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SER CATEQUISTA
Introducción:
El éxito o fracaso de la catequesis, en gran parte, depende de los catequistas. Para ello
vamos a leer y meditar estas cuestiones, extrayendo consecuencias prácticas, antes de
comenzar el nuevo curso pastoral.
La catequesis tendrá más éxito cuanto más viva el catequista estas características:
El catequista ha de ser:
REFLEXIONA
1º. Por el hecho de ser catequista, ¿qué te ha dado la catequesis y qué has recibido de la
catequesis en el pasado curso?
2º. Cosas que han fallado en la catequesis del curso pasado.
3º. Cosas realizables que ayudarían a mejorar la catequesis en el curso que comienza.
4º. ¿Cómo actuar para que haya una mayor asistencia de los catequizandos en la Misa
dominical?
5º. ¿Qué hacer, respetando siempre la normativa litúrgica, para que la Misa resulte “más
atractiva” para los que participan en la catequesis?
6º. ¿Qué medios realizables habría que emplear para ayudar a los catequistas a
desempeñar con fidelidad y eficacia su trabajo?
DELEGACIÓN DIOCESANA DE CATEQUESIS DE TOLEDO
Arzobispado de Toledo – c/ Arco de Palacio nº 3, 45002 TOLEDO
catequesis@architoledo.org / www.catequesistoledo.com
1. Llamada
2. Respuesta
3. Misión.
Junto con la llamada que nos hace para catequizar, El nos pone los medios que necesitamos. Algunos
naturales (cualidades y dones) que ya traemos y otros que tenemos que aprender, a través de la
formación permanente.
Definición del concepto de actitud: Es toda disposición de ánimo manifestada exteriormente y que en
algunas ocasiones, influye hasta en la posición del cuerpo o en la expresión de la cara: p.ej. la tristeza, la
alegría, etc. Las actitudes pueden ser positivas o negativas.
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Los catequistas debemos insistir en desarrollar más las actitudes positivas, pero sumadas a estas
debemos desarrollar sobre todo las ACTITUDES CRISTIANAS, es decir, las actitudes que caracterizan a
Jesús, las mismas que nos llevarán a vivir la santidad como catequistas.
Las Actitudes Cristianas nos permitirán ser profetas de nuestro tiempo, un buen comunicador del
mensaje cristiano.
Sus actitudes de alegría y esperanza, le ayudarán a superar las dificultades y cansancio propios de las
tareas catequísticas.
Aptitud es la "Capacidad o habilidad para realizar una actividad o afrontar una situación". La persona
del Catequista requiere de ciertas aptitudes indispensables para el desempeño de su misión. Entre ellas
podemos mencionar: las Aptitudes Formativas, las Aptitudes Pedagógico-Didácticas y las Aptitudes
Sociales.
Aptitudes Formativas:
Aptitudes Pedagógico-Didácticas:
Trasmitir el mensaje de la Buena Nueva, lo más creativo e interesante posible. No basta con
dominar todos los conceptos teológicos, es necesario saber transmitirlos con pedagogía y
didáctica.
Saber enseñar, adaptando al grupo con que se comparte, conscientes de que para una pregunta
hay que tener diez respuestas. Cuando el catequista sabe poco puede trasmitir errores, dudas y
confusiones.
Capaz de cultivar sus dotes externos: expresión del rostro, mímica natural, voz bien articulada,
vestuario sencillo, etc.
Cultivar las aptitudes que le van a ayudar a servir mejor: dibujo, canto, expresiones, etc.
Aptitud para crear, coleccionar y hacer material didáctico.
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Aptitudes Sociales:
Ser capaz de relacionarse normalmente con los demás, tanto personalmente como en grupo.
Capacidad para saber escuchar a otros
Capacidad para aprender a conocer, valorar y respetar el ritmo de los otros en sus procesos de
fe.
Aptitud para conocer la realidad económica, política y social que vive el país.
Capaz de trabajar en comunión con el grupo de catequistas. (pastoral de conjunto)
1.- La misión de los catequistas es emprender un camino, junto a quien nos comparte la Buena Nueva,
hasta llegar a la meta de toda catequesis: "Llevar a la madurez de la fe, tanto a las personas como a las
comunidades".
