Sei sulla pagina 1di 6

APLICACIONES DE ROMANOS 1-5

CAPÍTULO 1

1. “Pablo, siervo de Jesucristo…” Ro. 1:1.


La manera en como se presenta el apóstol en su carta magna es muy interesante, no
empieza llamándose apóstol, sino que empieza llamándose “siervo”, no sentirse
altivo por la posición que uno tenga es necesario, reconocer primeramente que
somos siervos de Jesucristo hará que desarrollemos un mejor ministerio.

2. “…y por quién recibimos la gracia…” Ro. 1:5.


Es menester reconocer por quién hemos recibido la gracia y eso es por Jesucristo,
el declarado Hijo de Dios por la resurrección. Pero recibimos gracia para obediencia
a la fe. En Cristo fuimos salvos, en Cristo debemos vivir. No debo olvidar la gracia
obtenida en Cristo.

3. “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos


vosotros…” Ro. 1:8ª.
Nunca debemos olvidarnos de los hermanos en Cristo. Pablo da gracias a Dios por
sus hermanos. Necesitamos también ser agradecidos por eso, recordarlos siempre
en donde quiera que nos encontremos. Pablo estaba demasiado lejos, pero aún así
les expresa su estima y lo agradecido que está con Dios por ellos.

4. “…de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” Ro. 1:8b.


El motivo de la oración de Pablo es porque los que estaban en Roma estaban
divulgando por todo el mundo. Pablo oraba por ellos, pero ellos debían encargarse
de cumplir con sus responsabilidades de divulgar su fe en todos los lugares. Nuestra
no debe ser guardad, sino que debemos exponerla ante los demás.

5. “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para


salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”
Ro. 1:16.
Avergonzarse del evangelio es negar la fe que uno a profesado un día. Ningún
creyente puede hacer tal cosa, sino que sabiendo lo que el evangelio provoca es
movido a hacerle conocer a los demás sobre la salvación en Cristo Jesús. Por lo
tanto, jamás debo avergonzarme de evangelio de Dios, sino anunciarlo
vehementemente.

6. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa” Ro. 1:20.
No hay manera de que el hombre pueda poner excusa sobre su conocimiento de
Dios, pues toda su existencia es evidenciada por medio de la creación, de modo que
en el día del juicio nadie tendrá excusa de no haber conocido a Dios. Por lo tanto,
la necesidad me es impuesta para dar a conocer las verdades del evangelio a los
demás.
7. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido” Ro. 1:21.
Hay algo en el ser humano que le hace conocer sobre la existencia de Dios, pero
prefiere ignorarlo, por eso es que no le glorifican a Dios como realmente debe ser.
Gracias a Dios por la salvación, que me hizo dar cuenta de mi fatal error, y por
poner en mi ser el deseo de servirle y adorarle, para no andar en mi propio
razonamiento ni en mi necio corazón.

CAPÍTULO 2

1. “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas;
pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas
haces lo mismo” Ro. 2:1.
La condenación ha llegado a todos los hombres, pues ni los pecados más horrendos,
ni los pecados más insignificantes serán pasados por alto. Somos inexcusables
delante de Dios por nuestras malas obras. La condenación es quitada por Cristo
haciéndonos libres, vivir en libertad por Cristo es el motivo del andar diario.

2. “Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es
según verdad” Ro. 2:2.
Hay muchos pecados mencionados anterior mente, pero el Apóstol condena
completamente a todos los hombres. De manera que todos somos pecadores, y
merecedores de un juicio. Es sumamente importante que como creyentes no
sigamos demostrando la actitud de que aún estamos en condenación sino de que
hemos sido salvados.

3. “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo


ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará
a cada uno conforme a sus obras…” Ro. 2:5-6.
Los que no se arrepintieron de sus pecados y tengan el corazón duro para el
evangelio de Cristo lo único que hacen es acarrear ira para sí mismos. Debemos
estar seguros de que no somos esas personas que están para el día de la ira, sino
para el día de la salvación.

4. “…porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores
de la ley serán justificados” Ro. 2:13.
No simplemente se trata de oír la Palabra de Dios, sino de hacerla y ponerla por
obra. El conocimiento que adquirimos es para que podamos transmitirlo a los
demás, pero sin antes no aplicarlo a nuestras vidas.

