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Utopía y Praxis Latinoamericana

ISSN: 1315-5216
utopraxis@luz.ve
Universidad del Zulia
Venezuela

Sarlo, Beatriz
Reseña "La Escuela de Fráncfort" de Rolf Wiggershaus
Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 15, núm. 50, julio-septiembre, 2010, pp. 133-137
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27915750013

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Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 15, No. 50 (2010), pp. 129 - 142 133

En la actual situación mundial caracterizada se completa con una información exhaustiva de su


por la diversidad cultural, el pluriverso étnico y el bibliografía y, en algunos casos, de los estudios so-
pluriverso religioso, la teología de la liberación se bre ellos. Este capítulo ocupa casi dos terceras partes
está configurando como teología intercultural e inte- de la obra (pp. 219-534) y ha contado con las aporta-
rreligiosa de la liberación en los Foros Mundiales de ciones y sugerencias de no pocos de los autores y au-
Teología y Liberación (Porto Alegre, 2005; Nairobi, toras estudiados, como se apreciará fácilmente de la
2007; Belem de Pará, 2009), donde se han puesto las lectura.
bases para el desarrollo de una teología, una espiri- Cuarenta años después de su nacimiento, la
tualidad y una ecología para “Otro Mundo Posible” Teología de la Liberación sigue viva, se reconstruye
en sintonía con el Foro Social Mundial y sus proyec- como teología contrahegemónica y crítica del impe-
tos alterglobalizadores. Destacan a este respecto los rialismo teológico, incorpora nuevas categorías so-
dos capítulos dedicados a los Foros de Porto Alegre y ciológicas y teológicas, se reformula en los actuales
Nairobi respectivamente: “Teología para otro mun- procesos históricos de liberación y plantea desafíos
do posible” “¿Y si África rechaza el mercado?” Son irrenunciables a las iglesias, a las teologías, a las so-
textos que no pueden pasarse por alto y que provocan ciedades y a los movimientos sociales del Primer
un impacto especial en el lector por su rigor analítico Mundo. A ellos han de responder desde la intercultu-
y por su fuerza profética. ralidad y el diálogo interreligioso, desde una meto-
La obra presta especial atención a las nuevas dología inductiva y una epistemología inclusiva de
y más importantes tendencias actuales del nuevo pa- todos los saberes, desde una cultura de resistencia
radigma teológico: teología feminista, ecológica, in- frente a la globalización neoliberal y una ética de la
dígena, afroamericana, campesina, económica e in- solidaridad, desde la afirmación de la igualdad y el
terreligiosa de la liberación, cuyas líneas fundamen- reconocimiento de la diferencia.
tales expone desde el más profundo respeto a su pro- La obra ha sido escrita en su mayor parte du-
pia metodología y el reconocimiento a su creatividad rante las frecuentes estancias del teólogo Juan José
teológica. A través de estas teologías la TL se re-con- Tamayo en varios países de América Latina. De-
textualiza en el nuevo escenario político y religioso, muestra, por ello, un profundo conocimiento de la
muy diferente del de sus orígenes hace más de cua- realidad latinoamericana y ofrece una información
renta años. Es quizás la parte más innovadora del li- exhaustiva de la bibliografía sobres el tema. Como
bro en la que aparecen los nuevos sujetos emergentes dato de especial relevancia cabe destacar que el pró-
de transformación social y se dan a conocer los teólo- logo está redactado en dos lugares emblemáticos de
gos y teólogas de la tercera generación, poco conoci- las dos teologías contrahegemónicas de la libera-
dos todavía fuera de América Latina, pero con una ción: Machu Picchu, donde nació la teología contra
proyección internacional asegurada en el futuro el Imperio español, y el Cerro San Cristóbal en Lima,
dado su rigor metodológico. en la parroquia de Gustavo Gutiérrez, donde cinco
Pero el capítulo donde el autor demuestra siglos después nació la nueva teología de la libera-
ser uno de los mejores y más profundos conocedo- ción contra el actual Imperio. Esa doble ubicación
res mundiales de la teología latinoamericana de la constituye otra prueba más de la importancia de esta
liberación es el que dedica a la exposición de las obra, que compagina el rigor científico con la opción
principales aportaciones de veinticinco represen- por los pobres, el trabajo hermenéutico con el com-
tantes latinoamericanos de dicha teología y de su promiso ético, la razón anamnética de los condena-
precursor Bartolomé de Las Casas, a quien presen- dos de la tierra con la propuesta de la utopía de la li-
ta, certeramente, como “precursor del diálogo inter- beración.
cultural y de la teología de la liberación”, funda-
mentando dicha aseveración en textos lascasianos
de gran lucidez. He aquí sus nombres: Rubem Rolf WIGGERSHAUS. La Escuela de Fráncfort.
