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LUIS RODRÍGUEZ RAMOS

Coredrúrico de Derecho Penal. Ahogado

SECUNDARIEDAD
DEL DERECHO PENAL
ECONÓMICO

'UNi\/EHSlGl\O CAifJUCA DE Ut.F.


BJBLIOiEC,� Ot DE:+CHO

Editorial COLEX
2001
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 7

J. PRIMARIEDAD Y SECUNDARIEDAD DEL DERE-


Copyright ® 2001 ·c1-10 PENAL ................................ 8
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamielllo informá­ 1. El Derecho penal primario y secundario ........ . 9
tico, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya se,1 electrónico, me­ 2. Elementos jurídico normativos y tipos penales en
cánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni su préstamo, alquiler o cualquier
otra forma de cesión de uso del ejemplar sin el permiso previo por escrito de los titula­
blanco .................................. . 14
res del Copyright. 3. Secundariedad y técnica legislativa: codificación o
ley especial ............................... 18
4. Recapitulación parcial ...................... 19
II. PREJUDICIALIDAD EN.EL PROCESO PENAL . . . 20
1. Concepto de cuestión prejudicial ...... .. .. .... 20
A) Fuentes de las cuestiones prejudiciales .. . . ... 21
B) Pluralismo conceptual ...... : . . ........... 24
2. Clasificaciones de las cuestiones prejudiciales ... . 24
© Luis Rodrígue� Ramos A) Cuestiones devolutivas y no devolutivas ... ... 25
B) El derecho al juez predeterminado por la ley y la
© Constitución y Leyes, S.A.
Sor Ángela de la Cruz. 6 - 7" planta
unidad jurisdiccional ...... ............... 25
28020 Madrid C) La cuestión prejudicial comunitaria . .... . ... 30
colexeditor@interbook.net D) Prejudicialidad y jurisdicción contable :·... ... 31
http://www.colex.es 3. Tramitación procesal de las cuestiones prejudiciales 32
4. Efectos en el orden penal de las declaraciones de
I.S.B.N.: 84-7879-624-X
otros órdenes ..... ........ . ............... 34
Dep. Legal: M-7.780-2001 5. Recapitulación ...... . .. ................ . .. 35
III. CONCEPTO Y ÁMBITO DEL DERECHO ECONÓ-
Preimpresión: Lufercomp S.L., San Fernando de Henares (Ma�lrid) MICO ..................................... 35
Imprime: Gráficas Rógar. Tel.: 91 811 40 40 1. Definición del Derecho penal económico .......\ 36

5
2. Características del Derecho penal económico .... • 38
3. Contenido y clasificación de los delitos económicos 41
4. Grados de secundariedad .................... 44
5. Diversidad de modalidades .................... 46
6. Enriquecimiento y empobrecimiento injustos ..... 50

IV. ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LA SECUNDA-


RIEDAD ..................... · · · · · · · · · · · · · · 51 INTRODUCCIÓN
1. Las p seudopericias jurídicas ...._.............. 51
52 El llamado Derecho penal econom1co, sobre cuyo concepto y
2. Falsedade s documentales ................... .
54 contenido se hará en s u momento una suficiente reflexión, podría
3. Delito s fiscale s : excusa absolutoria y prescripción . haber llegado a ser un paradigma de la llamada « s ecundariedad»
4. Delitos contra el medio ar�biente y el urbanismo .. 60
del Derecho penal o, si se prefiere, accesoriedad, sub sidiariedad,
Y. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS .......... · · · 65 subordinación, dependencia, etc.de su contenido, r�s pecto a la Q.d.­
mariedad de otras áreas del ordenamiento jurídico que, de modo
BIBLIOGRAFÍA .......................... ·. · · · · · 69 principal e inmedia.to, definen y, defienden los bienes jusídicos e in­
77 fei·eses que constitLLv.en en su mayor garte el contenido de este nue­
ÍNDICE ANALÍTICO .................. .... vo especimen_cri minaL Una lectura de los Títulos XIII a XVI del
Libro II del Código penal de 1995, en relación si stemática con
otros precepto s del mismo libro y código (falsedades documenta­
les, tráfico de influencias, etc.) y de alguna ley especial (contraban­
do, por ejemplo ), evidencia que el Derecho penal fini secular ha in­
vadido terrenos tradicionalmente reservados a otra s ramas jurídi­
cas, en una expan sión sin precedentes, fenómeno que no sólo invita_
-'�� stio�l-��nci� �J!?.s gS:,�l!?}�n tradicionales en
�l...9,i;b� jw:ídico peoal�cQ1J10Ja su,b.fildifüi <J.ª-4,_fr&g1JJentaci$,.Qªg._y,
wínima.intervenció.u, sino que además ha sue,ue st2Jl,D,aj,n fin dJ:Jl;
�-pe1�l� bl��¡p-i�» o con elementos turLc;li.��..normati­
vos,,.91Y.Q ignifJ.Q,.d,p sQLQ..,J2 e p¡e.Q.isarse acudiendo a e sa s nor­
mas extrapenales g��J&.P.�Cl.t¿_�ii)_yfil!i�as .p.or las leye� pen�les,
•ws¼2i
---
�an resul,illdo inyas.orfl,, d�. �:;tas en la c91¡_fifil!.rq.<j9n .de 1-9$,
tipos delictivos.
E sta realidad s ustantiva tiene su reflejo procesal en la multipli-
cación de las llamada s cue s tiones prejudiciales en las causas abier­
tas para investigar y en su cas o ,_enjuiciar estos delito s, cue stiones
prejudiciale s que e stán íntimamente vinculadas con cada uno de los
tipo s penales en blanco o contenedores de elemento s j,Y.ú,<;!k..o...Jl.Qi;¡­
mativ.9,s cl�S:�rácter civJ.�J�!llÜ,. 'lQll)j 1Jj,stratiyo� o labo.rál. Una

7
6
dad, la autonomía o heteronornía del Derecho penal como sector
praxis forense, tan extendida como errática, ha sido obviar tal natu­
­ del ordenamiento jurídico, frente a los restantes sectores es una
raleza de cuestión prejudicial merced a la conversión de la presen
121:o bl� vieja cuestión que hoy recobra actualidad de la mano de i a anun­
cia o ausencia de ciertos elementos típicos jurídicos, en un
ciada expansión del Derecho penal finisecular. El reflejo se tales
ma a resolver mediant� infoJ-¡nes gericia��de inspectores de tribu­
de tensiones en �a teoría jurídica del delito se centra, principalmente,
tos (delitos fiscales), de arquitectos (delitos urbanísticos),
técnicos medioambientales (delitos contra el medio ambiente), etc., �n �a presencia �e el�mentos jur_ídico fácticos en algunos tipos de­
r a problemas jurídicos, en vez l1ct1vos, presencia mas o menos 111tensa en función de cuya intensi­
e,seudopericias viciadas por afecta i- dad se suele hablar de tipos o leyes penales en blanco o, simple­
de recaer _¡¡obre datos, o hechos cuya determinacion exija conoc

-
al mJ!.!2;. mente, de elementos jurídico normativos del tipo. A continuación
1�tos científicos o artísticos, té._cnicQ§_o P,_ráctifQ§_J.jenos
se resumen separadaniente ambos aspectos.
do del Derecho (arts. 456 LECr y 335 LEC.).
Estas páginas tratan de -aclarar las obscuridades surgidas en la
aplicación del nuevo Derecho penal económico, intentando aunar
o L El Derecho penal primario y secundario
al menos coordinar los aspectos sustantivos y procesales. Para Hace décadas afirmaba ANTOLISEI y recordaba DEL ROSAL
pri­
cumplir este propósito se seguirá lafmetoaología]de analizar en que era ya un viejo tema, que «apenas merece en el presente aten­
ncia, auton o­
mer lugar la �nsión entre la primariedad (independe ción», discutir si el Derecho penal, como rama o sector del ordena­
,
mía, suficiencia) y/o la secundariedad (dependencia, heteronomía miento jurídico y como ciencia, goza de autonomía respecto a las
insuficiencia) del Derecho penal _respecto a otros sector es del orde­
restantes _ disciplinas jurídicas o si, por el contrario, en mayor o me­
namiento jurídico, con especial referencia a las leyes penales «en nor medida padece heteronomía procedente de esas otras ramas
blanco» y «en gris» -con elementos jurídico normativos extrapena­ que marcarían las obligaciones cuyos ihcumplimientos sancionai�
y
les-, para proceder después a la determinación de la naturaleza las normas punitivas. Tal problema es efectivamente rancio, pues
dimie n­
régimen jurídico de las cuestiones prejudiciales en el proce aunque la mayoría de los autores se remontan sólo hasta J.J.
to penal, terminando con una aplicación al ámbito del Derecho pe­ ROUSSEAU, no faltan quienes llegan hasta ALFONSO DE CAS­
nal económico de las conclusiones instrumentales alcanzadas, apli­ TRO_: HO�BES, seguidos de PUFENDORF y BENTHAM, y
cación que exigirá una previa enunciación del concepto y conteni­ tamb1en es cierto que mayoritariamente se viene resolviendo a fa­
do del conjunto de normas penales merecedor.as de tal calificación, vor �e_ la autonomía del Derecho penal, sin que falten opiniones
para proceder después a una sistematización de los supuestos afec­ prest1g1osas en sentido contrario como las expresadas por v.
tados por la mencionada problemática, a consideraciones sobre al­ LISZT, BELING, GRISPIGNI, SOLER y JIMÉNEZ DE ASÚA.
gunas concretas consecuencias de la secundariedad, para terminar
Hoy _ba renacido el viejo y aparentemente añejo problema, de la
este estudio con propuestas interpretativas y «ele lege ferenda»
mano de la expansión de un Derecho p�l invasor ele materias re­
acordes con la realidad sociológico jurídica -sustantiva y procesal­
�rvadas hasta ahora a los Derechgs_ administratiJi..Q c\�iL.m.ei:.cant.il
en este ámbito.
Y _laboral, eues en l�s _ll�mados «delitos legales» frente a los «deli,­
_
tos naturales>, (bom1c1d10, lesiones, etc.), en nomenclatura ele FE­
. PRIMARIEDAD Y SECUNDARIEDAD RRT que por cierto también se consideraba caduca, el bien jurídico
DEL DERECHO PENAL Y la conducta típ�ª no son CO.!.] frecuencia direc_wmente lo.,caliza:.
_
bl�s a e,art�Ja norma penal, _que de un modo expreso o .,tácito
,
La independencia o dependencia, la sustancialidad o accidentali­ env1a a normas����a �_son!!._guradoras de ese ,!21.�AJ!Jrí<lico y
dád, la primariedad o secundariedad, la p1'incipalidad o subsidiarie-
9
8
defensoras de él de un modo primario y directo. Pero corno a,�tece­ el punto de conferir a términos procedentes de otras ramas jurídi
dente histórico del momento actual conviene recordar la celeb,�e cas
_ («funcionario público», «propiedad», «insolvencia», «quiebra»,
·tfirrnación rousseauniana «las leyes criminales, en el tondo, mas etc.)
un significado diverso en el campo penal. Entre estos autores
� una especie particular de �-eyes son la· ��nción de toda� las cabe
_ incluir, por ejemplo, a MAURACH, DEL ROSAL, RODRÍGUE
�s», que viene a desarrollar YON USZ�1c1endo, tras mamte� ­ Z
MOURULLO y LUZÓN PEÑA, mostrándose más eclécticos o
tar que «el derecho penal tiene co1�0 m1s 1 on peculiar _ la d�fens es­
� cépticos BERDUGO-ARROYO ZAPATERO y MUÑOZ CONDE­
_
más enérgica de los intereses especialmente dignos y necesitados GARCÍA ARAN. En realidad la polémica es más aparente
de protección por medio de la amenaza y ejecución de la pen�», que
_ real, pues se mueve en dos distintos niveles de abstracción o
gene­
que «No es la clase de los int�reses protegidos, que pueden �e 1 te­ ralidad, máxime si se parte de la unidad del ordenamiento jurídi
_ co
necer a los más variados dorn1111os del Derecho, 1� que decide- la dimanante de la Constitución, pero la reactualización del probl
esencia del Derecho penal, ·sino la naturaleza propia de la p1:ote�­ ema
exige un análisis de su contenido en busca de una solución
ción. Los derechos de propiedad y de. familia, la vida y el terntono con
consecuencias prácticas, sobre todo en el ámbito de las cuest
iones
del Estado, la situación del Jefe del Estado, co�� los �:rechos po­ prejudiciales en sede del procedimiento penal que luego
se trata­
líticos del ciudadano, los intereses de la Adm1nistrac 1 on Y los de rán.
_
las sociedades por acciones, la honra de la mujer, Y �a segundad de Es evidente la acumulación de normas penales y no penal
_ es en
las comunicaciones; todos los intereses, sin excepc1on, pueden par­ casi todos o, incluso, en todos los preceptos de la parte espec
ticipar de la defensa más enérgica que la pena les presta. En todos ial, en
el sentido de encontrar un substrato civil, mercantil, administrati
los dominios del Derecho interviene el Derecho penal complemen­ vo
_ o laboral en los tipos delictivos. También resulta indiscutible
tando y asegurando (naturaleza «secundaria», «complementana», que
tal coincidencia no supone sin más confusión entre los prece
«sancionadora» de las prescripciones del Derecho penal)». ptos
de diversos órdenes jurídicos y jurisdiccionáles, pues la prote
cción
- ven el problema desde una perspectiv_a penal en tales supuestos es más bien una «sobreprotección»,
en el
más abstracta O formal, considerando que los preceptos que consti­ sentido de asentarse en mayor o menor medida sobre la norm
a de
tuyen el presupuesto de la ley penal ( «no 1natar», «no 1:obar», etc} determinación, valoración y protección no penal, pudie
_ _ pues pe1 tenecen 011- ndo afir­
no forman parte esencial de la norma pu111t1va marse que, en los receptos punitivos claramente concurren
_ , _ tes con
ginalmente a alguna otra de derecho pnvado o publico, Y hoy ca­ otros no enales, a uéllos se convierten en con 1c1on
, necesaria
bría añadir que todo ello no empece que, �e un modo ma� o menos ��nsue nisufiC$.J.lte.,g,e. �.�t��·...!2. que signi ·1s.� que no Pº
rá existir
explícito,- tales mandatos o bienes proteg1dos �?r los m 1 sm os en­ delito -i1iJlistq__p�ial- si Qrevia o coetáneamente no existe
_ _ _ 1_ va, Y la 12rima­
cuentran también su raíz última en la Const1tuc1on. En d�f1111t �� citl, administratj� o,.J},boral, si bien la l!.esenci
sin perjuicio de no descender a las últimas consecuencia� ue tal

caracterización de la norma penal pueda tener, estos auto1�s optan ....�---�'"'.'"'--"" -�........-n.,__.,____
estas condiciones necesarias nunca será suficiente para
'1'JZ..�- reconocer
la existencia de un hecho delictivo, que precisará la acred
a de

itación

or conferir a esta rama del Derecho un carácter secundar�o, c?m­ táctica' de Íosí-e.<;tantes ·e1;mentos positivos y negativos del
, tipo de­
plementari�y s�cionador res e�t �s r�tai;ite/) ��mas J t11; 1 ct1cas _
finido en el precepto penal y, además, del cumplimiento de
las exi­

�.��·
�·[guran y_rj.yfienden en pr!'l:1�!�11111nos los bienes o 1nte1,!,.,;. gencias descritas en la parte general del Código penal. Es
ses lueoo clefenclid s.P.O · @erecho_penal. decir,
que si bien es impensable un delito contra el medio ambie
. . nte, por
• Sí descienden a detalles, en cambio, los autores qu� m�yontana- ejemplo, cumpliendo fielmente toda la normativa admi
_ nistr�tiva
mente se inclinan por defender la primariedad, pnnc1palidacl Y au­ correspondiente, la infracción ele ésta por sí sola configurad
o,:�\ de
tonomía en la formulación e interpretación de sus preceptos, hasta un injusto administrativo no siempre supondrá la existencia
de··-�n

