Figura 6.75 no es más que la proyección de dos envolventes
o líneas de estado crítico, trazadas en los espacios (q, p') y (e, p') como muestra la Figura 6.76, estas
líneas de estado crítico se abreviaran como CSL.
q
M
1

L
CS
u1

C
p'
c
p'

e
e
e0

e 1
CS


NC
L

1
L

C
 C
eU
U U
NC
L

eD D
D

p' ln p'
Figura 6.79. Líneas de estado crítico en los espacios (q, p') y (e, p') (Whitlow, 1994).

Superficie de fluencia.

La superficie de fluencia en un espacio de esfuerzos, separa el estado de esfuerzos que producen


respuestas elásticas de los estados de esfuerzos que producen respuestas plásticas.
En la Figura 6.77 se representa está superficie en el espacio (q, p') con una forma de media
elipse, que tiene un extremo en el origen de coordenadas, la cual se ajusta aproximadamente al
comportamiento del suelo. El tamaño de está elipse esta definida por la magnitud del esfuerzo de
preconsolidación p'c, que definirá una superficie inicial de fluencia (elipse) para un estado de
compresión del suelo. Todos los estados de esfuerzos que se encuentran dentro la región
comprendida por el eje p' y la media elipse, como ser el punto A, indican que el suelo se comporta
elásticamente. Si una combinación de esfuerzos q y p' se ubica en el límite de la superficie de
fluencia como el caso del punto B, el suelo está en un estado crítico, es decir que está en transición
de un comportamiento elástico a plástico, similar al caso de la fluencia de una barra de acero.
q

A estado de esfuerzo elástico

Mc B fluencia inicial

C elastoplasticidad

C expansión de la superficie de fluencia


B
superficie inicial de fluencia la en compresión
A

p'c p'
Figura 6.80. Expansión de la superficie de fluencia (Budhu, 2000).

Si una combinación de esfuerzos q y p', queda fuera de la superficie de fluencia inicial como el
caso del punto C, el suelo estará en expansión. Se presentará el caso de expansión cuando el
esfuerzo lateral, resulta ser mayor al esfuerzo vertical. La superficie de fluencia se ampliará de
acuerdo a la ubicación del punto C, pero este al igual que todos los demás estados, no saldrán de la
superficie de fluencia expandida. Esta expansión indica que el suelo se comporta
elastoplásticamente. Si el suelo es descargado de algún estado de esfuerzo y queda dentro de la
superficie expandida de fluencia, el suelo responderá como un material elástico. Como la superficie
de fluencia se expande, de igual manera la región elástica se expandirá. La superficie de fluencia se
expandirá para R0  2 y se contrae cuando R0  2, cuando el esfuerzo efectivo aplicado excede el
esfuerzo inicial de fluencia (Budhu, 2000).
La ecuación para la superficie de fluencia de forma elíptica se escribe:

q2
 p'2  p' p'c  0 [6.69]
M2

Se puede dibujar la superficie inicial de fluencia conociendo el valor del esfuerzo de


preconsolidación p'c y el valor de M.

Línea de falla en el espacio (q, p').

La Figura 6.78, muestra la línea de estado crítico (CSL) en el espacio q/p’, que tiene una pendiente
M, que de acuerdo a la variación del volumen durante la etapa de carga, puede trazarse de dos
formas. La primera forma, donde la pendiente M de la CSL, toma el valor de M = M C en el caso de
compresión, graficándose esta por encima del eje p’. En la segunda forma para el caso en que se
presenta expansión, M toma el valor de M = Me, la CSL se grafica por debajo del eje p’.
q

CSL
MC

p'

Me
CSL

Figura 6.81. Formas de la línea de estado crítico (Budhu, 2000).

En la Figura 6.79 se han trazado las trayectorias de una serie de seis ensayos triaxiales de un
mismo suelo. En la primera etapa se saturaron las muestras, mientras que en la segunda etapa se
consolidaron los pares de muestras hasta llegar a un mismo esfuerzo isotrópico de preconsolidación
p’c. Las trayectorias O C1, O C2, O C3, corresponden a la etapa de consolidación de cada
par de muestras en el espacio (q, p'). En la tercera etapa se aumenta el esfuerzo principal máximo en
la muestra hasta alcanzar el punto cedente. A una muestra del par se aplicara el esfuerzo desviador
permitiendo el drenado (CD) y en la otra muestra del par se aplicará el esfuerzo desviador
impidiendo el drenado. Para el caso de las muestras drenadas en el espacio (q, p') estas seguirán las
trayectorias: C1  D1, C2  D2 y C3  D3 respectivamente. Mientras que en el caso de las muestras
no drenadas (CU), estas seguirán las trayectorias: C1  U1, C2  U2 y C3  U3. Los puntos
cedentes alcanzados D1, D2, D3, U1, U2 y U3 en el espacio (q, p') definen y forman parte de la CSL,
que será:

q'f = M·p'f

Donde el subíndice f indica que es el instante de la falla, por lo cual a la CSL en el instante de la
falla se la conoce como linea de falla. Las siguientes relaciones que se han encontrado, relacionan
los parámetros M y ’cs, con las cuales se puede dibujar la CSL.
Para la compresión, se tiene que:

3 M c
sin  'cs 
6  Mc
O también:

6  sin  'cs
Mc 
3  sin  'cs
q

D2

U2
D1
U1

C1 C2 C3 p'

e e

C1 C1
eU eU
U1 U1

eD C2 eD D1
D1 C2
U2 U2

D2 C3 D2 C3
U3 NCL U3
NC
CSL L
CS
D3 D3 L

p'1 p'2 p'3 p' ln p'

Figura 6.82. Representación de ensayos triaxiales en el espacio (q, p') (Whitlow, 1994).

Para la expansión se tendrá que:

3 M e
sin  'cs  [6.69]
6  Me

O también:
6  sin  'cs
Me  [6.70]
3  sin  'cs

El ángulo ’cs, es el mismo tanto para la compresión como la expansión, mientras la pendiente M
de la CSL en el espacio (q, p') no es la misma para compresión y expansión. Por lo cual si resultara
que Me < Mc, entonces significaría que el esfuerzo desviador de falla de un suelo en expansión es
menor que en compresión para el mismo suelo. Este parámetro fricional de estado crítico M, es una
función de ’cs y obtenido de ensayos de corte como el de corte directo, triaxial y otros (Budhu,
2000).

Línea de falla en el espacio (e, p').

En la Figura 6.79 los puntos C1, C2 y C3 correspondientes a la etapa de consolidación, representan la


trayectoria de consolidación que sigue cada par de muestras en el espacio (e, p') y (e, ln p'), que a su
vez definen y forman parte de la línea de consolidación normal (NCL).
Las trayectorias: C1  D1, C2  D2 y C3  D3, para el caso drenado y C1  U1, C2  U2 y C3
 U3 para el caso no drenado, se trazan en el espacio e/p’. Los puntos cedentes D1, D2, D3, U1, U2 y
U3 en este espacio, definen y forman parte de la CSL, que es una línea paralela a la NCL con una
pendiente . La CSL trazada en el espacio (e, ln p') tiene la forma:

ef = e – ·ln p' [6.68]


Donde:
e = Índice de vacíos en la línea de estado crítico, cuando ln p' = 1 kPa.
ef = Índice de vacíos en el instante de la falla.

El índice de vacíos crítico e puede ser determinado a partir del estado inicial del suelo, en la
Figura 6.80 se muestra la trayectoria de una muestra de suelo que ha sido consolidada
isotrópicamente con un esfuerzo efectivo de preconsolidación p'c , luego se la ha descargado
isotrópicamente hasta un esfuerzo efectivo p’0.

q
MC

CSL

p'c p'c p'


2
(a)

e e

e


CSL
CSL
ex X X 
e0

p'c p'0 p'c p' 1 p'c p'0 p'c ln p'


2 2
(b) (c)
Figura 6.83. Determinación del índice de vacíos en la línea de estado crítico (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) CSL en el espacio (e, p'). (b) CSL en el espacio (e, ln p').
Se considera como X, a la intersección entre la CSL y la línea de descarga o expansión. El
esfuerzo efectivo en X, es p'c/2 y de la línea de descarga el índice de vacíos ex, será:

e X  e0       ln
p'c
p'c 2

Donde e0 es el índice de vacíos inicial. De la línea de estado crítico se dice que:


p'c
e X  e    ln
2
Igualando estas ecuaciones, se tiene que:

e  e0       ln
p' c
   ln p'0 [6.69]
2

Conociendo el valor del esfuerzo efectivo de consolidación p’0, el índice de compresión  y de


expansión  que pueden ser obtenidos mediante un ensayo de consolidación unidimensional, con la
ecuación [6.69] se puede determinar el índice de vacíos crítico.

Trayectoria de esfuerzos efectiva.

La Figura 6.81 muestra la línea de estado crítico (CSL) y la superficie de fluencia dibujada para un
suelo. La trayectoria de esfuerzos efectiva abreviada como ESP, describe la respuesta del suelo en
el espacio (q, p'), (e, p') y (e, ln p') cuando es sometido a esfuerzos. Las trayectorias de esfuerzos
efectivas (ESP) con pendientes menores que la CSL, no producen falla, pues estas nunca interceptan
a esta línea, como la trayectoria OA en la Figura 6.81. En cambio, el suelo falla cuando una ESP,
logra que el suelo NC o ligeramente consolidado se comporte como un suelo sobreconsolidado,
como la trayectoria OB en la Figura 6.81.

q
Mc

CSL
ESP
B A
fluencia
falla

O p'c p'
Figura 6.84. Trayectoria de esfuerzos efectivos (Budhu, 2000).

Esta trayectoria de esfuerzos efectivos, puede presentarse durante la excavación de un suelo,


donde el suelo primero fluirá y luego fallará (Budhu, 2000).
Superficie de Roscoe.
En el caso de un suelo ligeramente sobreconsolidado donde 1 R0  2 y suelos normalmente
consolidados, la trayectoria de esfuerzos efectivos comenzará en un punto L situado entre las líneas
NCL y CSL como muestra la Figura 6.82, es decir, con un índice de vacíos y en un contenido de
humedad mayor a del estado crítico. Bajo carga sin drenado, la trayectoria de esfuerzos será L
UL, donde no existirá variación en el índice de vacíos y en el caso de carga con drenado la
trayectoria será L DL.

q
L
CS

S
UH
DH

RH

H p'
NC

e
CS

L
L

DH

H UH S

SL

p'c p'm ln p'


Figura 6.85. Superficie de Roscoe en suelo muy sobreconsolidado (Whitlow, 1994).

Las trayectorias de esfuerzos efectivos (ESP) para suelos ligeramente sobreconsolidados, se


ubican en una superficie tridimensional cuyos límites son la CSL y NCL. A esta superficie límite de
estado se la llama la superficie de Roscoe. La posición de la trayectoria de esfuerzo efectivo (ESP)
en la superficie de Roscoe lo determina el esfuerzo de preconsolidación p'c.
Superficie de Hvorslev.
En el caso de un suelo muy sobreconsolidado, R0 > 2, la consolidación alcanzará un estado de
esfuerzos sobre la línea de expansión por debajo de la CSL, representado con un punto H en la
Figura 6.83. Bajo carga sin drenado donde el índice de vacíos se mantiene constante, la trayectoria
de esfuerzos efectivos será H  UH, siendo UH un punto sobre la CSL que pasa por el origen en (q,
p'). Después de la fluencia, la ESP continuará con mayor deformación a lo largo de una recta TS
hasta encontrar a la CSL en S. El estado crítico solo se alcanzará en la parte de suelo vecina a las
superficies de deslizamiento que se puedan desarrollar. Mientras mayor sea el esfuerzo de
preconsolidación, mayor será la deformación necesaria para llevar al suelo a su estado crítico
(Whitlow, 1994).

M
1
lev
H vors
sión

ed e S
su

rfici
pe

supe
o ten

H
rfi
cie

T 1
de n

de
Rosc
corte

3
oe

0 C p'
e
e0

NC
e L
CS

1
L

1
e SL

1

p'm p'
Figura 6.86. Superficie de Hvorslev en un suelo muy sobreconsolidado (Whitlow, 1994).

En condiciones de carga con drenado el suelo muy sobreconsolidado se expande y este continua
aumentando de volumen hasta la cedencia. La ESP será H  DH, siendo DS un punto de falla
también ubicado sobre la línea TS. Después de la cedencia, este aumento de volumen logra que los
esfuerzos caigan hasta un valor residual RH que puede ubicarse por debajo de la CSL. En
consecuencia, el suelo adyacente a los planos de deslizamiento se tornará más débil.
Por consiguiente, la línea TS representa una superficie límite de estado que gobierna la fluencia
en los suelos muy sobreconsolidados, está recibe el nombre de superficie de Hvorslev. La línea OT
en el espacio (q, p') representa una superficie límite, este límite representa el estado de cero
esfuerzo de tensión (’3 = 0) que se supone que es el límite para los suelos y se llama corte de no
tensión. La ecuación para la línea de corte no tensión (OT) será:

q = 3·p’ [6.70]

La superfice de Roscoe, se escribe:

e e 
q  H ·p'M  H ·exp  0  [6.71]
  

La superficie de Hvorslev será:

 e  e  ln p' 
q  M ·p'1   0  [6.72]
   

Superficie límite de estado.


La Figura 6.84 muestra una vista tridimensional en el espacio (q, p', e) de la superficie límite de
estado completa.

q
S
p'

T
S

N
T
v

S N
T

e
Figura 6.87. Aspecto tridimensional de la superficie límite de estado (Whitlow, 1994).
Donde SS es la CSL, NN es la NCL y las tres superficies que componen que componen la
superficie de fallas son:

VVTT = corte de no tensión.


TTSS = superficie de Hvorslev.
SSNN = superficie de Roscoe.

Las trayectorias de esfuerzo para un suelo normalmente consolidado quedarán en la superficie de


Roscoe, mientras que las trayectorias de esfuerzos para suelos sobreconsolidados quedarán por
debajo de ella y progresivamente más alejadas a medida que aumenta el esfuerzo de
preconsolidación.
La Figura 6.85, muestra una gráfica normalizada (si se dividen los esfuerzos q y p' entre el
esfuerzo de preconsolidación, se dice que están normalizados) de (q/p'c) versus (p'/p'c), que
representa una proyección de volumen constante de la superficie límite de estado completa. Así,
para un suelo normalmente consolidado las trayectorias de esfuerzo pasan por la superficie de
Roscoe alcanzando a la CSL en S. Si hay sobreconsolidación, las trayectorias de esfuerzo
comienzan entre E y C. Los suelos ligeramente sobreconsolidados son menos densos y más
húmedos que en su estado crítico y sus trayectorias de esfuerzos efectivas (L  S) alcanzan a la
CSL desde abajo. Los suelos muy sobreconsolidados son más densos y más secos que en su estado
crítico y sus trayectorias de esfuerzo comienzan entre O y E antes de curvarse ligeramente en
dirección opuesta a medida que se elevan hacia la superficie de Hvorslev. Después siguen esa
superficie si la deformación prosigue sin drenado, o se regresan ligeramente cuando hay drenado.

q/q

S
v
orsle lín
e Hv ea
erficie d de
d e sup
línea
su
pe
rfi
cie

T
de
Rosc
e o

H H H E L L C
p'/p'
OCR
(tipicamente)
25 10 5 2.5 2 1.5 1.0

muy sobreconsolidado ligeramente sobreconsolidado


menor humedad que la crítica mayor humedad que la crítica
Figura 6.88. Superficie límite de estado normalizada (Whitlow, 1994).

De la Figura 6.85 se pueden reconocer tres estados de esfuerzo diferentes que alcanzan los
suelos muy sobreconsolidados. El esfuerzo máximo cortante se alcanza cuando la trayectoria de
esfuerzos efectivos invade la superficie de Hvorslev, el estado crítico se presenta en la CSL y por
último, después de grandes deformaciones, en especial a los largo de superficies de deslizamiento,
el estado de esfuerzos de falla regresa a un valor residual menor.
8.1. Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados en estado
drenado.

Como primer paso para predecir como una muestra de suelo de índice de vacíos inicial eo
responderá cuando es ensayada bajo condiciones drenádas en el aparato triaxial (CD), la muestra en
el ensayo CD tiene que ser isotrópicamente consolidada manteniendo la presión en la celda
constante. Luego de consolidar la muestra hasta un esfuerzo efectivo medio máximo p′c, entonces la
muestra es descargada hasta un esfuerzo efectivo medio p′o de tal manera que Ro = p′c / p′o< 2. La
Figura 6.86 muestra las trayectorias de esfuerzos de un ensayo triaxial CD, en la Figura 6.86b se
traza la curva AB en el espacio (e, p'), que corresponde a la etapa de consolidación, esta línea es la
línea de consolidación normal de pendiente 

q q

S
F
qf F

CSL 3
ESP
E 1
E

O C B G p' C 1

p'f
(a) (c)

e 1
A e = e
O

C C
C' B D
D
E
E G
CSL
ef
ef F
F

p'0 p'E p'c p'G p'


(b) (d)
Figura 6.89. Predicción de resultados de un ensayo CD usando el MSC (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación del índice de vacíos respecto a la deformación.
Debido a que se aplica una carga isotrópica, la linea AB en la Figura 6. 86b es denominada línea
de consolidación isotrópica. Se reconoce que la línea BC de la Figura 6.86b resulta ser la línea de
expansión o de carga/descarga de pendiente . Con el esfuerzo efectivo de preconsolidación se traza
la superficie inicial de fluencia. Una media elipse es dibujada en la Figura 6.86a, que representa la
superficie de fluencia inicial de compresión. La línea OS representa la línea de estado crítico (CSL)
en el espacio (q, p) mostrada en la Figura 6.86a y de forma similar la línea de estado crítico (CSL)
en el espacio (e, p) en la Figura 6.86b.
A la muestra de suelo que se encuentra con en un esfuerzo efectivo p'0 se le va incrementando
progresivamente el esfuerzo axial, manteniendo la presión de la celda 3, constante y permitiendo el
drenado de la muestra. La trayectoria de esfuerzos efectivos para el ensayo CD tiene una pendiente
q/p = 3. Esta trayectoria de esfuerzos efectivos (ESP) se muestra representada en la Figura 6.86a
por la línea CF. La trayectoria de esfuerzos intercepta a la superficie inicial de fluencia en un punto
denominado D. Todos los estados de esfuerzos desde C a D dentro de la superficie inicial de
fluencia y desde C a D en la trayectoria de esfuerzos efectivos, se comportan elásticamente.
Asumiendo un comportamiento lineal elástico del suelo, se puede dibujar la línea CD en el espacio
(q, 1), para representar la respuesta elástica esfuerzo-deformación. La línea BC en el espacio (e, p)
representa la línea de expansión o de carga/descarga, la respuesta elástica se dará a lo largo de esta
línea. El cambio en el índice de vacíos es e = eC – eD (Figura 6.86b) y puede graficarse la respuesta
en el espacio (q, 1) descrito por CD en la Figura 6.86d.
Las cargas adicionales a D a lo largo de ESP causa que el suelo fluya, en ese caso la superficie
inicial de fluencia se expande (Figura 6.86a) y la respuesta esfuerzo-deformación es una curva
(Figura 6.86c) debido al comportamiento elasto-plástico del suelo. Para un punto arbitrario E a lo
largo de la trayectoria de esfuerzos efectivos, el tamaño del eje mayor de la superficie de fluencia es
pG correspondiente al punto G en el espacio (e, p).
El cambio total en el índice de vacíos cuando se carga la muestra de D a E es DE cómo se muestra
en la Figura 6.86b. Donde E esta situado en la superficie de fluencia correspondiente a un esfuerzo
efectivo medio pE, luego E debe estar sobre la línea de descarga, EC’, mostrado en la Figura 6.86b.
Si se descarga la muestra de E hasta C, el suelo seguirá la trayectoria de descarga EC’, paralela a
BC que se presenta en la Figura 6.86b. Se incrementa el esfuerzo a lo largo de la trayectoria de
esfuerzos efectivos hasta que el suelo falle. Para cada incremento se puede graficar la curva de
esfuerzo-deformación y la trayectoria seguida en el espacio (e, p). La falla ocurre cuando la
trayectoria de esfuerzos efectivos intercepta la línea de estrado crítico que se indica con F en la
Figura 6.86a. Los esfuerzos en instante de la falla son pf, qf (Figura 6.86a) y el índice de vacíos ef
en la falla (Figura 6.86b). Para cada incremento de carga se puede determinar e y graficar 1
versus e como se muestra en la Figura 6.86d.