5. “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que
no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar,
¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te
jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?” Ro. 2:21-23.
El ser maestro implica que lo que uno enseña deba aplicarlo a uno mismo, no
enseñando y no aplicando. Es inconsecuente hacer tal cosa. Que cada siervo de Dios
sea movido al verdadero entendimiento y comience a aplicar lo que la Palabra dice
primeramente a él y posterior a los miembros de la iglesia.

6. “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles
por causa de vosotros” Ro. 2:24.
La inconsecuencia de lo que predicamos y hacemos lleva a mucho que no son
creyentes a despreciar el evangelio y todo esto por causa de nosotros. Tenemos que
ser más diligentes en mostrar una vida piadosa no sólo delante de Dios, sino
también delante de los hombres para que ellos también puedan disfrutar de la
salvación en Cristo Jesús.

7. “…y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del


cual no viene de los hombres, sino de Dios” Ro. 2:29b.
El cambio que más interesa en la vida del cristiano es el de adentro. No importa
como te vistas, o cómo hables, todo eso reflejará lo que el Señor ha estado haciendo
dentro de ti. La alabanza que debes recibir y de la que debes gloriarte, no es la de
los hombres, sino la de Dios, esa es la que vale muchísimo más. Por lo tanto,
debemos preocuparnos por agradar más a Dios que a los hombres.

CAPÍTULO 3

1. “…sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” Ro. 3:4.


El Señor a confiado su Palabra a los judíos, y muchos de ellos invalidaban la ley
dada. Es mucho mejor descansar en la veracidad de Dios que del hombre. El Dios
todopoderoso es quien en toda circunstancia tiene la última y verdadera palabra, el
hombre falible no la tiene.

2. “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no
hay ni siquiera uno” Ro 3:10–12.
No existe nadie en la tierra que pueda considerarse justo, bueno, de buen
entendimiento, que busque a Dios y ande por el camino correcto. Sólo Cristo es ese
hombre que lo hizo. La necesidad de un Salvador era urgente, y Dios suplió esa
necesidad. Debemos reconocer nuestra debilidad y caer postrados ante Dios.

3. “No hay temor de Dios delante de sus ojos” Ro. 3:18.


El hombre no tiene temor de Dios, vive la vida como si él no existiera y llega al
punto de confesarlo. Muchos creyentes también lo dicen, quizás no verbalmente,
pero con sus actos lo niegan, dice ser de Dios pero no lo parecen. Por lo tanto, debe
haber temor de Dios delante de nuestros ojos al realizar cualquier actividad.

4. “…por medio de la ley es el conocimiento del pecado” Ro. 3:20.


Leemos la Palabra de Dios no para llenarnos de conocimiento, sino para ver que es
lo que está mal en nosotros. Al observar día a día se puede ir acomodando lo que
en nosotros está mal. No dejemos de leerla para tener el conocimiento del pecado
en nosotros.

5. “…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Ro. 3:23
El pecado no hizo más que alejarnos de Dios, y esa gran mentira dicha por Satanás
al inicio a Eva trajo condenación eterna. Cada uno de nosotros se encuentra en esa
situación y sólo hay uno que puede dar remedio a esa condenación. Arrepintámonos
diariamente por nuestros pecados.

6. “…el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” Ro. 3:28.
La salvación sin duda alguna es por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús. No
hay salvación fuera de él en ningún otro. La ley nos muestra nuestro pecado, pero
nunca nos justifica, es Cristo quien nos justifica y da la redención junto con la vida
eterna.

7. “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles?
Ciertamente, también de los gentiles” Ro. 3:29.
Muchos se excusan diciendo que Dios sólo es de los cristianos y otros cristianos
teniendo a Dios como si fuera de su propiedad sin compartirlo con los demás, el
apóstol Pablo claramente muestra que Dios es tanto de judíos, y de gentiles. Por lo
tanto, no hay ni excusa para decir no es mi Dios ni para jactarse también de que lo
sea, sino que con amor compartamos y hagamos entender esta gran verdad a todas
las demás personas que aún no los saben.

CAPÍTULO 4

1. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos


pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de
pecado” Ro. 4:7-8.
Debe andar gozosa la persona que haya entendido que la salvación que ha obtenido
fue gracias a Cristo. Dichosos de haber sido limpiados por Cristo y de no ser
inculpados por él. Gracias a Dios que pudo hacer todo eso posible para todos los
que creen.

2. “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de


que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” Ro. 4:13.
La promesa que todos los creyentes han obtenido cuando creyeron no fue por las
obras o por la ley ya establecida por Dios, sino que fue por la fe que hemos
depositado en Cristo. La salvación siempre fue y será por gracia por medio de la fe
sola en el Salvador.