2.- PARA LLEGAR A LA MADUREZ DE LA FE, SE REQUIERE TODA LA VIDA; este es el fundamento de la
catequesis escolarizada y permanente.
3.- La misión nos permitirá tener personas humanamente equilibradas, de encuentro profundo con
Jesús, con un fuerte sentido de Iglesia y en permanente actitud de servicio a sus hermanos y a la
sociedad.
Desde lo personal
Desde lo comunitario.
La diversidad de catequizandos obliga a la catequesis de hoy a recorrer muchos y diversos caminos para
salir al encuentro de cada una de esas personas y adaptar el mensaje cristiano y la pedagogía de la fe a
las diferentes necesidades de los destinatarios de la catequesis.
DIMENSIÓN EVOLUTIVA
Necesidad de ser amados
Son egocéntricos (que me traes, que me das, etc.
Pendientes de la reacción de los adultos a su conducta
Tienen como modelos de identificación a padres, abuelo, maestros, y adultos cercanos.
Es atraído por lo MÁGICO Y MISTERIOSO.
Gran imaginación e imitación de los mayores.
Es activo y dinámico. Proyecta sus intereses en el juego y los juguetes.
Vive el despertar de la conciencia.
DIMENSIÓN RELIGIOSA
Prácticamente no distinguen entre Dios y Jesús. En todo caso percibe a Jesús como
cercanía a Dios.
En la oración adquiere importancia el ritmo y la expresión corporal (Retahílas,
cancioncillas, oraciones con gestos…)
DIMENSIÓN MORAL
Importancia de la norma.
Es capaz de distinguir si una acción es repetible o no, según la aprobación o
desaprobación de los mayores.
Prepara para la integración en la comunidad parroquial a través del pequeño grupo y para la
participación en la vida litúrgica y la realización de pequeños servicios solidarios.
Aspectos concretos:
Empiezan a personalizar a Dios/Jesús. Reconocen en Dios características
como la bondad, la fuerza y la justicia.
Inicia el descubrimiento de Jesús como figura histórica. Aunque capta más la
historieta, la anécdota, que la historia.
Reconoce la iglesia como grupo cristiano y es capaz de captar el sentido
festivo de las celebraciones.
DIMENSIÓN MORAL
Descubre el valor y su contravalor (amor/odio, servicio/dominio…)
Tiene tendencia a la envidia.
Le cuesta ceder.
Obedece más por deber, y posiblemente por temor, que por amor.
Tiene una noción cosificada del pecado, tiene pecados. Relaciona pecado y castigo
DIMENSIÓN MORAL
Inicia la autonomía y responsabilidad moral.
Es sensible a la infidelidad, a la mentira y a la injusticia, sobre todo con relación al grupo
o pandilla.
Tiene ciertas capacidades para los compromisos concretos y cercanos.
CONCLUSIÓN
Vivimos en una sociedad en continuo cambio, al igual que los niños que acogemos en catequesis. Son
personas que atraviesan los cambios evolutivos más fascinantes y en un tiempo record. Los recibimos
como niños, dependientes de sus padres y madres, y salen por las puertas de nuestros salones
parroquiales e Iglesias, como adolescentes. Etapa llena de rebeldía, ganas de aprender y hambre de
experiencias nuevas y desafíos.
El perfil de niños y niñas que tenemos en nuestras catequesis, es de aquellos que dominan los aparatos
tecnológicos en sus casas, tablet, móvil, ordenadores, videojuegos, mejor que sus padres, y madres.
Niños y niñas que hablan con un lenguaje y emplean términos lingüísticos que se ponen de moda en
diarios, televisión y redes sociales, (youtubers, influencers, twiter, followers,…)
Son niños que, en un futuro, el 60% trabajarán en profesiones que aún no se han inventado. Son
adolescentes que van a 200 revoluciones por minuto, y nosotros no podemos anclarnos en lo que fue la
catequesis hace 20 años, tenemos que estar abiertos a nuevas metodologías, dinámicas de trabajo, y
formas de trabajar en catequesis, tenemos que estar en consonancia con los tiempos actuales.
