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BONGIOVANNI FORMINI, AGOSTINA.

D.N.I: 37876581- Legajo: ABG86164

EL PROBLEMA DE LA PRUEBA EN EL
DERECHO AMBIENTAL: LOS
PRINCIPIOS RECTORES
FUNDAMENTALES Y LAS CARGAS
PROBATORIAS DINÁMICAS.
FALLO: “Albera, Osvaldo O. y Otros c/ Gastaldi hnos. SAIYCFI – Ordinario (Expte. Nº 544900) –
Sentencia definitiva número 54 (2014)”- Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y
Contencioso Administrativo de Primera Nominación de la Segunda Circunscripción Judicial de la ciudad
de Córdoba.

TUTORA: María Lorena Caramazza

CARRERA: Abogacía

INSTITUCIÓN: Universidad Siglo XXI

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SUMARIO

I. Introducción.- II. Premisa fáctica e historia procesal.- III. Ratio decidendi.- IV.
Breves nociones sobre los principios preventivos y precautorios. V. Cargas probatorias
dinámicas.- VI. Partículas en suspensión y su impacto en la salud.- VII. Fundamentos
jurisprudenciales del principio preventivo y precautorio en el derecho ambiental.- VIII.
Postura del autor. –IX. Conclusión. - X. Bibliografía

I. INTRODUCCIÓN

En el proceso ambiental, a partir de la emersión de los principios preventivo y

precautorio, se produce una modificación en la carga de la prueba de encuadre clásico

según la cual le incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que

consagran el efecto jurídico que ellas persiguen. El esquema que se impone se denomina

de cargas probatorias dinámicas y es el juez quien en cada caso concreto, debe

determinar cuál de las partes debe correr con las consecuencias de la falta de prueba de

determinado hecho, en virtud de que a ésta le resulta más fácil suministrarla.

Especialmente el principio de precaución solventa esta postura, pues regla que ante la

falta de probanzas sobre la inocuidad de una actividad o producto se permite adoptar

medidas protectoras del entorno limitando el derecho de quien no despejó la

incertidumbre sobre su inocuidad. El problema es que las acciones que se desarrollan,

que producen menoscabo al medio ambiente, no siempre permiten que se detecten sus

consecuencias nocivas inmediatamente, por lo que, muchas de ellas no son cuestionadas

cuando se comienza a ejecutarlas sino cuando se visibilizan los daños. Cuando esto ha

acaecido sólo queda una solución: la reparación en cuanto sea posible, atendiendo al

interés individual o colectivo que todos los seres humanos tenemos en que no se altere

de manera perjudicial el medio ambiente con la consecuente repercusión en nuestra

calidad de vida.

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El propósito que tiene por objeto el presente análisis del caso jurisprudencial

“Albera, Osvaldo O. y Otros c/ Gastaldi hnos. SAIYCFI – Ordinario (Expte. Nº

544900) – Sentencia definitiva número 54, (2014)”, es interpretar la importancia que

acarrea la aplicación de los principios rectores de la política ambiental regulados en el

artículo 4 de la ley 25.675, y la teoría de cargas probatorias dinámicas cuando existe

incertidumbre o dificultad de probar si un hecho, o la realización de una actividad, es

generadora de un daño que impacta de manera negativa en el medio ambiente y viola el

derecho constitucional de gozar de un ambiente sano.

II. RECONSTRUCCIÓN DE LA PREMISA FÁCTICA, HISTORIA


PROCESAL Y DECISIÓN DEL TRIBUNAL

En el proceso se cuestiona si el cuadro sintomatológico que presentó el Sr.

Albera fue producto del polvillo que quedaba suspendido en el aire por la actividad

realizada en la planta de la empresa agroindustrial demandada (Gastaldi Hermanos

S.A.I.Y.C.F.I), los matices que pueden diferenciar la verdad objetiva obtenida sin

ningún tipo de restricción, de la verdad procesal, (esto es a la que se arriba por medio de

las pruebas regularmente incorporadas al proceso), cuya estructura genera “limitaciones

probatorias”, “compensadas por la ayuda que brindan al juez las presunciones”, que a su

vez adquieren particular relevancia en los procesos relacionados con la responsabilidad

civil por daños ambientales. El Juzgado de Primera Instancia y Tercera Nominación en

lo Civil y Comercial de esta ciudad, a cargo del Dr. Rolando Oscar Guadagna, quien

con fecha tres de marzo de dos mil diez dictó la Sentencia número Treinta y tres , en la

que resolvió hacer lugar parcialmente a la demanda promovida por el señor Osvaldo