lO
delito. La unidad de bien jurídico protegido en ambos derechos requ1s1tos. De esta incuestionable realidad se deriva la no menos
sancionadores -administrativo y penal- justifica la aplicación del incuestionable conexidad entre el Derecho penal y las demás ramas
principio «ne bis in idem» a la hora de castigar los mismos hechos, del Derecho, pero tal conexidad ¡,significa siempre subordinación,
prueba y consecuencia definitiva a la hora de declarar la superposi­ dependencia o secundariedad respecto a la otra norma?.
ción del precepto penal sobre el. administrativo (en materia de aten­ La respuesta tiene que ser negativa, pues�_existencia de relaci9-
tados contra el medio ambiente, por ejemplo, véase STC nes entre las normas penales.)( las na penales no supone necesaria­
177/1999), sin perjuicio de las matizaciones que luego se hacen al mente la subordinación de las Q_rirneras a las segundas, rnáxi1ñe
respecto. . cuando procesalmente como lue o se verá la re·udicialidad 12ewi.J
Lo relevante en este co11texto es destacar que algunas normas sue e ser preferente, aun cuando existan muy diver�.p,uestos de
penales tienen su «ratio legis» y su vinculación a un objeto formal .P]!.ifil!iciaTicla"<j__,y ci,e¡:t�s gjfereocias entre los aseectos sustantivos
o bien jurídico, en la protección o reforzamiento de normas y auto­ ah_ ��c.,9,u.�iderag.2,;i,yj9s erocesales. Un rápido paseo por el Códi­
ridades administrativas, y sólo a través de tales· normas, de un go penal y por las leyes penales especiales abre un amplio abanico
modo mediato, son capaces de proteger el bien jurídico de fondo. de extensiones e intensidades en cuanto a la secundariedad o pri­
Si estos bienes jurídicos son además de los llamados colectivos o mariedad de las normas punitivas respecto a las contenidas en otros
difusos, y en algunos casos, como el medio ambiente, se trata de sectores del ordenamiento jurídico. En primer lugar, los preceptos
bienes poliédr.icos o sintéticos de.otros más simples y tradicionales, de la parte general, relativos a las teorías jurídicas del delito y de la
ya protegidos en otros sectores del CP, la complejidad de configu­ pena, no muestran fisuras en su independencia, autonomía, prima­
ración e interpretación de tales normas está servida. riedad y principalidad pues, como se ha advertido, su subordina­
Como se considera en el siguiente epígrafe, los tipos delictivos ción a los preceptos constitucionales está en un plano diferente. Ya
o, en términos más generales, las leyes penales cuentan con �bun­ en la parte especial, existe también un amplio pluralismo, pues
dantes y más o menos genéricas remisiones, expresas o tácitas, a mientras en los llamados antafio delitos «legales» o «históricos» la
leyes extrapenales a la hora ele definir las conductas merecedoras secundariedad se intensifica y extiende, en los «naturales» ocurriría
de una pena. Tales remisiones tienen relación, también con ma or lo contrario, aun cuando no esté siempre ausente, piénsese por
o menor extensión e 111tens1 a , con e bien jurídico penalmente ejemplo en la nonnativa reguladora de los trasplantes de órganos
protegido que, a su vez, cuenta_, además con una protecc1on" pnñct respecto al momento de la muerte, en la reglamentación de los su­
puestos despenalizados de aborto, en la regulación de la reproduc­
_¡fai'"extra P&.Oal o_q, e u.enos3 entra ,en con.flicto o conexidacLcoLJ
no 12.enales. ción asistida, en las normas deterrninadoras de situaciones de ga­
e �reses 12.l�vistosjg;y�Jme1� en normas
otros bi�n�,;
�-exigncias de ausencia de permiso legal para actuar -coaccio­ rante o de la diligencia debida en las profesiones sanitarias, etc.
nes- de infracción de leyes y/o reglamentos -delitos urbanísticos y etc., pero como luego se considera con detalle en el ámbito del De­
contia el medio ambiente, prevaricación,· etc.-, ele encontrarse en recho penal económico, tales incidencias no son tan· generales ni
situación de garante en los delitos de comisión por omisión, de in­ intensas hasta el extremo de poder declarar una secundariedad ge­
neralizada y muy relevante.
fringir el deber de cuidado en las infracciones imprudentes, o de no
actuar bajo el amparo de una causa de justificación o excusa abso­ Existen pues diversas modalidades de normas penales desde la
lutoria son ejemplos de exigencias para que el delito y sus conse­ tensión prirnariedad-secundariedad, que ·en el próximo epígrafe se
cuencias jurídicas propias puedan existir, que vienen a introducir al especificanín al tratar los elementos jurídico normativos y los lla­
juzgador o al intérprete en otros sectores del ordenamiento jurídi­ mados tipos o leyes penales en blanco. De momento baste con de­
co, que determinan con más o menos taxatividad alguno de tales clarar en términos generales que el Derecho penal es primarip y au-

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tónomo en su parte general, y más o menos secundario o heteróno­ corno referente una norma jurídica, bien contenida en la propia ley
mo en su parte especial, sector este último en el que existen a su penal (concepto de sociedad en los delitos societarios, de funciona­
vez diversidad de supuestos al respecto, oscilando entre la práctica rio público, de documento, etc.), bien en otros ámbitos del ordena­
ausencia de dependencia de tipos delictivos de normas no penales miento jurídico (infracción ele normas mediambientales o urbanís­
hasta la máxima subordinación de éstas a aquéllas, no sólo por lo ticas, existencia o inexistencia de una patente de invención, presen­
que de condiciones necesarias aunque no suficientes !Juedan tener cia o ausencia de un derecho a recibir información o a suscripción
al determinar primariamente las conductas atentatorias contra el preferente de acciones, etc.). En estos casos se habla de elementos
bien jurídico comúnmente protegido, sino también a 1� hora de de­ jurídico normativos o de leyes penales en blanco.
finir ciertos elementos del tipo, aspectos ambos obviamente rela­ Sin duda todo tipo o ley penal en blanco contiene elementos ju­
cionados como en su momento se demostrará. rídico normativos; pues la remisión expresa y amplia a una ley ex­
trapenal supone inevitablemente tal inclusión. Sin embargo no pa­
2. Elementos jurídico normativos y tipos penales rece que pueda decirse de todo tipo delictivo, contenedor un ele­
en blanco mento jurídico normativo, que merezca la calificación de norma
penal en blanco. Sin intentar una distinción precisa de ambos con­
Los tipos delictivos descritos en las leyes penales, una vez supe­ ceptos, baste a los propósitos de estas páginas aventurar que la ley,
rada su pretendida neutralidad valorativa o normativa, dibujan las tipo o norma penal en blanco es aquella cuyo núcleo típico (la con­
conductas constitutivas de infracción penal. El texto o los términos ducta esencial y principal, no meras circunstancias o elementos
que utilizan tienen significados.diversos, pues mientras algunos re­ complementarios, aunque necesarios para la tipicidad) está deter­
miten a realidades captables por los sentidos (coger alguna cosa, minado en una ley extrapenal, que no tiene porque tener el carácter
privar de I ibertad de movimientos a una persona, queniar o dañar de ley orgánica (requisito de cualquier ley penal) ni siquiera el ran­
algo, etc.), otros exigen al intérprete una_verificación ultrasensible, go de ley, al poder tratarse de una norma reglamentaria. En definiti­
al tener que emitir un juicio de valor, positivo o negativo, para con­ va, una norma penal en blanco será aqúella que no defina por sí
siderar concurrente o ausente ese dato típico (si una cosa es o no misma el núcleo de la acción típica, remitiéndose a tal efecto a
ajena, si ha existido violencia o intimidación, si es o no arbitraria otros sectores del ordenamiento jurídico. Esta referencia al núcleo
una resolución administrativa e incluso si se trata o no de una reso­ del tipo, generalmente centrado de un modo directo en la conducta
lución y, además, de tal carácter, etc.). La distinción entre los lla­ típica -acción u omisión expresada por el verbo correspondiénte-,
mados elementos descriptivos y normativos del tipo, abstractamen­ incluye también la referencia inevitable al objeto material -sobre el
te clara.en los términos enunciados, no resulta en cambio fácil en que recae la acción delictiva- y formal -el bien jurídico protegido­
determinados supuestos, pues conceptos tales como muerte, trata­ relativos a dicha conducta, en el sentido de convertirse tales ele­
miento médico o quirúrgico, lesión, etc., al menos en algunos casos mentos o referentes en «condictiones sine qua non» de la tipicidad
límite, acaban exigiendo un juicio de valor para constatar su ausen­ del comportamiento, que resultaría atípico si la acción recayera so­
cia O presencia en el caso real que se pretende su�sumir en la n01_-­ bre un objeto material inapto para soportar el bien jurídico protegi­
ma, valoración que además y como luego se analiza, puede tenrn­ do, cual acaece en el clásico supuesto de intentar «matar a un
nar siendo jurídica y no meramente cultural ajurídica. muerto».
Obviando ahora esta expansión de los elementos valorativos o No parece posible diferenciar como claras categorías los tipos
normativos, que al menos exige acudir a la jurisprudencia para su penales en blanco ele los meramente contenedores de elementos ju­
definición, lo cierto es que ese juicio ultrasensible tiene a veces rídico normativos, en primer lugar por la concomitancia ya indica-

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da y, en segundo término, porque como luego se verá en tipos espe­ Conviene recordar en este contexto el alto grado de juriditica­
cíficos caben diversos grados de concurrencia, en intensidad y ex­ ción de las reglas de convivencia que regulan la vicia actual, plaga­
tensión, de tales elementos que, sin llegar a afectar al núcleo del da de riesgos y complejas relaciones sociales y económicas. Quiere
tipo, sí remite con especial énfasis a otro sector del ordenamiento ello decir que no será infrecuente encontrar elementos típicos origi­
jurídico, supuestos en los que, siguiendo la metáfora cromática clá­ nalmente valorativos de carácter cultural, que hayan sido objeto de
sica -tipo penal en blanco-, cabría hablar de «ley penal en gris», regulación legal, teniendo o no referente en la costumbre o en los
suponiendo que la penal carente de tales elementos jurídico norma­ principios generales y en la jurisprudencia. Y, en fin, si además se
tivos merecería el nombre de «ley en negro». tienen en cuenta las previsiones constitucionales aplicables al caso
Si como decían los clásicos «distinguir es conocer», convendrá (arts. 1u, 1. y 9 !.! CE), habrá que considerar la cultura como una rea­
establecer algunas clasificaciones de los elementos jurídico norma­ lidad también extensa y profundamente juridificada, lo que hará
tivos de los tipos penales. En primer lugar se puede distinguir entre inevitable frecuentemente que elementos valorativos e incluso apa­
elementos jurídico normativos legales y meramente jurisprudencia­ rentemente descriptivos (matar a otro, por ejemplo) terminen so­
les, entendiendo por los primeros aquellos para cuya definición, de metidos a un tamiz jurídico a la hora de constatar su presencia o
modo expreso o tácito, se remita el tipo delictivo a una norma bien ausencia en el supuesto fáctico a subsumir en el tipo penal.
penal (concepto de documento, de funcionario público, etc.), bien Precisamente en esta perspectiva se centra una segunda clasifi­
extrapenal (norma protectora del medio ambiente, concepto de pa­ cación de los elementos jurídico normativos, en atención su contin­
tente o marca, etc.), y por los segundos los que encuentran su signi­ gente o necesario carácter jurídico y, por ende, a la ocasional o per­
ficado en la doctrina jurisprudencia] penal, no en otra norma (cual manente remisión a una norma legal para su determinación y cons­
sería el caso del concepto de escalamiento, disfraz, modalidades de tatación. Un elemento típico ocasional o contingentemente jurídico
alevosía, alzamiento de bienes ... ). Esta segunda modalidad de ele­ valorativo es aquel que, de ordinario, no tiene este carácter pero
mento jurídico normativa viene a ser una «juridificación» de los que en determinados supuestos acaba reconvirtiendose o trasmu­
llamados elementos valorativos culturales, pues se trata de un tándose en jurídico valorativo; piénsese, por ejemplo, en el signifi­
modo de interpretar términos equívocos o multivocos con un signi­ cado del acto de «matar a otro», actividad que exige la existencia
ficado en absoluto o al menos en gran parte no jurídico, pero la dis­ de un sujeto pasivo de la acción y del delito que sea una persona
tinción tiene sentido si se recuerda que el apartado 6. del artículo 1!.! viva, requisito típico que de ordinario es un hecho biológico cultu­
del CC configura la jurisprudencia como «complemento» del orde­ ral y que tras la realización de una autopsia o incluso sin autopsia
namiento jurídico (parte del ordenamiento jurídico, en definitiva) a puede el juez constatar, pero que en ocasiones puede exigir tal
la hora de interpretar la fuentes del Derecho que figuran en el apar­ constatación no sólo una pericia médico forense sino también un
tado 1. del mismo precepto (la ley, la costumbre y los principios análisis del concepto jurídico de muerte en la ley y r�glamento de
generales del derecho). En este sentido cabría configurar la distin­ transplantes de órganos, concepto jurídico de muerte -muerte cere­
ción haciendo referencia a los elementos normativo legales frente a bral- detalladamente descrito en dichas normas jurídicas y no coin­
los interpretativos, no sin considerar que entre los primeros, quizá cidente con el culturalmente tradicional (cese ele la actividad car­
denominables con más exactitud elementos jurídico normativos diaca y respiratoria). Los elementos jurídico normativos necesarios
primarios o «strictu sensu», se incluiría también la costumbre y los o permanentes son, como es obvio, aquellos que tienen un inevita­
principios generales del Derecho, mereciendo en cambio los segun­ ble carácter de «hecho jurídico», cuyo concepto sólo puede hallar­
dos el nomen de jurisprudenciales, secundarios, interpretativos o se en una norma jurídica de tal cankter.
jurídico normativos «latu sensu».

16 17
Desde otro punto de vista puede hablarse de tantas clases de ele­ pío puede ser una buena técnica para coordinar la protección penal
mentos jurídico normativos cuantas ramas jurídicas existen, pues con la no penal y con la configuración ele los bienes jurídicos pro­
las vigentes leyes penales se remiten expresa o tácitamente a muy tegidos. Sin embargo, tal coordinación también puede lograrse in­
diversos sectores del ordenamiento, incluida la Constitución, tales corporando tales delitos al Código penal, si el legislador es cons­
corno el Derecho administrativo (urbanístico, ambiental, registra! ciente ele la «ratio legis» de los mismos. No es pues relevante la re­
de patentes y marcas, tributario... ), el civil (IJ1atrimonio, filiación, lación entre secundariedad· y especialidad de las leyes penales, en
propiedad, ajenidad...), el mercantil (acciones societarias, patentes detrimento del principio ele codificación.
y marcas, publicidad ... ), el laboral (delitos contra los derechos de
los trabajadores), el procesal (delitos contra la Administración de 4. Recapitulación parcial
justicia), e incluso el propio penal (reincidencia, funcionario públi­
co, sociedad en los delitQs societarios, documentos .... ). Antes de iniciar el 'tratamiento de las cuestiones prejudiciales en
Y ya en un ámbito procesal, al _que se hace específica referencia general, puede resumirse lo hasta ahora expuesto destacando que el
más adelante, la constatación de la presencia o_ ausencia del ele­ Derecho penal, al mºargen de estar subordinado a la Constitución,
mento típico jurídico normativo puede ser fácil por ser tal dato pa­ cuenta con un amplio y pluralista abanico de relaciones con otras
tente, evidente o suponer en cambio cierta dificultad, supuesto este disciplinas jurídicas, que va desde la ausencia ele conexión (la ma­
último en el que se plantearía una cuestión prejudicial en el proce­ yor parte de las normas penales relativas a la parte general, Libro I
so penal, bien a resolver por el propio juez-cuestión prejudicial in­ del CP) hasta una dependencia esencial de las normas extrapenales
cidental- bien por el del orden jurisdiccional correspondiente di­ sobre todo en la parte especial (Libros 11 y lII del CP y leyes pena­
verso al penal -suspensiva y devolutiva-. les especiales), pasando por conexiones más tenues, lo que confiere
al Derecho punitivo una naturaleza diversa en cuanto a se1: conside­
rado primario o secundario, principal y subsidiario, esencial o acci­
3. Secundariedad y técnica legislativa: codificación o ley dental respecto a la definición y protecció�1 inmediata de bienes ju­
especial rídicos.
La secunclariedad del Derecho penal puede tener relación con la Los tipos delictivos que se encuentran invadidos por normas ex­
tradicional tensión entre el principio de codificación y el de espe­ trapenales se denominan «tipos penales en blanco» cuando el nú­
cialidad, aun cuando la relación no sea absoluta, máxime después cleo de la acción típica está definido en la ley extrapenal, a la que
del canto a favor de las leyes penales especiales que hizo la exposi­ expresa o tácitamente se remite el precepto penal tipificador del de­
ción de motivos del vigente CP. En realidad la tensión también se lito. Cuando la remisión no es tan radical, esencial y principal, por
puede plantear entre la codificación por órdenes jurisdiccionales tratarse ele algún elemento circunstancial aunque relevante, se suele
(penal, civil, etc.) o por materias (medio ambiente, urbanismo, tri­ hablar ele «elementos jurídico normativos» del tipo, en el bien en­
butos, etc.). La opción que tiene el legislador es incluir en el CP to­ tendido que los tipos penales en blanco también disponen de ele­
dos o la gran mayoría de los delitos con alto grado de secundarie­ mentos de esta índole en su núcleo principal y, además, cabría in­
dad, o dedicar algún título o capítulo de las leyes no penales, gene­ troducir la categoría de «tipo penal en gris» para denominar aque­
ralmente administrativas, a tipificar delitos relativos a la lesión o llas tipificaciones que, sin llegar a merecer el calificativo de tipo en
puesta en p·eligro de los bienes jurídicos definidos y defendidos blanco por no residir en otro sector del ordenamiento jurídico la
primariamente en dichas leyes no penales. Esta segunda opción es descripción del núcleo típico, cuentan con notables y/o numerosos
frecuentemente seguida en Francia e Italia, por ejemplo, en princi- elementos jurídico normativos.