8.2. Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados en estado no


drenado.
En un ensayo triaxial CU a diferencia de un ensayo CD luego de la etapa de consolidación de la
muestra se conoce que para la condición no drenada el volumen del suelo se mantiene constante,
siendo e = 0 y la trayectoria de esfuerzos efectivos para esfuerzos que producen una respuesta
elástica es vertical, debido a que el cambio en el esfuerzo efectivo p es cero para suelos lineales y
elásticos.
Debido a que el cambio de volumen es cero, el esfuerzo efectivo en la falla puede ser
representado por una línea horizontal desde el índice de vacíos inicial hasta interceptar la línea de
estado crítico (CSL) en el espacio (e, p), representado por CF en la Figura 6.87b. Proyectando una
línea vertical desde el esfuerzo efectivo en la falla en el espacio (e, p) hasta la línea de estado
crítico en el espacio q, p se obtiene el esfuerzo desviador en la falla como se observa en la Figura
6.87a. Los esfuerzos de fluencia pueden ser encontrados mediante la interceptando de la trayectoria
de esfuerzos efectivos (CD) y la superficie inicial de fluencia. Los puntos C y D coinciden en el
espacio (e, p) como se muestra en la Figura 6.87b, debido a que p = 0 para suelos normalmente
consolidados y ligeramente sobreconsolidados, la trayectoria de esfuerzos (ESP) luego de la
fluencia inicial (punto D, Figura 6.87a) se curva hacia la línea de estado crítico del mismo modo
que el incremento significativo del incremento de presión de poros.
q q

CSL

G
TSP

u f F
F
E
E
D D
ESP

1
O C p', p C
(a)
(c)

e u
A

CSL

F B
E C
D E F
D

p'f p'c 1
p'
(b) (d)
Figura 6.90. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0  2) en el CSM (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación de la presión de poros respecto a la deformación.

La trayectoria de esfuerzos totales tiene una pendiente de 3 y es representado por CG en la


Figura 6.87b. La diferencia del esfuerzo medio entre la trayectoria de esfuerzos totales y efectivos
representa el cambio en el incremento de la presión de poros. La intersección de la trayectoria de
esfuerzos totales y la línea de estado crítico no representa la falla debido a que la falla y la
deformación del suelo dependen del esfuerzo efectivo. Mediante la proyección, se puede graficar la
respuesta esfuerzo-deformación y el incremento de presión de poros versus la deformación como se
muestra en la Figura 6.87c y d.

8.3. Suelos sobreconsolidados en estado drenado y no drenado.

Anteriormente se ha considerado un suelo ligeramente sobreconsolidado cuando R0 < 2, los suelos


sobreconsolidados presentan R0 > 2. Para este tipo de suelos se cumple la condición de p’c > 2·p’0,
es decir que la presión efectiva de preconsolidación debe ser mucho mayor a la del esfuerzo
actuante actual o de sobrecarga. Este estado es representado por el punto C en la Figura 6.88a y b.
Los suelos sobreconsolidados tienen un estado inicial de esfuerzos que se encuentra a la izquierda
de la línea de estado crítico en el espacio (e, p'). La ESP para un ensayo CD tiene una pendiente de
3 e intercepta a la superficie inicial de fluencia en D. Por lo cual, desde C a D el suelo se comporta
elásticamente ilustrado con la trayectoria CD en la Figura 6.88b y c. La intersección de la ESP con
la CSL es en F como indica la Figura 6.88a). La superficie de fluencia se contraerá mientras el suelo
es cargado hacia la falla.

q ESP q
S

CSL

D D
q'p
F F
q'f

O C
p' C 1
(a) (c)

e
p

A
+

D
C
1

_ F
C
D
B

CSL
CSL

p'o p'c p'


(b) (d)
Figura 6.91. Predicción de resultados de un ensayo CD (R0  2) en el CSM (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación de la presión de poros respecto a la deformación.
La fluencia inicial por esfuerzo de corte es análoga al esfuerzo de corte pico para suelos
dilatantes. En el punto D, el suelo se expande (Figura 6.88b y d) el esfuerzo disminuye como
muestra la Figura 6.88c hasta la falla en F.
El CSM, asume un comportamiento como material elástico a los suelos sobreconsolidados, hasta
el esfuerzo pico de corte. Pasado el esfuerzo pico de corte, el suelo responde como material
elastoplástico, las cargas aplicadas en este estado disminuyen hacia la CSL. En realidad el CSM,
muestra que los suelos sobreconsolidados a muy sobreconsolidados se comportan
elastoplásticamente (Budhu, 2000).
En el caso de un ensayo CU en suelos sobreconsolidados, la trayectoria que lleva a la falla en el
espacio (e, p') es CF como muestra la Figura 6.89b. La fluencia inicial se alcanza en el punto D y en
el punto F la falla. El exceso de presión de poros en la fluencia inicial es uy, y en la falla uf, que
se muestra intercalado en la Figura 6.89b. El exceso de presión de poros en la falla es negativo, lo
que significa que p'f > pf.
q
q TSP TSP

CSL
3 u y
CSL
D
1 uf

u y F

El exeso de presión de poros en D


qp D
la falla es negativo F
qf
F qf

O p', p 1
C p'f pf
(c)
(a)

e A u

+
D

C
F 1
C, D F
B
_
CSL

p'

(b) (d)
Figura 6.92. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0  2) en el CSM (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación de la deformación volumétrica p respecto a la deformación.
Algo que no debe pasar desapercibido es que la línea de estado crítico (CSL), sirve como una
barrera que separa los suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados de los
suelos sobreconsolidados. Los estados de esfuerzos que se encuentren en el lado derecho de la CSL
estarán en compresión, estos esfuerzos endurecerán el suelo. Los estados de esfuerzo que estén en el
lado izquierdo de la CSL estarán en expansión, estos esfuerzos ablandarán el suelo (Budhu, 2000).
Por otro lado, si se comparan las respuestas de suelos en los ensayos drenados y no drenados
obtenidas en el CSM, puede observarse que los ensayos drenados el esfuerzo de compresión lleva a
un valor positivo el exceso de presión de poros. Mientras que el esfuerzo en el ensayo no drenado
no solo ocasionan la expansión, sino que lleva a un valor negativo el exceso de presión de poros. El
modelo de estado crítico, predice que los esfuerzos en suelos normalmente consolidados y
sobreconsolidados lo endurecen y luego fallan. Mientras que en el caso de suelos
sobreconsolidados, los esfuerzos lo ablandan y luego falla (Budhu, 2000).

8.4. Ensayo triaxial drenado.


En los ensayos triaxiales CD en el CSM para suelos donde se cumple que R0  2, la muestra es
consolidada con un esfuerzo de preconsolidación p’c y descargado isotrópicamente a un esfuerzo
efectivo p’0 como muestra la trayectoria de esfuerzos en la Figura 6.90.

q
imposible estado de esfuerzos ESP = TSP

3
M
1
línea de falla
qf F
3
1
B

A
O p'0 p'f p'C p'
(a)

estados imposibles

A
e0
B

ef
F línea de falla

p'
(b)
Figura 6.93. Falla en ensayos CD (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.
La pendiente de la ESP es igual a la de la trayectoria de esfuerzos totales (TSP) que es 3:1, como
muestra la trayectoria AF en la Figura 6.90a. La ESP interceptará a la línea de estado crítico en F.
Donde se determinará el esfuerzo en F. La ecuación de la ESP será:

qf = 3·(p'f – p'0) [6.73]

La ecuación de la línea de estado crítico con el valor genérico de la pendiente M, siendo Mc para
compresión y Me para expansión, se escribe:

qf = M·p'f

Para encontrar la intersección entre la ESP y CSL, se resuelven sus ecuaciones, por lo cual se
tendrá que:
3·p'0
p'f  [6.74]
3 M
y
3·M ·p'0
qf  [6.75]
3 M

Las ecuaciones [6.74] y [6.75] describen el estado de esfuerzos en el momento de la falla. A


partir de estas ecuaciones puede definirse ciertos límites. Si el valor de M = Mc = 3, entonces p'f y qf
llegan a estar indeterminados. Por lo cual Mc no puede tomar el valor de 3. Si Mc > 3, entonces p'f
es negativo y qf es negativo, ya que estos valores no pueden ser negativos se deduce que el valor de
Mc no puede ser mayor a 3. Por consiguiente, existe una región de improbabilidad para los estados
de esfuerzo determinada por el eje de esfuerzo desviador q, el origen de coordenadas y una
pendiente q/p' = 3. Para ensayos donde se presenta expansión la pendiente bordeadora es q/p' = –3,
los suelos que están a la derecha de la NCL son imposibles (Figura 6.90b). Se han definido regiones
en el espacio (q, p') y (p',e) donde no pueden existir suelos, debe tenerse cuidado en este detalle
cuando se realicen ensayos triaxiales.

8.5. Ensayo triaxial no drenado.

En un ensayo no drenado, no existe un cambio de volumen (V = 0), por lo cual p = 0 o e =
0, como se ve en la Figura 6.91, por lo cual:

ef = e0 = e – ·ln p'f [6.76]

Reordenando la ecuación [6.76] se tiene que:

e e 
p'f  exp  0  [6.77]
  

Considerando que qf = M·p'f, entonces se escribe:

e e 
qf  M  exp  0  [6.78]
  
Para el caso de un ensayo CU, la trayectoria de esfuerzos totales (TSP) tiene una pendiente de 3
mostrada en la Figura 6.91. En el rango elástico de esfuerzos, la ESP es vertical (p' = 0) hasta el
esfuerzo de fluencia, luego esta se curva hacia la línea de estado crítico debido a que la presión de
poros incrementa considerablemente después de la fluencia.
3 CSL

1 TSP
3
u f 1
F
qf
ESP
qf B

A
p' p'0 p'C p'

e e
imposible estado
de esfuerzos

e

F A, B
e0= e f
F A, B

CSL
CSL

p' 1 ln p'
Figura 6.94. Falla en ensayos CU (Budhu, 2000).

El parámetro de resistencia al corte no drenado cu será la mitad del esfuerzo desviador en la falla,
por lo que se escribe:

M  e e 
cu   exp   0  [6.79]
2   

Para un suelo los parámetros M, , y e son constantes, por lo que la única variable en la
ecuación [6.79] es el índice de vacíos inicial e0. Por consiguiente, el parámetro de resistencia al
corte no drenado de un suelo saturado en particular depende solo del índice de vacíos inicial o el
contenido inicial de agua.
Puede usarse la ecuación [6.76] para comparar el esfuerzo de corte no drenado de dos muestras
para un mismo ensayo de suelo con diferentes índices de vacíos o hasta predecir el parámetro de
resistencia al corte no drenado de una muestra si se conoce el parámetro de resistencia al corte no
drenado de la otra. Si se considera dos muestras de suelo A y B de un mismo suelo, la relación de
los parámetros de resistencia al corte no drenado, será:
  e  e0 
 cu  A exp   
   A

 cu B   e  e0 
exp   
   B

Simplificando, se tiene que:

 cu  A   e0  B   e0  A 
 exp  
 cu B   

Para suelos saturados, se sabe que e0 = ·Gs, entonces está última expresión puede escribirse:
 cu  A  G   B   A  
 exp  s  [6.80]
 u B
c   

Ya que la ecuación [6.80] está en función al contenido de humedad, se puede observar que si el
en el contenido de agua de ambas muestras de suelo son distintas entonces (wB – wA)  1, lo que
significa que el parámetro de resistencia al corte no drenado (cu) será distinto para un contenido de
humedad diferente en un mismo tipo de suelo. Si la muestra es extraída de campo debe tenerse
especial cuidado en mantener el mismo contenido de humedad.
Para arcillas sobreconsolidadas (R0 > 2) o arenas densas, el esfuerzo de corte pico (qp) es igual al
esfuerzo inicial de fluencia en D (Figura 6.91). El CSM predice que los suelos cuando R0 > 2, se
comportarán elásticamente hasta el esfuerzo de corte pico (esfuerzo inicial de fluencia). Si se
sustituye: p' = p'0 y q = q0 en la ecuación. [6.69] de la superficie de fluencia, se obtiene:
2
 p'0 2  p'0  p'c  q p2  0
M

Despejando qp, se tiene que:

p'c
q p  M  p'0  1
p'0

Esta expresión puede escribirse:

q p  M  p'0  R0  1 [6.81]

La ecuación [6.81] es válida únicamente para suelos sobreconsolidados con R0 >2. De manera
similar, para estos suelos el parámetro de resistencia al corte no drenado será:

M
cu   p '0  R0  1 [6.82]
2
El exceso de presión de poros en la falla (uf) es determinado con la diferencia entre el esfuerzo
total y el esfuerzo efectivo en la falla, que será:

uf = pf – p'f

De la TSP, se tiene que:


qf
pf  p ' 0 
3

Por consiguiente:

M  e e 
u f  p'0   1  exp  0  [6.83]
 3    

8.6. Rigidez del suelo.

Los parámetros que caracterizan la rigidez del suelo como ser el módulo de elasticidad E', el
módulo de corte G y el módulo K', generalmente son obtenidos de ensayos triaxiales o de otro
ensayo de corte. El CSM permite obtener una estimación de estos valores, utilizando valores de los
ensayos de consolidación isotrópica. En la Figura 6.92 se representa a e como el índice de vacíos
en la línea de expansión (descarga/recarga) para p' = 1 que es la unidad de esfuerzo. La trayectoria
de expansión BC es reversible, la cual es una característica de los materiales elásticos.

e
A

C
e

 B

1 ln p'
Figura 6.95. Respuesta del suelo a la carga y descarga/recarga (elástica) (Budhu, 2000).

El módulo volumétrico K' se expresa:

p'1  e0 
K' [6.84]

El módulo de elasticidad E’ se escribe:

3  p'(1  e0 )  (1  2  ' )
E'  [6.85]

Donde ’, es el módulo de Poisson. Por consiguiente, el módulo de corte G se expresa:

1.5  p'1  e0   1  2  '


G [6.86]
  1   '
Las ecuaciones [6.84] a [6.85] muestran que los valores de K’, E’ y G, están en función al
esfuerzo efectivo promedio p' y a los parámetros e0 y  del CSM. Lo que significa, que con un
ensayo de consolidación y los parámetros del CSM, pueden tenerse buenas estimaciones de estos
parámetros tanto para suelos normalmente consolidados como sobreconsolidados.
La rigidez del suelo es influenciada por la aplicación de un aumento de la deformación por corte.
Un incremento en la deformación por corte tiende a disminuir en los valores de G y E’, mientras
que el incremento de deformación volumétrica conducirá a una disminución en K’. El incremento
de la deformación disminuye en la rigidez del suelo (Budhu, 2000).
G, K', E'

Deformaciones
pequeñas Deformaciones intermedias Deformaciones grandes

0.001 1 , p, 


d

Figura 6.96. Variación de los parámetros de rigidez según a la deformación (Budhu, 2000).

La Figura 6.93 muestra gráficamente como disminuye la rigidez con el incremento de la


deformación. Pueden distinguirse tres secciones para deformaciones por corte pequeñas ( o d
generalmente < 0.001%), donde la rigidez del suelo se mantiene casi constante comportándose
como un material linealmente elástico. Para una deformación por corte intermedia comprendida
entre 0.001% y 1%, la rigidez del suelo disminuye significativamente y el suelo se comporta
elastoplásticamente (no lineal). Para deformaciones grandes ( > 1%), la rigidez del suelo
disminuye lentamente acercándose al estado crítico, el suelo se comporta como un fluido viscoso.
Dentro la parte práctica en la mecánica de suelos, las deformaciones del suelo están en el rango
intermedio, generalmente  < 0.1% (Budhu, 2000).
Puede utilizarse también relaciones empíricas para determinar el módulo de corte G del suelo,
Jamiolkowski (1991) presento una fórmula empírica aplicable a arcillas, que se escribe:

 R0   p'
198
G
a
1.3
[6.87]
e

El valor de G de la ecuación [6.87] se expresa en MPa. El valor de la constante a, está en


función al índice de plasticidad (IP) del suelo, este se obtiene de la Tabla 6.9.

Tabla 6.9. Valores de a. (Jamiolkowski, 1991)


IP (%) a
0 0
20 0.18
40 0.3
60 0.41
80 0.48
 100 0.5

Para el caso de arenas, Seed and Idriss (1970) presentaron una relación empírica válida para
estos suelos, que se escribe:

G  k1  p' [6.88]

El valor de G de la ecuación [6.88] es expresado en MPa. La constante k1 puede ser obtenida a


partir del índice de vacíos o de la densidad relativa del suelo. La Tabla 6.10 muestra los valores que
toma el coeficiente k1.

Tabla 6.10. Valores de k1 (Seed & Idriss, 1970).


e k1 Dr % k1
0.4 484 30 235
0.5 415 40 277
0.6 353 45 298
0.7 304 60 360
0.8 270 75 408
0.9 235 90 484

8.7. Deformaciones en el modelo de estado crítico.

8.7.1. Deformación volumétrica.

El cambio total en deformación volumétrica, consiste en dos partes: la parte recuperable (elástica) y
la parte no recuperable (plástica). La expresión que describe el cambio total de volumen por
deformación, se escribe:

p = ep + pp [6.89]


Donde:
p = Cambio total de deformación volumétrica.
ep = Cambio de deformación volumétrica elástica.
pp = Cambio de deformación volumétrica plástica.

Los superíndices e y p denotan comportamiento elástico y plástico respectivamente. En la Figura


6.94 una muestra de suelo que ha sido consolidada isotrópicamente con un esfuerzo efectivo p'c y
descargada a un esfuerzo efectivo p'0, representado por la trayectoria ABC (Figura 6.94a y b). En un
ensayo CD el suelo fluirá a D.
q, q

CSL ESP

p
 pp

D  pp

C B
p'o p'D p'c p', p
(a)

e
e
A
eD D

D'
eE E

eD C D p'D p'E p'


B
eE D'
E

p'E p'
(b)
Figura 6.97. Determinación de la deformación plástica (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.

