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1. Introducción
Aunque a lo largo de la obra ha quedado suficientemente argumentada la
importancia de los elementos que definen el hecho educativo como proceso
psicosocial, puede suceder que aunque los profesionales compartamos dichos
principios, en la práctica diaria encontremos dificultades para desarrollarlos. Por ello,
vamos a aportar una serie de consideraciones que pueden llevar a reflexionar y a
optimizar el entorno grupal en nuestros proyectos educativos con mayores (PEM).
1 Para profundizar en la aplicación de las intervenciones grupales en los servicios sociales, merece
recordar las siguientes aportaciones: Ayuntamiento de Madrid. 1994: Casellas y Pérez, 1995: López -
Cabanas y Chacón, 1997: Sánchez y Musitu, 1996).
Disponer de conocimientos acerca de cómo evolucionan las situaciones grupales y
ser capaces de diagnosticar correctamente nuestros grupos serán los primeros pasos
que nos capacitarán para conducir a los grupos educativos de mayores hacia su
maduración. En este contexto, los PEM adquirirán la máxima capacidad de
desarrollo para sus componentes.
De entre las categorizaciones de la evolución de los grupos, se destaca la expuesta por
Brunet y Negro (1982), que distinguen las siguientes etapas en la evolución de los
grupos:
• Etapa 1. La seguridad de la situación. Situación inicial: todavía no puede
decirse que exista propiamente un grupo, sino un conjunto de individuos.
El desconocimiento mutuo de los miembros, de las claves y normas de la
situación grupal genera cierta inseguridad inicial que deberá ir
desapareciendo.
• Etapa 2. La seguridad en la confianza personal. A medida que las personas
van conociéndose y asumiendo el funcionamiento grupal (tareas, funciones,
roles, exigencias implícitas y explícitas, etc.), se va creando un ambiente de
confianza, aceptación y tolerancia imprescindible para lograr la apertura y
comunicación interpersonal. Empiezan a sentarse las bases para el trabajo
en grupo.
• Etapa 3. Desarrollo de la participación. En este clima empieza a lograrse la
implicación y participación de las personas. Hasta que esta fase no se ha
logrado, el entorno educativo no será el idóneo para trabajar desde una
perspectiva constructiva.
• Etapa 4. La estructuración del grupo. En este momento el grupo se encuentra
en condiciones para fijar sus propias metas, tanto respecto a la tarea
formativa -objetivos, contenidos y metodología- como a la convivencia y a
las metas psicoafectivas -forma de relacionarse, qué grado de intimidad y
compromiso desean sus miembros-. Ahora el grupo puede comprender sus
limitaciones y posibilidades y organizarse para lograr sus metas tomando
decisiones referidas a la organización de sus propios aprendizajes -
priorizando objetivos y contenidos y organizando las actividades
formativas- y relativas a las normas de convivencia grupal. En este
momento los alumnos comienzan a ser los verdaderos protagonistas de su
propio aprendizaje, con lo que no sólo podrán lograr objetivos y contenidos
educativos de carácter conceptual, sino actitudinal y procedimental -
aprendiendo en la práctica el valor de la participación, la escucha, la
colaboración, practicando la toma de decisiones, la negociación, la tolerancia
ante la discrepancia, etc.-.
• Etapa 5- La autorregulación del funcionamiento del grupo. Con el paso del
tiempo, el grupo va madurando y es capaz de realizar la valoración de su
actuación. Ahora puede incorporar las correcciones que considere
oportunas para mejorar su funcionamiento. Es el momento de máxima
madurez grupal y sólo puede mantenerse gracias a un estilo adecuado de
las reuniones -no directivo, participativo y auto- gestionario 2.
Nos parece importante que los educadores gerontológicos establezcan como meta un
grado máximo en la evolución de los grupos y que, a la vez, sean capaces de propiciar
y estimularles para alcanzarlo. Para ello, es imprescindible la aplicación de la teoría
pedagógica.
2 Es este nivel de madurez grupal el idóneo para que se produzca lo que Sáez Carreras (1998) denomina
intervención crítica en educación. En este momento sus miembros comparten intereses y una forma de
satisfacer sus necesidades formativas -formando lo que llama comunidad de aprendizaje- comparten un
estilo de participación, de negociación y de autorreflexión crítica. Alcanzar este umbral es una meta a la
que los educadores que trabajamos con adultos o con mayores no podemos dejar de aspirar.
analizar dudas, debatir sobre actitudes y un largo etcétera. El docente cumple un
papel de facilitador. Las reuniones analíticas tienen además el objetivo de abordar
un problema que se convierte en el eje de la reunión. El docente tratará de que todos
participen, que se centre el tema y se pueda lograr un análisis profundo y las mejores
propuestas para su resolución. Aunque en los PEM las reuniones suelen tener un
estilo más formativo y analítico, en las fases iniciales de los proyectos o en situaciones
concretas deberemos saber desarrollar las primeras.