18 19
homogénea es
H. PREJUDICIALIDAD EN EL PROCESO PENAL decir, ele una conexidad sistemática heterogénea (la
penale aun cuancl_o
s,
la que puede existir entre diversascl _n�rmas
problema el� c �n���­
Los aspectos penal sustantivos hasta el momento enunciados tie­ puedan ser objeto de diversos proce 1m1 en_tos,
nen su reflejo, al menos parcialmente, en la institución procesal de dad procesal penal -arts. 17 y 18 LECr r- aJeno al de1 a preJu cl 1c1a ,­
asunt? �om­
las llamadas cuestiones prejudiciales en el proceso penal, que la dad: STC 176/199 1 ); el juez penal se enf enta con t�n
idas� d1st1_ ntos
LECr regula en los artículos 3 a 7 y la LOPJ en su artículo I O. La plejo en el que inciden instituciones jurídicas somet
994 y TS 5 de nov1ernb1e de
aplicación en un proceso pen al de normas cuya interpretación y órdenes jurisdiccionales (SSTC 171/1
aplicación al caso concreto corresponde a otro orden jurisdiccional 1991 ).
(civil, contencioso-administrativo, social), puede ser competencia , todo
Se elimina de este ámbito, como se ha visto tácitamente
del propio juez penal o, por el contrario, en otros casos éste no po­ al sería el
problema estrictamente jurí�ico_ ajen_o a los _hech?s, cu .
dría prorrogar su jurisdicción a tales ámbitos, debiendo esperar y o v1gen c1a ele u11tt ley, no
caso por ejemplo de la const1tuc1onal1dacl _ ,
acatar lo que al respecfo resuelva el orden correspondiente. Para como luego se verá, que la ll mada cuest 1on de
estando tan claro, a
tratar est a problemática en el ámbito del Derecho penal económico, ente a esta
prejudicialidad comunitaria no pertenezca necesariam
en este apartado se procura clarificar en términos generales el con­ categoría.
cepto de cuestión prejudicial y sus clases, delimitando su naturale­
za en referenci as a instituciones procesales conexas o concomitan­
tes. A. Fuentes de las. cuestiones prejudiciales
so
El marco normativo de las cuestiones prejudiciales en el proce
par�ir
l. Concepto de cuestión prejudicial penal hoy puede considerarse _ en gran parte � acífico, y debe
por la ley pi e­
del «derecho fundamental al Juez predetermmado\.!
»
concor­
En principio, cualquier interpretación y aplicación de una norm a visto en el artículo 24, 2. CE y reiterado en el 9 , 1 ., 6. Y
«su jt�­
extrapen al, que deba hacerse en el curso de un procedimiento puni­ dantes LOPJ que someten a los jueces y tribunales a ejercer
les venga atri­
tivo, para afirmar o negar la subsunción de unos hechos eff un tipo risdicción exclusivamente en aquellos casos en que
ám?ito
penal, puede «latu sensu» considerarse una cuestión prejudicial, buido por esta u otra Ley», describiendo a continuación el
i ci in l p ra termm ar
por constituir el examen y aplicación de dicha norma un paso pre­ competencia! general de cada orden juris? � � � ,' a _
es impro rro­
vio a la emisión de la sentencia o del auto que pongan fin al proce­ afirmando en el último apart ado que «la JUrtsd1cc1on
cuya
gable». En segundo término están los artícu!�s 3 a 7 LECr,
\.! \.!
dimiento penal. Sin embargo, una primera distinción y precisión
c,on el e la LOPJ Y co1'.­
consiste en diferenciar la llamada «cuestión prejudicial» del «punto vigencia se puso en eluda tras la promulg a
n cons1 -
prejudicial». Ambos tienen en común constituir un problema de cretamente de su artículo I O, pero dudas que hoy se puede
91
aplicación de una norma extrapenal, para configurar un hecho antes clerar doctrinal y jurispruclencialmente disipadas (SSTC 841/19
de efectuar el juicio de subsunción en el tipo delictivo, pero mien­ y 30/96 , y del TS 12 de marzo de 1991 -RA 2092 -, entre otras n :u­
111do
tras la primera institución ha de constituir un asunto o conflicto que chas posteriores) a favor de su no derogación, y cuyo conte
podría por sí solo ser objeto de un proceso no penal, el segundo -el puede esquematizarse del siguiente modo:
_punto prejudicial- se limité\rÍa a la necesidad de aclarar el significa­ t. Regla general: competenci� del juez penal para resolver las
do jurídico penal ele un término aplicab.le a los hechos objeto del emíles
cuestiones prejudiciales (art. 3\.!), aplicando las normas extrap
proceso penal, para considerar su tipiciclad o atipicidad. Se trata correspondientes (art. 7 \.!).
pues de interpretar normas extrapenales conexas con las penales, es

20 21
2. Excepciones: será competencia del orden jurisdiccional no
miento estuviere abierto deberá suspenderse en el estado en que se
penal correspondiente:
hallare. En el mismo sentido, con más matices que su versión ante­
A) En todo caso: las cuestiones civiles prejudiciales referentes a rior, la nueva LEC en su artículo 40, después de imponer al juez ci­
la validez del matrimonio o a la supresión de estado civil (art. 5u). vil la obligación de poner en conocimiento del Ministerio fiscal los
B) Si afecta al derecho de propiedad sobre un inmueble o a otro hechos objeto del proceso civil con apariencia de delito o falta, li­
derecho real: mita en su apartado 2. la suspensión del procedimiento civil al su­
a) En general corresponderá al orden civil. puesto en que concurran las siguientes circunstancias:
b) Salvo que tales derechos aparezcan fundados en un título au­ « 1il Que se acredite la existencia de causa criminal en que se es­
téntico o en actos indubitados de posesión, en cuyo caso tendrá fa­ tén investigando, corno hechos de apariencia delictiva, alguno o al­
cultad -no obligación- de resolución el juez o tribunal pe1Úl (art. gunos de los qué fundamenten las pretensiones de las partes en el
6!!). proceso civil.
C) Y también corresponderá al orden extrapenal la resolución 2il Que la decisión del tribunal penal acerca del hecho por el que
de la cuestión prejudicial que fuese determinante de la culpabilidad se proceda en causa criminal pueda tener influencia decisiva en la
o inocencia, cláusula general que a su vez admite dos modalidades: resolución sobre el asunto civil.»
a) La suspensión «sine die» del procedimiento penal hasta que Además dispone el apartado 3. que la suspensión del procedi­
se resuelva tal cuestión en el ámbito jurisdiccional competente. miento civil se acordará «una vez que el proceso esté pendiente
b) La suspensión fijando un plazo de hasta dos meses, para que sólo de sentencia», con la excepción prevista en el apartado 4.
cuando de causa por falsedad de documento aportado al pleito se
las partes acudan a dicho orden jurisdiccional, continuándose el
proceso penal si en dicho plazo no se acredita1:a el ejercicio de la trata, supuesto en el que la suspensión se adelantará al momento en
indicada acción extrapenal (art. 4u). el que «el documento pudiera ser decisivo para resolver sobre el
fondo del asunto», salvo renuncia a dicho documento por la parte
El artículo 10 LOPJ, tras afirmar que«1. A los solos efectos pre­ que lo hubiere aportado al proceso civil (apartado 5.).
judiciales, cada orden jurisdiccional podrá conocer de asuntos que
En la nueva Ley 29/98 de 13 de julio, reguladora de la Jurisdic­
no le estén atribuidos privativamente», dispone «2. No obstante, la
ción contencioso-administrativa, el artículo 4u limitada la compe­
existencia de una cuestión prejudicial penal de la que no pueda
tencia de los órganos jurisdiccionales de dicho orden excluyendo
prescindirse para la debida decisión o que condicione directamente
el contenido de ésta determinará la suspensión del procedimiento las «de carácter constitucional y penal y lo dispuesto en los Trata­
mientras aquélla no sea resuelta por los órganos penales a quienes dos internacionales». Y, en fin, en la Ley de procedimiento laboral,
corresponda, salvo las excepciones que la ley establezca». artícuJo 86, se dispone corno regla general que « 1. En ningún caso
se suspenderá el procedimiento por seguirse causa Criminal sobre
Como puntos de referencia útiles para analizar las cuestiones los hechos debatidos», salvo que se trate de falsedad de documento
prejudiciales en sede penal, también hay que mencionar el artículo que pueda tener «notoria influencia en el pleito» y, en el caso de
114 LECr que, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 3u a 7u que aun no se hubiera abierto causa penal por tal hecho, e_l �l�ga�1 te
como el propio precepto expresamente manifiesta en su último pá- , ,
de falsedad dispondrá de un plazo de ocho dias para su 1111rn1c1on
1-rafo,.«no podní seguirse pleito sobre el mismo hecho» objeto de (apartado 2.); por último,«3. Si cualquier otra cuestión prejudicial
un «juicio criminal en averiguación de un delito o falta», «hasta penal diera lugar a sentencia absolutoria por inexistencia del hecho
que recaiga sentencia firme en la causa criminal•», y si tal procedi- o por no haber participado el sujeto en el mismo, quedar� abierta
.

22
23
contra la sentencia dictada por el juez o Sala de lo Social la vía del Pero al margen de estos «puntos prejudiciales», tampoco es pa­
recurso de revisión regulado en la Ley ele Enjuiciamiento Civil». cífica la inclusión entre las cuestiones prejudiciales de todos los
Antes ele proseguir conviene recordar que se trata, en estas pági­ a suntos no penales, inclusos en la configuración de los hechos ob­
nas, ele reflexionar sobre las cuestiones prejuicliciales planteables ·ero de una causa penal, que puedan considerarse autónomos a los
en un proceso penal, y no ele las penales planteables en otros proce­ {fectos de ser competenci.a de un órgano jurisdiccional no penal.
sos civiles, sociales o contencioso-administrativos, pero las refe­ En este punto algunos autores distinguen entre «cuestiones �rej_u�i­
rencias legales precedentes tienen relevancia a la hora de interpre­ ciales propiamente dichas» entendidas como «causas preJud1cia­
tar sistemáticamente los preceptos reguladores de aquellas cuestio­ les» a resolver por el juez no penal ( «suspensivas y devolutivas»), y
nes prejudiciales en vía procesal penal, como podrá comprobarse «cuestiones prejudiciales incidentales» que serían las que puede re­
en las siguientes páginas. solver el propio juez.penal (ni suspensivas ni devolutivas). �al dis­
_
tinción tiene analogías cuando no identidad con otras denom111ac10-
nes clasificatorias tales como «excluyentes» y «no excluyentes».
B) Pluralismo conceptual
Superando la convencionalidad de las clasificaciones, en estas
No existe un concepto unívoco de lo que deba entenderse por páginas se entenderá por «cuestión prej_ud�c'.al» tod� asunto o pro­
cuestión prejudicial en general y, tampoco, en el ámbito procesal blema fáctico, con naturaleza de hecho JUnd1co configurado en una
penal, particularmente en lo relativo a la extensión de tal concepto. norma no penal que, por exigir la lógica del enjuiciamiento cri�i­
Ya se descartó la concepción 111,1s laxa, según la cual todo elemento nal su determinación previa a la aplicación de la norma sustantiva,
jurídico normativo contenido.en un tipo penal era constitutivo de debe de resolverse en el capítulo de antecedentes de hecho (como
una cuestión prejudicial, aun cuando en todos estos supuestos el hecho probado), previo a los fundamentos de derecho relativos a la
juez de lo penal tendrá que considerar lo que al respecto pueda de­ aplicación del tipo delictivo indiciariamente concurrente.
cir una ley extrapenal y, en consecuencia, acercarse la dinámica re­
solutora del problema a las cuestiones prejudiciales previstas en los
artículos 3!2 y 7!2 de la LECr, por afectar también a un «hecho jurídi­ 2. Clasificaciones de las cuestiones prejudiciales
co» cuya determinación es previa al juicio de consunción. Entre di­
chos puntos prejudiciales cabría incluir las llamadas condiciones A) Cuestiones devolutivas y no devolutivas
objetivas de punibilidad (elemento del tipo ajeno a la voluntad del Las cuestiones devolutivas o excluyentes y por ende suspensivas
sujeto activo, como la declaración de quiebra en el proceso civil), para el proceso penal, son aquellas que deben ser resu�ltas por otro
así cómo las también condiciones ele procedibilidad o de persegui­ orden jurisdiccional, en contraste con las no devolutivas o mera­
bilidad (concesión de suplicatorio en procesos contra parlamenta­ mente incidentales, que se resolverán por el propio juez penal com­
rios, por ejemplo. SSTS 5 de noviembre de 1991 y 24 de febrero de petente para instruir primero o enjuici�1: después los h�chos s�­
1993), aun cuando en ocasiones tengan un carácter procesal, carác­ puestamente constitutivos de responsabilidad penal._ ¿Existe � lgu�
ter que también corresponde a las llamadas cuestiones previas y tercer género de cuestión prejudicial?, la pregunta tiene sentido s1
que difieren igualmente de la naturaleza y efectos que correspon­ se tienen en cuenta las distinciones contenidas en los descritos artí­
den a la cuestión prejudicial, que afecta al fondo y no a la forma culos de la LECr 3!2 a 7u y, particularmente, en la posibilidad de
del procedimiento (SSTS I de febrero de 1973 -RA 590- y 25 de suspensión temporal del procedimiento penal, reanudándose si en
marzo de 1994-RA 2588-). el plazo concedido por el juez no se ejercitan las acciones _ extrape-
. nales correspondientes.

24 25
Existen pues tres opciones legales: deberá calibrar a la hora de autoplantearse la cuestión y, en caso
1". La que se considera regla· general: el juez penal resuelve la positivo, en términos de incidentalidad o devolutivos.
cuestión prejudicial incidental. En segundo lugar; apreciada la existencia de cuestión prejudi­
2". El juez penal se abstiene de tal resolución, suspendiendo el cial, el juez penal tendrá que valorar su incidencia en la esencia del
procedimiento «sine die», hasta que el orden jurisdiccional corres­ posible injusto penal, hipotéticamente aceptado al incoarse el pro­
pondiente resuelva la cuestión prejudicial devolutiva. ceso. De tal incidencia resultará el carácter incidental o devolutivo
3". El juez penal suspende durante un plazo no superior a dos de la cuestión prejudicial, teniendo especial importancia al respecto
meses, para que las partes acudan al orden jurisdiccional no penal los supuestos específicamente enumerados como devolutivos en la
competente, continuándose el procedimiento si en dicho plazo no pr" opia LECr (arts. s·Q y 6\1).
se produce el ejercicio de la acción extrapenal. Es relevante 1'.ecor­ Pero, finalmente, existe un tercer factor: la presencia o ausencia
dar que tal emplazamiento es sólo potestativo y no preceptivo. de «litispendencia», es decir, si tal cuestión civil, administrativa o
laboral está o no planteada ante los órganos jurisdiccionales del or­
_Para clarificar esta aparente tricotomía habría que considerar, en den correspondiente. En este sentido el juez penal, en caso negati­
primer lugar, qué elementos intervienen a la hora de considerar una
cuestión prejudicial incidental o devolutiva, debiendo destacar por vo, suspenderá la tramitación del proceso penal, bien en espera de
una parte la existencia o inexistencia de «cuestión», por otra su re­ la solución derivada del proceso no penal ya abierto, bien para dar
levancia a la hora de considerar penalmente injusta la conducta que oportunidad a las partes de que lo inicien, terciando en este segun­
como componente esencial cuenta con un elemento típico jurídico do supuesto la posibilidad de emplazamiento a tal efecto, emplaza.­
normativo no penal y, finalm_ente, la existencia o no de «litispen­ miento que de incumplirse podría generar alguna de las siguientes
d�ncia» (si tal cuestión está o no planteada ante un órgano jurisdic­ consecuencias:
c10nal no penal). Por «cuestión» hay que entender, de entre las lll. Reapertura del proceso penal para convertir la cuestión preju­
múltiples acepciones que ofrecen los diccionarios, «punto o mate­ dicial devolutiva en incidental, pronunciándose el juez penal sobre
ria de discusión» o, si se prefiere, «cosa que constituye una dificul­ la concurrencia o no del hecho jurídico en cuestión, con criterios
tad, duda o problema», es decir, la presencia de algo no evidente ni «pro reo» o, si se prefiere, de «presunción de inocencia» (STS 16
de fácil constatación. Si en la reconstrucción de los hechos a sub­ de febrero de 1995-A. 1176-).
sumir en un tipo delictivo, se aprecia con claridad la presencia 0 2�. Reapertura del proceso para manifestar el juez penal su in­
ausencia de un elemento jurídico normativo no penal, parece claro competencia a la hora de resolver tal cuestión, acordando el sobre­
que no podrá hablarse de «cuestión prejudicial» al resultar indiscu­ seimiento provisional o la suspensión «sine die» del proceso.
tible tal extremo, por muy condicionante de la existencia del injus­ De lo manifestado se induce la transcendencia de que una cues­
to penal que dicho elemento típico suponga, incluidos los supues­ tión prejudicial se considere meramente incidental o suspensiva y
tos de estado civil, matrimonio, propiedad, etc. devolutiva, pues en el primer supuesto no existen problemas proce­
En este mismo ámbito relativo a la interpretación del término sales al circunscribirse la cuestión a que el instructor primero y el
«cuestión», también debe resaltarse que entre la inexistencia de juzgador después acudan a la normativa extrapenal, para concluir
problematicidad y la de una duda compleja y ardua, perteneciente a .la presencia o ausencia en los hechos del elemento típico sobre el
la interpretación y aplicación de una norma jurídica no penal, ca­ que incida tal remisión normativa.
ben grados intermedios de facilidad/dificultad, que el juez penal
El Tribunal Constitucional se ha esforzado por cohonestar el
monopolio jurisdiccional y la posibilidad de que diversas senten-
,
26 27
ciasen distintos órdenes resulten contradictorias, con el derecho a Aplicando estos criterios, el Tribunal Supremo ha rechazado el
una tutela judicial efectiva y la seguridad jurídica (SSTC 158/1985, carácter exclusivo o devolutivo de algunas cuestiones prejudiciales
70 y 116/1989, 171/1994, 31/1995 y 255/200), admitiendo como relativas a delitos contt·a el patrimonio (SS 2 de noviembre de 1970
constitucional la institución de la prejudicialidad incidental cuando -A. 5454-, 12 de marzo y 27 de abril de 1982 -A. 1604 y 2282- y
su resolución es un puro instrumento sin otros posibles efectos que J l de junio de 1986 -3139-), carácter aceptado en otros casos
los del propio proceso (SSTC 24/1984 y 171/1994), pero no ha como el relativo a la liquidación de un impuesto en el delito de
considerado acorde con tales derechos fundamentales que unos fraudes o exacciones ilegales (S 16 de febrero de 1995 -A. 1176-)
mismos hechos puedan al mismo tiempo existir y no existir para el
Estado en resoluciones dictadas en diversos órdenes jurisdicciona­ B) El derecho aljuéz predeterminado por la ley y la unidad
les (SSTC 77 /1983, 62/1984, 158/1985, 30/1996 y 255/200) .. Se­ jurisdiccional
mejante criterio supone q�e ha de aplicarse la previsión especiali­
zadora del artículo 9Q LOPJ, considerando cuestión prejudicial sus­ En este punto tercia el derecho fundamental al juez predetermi­
pensiva y devolutiva, excluyente, aqüella cuya solución en diversos nado por la ley, consagrado en el artículo 24, 2. CE, y especificado
órdenes jurisdiccionales pueda resultar contradictoria en lo que a en cuanto a la materia competencia! de los distintos órdenes juris­
los hechos jurídicos probados respecta, siendo en cambio tolerable diccionales en los artículos 21 a 25 LOPJ. Cierto que la incidentali­
que en cada orden se valoren de diverso modo unos mismos he­ dad de la cuestión prejudicial confiere competencia al juez penal,
chos. en este caso, para invadir otros ámbitos jurisdiccionales, pero cierto
también que tal invasión tiene el límite de las cuestiones que no
El artículo 4\,l LECr se refiere-con cierta impropiedad terminoló­ · son incidentales sino devolutivas, supuestos en los que podría plan­
gica a que tal cuestión sea «determinante de la culpabilidad o ino­ tearse un peculiar conflicto de jurisdicción, positivo o negativo, a
cencia», para estimarla devolutiva. En primer lugar, porque si la resolver conforme a lo previsto en los artículos 42 a 50 LOPJ, con­
cuestión no es tal en sí misma, en el sentido de no plantear proble­ flicto obviamente diverso a la cuestión de competencia surgida en­
ma alguno al juez penal su resolución por evidente o de fácil acce­ tre órganos del rnismo orden jurisdiccional·.
so a la misma, la ausencia de sustantividad eliminará la existencia
de cues�i �n prejudicial (SSTS 21 de diciembre de 1949 -A. 88- y Carece ele fundamento una muy minoritaria interpretación del
22 de d,c,embre de 1978 -A. 4292-). Y, en segundo término, por­ artículo 1 O LOPJ, según la cual dicho precepto prorroga la compe­
que más bien ha de entenderse afecta la cuestión a la «tipicidad» o tencia del orden jurisdiccional penal a los otros órdenes, competen­
«atipicidad» (SSTS 4 de abril de I 968 -A. 1753- y 1 de febrero de tes para resolver las cuestiones prejudiciales no penales surgidas en
1973 -A.· 590) o, si se prefiere, a la existencia o inexistencia de in­ un proceso penal, y es insostenible tal interpretación porque no se
justicia penal, al margen de los posteriores juicios de imputabilidad tiene en pie desde ninguno de los criterios interpretativos ele las
y culpabilidad, mutación importante si se tiene en cuenta que en normas jurídicas previstos en el artículo 4Q CC, además de ser in­
muchos tipos delictivos la posibilidad de injusticia penal requiere, constitucional por no tener base una conculcación del derecho fun­
como condición necesaria aunque no suficiente, que exista también damental al juez predeterminado por la ley en el ámbito del dere­
una injusticia civil, administrativa o laboral, resultando inconstitu­ cho también fundamental a una tutela jurisdiccional efectiva, no
ci �nal por: p�ra�ó)ico �ue un órgano de la justicia penal declare que sólo por los riesgos de controvertidas sentencias afirmando y ne­
existe tal tnJust,c,a, mientras que un órgano de otro orden jurisdic­ gando los mismos hechos, sino también porque es obvio que la es­
cional afir me que no hay tal injusticia previa y necesaria para que pecialización de los órdenes jurisdiccionales garantiza que se acer­
pueda ser declarada la penal. que a la verdad el deseable principio «iura novit curia»,