La realidad de nuestros catequizando es muy variada y diversa, está condicionada por muchos aspectos:
su desarrollo personal, contexto sociocultural en el que viven, entorno familiar, etc. Así, la catequesis
dirigida a un niño de un barrio marginal de Jaén, no será igual ni en contenidos, ni en necesidades, ni en
forma, ni en recursos, a la que pueda necesitar un niño de un barrio de alto nivel socioeconómico. Es
fundamental que conozcamos la realidad de nuestros catequizandos, porque a ella debemos
adaptarnos.
En definitiva, la diversidad de catequizandos, obliga a la catequesis de hoy a recorrer muchos y
diversos caminos para salir al encuentro de cada una de esas personas y adaptar el mensaje cristiano
y la pedagogía de la fe a las diferentes necesidades de los destinatarios de la catequesis.
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Iniciar en la vida cristiana ha sido una práctica habitual de la Iglesia a lo largo de toda su historia y han
sido cristianos sencillos pero de profunda fe, los catequistas que han comunidad a otros la fe recibida de
la Iglesia y lo han hecho de manera competente y fructífera.
Tenemos que ser humildes como los catequistas que nos han precedido en la evangelización y aceptar
con el apóstol Pablo la dinámica de la evangelización: “Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo
crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o
sea, Dios” (1 Co 3, 6-7). Hemos de aceptar la primacía de Dios en la obra de la catequesis y la mediación
de la Iglesia Madre y Maestra.
Si nos fiamos del que nos llamó a ser catequistas tendremos paz para desarrollar la obra que nos
encomendó en su Iglesia. Después de trabajar con empeño y poner todo nuestro ser al servicio de la
misión, podremos decir cómo nos enseña el Evangelio: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que
teníamos que hacer” (Lc 17, 10).
Cuántas veces hemos dicho el famoso refrán, “nadie da lo que no tiene”. Así, pues, debe preocuparnos
más tener algo que decir, que el cómo hemos de decirlo.
El temor a fracasar en la misión nos impide, mucha veces, dar la catequesis con alegría y paz. Cada
sesión de catequesis supone un acto de fe en la sabiduría, en el poder y en la misericordia de Dios para
con su pueblo. Cuando vivimos la vida cristiana con sencillez de corazón y abandono en las manos de
Dios, no debemos temer comunicar lo mucho o poco que vivimos según nuestra pobre manera de
entender las cosas. El Señor estará con nosotros para hacer su obra a pesar de nuestras limitaciones y
de los poderes de este mundo.
Cuando parece que todo va mal y que lo único que podemos esperar es el fracaso de toda la obra de la
catequesis, deberíamos repetir una y otra vez, con la misma confianza y fortaleza de Santa Teresa de
Jesús: Nada te turbe. Nada te espante Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza
Quien a Dios tiene, nada le falta: Sólo Dios basta.
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Cada sesión de catequesis tiene un tema concreto que explicar un mensaje divino que comunicar.
Debemos conocerlo bien, interiorizarlo suficientemente y asumirlo personalmente. Es nuestra fe. Es la
fe de la Iglesia la que vamos a transmitir a través de ese tema.
No puede ser, por tanto, la comunicación catequética fría de sólo ideas y conceptos. Hay que poner
fervor y sabiduría en las palabras y los gestos con los que nos expresamos. Esto su pone que, antes de
desarrollar el tema, en la sesión de catequesis, tenemos que saborear el Mensaje personalmente,
estudiarlo con todos los medios que tenemos a nuestro alcance prepararlo con la pedagogía adaptada a
los diversos destinatarios a los que nos hemos de dirigir.
Debemos leer despacio todo el tema y tratar de meditarlo conocerlo en profundidad. Es bueno que nos
preguntemos ante el mensaje de cada tema: ¿Qué tengo que anunciar? ¿Qué me dice el Señor? ¿Qué
espera de mí? ¿Cómo vivo lo que tengo que anunciar? ¿Cómo tengo que presentarlo para que lo
comprendan mejor y lo acepten de buen grado?
Los materiales elaborados para dar la catequesis son un instrumento útil a nuestro servicio. Las guías
para el catequista ofrecen, paso a paso, el camino a recorrer en una sesión de catequesis.
A veces somos muy arriesgados al presentarnos ante el grupo sin haber leído la guía del catequista y
haber preparado concienzudamente el tema que hemos de desarrollar. En toda guía pedagógica y
metodológica hay encerrado mucho amor, sabiduría y experiencia. Seguro que, también en ellas,
encontrarás deficiencias y, en ocasiones, no hallarás aquello que necesitas urgentemente para tu grupo
concreto.