Se permite un pequeño incremento de esfuerzo representado por la trayectoria DE que causa que
la superficie de fluencia se expanda como se muestra en la Figura 6.94a.
El cambio en el índice de vacíos (e) para este incremento de esfuerzo es: e = |eE – eD| este
valor que mide la variación debe ser positivo (Figura 6.94b) y el correspondiente cambio total de la
deformación volumétrica p será:

 eE  eD 
e     ln E
p'
 p     1 e [6.90]
1  e0  1  e0  0 p' D
La componente de la deformación volumétrica elástica es representada por la trayectoria ED’,
donde el suelo es descargado de un valor de esfuerzo previo E hasta D’. La expansión ocurre a lo
largo de una línea de carga/descarga asociada con el máximo esfuerzo efectivo para la superficie de
fluencia cuando comienza la descarga. El cambio elástico de deformación volumétrica de E a D es:

 ep 
e e  eE     ln p' E
 D [6.91]
1  e0 1  e0 1  e0 p' D

Con la ecuación [6.91] se calcula la deformación de E a D’ durante la expansión. Sin embargo,


también puede utilizarse para calcular la compresión de D’ a E. Por otro lado el cambio de
deformación volumétrica elástica se determina con la expresión:

p'
 ep  [6.92]
K'

El cambio de deformación volumétrica plástica se determina con la expresión:

    p'
 pp   p   ep     ln E [6.93]
 1  e0  p' D

En condiciones no drenadas no existe un cambio de volumen, por lo cual el cambio total de


volumen es cero. Por consiguiente, de la ecuación [6.93] se dice que:

ep = -pp [6.94]

8.7.2. Deformación por corte.

Para determinar la deformación por corte, se asume que la resultante del incremento de deformación
plástica p para un incremento de esfuerzo es normal a la superficie de fluencia (Figura 6.94a).
Normalmente, la deformación plástica debe incrementarse normalmente a una función potencial
plástica, que será igual a la superficie de fluencia. La función potencial plástica es una cantidad
escalar que define un vector en términos de la ubicación en el espació. Las exigencias del
comportamiento plástico que define esta superficie de fluencia y la potencial plástica son las
mismas. La resultante del incremento de deformación plástica tiene dos componentes. Una
componente de corte pq y una componente volumétrica pp, mostrada en la Figura 6.94. La
deformación por corte será:

q = eq + pq [6.94]


El cambio de la deformación elástica por corte será:

q
 qe  [6.95]
3G

El cambio de deformación plástica por corte es:

q
 qp   pp  [6.96]
M   p' p'c / 2
2
Todas estas ecuaciones para deformación anteriormente descritas únicamente son válidas para
pequeños cambios de esfuerzo, no han de usarse para calcular la deformación en la falla con
simples reemplazos de esfuerzos de falla para p' y q.

8.8. Respuesta del suelo K0-consolidado.

Cuando un suelo es unidimensionalmente consolidado la estructura del suelo adquiere la propiedad


anisotrópica, por lo las propiedades del suelo no son las mismas en todas las direcciones. En el
MSC se dispone del parámetro de consolidación del suelo K0 definido como el coeficiente de
presión lateral de tierra inicial, por lo que puede usarse inteligentemente este parámetro para el caso
de un suelo con estructura anisotrópica aunque este se aplica para un suelo con estructura isotrópica,
a este se lo denominará K0-consolidado. Para lo cual, puede asumirse que la superficie de fluencia
es inalterable, que se mantendrá como una elipse para el suelo K0-consolidado. La línea de
consolidación normal para un suelo K0-consolidado es cambiada por la línea de consolidación para
un suelo anisotrópico como muestra la Figura 6.95b, donde el valor de p' para un suelo K0-
consolidado será:

1  K0
p'   ' z
3

Donde p' = 'z para un suelo consolidado anisotrópicamente.

Puede compararse la respuesta probable de dos muestras de suelo, la muestra A y la muestra B


de un mismo suelo. La muestra A es K0-consolidado mientras que la muestra B es isotrópicamente
consolidada. Ambas muestras están normalmente consolidadas a un índice de vacíos e. La muestra
K0-consolidado requiere un pequeño esfuerzo efectivo promedio para lograr el mismo índice de
vacíos de una muestra isotrópicamente consolidada (Figura 6.95). La ESP de la muestra
isotrópicamente consolidada es OB y para la muestra K0-consolidado será OA (Figura 6.95a). En la
trayectoria de esfuerzos para un suelo consolidado isotrópicamente se cumple que q/p' = 0 y para un
suelo K0-consolidado será:

q 3  1  K 0 

p' 1  2  K 0

Si se descargan ambas muestras aun esfuerzo efectivo p'0 por reducción del esfuerzo vertical. La
trayectoria de esfuerzo durante la descarga de la muestra A no siguen la trayectoria del cargado,
porque en la descarga K0 incrementa no linealmente con el esfuerzo efectivo promedio, debido a
que la muestra de suelo pasa a sobreconsolidarse. La trayectoria de esfuerzo efectivo en la descarga
para la muestra A es AD pero para la muestra B será BC (Figura 6.95b). El índice de vacíos será
diferente, el índice de vacíos inicial para la muestra A es eD mientras que para la muestra B es eC.
q

CSL
TSP, después de
consolidación K0
TSP, después de
G consolidación isotrópica
qG
qF F
Y

A
Trayectoria K 0 - consolidado

Trayectoria de descarga
D

O C B p'
p0'
(a)

Trayectoria K 0 - consolidado

CSL
Trayectoria de consolidación
isotrópica
C
F Trayectoria de descarga
G D
A B

p'
(b)
Figura 6.98. Suelo K0-consolidado y el isotrópicamente consolidado (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.

Si se descargan ambas muestras aun esfuerzo efectivo p'0 por reducción del esfuerzo vertical. La
trayectoria de esfuerzo durante la descarga de la muestra A no siguen la trayectoria del cargado
porque en la descarga K0 incrementa no linealmente con el esfuerzo efectivo promedio como la
muestra de suelo pasa a sobreconsolidarse. La trayectoria de esfuerzo efectivo en la descarga para la
muestra A es AD pero para la muestra B será BC (Figura 6.95b). El índice de vacíos será diferente,
donde inicialmente el índice de vacíos para la muestra A es eD mientras que para la muestra B es eC.
Luego se realiza un ensayo CU en una muestra de suelo. Debido al diferente índice de vacíos de
las dos muestras de suelo, previo al ensayo de corte, deben esperarse diferentes parámetros de
resistencia al corte no drenados. El TSP para cada muestra tiene una pendiente 3:1 como muestra la
Figura 6.95a. La trayectoria de esfuerzos efectiva dentro de la superficie inicial de fluencia para
ambas muestras son verticales e interceptan a la superficie inicial de fluencia en un mismo punto Y.
La muestra B requiere un elevado esfuerzo desviador hasta llegar a la fluencia comparada con la
muestra A, debido a que el esfuerzo desviador inicial de la muestra A que es q0 = (1  K0)·'z pero
q0 = 0 para la muestra B. Por consiguiente, la muestra A solo requiere un incremento del esfuerzo
desviador de q0 = qy  (1  K0) 'z hasta alcanzar la fluencia comparada con qy para la muestra B.
La historia de esfuerzos en el suelo no afecta en la respuesta elástica del suelo, lo que significa que
la respuesta elástica es independiente de la historia de esfuerzos.
Más allá de Y, la superficie de fluencia se expande, el exceso de presión de poros se expande
significativamente y la trayectoria de esfuerzos efectiva se inclina a la línea de estado crítico
(Figura 6.95a). En un ensayo CU el volumen del suelo permanecerá constante, así las trayectorias
hasta la falla en el espacio (e, p') para ambas muestras son líneas horizontales representadas por DG
(muestra A) y CF (muestra B). La muestra A falla en G, el cual es un esfuerzo desviador menor que
el de F, donde la muestra B falla (Figura 6.95a). El asunto es que dos muestras del mismo suelo con
diferentes historias de esfuerzo tienen diferentes resistencias al corte, se tendrá un resultado igual si
el esfuerzo efectivo promedio antes del corte y la pendiente de la trayectoria de esfuerzo durante el
corte es la misma.
Puede entonces desarrollarse una ecuación en base a las ideas anteriormente expuestas para
estimar la resistencia al corte no drenado para suelos K0-consolidado, utilizando los coeficientes A y
B de la presión de poros. Para lo cual, se considera a un suelo K0-consolidado completamente
saturado y sujeto a los esfuerzos totales 1 y 3 que llevan a la falla. Las condiciones iniciales de
esfuerzo son ('1)0 > 0 y ('3)0 = K0·('3)0. En aplicación de los esfuerzos 1 y 3, los esfuerzos
principales en el suelo serán:

1   '1 0  1 [6.97]

'1   '1 0  1  u [6.98]

3  K0   '1 0  3 [6.99]

'3  K0   '1 0  3  u [6.100]

Para un suelo saturado se tiene que B = 1, entonces la ecuación [6.29] resulta:

u  3  A  1  3  [6.101]

Sustituyendo la ecuación [6.101] en la ecuación [6.100] se tendrá que:

'3  K0   '1 0  A   1  3  [6.102]


Resolviendo para 1 – 3, se obtiene:

K0   '1 0   '3
 1   3  [6.103]
A

En la falla se tendrá que:

   3  1
cu   1
 2 f 2
 
    '1 0  1    K0   '1 0  3 
1
cu    1  3   1  K0    '1 0  [6.104]
2

Sustituyendo la ecuación [6.103] en la ecuación [6.104], se tendrá que:

1  K0   '1 0  '3 
cu    1  K 0    '1 0  [6.105]
2  A 

En la falla se tendrá que:

'1 1  sin 'cr



'3 1  sin 'cr

Sustituyendo esta expresión en la ecuación [6.105] se tendrá que:

cu c sin 'cr   K0  A  1  K0  
 u  [6.106]
'1 ' z 1   2  A  1  sin 'cr

Con la ecuación [6.106] se puede evaluar la resistencia no drenada al corte de un suelo en


función a su historia de esfuerzos.
CAPITULO SIETE
Compactación.
En la práctica de la ingeniería geotécnica los suelos en determinados lugares no son a muy a
menudo ideales para el propósito previsto. Pueden ser en algunos casos débiles, altamente
compresibles, o tener una permeabilidad más alta de la deseada. En muchos casos, el ingeniero debe
evitar problemas potenciales eligiendo otro lugar o eliminando el terreno indeseable y
substituyéndolo por un suelo adecuado. En los primeros días de la construcción de carreteras se
desviaban las carreteras al encontrar pantanos, parecería razonable en tales casos simplemente
localizar la estructura en otro lugar. Sin embargo, existen otras consideraciones geotécnicas que a
menudo gobiernan la localización de una estructura y fuerzan al ingeniero a diseñar en el sitio
original. Con el transcurrir de los años esta decisión de evitar los terrenos malos se adoptaba menos
frecuentemente, viéndose como una mejor opción el intentar estabilizar o mejorar las propiedades
ingenieriles de los suelos en el sitio, aumentando su resistencia (como en el caso de subrasantes de
carreteras), disminución de la compresibilidad (para la cimentación de una estructura) y reducción
de la permeabilidad (como en el caso de una cimentación de una presa). La mejora del terreno se
suele denominar frecuentemente estabilización, que no es más que la modificación de cualquier
propiedad del suelo para mejorar su comportamiento ingenieril. La estabilización es generalmente
mecánica o química, pero de vez en cuando se deben utilizar la estabilización térmica y eléctrica.
El método principal y más usual para la mejora del terreno es el aumento de la densidad del
suelo (densificación), para lograr esto existen tres métodos que son la compactación (aumento de la
densidad por medios mecánicos), la precarga (aumento de la densidad por colocación de una carga
temporal), y el drenaje (eliminación del agua intersticial y/o reducción de la presión de poros).
Estos métodos pueden utilizarse solos o combinados. En este capitulo solo se vera el método de
compactación por ser el método más utilizado y económico para el mejoramiento de los suelos. Sin
embargo esto no quiere decir que los otros métodos no sean necesarios o utilizados.
Aunque inicialmente se construyeron muchos terraplenes sin ningún esfuerzo especial para
compactarlos, algunos ingenieros ya reconocieron la importancia de la compactación en el siglo
diecinueve. En algunos proyectos se usaron animales como "equipo" de compactación (elefantes,
cabras, caballos) y en otros empezaron a ser usados rodillos pesados. Inicialmente estos rodillos
fueron tirados por caballos, pero en 1920 los caballos fueron reemplazados por tractores.
Posteriormente durante el siglo veinte hubo un gran desarrollo en los equipos de compactación. Hoy
en día, se cuenta con una amplia variedad de equipos eficaces para la compactación.
Por lo general las técnicas de compactación se aplican a rellenos artificiales, tales como cortinas
para presas de tierra, diques, terraplenes para caminos y ferrocarriles, muelles, pavimentos, etc.
Pero en algunas ocasiones es necesario compactar el terreno natural, como en el caso de las
cimentaciones sobre arenas sueltas.
Las principales ventajas que se producen con la compactación son:

a. Reducción o prevención de los asentamientos perjudiciales. Si la estructura se


construye en un suelo sin compactar o compactado con desigualdad, el suelo se
hunde dando lugar a que la estructura se deforme (asentamientos). El hundimiento
es más profundo generalmente en un lado o esquina, por lo que se producen grietas
o un derrumbe total de la estructura.

b. Aumento de la resistencia del suelo y mejoramiento de la estabilidad del talud.


Los vacíos producen debilidad al suelo e incapacidad para soportar cargas pesadas.
Estando el suelo compactado, se reducen los vacíos y todas las partículas del suelo
están más apretadas, por lo tanto estas pueden soportar cargas mayores.
c. Reduce la expansión y contracción del suelo. Si hay vacíos, el agua puede
penetrar en el suelo y llenar estos vacíos. El resultado seria el esponjamiento del
suelo durante la estación de lluvias y la contracción del mismo durante la estación
seca.

d. Impide los daños de las heladas. El agua se expande y aumenta el volumen al


congelarse. Esta acción a menudo causa que el pavimento se hinche y a la vez, las
paredes y losas del piso se agrieten. La compactación reduce estas cavidades de
agua en el suelo.

e. Reduce el escurrimiento del agua. Un suelo compactado reduce la penetración de


agua.

1. Concepto de Compactación.

La compactación de los suelos consiste en el mejoramiento de las propiedades ingenieriles del suelo
por medio de energía mecánica. Esto se logra comprimiendo el suelo en un volumen más pequeño y
así aumentando su peso específico seco (densificación). Los fundamentos de la compactación de
suelos cohesivos son relativamente nuevos, R. Proctor en 1933 desarrollo los principios de la
compactación en una serie de artículos. En su honor el ensayo de compactación es llamado ensayo
de compactación Proctor. Proctor estableció que la compactación esta en función de cuatro
variables:

1. Densidad del material, ρd.


2. Contenido de humedad, w.
3. Esfuerzo de compactación.
4. Tipo de suelo (gradación, presencia de minerales de arcilla, etc.)

El esfuerzo de compactación es una medida de la energía mecánica aplicada a la masa del suelo.
Para la compactación en campo el esfuerzo de compactación es el número de pasadas de un rodillo
de cierto tipo y peso en un volumen de suelo dado.
El grado de compactación de un suelo se mide en términos de su peso específico seco. Cuando
se agrega agua al suelo durante la compactación, esta actúa como un agente suavizante en las
partículas del suelo (lubrica las partículas), lo que facilita que las partículas del suelo se deslizan
una sobre cada otra y pasen a una configuración más densa, es decir que el peso específico seco
después de la compactación al principio aumenta con el aumento del contenido de humedad como
muestra la Figura 7.1. Sin embargo llegado un momento se alcanza un contenido de humedad donde
la densidad ya no aumenta. En este punto el agua comienza a sustituir los espacios que deberían ser
ocupados por las partículas sólidas del suelo y como se sabe la densidad del agua es mucho menor
que de las partículas sólidas, ρw « ρs debido a esto es que la curva de la densidad seca comienza a
descender. Este fenómeno es ilustrado en la Figura 7.1. No importa la cantidad de agua que se
agregue, el suelo nunca se satura completamente por la compactación.
El graficó de la Figura 7.1 esta formado por tres diferentes alturas de peso especifico, el peso
especifico de sólidos en la parte inferior del grafico simboliza a los sólidos presentes en un volumen
unitario de suelo al inicio del proceso de compactación, el peso especifico del agua en la parte
media simboliza el aumento de agua en el mismo volumen de suelo que se da a medida que se va
compactando el suelo y por ultimo el peso especifico de los sólidos en la parte superior simboliza el
aumento de sólidos que se produce en el mismo volumen de suelo durante el proceso de
compactación.
Peso específico húmedo, 
2
Sólidos del suelo
d
Agua
1 = 1 = d(w

Sólidos del suelo

 w1 w2
Figura 7.1. Principios de compactación. (Das, 1998)

En la Figura 7.1 se ve que con un contenido de humedad w = 0, el peso específico húmedo γ, es


igual al peso específico seco γd que es lógico ya que no hay agua en el suelo:

   d w0    1

Cuando el contenido de humedad aumenta gradualmente y se utiliza el mismo esfuerzo para la


compactación, el peso de los sólidos del suelo en un volumen unitario aumenta gradualmente. Por
ejemplo, en w = w1:

  2

El peso específico seco para un contenido de humedad, w = w1, se obtiene sumando las alturas
del peso específico de los sólidos mostrados en la Figura 7.1.

 d ww1    d w0    d

Más allá de cierto contenido de humedad w = w2, cualquier aumento en el contenido de


humedad tiende a reducir el peso específico seco (Figura 7.1). Este fenómeno ocurre como ya se
dijo debido a que el agua empieza a ocupar espacios que debían haber sido ocupados por las
partículas sólidas.
Por lo tanto mientras más compacto este el suelo habrá menos espacios vacíos ocupados por
aire y entonces se tendrá un mayor peso específico del suelo que es lo que se prefiere. El contenido
de humedad en el cual se alcanza el peso específico seco máximo se llama generalmente contenido
de humedad óptimo. En la Figura 7.1 w2 = woptimo.
2. Compactación en Laboratorio.