28 29
Esta referencia al derecho fundamental que exioe b la actuación bro, car:kter estrictamente jurídico que diferencia aparentemente
.
del Juez legalmente predeterminado, otorga una nueva dimensión a tales cuestiones de las propiamente prejudiciales relativas a los he­
las cuestiones prejudiciales, que es precisamente la constitucional y chos. Sin embargo, en ocasiones tal cuestión comunitaria puede
la consiguiente opción a la interposición de recurso de amparo ante afectar a la interpretación de un elemento normativo del tipo que,
el Tribunal Constitucional. Pero tal dimensión constitucional tam­ aun constituyendo una cuestión de derecho no deja de ser un pro­
bién deviene de la unidad de la jurisdicción, a pesar de su diversifi­ blema sobre la concurrencia o no concurrencia de ese y, por lo tan­
cación en órdenes distintos, pues el derecho a una tutela judicial to, una auténtica cuestión prejudicial suspensiva y devolutiva. Las
efectiva incluye que, en una misma jurisdicción aunque en diversos sentencias del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas
órdenes, se declare la existencia e inexistencia de unos mismos he­ de 23 de febrero y 14 de diciembre de 1995, por ejemplo, dejaron
chos como realidad histórico jurídica, absurdo diverso a que unos prácticamente sin contenido los supuestos delictivos consistentes
11:is�o� hechos sean valo_rados de diverso modo en dos órdenes ju­ en exportar moneda (delitos monetarios), por ser contrarios al Tra­
nsd1cc1onales, al ser sometidos a la óptica de normas heterogéneas tado, supuesto en el que se trataba más de la inadecuación de la
(SSTC 77/1983, 24/1984, 70y 116/1989 y 171/1994). norma al derecho comunitario que de la existencia de una cuestión
En este punto también puede ser útil recordar que suele recha­ prejudicial en un proceso penal, pues los hechos eran indiscutibles
zarse la viabilidad de las llamadas cuestiones prejudiciales ·consti­ y sólo se cuestionaba la adecuación o no de la norma.
tucionales en un proceso penal. Este rechazo tampoco puede ser ra­
dical pues aun cuando en teoría nada tienen que ver estas cuestio­ D) Prejudicialidad y jurisdicción contable
nes con las llamadas de inconstitucionalidad que afectan a la
norma aplicable y no a los hechos, en algún caso tal norma posible­ El Tribunal de Cuentas tiene, además de una función de audito­
me�t� inconstitucional podría ser una no penal implícita en un tipo ría externa de los organismos públicos, l a de jurisdicción especial
del1ct1vo, supuesto en el que la suspensión del procedimiento, coe­ en materias de administración de fondos también públicos (art. 136
tánea al planteamiento de la cuestión, por una parte obviaría en la CE), y en artículo 18, 1. de su norma reguladora LO 2/ 1982 de 12
práctica distingos innecesarios y, por otra, acercaría este tipo de de mayo, se declara que «la jurisdicción contable es compatible
cuestiones de inconstitucionalidad a las prejudiciales ahora trata­ respecto de unos mismos hechos con el ejercicio de la potestad re­
das. glamentaria y con la actuación de la jurisdicción penal». Por otra
parte, el mismo artículo en su apartado 2. prevé que «Cuando los
hechos fueren constitutivos de delito, la responsabilidad civil será
C) La cuestión prejudicial comunitaria determinada por la jurisdicción contable en el ámbito de su compe­
La doctrina ha puesto en duda la naturaleza de cuestión prejudi­ tencia». Y la STS de 27 de septiembre de 1994 (RA 7227) viene a
cial, propiamente dicha, de la que pueda surgir respecto a la aplica­ · aplicar tal criterio de compatibilidad, basado en dicho precepto, en
ción del derecho comunitario competencia del Tribunal de Luxem­ relación con un delito de malversación de caudales públicos.
burgo. El artículo 177 del Tratado de la Unión Europea prevé el No parece admisible semejante doctrina, al menos en términos
planteamiento de la cuestión prejudicial comunitaria, que efectiva­ tan generales, pues el cielito ele malversación en sus diversas ver­
mente tiene más analogías con la llamada cuestión de inconstitu­ siones (arts. 432 y ss CP) no sólo contienen un elemento cuantitati­
cionalidad, que con las cuestiones prejudiciales, por hacer referen­ vo de lo sustraído o desviado, cuya devolución tras la cuantifica­
cia a la efectiva vigencia del derecho comunitario en relación con ción corresponda al procedimiento a1ite la jurisdicción contable,
la aplicación de normas, en este caso, penales de ün Estado miem- s�no que también puede plantear cuestiones de derecho administra­
tivo, relativas a si hubo o no sustracción o dedicación a fin�s inde-

30 31
bidos de los fondos supuestamente malversados, aspecto este que conflicto jurisdiccional de la cuestión prejudicial suspensiva y de­
podría generar la vetada duplicidad de resoluciones contradictorias vplutiva plantea el problema de si debe o no someterse su t ran:ita­
en dos ordenes jurisdiccionales diversos, el penal y el contable que, _ _
ción a lo previsto en los artículos 42 y siguientes LOPJ, pos1bd1dad
en definitiva, es una segregación del orden contencioso-administra­ existente al menos como hipótesis pues la previsión del artículo 44,
tivo, al ser la Sala 3 il del Tribunal Supremo la competente para revi­ según la cual «El orden jurisdiccional penal es siempre preferen­
sar las sentencias del Tribunal de Cuentas como órgano jurisdiccio­ te», por Jo que ningún órgano de otro orden podrá plantear un con­
nal. En estos casos, en los que la jurisdicción contable no sólo va a flicto positivo de competencia, no obsta a que las partes en un pro­
determinar la cuantía de la responsabilidad civil y a exigir su devo­ ceso penal o el propio juez o tribunal de oficio, insten o acuerden �a
lución, sino también a pronunciarse sobre si hubo o no sustracción existencia de un conflicto negativo parcial. No es este el lugar mas
o desviación, sí parece que deba reconocerse la viabilidad de la adecuado para ser ·exhaustivo en el planteamiento y resolución de
cuestión prejudicial contabJe �n el proceso penal, sin perjuicio de este problema, pero parece que este debería ser el ��uce para el
lo ya manifestado en cuanto a la calificación de la misma como in­ _
planteamiento y resolución de tales cuestiones preJud1c1ales, en vez
cidental o devolutiva. del régimen común de recursos previstos en la L�Cr, aun cuan?º la
jurisprudencia se haya mostrado contraria a equiparar ambas inst �_ ­
3. TI·amitación procesal de las cuestiones prejudiciales tuciones (STS 3 de octubre de 1983 -A. 4697- y concordantes ci­
tadas por la misma).
Las cuestiones prejudiciales no devolutivas o meramente inci­
dentales, carecen de problemática procesal específica, pues el juez En cuanto al momento en el que pueda plantearse la cuestión,
de instrucción primero y el de lo penal o la audiencia provincial una corriente jurisprudericial sitúa en el periodo intermedio, y más
después las resolverán al hilo del procedimiento penal abierto, en concretamente en el trámite de los artículos de previo pronuncia­
la fase preparatoria confirmando la indiciaria presencia o ausencia miento (arts. 666 y ss, y 793,2. LECr), la oportunidad procesal de
de la conducta o elementos típicos configurados como hechos jurí­ tal planteamiento (SSTS 3 de octubre de 1983 -:A. 4697- Y 28 �e
dicos no penales a valorar desde el tipo delictivo, y en el plenario febrero de 1989 -A.1688-), pero tanto la doctrina como la propia
constatando tal extremo desde la perspectiva de la presunción de jurisprudencia ha considerado que en cualquier momento proce�a�,
inocencia. La especificidad del régimen procesal de las cuestiones antes de dicho trámite -instrucción- o después -en el acto del JUl­
previas se circunscribe pues a las exclusivas o devolutivas. cio oral incluido el informe-, se puede plantear la cuestión (SSTS
I de febrero de 1973 -A. 590- y 14 de diciembre de 1976
Cualquier parte personada en el proceso, incluido el ·Ministerio -A.5340-), solución que parece más acorde con el carácter de con­
fiscal, y el propio instructor o juzgador de oficio, pueden plantear flicto parcial y negativo de competencias ya mencionado que co­
los primeros y resolver los segundos el conflicto de competencia rresponde a esta institución. En este mismo contexto habría que
parcial que supone la presencia de una cuestión prejudicial suspen­ _
criticar la doctrina jurisprudencia! que excluye de los autos recurri­
siva y devolutiva. Se trata efectivamente de un conflicto entre dos bles en casación, los denegatorios del reconocimiento de la cues­
órdenes jurisdiccionales, el penal y el que corresponda según la na­ tión prejudicial devolutiva (SSTS 21 de diciembre de 1949-A.88-,
turaleza de la cuestión, conflicto de competencia por una parte ne­ 9 de noviembre de 1975 -A. 4552-, 3 de octubre de 1983 -A.
gativo, pues se solicita al órgano jurisdiccional penal que suspenda 4697- y 3 de marzo de l 995 -A. 539-), salvo que se considerase
su proceso en espera de que se resuelva ·tal cuestión en el otro or­ que tales resoluciones podrían someterse al trámite y órgano -Sala
den jurisdiccional, y por otra parcial, pues no afecta a la totalidad especial de conflictos d�I Tribunal Supremo- previstos en lo� ar: tí­
del proceso sino sólo a una parte del mismo. Esta naturaleza de _
culos 42 y 50 LOPJ, es decir al «recurso por defecto de Junsdrc-
,
32
33
ci?n», en congruencia con el derecho fundamental al juez predeter- 5. Recapitulación
mmado por la ley. Las cuestiones prejudiciales suspensivas y devolutivas, exclu­
Sí serán viables los recursos de casación o apelación contra la yentes de la jurisdicción penal, inciden de la mano de las leyes pe­
sentencia en la que no se reconozca la exi·stencia de una cuestión miles en blanco o en gris en el proceso penal, como peculiares con­
prejudicial devolutiva. Tampoco es este el momento de discutir la flictos negativos y parciales de competencia del orden penal frente
doctrina jurisprudencia) que excluye tales cuestiones del ámbito a alguno de los restantes ordenes jurisdiccionales, con afectación
del quebrantamiento de forma -salvo que se trate de incongruencia del derecho fundamental a una tutela judicial efectiva, que incluye
omisiva- (SSTS 28 de febrero de 1989 -A. 1688- y 30 de abril de la imposibilidad de-que un único hecho pueda existir y no existir al
1990 -A. 3384-) y de la infracción de ley del artículo 849, 12 por mismo tiempo en dos resoluciones judiciales, y al juez predetermi­
tratarse de un problema relativo a los hechos probados, si bien con nado por la ley.
criterios encontrados (SSTS 14 de diciembre de 1976 -A. 5340-, Cuando las cuestiones procesales relativas a la determinación de
11 ele junio de 1986 -A. 3 I 39- y 12_ ele marzo 199 I -A. 2092-); si los hechos típicos, por una parte exijan la aplicación de normas ju­
c?':1º se ha_ visto afect�n t�les cuestiones al derecho a una tutela ju­ rídicas no penales y, por otra, sean cuestiones capaces de constituir
d1c1al efectiva y, en cnteno del que escribe, también al derecho al el objeto de un proceso en otro orden jurisdiccional, que a su vez
juez predeterminado por la ley, parece obvio reclamar la viabílidad condicionan esencialmente la existencia o no de un hecho penal­
del cauce del artículo 59 LOPJ. mente típico, el juez penal debe interrumpir la instrucción, la fase
intermedia o el juicio oral en espera de lo que resuelva el juez no
4. Efectos en el orden penal'de las declaraciones de otros penal. Se trata de una excepción al principio de prioridad de la ju­
órdenes risdicción penal sobre las restantes jurisdicciones, principio por
otra parte cada vez más relativizado (art. 40 nueva LEC) como con­
Por fin resta recordar la doctrina relativa a la validez y eficacia secuencia de la expansión invasora del Derecho penal finisecular,
de las resoluciones de otros órdenes jurisdiccionales, en las resolu­ que se convierte en secundario y tributario de otros órdenes jurídi­
ciones de los órganos del orden penal. Tal doctrina tradicional es la cos y jurisdiccionales.
de no vinculación, cual ocurre respecto a otras resoluciones del Al circunscribir-esta materia al ámbito del Derecho penal econó­
propio orden penal siempre que no supongan la excepción de cosa mico, se realizarán nuevas precisiones, tanto en relación con aspec­
juzgada, doctrina que otorga libertad de juicio al orden penal. Sin tos orgánico procesales, cuanto en la necesidad de revisar ópticas
embargo, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional examinada tradicionales en el proceso e incluso en los ámbitos sustantivos,
qu� :eta Ta posib!lidad de que un mismo hecho pueda existir y n� cual es el caso de la necesidad de reconocer para ciertos delitos, en
_
ex1stir al mismo tiempo en atención a lo que dicen dos resoluciones particular los económicos, la responsabilidad penal directa de la
de dos órdenes jurisdiccionales sobre tal dato fáctico de carácter personas morales o jurídicas.
jurídico, impone un límite a tal discrecionalidad, exigiendo al juez
penal que �su�a- c�mo hecho probado el jurídico declarado por
otro orden Junsd1cc10nal, al haberlo acordado en el ámbito de su 111. CONCEPTO Y ÁMBITO DEL DERECHO
jurisdicción por predeterminación de la ley, objeto precisamente PENAL ECONÓMICO
del derecho fundamental que reconoce el artículo 24 CE y de todas
las reglas de competencia contenidas en los artículos 21 y siguien- Como cuestión previa a la· aplicación de las precedente� conclu­
tes LOPJ. siones a los delitos acogidos al ámbito del Derecho penal económi-
35
34
co, h�y que determinar el concepto del mismo y, posteriormente, nar los bienes jurídicos protegidos en estos delitos, para poder con­
. _
describir los titulas y capítulos del CP que los contienen, intentan­ cluir una conceptuación adecuada.
do hacer una clasificación de dichos delitos para, después, inducir Existe acuerdo sobre el carácter supraindividual del bien jurídi­
elementos comunes que debidamente agrupados puedan someterse co protegido en el Derecho penal económico. Pero tal consenso
� la indicada verificación. Se trata pues de un estudio puramente exige una precisión derivada de la inclusión en el mismo título de
instrumental, sin vocación de exhaustividad, quedando abierta la la mayor parte de tales delitos, junto a los tradicionales contra el
puer�a al lector de acudir a las referencias bibliográficas, para pro­ patrimonio. La supraindividualidad en los más tradicionales delitos
fundizar en los aspectos conscientemente omitidos en este trabajo. económicos -fiscales, de contrabando y lo poco que pueda quedar
en relación con el control de cambios- radicaría en el carácter pú­
l. Definición del Derecho penal económico blico del patrimonio. protegido, subconjunto que no plantea espe­
ciales problemas en este estadio de la investigación . En los que no
El concepto de Derecho penal económico no es unívoco. En su se protege tal interés público sino más bien interes.e s colectivos,
origen, c�nfigurándose en la opción más estricta, se entendió por también supraindividuales, aparece de inmediato el problema de la
tal el conJunto de normas penales protectoras de la actividad inter­ duplicidad de objetos formales o bienes jurídicos protegidos, en el
ventora del Estado en el orbe económico, concretamente las nor­ sentido de permanecer el patrimonio como entidad concurrente con
mas penales tributarias, de contrabando y las relativas al control de esos otros intereses, concurrencia que además se plantea de dos
cambios. Se trataba pues de un Derecho penal administrativo eco­ modos diversos: en algunos supuestos el bien principal e inmediato
n ?mico, secundario en cuanto que la incidencia penal no operaba es el orden socioeconórnico, bien que resulta lesionado por el tipo
.
d1rectamente sobre los bienes jurídicamente protegidos sino de un delictivo, mientras que el medi?tO el patrimonio individual sólo
.
modo mediato, a través del reforzamiento de las normas e institu­ puesto en peligro; en otros supuestos se invierten las tornas, pasan­
ciones contenidas en el correspondiente Derecho administrativo. do el patrimonio al plano principal como objeto de lesión o de peli­
El Proy�ct� Alter�ativo alemán de reforma del Código penal de gro, y quedando en un segundo plano 'el orden socioeconómico
1977 no solo mcluyo como parte del Derecho penal económfco el también lesionado o al menos sometido a un riesgo de lesión. Este
descrito c01�0 acepción más estricta, sino que lo amplió a aquellos carácter complejo de los bienes jurídicos protegidos se examina
.
delitos relativos al más uso de instrumentos necesarios para Ja bue­ luego, al considerar algunas características comunes de todos estos
na marcha de la vida económica, como la falsificación de balances delitos.
publicidad en?añosa, prácticas restrictivas de la competencia, etc'. ¿Qué será pues el orden socioeconómico, como bien jurídico pe­
Pero la conexidad de estos delitos con otros más cercanos a lesio- nalmente protegido en estos delitos?. La respuesta ha de articularse
nes patrimoniales, llevó a los autores de este proyecto alternativo a diferenciando tres realidades conexas por su carácter supraindivi­
extender el contenido del Derecho penal económico más allá de dual y económico:
sus propios límites conceptuales.
l ª . La adecuada financiación de los poderes públicos, para el
Esta tendencia expansiva de los delitos económicos llegó incluso cumplimiento de sus funciones, y la protección de su patrimonio
a afectar a su nomenclatura genérica, pasando a denominarse deli­ frente a fraudes en la obtención de pagos indebidos a contribuyen­
tos socioeconómicos o contra el ord�n socioeconórnico. En un tes .
apartado P?Sterior se acomete la descripción y clasificación de las
. 2ª. El buen funcionamiento de las empresas en un ámbito micro­
figuras del1ct1vas inclusas en este género. Ahora interesa determi-
económico, tanto en relación con los propios socios y con los pro-