Resulta conveniente recordar que, en términos generales, son escasas las reuniones
de exclusivamente un solo tipo. Lo normal es que en una misma reunión existan
momentos en los que prevalezca un estilo más informativo o formativo/analítico. Sin
embargo, en el ámbito gerontológico, el estilo de reunión más frecuente es el
informativo de estilo descendente. En la medida que deseemos avanzar en un
proceso participativo en el que los mayores sean más protagonistas de su realidad y,
por supuesto, desde una perspectiva formativa es imprescindible ir modificando la
forma de relacionarse en grupo o, lo que es lo mismo, el estilo de las reuniones.
Es importante que quien convoca y dirige la reunión sea capaz de detectar en qué
momento de ésta debe predominar un estilo u otro. Ello determinará el estilo de
conducción y la forma de desempeñar esta tarea (Tabla 7.1).
Sin embargo, en los centros de mayores no es infrecuente encontrar algunos errores
en las estrategias de reunión que dificultan la mejora de su participación.
Algunos ejemplos de errores frecuentes relativos a la función de organización
son: los mayores acuden sin estar suficientemente informados acerca de la reunión
(no saben si se van a tomar decisiones o no, si se van a considerar sus opiniones, si
existe un seguimiento de las decisiones acordadas en anteriores reuniones, ni saben
a qué hora van a salir, etc.). Puede que no esté prefijado el orden del día, que esté mal
diseñada la secuencia de los temas o que se conceda un tiempo inadecuado a las
diversas partes de la reunión. No es infrecuente que el contenido resulte para los
participantes demasiado extenso, lo que implica que no se pueda dejar tiempo para
la participación -en el análisis de los problemas o en la toma de decisiones-, y algo
muy cotidiano, que no se pueda cerrar de manera adecuada la reunión.
Otro conjunto frecuente de errores se refieren a las funciones de facilitación y
de regulación, y están relacionados con el olvido de las necesidades socio- afectivas
de los participantes o nuestra incapacidad para controlar la situación grupal.
Funciones Tareas
1. Organización 1. Establecer los objetivos de la reunión
2. Concretar y secuenciar los contenidos a tratar
3. Diseñar y aplicar la metodología adecuada (de
comunicación, participación, etc.)
4. Planificar y gestionar los recursos necesarios
(audiovisuales, mobiliario, etc.)
5. Adaptar el entorno a las características de los
participantes(a)
6. Planificar y gestionar el tiempo de ésta
1 Evidentemente, en cada momento del proceso éstas tendrán un carácter u otro. Una dificultad frecuente
de los grupos de mayores es que normalmente no suelen ser lo bastante maduros como para aplicar un
estilo participativo y democrático como nos gustaría. Por ello, puede ser necesario iniciar la relación
educativa con un estilo más directivo e ir cambiando a medida que los miembros y, por tanto, el grupo
en su conjunto, pueda ir asumiendo con éxito el reto de la participación. Por ejemplo, si el objetivo de
las primeras reuniones es que sean capaces de sensibilizar y motivar para la captación y de fidelizar a
los mayores -puesto que el grupo se encontraría en lo que se ha denominado fase de seguridad en la
situación-, es posible que tengamos que comenzar con reuniones de carácter informativo de tipo
descendente, introduciendo poco a poco momentos de tipo formativo (inicialmente con métodos de tipo
más logocéntrico). Sin embargo, a medida que el grupo evolucione, será necesario minimizar este estilo
de relación. Para lo cual, el aprendizaje, adiestramiento y mejora de las habilidades de comunicación y
participación grupal se convierten en un objetivo imprescindible en todo programa educativo con
mayores. Sólo de este modo éstos podrán convertirse en protagonistas de su grupo y de su aprendizaje.
TABLA 7.2
Recomendaciones generales para la realización de reuniones educativas con mayores
1. Planificarla adecuadamente
• Explicitar el tipo de reunión a celebrar -concretar si existen momentos
diferenciados dentro de la misma-
• Diseñar un sistema adecuado de convocatoria -que Incluya la
información y motivación formal-
• Controlar al máximo posible las condiciones ambientales de la instalación
(sonoridad, luminosidad, temperatura, interrupciones, etc.)
• Utilizar los medios audiovisuales y de apoyo (documentación a entregar,
etc.) adaptados a las condiciones ambientales y a los destinatarios
que acudan, participen activamente, expresen sus ideas, se preparen lo que fuera necesario,
lean la documentación entregada, terminen las tareas propuestas en sesiones anteriores,
etc.).
Fuente: Adaptada de Fabra (1994:142s).
4 Como dijo Víctor Frankl: «El humor merece una mención entre las capacidades humanas básicas.
Ningún animal es capaz de reír». Reivindicamos, como hicieron McGuire y Boyd (1993) la necesidad de
potenciar el sentido del humor en las actividades con mayores.
torpecedora de algún miembro, pero de forma sutil y respetuosa -ha de ser capaz de
provocar alguna sonrisa pero no de molestar a nadie-. Requiere mucha habilidad y
un gran conocimiento y confianza con el grupo -de esta forma es po- sible que en otra
ocasión sean otros miembros del grupo los que frenen al compañero de un modo
amable-5.