Los ensayos de compactación en campo son generalmente demasiado lentos y costos como para
poder repetirlos varias veces, cada vez que se desee estudiar cualquiera de sus detalles, debido a
esto es que los ensayos de compactación se realizan principalmente en laboratorio.
El propósito de la compactación en laboratorio es al igual que en la compactación en campo
determinar el peso específico o densidad seca máxima para un contenido de humedad óptimo, esto
se realiza mediante pruebas que consisten en hallar la curva de compactación del suelo.
2.1. Curva de compactación.
Los procesos de compactación comenzaron a desarrollarse en campo como técnicas de
construcción. Fue hasta que se trato de estudiar de un modo más riguroso los efectos de tales
técnicas y de establecer procedimientos de control de calidad y verificación de resultados en campo
cuando nacieron las pruebas de compactación en laboratorio, al principio solo con base en la
original desarrollada por Proctor, y después con base en toda una serie de pruebas, con variantes
mas o menos cercanas a la primera, que se desarrollaron con la intención de ir logrando en
laboratorio mayor acercamiento a los procesos de campo, que paralelamente se ampliaron con toda
una serie de equipos nuevos producidos por una tecnología cada vez mas conocedora y exigente.
Proctor hizo una correlación entre los resultados de un proceso de compactación y el aumento
del peso especifico seco del material compactado y estableció la costumbre que aun hoy se sigue, de
juzgar los resultados de un proceso de compactación con base a la variación del peso específico
seco que se logre, también comprendió el fundamental papel que desempeña el contenido de
humedad del suelo en la compactación que de el se obtiene, con un cierto procedimiento. Juntando
estos dos aspectos que considero básicos, estableció una forma de representar un proceso de
compactación por medio de una gráfica en la que se haga ver el cambio del peso específico seco al
compactar el suelo a distintos contenidos de agua, utilizando varias muestras de suelo, cada una de
las cuales proporciona un punto de la curva. Como es lógico diferentes procesos de compactación
producen al mismo suelo compactaciones distintas, por lo tanto un mismo suelo podrá tener
diversas curvas de compactación correspondientes a los diferentes modos de compactarlo que
pueden usarse, sea en campo o en laboratorio.
1.90
Curva de saturación
Húmedad óptima, wopt. (Volumen de aíre = 0)
1.85
Peso específico seco, d [Ton/m3]

1.80

1.75
Peso específico seco

1.70
máximo, d.max

1.65

1.60

1.55
0 5 10 15 20 25 30
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.2. Curva de compactación típica (Holtz & Kovacs, 1981).
Una representación de ese modo, es decir, γd versus w, recibe el nombre de curva de
compactación. Sea cual fuere el procedimiento de compactación que se siga, la forma de la curva de
compactación será parecida a la que se muestra en la Figura 7.2.
Se puede ver en la Figura 7.2 también la curva correspondiente al 100 % de saturación del suelo
(cero de aire en lo espacios vacíos). La condición de un suelo compactado en circunstancias
normales es la de un suelo no saturado, razón por la cual la curva de compactación se desarrolla por
debajo de la curva de saturación, si se comparan las dos es posible saber cual tendría que ser el
contenido de agua que saturase a una muestra que se compactara a determinado peso específico.
El procedimiento para determinar la curva de compactación en laboratorio es como sigue:
El peso específico húmedo (γ) se obtiene dividiendo el peso del material húmedo por el
volumen interior del molde:
W
  [7.1]
Vm 
Donde:
W = Peso del suelo compactado en el molde.
V = Volumen del molde. (Varia según el ensayo)

A partir de los datos del contenido de humedad calculados, de cada muestra compactada se
determina el peso específico seco γd de la siguiente manera:

 W 
WS  1  W 

W WS  WW
   WS   WS  1  w    1  w
d
V V V V


d  [7.2]
1 w
Donde:
w = Porcentaje de contenido de humedad.
Con los valores de γd determinados de la ecuación [7.2] se puede construir en función de los
contenidos de agua correspondientes la curva de compactación y así obtener el peso específico seco
máximo y el contenido de humedad óptimo para el suelo. Para esto es necesario asumir algunos
valores de w, como 5%, 10%, 15% y así sucesivamente.
También es posible hallar el peso específico seco de compactación en función del contenido de
humedad, w y grado de saturación, S del suelo a partir de la ecuación [1.26]:

GS   w
d  [7.3]
G w
1 S
S
Donde:
GS = Gravedad especifica de los sólidos del suelo.
γw = Peso específico del agua.
El peso específico seco máximo teórico se obtiene cuando el grado de saturación del suelo igual
S = 1, que es cuando los vacíos del suelo están totalmente ocupados por agua y tienen cero de aire
en los vacíos, esto se puede ver en la Figura [7.2]. Entonces de la ecuación [7.3] para S = 1, se tiene:
G  W
 zav  S W  [7.4]
1  w  GS 1
w
GS
Donde:
γzav = Peso específico seco con cero de aire en los vacíos.

Con los valores de γzav determinados en la ecuación [7.4] es posible construir la curva de
saturación, que representa la densidad seca de un suelo en estado de saturación.
La curva de compactación resultante para un suelo dado es una curva experimental, por el
contrario la curva de saturación es una curva teórica.
2.2. Factores que afectan la compactación.

Anteriormente se vio la influencia que el contenido de agua tiene en el grado de compactación


alcanzado por un suelo. Además de este, existen otros factores importantes que afectan en la
eficacia de la compactación que se puede lograr en obra, como los siguientes:

 Naturaleza del suelo a compactar.


 Elección adecuada del equipo: tipo, peso, presión de inflado de neumáticos, área de
contacto, frecuencia de vibración, etc.
 La energía específica de compactación (energía que se le entrega al suelo por
unidad de volumen durante el proceso mecánico de que se trate).
 Contenido de humedad del suelo.
 Cantidad y espesor de las capas del terraplén.
 Número de pasadas del equipo de compactación.

Estos factores suelen denominarse las ―variables‖ que rigen el proceso de compactación. De
todos estos los más importantes son el tipo de suelo y la energía de compactación. La importancia
de estos dos factores se describe más detalladamente a continuación

Efecto del tipo o naturaleza del suelo.

El tipo de suelo con que se trabaja influye de manera decisiva en el proceso de compactación. Se
tiene que diferenciar entre los suelos finos y gruesos o entre los suelos cohesivos y fricciónales,
para esto es necesario analizar una serie de factores como el tipo de distribución de tamaño de
partículas, forma de los granos del suelo, gravedad específica de los sólidos del suelo, cantidad y
tipo de minerales de arcilla presentes en el suelo.
Los métodos usados para la compactación dependen del tipo de suelo. Los fricciónales, como
las arenas, se compactan eficientemente por métodos vibratorios (placas vibratorias), mientras que
los suelos cohesivos como las arcillas se compactan mejor por métodos estáticos (rodillos pata de
cabra, rodillos neumáticos, rodillos lisos).
El tipo de suelo tiene una gran influencia en el peso específico seco máximo y el contenido de
humedad óptimo. En la Figura 7.3 se puede ver que en las arenas bien gradadas (Suelos SW, curva
de compactación superior), tienen una densidad seca mucho más alto que el de las arenas uniformes
o pobremente gradadas (Suelos SP, curva de compactación inferior).
Para los suelos arcillosos el máximo peso específico tiende a disminuir cuando aumenta la
plasticidad.
Datos de textura y plásticidad del suelo
Nº Descripción Arena Limo Arcilla LL PI
1 Arena marga bien gradada 88 10 2 16 N.P.
2 Marga arenosa bien gradada 72 15 13 16 N.P.
2.2 3 Marga arenosa de gradación media 73 9 18 22 4
4 Arcilla limo arenosa 32 33 35 28 9
1 5 Arcilla limosa 5 64 31 36 15
2.1 6 Limo de Loess 5 85 10 26 2
Densidad seca, d [Ton/m3]

7 Arcilla homogénea 6 22 72 67 40
2.0 2 8 Arena mal gradada 94 - - N.P. -

1.9
3 Curva de saturación, S = 100 %
1.8 s = 2.65 Ton/m3
4
5
1.7
6
7
1.6 8

5 10 15 20 25
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.3. Curvas de compactación para ocho suelos utilizando la prueba Proctor estándar,
(Jonson y Sallberg, 1960).

Lee y Suedkamp en 1972 estudiaron las curvas de compactación de 35 muestras de suelo, y


observaron que cuatro tipos de curvas de compactación pueden ser encontradas. Estas curvas son
mostradas en la Figura 7.4.
d

d
seco, seco,

seco, seco,
d

d
Peso específico

Peso específico
Peso específico

Peso específico

Tipo A Tipo B
Forma acampanada uno y medio picos
Tipo A Tipo B
Forma acampanada uno y medio picos

Contenido de húmedad, (%) Contenido de húmedad, (%)

Contenido de húmedad, (%) Contenido de húmedad, (%)


d

d
seco, seco,

seco, seco,
d

d
específico

específico
específico

específico

Tipo C Tipo D
Doble pico Forma impar
Peso Peso

Peso Peso

Tipo C Tipo D
Doble pico Forma impar

Contenido de húmedad, (%) Contenido de húmedad, (%)


Figura 7.4. Cuatro tipos de curvas de compactación encontradas en los suelos (Das, 1998).
Contenido de húmedad, (%) Contenido de húmedad, (%)
Las curvas de compactación tipo A tienen un solo pico. Este tipo de curva se encuentra
generalmente en los suelos que tienen un límite líquido entre 30 y 70. Las curvas de compactación
tipo B tienen un pico completo y mitad de otro pico, y la curva tipo C es una curva de doble pico.
Las curvas de Compactación de los tipos B y C pueden ser encontradas en suelos que tienen un
límite líquido menor 30. Las curvas de la compactación del tipo D no tienen un pico definido. Los
suelos con un límite líquido mayor de 70 pueden exhibir curvas de compactación del tipo C o D.
Este tipo de suelos no son muy frecuentemente encontrados.
La influencia del contenido de partículas gruesas en las muestras de suelo fue investigada por
Maddison, quien encontró que la mezcla de 25 % de cualquier agregado de un solo tamaño, hasta de
2.5 cm, tiene poco efecto en la compactación del conjunto de suelo, pero porcentajes mayores de
ese mismo tamaño hacen decrecer con rapidez los pesos volumétricos alcanzados, y cuando dicho
porcentaje llega a ser 70 % el comportamiento del suelo es el de un conjunto de partículas gruesas
del tamaño seleccionado.

Efecto de la energía de compactación.


Se entiende por energía de compactación, como la energía que se entrega al suelo por unidad de
volumen, durante el proceso mecánico que se realice.
Es muy fácil evaluar la energía de compactación en una prueba de laboratorio en que se
compacte al suelo por impactos dados por un pisón. La expresión para calcular esta energía de
compactación esta dada por:

N  n W  h
E [7.5]
V
Donde:
E = Energía de compactación.
N = Número de golpes del pisón compactador por cada una de las capas en que se
acomoda el suelo en el molde de compactación.
n = Número de capas que se disponen hasta llenar el molde.
W = Peso del pisón compactador.
h = Altura de caída del pisón al aplicar los impactos al suelo.
V = Volumen total del molde de compactación, igual al volumen total del suelo
compactado.
Si la energía de compactación del suelo es cambiada, la curva peso específico seco versus
contenido de humedad también cambia. Este hecho se puede demostrar con ayuda de la Figura 7.5,
en la que cual se muestra cuatro curvas de compactación para una arcilla arenosa. El molde y el
pisón de la prueba Proctor estándar fueron utilizados para obtener estas curvas de compactación. El
número de capas del suelo usadas para la compactación fue de tres para todos los casos. Sin
embargo, el número de caídas del pisón por cada capa varió de 20 a 50. La energía de compactación
usada por unidad de volumen de suelo para cada curva puede fácilmente ser calculada usando la
ecuación [7.5]. Estos valores se tabulan en la Tabla 7.2:
Tabla 7.2. Efecto de la energía de compactación con el número de caídas por capa (Das, 1998)
Número de curva en la Número de caídas Energía de compactación
Figura 7.11 por capa (ft-lb/ft3)
1 20 9,900
2 25 12,375
3 30 14,850
4 50 24,750
1 ft-lb/ft3 = 47.88 J/m3
125 19.85

Arcilla arenosa
Límite liquido = 31
Línea de Índice de plásticidad = 26
optimidad 19.00
120

Cu
rv a
50 golpes

co
Peso específico seco, d [lb/ft3]

por capa

nc

Peso específico seco, d [kN/m3]


e ro
de
4
115

aír
ee
18.00

nl
os
30 golpes 3

va

por capa

os
(G
110

s=
2

2 .7
25 golpes

)
17.00
por capa

105 20 golpes 1
por capa

16.00

100 15.20
10 12 14 16 18 20 22 24
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.5. Efecto de la energía de compactación en la compactación de una arcilla arenosa (Das,
1998).
De la Tabla 7.2 y de la Figura 7.5 se puede ver que:
1. Mientras que se aumenta la energía de compactación, el peso específico seco
máximo de la compactación también aumenta.
2. Mientras que se aumenta la energía de compactación, el contenido de humedad
óptimo disminuye un poco.
Las discusiones anteriores son validas para todos los suelos. Sin embargo se debe tomar en
cuenta, que el grado de compactación no es directamente proporcional a la energía de
compactación.
Un hecho que rige de manera fundamental en las pruebas dinámicas o por impacto es que a
energía creciente, se obtiene mayor peso específico seco máximo y un contenido de humedad
óptimo decreciente (puntos 1 y 2). En las pruebas de laboratorio en que se compacta el suelo con la
aplicación de presión estática, en principio la energía específica se puede evaluar de manera análoga
en términos del tamaño del molde, el número de capas en que se dispone el suelo, la presión que se
aplique a cada capa y el tiempo de aplicación. Sin embargo en este aso la evaluación ya no resulta
tan sencilla y la energía de compactación se ve afectada por la deformabilidad del suelo y por el
tiempo de aplicación de la presión.
En el caso de las pruebas en que se realiza la compactación por manipulación, es aun mas
compleja la evaluación de la energía de compactación, pues cada capa de suelo dentro el molde se
compacta mediante un cierto número de aplicaciones de carga con pisón que produce presiones que
varían gradualmente desde cero hasta un valor máximo, y luego se invierte el proceso en la
descarga. La energía de compactación no se puede cuantificar de un modo sencillo, pero puede
hacerse variar a voluntad si se introduce cambios en la presión de apisonado, en el número de capas,
en el número de aplicaciones del pisón por capa, en el área del pisón o en el tamaño del molde.
Una vez que y se definió claramente como se determina la curva de compactación se explicara
el proceso de la obtención de estas curvas por pruebas de compactación en laboratorio.
Actualmente existen muchos métodos para reproducir al menos teóricamente, en laboratorio las
condiciones dadas de compactación en campo. Históricamente, la primera prueba de compactación
es la realizada por R.R. Proctor y que es conocido como Prueba Proctor estándar. Hoy en día la más
empleada es la prueba de compactación Proctor modificado, en la que se aplica mayor energía de
compactación que la estándar.
El propósito de un ensayo de compactación en laboratorio, es determinar la correcta cantidad de
agua de amasado a usar cuando se compacte el suelo en campo y el grado de compacidad que puede
esperarse al compactarse el suelo en este grado de humedad óptimo. Para cumplir este propósito, un
ensayo de laboratorio debe considerar una compactación comparable a la obtenida por el método
que se utilizará en campo.

2.3. Prueba Proctor estándar.

Esta prueba de compactación Proctor estándar, esta elaborada en base a ASTM D-698 (ASTM,
1982) y AASHTO T-99 (AASHTO, 1982).
En esta prueba el suelo es compactado en un molde que tenga un volumen de 943.3 cm3 (1/30
3
ft ). El diámetro del molde es de 101.6 mm (4 plg) y 116.43 mm (4.584 plg) de altura, provisto de
una extensión desmontable de igual diámetro y 50 mm (2 in) de altura.

Diametro
114.3 mm
(4.5 plg)

Extensión

Caída =
304.8 mm
(12 plg)
Diametro
101.6 mm
(4 plg)
116.43 mm
(4.584 plg)
Peso del
pisón = 2.5 kg
(masa = 5.5 lb)
(a)

50.8 mm
(2 plg)

(b)
Figura 7.6. Equipo para la prueba Proctor estándar (a) molde, (b) pison, (Das, 1998).
Figura 7.7. Compactación de un suelo, usando el pisón Proctor estándar (Das, 1998).
Durante la prueba de laboratorio, el molde puede fijarse a una base metálica con tornillos de
mariposa (Figura 7.6a). El suelo se mezcla con cantidades de agua que varían y después es
compactado (Figura 7.7) en tres capas iguales por un pisón (Figura 7.6b) que aplica 25 golpes a
cada capa. El pisón pesa 2.5 kg (5.5 lb) y tiene una caída de 304.8 mm (12 plg).
La curva de compactación para esta prueba se la halla de la misma manera a la explicada en el
punto 7.2.1. Para esta prueba el volumen del molde, V, es de 943.3 cm3.

2.4. Prueba o ensayo Proctor modificado

Debido al rápido desarrollo en los equipos de compactación de campo, la energía de


compactación en la prueba Proctor estándar empezó a no lograr representar en forma adecuada las
compactaciones mayores que podían lograrse con dicho nuevo equipo. Esto condujo a una
modificación en la prueba, aumentando la energía de compactación, de modo que conservando el
número de golpes por capa se elevo el número de capas de 3 a 5, aumentando al mismo tiempo el
peso del pison y la altura de caída del mismo, siendo el molde es el mismo que el de la prueba
estándar. Esta nueva versión revisada se la llama normalmente como la prueba Proctor modificado
(ASTM D-1557 y AASHTO T-180). A continuación se describirán todas sus especificaciones y
procedimiento de compactación.
La prueba Proctor modificado es la más utilizada para la compactación en laboratorio, teniendo
tres variantes en el método, que varían en función del porcentaje de tamaño de partículas presentes
en la muestra de suelo. Debido a esto es que se explicara en forma más detallada el procedimiento
de compactación, además de todas sus especificaciones basándose en la ASTM D1557-00.
La prueba Proctor modificado al igual que la Proctor estándar se utiliza para determinar el peso
específico seco máximo y el contenido de humedad óptimo. Este ensayo se aplica solamente a
suelos con menos del 30 % en peso de partículas retenidas en el tamiz de 19 mm.
Para conducir la prueba Proctor modificado, se utiliza el mismo molde con un volumen de
943.3 cm3 (1/30 pie3) como en el caso de la prueba Proctor estándar. Sin embargo, el suelo es
compactado en cinco capas por un pisón que pesa 4.54 ± 0.01 kg, la caída del pisón es 457.2 ± 1.6
mm, la cara de golpe del pisón tiene un diámetro de 50.8 ± 0.25 mm. El pisón debe ser reemplazado
cuando el diámetro de la cara de golpe es desgastado o expandido en 12 mm. El número de golpes
del pisón para cada capa se conserva en 25 como en el caso de la prueba Proctor estándar. El pisón
debe estar equipado con un tubo que le permita desplazarse en la caída con facilidad, el tubo debe
tener al menos cuatro agujeros en cada extremo espaciados 90º entre si, el diámetro mínimo de estos
agujeros es de 9.5 mm Figura 7.8.
Molde de compactación
de 4 plg de diámetro
Molde de compactación
de 6 plg de diámetro
Martillo Pistón
Compactador modificado

Regla de 30cm.

Figura 7.8. Equipo de compactación en laboratorio.


Debido a que aumenta la energía de compactación, los resultados de la prueba Proctor
modificado aumentan en el peso específico seco máximo del suelo. El aumento en el peso
específico seco máximo es acompañado por una disminución del contenido de humedad óptimo.
Las tres variantes en el método de compactación Proctor modificado, varían en algunas
especificaciones que se resumen en la Tabla 7.1. El método de compactación se elige en función del
porcentaje de tamaño de partículas presentes en la muestra de suelo. Para la selección del método de
compactación el suelo debe ser tamizado a través de los tamices ¾ plg, 3/8 plg y Nº4.
Tabla 7.1. Especificaciones técnicas para la prueba de compactación Proctor según las
especificaciones ASTM.
Características Método
A B C
Molde: - Volumen [cm3] 944 944 2124
- Diámetro [mm] 101.6 101.6 152.4
Pisón - Masa [kg] 4.54 4.54 4.54
-Altura de caída [mm] 457 457 457
Número de capas de compactación 5 5 5
Número de golpes por capa 25 25 56
Energía de compactación [kN×m/m3] 2700 2700 2700
Suelo a usarse - Pasa el tamiz Nº 4 3/8 plg ¾ plg
Criterio de selección:
- Porcentaje retenido en < 20 % > 20 %
el tamiz Nº 4
- Porcentaje retenido en < 20 % > 20 %
el tamiz 3/8 plg.
- Porcentaje retenido en < 30 %
el tamiz 3/4 plg.