3. “…delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las
cosas que no son, como si fuesen” Ro. 4:17.
Dios es el único que puede restaurar la condición pecadora de todos los hombres.
Pero para que esto suceda el hombre tiene que depositar su completamente en Dios.
Es por fe para que sea por gracia, de otra manera no sería un regalo inmerecido,
sino algo que el hombre merece. Dar gracias a Dios por que él da la vida y hace que
las cosas sean como si no fuesen.

4. “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto


(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara” Ro. 4:19.
Abraham aún en la edad que tenía no dudo en confiar en Dios plenamente por la
promesa que él le había hecho, sabía que lo que Dios le dijo se cumpliría sin importa
su condición física, ni la matriz de Sara, Dios le dio el hijo prometido en el tiempo
que él quiso hacerlo. Las promesas de Dios se cumplirán en su tiempo y no en el
nuestro. Por lo tanto no importa lo que suceda, si él lo prometió lo cumplirá.

5. “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se


fortaleció en fe, dando gloria a Dios…” Ro. 4:20.
La fe de Abraham se fortaleció dando gloria a Dios. Es por eso que no dudo dejando
lugar a la incredulidad. Como creyentes en muchas ocasiones nos descuidamos de
nuestra fe y dejamos de confiar en Dios, no debe suceder nos esto, sino que
debemos confiar en Dios y que eso sea fortalecido por la gloria que damos a Dios.

6. “…sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es,
a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro…”
Ro. 4:24.
De él se escribió que le fue contada, pero de los creyentes también, pero sólo de
que creyeron en Dios que levantó a Cristo de los muertos. Por tanto también fue
escrito por los creyentes.

7. “…el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para


nuestra justificación” Ro. 4:25.
Todo lo que Cristo hizo no fue porque todo se me salió de su plan, sino que él fue
entregado por cada uno de los pecados de todos los hombres, y no solamente murió
sino que también resucitó para justicia a todos los que por la fe se acercan a él.
Gracias por el amor de Dios para con el hombre y de esa manera dar salvación a
los que creen.

CAPÍTULO 5

1. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo…” Ro. 5:1.
La justificación por la fe trajo paz al hombre por medio de Jesucristo. Esa paz es de
la que ahora podemos disfrutar, la paz de que ya no está, os bajo la ira de Dios ni
en dirección a la eterna condenación.
2. “…por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual
estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” Ro. 5:2.
Libre entrada nos fue dada por Cristo, entrada a la gracia no merecida de la cual es
para Gloria de Dios y de la cual debemos estar muy conscientes. Bendito su Hijo
por el don inefable.

3. “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que
alguno osara morir por el bueno” Ro. 5:7.
Es muy cierto que nadie en esta vida uno sería capaz de morirnos un justo, pero uno
sí lo hizo, y ese es Jesús, el justo por los injustos, es el verdadero ejemplo de entrega
y sacrificio por aquellos que lo odiaron. No nos cansemos de agradecer por eso a
Dios.

4. “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su


Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” Ro. 5:10.
Fuimos reconciliados por la muerte de Cristo, pero fuimos salvos no solamente por
su muerte, sino por su vida que llevó en la tierra. Él fue perfecto y es por esa
perfección que fuimos también reconciliados, él lo cumplió todo y nosotros
debemos imitar eso que él hizo.

5. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado
la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”
Ro. 5:12.
Por un hombre entró el pecado y todos terminaron condenados. Por que en Adán
todos fueron constituidos pecadores. Reconocer que no teníamos solución es uno
de lo pasos para obtener la salvación. Nunca nos olvidemos de dónde Dios nos sacó
y donde nos puso.
6. “Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de
aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la
gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo” Ro. 5:15.
La gracia es para todos los hombre el don es mucho más que la transgresión, es por
eso que la gracia abunda a todos. Anuncios esa gracias de Dios a los que aún no
concesión del verdadero evangelio que libra de la condenación.

7. “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado
abundó, sobreabundó la gracia…” Ro. 5:20.
La ley hizo que el pecado sea notorio en todos los hombres, para que de esa manera
la gracia sea mucho más abundante que el pecado, siendo esto la salvación de
Cristo. No abuses de la gracia de Dios, sino que seamos agradecidos a Dios por
tanto amor.

Potrebbero piacerti anche