Oscar Albera y la señora Nélida Espíndola quienes reclamaron la indemnización de

perjuicios individuales derivados o producidos “de rebote” por el daño ambiental y

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condenar a Gastaldi Hermanos (SAIYCFI), a abonar a los actores dicha indemnización

en concepto de reparación de los daños y perjuicios reclamados, y ordenar a la Agencia

Córdoba Ambiente para que realice un informe de impacto ambiental de la actividad

desarrollada por la demandada en la planta descascaradora de maní y de acopio de trigo

y maíz que posee en la localidad de General Deheza y de resultar necesario, ejerza el

poder de policía y adopte y/u ordene las medidas necesarias para hacer cesar o corregir

la actividades degradantes o susceptibles de degradar o de perjudicar el ambiente. Sin

embargo esta decisión fue recusada por los demandados y los señores Vocales de la

Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de

Primera Nominación de la Segunda Circunscripción Judicial de Río Cuarto, resolvieron

definitivamente rechazar los recursos interpuestos por los imputados, confirmando en

todos sus términos la sentencia apelada.

III. RATIO DECIDENDI

Los señores Vocales de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil,

Comercial y Contencioso Administrativo de Primera Nominación de la Segunda

Circunscripción Judicial de la ciudad de Córdoba, compuesta por los vocales Eduardo

Héctor Cenzano y Rosana A. de Souza, quienes de forma unánime y atendiendo a los

argumentos jurídicos que a continuación expongo, resolvieron rechazar los recursos

interpuestos, confirmando en todos sus términos la sentencia apelada. No adhieren que

debe ser considerado un agravio que el Sr. Juez de primer grado haya impartido a la

Agencia Córdoba Ambiente las directivas individualizadas en la sentencia traída en

crisis, siendo que consideró suficientemente probado que la actividad desarrollada por la

demandada fue la causa de los daños sufridos por los accionantes en su integridad

psicofísica. Sostienen que el derecho ambiental irradia sus principios al proceso

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ambiental impropio (aquel en el que únicamente se reclama la indemnización de

perjuicios individuales, derivados o producidos “de rebote” por el daño ambiental)

resultando indiferente que la conducta dañosa sea lícita o ilícita. Dicho esto, la forma de

distribuir las cargas probatorias se encuentran en cabeza de quien se halla en mejores

condiciones de producirla (cargas probatorias dinámicas), comprende en la

determinación de esa cualidad, la ponderación de la mejor situación o posición

económica de ese litigante.

El señor vocal Cenzano sostuvo que en el proceso judicial no fue posible

conocer los hechos con absoluta certeza, obteniéndose en el mejor de los casos altas

probabilidades del acaecimiento de aquellos (La probabilidad proporciona así

fundamentos objetivos para el conocimiento empírico que no puede aspirar a la certeza

absoluta) que, al igual que las presunciones hominis, pueden ser desvirtuadas por

pruebas en contrario, que a su vez adquieren particular relevancia en los procesos

relacionados con la responsabilidad civil por daños ambientales. Sus conclusiones se

valieron de una “laxitud probatoria”, aplicando del principio precautorio que informa al

derecho ambiental.

Resolvieron por aplicación de lo dispuesto por el art. 1113, segundo párrafo,

segundo supuesto, del Código Civil, que se presume la relación de causalidad entre la

actividad riesgosa (realizada por la empresa demandada) y el perjuicio sufrido en la

salud por la persona expuesta al medio ambiente dañado, sin que la demandada haya

demostrado la ruptura total o parcial de ese nexo causal.

En cuanto al cuestionamiento de que no se condenó a la demandada a

indemnizar el daño ambiental argumentaron que en el proceso ambiental el juzgador

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está facultado a exorbitar el principio de congruencia sin mutar de un proceso

ambiental impropio a uno colectivo. Y en relación con las costas impusieron a los

apelantes las generadas por la tramitación de sus respectivas impugnaciones (conf. art.

