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PALABRA

En gramática tradicional, una palabra (del latín parabŏla)1 es cada uno de los segmentos limitados por
delimitadores en la cadena hablada o escrita, que puede aparecer en otras posiciones y que está dotado de una
función. Es una unidad de la lengua que resulta muy fácil de identificar, tanto en el habla como en la escritura.

Lingüísticamente, el concepto de palabra es mucho más problemático de lo que la definición anterior sugiere. En
efecto, determinar qué constituye fonéticamente o morfosintácticamente una palabra es un problema abierto;
así, por ejemplo, junto a los morfemas ligados y las palabras léxicas existen los clíticos cuyo estatus de palabra
es discutido. En la cadena hablada ordinariamente no existen pausas y la segmentación de palabras depende de
factores prosódicos difíciles de precisar. La rama de la lingüística que estudia la composición y estructura interna
de las palabras es la morfología.

La palabra puede dividirse en otras unidades menores que también tienen significado, como por ejemplo los
morfemas, que son unidades lingüísticas más pequeñas con significado. De la misma manera, los morfemas se
pueden dividir en otras unidades aún más menores, los fonemas, que son las unidades más pequeñas de la
lengua, y a diferencia de otras, no tienen significado.

En el habla y en la escritura se combinan unas palabras con otras, formando unidades mayores y complejas
denominadas grupos sintácticos, pero aún se puede ampliar más, alcanzando las oraciones.

CLASES DE PALABRAS
Las palabras poseen rasgos que permiten clasificarlas en diferentes grupos, llamados categorías gramaticales o
clases de palabras, como los sustantivos. adjetivos, pronombres, determinantes, verbos, adverbios,
preposiciones, conjunciones e interjecciones.

Las palabras también pueden clasificarse según criterios morfosintácticos (categoría sintáctica y tipo de flexión),
fonológicos (acentuación, número de sílabas) o funcionales.

PALABRA
La palabra es un conjunto o secuencia de sonidos articulados, que se pueden representar gráficamente con
letras, y por lo general, asocian un significado.

Desde la antigüedad los gramáticos se han dedicado al estudio de la palabra a la que concebían como unidad
básica de la lengua sin preocuparse por establecer subclases. Ha sido en tiempos recientes cuando se ha
renunciado a considerar la palabra como unidad fundamental, precisamente por las dificultades de delimitación.

Entre las primeras definiciones sobre la palabra está la de Aristóteles, quien la consideraba como la mínima
unidad significativa. Posteriormente, algunos se centraron en la autonomía de la palabra y la definen como la
mínima forma libre o como la secuencia de elementos fónicos dotada de significación que puede ir precedida y
seguida de pausas virtuales.

Otros, desde criterios gráficos, insisten en que es una unidad significativa que se escribe entre dos espacios en
blanco; hay quienes, utilizando un punto de vista formal, funcional y significativo, la considera como un conjunto
de sonidos con un significado asociado y susceptible de determinado empleo gramatical; y quienes, desde un
criterio exclusivamente formal, piensa que es un conjunto homogéneo de monemas inseparables y colocados en
un orden inalterable.

A pesar de las limitaciones que el concepto de palabra ofrece, existen varias disciplinas cuya razón de ser está,
precisamente, en el estudio de la palabra. Así la lexicología centrada en la observación y el análisis del vocabulario
o la etimología, descripción del origen y proceso evolutivo de la palabra.
Por otra parte, el peso de la tradición ha hecho que se conserve el concepto de partes de la oración (sustantivo,
adjetivo, artículo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción, interjección y participio), y que se
mantenga la distribución del léxico disponible en categorías, definiendo siempre las palabras desde los puntos
de vista de su forma, función y su significativo.

La palabra por su origen puede ser primitiva, aquella que no deriva de otra perteneciente a la misma lengua
(casa, pluma, mar, etc.); derivada, aquella formada mediante la adición de un prefijo o sufijo (casita, plumero,
submarino, etc.); o compuesta, formada por la combinación de dos a más palabras (picaflor, bienmesabe,
sacacorchos, etc.).

Por el número de sílabas pueden ser monosílabas y polisílabas (bisílabas, trisílabas, cuatrisílabas,…); y según la
posición que ocupe la silaba tónica se encuentran las palabras agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas.

El término de palabra también puede referirse a la promesa o compromiso de hacer algo por parte de una
persona; y en reuniones formales es el derecho o turno para hablar.