El trabajo de adaptar las sugerencias de la guía pedagógica al grupo que cada uno acompaña es tarea
propia de cada catequista. Nadie puede suplir la labor de cada catequista en su grupo. Por muy buena
que sea la guía pedagógica y las orientaciones y sugerencias que se propongan, siempre las
encontraremos limitadas ante las necesidades concretas que en cada momento puedan encontrarse los
miembros de tu grupo.
A veces decimos: “esto me ayuda” y lo utilizamos tal como se ofrece en la guía. Otras veces pensamos:
“No es esto lo que necesita mi grupo”. “Esto no me va o no lo sé realizar yo”. Entonces, buscamos otra
propuesta mejor y, así, seguimos buscando y creciendo como catequistas. La práctica diaria nos va
enseñando a exponer los diferentes temas y, así mismo, el conocimiento de los destinatarios nos ayuda,
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de modo progresivo, a adaptarnos lo mejor posible a sus preguntas ya su vida concreta, siendo fieles a
un mismo tiempo a aquellos a quienes nos dirigimos y al mensaje que hemos de transmitir.
Es verdad que el trabajo personal del catequista no lo puede sustituir el trabajo en grupo. Cada uno
debe enfrentarse con los temas que ha de enseñar para estudiarlos, comprenderlos y hacerlos propios.
Pero, también, es cierto que no nos podemos limitar, exclusivamente, al trabajo personal: necesitamos
compartir nuestra fe con otros catequistas y enriquecernos de la sabiduría y experiencia de los
compañeros de vocación y de misión.
Hemos de sentirnos comunidad viva y eclesial para trabaja con fidelidad y paz. La unidad en la misión
evangelizadora y catequética es lo que Cristo pide y quiere para su Iglesia. La considera condición
indispensable para que el mundo crea.
1. Fíate de Dios. Lo acabamos de decir. La catequesis no es cosa tuya. Tú eres simplemente un servidor,
un llamado. Por eso es bueno empezar la catequesis con un rato de oración (oración tuya). Tienes que
encontrarte con Dios y pedirle la fuerza de su Espíritu para que sea él quien se haga vivo en tu palabra y
en tu ejemplo.
2. Transmite lo que vives. Más de lo mismo. Si no vives tu fe no tienes nada que transmitir. Por eso es
fundamental que no abandones tu crecimiento personal como seguidor de Jesús. No sólo vas a
transmitir unos conocimientos. Los niños tienen que ver en ti un modelo de seguimiento y eso sólo es
posible si te preocupas y tratas de madurar tu opción de vida cristiana.
b) Busca la forma más adecuada para transmitir a los niños lo que has descubierto: los niños no
son como tú; tienen otra forma de ver las cosas, otra forma de captar la realidad (lee e investiga
sobre la psicología de las edades los niños sobre los que tienes que actuar).
d) Piensa en formas creativas de captar la atención de esos niños; pero no olvides que la actividad
a la que has sido llamado no debe ser un mero entretenimiento para los niños. No buscamos
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solamente que los niños se diviertan sino que queremos acompañar su camino de seguimiento
de Jesús.
e) Debes despertar el interés de los niños: atender a cada uno; conocer bien el tema; llevar con
equilibrio el ritmo de la sesión; unir lenguaje doctrinal y testimonial; comunicar con alegría el
mensaje salvador...
h) Ora con tus niños y por tus niños. El cristiano intenta transmitir el mensaje de Jesús, porque
sabe que es un mensaje liberador; pero, ya lo hemos dicho, sabe que no todo depende de Dios.
No sólo hay que dirigirse a Dios pidiéndole fuerzas para transmitir su mensaje, también hay que
pedir a Dios que envíe su Espíritu sobre aquellos a quienes acompañamos en su proceso de
maduración de fe.