Alves, Hugo Assmann, Mª Pilar Aquino, Leonardo FCE, México, 2010.
Boff, Clodovis Boff, Père Casaldáliga, Josep Com-
blin, la revista feminista Conspirando (Chile) (re- Beatriz SARLO, Universidad de Buenos Aires,
dactado por la teóloga venezolana Gladys Parente- Argentina.
lli), Enrique Dussell, Ignacio Ellacuría, Segundo
Galilea, Yvone Gebara, Gustavo Gutiérrez, Franz
Himkelammert, Diego Irarrázaval, José Míguez El último capítulo del marxismo filosófico
Bonino, José Porfirio Miranda, Jung Mo Sung, Pa-
blo Richard, Julio de Santa Ana, Juan Carlos Scan- Inútil buscar una definición sintética de la
none, Juan Luis Segundo, Ion Sobrino, Paulo Escuela de Fráncfort. Existieron diferencias (no
Suess, Elsa Tamez. Ciertamente son todos los que siempre las mismas ni en el mismo momento) entre
están, aunque quizás no estén todos los que son. El sus integrantes más ilustres como Theodor W. Ador-
análisis de cada teólogo y teóloga, al que dedica en no, Max Horkheimer y Herbert Marcuse. Cada uno
torno a diez páginas en apretada y rigurosa síntesis, de ellos exploró a su manera y con distintos acentos
la dialéctica, el marxismo y el freudismo. Algunos
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hicieron sus contribuciones más profundas en la de allí la fundación metodológica y teórica de un pro-
estética y otros, en lo social. Finalmente, un nombre yecto que investigara las relaciones de economía, so-
icónico, como el de Walter Benjamin, no perteneció ciedad y cultura.
realmente al Instituto que fue la base administrativa Como queda ampliamente probado por Rolf
de la Escuela; y la teoría de la acción comunicativa Wiggershaus, la llegada de Horkheimer fue inespe-
de Jürgen Habermas no es una consecuencia inevita- rada, estratégicamente astuta y finalmente providen-
ble del pensamiento de sus mentores de juventud. cial. Con todo detallismo, Wiggershaus cita las car-
Sin embargo, casi todos creemos saber de tas, las instrucciones y las observaciones ministeria-
qué se habla cuando se menciona a la Escuela de les que armaron el tinglado en el cual pareció pru-
Fráncfort y la Teoría Crítica. Versiones difundidas dente aprovechar la enfermedad de Grünberg para
en el sentido común culto fusionan las posiciones imprimir un giro.
de Adorno sobre estética y su intervención decisiva En la extensa lista de nombres que protagoni-
en el campo de la música moderna, la mirada deta- zan o son figuras secundarias de este primer capítulo,
llista e innovadora de Benjamin sobre la cultura ur- Wiggershaus ofrece pruebas de una recurrencia: son
bana y material, la gran suma filosófico-histórica de muchos los judíos (conservadores o liberales, pero
Horkheimer y Adorno sobre la razón ilustrada, las siempre ilustrados y de sentimientos profundamente
exploraciones de Marcuse sobre la subjetividad en alemanes, es decir, judíos integrados), burgueses ur-
el capitalismo. Ellos, los francfortianos, discutieron banos, grandes comerciantes o industriales con incli-
largamente mientras mantenían una identidad que, naciones a la acción pública prestigiosa y el mece-
pese a los conflictos, es rara en otros grupos. Son un nazgo de las artes y las ciencias.
mosaico, pero los unía una tarea común que hoy ya
podemos definir (sin olvidar, por supuesto, el pro- Aunque Wiggershaus no lo subraya espe-
yecto de Sartre) como el último gran capítulo de la cialmente, es significativa esta tipología porque,
dialéctica, el último capítulo posible del marxismo frente a ella, las persecuciones del nazismo, que su-
filosófico. cederían muy pocos años después, no se vuelven in-
comprensibles para quienes las desataron, pero sí,
en gran medida, para quienes las padecieron en esta
Los comienzos franja que no estaba habituada ni a la segregación ni
al desprecio.
En 1940, murió, después de años de parálisis
física e inhabilidad mental, el primer director del Personalidades
Instituto para la Investigación Social que se fundó en
1924 con dinero aportado por Felix Weil, hijo de un Después del “relato de comienzos”, se pasa a
exportador de cereales que se había enriquecido en la las biografías tempranas de los principales integran-
Argentina. Los tres años y medio que lo dirigió Carl tes del grupo: desde las novelas escritas por Horkhei-
Grünberg son un comienzo. Las autoridades univer- mer en su juventud a la formación judaica y psicoa-
sitarias alemanas miraban con desconfianza a ese nalítica de Erich Fromm, que se plantea el cruce teó-
Instituto financiado por un joven mecenas marxista, rico entre la teoría de los instintos y la teoría de cla-
que promovía un programa marxista de investigacio- ses, y termina fijando en el Instituto la primera sede
nes y repartía sus becas entre estudiantes también universitaria del psicoanálisis en Alemania.
marxistas, muchos de ellos militantes del Partido Co- Estas detalladas e interesantes “vidas franc-
munista. fortianas”, de todos modos, interrumpen el curso de
Providencialmente, la enfermedad de Grün- una historia. Arman un friso biográfico, donde no es
berg hizo posible un nuevo comienzo. Cuando, en posible detenerse en lo que quizás hubieran sido al-
1930, dejó la dirección del Instituto, el nombramien- gunos paralelos significativos (Horkheimer como
to de un casi desconocido Max Horkheimer fue una una especie de Engels joven y judío, por ejemplo, po-
decisión administrativa que contenía en su centro el niendo de manifiesto, por si hiciera falta una vez
futuro institucional de la Teoría Crítica. Los anales más, la pertenencia de los judíos al suelo de la cultura
del Instituto pasaron a llamarse Zeitschrift für So- alemana, y también las insospechadas superviven-
zialforschung, nombre que se volvió clásico. En su cias de romanticismo social en sus obras juveniles).
conferencia inaugural, Horkheimer establecía un de- Quizás, el intercalado de las vidas en curso de forma-
licado equilibrio entre el programa francamente mar- ción intelectual no haya sido la mejor estrategia ex-
xista de su antecesor (suscripto por el mecenas Weil) positiva, aunque cada vida tomada en sí misma es in-
y una fórmula que pudiera sonar aceptable en el me- teresante como una miniatura. Otra estrategia de ex-
dio universitario alemán que, aunque singularmente posición habría partido de los grandes teóricos leídos
avanzado en Fráncfort, de todos modos no habría to- por casi todos, como Lukacs o Korsch o Weber, para
lerado por mucho tiempo un programa de investiga- delinear un trayecto común a la época.
ción exclusivamente centrado sobre el marxismo. Sin embargo, aunque las biografías juveniles
Así, Horkheimer se refiere a la filosofía clá- interrumpan la historia de los primeros años del
sica alemana, a la idea de totalidad en Hegel y extrae Instituto, abren una perspectiva desde la que se com-
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prueba que allí se reunieron tendencias que estaban les como Kracauer, disidencias pequeñas pero signi-
un poco por todas partes en la izquierda marxista ale- ficativas que terminaron en separaciones, como con
mana intelectual y juvenil, que se consolidaron por- Erich Fromm. Ambos, Adorno y Horkheimer, sen-
que el Instituto les dio una adscripción académica y tían en cambio una rara atracción por Benjamin, pre-
el dinero que la universidad de Fráncfort no habría cisamente el que no llegó nunca al exilio.
invertido. Wiggershaus deja dos cosas en claro. La pri-
El capítulo donde transcurren estos primeros mera, más indiscutible por menos teleológica, es que
años lleva el nombre significativo pero intrigante de tanto Horkheimer como Adorno estaban fascinados
“El ocaso” (Dämmerung, que la edición en inglés con Benjamin, y se lo comunicaban mutuamente en
traduce, menos herméticamente, por “Amanecer”, varias cartas de 1936, aunque quizá nunca pensaron
tal como lo permite la palabra alemana). El título es que pudiera integrarse del todo a la empresa común,
el de un libro de Horkheimer, publicado en 1934, por la persistencia en Benjamin en “conceptos teoló-
donde Wiggershaus encuentra la prueba de que tenía gicos” insertados en una filosofía donde tampoco
ya el programa de una filosofía futura y de una “teo- terminaba de reconocerse la dialéctica. La segunda,
ría científica de la sociedad”. Ese programa atravesó que era casi inevitable que Adorno y Horkheimer ter-
más de tres décadas, como convicción, como prome- minaran trabajando juntos en la Dialéctica de la Ilus-
sa, como horizonte discutido por la propia Teoría tración, como si el nazismo, los desencuentros del
Crítica. José Sazbón, gran especialista argentino año 34, en que uno ya estaba en Nueva York y el otro
desparecido hace dos años, sintetizó el conflicto fi- todavía tentado en seguir una carrera como crítico
nalmente generado por la idea de totalidad que los li- musical en Alemania, hubieran sido detalles de una
neamientos de Horkheimer compartían con Lukacs. historia empírica que nunca llegaron a poner en peli-
Sazbón concluye que el hegelianismo totalizante del gro esa obra esencial. Sin embargo, Wiggershaus
programa de Horkheimer se “dislocará” en las vías también muestra que Horkheimer, siempre tajante en
recorridas por muchos francfortianos: el psicoanáli- sus intervenciones como organizador, vaciló entre
sis, la antropología, la crítica nietzscheana una colaboración filosófica de gran alcance con
Las historias intelectuales que incluye Wig- Adorno y el camino multidisciplinario inscripto en el
gershaus en este primer capítulo son una demostra- programa fundador nunca abandonado, incluso
ción de que, desde el comienzo, la teoría crítica era cuando el Instituto regresó a su primera sede alema-
mucho más y mucho menos de lo que prometía. Lo na después de la guerra.
muestra el itinerario, en los años veinte, de Theodor
Adorno, que hace un pasaje breve y frustrante por el
Diálogos en el exilio
Instituto, se va a Berlín donde tiene una relación
fundamental con Benjamin y regresa para trabajar Durante el período norteamericano, esa vía
con Paul Tillich y establecerse en ese marco institu- multidisciplinaria hizo posible la alianza con Paul
cional, aunque desconfiando o recusando la idea de Lazarsfeld, trazando un desvío más académico y em-
una totalidad inalcanzable en la filosofía contempo- pirista. Eran, sin embargo, hombres de texturas inte-
ránea. lectuales muy diferentes: Lazarsfeld, cuando en
Pero un verdadero ocaso, no simplemente el 1938 Adorno se sumó al proyecto de investigación
de la idea hegeliana de totalidad, amenazaba a los jó- sobre la radio y sus efectos, le estampó el estereotipo
venes de Fráncfort. El mismo día en que Hitler fue del “profesor alemán que, no obstante, dice una can-
nombrado canciller del Reich, las SA (tropas de cho- tidad de cosas interesantes”. Por esta misma extrañe-
que de camisas pardas) se apoderaron de la casa de za de origen y formación, Horkheimer se ve obligado
Horkheimer. Comenzó el exilio que llevó a los franc- a explicar varias veces por qué la Zeitschrift für So-
fortianos a Estados Unidos. Adorno, siempre si- zialforschung siguió siendo publicada en alemán
guiendo un camino diferido o diferente, intentó una hasta 1939, evitando las traducciones siempre peli-
carrera en Oxford, donde se lo ubicó, para su humi- grosas (por su tendencia a las “simplificaciones y po-
llación, en el lugar del estudiante de doctorado. Wig- pularizaciones”), y también porque en ese momento
gershaus cita largamente la correspondencia de 1934 era la única revista independiente publicada en esa
entre Adorno y Horkheimer: “Usted (le escribe lengua. Precisamente en su último número en ale-
Horkheimer) si no ha cambiado mucho, es una de las mán, se publicó un artículo de alto impacto de Hork-
pocas personas de las cuales el Instituto y la especial heimer: “Los judíos y Europa”.
