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POR UN NUEVO EXTRAÑAMIENTO DE LA CULTURA

Selci, Damián Gabriel


Honorable Concejo Deliberante de Hurlingham
Damian.selci@gmail.com

Palabras clave
militancia / cultura / antagonismo

Resumen
¿Es posible establecer, desde la posición militante, un concepto de “cultura”? Partimos de
una precaución metodológica: ante todo, hay que proceder ante la cultura como ante un
concepto, vale decir, algo que todavía no sabemos del todo qué es –y que, para existir, debe
ser realmente pensado de nuevo. En el marco de las investigaciones iniciadas en Teoría de
la militancia (Cuarenta Ríos, 2018), nuestro propósito será indagar la posibilidad de un
concepto de “cultura” que dependa estrechamente de la subjetividad militante tal como se
desarrolla en aquel texto: ninguna otra cosa que el paso lógico de la interiorización del
antagonismo en el seno del Pueblo. Dicho movimiento se caracteriza por inducir un
extrañamiento radical de la cultura: para la subjetividad militante, “cultura” es lo que
pretender ser sustancia, lo que –antagonismo mediante– se termina revelando en su condición
significante y por lo tanto política, mientras que lo propio de una postura “cualunque” implica
el repudio de la militancia como parásito y una propaganda de la sustancialidad. La visión
gramsciana de una “batalla cultural” sólo es concebible una vez que se ha establecido la
cultura (el “sentido común”) no tiene sustancia, y esta insustancialidad depende del
antagonismo que se cava entre la cultura y aquello que la sostendría: la naturaleza, lo natural,
el ser.
Para la militancia, por ende, lo que se llama “cultura popular” carece de certeza en cuanto a
su orientación: en la medida en que el Pueblo ha demostrado su división antagónica, todo lo
que se muestre como hábito, naturaleza, costumbre en el Pueblo bien podría ser un elemento
cualunque. En otras palabras: bien podría ser que sólo haya “cultura cualunque” y
“anticultura militante”. La cultura, y también la cultura popular, es modo-de-ser y por lo tanto
aquello de lo cual el militante debe desarraigarse, porque se ha vuelto sospechoso de asegurar
la Inocencia. En la modernidad, el nombre de la Inocencia es el individualismo.
Por último, intentaremos mostrar que en cuanto la militancia es una operatoria
insustancialista, lo que aparece en el lugar de la “cultura militante” es la Organización: la
disolución de la sustancia convertida en vida-no-individual.

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