En cuanto a la comunicación no verbal, no nos olvidemos del poder que la sonrisa y
la mirada tienen. Son valiosas herramientas para comunicarnos con los participantes
en los grupos de una forma informal y efectiva 6.
5 Es muy conveniente que también seamos capaces de ironizar sobre nosotros mismos. Así, además de
distender el ambiente, los mayores percibirán con más naturalidad esta forma de actuar, a la vez que
relativizamos nuestro estatus frente a ellos.
6 Resulta necesario si deseamos comunicarnos sutilmente con algún miembro del grupo -para pedirle
que intervenga, que hable más despacio, más alto, que abrevie, etc.-. Por ejemplo, una simple pregunta
a los participantes pero mirando a uno en particular puede convertirse en una pregunta dirigida en
concreto a ella, del mismo modo que retirar la vista o no mirar a una persona es una forma de obviarla.
7 En algunas situaciones resulta especialmente útil, por ejemplo: cuando alguien pida la opinión personal
del educador y la respuesta pueda ser motivo de polémica: cuando algún participante exponga su propio
problema para ser discutido: cuando una persona se encierre en sus propias opiniones-, cuando se
plantee alguna cuestión que el propio grupo pueda resolver y no es necesario que el docente asuma dicho
papel; cuando algún integrante del grupo quiera impresionar a los demás demostrando sus
conocimientos o, cuando algún mayor participe demasiado y debamos evitar que los demás sean sólo
espectadores de un diálogo entre nosotros y éste.
• Reforzar las intervenciones de los participantes resaltando públicamente sus
respuestas o pidiéndoles su aprobación a lo que han dicho otros o el propio
docente.
• Hacer participar a los asistentes por medio de preguntas sencillas y directas
o pedirles que colaboren en alguna demostración o con un resumen del
tema que se está tratando.
• Es imprescindible que no permita que se juzgue a las personas, y que se
aparten las cuestiones personales con el fin de continuar con lo programado.
8 Para errar lo menos posible en la organización de los grupos no sólo es necesario disponer de
conocimiento y destrezas docentes, sino de sensibilidad y de capacidad de observación para conocer e
interpretar los efectos de nuestras decisiones en los mayores. También es imprescindible explicar a los
alumnos por qué se les agrupa, con qué criterio y las ventajas que encontramos en ello. Siempre ha de
poderse negociar con ellos formas de agrupamiento, dependiendo de la tarea, el objetivo (p. ej.. para ser
más creativos, productivos, ágiles, etc.).
TABLA 7.3
Posibilidades de agrupamiento en las actividades educativas
9 La tendencia natural es sentarse y agruparse por afinidad y semejanza. Así, los mayores tenderán a
aglutinarse entre los que se conocen, compartiendo el género, presentando más semejanza en
capacidades cognitivas o habilidades sociales, etc.
actuando, y si el docente no ejerce demasiado « control» sobre la situación, continúan
actuando como inconvenientes.
10 Con la experiencia se pueden llegar a organizar grupos idóneos para que el ritmo y los resultados sean
acordes. Un docente buen observador, con una buena capacidad para percibir los estados emocionales
y la personalidad de los mayores, sabrá colocar a aquella persona más aislada o insegura junto a otra
que es muy reforzadora o que puede ayudarle a integrarse, o a dos que podrán ponerse límites
mutuamente y no permitir que uno monopolice el grupo, u otro tipo de situaciones muy habituales.
Ello entrena y favorece que los mayores sean flexibles, que se acostumbren a cambiar
de interlocutor, de compañero/a de tarea.
También resulta muy interesante que ellos se agrupen según su interés por los
temas. Si se les pide que se organicen atendiendo a sus intereses, deseos e
inquietudes, normalmente esta agrupación hace que se refuercen sus intereses y
afinidades. Es muy conveniente para desarrollar actividades y tareas fuera del centro
(búsquedas de información, gestiones, etc.,).
Del acierto en la formación de los subgrupos para la realización de las tareas de
enseñanza-aprendizaje dependerá no sólo la calidad de la interacción intelectual- y en
consecuencia, la ampliación de los saberes de los alumnos-, sino también los
intercambios afectivos que se den en el aula. Estos (intercambios) serán los
responsables de las vivencias que los participantes tengan de la actividad, de ahí la
necesidad de cuidar estas agrupaciones.
CAPITULO 8.
Medios, recursos y materiales didácticos
Los recursos, medios y materiales didácticos 1 son instrumentos que facilitan y hacen
posible el proceso de enseñanza-aprendizaje (E-A). El valor de estos «apoyos
auxiliares» reside en su funcionalidad didáctica, en su capacidad para motivar y para
configurar y articular la relación del alumno con todos los demás elementos del
proceso de E-A, Cumplen pues un importante papel en el proceso educativo 2.