Método A utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz Nº 4. Es aplicado a
suelos con un porcentaje menor al 20 % de material retenido en el tamiz Nº 4.
Método B utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz 3/8 plg. Es
aplicado a muestras de suelo con un valor mayor al 20 % de material retenido en el tamiz Nº 4 y con
un valor menor al 20 % de material retenido en el tamiz 3/8 plg.
Método C utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz 3/4 plg. Es
aplicado a muestras de suelo con un valor mayor al 20 % de material retenido en el tamiz 3/8 plg y
con un valor menor al 30 % del material retenido en el tamiz 3/4 plg.
2.0 125
Grado de 60% 80% 100% para s = 2.70 Mg/m3
saturación
Densidad seca, d (Mg/m3)

Densidad seca, d (lb/ft3)


Proctor 120
1.9 Línea de
Línea de saturación
optimidad
115

1.8
(B) Proctor 110
Modificado

1.7
105
(A)Proctor
estándar
1.6 100
0 5 10 15 20 25
Contenido de húmedad, w(%)
Figura 5.9. Curvas de compactación para los ensayos Proctor estándar y modificado. (Holtz &
Kovacs, 1981)

3. Aplicación de la compactación a obras civiles.


La compactación de un suelo es muy importante en la mayoría de las obras civiles, generalmente su
campo de aplicación es más para la construcción de carreteras y presas. Las obras de gran
importancia involucran grandes cantidades de dinero y por consiguiente se tiene que asegurar que el
periodo de vida de la estructura sea lo mas prolongado posible. El terreno es el que sostiene toda la
estructura de la obra civil y si no es lo suficiente estable, empiezan a producirse asentamientos
perjudiciales del terreno lo que provoca que se produzcan fisuras en la presa o carretera, llegando
incluso en algunas ocasiones a provocar derrumbes, que pueden involucrar vidas humanas.
Dada la gran importancia de la estabilidad del terreno en este tipo de obras, es que existe la gran
necesidad de aumentar la estabilidad del mismo mediante distintas técnicas, la más usada por su
simplicidad y eficacia es la compactación del terreno. Cada tipo de obra tiene sus especificaciones
mínimas que se deben alcanzar. Los principales parámetros que rigen el valor del peso específico
seco máximo y el contenido de humedad óptimo, son la permeabilidad y la resistencia del suelo.
Generalmente lo que se quiere lograr es una permeabilidad lo mas baja posible y una resistencia del
suelo lo mas alta posible.
Por lo tanto para la obtención de un terreno que cumpla con estas condiciones es necesario
tomar en cuenta las propiedades del suelo para poder determinar un rango de contenido de humedad
en el que se puedan alcanzar tanto el peso específico seco mínimo requerido como también las
propiedades del suelo requeridas.
3.1. Efecto de la compactación en las propiedades del suelo.
La estructura y las propiedades ingenieriles de suelos cohesivos compactados dependerán
grandemente del método o tipo de compactación, de la energía de compactación aplicado, del tipo
de suelo, y del contenido de agua en el moldeado. El contenido de agua en los suelos compactados
se refiere generalmente al contenido de agua óptimo para un tipo de compactación dado.
Dependiendo de su posición, los suelos se llaman secos del óptimo, cerca o en el lado óptimo, o
húmedos del óptimo. Es decir que cuando el suelo se encuentre del lado seco del punto pico o
contenido de humedad óptimo se tratara de un suelo seco del óptimo y cuando se encuentre del lado
derecho del pico se tratara de un suelo húmedo del óptimo.
La curva de compactación γd versus w es diferente si la prueba se efectúa partiendo de un suelo
relativamente seco y se va agregando agua para obtener los diferentes puntos o si se parte de un
suelo húmedo que se va secando por evaporación en el laboratorio, según la prueba progresa. Las
investigaciones han demostrado que en el caso de partir de un suelo relativamente seco se obtienen
pesos específicos secos mayores que cuando se empieza la prueba de un suelo húmedo para un
mismo suelo, y a los mismos contenidos de agua.
Investigaciones en arcillas compactadas han demostrado que cuando son compactadas ―secas
del óptimo‖, la estructura de los suelos es esencialmente independiente del tipo de compactación
(Seed y Chan, 1959).Sin embargo, en los húmedos del óptimo el tipo de compactación tiene un
efecto significativo en la estructura del suelo y de este modo en la resistencia, compresibilidad, etc.,
del suelo.

Efecto de la estructura del suelo en la compactación.

En el capitulo uno ya se vio la interacción entre las fases sólida y liquida de un sistema agua, aíre y
arcilla. Se vio que cada cristal de arcilla parece comportarse como si tuviera una carga eléctrica
negativa, atrayendo una atmósfera de iones positivos. (Doble capa eléctrica).
Además de esa interacción existe otra de partícula a partícula, debido a fuerzas de acción a
distancia, estas fuerzas se componen de una atracción electromagnética (Fuerzas de Van der Waals)
y una repulsión entre los estratos positivos de las dobles capas eléctricas de cada partícula. Las
fuerzas de repulsión son función exponencial de la distancia entre partículas y aumenta al disminuir
la concentración de electrolitos. Las fuerzas de Van der Waals son independientes de los
electrolitos.
En la Figura 7.10 se muestra dos arreglos extremos de las partículas sólidas, entre los que puede
variar un suelo arcilloso real.

(a) a) (b) b)
Figura 7.10. Estructuras extremas de un suelo arcilloso: (a) Alto grado de orientación de las
partículas, (b) bajo grado de orientación de las partículas (Lambe & Whitman, 1976).

La estructura queda determinada por dos factores principales, que son la magnitud relativa de
las fuerzas de atracción y repulsión de las partículas y el monto de la deformación angular que el
suelo haya sufrido. A mayor repulsión y mayor deformación angular corresponde un mayor grado
de orientación de las partículas.
A la misma energía de compactación, con el aumento del contenido de agua, tiende a aumentar
las repulsiones entre partículas, permitiendo una reorganización mas ordenada de las mimas. Lo que
se puede ver en la Figura 7.11, es decir se realiza un cambio (aumento) de ordenamiento entre los
puntos A y C.
En cambio el aumento de la energía de compactación a un contenido de humedad dado, tiende a
ordenar las partículas con una distribución aproximadamente paralela. Lo que se puede ver en la
Figura 7.11, es decir se realiza un cambio (aumento) de ordenamiento entre los puntos E y D.
Esfuerzo de
compactación
Densidad seca compactada, d alto
E
B
D

C
A

Esfuerzo de
compactación
bajo
Contenido de húmedad, (%)
Figura 7.11. Efecto de la compactación en la estructura del suelo (Lambe & Whitman, 1958)

En el lado seco del óptimo los suelos siempre se floculan, mientras que en el lado húmedo del
óptimo, las partículas se orientan o se dispersan. En la Fig. 7.10, por ejemplo, las partículas en el
punto C es más orientado que en el punto A. Ahora, si se aumenta la energía de compactación, el
suelo tiende a orientarse mas, incluso en el lado seco del óptimo. Una vez más refiriéndose a la
Figura. 7.10, una muestra en el punto E es mas orientada que en el punto A. En el lado húmedo del
óptimo, el tejido en el punto D será un poco más orientado que en el punto B, aunque el efecto es
menos significativo que en el del lado seco del óptimo.
Para entender mejor lo que sucede para que las partículas se orienten, se explica mejor la
influencia que tiene el contenido de agua en la estructura del suelo. Cuando el contenido de
humedad es bajo, se limita el desarrollo de la doble capa eléctrica y la concentración de iones es
muy alta. A esta situación corresponden pequeñas repulsiones entre las partículas y altos esfuerzos
efectivos por capilaridad, como consecuencia se tendrá un suelo con alta resistencia a la
deformación y por lo tanto bajo grado de orientación de las partículas. Si se aumenta el contenido
de agua, crecen las fuerzas de repulsión y disminuyen los esfuerzos capilares con lo que se recuece
la resistencia del suelo a la deformación.
En resumen, con un método y energía de compactación iguales, un suelo compactado con
mayor contenido de agua sufrirá mayores de deformaciones angulares y alcanzara un mayor grado
de orientación. Con un mayor contenido de agua, aumenta el grado de orientación de las partículas.
Si se hace variar la energía e compactación, con mayor energía de compactación habrá más
tendencia a lograr mayor orientación de las partículas.
Otro punto que también influye en la estructura del suelo es la energía de compactación. La
energía de compactación que se aplica al suelo se emplea para reducir su volumen y para
deformarlo angularmente. Por lo tanto, el aumento de la energía de compactación produce una
orientación adicional de las partículas de arcilla, que es una función creciente del contenido de
humedad. Si el suelo tiene una humedad superior a la óptima, todo aumento de la energía de
compactación se empleara en acercar al suelo a la condición de dispersión extrema que se muestra
en la Figura 7.10a.
También se tiene que analizar la influencia que tiene el método de compactación en la
estructura del suelo. Como no es posible comparar los diversos métodos de compactación que
utilicen el mismo nivel de energía de compactación, pues esta energía no puede cuantificarse con
precisión en todos los métodos de compactación, lo que se hace es comparar los procedimientos que
llevan al suelo al mismo peso volumétrico seco y con el mismo contenido de agua. En tales
condiciones, se espera que la diferencia de las propiedades del suelo que puedan obtenerse se deba
únicamente a una diferenta en las estructuras, la cual seria atribuible solo a diferencias en la
magnitud de las deformaciones angulares inducidas por el método de compactación.
En laboratorio, con un mismo peso específico seco, contenido de humedad, se obtiene es
máximo grado de orientación por el método de compactación por manipulación; y el mínimo grado
de orientación se lo obtiene por compactación estática.
En la Figura 7.12 se presenta una interesante investigación en la que se hace ver que con
compactación estática una arcilla conserva una estructura completamente floculada en toda la curva
de compactación, en cambio con el método de compactación por manipulación la arcilla que tenia
una estructura floculada a bajas humedades, alcanza una estructura totalmente dispersa (con la
máxima orientación de las partículas) a contenidos de humedad próximos al óptimo, esta estructura
dispersa después de alcanzar este valor de orientación máximo se mantiene constante en toda la
curva aunque haya aumento en el contenido de agua. En una prueba de compactación por impactos,
una estructura inicialmente floculada con contenidos de agua muy bajos, se va tornando dispersa a
medida que va aumentando el contenido de humedad, alcanzándose solo una estructura totalmente
dispersa solo con contenidos de humedad mayores que la óptima (en lado húmedo de la curva, o
húmedo del optimo).
En campo, el rodillo pata de cabra produce mayor orientación de las partículas que de el
neumático.
Una diferencia conocida entre los métodos de compactación por manipulación y del por
impactos, es que el lugar geométrico de los óptimos corresponde a grados de saturación mayores en
los por manipulación que en los por impactos.

d
Cu
rv
ad
ec
om
pa
cta
ció
n

(%)
100 % floculada

100 % dispersa
(%)
COMPACTACIÓN EN EL LABORATORIO
Estática
Por impacto
Por amasado
Figura 7.12. Influencia del tipo de compactación en la estructura adquirida por el suelo
compactado. (Juárez & Badillo, 1973)

Efecto de la permeabilidad de los suelos en el proceso de compactación.


La permeabilidad de un suelo compactado al igual que sus otras propiedades mecánicas, depende de
su relación de vacíos o su peso específico seco, de su estructura u de su grado de saturación. La
permeabilidad a una energía de compactación constante disminuye con el aumento del contenido de
agua y alcanza un mínimo cerca del valor óptimo. Esto se puede ver en la Figura 7.13 en ella se ve
como la permeabilidad al principio es mayor a 10-5 para un contenido de humedad bajo de
aproximadamente 12.6 %, y a mediada que va aumentando el contenido de humedad se ve como la
permeabilidad va rebajando hasta llegar al valor mínimo que se encuentra muy cerca del valor del
contenido de humedad óptimo, después de este valor mínimo de permeabilidad a medida que se
aumenta el contenido de humedad (mayor del optimo) se ve un ligero aumento de permeabilidad.
El aumento de la energía de compactación, reduce el coeficiente de permeabilidad porque
aumenta el peso específico seco y por lo tanto reduce el índice de vacíos, lo que aumenta el grado
de orientación de las partículas. Se sabe que mientras menos vacíos haya en el suelo habrá menos
espacio por donde el agua pueda circular, lo que disminuye la permeabilidad del suelo, haciendo
más dificultosa la circulación del agua a través de los espacios vacíos del suelo, en otras palabras lo
hace más impermeable. Este cambio en la permeabilidad con el contenido de agua del moldeado se
muestra en la Figura 7.13, donde se puede observar que la permeabilidad esta en un orden de
magnitud mayor cuando el suelo es compactado para el lado seco del óptimo que cuando es
compactado para el lado húmedo del óptimo. La estructuración es el factor que mas afecta en la
permeabilidad de un suelo compactado.

-5
10
Permeabilidad (cm/seg)

-6
10

-7
10

12 13 14 15 16 17 18 19
Muestra los cambios de humedad y
densidad de la penetración a través de
122
Densidad seca, d (lb/ft3)

los poros.

118 S=
100
%

114

100
12 13 14 15 16 17 18 19
Contenido de húmedad, (%)
Permeabilidad en ensayos de compactación en arcillas arenosas de Jamaica.
Figura 7.13. Cambio en la permeabilidad con el contenido de agua del moldeado. (Lambe &
Whitman, 1958)
Cuando el suelo cambia de volumen, existen dos componentes de deformación a nivel estructural.
En primer lugar, la correspondiente a variaciones de las distancias entre las partículas con grado de
orientación constante, y en segundo la que ocurre por reducciones de las distancias medias de las
partículas sin que cambie su distancia mínima por el aumento del grado de orientación.
En la Figura 7.14a y b se muestra las características de compactación entre dos muestras de
arcilla saturada con el mismo peso específico, una compactada por el lado húmedo y la otra
compactada por el lado seco. También se puede ver el gran cambio en el índice de vacíos (una
disminución) que ocurre en un suelo compactado del lado húmedo del óptimo por un cambio dado
(aumento) en la presión aplicada.

Efecto de la compresibilidad en la compactación.


La compresibilidad de las arcillas compactadas esta en función del nivel de esfuerzo impuesto ante
la masa del suelo. En los niveles de esfuerzos relativamente bajos (Figura 7.14a), las arcillas
compactadas del lado húmedo del óptimo son más compresibles que las compactadas por el lado
seco. En los niveles de esfuerzos altos (Figura 7.14b), ocurre lo contrario, es decir, que en los
niveles de esfuerzos altos las arcillas compactadas del lado seco del óptimo son más compresibles
que las compactadas por el lado húmedo. Este fenómeno se debe a que bajo presión ocurren
cambios insignificantes en el grado de orientación de las partículas de las dos muestras, y al ser
mayor en la muestra que se compacto del lado húmedo la distancia mínima entre partículas, la
resistencia que oponen para aproximarse es mas grande en esta muestra que en la muestra que se
compacto del lado seco. Bajo grandes presiones en la muestra que se compacto del lado seco
ocurren deformaciones volumétricas debidas al aumento den el grado de concentración de las
partículas por colapso, que no tienen lugar en la muestra que se compacto del lado húmedo.
Bajo presiones muy altas ambas muestras llegan a la misma relación de vacíos, pues en las dos
se llega a una estructuración similar. Se puede ver en la Figura 7.14a que la muestra que se
compacto en el lado húmedo exhibe una curva de compresibilidad con la forma típica regular que
corresponde al tipo de suelo de la prueba (arcilloso), en tanto que la muestra que se compacto del
lado seco, presenta una curva de compresibilidad que no es tan normal para las arcillas. En suelos
que se compactaron por manipulación, se a observado que la presión a la que aparece la transición,
con variación brusca de pendiente, es menor que el esfuerzo de compactación.
Se puede ver en la Figura 7.14a y b el aumento del coeficiente de compresibilidad (pendiente
abrupta) se debe al predominio de la tendencia a la aproximación de las partículas con aumento del
grado de compactación.
Índice de vacíos, e

Muestra compactada del lado


seco o no disturbada

Muestra compactada del


lado hímedo o remoldeada

Presión, escála logarítmica


Baja presión de consolidación
(a)
Muestra compactada del lado
seco o no disturbada
Índice de vacíos, e Muestra compactada del
lado hímedo o remoldeada

Repercución de ambas muestras

Presión, escála logarítmica


Alta presión de consolidación
(b)
Figura 7.14. Cambio en la compresibilidad con el contenido de agua del moldeado. (a) Baja
presión de consolidación, (b) Alta presión de consolidación. (Lambe & Whitman, 1976)

Efecto de la expansión en la compactación.

En la muestra compactada la expansión de las arcillas es mayor para compactaciones del lado seco
del óptimo que para las del lado húmedo del óptimo. Esto se debe las del lado seco tienen una gran
deficiencia de agua y por lo tanto tienen una mayor tendencia a adsorber agua y de este modo a
hincharse más (expandirse), este fenómeno también se debe a que la distancia entre partículas del
lado seco es mucho menor que las del lado húmedo, por lo tanto las repulsiones netas resultantes
son también mucho mayores. Los suelos del lado seco del óptimo son en general más sensibles al
cambio ambiental tal como el cambio en el contenido de humedad. La expansibilidad también crece
con la energía de compactación.
Resulta difícil decir si un suelo que se compacte de un lado del óptimo tendrá mejor o peor
comportamiento, en lo que se refiere a compresibilidad, que otro que se compacte del lado opuesto.
En cada caso la decisión al respecto debe basarse en las características del terraplén en que se
usara el suelo. Se puede ver en la Figura 7.14b que la compresibilidad del lado seco es menor, pero
la compactación del lado húmedo producirá un material mas flexible, capaz de adaptarse mejor a
asentamientos diferenciales, desde el punto de vista del agrietamiento son mas peligrosos los suelos
compactados del lado seco.
La expansión esta relacionada con el grado de orientación de la estructura. El máximo peso
específico seco que el suelo conserva en cualquier circunstancia se obtiene cuando se compacta
cerca del contenido de humedad óptimo correspondiente al método y energía de compactación que
se usen.
El potencial de expansión también varía según el método de compactación que se emplee. En la
Figura 7.15 se muestra la expansión de una arcilla arenosa que se compacto por manipulación y con
compactación estática, las mediciones se hicieron en una muestra con el mismo peso específico
seco, del lado seco y húmedo correspondiente al contenido de humedad óptimo de compactación.
En esta figura se puede ver que con el método estático se produce una expansión mayor tanto en
contenidos de humedad bajos como altos.
12

12
10

10
8

Expansión, %
86
Amasado Estática
Expansión, %

64
Amasado Estática Estática
24
Amasado Estática
02
11 12 13 14 15 Amasado
16 17 18 19
Humedad de compactación, %
0
11 12 13 14 15 16 17 18 19
Humedad de compactación, %
3]

2.00
d [Ton/m

Peso específico en la prueba


Proctor modificada
3]

2.00
1.96
[Ton/m

Peso específico en la prueba


Proctor modificada 100 % de saturación
1.96
1.92
seco,
seco, d

100 % de saturación
1.92
Peso específico

1.88

Compactación relativa = 80 %
Peso específico

1.88
1.84
Compactación Estática
Compactación
Compactación por= amasado
relativa 80 %
1.84
1.80
11 12 13 14 15 16 17 18 19
Compactación Estática
HumedadCompactación
de compactación, %
por amasado
Figura 1.80
7.15.
11 Expansión
12 13 de14 una15 muestra
16 de
17 arcilla
18 arenosa
19 compactada estáticamente y por
manipulación. (Juárez & Badillo,
Humedad 1973)
de compactación, %

Otro factor que también influye en la expansión es la energía de compactación, y de muchos


estudios se sabe que la expansión crece con incremento de energía de compactación. En la Figura
7.16 se presenta una muestra de arcilla sometida a compactación estática bajo diferentes presiones,
en ella se puede ver como la presión de expansión va aumentando linealmente a medida que se va
incrementando la energía de compactación.

