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PRESENTADO POR:
TUTOR:
Ing. Msc. LUIS MAURICIO SALINAS PEREIRA
COCHABAMBA – BOLIVIA
5 DE DICIEMBE DEL 2005
Dedicado a:
Mis papás Germán Guardia y Rosario Niño de
Guzmán por apoyarme y haber confiado en mí
siempre.
Dedicado a:
Mis papás Juan Campos y Julieta Rodríguez por
su apoyo y confianza en mí.
A
Dios, por no abandonarnos nunca y habernos ayudado a llegar a esta etapa de nuestra
vida.
Agradecemos a nuestros padres por todo el amor, aliento y confianza con que nos
apoyaron durante toda nuestra carrera, a nuestros hermanos por su comprensión y
apoyo desinteresado, a nuestros tíos y abuelitos que siempre confiaron en nosotros.
Al tribunal, Ing Gabriel Rodríguez, Ing. Martín Duchen e Ing. Guido León, por el
tiempo dedicado a la lectura y corrección de este proyecto de grado.
A los compañeros de carrera por su amistad y por todos los momentos compartidos
durante los años de estudio universitario.
FICHA RESUMEN
Todas las obras de ingeniería civil descansan de una u otra forma sobre el suelo y
muchas de ellas utilizan el suelo como elemento de construcción como es el caso de
terraplenes, diques y rellenos en general; por lo que, en consecuencia su estabilidad,
comportamiento funcional y estético están regidos, entre otros factores, por la
conducta del material de asiento situado dentro de las profundidades de influencia de
los esfuerzos que se generan, o por el suelo utilizado para conformar los rellenos. Si
se sobrepasan los límites de la capacidad resistente del suelo, o si aún sin llegar a
ellos las deformaciones en el suelo son considerables, se pueden producir esfuerzos
secundarios en los miembros estructurales no hayan sido considerados en el diseño, lo
que produce importantes consecuencias en la estructura como ser fisuras, grietas,
alabeo o desplomos que pueden producir, en casos extremos el colapso de la obra o
su inutilización y abandono de la misma. En consecuencia, las condiciones del suelo
como elemento de sustentación, construcción y las del cimiento como dispositivo de
transición entre aquél y la superestructura, han de ser siempre observados, aunque
esto se haga en proyectos pequeños fundados sobre suelos normales a la vista de
datos estadísticos y experiencias locales y en proyectos de mediana a gran
importancia o en suelos dudosos, infaliblemente, a través de una correcta
investigación con la mecánica de suelos.
Durante los últimos años se han estado empleando cada vez más los vocablos
geotecnia y geomecánica para significar la asociación de las disciplinas que estudian
la corteza terrestre desde el interés de la ingeniería civil, concurriendo a este vasto
campo ciencias como la geología con sus diversas ramas y la geofísica con su
división, la sismología. A la vista de los tres materiales sólidos naturales que ocupan
nuestra atención, puede dividirse la geotecnia en: mecánica de suelos, mecánica de
rocas y mecánicas de nieves, todas presentadas en orden de aparición dentro de las
cuales la última no tiene cabida en un medio subtropical. La más utilizada es la
mecánica de suelos donde se considera al suelo como un material heterogéneo,
distinto de partícula a partícula, donde su contenido de humedad que puede ser
variable con el tiempo ejerce una importante influencia sobre su comportamiento;
debiendo aplicarse los conocimientos físicos-matemáticos para evaluar y predecir su
comportamiento. El caso es distinto para con otros materiales de construcción tales
como el acero y el hormigón, donde las cualidades físicas son claras y comprensibles,
con relativa facilidad a través de procesos metalúrgicos que ofrecen una amplia gama
de productos finales, en el primer caso, y mediante diseños de mezclas en el segundo,
todo en armonía con las necesidades de un proyecto dado.
Sin embargo, esta rama de la ciencia ha tenido un desarrollo esforzado y acelerado en
los últimos años, pese a la utilización de teorías e hipótesis de cumplimiento parcial o
entre rangos determinados. Al suelo se aplican leyes como las de Hooke y Navier que
presuponen al hormigón como un cuerpo perfectamente elástico donde las secciones
planas, antes de la deformación, continúan siendo planas durante y después de la
deformación, distantes de ser exactas; aceptándose como buenos y válidos los
resultados obtenidos de su aplicación.
Terzaghi definió que la mecánica de suelos es la aplicación de las leyes de la
mecánica y la hidráulica a los problemas de ingeniería que tratan con sedimentos y
otras acumulaciones no consolidadas de partículas sólidas, producidas por la
desintegración mecánica o la descomposición química de las rocas,
independientemente de que tengan o no materia orgánica. La mecánica de suelos
incluye:
El suelo uno de los elementos más abundantes en la naturaleza, ya señalado por los
antiguos como uno de los cuatro básicos tomados como material de construcción. En
su manejo y utilización el análisis científico ha ido reemplazando, gradualmente, a las
reglas intuitivas, siendo el estado actual del conocimiento la suma de los aportes de
diversos científicos, físicos, matemáticos e ingenieros, que desde el principio fueron
forjando, sin saberlo, una nueva ciencia, nutrida por sus investigaciones.
En la dinastía Chou, 1000 A. C, se dan recomendaciones para construir los
caminos y puentes. El siglo XVII trae las primeras contribuciones literarias sobre
ingeniería de suelos y el siglo XVIII marca el comienzo de la Ingeniería Civil, cuando
la ciencia se toma como fundamento del diseño estructural.
Entre los principales contribuyentes literarios cabe destacar los nombres de:
C. A. de Coulomb (1736-1806)
Alexander Collin (1627-1694)
T. Telford (1757-1834)
J. V. Poncelet (1810-1894)
G. Rankine (1820-1872)
Karl Culmann (1821-1881)
O. Mohr (1835-1918)
J. V. Boussinesq (1842-1929)
De igual modo tienen lugar eventos regionales dentro de los cuales nos tocan
directamente los congresos panamericanos. El primero de ellos tuvo lugar en la
Ciudad de México en el año 1959.
Ciudad de México
Venecia
Roma
Tokio
Shanghai
Bangkok
Madrás
Bombay
Ciudad de México fue fundada por los Aztecas en el año 1325, en una isla sobre el
lago de Texcoco. La parte colonial de ciudad, ubicada encima del fondo del depósito
de agua, tiene uno de los subsuelos de cimentación más críticos del mundo,
constituido por gruesos depósitos de arcillas volcánicas, lacustres, altamente
compresibles, habiéndose perforado hasta 2000 pies de profundidad sin haber
encontrado roca. Presenta contenidos medio de humedad del orden de 200% con
valores esporádicos de hasta 600%. Existen allí capas alternadas de arena de pequeño
tamaño, consecuencia todo del origen sedimentario del área. A unos treinta y tres (33)
metros de profundidad está localizado un manto de arena densa y espesor de más o
menos cinco (5) metros en la cual está cimentada la Torre Latinoamericana, de
cuarenta y tres (43) pisos de altura, uno de los edificios más elevados construidos en
la América hispana.
El hundimiento de la ciudad es debido al secado de los antiguos lagos del Valle de
México, acrecentado por la extracción de agua del subsuelo en la medida del
crecimiento demográfico. En la Catedral se llegaron a medir velocidades de
hundimiento de hasta cuarenta (40) centímetros anuales, pudiendo observarse un
plano de curvas con iguales hundimientos correspondientes a observaciones
efectuadas dentro del lapso 1891-1956. En los últimos tiempos se ha logrado reducir
la compresión de los suelos, controlándose la explotación de los acuíferos de la zona
urbana, sustituyéndose por fuentes alejadas de la metrópoli que aunque subterráneas
parecen pertenecer a cuencas hidráulicas independientes.
Venecia, construida sobre una serie de lagunas del Mar Adriático, sufre
hundimientos estimados en 32 cm durante el presente siglo, mayores que en la
centuria pasada. Las inundaciones marinas, las actividades fabriles y la extracción de
agua subterránea parecen ser las causas más importantes del deterioro; habiendo
preocupación mundial por detener las anomalías y preservar los grandes tesoros
artísticos de la ciudad, considerados patrimonio universal. En el año de 1973 el
parlamento italiano aprobó un proyecto de obras de protección a la ciudad, con
financiamiento extranjero, por 500 millones de dólares.
Entre 1955 y 1970 Roma - La Ciudad Eterna - registró un hundimiento total de
treinta (30) centímetros. Para explicar el fenómeno se ha dicho que las lluvias han ido
elevando paulatinamente el nivel de las aguas subterráneas que reblandecen el suelo
al no poder escapar hacia el río Tíber, por estar sus orillas revestidas con hormigón.
Sobre Tokio, una de las ciudades más grandes del mundo, se ha dicho que desde
la Segunda Guerra Mundial el sector oriental de la gran capital se ha hundido más de
dos (2) metros. Juzgándose que el problema tiene su origen en la explotación de los
mantos acuíferos, los japoneses han implantado leyes severas contra el uso de las
aguas subterráneas.
Shanghai, la población más extendida de China, importante puerto y centro
industrial - comercial, es otra metrópoli que experimenta problemas de descensos por
la extracción de agua del subsuelo para fines domésticos e industriales. Un informe
presentado por el Servicio Geológico de la ciudad indica que en los 44 años
transcurridos entre 1921 y 1965 el hundimiento fue de 2.63 m.
Bangkok, capital de Tailandia, tiene una velocidad de hundimiento de 7 cm/año.
Las ciudades de Madrás y Bombay también se están hundiendo aunque lentamente.
En muchas de las supradichas ciudades la explotación de los depósitos subterráneos
de agua, petróleo o gas se indica como causa de los problemas de grandes
hundimientos, aunque también se ha sustentado la tesis de que los movimientos
tectónicos de los bloques o placas que constituyen la corteza terrestre tienen
responsabilidad en los fenómenos. (G. Duque E. y C. E. Escobar)
INDICE GENERAL
Página
1. Propiedades índice de los suelos.
1
1. Definiciones.
1
2. Origen del suelo y ciclo de la roca.
3
2.1 Meteorización.
3
2.2 Transporte y deposición.
5
2.3 Rocas ígneas.
7
2.4 Rocas sedimentarias.
8
2.5 Rocas metamórficas.
9
2.6 Ciclo de la roca.
10
3. Composición mineralógica del suelo.
11
4. Forma y textura de las partículas del suelo.
15
5. Estructura y cohesión del suelo.
16
6. Fases del suelo
18
6.1 Relaciones de volumen.
20
6.2 Relaciones de peso.
21
6.3 Modelo del volumen de sólidos unitario.
25
6.4 Modelo del volumen total unitario.
26
6.5 Relaciones de peso - volumen.
29
7. Distribución del tamaño de partículas.
29
7.1 Suelo de grano grueso.
31
7.1.1 Análisis mecánico por tamices.
31
7.2 Suelo finos.
35
7.2.1 Análisis mecánico por hidrómetro.
35
8. Consistencia del suelo.
40
8.2 Límites de Atterberg.
43
8.2.1 Liquidez.
44
8.2.2 Plasticidad.
47
8.2.3 Contracción.
50
8.2.4 Índice de consistencia.
53
2. Clasificación de suelos.
54
1. Sistema de clasificación Unificado.
54
1.1. Características del sistema de clasificación Unificado.
54
1.2. Procedimiento para la clasificación de suelos.
57
1.3. Propiedades de los suelos.
62
2. Sistema de clasificación AASHTO.
65
2.1. Características del sistema de clasificación AASHTO.
66
2.2. Procedimiento para la clasificación de suelos.
57
2.3. Calculo del índice de grupo.
68
2.4. Propiedades de los suelos en el uso de las carreteras.
69
3. Comparación entre los sistemas de clasificación Unificado y AASHTO.
75
4. Flujo de agua.
96
1. Ciclo hidrológico y ocurrencia de agua en el suelo.
96
2. Aguas subterráneas.
98
3. Capilaridad.
100
4. Concepto de carga.
105
5. Condiciones de flujo subterráneo.
109
6. Flujo en una dimensión.
111
6.1. Ensayos en laboratorio para determinar la conductidad hidráulica.
119
6.2. Métodos empíricos para determinar la conductidad hidráulica.
125
6.3. Ensayos en campo para determinar la conductidad hidráulica.
133
6.5. Flujo unidimensional en suelo anisotrópico.
138
6.6. Flujo unidimensional en suelo estratificado.
140
7. Flujo en dos dimensiones.
144
7.1. Ecuación de Laplace.
145
7.2. Redes de flujo.
147
7.3. Soluciones matemáticas para presas de tierra.
165
7.4. Método de los fragmentos.
168
7.5. Analogías y modelos físicos para resolver problemas de flujo.
177
7.6. Gradiente hidráulico de salida.
188
7.7. Presión ascendente de flujo.
191
7.8. Factor de seguridad contra la flotación.
195
7.9. Flujo en dos dimensiones en suelo anisotrópico.
197
7.10. Flujo en dos dimensiones en suelo estratificado .
201
8. Flujo de agua en tres dimensiones.
205
8.1. Análisis del problema de pozos.
206
8.2. Ecuaciones básicas del pozo para flujo en estado estacionario.
208
8.2.1 Flujo estacionario radial en pozos con penetración total.
208
8.2.2 Flujo estacionario radial en pozos con penetración parcial.
214
5. Esfuerzos efectivos.
217
1. Introducción
217
1.1 Esfuerzos y deformaciones.
217
1.2 Esfuerzo total.
223
1.3 Esfuerzo neutral o presión de poros del agua.
225
1.4 Concepto de esfuerzo efectivo.
225
1.5 Principio del esfuerzo efectivo.
229
1.6 Calculo del esfuerzo efectivo.
230
1.6.1 Determinación del esfuerzo total.
230
1.6.2 Determinación de la presión de poros del agua.
231
1.6.3 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos saturados sin flujo de agua.
232
1.6.4 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos con flujo de agua
ascendente. 234
1.6.5 Calculo del esfuerzo efectivo en suelos con flujo de agua
descendente. 236
2 Aplicaciones del esfuerzo efectivo a propósitos ingenieríles.
238
2.1 Fuerza de escurrimiento.
239
2.2 Calculo de la fuerza de escurrimiento.
239
2.3 Uso de filtros para aumentar el factor de seguridad contra el
levantamiento. 243
3 Cambio de esfuerzos efectivos.
246
3.1 Modelo mecánico.
247
3.2 Generación de la presión de poros en el cargado y descargado de suelos.
249
4 Esfuerzos y deformaciones elásticas en los suelos.
252
4.1 Ley de Hooke.
253
4.2 Esfuerzos principales.
254
4.3 Desplazamientos de las deformaciones y fuerzas de los esfuerzos.
255
4.4 Estado de deformación plana.
255
4.5 Simetría axial o condición axisimetrica.
256
6 Resistencia al corte.
258
1 Respuesta de los suelos a esfuerzos de corte.
268
2 Envolvente de falla.
272
2.1 Suelos del tipo I.
272
2.2 Suelos del tipo II.
274
2.3 Suelos del tipo II A.
277
2.4 Suelos cementados.
278
3 Círculo de falla de Mohr - Coulomb.
278
4 Ensayos de laboratorio para determinar los parámetros de resistencia al corte.
284
4.1 Ensayo del corte directo.
284
4.2 Ensayos triaxiales.
289
4.2.1 Cámara triaxial y preparación de la muestra.
290
4.2.2 Compresión no drenada.
300
4.2.3 Compresión drenada.
304
4.3 Ensayo de compresión incofinada.
306
4.5 Selección del ensayo triaxial adecuado.
308
4.6 Otros ensayos en laboratorio.
309
5 Métodos empíricos para determinar los parámetros de resistencia al corte.
311
6 Sensibilidad de la arcilla.
313
7 Análisis mediante trayectoria de esfuerzos.
314
8 Modelo del estado critico.
324
8.1 Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados
en estado drenado.
338
8.2 Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados
en estado no drenado..
339
8.3 Suelos sobreconsolidados en estados drenados y no drenados.
341
8.4 Ensayo triaxial drenado.
343
8.5 Ensayo triaxial no drenado.
344
8.6 Rigidez del suelo.
347
8.7 Deformaciones en el modelo e estado crítico.
349
8.7.1 Deformación volumétrica.
349
8.7.2 Deformación por corte.
351
8.8 Respuesta del suelo Ko consolidado.
352
7 Compactación.
283
1 Concepto de compactación.
357
2 Compactación en laboratorio.
359
2.1 Curva de compactación.
359
2.2 Factores que afectan la compactación.
361
2.3 Prueba Proctor estándar.
365
2.4 Prueba Proctor modificado.
366
3 Aplicación de la compactación a obras civiles
368
3.1 Efecto de la compactación en las propiedades del suelo.
368
4 Control de la compactación.
379
4.1 Especificaciones del resultado final
380
4.2 Especificaciones del método.
382
4.3 Determinación del grado de compactación.
382
5. Determinación de la compactación en campo.
389
5.1 Tipos de compactadoras.
390
5.2 Elección de la compactadota en campo.
398
Bibliografía
399
INDICE DE FIGURAS
Página
Página
Tabla 6.1. Rango de valores para ángulos de fricción (Budhu, 2000). 278
Tabla 6.2. Ensayos para determinar los parámetros de resistencia
al corte del suelo. 284
Tabla 6.3. Valores de coeficiente Af. (Skempton, 1964) 296
Tabla 6.4. Rango de valores de A en la falla para diversos suelos. 304
Tabla 6.5. Consistencia de la arcilla (Das, 1997). 308
Tabla 6.6. Parámetros determinados en los ensayos triaxiales. 308
Tabla 6.7. Relaciones empíricas para los parámetros de resistencia al corte
(Budhu, 2000). 313
Tabla 6.8. Sensitibidad de la arcilla. (Das, 1997) 314
Tabla 6.9. Valores de a. (Jamiolkowski, 1991) 349
Tabla 6.10. Valores de k1 (Seed & Idriss, 1970). 349
Tabla 7.2. Efecto de la energía de compactación con el número de caídas por capa
(Das, 1998) 363
Tabla 7.1. Especificaciones técnicas para la prueba de compactación
Proctor según las especificaciones ASTM. 367
Tabla 5.4. Comparación de las propiedades del suelo entre la compactación
por el lado húmedo y por el lado seco del óptimo
(Holtz & Kovacs, 1981). 379
CAPITULO UNO
Propiedades índice del suelo.
Desde hace ya mucho tiempo la humanidad ha construido diversos tipos de estructuras, como
ser: presas, carreteras, acueductos y otros proyectos de ingeniería. Aunque el análisis
estructural de todos estos varía de acuerdo a cada caso todos tienen algo en común, que se
fundan sobre el suelo o la roca.
Por varios años, los ingenieros de la antigüedad desconocieron la importancia del estudio
del comportamiento del suelo antes del diseño y construcción de estas estructuras, como
consecuencia sus estructuras experimentaron los efectos del comportamiento del suelo, como
el caso de la inclinación de la torre de Pisa construida en 1173. Por lo general, en aquel
tiempo para construir una estructura importante los ingenieros solían copiar a otra que había
dado resultados satisfactorios. A lo largo de los años, diversos investigadores modernos han
estudiado el suelo logrando significativos avances en cuanto a: clasificarlo, identificar sus
propiedades y conocer su comportamiento. En la Figura 1.1, se muestra algunos tipos de
estructuras que requieren un estudio previo del comportamiento del suelo antes de su diseño.
(a) (b)
(c) (d)
Figura 1.1. Proyectos de ingeniería que requieren un análisis del suelo.
(a) Estribo de puente. (b) Muro de contención. (c) Presa de concreto. (d) Talud.
Cuando se ignora el estudio del comportamiento del suelo, el suelo responde de madera
inesperada originando condiciones no previstas en el diseño de la estructura, lo cual vulnera
su estabilidad. El estudio del suelo, implica: determinar sus propiedades índice, clasificarlo,
conocer el comportamiento del agua en este, su resistencia a esfuerzos externos y los límites
respecto a su cambio de volumen. Una vez conocidas sus propiedades y comportamiento,
pueden diseñarse estructuras que se ajusten a las condiciones específicas de cada suelo.
1. Definiciones.
Mineral es definido, como una sustancia inorgánica natural que tiene una composición
química en particular o una variación de su composición y una estructura atómica que guarda
íntima relación con su forma cristalina (Blyth & de Freitas, 1989).
Los minerales llegan a ser los principales constituyentes sólidos de todas las rocas, que
dan a las rocas propiedades físicas, ópticas y químicas como ser: color, lustre, forma y
dureza. El suelo por lo general, contiene algunas variedades comunes de minerales.
Roca.
Roca es definida, como un agregado natural sólido con contenido mineral que tiene
propiedades físicas y químicas. Desde un punto de vista ingenieríl, puede ser definido como
un material duro, durable que no puede ser excavado si no con explosiones. La roca es
considerada como material casi impermeable (Blyth & de Freitas, 1989).
Las rocas son clasificadas de acuerdo a sus características físicas y a la forma de su
formación, además constituyen ser la materia prima del suelo.
Suelo.
Suelo, puede definirse desde dos puntos de pista el geólogo y el ingenieríl. El suelo está
clasificado de acuerdo a sus propiedades físicas, como ser: la consistencia y el tamaño de sus
partículas.
Para el geólogo, el suelo describe capas de material suelto sin consolidar que se extienden
desde la superficie hasta la roca sólida y que se ha formado por meteorización y la
desintegración de las propias rocas. El punto de vista geólogo del suelo, permite conocer el
origen del suelo ya que mediante la geología se puede clasificar las rocas y comprender las
transformaciones que tienen en su ciclo hasta convertirse en suelo (Whitlow, 1994).
Desde el punto de vista ingenieríl, suelo es definido como un agregado natural no
cementado de granos minerales y materia orgánica en descomposición, con líquido y gas en
los espacios vacíos entre las partículas que lo constituyen. El ingeniero, compara al suelo
como un material de construcción que tienen una importante influencia en el diseño y
construcción de una obra de ingeniería (Das, 1999).
El suelo al igual que otros materiales posee propiedades ingenieriles, que están
gobernadas por el tamaño de sus partículas y la forma en que estas interaccionan entre si. Los
suelos por lo general, son materiales heterogéneos y anisotrópicos, por lo que no están
compuestos de un mismo material en toda su masa, además son materiales no conservativos,
es decir que la masa de suelo al deformarse no recupera su forma original.
Mecánica de suelos.
La mecánica de suelos, estudia el comportamiento y las propiedades físicas del suelo cuando
fuerzas y agentes externos actúan en la masa de suelo. Esta rama de la geotecnia considera la
estructura del suelo, la forma de las partículas que lo constituyen y las fases que éste presenta,
concentrándose en las propiedades ingenieríles (Das, 1999).
Ingeniería de suelos.
Ingeniería geotécnica.
Ingeniería geotécnica, es una rama de la ingeniería civil que aplica los conocimientos de la
mecánica de suelos y de la ingeniería civil a algunos aspectos de la corteza terrestre.
Generalmente, se concentra sólo en los materiales encontrados cerca de la superficie de la
tierra como: la roca, suelo y el agua subterránea. Determina relaciones matemáticas y
empíricas, útiles para conocer el comportamiento de estos materiales y diseñar estructuras
relacionadas a estas (Coduto, 1998).
Existe una gran variedad de suelos con características diferentes, por lo que se los clasifica en
diferentes categorías y tipos. Las propiedades índice del suelo, se refiere a las características
particulares que identifican a un suelo de una misma categoría, estas son: granulometría,
consistencia, cohesión y estructura. Conociendo toda esta información del suelo, se puede
anticipar su comportamiento y la metodología que se seguirá al tratar con aquel tipo de suelo.
2.1. Meteorización.
Meteorización química.
El agua por lo general ataca químicamente a los minerales que componen la roca, por lo que
todo proceso de meteorización química depende de la presencia del agua. El agua que es
adsorbida y la que se encuentra sobre la superficie de la roca causa algunos procesos
químicos importantes. La meteorización química descompone los minerales de la roca por:
oxidación, reducción, carbonización y otros procesos químicos. Generalmente la
meteorización química, es mucho más importante que la física en la formación del suelo.
Algunos procesos que a menudo ocurren en la meteorización química son:
Los arroyos, corrientes oceánicas, olas, viento, aguas subterráneas, glaciales y la gravedad
continuamente erosionan y transportan suelo, fragmentos de rocas y sedimento, a lugares de
deposición donde se meteorizan. Generalmente, estos agentes transportadores ocasionan
cambios físicos en las partículas que son transportadas. Erosión incluye todo proceso de
desintegración, principalmente el desgaste de la superficie terrestre por acción mecánica.
Cuando las partículas son levantadas o arrastradas por alguno de estos agentes estas se
erosionan, sufren un decremento en su tamaño lo cual hace más fácil su transporte. Los
diferentes tipos de depósitos de suelo, están clasificados según al modo de transportación de
estos materiales.
Depósitos eolíticos.
Depósitos glaciales.
Un glaciar transporta rocas de todo tamaño y una variedad de sedimentos, los cuales caen
sobre su superficie provenientes de las laderas de los valles circundantes, la confluencia de
dos glaciales trae como consecuencia la formación de las morrenas. Las morrenas llegan a
transportar material de todo tamaño. Los materiales de los depósitos glaciales varían mucho
en sus propiedades físicas.
Depósitos aluviales.
Depósitos marinos.
Las olas del mar continuamente rompen en una costa, erosionando la margen terrestre por la
fuerza del impacto y en especial durante las tormentas. Los fragmentos de roca disgregados,
llegan a redondearse reduciéndose de tamaño por el golpeo que reciben de las olas, y en
conjunto forman los depósitos que se encuentran en la playa. Existen tres variedades
importantes de depósitos marinos:
Suelos residuales.
Se llaman así a las rocas formadas por la solidificación del magma a diferentes
profundidades. El material rocoso fundido (magma), se enfría lentamente y se solidifica
dentro o debajo de la corteza terrestre. Debido a movimientos técnicos o erosión, estas rocas
salen a la superficie terrestre. Los tipos de rocas ígneas formadas por el enfriamiento del
magma depende de factores como: la composición del magma y el grado de enfriamiento
asociado con él. Se estima que las rocas ígneas componen el 98% de la corteza terrestre, estas
se clasifican según su: forma de solidificación y composición química.
De acuerdo a su forma de solidificación, existen dos tipos de rocas ígneas: rocas ígneas
extrusivas e intrusivas.
El magma que es expulsado hacia la superficie de la tierra por medio de erupciones o
fisuras volcánicas (lava), con el tiempo se solidifica y los diferentes minerales se unen para
formar cristales silicatados como las: piroxenas, las anfíbolas, los feldespatos y óxidos como
la magnetita. Estos minerales llegan a cristalizar consumiendo parte del sílice, magnesio y
hierro del magma, de acuerdo a su composición se llaman ferromagnesianos o máficos
(mezcla de magnesio y hierro) y minerales félsicos que dan color a la roca dando lugar a la
formación de una variedad de rocas ígneas extrusivas. Las rocas ígneas extrusivas son
generalmente de lustre vítreo, tienen granos finos y una superficie suave, con una textura
anímica a porfirítica o también de textura brechoide.
En ocasiones el magma se eleva a diferentes niveles sin alcanzar la superficie terrestre,
donde al cesar su movilidad se enfría y la cristalización de sus minerales constituyentes forma
variedades de roca ígnea intrusiva, llamadas también rocas plutónicas debido a su gran
tamaño. Según al tamaño de estas rocas se las clasifican en dos tipos:
Intrusivas
gruesa
Gruesa a
MAYORES Granito Diorita Gabro Perdorita
cristalina
2.4. Rocas sedimentarias.
Por lo general, los sedimentos producto de la meteorización, el transporte y deposición,
forman una capa superficial relativamente delgada de la corteza terrestre. Los componentes
de los sedimentos se endurecen formando rocas sedimentarias, en un proceso llamado
cementación. En este proceso de cementación algunos agentes cementadores como el: oxido
de hierro, calcita, dolomita y cuarzo, son llevados por aguas subterráneas que percola por los
espacios vacíos entre partículas del suelo, donde llena esos espacios y actúa como un
cemento que los une. Los factores que influyen en la formación de rocas sedimentarias son: el
tiempo, la sobrecarga (que constituye el peso propio) y la consolidación (precipitación de las
sustancias disueltas por el agua). Las rocas sedimentarias, se clasifican según al origen y tipo
de sedimentos que la componen, en clásticas, químicas y biológicas.
Algunas rocas son formadas por procesos químicos, los depósitos de aguas salinas y
carbonadas al evaporarse van cementándose dando lugar a la formación de estas rocas.
Algunas de las rocas formadas por estos procesos son: las calizas, piedra yesera, dolomitas,
yeso, anhidrita y otras.
Estas rocas están constituidas enteramente o en parte por despojo mineral o de seres
microscópicos o plantas que vivieron en los antiguos océanos. Estos seres al morir son
cubiertos por capas de sedimento compuesto de material fino, que con el paso del tiempo se
cementa donde la materia orgánica es reemplazada por minerales constituyéndose así en roca.
Estas se clasifican según al tipo de material orgánico en: litógenos (origen vegetal) y
biógenos (origen animal). La Tabla 1.2 muestra ejemplos de algunas variedades de roca
sedimentaria.
Se llaman así a las rocas que han sufrido un proceso de transformación denominado
metamorfismo, que da lugar a la formación de nuevas rocas que anteriormente pudieran haber
sido ígneas o sedimentarias. El calor y la presión son los agentes del metamorfismo que
ocasionan cambios en la estructura de los minerales, recristalizándolos cambiando así su
textura, forma y composición de la que originalmente poseían. Existen tres tipos de
metamorfismo:
Termal o de contacto.- En este tipo de metamorfismo interviene el calor en
la recristalización de algunos o todos los componentes a temperaturas
comprendidas entre 500 a 800 ºC, formándose nuevas variedades de
minerales en la roca.
Dinámico.- En este tipo de metamorfismo el esfuerzo principal es el agente
que ocasiona la transformación de la roca y la temperatura no tiene una
influencia significativa. Generalmente estos esfuerzos que causan la
transformación de la roca son por cizalla.
Regional.- Cuando el esfuerzo y la temperatura son influyentes esenciales en
la recristalización, se trata de un metamorfismo regional, lo que da como
resultado la recristalización de los minerales existentes en la roca que
transforman la roca.
sedimetaria
aci
riz
oriza
teo
o
Me
ción
ísm
Expulsión piroclástica
rf
mo
ta
Me
Roca Metamorfísmo
Ígnea Roca
metamórfica
a
stic
En
clá
fria
iro
mie
ión
np
nto
ic
Fu
lsió
nd
nd
Fu
pu
ici
Ex
ón
Magma
Los minerales arcillosos son formados principalmente por la meteorización química de las
rocas, es decir que estos minerales son producto de la alteración de minerales preexistentes en
la roca. Estos minerales son tan diminutos que sólo pueden ser vistos utilizando un
microscopio electrónico.
Los principales elementos químicos constituyentes de estos minerales son átomos de:
silicio, aluminio, hierro, magnesio, hidrógeno y oxígeno. Estos elementos atómicos se
combinan formando estructuras atómicas básicas, que combinándose entre si forman láminas,
la que al agruparse forman estructuras laminares que finalmente al unirse por medio de un
enlace forman un mineral de arcilla.
Oxígeno
Hidróxido
Aluminio
Magnesio
Sílice
La Figura 1.3 muestra las dos unidades estructurales básicas de los minerales de arcilla,
que son: la unidad tetraédrica constituida por un ión de silicio rodeado por cuatro átomos de
oxígeno (Figura 1.3a) y la unidad octaédrica formada por un ión central de aluminio o
magnesio rodeado por seis iones de oxidrilo (Figura 1.3b). En ambos casos el metal con
valencia positiva está situado en el interior, mientras que los iones no metálicos con valencia
negativa forman el exterior.
Las estructuras laminares mostradas en la Figura 1.4 se forman cuando varias unidades
atómicas básicas se enlazan covalentemente mediante los iones de oxígeno u oxidrilo. Entre
las estructuras laminares se tiene la lámina tetraédrica y octaédrica.
Símbolo
(a)
G
Símbolo
(b)
B
Símbolo
(c)
Figura 1.4. Láminas formadas por estructuras atómicas básicas (Whitlow, 1994).
(a) Lámina de sílice. (b) Lámina de gibsita. (c) Lámina de brucita.
En la Figura 1.4a se muestra una lámina tetraédrica llamada sílice, que está formada por
tetraedros enlazados que comparten dos átomos de oxígeno, la forma simbólica de
representar esta lámina es por medio de un trapecio. La Figura 1.4b muestra una lámina
octaédrica formada por octaedros de aluminio enlazados que forman una estructura
dioctaédrica llamada alumina o gibsita, simbólicamente está representada por un rectángulo
con letra G. La lámina de la Figura 1.4c, corresponde a una lámina formada por octaedros de
magnesio que forman una estructura trioctaédrica llamada brucita, simbólicamente está
representada por un rectángulo con letra B.
La separación entre los iones externos de las láminas de tetraédricas y octaédricas es
suficiente para que ambas láminas puedan unirse por medio de iones oxígeno u oxidrilo
mutuamente; esto hace posible la formación de estructuras laminares de dos o de tres
láminas. En la Figura 1.5 se muestra estas estructuras.
En la estructura de dos láminas mostrada en la Figura 1.5a, las láminas tetraédricas y
octaédricas están alternadas, mientras que la de tres láminas mostrada en la Figura 1.5b
consiste de una lámina octaédrica emparedada entre dos láminas tetraédricas, estas dos
formas de estructuras laminares son generales para formar las distintas variedades de
minerales de arcilla.
G B G B
G G B
G G
K K Mg Mg Mg Mg
G G G G B
Se define forma como a los rasgos particulares y textura como al tamaño que tiene la
partícula de suelo. Existen tres categorías típicas de texturas que presentan las partículas del
suelo donde puede evaluarse la forma, que son la: granular, en hojuela y en aguja.
Forma granular.
Textura en hojuela.
Textura en aguja.
Estas partículas son igualmente pequeñas a las anteriores, su textura tiene la forma de una
aguja y generalmente están presentes en depósitos de coral y rara vez en suelos arcillosos.
Se define estructura del suelo como al arreglo geométrico de las partículas del suelo respecto
unas de otras. Existen varios factores que influyen en la estructura de suelo como ser: la
textura, tamaño, composición mineralógica de las partículas y el contenido de agua del suelo.
La cohesión del suelo se refiere a la capacidad que tienen las partículas del suelo de
permanecer unidas como conjunto, como resultado de la trabazón conjunta o las
microestructuras existentes en el suelo.
(a) (b)
Figura 1.9. Estructuras que dan cohesión a los suelos granulares.
(a) Partículas con textura angular. (b) Partículas con textura redondeada.
Para el caso de suelos compuestos de partículas con forma granular, la trabazón entre
partículas origina estructuras granulares simples y la fricción que se origina entre ellas
contrarresta el deslizamiento de unas respecto a otras, como se muestra en la Figura 1.9. A
este comportamiento se lo identifica como la cohesión para el caso de suelos granulares,
donde el suelo presenta resistencia contra su disgregación ocasionada por un agente externo.
El grado de cohesión que presentan los suelos granulares, está en función a la textura de
las partículas de forma granular. La partículas con textura angular (Figura 1.9a) logran que el
suelo tenga cohesión, mientras que las partículas con textura redondeada (Figura 1.9b) no
contribuyen a la cohesión del suelo.
La forma de hojuela, el tamaño y la carga eléctrica negativa superficial de las partículas
compuestas de minerales de arcilla, da lugar a que estas partículas generen fuerzas de
atracción y repulsión entre ellas, originando estructuras que se muestran en la Figura 1.10.
(a) (b)
Figura 1.10. Estructura de las partículas de arcilla sedimentadas (Whitlow, 1994).
(a) Partículas floculadas. (b) Partículas dispersas.
Los iones que forman la superficie en hojuelas de los minerales de arcilla son O– y (OH)–,
por lo que estas superficies tienen una carga eléctrica negativa. Puesto que las moléculas de
agua son bipolares, es decir que tienen un extremo positivo y negativo, la superficie negativa
del mineral de arcilla atrae a las moléculas de agua, por lo que se forma una capa de agua que
queda unida a la superficie del mineral por medio de un enlace de hidrógeno (H3O)+.
La fuerza de atracción denominada fuerza de Van der Waals, se incrementa cuando el
espesor de la capa de agua absorbida disminuye por un proceso de intercambio básico, lo que
origina que las partículas suspendidas en agua se acerquen cada vez más. Cuando la capa
absorbida es lo suficientemente delgada para que dominen las fuerzas de atracción, al
sedimentarse se forman grupos de partículas con sus superficies en contacto entre extremos
positivo–negativo (Figura 1.10a), lo que se llama floculación. Este comportamiento de las
partículas de minerales de arcilla dan cohesión a la masa de suelo, manteniéndola unida.
Macroporo
Dominio
Terrón
Grupo Microporo
(a) (b)
Figura 1.11. Estructuras microscópicas que dan cohesión al suelo (Das, 1998).
(a) Macroestructura. (b) Microestructura.
Cementación.
Los sedimentos que son depositados en un lecho con el tiempo van endureciendo hasta
que se forman rocas sedimentarias, este proceso comienza inmediatamente después que el
sedimento es acumulado. El agua que circula por los espacios vacíos o poros entre las
partículas del sedimento acarrea materia mineral que cubre los granos y actúa como un
cemento que las une. A este proceso se lo conoce con el nombre de cementación y es
considerada una forma de cohesión pues une a partículas de diferentes tamaños.
En la Figura 1.12 se muestra una fracción de suelo agrandada de tal manera que pueden
observarse los espacios vacíos entre partículas. De acuerdo a la definición de suelo desde el
punto de vista ingenieríl, se concluye que este principalmente está compuesto por: materia
sólida, líquida y gaseosa, a cada uno de estos componentes principales se denomina fase del
suelo. El comportamiento del suelo depende de la cantidad relativa de cada una de estas tres
fases, ya que estas interactúan entre si.
Sólido
Aire Agua
A
A I RE CO I R E TI L
N TRAC
A I RE
AGUA AG UA AGUA
S Ó L DO SÓ L DO SÓ LI DO S Ó LI DO
I I
La fase líquida del suelo varía en su cantidad con respecto a las otras fases, lo que da lugar
a distintos estados del suelo. En la Figura 1.13 se ha esquematizado los distintos estados que
presenta el suelo de acuerdo a la variación de la fase líquida. De acuerdo a esta variación de
la fase líquida (agua) del suelo, este puede ser clasificado en tres diferentes estados que son:
Ms Sólido Vs
Figura 1.14. Cuantificación del volumen y masa de las fases del suelo.
Algunos de estos valores pueden conocerse en laboratorio, mientras que otros son de
difícil determinación. Por lo tanto, conviene encontrar relaciones matemáticas que ayuden a
determinarlos implícitamente, conociendo algunos valores básicos.
El volumen es la cantidad de espacio físico que un cuerpo ocupa, para las relaciones de
volumen se considerará el volumen de la fase sólida, líquida y gaseosa. El volumen total (V)
del elemento de suelo es:
V = Va + Vw + Vs [1.1]
El volumen de vacíos (Vv) que contiene tanto agua como aire, será:
Vv = Va + Vw [1.2]
Vv
e [1.3]
Vs
Porosidad (n).
La porosidad expresa una idea similar al índice de vacíos, es valor se define como el cociente
entre el volumen de vacíos y el volumen total, que se escribe:
Vv
n [1.4]
V
La porosidad se puede determinar en función del índice de vacíos, ambos valores evalúan
la misma propiedad del suelo (el volumen relativo de vacíos) y por tanto pueden usarse
indistintamente, aunque sus valores no coinciden. El índice de vacíos es relativo al volumen
de sólidos, lo que facilita el cálculo de sus variaciones al producirse cambios de volumen del
suelo. Sin embargo, es más cómodo referirse a la porosidad para determinar el volumen de
agua almacenado en un volumen de suelo. En base a operaciones con las ecuaciones [1.1],
[1.2] y [1.3], se puede determinar la equivalencia entre la porosidad y el índice de vacíos que
será:
e
n [1.5]
1 e
n
e [1.6]
1 n
Grado de saturación (S).
Vw
S [1.7]
Vv
El peso de un cuerpo (W) se llega a conocer como la masa (m) de ese cuerpo magnificado por
la gravedad (g), lo cual se escribe:
W m g [1.8]
Por conveniencia se considerarán las unidades de masa en lugar de las del peso excepto
donde no corresponde, debido a que la masa a diferencia del peso no es influida por la
gravedad. Las unidades de está serán expresadas en kg o g dependiendo a su cantidad.
Para las relaciones de peso se considerará únicamente la masa de la fase sólida y líquida,
mientras que la masa de la fase gaseosa es despreciada por ser una cantidad muy pequeña. La
masa total (M) de la masa de suelo será:
M Mw Ms [1.9]
Mw
w [1.10]
Ms
M1 M 2
w [1.11]
M2
El valor del contenido de humedad, por lo general es expresado en porcentaje.
Densidad ().
La densidad del suelo es definida como la relación entre la masa y el volumen, que se
expresa:
M
[1.12]
V
El peso unitario es definido como la masa de una masa por unidad de volumen. El peso
unitario del suelo varía de acuerdo al contenido de agua que tenga el suelo, que son: húmedo
(no saturado), saturado y seco.
El peso unitario húmedo (), es definido como el peso de la masa de suelo en estado no
saturado por unidad de volumen, donde los vacíos del suelo contienen tanto agua como aire,
que será:
W
[1.10]
V
El peso unitario seco ( d ), se define como el peso de suelo sin contenido de agua por
unidad de volumen, que se escribe:
Ws
d [1.11]
V
El peso unitario saturado ( sat ), se define como el peso de suelo en estado saturado por
unidad de volumen, donde los espacios vacíos están llenos de agua, que será:
W
sat [1.12]
V
El Peso unitario del agua ( w ), es peso del agua por unidad de volumen que será:
Ww
w [1.13]
Vw
Debido a que la gravedad es: g=9.81 m/s2 y la densidad del agua es:w =1000 kg/m3, el
peso unitario del agua será: w = 9.81 KN/m3.
El peso unitario sumergido ( ' ), se conoce como a la diferencia del peso unitario húmedo
del suelo y el peso unitario del agua, que será:
' w [1.14]
En la Tabla 1.4 se muestran valores típicos del peso unitario seco para algunos suelos.
Tabla 1.4. Índice de vacíos, contenido de humedad y peso unitario seco (Coduto, 1999).
d KN/m
3
Tipo de suelo e w % Típico
Arena uniforme suelta 0.8 30 14.5
Arena uniforme densa 0.45 16 18
Arena limosa suelta 0.65 25 16
Arena limosa densa 0.4 15 19
Arcilla dura 0.6 21 17
Arcilla blanda 0.9 - 1.4 30 - 50 11.5 - 14.5
Arcilla orgánica suave 2.5 - 3.2 90 - 120 6-8
El valor del peso unitario del suelo dependerá del contenido de humedad como del tipo de
partículas que componen el suelo. Una manera de determinar es midiendo la masa del suelo y
el volumen que ocupa esta misma masa de suelo.
Mcera = M2 – M1
M cera
Vcera
cera
La masa de la masa de suelo más cera, ambas sumergidas en agua será: M3.
Según al principio de Arquímedes, la masa del agua que es desplazada por el volumen
que ocupa el suelo más cera, será:
Magua = M2 – M3
M agua
Vagua
agua
Donde agua es la densidad del agua, entonces el volumen del suelo sin cera, será:
La gravedad específica del suelo, se define como la relación entre la masa de los sólidos del
suelo (Msuelo) y la masa del agua para el mismo volumen (Magua) que ocupan estos sólidos es:
Ms
Gs [1.15]
M agua
La masa del suelo secado en horno (sin contenido de agua), será: M1.
La masa de un frasco (o picnómetro) con agua destilada (sin aire) hasta el tope será: M2.
Si se introduce la masa de suelo en el frasco con agua hasta el borde, esta desplazara un
cierto volumen de agua, la masa del frasco con agua hasta el borde mas suelo será: W3.
Es importante que no exista aire en el suelo, por lo que la muestra de suelo es saturada
completamente de agua, esto es agitando el frasco que contiene suelo y agua.
La masa del volumen de agua desplazada por los sólidos del suelo será:
M1
Gs
M agua
El modelo del volumen de sólidos unitario (Vs = 1) está basado en asumir una cantidad de
volumen, donde la masa y el volumen de las demás fases son determinadas en función a esta
medida que se mantiene constante. Por lo tanto, el modelo se construye como para una
unidad (1 m3) de material sólido. La Figura 1.15 muestra el modelo.
Aire
Vv
Mw Agua Vw V = 1 + Vv
M
Ms Sólido Vs= 1
V=1+e
w ·Vw
w
s
s
Vw w [1.16]
w
s
Gs
w
Vw w Gs
Reemplazando esta expresión en la ecuación [1.13] y despejando la masa del agua (Mw),
se tendrá que:
Mw = w · w Gs
La Figura 1.16, muestra el modelo del volumen de sólidos unitario para el estado saturado.
Mw Agua V w = Vv
M V = 1 + Vv
Ms Sólido Vs= 1
Figura 1.16. Modelo del volumen de sólidos unitario para suelo saturado.
Si S = 1 entonces:
Vw = Vv = e
Mw = w ·Vw
Reemplazando Vw en esta expresión, la masa del agua (Mw) será:
Mw= w ·e
El modelo del volumen total unitario (V = 1) mostrado en la Figura 1.7, al igual que el
anterior modelo está basado en una cantidad de volumen donde la masa y el volumen de
todas las demás fases están determinadas de acuerdo a esta medida que se mantiene
constante. En esta forma la masa de suelo se describe como un volumen fijo compuesto de:
material sólido, líquido y gaseoso.
Reemplazando V = 1 en la ecuación [1.4], el volumen de vacíos (Vv) será:
Vv = n
Vs= 1 – n
Ms g
s [1.17]
Vs
Aire
Vv
Mw Agua V=1
M
Ms Sólido V s = 1 Vv
Gs s w
Ms
Gs w
Vs
Reemplazando Vs=1 – n en está expresión, la masa de los sólidos (Ms) será:
M s Gs w (1 n)
La Figura 1.18, muestra el modelo del volumen total unitario para el estado saturado.
Mw Agua V w = Vv
M V=1
Ms Sólido V s = 1 Vv
Figura 1.18. Modelo del volumen total unitario para suelo saturado.
Si S = 1, se tendrá que:
Vw = Vv = n
Tabla 1.6. Relaciones de peso-volumen (Das, 1998).
Relaciones para determinar el peso unitario húmedo ().
w, e, Gs, w [1.18]
1 GS W
1 e w, n, Gs, w [1.19]
GS W 1 n 1 w w, n, Gs, w [1.20]
GS W 1 n n S W
1 w GS W
w, S, Gs, w [1.21]
w GS
1
S
GS S e W e, S, Gs, w [1.22]
1 e
d w, [1.23]
1 w
Gs w
d e, Gs, w [1.24]
1 e
d Gs w (1 n) n, Gs, w [1.25]
Gs w
d w, S, Gs, w [1.26]
w Gs
1
S
e S w w, e, S, w [1.27]
d
1 e w
e w
d sat w, e, sat [1.28]
1 e
d
sat w Gs sat, Gs, w [1.30]
Gs 1
sat W, [1.31]
1 e
sat (1 n) Gs n w e, Gs, w [1.32]
1 wsat
sat Gs w n, Gs, w [1.33]
1 wsat Gs
e 1 wsat w, S, Gs, w
sat w [1.34]
wsat 1 e
e w, e, S, w
sat d w [1.35]
1 e
[1.36]
sat d n w w, e, sat
1 [1.37]
sat 1 d w sat, n, w
Gs
sat, Gs, w
[1.38]
sat d 1 wsat
1 wsat
sat n w
wsat sat, Gs, w [1.39]
Mw= w ·n
Pueden formarse ecuaciones con las relaciones de volumen y de peso, que permitan conocer
otros valores aunque en un estado diferente del suelo en base a algunos valores conocidos. La
Tabla 1.6 muestra diversas relaciones para determinar el peso unitario húmedo, seco y
saturado en función a las relaciones de peso y volumen.
Todas las relaciones de las ecuaciones [1.18] a [1.39] son obtenidas matemáticamente
con cualquiera de los dos modelos, para la mayoría de las relaciones el modelo del volumen
de sólidos unitario es práctico mientras que el modelo del volumen total unitario es más
práctico solo para algunas de ellas.
Tabla 1.7. Sistemas para identificar el tamaño de partículas del suelo (Das, 1998).
TAMAÑO DE PARTÍCULAS en mm
NOMBRE DE LA ORGANIZACIÓN
Grava Arena Limo Arcilla
Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) >2 2 a 0.06 0.06 a 0.002 < 0.002
U.S. Department of Agriculture (USDA) >2 2 a 0.05 0.05 a 0.002 < 0.003
American Association of State Highway and
76.2 a 2 2 a 0.075 0.075 a 0.002 < 0.004
Transportation (AASHTO)
Finos (limos y acrcillas)
Unified Soil Clasification System (US) 75 a 4.75 4.75 a 0.075
< 0.075
Diversas organizaciones que estudian aspectos relacionados con el suelo han elaborado
sistemas de clasificación para identificar el tamaño de las partículas de un suelo para sus
propósitos específicos. En la Tabla 1.7 se muestra algunos de los sistemas más conocidos
empleados por estas organizaciones para identificar las partículas del suelo.
El sistema de clasificación unificado (USCS) ha sido adoptado como el estándar por la
ASTM (American Society for Testing and Materials) y el reglamento que esta sociedad ha
desarrollado para el análisis y estudio del suelo es aceptado a nivel internacional.
Grava.
Según la norma ASTM D2487 el tamaño de estas partículas varía de 75 a 4.75 mm, estas a su
vez están divididas en dos categorías: grava gruesa que está comprendida entre 75 y 19 mm y
grava fina que está comprendida entre 19 y 4.75 mm.
Las gravas son acumulaciones sueltas de fragmentos de roca de textura redondeada,
debido al desgaste que sufren las partículas al ser transportadas por las corrientes de los ríos.
Como material suelto suele encontrarse en los lechos, márgenes, en los conos de deyección
de los ríos y suele encontrarse depósitos con grandes cantidades.
Arena.
Limo.
El limo es una partícula mineral pequeña de textura granular o escamosa, que suele
encontrarse en las canteras y en los ríos. El tamaño de las partículas de limo según la norma
ASTM D2487 es menor a 0.075 mm. Su color varía desde gris claro a muy oscuro. El suelo
compuesto por limo es relativamente impermeable, fácilmente erosionable.
Arcilla.
Existen partículas de mayor tamaño que la grava, según la norma ASTM D2487 a las
partículas con tamaño comprendido entre 75 a 350 mm se las llama guijarro o bolón y a las
que superan los 350 mm se las denomina canto rodado. Por lo general estos dos tipos de
partículas son fragmentos de roca, constituyen ser componentes aislados del suelo y suelen
aparecen sobre o por debajo de la superficie terrestre.
Materia coloidal.
Existen también partículas muy pequeñas que no pueden llegar a ser vistas fácilmente. Las
partículas con tamaño menor a 2 m, constituyen la fracción mas fina de los suelos. Que
pueden ser distinguidas con la ayuda de un microscopio potente y su estructura molecular
puede ser analizada por medio de los rayos X, a este tipo de partículas se las conoce como
coloide o ultra-arcilla. Estas partículas debido a su tamaño no suelen considerarse dentro los
sistemas de clasificación, pero forman parte de la fracción fina del suelo.
Debido al tamaño de las partículas y la forma granular que presentan estos suelos, fácilmente
puede clasificarse los distintos tamaños de las partículas que lo constituyen mediante tamices
con diferentes aberturas. A este análisis se lo llama: análisis granulométrico del suelo.
El tamiz o criba que se muestra en la Figura 1.19a, consiste de un plato de acero
inoxidable con una malla metálica adherida en la parte inferior con aberturas de tamaño
uniforme. Existen dos tamaños estándar de tamices los de 8 y 12‖, mostrados en la Figura
1.19b y c, respectivamente.
8" 12"
Antes de tamizar la muestra de suelo, esta debe ser lavada desmenuzando todos los
terrones que existan y luego ser secada en horno por 24 horas a 105 ºC. Durante el lavado y
tamizado se perderán partículas de suelo esta perdida no debe superar el 2% de la masa total.
La muestra de suelo debe ser tamizada por lo menos 15 minutos, donde cada tamiz retendrá
una fracción de masa de suelo y el plato inferior retendrá las partículas mas finas del suelo
menores a 0.075 mm para otros propósitos.
La masa de la fracción de masa de suelo retenida en cada tamiz será: M1, M2, M3,…, Mi.
La masa de la fracción fina de suelo en el platillo será: Mp.
El total de la masa de suelo será: M1 + M2 + M3 +…+ Mi + Mp = M.
Se determina la masa acumulada de suelo retenida para cada tamiz, para un tamiz i será:
M1 + M2 + M3 +…+ Mi
Se determina la masa de suelo que deja pasar cada tamiz. La masa de suelo que deja
pasar el tamiz i será:
Se determina el porcentaje de suelo que deja pasar cada tamiz. El porcentaje de suelo que
pasar el tamiz i será:
P(%)i
M - (M 1 M 2 M 3 ... M i )
100
M
Todos los resultados son registrados ordenadamente en una Tabla. Con los valores del
tamaño de las aberturas del tamiz en milímetros ubicados en orden inverso en el eje de
las abscisas en escala logarítmica y el porcentaje de la masa de suelo que pasa ubicada en
el eje de las ordenadas, se traza la curva de distribución del tamaño de partículas como se
muestra en la Figura 1.21.
100
90
80
Porcentaje que pasa (%)
70
60
50
40
30
20
10
0
75 10 1 0.1 0.075
Tamaño de la partícula (mm)
Figura 1.21. Curva de distribución del tamaño de partículas.
Este parámetro evalúa el grado de similitud en tamaño de las partículas del suelo, que
será:
D60
CU [1.40]
D10
Un valor grande de este parámetro indica que las partículas entre D60 y D10 difieren en
gran manera de tamaño, lo que indica desuniformidad en relación al tamaño. Un suelo con
una distribución uniforme hará que la curva de distribución tienda a ser vertical como en la
Figura 1.22c, mientras que la desuniformidad la hará más horizontal como en la Figura 1.22b.
Este parámetro evalúa la progresión de la variación en tamaño de las partículas del suelo,
que será:
2
D30
CC [1.41]
D10 D60
Los valores de CC muy alejados a la unidad indican la falta o la poca cantidad de una serie
de tamaños de partículas. Una distribución bien gradada hará que la curva de distribución se
asemeje a una recta (Figura 1.22a, b) y una mala gradación la hará sinuosa o uniforme
(Figura 1.22c y d).
Este parámetro es otra alternativa poco conocida para evaluar la uniformidad y se escribe:
D75
So [1.42]
D25
Aunque existen tamices con aberturas de malla menores a 0.075 mm, no es apropiado su uso
para determinar la distribución del tamaño de partículas de la fracción de suelo fino, debido a
que las partículas del suelo fino no siempre tienen textura granular sino en hojuelas y estas
últimas poseen propiedades eléctricas importantes que dificultarían el tamizado.
Stokes (1850) desarrolló una ecuación que relaciona la velocidad de descenso de una
partícula esférica en un fluido con respecto al tamaño de esta, que es:
s w 2
v D
18
Donde:
v = Velocidad de descenso de la partícula.
s = Peso unitario de los sólidos del suelo
w = Peso unitario del agua.
= Viscosidad dinámica del fluido.
D = Diámetro de la partícula con forma esférica.
Con el concepto que encierra la ecuación [1.43] conocida también como la ley de Stokes,
puede determinarse el tamaño del más del 90% de las partículas del suelo fino. El hidrómetro
del tipo ASTM 152H que se muestra en la Figura 1.23a, es un instrumento de laboratorio para
medir la gravedad específica de un líquido (Figura 1.23b).
El análisis mecánico por hidrómetro está basado en el principio de sedimentación de las
partículas del suelo fino en suspensión. Cuando un suelo fino es dispersado en agua, las
partículas sedimentarán a diferentes velocidades, dependiendo de su textura, tamaño y masa,
además de la viscosidad del agua. Para simplificar el análisis, se asume que las partículas
tienen forma esférica de tal manera que puede utilizarse la ley de Stokes para describir su
comportamiento. El diámetro de la partícula según la ecuación [1.43] será:
18 v
D
s w
18 L
D
s w t
Donde:
L = Es la distancia que recorre la partícula al sedimentarse.
t = Es el tiempo que tarda en recorrer esa distancia.
18 L
D
Gs 1 w t
Donde: Gs = Gravedad específica del suelo fino.
L1
0
L
60
L2
60
(a) (b)
Figura 1.23. Hidrómetro (Das, 1998).
(a) Hidrómetro tipo ASTM 152H. (b) Determinación de la gravedad específica.
Debe tenerse cuidado al manejar las unidades de los diferentes valores que incluye esta
ecuación. El diámetro de la partícula por ser un valor pequeño conviene manejarlo en mm, la
viscosidad del agua se mide en g·s/cm2, el peso unitario del agua en g/cm3, la distancia L que
recorre la partícula conviene medirla en cm y el tiempo de la sedimentación es muy lento por
lo que debe medirse en minutos. Compatibilizando unidades se tendrá que:
30 L
D [1.43]
Gs 1 w t
Sin embargo, para determinar fácilmente del diámetro de la partícula, la ecuación [1.43]
puede escribirse:
L
DK [1.44]
t
30
Donde: K
Gs 1 w
Tanto la gravedad específica como la viscosidad del agua dependen de la temperatura,
por lo cual la norma ASTM D422 ha tabulado valores para el coeficiente K en función a la
temperatura y la gravedad específica, que se muestran en la Tabla 1.9.
1 V
L L1 L2 B
2 A
Donde:
L = Profundidad sumergida del bulbo del hidrómetro.
L1 = Medida de la profundidad sumergida de la parte superior del bulbo.
L2 = Longitud del bulbo (14 cm para hidrómetro ASTM 152H).
VB = Volumen del bulbo del hidrómetro (67 cm3 para hidrómetro ASTM 152H).
A = Área de la sección transversal del cilindro (27.8 cm2 si es de 18‖ x 2.5‖).
t1 =15 seg, t2 =30 seg, t3=1 min, t4 = 2 min, t5 = 4 min,... ,t14=24 horas y t15 = 48 horas.
Con los valores de L y t para los diferentes intervalos de tiempo en la ecuación [1.44], se
obtienen los diversos tamaños de partículas del suelo fino.
aR
P(%)i ·100 [1.45]
Ms
Gs ·1.65
a [1.46]
Gs 1·2.65
Este valor de corrección también puede ser obtenido de la Tabla 1.11
La consistencia se define como la firmeza o solidez que presenta la masa de suelo, esta
característica particular del suelo está estrechamente relacionada a las estructuras que las
partículas del suelo forman entre si. Para el caso de suelos de grano grueso la textura y la
forma de ubicación de las partículas dentro la masa de suelo determina la consistencia,
mientras que en los suelos finos el contenido de humedad define la consistencia ya que el
agua contribuye a la cohesión, debido a las propiedades eléctricas de los minerales de arcilla.
Debido a la variedad de formas que tienen las partículas de textura granular en suelos de
grano grueso, estas pueden acomodarse de diversas maneras en la masa de suelo, donde para
cada caso variará el índice de vacíos. La Figura 1.25 muestra una porción de suelo con
diferentes formas de empaquetamiento de sus partículas.
(a) (b)
Figura 1.25. Formas de empaquetamiento de las partículas del suelo (Das, 1998).
(a) Densa. (b) Suelta.
En la Figura 1.25a las partículas están acomodadas de tal manera que la cantidad de
vacíos es mínima, a diferencia de la forma de empaquetamiento en la Figura 1.25b que tiene
una mayor cantidad de vacíos. Se llama compacidad a la forma de empaquetamiento que
tienen las partículas del suelo dentro su masa lo cual determinará el índice de vacíos del
suelo, este concepto de compacidad solo será aplicable a suelos con partículas de textura
granular.
Cada suelo tiene una compacidad de tal manera que el índice de vacíos sea el mínimo,
logrando un suelo denso (Figura 1.25a) o caso contrario un suelo suelto que tendrá un índice
de vacíos máximo (Figura 1.25b). La compacidad de un suelo es medida con la densidad
relativa, que evalúa el grado de empaquetamiento de las partículas del suelo en situ de
acuerdo al índice de vacíos máximo y mínimo que permita el suelo, está será:
emax e
Dr [1.47]
emax emin
Donde:
Dr = Densidad relativa del suelo.
emax = Índice de vacíos máximo permitido por el suelo.
emin = Índice de vacíos mínimo permitido por el suelo.
e = Índice de vacíos actual del suelo.
Tabla 1.12. Descripción del suelo según la densidad relativa (Lambe & Whitman, 1969).
D r (%) Descripción
0 - 15 Muy suelto
15 - 50 Suelto
50 - 70 Medianamente denso
70 - 85 Denso
85 - 100 Muy denso
En base a la ecuación [1.6], la densidad relativa es expresada en función a la porosidad,
que será:
Dr
1 nmin nmax n [1.48]
nmax nmin 1 n
Donde:
Dr = Densidad relativa del suelo.
nmax = Porosidad máxima permitida por el suelo.
nmin = Porosidad mínima permitida por el suelo.
n = Porosidad actual del suelo.
d d min d max
Dr [1.49]
d max d min d
Para la determinación del peso unitario mínimo, el suelo suelto luego de ser secado en
horno es vaciado con un embudo al molde cuidadosamente hasta el tope, teniendo el volumen
que ocupa este se determina la masa del suelo. Para determinar el peso unitario máximo se
aplica una carga al suelo en la parte superior del molde lleno de suelo y se somete todo el
conjunto a vibración por un tiempo, con la masa del suelo y el volumen que ocupa este en el
molde se determina el peso unitario máximo. Para obtener más detalles acerca de este ensayo
puede consultarse a un manual de laboratorio especializado.