36 37
veedores, cuanto con los trabajadores y consumidores O usuarios bando, contra la seguridad social. .. ) pueden subyacer otros bienes
de los productos o servicios que se oferten. jurídicos corno el patrimonio artístico, la redistribución de la rique­
Y. El buen funcionamiento del libre mercado, en un ámbito ma­ za, la salud pública (contrabando de drogas), la propiedad indus­
croeconómico, consistente en una adecuada concurrencia de la trial, etc., bienes que resultarían puestos en peligro al tiempo que
oferta y la demanda, de la producción, comercialización y el con­ se lesionaba el bien principal e inmediato contra el Estado o la en­
sumo, y �e todas la� instit�ci?nes públicas encargadas de velar por tidades públicas titulares del interés protegido. De este mismo ca­
estas realidades soc10econom1cas. rácter resultarían los delitos de lesión del bien jurídico colectivo
Se podría pues definir el Derecho penal económico o socioeco­ (por ejemplo los delitos contra el mercado y los consumidores, en
nói:11ico com� el. c?njunto de tipos delictivos protector de bienes ju­ su mayoría) que, además, pondrían en un peligro más o menos abs­
, tracto o concreto bie_nes jurídicos privados e individuales. Y final­
nd1cos supra111d1v1duales -públicos o colectivos- que, concurrentes
o no con otros bienes jurídiGos de carácter patrimonial e individual mente existe una tercera categoría de delitos económicos, cuyo
constituyen la realidad jurídico-económica relativa a los cobros ; bien jurídico principal e inmediato es privado e individual y sería el
pagos por/de los entes públicos, al buen comportamiento de las que resultara lesionado o puesto en peligro de un modo más próxi­
empres�s en sus asp�ctos organizativos, financieros, laborales y mo e intenso, concurriendo en un segundo plano el bien jurídico
productivos o comerciales, y al correcto funcionamiento del merca­ colectivo como puesto en peligro mediato, por resultar la conducta
do libre de mercancías, servicios, derechos y mano de obra. disfuncional para el buen funcionamiento del mercado (algunos de­
litos societarios).
2. Características del Derecho penal económico 4ª. Esta diversidad de bienes jurídicos explica los requisitos de
procedibilidad que aparecen en algunos capítulos del Titulo XIII
En un esquemático resumen de las características esenciales del del Libro II del CP, concretamente en los delitos contra las propie­
Derecho penal económico, cabe destacar las siguientes: dades intelectual e industrial y relativos al mercado y a los consu�
1 ;i_ �u objeto consiste en un conjunto de normas configuradoras midores -art. 287- y en los societarios -'-art. 296-. Los problemas
de dehtos, algunos ya existentes en sus características esenciales en de legitimación activa derivados de tales preceptos deben interpre­
la parte especial del Derecho penal tradicional (delitos contra la tarse considerando, en primer lugar, que el hecho de afectar a una
propiedad industrial e intelectual, falsedad de documentos societa­ pluralidad de personas la conducta delictiva es un dato que genera
rios contables o de relevancia jurídica, etc.), y otros claramente no­ ya un carácter colectivo suficiente corno para convertir el delito en
vedosos, cuya regulación jurídica estaba reservada hasta ahora en público, y en segundo término, que en ocasiones el substrato colec­
exclusiva a otras ramas del ordenamiento jurídico. tivo de estos delitos puede ser tan lejano, que no merezca ese plus
hipotético protector penal, sin perjuicio de la que pueda merecer en
2ª. Todos ellos tienen un referente, más o menos inmediato de
otros órdenes jurídicos.
carácter patrimonial, pero su bien jurídico peculiar se caracte;·iza
por afectar a intereses colectivos o públicos, al margen de la afecta­ 5 ª. Todos los delitos económicos padecen o gozan de secunda­
ción de patrimonios individuales y privados. riedad, en el sentido de tener sus bienes jurídicos principales deter­
minados e inmediata y genéricamente protegidos en otros sectores
3 ª. El bien jurídico protegido, sin embargo, no es único al resul­
del ordenamiento jurídico. Tal secundariedad significa que la nor­
tar generalmente conexo con otro bien jurídico concurrente de
ma penal se limita a ofrecer un plus de protección, pero asentándo­
�odo 1:1á� ? menos mediato. En los supuestos de protecció� de se de modo necesario aunque no suficiente en la previa existencia
bienes Jund1cos de carácter público (delitos tributarios, de contra-
de un injusto civil, mercantil, administrativo o laboral.

38 39
6u . De la secundariedad se deriva la concurrencia de leyes pena­ 9u_ La prisión preventiva no es en la actualidad frecuente en es­
les en blanco, en gris o al menos ele elementos jurídico normativos tos ámbitos, particularmente tras la entrada en vigor del artículo
del tipo, remitentes a los sectores primarios del ordenamiento jurí­ 504 bis LECr y, cuando se acuerda, lo más probable es que en ape­
dico penalmente sobreprotegidos. De esta realidad se deriva la lación se levante tal medida. La razón fundamental de que esta me­
existencia de abundantes cuestiones prejudiciales en los procesos dida cautelar de carácter personal no tenga especial vigencia en es­
penales por delitos económicos, unas meramente incidentales, tos ámbitos, es que al inici'arse el proceso el juez de instrucción ig­
otras suspensivas y devolutivas -excluyentes-. nora muy frecuentemente si se cumple el primer requisito de la
A Tal «interdisciplinariedad» ele los delitos ha supuesto nota­ prisión preventiva: si existe o no un hecho con indicios suficientes
bles disfunciones en su trainitación ante los órganos jurisdicciona­ de ser delictivo, derivándose tales dudas precisamente de las preju­
dicialidades aludidas en el ámbito del Derecho penal económico.
les penales, acostumbrados a los delitos «naturales» o si se prefiere
tradicionales. En algunos pqíses como Alemania se han creado ór­ 10�. Finalmente aparece la nota criminológica y político crimi­
ganos especializados en el orden jurisdiccional penal, para que en­ nal. En su primer aspecto, el criminológico, no cabe duda de que la
tiendan de estos delitos. En nuestro país aun no se .ha dado este criminalidad socieconómica poco tiene que ver con la tradicional
paso, y las especializaciones del Ministerio fiscal están muy lejos contra el patrimonio, tanto en su fenomenología como en su etiolo­
de resultar satisfactorias, en primer lugar por la excepcional-idad gía y en su victimología. Y en cuanto a la política criminal, por una
que supone.su posible (y frecuentemente ejercida en estos ámbitos) parte hay que denunciar la tendencia de los políticos a «huir hacia
actividad preinstructora, cuando existe ya un amplio acuerdo en el Derecho penal» para obviar «coger el toro por los cuernos» en el
que deben asumirla en todos los casos bajo la vigilancia de un juez orden jurídico primario, y por otra las dudas que están surgiendo
de garantías, y en segundo lugar porque en ·ocasiones hacer una es­ respecto a cómo debe configurarse este nuevo Derecho penal se­
pecie de «auditoría penal», investigando en los términos vetados de cundario, sin duda distinto al «natural» o tradicional.
«echar la red» a ver «qué peces caen» (entendiendo por «pez» he­
cho indiciariamente delictivo) en vez de tener ya determinados di­ 3. Contenido y clasificación de los delitos económicos
chos «peces» antes de iniciar la investigación; por otra pa1te, ei ca­
rácter secreto de tales preinstrucciones sin la colaboración de las Partiendo del concepto y de las notas esenciales del Derecho pe­
defensas, a veces genera «borracheras inquisitivas» que se quedan nal económico, es el momento de elegir el contenido del mismo,
en nada cuando se judicializa el proceso. como presupuesto de los análisis que posteriormente se hacen en
8 il. En el ámbito penológico surgen también dificultades, pues de estas páginas. Se trata de una elección y clasificación convencio­
ordinario no se suele acordar la pena de prisión efectiva (más de nal, discutible y en absoluto con vocación o pretensiones de exclu­
dos años, sin posibilidad de suspensión de condena), es decir, que sividad. El esquema de los delitos económicos que se eligen es el
ingresan en prisión pocos delincuentes económicos de los a su vez siguiente:
estadísticamente minoritarios que resultan condenados tras abrirse l. Delitos relativos a la obtención de fondos públicos y el con­
contra ellos un procedimiento penal, fenómeno que se deriva tanto trol estatal de la economía:
de la aberrante aceleración hacia el banquillo que propicia el pro­ 1.1. Delitos contra la Hacienda pública y contra la Seguridad
cedimiento abreviado, cuando de la confusión del orden jurisdic­ Social (CP, Libro II, Título XIV).
cional penal a la hora de estimar existentes indicios de criminali­ 1.2. Delitos de contrabando (LO 12/1995). La nota común de
dad, cuando en ocasiones ni siquiera existe el substrato necesario estos delitos es el control estatal del comercio exterior y en
de injusticia civil, mercantil, administrativa o laboral. ocasiones también interior de ciertas mercancías, Qien por

40 41
razones estrictamente fiscales o arancelarias (contrabando de géne­ 1.1. En lo atinente a la obtención de recursos y a la realización
ros de libre comercio), bien por razones de salud pública (tráfico de de determinados pagos.
drogas), de defensa del patrimonio artístico nacional, de protección 1.2. En la explotación racional de los recursos naturales y cultu­
del medio ambiente (tráfico de especies, sus partes o productos) o rales.
de defensa nacional (material de defensa o de doble uso).
1.3. En la protección de-la libre y leal competencia en los mer-
1.3. Delitos relativos al control de cambios (L 40/1979, modifi­ cados.
cada por LO 10/1983) y al blanqueo de capitales (CP, Libro
1.4. En el control del comercio exterior.
II, Título XIII, Capítulo XIV de la receptación y otras con­
ductas afines). 1.5. En la seguridad y salud en el trabajo.
2. Delitos contra el mercado, los consumidores (CP, Libro· II, 2. Delitos referentes al ámbito jurídico privado de la empresa y
Título XIII, Capítulo XI, Sección 3ª) y la función social de la pro­ su entorno:
piedad (Capítulo XII): 2.1. Protección del secreto empresarial.
2. I. Delitos contra el secreto empresarial (arts. 278 a 280). 2.2. ·Protección de las propiedades intelectual e industrial.
2.2. Detracción de ciertos productos (art. 28 J ). 2.3. Delitos societarios.
2.3. Publicidad engañosa (art. 282). Se trata pues de una clasificación en dos grandes grupos. El pri­
2.4. Manipulación de aparatos automáticos de medida (art. mer conjunto corresponde al reforzamiento penal de normativa ju­
283). rídico pública de naturaleza administrativa. El segundo, de no1ma­
2.5. Maquinaciones para alterar precios (art. 284). tiva privada civil o mercantil. En ambos supuestos se trata de desta­
car la secundariedad del Derecho penal y la amplitud que puede
2.6. Uso de info1mación privilegiada ·en ciertos mercados (arts. darse al ámbito del Derecho penal económico. Posiblemente la ori­
285 y 286). ginalidad más discutible radique en la inclusión en este conjunto de
2.7. Disposición de cosa propia de utilidad social o cultural (art. los delitos contra el medio ambiente natural y cultural, pero tal in­
289). clusión es razonable si se tiene en cuenta que se trata en definitiva
3. Delitos societarios (Título XIII, Capítulo XIII). de unos recursos económicos en cuanto escasos, que condicionan
4. Delitos contra los derechos de los trabajadores (Título XV). el desarrollo económico del país en sus diversas áreas, que además
generalmente están protagonizadas tales actividades por empresas
5. Delitos contra las propiedades intelectual e industrial (Título y, en fin, que todas las notas caracterizadoras del Derecho penal
XIII, Capítulo XI, Secciones Iª y 2ª ). económico se cumplen en estos delitos. En cualquier caso no se de­
6. Delitos contra los recursos naturales y culturales (Títulos bería hacer cuestión polémica esta inclusión, si se considera que
XVI y XVII Capítulo I). sólo a los efectos de secundariedad y de planteamiento de cuestio­
Clasificando los anteriores delitos conforme a un criterio siste­ nes prejudiciales se incluyen dichos delitos en este ámbito.
matizador, inspirado en los bienes jurídicos principalmente protegi- Y para terminar esta etapa clasificatoria, diferenciar los siguien­
dos, resultaría el siguiente esquema: tes conjuntos en función de las normas jurídicas primarias -no pe­
1. Delitos relativos a la intervención de los poderes públicos en nales- reguladoras e inmediatamente protectoras de los bienes jurí­
el ámbito económico: dicos protegidos:
1. Con normativa administrativa:

42 43
1.1. De carácter tributario, aduanero y de control de cambios.
descrito en el tipo delictivo o con simples remisiones expresas o tá­
1.2. De naturaleza sociolaboral: citas a normas extrapenales que no afecten al núcleo de la conducta
1.2.1. Relativas a la cotización a la Seguridad Social. penalmente típica.
1.2.2. Sobre tráfico y migración de mano de obra. Si se analiza el grado de secundariedad de los tipos delictivos
1.2.3. Atinentes a la seguridad y salud en el trabajo. seleccionados, en función de referentes más concretos, la primera
1 .2.4. Referentes a la seguridad y de1rnís derechos en el categoría de máxima secundariedad que debe configurarse es la de
empleo. aquellas figuras delictivas que no son más que comportamientos
1.3. Relativa a la protección del medio ambiente natural y cultu- inscritos en un ámbito o circulo más amplio de ilicitud por impera­
ral. tivo de normas exfrapenales. En estos casos no se trata tanto de que
�xista una remisión, más o menos amplia, a conceptos jurídicos no
1.4. Protectora del consumidor. penales como componentes del tipo delictivo, cuanto de que toda la
1.5. Reguladora del mercado de capitales y de las entidades de conducta penalmente típica lo es también, y en términos más am­
crédito y financieras, incluyendo las normas antiblanqueo. plios, constitutiva de infracción y responsabilidad civil, administra­
2. Con no1mas jurídico privadas: tiva o social. Se trata pues de comportamientos ilícitos ya en el or­
2.1. De carácter civil: denamiento jurídico, antes de que finalmente resultaran criminali­
zados con mayor o menor amplitud.
2.1.1. Reguladora de la propiedad intelectual.
Como ejemplos de esta categoría, de entre los delitos seleccio­
2.1.2. Rela�iv� a la protección del honor, la intimidad· y la nados, cabe incluir:
propia imagen.
1. Los delitos contra la propiedad intelectual y la propiedad in-
2.2. De naturaleza mercantil:
dustrial.
2.2.1. Reguladora de la propiedad industrial. 2. Violación de secretos empresariales por competencia desleal.
2.2.2. Protectora de la libre competencia y de la publici­ 3. Detracción de productos generando competencia desleal.
dad.
4. Delito publicitario, por competencia desleal y normas espe­
2.2.3. Reguladora de las sociedades mercantiles. cíficas.
5. Alteración desleal de precios contra la libre competencia.
4. Grados de secundariedad
6. Enriquecimiento por información privilegiada en el merca­
Analizan
_ d_ � los tipos delictivos seleccionados se aprecia la exis­ do de valores.
tencia de d1stmtos grados de secundariedad, en el sentido de una 7. Delitos societarios respecto a la regulación mercantil de so­
�yor o menor dependencia de la§ norm3;s j�dicas extraeenales, a ciedades.
Ja _hora de cornI?.!e:tar el ámbito de la conducta tíll!Q1l. En terminoio="' 8. Delitos contra la Hacienda pública y la Seguridad Social.
gía no muy precisa, se_ ha hecho referencia a la existencia de tipos
9. Delitos contra los derechos de los trabajadores.
penale � e1� �!aneo, de t_1pos penales en gris y de tipos con algún ele­
mento Jund1co normativo, modalidades de graduación de la secun­ 1 O. Delitos contra el medio ambiente natural y cultural.
dariedad del injusto penal respecto al civil, administr.ativo o labo­ 11. Delitos de contrabando y relativos a la exportación.
ral, en función de que el comportamiento típico esté mínimamente

44
45
Pero a la hora de buscar algunos delitos aparentemente ajenos a dores, tenedores y protagonistas de las variadas modalidades delic­
tal secundariedad, si se profun_diza se,,aRrecia que existe�mp� tivas contenidas en la ley.
no�o�g!Jl: QOJ�as de dL�llas con�duc¡a�uY.O incum2li­
En este ámbito de los sujetos activos conviene reseñar que el CP
i;riiento incide en la definición de los delitos. Es el caso del blanqueo
de 1995 ha sido miedoso e incongruente a la hora de no admitir a
de caphales o la sustracción de cosa propia a su utilidad social o
personas jurídicas como posibles sujetos activos de ciertos delitos,
cultural. ªlo viene a confimrnr que el Derecho penal económico se particularmente los socioeconómicos. Sin agotar la p1:oblemática,
h1_ nutrigQ geJa.c¡imiga)i,?�Ó..Q qe �etas origm<J.!mente injustas que en la referencia bibliográfica �nal en�uentra suf1c1entes fuen­
ero no penalizadas, criminalización que se realiza mediante la iñ­ .
tes para un estudio completo, se afirma la 111congruenc1a del CP en
crustación de injustos Renales en_fus _pr�st�s.i!Jjus.tos civil�
este punto, porque sin reconocer a las personas jurídicas la capaci­
aclministrativos o sociales.
� J 5i <II "" dad de delinquir, sin e1i1bargo prevé contra las mismas penas o me­
didas de seguridad, es decir responsabilidades penales, bajo el eu­
5. Diversidad de modalidades femístico nombre de «consecuencias accesorias» (art. 129). Y es
miedoso, a la par que incongruente, porque otros países próximos,
Al analizar elementos que componen estos delitos, las normas particularmente Francia en su CP de l 99� que entró en vi�or en
penales relativas al ámbito socioeconómico ofrecen cierta diversi­ , _
1994, reconocen la posibilidad de que entidades o personas JUrtd1-
dad. En cuanto a los sujetos activos existen numerosos supuestos cas sean sujetos activos de ciertos delitos, sin perjuicio del protago­
de indefinición, pudiendo en principio encarnar cualquier persona nismo y responsabilidad que por los mismos hechos pueda corres­
dicha figura. En algunos casos la designación indeterminada no re­ ponder a las personas físicas (art.121-2). Tal �nc�usión es funcional,
sulta ser tal, por una defectuosa redacción del precepto, cual es el primero para justificar la imposición de las 111d1cadas penas o me­
caso del sujeto aludido en el artículo 285, que comienza siendo didas de seguridad como responsabilidades penales, y en segundo
cualquiera -«quien»- pero termina circunscribiéndose al «profe­ lugar para evitar la necesidad de encontrar <�chivos expi�t?rios» en­
sional» o «empresario» con «acceso reservado» a la conespondien­ tre las personas físicas, para acordar tanto las responsabtl1dades pe­
te �<info1mación relevante»; de «los que» sean mayoritarios en una nales cuanto y sobre todo las civiles respecto a entidades solventes
«junta de accionistas» o en un «órgano de administración de cual­ que resulten ser responsables civiles subsidiarios.
quier sociedad» (art. 291) que obviamente han de ser accionistas o
Respecto a los sujetos pasivos, habría que diferenciar en primer
administradores, o en fin de los que defrauden a la Hacienda públi­
término entre el sujeto pasivo de la acción y el del delito y, respec­
ca o a la Seguridad Social que sólo podrán ser los que previamente
to a éste, se alza como cuestión previa en cada caso la determina­
sean deudoi·es de tales entidades (arts. 305 y siguientes). En nume­
ción del bien jurídico antes de detectar a su titular. El sujeto pasivo
rosas ocasiones, en cambio, el tipo delictivo limita a determinadas
· de la acción, coincidente las más de las veces con el sujeto pasivo
personas la cualidad de sujeto activo de un modo expreso, cual es
del delito o titular del bien jurídico protegido, resulta igualmente
el caso de los «fabricantes» y «comerciantes» en el delito publici­
designado de un modo más o menos expreso en las figuras delicti­
tario (art. 282), los «administradores de hecho o de derecho» en los
vas seleccionadas. Los titulares de los derechos de propiedad inte­
delitos societarios, los «promotores, constructores o técnicos direc­
lectual o industrial, la empresa titular de los secretos quebrantados,
tores» en los delitos urbanísticos (art. 319), la «autoridad o funcio­
consumidores en general o/y en particular y los que intervienen en
nario público» en las prevaricaciones específicas del Título XVI
los mercados bursátiles y la CNMV en los delitos del capítulo XII
(arts. 320, 322 y 329). En los delitos de contraband<?, los exporta-
del Título XIII; la sociedad, sus socios, depositarios, cuentap�rtíci­
pes, titulares de bienes administrados y las administraciones p_úbli-

46
cas encargadas ele supervisar los mercados burséltiles, financieros y derecho afectado, si bien admite como excepción que pueda atacar
de crédito, en los delitos societarios; la Hacienda pública y la Se­ a intereses generales o a una pluralidad de personas. Esta pauta le­
guridad Social en los delitos del Título XIV; los trabajadores en ge­ gal, al margen de interpretar su significado práctico, labor luego
neral y/o en particular y los sindicatos en los del Título XV; la co­ abordada, incita a ciertas conclusiones o hipótesis muy adecuadas a
lectividad, las administraciones implicadas y algún titular particu­ la línea de investigación abordada en estas páginas.
lar de derechos afectados en los delitos contra el medio ambiente En primer lugar parece que tales acciones delictivas sólo afectan
natural y cultural, y las administraciones implicadas así como la intereses, bienes o derechos muy particulares, es decir, objetos for­
colectividad en algunos casos, en los delitos de contrabando. males del delito de los que sólo son titulares personas o entidades
Precisamente en relación con los sujetos pasivos y los bienes ju­ privadas singulares, las mismas personas que, como no podía ser
rídicos hay que hacer una reflexión con cierto detenimiento, vol­ . de otra manera dada la secundariedad penal en estos delitos, son
viendo por una parte a lo ya manifestado sobre el bien jurídico «or­ los titulares de los derechos configurados y defendidos en los co­
den socioeconómico» y, por otra, interpretando los artículos 287 y rrespondientes sectores no penales del ordenamiento jurídico. Se­
296 del Código penal, sin obviar referencias a los delitos contra la rán pues· esto.s sujetos quienes podrán optar, si concurren los ele­
Hacienda pública y la Seguridad Social, particularmente a las excu­ mentos del tipo delictivo, por ejercitar sólo acciones civiles ante el
sas absolutorias previstas en los artículos 305, 4.; 307, 3. y 308, 4., correspondiente orden jurisdiccional, o también las penales ante
y algunas reflexiones sobre los delitos contra el urbanismo y el me­ este orden (al mismo tiempo o renunciando a las civiles), opción
dio ambiente natural y cultural. Se trata en este momento tal temá­ reservada como regla general a los titulares de los derechos concul­
tica, porque parece que tiene que ver con el bien o bienes jurídicos cados.
protegidos en estos delitos socioeconómicos. La primera excepción a este carácter semiprivado de algunos de­
Los artículos 287 y 296 configuran los delitos de los capítulos litos contra el orden socioeconómico es que los hechos afecten «in­
XI y XIII del Título XIII del Libro II del Código penal como perse­ tereses generales», al margen de los particulares comentados. No
guibles a instancia de parte mediante denuncia, como regla general, es fácil establecer límites precisos entre unos y otros intereses, má­
lo que los configura como semipúblicos o semiprivados, al no exi­ xime si se tiene en cuenta que, como segunda excepción a dicha re­
gir la interposición de querella por los ofendidos o pe,judicados gla, la afectación a «una pluralidad de personas» genera idénticos
-delitos privados- pero sí al menos la denuncia ante la policía, el efectos de reconversión en públicos de estos delitos. Esta especiali­
ministerio fiscal o el juzgado de instrucción correspondiente. Ex­ dad procesal penal invita a considerar que, en el ámbito de los deli­
cepcionalmente se convierten en delitos perseguibles de oficio o a tos socieconómicos o, al menos, en el de algunos más emblemáti­
instancia de persona no perjudicada o agraviada «cuando la comi­ cos, concutTen las dos naturalezas pública y semipública como po­
sión del delito afecte a los intereses generales o a una pluralidad de sibles, por tratarse de bienes jurídicos protegidos de naturaleza
personas». unas veces pública (delitos fiscales, contra la seguridad social,
etc.), otras privada y, otras en fin, colectiva, pudiendo además con­
No es este el momento de decidir si los delitos en cuestión son
currir estas dos últimas naturalezas en unos mismos hechos. Se está
ofensivos contra el patrimonio y/o contra el orden socioeconómico,
pues ante delitos que pueden ser, según las circunstancias, mono o
ni si tal dicotomía tiene qué ver con la doble configuración proce­
pluriofensivos, de ahí las previsiones de los artículos 287 y 296.
sal de did¡os delitos. Lo cierto es que el legislador ha considerado
que la regla general es que los delitos societarios y los contrarios a Centrando la atención en la mayor o menor secundariedad de las
las propiedades intelectual e industrial y al mercado y a los consu­ normas penales, es decir, en el grado de autonomía y de dependen-
midores, son sólo perjudiciales para los particulares titulares del cia de éstas respecto a las extrapenales, cabría hacer referen�ia a

48 49
los tipos delictivos que expresamente introducen un «plus» ele in­ decir que se trata de una condición necesaria pero no suficiente,
justicia para diferenciar los injustos penales y los no penales, y pues como es sabido el enriquecimiento injusto �n sí �o es más que
aquellos otros en los que tal diferenciación sólo puede devenir de un cuasicontrato entendido como cobro de lo 111deb1do, con tras­
una interpretación sistemática y teleológica, y no meramente lite­ cendencia puramente civil. Pero a estos efectos de constatación ini­
ral. En los delitos contra la info1mación privilegiada en mercados cial de los indicios de criminalidad sí puede ser un test útil tal veri-
organizados, la Hacienda pública y la Seguridad social, en los de ficación.
contrabando y, si es que siguieran existiendo, en los relativos al
control de cambios, el «plus de antijuridicidad» que convierte los
ilícitos administrativos en penales es la cuantía de lo impagado o IV. ALGUNAS _CONSECUENCIAS
defraudado. En otros supuestos, en cambio, cual sería el caso por DE LA SECUNDARIEDAD
ejemplo de los delitos contr_a las propiedades intelectual e indus­
trial, el publicitario, etc., no existe ese «plus» cuantitativo, sino Antes de culminar estas reflexiones con algunas propuestas in­
más bien la concurrencia de los elementos de la parte general del terpretativas y «de lege ferenda», resultará enriquecedor considerar
Derecho penal y del proceso penal con los injustos civiles o admi­ algunas consecuencias concretas, a modo de ejemplo y sin ningún
nistrativos correspondientes. Es obvio que estos requisitos pecu­ afán de exhaustividad. Se comienza por una alusión a la aberrante
liarmente penales tendrán que concurrir también en la anterior ca­ práxis de acudir a pericias jurídicas co1:10 fórmula de resolución de
_
tegoría ·con los estrictamente cuantitativos. las cuestiones prejudiciales, para contmuar con una alusión a las
falsedades documentales, a la excusa absolutoria y al plazo de
prescripción en los delitos fiscales, para terminar con una referen­
6. Enriquecimiento y empobrecimiento injustos
cia a los delitos urbanísticos y contra el medio ambiente.
Como colofón de estas caracterizaciones del Derecho penal eco­
nómico puede ser útil, tanto en el ámbito teórico cuanto y sobre l. Las pseudopericias jurídicas
todo en el práctico, reconocer a estos delitos la nota común de con­
sistir tales comportamientos en un actual -real- o potencial -hipo­ Como se dijo anteriormente, una corruptela frecuente en los pro­
tético- enriquecimiento y empobrecimiento injustos. Cierto que cesos penales por delitos económicos era acudir a «periciales jurí­
esta nota puede predicarse de otros muchos delitos de contenido dicas», como modo espúrio de resolver cuestiones prejudiciales.
económico, particularmente de los tradicionalmente incluidos entre En los delitos fiscales, por ejemplo, se admiten estos informes que
los contrarios al patrimonio, pero cierto también que tal caracterís­ básicamente consisten en opinar sobre normas administrativo tribu­
tica sirve de piedra de toque o de test de mínimos, para que los jue­ tarias, y para colmo suelen ser emitidos por funcionarios depen­
ces constaten si hay o no indicios racionales de criminalidad, al re­ dientes de una de las partes personadas en el procedimiento, bajo la
cibir la denuncia o la querella, o tras practicar algunas diligencias dirección del abogado del Estado, y que, además, en ocasiones han
de investigación. Si la conducta de las personas imputadas no supo­ sido los inspectores actuarios en la actividad de inspección que ha
ne una lesión o un riesgo de enriquecimiento para ellas y/o de em­ culminado con un escrito de denuncia firmado por ellos.
pobrecimiento para los supuestos perjudicados, será imposible que En procedimientos por delito urbanístico o por algún otro delito
pueda ser tal conducta constitutiva de un delito socioeconómico. en que se encuentre implicada alguna actividad de tal carácter,
Semejante «prueba del nueve» afecta como se ha visto al um­ corno prevaricaciones de funcionarios, tráfico de influen�ias, etc_. ,
bral, no al techo, de la criminalidad socio económica. Quiere ello también se ha solicitado en ocasiones un informe pericial\� arqu1-
'
\

50 ' 51
tectos que, en definitiva, se pronuncian sobre si se ha cumplido o gicas (faltar a la verdad en la narración de los hechos), por lo que
no el ordenamiento jurídico urbanístico aplicable al caso. este Capítulo 11 del Título XVlll tiene incidencia en estos ámbitos.
Se califica de aberrante esta práctica, porque los peritajes por Se trata por ello de resumir, por una parte, cuál es el criterio juris­
definición deben versar sobre «ciencia o arte» ajena al Derecho prudencia] sobre los concursos que puedan producirse entre con­
(art. 456 LECr) o, como dice la LEC (art. 335), «sobre conoci­ ductas falsarias documentales y alguno de estos delitos, y por otra
f
mientos cientíicos, artísticos, técnicos o prácticos». Los «hechos de recordar la polémica sobre el alcance de la descriminalización
jurídicos» que deban figuran en los «hechos probados» de la sen­ de las llamadas falsedades documentales ideológicas genéricas
tencia, o son determinados por el propio juez aplicando la legisla­ (faltar a la verdad en la narración de los hechos) protagonizadas
ción extrapenal correspondiente (arts. 3º y 7º LECr) o, con suspen­ por particulares (no_ funcionarios públicos).
sión del procedimiento penal, por el órgano del orden jurisdiccio� Cuando de documentos públicos u oficiales se trata, la tesis ju­
na! no penal correspondiente (arts. 4º a 6º LECr), es decir, risprudencial es que la f alsificación de los mismos es un delito au­
resolviendo como disponga la ley esa cuestión prejudicial. tónomo, en concurso instrumental con el finalmente cometido, por
Para que no precisen de peritos en estos sectores penales, el juez atentar al distinto bien jurídico «seguridad del tráfico jurídico do­
instructor primero y el órgano enjuiciante después, lo mejor es que cumentado», es decir, por no ser mero instrumento del delito final
se establezca una especialización de órganos del orden jurisdicci�­ sino también poner en peligro otros bienes jurídicos concretos con­
nal penal en delitos económicos, es decir, que los jueces penales culcando -lesionado- el más abstracto indicado. Se suelen equipa­
sepan no sólo contabilidad sino también y sobre todo Derecho fis­ rar a los documentos públicos u oficiales los mercantiles, y aun
cal, societario, medioambital, urbanístico, etc. Es decir, que el prin­ cuando exista una corriente jurisprudencial restrictiva, lo cierto es
cipio «iura novit curia» se ajuste a la realidad. De esta manera no que injustificadamente se vienen equiparando tales documentos los
hará falta acudir a «pseudoperitos», porque la normativa extrapenal cualquiera de los privados que tengan un contenido mercantil, en
aplicable, que no es ciencia ni arte ajenas al Derecho, es conocida vez de seguir la línea más lógica de otro� países europeos que los
por el instructor primero y por el juzgador después. Otra posibili­ identifican con los «títulos valores», merecedores de especial pro­
dad es que se generalice, como ya se ha reclamado y luego se insis­ tección por tener el derecho incorporado al documento, siendo titu­
te en el epígrafe de soluciones y propuestas, la admisión de cues­ lar de tal derecho el portador del mismo que admite endoso y pue­
tiones prejudiciales suspensivas y devolutivas, y que sean los órde­ de perjudicar no al directamente afectado por el engaño o la false­
nes jurisdiccionales no penales los que resuelvan los problemas de dad sino también a terceros.
la legislación correspondiente, cuando surjan problemas de consta­ Cuando de documentos privados se trata, el concurso es mera­
tación de la presencia o ausencia de hechos jurídicos contenidos en mente de normas o leyes a resolver conforme a lo previsto en el ar­
los'tipos delictivos. tículo 8 º CP, por no afectar tal falsedad a bienes jurídicos colecti­
vos. El uso de documentos falsos sin haberlos falsificados, sean pú­
2. FaJsedades documentales blicos, oficiales, mercantiles o privados, también generan en un
mero concurso de normas.
Los delitos de falsedad documental son actos preparatorios de La Sala 2� del Tribunal Supremo, en una situación generadora de
otros delito�, expresamente criminalizados. En casi todos los deli­ inseguridad jurídica y que por ello debiera ser resuelta por el Tribu­
tos contra el orden socioeconómico pueden ser «instrumentum sca­ nal Constitucional, al tratarse además de un problema de vigencia
eleris» la_s falsedades documentales, tanto las llamadas materiales del principio de legalidad de los delitos previsto como contenido
(alterar un documento o fingirlo en su integridad) como las ideoló- del derecho fundamental al mismo contenido en el artículd 25, l.

52 53
CE, está dividida en cuanto a la tipicidad de las falsedades ideoló­ representante procesal de la Administración autonómica, foral o lo­
gicas (faltar a la verdad en la narración de los hechos) consistentes cal de que se trate, interponga querella o denuncia contra aquél di­
en emitir «facturas documentadoras de un negocio jurídico simula­ rigida, o cuando el Ministerio Fiscal o el Juez de Instrucción reali­
do». Un sector considera que tal conducta no es delictiva, tanto en cen actuaciones que le permitan tener conocimiento formal de la
seguimiento de la doctrina vigente antes del Código penal de 1995 iniciación de diligencias»..
cuanto de la descriminalización operada en dicho Código (arts. 392 En un somero examen de este precepto, desde la perspectiva de
y 395 CP), y otro en cambio estima que tal conducta sigue siendo Ja secundariedad del Derecho penal tributario y sin afán de exhaus­
típica al amparo del artículo 390, l ., 2º («Simulando un documento tividad, lo primero que aparece es la teleología recaudacionista de
en todo o en parte, de manera que induzca a error sobre su autenti­ la norma penal, pues no importa tanto que exista una deuda tributa­
cidad»), siendo insostenible esta segunda interpretación, si en· el ria vencida y ocultada fraudulentamente, cuanto que esa deuda no
documento figura como «autor» el que realmente lo es. se satisfaga. Sin embargo, no está tan claro que regularizar equival­
Tal discrepancia en el órgano jurisdiccional encargado de marcar ga a pagar, aun cuando la praxis así lo pueda sugerir, pues el artícu­
pautas uniformes de interpretación de las leyes penales, es inadmi­ lo 61, ·3. de la Ley general tributaria admite que se pueda reconocer
sible por razones de seguridad jurídica y de la efectiva vigencia de la deuda y no ingresarla, pues de lo contrario no existiría los recar­
los derechos al principio de legalidad de los delitos y una tutela· ju­ gos de prórroga y de apremio. Cabe pues presentar una declaración
dicial efectiva (que incluye que un mismo órgano no tenga opinio­ veraz y completa sin ingresar la deuda tributaria (art. 77, 4. D
nes contrarias, dependiendo la absolución o condena del imputado LGT), con la salvedad de los tributos sujetos a autoliquidación
del azar del reparto y de la composición de la sala), sin interpreta­ (arts. 61, 4. 2 LGT y 53 del Reglamento General de Recaudación).
ción extensiva o analógica «in malam partem» de las leyes penales ¿Qué naturaleza tiene esta exención de responsabilidad penal?.
(arts. 9º, 24 y 25 CE; 1º y 4º,1. CP, y 1º,6. Y 4º,2. CC). Podría pues Podría plantearse en primer lugar la hipótesis de la no consuma­
el Tribunal Constitucional, con ocasión de algún recurso de amparo ción del delito, hasta que se produzcan los eventos que convierten
con este contenido, unificar esa doctrina considerando extensiva y en ineficaz taf regularización a estos efectos, pero tal tesis no es ad­
contraria al principio de legalidad la corriente que padece este de­ misible pues la consumación de las defraudaciones se produce
fecto. cuando mediante una acción u omisión se impaga una deuda en
todo o en parte, y tal deuda esta vencida y es exigible por el acree­
3. Delitos fiscales: excusa absolutoria y prescripción dor. También se ha considerado una especie de «causa de justifica­
ción» postdelictiva, al haber satisfecho a la víctima lo que se le
Desde la reforma de los delitos contra la Hacienda pública en adeudaba o, al menos, reconocido la deuda, pero no encaja tal teo­
1995, y manteniéndose la institución en el Código penal de unos ría con la tradicional distinción en los delitos patrimoniales entre la
meses después en el apartado 4. del artículo 305, se exime de res­ responsabilidad penal y la civil derivada del delito. La excusa abso­
ponsabilidad penal al «que regularice su situación tributaria, en re­ lutoria, que es la naturaleza más comúnmente admitida, tampoco
lación con las deudas a que se refiere el apartado primero de este acaba de satisfacer dado su. carácter personal que contrasta con la
artículo, antes de que se le haya notificado por la Administración extensión de la absolución a los posibles partícipes en el propio de­
Tributaria la iniciación de actuaciones de comprobación tendentes lito o en los instrumentales. Parece la calificación jurídica más co­
a la determinación de las deudas tributarias objeto de regulariza­ rrecta la que alude a una «causa de exclusión de la pena» por razo­
ción, o en el caso de que tales actuaciones no se hubiei"an produci- nes político criminales de carácter recaudatorio, más que .un arre­
do, antes de que el Ministerio Fiscal, el Abogado del Estado o el pentimiento eficaz o reparador, o si se prefiere sigui�ndo a

54 55
de la excusa
OCTAVIO DE TOLEDO por ausencia de «punibilidad» como últi­ esta ba viva, y en fin, no cabe la aplicación analógica
mo elemento del delito. absolutoria al no ser idénticos los supuestos.
da­
A esta manifestación de la secundariedad del Derecho penal tri­ Se discrepa de tal conclusión desde la perspectiva de la secun
páginas. El
butario que se acaba de examinar, se ha sumado la problemática del riedad del Derecho penal tributaria tan repetiºda en estas
y 9 , l . CE) al igual que la
momento prescriptivo del delito fiscal, tras la modificación del artí­ ordenamiento jurídico es uno (arts. l º, l .
la secto riali­
culo 64 de la Ley General Tributaria por obra de la Ley 1 /1998 re­ jurisdicción (arts. 117 CE y 3 LOPJ), sin pe'.juicio de
parte, el
guladora de los Derechos y Garantías de los Contribuyentes, que zación por materias u órdenes de ambas realidades. Por su
ibuir a los gasto s pú­
fijó el plazo de prescripción en cuatro años para «los siguientes de­ artículo 31,1. CE establece el deber de contr
iendo al
rechos y acciones: a) El derecho de la Administración para deter­ blicos «mediante un sistema tributario justo, correspond
tri­
minar la deuda tributaria mediante la oportuna liquidación.- b) Lá Estado, «mediante ley», «la potestad originaria para establecer
aria (LGT ) «esta blece
acción para exigir el pago de .las deudas liquidadas.- c) La acción butos» (art. 133 CE). La Ley general tribut
ituyen
para imponer sanciones tributarias.- d). El derecho a la devolución los principios básicos y las normas fundamentales que const
eta do su
de ingresos indebidos». el régimen jurídico del sistema tributario español», concr �
«se regirá n» «los tributos,
A los cuatro años la Administración no puede determinar la deu­ artículo 9 confo,me a qué disposiciones
º
ose el
da tributaria, ni exigir la ya liquidada ni, en fin a los efectos q�e cuales quiera que sean su naturaleza y carácter», no citánd
Código penal entre tales normas, pues los «preceptos de Derecho
ahora interesan, incoar o proseguir un expediente sancionador. Si º, 2.), Y esta ley
común» sólo tendrán «carácter subsidiario » (art. 9
subsiste o no la deuda tributaria aunque «debilitada», como opinan a-
algunos, parece una sutileza sin trascendencia práctica pues de establece en su artículo 64 los plazos de prescripción antes reseñ
poco vale un crédito si no se puede exigir su cumplimiento. La dos.
o,
cuestión que surge en el ámbito penal tributario es si tal novedad No existe discusión sobre el carácter de norma penal en blanc
legislativa tiene o no influencia en la aplicación de estas normas en gris o con abundantes elementos jurídico norm ativos que corre �­
m1-
penales, que prevén un plazo de pi"escripción de cinco años para es­ ponde al delito fiscal. Para determinar si un hecho es o no subsu
Y re­
tos delitos, en función de la gravedad de las penas previstas para ble en el artículo 305 del Código penal, es inevitable plantear
entale s (arts.
los mismos (arts. 131 y 305 CP). Existe en estos momentos una solver las cuestiones prejudiciales, generalmente incid
el
sentencia del TS (6 de noviembre de 2000, ponente Conde Pumpi­ 3º LECr y 10 LOPJ), actividad jurídico-fáctica a realizar por
norm as jurídi co tribut arias
do) que se inclina por la respuesta negativa (la sentencia de 26 de juez penal pero «atemperándose» a las
as
julio de 1999. citada por algunos carece de valor al ser meramente (art. 7r1 LECr). Por otra parte, en la interpretación de tales norm
cíficos
voluntarista por apodíctica), si bien lo hace a modo de excurso u el juez penal deberá aplicar los criterios interpretati:?s esp�
interp retac, on estrrc ta, no
«obiter dicta» pues la cuestión no se planteó por el recurrente, lo del ordenamiento penal, en particular la
la cláusu la
que expresa un extraño proceder en la resolución de un recurso, extensiva ni analógica «in malam partem», así como
Y 25
subsidiaria «in dubio pro reo» o «in dubio libe,tas» (arts. 9
º
pues la libertad de expresión en el ámbito doctrinal cuenta con
2
otros cauces. Los argumentos a favor de tal tesis son en síntesis Jo CE, F y 4 CP y 4 , 2. CC)
º
ran
siguientes: los delitos fiscales, más graves que las infracciones ad­ El Ministerio fiscal o el Abogado del Estado, cuando elabo
el Juez
ministrativas de menor cuantía, pueden tener un plazo de prescrip­ una denuncia o querella por delito fiscal y, posteriormente,
ción más largo; la prescripción de la deuda tributaria no significa La instructor cuando investiga los hechos relati vos a tal hipóte sis de­
del delito que en su día nació mediante la defraudación con impago deuda ) iscal,
lictiva, es indudable que deben verificar si hay o no
ente
de la misma, pues la infracción penal se produjo cuando la deuda pues tal deuda es una condición necesaria aunque no sufici

56 57
para que luego pueda estimarse, indiciariamente durante la instruc­ do r del Estado. Si una infracción penal y administrativa ya ha sido
ción y periodo intermedio, y con prueba plena en sentencia, que ya sancionada en este segundo ámbito, obvio es que ya no lo puede
hubo defraudación. Tanto el fiscal como los. demás operadores jurí­ ser en el primero si como es el caso hay identidad de bien jurídico
dicos tienen necesariamente que «determinar la deuda» aplicando protegido; si una infracción ha prescrit o y no puede ser castigada y,
las correspondientes normas tributarias, en sustitución de la Admi­ además, tampoco se puede. en dicho ámbito dete1minar si hay o no
nistración tributaria que se ha inhibido a favo r de la justicia penal deuda y qué cuantía tenga la misma, así como las restantes circuns­
(art. 66 y concordantes �el Reglamento de Inspección de Tributos, tancias y, además, es irreclamable la devolución de lo adeudado, no
RD 939/1986 de 25 de abril), aplicando las normas procedimenta­ parece lógico que el Derecho penal secundario pueda obviar tales
les de la LECr pero las matériales de naturaleza tributaria, en susti­ cuestiones prejudiciales, que bien tratadas convertirían en «delito
tución de dicha administración, y tal actividad no parece posible si imposible» el fiscal relativo a una deuda ya prescrita, por falta de
ha prescrito el derecho a efec;tuar tal verificación. Otrosí cabe decir objeto formal y material.
de la exigencia del pago de la deuda ya . liquidada, si ya fuera líqui-
�- En este mismo sentido parece oportuno aludir a la responsabili­
dad civil derivada del delit o fiscal y, en particular, si habiendo pres­
Pero hay más. Si como se ha argumentado a lo largo de estas pá­ crito el derecho o la acción a su cobro en el ámbito tributario po­
ginas el Derecho penal es sólo una superestructura sancionadora, dría reclamarse por vía penal si el delito no prescribiera hasta los
respecto a las normas tributarias que dete1minan el bien jurídico, cinco año s. ¿Cuál es la fuente de esa deuda fiscal?, ¿lo es la obliga­
las conductas debidas e indebidas y, primariamente, las infraccio­ ción tributaria nacida «ex lege» o la defraudación sumada al impa­
nes y sanciones corno órgano del Estado de Derecho con tales ca­ go de dicha deuda?. Sin_ duda alguna la responsabilidad civil apa­
pacidades, no parece posible que otro órgano del mismo Estado, rentemente derivada del delito fiscal, y al margen de que pueda exi­
supliendo a quien no tiene ese derecho, lo ejercite en una actividad girse en el ámbito procesal penal, nace del incumplimiento de una
recaudadora y sancionadora. Si no hay injusto administrativo tribu­ obligación nacida de la ley y no del posterior delito, del que sólo
tario no puede haber injusto penal, lo que acaece en este caso cuan­ emana como consecuencia de responsabilidad la correspondiente
do la Hacienda pública ha renunciado a recaudar crédito s prescri­ pena pecuniaria y privativa de libertad. La LGT es incuestionable
tos, que son «condictiones sine qua non» de cualquier defrauda­ en este punto y en su artículo 55 determina el contenido de la deu­
ción. da tributaria obviamente determinada a partir de la correspondiente
No tiene sentido la comparación que alguno s hacen con los deli­ ley reguladora del impuesto de que se trate, y el hecho de que pue­
tos de robo . o hurto respect o a los diferentes plazos de prescripción da acumular a dicha deuda el importe de recargos, intereses de de­
de los delit o y de la acción reivindicat oria civil del propietario o mora e incluso las sanciones pecuniarias no es más que una econo­
poseed or, porque en tales supuestos existe un injusto penal al mar­ mía conceptual y procesal, pues se trata del contenido no ya de la
gen de la cuantía de lo hurtado o robado, y en el presente sólo si se obligación -debito- sino de las consecuencias de su incumplimien­
supera cierta cuantía. Por otra parte, es esos delitos contra el patri­ to -responsabilidad-, aspectos estos que no cabe confundir en el
monio no existe el mismo grado de secundariedad que en los ahora proceso penal, pues la pena pecuniaria -multa- nunca formará par­
considerados, no sólo por lo ya manifestado sino también por las te de la responsabilidad civil del mismo carácter, hasta el punt o de
remisiones del tipo delictivo a la n ormativa tributaria. convertirse en pena privativa de libertad -responsabilidad personal
subsidiaria- en caso de impago e insolvencia.
También la doctrina del «ne bis in idem» sancionad_or es ilustra­
tiva en este ámbito , al tener su origen en la identidad de bien jurídi­ Si la obligación tributaria nace de la ley y no del delito fi.scal, su
co y en la unidad del ordenamiento jurídico y del poder sanciona- extinción también sigue las normas de la LGT y subsidiariamente

58 59
del CC. El pago será el modo normal de extinguir tal obligación, del «bis in ídem» sancionador consagrado implícitamente en el ar­
en plazo o fuera de plazo regularizando la situación fiscal irregular, tículo 25 CE. Sin profundizar ahora en esta materia, sí conviene
pero también puede serlo la prescripción (arts. 64 y ss. LGT), por considerar que, aun cuando el «bis in idem» cualitativo respecto al
lo que en contra de lo manifestado en la STS citada, sí existe ana­ bien jurídico pueda ser el mismo, no necesariamente lo será el
logía entre la regularización de la deuda también extintora de la «cuantitativo», es decir, el grado de gravedad en la afectación de
responsabilidad penal y la prescripción de la deuda, en cuanto que dicho bien, teniendo en cuenta tanto el desvalor de la acción como
ambos son modos de cancelar la obligación. Pues bien, volviendo el del resultado. Esta diversidad potencial exigiría que la legisla­
al hilo principal habrá que concluir, en primer término, que no se ción previera la posibilidad de que el juez penal condenara al ya
podría exigir responsabilidad civil (pago de la deuda fiscal más sus castigado administrativamente, si bien abonando la sanción admi­
intereses) en un delito fiscal cuya tramitación se inició cumplido el nistrativa impuesta con la consiguiente atenuación de la pena, con
cuarto año desde su comisión. por la simple razón de que tal deuda el fin de no dejar impune el «plus» de antijudicidad que pudiera ha­
ha prescrito; y en segundo lugar, que extinta la duda se extingue ber en la infracción de la norma penal.
también el objeto formal o bien jurídico protegido del delito en Comó en los restantes supuestos de secundariedad penal exami­
cuestión, en cuanto de la deuda es el substrato principal y básico a nados, es inviable un delito contra el medio ambiente (incluyendo a
la hora de posibilitar la recaudación de los tributos por la Hacienda estos efectos los delitos urbanísticos y, aun cuando se trate del me­
pública, y al «prescribir» el bien jurídico «prescribe» el delito, a dio ambiente «cultural» y no natural, también los contrarios al pa­
pesar de que formalmente no prescribiría hasta un año después. trimonio histórico artístico) sin quebrantar las no,mas administrati­
No hay inconveniente en admitir, como fórmula técnica, que vas reguladoras del sector ambiental correspondiente. El Derecho
más bien se trata de una situación en la que la pena ya no es nece­ pehal sólo puede proteger el medio ambiente reforzando la norma­
saria y el hecho pierde su punibilidad. En cualquier caso se trata de tiva y a las autoridades y gestores públicos <1.dministrativos ambien­
una consecuencia de la secundariedad del Derecho penal tributario, tales, que son los instrumentos sustanciales y principales en la con­
accesorio por definición del Derecho administrativo tributario re­ figuración del bien jurídico ambiental, en su protección inmediata
gulador del núcleo delictivo. mediante sanciones administrativas, en la actividad de vigilancia e
inspección, en la prevención mediante la exigencia de autorizacio­
nes, licencias, etc. etc.; no pueden las normas penales nada más
4. Delitos contra el medio ambiente y el urbanismo que sobreproteger mediata y secundariamente el bien o los bienes
Desde lareforma de 1983 del anterior CP (art. 347 bis), existe jurídicos ambientales, en los supuestos más graves y siempre que
en nuestro país una protección penal específica del medio ambien­ además de los elementos jurídico normativos de naturaleza admi­
te, aun cuando en dicha refo1ma se limitara a proteger este nuevo nistrativa, se cumplan los restantes elementos objetivos y subjeti­
bien jurídico solamente ·de la contaminación y no de la posible ex­ vos de los tipos penales correspondientes.
plotación irracional de los recursos naturales. En el CP de 1995 se El legislador penal no fue del todo coherente con esta servidum­
amplio el marco de protección, con notables deficiencias que no bre de la norma penal, a la hora de cumplir el mandato constitucio­
son del caso. Lo relevante en este momento es destacar los amplios nal (art. 45, 3. CE) de criminalizar ciertas conductas contrarias al
márgenes de secundariedad existentes en el Derecho penal ambien­ medio ambiente, y no lo fue porque complicó la constatación de al­
tal, hasta el extremo de haber reconocido el propio TC en su S gunos delitos, particularmente de los de contaminación, configu­
117/1999 que, sancionado un hecho en vía administrativa, no pue- rándolos como delitos de peligro concreto, con producción de un
de serlo de nuevo en el ámbito penal por quebrantar la interdicción resultado más allá de la conducta y en relación causal o de imputa-

60 -61
ción objetiva con la misma, extremo este no fácilmente acreditable justificada porque no existía a para otros sectores administrativos
en algunos casos. Lo más conveniente desde el punto de vista polí­ igualmente importantes: alimentario, sanitario, etc.), desaparecería
tico criminal hubiera sido que estos delitos lo fueran de mera o me­ el motivo de informar desfavorablemente el anteproyecto en este
ras conductas y de peligro abstracto, para cumplir con su primario punto, a lo que se mostraron ele acuerdo. Pero surgió otro problema
bien jurídico de reforzar la normativa y la administración ambien­ que se puso de relieve taJJ1bién en aquella reunión.
tales, pero no fue posible en su momento cuando se preparaba la En efecto, si se aprobaban los nuevos delitos contra el medio
reforma del CP de 1983 por lo que a continuación se narra. ambiente conforme al texto propuesto, incluso tras la supresión de
En el Anteproyecto de reforma del Código penal de 1983 se pre­ la peculiar prevaricación, cinco mil alcaldes resultarían sentados en
veía un tipo básico de delito contra el medio ambiente (conductas el banquillo porque existían otros tantos ayuntamientos que hacían
de contaminación), consistente en dos comportamientos concatena­ vertidos clandestinos (sin autorización administrativa) a cauces flu­
dos pero sin problemas de ne):(o causal: contaminar según las previ­ viales de aguas residuales, sin cumplir los mínimos de calidad exi­
siones administrativas aplicables al caso y, además y en régimen al­ gidos por las normas administrativas, realidades que sumadas ge­
ternativo, que el sujeto activa actuara clandestinamente, desobede­ nerarían el tipo básico. Como tales vertidos no ponían generalmen­
ciendo órdenes expresas de suspensión de actividad o de te en peligro concreto los bienes jurídicos que figuraban en el tipo
corrección de la actividad contaminadora, falsificando datos a la agravado, para evitar tal catástrofe municipal se propuso como mal
administración ambiental sobre tales hechos o, en fin, obstruyendo menor la modificación de la figura básica convirtiéndola en un de­
la labor inspectora de la misma. A este tipo básico se sumaban lito de peligro ·concreto, remitiendo en cambio las segundas con­
como cualificados otros por la creación de peligros concretos para ductas alternativas al tipo cualificado o agravado.
la salud humana, condiciones de la vida animal, etc., con una redu­ Posiblemente haya llegado el momento de volver a la versión
plicación de la agravación si los riesgos fueran de daños catastrófi­ original, sin petjuicio de las siguientes reflexiones. En primer lugar
cos o irreversibles. Además existía otro delito para castigar a los conviene tener en cuenta que, en gran ,parte por la configuración
funcionarios implicados en tales hechos, análogos a los contenidos como delito de resultado de las conductas típicas de contamina­
en los artículos 320 y 329 del vigente CP. ción, en los procesos por delito ambi� ntal de este carác�er es más
En el trámite de informe del anteproyecto por el Ministerio de fácil ser defensor que acusador, precisamente por las dificultades
Obras Públicas, el autor de estas páginas recibió una llamada de la existentes a la hora de quebrantar con pruebas la presunción de
entonces Directora General de Medio ambiente, manifestandole inocencia. Para que exista una sentencia condenatoria hay que pro­
que, aun cuando no le conocía, había visto en la dirección general bar, en primer té1mino, que se ha contaminado el medio ambiente
un trabajo sobre Derecho penal ambiental comparado realizado en en alguno o algunos de sus sectores, más allá de lo permitido e� la
la etapa política anterior, y solicitaba en base a esos conocimientos legislación administrativa; y en segundo lugar, que tal contamina­
colaboración para evitar que su ministerio informara desfavorable­ ción ha puesto en peligro la salud humana o el equilibrio de los sis­
mente la implantación del delito ecológico, pues los funcionarios temas naturales. Ambos objetivos sólo pueden lograrse a través de
ingenieros de caminos se oponían al mismo, ante los abundantes pruebas periciales analíticas, tanto desde perspectivas químicas y
riesgos de responsabilidad penal que surgirían de esta nueva regu­ físicas cuanto biológicas y sanitarias, pruebas analíticas que exigen
lación, riesgos para los que estaban sensibilizados porque acababa como primer paso la recogida de muestras de emisión e inmisió�,
de ser procesado el director de la presa de Tous. Convocada una en un medio que rara vez está sólo afectado por el foco contami­
reunión urgente el requerido alegó que, suprimiendo esa especial nante sometido a sospecha, pluralidad de fuentes contaminantes
responsabi I idad penal de los funcionarios ambientale·s (supresión

62 63
que dificultan considerar al imputado como único o principal cau­ tos corno meras faltas) y, además, se reserva el ejercicio de esta ac­
sante de la falta de calidad del medio (agua, aire, suelo). ciones penales a la administración urbanística.
Esta dependencia de las pruebas periciales incide en la secunda­ Aun cuando los delitos contra o relativos a (nunca «sobre» como
riedad del Derecho penal ambiental en un doble plano. En primer dice el rótulo del correspondiente capítulo CP) la ordenación del
lugar no se trata sólo de resolver una cuestión prejudicial adminis­ territorio y/o al urbanismo puedan considerarse corno un sector del
trativa para aplicar la norma penal, sino que surge como cuestión medio ambiente, dado que el territorio es un recurso natural escaso
«pre-prejudicial» la medición de la contaminación y de sus posi­ Y, además ' sobre el se asientan todos los demás recursos naturales,
bles efectos, para constatar si se cumplió o incumplió la norma pre­ y su secundariedad respecto a la normativa administrativa sea tam-
judicial. Pero en segundo término la secundariedad se acentúa si se bién idéntica, en materia pericial los problemas difieren de los ma­
tiene en cuenta que las normas de elaboración de los análisis son nifestados en cuanto los delitos de contaminación. Sí hay que de­
también administrativas y qu�, además de existir tal reglamenta­ nunciar, en cambio, la tendencia a solicitar pericias sobre normati­
ción metodológica, la valoración de los resultados suele estar va administrativo urbanística, generalmente a arquitectos,
igualmente homologada por normas de igual carácter. aberración doble si se tiene en cuenta como ya se ha advertido an­
¿Qué entidad puede encargarse de efectuar con garantías de cali­ teriormente, en primer lugar, que las pericias en un procedimiento
dad estas pericias?, sin duda las conexas con las autoridades am­ penal nunca pueden versar sobre materias jurídicas sino sobre cien­
bientales que, aun cuando excepcionalmente puedan incurrir en cia o arte ajenas al Derecho (art. 456 LECr), en segundo término
prevaricaciones, de ordinario serán las primeras interesadas en que que los arquitectos no son expertos en ciencias jurídicas y, en fin,
se respete el medio ambiente y en que se castigue a los infractores. que se trata de cuestiones prejudiciales administrativas.
En este punto surge también otro problema práctico, que tiene que
ver con la secundariedad, consistente en que algunas fiscalías con
funciones ambientales «son más papista que el papa», cual si de un V. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
«profeta ambiental» se tratara, con la misión de salvar el medio
De las reflexiones anteriores cabe concretar algunas conclusio­
ambiente incluso de las propias autoridades ambientales, que serí­
nes y propuestas interpretativas y «de lege ferenda».
an poco «ecologístas» por intereses, negligencia o impericia. Al
margen de que los profetas tradicionalmente suelen terminar lapi­ 1 �. El Derecho penal en general y el llamado económico en par­
dados, lo cierto es que jamas se debe incurrir en semejante actitud ticular ha sido expansivo en las sociedades postindustTiales, inva­
por parte de las fiscalías especializadas, en primer Jugar porque diendo ámbitos hasta entonces reservados a otras ramas del ordena­
nunca podrán· suplir a las administraciones ambientales en la ges­ miento jurídico y, por ende, a otros órdenes jurisdiccionales distin­
tión y, en segundo término, porque sólo de al colaboración con la tos del penal.
administración ambiental puede resultar eficaz y no meramente 2il. La protección penal de estos nuevos bienes jurídicos, gene­
«noticiable» la acción de dichas fiscalías. Téngase en cuenta que ralmente delimitados y primariamente defendidos en sus normas
en Francia, por ejemplo, desde hace ya tiempo y concretamente en originarias no penales, suele hacerse acudiendo a la técnica de los
el ámbito del urbanismo y la edificación, la secundariedad del De­ tipos penales en blanco, «en gris» o con elementos jurídico norma­
recho penal es tan patente que, por una parte, se configura como tivos, lo que supone que los «hechos probados» objeto del juicio de
delito de desobediencia grave el incumplimiento de las órdenes de subsunción en el tipo delictivo, son en gran parte «hechos jurídi­
paralización de edificaciones (laguna escandalosa en el· CP espa­ cos», es decir, auténticas cuestiones prejudiciales civiles, mercanti­
ñol, que en ocasiones supone que se castiguen tales com.portamien- les, administrativas o laborales a resolver conforme a las' _corres-

64 . 65
pondientes nonnas y, en ocasiones, por los órdenes juris diccionales 7�. La falsificación de documentos, en un sentido amplio, fre­
que les son propios. cuentemente se co nvierte en un «instrumentum scaeleris» de �a de­
3 u _ Esta novedad incremen ta el carácter secundario del Derecho li�cuencia económica. La resolución de los concursos de delitos Y
pe_nal �n gen�ra! Y d�I económico en particular, sin pe1j uicio de la de leyes por la jurisprudencia, en tales s up ue s tos, es correcta.
pnmanedad md1s cut1ble de las normas penales pertenecientes a la Sin embargo, la impunidad de la falsedad ideológica consis tente
parte gen�ral, in cluidos los criterios de interpretación de la ley pe­ en «faltar a la verdad en la narración de los hechos», cuan do la pro­
�al extensibles a esas normas no penales inclusas en los tipos delic­ tagoniza un particular, está siendo incorrect�mente recortada por
tivos, y de la autonomía de las procesal penales. parte de la doctrina de la S ala 2u del TS, ca�t1gand� s up_uestos qu�
_
4u Las dificultades de int�rpretación y aplicación de normas n o deberían ser consi9érados actos preparatorios o eJecut1vos, en s1
p �nales �n el proceso penal, en el ámbito del Derecho penal econ ó­ mismo impunes de otros delitos.
mico, �s1 como las co �p licaciones técnicas de algunos supuestos 8ª. La secundariedad de los tipos configuradores del delito fiscal
de caracter co ntable, fiscal, etc. aconsejan tanto la creación de ór­ centra. su bien jurídico en la recaudación de los tribut�s �or la� ha­
ganos es�eciali_zados en el seno del orden jurisdiccional penal ciendas públicas. La excusa absolutoria �or «a_rrep��t1m1e1�t� �o�t
,
� ua_n�o la mvers!o n se la r �g!a excepción en lo que a cuestiones pre­ delictum'» pero anterior a la apertura·de mvest1gac1on adm1111stia_ti­
Jud,c�ales se refiere, c�nvirt1endo en normales las s uspens ivas y de­ va O j udicial, reg ularizando la situación, con füma e�ta secundan�­
volut'.vas, Y en excepc10nales las incidentales, c uando efectivamen­ dad que, a su vez, impide la persecución de estos de�1to� transcw:n­
t� ��1sta una auténtica «cuestión», es decir, un problema jurídico dos cuatro años desde su consumación sin haberse eJerc1tado accio­
�1�1c1l en el �mbi�o �e - una norma extrapenal. Nunca las pseudope- n es penales o administrativas, tras la reforma del artículo 64 LGT.
11c�as de caracter Jund1c? pu�de� tener cabida en un proceso penal, 9ª. El medio ambiente, protegido penalmente aunque de m?do
poi no versar en arte o ciencia aJena.al Derecho.
parcial desde la reforma del CP de 1983, e� el CP de 1995 ha v1sto
5 u _ Para evitar sufri�ientos inútiles a los ciuqadanos, provenien­ _
extendida su protección a otros s upuestos.diversos de al contamma­
tes de acusadores partic ulares con mala fe y/o temeridad, 0 de fis­ ción relativós a la explotación irracional de los recursos naturales,
cales con exceso de celo, además de generalizar la condena en cos­ en el mismo título que los nuevos delitos urbanísticos t�mbién r�la­
tas _en el orden pena! (incl u yendo al Ministerio fiscal como posible cionados con dicho bien jurídico. Convendría convertir los delitos
obligado), convendna extender la cultura jurídica de la sec undarie­ de contaminación en delitos de meras conductas, para facilitar� re­
dad del Derecho penal económico, así como la funcionalidad del forzar la protección penal del ambiente, procurando con rned1?�s
t�st de enriqu_ecimiento/empobrecimiento injustos como «condictio legislativas y de otra índole la col aboración y n? _la co1_1frontac1on
srne qua non» de cualquier indicio de criminalidad económica. de las fiscalías de medio ambiente con las adm1111strac1ones espe­
6u. En los _delito� econó�icos s e debe incl uir a la persona j urídi­ cializadas en su gestión.
c� como po�1bl� _ suJeto ac�1vo, sin excluir por ello a las personas fí­ I Oª. Como síntesis final debe r�saltarse que la expan s ión que �!
sicas, para 3ust1f1car la existencia de penas o medidas aplicables a Derecho penal ha experimentado en el último cuarto del _ pas �d_o si­
las empresas y, sobre todo, para evitar impunidades por falta de glo, aunque en algunos casos pueda ser calificada de «s1mbollca»,
pruebas_ co n �ra personas físicas o el sacrificio de éstas corno «chi­ en otros m uchos es además real, y quizás haya llegado el momento
v?� expiatonos», puras perchas de una posible y buscada responsa­ de replantearse principios básicos del Derecho penal_liberal o tradi­
bilidad civil subsidiaria. cional y, además, la división de fun�i ?nes �ntre l�s_ d1versa� r� s�on­
sabilidades jurídicas: penales, adm1mstrat1vas, civiles Y d1�c1phna-
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66 67
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ne bz� ll1 ,dem
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70 7l
INDICE ANALÍTICO
«Bis in idern», 58 y 59, 60 y 61.
Conclusiones, 65 y ss.
52, 66
Cuestión prejudicial, 7, 8, 20 y ss., 40 y ss., 51 y
Clasificaciones, 25 y ss.
Devolutivas y no devolutivas, 25 y ss.
Comunitaria, 30 y 31.
Concepto, 20 y ss.
y 30.
Derecho al juez predeterminado por la ley, 29
órdenes, 34.
Efectos en el orden penal de resoluciones en otros
Fuentes, 21 y ss.
Jurisdicción contable, 31 y 32.
Tramitación procesal, 32 y ss.
Delito fiscal:
Excusa absolutoria, 54 y ss., 67.
Pericias, 51 y 52.
Prescripción, 56 y ss., 67.
«cuestión p rejudi­
Derecho al juez predeterminado por la ley (ver
cial»)
Derecho penal económico, 35 y ss.
Características, 38 y ss.
Concepto y ámbito, 35 y ss.
Contenido y cla�ificaciones, 41 y ss.
Secundariedad, 39 y ss., 49 y ss., 66.
Derecho penal expansivo, 7, 36, 65, 67.

' 77
Derecho penal simbólico, 41, 67. Sujetos activos:
Elementos julidico normativos del tipo (ver «tipos penales en blanco») De delitos económicos, 46 y 47.
Enriquecimiento-empobrecimiento injustos, 50, 51, 66. La persona jurídica como sujeto activo, 47, 66.
Falsedades documentales: Sujetos pasivos, 47 y 48.
y
Como actos preparatorios o ejecutivos criminalizados, 52, 67. Tipos penales en blanco, 7, 8, 14 y ss., 65 66.
blanco»)
Ideológicas cometidas por particulares, 53 y 54, 67. Tipos penales en gris (ver «tipos penales en
Fiscalías especializadas, 40,- 66. Urbanismo, 51, 52 y 65.
Medio ambiente (delitos contra el): 60 y ss., 67.
«Bis in idem», 60 y 61.
Dificultades de prueba, 63 y 64.
Fiscalías especializadas, 64.
Historia de los delitos de contaminación, 61 y ss.
Reconversión en delitos de mera conducta, 62 y ss.
Ministerio fiscal
Órganos jurisdiccionales especializados, 40, 52, 66.
Pericias:
Delitos contra el medio ambiente, 64.
Delitos fiscales, 51.
Delitos relativos al urbanismo, 51 y 52.
Pseudopericias o «pericias jurídicas», 51 y 52, 65 y 66.
Personas jurídicas como sujetos activos de delitos (ver «sujetos ac-
tivos»)
Primariedad del Derecho penal (ver «secundariedad)
Pseudopericias (ver «pericias»)
Secundariedad del Derecho penal, 8 y ss.
Incidencia en la estructura del delito (ver «tipos en blanco»)
Incidencia en el proceso penal (ver «cuestiones prejudiciales)
Planteamiento doctrinal, 9 y ss.
En el Derecho penal económico, 40 y ss.
Técnica legislativa: codificación o ley especial, 18, 19.

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