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Material
Etapa Edad Catecismo
complementario
Programación
Mi encuentro con el
Despertar religioso Guía básica
0-6 años Señor. Los primeros
(DR) Recursos catequéticos de
pasos en la fe
la CEE
Iniciación Programación
Sacramental (IS) Guía básica
6-9 años Jesús es el Señor
(Preparación para la Recursos catequéticos de
Comunión) la CEE
Primera Síntesis de
Programación
Fe (SF) y
10-12 años + Guía básica
Personalización de Testigos del Señor
12-14 años Recursos catequéticos de
la Fe (PF)
la CEE
(Confirmación)
Los tres catecismos aprobados por la CEE y autorizados en la Archidiócesis de Toledo mediante los
correspondientes Decretos son: “Mi encuentro con el Señor. Los primeros pasos en la fe”; “Jesús es el
Señor” y “Testigos del Señor”.
Están estructurados para que los catequizandos desarrollen las cuatro dimensiones fundamentales de
la vida cristiana: creer, celebrar, vivir y orar.
CREER. Se presenta el contenido propio de la fe, teniendo en cuenta la capacidad de los catequizandos
en cada etapa. En general, en cada ciclo se propone una síntesis de la fe sobre la que se tendrá que ir
profundizando cada vez más a lo largo de la vida. Los siete elementos básicos sobre los que se propone
la síntesis de la fe son:
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VIVIR. Se propone el estilo de vida propio del cristiano, que surge de ser hijos de Dios por el bautismo, y
que se resume en el doble mandamiento del amor y que se concreta en los Diez Mandamientos
Cuándo,
Cómo Con qué
dónde
Lugar y Metodología
Actividades
tiempo y materiales
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Métodos en la Catequesis:
Otras Metodologías:
Activa.
Participativa.
Global.
Lúdica.
Interactiva.
Creativa y flexible.
Integradora.
Aprendizaje significativo.
3. El lenguaje en la Catequesis
EL LENGUAJE PROPIO DE LA FE
La Sagrada Escritura El lenguaje de la Palabra de Dios.
La imagen
La música y las canciones
El uso combinado de imagen, música y
Lenguaje audiovisual
palabra. PowerPoint, video, cine…
Páginas web
Juegos interactivos
Para la comunicación del mensaje y el encuentro con el Señor se necesita cuidar una serie de aspectos
que facilitan la tarea. Se puede decir que son preámbulos necesarios para la buena marcha de la
catequesis.
2º. El catequista reza antes de cada catequesis para sentirse enviado por Cristo a anunciar
el Evangelio a sus catequizandos.
4º. No se trata de estudiar un tema y repetirlo como está en el libro, sino asimilar el
contenido y adaptarlo a los destinatarios.
5º. Se necesita creatividad. El catequista debe conocer bien a los catequizandos y buscar la
mejor manera de llegar a ellos.
6º. No hay que tener prisa. No se trata de cumplir un programa, sino de acompañar un
proceso de crecimiento en la fe.
7º. La catequesis debe llevar al encuentro personal con Jesús. Por eso, la oración ocupa un
lugar especial y la referencia a la eucaristía es continua.
8º. No se debe perder el tiempo con cosas innecesarias. Todo tiene que tener un sentido y
una fidelidad que permita a los catequizandos crecer como cristianos.
1ª PARTE: CONOCEMOS
Después de saludar a los chicos y animarlos a abrirse al Señor, comenzamos la catequesis de hoy
repasando el domingo como día del Señor. Podemos decir algo así: Os invito a pensar qué sentimos o
cómo vivimos el domingo. Seguramente nos levantamos un poquito más tarde. Estamos la familia unida
y detrás de la ventana, desde muy temprano, ¿que oímos? Dejamos hablar. Sí, oímos el toque de las
campanas de un lugar o de otro. Las campanas nos llaman a algo… ¿Quién lo sabe? Claro, nos llama a
misa y lo hace media hora antes de la celebración, cada 15 minutos hasta que llega la hora de la misa.
El domingo huele a gloria. Hay algo especial en el ambiente. Para los cristianos, ya lo dijimos hace unos
días, para los cristianos es el día en el que celebramos la Resurrección de Jesús. Las campanas convocan
a Misa y el ambiente nos inunda con su alegría. Después, cuando vamos a Misa, vemos a muchas
personas que por todas las calles caminan hacia la Iglesia. Por esto se nos reconoce, porque los
cristianos nos reunimos para celebrar la Eucaristía todos los domingos. No podemos vivir sin el
domingo y sin la Eucaristía.
