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El Amor de Dios – Parte II

El Amor De Dios (ágape)


Quiero comenzar con el siguiente pensamiento:

¿Me pregunto qué pasaría si a nuestra Biblia le diéramos el mismo trato que le
damos a nuestros teléfonos celulares?
¿Qué si la lleváramos con nosotros a todo lugar, en nuestras carteras o bolsillos
o enganchada en nuestro cinturón?
¿Qué si nos devolviéramos por ella, en caso la hubiéramos dejado?
¿Qué si la hojeáramos varias veces al día? ¿Qué si la utilizáramos para recibir
mensajes de texto?
¿Qué si la tratáramos como algo sin lo cual no podemos vivir?
¿Qué si la diéramos como regalo a los niños?
¿Qué si la utilizáramos mientras viajamos?
¿Qué si le diéramos uso en caso de una emergencia?
Esto es algo que te debe hacer decir… hmm… ¿Dónde está mi Biblia?

Ah, y una más cosa. ¡A diferencia de nuestro celular, nunca tendremos que
preocuparnos de que nuestra Biblia sea desconectada, pues Jesús pagó por
completo la cuenta!

Abramos la Biblia en 1 Juan 3:10-21


Veamos los siguientes puntos concernientes a lo que acabamos de leer:

Comienza con las características de lo que son los hijos de Dios, y los que son los
hijos del diablo: Pero nosotros somos hijos de Dios

1. Vers. 10: Todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es
de Dios, quiere decir que si tú haces justicia y amas eres de Dios. No que hagas
una sola cosa.
2. Vers. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que
amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
Pero que si amamos al hermano tendremos vida.
3. Vers. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener
necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
Este punto es muy importante, si tú ves a una persona que está en necesidad
(hablando de necesidad porque le ha surgido algo, no pudo cubrir la renta, o no
tiene comida para sus hijos) y le cubrimos su necesidad, quiere decir que el amor
de Dios mora en nosotros.
4. Vers. 18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en
verdad. Y el 19 dice Y en esto conocemos que somos de la verdad, y
aseguraremos nuestros corazones delante de él; El amor por el Señor «son
hechos» no «palabras».
La Biblia define de una manera muy particular la relación entre lo que es el amor
y lo que es Dios. No dice que: Dios «tiene amor…» sino que lo define más
profundamente como una cualidad implícita en su divinidad al decir «Dios es
amor». Por eso recalco que, si Dios es amor, donde no hay amor no puede estar
Dios.
Para nosotros los seres humanos basamos el amor en los sentimientos y en las
emociones, que pueden cambiar de un momento a otro, esto es lo que ocurre
con el alto índice de divorcios en nuestra sociedad.

El amor de Dios (ágape) repito es un amor incondicional que no se basa en los


sentimientos o emociones, Él no nos ama porque le hacemos sentir bien, Él nos
ama porque Él es amor.

Esto nos lleva a reconocer ineludiblemente que Él es la única fuente del


«verdadero amor». Y que no hay otra fuera de Él.

“seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura,
la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede
a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. Efesios
3:18
Que es plenitud según el diccionario: es una Totalidad e integridad

Dios es amor, por tanto, no es extraño que la primera característica que el Espíritu
Santo ponga en un corazón que nace de nuevo, sea el amor ágape.

NOTA: recuerden algo importante todo aquel que ha recibido a Jesús en su


corazón puede tener amor ágape.

Mas el fruto del Espíritu es: Amor…. (Ágape)’ Gálatas 5:22


Lo primero que se nombra en la lista de los frutos del Espíritu es el amor,
queriéndonos decir que todos los demás frutos, gozo, paz etc.

Carecerían de verdadero significado si no está presente el amor. Por eso se nos


dice en otra porción de las Escrituras por ejemplo que si bien puedo tener
aparentemente” el fruto de la fe…
“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la
fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.” 1 Corintios
13:2
A menudo reflexionamos acerca de los Frutos del Espíritu que tienen que manifestarse en
nuestra vida, y pensamos en el fruto del amor ágape como un fruto más, y no tomamos
en cuenta que, de su prominencia en nosotros, depende la manifestación de los demás
frutos.