tarea teórica que busca cumplir tienen algo que espe- Es característico del relato de Wiggershaus
rar en el plano intelectual”. recorrer cuántos caminos laterales aparezcan. El pro-
Aunque la afirmación fuera, en ese momen- yecto inconcluso de Benjamin sobre París, capital
to, injusta con Erich Fromm, todo acontece en el rela- del siglo XIX es abordado en una pequeña monogra-
to de Wiggershaus como si Horkheimer conociera el fía intercalada en uno de los capítulos dedicados al
borrador del futuro o como si algunos rasgos perso- Instituto en Estados Unidos. Con excelentes fuentes
nales de Adorno alcanzaran para explicarlo. “Fija- documentales sigue el tortuoso itinerario del inter-
ciones” o celos, desconfianza hacia otros intelectua- cambio entre Adorno y Benjamin, y las objeciones
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de Horkheimer, que son menos significativas. Sin sino también grandes nombres como Margaret Mead
duda, el intercambio entre Adorno y Benjamin es un o Robert Merton. Wiggershaus, al compilar esos
punto muy alto de debate y colaboración, de desa- nombres, pone en evidencia que, originarios de
cuerdo, reconocimiento y también ceguera, pero sur- Fráncfort, sólo quedaban Adorno y Horkheimer,
ge el legítimo interrogante de si también lo fue en la además de Leo Löwenthal. En las infinitas manio-
historia del Instituto, donde Benjamin no aparece bras que exigió la aceptación del proyecto queda de
nunca como una figura central, sino como aquel inte- manifiesto no sólo la destreza administrativa de
lectual magnético que atrae a algunos de sus miem- Horkheimer sino también la inserción lograda en el
bros. exilio.
Otro ejemplo de excelente análisis intercala-
do es el de Filosofía de la nueva música; Wiggers-
El regreso
haus rastrea las razones del extraordinario impacto y
la “felicidad intelectual” que el texto de Adorno le Llega, justo en ese momento, el fin de la gue-
produjo a Horkheimer. Esas páginas, como las dedi- rra. Quienes, como Marcuse, trabajaban en agencias
cadas a Benjamin, son también intermezzi felices de los Estados Unidos especializadas en los proble-
dentro del tono predominante de análisis de relacio- mas del conflicto, se quedaron sin trabajo y Horkhei-
nes intelectuales e institucionales. La tercera inser- mer les hizo saber que no les estaban esperando sus
ción monográfica de estas características es dedica- antiguos puestos, aunque el futuro de la Zeitschrift
da a la génesis y discusión de Dialéctica de la Ilus- ocupara a Marcuse tanto como a él y a Adorno. En la
tración, esa obra magna que se convierte en una cla- nueva situación, la revista podía recuperar un espa-
ve de bóveda del proyecto, recoge líneas inconclusas cio público europeo que estuvo clausurado durante
del pensamiento benjaminiano y le da una centrali- el nazismo. Europa, visitada en esos años de posgue-
dad a Horkheimer y Adorno, desplazando hacia rra, puede que “esté condenada por la historia”, pero
otros espacios, de manera definitiva o por bastantes “el hecho de que todavía existe pertenece también a
años, a Fromm, Pollock y Marcuse. la imagen histórica y abriga la débil esperanza de que
El libro de Wiggershaus es una historia de la algo de lo humano sobreviva” (escribía Adorno a
línea central y de múltiples caminos laterales. Cada Horkheimer en 1949).
