Sei sulla pagina 1di 3

La cuestión de la universalidad de la expresión emocional.

Las emociones son estados internos que se caracterizan por tres elementos que surgen al mismo
tiempo: 1) Respuesta o cambio fisiológico 2) Percepción consciente (llena de pensamientos y
sensaciones) y 3) La manifestación o expresión de un comportamiento. Estas surgen de modo
repentino y parecen difícil de controlar. Tal como lo hemos vivido cuando vamos caminando por la
calle con toda la calma hasta que pasa una persona de carácter sospechoso, por ejemplo.
Usualmente pensamos, por su apariencia, que nos va a hacer daño (Percepción consciente),
sabemos que él está ahí. Nuestro sistema nervioso autónomo entra en estado simpático: Enviando
el neurotransmisor de noradrenalina, se aceleran la frecuencia respiratoria, el ritmo cardíaco, se
tensan los músculos, en fin existe una respuesta clasificada como “lucha o huida” (Respuesta
fisiológica), que nos prepara para una situación de peligro. Aparentemente caminamos más rápido,
nuestros reflejos están disparados, nuestra cara puede mostrar preocupación, estrés o miedo,
nuestras manos tiemblan, etc (comportamiento manifestado). Todo esto ocurre en segundos, para
terminar dándonos cuenta que era una persona que tenía frío y que por ello se tapaba. Todo se
relaja y los pensamientos se desvanecen, progresivamente, pero lo hacen. Muchas personas dirán
que se encontraba angustiado o preocupado, otras que simplemente era una exageración.

Estás diferencias nos ponen a pensar en la forma en la cual percibimos cada una de estas
situaciones, las cuales parecen tan distintas como iguales. Esto pone en tela de juicio la siguiente
cuestión: ¿Es acaso la expresión emocional universal a todos los seres humanos o tiene
distinciones en cada individuo? Es decir, ¿todos compartimos la misma expresión y reconocimiento
de estas, o es distinta?

Cabe mencionar que no existe una respuesta definida debido a que existen experimentos y
experiencias que demuestran tanto la universalidad como la particularidad de la expresión de
emociones.

En el caso de las emociones en sentido universal se tiene como base la teoría de Charles Darwin
descrita en “La expresión de las emociones en el hombre y en los animales” (1872) en la cual
básicamente se decía que las emociones están programadas en la genética de los animales en
aras de la supervivencia, en este sentido, son innatas y todo ser humano las tiene. Gracias a esto,
científicos como Plutchik, Izard y Ekman buscaron las emociones básicas que correspondían a
todo ser humano. Para definirlas como básicas establecieron ciertos criterios. Por ejemplo en el
caso de Izard (1991), son los siguientes:

- Tener un sustrato neural específico y distintivo

-Tener una expresión o configuración facial específica y distintiva

-Poseer sentimientos específicos y distintivos

-Derivar de procesos biológicos evolutivos

-Manifestar propiedades motivacionales y organizativas de funciones adaptivas

Según este mismo autor, las emociones que cumplirían estos requisitos son: placer, interés,
sorpresa, tristeza, ira, asco, miedo y desprecio. Considera como una misma emoción culpa y
vergüenza, dado que no pueden distinguirse entre sí por su expresión facial. Por su parte, Ekman,
otros de los autores relevantes en el estudio de la emoción, considera que son seis las emociones
básicas: ira, alegría, asco, tristeza, sorpresa y miedo.

Este fundamento se extiende hasta la expresión del lenguaje no verbal, tales como los gestos
faciales o las señales corporales. A través de ellas podemos identificar la emoción por la que una
persona está pasando. Tal lo definieron dos investigaciones que demostraron como la mayoría de
los individuos lograron identificar a través de determinados gestos faciales una emoción. Una de
estas fue dirigida por Paul Ekman y Wallace Friesen, mientras que la otra por Carroll Izard. La
mayoría logra identificar estos signos de tristeza o alegría por ejemplo.