1.6
e max
1.4
e min
1.2
Angularidad
0.2
0
1.0
0.25
0.8
0.30
0.6 0.5
0.20 0
0.25
0.4
0.30
0.50
0.2
0
1 2 3 4 6 10
Figura 1.26. Variación de emax y emin respecto a la angularidad y CU (Youd, 1973).
Youd (1973) elaboró un ábaco que se muestra en la Figura 1.26 para determinar los
valores de: emax y emin del suelo, en base a la angularidad de las partículas y el coeficiente de
uniformidad del suelo. La Figura 1.27 muestra una relación aproximada entre la densidad
relativa, el índice de vacíos actual y el peso unitario seco del suelo.
0.8
Índice de vacíos, e
0.6
0.4
0.2
0
0 20 40 60 80 100
Densidad relativa, Dr (%)
Figura 1.27. Relación aproximada de d, e y Dr para suelos de grano grueso (Das, 1998).
líquido
Estado plástico: Se deforma sin romperse. Tiene una
consistencia de mantequilla suave a
masilla en endurecimiento.
Limite
plástico
Estado semisólido: Al deformarse no recupera su forma
inicial. Su consitencia es quebradiza
similar a un quezo.
Limite de
contracción
8.2.1. Liquidez.
Se llama liquidez al estado líquido que presenta el suelo cuando el contenido de humedad
supera al límite líquido. En este estado la fuerza de atracción que actúa entre las partículas
compuestas de minerales de arcilla disminuye, debido a la gruesa capa de agua que se forma
en la superficie de estas por la abundante cantidad de moléculas de agua.
11 mm
8 mm
2 mm
Casagrande, tras realizar varios ensayos con diversos suelos, determinó empíricamente
que para un contenido de humedad correspondiente al del límite líquido solo hacen falta 25
golpes para cerrar la abertura en la distancia especificada. Debido a que no es posible
humedecer el suelo hasta alcanzar exactamente el límite líquido, se realizan varios ensayos
con el mismo suelo y se registran ordenadamente los resultados en una Tabla. La Figura 1.32
muestra la ubicación de los resultados (mediante puntos) de cuatro ensayos para un mismo
suelo, con los valores del contenido de humedad ubicados en el eje de las ordenadas y los
valores del número de golpes en escala logarítmica en el eje de las abscisas, luego se ha
ajustado una curva que relaciona estos puntos. El límite líquido del suelo será el contenido de
humedad que corresponde a los 25 golpes.
60
Contenido de humedad (%)
50
Límite líquido
40
30
10 20 25 30 40 50 60 70
Número de golpes
Figura 1.32. Determinación del límite líquido del suelo.
El U.S. Corps of Engineers y el Waterways Experiment Station, elaboraron una ecuación
empírica para determinar el límite líquido del suelo en función al número de golpes y el
contenido de humedad del suelo, que será:
tan
N
LL wN [1.50]
25
Donde:
LL = Límite líquido.
wN = Contenido de humedad natural.
N = Número de golpes.
tan = Pendiente de la línea de flujo (0.121 es una buena aproximación).
Con la ecuación [1.50] se obtienen buenas aproximaciones del límite líquido realizando
un solo ensayo, la norma ASTM D4318 recomienda que esta ecuación deba usarse para un
número de golpes comprendidos entre 20 y 30. La Tabla 1.13 muestra valores de la relación
(N/25)0.121 de acuerdo al número de golpes.
Tabla 1.13. Valores para la relación (N/25)0.121 (ASTM D4318).
0.121 0.121
N N
N 25 N 25
20 0.973 26 1.005
21 0.979 27 1.009
22 0.985 28 1.014
23 0.990 29 1.018
24 0.995 30 1.022
25 1.000
Se llama índice de flujo a la pendiente que tiene la línea de flujo, que será:
w1 w2
IF [1.51]
N
log 2
N1
Donde:
IF = Índice de flujo.
w1 = Contenido de humedad del suelo correspondiente a N1 golpes.
w2 = Contenido de humedad del suelo correspondiente a N2 golpes.
N1, 2 = Número de golpes correspondientes a cada ensayo.
La ecuación [1.51] esta arreglada de tal forma que el índice de flujo sea un valor positivo,
aunque la línea de flujo tiene un valor negativo.
Este índice evalúa el grado de consistencia líquida o liquidez que presenta el suelo en situ,
que será:
w LP
IL [1.52]
LL LP
Donde:
IL = Índice de liquidez.
w = Contenido de humedad del suelo en situ.
LL = Límite líquido del suelo.
LP = Límite plástico del suelo.
8.2.2. Plasticidad.
Puede determinarse el límite plástico para un suelo con un tamaño de partículas que pasan el
tamiz Nro. 40, para lo cual debe humedecerse el suelo lo suficiente como para poder
amasarlo, entonces sobre un papel seco en una superficie plana o encima de un vidrio deben
formarse rollitos de unos 3 mm de diámetro como muestra la Figura 1.33a. Posteriormente
los rollitos deben ser juntados en uno para ser amasados y nuevamente formar rollitos, a
medida que se formen los rollitos el suelo progresivamente perderá humedad debido al papel
y la mano, entonces llegará un momento cuando al formar el rollito el suelo empiece a
disgregarse en su superficie y luego a fragmentarse (Figura 1.33b). En este estado cuando el
suelo empieza a perder su consistencia plástica, se procede inmediatamente a determinar su
contenido de humedad que este a la vez será el límite plástico del suelo, que es un contenido
de humedad específico que divide la consistencia semisólida de la plástica del suelo.
(a) (b)
Figura 1.33. Determinación del límite plástico (Laboratorio de geotecnia, UMSS).
(a) Realizando el rollito. (b) Rollitos de suelo empezando a fragmentarse.
Con el índice de plasticidad puede evaluarse el grado de amasado que permite el suelo
mientras se encuentre en su consistencia plática, este índice se define como:
IP = LL LP [1.53]
En la Tabla 1.14 se presentan valores del índice de plasticidad para evaluar la plasticidad
del suelo.
Actividad (A).
Por lo general los suelos arcillosos están constituidos por un 40 a 70% de partículas que
contienen minerales de arcilla que dan plasticidad al suelo. Si aumenta la cantidad de
minerales de arcilla proporcionalmente también serán afectados el límite líquido y plástico
del suelo. Skempton (1953) observó que el índice de plasticidad del suelo aumenta
linealmente con el incremento en porcentaje de partículas de arcilla (de tamaño menor a 2
m), esta proporción lineal variará de acuerdo al tipo de minerales de arcilla que contenga el
suelo. Skempton definió una cantidad llamada actividad como la pendiente de la línea que
correlaciona el índice de plasticidad y la fracción en peso de las partículas compuestas de
minerales de arcilla expresada en porcentaje, que será:
IP
A [1.54]
Fracción de arcilla (%)
10 40
Porcentaje en peso de partículas compuestas de minerales de arcilla (< 2 m)
Figura 1.34. Relación entre el índice de plasticidad y el porcentaje en peso de partículas
compuestas de minerales de arcilla (Seed, Woodward y Lundgren, 1964).
Estos investigadores observaron que los suelos que contienen más del 10% de su peso en
partículas de arcilla presentan plasticidad. La plasticidad esta correlacionada linealmente con
la cantidad de partículas de arcilla del suelo hasta un contenido del 40% en peso, donde la
relación cambia a una línea que parte del origen de coordenadas. La actividad resulta ser la
pendiente de la línea de correlación. En la Tabla 1.15 se muestran valores característicos de la
actividad para algunas arcillas típicas.
Gráfico de plasticidad.
Casagrande (1932) estudió la relación que existe entre el índice de plasticidad y el límite
líquido para una gran variedad de suelos y construyó el gráfico de plasticidad que se ve en la
Figura 1.35, en este observó que las distintas variedades de suelos se agrupan ordenadamente
en diversos sectores del gráfico. Empíricamente obtuvo las ecuaciones de las líneas que
dividen el gráfico en las regiones donde se agrupan los tipos de suelo.
70
aU
ne
Lí
60 A
nea
Arcillas inorgánicas Lí
de alta plasticidad
50
La línea A separa las arcillas inorgánicas de los limos inorgánicos, las arcillas inorgánicas
se encuentran por encima de esta línea y los limos inorgánicos por debajo de esta. Los limos
orgánicos están situados por debajo de esta línea en el intervalo de 30 a 50 del límite líquido,
las arcillas orgánicas se ubican por debajo de esta línea con un límite líquido mayor a 50. La
ecuación de la línea A es:
La información que provee el gráfico de plasticidad es de gran valor para clasificar los
suelos finos y poder identificarlos con facilidad.
8.2.3. Contracción.
Un suelo fino que contenga en su mayor parte partículas compuestas de minerales de arcilla
variará de volumen de acuerdo a su contenido de humedad, por lo tanto a medida que
aumente el contenido de humedad también proporcionalmente aumentará su volumen, la
Figura 1.36 muestra la relación entre el contenido de humedad y el volumen del suelo.
w
LC LP LL w0
Contenido de humedad (%)
Figura 1.36. Variación del volumen respecto al contenido de humedad.
LC = w0 – w [1.57]
Donde:
LC = Límite de contracción del suelo.
w0 = Contenido de humedad del suelo en consistencia líquida.
w = Cambio del contenido de humedad durante la contracción.
(a) (b)
Figura 1.37. Determinación del límite de contracción (Das, 1998).
(a) Muestra de suelo en consistencia líquida. (b) Muestra de suelo sin contenido de humedad.
Se deja secar al aire la muestra en el cilindro cerámico por 6 horas, luego debe
completarse el secado del suelo en horno. La Figura 1.37b muestra que como resultado de la
pérdida de humedad el suelo quedará reducido en volumen, se determina la masa de suelo
para esta condición que será: MF.
Para determinar el cambio del contenido de humedad primero deben determinarse el
volumen inicial del suelo antes de perder humedad y después que ha perdido toda su
humedad. El volumen inicial del suelo se determinará vaciando mercurio al cilindro cerámico
vacío hasta que esté completamente lleno, conociendo la gravedad específica del mercurio y
el peso que ocupa este en el cilindro, se determina el volumen que ocupa este que será: Vi.
Para determinar el volumen final se introduce la muestra seca de suelo en el cilindro lleno
de mercurio, la masa del mercurio que es desplazado por el suelo será: Md.
Entonces el volumen final del suelo (VF) será:
Md
VF Vi
Hg
w
Vi VF w 100
MF
aU
ne
Índice de plasticidad
Lí
60 A
n ea
Lí
50
40
30
20
Límite de
contracción A
10
0
20 30 40 50 60 80 100
Límite líquido
LL = -43.5
IP = -46.4
Figura 1.38. Estimación del límite de contracción con el gráfico de plasticidad (Das, 1998).
En el caso de suelos que tengan muy poco contenido de partículas compuestas de minerales
de arcilla, los ensayos de límite plástico y líquido pueden producir resultados no confiables.
En tales casos mediante el ensayo de la contracción lineal es posible obtener una
aproximación importante del índice de plasticidad, con la ecuación:
IP = 2.13 CL [1.58]
Ms
IC [1.60]
VF
Donde:
IC = Índice de contracción del suelo.
Ms = Peso del suelo seco.
VF = Volumen final del suelo luego de ser secado.
Con el índice de consistencia puede evaluarse la consistencia actual que presenta el suelo en
base al límite líquido, índice de plasticidad y el contenido de humedad actual que presente el
suelo, que es:
LL w
CI [1.61]
LL I P
Donde:
CI = Índice de consistencia del suelo.
w = Contenido de humedad actual del suelo.
LL = Límite líquido.
IP = Índice de plasticidad.
Tabla 1.16. Valores de los límites de Atterberg para los minerales de arcilla (Mitchell, 1976).
Mineral Límite líquido Límite plástico Límite de contracción
Montmorilonita 100 - 900 50 - 100 8.5 - 15
Nontronita 37 - 72 19 - 27
Illita 60 - 120 35 - 60 15 - 17
Caolinita 30 - 110 25 - 40 25 - 29
Halosita hidratada 50 - 70 47 - 60
Halosita no hidratada 35 - 55 30 -45
Atapulgita 160 - 230 100 - 120
Clorita 44 - 47 36 - 40
Alofano 200 - 250 130 - 140
CAPÍTULO DOS
Clasificación de suelos.
Debido a la gran variedad de suelos que pueden encontrarse en la corteza terrestre es que se
han desarrollado varios sistemas de clasificación para poder identificarlos, elaborados de
acuerdo a la aplicación que se les da a los mismos. El clasificar un suelo consiste en agrupar
al mismo en grupos y/o subgrupos de suelos que presentan un comportamiento semejante con
propiedades ingenieríles similares.
En este capítulo se analizaran el sistema de clasificación Unificado USCS y el sistema de
clasificación AASHTO, que son los sistemas de clasificación más utilizados por la mayor
parte de los ingenieros de todo el mundo.
El sistema de clasificación AASHTO está especialmente hecho para la construcción de
carreteras, en cambio el sistema de clasificación Unificado USCS, no esta limitado a ninguna
clase de proyectos en particular y es usado para toda la gama de obras civiles.
Tanto el sistema de clasificación Unificado como el AASHTO consideran como suelo
(conjunto de partículas sólidas, con líquido y agua en sus poros) a la parte que pasa por el
tamiz de 3‖ (75 mm.), ya que las partículas más grandes a este diámetro son consideradas
como partículas aisladas que ya no forman parte del suelo.
Suelos de grano grueso. Son de naturaleza tipo grava y arena con menos del
50% pasando por el tamiz Nº 200. Los símbolos de grupo comienzan con un
prefijo G para la grava o suelo gravoso del inglés ―Gravel‖ y S para la arena
o suelo arenoso del inglés ―Sand‖.
Suelos de grano fino. Son aquellos que tienen 50% o más pasando por el
tamiz Nº 200. Los símbolos de grupo comienzan con un prefijo M para limo
inorgánico del sueco ―mo y mjala‖, C para arcilla inorgánica del inglés
―Clay‖.
Suelos orgánicos. Son limos y arcillas que contienen materia orgánica
importante, a estos se los denomina con el prefijo O del inglés ―Organic‖.
Turbas. El símbolo Pt se usa para turbas del inglés ―peat‖, lodos y otros
suelos altamente orgánicos.
1.1.2. Presenta las siguientes definiciones, según el tamaño y naturaleza de las partículas del
suelo:
Cantos rodados. Partículas de roca que no pasan una malla con abertura
cuadrada de 12‖ (300 mm).
Guijarros. Partículas de roca que pasan una malla con abertura cuadrada de
12‖ (300 mm) y quedan retenidas en un tamiz de 3‖ (75 mm).
Grava. Partículas de roca que pasan el tamiz de 3" (75 mm) y quedan
retenidas en el tamiz Nº 4 (4.75 mm), con las siguientes subdivisiones:
- Gruesa. Partículas que pasan el tamiz de 3‖ (75 mm) y quedan
retenidas en el tamiz de ¾‖ (19 mm.).
- Fina. Partículas que pasan el tamiz de ¾‖ (19 mm) y quedan retenidas
en el tamiz Nº 4 (4.75 mm).
Arena. Partículas de roca que pasan el tamiz Nº 4 (4.75 mm) y son retenidas
en el tamiz Nº 200 (0.075mm), con las siguientes subdivisiones:
Arcilla. Suelo que pasa por el tamiz Nº 200 (0.075 mm), el cual exhibe
plasticidad dentro de un cierto intervalo de humedad, pero que muestra
considerable resistencia cuando se seca al aíre. Para su clasificación, una
arcilla es un suelo de grano fino, o la porción fina de un determinado suelo,
con propiedades plásticas.
Limo. Suelo que pasa el tamiz Nº 200 (0.075 mm), de naturaleza no-plástica
o ligeramente plástica y que exhibe poca o ninguna resistencia cuando se
seca al aíre. Para su clasificación, un limo es un suelo de grano fino o la
porción fina de un determinado suelo, con ninguna o muy poca plasticidad.
Arcilla Orgánica. Es una arcilla con suficiente contenido de matera orgánica
como para influir en las propiedades del suelo. Para su clasificación, una
arcilla orgánica es un suelo que es clasificado como arcilla, excepto que el
valor de su límite líquido después de secado en el horno es menor que el 75%
de este valor antes de ser secado.
Limo Orgánico. Es un limo con suficiente contenido de materia orgánica
como para influir en las propiedades del suelo. Para su clasificación, un limo
orgánico es un suelo que es clasificado como limo, excepto que el valor de su
límite líquido después de secado en el horno es menor que el 75% de este
valor antes de ser secado.
Turba. Es un suelo compuesto principalmente de materia vegetal en
diferentes estados de descomposición, usualmente con olor orgánico, color
entre marrón oscuro a negro, consistencia esponjosa, y contextura que varía
de fibrosa hasta amorfa.
1.1.3. Para este sistema de clasificación son también usados sufijos que identifican algunas
características particulares del suelo:
1.1.4. Un símbolo doble. Corresponde a dos símbolos separados por un guión, e.g.
GP-GM, SW-SC, CL-ML, los cuales se usan para indicar que el suelo tiene
propiedades de dos grupos. Estos se obtienen cuando el suelo tiene finos entre
5 y 12% o cuando las coordenadas del límite líquido y el índice de plasticidad
caen en el área sombreada CL-ML de la carta de plasticidad. La primera parte
del doble símbolo indica si la fracción gruesa es pobremente o bien gradada.
La segunda parte describe la naturaleza de los finos. Por ejemplo un suelo
clasificado como un SP-SM significa que se trata de una arena pobremente
gradada con finos limosos entre 5 y 12%. Similarmente un GW -GC es una
grava bien gradada con algo de finos arcillosos que caen encima la línea A.
1.1.6. La línea “U”. Mostrada en la Figura 2.1 ha sido determinada empíricamente en base a
análisis de suelos extremos, para ser el ―límite superior‖ de suelos naturales, por lo que
no deberían obtenerse resultados por encima de esta línea. Esta línea es una buena
manera de comprobar que los datos no sean erróneos y algunos resultados de ensayos
que caigan arriba o a la izquierda deben ser verificados. La ecuación de la línea U es:
IP = 0.9·(LL - 8) [2.1]
1.1.7. En casos donde el límite líquido excede de 110% o el índice de plasticidad excede de
60%, la gráfica de plasticidad puede ser expandida pero manteniendo igual escala en
ambos ejes y extendiendo la línea ―A‖ con la misma pendiente, ver Figura 2.1. La
ecuación de la línea A es:
1.1.8. Este sistema de clasificación solo considera la porción que pasa a través del tamiz de
3‖ (75 mm) para la realización de los ensayos de clasificación en laboratorio. Las
partículas mayores a este diámetro deberán ser retiradas de la muestra a ensayar en
laboratorio, pero el porcentaje de estas partículas debe ser anotado y colocado en los
resultados finales de la clasificación.
1.1.9. El índice de plasticidad y el límite líquido son determinados con material que pasa el
tamiz de Nº 40 (0.425 mm).
1.1.10. La línea de división entre el bajo y alto límite líquido es tomada arbitrariamente como
50%, ver Figura 2.1.
1.1.11. Puede ser necesario una extrapolación lineal en la curva de distribución de tamaño de
partículas para obtener el diámetro efectivo, D10.
1.2.1. Determinar si el suelo es altamente orgánico (turba), en tal caso es clasificado por
inspección visual como Pt (Tabla 2.1). Este tipo de suelo trae muchos problemas a los
ingenieros, por su alta compresibilidad y muy baja resistencia al corte, pero es muy
fácil de identificar según a sus siguientes características notorias:
1.2.3. Del análisis granulométrico se debe determinar el porcentaje que pasa por los tamices
de 3‖ (75 mm), Nº 4 (4.75 mm) y Nº 200 (0.075 mm).
1.2.4. A partir de los porcentajes que pasan por los tamices, se puede hallar el porcentaje
retenido en cada tamiz de la siguiente manera:
1.2.5. Si el 100% del total de la muestra pasa por el tamiz de 3‖ (75 mm), ir al paso 1.2.6 caso
contrario calcular el porcentaje de material retenido o con diámetro mayor a este tamiz
y al final del ensayo de clasificación anotar junto al resultado el porcentaje de este
material retenido (cantos rodados y/o guijarros) incluyendo el tamaño máximo de
partícula.
1.2.6. Determinar si el peso retenido en el tamiz Nº 200 (R200) es mayor, menor o igual al
50% del peso total de la muestra seca:
Si:
R200 > 50 Entonces se tiene un suelo de grano grueso, ir al paso 1.2.7.
R200 ≤ 50 Entonces se tiene un suelo de grano fino, ir al paso 1.2.9.
1.2.7. Si el suelo es de grano grueso, se debe determinar si la relación entre el porcentaje de
suelo retenido en el tamiz Nº4 y el tamiz Nº 200 es mayor, menor o igual a 0.5:
Si:
R4
0.5 El suelo es gravoso.
R200
R4
0.5 El suelo es arenoso.
R200
1.2.8. A partir de los resultados de laboratorio se determinan todos los valores de los
parámetros requeridos en la Tabla 2.1 para poder clasificar el suelo, como por ejemplo
el coeficiente de gradación, coeficiente de uniformidad, límite líquido e índice de
plasticidad y en el suelo que se ajuste a todos los criterios es el símbolo de grupo
correcto.
1.2.9. Si el suelo es de grano fino a partir de los resultados en laboratorio del límite liquido e
índice de plasticidad se procede a clasificar el suelo según la Tabla 2.1 y en el suelo
que se ajuste a todos los criterios es el símbolo de grupo correcto.
La designación ASTM D-2487 además creó un sistema para asignar nombres de grupo a
los suelos, esto con el fin de dar una identificación más precisa a los suelos clasificados.
Estos nombres de grupo están reunidos en las Tablas 2.3, 2.4, 2.5 y 2.6 y son explicadas a
continuación:
CH
Indice de Plásticidad (IP)
30 A"
a"
" L íne
a "U
ne
Lí
OL
20
o MH o OH
CL
10
7 ML o OL
CL - ML
4
0
0 10 16 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110
Suelos granulares. Son suelos cuyo porcentaje que pasa el tamiz Nº 200 es
menor o igual al 35% del total de la muestra. Estos suelos constituyen los
grupos A-1, A-2 y A-3.
Suelos limo-arcilla o material fino. Son suelos cuyo porcentaje que pasa el
tamiz Nº 200 es mayor al 35% del total de la muestra. Estos suelos
constituyen los grupos A-4, A-5, A-6 y A-7.
Suelos orgánicos. Son los suelos que están constituidos principalmente por
materia orgánica. Este tipo de suelos constituye el grupo A-8.
2.1.3. Establece un rango del índice de plasticidad que diferencia a los suelos limosos de los
suelos arcillosos.
El término limoso es aplicado a la fracción fina del suelo que tiene un índice
de plasticidad de 10 o menos.
El término arcilloso es aplicado cuando la fracción fina tiene un índice de
plasticidad de 11 o más.
2.1.4. Considera solo la porción de suelo que pasa a través del tamiz de 75 mm. Si existieran
partículas mayores (guijarros y cantos rodados), estas son excluidas de la muestra de
suelo que será clasificado, sin embargo el porcentaje de ese material debe ser medido y
anotado junto con el resultado de la clasificación.
2.2.1. Clasificar el suelo en un grupo o subgrupo, apropiado, o en ambos, de acuerdo con las
Tablas 2.7(a) y 2.7(b), a partir de los resultados de los ensayos determinados. Para
saber que tabla usar, se necesita conocer, que porcentaje de suelo de la muestra pasa a
través del tamiz Nº 200, en la parte superior de cada tabla se especifica un porcentaje,
que es un requisito que debe cumplir la muestra de suelo para poder utilizar la tabla.
2.2.2. Una vez elegida la tabla correcta se beben aplicar los datos de los ensayos requeridos
de izquierda a derecha mediante un proceso de eliminación, el primer grupo en que los
datos se ajusten adecuadamente es la clasificación correcta. Debido a esto es que en la
Tabla 2.7(a), el grupo A-3 va primero que el A-2, esto no quiere decir que el grupo A-3
sea mejor que el A-2.
La Figura 2.2 es una forma más fácil y rápida de clasificar aproximadamente los
materiales limo-arcillas, en base a los valores de LL y de IP. Todos los valores de los límites
de consistencia se presentan como números enteros. Si aparecen números fraccionarios en los
informes del ensayo, aproxímelos al número entero más próximo para utilizarlo en la
clasificación.
70
60
50
0
Indice de plasticidad %
-3
LL
=
IP
40
A-7-6
30
A-6
20
A-2-6 A-7-5
A-2-7
10
A-4 A-5
A-2-4 A-2-5
0
40 1050 20 60 30
70 80 90 100
Límite líquido %
Figura 2.2. Variación del límite líquido e índice de plasticidad para los suelos de los
grupos A-2, A-4, A-5, A-6 y A-7 (Norma ASTM, 2003).
Materiales Granulares
Clasificación general
35% o menos del total de la muestra pasa el tamiz Nº 200
A-1 A-2
Clasificación de grupo
A-1-a A-1-b A-3 A-2-4 A-2-5 A-2-6 A-2-7
Análisis por tamices (Porcentaje que pasa por los tamices):
Nº 10 (2.00 mm.) 50 max
Nº 40 (0.425 mm.) 30 max 50 max 51 min
Nº 200 (0.075 mm.) 15 max 25 max 10 max 35 max 35 max 35 max 35 max
Características de la fracción que pasa por el tamiz Nº 40
Límite líquido 40 max 41 min 40 max 41 min
Índice de plasticidad 7 max NP 10 max 10 max 11 min 11 min
Fragmentos de piedra, grava
Tipos de materiales significativos constituyentes Arena fina Grava o arena limosa o arcilla
y arena
(a)
Tabla 2.7. Clasificación de suelos sistema AASHTO. (a) Material granular; (b) Material fino.
En la Figura 2.2 se muestra el gráfico del rango de límite líquido y el índice de
plasticidad para suelos que caen dentro de los grupos A-2, A-4, A-5, A-6 y A-7, esto da una
aproximación importante para clasificar el suelo. No hay que olvidar que el Suelo A-2
contiene menos del 35% de finos que pasan por el tamiz Nº 200, es decir que esta tabla no es
solo para material fino.
Donde:
F200 = Porcentaje que pasa a través del tamiz Nº 200, expresado como número
entero.
LL = Límite líquido.
IP = Índice de plasticidad.
Los índices de grupo de los suelos granulares están generalmente comprendidos entre 0 y
4, los correspondientes a los suelos limosos, entre 8 y 12 y los suelos arcillosos, entre 11 y
20, o más. Los valores del índice de grupo, deben ser utilizados solo para comparar suelos
dentro el mismo grupo y no entre grupos diferentes. Es decir que por ejemplo no se pueden
comparar un suelo A-3 (0) y un suelo A-2-7 (3), por el valor del índice de grupo. Sin
embargo si se pueden comparar un suelo A-3 (0), con un suelo A-3 (3), donde por del valor
del índice de grupo se puede deducir que el suelo A-3 (0) es de mejor calidad que el suelo A-
3 (3), por tener este un valor del índice de grupo menor (0 < 3).
La ecuación empírica del índice de grupo diseñada para conseguir una evaluación
aproximada de los suelos del mismo grupo, en los materiales granulares arcillosos, y los
materiales limo arcillosos, se basa en las siguientes suposiciones:
Los materiales que se encuentran en los grupos A-1-a, A-1-b, A-2-4, A-2-5 y
A-3 son adecuadas como subrasantes cuando están adecuadamente drenados
y compactados bajo un espesor moderado de pavimento (base y carpeta de
rodadura) de un tipo adecuado para el tráfico que soportará, o que puede
adecuarse por adiciones de pequeñas cantidades de ligantes naturales o
artificiales.
Los materiales granulares arcillosos de los grupos A-2-6 y A-2-7 y los
materiales limosos y arcillosos de los grupos A-4, A-5, A-6 y A-7, pueden
clasificarse para su utilización en subrasantes desde adecuadas como
materiales de súbase equivalentes a las categorías A-2-4 y A-2-5, hasta
regulares e inadecuadas hasta el punto de requerir una capa de subbase o una
capa mayor de subbase que la requerida en el anterior caso (1), para
proporcionar un adecuado soporte a las cargas de tráfico.
Se supone que un 35% o más de material que pasa el tamiz Nº 200 (0.0075
mm.) es crítico si se omite la plasticidad, pero el mínimo crítico es solo el
15% cuando se ve afectado por IP mayor que 10.
Se supone que el LL igual o mayor que 40% es crítico.
Se supone que el IP igual o mayor que 10% es crítico.
El ábaco de la Figura 2.3 ha sido elaborado en 1978 por la AASHTO. Para utilizarlo,
nótese que en el extremo derecho se encuentra una medida que corresponde al porcentaje de
material que pasa a través del tamiz Nº 200 de la muestra de suelo. Se parte de un punto de
esa medida trazando una línea recta que intercepte a un punto de la medida del límite líquido
que a su vez esta misma línea interceptará a un punto de la medida del índice parcial de
grupo. De igual manera se realizada pero para el índice de plasticidad, obteniendo así dos
valores de índice parcial de grupo (uno para LL y otro para IP). Finalmente el índice de grupo
será la suma de los dos índices parciales de grupo.
20
A-2-6 y A-2-7
30
40
35
40
80
70
60
60
D
DA
0
18
CI
TI
50
0
20
S
14
PLA
70
DE
40
0
10
CE
DI
80
IN
O
70
ID
30
QU
60
80
LÍ
E
50
IT
10
M
40
LÍ
20
30
18
90
16
20
14
12
10
0
10
100
8
6
4
2
0
Figura 2.3. Ábaco para el calculo del índice de grupo (Norma ASTM, 2003).
Tabla 2.8. Propiedades y características físicas. en suelos Granulares y suelos Finos (Valle Rodas, 1976).
Suelos Granulares. (35% o menos pasa el tamiz Nº 200)
Sub- Permea- Capila- Elasti- Cambios Para Para Terreno Para
Grupo Descripción del material Descripción del material
grupo bilidad ridad cidad volumen Subbase Base fundación terraplén
Mezclas bien gradadas
- Materiales formados por fragmentos de
compuestas de fragmentos de
roca y grava, con o sin material ligante
piedra, grava, arena gruesa, arena A-1-a
bien gradado de material fino.
fina y material ligante de suelo
poco plástico o de baja Muy Bueno a Bueno a Bueno a Bueno a
A-1 Baja Baja Muy Baja
plasticidad. Se incluyen también pequeños excelente excelente excelente excelente
en este grupo fragmentos de roca,
- Materiales formados por arena gruesa
grava, arena gruesa, cenizas A-1-b
con o sin material ligante bien gradado
volcánicas, etc. sin un ligante de
suelo
- Materiales cuyo contenido de material
fino es igual o menor del 35% y cuya
fracción que pasa el tamiza Nº 40 tiene las
mismas características de los suelos A-4 y
A-5, respectivamente, es decir mismos
A-2-4 rangos en el límite líquido e índice de
y plasticidad. Estos grupos incluyen Baja a
A-2-5 aquellos suelos gravosos y arenosos elevada
(arena gruesa), que tengan un contenido
Mezclas mal proporcionadas de de limo, o índices de grupo por encima de
grava, arena, limo y arcilla. los indicados para el grupo A-1. Así
Tienen material fino (limo y mismo incluyen a las arenas finas con un
A-2 Mediana
arcilla) en exceso a los límites contenido de limo no plástico por encima
establecidos por los suelos A-1 y de las limitaciones del grupo A-3. Baja
A veces Mediana Malo a Bueno a Regular a
A-3. a Regular
- Los materiales de estos subgrupos son perjudicial a elevada regular excelente bueno
Mediana
semejantes a los descritos en los
subgrupos A-2-4 y A-2-5, excepto en que Baja
A-2-6 la fracción fina que pasa el tamiz Nº 40 Elevada y
y contiene arcilla plástica que tiene las a veces
A-2-7 mismas características de los suelos A-6 y perjudicial
A-7, respectivamente, es decir mismos
rangos en el límite líquido e índice de
plasticidad.
Arenas finas, de playa o la arena
fina de desierto, sin finos de
arcilla, limo o con una pequeña
cantidad de limo no plástico. Este Mediana
Muy Regular a Regular a Bueno a Regular a
A-3 grupo incluye también las —— ——————————————— a Baja
pequeños excelente excelente excelente bueno
mezclas aluviales de arena fina o Elevada
de río mal gradada con pequeñas
cantidades de grava y arena
gruesa.
Suelos Finos. (Mas del 35% pasa el tamiz Nº 200)
Sub- Permea- Capila- Elasti- Cambios Para Para Terreno Para
Grupo Descripción del material Descripción del material
grupo bilidad ridad cidad volumen Subbase Base fundación terraplén
Suelos limosos poco o nada
plásticos, que normalmente tienen Pequeños
un 75% o mas de material fino a
que pasa el tamiz Nº 200. Elevada a elevados.
Baja a Baja a Malo a Malo a Malo a Malo a
A-4 Además, se incluyen en este —— ——————————————— veces Perjudicia
mediana mediana regular regular regular bueno
grupo las mezclas de suelo limoso perjudicial les en
fino con hasta un 64% de grava y época de
arena (material retenido sobre el heladas
tamiz Nº 200).
Regular a
Material limoso semejante al A-4,
elevada Regulares
generalmente de carácter micáceo Baja a Mediana a Malo a Malo a
A-5 —— ——————————————— a Malo Pésimo
o diatomáceo. Tienen mayor mediana elevada pésimo pésimo
A veces elevados
elasticidad.
perjudicial
Arcillas plásticas, en las cuales el
75% o mas pasa el tamiz Nº 200.
Baja a
Además, suelos finos arcillosos
práctica- Medianos
que contengan hasta un 64% de Regular a Pequeña a Regular a Malo a Regular a Malo a
A-6 —— ——————————————— mente a
arena y grava. Presentan elevada mediana pésimo pésimo bueno regular
imper- elevados
generalmente, grandes cambios
meable
de volumen cuando absorben
agua.
Suelos A-7 con índices de plasticidad
relativamente bajos en relación a sus
A-7-5 Límites líquidos. Pueden ser muy
elásticos y experimentar grandes cambios
Terrenos arcillosos, semejantes a Medianos
de volumen. Regular a Mediana a Regular a Malo a Regular a Malo a
A-7 los A-6, pero con límites líquidos Baja a
elevada elevada pésimo pésimo pésimo pésimo
elevados como los del grupo A-5. elevados
Suelos A-7 con índices de plasticidad
A-7-6 elevados en relación a sus límites
líquidos. Experimentan grandes cambios
de volumen.
(a) Suelos granulares
Compactación
Comportamiento Equipo Fallas que se Procedimientos
Sub- Tipo de pavimento
Grupo Descripción del material Descripción del material del terreno recomendado registran aconsejables para
grupo recomendado
después de para la comúnmente mejorar el terreno
compactado compactación
Mezclas bien gradadas compuestas Debidamente
- Materiales formados por fragmentos de
de fragmentos de piedra, grava, compactado, solo
A-1-a roca y grava, con o sin material ligante Rodillos ―pata
arena gruesa, arena fina y material requiere superficie
bien gradado de material fino. Excelente. de cabra‖.
ligante de suelo poco plástico o de de desgaste.
Estable en Aplanadoras
A-1 baja plasticidad. Se incluyen Ninguna ————— Aplicaciones
tiempo seco y Rodillos ―pata
también en este grupo fragmentos superficiales de
húmedo. de cabra‖.
de roca, grava, arena gruesa, - Materiales formados por arena gruesa mezclas
A-1-b Aplanadoras
cenizas volcánicas, etc. sin un con o sin material ligante bien gradado bituminosas dan
ligante de suelo buenos resultados.
- Materiales cuyo contenido de material
fino es igual o menor del 35% y cuya
fracción que pasa el tamiza Nº 40 tiene las
mismas características de los suelos A-4 y
A-5, respectivamente, es decir mismos
A-2-4 rangos en el límite líquido e índice de
y plasticidad. Estos grupos incluyen aquellos Si el terreno ha sido
A-2-5 suelos gravosos y arenosos (arena gruesa), Si el terreno presenta
mejorado se
que tengan un contenido de limo, o índices Bueno a cambios perjudiciales de
comportara como
de grupo por encima de los indicados para excelente. Rodillos ―pata Se reblandece volumen, capilaridad o
Mezclas mal proporcionadas de A-1. En caso
el grupo A-1. Así mismo incluyen a las Estable en de cabra‖. cuando elasticidad, añádase
grava, arena, limo y arcilla. Tienen contrario, empléese
arenas finas con un contenido de limo no tiempo seco. A Aplanadoras húmedo. Se arena o piedra triturada
A-2 material fino (limo y arcilla) en pavimentos
plástico por encima de las limitaciones del veces Rodillos ―pata vuelve suelto y en proporciones
exceso a los límites establecidos delgados de
grupo A-3. polvoriento. Se de cabra‖. polvoriento convenientes. Mejórese
por los suelos A-1 y A-3. concreto o
reblandece Aplanadoras cuando seco. el drenaje del suelo
pavimentos
- Los materiales de estos subgrupos son cuando húmedo. añadiendo material
flexibles de espesor
semejantes a los descritos en los subgrupos granular.
regular.
A-2-4 y A-2-5, excepto en que la fracción
A-2-6
fina que pasa el tamiz Nº 40 contiene
y
arcilla plástica que tiene las mismas
A-2-7
características de los suelos A-6 y A-7,
respectivamente, es decir mismos rangos
en el límite líquido e índice de plasticidad.
Tabla 2.9. Compactación y tipo de pavimento. (a) Suelos granulares, (b) Suelos Finos (Valle Rodas, 1976).
3. Comparación entre los sistemas de clasificación Unificado y AASHTO.
La principal diferencia en los dos sistemas de clasificación es el uso que tiene cada
uno de ellos, ya que el sistema AASHTO es esencialmente para la construcción de
carreteras mientras que el Unificado no presenta restricciones de ningún tipo y su uso
es más general.
Ambos sistemas de clasificación están basados en los mismos ensayos de
laboratorio, como la distribución de tamaño de partículas, el límite liquido y plástico,
con la diferencia de que cada sistema adopta distintos valores como límites entre los
tipos de suelos. Por ejemplo el sistema AASHTO considera como suelo fino si más
del 35% del total de la muestra de suelo pasa por el tamiz Nº 200, mientras que el
sistema Unificado lo hace si más del 50% de la muestra de suelo pasa por el mismo
tamiz.
En el sistema AASHTO el tamiz Nº 10 es el que separa la grava de la arena
mientras que en el unificado es el tamiz Nº 4.
En el sistema Unificado los suelos gravosos de los arenosos están muy claramente
separados, mientras que en el sistema AASHTO no lo están. El grupo A-2 en
particular contiene una amplia variedad de suelos gravosos y arenosos. En el sistema
Unificado los símbolos GW, SM, CH y otros son usados para una mejor descripción
de las propiedades de los suelos, mientras que los símbolos de grupo A del sistema
AASHTO no son tan descriptivos en este aspecto.
En el sistema Unificado se puede clasificar a los suelos orgánicos como OL, OH y
Pt; mientras que en el sistema AASHTO no se los toma en cuenta en el proceso de
clasificación, y se los deja con el grupo A-8, que no figura en las tablas de
clasificación.
Liu (1967) hizo investigaciones comparando los sistemas de clasificación
AASHTO y Unificado, llegando a obtener los siguientes resultados que son
resumidos en las Tablas 2.10 y 2.11.
CAPÍTULO TRES
Descripción e identificación de suelos.
El comportamiento y las propiedades ingenieríles del suelo están gobernados por sus
propiedades físicas, debido a la gran variedad de estas características es que se tiene una gran
variedad de tipos de suelos que exhiben propiedades físicas diferentes. Por lo tanto, es
importante describir e identificar el suelo en términos convenientes que definan con claridad
y exactitud sus características.
En el capítulo anterior se había descrito diversos sistemas de clasificación en base a
ensayos realizados en laboratorio para identificar un tipo de suelo. Sin embargo, también es
posible realizar una buena aproximación del tipo de suelo sin necesidad de recurrir a ensayos
de laboratorio, mediante un procedimiento de descripción e identificación visual-manual del
suelo.
La identificación de un suelo consiste en reconocer el tipo de suelo en un sistema de
clasificación conocido, en este caso mediante una inspección visual, táctil y olfativa,
acompañado de algunos ensayos manuales evaluados en forma cualitativa. Mientras que la
descripción consiste en aportar información adicional de algunas características notorias del
suelo como ser: el color, olor, forma de las partículas del suelo y otras características.
Inclusive esta información descriptiva debe usarse para complementar la clasificación de un
suelo mediante los ensayos convencionales de laboratorio.
Para clasificar el suelo sin equipo de laboratorio, el sistema de clasificación unificado
dispone de un sistema de clasificación normalizado en base a métodos visuales y manuales
denominado: Procedimiento Visual y Manual ASTM D-2488, donde el suelo es descrito con
claridad empleando la terminología apropiada. La información obtenida por este
procedimiento proporciona una apreciación inicial acerca de algunas características del suelo,
que puede ser útil como información preliminar y como parámetro de comparación entre
resultados obtenidos en campo y en laboratorio. Cuando se requiera una clasificación precisa
del suelo para propósitos ingenieriles, deberá utilizarse la clasificación estándar de suelos por
el sistema unificado (ASTM, Designación D 2487-93), que incluye ensayos de laboratorio).
La habilidad y experiencia del operador juegan un papel muy importante para realizar
una correcta identificación de los suelos. Esta habilidad se adquiere fácilmente, realizando los
ensayos de campo bajo la dirección de personal experimentado, o comparando los resultados
numéricos de ensayos de laboratorio en suelos típicos, con los realizados en campo a partir de
características visuales y manuales.
Cuando se describen e identifican muestras de suelo de una perforación o grupo de
perforaciones, no es necesario realizar todos los ensayos visuales y manuales para todas las
muestras. Para facilitar esta tarea se debe agrupar a los suelos con características
aparentemente similares y así realizar una descripción e identificación completa solo para
cada grupo de muestras, en caso de que en algunas muestras de algún grupo se necesite,
entonces se puede recurrir a unos pocos ensayos y procedimientos para su identificación.
Antes de empezar a describir los procedimientos para la identificación de suelos es
necesario, aclarar ciertas características y criterios en los que se basa este sistema de
clasificación Unificado, mediante procedimientos visuales y manuales ASTM D-2488.
1.3. Considera como suelos granulares a aquellos suelos que no poseen ninguna
cohesión y sus propiedades son mas bien de fricción. A este tipo de suelos
pertenecen las gravas, arenas y limos combinados o aislados.
1.4. Considera como suelos de grano fino a aquellos suelos que poseen
características de cohesión y plasticidad. Dichos suelos pueden ser granulares
con parte de arcilla o limo orgánico, que les imparten cohesión y plastic idad, o
pueden ser arcillas o limos orgánicos sin componentes granulares.
Color
Componentes minerales, como el cuarzo, pizarra, mica, granito, etc.
Materia orgánica como raíces, pedazos de madera, fango, etc.
Forma de los granos cuando estos sean visibles.
Tamaño máximo de las partículas en el caso de tratarse de gravas o
rocas.
Color.
Porcentaje de material granular.
Componentes orgánicos.
Dilatancía.
3. Precauciones de seguridad.
Olor.
Describe el olor si es orgánico o inusual. Suelos que contienen una cantidad
significativa de material orgánico generalmente tienen un olor característico a
materia vegetal en putrefacción o descomposición, el cua l se hace más evidente en
las muestras frescas. Cuando las muestras están secas, a menudo puede revivirse el
olor calentando una muestra previamente humedecida. Sí el olor es inusual (i.e.
productos de petróleo, químicos y similares), estos deben ser descr itos.
Angularidad.
Describe la angularidad de las arenas (únicamente partículas gruesas), gravas,
guijarros, y cantos rodados, como angular, subangular, subredondeadas, o
redondeadas de acuerdo con el criterio de la Tabla 3.2. Puede establecerse un rango
de angularidad, tal como: de subredondeado a redondeado.
Tabla 3.2. Criterio para describir la angularidad de las partículas granulares.
Descripción Criterio
Angular Partículas con bordes afilados o agudos y caras relativamente
planas con superficies no pulidas (Figura 3.1).
Subangular Partículas similares a las angulares pero con bordes algo
redondeados (Figura 3.2).
Subredondeada Partículas con casi todas las caras planas pero con esquinas y
bordes redondeados (Figura 3.3).
Redondeada Partículas con lados suavemente redondeados y sin bordes
(Figura 3.4).
Forma.
Describe la forma de las gravas, guijarros y cantos rodados como planas, alargadas,
o como planas y alargadas de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.3 (Figura 3.5).
Si no es posible diferenciar la forma según esta tabla, entonces ésta no debe ser
mencionada. Se deberá indicar la fracción de las partículas que tienen una
determinada forma, por ejemplo una tercera parte de las partículas de grava son
planas.
Tabla 3.3. Criterio para describir la forma de las partículas granulares.
Descripción Criterio
Planas Partículas con una relación ancho/espesor >3.
Alargadas Partículas con una relación longitud/ancho >3.
Planas y alargadas Partículas que cumplen ambas condiciones..
Nota. La longitud es la dimensión mayor; ancho es la dimensión intermedia y espesor es la dimensión menor.
Color.
Describe la reacción de la muestra con el acido clorhídrico (HCl) como nula, débil o
fuerte, de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.4. Debido a que el carbonato de
calcio es un agente cementante común, debe informarse de su presencia si la
reacción con acido clorhídrico diluido fuere importante.
Tabla 3.4. Criterio para describir la reacción del HCl.
Descripción Criterio
Ninguna Ninguna reacción visible.
Débil Ligera reacción, se forman burbujas lentamente.
Fuerte Reacción violenta, se forman burbujas de inmediato.
Humedad.
Describe el estado de humedad como seca, húmeda o saturada, de acuerdo con los
criterios de la Tabla 3.5 (Figura 3.10).
Consistencia.
Describe la consistencia para suelos de grano fino (limos y arcillas) como muy
blanda, blanda, firme, dura, o muy dura, de acuerdo con los criterios de la Tabla 3.6
(Figura 3.7). Esta observación no es apropiada para suelos con cantidades
significativas de grava.
Cementación.
Describe el grado de cementación de los suelos intactos de grano grueso (i.e. arenas
y gravas) como débil, moderada o fuerte, de acuerdo con los criterios de la Tabla
3.7 (Figura 3.8).
Describe la estructura de los suelos intactos de acuerdo con los criterios de la Tabla
3.8 (Figura 3.10)
Dureza.
Describe la dureza del suelo, a partir de las arenas gruesas a tama ños de partículas
más grandes como duras, o el estado en el que quedan después de ser golpeadas por
un martillo, e.g. las partículas de grava se fracturan con considerable número de
golpes del martillo, algunas partículas se desmoronan con un golpe de mart illo.
―Duras‖ quiere decir partículas que no se agrietan, disgregan, fracturan ni
desmoronan bajo el golpe de un martillo.
Comentarios adicionales.
La principal base del criterio para identificar suelos finos en campo es la investigación de las
características de la dilatancía, tenacidad y resistencia en estado seco. El color y el olor del
suelo pueden ayudar, especialmente en suelos orgánicos.
Una alta resistencia en seco es característica de las arcillas del grupo CH. Un
limo inorgánico posee muy ligera resistencia en seco, pero puede distinguirse por el
tacto al pulverizar el espécimen seco. La arena fina se siente granular, mientras que el
limo típico da la sensación suave de la harina (Tabla 3.13).
6.2.4. Dilatancía.
Las arenas limpias muy finas dan la reacción más rápida y distintiva, mientras
que las arcillas plásticas no tienen reacción. Los limos inorgánicos, tales como el
típico polvo de roca, dan una reacción rápida moderada (Tabla 3.13).
6.2.5. Tenacidad.
6.2.6. Plasticidad.
En base a las observaciones hechas durante el ensayo de tenacidad se debe describir
la plasticidad del material según los criterios de la Tabla 3.12.
Tabla 3.12. Criterio para describir la Plasticidad.
Descripción Criterio
No plástico No pueden formarse rollos de 1/8‖ (3 mm) bajo ningún
contenido de humedad.
Baja Difícilmente pueden formarse rollitos y terrones cuando la
muestra está más seca que el límite plástico.
Media Es fácil formar el rollito y pronto alcanza el límite plásti co.
El rollito no puede ser rehecho después de que se alcanza el
límite plástico. Los terrones se desmoronan cuando se secan
más que el límite plástico.
Alta Toma considerable tiempo formar rollos y remoldearlos para
alcanzar el límite Plástico, pero el rollo puede ser rehecho
varias veces después de alcanzar el límite plástico. Pueden
formarse terrones sin que se desmoronen cuando están más
secos que el límite plástico.
6.2.7. Debe decidirse si el suelo es inorgánico u orgánico, como se indica a
continuación:
Identificar el suelo como arcilla magra CL, arcilla grasa CH, limo ML o como un
limo elástico MH, según los criterios de la Tabla 3.13.
Tabla 3.13 Identificación de suelos finos Inorgánicos sobr e la base de ensayos
manuales.
Símbolo de grupo Resistencia en Dilatancía Tenacidad
seco
ML Nula a baja. Lenta a rápida. Baja, no pueden
formarse rollitos.
CL Media a Alta Nula a Lenta Media
MH Baja a Media Nula a Lenta Baja a Media
CH Alta a muy alta Nula Alta
6.2.8. Si el suelo tiene aproximadamente del 15 al 25% de arena, grava o ambos, las
palabras ―con arena‖ o con ―grava‖ serán añadidos al nombre de grupo.
6.2.9. Si el suelo tiene aproximadamente más del 30% de arena o grava, las palabras
―arenoso‖ o ―gravoso‖ serán añadidos al nombre de grupo.
6.3.1. Escoger una muestra representativa del material a ser examinado. Separar las
partículas mayores al tamiz Nº 40 (de arena media a más grandes) ( Figura
3.13). Luego analizar la muestra con la ayuda de la Figura 3.23.
6.3.3. El suelo es arena si se estima que el porcentaje de grava es igual o menor que
el de arena.
6.3.4. El suelo es grava limpia o arena limpia cuando se estima que el porcentaje de
finos es de 5 % o menos.
6.3.5. Se identifica el suelo como grava bien gradada, GW, o como arena bien
gradada, SW, si tiene partículas dentro de un intervalo amplio de tamaños y
si posee igualmente cantidades sustanciales en los tamaños intermedios.
6.3.7. El suelo puede ser una grava con finos o una arena con finos, si se estima que
el porcentaje de éstos es del 15 % o mayor.
6.3.8. Si se estima que el suelo contiene del orden de 10 % de finos, désele al suelo
una identificación doble mediante dos símbolos para el grupo. El primer
símbolo del grupo deberá corresponder a grava o arena limpia (GW, GP,
SW, SP) y el segundo a grava o arena con finos (GC, GM, SC, SM). El
nombre deberá corresponder al del primer símbolo de grupo más las palabras
"con arcilla" ó "con arena", para indicar el carácter plástico de los finos. Por
ejemplo: grava bien gradada con arcilla, GW-GC o arena con limo
pobremente gradada SP-SM.
< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Arcilla magra
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena grava Arcilla magra con arena
CL %arena < grava Arcilla magra con grava
%arena grava < 15% de grava Arcilla magra arenosa
30% por encima del tamiz Nro. 200 15% de grava Arcilla magra arenosacon grava
%arena < grava < 15% de arena Arcilla magra gravosa
15% de arena Arcilla magra gravosa con arena
< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Limo
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena grava Limo con arena
ML %arena < grava Limo con grava
%arena grava < 15% de grava Limo arenoso
30% por encima del tamiz Nro. 200 15% de grava Limo arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Limo gravoso
15% de arena Limo gravoso con arena
< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Arcilla plástica
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena grava Arcilla plástica con arena
CH %arena < grava Arcilla plástica con grava
%arena grava < 15% de grava Arcilla plástica arenosa
30% por encima del tamiz Nro. 200 15% de grava Arcilla plástica arenosa con grava
%arena < grava < 15% de arena Arcilla plástica gravosa
15% de arena Arcilla plástica gravosa con arena
< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Limo elástico
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena grava Limo elástico con arena
MH %arena < grava Limo elástico con grava
%arena grava < 15% de grava Limo elástico arenoso
30% por encima del tamiz Nro. 200 15% de grava Limo elástico arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Limo elástico gravoso
15% de arena Limo elástico gravoso con arena
< 30% por encima del tamiz Nro. 200 < 15% por encima del tamiz Nro. 200 Suelo orgánico
15 - 25% por encima del tamiz Nro. 200 %arena grava Suelo orgánico con arena
OL / OH %arena < grava Suelo orgánico con grava
%arena grava < 15% de grava Suelo orgánico arenoso
30% por encima del tamiz Nro. 200 15% de grava Suelo orgánico arenoso con grava
%arena < grava < 15% de arena Suelo orgánico gravoso
15% de arena Suelo orgánico gravoso con arena
Figura 3.22. Diagrama para la identificación de suelos de grano fino.
grupo empleados en la descripción de suelos, se basan en procedimientos visuales y
Debe establecerse claramente en los reportes geotécnicos, que los nombres y símbolos de
SIMBOLO DE GRUPO NOMBRE DE GRUPO
Bien gradada finos = ML ó MH GW - GM < 15% de arena Grava bien gradada con limo
GRAVA 15% de arena Grava bien gradada con limo y arena
%grava > %arena 10% de finos finos = CL ó CH GW - GC < 15% de arena Grava bien gradada con arcilla
15% de arena Grava bien gradada con arcilla y arena
Pobremente finos = ML ó MH GP - GM < 15% de arena Grava pobremente gradada con limo
gradada 15% de arena Grava pobremente gradada con limo y arena
finos = CL ó CH GP - GC < 15% de arena Grava pobremente gradada con arcilla
15% de arena Grava pobremente gradada con arcilla y arena
5% de finos Bien gradada SW < 15% de arena Arena bien gradada con limo
15% de arena Arena bien gradada con limo y grava
Pobremente gradada SP < 15% de arena Arena bien gradada con arcilla
15% de arena Arena bien gradada con arcilla y grava
Bien gradada finos = ML ó MH SW - SM < 15% de arena Arena bien gradada con limo
ARENA 15% de arena Arena bien gradada con limo y grava
%arena > %grava 10% de finos finos = CL ó CH SW - SC < 15% de arena Arena bien gradada con arcilla
15% de arena Arena bien gradada con arcilla y grava
Pobremente finos = ML ó MH SP - SM < 15% de arena Arena pobremente gradada con limo
gradada 15% de arena Arena pobremente gradada con limo y grava
finos = CL ó CH SP - SC < 15% de arena Arena pobremente gradada con arcilla
15% de arena Arena pobremente gradada con arcilla y grava
Figura 3.15. Presión con los dedos. Figura 3.16. Reacción del agua en la
resistencia en seco. superficie de la esfera.
Figura 3.17. Presión de la muestra Figura 3.18. Formado un rollo de
con la mano y su reacción. 1/8‖con la mano y una superficie lisa.
Figura 3.19. Ruptura del rollo luego Figura 3.20. Resistencia del rollito 1/8‖
de llegar al límite plástico.
Figura 3.21. Rejuntado de las piezas del rollo hasta que esta se quiebre.
CAPITULO CUATRO
Flujo de agua.
La tierra en su mayor parte contiene agua, la cual compone el 70 % de ella. Por esa razón, no
resulta raro que sea el agua el fluido más comúnmente encontrado durante la excavación en la
construcción de una obra de ingeniería.
El agua principalmente se encuentra en los ríos, lagos, mares, en el suelo como agua
subterránea y otros lugares. Esta proviene de diversas fuentes, pero principalmente de la
lluvia y de la fusión de la nieve.
El ciclo hidrológico, es el proceso que resulta en la circulación del agua por toda la tierra.
Básicamente el proceso empieza cuando el agua se evapora de la superficie del océano y
asciende a la atmósfera. Las corrientes de aire que se mueven constantemente en la atmósfera
de la Tierra llevan hacia los continentes el aire húmedo. Cuando el aire se enfría, el vapor se
condensa y forma gotitas de agua que por lo general se las ve en forma de nubes. Con
frecuencia las gotitas se juntan y forman gotas de lluvia. Si la atmósfera está lo
suficientemente fría, en vez de gotas de lluvia se forman copos de nieve. Sea en una forma o
la otra, el agua que ha viajado centenares o hasta miles de kilómetros desde el océano cae
sobre la superficie terrestre. Allí se junta en riachuelos o se infiltra en el suelo y empieza su
viaje de regreso al mar (Compton’s Encyclopedia).
Los procesos internos más importantes que ocurren continuamente en el ciclo hidrológico
son:
Precipitación
Infiltración
Evaporación
Escorrentía
Lago
Nivel freático
Dirección del
movimiento del agua Mar
(a)
Mar Evaporación Atmósfera
Evaporació
superficial Sobre la
Flujo de agua
Infiltración
subterránea
(b)
Figura 4.1. Ciclo hidrológico del agua.
(a) Ciclo hidrológico (Diccionario del agua). (b) Esquema del ciclo hidrológico con todos los
procesos (Blyth & de Freitas, 1989).
2. Agua subterránea.
Del total de agua procedente de las precipitaciones, una parte circula por la superficie
terrestre, otra se evapora, y una tercera se infiltra en la tierra. Las partículas del suelo forman
espacios vacíos que se intercomunican entre sí como una red complicada de conductos, por
donde circulará el agua.
Las partículas del suelo compuestas de minerales, absorben cierta cantidad de agua
mientras el agua ingresa al interior del suelo, a este ingreso no uniforme de agua durante el
humedecimiento del suelo se lo llama infiltración. A medida que el agua continua
ingresando, las partículas de suelo se saturarán y dejarán de adsorber agua, por lo que el agua
descenderá cada vez más hasta llegar a una profundidad donde todos los espacios vacíos del
suelo estén llenos de agua. A toda esa acción del movimiento del agua hasta alcanzar la zona
de saturación se la llama percolación. El agua retenida en el interior del suelo saturará los
espacios vacíos del suelo donde empezará a desplazase uniformemente hacia lagos y otras
fuentes de recarga. A este movimiento uniforme del agua a través del suelo saturado, se lo
llama flujo de agua subterránea.
La infiltración, depende en gran manera de la estructura del suelo, en suelos de grano
grueso como arenas y gravas la infiltración es rápida, mientras que en suelos finos como
arcillas es muy lenta. La infiltración cesa una vez que los espacios vacíos del suelo se llenan
de agua, de manera que si el ritmo de agua continua, se dará paso a un flujo de agua.
están separados por el nivel freático. El agua que se encuentra por encima del nivel
freático se la llama: Agua vadosa o capilar y la que está por debajo del nivel freático
La fuerza gravitacional, hace posible que el agua se infiltre en el suelo. Cuando el suelo no
puede retener más agua en contra de la atracción de la gravedad, se dice que el suelo ha
alcanzado su capacidad de campo. Cuando un suelo ha alcanzado su capacidad de campo, el
resto de agua que ingrese al suelo no será ya retenida, sino que descenderá a niveles más
profundos influida simplemente por la fuerza gravitacional. Esta agua continuará moviéndose
hacia abajo después de la cesación de la infiltración hasta que se mantenga en equilibrio con
la presión atmosférica. El agua que desciende simplemente por gravedad y se almacena entre
el nivel y la superficie freática es el agua freática o gravitacional. Los espacios vacíos entre
partículas del suelo en la zona freática (debajo del nivel freático) están saturados de agua, por
lo tanto la presión interna del agua en ellos es mayor que la presión atmosférica. Esta agua
retenida tiende a fluir lateralmente (Figura 4.2).
Lluv
ia
Esc
Agua u
agu rrimie
Vadosa Infiltra a su nto
per d
ción fici el
al
Agua
Freática Nivel
freátic
Flujo o Río o Lago
de agu
a freáti
ca
Mientras el agua se desplaza hacia abajo por infiltración para incorporarse al agua freática,
esta es absorbida por las partículas del suelo y queda retenida en la superficie de estás. Los
materiales de grano fino, como las arcillas, pueden desarrollar potenciales altos de absorción
cuando se secan, los cuales solamente son satisfechos con cantidades considerables de agua.
Esta demanda del suelo por agua, es el requerimiento capilar del perfil del suelo. Esta agua
retenida por encima del nivel freático por las fuerzas de tensión superficial es el agua vadosa
o capilar. La presión del agua entre los espacios vacíos entre partículas en esta región es
inferior a la atmosférica (Figura 4.2).
Acuífero.
Acuitardo.
Acuícludo.
Es una formación geológica poco permeable, que conteniendo agua en su interior incluso
hasta la saturación, no la transmite, por lo tanto no es posible su explotación. Generalmente
los acuícludos son depósitos subterráneos de arcilla (Figura 4.3).
Acuífugo.
Un acuífugo es una formación geológica subterránea que se caracteriza por ser impermeable,
por tanto, es incapaz de absorber o trasmitir agua.
3. Capilaridad.
La capilaridad es un fenómeno, que consiste en el ascenso de agua por un tubo delgado como
un cabello, conocido como tubo capilar. Este fenómeno depende de las fuerzas creadas por la
tensión superficial y el estado de la pared del tubo. La capilaridad puede ocurrir tanto en
tubos como en el suelo.
Niv
el f re
átic Agua subterranea
o
Acu colgada
ifero
no c Pozo artesiano
onfi
nado
Ac
u if
ero
con
fina
do Acu
ic ludo
Acuicludo Arcill
a
T = 0.073 N/m
AGUA
Tubo capilar
D
hc· w
T T
uw hc
Presión
W +
h·w
La Figura 4.5c, muestra un diagrama de presiones hidrostáticas del sistema. El agua que
ascendió capilarmente tiene una presión (uw) negativa, donde tiene un valor máximo en la
superficie libre. Mientras que el agua que está por debajo del tubo capilar tiene una presión
positiva que varía según a la profundidad. A esta presión negativa, se la denomina succión. El
agua se elevará a una altura hc, donde el peso de la columna de agua estará en equilibrio con
la tensión superficial. Como el sistema está en equilibrio, entonces se tendrá que:
La fuerza que actúa hacia abajo, considerada positiva es la del peso de la columna
F abajo W
F abajo hC D 2 w
4
[4.3]
Por lo tanto, reemplazando las ecuaciones [4.2] y [4.3] en la ecuación [4.1], se tiene que:
d2
hc w D T cos 0
4
4 T cos
hc [4.4]
D w
Donde:
hc = Máximo ascenso capilar.