Yo como pastor podría dedicarme con todas mis fuerzas a la obra del Señor, podría
predicar elocuentemente, podría asombrar a todos con mi aparente sabiduría,
pero……. ¿Sin amor?

¿Cómo predicaría el evangelio a las almas… sin amor?


 ¿Cómo edificaría a mis hermanos… sin amor?
 ¿Cómo trabajaría en la obra… sin amor??
 ¿Cómo pastorearía a mis ovejas…sin amor?
 ¿Si llega a faltar este fruto del Espíritu… que propósito tiene lo que hago?
«Aunque yo reparta todo lo que tenga al pobre, con provisión de comida, y si entregara
mi cuerpo para ser quemado, o para obtener gloria, pero no tengo amor (el amor de Dios
en mi), no gano nada. 4 El amor todo lo resiste, es paciente y amable; el amor no envidia
ni se desborda con celos, no se jacta de si mismo ni es vanaglorioso, no se exhibe de
forma altanera. 5 No es creído (arrogante ni ensanchado con orgullo); no es grosero (ni
maleducado) ni actúa incorrectamente. El amor, (el amor de Dios en nosotros) no insiste
en demandar sus derechos ni de hacer su voluntad, porque no busca lo suyo, no es
susceptible ni inquieto ni resentido; no toma en cuenta la maldad que se le haya hecho
(no pone atención al mal que sufrió). 1 corintios 13:3-5
El Amor:
 Todo lo resiste (Repetir)

 Es: paciente
 Es: Amable (una persona amable, es alguien digna de ser amada)
El Amor:
 No: Envidia (es el padecimiento de una persona por conseguir lo de otro)

 Ni se desborda con celos


 No se jacta de sí mismo (presume de algo que tiene) Ni es vanaglorioso (que se alaba
asimismo)
 No se exhibe de forma altanera (orgulloso) No es creído (satisfecho de si mismo)
Arrogante (orgulloso)
 Ni ensanchado con orgullo
 No es grosero (basto, ordinario tosco) Ni maleducado
 Ni actúa incorrectamente
El amor de Dios en nosotros:
 No insiste en demandar sus derechos (en el mundo peleamos por nuestros derechos en
Cristo Jesús cedemos nuestros derechos)
 Ni de hacer su voluntad No busca lo suyo
 No es susceptible Ni inquieto
 Ni resentido
 No toma en cuenta la maldad que se le haya hecho No pone atención al mal que sufrió
¿Si no es el “amor del Señor” lo que mueve mi vida… entonces que la “esta moviendo?”
La conclusión sale por simple lógica: Nuestra iniciativa carnal.

El amor es el principal fruto del Espíritu, y cuando se manifiesta en nuestra vida, es ahí
cuando empezamos a experimentar la “la plenitud de la vida cristiana”.

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es
amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”. 1 Juan 4:16
Antes de conocer a Cristo, teníamos amor quizás por las personas, pero no era Ágape.

¿Acaso el mundo desconoce el amor ágape? Claro que si, lo desconoce porque no conoce
a Dios. Y aun en la iglesia de Cristo, no todos tienen esa valiosa revelación.

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él.” 1 de Juan 2:15
Comienza con NO es una negación.
1 VEA QUE (una increíble) calidad de amor el Padre nos ha dado (mostrado, otorgado).
¡Que nosotros debiéramos (tener permiso a) ser nombrados y llamados y considerados
los hijos de Dios! ¡Y así lo somos!

La razón para que el mundo no nos conozca (reconozca, tenga en cuenta) es que no conoce
(reconoce, tiene en cuenta) a Él. 1 de Juan 3:1
Se desconoce porque el Espíritu de Dios “no mora” en sus corazones, por tanto, el “amor
ágape” es una cualidad desconocida para ellos.

Esto nos lleva a reconocer ineludiblemente que Él es la única fuente del «verdadero
amor». Y que no hay otra fuera de Él. Nuestro idioma es limitado en cuanto al significado
de esta palabra, pues usa el mismo termino, para definir diferentes situaciones de
afecto. Pidámosle a Dios diariamente en nuestras oraciones, que nos de ese amor, el amor
ágape.

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