TIPOS DE PALABRAS:
Las palabras presentan características específicas que las distinguen unas de otras. La palabra universidad no es
la misma que la palabra cumplió; de igual manera, la palabra importante no es la misma que lentamente. En este
sentido, el español tiene nueve diferentes tipos de palabras, a saber: artículo, sustantivo, pronombre, adjetivo,
verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección.

Artículo
Palabra que determina un sustantivo. Pueden ser determinados: el, la, los, las; o indeterminados: un, una, unos,
unas.
Los quejosos trajeron unas pancartas.

Sustantivo
Palabra que se usa para nombrar a una persona, lugar, cosa, idea o cualidad. Acepta artículos y flexiones plurales.
Niño, mesa, profesor, belleza, automóvil, campos…
El hombre entró en la habitación sin hacer ruido.
Entre las frutas que Julia prefiere están: las peras y las fresas.

Pronombre
Palabra que se usa en lugar de un sustantivo:
Yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos, que, quien, me, mi, su…
Ella dijo que se lo compraría a ustedes.

Adjetivo
Palabra que se usa para modificar o limitar un nombre.
Rojo, azul, alto, bella, feliz, diez.
Los mejores promedios son de los alumnos aplicados.

Verbo
Palabra que se usa para expresar una acción o un estado del ser. Por definición, el verbo contiene información
relativa a tiempo y persona, por ello, éste siempre debe estar conjugado.
Estudiamos, has jugado, soñó, trabaja, va a vivir, descansarán…
Él cantó mientras la orquesta tocaba (verbos de acción).
Estamos felices de saber que luces mejor (verbos copulativos).

Adverbio
Palabra que se usa para modificar el significado de un verbo, de un adjetivo o de otro adverbio.
Rápidamente, obviamente, más, muy, demasiado, hoy, ayer, sí, no…
Repentinamente gritó la verdad (modifica al verbo “gritó”).
La miel es demasiado dulce para mi gusto (modifica al adjetivo “dulce”).
Corrió muy rápidamente (modifica al adverbio “rápidamente”).

Preposición
Una palabra que se usa para mostrar la relación entre un nombre o pronombre y otra parte de la oración.
A, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras.
Lola viajó a Monterrey para el concurso de canto (“a Monterrey” y “para el concurso de canto” son frases
preposicionales; “Monterrey” y “el concurso de canto” son los objetos de las preposiciones “a” y “para”).

Conjunción
Una palabra que se usa para conectar palabras, frases y cláusulas dentro de las oraciones. Se clasifican en
coordinantes (unen elementos de la misma categoría) y subordinantes (introducen oraciones subordinadas que
se unen con una oración independiente).
Y, o, pero, que, porque, si, cuando
Los tuvieron a pan y agua (la conjunción une dos sustantivos).
El cielo muestra notables cambios en la mañana y en la noche (la conjunción une frases).
Mariana se quedó en casa porque quiere estudiar (la conjunción une cláusulas: una independiente y otra
subordinada).

Interjección
Una palabra usada para expresar emoción repentina; no tiene conexión gramatical con el resto de la oración.
Híjole, chin, bah, ah, oh, hey, ¿ah, sí?, ah bueno, wow…
¡Ah!, ¿eras tú el que estaba tocando la puerta como si viniera a cobrar?

GRAMÁTICA:
La gramática es el estudio de las reglas y principios que gobiernan el uso de las lenguas y la organización de las
palabras dentro de unas oraciones y otro tipo de constituyentes sintácticos. También se denomina así al conjunto
de reglas y principios que gobiernan el uso de una lengua concreta determinada; así, cada lengua tiene su propia
gramática.

La gramática es parte del estudio general del lenguaje denominado lingüística. Clásicamente, el estudio de la
lengua se divide en cuatro niveles:

 Nivel fonético-fonológico.
 Nivel sintáctico-morfológico.
 Nivel léxico-semántico.
 Nivel pragmático.

A veces se restringe el uso del término gramática a las reglas y principios que definen el segundo de estos niveles.
Sin embargo, la separación de los niveles no es totalmente nítida porque ciertas reglas gramaticales se realizan
en el nivel fonético-fonológico e igualmente existen parámetros o criterios semánticos que sirven para decidir
cuándo una determinada construcción es gramatical.
El término gramática deriva del latín grammatĭca, y este del vocablo griego γραμματικῆ [τέχνη] (grammatikḗ
tékhne), donde tékhne significaba «arte» o «técnica» y grammatikḗ, derivado de γράμμα (grámma, «letra»),
significaba «de las letras». Para los griegos antiguos, este «arte de las letras» abarcaba todos los aspectos del
discurso: ortografía, sintaxis, interpretación de los textos e incluso la crítica literaria; es decir, englobaba buena
parte de lo que hoy diferenciamos como filología, como gramática y como retórica.

Fue Dionisio de Tracia, en su Tékhne Grammatiké (siglo I a. C.), el que estableció una terminología que heredarían
las gramáticas occidentales posteriores, a partir de las latinas. Los romanos antiguos, con Elio Donato a la cabeza,
crearon el término litteratura (de littera, «letra») que reservaron para la parte histórica e interpretativa, mientras
que conservaron el helenismo grammatica para el conjunto de normas y reglas.

Tipos de gramática

Entre los principales tipos de gramática o enfoques en el estudio de la gramática se encuentran los siguientes:

La gramática prescriptiva, o gramática normativa, es la que presenta normas de uso para un lenguaje específico,
tendiendo a desaconsejar las construcciones no estandarizadas. La gramática tradicional es típicamente
prescriptiva. Este tipo de gramática está basada usualmente en el dialecto de prestigio de una comunidad
hablante, y desaconseja a menudo ciertas construcciones que son comunes entre los grupos socioeconómicos
bajos y que comienzan a usarse en grupos sociales más altos en función de emular el comportamiento de
aquellos. Aunque la gramática prescriptiva aún suele utilizarse en pedagogía y en la enseñanza de lenguas
extranjeras, ha perdido peso en la lingüística académica moderna, y actualmente describe solamente un
subconjunto del uso de la lengua.
La gramática descriptiva intenta describir el uso actual de una lengua, evitando juzgar en forma prescriptiva. Se
vincula a una determinada comunidad hablante y pretende proveer reglas de uso para cualquier palabra
considerada gramaticalmente correcta en esa comunidad.
La gramática tradicional es la colección de ideas acerca de la gramática que las sociedades occidentales han
heredado de Grecia y Roma. La gramática prescriptiva es formulada usualmente en términos de los conceptos
descriptivos heredados de la gramática tradicional. La gramática descriptiva moderna apunta a corregir los
errores de la gramática tradicional, y generaliza su normativa restrictiva para evitar circunscribir los lenguajes al
modelo del latín.
La gramática funcional, es una visión general sobre la organización del lenguaje natural, formulada por Simon
Dik, que contempla tres normas básicas de adecuación: la tipológica, que implica la aplicación de reglas a
cualquier lengua, la pragmática, que promueve la aplicación de los enunciados a la interacción en la
comunicación, y la psicológica, por la que trata de ser compatible con los mecanismos psicológicos involucrados
en el procesamiento de un lenguaje natural.3
La gramática generativa es un enfoque formal para el estudio sintáctico de las lenguas que puede en algunos
sentidos generar las expresiones bien construidas de una lengua natural. Una rama de la teoría lingüística
(psicolingüística) se basa en la gramática generativa, promovida por Noam Chomsky.
Las gramáticas formales aparecen en lingüística computacional. La sintaxis de cada lenguaje de programación se
define de hecho por una gramática formal. En teoría de la informática y en matemática, la gramática formal
define lenguajes formales. La Jerarquía de Chomsky describe varias clases importantes de gramática formal.

Tipos de gramática

Entre los principales tipos de gramática o enfoques en el estudio de la gramática se encuentran los siguientes:

La gramática prescriptiva, o gramática normativa, es la que presenta normas de uso para un lenguaje específico,
tendiendo a desaconsejar las construcciones no estandarizadas. La gramática tradicional es típicamente
prescriptiva. Este tipo de gramática está basada usualmente en el dialecto de prestigio de una comunidad
hablante, y desaconseja a menudo ciertas construcciones que son comunes entre los grupos socioeconómicos
bajos y que comienzan a usarse en grupos sociales más altos en función de emular el comportamiento de
aquellos. Aunque la gramática prescriptiva aún suele utilizarse en pedagogía y en la enseñanza de lenguas
extranjeras, ha perdido peso en la lingüística académica moderna, y actualmente describe solamente un
subconjunto del uso de la lengua.

La gramática descriptiva intenta describir el uso actual de una lengua, evitando juzgar en forma prescriptiva. Se
vincula a una determinada comunidad hablante y pretende proveer reglas de uso para cualquier palabra
considerada gramaticalmente correcta en esa comunidad.

La gramática tradicional es la colección de ideas acerca de la gramática que las sociedades occidentales han
heredado de Grecia y Roma. La gramática prescriptiva es formulada usualmente en términos de los conceptos
descriptivos heredados de la gramática tradicional. La gramática descriptiva moderna apunta a corregir los
errores de la gramática tradicional, y generaliza su normativa restrictiva para evitar circunscribir los lenguajes al
modelo del latín.

La gramática funcional, es una visión general sobre la organización del lenguaje natural, formulada por Simon
Dik, que contempla tres normas básicas de adecuación: la tipológica, que implica la aplicación de reglas a
cualquier lengua, la pragmática, que promueve la aplicación de los enunciados a la interacción en la
comunicación, y la psicológica, por la que trata de ser compatible con los mecanismos psicológicos involucrados
en el procesamiento de un lenguaje natural.

La gramática generativa es un enfoque formal para el estudio sintáctico de las lenguas que puede en algunos
sentidos generar las expresiones bien construidas de una lengua natural. Una rama de la teoría lingüística
(psicolingüística) se basa en la gramática generativa, promovida por Noam Chomsky.

Las gramáticas formales aparecen en lingüística computacional. La sintaxis de cada lenguaje de programación se
define de hecho por una gramática formal. En teoría de la informática y en matemática, la gramática formal
define lenguajes formales. La Jerarquía de Chomsky describe varias clases importantes de gramática formal.

MORFOLOGÍA

Qué es Morfología:
Como morfología se denomina la rama de una disciplina que se ocupa del estudio y la descripción de las formas
externas de un objeto. En este sentido, se puede aplicar al estudio de las palabras (Lingüística), los seres vivos
(Biología) o la superficie terrestre (Geomorfología). La palabra se compone de los vocablos griegos μορφή
(morphé), que significa ‘forma’, y λóγος (lógos), ‘tratado’.

Morfología en Lingüística
En Lingüística, la morfología comprende la parte de la gramática que se ocupa de clasificar y explicar el
funcionamiento y significado de las variaciones de forma en las palabras dentro de la estructura de la lengua. En
este sentido, la morfología cumple tres funciones específicas: categoriza las palabras de acuerdo con su función
(sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, etc.); estudia las variaciones de sus formas, es decir, sus flexiones; y explica
los procesos que intervienen en la derivación y composición de las palabras. Para explicar de manera más
completa el funcionamiento de una lengua, la morfología también puede integrarse a la sintaxis en una disciplina
de estudio conocida como la morfosintaxis.

SINTAXIS
La palabra sintaxis proviene del término en latín syntaxis, que a su vez deriva de un vocablo griego que se traduce
al español como “coordinar”. Se trata de la rama de la gramática que ofrece pautas creadas para saber cómo
unir y relacionar palabras a fin de elaborar oraciones y expresar conceptos de modo coherente. En la informática,
la sintaxis se entiende como el grupo de normas que marcan las secuencias correctas de los elementos propios
de un lenguaje de programación.

Como una subdisciplina enmarcada en el campo de la lingüística, la sintaxis hace foco en el estudio de los
preceptos que rigen la combinación de constituyentes y el surgimiento de unidades superiores a éstos, como
sucede con los sintagmas y las oraciones.

En concreto los especialistas en esta materia establecen de forma clara que la principal función que tiene la
sintaxis es la de estudiar dicha combinación de las palabras así como la posición en la que estas se ubican dentro
de una oración determinada. Es decir, ella nos informa del orden concreto que deben tener aquellas en una frase
para que esté correctamente realizada.

Así, por ejemplo, una de las reglas más importantes que establece esta disciplina lingüística que nos ocupa dentro
del castellano es que cualquier preposición debe ir siempre delante de un complemento, independientemente
del tipo que sea.

En cuanto a lo que respecta a la combinación de palabras una de las reglas de oro que en esta materia establece
dicha sintaxis en el castellano es que estas deben coincidir tanto en género como en número. Eso supone que
tengamos que decir, por ejemplo, los perros o las gatas y no los perros o la gatas.

Una regla aquella que también se extrapola a lo que son las formas verbales. En concreto, y como estas no tienen
género, aquellas deben coincidir en número. Un claro ejemplo de ello es la siguiente frase: “Los pequeños
salieron del colegio”. En este caso se ve como el sujeto y el citado verbo coinciden en el número. Lo que sería
incorrecto es escribir “Los niños salió del colegio”.

Según el filólogo y lingüista de origen norteamericano Leonard Bloomfield (1887–1949), la sintaxis se caracteriza
por estudiar formas libres conformadas por completo por formas libres. Esta noción se describe como
estructuralista.

Los modos más pequeños en los que una estructura más amplia se puede analizar son sus constituyentes
sintácticos, un vocablo o una secuencia de términos que funciona en conjunto como una unidad integrada a la
estructura jerárquica de la oración.

El paradigma actual de la ciencia refiere a la gramática generativa, la cual pone el énfasis en el abordaje de la
sintaxis como constituyente primitivo y fundamental de la lengua natural.

Por otra parte, cabe destacar que el análisis sintáctico de una estructura supone la identificación del verbo
conjugado dentro de la oración, para distinguir entre el sintagma sujeto y el sintagma predicado. Para esto, una
vez que se reconoce al verbo, se pregunta quién realiza esa acción. La respuesta constituye el sujeto, mientras
que el resto es el predicado.

A lo largo de la historia han existido muchos lingüistas importantes que han dejado su honda impronta en el
ámbito de la sintaxis. Este sería el caso, por ejemplo, del inglés Michael Alexander Halliday que realizó diversos
trabajos sobre aquella y su función comunicativa.

PROSODIA
Un término griego se convirtió, en el latín, en prosodĭa. El desarrollo etimológico derivó finalmente en prosodia,
un concepto de nuestra lengua que se emplea para nombrar a la rama de la gramática encargada de la
acentuación y la pronunciación. La prosodia, por lo tanto, examina las características fónicas, los tonos y los
acentos. Su objeto de estudio es la manifestación de las palabras, analizando la acentuación local y la entonación
general de una frase.

En este punto vale la pena hacer una aclaración. Se denomina gramática al estudio de los diversos elementos
que conforman la lengua y sus combinaciones.

Dentro de esta disciplina se encuentra la gramática de la oralidad también conocida como prosodia, que
comprende todo lo relacionado con el estudio de los sonidos dentro de la lingüística; es decir, la forma en la que
se organiza el hilo fónico valiéndose de diversos mecanismos sin los cuales sería imposible emitir una frase
coherente o sonoramente inteligible. Dichos elementos llamados supra-segmentales no son simples adornos,
son los pilares que sostienen todo el enunciado y organizan los sonidos de manera que su emisión sea fluida y
lógica.

La naturaleza prosódica no sólo incluye el orden sonoro de las sílabas sino también que contiene un bagaje de
información sociolingüística, emotiva y dialectal que permite que las personas comprendamos un determinado
mensaje que va dirigido a nosotros.

Algunas de las cuestiones que se analizan dentro de la prosodia son la duración de una oración en el tiempo, la
cantidad de sílabas que forman parte de la entonación y la velocidad del habla. Dicho esto cabe mencionar que
es importante tener en cuenta que los elementos prosódicos no sólo son muy importantes en la organización de
un discurso, sino también en la recepción e interpretación que se realiza del mismo.

A través de la prosodia incluso se transmiten emociones. Esto es posible gracias a la combinación de la


entonación, la acentuación, el ritmo y las pausas que forman la prosodia. De acuerdo a cómo se manejen estos
fenómenos prosódicos, la comprensión del discurso será más o menos sencilla por parte del oyente.

La entonación y la intensidad al hablar

En nuestro idioma la entonación de las palabras se divide en dos partes: la primera es ascendente y comprende
desde el primer sonido hasta la sílaba en la que se encuentra el acento tónico. Y desde ese punto la palabra
comienza a descender o ascender dependiendo de si tiene un nuevo acento antes de llegar al final.

A su vez, las palabras se encuentran encadenadas entre sí por lo tanto la entonación ascendente o descendente
dependen de si la oración concluye o no al finalizar esa palabra; siendo la elevación indicación de que la frase no
está completa y su descenso, la finalización de la misma.

Con todo esto podemos decir que la prosodia no sólo incluye las normas relacionadas con el orden de las sílabas
sino también con el sentido que tienen y con los mecanismos ligados a ella. Por esto cada vez que escuchamos
un mensaje somos capaces de sentir aparte de los sonidos y del significado de las palabras, el ritmo, la intensidad,
las pausas y todo lo que es ajeno a las palabras y tiene más que ver con el contexto que con el texto en sí mismo;
esto es posible gracias a la existencia de la prosodia.

Cabe destacar que la prosodia suele mantener una relación estrecha con la comunicación no verbal. Si una
persona, cuando habla, eleva el tono de su voz, es muy probable que además realice un cierto movimiento con
sus cejas. Su discurso, por lo tanto, estará formado por aquello que dice y por cómo lo dice, teniendo en cuenta
también sus gestos y su postura corporal.
ORTOGRAFÍA
Del latín orthographia, la ortografía es el conjunto de normas que regulan la escritura. Forma parte de la
gramática normativa ya que establece las reglas para el uso correcto de las letras y los signos de puntuación.

La ortografía nace a partir de una convención aceptada por una comunidad lingüística para conservar la unidad
de la lengua escrita. La institución encargada de regular estas normas suele conocerse como Academia de la
Lengua.

Las reglas ortográficas, en general, no tienen una relación directa con la comprensión del texto en cuestión. Por
ejemplo: si una persona que domina la lengua castellana lee una oración que afirma “Crese la expectatiba de
bida en todo el mundo”, no tendrá problemas para entender el enunciado. Su escritura correcta, sin embargo,
es “Crece la expectativa de vida en todo el mundo” y de seguro transmite el mensaje de forma más limpia y
directa, dado que evita al lector el proceso de corrección.

La ortografía, en definitiva, ayuda a la estandarización de una lengua, algo que resulta muy importante cuando
existen diversos dialectos en un mismo territorio. Cabe mencionar que las reglas de la ortografía se enseñan
durante los primeros años de educación primaria.

En algunas lenguas, la ortografía basa sus normas en los fonemas (abstracciones mentales de los sonidos del
habla), tal y como ocurre con el castellano. Otras lenguas optan por criterios etimológicos (es decir, se remiten
al origen de las palabras), una situación que promueve la divergencia entre la escritura y la pronunciación de las
palabras.

Muchos escritores reconocidos a nivel mundial han solicitado la abolición o, al menos, la simplificación de las
reglas de la ortografía. Uno de ellos fue el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez. Esto, sin embargo,
suscita una serie de interrogantes y potenciales problemas, que nadie ha sabido resolver al cien por ciento.

Nuestra lengua tiene la característica de ser hablada en muchos países, ubicados en más de un continente, y esto
repercute directamente en la variedad de acentos y regionalismos. Esto puede ser considerado como un aspecto
positivo y enriquecedor, o bien como una fuente de confusión que atenta constante e indefectiblemente contra
sus principios, desgarrando año tras año su estructura y despojándola de su belleza, en pos de la incorrecta
adopción de términos extranjeros mal pronunciados y mal comprendidos.

En primer lugar, podemos hablar de las letras s y z; en algunas ciudades, su pronunciación es diferente, lo cual
vuelve más fácil recordar cuándo se utiliza cada una (los ejemplos más comunes son las palabras “casa” y “caza”).
Sin embargo, es mucho mayor el porcentaje de poblaciones que no las distinguen fonéticamente, sea que
pronuncien ambas como una s o como una z. En estrecha relación con ellas se encuentra la c, que puede leerse
como una k o como una z, en las combinaciones ca, co y cu o ce y ci, respectivamente.

Vivimos en una era en la que ya no es necesario escribir a mano, y esto nos aleja considerablemente del lenguaje;
por si fuera poco, todos los dispositivos que utilizamos para procesar texto están preparados para asistirnos, sea
corrigiendo nuestros errores, o bien evitando que lleguemos a cometerlos, gracias a su función conocida como
“autocompletar”. No se puede justificar la decadencia que está sufriendo la ortografía con los avances
tecnológicos, así como no se puede culpar al cine de la delincuencia juvenil.

En ambos casos, el problema reside en la educación, que es la base sobre la cual los seres vivos nos apoyamos
para tomar decisiones. Si no nos enseñan a tiempo la importancia de una correcta ortografía, la gran diferencia
que existe entre un texto rico y bien escrito y una sucesión casi aleatoria de pseudo términos sin signos de
puntuación, entonces la tecnología representará nuestra única posibilidad de mantener vivo un legado que nos
ha acompañado durante siglos.

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