130 del C.P.C.C.).-

IV. BREVES NOCIONES SOBRE LOS PRINCIPIOS PREVENTIVOS Y


PRECAUTORIOS

El Derecho Ambiental aparece como una nueva visión jurídica con autonomía

propia. Es una rama horizontal del ordenamiento en formación con características y

principios propios. Se lo denomina incluso un derecho preventivo “porque quiere evitar

que se generen daños en los componentes del ambiente (aire, agua o suelo) o se

degraden los recursos naturales, ya que las consecuencias para los seres vivos serían

nefastas. En materia ambiental, son necesarias aquellas acciones que se anticipan a

“prevenir cualquier tipo de degradación ambiental, en lugar de limitarse a verificar e

intentar, a posteriori, reparar, los daños ambientales” (Ames Vega, 2014:220). Los

principios preventivos y precautorios se encuentran regulados en el artículo 4 de la ley

general de ambiente Nº 25675:

Principio de prevención: Las causas y las fuentes de los problemas ambientales

se atenderán en forma prioritaria e integrada, tratando de prevenir los efectos negativos

que sobre el ambiente se pueden producir.

Principio precautorio: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible la

ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para

postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la

degradación del medio ambiente.

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Frecuentemente, se confunde el Principio Precautorio con el Principio

Preventivo, la diferencia sustancial radica en la certeza o no del riesgo que importa

determinada actividad, es una conducta racional frente a un mal que la ciencia puede

objetivar y mensurar. Mientras la precaución obra frente al riesgo dudoso, incierto, la

prevención lo hace frente al riesgo cierto.

V. CARGAS PROBATORIAS DINÁMICAS

En el proceso ambiental, a partir de la emersión de los principios preventivo y

precautorio, especialmente en virtud de este último, se produce una modificación en la

carga de la prueba de encuadre clásico según la cual es principio que todo aquel que

alega un hecho debe probarlo. La doctrina de las cargas dinámicas probatorias como

paliativo para aligerar la ímproba tarea de producir pruebas enrevesadas que, en ciertos

supuestos, se hacía recaer sin miramientos, sobre las espaldas de alguna de las partes

(actor o demandado) por malentender las reglas apriorísticas de distribución de la carga

de la prueba. Además la solidaridad social impone que el que se beneficia de los

adelantos tecnológicos sea quien enfrente la carga de probar la inocuidad de su

emprendimiento. (Martínez, 2008).

VI. PARTICULAS EN SUSPENSION Y SU IMPACTO EN LA SALUD

Según dos informes del consenso científico, realizado por el Prof. Jacques Kummer,

entre otros autores, publicados en 2003 - 2004 por la Organización Mundial de la Salud,

las partículas en suspensión (PM, del inglés Particulate Matter) son todas las partículas

sólidas y líquidas que se encuentran suspendidas en el aire, la mayor parte de las cuales

suponen un peligro. Esta mezcla compleja contiene, entre otras cosas, polvo, polen,

hollín y humo.

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Dichas partículas presentes en el ambiente son la causa de efectos dañinos para

la salud. Se ha demostrado que estas partículas afectan especialmente el aparato

respiratorio. Se concluyó que algunos colectivos son más propensos a tener problemas

de salud a causa de las partículas en suspensión presentes en el ambiente. Estos grupos

son, entre otros: las personas mayores, los niños, las personas con enfermedades

cardíacas y pulmonares preexistentes, los asmáticos y la población desfavorecida o con

una educación deficiente.

Algunos estudios realizados sobre poblaciones humanas sugieren que

determinadas fuentes emisoras de partículas en suspensión, están relacionadas con

efectos perjudiciales para la salud, aunque todavía existe incertidumbre en cuanto a

algunos aspectos. fEn este estudio, las incertidumbres se tuvieron en cuenta, pero no

pudieron cuantificarse en todas las respuestas. Se insistió en que, de acuerdo con el

principio de precaución y el principio preventivo, las incertidumbres no deben

considerarse como un motivo para no actuar si el riesgo potencial es elevado y las

medidas necesarias para reducir el riesgo tienen un coste razonable.