1. Importancia
Son importantes por su funcionalidad didáctica, puesto que los materiales
didácticos son mediadores entre la realidad y la persona que aprende:
• Por su capacidad para presentar y transformar la realidad. Se parte de
contenidos científicos -conceptuales-, que se transforma en información
didáctica, en datos capaces de ser comprendidos, asumidos, compartidos y
aprendidos 3,
• Por representar la experiencia individual y colectiva. Los materiales didácticos
pueden referirse tanto a experiencias directas de la persona
1 Aunque existen matices diferenciales entre materiales o recursos didácticos, hablaré indistintamente de
ellos, tal y como propone Uría (1998.105s).
2 Los profesores Fernández y Puente (1992:435-95) ofrecen una profunda visión de los recursos y medios
didácticos (función pedagógica, criterios para su elección y elaboración, entre otros).
3 En este sentido, los entendemos como elementos diferenciales que forman parte del desarrollo
curricular y constituyen el «soporte material de los contenidos» (Sevillano. 1990:76s).
(Que recuerde o viva situaciones o sentimientos concretos) como a
representaciones simbólicas, abstractas y colectivas (p. ej., las que reflejan
símbolos visuales o verbales)4.
• Pueden estimular al aprendizaje, gracias a que permiten introducir la vida en
el aula (por medio de experiencias directas, recuerdos o representaciones
simbólicas)5.
• Por su capacidad para centrar la atención, para reorientar el análisis o el debate.
Entonces cumple su función conativa.
Son importantes por su capacidad motivadora. Pueden estimular la motivación
intrínseca hacia el proceso de E-A. ¿Cómo? Pues teniendo la posibilidad de hacérnoslo
pasar bien (función recreativa), potenciando la creatividad, el libre pensamiento y la
capacidad de interpretación (función sugestiva). En la medida que equilibran la
presentación de información y que contrarrestan la dificultad para presentar textos
escritos, cumplen una función estética. Dado que a partir de ellas afloran las vivencias
y los sentimientos de los alumnos, logran la función emotiva, y por su capacidad para
desarrollar la sensibilidad, la expresividad y la estética, desarrollan cierta función
estética/poética. Todas estas posibilidades hacen que los recursos y medios
pedagógicos permitan disfrutar aprendiendo.
Son importantes por su capacidad para configurar la relación del alumno con
los demás elementos del proceso de E-A. Los medios y las tareas que proponen
están definiendo qué papel debe tener cada alumno, el docente, qué consideración
nos merece la información, el contenido educativo o qué valor tiene el
4 Hernández Hernández (1994) se refiere a la Pirámide del Conocimiento para ejemplificar una serie
de categorías que organizan los recursos y los clasifican atendiendo a su proximidad con la experiencia
humana. Recorre un camino que se inicia con las experiencias más concretas y directas, para
continuar con demostraciones y exposiciones, imágenes de televisión, cine e imágenes fijas y, por último,
con imágenes visuales y verbales.
5 Si pensamos, por ejemplo, en actividades formativas con mayores, veremos que éstas suelen darse en
espacios cerrados (en salas que hacen las veces de aulas). Su carácter artificial exige a los educadores que
sean capaces de introducir la realidad en ella, que aporten porciones o representaciones de la misma. De
esta forma, el entorno será más estimulante, y favorecerá un aprendizaje constructivo. Para lograrlo, el
papel de los medios y recursos audiovisuales es esencial. Cuando por el contrario, la actividad se
desarrolla en entornos naturales -al compartir actividades con otras personas, en otros espacios más
intergeneracionales o interculturales-, estos recursos podrían considerarse menos importantes, pero no
es así. En la medida que la realidad es más rica, los medios continúan ocupando un papel esencial, ya
que representan la realidad común sobre la que reflexionar, analizar, profundizar, y también sirven de
apoyo para orientar la realización de tareas grupales.
diálogo, la relación con los demás. En este sentido, además de incidir en los procesos
cognitivos y actitudinales de los alumnos, son capaces de transformarlos roles y formas
de relación en los procesos socioeducativos6. Por ejemplo, las imágenes, al ser
representaciones polisémicas -es decir, que no existen códigos precisos para su
codificación y decodificación-, potencian la pluralidad de significados. Este
entrenamiento puede ser utilizado para mejorar nuestra capacidad para convivir con
tolerancia con diferentes interpretaciones de la realidad.
Por todo ello, los medios no pueden considerarse meros recursos o soportes
auxiliares u ocasionales, sino que tienen un gran valor pedagógico y una fuerte
significación ideológica dentro del complejo proceso de E-A al que nos venimos
refiriendo (Santos Guerra, 1991:29). De aquí la importancia de que su selección
obedezca a criterios técnico-pedagógicos.
2. Tipología
Los materiales y recursos didácticos a los que nos referimos incluyen medios visuales
o auditivos, y combinan imágenes fijas y móviles. Conocidos como medios
audiovisuales, pueden clasificarse según diferentes criterios. Tomaremos aquel que
los ordena atendiendo al tipo de imagen que reproducen.
