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Esteban Echeverría

Por lo demás, no se oculta a los americanos q ue en una


sociedad como la española, para reconstruir las creencias
y rea l i za r el prog reso nor ma l, sea necesa r io “i njer ta r
las nuevas ideas en las ideas a ntig uas”; y sólo pod r ía n
ex tra ña r q ue la joven Espa ña no sepa aprovecha rse de
esa ventaja i n mensa de a ntig uas tradiciones q ue l leva a
la A mérica, para reconstr uir y engendrar, antes q ue ella y
mejor q ue ella, algo nuevo y original en política, en arte,
en l iterat u ra, q ue se asemeje a lo q ue h izo la glor ia de
la v ieja Espa ña. Pero mejor q ue el señor Ga lia no deben
saber los america nos q ue la sociedad espa ñola no es la
sociedad a merica na, sometida a cond iciones d iferentes
de pro g re s o, y q ue n ad a t ie ne q ue h ac er l a t rad ic ión
c olon ia l, de s pót ic a, en q ue el pueblo era cero, c on el
principio democrático de la revolución americana, y q ue
ent re aq uel la t rad ición y es te pr i ncipio, no hay i njer to
n i t ransacción posi ble; por eso, si reconocen y adopta n
alg una tradición como legítima y regeneradora, tanto en
política como en literatura, es la tradición democrática de
su cu na, de su origen revolucionario; y no sabemos q ue
la literatura española tenga nada de democrático.
Además, la í ndole objetiva y plástica de la l iterat u ra
y en pa r t ic u la r del a r te es pa ñol 21 , no se av iene con el
carácter idealista y profundamente subjetivo y social q ue,
en concepto nuestro, revestirá el ar te a merica no, y q ue
ha empezado a manifestar en alg u nas de sus reg iones y
especia l mente en el Plata. E l a r te espa ñol da ca si todo
a l a for m a , a l e s t i lo; e l a r te a mer ic a n o, de mo c rát ic o,
si n desconocer la for ma, pu l iéndola con esmero, debe
bu sca r en la s prof u nd idades de la conciencia y del
corazón el verbo de una inspiración q ue armonice con la
virgen, grandiosa naturaleza americana.

21   Aunque no ignoramos que la palabra Arte en su acepción filosófica comprende la


poesía, la música, la pintura, la escultura, la arquitectura, etc., la usamos aquí significando la
poesía en todas sus formas, como la primera de las bellas artes por su importancia. (E. E).

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Ojeada retrospectiva

El único legado q ue los americanos pueden aceptar y


aceptan de buen grado de la España, porq ue es realmente
precioso, es el del idioma; pero lo acepta n a cond ición
de mejora, de t ra n sfor mación prog resiva, es deci r, de
emancipación.
L o s e s c r itore s a mer ic a no s ta mp o c o ig nora n , c omo
el señor Ga l ia no, q ue está n v iv iendo en u na época de
t ra n s ic ión y pre pa rac ión , y s e c on te n ta n c on ac o pi a r
materia les para el por venir. Presienten q ue la época de
verdadera creación no está lejana; pero saben q ue ella no
asomará sino cuando se difundan y arraig uen las nuevas
creencias sociales q ue deben ser vir de fundamento a las
nacionalidades americanas.
L a s d i s t i nta s n ac ione s de la A mér ica del Sud, c uya
identidad de origen, de id ioma y de estado socia l
democrát ico encier ra muchos gér menes de u n idad de
prog reso y de civ i l i zación, está n desde el pr i ncipio de
e m a n c i pac ió n d e l a E s pa ñ a o c u pad a s e n e s e p e n o s o
t ra bajo de d i f u sión, de en sayo, de especu lación
preparatoria, precursor de la época de creación fecunda,
or ig i n a l, mu lt i for me, e n n ad a pa re c id a a la e s pa ñola,
y n o p o c a s f a t i g a s y s a n g re l e s c u e s t a d e s a s i r s e d e
las l igadu ras en q ue las dejó la Espa ña pa ra poder
desembarazadas por la senda del progreso.
E l señor Ga l ia no, q ue d ice per tenecer a la esc uela
f i lo s ó f i c a c u y a s d o c t r i n a s pro p a g a , n o d e b e ig n or a r
q ue en las épocas de transición, como la en q ue está n la
España y la A mérica, rara vez aparecen genios creadores
en literatura; porq ue el genio, q ue no es pla nta parásita
ni exótica, sólo puede beber la vida y la inspiración en la
fuente primitiva de las creencias nacionales.
Con la clave, pues, de las doctrinas de su escuela y el
conocimiento del estado social de la A mérica, se habría,