VII. FUNDAMENTOS JURISPRUDENCIALES DELPRINCIPIO


PREVENTIVO Y PRECAUTORIO EN EL DERECHO AMBIENTAL

Tal como se resuelve en la causa “Cortese, Fernando Esteban; y otros

S/Infracción art. 55 de la ley 24051 y 200 del Código Penal (2019)”, donde el Juzgado

Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nº 2 de San Nicolás decidió

que por las especiales particularidades que se plantearon en la causa , frente a la falta de

certeza científica respecto a la inocuidad de los productos vertidos para la población de

pergamino justifica la ampliación de las medida dispuestas en las distancias pretendidas,

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ya que no es posible soslayar que se trata de una situación extremadamente delicada y

sensible estando en juego la salud de niños y adultos de esa región, que se encontraban

expuestos a los agroquímicos. Los estudios de genotoxicidad realizados a las victimas

detectaron glifosato en sangre y orina de personas con un incremento en los marcadores

sanguíneos de daño cromosómico, sumado a los estudios de contaminación en barrios

de esa región. El criterio de la CSJN en materia ambiental se ha extendido respecto de

la aplicación del principio preventivo y que tal supuesto, correspondería delinearlo en

casos de peligro grave o irreversible, o de ausencia de información o certeza. Ello

permite interpretar que se debe recurrir al mismo principio cuando la contingencia

contenga cualidades y condiciones científicas que pueden eventualmente encontrarse en

pugna o debate o en el inicio o intento acerca de su discusión.

Otra sentencia a destacar es lo expuesto por la señora vicepresidenta doctora

Elena en la causa “Cruz Felipa y/ otros c/ Minera Alumbrera Limited y otros s/

sumarísimo (2016)”, cuando haya peligro de daño grave e irreversible la ausencia de

información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la

adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del

ambiente -arto 4° de la ley 25.675-.

VIII. POSTURA DEL AUTOR

Luego de haber desarrollado un arduo proceso de investigación, y coincidiendo

con la resolución adoptada de forma unánime del caso jurisprudencial analizado para

desarrollar mi trabajo final de grado, y atendiendo principalmente al artículo 4 de la ley

general de ambiente que consagra los principios preventivos y precautorios como

rectores fundamentales, y aludiendo también a la importancia que representa la correcta

aplicación de la teoría de las cargas probatorias dinámicas en esta materia , entiendo que

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debido al alto potencial de irreparabilidad de los daños ambientales es necesario tomar

medidas de urgencia en procura del medio ambiente ya que en las últimas décadas los

daños al medio ambiente se convirtieron en un interrogante en el plano no solo nacional,

sino internacional. En la causa traída a crisis, como existió inocuidad de las pruebas

arrimadas al proceso, no pudiéndose esclarecer con certeza científica si el cuadro

sintomatológico provocado en la salud de los accionantes fue causado por la actividad

desarrollada por la empresa agroindustrial, y al no haber sido estas presunciones

desvirtuadas por pruebas en contrario, considero correctamente justificada la sentencia.

Ya que en mi opinión, la sola posibilidad de riesgo debe ser suficiente para la

implementación de medidas, las que tendrán por finalidad impedir la creación de un

riesgo mayor, aunque sus efectos no sean acabadamente conocidos al momento. Lo

importante para este principio es la premura en el accionar ya que cualquier demora

puede resultar, a la larga, más perjudicial que cualquier acción temprana intempestiva.

Aceptando el tránsito hacia una carga de la prueba dinámica que nutre al proceso con

una dinámica más efectiva al permitir la colaboración en la producción de aquélla,

otorgándole a la vez un valor presuntivo a la prueba indirecta. (Cafferatta, 2004).

X. CONCLUSIÓN:

El daño ambiental es el que produce menoscabo en el medio ambiente, al que se

lo identifica como impacto ambiental, y que genera alteración perjudicial del mismo

afectando la calidad de vida. Esta consecuencia es, a su vez, generadora de otra

consecuencia que genera el denominado daño de rebote, es decir se produce un efecto

dominó que comienza con el primer daño y su correspondiente menoscabo y se produce

una cascada de daños que repercuten en la vida, la salud, la propiedad de los individuos

particulares. El problema es que las acciones que se desarrollan, que producen

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menoscabo, no siempre permiten que se detecten sus consecuencias nocivas

inmediatamente, por lo que, muchas de ellas no son cuestionadas cuando se comienza a

ejecutarlas sino cuando se visibilizan los daños. A lo largo del presente trabajo se

analizaron las cuestiones relacionadas a lo mencionado supra, quedando totalmente

claro que ante el interrogante de si una actividad está causando o no un daño en el

medio ambiente, generando así el mencionado efecto de rebote en la salud, vida o

propiedad de las personas es imprescindible remitirnos a la aplicación de los principios