6Uría (199S;113) propone la categorización del material audiovisual en relación con el grado de
participación que permite al alumno. Aquellos que están totalmente elaborados -como los vídeos, textos.
programas de televisión, juegos, esquemas o imágenes fijas, etc - y los que están parcialmente elaborados
(películas sin sonido, fotos o diapositivas para realizar montajes o relatos, etc.) favorecen la creatividad
y la adaptabilidad a los diferentes mayores y grupos. Por último, se encontrarían los materiales que
pueden elaborar los propios participantes (posters, grabaciones, documentales, entrevistas, películas,
relatos, diaporamas, artículos).
y permiten guardar los esquemas o anotaciones para reutilizarlas o hacer resúmenes
y globalizaciones con posterioridad. También adaptan el tamaño de la letra
fácilmente a los destinatarios y pueden utilizarse diferentes colores para enfatizar o
relacionar algunas partes de las anotaciones. Otra ventaja para los mayores es que se
puede usar sin disminuir la luz en la sala. Además, posee un bajo coste.
Las transparencias son un recurso muy cómodo para ilustrar contenidos y ayudan
a visualizar mejor los más abstractos. Algunas de sus ventajas son que son sencillas
de realizar, fáciles de transportar y pueden proyectarse con luz. Pueden diseñarse
adaptándose a las características de los mayores (mostrando texto escrito de gran
tamaño) y flexibilizan el orden y ritmo de utilización en función del desarrollo de la
sesión.
Las diapositivas también se pueden proyectar a gran tamaño. Además de
emplearlas para realizar esquemas o presentaciones de textos -con programas
informáticos que logran una óptima maquetación-, con ellas y desde mi experiencia
ésta es su función más enriquecedora- pueden traerse al aula imágenes fotografiadas
de la realidad7. Si se les añade sonido, pueden elaborarse montajes (denominados
diaporamas) que sirvan de motivación e ilustración de problemas o temas complejos.
Estos diaporamas pueden tener tanto un carácter descriptivo o realista como
simbólico (ambiguo, evocador, incluso poético). De este modo, resultan más
sugerentes y estimulan la imaginación, la interpretación o el recuerdo de los
mayores 8.
El uso de fotografías es idóneo y muy estimulante para los mayores, que pueden
manipularlas, de forma que se adaptan muy bien al trabajo individual o de grupo en
el que deban inventar historias, analizar secuencias y pensar acerca de las causas y
las consecuencias de las situaciones. Pueden hacerse con muchos materiales (recortes
de revistas, fotos de los mayores, postales, etc.) y pueden ampliarse para hacerlas de
gran tamaño. Su uso es flexible y se adaptan a grupos y actividades diversas. Son
recursos baratos y, además, pueden ser fácilmente elaborados también por los
propios mayores.
7 Resulta muy enriquecedor hacer puestas en común con los mayores de las fotos que han sido tomadas
en familia, con amigos, en actividades o viajes y contrastar las diferentes miradas de los participantes,
por ejemplo tras un taller o un «maratón fotográfico». También nos permiten aprovechar viajes o
experiencias y ofrecerlas a los grupos como material para su análisis, para el diálogo, etc.
8 Sobre cómo podemos hacer diaporamas recomiendo leer las recomendaciones y pautas que aportan
Fernández y Puente (1992:457s).
2.2. Recursos que reproducen imágenes móviles
Constituyen la mejor opción para ilustrar fenómenos dinámicos y complejos. Utilizan
la imagen, el sonido, lo dramático, lo cinestésico, el color y la música. Reproducen y
acercan lo lejano en tiempo y/o espacio. Además de ayudar en la transmisión de
diversos tipos de contenidos, permiten el desarrollo de habilidades como la
observación y el análisis de la realidad expuesta.
En el vídeo pueden utilizarse cintas ya comercializadas o elaboradas por
instituciones culturales, científicas o educativas (públicas, privadas, fundaciones,
etc,), pero también podemos elaborarlas nosotros y los propios mayores. Las
películas de cine nos ofrecen ejemplos vivos de historias que se producen en
realidades socioculturales y familiares concretas. Dada su gran variedad y poder de
evocación e identificación, resultan un recurso muy apreciado y dinámico para los
mayores, razón por la que podría ser más utilizado. El cine estructura los contenidos
de forma ambigua, subjetiva y personal. Igual de personal que puede ser su lectura,
su interpretación. En este sentido es idóneo para potenciar un aprendizaje de tipo
psicocéntrico. Permite desarrollar el pensamiento intuitivo de los participantes,
establecer relaciones entre personajes o situaciones, cisionar y analizar conductas,
observar lenguajes diferentes, realizar interpretaciones grupales y generar
conocimiento y pensamiento colectivo, identificarse con los personajes y motivar a la
participación en el cinefórum 9. La dificultad de utilizar el vídeo es que la pantalla de
televisión no suele ser demasiado grande (en ese sentido el cine -ya en desuso-
permitía una mejor proyección, al igual que la comodidad de los asientos
disponibles), por ello deben contemplarse estos aspectos antes de invitar a proyectar
una película o de convocar a demasiados espectadores. Es un recurso mu y versátil
que permite ser interrumpido, repetir o dar marcha atrás, y puede hablarse o
comentarse mientras se visiona.