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Esteban Echeverría

el señor Galiano, explicado el atraso de su literatura, más


fáci l mente q ue haciendo u na apl icación i nadecuada de
las vistas de Chasles sobre la literatura norteamericana a
una sociedad q ue nada tiene de análogo con aq uélla.
E l señor Ga l ia no tend rá bien presente lo q ue era la
E spa ña i nq u i sitor ia l y despót ica; pues bien, ca lcu le lo
q ue sería la A mérica colonia l, hija espuria de la Espa ña
y deduzca de ahí si puede haber pu nto de analogía entre
la sociabilidad hispano y angloamericana.
El señor Galiano, bajo la fe, sin duda, de Mr. Chasles,
asienta q ue la literatura nor tea merica na “vegeta en u na
decente medianía”; pero si tal aserción es permitida a un
escritor fra ncés relativa mente a la literatu ra de su país,
no nos parece ad misible en u n literato espa ñol, porq ue,
¿q ué nom bre s mo der no s e s pa ñole s op ond rá e l s e ñor
Galiano a los de Frank lin, Jefferson, Cooper, Washing ton
Ir v i ng, celebridades con sa nción u n iversa l en Eu ropa y
en A mérica?
Verdad es q ue a lg u nos ra mos de la literatu ra no ha n
medrado en los Estados Unidos; pero eso es porq ue a l lí
s e h a l l a p or mejor re a l i z a r e l p e n s a m ie n to y l lev a r a
la mejora del bienesta r i nd iv idua l y socia l la ac t iv idad
de la s facu ltades, q ue en E spa ña y ot ros pa í ses se
ma lgasta n en estér i les especu laciones l itera r ias; y esa
tendencia emi nentemente democrática y profu ndamente
c i v i l i z a d o r a d e l a s o c i e d a d n o r te a m e r i c a n a , q u e h a
desarrollado en poco tiempo sus fuerzas de un modo tan
colosal, se manifiesta, aunq ue en peq ueño, en la A mérica
del Sud, por la nat u ra leza democrática de sus pueblos;
y es otra de las causas q ue pudo tener en v ista el señor
Galiano para explicar la insig nificancia de su literatura.
Pensamos también q ue una ojeada retrospectiva sobre
s u pro pi o p a í s , h a br í a c o n d u c i d o a l s e ñ or Ga l i a n o a

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Ojeada retrospectiva

explicación más plausible q ue la q ue nos ha presentado.


¿P u e d e e l s e ñ o r G a l i a n o c i t a r m u c h o s e s c r i t o r e s y
pen sadores em i nentes desde la época de oro de la
l iterat u ra espa ñola q ue aca ba n con Ca lderón, Moreto y
Tirso, hasta pri ncipio de nuestro siglo? Y si en cerca de
dos centurias ha asomado apenas u no q ue otro destel lo
d e v i d a n u e v a y o r i g i n a l e n l a l i te r a t u r a d e s u p a í s ,
¿cómo es q ue extraña el señor Galiano esté en “mantilla”
la l iterat u ra a mer ica na, nacida ayer y con vei nte a ños,
s e g ú n s u c u e n t a , d e p a c í f ic a i n d e p e n d e n c i a? ¿C ó m o
q uiere q ue en A mérica, seg regada por u n océa no de la
Europa, en esta A mérica semibárbara, porq ue así la dejó
España, y continuamente despedazada por conv ulsiones
intestinas, haya todavía literatura?
¿Qué libro extraordinario ha producido la emigración
espa ñola de los a ños 13 y 23, compuesta de las mejores
capacidades de la penínsu la y diseminada en las
c a p i t a l e s e u ro p e a s , e n e s o s g r a n d e s y e s t i m u l a n te s
ta l leres de civ i l ización hu ma n ita r ia? ¿No hemos v isto a
Ma r t í nez de la Rosa en med io de ese g ra n mov i m iento
de e m a n c i pac ión l i tera r i a q ue h a t ra ído e n p o s de s í
u na t ra n sfor mación completa de la l iterat u ra f ra ncesa,
cerra ndo la vista y el oído a la i n mensa ag itación q ue lo
rodeaba, ocuparse en parafrasear la poética de Horacio,
de B oi leau y ot ros, y en a na l i za r y desmenu za r con el
e s c a l p e l o d e l a m á s e s té r i l y p o b re c r í t i c a , a l g u n o s
idilios y anacreónticas de la antig ua literatura española?
Y, por ú lt i mo, ¿q ué escr itor espa ñol contemporá neo ha
sido traducido en el extranjero y ha conq uistado el lauro
de la celebridad europea?
E n v i s ta de e s to s ejemplo s de s u pa í s, ¿q ué pue de
ha l la r i nex pl ica ble el señor Ga l ia no en el at ra so de la
literatura americana, sin necesidad de ocurrir a doctrinas
f i losóf ica s y a cotejos i nadec uados; n i q ué ex t ra ño es

