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o Monición de bienvenida

Sed todos bienvenidos a este Adoremus…, un momento íntimo de


oración con el Señor, un momento de encuentro para adorarlo, para hablar
con Él de todas nuestras cosas, para rezarle, para refugiarnos en Él…

Él es nuestro redentor, nuestro amparo, el consuelo de nuestras penas,


el que dio su vida por nuestra salvación. Por ello le damos gracias y hoy le
ofrecemos nuestras vidas.

En breves momentos estará aquí, en medio de nosotros.

Acerquémonos sin miedo y dejémonos empapar de su dulce amor y


consuelo con la misma disponibilidad que tuvo María, diciendo: HÁGASE EN
MÍ SEGÚN TU PALABRA.

o Reflexión 1
Dios eligió a María para una misió n maravillosa: para ser su Madre. Y
la Santísima Virgen respondió con una entrega absoluta: Há gase en mí segú n
tu palabra.

¿Pero sabes que a ti y a mí tambié n nos ha elegido Dios, antes de que
vinié semos al mundo? Fíjate con qué claridad nos lo dice en la Sagrada
Escritura: Nos eligió antes de la creació n del mundo para que fué ramos
santos y sin mancha en su presencia, por el amor; nos predestinó a ser
sus hijos adoptivos por Jesucristo .

No nacimos por azar, ni existimod porque sí... Somos fruto del amor
infinito de Dios.

Desde antes de la creació n del mundo, Dios ya pensó en ti y en mí, y


quiso que existié semos. Nos eligió para que fué semos sus hijos y vivié semos
inmensamente felices con É l en el Cielo por toda la eternidad.

Lo que ahora quiere de nosotros es que seamos santos, es decir, que


luchemos durante nuestra vida por imitar a su Hijo Jesucristo.

¿Está s dispuesto a responder con todas tus fuerzas a esta elecció n


divina? ¿Está s decidido a luchar por imitar en todo a Jesú s?
o Reflexión 2
Saber que estamos en esta tierra para cumplir una misió n divina, llena
nuestra vida de sentido, de ilusió n y de entusiasmo.

Todo lo que hacemos, cada paso que damos en el camino de la


existencia, tiene sentido. Las contrariedades, los obstá culos, las dificultades,
el cansancio y el dolor, no son algo absurdo: sirven para cumplir el encargo
preciso que Dios nos ha encomendado; y nos acercan a la meta que nos
espera: el abrazo de Amor infinito de nuestro Padre Dios.

Si “descubres” que está s en el mundo para realizar esta misió n y te


decides a poner a su servicio todos tus talentos y energías, verá s que tu vida
se convierte en la aventura má s emocionante que puedas imaginar, y que tu
corazó n se llena de una alegría sobrenatural que es imposible expresar con
palabras.

o Reflexión 3
Gracias a que María hizo la voluntad de Dios, vino Jesú s al mundo y
salvó a los hombres. De aquel há gase en mí de María, dependía algo muy
grande: nuestra salvació n eterna.

Tambié n de que nosotros luchemos por imitar a Cristo y cumplir la


misió n de colaborar con É l, dependen cosas muy importantes.

¿Te has parado a pensar en todo el bien que puedes hacer en este
mundo si respondes generosamente a lo que Dios quiere de ti?

Con tu ejemplo y tu palabra puedes hacer felices a miles de personas


que, como tú , descubrirá n cuá l es el verdadero Camino de la felicidad y de la
Vida.

Pongá monos en camino con María; comprometá monos a seguir a


Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Así seremos verdaderos mensajeros y
constructores de la civilizació n del amor.

o Explicación del signo


Hace mucho tiempo, en un pueblo insignificante llamado Nazaret, tuvo
lugar el acontecimiento má s grande de toda la historia.

Una mujer recibió el mayor mensaje jamá s oído en la Tierra. Un


mensaje y una petició n en contra de toda ló gica y razó n.

Ella se fió de Dios y dijo «sí», porque para é l no hay nada imposible.

Hoy también nosotros queremos que el Señor nos hable, que nos
proponga ese plan maravilloso que tiene preparado para nosotros… por eso
ahora, quien quiera, puede acercarse al Señor, contemplarlo de cerca, e
iluminados por su luz, abrir el corazón a aquello que nos pueda sugerir.

Para ello, encendemos una velita, y nos llevamos uno de esos rollitos
de papel que se encuentran al pie del altar para llevarlo a la oración.

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