Con el ordenador es posible acceder a la información disponible en la red y a los
contenidos en formato CD. Se trata sin duda de una herramienta que educadores y
mayores vamos a utilizar cada vez con más frecuencia y cuyo techo todavía está lejos.
Tiene, sin embargo, una dificultad que no puede obviarse: se trata de la necesidad de
proporcionar estrategias a los mayores, no sólo para ser capaces de acceder y buscar
información, sino, y sobre todo, para seleccionarla, valorarla y uti-
9 A este respecto destacan las aportaciones de Bas Peña (2001) y Belando Montoro (2000), quienes
emplean este recurso en actividades educativas con mayores.
lizarlal0. Otro inconveniente de la utilización del ordenador es la dificultad de utilizar
este recurso para el trabajo en grupo (la pantalla puede resultar difícil de visualizar
en grupo y la utilización de cañones de luz todavía no está suficientemente
generalizada en los equipamientos en los que se realizan los proyectos educativos con
mayores [PEM]). El aumento en conocimientos y habilidades de los mayores en el
mundo informático hará que cada vez nos encontremos con más materiales en este
soporte, por ejemplo, con sus propias páginas web.
Tal vez el uso más habitual del ordenador sea la proyección de imágenes fijas con
animación por medio de un cañón de luz. De este modo se pueden proyectar imágenes
diseñadas o maquetadas con programas informáticos que incluyan efectos de
animación de textos, imágenes, sonido, etc. La versatilidad de este soporte y su
capacidad para adaptarse a cualquier público lo convierte en una muy buena opción.
10 En realidad nos encontramos frente a la misma dificultad que ya se ha identificado en otros grupos de
edad. El acceso a internet no forma, no educa. Sólo proporciona el acceso a una cantidad ingente de
información, frente a la cual deberemos saber cómo actuar, para lo que necesariamente hay que
capacitarse.
11 Y tal y como expuso Dale, «la experiencia directa es un elemento pedagógico básico», en el sentido de
que tiene la fuerza de establecer vínculos, de hacer que la gente se relacione, aprenda de forma informal.
se «contamine», que tengan que emplear sus habilidades. Además permite la existencia de situaciones
estimulantes, novedosas, divertidas, lo que supone siempre un aliciente para los mayores.
formación de apoyo. En estas actividades, con mayor motivo que en las que se realizan
en un espacio cerrado, siempre ha de realizarse un análisis y la posterior valoración
conjunta, gracias a la cual sepamos si el esfuerzo de diseño, organización,
desplazamiento, etc., se ve ampliamente recompensado por el interés despertado en
sus protagonistas.
12 Para potenciar que los mayores elaboren materiales escritos, es imprescindible que se les recuerde que
lo importante son las ideas y no la grafía, las faltas de ortografía o los errores de sintaxis (ello suele inhibir
a muchos a escribir).
13 A este respecto, Casellas y Pérez (1995) definen las características idóneas de los textos de apoyo y de
las técnicas gráficas, mientras que López-Cabanas y Chacón (1997:256) aportan algunas sugerencias para
validar el uso de las representaciones simbólicas que pueden emplearse con mayores.
TABLA 8.1
Criterios para la elección del método pedagógico y de los medios didácticos
• Debe ser coherente con los objetivos y los contenidos de enseñanza-
aprendizaje (E-A) propuestos
• El método y los medios han de ser compatibles y adecuados para los mayores:
14 Ni por supuesto que éste se escude en los recursos y se limite a leer el contenido de las ayudas
que aporta a la clase (evitando el contacto ocular, impidiendo la participación de los alumnos,
presentando su información como científica y cerrada, etc.). Por desgracia, todos tenemos demasiadas
experiencias en las que recordar algún mal llamado profesor/a que ha utilizado de forma perversa estas
herramientas que tan relevantes resultan para el proceso de E-A.
3. Cómo elegir los mejores medios y recursos para cada situación
Los criterios para elegir el método pedagógico y los medios didácticos más
adecuados a cada situación se exponen en la Tabla 8.1.
Para terminar, deseamos recordar la importancia que tiene en la praxis educativa que
el docente esté técnicamente capacitado para diseñar y aplicar las técnicas de trabajo
en grupo y los recursos y materiales didácticos que las acompañan. Pero asimismo
ha de disponer de una actitud positiva hacia éstos, debe sentirse cómodo y creer en
las capacidades de estas estrategias. Sólo así podrá extraer de ellas, en un ejercicio
creativo y estimulante, su auténtico valor pedagógico.
CAPITULO 9.
Evaluación de programas educativos
1 Aunque Medina Tornero (2000) realiza una muy adecuada contextualización del concepto de calidad
en los servicios, la realidad es que existen escasas experiencias en las que las personas mayores
«participen mejorando la cualidad de los servicios» que se les presta. Esta visión de la participación de
los usuarios mayores constituiría una auténtica novedad en la atención y les permitiría dejar de estar en
una posición «externa» a éstos, adaptándose mejor a sus necesidades (Petrus Rotger, 2001:637).