una de las ocasiones en que Adorno disiente con Muchos de los exiliados regresaron. En este
Horkheimer (por ejemplo acerca del ensayo de Mar- punto del relato de Wiggershaus podría hacerse un
cuse sobre el carácter afirmativo de la cultura, para señalamiento. Su historia es increíblemente detalla-
mencionar sólo un caso), prueba que el mismo térmi- da en lo que concierne a la génesis de obras y proyec-
no de Escuela es poco apropiado. Parece mejor, refe- tos; los desplazamientos internos del grupo por afini-
rirse al Instituto, ya que esta denominación adminis- dades filosóficas y personales; y las infinitas tácticas
trativa y académica no establece los mismos compro- ensayadas frente a las instituciones norteamericanas
misos de unidad que estuvo siempre amenazada por en los planos financiero y académico. Una dimen-
las desavenencias filosóficas de un grupo que se di- sión se extraña en toda esta prodigiosa reconstruc-
ferencia a medida que pasa el tiempo. ción: la del campo del exilio en su conjunto y la del
Pero las disensiones no fueron solamente impacto en estos europeos pura cepa de la sociedad
teóricas o metodológicas. Sobre todo en los Estados americana en la que se insertaron. En este punto, el
Unidos, en los difíciles años de fines de los treinta y relato, que sigue todos los desvíos necesarios, no se
comienzos de los cuarenta, cuando llegan definitiva- propone la reconstrucción de una escena más amplia.
mente todos los emigrados, valen también los con- Digamos que no es suficientemente materialista en
flictos por la escasez de fondos; los manejos finan- lo que concierne al paisaje urbano, cultural y social
cieros de Horkheimer que, secretamente, se reserva en el que los exiliados vivieron y que había provoca-
una parte importante de los de la Fundación que ha- do en ellos el famoso reflejo del “espléndido aisla-
bía financiado al Instituto en Alemania; su tenacidad miento”.
para presentar proyectos que intersectaran aquello Esa ausencia de atmósfera no ocurre, en cam-
que los financiadores académicos americanos y tam- bio, en el comienzo del sexto capítulo, el del regreso
bién del American Jewish Committee podían aceptar definitivo a Fráncfort. El choque es violento porque
y lo que la gente del Instituto podía y se interesaba en los hombres del Instituto habían emigrado de una
hacer. Horkheimer, por otra parte, incitaba a los Alemania donde la cultura producida por judíos e in-
miembros con quienes simpatizaba menos a buscar fluida por ellos era esencial. La nación dividida a la
sus medios de vida en otras agencias, especialmente que regresaban les presenta sólo el vacío donde esa
en las del Estado norteamericano, como en los casos cultura había vivido enérgicamente.
de Marcuse y Pollock. Fráncfort los recibió en triunfo. Sin embar-
El proyecto sobre antisemitismo fue el últi- go, para refundar el Instituto, era necesario conse-
mo gran proyecto diseñado en los Estados Unidos. guir los fondos. Para convencer no a inexistentes
En el comité consultivo de la investigación se alinea- mecenas judíos sino a la burocracia estatal, Hork-
ron celebridades no sólo originadas en el Instituto heimer argumenta casi con las mismas palabras de
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su programa inicial: unir la tradición filosófica y so- vibración personal y el lector adivina en Rolf Wig-
cial alemana con las investigaciones empíricas, gershaus (nacido en 1944) un testigo muy próximo
sólo que, en esta ocasión acaecida veinte años des- de los avatares con los que compone su historia de la
pués, sumando los aportes metodológicos de la so- génesis y realización de la Teoría Crítica, de la re-
ciología norteamericana (con la que Adorno ya no vista y el Instituto. Toda ella provocaba a construir
tendrá más nada que ver). En 1951 se reabre el Insti- un libro al que es difícil llamar simplemente exten-
tuto. Pero sus miembros van y vienen. En 1952, so. Es, al mismo tiempo, agotador e imprescindible.
Adorno vuelve a Estados Unidos, en un viaje que le Wiggershaus ha sido implacable en la recopilación
resulta más duro que el exilio. Marcuse, que desea de fuentes documentales inéditas y en la revisión de
regresar a Fráncfort y estrechar una colaboración las ya conocidas; se mueve en un terreno que le es
con Horkheimer, una vez más, fracasa. Pero en familiar desde su doctorado con Habermas, pero no
1955 él publica Eros y civilización, el libro que da nada por descontado: revisa todo y no se permite
Wiggershaus llama con justicia la Dialéctica de la una elipsis en el relato; no da respiro, porque es un
Ilustración de Marcuse. investigador que tampoco se lo permite. La escuela
Fue la consagración intelectual y pública de de Fráncfort es un atlas, una guía exhaustiva, un re-
los fundadores. Pero también la aparición de nuevos pertorio bibliográfico completo y una enciclopedia
personajes, como Jürgen Habermas, nacido en 1929 razonada.
cuando se estaba fundando el Instituto, y que elegía
escribir en los diarios sobre autores por los que Ador-
Francisco HIDALGO FLOR. Encrucijada. Proce-
no sentía lejanía y hostilidad. Habermas recuerda el
sos políticos y movimientos populares en el Ecua-
impacto de su primera reunión con Adorno: lo escu-
dor actual. CINDES-CETRI, Ed. Somos punto y lí-
chó como si estuvieran hablándole Marx o Freud, los
nea. Quito, Ecuador, 209. 121pp.
grandes de la cultura alemana en el pasado. Prevale-
ció la continuidad y, en 1965, Habermas obtuvo la
François HOUTAR. Foro Social Mundial, Centro
cátedra que había sido de Horkheimer.
Continental (CETRI). Louvain -la- Neuve, Belgi-
La doble imagen que se le ocurre a Haber- que.
mas (la de una envergadura pretérita aunque pre-
sente) es también la que ilustra el final del libro de
Wiggershaus. Los jóvenes de los sesenta encontra- El libro de Francisco Hidalgo Flor presenta
ron una referencia en Fráncfort y, sobre todo, en las un panorama de las varias problemáticas de cambio
fórmulas que sintetizaban su proyecto marxista y de la sociedad en el Ecuador de la primera década
dialéctico original. Pero quienes habían escrito y del siglo XXI. Este trabajo constituye una base de
hecho posible ese proyecto estaban cada vez más le- reflexión importante, porque plantea cuestiones ge-
jos de ese nuevo mundo insurreccional y cultural- nerales de la globalización neoliberal, dentro de un
mente revulsivo. Quizá la única excepción fuera contexto muy específico. Todo pensamiento teóri-
Marcuse, que miraba intensamente esa sociedad ca- co tiene que pasar por una referencia empírica, sino
pitalista tardía mientras Adorno, alejado, coronaba corre el peligro de quedarse en la abstracción. La
su obra filosófica y estética. lectura de estos trabajos situados en el tiempo, pero
cada vez recordando que el tiempo es dialéctico y
Wiggershaus reconstruye, con testimonios
que la sociedad es el resultado de actores sociales en
muy próximos a los hechos, el año 1967, donde
relación recíproca. Recuerdo varios encuentros con
Adorno va de un malentendido a otro en reuniones y
actores claves de esta historia social reciente del
conferencias con los estudiantes radicalizados. El re-
Ecuador.
lato deja ver perfectamente la naturaleza cultural,
ideológica y generacional de una comunicación casi Uno de ellos fue con Lucio Gutiérrez, en el
imposible: ni a Adorno le interesa la reforma de la primer Foro Social Mundial de Porto Alegre en
universidad (que fue la bandera con la que comenza- 2002. Él participó en el evento como uno de los acto-
ron muchas de las revueltas juveniles de esos años), res políticos posibles de este “otro mundo” soñado.
ni los estudiantes están en condiciones de seguirlo en Nuestra conversación abordó el tema del neolibera-
el proyecto más duro, más difícil, con que el filósofo lismo y de sus consecuencias. Le expliqué lo que pa-
está terminando su vida. Malentendidos diferentes, saba en el Foro Económico Mundial de Davos y
pero igualmente insalvables, separaron a los estu- cómo el pensamiento dominante que tenía una ex-
diantes de Marcuse, que fue recibido por ellos como presión privilegiada en esta iniciativa era el fruto de
una voz de la revolución para escuchar que, en vez de una lógica económica y social: la forma contemporá-
darles un lugar de primera fila en ese futuro, les dice nea del capitalismo. Le obsequié el libro publicado
que no son ellos, los estudiantes, los principales pro- por el Centro Tricontinental de Louvain –la– Neuve,
tagonistas. en Bélgica, El otro Davos.
Este final, melancólico pero inevitable en Su liderazgo político ulterior se apoyó sobre
esta gran biografía intelectual colectiva, tiene una los movimientos populares, lo que en Ecuador sig-

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