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Oscar Sneyder Herrera Mahecha

Reseña sobre la geografía escolar en Colombia, (Cap. 1 geografía escolar, del libro
Geografía conceptual) apartado primero: Sobre los programas de geografía en Colombia.

En nuestro país esta se ha hecho siempre a través de la legislación educativa, desde los
años 60 parece haber por lo menos una intención en cuanto a la normatividad requerida;
así ha sido para los programas de Ciencias Sociales de acuerdo con los decretos 1710 de
1963, 080 de 1974 y 1419 de 1978 respectivamente, aunque con falencias en el contexto
social y vivencial de los estudiantes según la crítica académica.
Como progreso, el decreto 1002 de 1984 integró a las Ciencias Sociales un enfoque más
antropocéntrico, dando un paso más allá en la búsqueda de esa interdisciplinaridad que
nos guie hacia esa comprensión de la unidad social que nos caracteriza como seres
humanos.
La Ley General de Educación 115 de 1994 nos brindó así mismo cierta autonomía
institucional gracias al Proyecto Educativo Institucional (PEI), quedando las ciencias
sociales dentro de las nueve áreas priorizadas o fundamentales para el conocimiento.
Pero por encima de lo bien que pueden parecer todas estas legislaciones y leyes se ha
comprobado en base a investigaciones que la estructura tradicional en la enseñanza de la
geografía se conserva, si bien es cierto con algunas variaciones tímidas eso si, como
refiere la autora.
Aun así se mantiene cierto grado de interés como por ejemplo el brindado a través de los
espacios que ofrecen los semilleros de investigación de algunas de las principales
universidades del país: REDSIM, GEOESPACIAN, o Catedra Bogotá, este último
interesado en brindar incluso recorridos que posibiliten un acercamiento de primera mano
entre las personas y un medio tan vibrante como lo es la ciudad, acercándolos a un posible
planteamiento en la resolución de conflictos. En conclusión el interés por proponer
modelos geográficos es latente en nuestro país pero el seguimiento es escaso.
La geografía escolar en educación básica
Datos y más datos, esta parece ser la tendencia a reproducir en las aulas desconociendo
el alto grado de comprensión de nuestro entorno que la geografía puede brindarnos, más
aun en el proceso de formación que se intenta impartir desde las escuelas donde lo que
debería prevalecer es el fortalecimiento de ciudadanos críticos de su entorno y del
ambiente que todos construimos y que paralelamente nos da forma.
“La experiencia docente indica que cambiar la normatividad oficial en relación con el
currículo, los planes de estudio, la fundamentación pedagógica, las diferentes estrategias
de evaluación, etc. no son suficientes para transformar la práctica pedagógica en el aula.
Esa transformación se logra paulatinamente con el cambio radical en la concepción de lo
geográfico y lo educativo en la formación de los maestros y licenciados, y en la formación
postgradual ya sea en las especializaciones, en las maestrías o en los doctorados.”
(Rodríguez, 2010 pág. 14)
Por lo anterior podemos considerar que para provocar un cambio en la formación
geográfica como tal, debemos empezar por cambiarnos a nosotros mismos como
docentes, y solo a partir de ello será posible dar el paso en esa reconstrucción de saberes
y nuevas significaciones. Así mismo es de resaltar el papel del trabajo conjunto, pues si
bien es cierto que tanto el docente como el alumno traen conceptos previos en sus
conocimientos, necesarios de por sí, un elemento revitalizador en esta relación seria el
respeto mutuo ya que se propende a cierto grado de dominación o rebeldía
respectivamente en sus relaciones, situación lamentable ya que se debe llegar a un
acercamiento más afable que permita que el estudiante haga visibles las principales
problemáticas que lo aquejan dentro del espacio social y cotidiano que este habita.
En este mismo orden de ideas el potencial existente en el aula como campo de acción y
de transformaciones sociales y cognitivas parece prometedor más aun la comprensión del
espacio y por ende del pensamiento espacial, esencial en el desarrollo didáctico de la
geografía. El trabajo de campo y términos como entorno, ubicación, localización,
distribución y organización en las distintas relaciones de los fenómenos naturales y
sociales que el ámbito geográfico ofrece parecen indispensables a la hora de haber una
mayor comprensión en la construcción conjunta e individual de la realidad, también
conceptos como identidad y pertenencia con el espacio, dando estos pie a la posterior y
posible aplicabilidad de tecnologías propositivas e innovadoras que faciliten y acerquen
a los estudiantes a herramientas tan coherentes como la cartografía o tan actuales como
el entendimiento geográfico dentro de la globalización.
Por otro lado, los contextos institucionales, y por ende reglamentarios, que funcionan de
filtro u objetivos de los proyectos a nivel interno de las instituciones, unidos a un escaso
interés por parte de los educadores del sector público, (a diferencia de los del sector
privado, mucho más concientizado en el desarrollo pertinente de los mecanismos útiles a
este propósito según la autora) presentarían verdaderos retos a este esfuerzo general por
cultivar un mayor entendimiento de las implicaciones dadas dentro de la enseñanza de la
geografía que no pasen muchas veces de una especie de utilidad al servicio de los
acontecimientos históricos y el espacio donde estos tienen lugar.
Para terminar he de transcribir textualmente lo que la autora designa como los factores
que han ocasionado ATRASO y DISTORSIÓN en el campo de la educación geográfica,
según el Nuevo Diseño Curricular Básico de Educación Secundaria dentro del proceso de
modernización educativa en lo que concierne a la enseñanza de la Geografía en el área de
las Ciencias Sociales:
• No existe una valoración social objetiva acerca del significado y posibilidades de la
ciencia geográfica.
• Se asocia a la geografía primordialmente con fenómenos de orden físico-natural y bajo
una perspectiva con predominio determinista.
• No se cuenta con textos y materiales escolares acorde con el estado actual de la
evolución de la ciencia geográfica.
• No existen buenos niveles de comunicación ni de coordinación entre geógrafos y
profesores de geografía
• Las instituciones formadores de docentes desconocen las necesidades y el perfil real del
profesor o profesora de geografía o de ciencias sociales que hoy se requiere en el país.
• Mayoritariamente los docentes de geografía están desactualizados en los nuevos
enfoques teóricos y didácticos de las ciencias sociales.
• El Instituto Geográfico Agustín Codazzi no realiza en la actualidad funciones de
orientación geográfica y cartográfica (como lo hacía antes de 1992) a los profesores,
generando un vacío muy significativo en su tarea docente.
• La clase de geografía en nuestras escuelas sigue siendo un conjunto de tareas para
memorizar nombres de principales hechos geográficos del espacio colombiano y demás
regiones del mundo.

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