Indudablemente esta reflexión converge con nuestra concepción de cómo deberían pensarse los
proyectos educativos con mayores.
2 Para profundizar en el concepto de la calidad educativa es muy recomendable la consulta de las
siguientes obras: Cano García. 1998; Gento Palacios. 1996; González Ramírez, 2000; López Morrajo, 1999;
López Rupérez, 1994-, Pérez Gómez et al. 2000; Wilson. 1992).
TABLA 9.1
Evaluación y calidad educativa
Calidad cómo Su peculiaridad... Evaluación y calidad
4 Las nuevas corrientes epistemológicas han supuesto el desarrollo de nuevas metodologías acordes con
esta nueva perspectiva del conocimiento. Por ejemplo, la perspectiva transaccional -que ha influido
poderosamente en la evaluación de los programas sociales- debe su florecimiento a diversas corrientes
como la etnografía educativa, el interaccionismo simbólico o la etnofenomenología. en la que subyace la
idea de que para comprender la conducta humana es imprescindible conocer cómo los sujetos interpretan sus
pensamientos, sentimientos y acciones (Angulo. 1988:249). Este modelo también ha sido llevado con éxito al
campo de la evaluación de programas de educación para la salud en el entorno hospitalario (Fernández
Sierra y Santos Guerra, 1992).
TABLA 9.2
Criterios de evaluación
• Observación participante
• Entrevistas con informantes clave (responsables y profesionales de los
centros)
• Sesiones de evaluación individual
• Sesiones de evaluación grupal
• Estudio de los materiales producidos por los participantes
• Estudio de documentación de los centros
• Estudio de las notas de campa escritas por el docente (etnografía
educativa)
• Estudio bibliográfico sobre la evaluación de los proyectos
educativos con mayores (PEM)
Es deseable lograr la suficiente diversidad o multiplicidad de procedimientos de
recogida de información que mejore la validez de las conclusiones y disminuya los
posibles sesgos. Para ello es recomendable emplear la combinación de las estrategias
expuestas en la Tabla 9-3.
En cuanto a los implicados en la evaluación, lo ideal sería la participación de la mayor
cantidad posible de agentes. Por supuesto, en primer lugar los protagonistas del
programa, quienes, además de ser consultados, han de recibir la retro- alimentación
(feedback) del resultado de la propia evaluación. Ello favorecerá su protagonismo y,
si la valoración ha resultado positiva, una mejor autoestima y vivencia de logro.
También, en calidad de personas importantes o de referencia, sus allegados (personas
relacionadas indirectamente como familiares y amigos) 6.
En una segunda esfera se encuentran los planificadores y responsables de los
programas o instituciones en los que se desarrollan. Éstos, como encargados de
la toma de decisiones acerca de la continuidad, mejora o retirada, han de conocer los
resultados. Nuestra labor es saber comprometerles con cuantas iniciativas
socioeducativas florezcan en las instituciones 7.
6 Aunque no suele resultar sencilla esta indagación, su aportación siempre resulta de gran interés para
conocer los efectos que ha propiciado en la vida y en las relaciones de los participantes.
7 Además de preguntarles, como personas ajenas al PEM pero perceptores de la vida de los centros, su
opinión respecto a la vivencia de los no participantes en la actividad (otros mayores, el personal, etc.),
es necesario hacerles llegar un informe-resumen de la experiencia y de su evaluación como pieza esencial
para socializar sus resultados. Es más que recomendable acompañarla de una reunión en la que pueda
obtener la opinión directa de algunos participantes, de modo que puedan transmitirles sus vivencias y
valoración del PEM.
Por último, la propia población mayor, como destinatarios genéricos de este tipo de
programas o servicios8, así como otros miembros de la población general9.
8 Hemos tenido la oportunidad de comprobar la utilidad de esta información cuando en una ocasión
estaba realizando la evaluación de un programa realizado en varios centros de mayores. Aunque en
el plano teórico considerábamos que otros socios podrían ser candidatos a participar en ediciones
futuras, la realidad nos indicó que no era así. y nos ayudó a ajustarnos a la demanda real al estilo de
socio candidato para nuestra oferta (que distaba mucho de ser el socio promedio de dicho recurso).
También resulta de interés para ir captando la influencia de nuevas cohortes de personas de edad que
se incorporen a los recursos y que. sin duda, continuarán modificando esta demanda formativa y. por
tanto, nuestra oferta.
9 Todas las personas tenemos expectativas con respecto ai comportamiento apropiado a cada edad,
expectativas que van configurando una serie de normas que influyen en los comportamientos de los
adultos al ir envejeciendo (Neugarten et al. 1999). Esto sucede con la participación de los mayores en
proyectos educativos. Divulgar los resultados de los PEM, lograr que pueblen los medios de
comunicación, puede mejorar esta cognición y facilitar la participación de más mayores en estas
iniciativas.