2.0
Presión de expansión, Kg/cm2

1.6

1.2

0.8

0.4

0
0 4 8 12 16 20
Presión de compactación,
Figura 7.16. Relación entre la presión estática de compactación (energía de compactación)y la
presión de expansión en una arcilla. (Juárez & Badillo, 1973)
Efecto de la contracción en la compactación.
6
Lado seco del óptimo Contenido de Lado húmedo del óptimo
humedad
óptimo
5

4 Amasado
Contracción axial (%)

3
Vibratoria

Estática

0
12 14 16 18 20 22 24 1.80
112
Compactación estática
Compactación vibratoria
Compactación por amasado
110
Gr

1.75
ad

Densidad seca, d (ton/m3)


Densidad seca, d (lbf/ft3)

od
es

108
atu
rac
i ón

1.70
=1

106
00
%

104
1.65
102
12 14 16 18 20 22 24
Contenido de húmedaden el molde, (%)
1.60
Figura 7.17. La contracción como una función del contenido de agua y tipo de compactación.
(Seed y Chan, 1959)

En la contracción ocurre justo lo contrario a la expansión, como se muestra en la Figura 7.17,


donde las muestras compactadas del lado húmedo del óptimo tienen la contracción más alta.
También se ilustra en la parte superior de esta figura el efecto de diversos métodos de compactación
en las muestras, en donde se puede ver que el método de compactación que produce mayor
contracción es el de manipulación, que justamente es lo contrario que ocurría con la expansión, esto
se debe a que la contracción es justamente lo contrario a expansión, la expansión implica el
aumento de volumen, en cambio la contracción es una disminución de volumen. Por lo tanto todos
los fenómenos antes citados para la expansión es de suponer que sean todo lo contrario a lo que
ocurrirá con la contracción de los suelos compactados.
Efecto de la resistencia de los suelos en el proceso de compactación.
La resistencia de la arcilla compactada es algo compleja. Sin embargo, por ahora, solo recordando
que las muestras compactadas del lado seco del óptimo tienen resistencias más altas que las
compactadas para el lado húmedo del óptimo. La resistencia del lado húmedo también depende un
poco del tipo de compactación debido a diferencias en la estructura del suelo. Si se empapan las
muestras, los cambios de la Figura son debido a la expansión, especialmente con los suelos del lado
seco. Las curvas de resistencia para una arcilla limosa compactada por una compactación de
manipulación para tres diversas energías de compactación se muestran en la Figura 7.18. Ellas
muestran el esfuerzo requerido para causar 25% de resistencia (superior) y 5% de resistencia
(media) para las tres energías de compactación. Las resistencias son casi iguales del lado húmedo y
aumenta significativamente del lado seco.
En la Figura 7.18 también se puede ver que en un contenido de humedad dado del lado húmedo,
el esfuerzo en 5% de resistencia es realmente menos para la compactación con más altas energías.
Esfuerzo requerido para causar 5 % de resistencia (Kg/cm2) Esfuerzo requerido para causar 25 % de resistencia (Kg/cm2)

12
Fuerza (Esfuerzo requerido para
causar 25 % de resistencia) Vs.
10 Contenido de humedad

2
Ensayo noconsolidado-nodrenado
0
Presión de confinamiento = 10 Kg/cm2
10 12 14 16 18 20 22 24 26

12
Fuerza (Esfuerzo requerido para
causar 5 % de resistencia) Vs.
10 Contenido de humedad

8
Capas Apisonadas Presión
por capa de la pata
6 7 15 276 Psi
7 15 136 Psi
7 15 65 Psi
4

0
10 12 14 16 18 20 22 24 26
116
Densidad seca Vs.

Densidad seca, d (lbf/ft3)


Gr contenido de humedad
112 ad
o
de
sa
tu
ra
108 ció
n
=1
00
%
104

100
10 12 14 16 18 20 22 24 26
Contenido de húmedaden el molde, (%)
Figura 7.18. La resistencia como una función de la energía de compactación, y el contenido de
agua del moldeado. (Seed y Chan, 1959)

Efecto de la resistencia como medida del CBR de los suelos en el proceso de


compactación.

En la Figura 7.19 sucede lo mismo que para la Figura 5.17, es decir que también en un contenido de
humedad dado del lado húmedo, el esfuerzo en resistencias bajas es realmente menor que para la
compactación con más altas energía, donde la resistencia es medida por el ensayo del CBR
(California bearing ratio).
100
Peso específico seco, d

75

50

25

120

115 55 golpes por capa


Ce
ro 26 golpes por capa
de
aíre
Densidad seca, (lbf/ft 3)

110 en 12 golpes por capa


lo
sv
ac
ío
s
105 s
=
2.
72

100

95

90
10 15 20 25
Contenido de húmedad, (%)
Nota: Peso 10 lb, caída 18‖ (Proctor modificado)
Figura 7.19. La resistencia como medida del CBR y la densidad seca versus el contenido de agua
para compactación de impactos en laboratorio. (Tumbull y Foster, 1956)
En este ensayo, la resistencia a la penetración es de 3 in2 en el pistón desarrollado en un
espécimen compactado se compara al desarrollado por una muestra estándar de una roca densa
condensada machacada. El CBR es una prueba común en el diseño de pavimentos. En la Figura
7.19 una mayor energía de compactación produce un mayor CBR del lado seco del óptimo, como se
esperaría. Pero muestra cómo el CBR es realmente menor del lado húmedo para energías de
compactación más altas. Este hecho es importante en el diseño y la supervisión apropiados de un
terraplén de tierra compactado.
La Tabla 5.4 es un resumen de los efectos en la compactación del lado húmedo en comparación
con la del lado seco en varias propiedades ingenieriles. (Lambe, 1976)
Tabla 5.4. Comparación de las propiedades del suelo entre la compactación por el lado húmedo y
por el lado seco del óptimo (Holtz & Kovacs, 1981).
Propiedad Comparación
1. Estructura
a. Disposición de las partículas Del lado seco aleatorio
b. Deficiencias de humedad Del lado seco, mayor deficiencia y por lo tanto mayor
higroscopicidad, mayor expansión y menor presión de
poros.

2. Estructura La estructura del lado seco es más susceptible de variación.

3. Permeabilidad
a. Magnitud Del lado seco, más permeable.
b. Estabilidad Del lado seco, la permeabilidad se reduce mucho más por el
flujo de agua.
4. Compresibilidad
a. Magnitud Del lado húmedo, mayor compresibilidad con bajas
presiones y del lado seco con altas presiones.

b. Deficiencias de humedad Del lado seco, se consolida más rápidamente.

5. Resistencia
a. En el molde
 Sin drenaje Del lado seco, mucho mayor
 Con drenaje Del lado seco, algo mayor

b. Después de la saturación
 Sin drenaje Del lado seco, algo mayor si se evita la expansión; del lado
húmedo puede ser más elevada si se permite la expansión.
 Con drenaje Del lado seco, aproximadamente la misma o ligeramente
mayor.
c. Presión de poros en la falla Del lado húmedo, mayor
d. Modo esfuerzo-deformación Del lado seco, mucho mayor
e. Sensibilidad Del lado seco, más probabilidad de sensibilidad

4. Control de compactación.
Después de realizar la compactación en campo siempre es necesario verificar si con el se lograron
los fines propuestos. Hoy en día existen muchos métodos para poder controlar que la compactación
en campo cumpla con las especificaciones de diseño del proyecto. En la mayoría de los casos la
compactación se hace a contrato por empresas especializadas, por lo tanto la verificación
mencionada, resulta ligada a problemas de pago, legales, etc. Debido a esto es que se tienen que
seguir algunos pasos durante la compactación en campo.
Puesto que el objetivo de la compactación es estabilizar los suelos y mejorar su comportamiento
ingenieríl, es importante tener presente las propiedades ingeniríles deseadas del terraplén, no solo
su densidad seca y contenido de humedad. Este punto a menudo no se lo toma en cuenta en el
control de la construcción de obras de tierra. Normalmente se pone mayor énfasis en lograr el peso
unitario seco especificado y se da poca consideración a las propiedades ingenieríles deseadas del
terraplén compactado. El usual procedimiento de diseño y construcción es como sigue.
Primeramente se dirigen pruebas de compactación en laboratorio en las muestras de los
materiales de préstamo propuestos para alcanzar las propiedades requeridas para el diseño. Después
de que la estructura de tierra es diseñada, se escriben las especificaciones de compactación. Se
especifican las pruebas de control de compactación en campo y los resultados de éstas se
convierten en los valores estándar para controlar el proyecto. Los inspectores del control de la
construcción entonces realizan estas pruebas para ver que las especificaciones sean alcanzadas por
el contratista.
Hay básicamente dos categorías de las especificaciones de las obras de tierra:
 Especificaciones de resultado final.
 Especificaciones del método.
4.1. Especificaciones del resultado final.
En estas se especifica un grado de compactación mínimo, o un porcentaje de compactación. El
grado de compactación también es conocido con el nombre de compactación relativa, y se define
como el cociente de la densidad seca en campo ρd.campo con la máxima densidad seca en laboratorio
ρd.max, según una cierta prueba estándar especificada, por ejemplo, la prueba Proctor estándar o la
prueba Proctor modificada, entonces según esto se tiene:
ρ d en campo
Grado de compactación R    100 % [7.6]
ρ d.max en laboratorio
Se debe notar la diferencia que hay entre la compactación relativa y la densidad relativa Dr o
índice de densidad ID definida en el capítulo 1. La densidad relativa se aplica solamente a los suelos
granulares. Si algunos finos están presentes, es difícil decidir qué tipo de prueba es aplicable, pues
una prueba estándar ASTM (1980), designación D 2049, sugiere que la densidad relativa sea
aplicable si el suelo contiene menos de 12 % de finos (partículas que pasan el tamiz de Nº 200);
caso contrario se debe utilizar alguna otra prueba de compactación. La relación entre la densidad
relativa y la compactación relativa se muestra en la Figura 7.20. Un estudio estadístico de datos
publicados sobre 47 diversos suelos granulares indicó que la compactación relativa correspondiente
a la densidad relativa cero es alrededor de 80%.
d = 0 Densidad seca d min d d max

e= Índice de vacíos e max e e min

0 100
Índice de densidad ID o densidad relativa, Dr (%)

0 R.C. 80 100
Compactación Relativa R.C. (%)

Figura 5.20. Conceptos de densidad relativa y compactación relativa. (Lee y Singh, 1971)
Línea
óptima Línea del 100 %
de saturación

d max
Densidad seca, d

90 % R.C.

 opt
a b c
Contenido de húmedaden, (%)
Figura 7.21. Densidad seca en función del contenido de humedad, ilustrando la condición más
eficiente para la compactación en campo. (Seed, 1964)

Las especificaciones del resultado final, se utilizan mayormente en las carreteras y fundaciones
de edificios, para que el contratista pueda obtener la compactación relativa especificada; la forma en
que el contratista la obtiene y el equipo que utiliza no importan. La economía del supuesto proyecto
se asegura de que el contratista utilice los procedimientos más eficientes para la compactación. Las
condiciones más económicas para la compactación se ilustran en la Figura 7.21, mostrando tres
hipotéticas curvas de compactación en campo del mismo suelo pero con diversas energías de
compactación. Asumiendo que la curva 1 representa una energía de compactación que pueda
obtenerse fácilmente por el equipo de compactación existente. Entonces para alcanzar, por decir, 90
% de la compactación relativa, la localización del contenido de humedad del terraplén compactado
debe ser mayor que el contenido de humedad a y menor que el contenido de humedad c. Estos
puntos son encontrados de la línea que intersecta la curva de compactación 1 para un 90 % de
compactación relativa (R). Si la localización del contenido de humedad está fuera del rango de a
hasta c, entonces será difícil, si es que no imposible, alcanzar el porcentaje requerido de la
compactación relativa nombrada, no importa cuan arto el contratista compacte el terraplén. Esta es
la razón por la cual puede ser necesario ocasionalmente mojar o secar (reanudación) el suelo antes
del rodado en campo.
Una vez que se ha encontrado el rango de los contenidos de humedad, el contratista debe
encontrar el contenido de humedad óptimo dentro de este rango. Desde un punto de vista solamente
económico, el contenido de humedad más eficiente estaría en b, donde el contratista proporciona la
mínima energía de compactación para lograr el 90 % de la compactación relativa requerida. Para
alcanzar constantemente la compactación relativa mínima para el proyecto, el contratista utilizará
generalmente una energía de compactación levemente más alta, como muestra la curva 2 de la
Figura 7.21. Así la localización de los contenidos de humedad más eficientes estarán entre el
contenido de humedad óptimo y el contenido de humedad en b.

4.2. Especificaciones del método.

En las especificaciones del método, el tipo y peso del rodillo, el número de pasadas de ese rodillo,
los espesores del terraplén son especificados por el ingeniero. El tamaño máximo del material
permitido también puede ser especificado. En contraste con las especificaciones del resultado final,
donde el contratista es responsable de la compactación apropiada, con las especificaciones del
método la responsabilidad restante en cuanto a la calidad de la obra de tierra es del dueño o el
ingeniero del dueño. Si en las pruebas de control de la compactación realizadas por el ingeniero no
se pueden alcanzar ciertos valores normados, entonces al contratista se le pagara extra por el rodado
adicional. Esta especificación requiere un conocimiento previo del material de préstamo para poder
predecir por adelantado cuántas pasadas de un cierto tipo de rodillo producirán una compactación
adecuada. Esto quiere decir que durante el diseño, se deben realizar pruebas de los terraplenes con
diferentes equipos, energías de compactación, etc. para determinar qué equipo y procedimientos
serán los más eficientes. Puesto que las pruebas programadas para el terraplén son costosas, las
especificaciones del método pueden ser solo justificadas para los proyectos de compactación muy
grandes tales como las presas de tierra. Sin embargo, los ahorros considerables en costos unitarios
de la construcción del terraplén son posibles porque una mayor parte de la incertidumbre asociada a
la compactación será eliminada por el contratista. Él puede estimar por adelantado precisamente
cuánto costará la construcción. El contratista también sabe que si se requiere el rodado adicional lo
compensará adecuadamente.

4.3. Determinación del grado de compactación o compactación relativa

Primero, se selecciona el sitio de prueba. Este debe ser representativo o típico del terraplén
compactado y material de préstamo. Una vez escogido el lugar se procede a las pruebas de control
de compactación.
Las pruebas de control en campo pueden ser destructivas o no destructivas. Las pruebas
destructivas implican la excavación y retiro de algo de material del terraplén, mientras que las
pruebas no destructivas determinan la densidad y el contenido de humedad del terraplén
indirectamente.

Pruebas Destructivas.

Los pasos requeridos para las pruebas destructivas comunes en campo son:

1. Excavar un agujero en el terraplén generalmente del espesor de la capa compactada


(el tamaño del agujero dependerá del tamaño máximo del material en el terraplén).
Determinar el peso del material excavado, W.

2. Determinar el contenido de humedad del material extraído.

W  WS
w
WS
3. Medir el volumen del material excavado. Las técnicas comúnmente empleadas para
esto son el cono de arena, la membrana de hule, agregando agua o aceite de
densidad conocida en el agujero es posible determinar el volumen del mismo.
(Figura 7.22)

4. Calcular la el peso especifico γ del material. Conociendo el peso total W, del


material excavado del agujero y el volumen del agujero, se calcula fácilmente γ.

W
 [7.1]
Vexc

Como también se conoce el contenido de humedad, se puede obtener el peso


específico seco del terraplén, γ d.campo.


d  [7.2]
1 w

5. Se compara γ d.campo con γd max laboratorio y se halla el grado de compactación (ecuación


[7.6])

Cono de arena.

Es el método más utilizado y representa una forma directa de obtener el volumen del agujero
excavado, utilizando para ello, una arena estandarizada compuesta por partículas cuarzosas, sanas
no cementadas, de granulometría redondeada y comprendida entre los tamices Nº 10 (2 mm) y Nº
35 (0.5 mm).
El equipo necesario para esta prueba es el siguiente:

 Aparato cono de arena compuesto por una válvula cilíndrica de 12.5 mm de


abertura, con un extremo terminado en embudo y el otro ajustado a la boca de un
recipiente de aproximadamente 4 lt de capacidad. El aparato deberá llevar una placa
base, con un orificio central de igual diámetro al del embudo. (Figura 7.19a)

 Arena estandarizada, la cual deberá ser lavada y secada en horno hasta masa
constante. Generalmente se utiliza arena de Ottawa, que corresponde a un material
que pasa por el tamiz Nº 20 (0.85 mm) y queda retenido en el tamiz Nº 30 (0.60
mm).

 Dos balanzas de capacidad superior a 10 kg y 1000 g, con una precisión de 1 g y


0.01 g, respectivamente.

 Equipo de secado, podría ser un hornillo o estufa de terreno-


El procedimiento de esta prueba es la siguiente:

1. Llenar el recipiente del cono con la arena de Ottawa.


2. Determinar el peso del recipiente más el cono más la arena de Ottawa dentro el
recipiente. (W1)
3. Realizar la excavación del agujero en el área del terreno donde se realizara la
compactación en campo.
4. Determinar el peso del suelo excavado del agujero. (W2)

5. Se debe conocer el contenido de humedad del suelo excavado. (w)

6. Determinar el peso seco del suelo, mediante la ecuación [7.7].

W2
W3  [7.7]
1 w
7. Después de la excavación del agujero el cono lleno de arena es colocado
inversamente sobre el agujero, como muestra la Figura 7.22a Luego se abre la
válvula del cono y la arena dentro el recipiente empezara a ingresar al agujero hasta
que este se llene totalmente.
8. Determinar el peso de la arena más el peso del cono más el peso de la arena que
sobro en el recipiente y el cono.
9. Determinar el peso de la arena que llena el agujero, W5 por medio de la ecuación
[7.8]:

W5  W1  W4 [7.8]

10. Determinar el volumen del suelo excavado, mediante la ecuación [7.9]:

W5  Wc
V [7.9]
 d . Arena

Donde:
WC = Peso de la arena que llena solamente el cono.
γd arena = Peso específico de de la arena de Ottawa.
Los valores de WC y γd arena son determinados de la calibración hecha en
laboratorio.

11. El peso específico seco puede ser determinado de la ecuación [7.10]:

W3 Peso del suelo seco excavado del agujero


d   [7.10]
V Volumen del agujero

Hay varios problemas asociados a la prueba destructiva común para hallar el peso específico
seco en campo. Primero, la densidad máxima del laboratorio no se puede conocer exactamente.
Frecuentemente, especialmente en la construcción de carreteras, para las pruebas de compactación
del laboratorio se extraen muestras que no son "representativas" de los materiales de préstamo para
la carretera. Entonces, cuando se conduce la prueba en el terreno, su resultado se compara con los
resultados de uno o más de estos suelos "estándares" de trabajo y si los suelos en el sitio no son muy
buenos, entonces es muy difícil alcanzar las especificaciones deseadas. Otra alternativa es
determinar la curva de compactación completa para cada prueba en el terreno, una proposición que
desperdicia tiempo y además es costosa.
Frasco de vidrio con 20-30 de
arena de Otawa (o similar)

Plato con Válvula


agujero
Cono

(a) Cono de arena


Presión del aire
Válvula check

Bomba Agua
Válvula de aíre

Membrana (parcialmente
presionado en el agujero de la
excavación)
(b) Membrana de ule

Aceite

capa de polietileno para


los suelos granulares

(c) Método del Aceite (ó agua)


Figura 7.12. Algunos métodos para determinar la densidad en campo. (Holtz & Kovacs, 1981)

Una segunda alternativa es realizar una prueba de punto de control de campo, o 1 punto en la
prueba Proctor. Cuando el ingeniero de campo sabe por adelantado que el suelo en el cual está
realizando una prueba de densidad de campo y uno de los suelos de préstamo visualmente no
coincide con los demás, entonces se quita una cantidad adicional de suelo del terraplén compactado
durante la prueba. La cantidad total de suelo quitada debe ser suficiente para desarrollar una sola
prueba de compactación en laboratorio.
Las únicas restricciones necesarias para el desarrollo del punto de control de campo son éstas:
1. Durante la compactación, el molde debe ser colocado en una masa sólida lisa de por
lo menos 100 kg, un requisito que puede ser difícil de alcanzar en campo. El
pavimento del asfalto o el suelo compactado no debe ser utilizado.

2. El suelo que se compactará debe ser del lado seco del óptimo para la energía de
compactación usada, y saber cuándo el suelo esta del lado seco del óptimo toma
una cierta experiencia de campo.

Otro método para una rápida y eficiente determinación de la compactación relativa de los suelos
cohesivos fue desarrollado en los años 50 por la oficina de reclamos U.S. (1974, y Hilf, 1961).
El procedimiento hace posible determinar exactamente la compactación relativa de un terraplén
como también de una manera muy aproximada de la diferencia entre el contenido de humedad
óptimo y el contenido de humedad del terraplén sin que la muestra sea secada al horno. Las
muestras de los materiales del terraplén son compactados según la norma deseada del laboratorio en
el contenido de humedad del terraplén y dependiendo de una estimación de cuan cercano está el
terraplén al grado óptimo, se agrega o resta agua de la muestra (Figura 7.23).
Con un poco de experiencia es relativamente fácil estimar si el material del terraplén esta en el
óptimo, levemente húmedo, o levemente seco del óptimo. De la curva de la densidad húmeda, el
porcentaje exacto de la compactación relativa basada en la densidad seca puede ser obtenido.
Solamente un contenido de humedad, el contenido de humedad del terraplén, se necesita para
determinarlo y eso solamente para los propósitos de registro. La ventaja principal del método
"rápido" es que el contratista tiene los resultados en un tiempo muy corto. La experiencia ha
demostrado que es posible obtener los valores requeridos para el control de la construcción en
alrededor de 1 h a partir del tiempo en que la prueba de la densidad de campo esté realizada.
Otros problemas con la prueba destructiva en el terreno se asocian con la determinación del
volumen del material excavado. El cono de arena, a menudo tomado como el "estándar", está sujeto
a errores. Por ejemplo, la vibración del equipo de trabajo cercano aumentará la densidad de la arena
en el agujero, lo cual da un volumen más grande que debe tener el agujero; esto da lugar a una
densidad más baja de campo.
Todos los métodos volumétricos comunes son sujetos a error si el terraplén compactado es de
grava o contiene partículas grandes de grava. Cualquier tipo de desigualdad en las paredes del
agujero causa un error significativo en el método de la membrana de goma. Si el suelo es grava o
arena gruesa, ninguno de los métodos líquidos trabaja bien, a menos que el agujero sea muy grande
y una hoja del polietileno se utilice para contener el agua o el aceite.
Suelo del
terraplén

Se divide en tres partes

Se agrega, es decir se mezcla 40 g. Se agrega, es decir se mezcla 80 g. Se agrega, es decir se mezcla 120 g.
de agua y se compacta como en un de agua y se compacta como en un de agua y se compacta como en un
ensayo estandar. Se mide la ensayo estandar. Se mide la ensayo estandar. Se mide la
densidad de la muestra compactada. densidad de la muestra compactada. densidad de la muestra compactada.

Gráfica de resultados

Densidad húmeda
1+z X

z M agua agregada
M suelo húmedo
Densidad del suelo húmedo en el terraplén
Grado de compactación del terraplén
Densidad máxima escalada de abajo de la gráfica, X
Figura 7.23. Procedimiento del método rápido de determinación del grado de compactación del
terraplén. (Holtz & Kovacs, 1981)

Debido a algunos de los problemas con las pruebas destructivas del terreno, las pruebas no
destructivas de la densidad y el contenido de humedad usando los isótopos radiactivos han
aumentado en popularidad durante los últimos años. Los métodos nucleares tienen varias ventajas
sobre las técnicas tradicionales. Las pruebas pueden ser realizadas rápidamente y además obtenerse
los resultados en minutos. Por lo tanto el contratista y el ingeniero saben los resultados rápidamente
y la acción correctiva puede ser tomada antes de que se haya colocado demasiado terraplén
adicional. Puesto que se pueden realizar mayor cantidad de pruebas por la simplicidad y ahorro de
tiempo, se proporciona un mejor control estadístico del terraplén. Un valor medio de la densidad y
del contenido de humedad se obtiene sobre un significativo volumen del terraplén y por lo tanto
puede ser considerada la variabilidad natural de suelos compactados. Las desventajas de métodos
nucleares incluyen su costo inicial relativamente alto y el peligro potencial de la exposición
radiactiva al personal de campo. Las estrictas normas de seguridad de la radiación deben hacerse
cumplir cuando se utilizan los dispositivos nucleares.
Figura 7.24. Densímetro nuclear en funcionamiento. (ELE internacional, 1993)

Básicamente, dos tipos de fuentes o emisores son necesarios para determinar la densidad y el
contenido de humedad. La radiación gamma, producida por el radio (Ra) o un isótopo radiactivo de
cesio (Cs), es dispersada por las partículas del suelo; la cantidad de dispersión es proporcional a la
densidad total del material. El espaciamiento entre la fuente y la hallada, generalmente un centelleo
o un contador de Geiger, es constante. Los átomos de hidrógeno en agua dispersan los neutrones y
éste proporciona medios por el que el contenido de humedad pueda ser determinado. Las típicas
fuentes del neutrón son isótopos del berilio-Americio. La calibración contra los materiales
compactados de densidad conocida es necesaria, y para los instrumentos que funcionan en la
superficie la presencia de un boquete de aire incontrolado puede afectar significativamente las
medidas.
Tres técnicas nucleares son de uso común. El método de la transmisión directa se ilustra
esquemáticamente en la Figura 7.25a, y la técnica de dispersión trasera se muestra en la Figura
7.25b. El método menos común el boquete de aire (Figura 7.25c) se utiliza a veces cuando la
composición de los materiales próximos a la superficie afecta contrariamente la medida de la
densidad.

Manómetro

Detectores

Fuente Trayectoria del fotón


(a)
Manómetro

Detectores

Fuente
Trayectoria del fotón
(b)

Detectores
Fuente

Trayectoria del fotón


(c)
Figura 5.25. Determinación nuclear de la densidad y el contenido de humedad: (a) Transmisión
directa, (b) Dispersión trasera, (c) Boquete de aíre. (Troxler electronic laboratorios, Inc., Research
triangle park, North Carolina).

5. Compactación en campo.
La compactación en campo se la realiza con diferentes tipos de compactadotas. Estas
compactadotas tienen que realizar una compactación del terreno de tal manera que reproduzcan los
valores de la compactación realizada en laboratorio. Para poder lograr esto es necesario tratar de
reproducir todas las condiciones que se tendrán en campo al realizar una prueba de laboratorio. El
tipo de compactadota que se utilizara juega un papel importante en esto pues cada tipo de
compactadota tiene un proceso distinto de compactar el terreno, pueden ser por procesos
vibratorios, manipuleo, presión estática o presión dinámica.
La Figura 7.26 compara la compactación en campo y la compactación en laboratorio para un
mismo suelo. Además muestra la dificultad de elegir una prueba de laboratorio que reproduzca un
determinado método de compactación en campo. Las pruebas de laboratorio indican generalmente
una humedad óptima algo inferior a la óptima en una obra real.
Variando el método de laboratorio, puede desplazarse la relación humedad-peso específico seco
para conseguir una mejor correlación con un determinado método de compactación en campo.
Como ya se menciono anteriormente hay cierta evidencia de que algunos métodos de compactación
en laboratorio concuerdan mejor o son de mayor representatividad con ciertos tipos de
compactación en campo. Como por ejemplo la compactación por manipulación en laboratorio da
muy buenos resultados con la compactación por una pata de cabra, la compactación por impactos
(dinámica) en laboratorio da muy buenos resultados con los rodillos neumáticos, la compactación
por métodos vibratorios en laboratorio da mejores resultados con suelos sin cohesión, y así
sucesivamente cada método de compactación en laboratorio tiene una mayor representatividad con
un determinado equipo de compactación de campo.
120
1.9
S
1 =
Densidad seca, [lbf/ft3] 10
0

Densidad seca, [ton/m3]


%
1.8
110
2
1.7

100 1.6
3
5 6
4 1.5
90
10 15 20 25
Contenido de humedad (%)
Figura 7.26. Comparación entre las compactaciones en laboratorio y en campo, (1) Compactación
estática en laboratorio, 140 kg/cm2, (2) Proctor modificado, (3) Proctor estándar, (4) Compactación
estática en laboratorio a 14 kg/cm2, (5) Compactación en campo con seis pasadas de un rodillo
neumático, (6) Compactación en campo con seis pasadas de un rodillo pata de cabra.(Turnbull,
1950) Nota. La compactación estática se aplico por ambas caras de la muestra.

5.1. Tipos de compactadoras.


Todos los equipos que se conducen sobre un terraplén, desde las volquetas hasta los cargadores
frontales contribuyen en la compactación del mismo. Sin embargo, generalmente no se puede
confiar sólo en esta compactación accidental porque:
 La mayoría de los equipos de construcción son diseñados intencionalmente para tener
presiones de contacto bajas entre los neumáticos o huellas y el suelo. Esto permite que
viajen más rápida y fácilmente a través del suelo suave. Por ejemplo un cargador frontal
tiene una presión de contacto de solo 83 kPa.
 El tráfico casual usualmente sigue las rutas comunes, así que su energía de compactación
no se distribuye uniformemente en el terraplén. De esta manera, algunas áreas pueden
recibir suficiente compactación, mientras que otras no reciben virtualmente ninguna.

Por lo tanto, es necesario el uso de equipos de compactación específicamente diseñados para


esta tarea. El equipo de compactación común en campo incluye los pisones manuales, los rodillos
pata de cabra, los rodillos neumáticos, y otros tipos de equipo pesado para la compactación. Sin
embargo también pueden ser obtenidas compactaciones considerables por la asignación de la ruta
apropiada del equipo de transporte sobre el terraplén durante la construcción. Todos estos equipos
de compactación utilizan uno o más de los cuatro métodos de compactación siguientes.

 Presión. La presión de contacto entre el equipo y la tierra es probablemente el


factor más importante en el resultado de la compactación de los suelos. Un típico
rodillo pata de cabra tiene una presión de contacto de alrededor de 3500 kPa., la
cual es mucho mayor el equipo anteriormente mencionado.
 Impacto. Algunos equipos imparten una serie de golpes al suelo. Como por la
caída de un peso. Esto agrega un componente dinámico a la energía de
compactación.
 Vibración. El equipo vibratorio de compactación utiliza pesos excéntricos u otro
dispositivo para inducir fuerzas vibratorias en el suelo. Las cuales pueden
intensificar su compactación. Estas vibraciones tienen generalmente una frecuencia
de 1000-3500 ciclos por minuto.
 Manipulación o Amasado. Los equipos de compactación que imparten algunas
fuerzas cortantes al suelo pueden también mejorar la compactación. Esta acción es
llamada manipulación o amasamiento. Sin embargo, la manipulación excesiva,
como en un terraplén excesivamente mojado, puede ser perjudicial.

Mayormente la compactación en campo se hace con rodillos. Los cuatro tipos de rodillos más
comunes son:

1. rodillos de rueda-Lisa (o rodillos de tambor-liso)


2. Rodillos neumáticos
3. Rodillos pata de cabra
4. Rodillos vibratorios.

A continuación se hará descripción detallada de las principales características, ventajas y


desventajas del uso de cada uno de estos equipos. Es también lógico que cada uno de estos equipos
de compactación simulen métodos diferentes de compactación, por esta razón se aclarara el método
de compactación de cada uno de estos equipos, ya que tiene mucha influencia a la hora de
reproducir estas condiciones en laboratorio.

Rodillos pata de cabra. (Compactación por manipulación)

Una de las máquinas más viejas y más comunes de compactación es el rodillo pata de cabra,
mostrada en la Figura 7.27. Consiste en uno o más tambores que rotan con numerosos pies que
concentran su peso sobre un área pequeña y aumentan la presión de contacto aproximadamente a
2000 a 5000 kPa (300 a 700 lb/in2). En los años 30 ya empezaron a ser usados extensamente en la
construcción de terraplenes.

Figura 7.27. Compactador con rodillos pata de cabra.

Los rodillos pata de cabra compactan el suelo por presión y manipulación. Ellos pueden ser
usados en una variedad de suelos, pero trabajan de mejor manera en limos y arcillas. La mayoría
de los rodillos pata de cabra pueden acomodar suelos sueltos de espesores alrededor de 200 mm (8
in). Su principal característica es que compactan el suelo de abajo hacia arriba, lo que no ocurre con
los demás tipos de rodillos, que compactan de arriba hacia abajo.
Estos compactadores concentran el peso de todo un conjunto de puntas de forma variada sobre
una superficie relativamente pequeña (Figura 7.28), ejerciendo presiones estáticas muy grandes en
los puntos en que las mencionadas protuberancias penetran en el suelo. Conforme se van dando
pasadas y el material se va compactando, las patas profundizan cada vez menos en el suelo y llega
un momento en que ya no se produce ninguna compactación adicional. En una profundidad
aproximada a 6 cm, la superficie queda siempre distorsionada, pero se compacta bajo la siguiente
capa que se tienda.

Rodillo

Vástago Vástago

(c)
(b) (d)
(a) afilado
Pata (b) de base ampliada
(c) prismática
(d) de cabra
(a)
Figura 7.28. Formas usuales en las patas de los rodillos pata de cabra, (J. Badillo, 1976).

En la Figura 7.29 se muestra la influencia sobre la compactación de la forma de la punta del


vástago que constituye la ―pata de cabra‖; en forma esquemática se presentan los pesos específicos
secos que se obtuvieron en un caso dado con el empleo de tres tipos de vástagos, todos de sección
cuadrada de 15 cm de lado.

Todos los vástagos son de sección cuadrada y 15 cm de lado


F Superficie original F
del terreno. d, en Kg/m3 F

1350
1350
1300 1300 15 cm
1200 1200 1200 1200 1200 1200
1250 1250 1250 1250 1300 1250

Capa compactada
Figura 7.29. Influencia de la forma en la punta del vástago de los ―rodillos pata de cabra‖, (Juárez
& Badillo, 1976).

En todos los casos que se muestran, el vástago aplico la misma presión y con la misma
intensidad a lo largo del tiempo. La mayor eficiencia del vástago plano, así como la del que esta
ligeramente inclinado (120º), se ven en la mayor profundidad que los pesos específicos secos
puedan alcanzar.
En la Figura 7.30 se muestra esquemáticamente el resultado de una investigación particular que
se realizo para estudiar el efecto de la forma de la sección recta del vástago y de su área transversal.
Es notable la mayor eficiencia de la sección cuadrada sobre la redonda.
La presión que ejerce el rodillo pata da cabra al pasar con sus vástagos sobre el suelo no es
uniforme en el tiempo; los vástagos penetran ejerciendo presiones crecientes, las cuales llegan a un
máximo en el instante en que el vástago esta vertical y en su máxima penetración; a partir de ese
momento la presión disminuye hasta que el vástago sale. Además, la acción del rodillo es tal que
hace progresar la compactación del rodillo de la capa de suelo de abajo hacia arriba (principal
característica ya mencionada anteriormente); en las primeras pasadas las protuberancias y una parte
del tambor mismo penetran en el suelo, lo que permite que la mayor presión se ejerza en el lecho
inferior de la capa por compactar; para que esto ocurra el espesor de la capa no debe ser mucho
mayor que la longitud del vástago.

F F F
Superficie original
del terreno.

Circular de 12 Cuadrado de Cuadrado de 15


cm de diámetro 10 cm de lado cm de lado

100 cm2 100 cm2 225 cm2

d, Kg/m3 1300


12 cm
1300
10 cm
1300
1250 1250 15 cm
1250 1250
1200 1200 1200 1200
1200

Capa compactada
Figura 7.30. Influencia del tamaño y área de la sección recta en los vástagos de los ―rodillos pata de
cabra‖, (Juárez & Badillo, 1976).

Los rodillos más usuales tienen vástagos de 20 a 25 cm de longitud y se usan para compactar
capas de suelo suelto de alrededor de 30 cm de espesor. Como ya se dijo, al aumentar el número de
pasadas del equipo la parte inferior de la capa va adquiriendo mayor resistencia, lo que impide la
penetración del rodillo y de sus vástagos, que así van compactando al suelo adyacente. El proceso
puede llegar a un límite en el cual el rodillo ―camina‖ sobre el suelo y transmite todo su peso a
través de los vástagos, pero sin que haya contacto entre el tambor y el suelo. Alguna vez se ha
especificado este límite como norma sencilla para control de compactación de la capa, pero en
suelos con contenido de humedad relativamente alta o cuando se usan rodillos pesados puede
suceder que el tambor no deje de estar en contacto con el suelo, aunque el número de pasadas se
incremente de manera arbitraria.
Por lo general, se considera adecuada la operación cuando el vástago penetra del 20 al 50 % de
su longitud, lo cual depende de la plasticidad del suelo; así, para una arcilla blanda se busca hacer
penetraciones menores que para una arcilla arenosa, a fin de evitar que se adhiera al vástago
cantidades considerables del suelo y se reduzca el rendimiento del equipó.
El rodillo pata de cabra produce dos resultados muy deseables en los terraplenes de suelos finos
compactados, que son una distribución uniforme de la energía de compactación en cada capa y una
buena liga entre capas sucesivas.

Rodillos de pata apisonadora. (Compactación por manipulación)

Los rodillos de pata apisonadora son muy similares a los rodillos pata de cabra, excepto que ellos
utilizan largos pies con una presión de contacto más pequeña. Pueden ser operados a altas
velocidades pero no compactan una profundidad grande.
Figura 7.31. Compactador con rodillos de pata apisonadora. (Juárez & Badillo, 1976)

Rodillos Neumáticos. (Compactación por presión)

Los rodillos neumáticos como se muestra en la Figura 7.32 son unidades pesadas que descansan
sobre varios neumáticos. La presión de contacto es normalmente alrededor de 600 kPa (85
libras/in2). Cada neumático puede moverse hacia arriba y hacia abajo independientemente, así este
dispositivo es bueno al encontrar pequeños puntos suaves que equipos de compactación rígidos,
como los rodillos pata de cabra no podrían hacerlo. Estos rodillos pueden compactar terraplenes con
espesores sueltos de 250 a 300 mm (10 a 12 in).
El rodillo aplica a la superficie de la capa prácticamente la misma presión desde la primera
pasada, esta presión es casi igual a la presión de inflado de la llanta. La superficie de contacto de la
llanta depende del peso del rodillo y de la presión de inflado, su forma es mas o menos elíptica. La
presión que se transmite no es rigurosamente uniforme en toda el área de aplicación, pero para
simplificar se toma la presión media de contacto. Para lograr una presión más o menos uniforme a
una cierta profundidad bajo la superficie es preciso que las llantas delanteras y traseras del equipo
tengan huellas que se superpongan ligeramente, es usual buscar una disposición tal que deje a
ambos lados 2/3 de huella libre entre las superposiciones.

Figura 7.32. Compactador con rodillos neumáticos.

La eficacia de la compactadora no aumenta de forma indiscriminada con la presión de inflado,


ya que si la presión no es demasiado grande, a ambos lados de la huella se producen
concentraciones que hacen aparecer presiones horizontales adicionales que ayudan al asentamiento
de las partículas de suelo y a su mezclado. Debido a esto es que la presión de inflado depende de
muchos factores, como el número de pasadas, el peso especifico seco, etc.
Peso específico seco máximo, [ton/m3]
2.2

2.1 Grava - arena - arcilla

2.0
Arcilla arenosa
1.9

1.8
Arcilla plástica
1.7

1.61.75 3.50 5.75 7.00 8.75 10.50


Presión de inflado, Kg/cm2
Figura 7.33. Compactación con rodillo neumático. Relación entre el peso especifico seco y la
presión de inflado. (Juárez Badillo, 1976)
En la Figura 7.33 se muestra la influencia que tiene la presión de inflado en el peso específico
seco del suelo, en ella se ve que en cualquier tipo de suelo un incremento en la carga por rueda o en
la presión de inflado produce un aumento en el peso específico seco máximo.

Rodillos vibratorios. (Compactación por vibración)


Los rodillos vibratorios como los que están en la Figura 7.34 es similar a los rodillos pata de cabra
o pata apisonadora, con la adición de un mecanismo vibrante. Por lo tanto, ellos utilizan presión y
vibración para compactar el suelo. La vibración es especialmente efectiva en suelos arenosos y
gravosos. El más pesado de estos rodillos puede acomodar elevaciones de espesores sueltos de hasta
1 m (3 pies) y proporcionar una cierta energía de compactación a las profundidades de alrededor de
2 m (7 pies).
La frecuencia de vibración influye de manera extraordinaria en el proceso de compactación y se
ha visto que su intervalo de variación óptimo puede estar comprendido entre 0.5 y 1.5 veces la
frecuencia natural del suelo, lo que lleva al aparato a frecuencias prácticas del orden de 1500 a 2000
ciclos por minuto, si bien existen en el mercado equipos comerciales cuya frecuencia alcanza hasta
5000 ciclos por minuto.
Hay varios factores en la naturaleza de la vibración que influyen de manera substancial en los
resultados que rinde el equipo, los principales son:

 La frecuencia, esto es el número de revoluciones por minuto del oscilador.


 La amplitud, generalmente medida por una distancia vertical en casi todos los
equipos comerciales.
 El empuje dinámico, que se genera en cada impulso del oscilador.
 La carga muerta, es decir, el peso del equipo de compactación, sin considerar el
oscilador.
 La forma y el tamaño del área de contacto del vibrador con el suelo.
 La estabilidad de la maquina.
Además existen otras características de gran influencia referentes al suelo por compactar, como
el contenido de humedad del suelo y la naturaleza del suelo. En el caso de vibración, para obtener la
máxima eficiencia de compactación, el contenido de humedad óptimo suele ser mucho menor que el
que se requerirá con otro tipo de compactación.
La ventaja principal de usar equipos de vibración es la posibilidad de trabajar con capas de
mayor espesor de las que es común usar con otros compactadores, esto aumenta el rendimiento del
proceso y reduce el costo de la operación.
En la Figura 7.34b se puede ver como se combina un rodillo tipo pata de cabra con un vibrador,
esto se hace generalmente en la compactación de campo, ya que combinando la vibración con la
presión, se obtienen mejores resultados que si se aplica solo vibración. La presión es necesaria para
vencer los lazos interpartículares que se producen tanto en suelos gruesos como en los finos.
El rodillo liso combinado con aparatos vibratorios, (Figura 7.34b) se convierte en un equipo
muy eficiente para compactar pequeños fragmentos de roca, gravas y mezclas de estos suelos con
arenas y permite manejar capas de mucho mayor espesor que las que es posible compactar con solo
un rodillo liso. También existen rodillos pata de cabra combinados con aparatos vibratorios y se
recomiendan para compactaciones de suelos finos arcillosos y también permite trabajar con un
mayor espesor de capa.

(a)

(b)
Figura 7.34. (a) Compactador con rodillos vibratorios, (b) Rodillo liso vibratorio tipo remolcado.

Rodillos lisos. (Compactación por presión)

Los Rodillos lisos con rueda de acero, como el que esta en la Figura 7.35, deja lisa la superficie del
suelo compactada. Los tipo no-vibratorios no están bien preparados para la compactación del suelo
debido a que la presión del contacto es mucho menor que el de los rodillos pata de cabra. Sin
embargo, pueden ser utilizados como rodillos impermeabilizantes de una subrasante justo antes de
pavimentar (es decir, un rodado final para nivelar la compactación de los suelos más elevados) y
para compactar en la base de agregado grueso y el pavimento de asfalto.
El efecto de la compactación con rodillos lisos se reduce considerablemente a medida que se
profundiza en la capa que se compacta, y el efecto de compactación se produce de arriba hacia
abajo.
Figura 7.35. Compactador con rodillos lisos de acero.

Cuando se utiliza el rodillo liso en arcillas y limos plásticos es común que al cabo de cierto
número de pasadas se presenten fisuras en la parte superior de la capa, debido a la rigidez que esta
zona adquiere por excesiva compactación, en comparación al lecho inferior de la misma capa
menos compactado, que adquiere una resistencia relativamente baja.
Las características principales de lo rodillos lisos son su disposición, diámetro (con el que
aumenta mucho la eficiencia), ancho y peso total. El espesor suelto de la capa de material que es
posible compactar con los rodillos lisos varía de 10 a 20 cm.

Compactación con equipos manuales. (Compactación por impacto, vibración)

En los equipos de compactación por impacto es muy corta la duración de transmisión del esfuerzo.
Los equipos que pueden clasificarse dentro de este grupo son los diferentes tipos de pisones, cuyo
empleo esta reservado a áreas pequeñas, y ciertas clases de rodillos apisonadores semejantes en
muchos aspectos a los rodillos pata de cabra, pero capaces de operar a velocidades mucho mayores,
lo que produce un efecto de impacto sobre la capa de suelo que se compacta.

Figura 7.36. Compactador con placa vibratoria.

Los pisones pueden ir desde los más elementales, de caída libre y accionados a mano, hasta
aparatos bastante modernos como las placas vibratorias vibratorios. Sobre todo por razones de
costo, su empleo esta limitado a determinadas partes de la estructura vial, tales como zanjas,
desplante de cimentaciones, áreas adyacentes a alcantarillas o estribos de puentes, cobertura de
alcantarillas, etc. y donde no puedan usarse equipos de compactación de mayor rendimiento o
tamaño, por razones de espacio o por temor al efecto de un peso excesivo.

5.2. Elección de la compactadora en campo.


La selección apropiada del equipo y de los métodos de compactación depende del tipo de suelo,
tamaño del proyecto, requisitos de compactación, índice de producción requerido, y otros factores.
No hay un dispositivo que sea la mejor opción para todas las situaciones. La Figura 7.37 muestra
los rangos comunes en los suelos para varios tipos de compactadores.
Por ejemplo, los suelos de baja cohesión son eficientemente compactados por vibración, las
placas vibratorias manuales y los rodillos vibratorios motorizados de varios tamaños son muy
eficientes para la compactación de suelos de arena y grava. El equipo de rodillos neumáticos se
puede también utilizar eficientemente para compactar suelos arenosos. Los pesos que se hacen caer
libremente distancias largas, se han utilizado para compactar dinámicamente terraplenes granulares
sueltos. Por lo tanto es muy importante la selección del tipo de compactador en campo para cada
tipo de suelo.

Zonas de aplicación de las compactadoras Métodos de compactación


100 % 100 %
Arcilla Limo Arena Roca
Pata de cabra
Presión, manipulación
Rejilla
Presión, manipulación
Vibratorio
Presión, vibración
Rodillos de acero lisos
Presión
Multiples llantas neumaticos
Presión, manipulación
Neumaticos pesados
Presión, manipulación
Pies de amasado
vibratorio
Presión, manipulación, vibración
Pies de amasado remolcado
Presión, manipulación
Pies de amasado de alta velocidad
Presión, manipulación,
Pies de amasado Pies de amasado
impacto, vibración
caterpiler caterpiler
Presión, manipulación,
impacto, vibración
Figura 7.37. Tipos de suelo lo mejor posible satisfechos para varios tipos de equipos de
compactación. (Coduto, 1998)

5.3. Factores que afectan la compactación en campo.

Además del tipo de suelo y de contenido de agua, otros factores se deben considerar para alcanzar el
peso específico de compactación en campo deseado. Estos factores incluyen el espesor del
terraplén, la intensidad de la presión aplicada por el equipo de compactación y el área sobre la cual
es aplicada la presión. Estos factores son importantes porque la presión aplicada en la superficie
disminuye con la profundidad y esto provoca una disminución en el grado de compactación del
suelo. Así como también un aumento en el área de contacto entre el rodillo y el suelo reduce el
número de pasadas que se necesitan para alcanzar un determinado resultado. Debido a que estos
factores son de mucha importancia como para ser obviados en este libro es que se hará un estudio
detallado de cada uno de ellos, basándose en estudios de especialistas en la materia que hicieron
muchas observaciones y pruebas para poder saber los efectos ventajosos o no en el proceso de
compactación en campo.

Efecto del número de pasadas del rodillo.

Durante la compactación, el peso específico seco del suelo también es afectado por el número de
pasadas del rodillo. Un número de pasadas inferior al requerido no logrará reproducir los valores de
laboratorio en campo, en cambio un exceso del número de pasadas del rodillo será antieconómico
para el contratista. Debido a esto es que es muy necesario poder determinar el número preciso de
pasadas que se tienen que realizar con el rodillo especificado.
La Figura 7.38 muestran las curvas de compactación en las que se ve que el peso especifico
seco crece hasta cierto punto con el número de pasadas del rodillo en un suelo de arcilla limosa,
más allá de este punto permanece aproximadamente constante. En la mayoría de los casos, cerca de
10 a 15 pasadas del rodillo produce el peso específico seco máximo económicamente alcanzable.
En la Figura 7.38 se puede ver que a cualquier profundidad dada, el peso específico seco de
compactación aumenta con el número de pasadas del rodillo.

18
Contenido de humedad = 17.8 %
Peso específico seco, d [lb/ft3]

110

Peso específico seco, d [kN/m3]


17
Contenido de humedad = 11.6 %
16
100
15

90 14
Arcilla limosa
Límite liquido = 43 13
80
Índice de plásticidad = 19
12

70 11
0 8 16 24 32
Número de pasadas del rodillo
Figura 7.38. Relación entre el peso específico seco y el número de pasadas (por un rodillo liso de
tres llantas de 9.5 ton), el suelo de un estrato suelto es compactado 9 plg a diferentes contenidos de
humedad. Curva de crecimiento para una arcilla limosa. (Das, 1998)

Para entender mejor la influencia que tiene el número de pasadas en la compactación de un


suelo en campo, se vera su efecto con diferentes tipos equipos de compactadoras de campo

 Rodillos Pata de cabra. Para entender de una manera mas profunda el efecto del
número de pasadas en la compactación de suelos con un equipo de compactación
pata de cabra se recurrirá a la Figura 7.39 donde se presenta un estudio del efecto
que produce el número de pasadas a diferentes tipos de suelos con un compactador
pata de cabra.
Puede verse en la Figura 7.39 que por lo general, disminuye el incremento de
del peso especifico seco por pasada al aumentar la plasticidad y que el número
adecuado de pasadas depende del tipo de suelo que se tenga en cada caso.
2.2
Grava arena - arcilla

Arcilla arenosa
2.0
Peso específico seco, d [Ton/m3]

1.8
Arcilla limosa

1.6
Arcilla plástica

1.4

1.2
0 20 40 60
Número de pasadas
Figura 7.39. Efecto del número de pasadas en el grado de compactación de diversos suelos con un
rodillo para de cabra, (Lambe & Whitman, 1976)

 Rodillos Neumáticos. En la Figura 7.40 se ilustra el efecto del número de pasadas


y de la presión de inflado en el peso específico seco obtenido para varios suelos.
Se puede ver en la Figura 7.40 que la forma de las curvas es la misma para los
tres suelos y que en todos los casos es insignificante el aumento del peso específico
seco arriba de 16 pasadas. Esto no ocurriera si el contenido de humedad no fuera
inferior al optimo, pues se ha observado que en tal caso el peso específico seco
aumenta aun cuando se incremente mucho el número de pasadas. De la Tabla
adjunta a la figura se puede ver también la influencia que tiene la presión de inflado
en el proceso de compactación.
Peso específico seco, d [Ton/m3]

Peso específico seco, d [Ton/m3]

1.9 1.9
Arcilla plástica 1 2
1.8 1.8
1
2 3
1.7 1.7
3 Arcilla arenosa
1.6 1.6

1.5 1.5
0 8 16 24 32 0 8 16 24 32
Número de pasadas Número de pasadas
Peso específico seco, d [Ton/m3]

2.2
1 2 Carga/rueda Presión/inflado Espesor
Curva capas sueltas
2.1 Tn. Kg/cm2 cm.
3
2.0 1 10.15 10.0 30.5
2 5.0 6.3 30.5
1.9
Grava - arena - arcilla
3 1.35 2.5 23.0

1.8
0 8 16 24 32
Número de pasadas
3 Arcilla arenosa

Peso específi

Peso específi
1.6 1.6

1.5 1.5
0 8 16 24 32 0 8 16 24 32
Número de pasadas Número de pasadas

Peso específico seco, d [Ton/m3]


2.2
1 2 Carga/rueda Presión/inflado Espesor
Curva capas sueltas
2.1 Tn. Kg/cm2 cm.
3
2.0 1 10.15 10.0 30.5
2 5.0 6.3 30.5
1.9
Grava - arena - arcilla
3 1.35 2.5 23.0

1.8
0 8 16 24 32
Número de pasadas
Figura 7.40. Compactación con rodillo neumático. Efecto del número de pasadas y de la presión de
inflado en el peso especifico seco de diversos suelos. (Juárez & Badillo, 1976).

Compactadores vibratorios.
En la Figura 7.41 se puede observar el efecto favorable que se puede obtener al utilizar métodos
vibratorios de compactación en un caso particular dado, en ella se puede ver que la relación del
porcentaje de la compactación final en función del número de pasadas en el caso de usar un
compactador estático es de muy poco aumento, mientras que en los métodos vibratorios hay una
relación muy creciente, lo que quiere decir que si se utilizaría un método vibratorio se lograría
avanzar de manera rápida el porcentaje de compactación final con muy poco número de pasadas, lo
que representaría un ahorro de tiempo en la compactación de los suelos sueltos. Mayormente para
suelos de arena sin partículas de arcilla o suelos de grava arenosos es muy frecuente el uso de
métodos vibratorios.
100
Profundidad
% de la compactación final

80 10 cm.
50 cm.
60 90 cm.

40

20

0
0 2 4 6 8 2 4 6 8 10
C. Estática C. Vibratoria
Número de pasadas
Figura 7.41. Ilustración de la eficiencia de la compactación por vibración (Juárez & Badillo, 1976)

Efecto de la profundidad bajo la superficie a ser compactada.

La Figura 7.42 muestra la variación en el peso específico de compactación con la profundidad para
una arena pobremente gradada para la cual la compactación fue realizada por un rodillo con tambor
vibratorio. El peso del rodillo usado para esta compactación fue 55.6 kN, el diámetro del tambor era
de 1.19 m. El terraplén se conservo en 2.44 m. Sin embargo, la relación del incremento de peso
específico gradualmente disminuye después de alrededor de 15 pasadas. Un factor para tomar en
cuenta en la Figura 7.37 es la variación del peso específico seco con la profundidad para cualquier
número de pasadas del rodillo.
Peso específico seco, d [lb/ft3]
100 104 108
0 0.00

0.50
2

Profundidad [m]
Profundidad [ft]

3
1.00
Número de
pasadas del
4 rodillo = 2

5
5 15 1.50

45

6 1.83
15.72 16.00 16.50 17.00
Peso específico seco, d [kN/m3]
Figura 7.42. Variación del peso específico seco con el número de pasadas del rodillo; espesor del
terraplén = 2.44 m. (Das, 1998)

Como es de esperar la influencia que tiene la profundidad en la compactación de los suelos,


también varia con el método de compactación, debido a esto se analizara el comportamiento de los
suelos cuando son sometidos a distintos métodos de compactación, en forma singular para poder
apreciar mejor los cambios que se producen.

 Rodillos pata de cabra. En la Figura 7.43 se ilustra la forma en que la energía de


compactación producida por los rodillos pata de cabra afecta al suelo a distintas
profundidades, medidas a partir de la superficie de la capa, la grafica corresponde a
un rodillo pata de cabra con vástago del tipo tronco-cónico.
Al examinar las curvas que corresponden de la Figura 7.43 puede observarse
que en estos suelos predominantemente arenosos, el porcentaje de compactación
disminuye poco hasta una profundidad de mas o menos 25 cm, cuando se compacta
con el rodillo lastrado (presión de contacto 14.1 Kg/cm2), en cambio, cuando se usa
el rodillo vacío (presión de contacto 7.4 Kg/cm2) se observa una marcada
disminución del peso especifico seco aproximadamente debajo de los 10 cm de
profundidad.
100
1 Suelo limo-arenoso, presión de

Porcentaje de compactación,
3 contacto de 14.1 Kg/cm2
2 Suelo arena-limosa, presión
90 1 de contacto de 14.1 Kg/cm2
[Proctor modificado] 3 Suelo limo-arenoso, presión
de contacto de 7,4 Kg/cm2
2
80

70

0 10 20 30 40 50 60 70
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.43. Efecto de la compactación con rodillo pata de cabra en relación con la profundidad de
la capa compactada. (Juárez & Badillo, 1976).

 Rodillos lisos.

2000
Peso específico seco, d [Kg/m3]

Nota.
Las cantidades anotadas junto a
los triángulos [ ] representan
2.62 la presión en Kg/cm2 registrada
1800 en el suelo a la profundidad
correspondiente.

1.29
1600

0.97
1400
0.75

1200
0 10 20 30 40 50
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.44. Disipación de la presión de contacto de un rodillo liso con la profundidad. (Juárez &
Badillo, 1976).

En la Figura 7.44 se ilustra la forma en que se disipa la presión con la profundidad y de la


eficacia compactadora de un rodillo liso de tres ruedas con peso total de 9.5 ton, que actúa sobre un
material arcilloso con un contenido de humedad del 13.5 %.
Higroscopicidad es una propiedad que permite absorber mayor o menor cantidad de agua que un material poroso puede absorber.
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