rectores regulados en el artículo 4 de la LGA, el preventivo que es el motor que impulsa

el monitoreo constante para que no se produzcan hechos lamentables en primer lugar y

de no haber sido posible evitarlos, procurar que cese a la brevedad, tratando de

restablecer las cosas al estado en el que encontraban antes de la producción del evento

dañoso. Y el precautorio que dispone que se deban tomar todas las medidas que

permitan detectar y evaluar el riesgo reduciéndolo a un nivel aceptable y cuando sea

posible, eliminarlo. Lo que refleja que en un problema tan controvertido como el de

prueba, la relación causal que en materia de daños en general, tiene que ser

estrictamente probada, aquí suele ser de difícil realización, máxime si se tiene en cuenta

la perdurabilidad de los efectos nocivos de inquinamento y la posibilidad de su

expansión y propagación a grandes distancias del sitio de su generación. De allí que se

admita, en forma más o menos pacífica que, en esta materia, la relación causal pueda ser

probada por presunciones (Cafferatta, Basalú Parkinson). Llegando a considerar la

teoría de las cargas dinámicas como reglamentaria y esencial en la resolución de un caso

relacionado con el daño ocasionado al medio ambiente. En la causa “Albera, Osvaldo O.

y Otros c/ Gastaldi hnos. SAIYCFI – Ordinario (Expte. Nº 544900) – Sentencia

definitiva número 54, (2014)” como existió inocuidad de las pruebas arrimadas al

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proceso, no pudiéndose esclarecer con certeza científica si el cuadro sintomatológico

provocado en la salud de los accionantes fue causado por la actividad desarrollada por la

empresa agroindustrial, y al no haber sido estas presunciones desvirtuadas por pruebas

en contrario, obteniéndose en el mejor de los casos altas probabilidades del

acaecimiento de aquellos, no se consideró un agravio que el Sr. Juez de primer grado

haya impartido a la Agencia Córdoba Ambiente las directivas individualizadas en la

sentencia traída en crisis, ya que dichas presunciones adquieren particular relevancia en

los procesos relacionados con la responsabilidad civil por daños ambientales.

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X. BIBLIOGRAFÍA

Consensos científicos sobre la contaminación del aire – Partículas en


suspensión: Organización mundial de la salud, Prof. Jacques Kummer , et. (2003 -
2004) – Recuperado de https://www.greenfacts.org/es/particulas-suspension-
pm/index.htm

Constitución Nacional Argentina (1994) - Recuperado de


http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley n° 8465 - Código Procesal Civil y Comercial de la provincia de Córdoba


(1995) – Recuperado de http://web2.cba.gov.ar/web/leyes.nsf/v/LEY_8465

Ley 25.675 Política Ambiental Nacional – Ley General de Ambiente (2002) –


Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/75000-
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Principios generales del derecho ambiental – Academia Nacional de Derecho y


Ciencias de Córdoba, Varios autores (2017) - Recuperado de
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Teoría y realidad de la tutela jurídica del ambiente- Academia Nacional de


derecho y ciencias sociales de Córdoba, varios autores (2008) - Recuperado de
file:///C:/Users/Agos/Downloads/tutelajuridicadelmedioambiente.pdf

JURISPRUDENCIA:

Albera, Osvaldo O. y Otro c/ Gastaldi hnos. SAIYCFI – Ordinario, Excma.


Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de
Primera Nominación de la Segunda Circunscripción Judicial de Río Cuarto (2014) -
Recuperado de https://tuespaciojuridico.com.ar/tudoctrina/2014/11/19/albera-osvaldo-o-
y-otro-c-gastaldi-hnos-saiycfi-camara-de-apelaciones-en-lo-civil-y-comercial-y-en-lo-
contencioso-administrativo-de-primera-nominacion-rio-cuarto-cordoba-10914/

Cortese, Fernando Esteban; y otros S/Infracción art. 55 de la ley 24051 y


200 del Código Penal, Juzgado Federal Nº 2 de San Nicolás (2019) - Recuperado de
https://www.diariojudicial.com/public/documentos/000/086/081/000086081.pdf

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Cruz Felipa y/ otros c/ Minera Alumbrera Limited y otros s/ sumarísimo,
CSJN (2016) – Recuperado de
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoByIdLinksJSP.html?i
dDocumento=7283852

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