10 Para operativizar el concepto de Evaluación y diseñar este protocolo, he partido de aportaciones de
diversos autores y la he combinado con mi propia experiencia profesional. Destaca la influencia de:
Aguilar y Ander-Egg. 1992: Biddle y Anderson. 1989; CMIDE. 1990-, Coll et al. 1992; Fernández y Puente.
1992; Fernández Sierra y Santos Guerra, 1992; García Ferrando ec al. 1990; MMA, 1996-,
UNESCO/PNUMA, 1993b.
TABLA 9.4
Evaluación de programas educativos
• Evaluación de lo planificación
• Evaluación del diseño e implantación del programa
- Existencia de una teoría subyacente
- Análisis de la estructura del programa
- Análisis y evaluación de los elementos del
programa
• Evaluación de los resultados
- Eficacia, idoneidad y eficiencia
- Utilización de los resultados de la evaluación
11 Este es el motivo por el que en esta obra se presenta una revisión de las aportaciones de la
gerontopsicología, de las ciencias de la educación y una propuesta de principios teóricos de la educación
gerontológica en los que se define la posición de la autora frente a los grandes dilemas de la educación.
12 Para profundizar en estos conceptos puede consultarse la obra de Hernández Hernández (19941, quien
recopila la aportación de varios autores.
Ahora es el momento para realizar el análisis y evaluación del PEM, de valorar todos
los elementos del programa. Se partirá del proyecto (fines y objetivos) y se continuará
con los contenidos, la metodología, la temporalización, los recursos y materiales
didácticos, los equipamientos, la figura del docente y, por último, la propia
evaluación13.
14 Conviene, en este momento, tener presentes los aspectos referidos al currículum «expreso» y «oculto»,
y saber asignar a cada uno de sus aspectos la estrategia o metodología de evaluación más idónea.
15 Si uno de los objetivos de nuestras actuaciones es difundir y propiciar este tipo de iniciativas, es
importante que esta eficacia se valore también fuera del aula. Así, aunque los implicados (docente y
participantes) valoren los resultados muy positivamente, es posible que el resto de los miembros de las
instituciones (personal u otros socios) demuestren nulo o escaso interés hacia el mismo. Ello sería un
indicador de lo que venimos a denominar «eficacia intrainstitucional».
Otro aspecto muy importante en la evaluación de los resultados se refiere al grado de
idoneidad, es decir, a la capacidad que tiene el programa de vincular
coherentemente actividades con las metas y objetivos propuestos. Ello requiere que
se revisen los objetivos definidos en cada PEM y que pueda argumentarse de forma
razonada su grado de vinculación con el programa (con los contenidos, con la forma
de abordar el proceso de E-A, los métodos empleados, la explicitación de los
elementos de la «agenda oculta», etc.)16.
Un aspecto que no podemos olvidar se refiere a la rentabilidad económica del
programa, lo que supone conocer su eficiencia. Para ello, debemos poner en una
balanza costes y beneficios, esfuerzo y logros obtenidos. La optimización de los
recursos humanos y económicos es siempre un deber de todos los que trabajamos en
el ámbito de la gerontología, pues las necesidades son muchas y no malgastarlos es
una exigencia que no sólo compete a gerentes o administradores, sino a todos los
profesionales, incluidos, por supuesto, los educadores 17.
Por último, cabe referirse a la utilización de los resultados de la evaluación.
La información acerca del valor de esta experiencia formativa es extremada- mente
útil para los participantes, para el docente y para los responsables de los servicios
para mayores. En este último caso actúa como aval para favorecer la existencia o el
aumento de proyectos formativos en la institución. Así es deseable que la evaluación
aporte datos útiles a todos los implicados con el fin de que se beneficien de sus
resultados y favorecer la máxima repercusión posible. Sin embargo, esto no es
sencillo, puesto que no siempre se logra implicar a los responsables para tomar
decisiones que permitan mejorar futuras actuaciones. Algunas de las causas con las
que nos hemos encontrado son: la inercia de algunos centros de mayores (generada
por su personal, por las líneas de actuación política del organismo del que dependen,
por las características de sus socios o de los miembros de sus órganos de gobierno)
que dificultan enormemente la organización de estas iniciativas, la escasez de
recursos humanos para iniciar nuevos PEM (existen escasos profesionales con
formación y motivación suficiente para abanderar innovaciones, sobre todo en los
lugares con menos experiencias y oportunidades formativas y culturales), el
inmovilismo y el miedo al cambio en las organizaciones, el excesivo peso que todavía
poseen los modelos asistenciales en los centros de mayores o los falsos estereotipos
sobre las necesidades y motivaciones de las personas de edad, han sido algunos de
ellos.
16 Aguilar y Ander-Egg (1992:48-9) ofrecen una enriquecedora visión de este enfoque de la evaluación.
17 En la parte III se detallan cuestiones para operativizar la eficacia y la eficiencia de los programas
educativos con mayores.