T = Tensión superficial.
= ángulo de contacto.
D = Diámetro del tubo capilar.
w = Peso unitario del agua.
Con la ecuación [4.4] se puede determinar el máximo ascenso capilar en tubos capilares
de vidrio en función al diámetro del tubo.
Los continuos espacios vacíos del suelo pueden comportarse en conjunto como tubos
capilares con secciones transversales diferentes. En contraste con lo que ocurre en los tubos,
los vacíos continuos del suelo se comunican entre si en toda dirección, constituyendo un
enrejado de vacíos.
En la Figura 4.6 se ha colocado suelo en un cilindro transparente. La parte inferior ha
sido protegida para evitar que el suelo salga pero permitir el contacto con el agua, mientras
que el extremo superior queda expuesto a la atmósfera. Algún tiempo después de poner en
contacto la parte inferior del tubo con el agua, la Figura 4.6a muestra que el agua asciende
capilarmente hasta una altura máxima hc. A una altura hcs, la Figura 4.6b muestra que el suelo
está completamente saturado, mientras la región de suelo comprendida entre hcs y hc según la
Figura 4.6b, está parcialmente saturada de agua. La Figura 4.6c, muestra que el ascenso
capilar resulta ser más rápido mientras el grado de saturación disminuya. Hazen (1930)
obtuvo una ecuación que permite determinar el máximo ascenso capilar de agua en el suelo,
que es:
C
hc [4.5]
e D10
Donde:
hc = Máximo ascenso capilar en el suelo.
e = Índice de vacíos.
D10 = Tamaño efectivo.
C = Constante que depende de la forma de las partículas.
hc hc
Seca
c d
Húmeda
Aire
hc
Agua
Saturada
h cs
100 S% v
La constante C, puede ser estimada según a la forma y estado de las partículas del suelo
con la Tabla 4.1.
Tabla 4.1. Valores del coeficiente C en mm2 (Crespo, 2001).
Forma de las partículas
Redondeada Rugosa
2
C mm 10 20 30 40 50 60
Limpio Sucio
La Figura 4.7 muestra dos curvas que han sido determinadas experimentalmente de la
observación del ascenso capilar en diversos suelos. A la altura hcs, se la llama altura de
saturación capilar y puede ser determinada con la Figura 4.7. Para lo cual, debe ingresarse a
la Figura con un valor del diámetro efectivo en milímetros, luego de interceptar a la curva
deseada, entonces se tendrá una aproximación del ascenso capilar correspondiente al caso.
En un perfil de suelo, el agua ascenderá capilarmente a partir del nivel freático y saturará
todos los espacios vacíos hasta una altura hcs con respecto al nivel freático. El máximo
ascenso capilar se registrará a una altura hc. Al igual que en los tubos, mientras más pequeñas
sean las partículas del suelo, mayor será el ascenso capilar.
Arcilla
Limo
4
10
Arena
Asc
en ción
mm
10 3 cap
ilar
hc
Ascención capilar
2
10 Nivel d Grava
e satura
ción h
cs
1
10
0
0.002 0.006 0.02 0.06 0.2 0.6 2 6 20
Diámetro efectivo, D10 mm
Figura 4.7. Relación aproximada entre el ascenso capilar y el tipo de suelo (Whitlow, 1994).
La Tabla 4.2, muestra un rango aproximado del ascenso capilar para diversos suelos.
4. Concepto de carga.
La Figura 4.8, muestra una tubería donde se han instalado un par de tubos que registran
diferentes niveles de agua. El agua que asciende no lo hace por capilaridad, sino que estos
tubos miden la presión y la velocidad del flujo de agua que circula. Para el punto B, el
piezómetro medirá la presión, mientras que el tubo Pitot mide la velocidad del flujo. Con la
línea de referencia ubicada en la parte inferior del sistema y los niveles de agua del par de
tubos instalados, pueden determinarse las distintas formas de energía que existen en el punto
B, que son:
hv
hp
Area (A) h
Punto B
hz
Nivel de referencia
Figura 4.8. Tubería con un piezómetro y tubo Pitot instalados (Coduto, 1999).
Para este fin el concepto de carga permite expresar la energía en unidades de longitud, a
saber la longitud de una columna de agua. Para esto, la energía es dividida entre la
aceleración de la gravedad, convirtiendo así cada forma de energía al equivalente de energía
potencial, expresada con una respectiva altura. Por lo tanto las tres formas de energía pueden
expresarse como:
Piezómetro
Flujo
de agu
a
Espacio vacío
La ecuación [4.6], es llamada la ecuación de Bernoulli que está expresada en términos del
concepto de carga. De manera similar a una tubería, la Figura 4.9 muestra un suelo donde
pasa a través de el un flujo de agua. Se ha instalado un piezómetro y se observa la elevación
de un cierto nivel de agua.
El flujo de agua circula por los espacios vacíos entre partículas del suelo, el piezómetro
mide la presión del flujo de agua en estos espacios vacíos o poros. Si se instala un tubo Pitot,
para medir la altura de velocidad del flujo de agua, este registrará una elevación de agua casi
igual al piezómetro, por lo cual la energía cinética será muy pequeña como para tomarla en
cuenta en el suelo. Esto se debe a que el flujo de agua en los espacios vacíos del suelo, no
tiene tanta influencia como en toda la sección transversal de una tubería. La ecuación de
Bernoulli expresada en términos del concepto de carga para el suelo, será:
h = hz + hp [4.7]
Donde:
h = Altura total de carga.
hz = Altura potencial.
hp = Altura piezométrica.
El flujo de agua que circula en una tubería, irá perdiendo energía a lo largo de esta. Esta
energía que se pierde, se debe a la fricción del agua con las paredes del tubo o debido a otros
obstáculos que pueda tener el sistema. En la Figura 4.10 se muestra una tubería, donde se han
instalado dos piezómetros en dos puntos distantes de esta.
hv.A h
hv.B
hp.A hp.B
B
A
Q
L hz.B
hz.A
Nivel de referencia
Figura 4.10. Tubería con piezómetros instalados en los puntos A y B (Coduto, 1999)
hA
Dirección del
flujo de agua hA
el
nd a
hA e c ció agu
h
h hB
r
Di jo d
flu
e
h
hB
Dirección hB
del flujo A
de agua A
L
A B L
B B
L
Figura 4.11. Ubicación correcta de los puntos para determinar el gradiente hidráulico.
h
i [4.8]
L
Un valor elevado del gradiente hidráulico refleja una fricción excesiva, y esto
generalmente significa un flujo con velocidad alta. En el caso de los suelos es igual.
Se conocerá como poro al espacio vacío formado entre partículas de suelo y la presión del
agua dentro de estos espacios vacíos, es conocida como la presión de poros. La Figura 4.12
muestra el caso de un suelo saturado donde se ha instalado un piezómetro, la presión de poros
originó que una cantidad apreciable de agua suba por el piezómetro hasta que el peso de esta
columna esté en equilibrio con la presión de poros. Si Mp es la masa del agua contenida en el
piezómetro y Ap es el área de la sección transversal del piezómetro, la presión de poros será:
Mp
u
Ap
La masa del agua (Mp) puede escribirse en función a las dimensiones del piezómetro.
w h p Ap
u
Ap
Por lo que la expresión se reduce a:
u = w·hp [4.9]
Donde:
hp = Altura piezométrica.
w = Peso unitario del agua.
u = Presión de poros.
Ap
Wp
Ap
hp
S
u w h [4.10]
100
Donde:
u = Presión de poros.
S = Grado de saturación del suelo en porcentaje.
h = Elevación del punto respecto al nivel freático.
w = Peso unitario del agua.
Zona I.- Esta zona corresponde al flujo laminar, donde la relación entre la
velocidad de descarga y el gradiente hidráulico describe un comportamiento
que se ajusta a una línea recta, siendo así en está zona se tiene un
comportamiento lineal.
Zona III.- Corresponde a un flujo turbulento, donde no se establece un
comportamiento uniforme de la velocidad para un determinado gradiente
hidráulico, por lo que en esta zona se tendrá un comportamiento no lineal del
flujo de agua.
Zona II.- Esta zona corresponde a una etapa intermedia, donde el flujo pasa
de un comportamiento laminar a turbulento. La relación entre la velocidad de
descarga y el gradiente hidráulico se ajustará a una forma parabólica.
Zona III
Velocidad, v Flujo Turbulento
Zona II
Flujo de Transición
Zona I
Flujo Laminar
Gradiente Hidráulico, i
Figura 4.13. Variación natural de la velocidad de descarga con el gradiente hidráulico.
La zona I, es la que más se ajusta al comportamiento del suelo. Por lo general, el flujo de
agua que circula por los espacios vacíos del suelo como conjunto es lento, por lo que se
tendrán valores bajos de la velocidad. En está zona la velocidad de descarga será
proporcional al gradiente hidráulico, lo cual es de importancia, pues todo el análisis que se
efectúa en este capítulo tiene como base un comportamiento laminar del flujo de agua.
Para la facilidad en el análisis, se debe especificar la dirección del flujo de agua como
conjunto, pues el flujo de agua que circula a través de los espacios vacíos del suelo puede ir
en cualquier dirección. Si se transforma el movimiento del flujo de agua a un campo
vectorial, representado al flujo con vectores de velocidad, este podría clasificarse de acuerdo
a la dirección en que se mueve cada uno de estos por los espacios vacíos del suelo.
x x
y y z
(a) (b) (c)
Figura 4.14. Condiciones de flujo en una dos y tres dimensiones.
Se dirá que es un flujo unidimensional, cuando todos los vectores de velocidad son
paralelos y de igual magnitud (Figura 4.14a). En otras palabras toda el agua se mueve
paralelamente en una sección transversal de área. Será flujo bidimensional, cuando todos los
vectores de velocidad estén todos confinados en un simple plano, variando en su magnitud y
dirección (Figura 4.14b). El flujo en tres dimensiones es el comportamiento más general del
flujo de agua en suelos. Este es cuando los vectores de velocidad varían tanto en magnitud
como dirección en el espacio x, y, z (Figura 4.14c).
El análisis de esta condición de flujo, resulta ser la más sencilla y fácil de comprender.
Generalmente esta tiene su aplicación en permeámetros (aparatos de laboratorio) y otros
sistemas sencillos de flujo de agua a través de suelos confinados en tubos y otras secciones.
Por lo cual, para emplear este tipo de análisis debe tenerse la certeza que el flujo se comporta
de la misma manera que el de la Figura 4.14a.
Área = A
q
O O
hs
Válvula
A A
h
B B
Flujo
L
Suelo
C C
Por el reservorio superior, se ingresa una cantidad constante de flujo, de tal manera que
ocasiona un flujo ascendente en el suelo hasta alcanzar el nivel A-A y salir por la válvula. El
flujo ascendente de agua, produce una presión que actúa sobre las partículas del suelo
llamada presión del flujo que depende de la altura de carga (hs), está presión ascendente
levantará a las partículas del suelo haciéndolas flotar, a este estado que llega el suelo se lo
denomina flotación. Si se cerrara la válvula, el agua ascenderá hasta el nivel O-O, donde el
sistema se mantendrá en equilibrio y no existirá flujo de agua. La cantidad de agua
comprendida en los niveles A-A y O-O, ejerce la presión necesaria que contrarresta está
presión ascendente del flujo. Entonces, la presión que ejerce el agua comprendida en los
niveles A-A y O-O denominada como J, será:
J w hs
Como la velocidad de flujo es constante, la presión de flujo que actúa sobre el suelo
también será constante entre C-C y B-B. Por lo tanto la presión de flujo por unidad de
volumen denominada como j, será:
W hs
j [4.11]
L
hs
i
L
j i W [4.12]
Donde:
j = Presión de flujo.
i = Gradiente hidráulico.
w = Peso unitario del agua.
Con la ecuación [4.12], se puede calcular la presión que ejerce un flujo de agua en las
partículas del suelo por unidad de volumen.
Se define como gradiente hidráulico crítico, al máximo gradiente hidráulico que el suelo
pueda tolerar antes que se produzca flotación. Considerando nuevamente el permeámetro de
la Figura 4.15, la condición para tener el máximo gradiente hidráulico del suelo, será
igualando el peso del suelo y agua comprendido en los niveles C-C y A-A con el peso total
del agua en los niveles C-C y O-O. Por lo cual se tendrá que:
Por lo tanto:
hs
w sat w
L
hs
De está ecuación, se reconoce que: ic , además de ’= sat – w.
L
Reemplazando, el gradiente hidráulico crítico (ic) será:
ic [4.13]
w
Donde:
ic = Gradiente hidráulico crítico.
' = Peso unitario sumergido del suelo.
w = Peso unitario del agua.
Con las ecuaciones [4.13] y [4.14], se puede determinar el gradiente hidráulico crítico
para un suelo.
Ley de Darcy.
h h4
q k 3 A [4.15]
L
Donde:
q = Caudal de descarga.
k = Una constante proporcional.
L Arena
h3
q sale
h4
Línea de referencia
Figura 4.16. Permeámetro utilizado por Darcy (Lambe & Whitman, 1976).
La relación: (h3 – h4)/L, resulta ser el gradiente hidráulico del sistema. Por lo tanto la
ecuación [4.15] puede escribirse como:
q = k·i·A [4.16]
La ecuación [4.16], es conocida como la ley de Darcy. Según la Figura 4.13, la variación
de la velocidad de descarga respecto al gradiente hidráulico, describe una trayectoria que se
ajusta a una línea recta que parte del origen. La ecuación de esta línea será:
v = k·i [4.17]
La ley de Darcy, es aplicable a un flujo de agua a través de un medio poroso como ser el
suelo, donde se tenga un flujo laminar. En los suelos, generalmente la velocidad del flujo es
lenta, por lo que en la mayoría de los casos se tendrá flujo laminar. Para una velocidad de
flujo muy rápida, la ley de Darcy no es aplicable.
Para evaluar la velocidad del flujo se utiliza el número de Reynolds, que es un número
adimensional que expresa la relación interna entre fuerzas viscosas durante el flujo.
Generalmente este número es usado en la hidráulica, para clasificar el flujo como laminar
(baja velocidad) o turbulento (alta velocidad). El número de Reynolds será:
v·D·
R
Donde:
R = Número de Reynolds.
v = Velocidad de descarga.
D =Diámetro promedio de las partículas del suelo.
= Densidad del agua.
= Viscosidad del agua.
Harr (1962) determinó empíricamente los valores críticos del número de Reynolds para el
suelo, donde conociendo el tamaño de las partículas y la velocidad de descarga, se puede
determinar el tipo de flujo que circula a través del suelo (flujo laminar o turbulento). Para
valores inferiores a 1, se tendrá un flujo laminar en el suelo. Si el número de Reynolds está
comprendido entre 1 a 12, se tendrá un flujo en transición. Para valores mayores a 12, el flujo
será turbulento donde no es aplicable la ley de Darcy. La Figura 4.17, muestra los límites
según al número de Reynolds donde la ley de Darcy es válida.
10
Flujo turbulento
v k·i
Velocidad de descarga cm/s
R
=
12
Transición
0.1 R
Flujo laminar =
1
v k·i
0.01
0.1 1 10 100
Tamaño promedio de las partículas del suelo mm
Figura 4.17. Valores límites del número de Reynolds (U.S. Engineers Corps, 1986).
En el suelo como se ve en la Figura 4.18, el agua circula a través de los espacios vacíos
siguiendo una trayectoria serpenteante (trazo punteado) del punto A hasta el punto B.
Esta trayectoria serpenteante es microscópica y resulta muy difícil determinar la
velocidad del flujo de agua en estas condiciones, pues debe tomarse en cuenta el tamaño del
poro y la ubicación del mismo en la trayectoria. Sin embargo en flujo de agua con el
propósito de facilitar el análisis se estudia el problema desde un punto de vista macroscópico,
se considera que el flujo recorre una trayectoria recta (trazo lleno) del punto A al B, con una
misma velocidad de flujo en toda su recorrido.
Trayectoria a escala
macroscópica.
microscópica.
Figura 4.18. Trayectoria del flujo de agua en un suelo (Lambe & Whitman, 1976).
La Figura 4.18, muestra un permeámetro que tiene confinado un suelo donde circula a
través de el un flujo de agua. El agua que circulará por el suelo tendrá una velocidad de flujo
vs, mientras que el agua que circula fuera del suelo tendrá una velocidad de descarga v.
v vs v
Debido a que no sale, ni ingresa agua adicional en todo el recorrido del flujo, por el
principio de continuidad se puede decir que el caudal que circula en cualquier punto del
sistema es el mismo. Sea qs el caudal que circula a través del suelo y q el caudal que circula
fuera del suelo, por lo tanto se tendrá que:
qs = q
La Figura 4.20a, muestra la sección transversal del permeámetro libre de suelo, mientras
que la Figura 4.20b muestra la sección transversal del suelo en el permeámetro ampliada
convenientemente, en ambas secciones circula el flujo de agua a diferentes velocidades.
Figura 4.20. Secciones transversales del permeámetro.
(a) Sección transversal donde circula el agua con una velocidad de descarga v.
(b) Sección transversal donde circula el agua con una velocidad de flujo vs.
v·A = vs·Av
A
vs v
Av
Para una misma longitud unitaria L, el área puede transformarse en volumen, por lo cual
se tendrá que:
V
vs v
Vv
Donde:
V = Volumen que circula en toda la sección transversal por unidad de longitud.
Vs = Volumen que circula por los espacios vacíos del suelo por unidad de longitud.
Vv
n
V
v
vs [4.18]
n
Donde:
vs = Velocidad de flujo.
v = Velocidad de descarga.
n = Porosidad.
Con la ecuación [4.18] se puede determinar la velocidad del flujo en el suelo que será
mayor a la velocidad de descarga.
Conductividad hidráulica (k).
El tamaño de partículas.
La gradación del suelo.
El índice de vacíos del suelo.
La textura y rugosidad de las partículas.
Temperatura.
Viscosidad del fluido.
Claro está, que en la mayoría de los casos el agua nunca está completamente limpia,
contiene pequeñas cantidades de otras sustancias que pueden producir pequeñas variaciones
en la viscosidad y densidad, aún así estas dos últimas no definen el valor de la conductividad
hidráulica por lo que son descartadas.
La conductividad hidráulica es medida en unidades similares a la velocidad, su intervalo
de variación para el suelo es muy amplio. Se extiende desde un valor insignificante de 10-7
cm/s para el caso de arcillas, hasta un máximo de 100 cm/s para el caso de algunas gravas. En
la Tabla 4.3, se presenta rangos de valores para la conductividad hidráulica en algunos tipos
de suelo.
Ensayos en laboratorio.
Métodos empíricos.
Ensayos en campo.
Tabla 4.4. Grado de permeabilidad del suelo (Whitlow, 1994).
Grado de permeabilidad Conductividad hidráulica cm/s
-1
Elevada Superior a 10
-1 -3
Media 10 a 10
Baja 10-3 a 10-5
Muy baja 10-5 a 10-7
Practicamente impermeable menor de 10-7
Reservorio
superior
h Drenaje de rebalse
Piezómetros
Entrada q
de agua
Válvula
Reservorio
L Suelo inferior
q
Válvula
Cilindro Q
graduado
h
Recipiente
graduado
La conductividad hidráulica real será la media aritmética de todas estas. Según la ley de
Darcy, el caudal que circula por el sistema será:
q = k·i·A
V = k·i·A·t
h
i
L
Reemplazando el gradiente hidráulico, se tendrá que:
h
V k At
L
Despejando la conductividad hidráulica de esta última ecuación se tendrá que:
V L
k [4.20]
h A t
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
L = Longitud de la muestra.
h = Pérdida de carga.
V = Volumen de agua recolectada por el cilindro graduado durante el ensayo.
A = Área de la sección transversal del suelo.
t = Tiempo de duración el ensayo.
q = k·i·A
Sección transversal
area = a
Tubo
h1
h
Nivel de agua al final del ensayo
h2
Sección
transversal
area = A
Suelo L
Cilindro
graduado
Huecos de
drenaje
Figura 4.23. Permeámetro de carga variable (Coduto, 1999).
Para un tiempo t, el agua del tubo de carga desciende de un nivel h1 hasta un nivel h2.
Puede decirse entonces que una taza de flujo q entre los niveles h1 y h2 circula por el sistema,
hasta rebalsar en el reservorio inferior. Por lo tanto si el nivel en la columna se reduce un dh
en un tiempo dt entonces se tendrá que:
dh
q a
dt
Donde:
El signo negativo indica la dirección del flujo de agua respecto al sistema de coordenadas
asumido, por continuidad se sabe que la cantidad total de agua que circula por el sistema será
igual a la cantidad que circulara progresivamente en un tipo dado, por lo tanto:
dh
k A i a
dt
Tubo
h1
h
Piedra h2
porosa
Muestra
de suelo
Piedra
porosa
h
i
L
h dh
k A a
L dt
dh k A 2
h2 t
a L t1
dt
h
h1 1
Entonces:
h2 k A
ln t 2 t1
h1 a L
a L ln h1 h2
k [4.21]
A t 2 t1
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
L = Longitud de la muestra.
a = Área de la sección transversal del tubo.
h1 = Nivel inicial del agua en el tubo al empezar el ensayo.
h2 = Nivel final del agua en el tubo al finalizar el ensayo.
A = Área de la sección transversal de la muestra de suelo.
t1 = Tiempo al iniciar el ensayo, cuando el nivel de agua en el tubo esta en h1.
t2 = Tiempo al finalizar el ensayo, cuando el nivel de agua en el tubo esta en h2.
En el caso de disponerse de un solo tubo de carga, la cantidad de agua que pasa por la
muestra (V) será el área del tubo multiplicada por la diferencia de los niveles de agua, que
será: V = a·(h1 – h2). El área del tubo de carga (a), expresado en función al volumen será:
V
a [4.22]
h1 h2
V L ln h1 h2
k [4.23]
A t2 t1 h1 h2
Donde la cantidad de agua que pasa por la muestra (V), será el agua recolectada por el
cilindro graduado durante el ensayo.
Con las ecuaciones [4.21] y [4.23], se determina la conductividad hidráulica del suelo
con los resultados del permeámetro de carga variable. Luego, se debe realizar una corrección
por temperatura. Aunque el ensayo de carga constante es principalmente aplicado a suelos
finos, también proporciona resultados aceptables en cualquier tipo de suelo.
En base a las propiedades índice del suelo, diversos investigadores han desarrollado
ecuaciones y métodos empíricos para encontrar aproximaciones aceptables de la
conductividad hidráulica de un suelo. Estas ecuaciones y métodos empíricos, ayudan a
encontrar con rapidez la conductividad hidráulica como un dato tentativo del suelo.
Correlación de Hazen.
La correlación de Hazen, es la forma empírica más conocida y rápida para determinar una
aproximación de la conductividad hidráulica del suelo. Este método considera las
características granulométricas de las partículas del suelo. Hazen en sus estudios observo que
la conductividad hidráulica es aproximadamente proporcional al cuadrado del diámetro del
poro y a su vez es proporcional al diámetro efectivo del suelo. Valiéndose de estas ideas,
Hazen propuso que la conductividad hidráulica de un suelo será:
k C D102 [4.24]
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
C = Coeficiente de Hazen que depende de las partículas del suelo.
D10 = Diámetro efectivo.
Tabla 4.6. Valores del coeficiente C (Tindall & Kunkel 1999; Whitlow, 1994).
TIPO DE SUELO C CU D 10 mm
Arena muy fina, pobremente gradada 0.4 a 0.8
CU 5 0.003 a 0.6
Arena fina, con finos apreciables 0.4 a 0.8
Arena media, bien gradada 0.8 a 1.2
Area gruesa, pobremente gradada 0.8 a 1.2 CU < 5 0.06 a 3.0
Arena gruesa limpia, bien gradada 1.2 a 1.5
El coeficiente de Hazen (C), puede ser estimado de la Tabla 4.6, para lo cual debe
conocerse el nivel de gradación del suelo, el coeficiente de uniformidad y el diámetro
efectivo del suelo. La British Geotechnical Society ha aplicado la correlación de Hazen a una
gran variedad de suelos, los mejores resultados corresponden a suelos con las siguientes
características:
100
90
80
Porcentaje que pasa
70
60
50
40
30
20
10
0
1 0,1 0,01 0,001
Tamaño de partículas mm
= –log 2 D
Expresado de una forma más práctica, esta ecuación será:
= –3.322·log10 D [4.25]
Donde:
= Tamaño de la partícula en unidades .
D = Tamaño de la partícula expresado en mm.
Otra forma de transformar las unidades es mediante el ábaco de la Figura 4.26. Se ingresa
a este con el tamaño de la partícula expresado en mm y se intercepta a la curva. La
proyección en el eje vertical de la intersección será el tamaño de la partícula expresado en
unidades .
10
4
= - Log 2D
Unidades
-2
-4
0.01 0.1 1 10
Tamaño de partícula en mm
Figura 4.26. Ábaco para la conversión de mm a unidades (U.S. Army Corps, 1986).
Los diferentes diámetros que requiere la ecuación [4.26], son interpolados de la curva
granulométrica convertida en unidades (Figura 4.27). Con el valor de: d50 expresado en
unidades y con la desviación inclusiva estándar (), se ingresa al ábaco de la Figura 4.28 y
se determina la conductividad hidráulica.
100
90
80
Porcentaje que pasa
70
60
50
40
30
20
10
0
10 8 6 4 2 0
Tamaño de partículas en unidades Φ.
10
0
0.
=
0.5
I
=
I
0
1.
=
k cm/min
1
= 1.5
= 2.0
0.1
4 3 2 1 0
FINO GRUESO
D50 (unidades )
Figura 4.28. Ábaco para la conductividad hidráulica (U.S. Army Corps, 1986).
Correlación de Shepherd.
G. Shepherd (1970) en base a las investigaciones de Hazen, propuso una relación empírica
semejante a la de Hazen pero mejorada, para determinar la conductividad hidráulica.
Esta es:
k c D50j
[4.27]
Donde:
k = Conductividad hidráulica expresada en ft/día.
c = Coeficiente de Shepherd determinado empíricamente.
D50 = Diámetro mediano de las partículas del suelo expresado en mm.
j = Valor exponencial determinado empíricamente.
Figura 4.29. Ábaco preparado por Shepherd (Tindall & Kunkel, 1999).
Shepherd, determino empíricamente el valor de los coeficientes c y j para distintos tipos
de suelo y los represento gráficamente en la Figura 4.29. Ingresando con un valor de D50 en la
Figura 4.29 y conociendo la procedencia del suelo, se determina la conductividad hidráulica.
La correlación de Shepherd, generalmente tiene aplicación en el campo de la
hidrogeología, sin embargo da una aproximación aceptable de la conductividad hidráulica del
suelo cuando se disponga poca información de las propiedades índice del suelo.
Ecuación de Kozeny – Carman.
1 w e3
k [4.28]
C S To S S
2 2
1 e
Donde:
w = Peso unitario del agua.
k = Conductividad hidráulica.
e = Índice de vacíos.
CS = Factor de textura.
To = Factor de tortuosidad.
SS = Superficie específica.
= Viscosidad.
El U.S. Army Corps, recomienda que para partículas de arena y tamaños de limo
más finos que 0.074 mm y más gruesos que 0.005 mm, se asuma que:
CS·To2 = 5 [4.29]
Caso contrario estos factores deben ser determinados en algún laboratorio especializado
con equipo apropiado para ello. El factor de angularidad (A), es estimado de la Tabla 4.7 en
base a la procedencia y rugosidad.
Para determinar la superficie específica (SS) de la muestra de suelo, deben encontrarse las
superficies específicas de cada fracción de suelo retenida en cada tamiz, para lo cual se utiliza
la expresión:
La superficie específica (Si), de las partículas asemejadas a esferas retenidas por un tamiz,
se calcula con la expresión:
6
Si [4.31]
Dx Dy
Donde:
Si = Superficie específica.
Dx = Es la abertura del tamiz anterior al tamiz que retiene la fracción de suelo.
DY = Es la abertura del tamiz que retiene la fracción de suelo.
Otra forma más sencilla de calcular la superficie específica (Si) para las medidas de
tamices del tipo: U.S. Standart Sieves, es mediante la Tabla 4.8. Para esto, el tamiz que
retenga la fracción de suelo debe estar comprendido en el rango de mayor abertura de tamiz.
El U.S. Departament of Navy (1971) ha propuesto el ábaco mostrado en la Figura 4.30, para
determinar la conductividad hidráulica. Este ábaco es válido para suelos gruesos, donde: La
relación entre el diámetro efectivo y el diámetro del cinco por ciento que pasa (D10/D5) debe
ser menor a 1.4 y el coeficiente de uniformidad (CU) debe estar comprendido entre 2 a 12.
Casagrande, propuso una relación empírica bastante útil para suelos gruesos que es:
k = 1.4·e2·k0.85 [4.32]
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
e = Índice de vacíos.
k0.85 = Conductividad hidráulica para un índice de vacíos de 0.85.
Con la ecuación [4.32], puede conocerse la conductividad hidráulica de un suelo cuando
el índice de vacíos es 0.85, en base a una conductividad hidráulica para otro índice de vacíos.
Kozeny, determinó que la conductividad hidráulica es proporcional a una razón de índice
de vacíos, que es:
e3
k C1 [4.33]
1 e
en
k C 2
[4.34]
1 e
10
8
6
4
D10
< 1.4
D5
2
C u = 2 a 12
0.7
Conductividad hidráulica, k ft/min
e=
1
s,
0.8
cio
0.6
0.6 de va
0.4
ice
Índ
0.5
0.2
0.3 .4
0
0.1
0.08
0.06
0.04
0.02
0.01
0.1 0.2 0.4 0.6 0.8 1 2 4 6 8 10
D10 mm
Figura 4.30. Ábaco para la conductividad hidráulica en suelos granulares (Das, 1998).
Las ecuaciones [4.32], [4.33] son validas para suelos de grano grueso como arenas y
gravas. Para suelos finos, la ecuación [4.32] es aplicable incluso para suelos gruesos. Otras
relaciones empíricas útiles para la conductividad hidráulica se muestran en la Tabla 4.9.
Tabla 4.9. Relaciones empíricas para determinar k (Das, 1998).
Tipo de suelo Autor Relación
e3
Arena Amer and awad (1974) k C2 D102.32 Cu0.5
1 e
e3
Arena mediana a fina Shahabi, Das and Tarquin (1984) k 1.2 C20.735 D100.89
1 e
Ck = 0.5·e0 [4.33]
Debe tenerse especial cuidado de aplicar las relaciones empíricas y métodos a los tipos de
suelo apropiados, caso contrario por lo general se tendrá incoherencia e incompatibilidad.
1.75
1.50
1.25
1.00
Ck
0.75
0.50
0.25
0
0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5
e0
Pozo
Río
Arcilla confinada
Arcilla
Arena fina
Arena gruesa
Arcilla confinada
Figura 4.32. Abatimiento del nivel freático (U.S. Army Corps, 1986 ).
En algunos casos existe una recarga vertical proveniente de la precipitación pluvial
encima del área de influencia, lo suficientemente grande que pueda cubrir esa demanda.
Si el pozo es bombeado a una tasa constante hasta que la descarga se estabilice, la
conductividad hidráulica del acuífero puede ser calculada a partir de formulas de equilibrio
que están en función a la posición del nivel freático. Para conocer la forma del abatimiento
del nivel freático, por lo generalmente se perforan pozos de menor diámetro adyacentes al
pozo principal, llamados pozos de observación.
Sin embargo, dependiendo al tipo de acuífero y a las condiciones reinantes se pueden
realizar perforaciones que atraviesen todo el acuífero o perforaciones parciales en él.
Dependiendo al caso el caudal de bombeo variará, por lo que debe tenerse cuidado en cuanto
a este detalle al determinar la conductividad hidráulica mediante un pozo de bombeo.
Pruebas en barrenaciones.
Se denomina barrenación a una perforación de diámetro pequeño y de profundidad variable
en el suelo. Para esto se emplean piezas giratorias, de percusión o de uso manual llamados
barrenadores que perforan el suelo.
El U.S. Bureau of Reclamation (1974), ha ideado métodos con objeto de obtener la
conductividad hidráulica en campo con el uso de una barrenación. Se cree generalmente que
estos métodos dan los resultados más precisos, siempre y cuando predomine la experiencia
del operador y su personal.
hp hp
M M
Sello
hz
Superficie terrestre
hz
Nivel freático
10·r Acuífero
2·r 2·r
Nivel freático
a)
(a) b) (b)
Figura 4.33. Ensayo del extremo inferior abierto (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado. (b) Nivel freático no interceptado.
Estas pruebas implican realizar una perforación utilizando un barreno, luego instalar un
tubo con un sistema a fin de ingresar un flujo constante de agua a presión en el agujero y
luego medir la altura de presión para determinar la conductividad hidráulica mediante una
ecuación empírica. Es importante conocer la profundidad del nivel freático y del acuífero que
está en estudio.
Para el caso de acuíferos confinados como se muestra en la Figura 4.33, se emplea un
método denominado: ensayo del extremo inferior abierto. Este método consiste en realizar
una perforación para ubicar el acuífero, esta no ha de ser muy profunda, debe perforarse hasta
ingresar en el acuífero una distancia de diez veces el radio de la perforación. Una vez
terminada la perforación, se inserta un tubo con un sistema de tal manera que el extremo
inferior quede abierto, mientras que el extremo superior esta cerrado mediante un sello,
donde se instala un tubo que está conectado a una bomba (M) y un manómetro. Una vez
instalado el tubo, se procede a llenar de agua el agujero a una tasa constante de flujo, el agua
progresivamente se irá escurriendo por la parte inferior del tubo, mientras que en la parte
superior se debe suministrarse suficiente agua hasta conseguir que el nivel de agua
permanezca constante, cuando se logra estabilizar este nivel de agua se determina la altura de
presión (hp) con la lectura del manómetro. La altura total de carga del sistema será:
h = hz + hp
Para determinar la altura potencial (hz) es importante conocer la ubicación del nivel
freático, es decir verificar si la perforación intercepto o no al nivel freático. La Figura 4.33
muestra el valor de esta altura según a la posición del nivel freático. La conductividad
hidráulica es:
q
k [4.34]
5.5 r h
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
q = Tasa constante de abastecimiento de agua al agujero.
r = Radio interno del tubo.
h = Altura total de carga del sistema.
h = hz + hp
La Figura 4.34 muestra el valor de esta altura potencial (hz) según a la posición del nivel
freático en la perforación. La conductividad hidráulica está en función a la distancia L, esta
será:
q L
k ln (Para L0·r) [4.35]
2 L h r
q L
k sinh 1 (Para 0·r>Lr) [4.36]
2 L h 2r
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
q = Tasa constante de abastecimiento de agua al agujero.
L = Distancia entre el extremo inferior el fondo de la perforación.
r = Radio de la perforación.
h = Altura total de carga del sistema.
hp hp
q q
Válvula
Superficie terrestre
hz
hz
Nivel freático
Empaquetadura L
L
2
2·r 2·r
Nivel freático
(a) a) b)(b)
Figura 4.34. Ensayo de la empaquetadura (Das, 1999).
(a) Nivel freático interceptado. (b) Nivel freático no interceptado.
Con el equipo que se muestra en la Figura 4.35 se puede realizar un ensayo rápido simulando
el permeámetro de carga variable en campo en suelos arenosos, llamado: ensayo de la caída
rápida de carga. El sistema consiste en un tubo de vidrio de 50 mm de diámetro y 500 mm
de longitud u otras dimensiones similares a estas, y un recipiente para agua que puede ser una
cubeta grande o balde. En la parte superior del tubo se marcan dos graduaciones separadas
por 200 a 250 mm, y el extremo inferior se cubre con una malla de alambre ceñida para evitar
que el suelo se disgregue durante el ensayo (Whitlow, 1994).
El ensayo es tal como se muestra en la Figura 4.35, se sostiene el tubo en el recipiente
con agua y se deposita con cuidado una capa de 50 a 100 mm de suelo en el interior tubo,
utilizando un embudo con una extensión de hule. Al extraer el tubo del recipiente, el nivel de
agua comienza a descender. Se registra el tiempo necesario para que el nivel de agua
descienda de la graduación superior a la inferior. El promedio de varios ensayos puede
considerarse una buena aproximación del coeficiente de permeabilidad k. Cuando se extrae el
tubo del recipiente existe un descenso de altura (h1 – h2) en un tiempo t (Whitlow, 1994).
Tubo de
vídrio
Graduaciones
h1
h2 L
Malla de
Suelo almabre
L lnh1 h2
k [4.37]
t
Los suelos en su ambiente natural son anisotrópicos, lo que significa que las propiedades
físicas del suelo no son las mismas en toda la masa de suelo, por lo tanto la conductividad
hidráulica varía según a la dirección del flujo. El flujo de agua en el suelo puede tomar
diversas direcciones, la Figura 4.36 muestra diferentes casos en que puede variar la dirección
del flujo, este puede fluir en sentido horizontal, vertical o con una inclinación con respecto al
plano horizontal con una componente vertical y horizontal.
Tabla 4.10 Implicaciones de la conductividad hidráulica (Holtz & Kovacs,1981).
CONDUCTIVIDAD HIDRÁULICA
cm/s (escala logarítmica)
2 1 -1 -2 -3 -4 -5 -6 -7 -8 -9
10 10 1.0 10 10 10 10 10 10 10 10 10
Aplicación en diques
Secciones permeables de diques y presas Secciones impermeables de diques y presas
y presas de tierra
Computación:
Para la distribución del tamaño de
partículas (correlación de Hazen).
Determinación indirecta Solo aplicable para arena limpia,
de la conductividad sin cohesión arenas y gravas Computación:
hidráulica Ensayo de la capilaridad horizontal: De pruebas de
Para la cual se necesita muy poca experiencia; consolidación; equipo
generalmente es una prueba rápida echa en extenso de laboratorio
laboratorio y mucha experiencia
2 1 -1 -2 -3 -4 -5 -6 -7 -8 -9
10 10 1.0 10 10 10 10 10 10 10 10 10
kH kH
kH kV kV kV
kH kH
kV kV
(a) b) (b) (c)c)
a)
Figura 4.36. Variación de la conductividad hidráulica según a la dirección del flujo.
(a) Conductividad hidráulica horizontal. (b) Conductividad hidráulica vertical.
(c) Componentes de la conductividad hidráulica.
Un suelo estratificado puede contener diferentes tipos de suelo con conductividades hidráulicas
diferentes en todo su perfil, como se muestra en la Figura 4.37. Cada estrato tiene un espesor y una
conductividad hidráulica horizontal y vertical diferente según a la dirección del flujo de agua.
kV1
H1
kH1
kV2
H2
Dirección del flujo
kH2
kV3
H3
kH3 H
kVn
Hn
kHn
El perfil de suelo de la Figura 4.37, contiene n estratos de suelo y un flujo de agua en sentido
horizontal, donde H es la longitud total del perfil de suelo. Se considera una sección transversal de
una unidad de longitud perpendicular a la dirección del flujo. El flujo total a través de la sección
transversal en una unidad de tiempo puede escribirse como:
q = v·A
Donde:
q = Cantidad total de flujo que pasa a través de una sección transversal de suelo.
A = Área total de la sección transversal de suelo.
v = Velocidad total del flujo de agua.
Esta última ecuación expresada en términos correspondientes al caso de la Figura 4.37 será:
q = v·1·H [4.38]
Si kH1, kH2, kH3 , kHn son las conductividades hidráulicas de los estratos individuales en la
dirección horizontal, y kHeq es la conductividad hidráulica equivalente en la dirección horizontal,
entonces según la ley de Darcy podría escribirse que:
q = kHeq·ieq·H [4.39]
ieq = i1 = i2 = i3 = ... = in
k H 1 H 1 k H 2 H 2 k H 3 H 3 ... k Hn H n
1
k Heq
H
Escrito de manera simplificada será:
k Heq
k H
i i
[4.41]
H i
Donde:
La Figura 4.38 muestra n estratos de suelo con flujo en dirección vertical. Se han instalado
piezómetros en cada estrato, de tal manera que puede conocerse el gradiente hidráulico del perfil de
suelo. Para este caso la velocidad de flujo a través de todos los estratos es la misma.
h
3
h
h 2
h 1
k V1
H 1
k H1
k V2
H 2
k H2
k V3
H H 3
k H3
k Vn
H n
k Hn
Por lo tanto la pérdida total de carga (h) es igual a la suma de las pérdidas de carga de todos los
estratos, por lo que se escribe que:
h = h1 + h2 + h3 + … + hn [4.42]
Por tanto:
v = v1 = v2 = v3 = ... = vn [4.43]
Empleando la ley de Darcy, la ecuación [4.43] puede escribirse:
h
i
H
h
kVeq kV 1 i1 kV 2 i2 kV 3 i3 ... kVn in [4.45]
H
Cada estrato del perfil de suelo de la Figura 4.38 tiene una altura Hi y gradiente hidráulico ii
diferente, por lo que la ecuación [4.45] podría escribirse:
H i H 2 i2 H 3 i3 ... H n in
kVeq 1 1 kV 1 i1
H
kV 1 i1 H
kVeq [4.47]
H1 i1 H 2 i2 H 3 i3 ... H n in
vi = kVi·ii
Por lo cual:
vi
ii
kVi
v1 H
kVeq [4.48]
v1 v v v
H1 H 2 2 H 3 3 ... H n n
k v1 kv 2 kv3 k vn
La ecuación [4.48] puede escribirse como:
H
kVeq [4.49]
H1 H 2 H 3 H
... n
k v1 k v 2 k v 3 k vn
kVeq
H i
[4.50]
H
k
i
i
Donde:
Ataguia
Presa de concreto Presa de tierra
z
y
z z x
y y
x Dirección del flujo x
Dirección del flujo
En general, la Ley de Darcy no puede ser solucionada directamente para flujo en dos dimensiones
porque tanto i como A varían en todo el régimen de flujo. Por lo cual el análisis es más complejo y
se necesita incorporar una función matemática llamada: la ecuación de Laplace. (Coduto, 1999)
Vz V
Vx
z
y
x
(a) (b)
Figura 4.40. Flujo de agua expresado en campo vectorial.
(a) Vectores de velocidad. (b) Componentes del vector de velocidad.
z
x
v
vx dz vx + xxd z
dx
v
vz + zzd z
Figura 4.41. Fracción diferencial de suelo extraído del campo vectorial (Coduto, 1999).
En los tres casos de la Figura 4.39a, b y c, el flujo de agua se mueve en las dimensiones del
plano XZ. Si se transforma el movimiento del flujo de agua a un campo vectorial con vectores que
representan la velocidad de descarga (v) del flujo como se ve en la Figura 4.40a, todos estos
vectores de velocidad tendrían componentes en la dirección X y Z como se muestra en la Figura
4.40b. La Figura 4.41 muestra un elemento diferencial de suelo extraído del campo vectorial de la
Figura 4.40a donde se lo ha situado en un eje cartesiano en un plano de coordenadas X y Z. Para
comenzar el análisis se hacen algunas consideraciones de la fracción diferencial de suelo, se asume
que:
h
vx k x · [4.51]
x
h
v z k z · [4.52]
z
Donde:
vx y vz son las velocidades en las direcciones x y z respectivamente.
kx y kz son las respectivas conductividades hidráulicas.
h x y h z son las componentes del gradiente hidráulico.
El signo negativo indica que vx, vz son positivos en la dirección del flujo, es decir en la dirección
en que disminuye la altura total de carga. Las ecuaciones [4.51] y b representan la ley de Darcy
generalizada para el flujo en dos dimensiones. Se sabe que: La cantidad de flujo que entra y sale del
elemento por unidad de tiempo = v·A.
De la fracción diferencial de suelo, se tiene que:
v v
Cantidad de flujo que sale = L v x x dx dz v z z dz dx
x z
Para flujo estacionario, la ley de la conservación de la materia exige que la cantidad total del
agua que sale del elemento por unidad de tiempo sea igual a la cantidad de agua que entra en el
elemento por unidad de tiempo. Por lo cual se tiene que:
v v
L·(vx·dz vz·dx)= L v x x dx dz v z z dz dx
x z
v x v z
0 [4.53]
x z
A la ecuación [4.53] se la conoce como la ecuación de continuidad en dos dimensiones. En el
análisis de la fracción de suelo de la Figura 4.41 se considera un estado estacionario, por lo cual esta
fracción cumple dos condiciones importantes.
La primera es la condición de continuidad que se expresa en la ecuación [4.53]. La segunda
condición es de la irrotacionalidad de flujo, por lo cual se cumple que:
v x v z
0 [4.54]
x z
Ser irrotacional significa que no hay ningún componente de la fracción de suelo que sea
rotatorio. Al sustituir las ecuaciones [4.51] y b en la ecuación [4.53], se obtiene que:
h h
k x k z 0
x x z z
Se tiene que:
2h 2h
kx k z 0 [4.55]
x 2 z 2
2h 2h
0 [4.56]
x 2 z 2
vx , vz [4.57]
x z
vz , vz [4.58]
z x
Al sustituir las ecuaciones [4.57] en la ecuación [4.53] y la ecuación [4.58] en la ecuación
[4.53], se tendrá que:
2 2
2 0 [4.59]
x 2 z
2 2
2 0 [4.60]
x 2 z
Las ecuaciones [4.59] y [4.60] son las ecuaciones de Laplace en función a estas dos familias de
curvas y ellas gobiernan la distribución de flujo a través de la región (x, z). Si se logra determinar
las funciones (x, z) y (x, z) de tal manera que satisfagan estas ecuaciones, entonces, ambas
funciones sujetas a algunas condiciones de borde son útiles para determinar la distribución de las
velocidades de descarga y las alturas totales de carga en toda la región de flujo.
Una solución que satisface estas ecuaciones de Laplace, son las condiciones de borde de la
función potencial y de flujo que plantea el sistema; donde a lo largo de estas condiciones de borde
se cumple que: d= 0 y d= 0. De la definición de diferenciación parcial, se tiene que:
d dx dz [4.61]
x z
d dx dz [4.62]
x z
Al sustituir las ecuaciones [4.57] en la ecuación [4.61] y las ecuaciones [4.58] en la ecuación
[4.62], donde yen esta condición de borde son constantes, se tendrá que:
d = vx·dx + vz·dz = 0
d = – vz·dx + vx·dz = 0
Despejando, los gradientes hidráulicos de estas curvas en estas condiciones de borde serán:
dz v
x [4.63]
dx vz
dz v
z [4.64]
dx vx
Donde:
dz dx es la pendiente de la curva equipotencial y de flujo.
La relación v x v z representa la dirección del flujo.
El producto de estos dos gradientes es – 1, lo que significa que ambas familias de curvas son
ortogonales entre si. El gradiente de la ecuación [4.63] indica que la familia de curvas de la función
potencial son perpendiculares a la dirección del flujo, mientras que el gradiente de la ecuación
[4.64] indica que la familia de las curvas de la función de flujo son paralelas a la dirección de flujo.
Líneas equipotenciales.
Líneas de flujo.
(a) (b)
Figura 4.42. Red de flujo isotrópica.
(a) En un sistema no confinado. (b) En un sistema confinado.
Estas dos familias de curvas forman entre si una red, llamada red de flujo. Teniendo en cuenta
la tendencia del movimiento del agua en el suelo, puede trazarse la forma que tiene esta red de flujo.
En la Figura 4.42 se muestra la forma de red de flujo isotrópica tanto en flujo confinado como en no
confinado, donde las líneas de trazo segmentado representan las líneas equipotenciales (),
mientras que las de trazo lleno son las líneas de flujo ().
La red de flujo compuesta de estas dos familias de curvas es similar a los trazos de un mapa
topográfico, excepto que es trazada en una sección vertical donde ambas familias de curvas tienen
una interpretación física y geométrica. (Coduto, 1999)
h h
k x k z
x x z z
La Figura 4.43 muestra una curva que representa la trayectoria del agua que pasa por un punto
P(x, z), en dicho punto el agua posee una velocidad v, que naturalmente será tangente a la
trayectoria.
z Trayectoria
del agua
v
vz
P
vx
x
Figura 4.43. Curva que representa la trayectoria del agua (J. Badillo, 2000).
v z dz
tanθ
v x dx
Reordenando:
vz·dx – vx·dz = 0
dx dz 0
x z
Esta última expresión es precisamente la diferencial total de la función , lo que significa que
en toda la trayectoria que sigue el agua se cumple que:
d = 0
Entonces:
= cte. [4.66]
La ecuación [4.66] describe la trayectoria de las líneas de flujo que satisfacen a la ecuación de
Laplace; esto quiere decir que la familia de curvas = cte, está constituida precisamente por las
trayectorias físicas y reales del agua a través de la región de flujo. Por esta razón las curvas = cte
se denominan líneas de flujo.
Cantidad de flujo que pasa a través de un canal de flujo.
A la región de flujo comprendida entre dos líneas de flujo se lo llama canal de flujo, que es por
donde circula el flujo de agua. A la región de flujo comprendida entre dos líneas equipotenciales se
lo llama caída equipotencial. Por ejemplo, la red de flujo que se muestra en la Figura 4.42a tiene 4
canales de flujo y 8 caídas equipotenciales, mientras que la red de la Figura 4.42b tiene 5 canales de
flujo y 9 caídas equipotenciales.
dq
ds dz
vx
dx
vz q
0
0
x
Figura 4.44. Cantidad de flujo entre dos líneas de flujo (Atkinson & Bransby, 1978).
dq dx dz
x z
dq = d [4.68]
Si se integra la ecuación [4.68] entre las dos líneas de flujo, se tendrá que:
0
q 0
d
Por lo cual:
q = [4.69)
La Figura 4.45 muestra un elemento de una red de flujo constituida de dos líneas de flujo y dos
líneas equipotenciales. En promedio, la distancia entre las líneas de flujo es b y la distancia entre
las líneas equipotenciales es s.
q
b
s
q
x
Figura 4.45. Cantidad de flujo en una porción de la red (Atkinson & Bransby, 1978).
v = k·i
v q b i h s
q b k h s [4.70]
= – k·h [4.71)
b
q [4.72)
s
Los valores de b y s de la ecuación [4.72], son obtenidos de la simple geometría de la red de
flujo. Si se construye una red de flujo con la condición de b = s, el elemento de la red de flujo de
la Figura 4.45 tendría la forma de un cuadrado, por lo que la ecuación [4.72] se simplificaría
bastante y se cumpliría que:
q = = [4.73]
Debido a que las líneas equipotenciales y de flujo tienen forma curvilínea, los elementos de una
red de flujo cuadrada son de igual longitud y ancho pero de tamaño variable, donde la intersección
de sus lados siempre debe ser ortogonal. En la Figura 4.46, se muestra que para verificar si una red
de flujo es cuadrada, deben poderse inscribir círculos en todos los elementos de la red.
x
Figura 4.46. Red de flujo cuadrada. (Atkinson & Bransby, 1978).
La Figura 4.47 muestra una red de flujo compuesta de una cantidad NF de canales de flujo y Nd
caídas equipotenciales. Las líneas de flujo están separadas a una distancia y las caídas
equipotenciales a una distancia .
La primera línea de flujo es 0, por lo tanto la última será: 0 + NF·. La primera línea
equipotencial es 0 y la última será: 0 + Nd·. En cada línea equipotencial se ha instalado un
piezómetro que registra una cierta elevación de agua, la variación de la altura total de carga (h)
entre dos líneas equipotenciales adyacentes debe ser la misma que en las demás, por lo que la
variación total de la altura total de carga (H) a través de toda la red de flujo cuadrada será:
H = Nd·h [4.74]
H = h2 – h1 [4.75]
Donde:
h1 = La altura carga inicial del sistema.
h2 = La altura carga final del sistema.
La cantidad total de flujo q que pasa a través la red de flujo por unidad de tiempo, es la suma de
la cantidad de flujo que pasa por todos los canales de flujo, que será:
q = NF·q
h
h Nd·h
h
N
0 F·
q = NF·q
0
N
0 d·
0
Figura 4.47. Cantidad de flujo en la red de flujo cuadrada. (Atkinson & Bransby, 1978)
q = NF·
O también:
q = NF·
Nd
q N F [4.76]
Nd
Con la misma idea, la ecuación [4.71] puede ser escrita de la siguiente manera:
Nd· = – k·h·Nd
Si se sustituyen las ecuaciones [4.74] y [4.75] en esta última expresión, se tendrá que:
Nd· = – k·H
NF
q k H
Nd
Si se sustituye la ecuación [4.75] en está expresión y se reordena, se tendrá que:
h1 h2
NF
qk [4.77]
Nd
Donde:
q = Caudal total de la red de flujo cuadrada.
k = Conductividad hidráulica.
h1 = La altura de carga inicial del sistema.
h2 = La altura de carga final del sistema.
NF = Cantidad total de canales de flujo.
Nd = Cantidad total de caídas equipotenciales.
Presa de
concreto
Borde de
entrada
B
E
A F
C D
Borde de
Bordes salida
impermeables
G H
(a)
B Línea
freática
Borde de
entrada
B Línea
freática
Borde de
entrada
La forma de la red de flujo depende de la geometría y de las condiciones de borde del sistema. Los
bordes permeables permiten el paso del flujo de agua y determinan las condiciones de borde para la
función potencial, mientras que los bordes impermeables no permiten el paso de flujo y estos
definen las condiciones de borde de la función de flujo.
La Figura 4.48a muestra las condiciones de borde de un caso común en flujo confinado de una
presa de concreto, los segmentos en trazo segmentado compuestos por los puntos AB y EF son los
bordes permeables por donde entra y sale respectivamente el flujo de agua, estas serán las
condiciones de borde inicial (A(B) y final (EF) de la función potencial. Los contornos compuestos
por los puntos BCDE y GH son los bordes impermeables por donde no circula agua, estos serán las
condiciones de borde inicial (BCDE) y final (EF) de la función de flujo. En la Figura 4.48b, se
muestra un caso común de flujo no confinado de una presa de tierra. Las condiciones de borde
inicial AB y final CD de la función potencial se muestran en trazo segmentado y estos permiten el
flujo de agua, mientras que las condiciones de borde inicial BC que es la línea freática y final AD
de la función de flujo no permiten el paso de flujo. Muchas veces en presas de tierra se instalan
filtros que ocasionan una variación significativa de la línea freática. Al presentarse estas
condiciones especiales, debe tenerse cuidado en establecer correctamente las condiciones de borde
inicial y final de las dos funciones, en especial de la función potencial.
En la Figura 4.48c, se muestra un filtro de pie que ha ocasionado una variación significativa en
la línea freática. Para la función potencial, las condiciones de borde inicial AB y final CD en parte
del filtro de pie, se muestran en trazo segmentado y estos permiten el flujo de agua, mientras que las
condiciones de borde inicial BD que es la línea freática y final AC corresponden a la función de
flujo y no permiten el paso de flujo.
La línea freática no es una sola curva, sino que esta compuesta de tres diferentes partes. Casagrande
(1937), sugirió que una base para dibujar la línea freática es construir una parábola básica y
efectuar modificaciones a esta en los bordes de entrada y salida. Para el sistema de la Figura 4.49,
se ha dibujado la línea freática en base a una parábola básica dibujada en trazo segmentado, donde
se han realizado las correcciones en el borde de entrada y de salida.
A B
B1
Borde de B2 Borde de
entrada
salida
Superficie
freática J
D F
Figura 4.49. Línea freática de una presa de tierra (U.S. Engineers Corps, 1986).
La parábola básica empieza en el punto A y termina en el punto F, en el punto B es donde
comienza la línea freática debido a la corrección en el tramo BB1 efectuada en el borde de entrada,
el tramo B1B2 coincide con la parábola básica, pero en el tramo JB2 se efectúa una corrección
debido al borde de salida para así terminar la línea freática en el punto J. Se observa claramente que
la línea freática dibujada en trazo lleno está compuesta por tres curvas, pero que tiene como base
indispensable la parábola básica. Casagrande elaboro un método práctico para dibujar esta parábola
básica, que se muestra en la Figura 4.50.
m
0.3·m
A B G
O E D F
y0 d y0
a)
(a) 2
A B 4 3 2 1 G
4
3
h 2
1
0
F
b)
(b)
Figura 4.50. Construcción de la parábola básica.
(a) Determinación de los valores de y0 y d. (b) Trazado de la parábola básica AF.
En la Figura 4.51, se muestran las tres correcciones más comunes que se hacen a la parábola básica
en el borde de entrada.
90º
Proyección
B Línea freática B
Filtro Línea freática
Pe
< 90º = 90º
rp
en
dic
u
(a) (b)
lar
Proyección
B
Filtro Línea freática
> 90º
(c)
Figura 4.51. Corrección en el borde de entrada para la parábola básica (Whitlow, 1994).
(a) Para < 90º. (b) Para = 90º. (c) Para > 90º.
Se define a , como el ángulo de inclinación del borde de entrada con respecto a la horizontal.
Cuando < 90º, en la Figura 4.51a se observa que se traza una recta perpendicular
al borde de entrada ubicada justo en el punto superior de contacto entre el espejo de
agua y el borde de entrada de la presa, denominado con la letra B. Esta recta
perpendicular cortara a la parábola básica en un punto, la corrección se realiza
trazando un arco desde el punto B hasta la intersección de la recta perpendicular
con la parábola básica, de tal manera que este arco sea tangente al resto de la
parábola básica. La Figura 4.51a muestra esta corrección en trazo lleno.
Cuando 90º, en la Figura 4.51b y c, se observa que generalmente esta condición
se debe a la presencia de un filtro en el borde de entrada. Debido su alta
permeabilidad este filtro permite el ingreso de agua sin ninguna alteración,
manteniendo el nivel freático constante. Entonces debe proyectarse horizontalmente
la superficie de agua hasta el punto B donde se encuentra el material mas fino de la
presa, luego debe trazarse un arco del punto B a la parábola básica, de tal manera
que este sea tangente al resto de la parábola básica. La Figura 4.51b y c, muestra
esta corrección en trazo lleno.
En la Figura 4.52, se presenta a las cuatro correcciones más comunes de la parábola básica en el
borde de salida, donde se define a como al ángulo de inclinación del borde de salida con respecto
a la horizontal.
= 90º
F
filtro de pie
(c) (d)
Figura 4.52. Corrección en el borde de salida para la parábola básica (Whitlow, 1994).
(a) Para = 180º. (b) Para > 90º. (c) Para = 90º. (d) Para < 90º.
No es indispensable ser demasiado precisos al realizar estas correcciones en los bordes de
entrada y salida de la línea freática, en todos los casos se necesita simplemente tener el criterio
correcto y realizar un trazo apropiado, que refleje que satisface las condiciones del sistema.
Los valores de a y a, son obtenidos en función al valor del ángulo del borde de salida.
Generalmente estos valores son obtenidos de manera gráfica.
Para < 30º, Schaffernak y Van Iterson sugirieron un método grafico para
determinar el valor de a, que se muestra en la Figura 4.53a. El borde de salida de la
presa, debe proyectarse hasta que las proyecciones horizontales y verticales del
punto A formen en esta proyección los puntos 1 y 2. Luego, se traza el semicírculo
con diámetro 1-D. Con un radio 2-D y centro en D, se traza el arco 2-3 que
posesiona al punto 3 sobre el semicírculo. Con centro en 1 y radio 1-3 se traza el
arco 3-4, que sitúa al punto 4 sobre el borde de salida. La distancia D-4,
corresponde al valor de a.
Para 30º < < 60º, Leo Casagrande propuso una solución gráfica que se muestra en
la Figura 4.53b. A partir del punto conocido de A puede trazarse una horizontal que
define el punto 1. Con centro en 1 y radio A-1 se traza un arco y se define el punto
2. Con diámetro D-2, se traza el semicírculo. Con centro en D y radio D-1, se traza
el arco que define el punto 3 sobre el semicírculo mencionado. Finalmente, se traza
un arco de centro en 2 y radio 2-3 donde se ubica al punto 4, donde la distancia D-4
corresponde al valor de a.
Para 60º < < 180º, Albert Casagrande desarrollo un ábaco que se muestra en la
Figura 4.54 de gran utilidad, para todos los casos de comprendidos entre 60º y
180º. Con un valor de a, se ingresa al ábaco y se determina el valor de c,
conociendo el valor de a + a que es la distancia FK en la Figura 4.51.
El New England Waterworks Association, sugiere que para valores de comprendidos entre
30º y 60º, la expansión de la curva en trazo segmentado de la Figura 4.54 presenta resultados con
hasta un 25% de error con respecto a los dos anteriores métodos. Por lo tanto estos valores han de
usarse simplemente como una buena aproximación para el valor de a.
0.4
0.3
C = a + a
0.2
a
Cara vertical
0.1
Pendiente obtusa
0
30º 60º 90º 120º 150º 180º
= Inclinación del borde de salida.
Figura 4.53. Ábaco para determinar a (New England Waterworks Association, 1937).
1 3
0.3·m
A 2
a
4
D
(a)
A 1
0.3·m
4
a
(b)
D
Las redes de flujo son uno de los métodos más usados y aceptados para solucionar la ecuación [de
Laplace. Sin embargo, antes de trazar esta red deben tenerse claro ciertos detalles:
El dibujo de la sección transversal de la zona de flujo, debe estar claro y tiene que
estar a una escala horizontal y vertical igual.
La superficie libre de agua y las condiciones de borde iniciales y finales para las
funciones y del sistema deben estar identificadas y ser geométricamente
conocidas, además de otros datos pertinentes.
El suelo ha de ser homogéneo e isotrópico. (Caso contrario, véase la sección de
anisotropía en dos dimensiones de este capítulo)
En la Figura 4.55, se muestran dos sistemas de flujo en dos dimensiones en los cuales se desea
dibujar la red de flujo. Las dos secciones transversales de flujo están claramente trazadas y tiene
una misma escala vertical y horizontal adecuada. Las condiciones de borde inicial y final de la
función potencial están identificadas con trazo segmentado, mientras que las condiciones de borde
inicial y final de la función de flujo están resaltadas en trazo lleno.
Presa de concreto
Ataguía
(a)
Línea freática
Filtro de pie
(b)
Figura 4.55. Construcción de la red de flujo cuadrada. Condiciones de borde.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.
Presa de concreto
Ataguía
(a)
Línea freática
Filtro de pie
(b)
Figura 4.56. Construcción de la red de flujo cuadrada. Ubicación de las líneas de flujo.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.
Presa de concreto
Ataguía
(a)
Línea freática
Filtro de pie
(b)
Figura 4.57. Construcción de la red de flujo cuadrada. Líneas equipotenciales.
(a) Presa de concreto con ataguía. (b) Presa de tierra con filtro de pie.
Se elige un número entero del número de canales de flujo (NF), Casagrande recomienda que en
muchos casos solo bastan entre 4 y 6 canales de flujo. La primera línea de flujo, será la condición
de borde inicial de la función de flujo y la última línea será la condición de borde final de esta
función. Entonces, se procede a dibujar líneas de flujo intermedias de tal manera que estén bien
distribuidas en toda la región de flujo. En la Figura 4.56, se observa que la forma de estas líneas
tiende de la condición de borde inicial a la final.
Si el número de canales de flujo toma un valor mayor al sugerido, se tiene como resultado una
red de flujo mas precisa, pero requiere un mayor esfuerzo ajustarla adecuadamente. Una vez
dibujadas las líneas de flujo, se dibujan las líneas equipotenciales. La primera línea equipotencial,
será la condición de borde inicial de la función potencial y la última será la condición final de esta
función. En la Figura 4.57, se muestran las líneas equipotenciales en trazo segmentado, se observa
también que la forma de estas líneas tiende de la condición de borde inicial a la final. Las líneas
equipotenciales deben cortar a las líneas de flujo en ángulos rectos y tratar de formar en lo posible
elementos cuadrados. Debido a que los valores de: b y s de la ecuación [4.72] deben ser iguales,
para dar validez a la ecuación [4.77] y poder determinar el caudal que circula en la red de flujo.
El dibujar la red de flujo en un método de ensayo y error, en ocasiones hace falta mas de un
intento dibujar una red de flujo apropiada. Debe tenerse en cuenta que es muy improbable conseguir
que absolutamente todos los elementos de la red sean cuadrados, especialmente en las condiciones
de borde iniciales y finales del sistema. Sin embargo, el área sobrante de un elemento compensará al
área faltante de otro. Para que una red de flujo se considere como apropiada, debe cumplir ciertas
reglas básicas:
En la Figura 4.58, se muestran algunos ejemplos de redes de flujo en sistemas de flujo en dos
dimensiones.
(a)
(b)
Impermeable
(c)
Figura 4.58. Ejemplos de redes de flujo cuadradas (J. Badillo, 2000).
(a) Ataguía. (b) Presa de tierra. (c) Presa de concreto con mensuras.
7.3. Soluciones matemáticas para presas de tierra.
Dibujar una buena red de flujo muchas veces es un trabajo moroso e incluso hasta tedioso,
sobretodo si la geometría del sistema es complicada. Muchos investigadores han planteado
soluciones matemáticas y métodos empíricos, que ayudan en gran manera a determinar el caudal
que circula por una red de flujo, el valor de a y otros datos de interés, sin necesidad de dibujar una
red de flujo.
La mayoría de las soluciones matemáticas que se presentan a continuación, son obtenidas de la
geometría del procedimiento que se utiliza para trazar la parábola básica, mostrada de forma más
amplia en la Figura 4.59.
m
0.3·m
Parábola básica
A B a+
B1 a a
a
B2 z
h d +2 2
h J
F
x D
y0 d y0
2
Figura 4.59. Análisis analítico para la parábola básica (U.S. Engineers Corps, 1986).
Schaffernak y Van Iterson, elaboraron una relación matemática aplicable a presas de tierra, para
determinar el caudal q, esta es:
d d2 h2
Donde: a [4.79]
cos cos2 sin 2
L. Casagrande, propuso una solución matemática válida en presas de tierra para determinar el
caudal, esta es:
q k a sin 2 [4.80]
h2
Donde: a S 0 S 02 [4.81]
sin 2
Kozeny (1931) propuso una solución rigurosa para el caso de la condición de borde ilustrado de la
Figura 4.52a, determino que el caudal que circula a través de la presa de tierra es:
q 2 k a0 k y0 [4.82]
Donde: a0
y0 1
2 2
d 2
h2 d [4.83]
A. Casagrande determino que el caudal del flujo que circula a través de la presa se puede obtener
de:
q k a sin 2 [4.84]
Donde el valor de a, es obtenido del ábaco de la Figura 4.54. O también puede utilizar la
expresión:
q k y0 k d 2 h 2 d [4.85]
Solución de Pavlovsky.
Pavlovsky (1935), propuso tres expresiones matemáticas que ayudan a conocer el caudal y algunos
valores de interés para determinar la geometría de la superficie freática. El análisis de Pavlovsky, se
basa en la nomenclatura de la Figura 4.60.
d0
a1
hd dw I II
h1
a0
III
h0
Pavlovsky en su análisis divide la presa de tierra en tres zonas específicas, en la Figura 4.60 se
muestra la división de estas en trazo segmentado. La zona I compondrá la condición de borde de
entrada de la presa, la zona II compondrá la parte intermedia de la presa hasta el punto donde la
línea freática intercepta con el borde de salida y la zona III compondrá la condición de borde de
salida. Se asume que el flujo es laminar y continuo, de tal manera que la ley de Darcy es válida para
cada uno de estos fragmentos.
En base a estas suposiciones, Pavlovsky determinó que el caudal qi que circula en cada una de
las zonas será:
Para la zona I:
hw h1 ln hd
qI k
cot h h [4.86]
d 1
q II
k h12 a0 h0
2
[4.87]
2 b 2 hd a0 h0 cot
k a0 a h0
q III 1 ln 0 [4.88a]
cot a0
Si h0 = 0, se tiene que:
k a0
q III [4.88b]
cot
Se asume, que los valores de , , b, hd, hw, h0 y k son conocidos en el problema, también se
sabe que por continuidad: qI = qII = qIII = q, donde q es el caudal total que circula en todo el
sistema, solo los valores de: a0, h1 y q son desconocidos. Por lo tanto, las ecuaciones [4.86], [4.87] y
[4.88] forman un sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. Puede resolverse este sistema,
combinando sucesivamente las tres ecuaciones y obtener una solución gráfica o pueden usarse
métodos numéricos con la ayuda de un computador.
Ecuación de Dupuit.
Dupuit (1863), empleando la ley de Darcy pudo obtener una expresión que tiene una gran
aplicación práctica en los problemas de flujo a través de presas de tierra, para determinar el caudal
en base a la geometría de la línea freática. En la Figura 4.61, se muestra la nomenclatura que utiliza
Dupuit.
Dupuit, considera que conociendo la altura inicial h1 de la condición de borde inicial y de la
condición de borde final h2 de la línea freática y el valor de L que es la longitud de la proyección
horizontal de la línea freática, puede determinarse el caudal que circula a través de la presa de tierra.
La ley de Darcy se expresa como:
q =k·i·A
Dupuit, determino que el gradiente hidráulico i de la línea freática será:
h1 h2
i
L
L
h1
h2
Dupuit, también asumió que el área de la sección transversal que se encuentra por debajo de la
línea freática será:
h1 h2
A 1
2
h 2 h22
q k· 1 [4.89]
2 L
Con la ecuación [4.89], puede determinarse el caudal que circula a través de una presa de tierra
conociendo la geometría de la línea freática.
Adil Akyüz y Hazan Merdun (2003) investigadores del Department of Agricultural Structures
and Irrigation de la universidad de Kahramanmaras Sütçü İmam (Turquía), realizaron diversas
pruebas en un modelo físico con una pequeña presa de arena, por el cual hicieron circular un fluido
viscoso con el fin de determinar cual de todas las soluciones matemáticas presentadas anteriormente
proporciona los mejores resultados que se acercan a la realidad. Tras varios ensayos y variantes,
concluyeron que la ecuación presentado por Dupuit proporciona resultados que se ajustan más a la
realidad, seguida por la solución de Schaffernak y Van Iterson, L. Casagrande, Kozeny y finalmente
la solución de Pavlovsky.
Harr (1962) mejoró una modificación del método de redes de flujo, llamado: método de los
fragmentos, desarrollado originalmente por Pavlovsky. El método de los fragmentos se clasifica
como un método analítico y semiempírico, con el cual se puede calcular del caudal y otras
propiedades importantes de un sistema de flujo.
Con el tiempo, otros investigadores realizaron aportes importantes a este método, mejorándolo,
hasta el punto que con este método pueden resolverse muchos de los problemas de flujo de manera
sencilla, rápida y práctica. Este método se basa en las hipótesis e investigaciones realizadas en la
solución de Pavlovsky, donde se divide la región de flujo del sistema en zonas o fragmentos
apropiados que anteriormente se hayan determinado sus propiedades. El primer paso una vez
reconocida la región de flujo es dividir esta región en fragmentos.
En la Figura 4.62, se tiene dos sistemas de flujo en dos dimensiones. Ambos sistemas han sido
divididos en fragmentos por una línea en trazo segmentado. Estas líneas en trazo segmentado,
representan a líneas equipotenciales que dividen en fragmentos a un único canal de flujo definido
por la dirección del flujo.
I II III
I II
III
(a) (b)
Figura 4.62. División de la región de flujo del sistema en fragmentos.
(a) Sistema de doble ataguía. (b) Presa de tierra.
Un objetivo que se persigue, es que el sistema este dividido en fragmentos reconocibles que
anteriormente ya se estudiaron y se determinaron sus propiedades. Para cada fragmento, se cumple
que:
Pavlovsky, planteó que la cantidad de flujo que circula por un fragmento es:
k hiF
qi [4.90]
i
Donde:
qi = Caudal que circula por el fragmento.
k = Conductividad hidráulica del suelo.
hiF = Perdida de carga del fragmento.
i = Factor de forma del fragmento.
Nd
i [4.91]
NF
q = q1 = q2 = ... = qn
Donde q, es el caudal total de flujo que circula por todo el sistema. Si se suman todas las
pérdidas de carga (hi) de cada fragmento, se tendrá la pérdida total de carga (H). Por lo cual, la
cantidad total de flujo del sistema será:
k H
q n
[4.92]
i 1
i
Donde:
q = Caudal total que circula por el sistema.
k = Conductividad hidráulica del suelo.
H = Perdida total de carga del sistema.
i = Factor de forma de cada fragmento.
Fragmento tipo I.
Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.63, representa una región flujo horizontal paralelo
entre bordes impermeables.
Para este tipo de fragmento, el factor de forma será:
L
[4.93]
a
El fragmento de tipo I, permite un movimiento de flujo de agua en una sola dimensión, por lo
cual también es aplicable a problemas de flujo unidimensional.
(a) (b)
Figura 4.64. Fragmento tipo II (Harr, 1962).
Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.64, representa un borde vertical impermeable
incrustado una distancia S en un estrado de espesor T. Este fragmento representa la condición de
entrada mostrado en la Figura 4.64a y una condición de salida mostrada en Figura 4.64b. La región
de flujo mostrada en la Figura 4.62a, puede ser representada completamente por este fragmento. El
factor de forma para este tipo de fragmento será:
1 k hiF
[4.94]
2 q
Para determinar este factor de forma se utiliza el ábaco elaborado en la Figura 4.73, donde con
un valor de S/T , se intercepta la curva correspondiente a b/T = 0, con lo cual se determinara un
valor para q/k· hiF que reemplazando en la ecuación [4.94] se determina el factor de forma. Harr,
posteriormente planteo una manera más exacta para determinar el factor de forma utilizando el
módulo m que esta relacionado a la forma del fragmento, que para el fragmento del tipo II será:
S
m sin [4.95]
2 T
Una ves obtenido el valor del módulo m, se determina en la Tabla 4.12 la relación K/K’, por lo
que el factor de forma será:
K
[4.96]
K'
Otros investigadores, han estudiado este fragmento aplicando la teoría de elementos finitos y
han elaborado un ábaco que se muestra en la Figura 4.74. Para utilizar este ábaco, primero se
determina la relación S/T y la relación L·R/T, donde L es la distancia mostrada en la Figura 4.64 y R
es un valor de transformación que para el caso de suelos isotrópicos toma un valor de: R = 1. La
intersección de estos dos valores en el ábaco, corresponde al valor del factor de forma.
(a) (b)
Figura 4.65. Fragmento tipo III (Harr, 1962).
Este tipo de fragmento representa un elemento impermeable en forma de ―L‖ con una longitud
horizontal b y un borde vertical de profundidad S en un estrato permeable con espesor T. En la
Figura 4.65a y b se muestra la condición de entrada y salida que este fragmento puede representar.
El factor de forma para este tipo de fragmento será:
1 k hiF
2 q
Se determina el factor de forma utilizando el ábaco de la Figura 4.73, donde en este tipo de
fragmento el valor de b/T no es cero. Con un valor para q/k· hiF en la ecuación [4.97] se determina
el factor de forma.
También se puede utilizar la Tabla 4.12 para determinar el factor de forma, por lo cual para el
fragmento del tipo III se utilizara un módulo m que será:
S 2 b 2 S
m cos tanh tan [4.97]
2 T 2 T 2 T
Con un valor del módulo m se determina la relación K/K’, por lo cual el factor de forma será:
K
K'
El módulo m que se utiliza en la Tabla 4.12, resume una complicada integración elíptica en
función de b/T y S/T que se realiza para obtiene este valor. Para la mayoría de los fragmentos no se
tiene disponible un valor del módulo m, pues la resolución de dicha integral es bastante complicada.
Otra alternativa que Pavlovsky plantea, es que con un valor de m de la ecuación [4.97], puede
obtenerse directamente un valor para q/k· hiF para los casos:
q 1 4
Para m 0.3, se tiene que: ln [4.98]
k hiF
m
q
Para m2 0.9, se tiene que: [4.99]
k hiF 1 m2
2 ln
16
presentadas por Pavlovsky y Harr, lo cual permite determinar el factor de forma de manera
directa, esta se muestra en la Figura 4.75. Para lo cual, se determinan las relaciones: S/T y
dimensiones).
Este tipo, es un fragmento interno con longitud de borde b, incrustado una longitud S de en un
estrato permeable de espesor T. La Figura 4.66 muestra las dos posibles conFiguraciones de este
fragmento.
El primer caso se presenta cuando: b S, que se muestra en la Figura 4.66a, el factor de forma
para este caso es:
b
ln1 [4.100]
a
(a) (b)
Si b S que es el caso que se ilustra en la Figura 4.66b, por lo tanto el factor de forma será:
S bS
ln1 [4.101]
a T
Fragmento tipo V.
Este tipo de fragmento, tiene dos bordes verticales de igual incrustación S en un estrato permeable
de espesor T, como se muestra en la Figura 4.67.
L
T
a
El factor de forma para este tipo de fragmento, obedece a dos casos que se presentan:
L
Cuando: L 2·S, entonces: 2 ln1 [4.102]
2a
S L 2S
Cuando: L 2·S, entonces: 2 ln1 [4.103]
a T
Sin embargo, el factor de forma obtenido de las ecuaciones [4.102] y [4.103] es aproximado,
Harr presento un ábaco que proporciona valores exactos del factor de forma para fragmentos del
tipo V y VI, este se presenta en la Figura 4.76. Los valores de C1 y C2 están en función a la
geometría del fragmento, estos valores son:
S ' S ''
C1 1 1 [4.104]
T T
Para: C2 0, entonces :
Para: C2 0, entonces:
2 C2 2
ln [4.107]
4 C1
Este tipo de fragmento mostrado en la Figura 4.68, es una variación del fragmento del tipo V en las
dimensiones de los bordes verticales
(a) (b)
Figura 4.68. Fragmento tipo VI (Harr, 1962).
El factor de forma obtenido de las ecuaciones [4.108] y [4.109] es aproximado, puede usarse el
ábaco de la Figura 4.76 para valores mas exactos del factor de forma, donde el punto de
intersección de los valores de: C1 y C2 en el ábaco, corresponderá al factor de forma. También
puede determinarse este factor de manera directa, a partir de los valores de: C1 y C2 con las
ecuaciones [4.104] y [4.105].
Los fragmentos del tipo VII al IX, son aplicables a problemas de flujo no confinado, únicamente en
el caso del flujo a través de presas de tierra.
El fragmento del tipo VII, representa la condición de flujo no confinado a través de una presa
de tierra. Este flujo es caracterizado por tener un borde en el dominio de flujo como libre, que en la
Figura 4.69 se presenta como la línea freática. Esta línea o nivel freático, separa la región saturada
de la región donde no circula flujo de agua. El factor de forma para este tipo de fragmento será:
2 L
[4.112]
h1 h2
Este fragmento representa la parte central de una presa de tierra, lo cual no incluye los bordes
de entrada y salida. Esta parte central de la presa es la más importante, debido a que en está se
desarrolla el flujo.
a1
i [4.113]
cot hd y
h1 h hd
qk ln [4.114)
cot hd h
En la Tabla 4.11, se muestra un resumen de los diferentes tipos de los fragmentos y sus
propiedades.
Fragmento
Fragmento TIPO IX
Fragmento Fragmento
TIPO II
TIPO VIII TIPO VII
(a) (b)
Figura 4.72. Sistemas divididos en fragmentos reconocibles.
(a) Sistema de doble ataguía. (b) Presa de tierra.
En la Figura 4.72, se ha dividido los dos sistemas de flujo mostrados en la Figura 4.62 en
fragmentos reconocibles de acuerdo a los fragmentos de la Tabla 4.11. Por lo general, se requieren
entre uno a tres fragmentos para dividir adecuadamente la región de flujo de un sistema. El
procedimiento usado en el método de los fragmentos, puede ser utilizado como una herramienta
donde varios factores pueden variar para evaluar características del flujo en el suelo o se utilizado,
como una herramienta analítica para encontrar rápidamente resultados con una buena aproximación
en problemas de flujo.
La región de flujo que considera este método, se base generalmente en bordes horizontales y no
bordes inclinados ni curvilíneos. Por lo general, al aumentar la cantidad de fragmentos en un
sistema se incrementara el grado de error de los resultados.
Debido a la mecánica y facilicidad del procedimiento, el Computer-Aided Structural
Engineering (CASE) ha desarrollado un programa computacional para este método, que determina
el caudal y otras propiedades para un sistema de flujo de agua.
Muchas veces la geometría de la región de flujo es complicada o tiene algunas variantes especiales,
de manera que algunos métodos convencionales quedan limitados para realizar un correcto análisis
del comportamiento del flujo de agua en una estructura. Por lo cual, se emplean modelos físicos que
ayudan a conocer el comportamiento del flujo en estas estructuras. Los modelos físicos más usados
para este fin son:
L
I a
a
1 k
qhi
F
(Figura 4.73)
2 (Figura 4.74)
S S
II S
m sin
T T
2 T
K
(Tabla 4.12)
K'
b b (Tabla 4.12)
1 k h
F
(Figura 4.73)
q i K
S S
2 (Figura 4.75)
K'
III T T
m cos
S tanh2 b tan2 S
2 T 2 T 2 T
b
Para: S b
ln1
s b
T a
a
IV Para: b S
b S
ln1
b S
S
a T
T
a
Para: L 2·S
2 ln1
L
S S 2a
V T
L 2·S L 2S
2 ln1
L a Para: S
a
a T
(Figura 4.76)
h1- h 2
2 L
VII
h1 h2
h1
h2
Línea freática
a1
i
a1 cot hd y
hd
VIII h1
h1 h hd
h
q k ln
cot hd h2
Línea freática
IX k a2 a h
a2
q 1 ln 2 2
cot a2
h2
1.4
b b
1.3
S
T T
1.2
1.1
1.0
0.9
·
1
0.8
= F
i
k·h
q
0.7
b
0.2 T =
5 0
0.6
0.5 0.50
0.75
0.4
1.00
0.3 1.25
1.50
0.2
0.1
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
S
T
Figura 4.73. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962).
Tabla 4.12. Tabla para los fragmentos del tipo II y III (Harr, 1962).
K K
m2 K K'
K' m2 K K'
K'
0,000 1,571 0,000 0,51 1,863 1,846 1,009
0,001 1,571 4,841 0,325 0,52 1,871 1,837 1,019
0,002 1,572 4,495 0,350 0,53 1,880 1,829 1,028
0,003 1,572 4,293 0,366 0,54 1,890 1,822 1,037
0,004 1,572 4,150 0,379 0,55 1,899 1,814 1,047
0,005 1,573 4,039 0,389 0,56 1,909 1,806 1,057
0,006 1,573 3,949 0,398 0,57 1,918 1,799 1,066
0,007 1,574 3,872 0,407 0,58 1,929 1,792 1,076
0,008 1,574 3,806 0,414 0,59 1,939 1,785 1,086
0,009 1,574 3,748 0,420 0,60 1,950 1,778 1,097
0,01 1,575 3,696 0,426 0,61 1,961 1,771 1,107
0,02 1,579 3,354 0,471 0,62 1,972 1,764 1,118
0,03 1,583 3,156 0,502 0,63 1,983 1,757 1,129
0,04 1,587 3,016 0,526 0,64 1,995 1,751 1,139
0,05 1,591 2,908 0,547 0,65 2,008 1,744 1,151
0,06 1,595 2,821 0,565 0,66 2,020 1,738 1,162
0,07 1,599 2,747 0,582 0,67 2,033 1,732 1,174
0,08 1,604 2,684 0,598 0,68 2,047 1,726 1,186
0,09 1,608 2,628 0,612 0,69 2,061 1,720 1,198
0,10 1,612 2,578 0,625 0,70 2,075 1,714 1,211
0,11 1,617 2,533 0,638 0,71 2,090 1,708 1,224
0,12 1,621 2,493 0,650 0,72 2,106 1,702 1,237
0,13 1,626 2,455 0,662 0,73 2,122 1,697 1,250
0,14 1,631 2,421 0,674 0,74 2,139 1,691 1,265
0,15 1,635 2,389 0,684 0,75 2,157 1,686 1,279
0,16 1,640 2,359 0,695 0,76 2,175 1,680 1,295
0,17 1,645 2,331 0,706 0,77 2,194 1,675 1,310
0,18 1,650 2,305 0,716 0,78 2,214 1,670 1,326
0,19 1,655 2,281 0,726 0,79 2,235 1,665 1,342
0,20 1,660 2,257 0,735 0,80 2,257 1,660 1,360
0,21 1,665 2,235 0,745 0,81 2,281 1,655 1,378
0,22 1,670 2,214 0,754 0,82 2,305 1,650 1,397
0,23 1,675 2,194 0,763 0,83 2,331 1,645 1,417
0,24 1,680 2,175 0,772 0,84 2,359 1,640 1,438
0,25 1,686 2,157 0,782 0,85 2,389 1,635 1,461
0,26 1,691 2,139 0,791 0,86 2,421 1,631 1,484
0,27 1,697 2,122 0,800 0,87 2,455 1,626 1,510
0,28 1,702 2,106 0,808 0,88 2,493 1,621 1,538
0,29 1,708 2,090 0,817 0,89 2,533 1,617 1,566
0,30 1,714 2,075 0,826 0,90 2,578 1,612 1,599
0,31 1,720 2,061 0,835 0,91 2,628 1,608 1,634
0,32 1,726 2,047 0,843 0,92 2,684 1,604 1,673
0,33 1,732 2,033 0,852 0,93 2,747 1,599 1,718
0,34 1,738 2,020 0,860 0,94 2,821 1,595 1,769
0,35 1,744 2,008 0,869 0,95 2,908 1,591 1,828
0,36 1,751 1,995 0,878 0,96 3,016 1,587 1,900
0,37 1,757 1,983 0,886 0,97 3,156 1,583 1,994
0,38 1,764 1,972 0,895 0,98 3,354 1,579 2,124
0,39 1,771 1,961 0,903 0,99 3,696 1,575 2,347
0,40 1,778 1,950 0,912 0,991 3,748 1,574 2,381
0,41 1,785 1,939 0,921 0,992 3,806 1,574 2,418
0,42 1,792 1,929 0,929 0,993 3,872 1,574 2,460
0,43 1,799 1,918 0,938 0,994 3,949 1,573 2,510
0,44 1,806 1,909 0,946 0,995 4,039 1,573 2,568
0,45 1,814 1,899 0,955 0,996 4,150 1,572 2,640
0,46 1,822 1,890 0,964 0,997 4,293 1,572 2,731
0,47 1,829 1,880 0,973 0,998 4,495 1,572 2,859
0,48 1,837 1,871 0,982 0,999 4,841 1,571 3,081
0,49 1,846 1,863 0,991 1,000 1,571 0,000
0,50 1,854 1,854 1,000
L·R
T 0.1 0.2
0.15
0.25
4.0
0.3
3.5
0.35
0.4
3.0
0.5
2.5 0.6
0.8
1.0
8
2.0
1.5
1.0
0.5
S S
T T
b b
S S
T T
2.5
b·R
T
1.6
2.0
1.4
1.2
1.5 1.0
0.8
0.6
1.0
0.4
0.2
0.0
0.5
0
0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
S/T
Figura 4.75. Ábaco para los fragmentos del tipo II y III (Polubarinova & Kochina, 1962).
5.0
S''
S'
T
a''
4.5 a' L
4.0
3.5
C2
S' S ''
C1 1 1
3.0 T T
2.8
2.6
2.0
2.0
1.8
1.6
1.4
1.5
1.2
1.0
1.0
0.8
0.6
0.5 0.4
0.2
0.0
-1.4 -1.2 -1.0 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2
0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
C1
Figura 4.76. Ábaco para el fragmento del tipo V (Harr, 1962).
Tabla 4.13. Correspondencia entre el flujo de agua y la corriente eléctrica (J. Badillo,
2000).
Entre las bordes equipotenciales del modelo debe aplicarse una diferencia de potencial que
representará a la diferencia de carga hidráulica existente entre los bordes equipotenciales del
prototipo. Por lo general, en estos modelos se usan diferencias de potencial entre los bordes
equipotenciales de 6 a 10 voltios y es frecuente usar un ritmo entre las equipotenciales de 1/10 de la
caída potencial total, con lo que se obtendrán 9 equipotenciales en el modelo. El problema se
resuelve entonces, para un caso de flujo en una región homogénea e isotrópica, midiendo el
potencial en voltios existente en cada punto de la superficie del material que constituye el modelo,
supuesto que éste es homogéneo e isotrópico en lo que se refiere a su conductividad. La medida se
hace con una aguja fina conductora ligada a un voltímetro, ubicándola al azar de tal manera que se
tengan suficiente número de puntos de mismo potencial, para así poder trazar las líneas
equipotenciales.
(a)
Electrodo
Electrodo
Líneas equipotenciales
Papel conductor
a)
Electrodo
Líneas de flujo
Electrodo
Papel conductor
b)
(b)
Figura 4.77. Modelo de la analogía eléctrica con papel conductor (Wiley, 1982).
(a) Electrodos en los bordes permeables. (b) Electrodos en los bordes impermeables.
En la Figura 4.77 se representa esquemáticamente un modelo para el flujo bajo una presa. Una
vez conocido el potencial en un número suficiente de puntos en la superficie conductora, es posible
trazar líneas de igual potencial eléctrico que representarán directamente a equipotenciales de la
región de flujo; si las equipotenciales eléctricas se han trazado con un ritmo de caída constante, se
harán obtenido directamente las equipotenciales que interesan en la región de flujo, la Figura 4.77a
muestra estas líneas.
El procedimiento más sencillo para trazar la red de flujo, una ves obtenidas las líneas
equipotenciales, es simplemente dibujar la familia de líneas de flujo que sean ortogonales,
constituyendo de esta manera una red de flujo con elementos cuadrados.
Otra posibilidad de resolver el problema es invertir el modelo eléctrico, convirtiendo los bordes
equipotenciales en bordes aislantes y recíprocamente; las líneas equipotenciales obtenidas en este
segundo modelo son las líneas de flujo del primero (Figura 4.77(b). Este segundo procedimiento es
más complicado que el primero y tiene el inconveniente adicional de no proporcionar un red de
cuadrados. En este caso se obtiene una red de rectángulos de misma proporción largo y ancho, por
otra parte trazando apropiadamente las líneas equipotenciales será fácil obtener la red de flujo
cuadrada.
Como se ve, en el caso de modelos de flujo confinado, es importante conocer bien las
condiciones de borde de la región de flujo para obtener buenos resultados. Sin embargo, en el caso
de flujo no confinado el problema se complica algo, ya que no hay ningún concepto en el flujo
eléctrico análogo al comportamiento del flujo no confinado. En el caso de flujo no confinado, es
esencial conocer la geometría de la línea freática. En la práctica lo que se hace es suponerla de
acuerdo al criterio y experiencia del proyectista (el método propuesto por A. Casagrande es de gran
ayuda para determinar esta geometría).
Una línea freática correcta, debe cumplir que las diferencias de altura entre puntos de igual
caída de potencial hidráulico del prototipo sean iguales y en el modelo que las diferencias de
potencial eléctrico entre los puntos correspondientes sean también iguales; en otras palabras, en un
modelo que tenga una línea freática correcta debe existir una ley lineal entre las elevaciones de los
puntos en que las equipotenciales cortan a la línea y los potenciales eléctricos de esos puntos. Al
encontrar la línea freática correcta, se recorta el papel conductor según a la forma de esta. Luego, se
traza la red de flujo igual que el caso de flujo confinado, con modificaciones en el borde de salida.
Los modelos en tanque de arena llamados también modelos hidráulicos, consisten en fabricar un
prototipo del problema de flujo de agua a pequeña escala de tal manera que se asemeje lo mas
posible a la realidad. En la Figura 4.78, se muestran algunos tipos de modelos.
Estos tanques que se utilizan tienen una pared de vidrio que permite tener una vista transversal
del sistema, generalmente se utiliza arena fina u otro material que pueda asemejar las condiciones
en campo del suelo. Se tiene especial cuidado en la geometría misma del sistema, en especial la
región de flujo que sea todo a escala. Al ser un modelo pequeño, se deben corregir los efectos de
ascenso capilar y la velocidad del ingreso del flujo de agua.
Pueden estudiarse casos, como el flujo de agua hacia un pozo como se muestra en la Figura
4.79a, el flujo de agua en condiciones muy variables y especiales como se ve en la Figura 4.78b. En
la Figura 4.78c, se muestra que para observar mejor como el flujo de agua se comporta se utiliza un
trazador, que es un tinte de color que tiñe el agua y así se puede observar como esta se mueve en la
región de flujo.
Generalmente estos modelos son utilizados para estudiar sistemas anisotrópicos o estratificados,
investigar el drenaje del agua en una obra hidráulica o una presa de tierra, donde se tendrá un
comportamiento complicado e impredecible.
(a) (b)
Tinte trazador
(c)
Figura 4.78. Modelos en tanque de arena (U.S. Engineers Corps, 1986).
(a) Flujo de canal a pozo. (b) Flujo de laguna a canal. (c) Tinte trazador en una presa.
Frontal
A Intermedio
posterior
Superficie
freática
A Espacio A-A
Placa
posterior
Placa a
en
frontal ar
de
elo
od
M
Figura 4.79. Modelos con fluido viscoso (U.S. Engineers Corps, 1986).
El modelo consiste en dos placas de vidrio grueso paralelas y próximas, entre las que se coloca
formada de plástico, la sección completa de la estructura que se desea estudiar. Debido a que se
utiliza un fluido viscoso que no se filtra lateralmente, debe tenerse cuidado con la temperatura
puesto que puede afectar significativamente la densidad de este fluido, por lo general se utiliza
glicerina. Se coloca en el modelo, de manera que reproduzca a escala el tirante que genera el flujo
en el prototipo y se permite que se establezca la circulación correspondiente, se usa tinte trazador
para seguir la forma de las líneas de flujo. Este tipo de modelos se usa generalmente en laboratorio
para hacer comparaciones pues se puede controlar la densidad de líquido con la temperatura, lo que
permite hacer una serie de variantes en la investigación.
El gradiente hidráulico de salida, es conocido como la cantidad de disipación de altura de carga por
unidad de longitud, medido a lo largo de la cara de la estructura donde el flujo de agua sale del
medio poroso (U.S. Engineers Corps, 1986).
Cara donde se mide el
gradiente hidráulico de
salida.
(a)
(b)
Figura 4.80. Cara de la estructura donde se mide el gradiente hidráulico de salida.
(a) Presa de concreto. (b) Sistema de doble ataguía.
Esta característica del flujo, es aplicable únicamente a sistemas de flujo confinado. En la Figura
4.80, se muestra la parte de la cara de la estructura donde es medido el gradiente hidráulico de
salida.
L
h
ie [4.116]
L
Donde:
ie = Gradiente hidráulico de salida.
h = Pérdida de carga a lo largo de la cara.
L = Longitud de la cara.
Para poder calcular el valor de este gradiente, debe determinarse la pérdida de carga a lo largo
de la cara de la estructura en el borde de salida.
En el caso de utilizarse redes de flujo, la longitud de la cara donde es medido este gradiente forma
parte de la primera línea de flujo. La pérdida de carga entre líneas equipotenciales según la ecuación
[4.77], será:
H
h [4.117]
Nd
Donde:
h = Pérdida de carga entre líneas equipotenciales.
H i
hiF n
[4.118]
i 1
i
Donde:
hiF = Perdida de carga del fragmento.
H = Perdida de carga total del sistema.
= Factor de forma del fragmento.
Determinada la pérdida de carga del fragmento donde ocurre la salida del flujo del medio
poroso, con la relación S/T se ingresa al ábaco y se determina un valor para la relación: ie·S/hi, con
la que se determinar el gradiente hidráulico de salida.
1.0
b b
S S
T T
0.8
0.6
ie·s
h iF
0.4
0.2
hiF
ie [4.119]
2 K T m
Donde:
ie = Gradiente hidráulico de salida.
hiF = Perdida de carga del fragmento.
K = Constante que está en función al módulo m (Tabla 4.12).
T = Espesor del fragmento.
m = Módulo para los fragmento del tipo II y III (ecuación [4.95] y [4.97]).
Luego de calcular el valor de m2, en la Tabla 4.12 se determina el valor de K y finalmente el
valor de hiF es determinado con la ecuación [4.118].
En sistemas de flujo confinado, el agua circula por debajo de las estructuras impermeables donde el
suelo se encuentra saturado de agua, anteriormente se había comentado acerca de la presión de
poros que ocasiona el ascenso del agua en un piezómetro, pero cuando la presión de poros actúa por
debajo de una estructura esta es como una barrera impermeable, esta presión tiende a levantar la
estructura.
La determinación de esta presión ascendente contribuye al análisis de la estabilidad de una
estructura hidráulica. La cara de la estructura que está en contacto con el suelo donde actúa la
presión de poros, se la llamará: cara de contacto. Según la ecuación [4.9], la presión de poros en
cualquier punto de la cara de contacto que se escribe:
ui = w·hpi [4.122]
La pérdida de carga (hi) es lineal a lo largo de la cara de contacto, entonces para determinar la
altura piezométrica, ha de determinarse la perdida de carga para el punto de contacto.
En el caso de utilizarse una red de flujo debe identificarse todas las líneas y las caídas
equipotenciales como se muestra en la Figura 4.124.
La pérdida de carga para cualquier punto del plano de contacto puede expresarse con la
expresión:
H
hi ndi [4.121]
Nd
Donde:
hi = Perdida de carga para un punto de contacto.
H = Pérdida de carga total del sistema.
Nd = Número total de caídas equipotenciales.
ndi = Ubicación del punto según a las líneas equipotenciales.
0
A B C D E F G H IJ 17
E'
h1 1
16
2 15
3 14
12 13
4 5 10 11
6 8 9
7
Luego de dibujar la red de flujo cuadrada, debe identificarse a todas las líneas equipotenciales
de la manera como se ve en la Figura 4.84. Si se desea conocer la pérdida de carga para el punto A,
el valor de ndi será 1, lo que significa que este punto esta ubicado a una línea equipotencial
completa. Para el punto B el valor de ndi será 8, mientras que para el punto E’ el valor de ndi será
11.5, pues está ubicado a 11 líneas equipotenciales completas y una mitad.
A B C D E F G H IJ
H
E'
h1
Fragmento
· F
Fragmento
Fragmento
tipo II tipo IV tipo II
La pérdida de carga para cada fragmento ( hiF ) es determinada con la ecuación [4.118],
por lo la pérdida de carga para cualquier punto del sistema es determinado con la expresión:
i
hi hiF hi [4.122]
i 1
Donde:
hi = Pérdida de carga para un punto de contacto.
hiF = Pérdida de carga para cada fragmento.
hi' = Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión.
La pérdida de carga para un punto de contacto es acumulativa, para el punto E' el valor de hi
corresponderá a la pérdida de carga del fragmento II más el valores de hi' correspondiente al punto
E'. En el caso del punto F el valor de hi corresponderá a la pérdida de carga del fragmento II y V
más el valor de hi' correspondiente al punto F.
La Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión es determinada con la
expresión:
h F
hi i li [4.123]
L
Donde:
h'i = Pérdida de carga del punto respecto al fragmento en cuestión.
hiF = Pérdida de carga del fragmento en cuestión.
L = Longitud total del sistema.
li = Distancia del punto de contacto de acuerdo a la longitud total del sistema.
Si se deseara determinar el valor de h'i del punto E’ el valor de li será medido según a la
dirección del flujo, por lo que será la distancia del fragmento II más una parte del fragmento V,
hasta donde se encuentra este punto, el valor de hiF para este punto corresponderá al del fragmento
V, en cambio para el punto F será el del fragmento II. Teniendo las pérdidas de carga para cualquier
punto de la cara de contacto, se determina la altura piezométrica para estos puntos con la ecuación
[4.120] y finalmente con la ecuación [4.121] se determina la presión de poros para el plano de
contacto. Conociendo la presión de poros para varios puntos de contacto, se tendrá el diagrama de
presión ascendente.
Li
hi H [4.124]
L'
Donde:
hi = Pérdida de carga para un punto de contacto.
Li = Longitud de contacto del punto en cuestión.
H = Perdida total de carga del sistema.
L’ = Longitud total de contacto.
Lane, considera la superficie de contacto a la primera línea de flujo, que será la condición
inicial de borde de la función de flujo. En el sistema de flujo confinado de la Figura 4.86, se desea
determinar el diagrama de presiones ascendentes que actúa en la cara de contacto de la estructura.
El primer paso consiste en ubicar puntos de tal manera que puedan reconocerse distancias
horizontales y verticales en la estructura, como se muestra en la Figura 4.86. En el caso que se tenga
un elemento inclinado deberá usarse las componentes verticales y horizontales del elemento. Lane
propuso que una partícula de suelo le es más fácil circular horizontalmente que verticalmente, por lo
tanto determino que la distancia de contacto L’ será la suma de las longitudes verticales más el
tercio de las longitudes horizontales, lo que significa:
1
L' LV LH [4.125]
3
Donde:
L’ = Longitud total de contacto.
LV = Longitud vertical de contacto.
LH = Longitud horizontal de contacto.
H
1
3 5
C' 4
Las distancias verticales de contacto LV en la Figura 4.86, serán los segmentos 1-2, 2-3 y 4-5.
Mientras que la única distancia vertical de contacto será el segmento 3-4. La longitud de contacto
para un punto, es la distancia que se encuentra el punto sobre la superficie de contacto. Para el
punto 2 la longitud de contacto li será únicamente la distancia vertical de contacto del segmento 1-2.
Mientras que para el punto C, la longitud de contacto será la distancia vertical de contacto de los
segmentos 1-2 y 2-3 mas la tercia parte de la longitud horizontal de contacto del segmento 3-C’.
Siguiendo este procedimiento pueden determinarse las pérdidas de carga para cada punto de la
superficie de contacto y luego las alturas de presión con la ecuación [4.120] y finalmente la presión
de poros con la ecuación [4.121] teniendo así el diagrama de presiones ascendentes.
Este método propuesto por Lane tiene como ventaja su facilidad para resolver problemas de
flujo ascendente y proporciona buenas aproximaciones, puesto que se hace suposiciones sobre la
facilidad que tiene el agua en moverse en el interior del suelo en sentido vertical como horizontal.
Todo el diagrama de presión ascendente que actúa bajo la estructura puede ser representado como
una fuerza puntual resultante que actúa en un punto por debajo por debajo la estructura.
Si el gradiente hidráulico del flujo que sale por el borde de salida de la estructura es muy grande, las
partículas del suelo en el sector donde se produce la salida son removidas debido a ese gradiente. A
este fenómeno se lo llamo anteriormente flotación, que causa el ascenso de estas partículas como si
el suelo estaría en ebullición, originando condiciones movedizas en el suelo. Este fenómeno con el
tiempo puede ocasionar socavación, afectando la estabilidad de la estructura. Anteriormente se
había comentado, que el gradiente hidráulico mínimo necesario para ocasionar la flotación en las
partículas se lo llama gradiente hidráulico crítico. El factor de seguridad contra flotación de las
partículas, se determina con la expresión:
icr
FSG [4.126]
ie
Donde:
Varios investigadores recomiendan que este factor de seguridad pudiera variar de 1.5 a 15,
dependiendo de las características y condiciones del suelo. Sin embargo, un rango apropiado para
este valor está comprendido entre: 2.5 a 5 (U.S. Engineers Corps).
Terzaghi (1953), sugirió otra manera de determinar el factor de seguridad contra flotación. A
este fenómeno lo llamo tubificación. El término tubificación describe un estado inestable que se
presenta cuando la componente vertical de la presión de flujo, que actúa en dirección ascendente,
supera al peso sumergido del suelo ocasionando condiciones movedizas. Si las fuerzas ascendentes
de flujo superan al peso sumergido, las partículas pueden ser transportadas hacia arriba y
depositarse en la superficie del suelo. De esta manera, se forma un ―tubo‖ en el suelo (Figura 4.87)
cerca de la superficie (Whitlow, 1994).
d
2
A D
W
d
B C
us
W sat w d
d
2
La distribución de la presión de flujo en la base BC del prisma se obtiene mediante el método
de las redes de flujo o de los fragmentos. El valor promedio de esta distribución de presión
ascendente, se define como: us. Entonces, la fuerza ascendente de flujo sobre BC será:
us d 2 .
Puesto que la tubificación se presenta cuando la fuerza ascendente de flujo es igual al peso
específico del suelo, el factor de seguridad contra la tubificación será:
FST
sat w d
[4.127]
us
Donde:
FST = Factor de seguridad contra la tubificación.
ysat = Peso unitario saturado del suelo.
yw = Peso unitario del agua.
d = Profundidad de la estructura en el suelo.
us = Valor promedio de la presión de poros en BC.
Para el caso de suelo anisotrópico, se sabe que: kx kz. Por lo cual, la ecuación que gobierna la
región de flujo en suelo anisotrópico [4.55], será:
2h 2h
kx k z 0
x 2 z 2
Esta expresión no es la ecuación de Laplace y no puede ser utilizada para obtener soluciones a
los problemas de flujo en dos dimensiones, ni dibujar la red de flujo cuadrada. Sin embargo, puede
cambiarse la geometría del problema para que la ecuación [4.55], tome la forma de la ecuación de
Laplace. A este recurso se lo llama: la teoría de la sección transformada. Si el suelo es más
permeable horizontalmente (kx > kz), el efecto que tiene la transformación geométrica en la región
de flujo, es una reducción de las dimensiones en la dirección x, mientras que las dimensiones en la
dirección z quedan intactas. Para lo cual, se realiza un cambio de variable en las coordenadas x y z a
las coordenadas x’ y z’, que serán:
kz
x' x z' = z [4.128]
kx
2h kz 2h
0 [4.129]
x 2 k x z 2
Teniendo en cuenta los cambios de variable de la ecuación [4.128], por otra parte, puede
escribirse:
h h x' k z h x' kz
x
x x' x k x x' x kx
Lo que resulta:
2h kz 2h 2h 2h
0 por otra parte: 0
x 2 k x x' 2 z 2 z ' 2
kz 2h kz 2h
0
k x x 2 k x z ' 2
2h 2h
0 [4.130]
x' 2 z ' 2
s
q kx
b
kx > k z
x
(a)
z'
s k z k x
q k'
b
x
(b)
Figura 4.88. Elemento de la red de flujo en suelo anisotrópico (Atkinson & Bransby, 1978).
(a) Elemento en dimensiones reales. (b) Elemento en dimensiones reales.
Si el suelo es más permeable verticalmente (kz > kx), el efecto que tiene la transformación
geométrica en la región de flujo, es una reducción de las dimensiones en la dirección z, mientras
que las dimensiones en la dirección x quedan intactas. El cambio de variable para este caso será:
kx
z' z x' = x [4.131]
kz
2·b
kz=4·kx
(a)
Ataguía
2·a
3 2 1 1
kx=4·k z
(b)
a Números de referencia
4 3 2 1 1 2 3 4
(c)
Figura 4.89. Redes de flujo construidas en suelo anisotrópico (Cedergren, 1972).
(a) Red de flujo anisotrópica en dimensiones reales kz > kx. (b) Red de flujo anisotrópica en
dimensiones reales kx > kz. (c) Red de flujo construida en la sección transformada.
Cuando la red de flujo es construida en las dimensiones reales del suelo anisotrópico, las líneas
equipotenciales y de flujo no se interceptan en ángulos rectos. Sin embargo, cuando se aplican los
cambios de variable correspondientes a cada caso, la región de flujo cambia de escala, ha esta nueva
región de flujo se la denomina: sección transformada. La red de flujo cuadrada será construida de la
misma manera que en el caso isotrópico en la sección transformada. En la Figura 4.89, se muestra
dos ejemplos al respecto.
En la Figura 4.89a, se muestra la red de flujo en un sistema anisotrópico en dimensiones reales,
donde kz > kx, al ser el suelo más permeable en la dirección z la red es alargada en esa dirección. En
la Figura 4.89b, se muestra otro sistema anisotrópico en dimensiones reales, donde kx > kz, que está
alargada en la dirección x. Al aplicar los cambios de variable de la ecuación [4.134] en la Figura
4.89a y de igual forma los cambios de variable de la ecuación [4.128] en la Figura 4.89b, en ambos
casos, la región de flujo queda transformada a un sistema isotrópico, como se ve en la Figura 4.89c.
Por lo tanto análogamente que el caso isotrópico, la ecuación [4.133] pueden escribirse de acuerdo a
la función potencial y de flujo, que será:
2 2 2 2
0 0
x' 2 z ' 2 x' 2 z ' 2
Estas dos ecuaciones, son las ecuaciones de Laplace en función a las dos familias de curvas que
gobiernan la distribución de flujo a través de la región (x’, z’)
Entonces, puede trazarse la red de flujo cuadrada de la misma manera que el caso isotrópico,
donde todas las propiedades de la red de flujo son válidas para la sección transformada. Por lo cual,
el caudal que circula por la red de flujo en la sección transformada será:
q k ' F h1 h2
N
[4.132]
Nd
b b
q k x h k 'h
s s k z k x
k' kx kz [4.133]
Según a la ecuación [4.133], se concluye que en la sección transformada deberá usarse un valor
de la conductividad hidráulica igual a la media geométrica de las conductividades reales, de esta
manera podrá determinarse sin dificultad el caudal y otras propiedades en la sección transformada.
En esencia la teoría de la sección transformada, es un simple artificio de cálculo que se logra por
una sencilla transformación de coordenadas y que se modifica sobre el papel las dimensiones de la
región de flujo en estudio, de manera que la nueva región obtenida se suponga que es isotrópica (J.
Badillo, 2000).
Método de los fragmentos en suelo anisotrópico.
Originalmente el método de los fragmentos fue desarrollado para suelos isotrópicos, sin embargo
varios investigadores hicieron aportes a este método, de tal manera que ahora puede ser utilizado en
suelos anisotrópicos. Los ábacos que se muestran en las Figuras 4.77 a 4.79, están elaborados para
utilizarse en suelos anisotrópicos, donde se incluye el valor de transformación R, que será:
kz
R [4.134]
kx
La Figura 4.90, muestra las condiciones de flujo por un borde entre dos suelos que son homogéneos
e isotrópicos, pero con diferente conductividad hidráulica.
a
a
2
b
1
C
a
q
B
q
Suelo 2
Suelo 1 k2
k1
Figura 4.90. Deflexión de las líneas equipotenciales y de flujo en el borde de suelos con distinta
conductividad hidráulica (Atkinson & Bransby, 1978).
La red de flujo del suelo 1 del borde a la izquierda, tiene elementos cuadrados de lado a,
mientras, que el suelo 2 del borde a la derecha, debido a que es de diferente conductividad los
elementos de la red son rectángulos con lados s y b. No obstante, como se ve en la Figura 4.91,
las líneas de flujo y equipotenciales son continúas al pasar el borde aunque sus pendientes cambien.
La cantidad de flujo entre dos líneas de flujo adyacentes debe ser la misma en todas partes, al
igual que la perdida de carga entre dos líneas equipotenciales adyacentes. La cantidad de flujo entre
dos líneas de flujo adyacentes según la ecuación [4.72], será:
Donde los subíndices 1 y 2 se refieren a los suelos 1 y 2. De la ecuación [4.71], se tiene que:
1 = – k1·Dh1 2 = – k2·Dh2 [4.136]
Debido a que las líneas equipotenciales son continuas al pasar el borde, entonces se conoce que:
h1 = h2. De esta manera, según a las ecuaciones [4.135] y [4.136], se tendrá que:
b k1
[4.137]
s k 2
De la geometría en la Figura 4.91, se tiene que:
b tan1
[4.138]
s tan 2
k1 tan1
[4.139]
k 2 tan 2
La ecuación [4.149], define la deflexión que tendrán las líneas de flujo cuando cruzan en borde
y la ecuación [4.137] define las dimensiones de la red de flujo en un lado del borde, cuando en el
otro lado la red de flujo es cuadrada.
La Figura 4.92, muestra dos ejemplos comunes de secciones compuestas en presas de tierra.
La sección compuesta en una presa de tierra, por lo general tiene entre 2 o 3 tipos de
conductividades hidráulicas que no son muy diferentes entre si. Las conductividades en secciones
compuestas, no han de superar ser 1000 veces mayor o menor que la otra conductividad. Las
diferentes conductividades de la sección compuesta de la presa de tierra, producen una variación en
la trayectoria de la línea freática, al atravesar cada borde que separa distintas conductividades la
línea freática se abate cambiando así su pendiente.
k1 k2
(a)
k1 k2 k1
(b)
Figura 4.91. Presa con sección compuesta.
(a) Sección con dos conductividades (b) Sección con núcleo de distinta permeabilidad.
Bo
rde
Bo
k1 k2 k1 k2
rde
w w
k1 > k 2 ==w k1 k 2
>
==0
(a) (b)
k1 e k2
rd
Bo
k1 k 2
>
=270--w
(c)
e
rd
Bo
k1 k2
e
rd
k1 k2
Bo
Muy
permeable
w w
k1 k 2 =270--w
>
k1 > k 2
(d) (e)
Figura 4.92. Condiciones de transferencia para la línea freática (J. Badillo, 2000).
(a) Para k1 > k2 y w < 90. (b) Para k1 < k2 y w < 90. (c) Para k1 < k2 y w > 90 (caso poco común). (d)
Para k1 << k2 y w > 90 (k2 muy permeable). (e) Para k1 > k2 y w > 90.
La línea freática, por ser una línea de flujo, deberá de cumplir las condiciones generales de
transferencia de tales líneas, es decir que si es el ángulo agudo con que la línea llega al borde y
el ángulo agudo con que sale de la misma, después de ser desviada al modo de un rayo de luz que
pasa de un medio a otro de diferente velocidad de propagación. Por lo que se llegará a cumplir que:
tan k1
tan k 2
La línea freática ha de cumplir también la condición de igualdad de las pérdidas de carga (h),
por ser línea equipresión, a diferencia de una línea de flujo común, por lo cual las condiciones de
transferencia son distintas al caso de las líneas de flujo. Las condiciones de transferencia de la línea
freática, se muestran el la Figura 4.92.
Antes de aplicar las condiciones de transferencia de la línea freática, debe conocerse los
sentidos que toman los ángulos y .
Método de los fragmentos en suelo estratificado.
El análisis de suelos estratificados es otra limitación que tiene el método de los fragmentos. Un
procedimiento aproximado para determinar las características del flujo de un sistema estratificado
ha sido propuesto por Polubarinova-Kochina. Harr ha mejorado aquel método, donde los
coeficientes de conductividad hidráulica de ambos estratos son relacionados con un parámetro
adimensional que se expresa:
tan
k2
[4.140]
k1
Donde:
k1 = Conductividad hidráulica del estrato superior.
k2 = Conductividad hidráulica del estrato inferior.
la relación q/k de la ecuación [4.90], para los tres casos especiales de que son:
[4.140], luego se interpola el valor de la relación q/k del sistema con respecto al valor de
calculado del sistema, con los valores de de cada fragmento. Utilizando este
altura total de carga para los tres casos de para cada punto de contacto deseado
Finalmente se interpola los valores que corresponden al del sistema. Para determinar el
hidráulico de salida con el ábaco de la Figura 4.83 para los tres casos de , luego se
En el caso de un sistema de tres estratos o más, se usan dos o más valores de . Donde el primer
valor de representara los primeros estratos superiores, mientras que el segundo valor será los
últimos estratos, de tal manera que existan simplemente dos grupos, luego ha de analizarse los
estratos en cuestión y así sucesivamente para un número mayor de estratos en un sistema.
El movimiento real del flujo de agua en el suelo corresponde al de un sistema en tres dimensiones.
Anteriormente se consideraron casos donde puede analizarse el flujo de agua en una y dos
dimensiones. Sin embargo, el presenciar el comportamiento del flujo en tres dimensiones tiene
ventajas singulares pues de esa forma se conoce el verdadero comportamiento del agua en el suelo.
El flujo del agua hacia un pozo puede idealizarse como un flujo tridimensional con simetría
axial (siendo el eje del pozo el eje de simetría) de un flujo homogéneo a través de un medio poroso.
La utilización de pozos de bombeo con fines de abastecimiento de agua era ya familiar en las
civilizaciones antiguas. Sin embargo, de los avances técnicos empíricos serios en la materia que
datan de hace aproximadamente un siglo; existen en la actualidad modelos tridimensionales en
ordenadores que se valen de la teoría de elementos finitos para resolver problemas de flujo en tres
dimensiones y también modelos eléctricos como se muestra en la Figura 4.93. En ase a las
investigaciones realizadas por Darcy y Dupuit.
Figura 4.93. Modelo eléctrico para flujo tridimensional (Duncan, 1963).
Uso de Pozos.
Los pozos pueden utilizarse de una gran variedad de maneras, especialmente para controlar el flujo
de agua en el suelo. Estos pueden estar localizados en los acuíferos al lado de estructuras de
retención de agua para disminuir la presión al límite más bajo en los estratos impenetrables. Los
pozos también son usados para mantener condiciones secas en excavaciones durante la
construcción, también las pruebas de bombeo en pozos sirven como un medio exacto para
determinar la conductividad hidráulica del suelo.
La técnica gráfica de redes de flujo descrita en la sección de flujo en dos dimensiones y los métodos
aproximados puede usarse en el análisis de problemas de pozos. Sin embargo, las fórmulas
elaboradas para obtener soluciones analíticas a los problemas de pozos es la técnica más aceptada.
Redes de flujo.
Un ejemplo de una red de flujo para un simple problema se muestra en la Figura 4.95. El caudal
entre las líneas de flujo está dado por la ecuación propuesta por Taylor (1948) que es:
r b
q 2 k h [4.141]
l
Donde:
k = Conductividad hidráulica.
∆h = Perdida de carga total entre líneas equipotenciales.
r = Distancia del pozo.
b =Dimensión del elemento en la dirección Z.
l = Dimensión de elemento en la dirección r.
q
Pozo de
bombeo
Abatimiento
A
niv batim
el ie h2 z
fre nto
áti d
co el
Estrato impermeable
(a)
(b)
b
r
Z
(c)
Figura 4.94. Salida del flujo radial simple (Taylor, 1968).
(a) Flujo horizontal del pozo. (b) Red de flujo vista en planta. (c) Red de flujo vista en perfil.
Como en una red de flujo en planta, ∆q y ∆h deben ser iguales para todos los elementos dentro
de la red de flujo. Así r b l es una constante. Cuando se traza la vista en planta (Figura 4.94b) la
red de flujo consiste de elementos cuadrados como en el caso de un plano descrito en el flujo en dos
dimensiones.
Cuando se traza el perfil (Figura 4.94c) los elementos de aspecto con la relación (b/R) es
proporcional a la distancia radial r y por consiguiente no son cuadrados.
Por lo tanto, la construcción gráfica de las redes de flujo para los problemas de flujo radial
generalmente no es práctico excepto los casos donde la presión del agua es constante y sólo se
requiere la vista en planta de la red de flujo.
Soluciones aproximadas.
Los métodos numéricos y analógicos pueden ser usados para problemas que involucran condiciones
de borde complicadas. Los métodos analógicos eléctricos son especialmente ventajosos para
problemas de pozos más complicados que no pueden idealizarse en dos dimensiones.
Fórmulas analíticas.
El análisis de flujo a un solo pozo puede ser resuelto a menudo por métodos analíticos. También, el
análisis de flujo de pozos múltiples y muchos problemas que involucran condiciones de borde
complicadas puede ser resuelto bien por soluciones de superposición para problemas de pozos
singulares. Pueden obtenerse soluciones analíticas para problemas de flujo no estacionario.
8.2. Ecuaciones básicas del pozo para flujo en estado estacionario.
Flujo estacionario.
Las condiciones de flujo estacionario existen cuando el caudal de flujo del pozo y la superficie
piezométrica no cambian con el tiempo. Si la región de la superficie piezométrica no fluctúa, las
condiciones de estado estacionario son alcanzadas por bombeo de un pozo de un caudal constante
durante un largo periodo de tiempo. En otras palabras, al construir un pozo y comenzar a bombear
agua de el con un caudal constante, el nivel de agua se empieza a abatir y se produce un flujo de la
masa de agua que rodea al pozo hacia este; conforme pasa el tiempo el nivel sigue bajando y el flujo
hacia el pozo se modifica. Eventualmente puede llegarse a una estabilización del nivel del agua en
el pozo y de flujo de agua hacia el mismo en la zona circunvecina; cuando esto se ha logrado se
tendrá un flujo estacionario, que hasta ese momento era no estacionario o transitorio. El diseño de
pozos para el control del flujo de agua es a menudo basado en cálculos que asumen condiciones de
estado estacionario.
En acuíferos artesianos.
Impermeable R
Figura 4.95. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
dh
q k i A k 2 r D [4.142]
dr
De donde
q dr
dh
2 k D r
Integrando
q
h ln r C [4.143]
2 k D
Para r R ; h H
Así
q
H 1nR C
2 k D
y
q R
CH ln [4.144]
2 k D r
ln R ln r
q q q
h ln r H ln R H
2 k D 2 k D 2 k D
q R
hH ln [4.145]
2 k D r
q R
k ln [4.147]
2 D H h0 r0
En realidad el caso presentado en la Figura 4.96, al cual se han venido refiriendo todas las
fórmulas anteriores, es esquemático y poco frecuente en los problemas reales, pero la herramienta
matemática que permite introducir es susceptible de extensión a casos de mayor interés práctico.
Los casos reales más frecuentes son aquellos en los que el estrato artesiano es lo suficientemente
extenso en todas las direcciones horizontales a partir del eje del pozo, como para que la zona de
depresión pueda considerarse como una de flujo radial hacía el pozo. Si se tienen dos pozos de
observación llevados hasta el acuífero artesiano, a las distancias r1 y r2 a partir del eje del pozo de
bombeo y el nivel del agua en esos pozos es h1 y h2 respectivamente, como se puede ver en la
Figura 4.97 la aplicación de la ecuación [4.145] produce:
q R
h1 H ln [4.148]
2 k D r1
y
q R
h2 H ln [4.149]
2 k D r2
Restando
q r
h1 h2 H ln 1 [4.150]
2 k D r2
r1
Pozo de
bombeo Pozos de observación
r2
Aba
timi
ento
Estrato muy
del poco permeable
n
freá ivel
tico
h2 D h1
Acuífero
r Estrato impermeable
Figura 4.96. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
La expresión [4.150] no contiene los términos R y H, lo cual la hace aplicable a casos con
simetría radial, al cual se refirió la Figura 4.97. Matemáticamente hablando la ecuación [4.150] es
equivalente a la [4.146], suponiendo en todos los casos que r1 es mayor a r2.
De la expresión se puede despejar el valor de k y entonces proporcionar un método de campo
para obtener dicho valor en casos de flujo estacionario en acuíferos artesianos, conocido el valor de
k, la propia ecuación [4.150] permite fácilmente el cálculo del caudal que es posible extraer de un
acuífero artesiano, en condiciones de flujo estacionario utilizando dos pozos de observación. El
nivel del agua en el pozo puede obtenerse también con ecuación [4.150] haciendo en ella r2 = r0 y
usando un solo pozo de observación.
Respecto a las distancias que deben fijarse entre los pozos de observación y el de bombeo ( r1 y
r2 ). Conviene indicar que cuanto mayores sean será necesario una prueba más larga, para dar
tiempo a que se establezca el flujo, al menos en forma práctica, en la zona cubierta por los pozos;
por otra parte, si r1 y r2 se seleccionan muy pequeñas pueden jugar un papel importante las
anomalías de carácter local en torno al pozo que distorsionen los resultados, dificultando su
interpretación.
Debe notarse que las ecuaciones anteriores se han desarrollado suponiendo que la carga en el
pozo h0 , corresponde exactamente al nivel del agua en el mismo; esto es cierto solamente cuando
no se toman en cuenta por ser pequeñas las pérdidas de carga hidráulica, que el agua sufre al pasar a
través del filtro y la malla que protege la base del pozo para entrar a este. Si estas pérdidas se
quieren tomar en cuenta, el valor de h0 para los cálculos será el nivel del agua en el pozo, más el
valor de las pérdidas estimadas.
La ecuación [4.146] de Thiem se refiere a un pozo en posición central dentro de su zona de
influencia; Muskat (1937) extendió su campo de aplicaciones a pozos que tienen una excentricidad,
e, dentro de la zona influenciada por su presencia o cuando la carga en la periferia de un círculo que
tenga en su centro al pozo no tenga un valor constante H. Para el primer caso Muskat obtuvo la
siguiente expresión para el flujo radial hacia un pozo artesiano:
H h0
q 2 k D
R2 e2
ln
R r0
De la ecuación anterior se deduce que para valores de e = 0 se llega a la ecuación [4.146] y para
e < 0.7·R el valor del caudal q difiere en menos del 10% del dado por la ecuación [4.146]; por lo
tanto, la excentricidad del pozo respecto a su zona de influencia puede despreciarse, a no ser que
sea muy importante.
Muskat también encontró para el segundo caso, que la ecuación [4.146] es valida cuando la
carga H varía en la periferia de un círculo con el pozo al centro, siempre y cuando se use en ella el
valor medio de H en todo el contorno.
R
Superficie del terreno q
2·ro
Nivel freatico original Nivel del agua
r
Superficie
piezométrica final
Nivel freatico final H
h
Acuifero ho
Impermeable
Figura 4.97. Flujo radial estacionario con penetración total (J. Badillo, 2000).
dr 2 k
h dh [4.151]
r q
h h0 para r r0 [4.152]
Se tiene:
H
2 k h2
ln r
R
r0
q 2 h0
De donde:
H 2 h02
q k [4.153]
R
ln
r0
q r
h 2 h02 ln [4.154]
k r0
La ecuación [4.154] aplicada a una prueba de bombeo en que se puedan medir h y r en un pozo
de observación y h0 y r0 en el pozo de bombeo, permitirá valuar k. La prueba deberá interpretarse a
partir de datos obtenidos con flujo ya estacionario. Es también frecuente valuar k de los resultados
obtenidos de dos pozos de observación durante una prueba de bombeo cuando el flujo
prácticamente sea estacionario. En este caso si h1 y h2 son los niveles de agua en los pozos de
observación situados a distancias r1 y r2 ( r1 r2 ) del eje del pozo de bombeo, el ecuación
diferencial [4.151] conduce a la ecuación:
q r
h22 h12 ln 2 [4.155]
k r1
Acuifero
Impermeable
Figura 4.98. Superficie libre y superficie piezométrica (J. Badillo, 2000).
En el nivel freático o línea de corriente superior, la aproximación es también aceptable para
puntos no muy cerca del pozo de bombeo, pues alrededor de este se tiene una superficie libre de
descarga, como se ilustra esquemáticamente en la Figura 4.98. En resumen, puede decirse que la
solución dada en esta sección da buenos resultados para el nivel del agua en el pozo y en puntos que
no estén localizados para el nivel del agua en el pozo y en puntos que no estén localizados en su
inmediata vecindad. Por otra parte la solución presentada da muy buenos resultados para estimar el
caudal de extracción del pozo para un abatimiento dado del agua en el mismo.
8.2.2. Flujo estacionario radial en pozos con penetración parcial.
En acuíferos artesianos
Cuando la rejilla del pozo, por la cual el agua entra, no cubre todo el espesor del estrato
artesiano se tiene un pozo denominado de penetración parcial.
La Figura 4.100 ilustra esquemáticamente el caso. Ahora el flujo radial ya no es horizontal,
como se supuso en el caso de pozos con penetración total, sino que la trayectoria del agua en la
vecindad del pozo es como se ilustra esquemáticamente en la Figura 4.100. Si el abatimiento del
agua en el pozo es el mismo, obviamente se tendrá un menor caudal en el pozo de penetración
parcial que en el de penetración total. Asimismo, si el caudal que se extrae es el mismo en ambos
pozos, el abatimiento del agua en el pozo de penetración parcial será mayor que el abatimiento que
ocurrirá en el mismo pozo si su penetración fuera total.
qp
Superficie del terreno
Superficie piezométrica original
2r0
h2D 2D
H
d h0
D
R
Figura 4.99. Flujo radial estacionario con penetración parcial (J. Badillo, 2000).
Si se llama q p al caudal que se extrae del pozo de penetración parcial y q sigue siendo el
caudal que proporciona el pozo de penetración total, por la discusión anterior se tiene que q p / q 1
para un abatimiento dado en el agua del pozo igual en ambos casos. Tanto teórica como
experimentalmente se ha encontrado que a una distancia r 2D a partir del eje del pozo, el efecto
de la penetración parcial es despreciable, tanto en las condiciones de flujo en el estrato acuífero
como en el abatimiento de la superficie piezométrica. El problema de los pozos parcialmente
penetrantes ha sido estudiado por diversos investigadores, entre ellos, Forchheimer, Kozeny, de
Glee y Muskat. Las soluciones mas generales las han obtenido los dos últimos haciendo uso de las
funciones de Green, técnica matemática que permite resolver las ecuaciones diferenciales del flujo
del agua cumpliendo con las condiciones de borde del problema. La solución que se presenta es la
debida a G.J. de Glee (1930). Para un pozo que penetra únicamente una longitud d en la parte
superior de un acuífero artesiano, la diferencia de niveles piezométricos entre el pozo y un punto
situado a distancia 2D de su eje, es una vez establecido el flujo estacionario.
qp 2 d 0.20
h2 D h0 ln [4.156]
4 k d 2 r0 D
El sentido de las letras puede verse en la Figura 4.99. Como todas las fórmulas sobre el tema
incluidas en este capítulo, la expresión [4.156] puede manejarse con cualquier sistema de unidades
homogéneo, ya que las constantes que en ella Figuran son adimensionales. La ecuación [4.156] es
válida cuando se cumplen las condiciones de que:
d / D 0.75 y d / 2 r0 5
De la distancia 2D hacia la lejanía del pozo, el nivel piezométrico se abate ya lo mismo que si el
pozo fuera de penetración total, como ya se dijo; lo anterior es válido, desde luego para un mismo
caudal de extracción, qp , en ambos casos. De lo anterior, puede calcularse el abatimiento total se
sufre el agua en el pozo respecto al nivel piezométrico original H. En efecto, este abatimiento total
será el dado por la expresión [4.151], más el abatimiento que se tenga a la distancia 2D del pozo,
calculado ya este último con las fórmulas del pozo de penetración total puede escribirse:
H h0 H h2 D h2 D h0 [4.157]
De la ecuación [4.145]
qp R
H h2 D ln [4.158]
2 k D 2 D
qp 1 R 1 d 0.10
H h0 ln ln [4.159]
2 k D 2 D d 2 r0 D
Donde H es el nivel piezométrico a la distancia R del eje del pozo siendo R el radio de
influencia del mismo.
Despejando qp de la ecuación [4.159] y q de la [4.146] es posible encontrar la relación que
existe entre los caudales de dos pozos, uno de penetración parcial y otro de penetración total,
suponiendo que ambos producen el mismo abatimiento piezométrico. Dicha relación es:
R
ln
qp r0
[4.160]
q R D d
ln ln 0.10
2 D d 2 r0
La ecuación [4.160] tiene valor práctico, pues permite calcular el caudal que se obtiene de un
pozo parcialmente penetrante en función del que se puede extraer del pozo de penetración total que
tiene el mismo nivel de agua. En la Figura 4.101 se presenta una grafica de los resultados de la
ecuación [4.160] en función de la relación d/D y para d/2·ro igual a 5, 20 y 100, donde siempre debe
cumplirse que R/ro = 1000. Es importante notar que la ecuación [4.160] es también aplicable al caso
en que la rejilla del pozo este abierta en la parte inferior del acuífero y cerrada en la parte superior
(es decir que solo entra el flujo al pozo en la longitud d en vez del caso inverso, que es el que se ha
dibujado en la Figura 4.98
1.0
0.9
Valores de
0.8 2·ro
0.7 5
20
0.6
qP 100
q 0.5
0.4
0.3
0.2 R = 1000
ro
0.1
0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
d
D
Figura 4.100. Relación de caudales en penetración parcial y total (J. Badillo, 2000).
Para el caso de penetración parcial en acuiferos libres el mismo de Glee da una expresión que
permite calcular el abatimiento del agua en el pozo, cuando es pequeño respecto a la altura H,
correspondiente al nivel freático inicial:
qp 2 d 0.20
h2 H h0 ln [4.161]
4 k d 2 r0 H
En donde h2H es ahora la altura del nivel freático en un punto que dista de 2H del eje del pozo.
La similitud de la Ecuación [4.156] con la [4.161], relativa a pozos parcialmente penetrados en
acuiferos artesianos, permite determinar la relación qp/q usando la ecuación [4.160] y la grafica de
la Figura 4.100, sustituyendo únicamente el espesor D del acuífero artesiano por H, altura del nivel
freático en el acuífero libre.
El efecto de la penetración parcial se hace despreciable lejos del pozo y los abatimientos en el
nivel freático pueden estimarse con las formulas de perpetración total, utilizando en ellas el gasto de
bombeo que realmente se tenga en el pozo.
CAPITULO CINCO
Esfuerzos efectivos.
El principio del esfuerzo efectivo es probablemente el concepto más importante en la ingeniería
geotécnica. En el cálculo y análisis de problemas como el asentamiento de los suelos, capacidad de
carga de fundaciones, estabilidad de presas, y presión lateral en estructuras de retención de tierra, la
compresibilidad y resistencia al corte de un suelo son las propiedades que mas influyen en el diseño
y estas propiedades dependen en gran parte del esfuerzo efectivo, lo cual hace que el concepto del
esfuerzo efectivo sea muy importante en el análisis de estos problemas.
El suelo es una estructura esquelética de partículas sólidas en contacto, formando un sistema
intersticial de interconexiones entre los vacíos o poros. Los poros están parcial o totalmente llenos
de agua. Es por esta razón que los esfuerzos efectivos pueden presentarse en la naturaleza en
diferentes maneras.
En este capitulo se analizara explícitamente los esfuerzos efectivos en suelos saturados, ya que
la presión ejercida por el agua a diferencia de la del aire juega un papel muy importante en el
análisis de los esfuerzos efectivos.
En los suelos a diferencia de otros materiales sus componentes (sólidos, agua y aire) no están
firmemente unidos y es por esta razón que la respuesta del suelo en conjunto a cualquier carga o la
transmisión de esfuerzos de esa carga al interior del suelo es la acumulación del comportamiento de
sus tres componentes. El esqueleto del suelo es por lo general muy deformable, debido al
deslizamiento y reorganización de las partículas. Por este motivo es que la deformación de una
masa de suelo viene controlada por la interacción entre las partículas individuales. Esta interacción
entre la estructura del suelo y el fluido en los poros determina el único comportamiento que
depende del tiempo en la masa del suelo, esto es debido a que el agua y el aire dentro los espacios
vacíos entre partículas se comportan en forma distinta según se apliquen las cargas muy rápida o
muy lentamente. Este fenómeno se lo vera en forma más detallada en el punto 6.3.
Para poder entender más fácilmente los esfuerzos y deformaciones que se producen en un suelo
es necesario primeramente definir claramente que son los esfuerzos y las deformaciones que
producen. A continuación se explica detalladamente esto.
Los esfuerzos que se producen en un material y las deformaciones que estos producen varían según
la forma en que se apliquen, produciendo esfuerzos y deformaciones normales o de corte.
P
[5.1a]
A
Pz z
Z Y
y
z
Px x
x
z
Py y
y
X
x
Figura 5.1. Esfuerzos y deformaciones debido a las cargas aplicadas
Suponiendo que bajo éstas fuerzas el cubo se comprime un x, y, y z en las direcciones X, Y
y Z. Entonces suponiendo que las deformaciones normales en estas direcciones son pequeñas
(infinitesimales), se tiene:
z x y
z ; x ; y [5.2]
z x y
l
[5.2a]
l
Deformación volumétrica.
La deformación volumétrica también puede ser expresada en función del esfuerzo causante de
la deformación y del modulo de elasticidad del material, E:
p [5.5]
E
Los esfuerzos de corte son los esfuerzos tangenciales a la superficie en la que actúan. Para ilustrar
esto de mejor manera se considera por simplicidad el plano XZ y se aplica una fuerza F que haga al
cuadrado torcer en un paralelogramo como muestra la Figura 5.2. La fuerza F es una fuerza cortante
y el esfuerzo de corte es:
F
[5.6]
x y
Z Z
F y
x
z zx z
X X
F
x
Figura 5.2. Esfuerzo y deformación de corte. (Budhu, 2000)
Catetoopuesto x
tan zx [5.7]
Catetoadyacente z
x
zx tan1
z
Para pequeñas deformaciones, se puede asumir que tan(zx) = zx, entonces se tiene:
x
zx [5.8]
z
Donde
= ángulo de deformación o distorsión (Figura 5.2), expresado en radianes.
La respuesta de los materiales sometidos a carga y descarga son las curvas esfuerzo-deformación y
varían mucho según las propiedades del material (composición), modo en que se apliquen las cargas
(cargado rápido o lento), trayectoria de esfuerzos del material (historia de los esfuerzos) y de la
relación de vacíos del material. Debido a esto es que se debe tomar en cuenta todos estos aspectos
para poder obtener resultados representativos del material.
Si se aplica un incremento de carga vertical, P, a un cilindro deformable con área de sección
transversal A como se muestra en la Figura 5.3, el cilindro se comprimirá un z y el radio
aumentará un r. La condición de cargado que se aplica aquí se llama cargado uniaxial, ósea
cargado en una dirección respecto a un eje.
Configuración
original
Ho
r
Configuración
deformada
ro
P
z [5.10]
A
z
z [5.11]
Ho
r
z [5.12]
ro
Donde:
Ho es la longitud original y ro es el radio original.
Deformaciones laterales
Deformación axial
r
[5.13]
z
Los valores típicos del índice de Poisson y el modulo de elasticidad para distintos tipos de
materiales se muestran en la Tabla 5.1.
E [5.14]
Se puede trazar un gráfico de z = z versus z = z. Si para incrementos iguales de P, se
consigue el mismo valor de z, entonces se tendrá una línea recta en el gráfico de z versus z como
se ve en la línea OA de la Figura 5.4. Si en un cierto punto del esfuerzo, como por ejemplo el punto
A de la Figura 5.4, se descarga el cilindro y este vuelve a su configuración original, el material que
contiene el cilindro se llama un material linealmente elástico.
inicial es el
modúlo
elástico, E. Elástico no líneal
La pendiente es el modúlo
elástico secante, Es'
O Deformación (z)
Figura 5.4. Curvas esfuerzo-deformación de un material elástico lineal y no lineal
Suponiendo que para incrementos iguales de P se consiguen diversos valores de z, pero al
descargar el cilindro vuelve a su configuración original. El diagrama de la relación esfuerzo-
deformación será una curva como la curva OB de la Figura 5.4. En este caso, el material que
contiene el cilindro se llama un material elástico no lineal. Si se aplica una carga P1 que cause un
desplazamiento z1 en un material elástico y posteriormente una segunda carga P2 que cause un
desplazamiento z2, entonces el desplazamiento total será z = z1 + z2. Los materiales elásticos
obedecen al principio de superposición. El dice que el orden en el cual se apliquen las cargas no es
importante; se podría aplicar primero P2 y después P1 pero el desplazamiento final debe ser el
mismo.
Algunos materiales como el suelo no vuelven a su configuración original después del
descargado. Ellos exhiben una relación esfuerzo-deformación similar a la representada en la Figura
5.5, donde OA es la respuesta al cargado, AB la respuesta a la descarga, y BC la respuesta a la
recarga. Las deformaciones que ocurren durante el cargado, OA, consisten de dos partes, una parte
elástica o recuperable, BD, y una parte plástica o irrecuperable, OB. Entonces un material que
presente este comportamiento es llamado material elastoplástico, es decir una parte de la respuesta
al cargado es elástica y otra plástica.
Respuesta elástica
durante el
descargado.
O B D Deformación
Plástico Elástico
Figura 5.5. Curvas esfuerzo-deformación de un material elastoplástico. (Budhu, 2000)
Los ingenieros, están particularmente interesados en las deformaciones plásticas puesto que
éstas son el resultado de las deformaciones permanentes del material. Pero para calcular la
deformación permanente, se debe conocer la deformación elástica. Aquí es donde los análisis
elásticos llegan a ser útiles. El esfuerzo en el cual se inicia la deformación permanente se llama
esfuerzo de fluencia.
El módulo elástico o módulo elástico tangente inicial (E) es la pendiente de la línea del
esfuerzo-deformación para el material lineal isotrópico (Figura 5.4). Para un material elástico no
lineal el módulo tangente (Et) o el módulo secante (Es) o ambas se determinan de la relación del
esfuerzo-deformación (Figura 5.4). El módulo elástico tangente es la pendiente de la tangente de
una recta trazada a una curva esfuerzo-deformación en un punto particular. El valor del módulo
tangente variara con el punto elegido. El módulo tangente en el origen de la curva es el módulo
tangente inicial. El módulo elástico secante es la pendiente de la línea que une el punto de origen
(0,0) con un cierto punto deseado en la curva esfuerzo-deformación. Por ejemplo, algunos
ingenieros prefieren determinar el módulo secante y usando un punto en la curva esfuerzo-
deformación correspondiente al máximo esfuerzo mientras que otros prefieren utilizar un punto en
la curva esfuerzo-deformación que corresponde a un cierto nivel del esfuerzo, por ejemplo, 1%. El
módulo elástico tangente y módulo elástico secante no son constantes. Estos módulos tienden a
disminuir a medida que las deformaciones de corte aumentan. Es costumbre determinar el módulo
elástico de la tangente inicial para un material elastoplástico descargándolo y así calculando la
pendiente inicial de la línea de descarga como el módulo elástico tangente inicial (Figura 5.5).
Algunos ingenieros hallan el módulo secante como la pendiente de una resta que une dos puntos
de la curva esfuerzo-deformación. En este caso el módulo secante variara con la situación de ambos
puntos, y cuando ambos puntos coincidan el módulo secante será igual al módulo tangente. Para un
material realmente lineal, todos estos valores de los módulos coinciden.
La fuerza de corte tuerce a los materiales. Entonces la respuesta típica de un material elastoplástico
al corte simple será similar al que se muestra en la Figura 5.6. El módulo de corte inicial (Gi) es la
pendiente de la porción recta inicial de la curva zx versus zx. El módulo de corte secante (G) es la
pendiente de una línea entre un punto sobre la curva y el origen de la grafica zx versus zx. El
modulo de corte tangente (Gt) es la pendiente de una recta tangente trazada en la grafica zx versus
zx como se muestra en la Figura 5.6.
zx
Figura 5.6. Respuesta esfuerzo de corte-deformación de corte para un material elastoplástico.
(Budhu, 2000)
Superficie de fluencia
Si se considera una situación más compleja que el cargado uniaxial de un cilindro como se muestra
en la Figura 5.7a. En ella se presenta un caso en el que se aplican incrementos de esfuerzos
verticales y radiales. Debido a que no aplica ningún esfuerzo de corte, los esfuerzos axiales y
radiales son esfuerzos principales: z = 1 = z y r = 3 = r respectivamente.
Si por ejemplo, se toma 3 igual a cero (3 = 0) y se aumenta 1. El material fluirá hasta el
valor de 1, el cual se llamara (1)y, y trazamos el punto A como se ve en la Figura 5.7b. Si,
alternativamente, se toma 1 = 0 y se aumenta 3, el material fluirá hasta (3)y y es representado por
el punto B en la Figura 5.7b. Entonces se puede sujetar al cilindro a varias combinaciones de 1 y
3 y graficar el resultado de la fluencia de estos puntos. La unión de la fluencia de estos puntos
produce una curva, AB, la cual es llamada curva de fluencia o superficie de fluencia como se
muestra en la Figura 5.7b. Un material sujeto a una combinación de esfuerzos que caiga debajo de
esta curva responderá elásticamente (deformación recuperable). Si se continúa cargando más allá
del esfuerzo de fluencia, el material responderá elastoplásticamente (ocurrirá una deformación
permanente o irrecuperable). Si el material es isotrópico, la superficie de fluencia será simétrica
respecto de los ejes 1 y 3.
1
Superficie de fluencia
1
1 (1)y
A
Elastoplástico
3 Region
3 elástica
B
3
(3)y
a) b)
Figura 5.7. Esfuerzos en estado elástico, plástico y elastoplástico. (Budhu, 2000)
Una vez ya definido claramente lo que son los esfuerzos y las deformaciones que producen en
los materiales, entonces será mucho más fácil entender los esfuerzos que actúan dentro de una
masa de suelo. El esfuerzo total que es transmitido al suelo esta compuesto de dos partes
principales, el esfuerzo efectivo y la presión de poros del agua. A continuación se definen
detalladamente cada uno de estos esfuerzos.
Los ingenieros geotécnicos lo llaman esfuerzo total por que es la suma de los esfuerzos absorbidos
por todas las fases del suelo, este esfuerzo es el que absorbe todo el peso en o sobre el suelo.
W
[5.15]
A
El esfuerzo total global se descompone en dos esfuerzos locales o principales, que son el
esfuerzo total vertical y el esfuerzo total horizontal. El esfuerzo total vertical a diferencia del
esfuerzo horizontal, es influenciado por las fuerzas gravitacionales y por consiguiente por el peso
mismo del suelo y demás elementos que se encuentren en o sobre este. En cambio el esfuerzo
horizontal es influenciado por fuerzas laterales en el terreno, de ahí que toma su principal interés en
el diseño de muros o estructuras de retención, ya que ahí es donde se analiza el empuje lateral del
suelo. Es por esta razón que el esfuerzo vertical es de mayor utilidad en este capitulo que el
esfuerzo horizontal. Por consiguiente en este capitulo cuando se hable de esfuerzo total se referirá al
esfuerzo total vertical, sin que quiera decir que no haya esfuerzos horizontales, sino que tan solo no
se los analiza ya que son mucho menores comparados con los verticales en el tipo de problemas que
se analizan en este capitulo.
En general, v h.
Es la presión inducida en el fluido (ya sea agua o agua y aire) que llena los poros. El fluido en los
poros es capaz de transmitir esfuerzos normales, pero no esfuerzos cortantes, por lo que no tiene la
componente de corte, y es por esta razón que la presión de poros se la conoce también con el
nombre de esfuerzo neutral o presión neutra.
En el caso de suelos parcialmente saturados, el fluido en los poros estará compuesto de una
parte liquida y otra gaseosa, generalmente la parte líquida es agua y la parte gaseosa es aire o vapor
de agua. Estos dos componentes que se encuentran en los poros tienen características distintas ya
que el agua es virtualmente incompresible, y el aire o vapor de agua es muy compresible. Entonces
la presión de poros tiene dos componentes; la presión de agua, uw y la presión del aire, ua en los
poros del suelo. A causa de la tensión superficial que es la que causa el fenómeno conocido como
capilaridad, la presencia de aire reduce la presión de poros, por lo tanto la presión de poros es
influenciada tanto por el agua como también por el aire presente en los poros, Bishop (1955) sugirió
la siguiente relación para la presión de poros:
u ua x ua u w [5.16]
Terzaghi en 1943, demostró que para un suelo saturado, el esfuerzo efectivo en cualquier dirección
puede definirse en forma cuantitativa como la diferencia entre el esfuerzo total y la presión de poros
del agua, como se ve en la ecuación [5.17].
Este esfuerzo es transmitido a través de la estructura sólida del suelo por medio de los contactos
intergranulares. Este componente del esfuerzo total es el que controla tanto la deformación debida a
los cambios de volumen como la resistencia al corte del suelo, por lo tanto el esfuerzo normal y el
esfuerzo cortante se transmiten a través de los contactos entre grano a grano.
' u [5.17]
Donde:
σ = Esfuerzo normal total.
σ’= Esfuerzo normal efectivo.
u = Presión de poros del agua o esfuerzo neutral.
El concepto del esfuerzo efectivo puede ilustrarse dibujando una línea ondulada, b-b, que pase solo
a través de los puntos de contacto entre las partículas sólidas, tal como se muestra en la Figura 5.8.
El esfuerzo total es absorbido parcialmente por el agua en los poros ó espacios vacíos y
parcialmente por los sólidos del suelo en sus puntos de contacto. Entonces en un plano cualquiera b-
b por donde pasa la línea ondulada mostrada en la Figura 5.8, se observa que as es el área de
sección transversal ocupada por los contactos sólido con sólido, es decir as = A1 + A2 + A3 + ... +
An, entonces el espacio ocupado por el agua es igual a (Ā - as), de ahí que la fuerza absorbida por el
agua es:
Pw A a s u [5.18]
Donde:
u = Presión de poros del agua.
Ā = Área de la sección transversal de suelo = X·Y.
as = Área de sección transversal ocupada por los contactos sólido con sólido.
P2
P1 u
P3 u
b b
P2 u
P1 P3
Areas de contacto
solido - solido
A4
A1 A2 A3
b Y
b
P1 P2 P3 P4
X
Sección Transversal
Area = A = X·Y
Figura 5.8. Fuerzas intergranulares actuando en la superficie b-b. (Simons & Menzies, 2000)
Como la variación entre las áreas de contacto es mínima se puede asumir que son iguales, por lo
que también se puede decir que as = N·A, donde N es el numero de contactos entre las partículas
sólidas existentes en el área unitaria del plano b-b. De la misma manera ocurre con las fuerzas entre
las partículas sólidas, Entonces si P1, P2, P3, … , Pn son las fuerzas que actúan en los puntos de
contacto de las partículas del suelo (Figura 5.8) y por lo tanto efectivas. La suma de las
componentes verticales de todas estas fuerzas es:
Pv ' P1v ' P2v ' P3v '.... Pnv ' N Pv 'i [5.19]
Donde:
P1(v)’ + P2(v)’ + ..... + Pn(v)’, son las componentes verticales de: P1+ P2+ ..... + Pn ,
respectivamente.
Entonces la fuerza vertical total Pv puede ser considerada como la suma de las fuerzas de
contacto intergranulares Pv’ con la fuerza hidrostática Pw, del agua en los poros.
Pv Pv ' Pw
Pv Pv ' A as u [5.20]
Dividiendo la ecuación [5.20] entre el área de sección transversal Ā = X·Y = 1 en el plano por
donde pasa la línea ondulada, se obtiene el esfuerzo total vertical:
Pv
Pv '
u
A a 'u 1 a
s
s
i
A A A A
i 'u 1 a' s
' u [5.17]
La ecuación [5.17] fue desarrollada primero por Terzaghi en 1925 a 1936, Skempton en 1960
extendió el trabajo de Terzaghi y propuso la relación entre los esfuerzos total y efectivo con la
ecuación [5.21].
Considerando ahora la deformación en el área de contacto entre dos partículas influenciadas
además por la presión de poros del agua, como se ve en la Figura 5.9.
El sistema de fuerzas puede considerarse estar hecho de dos componentes. Si P es la fuerza
media por contacto y hay N contactos en un área unitaria, entonces la fuerza intergranular por área
unitaria en el plano b-b es.
i ' N P [5.22]
' N P A u A
N P u N A
N P u as Donde: as = N·A
' u 1 as u as
' u u as u as
' u [5.17]
P
u
A u A
u u u
u u
P P
Figura 5.9. Separación de las componentes de las fuerzas intergranulares. (Simons & Menzies,
2000)
El esfuerzo efectivo, también puede ser hallado en términos del peso específico del suelo y del
agua y de sus respectivas alturas, esto es explicado en forma detallada en el punto 1.6.
De la Figura 5.9, se puede ver que la fuerza total que actúa en una partícula de suelo es la fuerza
P, que actúa con una fuerza de compresión en el contacto entre partículas mas la presión de poros,
u, que actúa en forma contraria tratando de separar a las partículas por una fuerza de tracción que
ayuda a soportar y disminuir el peso soportado por las partículas sólidas. Entonces haciendo una
sumatoria de estas fuerzas verticales, y recordando que el agua actúa en un área igual a (Ā – Ai), se
tiene:
Pt P u 1 Ai ; (Ā = 1)
Pt N P u 1 as
Donde:
Pt = σ·Ā = σ
σg = N·P/as = esfuerzo intergranular
as = Σ Ai = N·Ai
g as u 1 as
u 1 a s
g [5.24]
as
De las ecuaciones [5.21], [5.22] y [5.24], se puede ver la diferencia que existe entre el esfuerzo
efectivo, la fuerza media intergranular por área unitaria del plano y el esfuerzo intergranular. El
esfuerzo efectivo no toma en cuenta el área de contacto entre partículas, mientras que los otros dos
si lo hacen. Pero el analizar los esfuerzos de los suelos considerando estas áreas seria muy
complicado y no valdría la pena debido a que las variaciones con respecto del esfuerzo efectivo son
mínimas, a no ser en algunos pocos casos especiales en los que estas influyen considerablemente.
Es por esta razón que el esfuerzo efectivo muchas veces es confundido con la fuerza media
intergranular por área unitaria del plano o con el esfuerzo intergranular, sin embargo si bien son
aproximadamente similares no son completamente iguales, por lo que es importante poder
distinguir entre uno y otro.
El principio del esfuerzo efectivo fue definido por Bishop (1959), utilizando dos simples hipótesis:
El cambio de volumen y deformación de los suelos depende del esfuerzo efectivo y no del
esfuerzo total. Esto lleva a la ecuación [5.17] ya definida.
´ u [5.17]
La resistencia al corte depende del esfuerzo efectivo y no del esfuerzo total normal al plano
considerado. Esto puede ser expresado por la ecuación:
Como el esfuerzo efectivo es esa parte del esfuerzo total que controla la deformación de la
estructura del suelo, independientemente de las áreas de contacto entre partículas. Esto lleva a la
conclusión de que aunque la fuerza media intergranular por área unitaria depende de la magnitud de
´a´, los cambios de volumen debido a la deformación de la estructura del suelo dependen
simplemente de la diferencia de esfuerzos ( - u) o esfuerzo efectivo, cualquiera que sea la
naturaleza de ´a´. (Bishop, 1959).
La compresibilidad de la estructura del suelo, es mucho más grande que la compresibilidad de
una partícula de suelo individual. De ahí es que solo esa parte de contacto del esfuerzo local,
produce una deformación en la estructura del suelo por resistencia volumétrica o por resistencia de
corte o por ambas.
Entonces en base a estos dos principios de Bishop, se puede concluir que el esfuerzo efectivo
esta más directamente relacionado con el comportamiento del suelo que el esfuerzo total o la
presión de poros. Por ejemplo, un aumento en el esfuerzo efectivo producirá un reajuste de las
partículas del suelo pasando a una agrupación más compacta, sin embargo el mismo aumento en el
esfuerzo total o presión de poros manteniendo constante el esfuerzo efectivo no producirá ningún
efecto en la compacidad de la estructura del suelo, es decir que no se producirá ningún cambio de
volumen ni deformación.
T N
N
T T
T N
N
(a) (b)
Figura 5.10. Representación esquemática de la transmisión de fuerzas a través de un suelo.
(a) Sección de un recipiente lleno de suelo, (b) Ampliación de una parte de la sección mostrando las
fuerzas transmitidas por dos puntos de contacto. (Lambe Whitman, 1976).
En la Figura 5.10 se pueden ver las fuerzas normales y tangenciales a la superficie de contacto,
que producen los esfuerzos normales y de corte respectivamente.
Columna
Unitaria
Figura 5.11. Esfuerzos en campo debidos al peso del suelo mismo en reposo. (Simons & Menzies,
2000)
Considerando que el elemento de suelo de la Figura 5.11 tiene una profundidad D metros, el
nivel de agua está en la superficie, el peso específico del volumen de suelo (sólidos y agua) es
[kN/m3], se puede hallar el esfuerzo total. Estos son los únicos datos necesarios para el cálculo del
esfuerzo total.
De la definición de esfuerzo se sabe que el esfuerzo es una fuerza sobre el área en la que actúa
esta. En este caso la fuerza es el peso de la columna de suelo y el área en la que actúa esta fuerza se
considera como unitaria (1 m2), entonces se tiene:
v = W/A → v = W/1
v = W
El peso de la columna de suelo se puede encontrar con ayuda del peso específico del suelo
húmedo, ya que toda la columna de suelo se encuentra por debajo del nivel freático:
W = ··H ; v = W
v = ··H [5.26]
u = Ww /A → v = W/1
u = Ww
El peso de la columna de agua se puede encontrar con ayuda del peso específico del agua.
W = w·D ; u = Ww
u = w·D [5.27]
Donde:
w = peso específico del agua. Una aproximación útil toma w = 10 [kN/ m3] (más
exactamente, w = 9.807 kN/m3).
Los cambios generados en la presión de poros no están solo en función de un cambio de carga,
si no también depende mucho de las propiedades del suelo, ya que una arcilla generara un mayor
aumento de presión de poros que un material más permeable, como por ejemplo una arena. Estas
propiedades del suelo son experimentalmente determinadas y se llaman parámetros de presión de
poros A y B. Estos parámetros de presión de poros se usan para expresar el incremento de presión
de poros con respecto del incremento de esfuerzo total (Δu/Δσ). Estos parámetros A y B serán
explicados claramente en el capitulo 6.
1.6.3. Cálculo del esfuerzo efectivo en suelos saturados sin flujo de agua o en
condiciones hidrostáticas.
Cuando se habla de presión hidrostática, se refiere a que la presión de poros en cualquier punto
dentro de la masa de suelo, es igual al peso específico del agua por la profundidad del punto
considerado, esta presión hidrostática esta representada por el nivel freático o superficie
piezometrica. Para realizar el cálculo del esfuerzo efectivo se determina el esfuerzo total y la
presión de poros como se vio en el punto anterior.
H1
A
H1 zA
H2 C
z
H2 C
B
B
Válvula
(Cerrada)Válvula
(Cerrada)
(a)
(a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0
H 1·w H 1·w 0
H1
H1 + H2
Figura 5.12. (a) Estrato de suelo en un tanque donde no hay flujo de agua; variación de (b)
esfuerzos totales; (c) presión de poros del agua; (d) esfuerzo efectivo con la profundidad para un
estrato de suelo sumergido sin flujo de agua. (Das, 1998)
La Figura 5.12a muestra un estrato de suelo sumergido en un tanque donde no hay flujo de
agua. En las Figuras 5.13b a la 5.13d se observa el diagrama de las variaciones del esfuerzo total,
presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo, con la profundidad para un estrato de suelo
sumergido en un tanque sin flujo de agua.
El esfuerzo total, la presión de poros del agua y por consiguiente el esfuerzo efectivo; en un
punto cualquiera a una determinada profundidad, pueden ser obtenidos del peso específico saturado
del suelo y del peso específico del agua como ya se vio anteriormente, por ejemplo para los puntos
A, B, C de la Figura 5.12a se tiene:
En A
Esfuerzo total: A H1 w
En B
Esfuerzo total: B H1 w H 2 sat
Esfuerzo efectivo: ´B B u B
H 2 sat w
´B H 2 ´
Donde:
’ = sat - w es el peso especifico sumergido del suelo.
En C
Esfuerzo total: C H1 w z sat
Esfuerzo efectivo: ´C C uC
z sat w
´C z ´ [5.28]
Como se puede ver el esfuerzo efectivo solo es la altura de columna de suelo por el peso
especifico sumergido del mismo, por lo tanto el esfuerzo efectivo en cualquier punto es
independiente de la altura del agua sobre el suelo sumergido.
Este tipo de flujo se presenta en el lado aguas abajo de las estructuras de retención de agua, como
por ejemplo presas, ataguías, tablestacas, etc. Este flujo crea una fuerza de levante en esta parte, que
pone en riesgo la vida útil de la estructura de retención de agua, por lo que en este tipo de obras es
necesario hacer siempre un análisis preciso de la influencia que tiene este tipo de flujo. En
consecuencia el análisis de esfuerzos efectivos influye mucho en el diseño y construcción de una
obra hidráulica.
La Figura 5.13a muestra un estrato de suelo granular en un tanque donde el flujo de agua es
ascendente debido a la adición de agua a través de la válvula en el fondo del tanque. El caudal de
agua suministrado se conserva constante. La pérdida de carga causada por el flujo de agua
ascendente entre los niveles de A y B es h. El cálculo de todos los esfuerzos para tres puntos
cualquiera a profundidades distintas es similar
h alhcaso anterior.
z
H2
H1 h
A h z
H2
H1 z A
H2 C
z
H2 C
B
B
Entrada Válvula
del flujo Entrada (Abierta) Válvula
del flujo (Abierta)
(a)
(a) (a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0
H 1·w H 1·w 0
H1
H1 + H2
Esfuerzo efectivo: ´ A A uA 0
En B
Esfuerzo total: B H1 w H 2 sat
Esfuerzo efectivo: ´ B B uB
H 2 ( sat w ) h w
H 2 ´h w
h
H 2 ´ w
H2
En C
Esfuerzo total: C H1 w z sat
h
Presión de poros del agua: uC H1 z z w
H2
Esfuerzo efectivo: ´C C uC
z sat w
h
z w
H2
h
´C z ´ z w
H2
h
i
L
Donde:
i = Gradiente Hidráulico
∆h = Perdida de carga entre dos puntos
L = Distancia entre dos puntos, que es la longitud de flujo sobre la cual ocurre la
perdida de carga.
De la Figura 5.13a:
h
z
h H h
i 2
[5.29]
L z H2
Entonces:
´C z ´i z w [5.30]
En la Figura 5.13a, el termino h/H2 es hallado mediante una interpolación lineal entre las
perdida de carga H1 del punto A localizado a una profundidad H1 y la perdida de carga (H2 + H1 +
h) del punto C localizado a una profundidad (H2 + H1).
Se trazan las variaciones del esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo con
la profundidad en las Figuras 5.14b a la 5.14d, respectivamente.
Si el caudal del flujo de agua aumenta entonces el gradiente hidráulico también aumentara, en
la ecuación [5.30] se ve que si el valor del gradiente hidráulico i es muy alto, tal que el termino ( ’ -
i·w) se haga cero, entonces el esfuerzo efectivo será cero, en este punto se alcanzará una condición
límite.
´C z ´icr z w 0 [5.31]
Donde:
icr = Gradiente hidráulico critico (para un esfuerzo efectivo igual a cero)
Bajo semejante situación, el suelo pierde estabilidad, ya que si el esfuerzo efectivo es cero no
existe esfuerzo de contacto entre las partículas del suelo y la estructura del suelo se romperá. Esta
situación generalmente es llamada condición rápida o falla por levantamiento. Entonces como este
tipo de flujo puede producir mucho daño a la estructura del suelo es que se debe tratar de reducir el
caudal de flujo de agua, para esto es que se utilizan los llamados filtros que se vera como funcionan
y ayudan a disminuir este efecto de levante en la sección 2.
'
z 'icr z w 0 icr [5.32]
w
Para la mayor parte de los suelos, el valor de icr varia de 0.9 a 1.1, con un promedio de 1.
Este tipo de flujo se presenta en el lado aguas arriba de una estructura de retención de agua. El
principal problema que causa este tipo de flujo es que cuando es muy grande produce arrastre de
partículas de un suelo a otro o de un suelo a una estructura de drenaje, produciendo erosión tanto en
la estructura de suelo como también en la estructura de la obra de retención de agua del lado aguas
arriba. Debido a esto es que se recomienda colocar filtros también en el lado aguas arriba de la
estructura de retención de agua. Este tipo de flujo es menos peligroso para la estabilidad de la
estructura de retención de agua, que el anterior pero no menos importante de tomar en cuenta, ya
que en el diseño de presas permeables como las de tierra siempre es necesario colocar un filtro en el
lado aguas arriba, ya que este flujo produciría filtraciones considerables en este tipo de estructuras,
en el caso de presas impermeables como las de concreto o ataguías no se producen daños
considerables.
Este tipo de flujo de agua descendente se muestra en la Figura 5.14a. El nivel del agua en el
suelo dentro el tanque se mantiene constante ajustando el suministro desde la parte superior y la
salida en el fondo.
El esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo; pueden ser calculados de
manera similar al de los anteriores casos.
Entrda
del flujo
h z
H1 Entrda h H2
delA
flujo
h z
H1 z h H2
A
H2 C
z
H2 C
B
B
Salida Válvula
del flujo Salida (Abierta) Válvula
del flujo (Abierta)
(a)
(a)
Esfuerzo Total, Presión de poros, u Esfuerzo efectivo, '
0 0 0
H 1·w H 1·w 0
H1
H1 + H2
En A
Esfuerzo total: A H1 w
Esfuerzo efectivo: ´ A A uA 0
En B
Esfuerzo total: B H1 w H 2 sat
Esfuerzo efectivo: ´B B u B
H 2 ( sat w ) h w
H 2 ´h w
h
H 2 ´ w
H2
En C
Esfuerzo total: C H1 w z sat
Esfuerzo efectivo: ´C C uC
z sat w
h
z w
H2
h
´C z ´ z w
H2
´C z ´i z w [5.33]
Las variaciones del esfuerzo total, presión de poros del agua, y el esfuerzo efectivo con la
profundidad son mostradas gráficamente en las Figuras 5.15b a la 5.15d.
En resumen se puede decir que cuando se tiene flujo de agua ascendente el esfuerzo efectivo
disminuye y cuando se tiene flujo de agua descendente el esfuerzo efectivo aumenta en una
cantidad igual i·z·w.
El concepto del esfuerzo efectivo influye en gran parte en el comportamiento del suelo, de ahí es
que la aplicación de estos criterios en las obras civiles es de gran importancia. El uso más común se
presenta en el diseño de presas, terraplenes, diques, ataguías, o estructuras similares de retención de
agua, además de obras que requieran excavaciones del terreno. En este tipo de obras es muy
frecuente que se presenten infiltraciones que pongan en riesgo la estabilidad y vida útil de la
estructura. Esta inestabilidad es debida a la infiltración del agua y se la conoce con el nombre de
flotación. Cuando el esfuerzo efectivo es cero, la fuerza ascendente de escurrimiento es igual al
peso sumergido del suelo y no puede desarrollarse una resistencia a la fricción entre partículas y por
lo tanto la mezcla suelo y agua no tiene resistencia al corte y actúa como líquido. La falla por
flotación o levante puede conducir a una falla total de la cimentación o incluso al derrumbe de una
estructura de retención de agua, como el pie del talud de una presa o parte de una ataguía. Por lo
tanto es necesario analizar esta inestabilidad al diseñar estructuras de retención de agua.
Existen varios métodos para disminuir la fuerza de escurrimiento ascendente causante de la
flotación, los más comunes son el uso de filtros en las zonas más susceptibles y el aumentar la
longitud del trayecto del flujo.
Al aumentar la longitud de trayecto del flujo se logra reducir la cantidad de
infiltración, esto se puede lograr aumentando la profundidad del hincando de
tablestacas, o alargando la base impermeable de la estructura de retención de agua.
Los filtros tienen como principal objetivo evitar las infiltraciones, reducir la presión
de levante o empuje que se produce aguas abajo de la estructura de retención de
agua, además de impedir el arrastre de partículas de un suelo a otro. Si es que hay
arrastre de partículas se produce la erosión del suelo, que provocaría problemas de
estabilidad en la estructura del suelo.
La presión de levante esta ligado directamente al esfuerzo efectivo, ya que esta fuerza de
levante es provocada por un flujo de agua ascendente en el lado aguas abajo de la estructura de
retención de agua. Esta fuerza de escurrimiento ascendente cuanto mayor sea producirá un mayor
gradiente hidráulico, que como ya se analizo en la ecuación [5.30], provoca que el esfuerzo efectivo
sea cada vez menor, lo que ocasiona la falta de estabilidad en la cimentación, llegando a producir
posteriormente la falla en la estructura de retención.
En la anterior sección se analizo como la dirección del flujo de agua en un estrato de suelo
aumenta o disminuye el esfuerzo efectivo, ahora se vera la influencia que tiene esa fuerza de flujo
en el comportamiento del suelo.
2.1. Fuerza de escurrimiento.
La circulación del agua a través de la estructura del suelo, produce fuerzas de escurrimiento como
resultado de la fricción entre el agua que se filtra y las paredes de los poros del suelo por donde
fluye el agua. La fuerza de escurrimiento es esa fuerza producida por el flujo de agua subterráneo
que actúa solo en las partículas sólidas del suelo. y produce una fuerza de empuje en el lado aguas
debajo de las estructuras de retención de agua.
El agua que se filtra por ejemplo en el lado aguas arriba de la tablestaca de la Figura 5.16
aumenta el peso sumergido del suelo, al continuar el agua su recorrido de filtración continua
ejerciendo fuerzas de escurrimiento en la dirección del flujo que son proporcionales a las perdidas
por fricción. Por ejemplo cuando el curso del flujo de agua, se lo corta de manera abrupta como es
el caso de una presa o cualquier tipo de estructura de retención de agua, este flujo adquiere mayor
velocidad lo que provoca que haya un aumento en la fuerza de escurrimiento. Si el estrato de suelo
debajo de la estructura hidráulica es permeable no habrá suficiente fuerza de fricción que reduzca la
fuerza de escurrimiento y por lo tanto esta fuerza de escurrimiento será lo suficientemente fuerte al
llegar aguas abajo como para provocar un empuje suficiente para levantar el suelo. Por otro lado,
esta fuerza de escurrimiento cuando es fuerte también puede provocar erosión interna en el suelo.
Entonces es muy importante poder conocer el valor de esta fuerza de escurrimiento y de algunos
métodos para poder reducirla.
2.2.Cálculo de la fuerza de escurrimiento.
El agua que fluye a través del suelo ejerce sobre las partículas de este una fuerza por unidad de
volumen (fuerza de escurrimiento), en la dirección del gradiente hidráulico, el suelo resiste esta
acción, por una parte mediante las fuerzas de cohesión entre las partículas y por otra gracias al
soporte que a cada partícula le brindan las que están aguas debajo de ella. El componente del peso
en la dirección del flujo puede actuar a favor o en contra del arrastre de partículas según el flujo sea
ascendente o descendente.
En la ecuación [5.28], se mostró que sin flujo de agua, el esfuerzo efectivo a una profundidad z
es igual a z·’. Partiendo de esta ecuación la fuerza efectiva en un área A es:
P1 '
' z ' P1 ' z ´ A [5.34]
A
(La dirección de la fuerza P1 ' es mostrada en la Figura 5.15a.)
Si hay flujo de agua ascendente a través del mismo estrato de suelo de la ecuación [5.30], se
puede deducir que la fuerza efectiva en un área A, en una profundidad z es:
P2 ' z 'i z w A
P2 '
' z 'i z w [5.35]
A
De las ecuaciones [5.34] y [5.35] según la Figura 5.15b se puede hallar la fuerza de
escurrimiento resultante para un flujo de agua ascendente:
El volumen del suelo que contribuye a la fuerza efectiva es igual a z·A, entonces la fuerza de
escurrimiento por volumen unitario de suelo es:
P1 ' P2 ' i z w A
i w [5.37]
Volumen de suelo zA
P3 '
' z 'i z w P3 ' z 'i z w A [5.38]
A
De las ecuaciones [5.35] y [5.36] según la Figura 5.15c se puede hallar la fuerza de
escurrimiento resultante para un flujo de agua descendente:
El volumen del suelo que contribuye a la fuerza efectiva es igual a z·A, entonces la fuerza de
escurrimiento por volumen unitario de suelo es:
P3 ' P1 ' i z w A
i w [5.40]
Volumen de suelo zA
La fuerza por volumen unitario, i·w, para este caso actúa en dirección ascendente, que es la
dirección del flujo. Esta fuerza ascendente es mostrada en la Figura 5.15b.
Entonces, se puede concluir que la fuerza de escurrimiento por volumen unitario de suelo, es
igual a i·w y en suelos isotrópicos la fuerza de escurrimiento actúa en la misma dirección que la del
flujo. Esta teoría es valida para flujo en cualquier dirección. Pueden usarse redes de flujo para
encontrar el gradiente hidráulico en cualquier punto y así la fuerza de escurrimiento por volumen
unitario de suelo.
Una vez obtenida la fuerza de escurrimiento se puede hallar el factor de seguridad contra el
esfuerzo de levante del lado aguas abajo en una estructura hidráulica. Para ver con más claridad esto
se considera el caso de flujo alrededor de una tablestaca (Figura 5.16a).
Volumen del
suelo = z·A z·'·A z
Volumen del
Volumen del z·'·A
suelo = z·A
z·'·A z
suelo = z·A z
(a)
(a)
(a)(a) i·z·w·A =
Volumen del fuerza de
(z·'-i·z· w)·A z z·'·A escurrimiento
i·z· w·A =
suelo = z·A = + fuerza
i·z·w·Ade=
Volumen del
escurrimiento
Volumen del (z·'-i·z·w)·A z =
suelo = z·A z·'·A + fuerza de
escurrimiento
suelo = z·A (z·'-i·z·w)·A z = z·'·A +
(b)
(b)(b)
(b) i·z·w·A =
fuerza de
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A i·z· w·A =
escurrimiento
+ i·z·
fuerza
w·Ade=
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A escurrimiento
+ fuerza de
(z·'+i·z·w)·A z = z·'·A escurrimiento
+
(c) (c)
Figura 5.15 Fuerza producida en un volumen de suelo (a) sin flujo de agua, (b) Flujo de agua
(c)
ascendente, (c) Flujo de agua descendente. (c) (Das, 1998)
Tablaestaca d
2
h1
h2
d Zona de
levante
d
T
d
2 W'
Estrato Impermeable
U
(a) (a) (b)(b)
Figura 5.16. (a) Verificación contra el levantamiento aguas abajo para una fila de tabla estacas
introducidas en un estrato permeable, (b) ampliación de la zona de levante. (Das, 1998)
W'
FS [5.41]
U
Donde:
FS = Factor de seguridad
W’= Peso del suelo sumergido en la zona de levante por longitud unitaria
U = Fuerza de levante o escurrimiento en el mismo volumen de suelo.
De la ecuación [5.37]:
P2 ' P1 ' U
i w i w
Volumen de suelo Volumen de suelo
1 d 2 '
2 '
FS FS [5.44]
1 d 2 i
av w
iav w
2
Para el caso de flujo a través de una tablestaca hincada en un suelo homogéneo, como muestra
la Figura 5.16, se puede demostrar que:
U
Co
0.5 w d H1 H 2
Los estratos impermeables no son tan susceptibles a este tipo de falla por levantamiento ya que
el suelo impermeable ofrece gran resistencia a la fuerza de escurrimiento disipándola durante su
recorrido. Sin embargo incluso en estos casos es recomendable el uso de filtros para aumentar el
factor de seguridad contra el levantamiento o inclusive debido a la erosión interna que comienza en
la sección de levante y prosigue aguas abajo a lo largo de la base de la estructura de retención de
agua.
Tabla 5.2. Variación de Co con d/T
d/T Co
0.1 0.385
0.2 0.365
0.3 0.359
0.4 0.353
0.5 0.347
0.6 0.339
0.7 0.327
0.8 0.309
0.9 0.274
W ' f d1
d
2
1
' f d1 d ' f
2
’f = Peso especifico efectivo del filtro.
1 2
U d iav w [5.43]
2
Tablaestaca d
2
h1
h2
d Zona de
levante
d
T
d
2 W'
Estrato Impermeable
U
(a) (b)
Figura 5.17. Uso de un filtro para aumentar el factor de seguridad contra el levantamiento. (Das,
1998)
1 d 2 ´ 1 d d ´
W ´W ´F 2 1 F
FS 2
U 1 d iav w
2
2
´ d1 d ´F
FS [5.48]
iav w
Es sumamente importante que el material del filtro sea escogido cuidadosamente tomando en
cuenta las características del suelo que se protegerá. Terzaghi y Peck propusieron una serie de
criterios para la selección de un filtro, tomando en cuenta las características del suelo adyacente a
ser protegido. En la Figura 5.18 el suelo a ser protegido es llamado material base.
Entonces según Terzaghi y Peck se recomiendan los siguientes criterios para satisfacer la
estabilidad del filtro y proporcionar un aumento de permeabilidad.
D15 F
1. 4
D 85 B
D15 F
2. 4
D15 B
3. La curva granulométrica del filtro debe ser aproximadamente paralela a la del material base.
Donde:
D15 (F), D15 (B) = diámetros a través de los cuales pasa el 15% del material para el
filtro y la base, respectivamente.
D85 (B) = diámetro a través del cual pasa el 85% del material para la base.
El primer criterio es para prevenir el movimiento de las partículas de suelo del material base a
través del filtro.
El segundo criterio es para asegurar la permeabilidad del filtro.
Filtro
Material Base
(Suelo que debe ser
protegido)
La aplicación del criterio de selección del material de un filtro puede ser explicado usando la
Figura 5.19 en la cual la curva a es la curva de distribución tamaño de partículas del material base.
Del criterio 1, D15(F ) < 4· D85(B) la abscisa del punto A es, D85(B) entonces la magnitud de 4· D85(B),
puede ser calculada, y el punto B cuya abscisa es 4· D85(B), puede ser trazada. Similarmente, del
criterio 2, D15(F) > 4·D15(B) las abscisas de los puntos C y D son D15(B) y 4·D15(B), respectivamente.
Las curvas b y c son trazadas, las cuales son geométricamente similares a la curva a y están
limitadas con los punto B y D. En general un suelo cuya curva de distribución de tamaño de
partículas caiga dentro de las curvas b y c es un buen material para el filtro.
En algunos casos es necesaria la construcción de filtros de varias capas, lo cual no es
aconsejable ya que son más costosos. Sin embargo a veces se tiene la necesidad obligada de
construir este tipo de filtros, Para la selección del material de este tipo de filtros se sigue el mismo
criterio, considerando al filtro mas fino como material base para la selección de la granulometría del
filtro más grueso.
El diámetro de partículas máximo que se puede usar en un filtro no debe exceder de las 3‖ (75
mm.), esto con el fin de disminuir la segregación y el acuñamiento, formando huecos entre las
partículas grandes durante la colocación de los materiales del filtro. Se debe tener cuidado en la
colocación de los materiales del filtro para evitar la segregación.
4·D85(B) D85(B)
100
85 A
Porcentaje que pasa
80
Curva a
(Material Báse)
60 Curva b
40 Curva c
4·D15(B) D15(B)
20
15 B D C
0
Tamaño de grano, D
Figura 5.19. Criterio para la selección de filtros. (Das, 1998)
El suelo se diferencia de la parte de los materiales sólidos en la forma en que pueden variar las
propiedades relativas de volúmenes de agua y sólido al aplicar esfuerzos. Cuando un suelo saturado
es sujeto a un aumento de esfuerzos, entonces el agua en los poros tiende a querer fluir a zonas de
menor presión lo que significa que se produce un aumento en la presión de poros del agua, la
velocidad de este flujo depende de la permeabilidad del suelo.
La diferencia entre las características de corte de la arena y la arcilla y demás propiedades entre
las partículas, no son tan amplias como la diferencia cerca de un millón de veces entre la
permeabilidad de los distintos tipos de suelo. En el caso de las arenas y gravas el flujo del agua es
rápido debido a que estos suelos son muy permeables, mientras que en las arcillas y limos el flujo
del agua es lento debido a que son suelos muy poco permeables.
El comportamiento ingenieril en suelos saturados de grano fino deriva de la interacción entre
estructura esquelética del suelo compresible y el agua en los poros relativamente incompresible.
Los cambios rápidos en las cargas externas no producen un cambio inmediato en el volumen del
suelo, debido a la resistencia al desplazamiento del agua en los poros. Por lo tanto, la configuración
estructural del suelo no cambia inmediatamente. Sin embargo al transcurrir el tiempo el agua en los
poros va evacuando a zonas de menor presión lo que provoca cambios en la configuración de la
estructura del suelo que provocan cambios de volumen en el suelo, este fenómeno se conoce como
consolidación y se lo entenderá mejor con el análisis del modelo mecánico que simula al
comportamiento de un suelo sometido a un rápido cambio de esfuerzo.
Las condiciones al principio y al final de un cambio de esfuerzos, varían según el tipo de suelo,
y según a esto se dividen en dos.
La estructura del suelo es modelada por un resorte, los vacíos del suelo son modelados por el
compartimiento debajo del pistón y la permeabilidad del suelo es modelada por el grado de ajuste
del pistón en el cilindro. Entonces un suelo de alta permeabilidad es modelada por un pistón que
permita una gran salida de agua mientras que un suelo de baja permeabilidad es modelado por un
pistón que permita una salida muy pequeña de agua. Se considera que el área interior de la sección
transversal del cilindro es A=1, provisto de un pistón sin fricción. La presión de poros del agua se
mide mediante el piezómetro que se encuentra junto al cilindro, que es de diámetro mucho más
pequeño que el del cilindro.
Condición de carga.
Inicialmente el cilindro es llenado con agua o algún fluido incompresible y el pistón es cargado
uniformemente con una carga igual a P, que incluye el peso propio del pistón. Esta carga en este
instante simboliza el peso propio de las partículas sólidas del suelo, lo que no significa un aumento
en las cargas exteriores, entonces en este instante se encuentra en equilibrio y el piezómetro marca
una altura de presión de poros igual a cero (Δu = 0).
Pero si en ese instante se pone rápidamente una carga ΔP encima del pistón (Figura 5.20b), todo
este incremento de carga será soportada por el agua en el cilindro debido a que no ha transcurrido
un tiempo suficiente para que la viscosidad del fluido deje desplazar al pistón y reducir así el
volumen del compartimiento debajo del pistón (poros), como el agua es incompresible no se
deforma entonces soporta todo el incremento de carga evitando que el resorte (estructura del suelo)
sufra ninguna deformación. Entonces en este instante el piezómetro marca una altura de presión de
poros igual a ΔP/γw.
Como el total de la carga (P + ΔP) es soportada por el resorte y el agua, entonces el esfuerzo
total será:
P P
'u ; A=1= área unitaria [5.49]
A
P P 'u
P P 'u [5.50]
Donde
σ’ = (σ - u) = Carga por área unitaria absorbida por el resorte.
u = Carga por área unitaria absorbida por el agua.
P+ P
P P/ P+ P
u/w P+ P
En la Figura 5.20b se puede ver que después de haber incrementado la carga ΔP, se tiene:
σ’ = (σ - u) = P y u = ΔP
Con el transcurrir del tiempo la viscosidad del fluido ya no puede evitar el desplazamiento del
pistón hacia abajo y entonces el resorte comienza a comprimirse (Figura 5.20c). Entonces en este
instante el total del incremento de carga será soportada tanto por el fluido como por el resorte. Por
lo tanto, en este instante la ecuación [5.50] se mantiene constante, pero se producirá una reducción
en la presión de poros y un incremento en la compresión del resorte.
Condición de descarga.
El proceso de descarga ocurre de manera similar al del proceso de carga, este proceso comienza
después de alcanzar el equilibrio en el proceso de descarga. Entonces inicialmente se tiene las
mismas condiciones que para un tiempo infinito en el proceso de carga.
P+ P P
P P
u/w
P/
Posteriormente con el pasar del tiempo, la viscosidad del fluido ya no puede evitar el
desplazamiento del pistón y entonces este comienza a ascender, aumentando así el compartimiento
debajo del pistón y permitiendo así la descompresión del resorte como se muestra en la Figura
5.21c. Entonces en este instante la disminución de la carga total será absorbida tanto por el resorte
como también por el fluido dentro del cilindro. Por lo tanto, en este instante la ecuación [5.50] se
mantiene constante, pero se producirá una reducción en la presión de poros negativa y un
disminución en la compresión del resorte.
σ’ = (σ - u) = P y u=0
La estabilidad de las fundaciones y taludes en los suelos de grano fino saturados son altamente
dependientes del tiempo, debido a que el tamaño promedio de los poros interconectados es
demasiado pequeño, por lo que el desplazamiento del agua en los poros es retardado por medio de
las fuerzas viscosas.
La influencia de esta permeabilidad en los suelos influye muchísimo en la estabilidad del
mismo y esta permeabilidad varia muchísimo según el tipo de suelo. La permeabilidad del suelo es
la que decide si cuan rápido fluye el agua en los poros dentro del mismo.
a) En suelos arenosos que son altamente permeables, el drenaje causado por el aumento de la
presión de poros es completado inmediatamente. El drenaje del agua es acompañado por una
reducción de volumen de la masa de suelo, lo cual resulta en un asentamiento.
b) En suelos arcillosos, debido a que la conductividad hidráulica de las arcillas es muy pequeña, se
requerirá algún tiempo para que el exceso de presión de poros del agua se disipe y el incremento de
esfuerzo se transfiera gradualmente a la estructura del suelo.
Condición de carga.
Cuando se aplica una carga externa a una masa de suelo cuyos poros están saturados de agua, el
efecto inmediato es un aumento de la presión de poros. Lo cual hace que el agua en los poros fluya
hacia fuera de estos a través de los vacíos, con el resultado de que la presión de poros ira
disminuyendo y la carga aplicada se transfiere a la estructura del suelo. Hasta que al final el
esfuerzo total aplicado llegara a un equilibrio en el cual es soportado tanto por la estructura del
suelo como por el agua.
Este fenómeno es más notorio en un estrato de arcilla sujeto a una carga rápida, donde el flujo
de agua tiene dificultad de fluir debido a que los granos de la arcilla son finos y casi impermeables,
lo cual causa una retardación en el flujo de agua en los poros, produciendo un aumento en la presión
de poros. Este flujo como se muestra en la Figura 5.22 inicialmente debido al aumento de la presión
de poros tendrá una carga piezometrica elevada que a su vez esta en función de la carga inducida.
Esta carga influye de forma directa en el aumento de la presión de poros, ya que una mayor carga
producirá también un mayor aumento en la presión de poros. Esta carga piezometrica se ira
reduciendo a medida que pase el tiempo debido que el flujo de agua ira circulando a zonas de menor
presión. Posteriormente este suelo será capaz de soportar una mayor carga, debido a la
consolidación de la estructura del suelo. En el ejemplo de la Figura 5.22 se tiene un estrato de
arcilla que es cargado rápidamente por un terraplén. La distribución de la presión de poros con el
tiempo (isócronas), es mostrada por las alturas en los piezómetros para determinados transcursos de
tiempo.
t=0
Piezómetros
Talud t>0 u/ w
rapidamente
construido
Nivel de
la tierra
t>>0
Nivel del
agua
t=
Figura 5.22. Respuesta de la presión de poros de una arcilla saturada cargada rápidamente en forma
local. (Simons & Menzies, 2000)
Este proceso de drenaje gradual bajo la aplicación de una carga adicional y la transferencia del
exceso de presión de poros al esfuerzo efectivo causa un asentamiento en el estrato de arcilla del
suelo.