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Esteban Echeverría

ta mpoco no haya n l le gado a s u s ma nos mucha s obra s


muy notables de escritores americanos...?

¿Cuál es la escuela literaria española contemporánea?


¿C u á le s s o n s u s d o c t r i n a s? L a s f r a n c e s a s . ¿Q u é m á s
puede hacer la pobre A mérica q ue beber como la España
en esa grande piscina de regeneración humanitaria, ínter
t ra baja con med ios i n f i n ita mente i n fer iores a los de la
España por emanciparse intelectualmente de la Europa?
¿C ómo q u iere, pue s, el s e ñor Ga l ia no q ue ex i s ta u n a
escuela literaria americana, si la España no la tiene aún,
ni q ue vaya la A mérica a buscar en España lo q ue puede
da rle f lamante el resto de la Eu ropa, como se lo da a la
España misma?

Si el c r i sol e s pa ñol f uera como el c r i sol f ra ncé s, si


las ideas fra ncesas a l pasar por la i nteligencia espa ñola
sa liesen más depu radas y completas, pod ría n los
a mer ica nos i rlas a busca r a Espa ña; pero, a l contra r io,
a l l í s e a c h i c a n , s e d e s v i r t ú a n , p orq u e e l e s p a ñ o l n o
posee esa ma rav i l losa facu ltad de asi m i lación y de
perfección q ue caracteriza al genio francés.

Si n em ba rgo, la A mér ica, obl igada por su sit uación


a f r a te r n i z a r c o n to d o s l o s pu e b l o s , n e c e s i t a n d o d e l
auxilio de todos, simpatiza profundamente con la España
prog resista, y desearía verla cua nto a ntes en estado de
poder recibir de ella en el orden de la ideas, la inf luencia
benefactora q ue ya recibe por el comercio y por el mutuo
cambio de sus producto industriales.

S e n t i m o s e n v e r d a d q u e e l s e ñ o r Va r e l a , c u y a
capacidad reconocemos como todos, haya dado el pase
y e n c ier to mo do autor i zado c on l a pu bl ic ac ión e n s u
diario y con su silencio, las erradas opi niones del señor
Galiano. Nadie más idóneo q ue él para refutarlas, porq ue

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Ojeada retrospectiva

cont ra ído mucho t iempo hace a est ud ios sobre nuest ra


revolución, debe conocer a fondo las causas q ue se ha n
opuesto y se oponen a l prog reso de nuest ra l iterat u ra.
Recorda mos con este motivo q ue a lg u ien ha ex tra ñado
no mencionásemos las tareas históricas del señor Varela,
como lo hemos hecho con las de otros compatriotas. La
obser vación es justa; pero ha sido porq ue nos propusimos
hablar solamente de lo q ue hemos visto y examinado.
Hu biéra mos deseado más a ncho espacio q ue el
de u na nota pa ra entender nos con el señor Ga l ia no, y
agradecerle sus desvelos por el progreso de la literatura
a merica na; pero nos pa rece basta nte lo d icho pa ra q ue
comprenda q ue los a mer ica nos sa ben muy bien donde
deben buscar el pri ncipio de vida, ta nto de su literatura
como de su sociabilidad; y este escrito se lo probará en
peq ueño, a l señor Ga lia no, y a los q ue piensen como él
en España y en A mérica.

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Impreso por orden de

Noviembre 2009

Carlos Pellegrini 211 P.A.


Tel: 0353 - 4539145
Villa María - Córdoba
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Universidad Nacional de Villa María

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