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El arte de pesos y contrapesos

La prórroga de mandato también es un pacto social entre Estado y sociedad civil.

La Razón (Edición Impresa) / Franz Zabaleta es abogado / Javier Rocha es politólogo


00:00 / 29 de enero de 2020

La Declaración Constitucional 01/2020, emitida el 15 de enero, establece la


viabilidad, de forma excepcional, de la prórroga del mandato de las
autoridades electas nacionales y subnacionales. El Tribunal Constitucional
señala dos razonamientos: el primero, cómo el carácter excepcional de la
prórroga es una medida preventiva del vacío de poder que tiene como fin no
afectar el normal funcionamiento del Estado, deduciendo que el Órgano
Ejecutivo cumpla la función de administración, reglamentación, dirección,
representación política y funcional del Estado; entretanto el Órgano
Legislativo efectúe la legislación, control y fiscalización, en el marco del
sistema de los pesos y contrapesos de la teoría de la separación de poderes.

Lo segundo. La organización del Estado está fundamentada en la


independencia, separación, coordinación y cooperación de los órganos del
poder público, bajo el principio de separación de funciones y la prohibición
de delegación de éstas entre sí o la concentración de las mismas en un solo
Órgano, como establece el artículo 12 de la norma fundamental, lo que
deviene en la imposibilidad de concentrar el ejercicio del poder solo en el
Órgano Ejecutivo o en el Órgano Legislativo. En este razonamiento, el
magistrado entiende que la prórroga de periodo de mandato no es un
mecanismo de prolongación arbitraria o discrecional de funciones de las
autoridades del Órgano Ejecutivo y Legislativo, sino que busca la
permanencia y vigencia del Estado Constitucional de Derecho, más allá de la
limitación de cinco años, conforme a la realidad social y política específica
del país. Aclarando que en el lenguaje teórico hace la diferencia entre
periodo y mandato.

En virtud de estos dos razonamientos, se admitió la prórroga de mandato de


las autoridades del Órgano Ejecutivo y Legislativo del nivel central del
Estado y del nivel subnacional; además de exhortar a estas autoridades
cumplir con las funciones y atribuciones previstas, a fin de garantizar el
normal desarrollo de los procesos electorales. Y en el estado que se
encuentren organizados cada estructura de gobierno.

En ese sentido, la Declaración Constitucional 01/2020, por un lado, ha


generado un factor de legitimidad regulada para el ejercicio de las funciones
de presidenta transitoria a la senadora Jeanine Áñez; sin embargo, en la
parte legal aún se mantiene en cuestionamiento, siendo que el artículo 169
de la Constitución Política del Estado establece la sucesión presidencial al
vicepresidente, presidente de la Cámara de Senadores y Diputados es en
estricta prelación, este último deba proceder a facilitar la convocatoria a
elecciones generales en el plazo de 90 días en una comprensión e
interpretación de la norma dispositiva y el método gramatical del texto
constitucional.

En ese entendido, según la lógica, el lapso de tiempo interino de la senadora


Jeanine Áñez en la presidencia transitoria del Estado fue por un plazo de 90
días, con el fin de establecer el Estado de Derecho, reafirmar la pacificación
del país y la convocatoria a elecciones generales, plazo que fenecería este 12
de febrero de 2020; así, la cuestionante sería: ¿podría a futuro darse una
sucesión constitucional?

Por otro lado, la declaración constitucional ha modulado la prórroga de


mandato como un pacto social entre Estado, Gobierno y sociedad civil,
permitiendo establecer la paz social y garantizar elecciones generales para el
3 de mayo de 2020; sin embargo el sentido teleológico, el pacto social
debería ir más allá de un periodo de transición, consolidando un gobierno
democrático acompañado de una gobernabilidad parlamentaria de tal
manera que las políticas públicas tengan la legalidad y legitimidad del
consenso, a fin de cumplir con la regla de funcionamiento que John Locke
(en su obra Tratados sobre el gobierno civil, 1690) y Charles Louis de
Secondat, barón de la Brède y de Montesquieu (en su texto Del espíritu de
las leyes) pregonaban con la separación de poderes en la teoría de los pesos y
contrapesos.

La interpretación efectuada en la declaración 01/2020 no solo hace un


examen de protección de los derechos y la conservación de las garantías de
los estantes y habitantes en el territorio nacional, sino que reafirma el
compromiso formal del pronunciamiento del constituyente al momento de
pronunciar la naturaleza jurídica y positiva de la Constitución Política del
Estado a fin de preservar la identidad nacional, mantener y promulgar una
cultura de paz y respetar la dignidad del boliviano y boliviana en un Estado
de Derecho; dentro del entorno del constitucionalismo social y de avanzada,
en un derecho progresivo, donde prevalece ante todo la verdad material,
anteponiéndose a la necesidad formal en aras de buscar y consolidar la paz
social.

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