Es bueno llegar a la Iglesia con tiempo suficiente para tranquilizarnos, disponernos interiormente:
orando, ensayando cantos o preparando alguna cosa necesaria para la Misa. Lo que no podemos hacer
es llegar con la Misa comenzada. Entrar a la Iglesia dando gritos, o comiendo. Tenemos que llegar antes
y en paz para celebrar lo más importante de la semana.
Cuando entramos en la Iglesia, tranquilamente nos santiguamos cogiendo con el dedo agua bendita y
nos hacemos la señal de la cruz. Así pasamos a la Iglesia, con el respeto y el silencio del que está pisando
tierra sagrada. No podemos pasar como si estuviéramos en la plaza, no, la Iglesia es el lugar santo donde
vive Dios.
Abrimos el catecismo por la página 116 (leemos los tres primeros párrafos) que es un pequeño resumen
de todo lo que hemos hablado hasta ahora.
2ª PARTE: PROFUNDIZAMOS
Retomamos el tema observando el dibujo. Invitamos a los chicos a que lo observen despacio. ¿Qué
vemos?, les peguntamos, Vemos a un grupo de personas reunidas en comunidad. En Misa. Hay mayores,
ancianos, familias, jóvenes, matrimonios….
Y si nos fijamos en el altar ¿qué vemos? las flores y el mantel sobre el altar que nos indican el carácter
festivo de la Misa, también vemos esta alegría en un chico tocando la guitarra. Los cirios simbolizan a
Cristo Luz del mundo. El cirio más grande se llama Cirio Pascual, se enciende en la Pascua de
Resurrección y nos recuerda la presencia de Cristo en medio de nosotros. La posición de los brazos del
sacerdote es de oración.
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Al comenzar la misa, se nos invita a hacer la Señal de la cruz. Y decimos junto al sacerdote: En el
nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
El sacerdote nos saluda diciendo: El Señor esté vosotros. Y respondemos: Y con tu espíritu.
Después pedimos perdón a Dios con la oración que ya debemos de saber: Yo confieso… con
esta oración pedimos perdón de nuestros pecados para celebrar dignamente la Eucaristía. (se
pregunta para ver si los niños se saben la oración)
Después se reza el Gloria. Todos los domingos y algún día de fiesta lo rezamos, menos en
Cuaresma. (se pregunta para ver si los niños lo saben). Si no se lo saben. Lo copian en el
Cuaderno de Vida.
Antes les explicamos que la oración del Gloria, es un himno de alabanza a la Santísima Trinidad.
Después de copiarlo y releer la maravilla de este himno decimos a los chicos: Esta primera parte de la
misa termina con la Oración Colecta en la que el sacerdote pide por nosotros y por el mundo entero a
Dios Padre.
Después de haber comprobado si se saben las oraciones y si han entendido la primera parte de la
Eucaristía, seguimos leyendo el resto del tema como resumen de todo lo dicho.
Al final, si los chicos no están muy cansados copiamos en el Cuaderno de Vida, las partes de la misa. Hoy
la primera parte. Copian lo siguiente:
Al terminar les damos la lámina del tema para que la traigan coloreada en el Cuaderno de Vida.
3ª PARTE: ORAMOS
Hoy, y las próximas semanas, podemos acabar la catequesis en la Iglesia, y ante el Sagrario, explicamos
que ahí está el Señor vivo y resucitado, y les enseñamos a arrodillarnos delante de Él. Es importante
hacerles sentir que Jesús está vivo, entre nosotros. Terminamos rezando juntos la acción de gracias que
viene en la página 117.
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Lectura del tema 11º del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 68-71
Lectura de la Guía básica del catecismo: Pág. 111-114
La Biblia hoy se puede acompañar con un teléfono móvil encima (al igual que recibimos
llamadas por él, Dios sigue llamando a través de su Palabra y en el corazón)
Objetivos:
Descubrir la vocación y la misión de Moisés
Relatar la historia de la liberación de Israel
Reconocer que Dios también hoy nos libera de nuestras esclavitudes.
Conocer la relación de la Pascua judía con la Pascua cristiana
1º INTRODUCCIÓN AL TEMA
Al comenzar el tema intentamos relacionarlo con el anterior sabiendo que la Historia de la Salvación
es una, y todos los personajes de la historia sagrada forman parte de una misma historia. