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PERSONAJES
PRIMER ACTO
(Descubriendo al público)
Cristo nacerá esta noche en Belén y yo deberé impedir que allá vayan
los estos pastores, haré que estén cansados, con ganas de divertirse,
les ofreceré ricos bocados, frescos vinos y cervezas, haré que sus
ojos se cierren con arenas de pereza y al oído les murmuraré:
“mañana, tal vez, cuando amanezca...”
ANA. Gracias Isabel por la información. ¿Así que ese pillo me daja el
campo libre? Lo sabré aprovechar. ¿Y tu marido, Isabel?
SARA. Algún día seré tan rica como tú. Ojalá te quedes pobre y
tengas que mendigar.
ISABEL. Fue con el alcalde para un trabajito, pues está noche hay
fiesta en palacio y no había nadie para servir. (Risas.)
(Canta)
Envuelto en pañales
y recostado en paja está
Él, tiembla de frío.
Ella solita está.
Son de lejanas tierras,
váyanles a acompañar.
Gloria a Dios en las alturas,
a ustedes, las de buena voluntad.
(Se va)
Salen todas menos Ana que se queda recogiendo algo junto al fuego.
Entra Satanela cuando Ana va a salir.
ANA. Tienes razón, amiga. Me pondré tan guapa que voy a conquistar
a más de uno.
SATANELA. Ponla ahí entre esas piedras. Tienes razón en ser así,
hay que cuidar nuestros bienes porque uno no sabe cómo será el
futuro.
(Se va Nohemí)
(Entra Sara)
¿Y tú, Rebeca?
(Salen todas)
SEGUNDO ACTO
(El portal de Belén. María con el Niño, solos. Puede estar Gabriela)
MARÍA.
(Cantando)
MIGUELINA.
(Entrando con las pastoras que llevan ofrendas)
Hasta el portal de Belén mi espada las ha guiado. Allí está el Niño
Dios y su madre al cuidado. Ahora, humildes pastores, entren, pues, a
adorarlo.
ANA.
(Ya sin tantos arreglos)
Niño Dios, Jesús mio, mi corazón te entrego, yo quiero que
esté limpio, que limpio tú lo encuentres. Está hecho para el amor,
para que pongas en él el tuyo.
SARA. Qué dichosa soy de poder llegar a tus pies ¡Cómo me van a
envidiar! con la envidia de la que es santa, las generaciones futuras al
recordar esta noche de gracia.
NOHEMÍ. Yo te traía un don que era mísero y ruin. Todo lo que tengo
te doy, y mejor, me ofrezco toda yo.
TODAS. ¡Ana!
ANA. Por favor, amigas, no piensen mal, les juro que no hay mala
intención. Con todo lo que está pasando de mi mal me estoy curando.
Sólo demuestro extrañeza de no ver al Santo varón. No han venido
nuestros maridos, los arcángeles no están, no está San José ni
tampoco Satanás. ¿No les parece algo raro?
MARÍA.
(Caminando hacia el público, explicando)
¡Qué tanto será! que “nadamás” DIO SU VIDA POR TI. ¡FELIZ
NAVIDAD!