A pesar de eso, también se destacó que las personas de oriente tuvieron un poco de mayor
dificultad para discernir entre un gesto y otro porque la intensidad del gesto (la fuerza en la que se
expresan los rasgos faciales) es menor a la de occidente, llevando entonces a la conclusión del
lado opuesto. ¿Acaso la cultura y el lenguaje tienen influencia sobre la expresión emocional?

La bibliografía hace alusión a una influencia parcial, es decir, a la expresión de emociones solo en
algunos determinados casos. Un ejemplo de ello es cuando en 1938 el psicólogo Otto Klineberg
observo que en la literatura china la gente aplaudía para expresar decepción o preocupación, signo
que en occidente usualmente interpretamos como reconocimiento o felicitación. Similarmente en
Norteamérica la señal de pulgar arriba o la de OK dada con las manos podría significar un insulto
en otras culturas. Si se reconoce la existencia de una base universal porque cuando todos hablan
de alegría todos ríen pero, a pesar de ello la cultura y el lenguaje ponen en duda está falta de
igualdad de expresión y reconocimiento, lo cual pone en duda hasta donde una emoción es innata
y hasta donde es aprendida.

Independientemente del caso que sea podemos caracterizar a las emociones como un medio de
interacción con el ambiente. Las cuales son tanto heredadas como aprendidas, y que nos permiten
externar nuestras necesidades fisiológicas como psicológicas.

Valor de la Inteligencia emocional dentro de la expresión emocional.

Aún sin el conocimiento de estas divergencias, todas las personas se han visto ante esta
necesidad de expresión emocional, en la obligación de tener que interactuar unos con otros. De
evolucionar para tener la capacidad, como ya se mencionó, de reconocer o identificar las
emociones que uno tiene pero, sobre todo, las de los demás. La habilidad general, reconocida
como un conjunto de capacidades que nos permiten reconocer, orientar y atender a las emociones
se le conoce como inteligencia emocional.

Su papel dentro de este sentido, está en el poder reconocer que es lo que la otra persona siente a
través de todas sus manifestaciones tanto verbales como no verbales. Claramente esto también
ocurre hacia uno mismo, debido a que si uno no es capaz de reconocerse más difícil le será
reconocer todo por lo que los demás están pasando. La bibliografía reconoce este hecho diciendo
que las personas que suelen ser introvertidas (percepción de su ambiente y sí mismo está basada
en el yo y no en el colectivo, por la represión social les cuesta la expresión de lo que creen) tienen
un mayor entendimiento de lo que otras personas tienen a diferencia de los extrovertidos (opuesto
al introvertido). Mientras que estás últimas son más fácil de reconocer que las primeras.

Peter Salovey, un psicólogo de Yale, define que la inteligencia emocional está compuesta por cinco
capacidades que son fundamentales para el desarrollo de esta:

 Conocer las propias emociones


 Manejar las emociones
 La propia motivación
 Reconocer emociones en los demás
 Manejar las relaciones
Referencias.

Goleman, Daniel. (1995). La inteligencia emocional. (2006). México, D.F.: Editor Javier Vergara.
Morris, Charles G., Maisto, Alberto A. (2005). Introducción a la psicología. México, Naucalpan de
Juárez: Pearson educación.
Davidoff, Linda L. (1989). Introducción a la psicología. (1999). México, D.F.: McGraw Hill
Chóliz, Mariano. (2005). Psicología de la emoción: el proceso emocional. Extraído el 30 de Agosto,
2016. A través de: www.uv.es/=choliz

Emociones y Expresiones Faciales Universales. (17 de octubre, 2013). En términos generales de


un artículo escrito por: Clotilde Sarrió en PSYCIENCIA. Extraído el 30 de Agosto, 2016. A
través de: https://www.psyciencia.com/2013/17/emociones-y-expresiones-faciales-
universales/

Potrebbero piacerti anche