Para las fundaciones, la estabilidad crítica es a corto plazo porque la resistencia aumenta con la
consolidación a largo plazo. A corto plazo las presiones del agua son desconocidas y por
consiguiente no puede hacerse un análisis del esfuerzo efectivo a menos que la presión de poros
pueda ser estimada.
Cuando se teme la inestabilidad durante la construcción de un terraplén suele ser necesario
colocar drenes de arena en la cimentación para acelerar la disipación de la presión de poros, o una
construcción por etapas que de tiempo suficiente para que se disipe la presión de poros.
Condición de descarga.
Si se descarga una arcilla saturada, esto puede ocurrir por ejemplo en una excavación o corte,
entonces se produce una reducción del esfuerzo total. En un suelo de grano fino como la arcilla, la
viscosidad del fluido ofrece resistencia al flujo de agua en los poros y esto ayuda a la estructura del
suelo, aliviándola parcialmente de su carga externa, que provocaría una rápida expansión del
esqueleto del suelo y de una rápida succión en el agua dentro el suelo circundante. Es decir que en
la zona de influencia de la excavación se produce una presión de poros negativa (succión) debido a
que el esqueleto del suelo quiere expandirse producto del cambio de carga externa, pero al querer
expandirse los espacios vacíos entre las partículas tienden a querer llenarse o aspirar aire y/o agua
para ocupar el aumento de vacíos que genera la expansión del suelo. Con el tiempo, esta succión es
disipada por el drenaje del agua de la zona de alta presión de poros (no afectada por la excavación)
hacia el área de baja presión de poros (zona de influencia). Esta migración del agua causa un
aumento en el volumen del suelo en la zona de influencia, hinchazón del suelo y ablandamiento de
la estructura del suelo, dando lugar a una reducción en su resistencia. El mínimo factor de seguridad
ocurre en el equilibrio de la condición a largo plazo.
Por ejemplo, se considera la dependencia del tiempo que tiene la estabilidad de un corte según
se muestra en la Figura 5.23.
Zona de influencia
de la excavación
Zona
Nivel freático final
ho inafectada por
la excavación
hf u (+)
u (-) P
Presión de poros al
Línea equipotencial final de la excavación
Figura 5.23. Presión de poros en un corte a largo y corto plazo. (Simons & Menzies, 2000)
Cuando un material es sujeto a esfuerzos, este responde con deformaciones. Entonces es necesario
trazar una historia de los cambios entre los esfuerzos y las deformaciones y así obtener una curva
esfuerzo-deformación.
El ingeniero debe comprobar que las deformaciones producidas en el suelo al aplicar las cargas
exteriores son menores a la deformación admisible y así asegurar la estabilidad del suelo. Para esto
el ingeniero debe obtener la curva esfuerzo deformación del suelo.
El grado de deformación producido por un esfuerzo dependerá de la composición, relación de
vacíos, historia del esfuerzo, y forma en que se apliquen los nuevos esfuerzos. Para poder hallar la
deformación de un suelo muchas veces es mejor medir directamente las deformaciones producidas
en un ensayo de laboratorio bajo los esfuerzos que existirán en el terreno real. En otros casos, suele
ser muy útil recurrir a conceptos y formulas de la teoría de elasticidad.
Con este fin se han desarrollado ensayos y descripciones matemáticas que parten de las teorías
clásicas de la elasticidad y plasticidad. Sin embargo, los suelos se diferencian mucho de otros
materiales, debido a su naturaleza porosa y compuesta de partículas. El comportamiento de un
material perfectamente elástico solo depende de sus condiciones inicial y final, independientemente
del camino que tomen durante el cargado o descargado, esto debido a que presentan un
comportamiento lineal. En cambio los suelos no solo depende de su condición inicial y final sino
además del camino durante el cargado o descargado y de la historia previa al cargado o descargado.
En resistencia de materiales se estudio los esfuerzos en cuerpos rígidos, continuos, homogéneos,
elásticos, afectados por fuerzas externas. Los suelos no son cuerpos ni rígidos, ni continuos, ni
homogéneos, ni elásticos. Por lo tanto la determinación de los esfuerzos y deformaciones en los
suelos es una tarea muy difícil. Sin embargo el análisis con la teoría de la elasticidad es muy simple
y solo involucra a dos constantes, el modulo de Young y el índice de Poisson. Entonces si se asume
que el suelo es un material isotrópico, elástico, se facilita muchísimo el análisis para poder predecir
el comportamiento de los suelos cuando son sometidos a cargas externas. Para este análisis solo se
tiene que determinar el modulo de Young y el índice de Poisson mediante ensayos de laboratorio o
de campo.
Independientemente de que en algún caso particular pueda resultar útil usar valores del modulo
de elasticidad y/o del índice de Poisson, debe tenerse muy en cuenta que el módulo de elasticidad o
de Young y el índice de Poisson no son constantes de un suelo, sino más bien magnitudes que
describen aproximadamente el comportamiento de un suelo para un estado de esfuerzos dado y que
cambiarán, quizás radicalmente, si cambia el estado de esfuerzos o si los esfuerzos se aplican de
distinta manera.
Es necesario asumir que las deformaciones en los suelos son pequeñas (infinitesimales) para
poder aplicar el principio de la mecánica de los cuerpos elásticos a los suelos. El suelo solo puede
sostener esfuerzos de compresión. A continuación se explicara detalladamente los conceptos de la
teoría de la elasticidad, orientado a los suelos.
Los esfuerzos y deformaciones para un suelo lineal, isotrópico y elástico son relacionados con la ley
de Hooke. Para un estado de esfuerzo general como se muestra en la Figura 5.24, según la ley de
Hooke se tiene:
x x
1 0 0 0
y y
1 0 0 0
z 1 0 0 0 z
1 [5.51]
.
xy 0 0 0 2 ( 1 ) 0 0 xy
yz 0 0 0 0 2 ( 1 ) 0 y z
0 0 0 0 0 2 ( 1 )
zx zx
Donde
E es el módulo de Young o de elasticidad y es el índice de Poisson.
La ecuación [5.51] es llamada ecuación elástica o ecuaciones constituyentes del esfuerzo-
deformación elástico. De esta ecuación se obtiene, por ejemplo:
2 1 v
zx zx zx [5.52]
E G
Donde
E
G [5.53]
2 1 v
G es el módulo de corte.
Se llamaran a E, G, y υ parámetros elásticos. Solamente dos de estos parámetros, E o G y υ, se
requieren para solucionar los problemas que se ocupan de los materiales isotrópicos, elásticos. Si se
conocen E y υ se puede calcular G de la ecuación [5.53]. El índice de Poisson para los suelos no es
fácil de determinar y una manera directa de obtener G es sujetar el material a fuerzas cortantes
como se describió en la sección 1.1. Para materiales elásticos no lineales, se usa la ecuación [5.51]
para hallar el módulo tangente o el módulo secante y los cálculos se hacen incrementalmente para
pequeños aumentos de esfuerzo.
Los módulos elástico y de corte para los suelos dependen de la historia del esfuerzo, de la
dirección del cargado, y de la magnitud de las deformaciones. Los valores típicos de E y de G se
muestran en la Tabla 5.3.
Tabla 5.3. Típicos valores de E y G.
Tipo de suelo descripción E*(MPa) G*(MPa)
Arcilla Suave 1-15 0.5-5
Media 15-30 5-15
Dura 30-100 15-40
Arena Suelta 10-20 5-10
Media 20-40 10-15
Densa 40-80 15-35
* Esto es el módulo elástico secante para condiciones drenadas.
Z z, z
Y
zx
zy xz
yz
A
x , x
yx
xy
y, y
X
Figura 5.24. Estado de esfuerzos general. (Budhu, 2000)
Como ya se menciono anteriormente los esfuerzos principales se obtienen cuando no hay ningún
esfuerzo de corte. En cualquier punto sometido a esfuerzos existen 3 planos ortogonales (es decir,
perpendiculares entre sí) en los cuales los esfuerzos tangenciales o de corte son nulos. Estos planos
se denominan planos principales. Los esfuerzos normales que actúan sobre estos tres planos se
denominan esfuerzos principales. En resumen Los esfuerzos principales son esfuerzos normales a
un plano con esfuerzo de corte igual a cero.
El más grande de estos tres esfuerzos principales se denomina esfuerzo principal mayor 1; el
más pequeño es el esfuerzo principal menor 3 y el tercero es el esfuerzo principal intermedio 2.
Si los esfuerzos aplicados a un suelo son esfuerzos principales, entonces la ley de Hooke se
reduce a:
1 1 1
1 1 [5.54]
2 E 2
3 1 3
1 1 1
E 1 2 [5.55]
2 1 1 2
3 1 3
La matriz en el lado derecho es llamada matriz de rigidez. Si se conoce los esfuerzos y los
parámetros del material E y , se puede utilizar la ecuación [5.54] para calcular las deformaciones.
En cambio si se conocen las deformaciones y los parámetros del material E y , se puede utilizar la
ecuación [5.55] para calcular los esfuerzos.
Los desplazamientos y fuerzas son obtenidos por integración. Por ejemplo, el desplazamiento
vertical.Δz, es:
z z dz [5.56]
Pz z dA [5.57]
Donde:
dz = Altura o espesor del elemento
dA = Área del elemento.
Hay dos condiciones en los esfuerzos y deformaciones que son comunes en la ingeniería
geotécnica. Uno es la condición de la deformación plana en la cual la deformación en una
dirección es cero, en los muros de contención y cimientos largos, la deformación longitudinal será
cero y = 0, produciendo un estado de deformación plana. Para ilustrar mejor este estado de
deformación se considerara como ejemplo de un elemento del suelo, A, detrás de un muro de
contención como se muestra en la Figura 5.25. Debido a que el desplazamiento que comúnmente
ocurre en la dirección Y es pequeño (y) comparado con la longitud en esa dirección, la
deformación tiende a cero; es decir, y = y/y 0. Entonces se puede asumir que el elemento A del
suelo está bajo la condición de la deformación plana. Puesto que se esta considerando esfuerzos
principales, tras las direcciones de X, Y, y Z o 3, 2, y 1 respectivamente. En el caso del muro de
contención en la dirección Y (dirección 2) la deformación es igual a cero por lo tanto 2 = 0
reemplazando esto en la ecuación [5.54]. La ley de Hooke para una condición de deformación plana
es:
1
1 1 1 3 [5.58]
E
1
3 1 3 1 [5.59]
E
2 1 3 [5.60]
1 1 1 1
[5.61]
3 E 1 3
La inversa de la ecuación [5.61]:
1 E 1 1
1 3
[5.62]
3 1 v 1 2v
z Muro de
contención
Z (1)
x A
Y (2)
y , y = 0
X (3)
Figura 5.25. Condición de deformación plana para un elemento de suelo detrás de un muro de
contención. (Budhu, 2000)
La otra condición que ocurre en problemas prácticos es la simetría axial o condición axisimétrica
donde dos esfuerzos son iguales. Como ejemplo de esto se puede considerar un tanque de agua o de
aceite fundado en una masa de suelo como se muestra en la Figura 5.26.
Z
Tanque
z
z
r =
Figura 5.26. Condición axisimétrica en un elemento de suelo bajo el centro de un tanque. (Budhu,
2000)
Los esfuerzos radiales (r) y el esfuerzo circunferencial () en un elemento cilíndrico del suelo
directamente debajo el centro del tanque son iguales debido a la simetría axial. El tanque de aceite
aplicará un esfuerzo vertical uniforme (axial) en la superficie del suelo y el elemento del suelo será
sujeto a un aumento en el esfuerzo axial, z = 1 que producira un aumento en el esfuerzo radial,
r = = 3. Ningún elemento del suelo debajo del borde del tanque estará bajo condiciones
axisimétricas, puesto que las tensiones en el borde del tanque son todas diferentes; no hay simetría.
La ley de Hooke para condiciones axisimétricas es:
1 2 3
1
1 [5.63]
E
1 3 1
1
3 [5.64]
E
O, en forma matricial:
1 1 1 2 1
3
[5.65]
3 E
CAPITULO SEIS
Resistencia al corte.
Es fácil describir el comportamiento que tendrá el bloque mostrado en la Figura 6.1a, si la
superficie en que se apoya el bloque se inclinara progresivamente.
(a) (b)
Figura 6.1. Bloque que se desliza sobre una superficie inclinada.
(a) Bloque encima de una superficie plana. (b) Fuerzas resultantes debido a la inclinación.
En la Figura 6.1b se observa que mientras esta superficie va inclinándose aparecen fuerzas que
actúan en la superficie de contacto, siendo F una fuerza resultante de varios factores que ocasionan
que el elemento se deslice sobre la superficie, mientras que T es una fuerza originada por el
contacto del elemento con la superficie (rugosidad) que impide que el elemento se deslice. Mientras
la inclinación de la superficie vaya incrementando también lo hará la fuerza resultante F, finalmente
para una determinada inclinación el valor de F superará a T lo que ocasionara que el elemento ceda
y empiece a deslizarse, lo que se llamará falla.
La Figura 6.2 muestra más de cerca lo que ocurre en la superficie de contacto a la que se llamará
superficie de corte, la inclinación de la superficie genera un esfuerzo de corte que va
incrementándose. Mientras el elemento no ceda, puede decirse que el sistema presenta cierta
resistencia al corte. Sin embargo, para una determinada inclinación el esfuerzo de corte superará a
la resistencia que ofrece la rugosidad, lo que producirá una falla y el elemento sedará, entonces
podría decirse que el sistema ha fallado al corte. Este ejemplo ilustra lo que es la resistencia al corte
de los suelos.
El comportamiento presentado en la Figura 6.2 es similar al que ocurre con las partículas que
componen un suelo, dentro la masa de suelo como se muestra en la Figura 6.3, las partículas están
constantemente sometidas a una fuerza resultante N que es normal a la superficie de corte producto
de la acción de una carga externa o el peso propio.
N
rte
ie d e co
F
erfic
Sup
N
Figura 6.3. Fuerzas surgidas por el contacto interpartícular.
Esta fuerza normal originará la fuerza resultante F que genera el esfuerzo de corte, la cohesión
entre las partículas contribuye a que la masa de suelo ofrezca resistencia al corte representado por la
fuerza T, por lo que la resistencia al corte del suelo dependerá de la interacción las partículas. La
superficie de corte en una masa de suelo tiene la tendencia a ser circular y no plana, en la Figura 6.4
se muestran dos ejemplos donde comúnmente el suelo falla al corte.
(a) (b)
Figura 6.4. Situaciones donde se genera la falla al corte del suelo.
(a) Talud. (b) Fundación.
La Figura 6.5a muestra un talud donde se produce una falla típica al corte en el suelo, se ha ubicado
un elemento representativo de suelo en la superficie de corte, la Figura 6.5b muestra que este
elemento de suelo está sometido a esfuerzos normales y de corte que actúan en todas las caras de
este.
z
(a)
z
zx
x F F
xz
x x x
xz
xz
E E zx
zx
z
z
(b) (c)
Figura 6.5. Estado de esfuerzos de un elemento de suelo en la superficie de corte.
(a) Elemento ubicado en la superficie de corte. (b) Esfuerzos que actúan en las caras del elemento.
(c) Esfuerzos que actúan en el prisma triangular.
La notación que se emplea para los esfuerzos normales es la letra griega con un subíndice que
corresponde a la cara sobre la que actúa, tomando la cara el nombre del eje al que es perpendicular.
El esfuerzo cortante se representa con la letra griega con un doble subíndice, correspondiendo el
primero a la cara sobre la que actúa y el segundo a la dirección en que lo hace dentro de aquella
cara. Por lo general se asume que z > x y que zx es numéricamente igual a xz, debido a que el
elemento de suelo se encuentra en equilibrio estático.
En la Figura 6.5c se ha apartado el prisma formado por los lados inferiores del elemento y el
plano de falla definido por EF con un área A, que a diferencia de la superficie de corte describe un
deslizamiento plano y es el ángulo de inclinación de este plano respecto a la cara inferior del
elemento, donde actúan los esfuerzos y . El elemento prismático está en equilibrio estático por lo
que aparecen esfuerzos que actúan en todas las caras de este.
Entonces, resolviendo las fuerzas normales al plano EF, se tendrá que:
Se sabe que xz = zx, por la condición de equilibrio, simplificando A y aplicando las relaciones
trigonométricas:
1 cos 2 1 cos 2
cos 2 sin 2 2 sin cos sin 2
2 2
Se tendrá que:
1 1
x 1 cos 2 z 1 cos 2 xz sin 2
2 2
Factorizando:
1 1
x z x z cos 2 xz sin 2 [6.1]
2 2
Por otra parte, resolviendo las fuerzas paralelas al plano EF se tendrá que:
A x A sin cos z A cos sin xz A sin sin zx A cos cos
1
z x sin 2 xz cos 2 [6.2]
2
Con las ecuaciones [6.1] y [6.2], se determinan el esfuerzo normal y de corte que actúan en
plano de falla. Los planos en los que aparecen los esfuerzos normales máximo y mínimo se obtienen
anulando la derivada de la ecuación [6.1] respecto de , lo que se tendrá:
2 xz
tan 2 [6.3]
x z
x z
tan 2 [6.4]
2 xz
La ecuación [6.3] da dos valores de 2 que difieren en 180º, por lo que los planos de esfuerzo
normal máximo y mínimo son perpendiculares entre si. Lo mismo ocurre en la ecuación [6.4] con
los planos de esfuerzo cortante máximo, que están también a 90º. Los planos donde el esfuerzo
cortante es nulo se determinan haciendo = 0 en la ecuación [6.2], lo que resulta:
2 xz
tan 2
x z
Esta ecuación es idéntica a la ecuación [6.3], por consiguiente los esfuerzos normales máximo y
mínimo tienen lugar en los planos de esfuerzo cortante nulo. Los esfuerzos normales máximo y
mínimo se llaman esfuerzos principales, representados por: 1 y 3 respectivamente y actúan en los
planos principales. La relación de la ecuación [6.4] es recíproca y de signo contrario a la ecuación
[6.3], lo que indica que los valores de 2 definidos por ambas difieren en 90 , lo que significa que
los planos de esfuerzo cortante máximo están inclinados 45º respecto a los planos de los esfuerzos
principales. Sustituyendo los valores de 2 de las ecuaciones [6.3] y [6.4] en las ecuaciones [6.1] y
[6.2] se obtienen los esfuerzos principales y de corte máximos que serán:
z x x x z
2 2
max z xz max xz
2 2
2 2 2
Por lo tanto, el esfuerzo principal mayor será:
z x x
2
1 z xz
2
[6.5]
2 2
y el esfuerzo principal menor será:
z x x
2
3 z xz2 [6.6]
2 2
2
1
2 z x sin 2 xz cos 2
2
2 2
1
2 x z 2 x z xz
1 2 2
C 2 r 2
2
El centro de la circunferencia se ubica sobre el eje en el punto C y con radio r que serán:
2
1 1
C x z r x z xz2
2 2
3 C 1
z R
x xz
zx Q
F
xz
x
xz x x 3 C 1
E zx
z zx M
z
(a) (b) z
La combinación de esfuerzos (z, zx) y (x, -xz) que actúan en las caras del elemento son
ubicados en el círculo en los puntos R y M respectivamente que forman el diámetro RM. Los
esfuerzos normales de compresión son considerados positivos y el esfuerzo de corte será positivo
según a la dirección que tenga en el eje. El plano de falla EF es representado por el radio CQ que
esta ubicado a 2 respecto al eje z, este ángulo de inclinación del plano de falla es medido en contra
a las manecillas del reloj en el círculo de Mohr. Las coordenadas del punto Q representa la
combinación de esfuerzos en el plano de falla.
Sin embargo, existe otra forma práctica para determinar los esfuerzos que actúan en cualquier
plano del elemento de suelo, esta técnica es conocida como el método del polo.
z
z R
x xz
D zx C Q
F
xz
x
xz x x 3 C 1
A E zx B
M
z P
z zx
(a) (b)
Figura 6.8. Método del polo.
(a) Esfuerzos que actúan en el elemento. (b) Esfuerzos ubicados en el círculo.
La Figura 6.8a muestra a todos los esfuerzos que actúan en las caras del elemento, que están
ubicados en la Figura 6.8b representados por los puntos R y M, la cuerda segmentada MP es
paralela a la cara AB del elemento y la cuerda PQ es paralela al plano de falla. Las coordenadas del
punto Q será la combinación de esfuerzos que actúan en el plano de falla.
Si se aplican únicamente los esfuerzos normales en el elemento evitando los esfuerzos de corte
en las caras, los esfuerzos normales corresponderán a los esfuerzos principales máximo y mínimo
de las ecuaciones [6.5] y [6.6], siendo: z = 1 y x = 3.
z
1
Q
F
3
3 x 3 C 1
1
(a) (b)
Figura 6.9. Elemento libre de esfuerzos de corte.
(a) Esfuerzos normales máximo y mínimo en el elemento. (b) Esfuerzos en el círculo.
En esta condición los ejes x y z se confunden con el eje , por lo que el plano de falla se ubica a
2 del eje como muestra la Figura 6.9b.
Condiciones de drenaje.
El agua tiene una importante influencia en el suelo y también en la resistencia al corte. Se puede
comparar al suelo con una esponja, en el sentido de que tanto la esponja como el suelo son
materiales que contienen espacios vacíos en su interior (poros), por lo que ambos pueden almacenar
cierta cantidad de agua. Si se aplica una carga uniforme a una esponja saturada de agua, el esfuerzo
() que transmite esta carga a los poros ocasionará que el agua salga por los orificios de esta, lo
hará con facilidad si el tamaño de los orificios es grande como el caso de la Figura 6.10a. Sin
embargo, la Figura 6.10b muestra que si los orificios son muy pequeños y se aplica la misma carga,
el agua no saldrá con la misma facilidad que en el primer caso, esta requiere más tiempo. Este
mismo comportamiento se aprecia en los suelos.
q1 q1 q2 q2
q1 > q 2
(a) (b)
Figura 6.10. Ejemplo del drenaje en suelos.
(a) Esponja de orificios grandes. (b) Esponja de orificios muy pequeños.
Los suelos de grano grueso como ser arena y grava permiten un drenaje inmediato del agua al
estar sometidos bajo un esfuerzo, debido a su alta permeabilidad asemejándose al caso de la Figura
6.10a. Mientras que la Figura 6.10b muestra el comportamiento de los suelos finos como la arcilla,
debido a que el esfuerzo es aplicado instantáneamente el agua no puede salir con facilidad por la
baja permeabilidad del suelo, lo que origina una presión interna adicional en los poros a la que se
llama exceso de presión de poros (u). Sin embargo, si la carga que origina este esfuerzo fuera
aplicada muy lentamente hasta su totalidad, de tal forma que la presión interna que originaría esta
carga en los poros se disiparía conforme al aumento gradual de la carga, en ningún momento se
originaría un exceso de presión de poros.
En el capítulo anterior, se estableció que se tendrán condiciones drenadas cuando la masa de
suelo sometida a un esfuerzo no tenga un exceso de presión de poros (u = 0), por lo cual a los
parámetros de resistencia al corte se los llamara efectivos (') y se tendrán condiciones totales
cuando exista un exceso de presión de poros (u > 0) que irá disipándose gradualmente a lo largo
del tiempo, por lo que a los parámetros de resistencia al corte para este caso se los llamara totales
(). Para el caso de suelos de grano grueso se tendrán condiciones drenadas a corto y largo plazo,
en cambio para los suelos finos se tendrán condiciones totales (u = y ' = 0) a corto plazo y
condiciones drenadas (u = 0 y ' = ) a largo plazo.
La Figura 6.11, muestra un terraplén que se ha construido rápidamente en un suelo arcilloso
saturado de agua, inmediatamente se han instalado piezómetros en distintos lugares para medir la
presión de poros del suelo. Debido a que el terraplén fue construido rápidamente, este ha inducido
una carga que transmite un esfuerzo a cada poro, lo cual para un tiempo de t = 0 (condición a
corto plazo) se aprecia un exceso de presión de poros (u = , para un tiempo t > 0 y t >> 0
(condición a mediano plazo) esta presión va disminuyendo, hasta que a largo plazo (t = ) esta se
disipa por completo (u = 0.
t=0
Terraplén construido
rápidamente
t>0 u/w
t >> 0
t=
Piezómetros
Figura 6.11. Incremento de la presión de poros por el terraplén (Simons & Menzies, 2000).
u = w·hp [6.7]
Donde:
w = Peso unitario del agua.
hp = Variación de la altura piezométrica debida a la carga.
En el caso de los suelos de grano grueso la acción de una carga que origina el drenado produce
una variación inmediata y pequeña en el volumen, sin embargo en el caso de los suelos finos la
acción de la carga no produce ninguna variación inmediata del volumen a corto plazo, sino que la
variación del volumen será consecuente al drenado hasta que a largo plazo para la condición
drenada se producirá el cambio total de volumen. Todos los suelos siempre llegarán a un estado
drenado (parámetros efectivos), por lo que este estado constituye ser un campo común para analizar
la resistencia al corte.
t=1 h2
h1
t=2
h3
t=0
Figura 6.12.Variación de espesores en un perfil de suelo (Simons & Menzies, 2000).
Este suelo en su historia geológica ha estado siempre sometido a esfuerzos y el orden en que
estos se aplican estos influirá en la consolidación.
e
e t=0
Línea de expansión
e t=2
e t=1
e t= Línea de consolidación
3
normal
%w
a
Desarrollo de
una arcilla NC
b Descarga (sobreconsolidación)
Deposición
Deposición
Erosión
d
c Máxima
presión
Erosión
efectiva
que ha
' estado
sujeta
la
arcilla
OCR
c
d Lecho
lacustre
NC
a b
' a
b c d
(a) (b)
Figura 6.14. Arcilla normalmente consolidada y sobreconsolidada.
(a) Variación del contenido de humedad y el esfuerzo de corte, respecto al esfuerzo efectivo de
consolidación. (b) Niveles de deposición y erosión en toda la historia geológica.
La Figura 6.14 muestra un ejemplo del proceso de consolidación de un suelo arcilloso en un
lecho lacustre, en la Figura 6.14a se observa la variación del contenido de humedad y el esfuerzo de
corte, respecto al esfuerzo efectivo de consolidación y en la Figura 6.14b se ve gráficamente el
proceso de deposición en la historia geológica del suelo.
El punto ―a‖ representa las condiciones en que se encuentra la arcilla inmediatamente después de
su deposición en un lecho lacustre, la deposición de más arcilla provoca el incremento del esfuerzo
efectivo y una reducción del contenido de humedad. El estado representado por el punto ―b‖
corresponde a la arcilla normalmente consolidada, en el sentido de que ésta no ha estado sujeta a un
esfuerzo efectivo mayor al actual en toda su historia geológica. El punto ―c‖ corresponde a un
estado de mayor deposición y por ende al máximo esfuerzo efectivo que actúa en toda su historia
geológica, este esfuerzo es llamado presión de sobreconsolidación, finalmente el punto ―d‖
representa un estado de descarga debido a erosión, donde la arcilla está sobreconsolidada. La
descarga está acompañada por un incremento del contenido de humedad debido a la expansión, pero
dicho incremento está muy lejos que reflejar la reducción del contenido de humedad durante la
consolidación. Aunque la arcilla en el punto ―d‖ está bajo el mismo esfuerzo efectivo que el punto
―b‖, el contenido de humedad de una arcilla sobreconsolidada es considerablemente menor. Las
partículas están en un estado de empaquetamiento mas denso y consecuentemente la resistencia al
corte del suelo es mayor que la de una arcilla normalmente consolidada.
La consolidación del suelo, se evalua con el índice de sobreconsolidación OCR, que es a la
relación entre el esfuerzo efectivo máximo aplicado en la historia geológica del suelo llamado
también esfuerzo esfectivo de preconsolidación y el esfuerzo efectivo actual, que será:
0'
OCR [6.8]
'
Donde:
'0 = Esfuerzo efectivo de preconsolidación.
' = Esfuerzo efectivo actual.
Cuando el valor de OCR > 1, se dirá que el suelo es sobreconsolidado y se ubicada en cualquier
punto de la línea de expansión, cuando el valor de OCR = 1 el suelo se denomina como
normalmente consolidado y siempre se ubica en la línea de consolidación normal.
H0 x
x
x x
(a) (b) (c)
Figura 6.15. Distorsión debida al cortante puro en suelos del Tipo I y II (Budhu, 2000).
(a) Elemento de suelo en su estado original. (b) Suelo del Tipo I. (c) Suelo del tipo II.
x z
zx z
H0 H0
La Figura 6.16 muestra la variación del esfuerzo de corte respecto a la deformación angular.
Para los suelos del Tipo I, se observa un incremento gradual en el esfuerzo de corte con el aumento
de la deformación angular hasta un valor que tiende a mantenerse constante, a este valor se lo
llamará esfuerzo de corte crítico (cr). En el caso de los suelos del Tipo II, el esfuerzo de corte crece
rápidamente hasta alcanzar un valor pico que se lo llamara esfuerzo de corte pico (p), luego
decrecerá hasta un valor correspondiente al esfuerzo de corte crítico donde tenderá a mantenerse
constante.
p Suelos tipo II
cr Crítico
r Residual
Suelos tipo I
pico zx
pico
zx
Expansión
z
Suelos tipo II
zx
Suelo tipo I
e cr
Suelo tipo II
zx
Figura 6.18. Índice de vacíos respecto a la deformación angular (Budhu, 2000).
Las Figuras 6.16, 16 y 18, muestran la respuesta típica de los suelos al cortante para valores
constantes de los esfuerzos z y x. Si únicamente se hace variar este esfuerzo normal z a diversos
valores constantes cada vez mayores y nuevamente se somete el elemento a deformación angular, la
respuesta de estos suelos al cortante presentará variantes de interés.
En la Figura 6.19 se observa que en el caso de los suelos del Tipo I, el aumento del esfuerzo
efectivo normal produce un incremento en el valor del estado de esfuerzo de corte crítico, es decir
que para un elevado esfuerzo efectivo normal se tendrá un elevado esfuerzo de corte crítico. Para el
caso de los suelos de Tipo II, el esfuerzo de corte pico tiende a desaparecer con el aumento del
esfuerzo efectivo normal.
Esfuerzo de corte crítico
Esfuerzo de corte pico
Suelos tipo II
Suelos tipo I
zx
Figura 6.19. Esfuerzo de corte en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).
La Figura 6.20 muestra que el incremento del esfuerzo efectivo normal, resulta en un aumento
en la compresión para los suelos del Tipo I, en cambio en el caso de los suelos del Tipo II, un
incremento del esfuerzo efectivo normal implica una disminución en la expansión del elemento con
la tendencia a igualar el comportamiento de los suelos del Tipo I.
z
Suelos tipo II
Suelos tipo I
Compresión
zx
Expansión
Figura 6.20. Deformación unitaria en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).
Debido a que el índice de vacíos está en función al cambio de volumen, podría afirmarse con
certeza que el valor de este índice disminuirá con el aumento del esfuerzo efectivo normal. La
Figura 6.21 muestra que el incremento del esfuerzo efectivo normal ocasiona una disminución del
valor del índice de vacíos crítico. Todos los suelos alcanzan el valor del índice de vacíos crítico
independientemente de su estado inicial, en este estado la deformación angular continuará sin
presentar cambios en el esfuerzo de corte y el volumen, hasta que se produzca la falla. Según a las
Figuras 6.19 y 6.21, se puede concluir que tanto el esfuerzo de corte crítico como el índice de
vacíos crítico dependen de la magnitud del esfuerzo efectivo normal.
e
Suelo tipo I
(ecr)1
(ecr) 2
Suelo tipo II
zx
Figura 6.21. Índice de vacíos crítico en función al esfuerzo efectivo normal (Budhu, 2000).
El término estado crítico, se utiliza para definir el estado de esfuerzos alcanzado por un suelo
cuando no ocurren cambios futuros en el esfuerzo de corte y volumen bajo un cortante continuo
(Budhu, 2000).
2. Envolvente de falla.
Se denomina envolvente a una curva geométrica formada de la colección de valores máximos del
comportamiento que presenta un fenómeno en diversos estados y condiciones. Análogamente la
envolvente de falla en suelos, es la colección de los valores de corte máximos que producen falla en
el sentido de que las partículas del suelo empiezan a deslizarse unas respecto de otras. En la Figura
6.22 se han ubicado los valores máximos del esfuerzo de corte (pico y crítico según al Tipo de
suelo) de los suelos ensayados en la Figura 6.19, en un sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo
efectivo normal.
C
D
Suelos tipo II
B
Suelos tipo II-A
A
Suelos tipo I
'cr 'r
O
Figura 6.22. Envolvente de falla para suelos del Tipo I, II y II-A (Budhu, 2000).
H = ·W
Y la fuerza que impide el movimiento será:
T = ·N
(')f Superficie de
W deslizamiento
Superficie de
deslizamiento
T f
'
R
N
(a) (b)
Figura 6.23. Modelo físico para suelos del Tipo I (Budhu, 2000).
(a) Bloque de madera antes del deslizamiento. (b) Partículas antes del deslizamiento.
Al ángulo (') definido entre la fuerza resultante R y la fuerza normal se lo llama el ángulo de
fricción, que será:
' = tan-1
Coulomb determinó que la relación entre el esfuerzo de corte y el esfuerzo normal será:
f = (')f·tan ' [6.9]
Donde:
f = Es el esfuerzo de corte en el instante del deslizamiento, que será: T/A.
(')f·= Es el esfuerzo efectivo normal en el instante del deslizamiento, que es: N/A.
El subíndice f denota falla y es utilizado para identificar el valor de los parámetros en el instante
que empieza el deslizamiento. Falla no necesariamente debe entenderse como el colapso del suelo,
sino es el inicio del movimiento de las partículas unas respecto de otras, este deslizamiento resulta
ser el primer paso a que el suelo colapse. La Figura 6.23b, muestra la equivalencia de este modelo
físico con lo que ocurre en las partículas del suelo en el instante del desplazamiento.
A la ecuación [6.9] se la conoce como la ley friccional de Coulomb y para ser válida requiere el
desarrollo de un plano de falla. En el caso del bloque de madera el plano de falla será la superficie
de contacto entre bloque-superficie, mientras que en el suelo no puede saberse con precisión donde
se desarrollara el plano de falla de las partículas.
Si se grafica la ecuación [6.9] en el sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo efectivo normal, se
obtiene una curva igual a la línea OC de la Figura 6.20. Esta envolvente de falla tiene un ángulo de
fricción crítico 'cr, entonces si se plantea que: ' = 'cr, la ley de Coulomb puede ser usada como un
modelo que describe el comportamiento del suelo del Tipo I en el estado crítico.
Si a las partículas del suelo se las asemeja a esferas, la Figura 6.24 muestra que el
desplazamiento de estas en los suelos del Tipo I es simple y con la tendencia a moverse a través de
los espacios vacíos respecto al plano de falla a-a que se desarrolla. La dirección del movimiento
podría tener una componente descendente que originará la compresión del suelo.
a a
Los suelos del Tipo I reciben el nombre de suelos no dilatantes ( = 0), porque no presentan un
esfuerzo de corte pico, el esfuerzo de corte crítico (cr) por lo general se presenta cuando el
elemento se deforma en una cantidad zx > 10%.
El esfuerzo de corte en el estado crítico que será:
La curva OAB mostrada en la Figura 6.22, está compuesta de los valores máximos del esfuerzo de
corte pico determinados para los suelos del Tipo II en la Figura 6.19, sin embargo a partir de un
valor elevado del esfuerzo efectivo normal estos no presentan un valor pico, sino que al igual que
los suelos del Tipo I presentan como valor máximo un esfuerzo de corte crítico, por lo que la
envolvente de falla tiene la forma de la curva OABC.
La Figura 6.25 muestra que las partículas de los suelos del Tipo II están ubicadas de manera que
se tiene la menor cantidad de espacios vacíos. Entre partículas existe un trabazón que impide el
desplazamiento de unas respecto a otras, por lo que las partículas para iniciar su desplazamiento
deben pasar unas encima de otras, lo que origina un esfuerzo de corte pico y la expansión en el
suelo.
Figura 6.25. Forma de deslizamiento de las partículas en suelos del Tipo II.
A este comportamiento de las partículas que ocasiona el aumento del volumen se lo denomina
dilatancia y solo se presenta en suelos del Tipo II.
En la Figura 6.26 se han modificado las condiciones de modelo físico ideado por Coulomb, de
tal forma que este se ajuste al comportamiento que presentan los suelos del Tipo II. Puede
asemejarse la situación de las partículas que antes de desplazarse deben superar la trabazón que
existe entre ellas, al caso de mover un bloque contra una pendiente de inclinación .
Z W
(+)
(+)
X T
R
H '
N
Figura 6.26. Modelo físico para suelos del Tipo II (Budhu, 2000).
H tan
W 1 tan
Análogamente al anterior modelo para suelos del Tipo I, se realizan operaciones en esta
ecuación donde se sustituyen los valores de: H por f, W por (')f y =tan ', por lo que se tendrá:
tan ' tan
f ' f
1 tan ' tan
La ecuación [6.10] representa la ley friccional de Coulomb para los suelos del Tipo II. Si esta se
grafica en el sistema de esfuerzo de corte y esfuerzo efectivo normal, se obtiene una curva igual a la
OABC de la Figura 6.22, donde el valor de va decreciendo conforme aumenta el esfuerzo efectivo
normal hasta tomar el valor de cero en B.
Al ángulo se lo conoce como el ángulo de dilatancia, este es una medida de la deformación
unitaria vertical respecto al desplazamiento originado por la deformación angular del suelo en el
instante del esfuerzo de corte máximo (pico), que será:
z
tan [6.11]
x
Donde:
z = Desplazamiento vertical (expansión) del suelo ensayado al cortante.
x = Desplazamiento horizontal del suelo ensayado al cortante.
Si con el incremento del esfuerzo efectivo normal disminuye la expansión en los suelos del Tipo
II, también este incremento influirá en el ángulo de dilatancia. La Figura 6.27 muestra que un valor
bajo del esfuerzo efectivo normal resulta en un mayor valor del ángulo de dilatancia (1), mientras
que un elevado valor del esfuerzo efectivo normal resulta en un pequeño valor del ángulo de
dilatancia (2). El efecto neto de debido al incremento del esfuerzo efectivo normal es la
envolvente de falla curva OAB que se ve en la Figura 6.27.
Envolvente de falla
curva causada por
la dilatancia C
(p )2
(p )1 Envolvente de falla
A 2 lineal
1
'
O 'c '
Figura 6.27. Efecto de la dilatancia en la envolvente de falla en suelos Tipo II (Budhu, 2000).
A partir del punto B la envolvente de falla toma una forma lineal, es decir que el suelo pasa de
un estado sobreconsolidado a ligeramente sobreconsolidado (OCR 2). La condición para un suelo
ligeramente sobreconsolidado es: 2 OCR < 1, por lo tanto hasta un valor de 2 del índice de
sobreconsolidación se considera al suelo como ligeramente sobreconsolidado. Entonces se puede
escribir que:
'0
OCR 2
'c
Por lo tanto, el esfuerzo efectivo normal que requiere el suelo para pasar a un estado
sobreconsolidado a ligeramente sobreconsolidado será:
1
'c '0
2
El valor del esfuerzo efectivo normal que recibe el suelo en el tramo OB no es mayor al que
actuó ('0) para llegar al estado denso en que se encuentran las partículas y es menor que 'c, a partir
del punto B el suelo recibe un esfuerzo normal efectivo ('c) que ocasiona que el suelo pase a un
estado ligeramente sobreconsolidado y al continuar aumentando el esfuerzo efectivo normal el suelo
pasará a un estado normalmente consolidando (OCR =1).
Los suelos del Tipo II reciben el nombre de suelos dilatantes. Cada valor de esfuerzo de corte
pico (p) tendrá un respectivo ángulo de dilatancia denominado p. La envolvente de falla OAB de
la Figura 6.27 tendrá un ángulo de fricción pico 'p para cada valor del esfuerzo de corte pico, que
será:
'p = 'cr + p
El esfuerzo de corte en el pico para suelos dilatantes será:
p = (')f·tan 'p
Puede aplicarse un criterio para compensar el efecto de dilatancia en el suelo y determinar el
esfuerzo de corte pico omitiendo el ángulo de dilatancia, la Figura 6.27 muestra la envolvente de
falla para un suelo del Tipo II en trazo segmentado, donde se ha ajustado una línea recta en trazo
lleno que representará a una envolvente de falla alternativa.
'
Envolvente de falla
curva causada por
c' la dilatancia
'
Figura 6.28. Envolvente de falla alternativa.
Esta envolvente alternativa posee los parámetros 'p y c', que son netamente geométricos muy
aproximados a los reales. El esfuerzo de corte pico será:
La línea OD de la Figura 6.22 es la envolvente de falla para los suelos del Tipo II-A. Estos suelos
(arcillas) a diferencia de otros toleran grandes deformaciones hasta llegar a un esfuerzo de corte
residual, que esta por debajo del esfuerzo de corte pico y crítico. En estos suelos la falla se produce
cuando el esfuerzo de corte llega al valor residual, por lo que la envolvente es formada con los
valores residuales del esfuerzo de corte. La envolvente de falla posee un ángulo de fricción residual
'r.
El esfuerzo de corte para el estado residual será:
r = (')f·tan 'r
En la Tabla 6.1 se muestran rangos de valores típicos de los ángulos de fricción: 'cr, 'p y 'r,
para diversos suelos comúnmente encontrados.
Tabla 6.1. Rango de valores para ángulos de fricción (Budhu, 2000).
Tipo de suelo cr p r
Grava 30-35 35-50
Mezcla de grava y arena con suelo fino 28-33 30-40
Arena 27-37 32-50
Limo o limo arenoso 24-32 27-35
Arcilla 15-30 20-30 5-15
Como se comentó en el capítulo 1 la cementación puede considerarse una forma de cohesión, donde
partículas de diferentes tamaños están unidas por un agente cementante, por lo general un
carbonato. La respuesta de estos suelos al corte es similar al caso de los suelos del Tipo II, en este
estado el suelo presenta una resistencia inicial al corte, la falla se produce cuando un esfuerzo de
corte pico supera a la resistencia que ofrece el agente cementador. La forma que tiene la envolvente
de falla en estos suelos se muestra en la Figura 6.29.
C0
'
Figura 6.29. Envolvente de falla para suelos cementados (Budhu, 2000).
El valor de C0 es la cohesión y representa la resistencia al corte inicial que posee el suelo, la ley
friccional de Coulomb para estos suelos será:
Uno de los suelos cementados más comunes es el Caliche, que es un conglomerado de partículas de
diversos tamaños donde el carbonato es el agente cementante.
') f
'3 )f '3 )f
B f
')
1 f
2
' C D
A ')
3 f
O ')
1 f '
Figura 6.30. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo I.
BO
sin '
AO
'1 f '3 f
sin ' [6.13]
'1 f '3 f
Donde el valor del ángulo ' corresponde al valor del ángulo de fricción crítico 'cr. Por lo tanto
con la ecuación [6.13] se puede determinar el parámetro ' en base a los esfuerzos principales de
falla.
El ángulo AOB es determinado en base a la suma de los ángulos internos del triángulo ABO que
será:
AOB = 180' 90
AOB = 90'
90 – ' + 2 = 180°
'
45 [6.14]
2
Con la ecuación [6.14] se puede conocer el ángulo de fricción en base a la inclinación del plano
de falla en el elemento de suelo o viceversa.
La Figura 6.31 muestra la envolvente de falla de un suelo del Tipo II en trazo lleno, para el caso
de los suelos sobreconsolidados la falla ocurre cuando el esfuerzo de corte alcanza su valor pico, lo
que significa que la resistencia debido a la trabazón entre partículas es superada.
('1 ) f
p
') f
B ('3 ) f f
('3 ) f
('1 ) f
2
' C D
A ('3 ) f O ('1 ) f '
Figura 6.31. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para suelos del Tipo II.
Para los valores de (1)f y (3)f en el elemento de suelo se tendrá el valor pico del esfuerzo de
corte y el circulo de esfuerzos de Mohr para estos esfuerzos principales es trazado como muestra la
Figura 6.31, siendo este tangente en el punto B a una línea secante que parte del origen al valor pico
en la envolvente. El punto B representa la combinación de esfuerzos normal y de corte en el plano
de falla del elemento de suelo, el círculo no toca a la envolvente de falla ya que simplemente en este
estado las partículas vencen la trabazón que existe entre ellas y luego pasaran a deslizarse.
Análogamente al caso de la Figura 6.30 se tendrá que:
'1 f '3 f
sin ' [6.15]
'1 f '3 f
Donde el valor del ángulo ' corresponderá al valor del ángulo de fricción pico 'p con su
respectivo ángulo de dilatancia . Por lo tanto con la ecuación [6.15] puede determinarse el valor
del parámetro ' en base a los esfuerzos principales de falla y el ángulo de dilatancia
correspondiente a cada valor del esfuerzo de corte pico.
Por otra parte, de manera análoga la inclinación del plano de falla que se desarrolla en el
elemento de suelo será:
( ' )
45 [6.16]
2
Con la ecuación [6.16] se puede conocer el ángulo de fricción en base a la inclinación del plano
de falla en el elemento de suelo y el ángulo de dilatancia o viceversa antes de que este plano se
desarrolle.
Si el suelo del Tipo II llega a un estado ligeramente sobreconsolidado el valor de será cero, por
lo que el sistema se reduce al caso de un suelo del Tipo I.
Puede emplearse el criterio de la envolvente de falla alternativa para omitir el ángulo de
dilatancia, para así obtener una ecuación que relacione el ángulo de fricción y los esfuerzos
principales en el caso de suelos sobreconsolidados.
Envolvente de falla alternativa
c' 2
' C D
E A '3 )f O '1 )f '
Figura 6.32. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb alternativa para suelos del Tipo II.
BO
sin ' [6.17]
EO
Por lo tanto:
EO = EA + AO
'1 f '3 f
EO = c' ·cot ' + [6.18]
2
'1 f '3 f
BO [6.19]
2
'1 f '3 f
sin ' 2
'1 f '3 f
c ' cot '
2
Simplificando está última expresión se tendrá que:
1 sin ' cos '
'1 f = '3 f 2 c '
1 sin ' 1 sin '
Se tendrá que:
' '
'1 f = '3 f tan2 45
2 c ' tan 45 [6.20]
2 2
Con la ecuación [6.20] se puede determinar la cohesión y el ángulo de fricción con los valores de
los esfuerzos principales de falla en suelos sobreconsolidados. Si el suelo llega a un estado
ligeramente sobreconsolidado o normalmente consolidado el valor de c' se hace cero, lo que
significa que el segundo término de la ecuación [6.20] desaparece quedando:
'
'1 f = '3 f tan2 45 [6.21]
2
Estado no drenado.
Los casos de las Figuras 6.30, 6.31 y 6.32 corresponden al estado drenado, donde se manejan
parámetros efectivos. Sin embargo, los suelos finos a diferencia de los suelos de grano grueso
presentan un comportamiento distinto para las condiciones a corto y largo plazo.
La Figura 6.33 muestra la envolvente de falla de un suelo en condiciones no drenadas
(parámetros totales), que tendrá la forma de una línea recta horizontal ( = 0).
cu
(3)f (1)f
Figura 6.33. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb en estado no drenado.
Está envolvente está ubicada a una altura cu llamada resistencia al corte no drenada, que será:
1 f 3 f
cu [6.22]
2
El círculo de esfuerzos de Mohr para los esfuerzos de falla será tangente a la envolvente en un
punto B que describirá la combinación de esfuerzos del plano de falla.
Los suelos con la tendencia a comprimirse durante la acción de la carga normal en estado
drenado, exhibirán un exceso de presión de poros bajo el estado no drenado con una disminución
del esfuerzo efectivo. Un suelo con la tendencia a expandirse durante la acción de la carga normal
exhibirá una disminución en el exceso de presión de poros bajo la condición no drenada resultando
en un incremento del esfuerzo efectivo (Budhu, 2000).
Estos cambios particulares ocurren debido a que el índice de vacíos no cambia durante la acción
de la carga normal en el estado no drenado, por lo que el volumen se mantendrá constante.
Para el diseño geotécnico es importante determinar las condiciones de drenaje reales que presenta el
suelo en campo que pueden anticiparse según al tipo de suelo, para lo cual debe considerarse que las
condiciones no drenadas difieren significativamente de las drenadas para el caso de los suelos finos,
donde corto plazo no se aprecia un cambio de volumen pero presentan un exceso de presión de
poros que irá disipándose con el tiempo, hasta que ha largo plazo se completa el cambio total de
volumen y se disipa totalmente el exceso de presión de poros. En el caso de los suelos de grano
grueso el cambio de volumen es inmediato y el exceso de presión de poros se disipa rápidamente
durante la acción de la carga normal, por lo que no tendría sentido en estos suelos hablar de una
condición a corto y largo plazo.
En el caso de un suelo arcilloso luego de una excavación o la deposición de un terraplén al
principio debido a la rapidez de la construcción se tendrán condiciones no drenadas, entonces el
esfuerzo de corte máximo que tolera el suelo a corto plazo estará en función a parámetros totales
que será:
f = cu [6.23]
Sin embargo, a largo plazo cuando el suelo alcance la condición drenada el esfuerzo de corte
máximo que tolera el suelo estará en función a parámetros efectivo, que será:
El valor del parámetro c' en la ecuación [6.24] identificado como la cohesión es netamente
geométrico y corresponde a la altura formada por la intersección de la envolvente de falla
alternativa con el eje de corte, este parámetro se presenta únicamente en suelos del Tipo II.
Antes de realizar el diseño debe considerarse el tiempo de vida útil del proyecto, para así
determinar el tipo de parámetros que sean adecuados y también elegir un adecuado ensayo de
laboratorio que proporcione el tipo de parámetros deseados.
En condiciones drenadas para el diseño se consideran los parámetros 'cry'p, el valor pico no
constituye ser la mejor opción para el diseño geotécnico ya que las partículas del suelo en este
estado de esfuerzos por lo general no se deslizan en un plano de falla completamente desarrollado,
además su valor es muy variable (Figura 6.27) y solo los suelos del Tipo II presentan este valor
pico. Sin embargo todos los suelos para una respectiva combinación de esfuerzos llegan a estar
normalmente consolidado, donde el parámetro del ángulo de fricción es crítico ('cr) donde el suelo
alcanzará el estado crítico. El diseño con el valor crítico a diferencia del pico no es conservador sino
que permite diseños óptimos que consideran los esfuerzos principales máximos que tolera el suelo.
Por lo tanto el ángulo de fricción crítico a diferencia del pico constituye ser un parámetro
fundamental de la resistencia al corte del suelo.
En condiciones no drenadas para el diseño se considera el parámetro de esfuerzo de corte no
drenado cu, que depende de la magnitud del esfuerzo de confinamiento (3)f el cual influirá en el
esfuerzo normal (1)f, por lo tanto este parámetro no constituye ser el fundamental para el diseño
geotécnico.
Por lo general se encuentran suelos que son una mezcla de partículas gruesas y finas, en este
caso para el diseño debe tomarse en cuenta la condición drenada y no drenada para determinar cual
de esas condiciones es más crítica.
Los parámetros de resistencia al corte son determinados principalmente con datos obtenidos de
ensayos realizados en laboratorio o en campo. En la tabla 6.2 se muestran diversos tipos de ensayos
que son utilizados comúnmente para determinar los parámetros de resistencia al corte de un suelo.
Estos ensayos se clasifican según a las condiciones de drenaje a la que se someten las muestras
durante el ensayo, de lo cual se obtienen parámetros de resistencia efectivos o totales dependiendo
el caso.
Tabla 6.2. Ensayos para determinar los parámetros de resistencia al corte del suelo.
Parámetros totales Parámetros efectivos
Triaxial no consolidado no drenado (UU) Triaxial consolidado drenado (CD)
Compresión inconfinada Triaxial consolidado no drenado (CU)
Penetrómetro Corte directo
Veleta Compresión inconfinada
Micromolinete
(a) (b)
(c)
(d) (e)
Figura 6.35. Accesorios del aparato de corte (ELE).
(a) Caja de corte. (b) Muestreador. (c) Extractor de muestra. (d) Placa de transferencia de carga. (e)
Piedras porosas.
La Figura 6.37 muestra el anillo de carga junto a un deformímetro instalado en su parte central, el
primero es usado como un transductor donde la carga originada por el aparato de corte es
transmitida a la muestra de suelo mediante éste y el segundo es un instrumento de precisión que
mide el desplazamiento o la deformación. Cada anillo de carga ha sido calibrado en fábrica de tal
manera que se puede conocer la relación fuerza-deformación mediante un factor CR; de esta manera
a partir de la deformación del anillo medida con el deformímetro se puede determinar la fuerza que
actúa sobre éste.
La fuerza de corte S inducida por el aparato de corte mediante el anillo a la muestra será:
S = LD·CR [6.25]
Donde:
S = Fuerza de corte aplicada por el aparato a la muestra.
LD = Lectura del deformímetro instalado en el anillo de carga.
CR = Coeficiente del anillo.
Etapa de corte.
Caja de corte
S
Fuerza de corte
Muestra de suelo aplicada por el
aparato.
Caja externa
El esfuerzo normal efectivo ' que actúa y el esfuerzo cortante que actúa en el plano de falla
desarrollado en la muestra de suelo será:
F
' [6.26]
A
y
S
[6.27]
A
Donde:
' = Esfuerzo normal efectivo.
F = Fuerza vertical aplicada por el sistema de pesas sobre la muestra.
A = Área del muestreador.
= Esfuerzo cortante que actúa en el plano de falla.
S = Fuerza de corte aplicada por el aparato a la muestra.
La Figura 6.39 muestra la variación del esfuerzo de corte respecto al desplazamiento horizontal,
mientras que en la Figura 6.40 se muestra la variación del desplazamiento vertical respecto al
desplazamiento horizontal durante el ensayo.
Dependiendo del tipo de suelo se presentará un valor del esfuerzo de corte pico y crítico, donde
cualquiera de estos valores puede considerarse como el instante de falla del suelo. Se obtienen tres o
más valores del esfuerzo de corte haciendo variar en cada ensayo la fuerza vertical F, entonces
puede graficarse la envolvente de falla correspondiente en el sistema - que se muestra en la
Figura 6.41.
El tener un plano fijo de corte puede ser una ventaja para determinar la resistencia al corte a lo
largo de planos débiles reconocidos en un perfil de suelo o planos originados por la interfase entre
suelos. En este ensayo es posible mantener un esfuerzo normal constante en todo momento lo cual
hace más fácil ensayar en suelos compuestos de grava y arena. La ventaja del ensayo del corte
directo es la rapidez del ensayo y la facilidad que tiene este de medir el cambio de volumen a lo
largo del ensayo.
p Suelos tipo II
cr
Suelos tipo I
Desplazamineto horizontal
Figura 6.39. Variación del esfuerzo de corte respecto al desplazamiento horizontal.
Suelos tipo I
Desplazamiento vertical
Desplazamiento horizontal
Suelos tipo II
Suelos Tipo II
Suelos Tipo I
'
'
Figura 6.41. Envolvente de falla.
4.2. Ensayos triaxiales.
Los ensayos triaxiales son los más confiables y utilizados para determinar las características de
tensión-deformación y los parámetros de resistencia al corte del suelo. Estos son ensayos donde se
pueden variar las presiones actuantes en tres direcciones ortogonales (triaxial) sobre una muestra de
suelo y así crear condiciones que se asemejen a las reales en campo.
Figura 6.42. Fotografía del sistema triaxial completo (Laboratorio de geotecnia, UTN).
Aire a
presión
Regulador de
Bureta Aire - Agua
graduada Regulador
Agua - Agua
Bomba
de Agua
desaire
Cámara
Indicador
volumen A - Conexión a cámara
nulo B - Conexión superior a probeta
A B C - Conexión a base de probeta
- Válvulas auxiliares
C
Figura 6.43. Esquema del banco triaxial completo.
Saturación. (Etapa 1)
Consolidación. (Etapa 2)
Compresión. (Etapa 3)
La etapa de saturación y consolidación es llevada a cabo en un sistema llamado banco triaxial,
que está diseñado para controlar un sistema de agua a presión que es aplicado a la muestra de suelo
a ensayar. La Figura 6.42 muestra una fotografía del sistema triaxial y en la Figura 6.43 se muestra
un esquema del banco triaxial.
La etapa de compresión se lleva a cabo en una prensa mostrada en la Figura 6.44 que aplica una
carga axial mediante un anillo de carga a un vástago que comprime la muestra de suelo, el sistema
triaxial es capaz de mantener constante la presión aplicada a la muestra (dependiendo al tipo de
ensayo) en la etapa de consolidación durante la compresión y puede medirse la presión de poros.
Deformímetro
Anillo
de carga
Deformímetro
Válvula de
desaire
Cubierta
superior
Vástago
Empaquetadura
de goma
Placa
superior
Cilindro
Vaina de plástico
latex
Muestra
de suelo
(probeta)
Piedra
porosa Empaquetadura
Cubierta de goma
inferior Placa
B inferior
A
Presión
Saturación Presión
y Drenaje C de poros
Figura 6.45. Cámara o celda triaxial.
Estos coeficientes fueron propuestos por Skempton (1954), discutidos por Henkel (1960) y Wade
(1966). Con estos coeficientes se examina la variación de la presión de poros debido a la presión de
confinamiento (3) y debido a la compresión (1) en la probeta.
Para el análisis es conveniente considerar la variación de la presión de poros total (u1) como si
estuviera constituido por dos componentes: un esfuerzo isotrópico (Etapa 2) y un esfuerzo uniaxial
(Etapa 3), como se muestra en el elemento de suelo de la Figura 6.46.
3 1
3
1 3
3
+ = 3 3
3 u 3 3 u 1-3 u 1
3 3
3
1 3 1
1 = d + 3
Skempton (1954), propuso que la variación de la presión de poros a lo largo de todo el ensayo
sería:
3 A 1 3
u1 B [6.29]
Etapa 1 y 2: El coeficiente B se define como la relación que existe entre el aumento de presión
de poros u3 y el aumento del esfuerzo isotrópico de confinamiento 3, que será:
u3
B [6.30]
3
Al aplicar 3, el esfuerzo efectivo comunicado a la estructura del suelo '3 será:
Vm Ce Vm 3 u3
Donde Vm es el volumen de la muestra de suelo.
Por otra parte, si Cf es la compresibilidad del fluido aire-agua y n es la porosidad del suelo, el
cambio de volumen del suelo será:
Vm Cf n Vm u3
Tanto la masa de suelo como el fluido que ocupa los vacíos entre partículas del suelo se
comprimen simultáneamente, entonces puede igualarse miembro a miembro el cambio de volumen
del suelo y del fluido agua-aire (Vm = Vm), por lo que se tendrá que:
Ce 3 u3 Cf n u3
u3 1
B [6.32]
3 C
1 n e
Cf
Etapa 3: En esta etapa el incremento de los esfuerzos efectivos debido al esfuerzo uniaxial en la
etapa de compresión será:
u13
A A B [6.33]
1 3
1
Vm Ce Vm '1 2 '3
3
Entonces:
1
Vm Ce Vm 1 3 3 u13
3
Por otra parte el decremento de volumen del fluido aire-agua, será:
Vm Cf n Vm u13
Igualando miembro a miembro el decremento de volumen de suelo y del fluido aire-agua (Vm =
Vm), se tendrá que:
1 1
u13 1 1
3 Ce
1 n
Cf
1
u13 B 1 3
3
3 A 1 3
u1 B
Según la ecuación planteada de Skempton, para el caso de un suelo totalmente saturado esta
última ecuación se reduce a:
u u
A A
Figura 6.47. Influencia de la historia del suelo en la presión de poros (Bishop, 1960).
1.0
0.5
Af
-0.5
1 2 4 8 16 32
Relación de sobreconsolidación OCR
Figura 6.48. Variación de Af según OCR (Bishop, 1960).
La Tabla 6.3 muestra intervalos del valor de Af para distintos suelos.
Cuanto más suelto sea el suelo o mayor sea el índice de vacíos el valor de Af será elevado, en
cambio cuanto más denso o menor sea el índice de vacíos el valor de Aff será pequeño debido a la
dilatancia.
Etapa de saturación.
Las probetas utilizadas en el ensayo triaxial deben estar completamente saturadas. Para esto, lo
primero que se hace es llenar la cámara completamente de agua (manteniendo el orificio de
ventilación abierto) la cual someterá a la probeta a un esfuerzo simétrico de confinamiento 3,
entonces de acuerdo al diagrama de la Figura 6.49 se conecta la línea de base A al extremo inferior
de la bureta graduada y el otro extremo de la bureta se conecta al tanque regulador de presión de
aire. Con las válvulas A, C abiertas y B cerrada, se aplica aire al circuito de la bureta de esa forma
se introduce presión a la cámara (e.g. 3 = 20 kPa), luego se abre la válvula B para introducir una
contrapresión a la probeta que permite el ingreso de agua.
Se repite el procedimiento añadiendo una cantidad de presión 3 a la cámara y también una
contrapresión a la probeta por etapas hasta saturar completamente la probeta, ambas presiones por
lo general difieren en 10 kPa. La presión de poros en la probeta es registrada en cada escalón con un
transductor de presión, manómetro o bureta conectada a la válvula C. Cuando aumenta la presión de
poros el nivel de mercurio del indicador de volumen nulo pierde el equilibrio, para reestablecerlo es
necesario aumentar o disminuir la presión mediante la bomba manual y de ésta manera el valor en
la presión de poros queda registrado en el instrumento utilizado. Se considerará la probeta
completamente saturada, cuando el valor determinado del coeficiente B para cada incremento de la
contrapresión se repita más de dos veces o sea muy cercano a la unidad (e.g. 0.98).
Etapa de consolidación.
Etapa de compresión.
d
3
1 3 d
3
3 uf
3
3 u0 3
3 3
3
3
D D
3 3
1 3 d
d
3 presión de cámara esfuerzo desviador
(a) (b) (c)
Figura 6.51. Variación de la presión de poros durante la compresión (Whitlow, 1994).
(a) Esfuerzos durante la compresión. (b) Presión de poros inicial. (c) Presión de poros de falla.
El valor de u0 representa la presión de poros que se origina cuando el espécimen esta siendo
sometido a una presión de confinamiento donde el agua no puede drenar, mientras que uf es la
presión de poros de la probeta en el instante de la falla.
El fluido (aire y agua) que llena los poros del suelo es capaz de trasmitir tensiones normales pero
no tangenciales o de corte, por lo que la presión de poros no proporciona resistencia al corte (por
esto es llamada también presión neutra). La presión que controla la deformación debido a los
cambios de volumen así como la resistencia al corte del suelo es la presión efectiva, puesto que el
esfuerzo normal y tangencial se trasmiten a través del contacto intergranular (por esto es llamada
también presión intergranular).
La aplicación de la presión isotrópica y el esfuerzo desviante (Figura 6.51a) constituyen dos
etapas diferentes del ensayo. La posibilidad de variar las características de estas etapas y sus
condiciones de drenaje permiten desarrollar distintos tipos de ensayos triaxiales. Si una muestra de
arcilla está saturada, al realizar el ensayo triaxial impidiendo el drenaje cualquier aumento en la
presión de confinamiento en la cámara resulta en un aumento igual en la presión de poros (Figura
6.51b), mientras que la presión efectiva permanece invariable. Por consiguiente, si se ensayan
varias probetas idénticas con diferentes presiones de confinamiento, todas ellas fallarán bajo el
mismo esfuerzo desviador. Sin embargo, en el momento de la falla todas estas tendrán un valor
distinto de la presión de poros.
Tipos de falla.
La falla de una probeta en el ensayo triaxial puede presentar varias formas, la Figura 6.52 muestra
tres formas típicas de falla.
A medida que se acorta verticalmente la probeta bajo la carga axial el diámetro irá
incrementándose. En suelos densos o muy sobreconsolidados el espécimen se cortará claramente a
lo largo de una superficie de deslizamiento bien definida, al alcanzar el esfuerzo máximo la probeta
fallará de la forma que muestra la Figura 6.52a, a este tipo de fallas se la llama falla frágil o de
deslizamiento por cortante puro. En un suelo ligeramente sobreconsolidado en general el corte será
menos definido como muestra la Figura 6.52b y en suelos sueltos o normalmente consolidados se
presentará flexibilidad plástica sin el desarrollo de una superficie de deslizamiento, produciendo
una forma abarrilada como se muestra en la Figura 6.52c. En el último de los casos puede no
discernirse un valor definido último del esfuerzo desviador por lo que puede ser difícil identificar el
momento de la falla; por lo tanto se puede tomar un valor arbitrario de falla que corresponda a una
deformación unitaria axial de 20% donde generalmente se produce la falla.
4.2.2. Compresión no drenada.
Para realizar la compresión no drenada debe permanecer cerrada la válvula B, de esa forma cuando
se incremente la carga axial durante el ensayo el agua no podrá drenar de la probeta. Durante la
compresión no drenada la presión de poros variará conforme al incremento de la carga uniaxial y lo
mismo con la presión de cámara, por lo que deben medirse durante el ensayo.
Ensayo triaxial no consolidado no drenado (UU).
A este ensayo se lo denomina también ensayo rápido (Q) donde no se permite en ningún momento
el drenaje. La probeta no es consolidada, por lo tanto no se disipa la presión de poros durante la
aplicación de la presión isotrópica de cámara 3 en la etapa de saturación.
Después de establecer la presión de confinamiento en la cámara, se conecta la prensa para
aplicar la carga axial, se deben tomar lecturas de los deformímetros de deformación y de carga a
intervalos regulares, de este último hasta que se produzca la falla o hasta que la deformación
alcance un valor considerable (aproximadamente 20%). El incremento del esfuerzo desviador es
bastante rápido, lo que permite que no se disipe la presión de poros y los resultados puedan solo
expresarse en términos de esfuerzo total. La duración del ensayo es de 10 a 15 minutos.
Este ensayo se usa para determinar el parámetro de resistencia no drenado cu y es adecuado para
arcillas saturadas. En condiciones no drenadas, los suelos saturados presentan un esfuerzo de corte
crítico que tiende a mantenerse constante para cualquier valor del esfuerzo normal. Un aumento en
el esfuerzo axial ocasiona un aumento semejante en la presión de poros, por lo tanto el esfuerzo
efectivo normal permanece constante. En una serie de ensayos no drenados efectuados bajo
esfuerzos desviadores diferentes en probetas saturadas con el mismo suelo, los círculos de esfuerzos
de Mohr para la combinación de esfuerzos de falla describirán la envolvente de falla no drenada
como se muestra en la Figura 6.53. La intersección de la envolvente con el eje de corte define el
valor de la cohesión no drenada del suelo (cu). Este parámetro de resistencia del suelo
aparentemente es constante. Sin embargo, se deben notar dos condiciones importantes relacionadas
con cualquier valor observado de cu. Primero el valor es relevante sólo para una masa de suelo sin
drenado y segundo que el valor solo corresponde para un determinado contenido de humedad y
volumen específico, por lo que se obtendrá un valor distinto para un diferente contenido de
humedad y volumen específico.
cu
3 f
1 f
Figura 6.53. Envolvente de falla no drenado resultante del triaxial UU.
Para poder dibujar el círculo de Mohr de esfuerzos es indispensable determinar los esfuerzos
principales 1 y 3. Durante el ensayo triaxial (UU), se recolectan periódicamente valores de los
deformímetros que controlan el anillo de carga y la deformación de la probeta (L). La deformación
vertical , es calculada con la siguiente expresión:
L
[6.35]
L0
Donde:
= Deformación vertical del espécimen de suelo.
L = Deformación del espécimen registrado por el deformímetro.
L0 = Longitud inicial del espécimen de suelo.
La carga P que transmite el vástago a la probeta de suelo es el producto de la medida que registra
el deformímetro ubicado en el anillo de carga multiplicado por el factor de calibración del anillo, es
decir:
Durante la comprensión el área transversal del espécimen de suelo cambia por lo cual debe ser
corregida, se utiliza la siguiente expresión:
A0
A [6.36]
1
Donde:
= Área transversal corregida.
= Deformación vertical del espécimen de suelo.
A0 = Área transversal inicial del espécimen de suelo.
d p
Suelos Tipo II
Esfuerzo desviador d
d cr
Suelos Tipo I
Deformación vertical %
Figura 6.54. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador en un ensayo triaxial UU.
El esfuerzo desviador d, que actúa en el espécimen de suelo, será:
P
d [6.37]
A
Este ensayo también denominado ensayo consolidado rápido (R), consta de tres etapas (saturación,
consolidación y compresión). Primeramente la probeta es saturada completamente de agua, luego
incrementando la presión de cámara es consolidada, esta etapa lleva al suelo a un estado prescrito
de volumen y de presión de poros, a partir del cual se pueden medir con exactitud los siguientes
cambios de volumen o de presión de poros que ocurrirán durante el ensayo. Finalmente cuando se
ha disipado el exceso de presión de poros al valor de la contrapresión original 3 se cierran las
válvulas de drenaje para empezar la compresión, donde la probeta llegará al punto cedente sin
drenado. Cuanto mayor sea la presión de cámara 3 mayor será el esfuerzo desviador necesario para
producir la falla.
La duración de la etapa de consolidación depende al tipo de suelo y al tamaño de la probeta, en
algunos casos esta etapa puede durar hasta 48 horas; mientras que la etapa de compresión puede
durar de 10 minutos hasta 2 horas.
El objetivo del ensayo es determinar los parámetros efectivos c' y ', ya que estos gobiernan la
resistencia al corte del suelo y determinar también algunas características respecto al cambio de
volumen y rigidez del suelo. Para dibujar el círculo de esfuerzos de Mohr que condicionará la
envolvente de falla (Figura 6.55) deben determinarse los esfuerzos principales 1 y 3, para lo cual
se recolectan periódicamente los valores de los deformímetros que controlan el anillo de carga y la
deformación vertical (L) de la probeta durante la compresión y también la presión poros en la
probeta.
Con el área corregida A (ecuación [6.37]) de la probeta puede determinarse el esfuerzo
desviador (ecuación [6.37]) que actúa en la probeta. Midiendo el exceso de presión de poros u
durante la etapa de compresión, se puede determinar el parámetro A de Skempton que será:
u
A [6.39]
d
Donde:
A = Parámetro de Skempton.
u = Exceso de presión de poros durante la compresión.
d = Esfuerzo desviador.
p
d
d cr
u p cr
u
ucr
u,
d A
Deformación vertical %
Figura 6.55. Deformación vertical en función a d, u y A en un triaxial CU en suelo Tipo II.
'
c'
' )f ' )f '
Figura 6.56. Envolvente de falla para un suelo Tipo II en un ensayo triaxial CU.
La presión que se aplicó en la celda para consolidación será el esfuerzo principal menor 3, por
lo cual el esfuerzo efectivo principal menor y mayor en la falla será:
( '3 )f 3 u f [6.40]
'1 f 3 d f u f [6.41]
Teniendo los esfuerzos principales puede entonces graficarse el círculo de esfuerzo de Mohr, se
realizan como mínimo tres ensayos para trazar una adecuada envolvente de falla. Con el parámetro
A puede describirse características particulares del suelo, los rangos de variación de este parámetro
para los diversos suelos se presentan en la tabla 6.5.
A este ensayo se lo conoce también como ensayo lento (S). El drenaje se permite en las dos últimas
etapas, de este modo se tiene una consolidación bajo la presión de cámara y el exceso de presión de
poro se disipa durante la aplicación lenta del esfuerzo desviador. En la primera etapa se satura la
muestra completamente de agua, en la segunda esta es consolidada bajo una presión isotrópica de
cámara y en la tercera etapa se aplica una carga axial, que va incrementándose a un ritmo
suficientemente lento para que no se presente un incremento en la presión de poros. Con un drenado
total y una velocidad adecuada, se asegura que la presión de poros en la muestra permanezca
constante, entonces el incremento en el esfuerzo efectivo es igual al incremento del esfuerzo total
(’ = ). Se utiliza la válvula C para vigilar la presión de poros, con la válvula A y las lecturas
de los deformímetro que controlan la carga y la deformación vertical se mide el cambio de volumen
de la probeta. El objetivo del ensayo es determinar los parámetros de resistencia efectivos c' y ' del
suelo.
Para determinar los esfuerzos principales y dibujar el círculo de esfuerzo de Mohr se procede de
la misma manera que para el caso del ensayo UU, entonces se grafica la variación de la
deformación vertical respecto al esfuerzo desviador mostrada en la Figura 6.56.
d p
Suelo Tipo II
d
Esfuerzo desviador
d cr
Suelo Tipo I
Deformación vertical %
Figura 6.57. Deformación vertical en función al esfuerzo desviador en un ensayo triaxial CD.
Obteniendo de la curva mostrada en la Figura 6.56 el esfuerzo desviador de falla (d)f que puede
ser el valor pico o crítico, se determina el esfuerzo principal mayor con la expresión:
El esfuerzo principal menor efectivo de falla ('3)f, será el esfuerzo isotrópico aplicado en la
cámara para la consolidación de la probeta. Para trazar la envolvente de falla y determinar los
parámetros de resistencia efectivos, se deben trazar tres círculos (Figura 6.57).
'
Deformímetro
Anillo
de carga
Deformímetro
Cubierta
superior
Vástago
Placa
superior
Vaina
de latex
Probeta
Piedra
porosa
Placa
inferior
Suelos Tipo II
cr
Suelos Tipo I
Deformación vertical %
Figura 6.60. Deformación vertical respecto al esfuerzo axial en la compresión inconfinada.
La curva mostrada en la Figura 6.59 presentará un valor pico o crítico dependiendo al Tipo de
suelo, donde en cualquiera de estos puede considerarse el instante de la falla. A este valor en el
momento de la falla se lo denomina esfuerzo de compresión inconfinada qu, que será el esfuerzo
principal mayor de falla 1, mientras que el esfuerzo principal menor de falla será cero ya que la
probeta no esta sometida a un esfuerzo de confinamiento. En la Figura 6.60 se dibuja esta
combinación de esfuerzos.
cu
qu
Figura 6.61. Combinación de esfuerzos en la falla en el ensayo de compresión inconfinada.
Según a la Figura 6.60, el parámetro de resistencia no drenado se obtiene de la ecuación:
cu
qu [6.43]
2
Se realizan varios ensayos (como mínimo 3) para adoptar un valor promedio de qu. La Tabla 6.5
muestra que basándose en el valor de qu puede estimarse la consistencia del suelo.
Para elegir un adecuado ensayo triaxial deben tenerse en cuentas dos detalles:
La tabla 6.6, muestra los parámetros que se obtienen en los diferentes tipos de ensayos triaxiales.
El Ensayo triaxial debe tratar de asemejar las condiciones reales que tendrá el suelo en campo,
los ensayos UU y CU podrían asemejar bien las condiciones de una arcilla con muy baja
permeabilidad, mientras que un ensayo CD a un suelo con una permeabilidad que permite un buen
drenaje del agua.
Sin embargo, los ensayos triaxiales pueden combinarse a fin de determinar los parámetros de
otros ensayos triaxiales realizados con el mismo suelo. En la Figura 6.61 se ha trazado en trazo
lleno la envolvente de falla de un ensayo UU realizado en una arcilla, si se resta la presión de poros
a la combinación de esfuerzos principales totales que producen la falla en el triaxial UU, se
obtendrá un círculo de esfuerzos desplazado en trazo segmentado que representará la combinación
de esfuerzos principales efectivos de falla para el estado drenado del suelo. Si posteriormente se
realizara un ensayo CU, CD, de corte directo o de la compresión inconfinada con el mismo suelo se
obtendría una envolvente de falla efectiva que sería tangente a aquel círculo en trazo segmentado
anteriormente determinado. En el caso de un terraplén o un talud resulta dificultoso medir la
variación de la presión de poros a lo largo del tiempo, para poder evaluar la resistencia al corte del
suelo, al combinar ensayos puede evaluarse fácilmente la resistencia a corto y largo plazo.
'
cu
c'
'
1 f '
3 f
1 f
3 f '
Figura 6.62. Combinación de esfuerzos en la falla en el ensayo de compresión inconfinada.
Ensayo de la Veleta.
El ensayo con la veleta de corte es ideal para el caso de suelos compuestos de arcillas saturadas
sin fisuras y limos saturados. No es tan confiable para suelos fisurados o secuencias de
microestratos. Básicamente el extremo inferior de la veleta consiste en cuatro aspas montadas en el
extremo de una barra de acero (Figura 6.62). Después de hincar la veleta en el suelo, se hace girar
aplicando un par de torsiones en el extremo libre de la varilla. Se gira primero la veleta entre 6 y 12º
por minuto para determinar el parámetro de resistencia al corte sin perturbación y a continuación se
mide la resistencia remoldeada haciendo girar con rapidez la veleta. La superficie afectada
constituye el perímetro y los extremos de un cilindro.
La Figura 6.63a muestra las dimensiones estándar de la veleta con respecto al diámetro que
genera. La veleta es instalada en el suelo con ayuda de otro accesorio donde es ensamblada con
todos sus accesorios, la Figura 6.63b muestra gráficamente los pasos para el ensamblado de la
veleta. El parámetro de resistencia al corte no drenado se obtiene igualando el valor del momento de
torsión con el momento de la fuerza cortante, por lo que se tendrá la expresión:
T
cu [6.44]
1 1
D2 h D
2 3
Donde:
cu = Parámetro de resistencia al corte no drenada.
T = Momento torsor de la veleta.
h = Altura de las aspas de la veleta.
D = Diámetro de la circunferencia que genera la veleta al girar.
1 2 3 4 5 6 7
10·D
2·D
(a) (b)
Figura 6.64. Ensamblado de la veleta en campo (U.S. Navy, 1982).
(a) Dimensiones estándar. (b) Ensamblado.
También pueden determinarse los parámetros de resistencia al corte de forma empírica, al realizar
diversos ensayos en una gran variedad de suelos se ha observado que los parámetros de resistencia
siguen un comportamiento ordenado que está relacionado a las propiedades índice del suelo. Por lo
cual diversos investigadores han elaborado ábacos para determinar de forma empírica los
parámetros de resistencia al corte para diversos tipos comunes de suelo.
La Figura 6.64 muestra un ábaco elaborado por el U.S. Navy (1982) para determinar el
parámetro de resistencia ' en condiciones drenadas con c’ = 0.
Peso unitario seco,
d
KN/m3
15 20
00 %
lati va 1
40 d re
sida
Den
75%
GW
Ángulo de fricción efectivo, ' (deg)
GP
SW
35 50% Tipo de suelo
ML
y SP
SM 25%
o
30 en este rang
25
20
75 80 90 100 110 120 130 140 150
3
Peso unitario seco,
d
lb/ft
1.2 1.1 1.0 0.9 0.8 0.7 0.65 0.6 0.55 0.5 0.45 0.4 0.35 0.3 0.25 0.2 0.15
Índice de vacíos, e
Figura 6.67. Valores típicos de ’ para suelos poco cohesivos (U.S. Navy, 1982).
Este ábaco considera diversas propiedades del suelo como el tipo de suelo, peso unitario seco,
densidad relativa e índice de vacíos. Todas estas propiedades del suelo están relacionadas entre sí,
por lo cual para utilizar este ábaco basta con conocer algunas de estas características del suelo.
1.0
0.9
60
0.8
50
0.7
40
0.6
sin '
' (deg)
30 0.5
0.4
20
0.3
0.2
10
0.1
0 0
5 6 8 10 15 20 30 40 50 60 80 100 150 200
IP Índice de platicidad
Tabla 6.7. Relaciones empíricas para los parámetros de resistencia al corte (Budhu, 2000).
Tipo de suelo Ecuación Referencia
cu
Arcillas normalmente consolidadas 0.11 0.0037 IP Skempton (1957)
NC
cu OC
OCR
0.8
Arcillas sobreconsolidadas Ladd et al. (1977)
cu NC
cu
0.23 0.04 OCR0.8 Jamiolkowski et al. (1985)
Todas las arcillas
cu Mersi (1975)
0.22
0
El valor de p'f en la ecuación propuesta por Bolton representa la cantidad de esfuerzo efectivo en
la falla (expresado en KPa). Esta ecuación solo es válida si: 12 > ('p – 'p) > 0.
cu inalterada
S [6.45]
cu remoldeada
Donde:
S = Sensibilidad de la arcilla.
cu = Parámetro de resistencia no drenado.
Para la mayoría de las arcillas la sensibilidad generalmente varía entre 1 a 8, basándose en esto
las arcillas pueden clasificarse según muestra la Tabla 6.8.
Esfuerzo axial aplicado Inalterada
qu
Remoldeada
qu
Deformación vertical %
Figura 6.69. Compresión inconfinda en arcilla inalterada y remoldeada (Das, 1998).
F
C F
f C C
f
O f O f O
O O
(d) (e)
Figura 6.70. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria (Whitlow, 1994).
(a) Elástico frágil. (b) Dúctil. (c) Completamente plástico. (d) Inelástico. (e) Cedencia dúctil.
A partir del punto C, que es el punto cedente o de deformación, se presenta un aumento brusco
en la deformación en comparación a la variación del esfuerzo, en ese instante el material ya se
comporta de modo enteramente plástico. Un aumento posterior de la carga origina deformación
plástica, que no desaparece al descargar. En los materiales frágiles se presenta una falla poco
después del punto cedente (Figura 6.67a), mientras que los materiales dúctiles presentan una
cantidad apreciable de deformación antes de romperse (Figura 6.62b). Para un estado netamente
plástico el material continúa cediendo sin aumento de esfuerzo (Figura 6.67c). En materiales como
el plomo, aluminio y muchos plásticos, la deformación es inelástica en su mayor parte puede
presentarse el reblandecimiento por deformación, que es la reducción del esfuerzo del punto
cedente (Figura 6.67d). En materiales como acero suave y cobre se presenta endurecimiento por
deformación, que es el aumento en el esfuerzo del punto cedente (Figura 6.67e).
Con las trayectorias de esfuerzo graficadas en la Figura 6.67 para diversos metales, puede verse
con claridad su comportamiento y describir características particulares de cada uno de ellos. Los
suelos tienen un comportamiento mucho más complicado, en el caso de suelos sueltos estos se
contraen y se tornan más rígidos. En la Figura 6.68 se muestra la trayectoria de esfuerzos para un
sistema (, ) donde los puntos críticos C y D de la trayectoria, definen estados muy particulares del
comportamiento del suelo cuando esta siendo sometido a esfuerzos axiales, por lo cual el análisis
mediante las trayectorias de esfuerzos resulta muy útil.
C
deslizamiento por
o
contracción plástica en D
ns
cortante en C
de
D
o
suelt
esfuerzo
esfuerzo
máximo
último
deformación unitaria
Figura 6.71. Comportamiento esfuerzo-deformación unitaria (Whitlow, 1994).
SD (u= 0)
u
'
SU
co
pi
tró
u
iso
0 ' ' ,
Figura 6.72. Trayectorias de esfuerzos en el espacio ('1, '3) (Whitlow, 1994).
Debido a las ventajas que tiene un análisis mediante las trayectorias de esfuerzos, estas pueden
relacionarse al criterio de falla de los suelos, para lo cual se pueden representar cómodamente
estados de esfuerzo mediante el círculo de Mohr ya que está relacionado a un criterio de falla.
La Figura 6.70a, muestra la trayectoria de esfuerzos para el caso de la aplicación de una carga
donde se permite el drenado, se observa que los estados de esfuerzos en el sistema se ubican
mediante círculos de Mohr. Las ecuaciones [6.46] y [6.47] dan las coordenadas del punto de
esfuerzo cortante máximo para cada círculo de Mohr en el espacio (t', s').
'1 '3
1
s' [6.46]
2
'1 '3
1
t' [6.47]
2
Durante la etapa de carga 3 es constante, por lo cual todos los círculos tienen un mismo punto
en común. Al incrementar el esfuerzo axial '1, los valores de t' y s' aumentan respectivamente, por
lo cual el círculo será cada vez mayor hasta que para un estado de esfuerzos determinado se
producirá la falla. Para dicho estado de esfuerzo se tendrá un valor de t' y s', la envolvente de falla
será tangente a este circulo de falla con un ángulo '. Las flechas que parten de '3 hacia los valores
máximos de t’ en cada círculo indican la trayectoria de esfuerzos durante la etapa de carga en estado
drenado. Por lo tanto, la gráfica de trayectoria de esfuerzo está relacionada con el criterio de falla.
La Figura 6.70b muestra la trayectoria de esfuerzos total y efectiva durante la aplicación de una
carga donde no se permite el drenado. Después de la etapa de consolidación se tiene un estado
inicial de esfuerzo '1 = '3 que será la magnitud OC con drenado completo. La trayectoria total de
esfuerzo estará de nuevo a 45º siguiendo la trayectoria O ST. Sin embargo, para el estado
drenado la trayectoria del esfuerzo efectivo se curva hacia atrás, porque s' = s – u, siguiendo la
trayectoria C SE. Bajo condiciones sin drenado en suelo saturado, la presión de poros se
incrementa cuando aumenta 1, entonces los esfuerzos totales y efectivos (Figura 6.70a) siguen la
misma trayectoria: C ST(SE) durante la carga.
t'
Envolvente de falla
de Mohr Coulomb
ST(SE)
'
' s'
u
SE ST
ESP TSP
'
C
O ' ' s'
s' 1
s = s' + u
(b)
Figura 6.73. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (t', s') (Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada. (b) Condición no drenada.
t'
s' u
consolidación
SU SD
carga
t
C
' t
s'
s
s
(a)
v
h h
n
t'
v excavación
s' u
succión
SD SU
n
C descarga
'
s'
s
s
(b)
Figura 6.74. Trayectorias de esfuerzos por descarga en una excavación (Whitlow, 1994).
(a) Condición drenada. (b) Condición no drenada.
Al paso del tiempo, se disipará el exceso de la presión de poros debido al drenado durante la
consolidación (SU SD). El punto del esfuerzo final queda mas alejado de la envolvente de falla,
lo cual lleva a la conclusión de que a corto plazo la carga sin drenado es más crítica que la carga
sobre terreno drenado en suelos arcillosos bajo una fundación.
En la Figura 6.71b se muestra la trayectoria del esfuerzo para carga sin drenado de un punto
vecino a una excavación. En este caso, una disminución del esfuerzo en la etapa de descargado,
induce a una presión de poros negativa –u (succión) y con ello la trayectoria inmediata sin drenar
de esfuerzo es C SU. En respuesta a la succión, el contenido de humedad aumentará en forma
gradual hasta que se halla reducido el exceso de presión negativa en los poros, por lo cual la
trayectoria de esfuerzos será SU SD. El punto final del esfuerzo está mas cerca de la envolvente
de falla, por ello la resistencia drenada a largo plazo es la más crítica en problemas relacionados con
la estabilidad de excavaciones y cortes en pendiente (talud). La envolvente de falla de Mohr-
Coulomb es tangente al círculo de Mohr en un punto que corresponde a los esfuerzos de falla. Por
lo tanto, el punto de esfuerzo (t'f; s'f) en este círculo es un parámetro alternativo para la condición de
falla. Se puede definir a la línea que pasa por los puntos de esfuerzo de los círculos de falla como la
envolvente de puntos de esfuerzos de falla, la cual puede utilizarse como criterio alternativo de la
falla, como muestra la Figura 6.72. La envolvente de puntos de falla puede escribirse como:
La ecuación [6.48] tiene la misma forma que la ecuación [6.24] de la envolvente de falla de
Mohr-Coulomb. Los parámetros de la envolvente de puntos de esfuerzos de falla se relacionan con
el criterio de Mohr-Coulomb como sigue:
', t'
envolvente de falla '
de Mohr-Coulomb
'
envolvente de puntos
de esfuerzo de falla
c' a'
', s'
Figura 6.75. Envolvente de puntos de esfuerzo de falla (Whitlow, 1994).
Los análisis mediante trayectorias de esfuerzo que se describieron anteriormente son útiles para
problemas donde interviene la deformación plana, pero son algo limitados en un sentido general,
porque no pueden representar con facilidad las verdaderas condiciones triaxiales. Los análisis
anteriores consideran el caso donde el esfuerzo axial 1 va incrementándose, mientras que se
considera que 2 = 3, es decir un sistema biaxial simétrico. Sin embargo, en la realidad se tiene que
1 2 3lo que es un sistema triaxial verdadero, por lo cual para un análisis triaxial verdadero,
se necesita un sistema de trayectorias de esfuerzos que satisfaga estas condiciones.
Si se usan el esfuerzo promedio p' y el esfuerzo desviador q' en lugar de s' y t', entonces se
pueden representar con igual facilidad estados de esfuerzo con deformación plana, biaxialmente
simétricos y triaxiales verdaderos. El esfuerzo normal promedio será:
p' 1 2 3
1
[6.51]
3
y
p = p' + u [6.52]
Para el caso de esfuerzos triaxiales con simetría biaxial utilizados en los ensayos triaxiales, los
esfuerzos serán:
p' 1 2 3
1
[6.55]
3
y
p = p' + u [6.56]
Mientras que:
La Figura 6.73 muestra una gráfica en el espacio (q', p') típica de un ensayo triaxial con y sin
drenado. La etapa de consolidación isotrópica sigue la trayectoria O C, por lo cual en el punto C
se tendrá que:
1 2 3
y
u0 = 0
De donde resulta:
p’0 = p0 = ’3 = 3
1
p ' q ' 3
3
dp' 1
dq' 3
Para el estado no drenado, la presión de poros aumenta durante la etapa de carga uniaxial desde
cero hasta u1, siguiendo la trayectoria efectiva de esfuerzos C SU.
q'
envolvente de falla
q'f = M p'f
p'1 u1
SU SD
0 C p'
p'0 = p0= 3
p1
Figura 6.76. Trayectorias de esfuerzos en el espacio (q', p') (Whitlow, 1994).
Se puede definir una envolvente que corresponda a los valores de q' y p’ en el instante de la
falla, que será:
Sustituyendo la expresión:
1 sin '
3 '1 '1
1 sin '
M
2 1 sin ' '1
'1
1 sin '
Lo que resulta:
6 sin '
M [6.61]
3 sin '
3 M
sin ' [6.62]
6M
Con la ecuación [6.62] puede determinarse la pendiente M de la envolvente de falla del espacio
(p', q') en función al ángulo de fricción del suelo del espacio ( ', '). El análisis de la resistencia al
corte del suelo mediante la trayectoria de esfuerzos en el espacio (p', q') es más amplio, confiable y
aceptado a nivel internacional.
8. Modelo del estado critico.
o
ític
cr
do
ta
fall
a es
de de
a ea
líne lín
'cr
' p'
(a)
e e
' p'
(b)
e e
Cr
Cc
Cr
En la Figura 6.74a la envolvente de esfuerzos de falla es trazada en el espacio (, ') con un línea
recta de pendiente ’cr, mientras que en el CSM la envolvente o generalmente llamada línea de
estado crítico, es también una línea recta trazada en el espacio (p', q) pero con una pendiente
definida como M, que será:
qf
M [6.63]
p 'f
Donde:
qf = Esfuerzo desviador en el momento de la falla.
p'f = Esfuerzo normal promedio en el momento de la falla.
La Figura 6.74b muestra la línea de consolidación normal trazada en el espacio (e, '), para el
caso del CSM esta se traza en el espacio (e, p'). Sin embargo, en la Figura 6.74c se observa que para
conveniencia matemática esta se traza en el espacio (e, ln p') donde las trayectorias son líneas
rectas. Para el caso del CSM la pendiente de la línea de consolidación normal es definida como , la
relación de este valor con el coeficiente de consolidación es:
Cc
[6.64]
2.3
En el caso de la línea de expansión o descarga definida como , la relación que existe entre este
parámetro y el coeficiente de expansión o recomprensión se escribe:
Cr
[6.65]
2.3
La línea de consolidación normal se abrevia NCL, mientras que la de expansión como URL.
Ambos valores de y son positivos para la compresión, para la mayoría de los suelos la relación
entre / varía entre 0.1 a 0.2 (Budhu, 2000).
La relación de sobreconsolidación R0 para el CSM, se escribe como:
p'c
R0 [6.66]
p'0
Donde:
R0 = Relación de sobreconsolidación.
p'c = Esfuerzo efectivo de preconsolidación.
p'0 = Esfuerzo efectivo inicial o presión de sobrecarga.
1 2 K 0NC
R0 OCR [6.67]
1 2 K 0OC
Donde:
K 0NC = Parámetro de consolidación para suelos normalmente consolidados
K 0OC = Parámetro de consolidación para suelos sobreconcolidados.
Superficie de falla.
La idea central en el CSM es que todos los suelos fallan en una única superficie de falla del espacio
q, p', e, lo que significa que para afirmar la falla de un suelo, se debe considerar tanto el volumen
como el estado de esfuerzos. Esta superficie de falla del suelo es independiente del proceso que
haya seguido la etapa de carga.
q
)
SL
(C
CSL
(D)
p'
D
)
(U)
SL
qD L
NC
(C
p'D
(D)
qU (C) U
p'U
C
e
Figura 6.78. Proyección tridimensional de la línea de estado crítico (Whitlow, 1994).
Esta superficie límite se puede considerar como un análogo tridimensional de una envolvente de
falla. Cuando un suelo se encuentra ubicado por debajo de esta superficie, se considera que tiene un
comportamiento elástico, si el suelo se ubica en esta o por encima el suelo tiene un comportamiento
elastoplástico. Cabe señalar que cuando el suelo alcanza un estado crítico se refiere al instante
cuando el suelo empieza a ceder, lo que significa que está a punto de fallar.
La superficie de falla mostrada en la Figura 6.75 no es más que la proyección de dos envolventes
o líneas de estado crítico, trazadas en los espacios (q, p') y (e, p') como muestra la Figura 6.76, estas
líneas de estado crítico se abreviaran como CSL.
q
M
1
L
CS
u1
C
p'
c
p'
e
e
e0
e 1
CS
NC
L
1
L
C
C
eU
U U
NC
L
eD D
D
p' ln p'
Figura 6.79. Líneas de estado crítico en los espacios (q, p') y (e, p') (Whitlow, 1994).
Superficie de fluencia.
Mc B fluencia inicial
C elastoplasticidad
p'c p'
Figura 6.80. Expansión de la superficie de fluencia (Budhu, 2000).
Si una combinación de esfuerzos q y p', queda fuera de la superficie de fluencia inicial como el
caso del punto C, el suelo estará en expansión. Se presentará el caso de expansión cuando el
esfuerzo lateral, resulta ser mayor al esfuerzo vertical. La superficie de fluencia se ampliará de
acuerdo a la ubicación del punto C, pero este al igual que todos los demás estados, no saldrán de la
superficie de fluencia expandida. Esta expansión indica que el suelo se comporta
elastoplásticamente. Si el suelo es descargado de algún estado de esfuerzo y queda dentro de la
superficie expandida de fluencia, el suelo responderá como un material elástico. Como la superficie
de fluencia se expande, de igual manera la región elástica se expandirá. La superficie de fluencia se
expandirá para R0 2 y se contrae cuando R0 2, cuando el esfuerzo efectivo aplicado excede el
esfuerzo inicial de fluencia (Budhu, 2000).
La ecuación para la superficie de fluencia de forma elíptica se escribe:
q2
p'2 p' p'c 0 [6.69]
M2
La Figura 6.78, muestra la línea de estado crítico (CSL) en el espacio q/p’, que tiene una pendiente
M, que de acuerdo a la variación del volumen durante la etapa de carga, puede trazarse de dos
formas. La primera forma, donde la pendiente M de la CSL, toma el valor de M = M C en el caso de
compresión, graficándose esta por encima del eje p’. En la segunda forma para el caso en que se
presenta expansión, M toma el valor de M = Me, la CSL se grafica por debajo del eje p’.
q
CSL
MC
p'
Me
CSL
En la Figura 6.79 se han trazado las trayectorias de una serie de seis ensayos triaxiales de un
mismo suelo. En la primera etapa se saturaron las muestras, mientras que en la segunda etapa se
consolidaron los pares de muestras hasta llegar a un mismo esfuerzo isotrópico de preconsolidación
p’c. Las trayectorias O C1, O C2, O C3, corresponden a la etapa de consolidación de cada
par de muestras en el espacio (q, p'). En la tercera etapa se aumenta el esfuerzo principal máximo en
la muestra hasta alcanzar el punto cedente. A una muestra del par se aplicara el esfuerzo desviador
permitiendo el drenado (CD) y en la otra muestra del par se aplicará el esfuerzo desviador
impidiendo el drenado. Para el caso de las muestras drenadas en el espacio (q, p') estas seguirán las
trayectorias: C1 D1, C2 D2 y C3 D3 respectivamente. Mientras que en el caso de las muestras
no drenadas (CU), estas seguirán las trayectorias: C1 U1, C2 U2 y C3 U3. Los puntos
cedentes alcanzados D1, D2, D3, U1, U2 y U3 en el espacio (q, p') definen y forman parte de la CSL,
que será:
q'f = M·p'f
Donde el subíndice f indica que es el instante de la falla, por lo cual a la CSL en el instante de la
falla se la conoce como linea de falla. Las siguientes relaciones que se han encontrado, relacionan
los parámetros M y ’cs, con las cuales se puede dibujar la CSL.
Para la compresión, se tiene que:
3 M c
sin 'cs
6 Mc
O también:
6 sin 'cs
Mc
3 sin 'cs
q
D2
U2
D1
U1
C1 C2 C3 p'
e e
C1 C1
eU eU
U1 U1
eD C2 eD D1
D1 C2
U2 U2
D2 C3 D2 C3
U3 NCL U3
NC
CSL L
CS
D3 D3 L
Figura 6.82. Representación de ensayos triaxiales en el espacio (q, p') (Whitlow, 1994).
3 M e
sin 'cs [6.69]
6 Me
O también:
6 sin 'cs
Me [6.70]
3 sin 'cs
El ángulo ’cs, es el mismo tanto para la compresión como la expansión, mientras la pendiente M
de la CSL en el espacio (q, p') no es la misma para compresión y expansión. Por lo cual si resultara
que Me < Mc, entonces significaría que el esfuerzo desviador de falla de un suelo en expansión es
menor que en compresión para el mismo suelo. Este parámetro fricional de estado crítico M, es una
función de ’cs y obtenido de ensayos de corte como el de corte directo, triaxial y otros (Budhu,
2000).
El índice de vacíos crítico e puede ser determinado a partir del estado inicial del suelo, en la
Figura 6.80 se muestra la trayectoria de una muestra de suelo que ha sido consolidada
isotrópicamente con un esfuerzo efectivo de preconsolidación p'c , luego se la ha descargado
isotrópicamente hasta un esfuerzo efectivo p’0.
q
MC
CSL
e e
e
CSL
CSL
ex X X
e0
e X e0 ln
p'c
p'c 2
e e0 ln
p' c
ln p'0 [6.69]
2
La Figura 6.81 muestra la línea de estado crítico (CSL) y la superficie de fluencia dibujada para un
suelo. La trayectoria de esfuerzos efectiva abreviada como ESP, describe la respuesta del suelo en
el espacio (q, p'), (e, p') y (e, ln p') cuando es sometido a esfuerzos. Las trayectorias de esfuerzos
efectivas (ESP) con pendientes menores que la CSL, no producen falla, pues estas nunca interceptan
a esta línea, como la trayectoria OA en la Figura 6.81. En cambio, el suelo falla cuando una ESP,
logra que el suelo NC o ligeramente consolidado se comporte como un suelo sobreconsolidado,
como la trayectoria OB en la Figura 6.81.
q
Mc
CSL
ESP
B A
fluencia
falla
O p'c p'
Figura 6.84. Trayectoria de esfuerzos efectivos (Budhu, 2000).
q
L
CS
S
UH
DH
RH
H p'
NC
e
CS
L
L
DH
H UH S
SL
M
1
lev
H vors
sión
ed e S
su
rfici
pe
supe
o ten
H
rfi
cie
T 1
de n
de
Rosc
corte
3
oe
0 C p'
e
e0
NC
e L
CS
1
L
1
e SL
1
p'm p'
Figura 6.86. Superficie de Hvorslev en un suelo muy sobreconsolidado (Whitlow, 1994).
En condiciones de carga con drenado el suelo muy sobreconsolidado se expande y este continua
aumentando de volumen hasta la cedencia. La ESP será H DH, siendo DS un punto de falla
también ubicado sobre la línea TS. Después de la cedencia, este aumento de volumen logra que los
esfuerzos caigan hasta un valor residual RH que puede ubicarse por debajo de la CSL. En
consecuencia, el suelo adyacente a los planos de deslizamiento se tornará más débil.
Por consiguiente, la línea TS representa una superficie límite de estado que gobierna la fluencia
en los suelos muy sobreconsolidados, está recibe el nombre de superficie de Hvorslev. La línea OT
en el espacio (q, p') representa una superficie límite, este límite representa el estado de cero
esfuerzo de tensión (’3 = 0) que se supone que es el límite para los suelos y se llama corte de no
tensión. La ecuación para la línea de corte no tensión (OT) será:
q = 3·p’ [6.70]
e e
q H ·p'M H ·exp 0 [6.71]
e e ln p'
q M ·p'1 0 [6.72]
q
S
p'
T
S
N
T
v
S N
T
e
Figura 6.87. Aspecto tridimensional de la superficie límite de estado (Whitlow, 1994).
Donde SS es la CSL, NN es la NCL y las tres superficies que componen que componen la
superficie de fallas son:
q/q
S
v
orsle lín
e Hv ea
erficie d de
d e sup
línea
su
pe
rfi
cie
T
de
Rosc
e o
H H H E L L C
p'/p'
OCR
(tipicamente)
25 10 5 2.5 2 1.5 1.0
De la Figura 6.85 se pueden reconocer tres estados de esfuerzo diferentes que alcanzan los
suelos muy sobreconsolidados. El esfuerzo máximo cortante se alcanza cuando la trayectoria de
esfuerzos efectivos invade la superficie de Hvorslev, el estado crítico se presenta en la CSL y por
último, después de grandes deformaciones, en especial a los largo de superficies de deslizamiento,
el estado de esfuerzos de falla regresa a un valor residual menor.
8.1. Suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados en estado
drenado.
Como primer paso para predecir como una muestra de suelo de índice de vacíos inicial eo
responderá cuando es ensayada bajo condiciones drenádas en el aparato triaxial (CD), la muestra en
el ensayo CD tiene que ser isotrópicamente consolidada manteniendo la presión en la celda
constante. Luego de consolidar la muestra hasta un esfuerzo efectivo medio máximo p′c, entonces la
muestra es descargada hasta un esfuerzo efectivo medio p′o de tal manera que Ro = p′c / p′o< 2. La
Figura 6.86 muestra las trayectorias de esfuerzos de un ensayo triaxial CD, en la Figura 6.86b se
traza la curva AB en el espacio (e, p'), que corresponde a la etapa de consolidación, esta línea es la
línea de consolidación normal de pendiente
q q
S
F
qf F
CSL 3
ESP
E 1
E
O C B G p' C 1
p'f
(a) (c)
e 1
A e = e
O
C C
C' B D
D
E
E G
CSL
ef
ef F
F
CSL
G
TSP
u f F
F
E
E
D D
ESP
1
O C p', p C
(a)
(c)
e u
A
CSL
F B
E C
D E F
D
p'f p'c 1
p'
(b) (d)
Figura 6.90. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0 2) en el CSM (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación de la presión de poros respecto a la deformación.
q ESP q
S
CSL
D D
q'p
F F
q'f
O C
p' C 1
(a) (c)
e
p
A
+
D
C
1
_ F
C
D
B
CSL
CSL
CSL
3 u y
CSL
D
1 uf
u y F
O p', p 1
C p'f pf
(c)
(a)
e A u
+
D
C
F 1
C, D F
B
_
CSL
p'
(b) (d)
Figura 6.92. Predicción de resultados de un ensayo CU (R0 2) en el CSM (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga. (c) Deformación debido al esfuerzo
desviador. (d) Variación de la deformación volumétrica p respecto a la deformación.
Algo que no debe pasar desapercibido es que la línea de estado crítico (CSL), sirve como una
barrera que separa los suelos normalmente consolidados y ligeramente sobreconsolidados de los
suelos sobreconsolidados. Los estados de esfuerzos que se encuentren en el lado derecho de la CSL
estarán en compresión, estos esfuerzos endurecerán el suelo. Los estados de esfuerzo que estén en el
lado izquierdo de la CSL estarán en expansión, estos esfuerzos ablandarán el suelo (Budhu, 2000).
Por otro lado, si se comparan las respuestas de suelos en los ensayos drenados y no drenados
obtenidas en el CSM, puede observarse que los ensayos drenados el esfuerzo de compresión lleva a
un valor positivo el exceso de presión de poros. Mientras que el esfuerzo en el ensayo no drenado
no solo ocasionan la expansión, sino que lleva a un valor negativo el exceso de presión de poros. El
modelo de estado crítico, predice que los esfuerzos en suelos normalmente consolidados y
sobreconsolidados lo endurecen y luego fallan. Mientras que en el caso de suelos
sobreconsolidados, los esfuerzos lo ablandan y luego falla (Budhu, 2000).
q
imposible estado de esfuerzos ESP = TSP
3
M
1
línea de falla
qf F
3
1
B
A
O p'0 p'f p'C p'
(a)
estados imposibles
A
e0
B
ef
F línea de falla
p'
(b)
Figura 6.93. Falla en ensayos CD (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.
La pendiente de la ESP es igual a la de la trayectoria de esfuerzos totales (TSP) que es 3:1, como
muestra la trayectoria AF en la Figura 6.90a. La ESP interceptará a la línea de estado crítico en F.
Donde se determinará el esfuerzo en F. La ecuación de la ESP será:
La ecuación de la línea de estado crítico con el valor genérico de la pendiente M, siendo Mc para
compresión y Me para expansión, se escribe:
qf = M·p'f
Para encontrar la intersección entre la ESP y CSL, se resuelven sus ecuaciones, por lo cual se
tendrá que:
3·p'0
p'f [6.74]
3 M
y
3·M ·p'0
qf [6.75]
3 M
En un ensayo no drenado, no existe un cambio de volumen (V = 0), por lo cual p = 0 o e =
0, como se ve en la Figura 6.91, por lo cual:
e e
p'f exp 0 [6.77]
e e
qf M exp 0 [6.78]
Para el caso de un ensayo CU, la trayectoria de esfuerzos totales (TSP) tiene una pendiente de 3
mostrada en la Figura 6.91. En el rango elástico de esfuerzos, la ESP es vertical (p' = 0) hasta el
esfuerzo de fluencia, luego esta se curva hacia la línea de estado crítico debido a que la presión de
poros incrementa considerablemente después de la fluencia.
3 CSL
1 TSP
3
u f 1
F
qf
ESP
qf B
A
p' p'0 p'C p'
e e
imposible estado
de esfuerzos
e
F A, B
e0= e f
F A, B
CSL
CSL
p' 1 ln p'
Figura 6.94. Falla en ensayos CU (Budhu, 2000).
El parámetro de resistencia al corte no drenado cu será la mitad del esfuerzo desviador en la falla,
por lo que se escribe:
M e e
cu exp 0 [6.79]
2
Para un suelo los parámetros M, , y e son constantes, por lo que la única variable en la
ecuación [6.79] es el índice de vacíos inicial e0. Por consiguiente, el parámetro de resistencia al
corte no drenado de un suelo saturado en particular depende solo del índice de vacíos inicial o el
contenido inicial de agua.
Puede usarse la ecuación [6.76] para comparar el esfuerzo de corte no drenado de dos muestras
para un mismo ensayo de suelo con diferentes índices de vacíos o hasta predecir el parámetro de
resistencia al corte no drenado de una muestra si se conoce el parámetro de resistencia al corte no
drenado de la otra. Si se considera dos muestras de suelo A y B de un mismo suelo, la relación de
los parámetros de resistencia al corte no drenado, será:
e e0
cu A exp
A
cu B e e0
exp
B
cu A e0 B e0 A
exp
cu B
Para suelos saturados, se sabe que e0 = ·Gs, entonces está última expresión puede escribirse:
cu A G B A
exp s [6.80]
u B
c
Ya que la ecuación [6.80] está en función al contenido de humedad, se puede observar que si el
en el contenido de agua de ambas muestras de suelo son distintas entonces (wB – wA) 1, lo que
significa que el parámetro de resistencia al corte no drenado (cu) será distinto para un contenido de
humedad diferente en un mismo tipo de suelo. Si la muestra es extraída de campo debe tenerse
especial cuidado en mantener el mismo contenido de humedad.
Para arcillas sobreconsolidadas (R0 > 2) o arenas densas, el esfuerzo de corte pico (qp) es igual al
esfuerzo inicial de fluencia en D (Figura 6.91). El CSM predice que los suelos cuando R0 > 2, se
comportarán elásticamente hasta el esfuerzo de corte pico (esfuerzo inicial de fluencia). Si se
sustituye: p' = p'0 y q = q0 en la ecuación. [6.69] de la superficie de fluencia, se obtiene:
2
p'0 2 p'0 p'c q p2 0
M
p'c
q p M p'0 1
p'0
q p M p'0 R0 1 [6.81]
La ecuación [6.81] es válida únicamente para suelos sobreconsolidados con R0 >2. De manera
similar, para estos suelos el parámetro de resistencia al corte no drenado será:
M
cu p '0 R0 1 [6.82]
2
El exceso de presión de poros en la falla (uf) es determinado con la diferencia entre el esfuerzo
total y el esfuerzo efectivo en la falla, que será:
uf = pf – p'f
Por consiguiente:
M e e
u f p'0 1 exp 0 [6.83]
3
Los parámetros que caracterizan la rigidez del suelo como ser el módulo de elasticidad E', el
módulo de corte G y el módulo K', generalmente son obtenidos de ensayos triaxiales o de otro
ensayo de corte. El CSM permite obtener una estimación de estos valores, utilizando valores de los
ensayos de consolidación isotrópica. En la Figura 6.92 se representa a e como el índice de vacíos
en la línea de expansión (descarga/recarga) para p' = 1 que es la unidad de esfuerzo. La trayectoria
de expansión BC es reversible, la cual es una característica de los materiales elásticos.
e
A
C
e
B
1 ln p'
Figura 6.95. Respuesta del suelo a la carga y descarga/recarga (elástica) (Budhu, 2000).
p'1 e0
K' [6.84]
El módulo de elasticidad E’ se escribe:
3 p'(1 e0 ) (1 2 ' )
E' [6.85]
Deformaciones
pequeñas Deformaciones intermedias Deformaciones grandes
Figura 6.96. Variación de los parámetros de rigidez según a la deformación (Budhu, 2000).
R0 p'
198
G
a
1.3
[6.87]
e
Para el caso de arenas, Seed and Idriss (1970) presentaron una relación empírica válida para
estos suelos, que se escribe:
G k1 p' [6.88]
El cambio total en deformación volumétrica, consiste en dos partes: la parte recuperable (elástica) y
la parte no recuperable (plástica). La expresión que describe el cambio total de volumen por
deformación, se escribe:
CSL ESP
p
pp
D pp
C B
p'o p'D p'c p', p
(a)
e
e
A
eD D
D'
eE E
p'E p'
(b)
Figura 6.97. Determinación de la deformación plástica (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.
Se permite un pequeño incremento de esfuerzo representado por la trayectoria DE que causa que
la superficie de fluencia se expanda como se muestra en la Figura 6.94a.
El cambio en el índice de vacíos (e) para este incremento de esfuerzo es: e = |eE – eD| este
valor que mide la variación debe ser positivo (Figura 6.94b) y el correspondiente cambio total de la
deformación volumétrica p será:
eE eD
e ln E
p'
p 1 e [6.90]
1 e0 1 e0 0 p' D
La componente de la deformación volumétrica elástica es representada por la trayectoria ED’,
donde el suelo es descargado de un valor de esfuerzo previo E hasta D’. La expansión ocurre a lo
largo de una línea de carga/descarga asociada con el máximo esfuerzo efectivo para la superficie de
fluencia cuando comienza la descarga. El cambio elástico de deformación volumétrica de E a D es:
ep
e e eE ln p' E
D [6.91]
1 e0 1 e0 1 e0 p' D
p'
ep [6.92]
K'
p'
pp p ep ln E [6.93]
1 e0 p' D
Para determinar la deformación por corte, se asume que la resultante del incremento de deformación
plástica p para un incremento de esfuerzo es normal a la superficie de fluencia (Figura 6.94a).
Normalmente, la deformación plástica debe incrementarse normalmente a una función potencial
plástica, que será igual a la superficie de fluencia. La función potencial plástica es una cantidad
escalar que define un vector en términos de la ubicación en el espació. Las exigencias del
comportamiento plástico que define esta superficie de fluencia y la potencial plástica son las
mismas. La resultante del incremento de deformación plástica tiene dos componentes. Una
componente de corte pq y una componente volumétrica pp, mostrada en la Figura 6.94. La
deformación por corte será:
q
qe [6.95]
3G
q
qp pp [6.96]
M p' p'c / 2
2
Todas estas ecuaciones para deformación anteriormente descritas únicamente son válidas para
pequeños cambios de esfuerzo, no han de usarse para calcular la deformación en la falla con
simples reemplazos de esfuerzos de falla para p' y q.
1 K0
p' ' z
3
q 3 1 K 0
p' 1 2 K 0
Si se descargan ambas muestras aun esfuerzo efectivo p'0 por reducción del esfuerzo vertical. La
trayectoria de esfuerzo durante la descarga de la muestra A no siguen la trayectoria del cargado,
porque en la descarga K0 incrementa no linealmente con el esfuerzo efectivo promedio, debido a
que la muestra de suelo pasa a sobreconsolidarse. La trayectoria de esfuerzo efectivo en la descarga
para la muestra A es AD pero para la muestra B será BC (Figura 6.95b). El índice de vacíos será
diferente, el índice de vacíos inicial para la muestra A es eD mientras que para la muestra B es eC.
q
CSL
TSP, después de
consolidación K0
TSP, después de
G consolidación isotrópica
qG
qF F
Y
A
Trayectoria K 0 - consolidado
Trayectoria de descarga
D
O C B p'
p0'
(a)
Trayectoria K 0 - consolidado
CSL
Trayectoria de consolidación
isotrópica
C
F Trayectoria de descarga
G D
A B
p'
(b)
Figura 6.98. Suelo K0-consolidado y el isotrópicamente consolidado (Budhu, 2000).
(a) Superficie de fluencia. (b) Trayectoria de carga/descarga.
Si se descargan ambas muestras aun esfuerzo efectivo p'0 por reducción del esfuerzo vertical. La
trayectoria de esfuerzo durante la descarga de la muestra A no siguen la trayectoria del cargado
porque en la descarga K0 incrementa no linealmente con el esfuerzo efectivo promedio como la
muestra de suelo pasa a sobreconsolidarse. La trayectoria de esfuerzo efectivo en la descarga para la
muestra A es AD pero para la muestra B será BC (Figura 6.95b). El índice de vacíos será diferente,
donde inicialmente el índice de vacíos para la muestra A es eD mientras que para la muestra B es eC.
Luego se realiza un ensayo CU en una muestra de suelo. Debido al diferente índice de vacíos de
las dos muestras de suelo, previo al ensayo de corte, deben esperarse diferentes parámetros de
resistencia al corte no drenados. El TSP para cada muestra tiene una pendiente 3:1 como muestra la
Figura 6.95a. La trayectoria de esfuerzos efectiva dentro de la superficie inicial de fluencia para
ambas muestras son verticales e interceptan a la superficie inicial de fluencia en un mismo punto Y.
La muestra B requiere un elevado esfuerzo desviador hasta llegar a la fluencia comparada con la
muestra A, debido a que el esfuerzo desviador inicial de la muestra A que es q0 = (1 K0)·'z pero
q0 = 0 para la muestra B. Por consiguiente, la muestra A solo requiere un incremento del esfuerzo
desviador de q0 = qy (1 K0) 'z hasta alcanzar la fluencia comparada con qy para la muestra B.
La historia de esfuerzos en el suelo no afecta en la respuesta elástica del suelo, lo que significa que
la respuesta elástica es independiente de la historia de esfuerzos.
Más allá de Y, la superficie de fluencia se expande, el exceso de presión de poros se expande
significativamente y la trayectoria de esfuerzos efectiva se inclina a la línea de estado crítico
(Figura 6.95a). En un ensayo CU el volumen del suelo permanecerá constante, así las trayectorias
hasta la falla en el espacio (e, p') para ambas muestras son líneas horizontales representadas por DG
(muestra A) y CF (muestra B). La muestra A falla en G, el cual es un esfuerzo desviador menor que
el de F, donde la muestra B falla (Figura 6.95a). El asunto es que dos muestras del mismo suelo con
diferentes historias de esfuerzo tienen diferentes resistencias al corte, se tendrá un resultado igual si
el esfuerzo efectivo promedio antes del corte y la pendiente de la trayectoria de esfuerzo durante el
corte es la misma.
Puede entonces desarrollarse una ecuación en base a las ideas anteriormente expuestas para
estimar la resistencia al corte no drenado para suelos K0-consolidado, utilizando los coeficientes A y
B de la presión de poros. Para lo cual, se considera a un suelo K0-consolidado completamente
saturado y sujeto a los esfuerzos totales 1 y 3 que llevan a la falla. Las condiciones iniciales de
esfuerzo son ('1)0 > 0 y ('3)0 = K0·('3)0. En aplicación de los esfuerzos 1 y 3, los esfuerzos
principales en el suelo serán:
K0 '1 0 '3
1 3 [6.103]
A
3 1
cu 1
2 f 2
'1 0 1 K0 '1 0 3
1
cu 1 3 1 K0 '1 0 [6.104]
2
1 K0 '1 0 '3
cu 1 K 0 '1 0 [6.105]
2 A
cu c sin 'cr K0 A 1 K0
u [6.106]
'1 ' z 1 2 A 1 sin 'cr
1. Concepto de Compactación.
La compactación de los suelos consiste en el mejoramiento de las propiedades ingenieriles del suelo
por medio de energía mecánica. Esto se logra comprimiendo el suelo en un volumen más pequeño y
así aumentando su peso específico seco (densificación). Los fundamentos de la compactación de
suelos cohesivos son relativamente nuevos, R. Proctor en 1933 desarrollo los principios de la
compactación en una serie de artículos. En su honor el ensayo de compactación es llamado ensayo
de compactación Proctor. Proctor estableció que la compactación esta en función de cuatro
variables:
El esfuerzo de compactación es una medida de la energía mecánica aplicada a la masa del suelo.
Para la compactación en campo el esfuerzo de compactación es el número de pasadas de un rodillo
de cierto tipo y peso en un volumen de suelo dado.
El grado de compactación de un suelo se mide en términos de su peso específico seco. Cuando
se agrega agua al suelo durante la compactación, esta actúa como un agente suavizante en las
partículas del suelo (lubrica las partículas), lo que facilita que las partículas del suelo se deslizan
una sobre cada otra y pasen a una configuración más densa, es decir que el peso específico seco
después de la compactación al principio aumenta con el aumento del contenido de humedad como
muestra la Figura 7.1. Sin embargo llegado un momento se alcanza un contenido de humedad donde
la densidad ya no aumenta. En este punto el agua comienza a sustituir los espacios que deberían ser
ocupados por las partículas sólidas del suelo y como se sabe la densidad del agua es mucho menor
que de las partículas sólidas, ρw « ρs debido a esto es que la curva de la densidad seca comienza a
descender. Este fenómeno es ilustrado en la Figura 7.1. No importa la cantidad de agua que se
agregue, el suelo nunca se satura completamente por la compactación.
El graficó de la Figura 7.1 esta formado por tres diferentes alturas de peso especifico, el peso
especifico de sólidos en la parte inferior del grafico simboliza a los sólidos presentes en un volumen
unitario de suelo al inicio del proceso de compactación, el peso especifico del agua en la parte
media simboliza el aumento de agua en el mismo volumen de suelo que se da a medida que se va
compactando el suelo y por ultimo el peso especifico de los sólidos en la parte superior simboliza el
aumento de sólidos que se produce en el mismo volumen de suelo durante el proceso de
compactación.
Peso específico húmedo,
2
Sólidos del suelo
d
Agua
1 = 1 = d(w
w1 w2
Figura 7.1. Principios de compactación. (Das, 1998)
d w0 1
2
El peso específico seco para un contenido de humedad, w = w1, se obtiene sumando las alturas
del peso específico de los sólidos mostrados en la Figura 7.1.
d ww1 d w0 d
Los ensayos de compactación en campo son generalmente demasiado lentos y costos como para
poder repetirlos varias veces, cada vez que se desee estudiar cualquiera de sus detalles, debido a
esto es que los ensayos de compactación se realizan principalmente en laboratorio.
El propósito de la compactación en laboratorio es al igual que en la compactación en campo
determinar el peso específico o densidad seca máxima para un contenido de humedad óptimo, esto
se realiza mediante pruebas que consisten en hallar la curva de compactación del suelo.
2.1. Curva de compactación.
Los procesos de compactación comenzaron a desarrollarse en campo como técnicas de
construcción. Fue hasta que se trato de estudiar de un modo más riguroso los efectos de tales
técnicas y de establecer procedimientos de control de calidad y verificación de resultados en campo
cuando nacieron las pruebas de compactación en laboratorio, al principio solo con base en la
original desarrollada por Proctor, y después con base en toda una serie de pruebas, con variantes
mas o menos cercanas a la primera, que se desarrollaron con la intención de ir logrando en
laboratorio mayor acercamiento a los procesos de campo, que paralelamente se ampliaron con toda
una serie de equipos nuevos producidos por una tecnología cada vez mas conocedora y exigente.
Proctor hizo una correlación entre los resultados de un proceso de compactación y el aumento
del peso especifico seco del material compactado y estableció la costumbre que aun hoy se sigue, de
juzgar los resultados de un proceso de compactación con base a la variación del peso específico
seco que se logre, también comprendió el fundamental papel que desempeña el contenido de
humedad del suelo en la compactación que de el se obtiene, con un cierto procedimiento. Juntando
estos dos aspectos que considero básicos, estableció una forma de representar un proceso de
compactación por medio de una gráfica en la que se haga ver el cambio del peso específico seco al
compactar el suelo a distintos contenidos de agua, utilizando varias muestras de suelo, cada una de
las cuales proporciona un punto de la curva. Como es lógico diferentes procesos de compactación
producen al mismo suelo compactaciones distintas, por lo tanto un mismo suelo podrá tener
diversas curvas de compactación correspondientes a los diferentes modos de compactarlo que
pueden usarse, sea en campo o en laboratorio.
1.90
Curva de saturación
Húmedad óptima, wopt. (Volumen de aíre = 0)
1.85
Peso específico seco, d [Ton/m3]
1.80
1.75
Peso específico seco
1.70
máximo, d.max
1.65
1.60
1.55
0 5 10 15 20 25 30
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.2. Curva de compactación típica (Holtz & Kovacs, 1981).
Una representación de ese modo, es decir, γd versus w, recibe el nombre de curva de
compactación. Sea cual fuere el procedimiento de compactación que se siga, la forma de la curva de
compactación será parecida a la que se muestra en la Figura 7.2.
Se puede ver en la Figura 7.2 también la curva correspondiente al 100 % de saturación del suelo
(cero de aire en lo espacios vacíos). La condición de un suelo compactado en circunstancias
normales es la de un suelo no saturado, razón por la cual la curva de compactación se desarrolla por
debajo de la curva de saturación, si se comparan las dos es posible saber cual tendría que ser el
contenido de agua que saturase a una muestra que se compactara a determinado peso específico.
El procedimiento para determinar la curva de compactación en laboratorio es como sigue:
El peso específico húmedo (γ) se obtiene dividiendo el peso del material húmedo por el
volumen interior del molde:
W
[7.1]
Vm
Donde:
W = Peso del suelo compactado en el molde.
V = Volumen del molde. (Varia según el ensayo)
A partir de los datos del contenido de humedad calculados, de cada muestra compactada se
determina el peso específico seco γd de la siguiente manera:
W
WS 1 W
W WS WW
WS WS 1 w 1 w
d
V V V V
d [7.2]
1 w
Donde:
w = Porcentaje de contenido de humedad.
Con los valores de γd determinados de la ecuación [7.2] se puede construir en función de los
contenidos de agua correspondientes la curva de compactación y así obtener el peso específico seco
máximo y el contenido de humedad óptimo para el suelo. Para esto es necesario asumir algunos
valores de w, como 5%, 10%, 15% y así sucesivamente.
También es posible hallar el peso específico seco de compactación en función del contenido de
humedad, w y grado de saturación, S del suelo a partir de la ecuación [1.26]:
GS w
d [7.3]
G w
1 S
S
Donde:
GS = Gravedad especifica de los sólidos del suelo.
γw = Peso específico del agua.
El peso específico seco máximo teórico se obtiene cuando el grado de saturación del suelo igual
S = 1, que es cuando los vacíos del suelo están totalmente ocupados por agua y tienen cero de aire
en los vacíos, esto se puede ver en la Figura [7.2]. Entonces de la ecuación [7.3] para S = 1, se tiene:
G W
zav S W [7.4]
1 w GS 1
w
GS
Donde:
γzav = Peso específico seco con cero de aire en los vacíos.
Con los valores de γzav determinados en la ecuación [7.4] es posible construir la curva de
saturación, que representa la densidad seca de un suelo en estado de saturación.
La curva de compactación resultante para un suelo dado es una curva experimental, por el
contrario la curva de saturación es una curva teórica.
2.2. Factores que afectan la compactación.
Estos factores suelen denominarse las ―variables‖ que rigen el proceso de compactación. De
todos estos los más importantes son el tipo de suelo y la energía de compactación. La importancia
de estos dos factores se describe más detalladamente a continuación
El tipo de suelo con que se trabaja influye de manera decisiva en el proceso de compactación. Se
tiene que diferenciar entre los suelos finos y gruesos o entre los suelos cohesivos y fricciónales,
para esto es necesario analizar una serie de factores como el tipo de distribución de tamaño de
partículas, forma de los granos del suelo, gravedad específica de los sólidos del suelo, cantidad y
tipo de minerales de arcilla presentes en el suelo.
Los métodos usados para la compactación dependen del tipo de suelo. Los fricciónales, como
las arenas, se compactan eficientemente por métodos vibratorios (placas vibratorias), mientras que
los suelos cohesivos como las arcillas se compactan mejor por métodos estáticos (rodillos pata de
cabra, rodillos neumáticos, rodillos lisos).
El tipo de suelo tiene una gran influencia en el peso específico seco máximo y el contenido de
humedad óptimo. En la Figura 7.3 se puede ver que en las arenas bien gradadas (Suelos SW, curva
de compactación superior), tienen una densidad seca mucho más alto que el de las arenas uniformes
o pobremente gradadas (Suelos SP, curva de compactación inferior).
Para los suelos arcillosos el máximo peso específico tiende a disminuir cuando aumenta la
plasticidad.
Datos de textura y plásticidad del suelo
Nº Descripción Arena Limo Arcilla LL PI
1 Arena marga bien gradada 88 10 2 16 N.P.
2 Marga arenosa bien gradada 72 15 13 16 N.P.
2.2 3 Marga arenosa de gradación media 73 9 18 22 4
4 Arcilla limo arenosa 32 33 35 28 9
1 5 Arcilla limosa 5 64 31 36 15
2.1 6 Limo de Loess 5 85 10 26 2
Densidad seca, d [Ton/m3]
7 Arcilla homogénea 6 22 72 67 40
2.0 2 8 Arena mal gradada 94 - - N.P. -
1.9
3 Curva de saturación, S = 100 %
1.8 s = 2.65 Ton/m3
4
5
1.7
6
7
1.6 8
5 10 15 20 25
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.3. Curvas de compactación para ocho suelos utilizando la prueba Proctor estándar,
(Jonson y Sallberg, 1960).
d
seco, seco,
seco, seco,
d
d
Peso específico
Peso específico
Peso específico
Peso específico
Tipo A Tipo B
Forma acampanada uno y medio picos
Tipo A Tipo B
Forma acampanada uno y medio picos
d
seco, seco,
seco, seco,
d
d
específico
específico
específico
específico
Tipo C Tipo D
Doble pico Forma impar
Peso Peso
Peso Peso
Tipo C Tipo D
Doble pico Forma impar
N n W h
E [7.5]
V
Donde:
E = Energía de compactación.
N = Número de golpes del pisón compactador por cada una de las capas en que se
acomoda el suelo en el molde de compactación.
n = Número de capas que se disponen hasta llenar el molde.
W = Peso del pisón compactador.
h = Altura de caída del pisón al aplicar los impactos al suelo.
V = Volumen total del molde de compactación, igual al volumen total del suelo
compactado.
Si la energía de compactación del suelo es cambiada, la curva peso específico seco versus
contenido de humedad también cambia. Este hecho se puede demostrar con ayuda de la Figura 7.5,
en la que cual se muestra cuatro curvas de compactación para una arcilla arenosa. El molde y el
pisón de la prueba Proctor estándar fueron utilizados para obtener estas curvas de compactación. El
número de capas del suelo usadas para la compactación fue de tres para todos los casos. Sin
embargo, el número de caídas del pisón por cada capa varió de 20 a 50. La energía de compactación
usada por unidad de volumen de suelo para cada curva puede fácilmente ser calculada usando la
ecuación [7.5]. Estos valores se tabulan en la Tabla 7.2:
Tabla 7.2. Efecto de la energía de compactación con el número de caídas por capa (Das, 1998)
Número de curva en la Número de caídas Energía de compactación
Figura 7.11 por capa (ft-lb/ft3)
1 20 9,900
2 25 12,375
3 30 14,850
4 50 24,750
1 ft-lb/ft3 = 47.88 J/m3
125 19.85
Arcilla arenosa
Límite liquido = 31
Línea de Índice de plásticidad = 26
optimidad 19.00
120
Cu
rv a
50 golpes
co
Peso específico seco, d [lb/ft3]
por capa
nc
aír
ee
18.00
nl
os
30 golpes 3
va
cí
por capa
os
(G
110
s=
2
2 .7
25 golpes
)
17.00
por capa
105 20 golpes 1
por capa
16.00
100 15.20
10 12 14 16 18 20 22 24
Contenido de húmedad, w (%)
Figura 7.5. Efecto de la energía de compactación en la compactación de una arcilla arenosa (Das,
1998).
De la Tabla 7.2 y de la Figura 7.5 se puede ver que:
1. Mientras que se aumenta la energía de compactación, el peso específico seco
máximo de la compactación también aumenta.
2. Mientras que se aumenta la energía de compactación, el contenido de humedad
óptimo disminuye un poco.
Las discusiones anteriores son validas para todos los suelos. Sin embargo se debe tomar en
cuenta, que el grado de compactación no es directamente proporcional a la energía de
compactación.
Un hecho que rige de manera fundamental en las pruebas dinámicas o por impacto es que a
energía creciente, se obtiene mayor peso específico seco máximo y un contenido de humedad
óptimo decreciente (puntos 1 y 2). En las pruebas de laboratorio en que se compacta el suelo con la
aplicación de presión estática, en principio la energía específica se puede evaluar de manera análoga
en términos del tamaño del molde, el número de capas en que se dispone el suelo, la presión que se
aplique a cada capa y el tiempo de aplicación. Sin embargo en este aso la evaluación ya no resulta
tan sencilla y la energía de compactación se ve afectada por la deformabilidad del suelo y por el
tiempo de aplicación de la presión.
En el caso de las pruebas en que se realiza la compactación por manipulación, es aun mas
compleja la evaluación de la energía de compactación, pues cada capa de suelo dentro el molde se
compacta mediante un cierto número de aplicaciones de carga con pisón que produce presiones que
varían gradualmente desde cero hasta un valor máximo, y luego se invierte el proceso en la
descarga. La energía de compactación no se puede cuantificar de un modo sencillo, pero puede
hacerse variar a voluntad si se introduce cambios en la presión de apisonado, en el número de capas,
en el número de aplicaciones del pisón por capa, en el área del pisón o en el tamaño del molde.
Una vez que y se definió claramente como se determina la curva de compactación se explicara
el proceso de la obtención de estas curvas por pruebas de compactación en laboratorio.
Actualmente existen muchos métodos para reproducir al menos teóricamente, en laboratorio las
condiciones dadas de compactación en campo. Históricamente, la primera prueba de compactación
es la realizada por R.R. Proctor y que es conocido como Prueba Proctor estándar. Hoy en día la más
empleada es la prueba de compactación Proctor modificado, en la que se aplica mayor energía de
compactación que la estándar.
El propósito de un ensayo de compactación en laboratorio, es determinar la correcta cantidad de
agua de amasado a usar cuando se compacte el suelo en campo y el grado de compacidad que puede
esperarse al compactarse el suelo en este grado de humedad óptimo. Para cumplir este propósito, un
ensayo de laboratorio debe considerar una compactación comparable a la obtenida por el método
que se utilizará en campo.
Esta prueba de compactación Proctor estándar, esta elaborada en base a ASTM D-698 (ASTM,
1982) y AASHTO T-99 (AASHTO, 1982).
En esta prueba el suelo es compactado en un molde que tenga un volumen de 943.3 cm3 (1/30
3
ft ). El diámetro del molde es de 101.6 mm (4 plg) y 116.43 mm (4.584 plg) de altura, provisto de
una extensión desmontable de igual diámetro y 50 mm (2 in) de altura.
Diametro
114.3 mm
(4.5 plg)
Extensión
Caída =
304.8 mm
(12 plg)
Diametro
101.6 mm
(4 plg)
116.43 mm
(4.584 plg)
Peso del
pisón = 2.5 kg
(masa = 5.5 lb)
(a)
50.8 mm
(2 plg)
(b)
Figura 7.6. Equipo para la prueba Proctor estándar (a) molde, (b) pison, (Das, 1998).
Figura 7.7. Compactación de un suelo, usando el pisón Proctor estándar (Das, 1998).
Durante la prueba de laboratorio, el molde puede fijarse a una base metálica con tornillos de
mariposa (Figura 7.6a). El suelo se mezcla con cantidades de agua que varían y después es
compactado (Figura 7.7) en tres capas iguales por un pisón (Figura 7.6b) que aplica 25 golpes a
cada capa. El pisón pesa 2.5 kg (5.5 lb) y tiene una caída de 304.8 mm (12 plg).
La curva de compactación para esta prueba se la halla de la misma manera a la explicada en el
punto 7.2.1. Para esta prueba el volumen del molde, V, es de 943.3 cm3.
Regla de 30cm.
Método A utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz Nº 4. Es aplicado a
suelos con un porcentaje menor al 20 % de material retenido en el tamiz Nº 4.
Método B utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz 3/8 plg. Es
aplicado a muestras de suelo con un valor mayor al 20 % de material retenido en el tamiz Nº 4 y con
un valor menor al 20 % de material retenido en el tamiz 3/8 plg.
Método C utiliza como material de compactación el suelo que pasa por el tamiz 3/4 plg. Es
aplicado a muestras de suelo con un valor mayor al 20 % de material retenido en el tamiz 3/8 plg y
con un valor menor al 30 % del material retenido en el tamiz 3/4 plg.
2.0 125
Grado de 60% 80% 100% para s = 2.70 Mg/m3
saturación
Densidad seca, d (Mg/m3)
1.8
(B) Proctor 110
Modificado
1.7
105
(A)Proctor
estándar
1.6 100
0 5 10 15 20 25
Contenido de húmedad, w(%)
Figura 5.9. Curvas de compactación para los ensayos Proctor estándar y modificado. (Holtz &
Kovacs, 1981)
En el capitulo uno ya se vio la interacción entre las fases sólida y liquida de un sistema agua, aíre y
arcilla. Se vio que cada cristal de arcilla parece comportarse como si tuviera una carga eléctrica
negativa, atrayendo una atmósfera de iones positivos. (Doble capa eléctrica).
Además de esa interacción existe otra de partícula a partícula, debido a fuerzas de acción a
distancia, estas fuerzas se componen de una atracción electromagnética (Fuerzas de Van der Waals)
y una repulsión entre los estratos positivos de las dobles capas eléctricas de cada partícula. Las
fuerzas de repulsión son función exponencial de la distancia entre partículas y aumenta al disminuir
la concentración de electrolitos. Las fuerzas de Van der Waals son independientes de los
electrolitos.
En la Figura 7.10 se muestra dos arreglos extremos de las partículas sólidas, entre los que puede
variar un suelo arcilloso real.
(a) a) (b) b)
Figura 7.10. Estructuras extremas de un suelo arcilloso: (a) Alto grado de orientación de las
partículas, (b) bajo grado de orientación de las partículas (Lambe & Whitman, 1976).
La estructura queda determinada por dos factores principales, que son la magnitud relativa de
las fuerzas de atracción y repulsión de las partículas y el monto de la deformación angular que el
suelo haya sufrido. A mayor repulsión y mayor deformación angular corresponde un mayor grado
de orientación de las partículas.
A la misma energía de compactación, con el aumento del contenido de agua, tiende a aumentar
las repulsiones entre partículas, permitiendo una reorganización mas ordenada de las mimas. Lo que
se puede ver en la Figura 7.11, es decir se realiza un cambio (aumento) de ordenamiento entre los
puntos A y C.
En cambio el aumento de la energía de compactación a un contenido de humedad dado, tiende a
ordenar las partículas con una distribución aproximadamente paralela. Lo que se puede ver en la
Figura 7.11, es decir se realiza un cambio (aumento) de ordenamiento entre los puntos E y D.
Esfuerzo de
compactación
Densidad seca compactada, d alto
E
B
D
C
A
Esfuerzo de
compactación
bajo
Contenido de húmedad, (%)
Figura 7.11. Efecto de la compactación en la estructura del suelo (Lambe & Whitman, 1958)
En el lado seco del óptimo los suelos siempre se floculan, mientras que en el lado húmedo del
óptimo, las partículas se orientan o se dispersan. En la Fig. 7.10, por ejemplo, las partículas en el
punto C es más orientado que en el punto A. Ahora, si se aumenta la energía de compactación, el
suelo tiende a orientarse mas, incluso en el lado seco del óptimo. Una vez más refiriéndose a la
Figura. 7.10, una muestra en el punto E es mas orientada que en el punto A. En el lado húmedo del
óptimo, el tejido en el punto D será un poco más orientado que en el punto B, aunque el efecto es
menos significativo que en el del lado seco del óptimo.
Para entender mejor lo que sucede para que las partículas se orienten, se explica mejor la
influencia que tiene el contenido de agua en la estructura del suelo. Cuando el contenido de
humedad es bajo, se limita el desarrollo de la doble capa eléctrica y la concentración de iones es
muy alta. A esta situación corresponden pequeñas repulsiones entre las partículas y altos esfuerzos
efectivos por capilaridad, como consecuencia se tendrá un suelo con alta resistencia a la
deformación y por lo tanto bajo grado de orientación de las partículas. Si se aumenta el contenido
de agua, crecen las fuerzas de repulsión y disminuyen los esfuerzos capilares con lo que se recuece
la resistencia del suelo a la deformación.
En resumen, con un método y energía de compactación iguales, un suelo compactado con
mayor contenido de agua sufrirá mayores de deformaciones angulares y alcanzara un mayor grado
de orientación. Con un mayor contenido de agua, aumenta el grado de orientación de las partículas.
Si se hace variar la energía e compactación, con mayor energía de compactación habrá más
tendencia a lograr mayor orientación de las partículas.
Otro punto que también influye en la estructura del suelo es la energía de compactación. La
energía de compactación que se aplica al suelo se emplea para reducir su volumen y para
deformarlo angularmente. Por lo tanto, el aumento de la energía de compactación produce una
orientación adicional de las partículas de arcilla, que es una función creciente del contenido de
humedad. Si el suelo tiene una humedad superior a la óptima, todo aumento de la energía de
compactación se empleara en acercar al suelo a la condición de dispersión extrema que se muestra
en la Figura 7.10a.
También se tiene que analizar la influencia que tiene el método de compactación en la
estructura del suelo. Como no es posible comparar los diversos métodos de compactación que
utilicen el mismo nivel de energía de compactación, pues esta energía no puede cuantificarse con
precisión en todos los métodos de compactación, lo que se hace es comparar los procedimientos que
llevan al suelo al mismo peso volumétrico seco y con el mismo contenido de agua. En tales
condiciones, se espera que la diferencia de las propiedades del suelo que puedan obtenerse se deba
únicamente a una diferenta en las estructuras, la cual seria atribuible solo a diferencias en la
magnitud de las deformaciones angulares inducidas por el método de compactación.
En laboratorio, con un mismo peso específico seco, contenido de humedad, se obtiene es
máximo grado de orientación por el método de compactación por manipulación; y el mínimo grado
de orientación se lo obtiene por compactación estática.
En la Figura 7.12 se presenta una interesante investigación en la que se hace ver que con
compactación estática una arcilla conserva una estructura completamente floculada en toda la curva
de compactación, en cambio con el método de compactación por manipulación la arcilla que tenia
una estructura floculada a bajas humedades, alcanza una estructura totalmente dispersa (con la
máxima orientación de las partículas) a contenidos de humedad próximos al óptimo, esta estructura
dispersa después de alcanzar este valor de orientación máximo se mantiene constante en toda la
curva aunque haya aumento en el contenido de agua. En una prueba de compactación por impactos,
una estructura inicialmente floculada con contenidos de agua muy bajos, se va tornando dispersa a
medida que va aumentando el contenido de humedad, alcanzándose solo una estructura totalmente
dispersa solo con contenidos de humedad mayores que la óptima (en lado húmedo de la curva, o
húmedo del optimo).
En campo, el rodillo pata de cabra produce mayor orientación de las partículas que de el
neumático.
Una diferencia conocida entre los métodos de compactación por manipulación y del por
impactos, es que el lugar geométrico de los óptimos corresponde a grados de saturación mayores en
los por manipulación que en los por impactos.
d
Cu
rv
ad
ec
om
pa
cta
ció
n
(%)
100 % floculada
100 % dispersa
(%)
COMPACTACIÓN EN EL LABORATORIO
Estática
Por impacto
Por amasado
Figura 7.12. Influencia del tipo de compactación en la estructura adquirida por el suelo
compactado. (Juárez & Badillo, 1973)
-5
10
Permeabilidad (cm/seg)
-6
10
-7
10
12 13 14 15 16 17 18 19
Muestra los cambios de humedad y
densidad de la penetración a través de
122
Densidad seca, d (lb/ft3)
los poros.
118 S=
100
%
114
100
12 13 14 15 16 17 18 19
Contenido de húmedad, (%)
Permeabilidad en ensayos de compactación en arcillas arenosas de Jamaica.
Figura 7.13. Cambio en la permeabilidad con el contenido de agua del moldeado. (Lambe &
Whitman, 1958)
Cuando el suelo cambia de volumen, existen dos componentes de deformación a nivel estructural.
En primer lugar, la correspondiente a variaciones de las distancias entre las partículas con grado de
orientación constante, y en segundo la que ocurre por reducciones de las distancias medias de las
partículas sin que cambie su distancia mínima por el aumento del grado de orientación.
En la Figura 7.14a y b se muestra las características de compactación entre dos muestras de
arcilla saturada con el mismo peso específico, una compactada por el lado húmedo y la otra
compactada por el lado seco. También se puede ver el gran cambio en el índice de vacíos (una
disminución) que ocurre en un suelo compactado del lado húmedo del óptimo por un cambio dado
(aumento) en la presión aplicada.
En la muestra compactada la expansión de las arcillas es mayor para compactaciones del lado seco
del óptimo que para las del lado húmedo del óptimo. Esto se debe las del lado seco tienen una gran
deficiencia de agua y por lo tanto tienen una mayor tendencia a adsorber agua y de este modo a
hincharse más (expandirse), este fenómeno también se debe a que la distancia entre partículas del
lado seco es mucho menor que las del lado húmedo, por lo tanto las repulsiones netas resultantes
son también mucho mayores. Los suelos del lado seco del óptimo son en general más sensibles al
cambio ambiental tal como el cambio en el contenido de humedad. La expansibilidad también crece
con la energía de compactación.
Resulta difícil decir si un suelo que se compacte de un lado del óptimo tendrá mejor o peor
comportamiento, en lo que se refiere a compresibilidad, que otro que se compacte del lado opuesto.
En cada caso la decisión al respecto debe basarse en las características del terraplén en que se
usara el suelo. Se puede ver en la Figura 7.14b que la compresibilidad del lado seco es menor, pero
la compactación del lado húmedo producirá un material mas flexible, capaz de adaptarse mejor a
asentamientos diferenciales, desde el punto de vista del agrietamiento son mas peligrosos los suelos
compactados del lado seco.
La expansión esta relacionada con el grado de orientación de la estructura. El máximo peso
específico seco que el suelo conserva en cualquier circunstancia se obtiene cuando se compacta
cerca del contenido de humedad óptimo correspondiente al método y energía de compactación que
se usen.
El potencial de expansión también varía según el método de compactación que se emplee. En la
Figura 7.15 se muestra la expansión de una arcilla arenosa que se compacto por manipulación y con
compactación estática, las mediciones se hicieron en una muestra con el mismo peso específico
seco, del lado seco y húmedo correspondiente al contenido de humedad óptimo de compactación.
En esta figura se puede ver que con el método estático se produce una expansión mayor tanto en
contenidos de humedad bajos como altos.
12
12
10
10
8
Expansión, %
86
Amasado Estática
Expansión, %
64
Amasado Estática Estática
24
Amasado Estática
02
11 12 13 14 15 Amasado
16 17 18 19
Humedad de compactación, %
0
11 12 13 14 15 16 17 18 19
Humedad de compactación, %
3]
2.00
d [Ton/m
2.00
1.96
[Ton/m
100 % de saturación
1.92
Peso específico
1.88
Compactación relativa = 80 %
Peso específico
1.88
1.84
Compactación Estática
Compactación
Compactación por= amasado
relativa 80 %
1.84
1.80
11 12 13 14 15 16 17 18 19
Compactación Estática
HumedadCompactación
de compactación, %
por amasado
Figura 1.80
7.15.
11 Expansión
12 13 de14 una15 muestra
16 de
17 arcilla
18 arenosa
19 compactada estáticamente y por
manipulación. (Juárez & Badillo,
Humedad 1973)
de compactación, %
2.0
Presión de expansión, Kg/cm2
1.6
1.2
0.8
0.4
0
0 4 8 12 16 20
Presión de compactación,
Figura 7.16. Relación entre la presión estática de compactación (energía de compactación)y la
presión de expansión en una arcilla. (Juárez & Badillo, 1973)
Efecto de la contracción en la compactación.
6
Lado seco del óptimo Contenido de Lado húmedo del óptimo
humedad
óptimo
5
4 Amasado
Contracción axial (%)
3
Vibratoria
Estática
0
12 14 16 18 20 22 24 1.80
112
Compactación estática
Compactación vibratoria
Compactación por amasado
110
Gr
1.75
ad
od
es
108
atu
rac
i ón
1.70
=1
106
00
%
104
1.65
102
12 14 16 18 20 22 24
Contenido de húmedaden el molde, (%)
1.60
Figura 7.17. La contracción como una función del contenido de agua y tipo de compactación.
(Seed y Chan, 1959)
12
Fuerza (Esfuerzo requerido para
causar 25 % de resistencia) Vs.
10 Contenido de humedad
2
Ensayo noconsolidado-nodrenado
0
Presión de confinamiento = 10 Kg/cm2
10 12 14 16 18 20 22 24 26
12
Fuerza (Esfuerzo requerido para
causar 5 % de resistencia) Vs.
10 Contenido de humedad
8
Capas Apisonadas Presión
por capa de la pata
6 7 15 276 Psi
7 15 136 Psi
7 15 65 Psi
4
0
10 12 14 16 18 20 22 24 26
116
Densidad seca Vs.
100
10 12 14 16 18 20 22 24 26
Contenido de húmedaden el molde, (%)
Figura 7.18. La resistencia como una función de la energía de compactación, y el contenido de
agua del moldeado. (Seed y Chan, 1959)
En la Figura 7.19 sucede lo mismo que para la Figura 5.17, es decir que también en un contenido de
humedad dado del lado húmedo, el esfuerzo en resistencias bajas es realmente menor que para la
compactación con más altas energía, donde la resistencia es medida por el ensayo del CBR
(California bearing ratio).
100
Peso específico seco, d
75
50
25
120
100
95
90
10 15 20 25
Contenido de húmedad, (%)
Nota: Peso 10 lb, caída 18‖ (Proctor modificado)
Figura 7.19. La resistencia como medida del CBR y la densidad seca versus el contenido de agua
para compactación de impactos en laboratorio. (Tumbull y Foster, 1956)
En este ensayo, la resistencia a la penetración es de 3 in2 en el pistón desarrollado en un
espécimen compactado se compara al desarrollado por una muestra estándar de una roca densa
condensada machacada. El CBR es una prueba común en el diseño de pavimentos. En la Figura
7.19 una mayor energía de compactación produce un mayor CBR del lado seco del óptimo, como se
esperaría. Pero muestra cómo el CBR es realmente menor del lado húmedo para energías de
compactación más altas. Este hecho es importante en el diseño y la supervisión apropiados de un
terraplén de tierra compactado.
La Tabla 5.4 es un resumen de los efectos en la compactación del lado húmedo en comparación
con la del lado seco en varias propiedades ingenieriles. (Lambe, 1976)
Tabla 5.4. Comparación de las propiedades del suelo entre la compactación por el lado húmedo y
por el lado seco del óptimo (Holtz & Kovacs, 1981).
Propiedad Comparación
1. Estructura
a. Disposición de las partículas Del lado seco aleatorio
b. Deficiencias de humedad Del lado seco, mayor deficiencia y por lo tanto mayor
higroscopicidad, mayor expansión y menor presión de
poros.
3. Permeabilidad
a. Magnitud Del lado seco, más permeable.
b. Estabilidad Del lado seco, la permeabilidad se reduce mucho más por el
flujo de agua.
4. Compresibilidad
a. Magnitud Del lado húmedo, mayor compresibilidad con bajas
presiones y del lado seco con altas presiones.
5. Resistencia
a. En el molde
Sin drenaje Del lado seco, mucho mayor
Con drenaje Del lado seco, algo mayor
b. Después de la saturación
Sin drenaje Del lado seco, algo mayor si se evita la expansión; del lado
húmedo puede ser más elevada si se permite la expansión.
Con drenaje Del lado seco, aproximadamente la misma o ligeramente
mayor.
c. Presión de poros en la falla Del lado húmedo, mayor
d. Modo esfuerzo-deformación Del lado seco, mucho mayor
e. Sensibilidad Del lado seco, más probabilidad de sensibilidad
4. Control de compactación.
Después de realizar la compactación en campo siempre es necesario verificar si con el se lograron
los fines propuestos. Hoy en día existen muchos métodos para poder controlar que la compactación
en campo cumpla con las especificaciones de diseño del proyecto. En la mayoría de los casos la
compactación se hace a contrato por empresas especializadas, por lo tanto la verificación
mencionada, resulta ligada a problemas de pago, legales, etc. Debido a esto es que se tienen que
seguir algunos pasos durante la compactación en campo.
Puesto que el objetivo de la compactación es estabilizar los suelos y mejorar su comportamiento
ingenieríl, es importante tener presente las propiedades ingeniríles deseadas del terraplén, no solo
su densidad seca y contenido de humedad. Este punto a menudo no se lo toma en cuenta en el
control de la construcción de obras de tierra. Normalmente se pone mayor énfasis en lograr el peso
unitario seco especificado y se da poca consideración a las propiedades ingenieríles deseadas del
terraplén compactado. El usual procedimiento de diseño y construcción es como sigue.
Primeramente se dirigen pruebas de compactación en laboratorio en las muestras de los
materiales de préstamo propuestos para alcanzar las propiedades requeridas para el diseño. Después
de que la estructura de tierra es diseñada, se escriben las especificaciones de compactación. Se
especifican las pruebas de control de compactación en campo y los resultados de éstas se
convierten en los valores estándar para controlar el proyecto. Los inspectores del control de la
construcción entonces realizan estas pruebas para ver que las especificaciones sean alcanzadas por
el contratista.
Hay básicamente dos categorías de las especificaciones de las obras de tierra:
Especificaciones de resultado final.
Especificaciones del método.
4.1. Especificaciones del resultado final.
En estas se especifica un grado de compactación mínimo, o un porcentaje de compactación. El
grado de compactación también es conocido con el nombre de compactación relativa, y se define
como el cociente de la densidad seca en campo ρd.campo con la máxima densidad seca en laboratorio
ρd.max, según una cierta prueba estándar especificada, por ejemplo, la prueba Proctor estándar o la
prueba Proctor modificada, entonces según esto se tiene:
ρ d en campo
Grado de compactación R 100 % [7.6]
ρ d.max en laboratorio
Se debe notar la diferencia que hay entre la compactación relativa y la densidad relativa Dr o
índice de densidad ID definida en el capítulo 1. La densidad relativa se aplica solamente a los suelos
granulares. Si algunos finos están presentes, es difícil decidir qué tipo de prueba es aplicable, pues
una prueba estándar ASTM (1980), designación D 2049, sugiere que la densidad relativa sea
aplicable si el suelo contiene menos de 12 % de finos (partículas que pasan el tamiz de Nº 200);
caso contrario se debe utilizar alguna otra prueba de compactación. La relación entre la densidad
relativa y la compactación relativa se muestra en la Figura 7.20. Un estudio estadístico de datos
publicados sobre 47 diversos suelos granulares indicó que la compactación relativa correspondiente
a la densidad relativa cero es alrededor de 80%.
d = 0 Densidad seca d min d d max
0 100
Índice de densidad ID o densidad relativa, Dr (%)
0 R.C. 80 100
Compactación Relativa R.C. (%)
Figura 5.20. Conceptos de densidad relativa y compactación relativa. (Lee y Singh, 1971)
Línea
óptima Línea del 100 %
de saturación
d max
Densidad seca, d
90 % R.C.
opt
a b c
Contenido de húmedaden, (%)
Figura 7.21. Densidad seca en función del contenido de humedad, ilustrando la condición más
eficiente para la compactación en campo. (Seed, 1964)
Las especificaciones del resultado final, se utilizan mayormente en las carreteras y fundaciones
de edificios, para que el contratista pueda obtener la compactación relativa especificada; la forma en
que el contratista la obtiene y el equipo que utiliza no importan. La economía del supuesto proyecto
se asegura de que el contratista utilice los procedimientos más eficientes para la compactación. Las
condiciones más económicas para la compactación se ilustran en la Figura 7.21, mostrando tres
hipotéticas curvas de compactación en campo del mismo suelo pero con diversas energías de
compactación. Asumiendo que la curva 1 representa una energía de compactación que pueda
obtenerse fácilmente por el equipo de compactación existente. Entonces para alcanzar, por decir, 90
% de la compactación relativa, la localización del contenido de humedad del terraplén compactado
debe ser mayor que el contenido de humedad a y menor que el contenido de humedad c. Estos
puntos son encontrados de la línea que intersecta la curva de compactación 1 para un 90 % de
compactación relativa (R). Si la localización del contenido de humedad está fuera del rango de a
hasta c, entonces será difícil, si es que no imposible, alcanzar el porcentaje requerido de la
compactación relativa nombrada, no importa cuan arto el contratista compacte el terraplén. Esta es
la razón por la cual puede ser necesario ocasionalmente mojar o secar (reanudación) el suelo antes
del rodado en campo.
Una vez que se ha encontrado el rango de los contenidos de humedad, el contratista debe
encontrar el contenido de humedad óptimo dentro de este rango. Desde un punto de vista solamente
económico, el contenido de humedad más eficiente estaría en b, donde el contratista proporciona la
mínima energía de compactación para lograr el 90 % de la compactación relativa requerida. Para
alcanzar constantemente la compactación relativa mínima para el proyecto, el contratista utilizará
generalmente una energía de compactación levemente más alta, como muestra la curva 2 de la
Figura 7.21. Así la localización de los contenidos de humedad más eficientes estarán entre el
contenido de humedad óptimo y el contenido de humedad en b.
En las especificaciones del método, el tipo y peso del rodillo, el número de pasadas de ese rodillo,
los espesores del terraplén son especificados por el ingeniero. El tamaño máximo del material
permitido también puede ser especificado. En contraste con las especificaciones del resultado final,
donde el contratista es responsable de la compactación apropiada, con las especificaciones del
método la responsabilidad restante en cuanto a la calidad de la obra de tierra es del dueño o el
ingeniero del dueño. Si en las pruebas de control de la compactación realizadas por el ingeniero no
se pueden alcanzar ciertos valores normados, entonces al contratista se le pagara extra por el rodado
adicional. Esta especificación requiere un conocimiento previo del material de préstamo para poder
predecir por adelantado cuántas pasadas de un cierto tipo de rodillo producirán una compactación
adecuada. Esto quiere decir que durante el diseño, se deben realizar pruebas de los terraplenes con
diferentes equipos, energías de compactación, etc. para determinar qué equipo y procedimientos
serán los más eficientes. Puesto que las pruebas programadas para el terraplén son costosas, las
especificaciones del método pueden ser solo justificadas para los proyectos de compactación muy
grandes tales como las presas de tierra. Sin embargo, los ahorros considerables en costos unitarios
de la construcción del terraplén son posibles porque una mayor parte de la incertidumbre asociada a
la compactación será eliminada por el contratista. Él puede estimar por adelantado precisamente
cuánto costará la construcción. El contratista también sabe que si se requiere el rodado adicional lo
compensará adecuadamente.
Primero, se selecciona el sitio de prueba. Este debe ser representativo o típico del terraplén
compactado y material de préstamo. Una vez escogido el lugar se procede a las pruebas de control
de compactación.
Las pruebas de control en campo pueden ser destructivas o no destructivas. Las pruebas
destructivas implican la excavación y retiro de algo de material del terraplén, mientras que las
pruebas no destructivas determinan la densidad y el contenido de humedad del terraplén
indirectamente.
Pruebas Destructivas.
Los pasos requeridos para las pruebas destructivas comunes en campo son:
W WS
w
WS
3. Medir el volumen del material excavado. Las técnicas comúnmente empleadas para
esto son el cono de arena, la membrana de hule, agregando agua o aceite de
densidad conocida en el agujero es posible determinar el volumen del mismo.
(Figura 7.22)
W
[7.1]
Vexc
d [7.2]
1 w
Cono de arena.
Es el método más utilizado y representa una forma directa de obtener el volumen del agujero
excavado, utilizando para ello, una arena estandarizada compuesta por partículas cuarzosas, sanas
no cementadas, de granulometría redondeada y comprendida entre los tamices Nº 10 (2 mm) y Nº
35 (0.5 mm).
El equipo necesario para esta prueba es el siguiente:
Arena estandarizada, la cual deberá ser lavada y secada en horno hasta masa
constante. Generalmente se utiliza arena de Ottawa, que corresponde a un material
que pasa por el tamiz Nº 20 (0.85 mm) y queda retenido en el tamiz Nº 30 (0.60
mm).
W2
W3 [7.7]
1 w
7. Después de la excavación del agujero el cono lleno de arena es colocado
inversamente sobre el agujero, como muestra la Figura 7.22a Luego se abre la
válvula del cono y la arena dentro el recipiente empezara a ingresar al agujero hasta
que este se llene totalmente.
8. Determinar el peso de la arena más el peso del cono más el peso de la arena que
sobro en el recipiente y el cono.
9. Determinar el peso de la arena que llena el agujero, W5 por medio de la ecuación
[7.8]:
W5 W1 W4 [7.8]
W5 Wc
V [7.9]
d . Arena
Donde:
WC = Peso de la arena que llena solamente el cono.
γd arena = Peso específico de de la arena de Ottawa.
Los valores de WC y γd arena son determinados de la calibración hecha en
laboratorio.
Hay varios problemas asociados a la prueba destructiva común para hallar el peso específico
seco en campo. Primero, la densidad máxima del laboratorio no se puede conocer exactamente.
Frecuentemente, especialmente en la construcción de carreteras, para las pruebas de compactación
del laboratorio se extraen muestras que no son "representativas" de los materiales de préstamo para
la carretera. Entonces, cuando se conduce la prueba en el terreno, su resultado se compara con los
resultados de uno o más de estos suelos "estándares" de trabajo y si los suelos en el sitio no son muy
buenos, entonces es muy difícil alcanzar las especificaciones deseadas. Otra alternativa es
determinar la curva de compactación completa para cada prueba en el terreno, una proposición que
desperdicia tiempo y además es costosa.
Frasco de vidrio con 20-30 de
arena de Otawa (o similar)
Bomba Agua
Válvula de aíre
Membrana (parcialmente
presionado en el agujero de la
excavación)
(b) Membrana de ule
Aceite
Una segunda alternativa es realizar una prueba de punto de control de campo, o 1 punto en la
prueba Proctor. Cuando el ingeniero de campo sabe por adelantado que el suelo en el cual está
realizando una prueba de densidad de campo y uno de los suelos de préstamo visualmente no
coincide con los demás, entonces se quita una cantidad adicional de suelo del terraplén compactado
durante la prueba. La cantidad total de suelo quitada debe ser suficiente para desarrollar una sola
prueba de compactación en laboratorio.
Las únicas restricciones necesarias para el desarrollo del punto de control de campo son éstas:
1. Durante la compactación, el molde debe ser colocado en una masa sólida lisa de por
lo menos 100 kg, un requisito que puede ser difícil de alcanzar en campo. El
pavimento del asfalto o el suelo compactado no debe ser utilizado.
2. El suelo que se compactará debe ser del lado seco del óptimo para la energía de
compactación usada, y saber cuándo el suelo esta del lado seco del óptimo toma
una cierta experiencia de campo.
Otro método para una rápida y eficiente determinación de la compactación relativa de los suelos
cohesivos fue desarrollado en los años 50 por la oficina de reclamos U.S. (1974, y Hilf, 1961).
El procedimiento hace posible determinar exactamente la compactación relativa de un terraplén
como también de una manera muy aproximada de la diferencia entre el contenido de humedad
óptimo y el contenido de humedad del terraplén sin que la muestra sea secada al horno. Las
muestras de los materiales del terraplén son compactados según la norma deseada del laboratorio en
el contenido de humedad del terraplén y dependiendo de una estimación de cuan cercano está el
terraplén al grado óptimo, se agrega o resta agua de la muestra (Figura 7.23).
Con un poco de experiencia es relativamente fácil estimar si el material del terraplén esta en el
óptimo, levemente húmedo, o levemente seco del óptimo. De la curva de la densidad húmeda, el
porcentaje exacto de la compactación relativa basada en la densidad seca puede ser obtenido.
Solamente un contenido de humedad, el contenido de humedad del terraplén, se necesita para
determinarlo y eso solamente para los propósitos de registro. La ventaja principal del método
"rápido" es que el contratista tiene los resultados en un tiempo muy corto. La experiencia ha
demostrado que es posible obtener los valores requeridos para el control de la construcción en
alrededor de 1 h a partir del tiempo en que la prueba de la densidad de campo esté realizada.
Otros problemas con la prueba destructiva en el terreno se asocian con la determinación del
volumen del material excavado. El cono de arena, a menudo tomado como el "estándar", está sujeto
a errores. Por ejemplo, la vibración del equipo de trabajo cercano aumentará la densidad de la arena
en el agujero, lo cual da un volumen más grande que debe tener el agujero; esto da lugar a una
densidad más baja de campo.
Todos los métodos volumétricos comunes son sujetos a error si el terraplén compactado es de
grava o contiene partículas grandes de grava. Cualquier tipo de desigualdad en las paredes del
agujero causa un error significativo en el método de la membrana de goma. Si el suelo es grava o
arena gruesa, ninguno de los métodos líquidos trabaja bien, a menos que el agujero sea muy grande
y una hoja del polietileno se utilice para contener el agua o el aceite.
Suelo del
terraplén
Se agrega, es decir se mezcla 40 g. Se agrega, es decir se mezcla 80 g. Se agrega, es decir se mezcla 120 g.
de agua y se compacta como en un de agua y se compacta como en un de agua y se compacta como en un
ensayo estandar. Se mide la ensayo estandar. Se mide la ensayo estandar. Se mide la
densidad de la muestra compactada. densidad de la muestra compactada. densidad de la muestra compactada.
Gráfica de resultados
Densidad húmeda
1+z X
z M agua agregada
M suelo húmedo
Densidad del suelo húmedo en el terraplén
Grado de compactación del terraplén
Densidad máxima escalada de abajo de la gráfica, X
Figura 7.23. Procedimiento del método rápido de determinación del grado de compactación del
terraplén. (Holtz & Kovacs, 1981)
Debido a algunos de los problemas con las pruebas destructivas del terreno, las pruebas no
destructivas de la densidad y el contenido de humedad usando los isótopos radiactivos han
aumentado en popularidad durante los últimos años. Los métodos nucleares tienen varias ventajas
sobre las técnicas tradicionales. Las pruebas pueden ser realizadas rápidamente y además obtenerse
los resultados en minutos. Por lo tanto el contratista y el ingeniero saben los resultados rápidamente
y la acción correctiva puede ser tomada antes de que se haya colocado demasiado terraplén
adicional. Puesto que se pueden realizar mayor cantidad de pruebas por la simplicidad y ahorro de
tiempo, se proporciona un mejor control estadístico del terraplén. Un valor medio de la densidad y
del contenido de humedad se obtiene sobre un significativo volumen del terraplén y por lo tanto
puede ser considerada la variabilidad natural de suelos compactados. Las desventajas de métodos
nucleares incluyen su costo inicial relativamente alto y el peligro potencial de la exposición
radiactiva al personal de campo. Las estrictas normas de seguridad de la radiación deben hacerse
cumplir cuando se utilizan los dispositivos nucleares.
Figura 7.24. Densímetro nuclear en funcionamiento. (ELE internacional, 1993)
Básicamente, dos tipos de fuentes o emisores son necesarios para determinar la densidad y el
contenido de humedad. La radiación gamma, producida por el radio (Ra) o un isótopo radiactivo de
cesio (Cs), es dispersada por las partículas del suelo; la cantidad de dispersión es proporcional a la
densidad total del material. El espaciamiento entre la fuente y la hallada, generalmente un centelleo
o un contador de Geiger, es constante. Los átomos de hidrógeno en agua dispersan los neutrones y
éste proporciona medios por el que el contenido de humedad pueda ser determinado. Las típicas
fuentes del neutrón son isótopos del berilio-Americio. La calibración contra los materiales
compactados de densidad conocida es necesaria, y para los instrumentos que funcionan en la
superficie la presencia de un boquete de aire incontrolado puede afectar significativamente las
medidas.
Tres técnicas nucleares son de uso común. El método de la transmisión directa se ilustra
esquemáticamente en la Figura 7.25a, y la técnica de dispersión trasera se muestra en la Figura
7.25b. El método menos común el boquete de aire (Figura 7.25c) se utiliza a veces cuando la
composición de los materiales próximos a la superficie afecta contrariamente la medida de la
densidad.
Manómetro
Detectores
Detectores
Fuente
Trayectoria del fotón
(b)
Detectores
Fuente
5. Compactación en campo.
La compactación en campo se la realiza con diferentes tipos de compactadotas. Estas
compactadotas tienen que realizar una compactación del terreno de tal manera que reproduzcan los
valores de la compactación realizada en laboratorio. Para poder lograr esto es necesario tratar de
reproducir todas las condiciones que se tendrán en campo al realizar una prueba de laboratorio. El
tipo de compactadota que se utilizara juega un papel importante en esto pues cada tipo de
compactadota tiene un proceso distinto de compactar el terreno, pueden ser por procesos
vibratorios, manipuleo, presión estática o presión dinámica.
La Figura 7.26 compara la compactación en campo y la compactación en laboratorio para un
mismo suelo. Además muestra la dificultad de elegir una prueba de laboratorio que reproduzca un
determinado método de compactación en campo. Las pruebas de laboratorio indican generalmente
una humedad óptima algo inferior a la óptima en una obra real.
Variando el método de laboratorio, puede desplazarse la relación humedad-peso específico seco
para conseguir una mejor correlación con un determinado método de compactación en campo.
Como ya se menciono anteriormente hay cierta evidencia de que algunos métodos de compactación
en laboratorio concuerdan mejor o son de mayor representatividad con ciertos tipos de
compactación en campo. Como por ejemplo la compactación por manipulación en laboratorio da
muy buenos resultados con la compactación por una pata de cabra, la compactación por impactos
(dinámica) en laboratorio da muy buenos resultados con los rodillos neumáticos, la compactación
por métodos vibratorios en laboratorio da mejores resultados con suelos sin cohesión, y así
sucesivamente cada método de compactación en laboratorio tiene una mayor representatividad con
un determinado equipo de compactación de campo.
120
1.9
S
1 =
Densidad seca, [lbf/ft3] 10
0
100 1.6
3
5 6
4 1.5
90
10 15 20 25
Contenido de humedad (%)
Figura 7.26. Comparación entre las compactaciones en laboratorio y en campo, (1) Compactación
estática en laboratorio, 140 kg/cm2, (2) Proctor modificado, (3) Proctor estándar, (4) Compactación
estática en laboratorio a 14 kg/cm2, (5) Compactación en campo con seis pasadas de un rodillo
neumático, (6) Compactación en campo con seis pasadas de un rodillo pata de cabra.(Turnbull,
1950) Nota. La compactación estática se aplico por ambas caras de la muestra.
Mayormente la compactación en campo se hace con rodillos. Los cuatro tipos de rodillos más
comunes son:
Una de las máquinas más viejas y más comunes de compactación es el rodillo pata de cabra,
mostrada en la Figura 7.27. Consiste en uno o más tambores que rotan con numerosos pies que
concentran su peso sobre un área pequeña y aumentan la presión de contacto aproximadamente a
2000 a 5000 kPa (300 a 700 lb/in2). En los años 30 ya empezaron a ser usados extensamente en la
construcción de terraplenes.
Los rodillos pata de cabra compactan el suelo por presión y manipulación. Ellos pueden ser
usados en una variedad de suelos, pero trabajan de mejor manera en limos y arcillas. La mayoría
de los rodillos pata de cabra pueden acomodar suelos sueltos de espesores alrededor de 200 mm (8
in). Su principal característica es que compactan el suelo de abajo hacia arriba, lo que no ocurre con
los demás tipos de rodillos, que compactan de arriba hacia abajo.
Estos compactadores concentran el peso de todo un conjunto de puntas de forma variada sobre
una superficie relativamente pequeña (Figura 7.28), ejerciendo presiones estáticas muy grandes en
los puntos en que las mencionadas protuberancias penetran en el suelo. Conforme se van dando
pasadas y el material se va compactando, las patas profundizan cada vez menos en el suelo y llega
un momento en que ya no se produce ninguna compactación adicional. En una profundidad
aproximada a 6 cm, la superficie queda siempre distorsionada, pero se compacta bajo la siguiente
capa que se tienda.
Rodillo
Vástago Vástago
(c)
(b) (d)
(a) afilado
Pata (b) de base ampliada
(c) prismática
(d) de cabra
(a)
Figura 7.28. Formas usuales en las patas de los rodillos pata de cabra, (J. Badillo, 1976).
1350
1350
1300 1300 15 cm
1200 1200 1200 1200 1200 1200
1250 1250 1250 1250 1300 1250
Capa compactada
Figura 7.29. Influencia de la forma en la punta del vástago de los ―rodillos pata de cabra‖, (Juárez
& Badillo, 1976).
En todos los casos que se muestran, el vástago aplico la misma presión y con la misma
intensidad a lo largo del tiempo. La mayor eficiencia del vástago plano, así como la del que esta
ligeramente inclinado (120º), se ven en la mayor profundidad que los pesos específicos secos
puedan alcanzar.
En la Figura 7.30 se muestra esquemáticamente el resultado de una investigación particular que
se realizo para estudiar el efecto de la forma de la sección recta del vástago y de su área transversal.
Es notable la mayor eficiencia de la sección cuadrada sobre la redonda.
La presión que ejerce el rodillo pata da cabra al pasar con sus vástagos sobre el suelo no es
uniforme en el tiempo; los vástagos penetran ejerciendo presiones crecientes, las cuales llegan a un
máximo en el instante en que el vástago esta vertical y en su máxima penetración; a partir de ese
momento la presión disminuye hasta que el vástago sale. Además, la acción del rodillo es tal que
hace progresar la compactación del rodillo de la capa de suelo de abajo hacia arriba (principal
característica ya mencionada anteriormente); en las primeras pasadas las protuberancias y una parte
del tambor mismo penetran en el suelo, lo que permite que la mayor presión se ejerza en el lecho
inferior de la capa por compactar; para que esto ocurra el espesor de la capa no debe ser mucho
mayor que la longitud del vástago.
F F F
Superficie original
del terreno.
Capa compactada
Figura 7.30. Influencia del tamaño y área de la sección recta en los vástagos de los ―rodillos pata de
cabra‖, (Juárez & Badillo, 1976).
Los rodillos más usuales tienen vástagos de 20 a 25 cm de longitud y se usan para compactar
capas de suelo suelto de alrededor de 30 cm de espesor. Como ya se dijo, al aumentar el número de
pasadas del equipo la parte inferior de la capa va adquiriendo mayor resistencia, lo que impide la
penetración del rodillo y de sus vástagos, que así van compactando al suelo adyacente. El proceso
puede llegar a un límite en el cual el rodillo ―camina‖ sobre el suelo y transmite todo su peso a
través de los vástagos, pero sin que haya contacto entre el tambor y el suelo. Alguna vez se ha
especificado este límite como norma sencilla para control de compactación de la capa, pero en
suelos con contenido de humedad relativamente alta o cuando se usan rodillos pesados puede
suceder que el tambor no deje de estar en contacto con el suelo, aunque el número de pasadas se
incremente de manera arbitraria.
Por lo general, se considera adecuada la operación cuando el vástago penetra del 20 al 50 % de
su longitud, lo cual depende de la plasticidad del suelo; así, para una arcilla blanda se busca hacer
penetraciones menores que para una arcilla arenosa, a fin de evitar que se adhiera al vástago
cantidades considerables del suelo y se reduzca el rendimiento del equipó.
El rodillo pata de cabra produce dos resultados muy deseables en los terraplenes de suelos finos
compactados, que son una distribución uniforme de la energía de compactación en cada capa y una
buena liga entre capas sucesivas.
Los rodillos de pata apisonadora son muy similares a los rodillos pata de cabra, excepto que ellos
utilizan largos pies con una presión de contacto más pequeña. Pueden ser operados a altas
velocidades pero no compactan una profundidad grande.
Figura 7.31. Compactador con rodillos de pata apisonadora. (Juárez & Badillo, 1976)
Los rodillos neumáticos como se muestra en la Figura 7.32 son unidades pesadas que descansan
sobre varios neumáticos. La presión de contacto es normalmente alrededor de 600 kPa (85
libras/in2). Cada neumático puede moverse hacia arriba y hacia abajo independientemente, así este
dispositivo es bueno al encontrar pequeños puntos suaves que equipos de compactación rígidos,
como los rodillos pata de cabra no podrían hacerlo. Estos rodillos pueden compactar terraplenes con
espesores sueltos de 250 a 300 mm (10 a 12 in).
El rodillo aplica a la superficie de la capa prácticamente la misma presión desde la primera
pasada, esta presión es casi igual a la presión de inflado de la llanta. La superficie de contacto de la
llanta depende del peso del rodillo y de la presión de inflado, su forma es mas o menos elíptica. La
presión que se transmite no es rigurosamente uniforme en toda el área de aplicación, pero para
simplificar se toma la presión media de contacto. Para lograr una presión más o menos uniforme a
una cierta profundidad bajo la superficie es preciso que las llantas delanteras y traseras del equipo
tengan huellas que se superpongan ligeramente, es usual buscar una disposición tal que deje a
ambos lados 2/3 de huella libre entre las superposiciones.
2.0
Arcilla arenosa
1.9
1.8
Arcilla plástica
1.7
(a)
(b)
Figura 7.34. (a) Compactador con rodillos vibratorios, (b) Rodillo liso vibratorio tipo remolcado.
Los Rodillos lisos con rueda de acero, como el que esta en la Figura 7.35, deja lisa la superficie del
suelo compactada. Los tipo no-vibratorios no están bien preparados para la compactación del suelo
debido a que la presión del contacto es mucho menor que el de los rodillos pata de cabra. Sin
embargo, pueden ser utilizados como rodillos impermeabilizantes de una subrasante justo antes de
pavimentar (es decir, un rodado final para nivelar la compactación de los suelos más elevados) y
para compactar en la base de agregado grueso y el pavimento de asfalto.
El efecto de la compactación con rodillos lisos se reduce considerablemente a medida que se
profundiza en la capa que se compacta, y el efecto de compactación se produce de arriba hacia
abajo.
Figura 7.35. Compactador con rodillos lisos de acero.
Cuando se utiliza el rodillo liso en arcillas y limos plásticos es común que al cabo de cierto
número de pasadas se presenten fisuras en la parte superior de la capa, debido a la rigidez que esta
zona adquiere por excesiva compactación, en comparación al lecho inferior de la misma capa
menos compactado, que adquiere una resistencia relativamente baja.
Las características principales de lo rodillos lisos son su disposición, diámetro (con el que
aumenta mucho la eficiencia), ancho y peso total. El espesor suelto de la capa de material que es
posible compactar con los rodillos lisos varía de 10 a 20 cm.
En los equipos de compactación por impacto es muy corta la duración de transmisión del esfuerzo.
Los equipos que pueden clasificarse dentro de este grupo son los diferentes tipos de pisones, cuyo
empleo esta reservado a áreas pequeñas, y ciertas clases de rodillos apisonadores semejantes en
muchos aspectos a los rodillos pata de cabra, pero capaces de operar a velocidades mucho mayores,
lo que produce un efecto de impacto sobre la capa de suelo que se compacta.
Los pisones pueden ir desde los más elementales, de caída libre y accionados a mano, hasta
aparatos bastante modernos como las placas vibratorias vibratorios. Sobre todo por razones de
costo, su empleo esta limitado a determinadas partes de la estructura vial, tales como zanjas,
desplante de cimentaciones, áreas adyacentes a alcantarillas o estribos de puentes, cobertura de
alcantarillas, etc. y donde no puedan usarse equipos de compactación de mayor rendimiento o
tamaño, por razones de espacio o por temor al efecto de un peso excesivo.
Además del tipo de suelo y de contenido de agua, otros factores se deben considerar para alcanzar el
peso específico de compactación en campo deseado. Estos factores incluyen el espesor del
terraplén, la intensidad de la presión aplicada por el equipo de compactación y el área sobre la cual
es aplicada la presión. Estos factores son importantes porque la presión aplicada en la superficie
disminuye con la profundidad y esto provoca una disminución en el grado de compactación del
suelo. Así como también un aumento en el área de contacto entre el rodillo y el suelo reduce el
número de pasadas que se necesitan para alcanzar un determinado resultado. Debido a que estos
factores son de mucha importancia como para ser obviados en este libro es que se hará un estudio
detallado de cada uno de ellos, basándose en estudios de especialistas en la materia que hicieron
muchas observaciones y pruebas para poder saber los efectos ventajosos o no en el proceso de
compactación en campo.
Durante la compactación, el peso específico seco del suelo también es afectado por el número de
pasadas del rodillo. Un número de pasadas inferior al requerido no logrará reproducir los valores de
laboratorio en campo, en cambio un exceso del número de pasadas del rodillo será antieconómico
para el contratista. Debido a esto es que es muy necesario poder determinar el número preciso de
pasadas que se tienen que realizar con el rodillo especificado.
La Figura 7.38 muestran las curvas de compactación en las que se ve que el peso especifico
seco crece hasta cierto punto con el número de pasadas del rodillo en un suelo de arcilla limosa,
más allá de este punto permanece aproximadamente constante. En la mayoría de los casos, cerca de
10 a 15 pasadas del rodillo produce el peso específico seco máximo económicamente alcanzable.
En la Figura 7.38 se puede ver que a cualquier profundidad dada, el peso específico seco de
compactación aumenta con el número de pasadas del rodillo.
18
Contenido de humedad = 17.8 %
Peso específico seco, d [lb/ft3]
110
90 14
Arcilla limosa
Límite liquido = 43 13
80
Índice de plásticidad = 19
12
70 11
0 8 16 24 32
Número de pasadas del rodillo
Figura 7.38. Relación entre el peso específico seco y el número de pasadas (por un rodillo liso de
tres llantas de 9.5 ton), el suelo de un estrato suelto es compactado 9 plg a diferentes contenidos de
humedad. Curva de crecimiento para una arcilla limosa. (Das, 1998)
Rodillos Pata de cabra. Para entender de una manera mas profunda el efecto del
número de pasadas en la compactación de suelos con un equipo de compactación
pata de cabra se recurrirá a la Figura 7.39 donde se presenta un estudio del efecto
que produce el número de pasadas a diferentes tipos de suelos con un compactador
pata de cabra.
Puede verse en la Figura 7.39 que por lo general, disminuye el incremento de
del peso especifico seco por pasada al aumentar la plasticidad y que el número
adecuado de pasadas depende del tipo de suelo que se tenga en cada caso.
2.2
Grava arena - arcilla
Arcilla arenosa
2.0
Peso específico seco, d [Ton/m3]
1.8
Arcilla limosa
1.6
Arcilla plástica
1.4
1.2
0 20 40 60
Número de pasadas
Figura 7.39. Efecto del número de pasadas en el grado de compactación de diversos suelos con un
rodillo para de cabra, (Lambe & Whitman, 1976)
1.9 1.9
Arcilla plástica 1 2
1.8 1.8
1
2 3
1.7 1.7
3 Arcilla arenosa
1.6 1.6
1.5 1.5
0 8 16 24 32 0 8 16 24 32
Número de pasadas Número de pasadas
Peso específico seco, d [Ton/m3]
2.2
1 2 Carga/rueda Presión/inflado Espesor
Curva capas sueltas
2.1 Tn. Kg/cm2 cm.
3
2.0 1 10.15 10.0 30.5
2 5.0 6.3 30.5
1.9
Grava - arena - arcilla
3 1.35 2.5 23.0
1.8
0 8 16 24 32
Número de pasadas
3 Arcilla arenosa
Peso específi
Peso específi
1.6 1.6
1.5 1.5
0 8 16 24 32 0 8 16 24 32
Número de pasadas Número de pasadas
1.8
0 8 16 24 32
Número de pasadas
Figura 7.40. Compactación con rodillo neumático. Efecto del número de pasadas y de la presión de
inflado en el peso especifico seco de diversos suelos. (Juárez & Badillo, 1976).
Compactadores vibratorios.
En la Figura 7.41 se puede observar el efecto favorable que se puede obtener al utilizar métodos
vibratorios de compactación en un caso particular dado, en ella se puede ver que la relación del
porcentaje de la compactación final en función del número de pasadas en el caso de usar un
compactador estático es de muy poco aumento, mientras que en los métodos vibratorios hay una
relación muy creciente, lo que quiere decir que si se utilizaría un método vibratorio se lograría
avanzar de manera rápida el porcentaje de compactación final con muy poco número de pasadas, lo
que representaría un ahorro de tiempo en la compactación de los suelos sueltos. Mayormente para
suelos de arena sin partículas de arcilla o suelos de grava arenosos es muy frecuente el uso de
métodos vibratorios.
100
Profundidad
% de la compactación final
80 10 cm.
50 cm.
60 90 cm.
40
20
0
0 2 4 6 8 2 4 6 8 10
C. Estática C. Vibratoria
Número de pasadas
Figura 7.41. Ilustración de la eficiencia de la compactación por vibración (Juárez & Badillo, 1976)
La Figura 7.42 muestra la variación en el peso específico de compactación con la profundidad para
una arena pobremente gradada para la cual la compactación fue realizada por un rodillo con tambor
vibratorio. El peso del rodillo usado para esta compactación fue 55.6 kN, el diámetro del tambor era
de 1.19 m. El terraplén se conservo en 2.44 m. Sin embargo, la relación del incremento de peso
específico gradualmente disminuye después de alrededor de 15 pasadas. Un factor para tomar en
cuenta en la Figura 7.37 es la variación del peso específico seco con la profundidad para cualquier
número de pasadas del rodillo.
Peso específico seco, d [lb/ft3]
100 104 108
0 0.00
0.50
2
Profundidad [m]
Profundidad [ft]
3
1.00
Número de
pasadas del
4 rodillo = 2
5
5 15 1.50
45
6 1.83
15.72 16.00 16.50 17.00
Peso específico seco, d [kN/m3]
Figura 7.42. Variación del peso específico seco con el número de pasadas del rodillo; espesor del
terraplén = 2.44 m. (Das, 1998)
Porcentaje de compactación,
3 contacto de 14.1 Kg/cm2
2 Suelo arena-limosa, presión
90 1 de contacto de 14.1 Kg/cm2
[Proctor modificado] 3 Suelo limo-arenoso, presión
de contacto de 7,4 Kg/cm2
2
80
70
0 10 20 30 40 50 60 70
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.43. Efecto de la compactación con rodillo pata de cabra en relación con la profundidad de
la capa compactada. (Juárez & Badillo, 1976).
Rodillos lisos.
2000
Peso específico seco, d [Kg/m3]
Nota.
Las cantidades anotadas junto a
los triángulos [ ] representan
2.62 la presión en Kg/cm2 registrada
1800 en el suelo a la profundidad
correspondiente.
1.29
1600
0.97
1400
0.75
1200
0 10 20 30 40 50
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.44. Disipación de la presión de contacto de un rodillo liso con la profundidad. (Juárez &
Badillo, 1976).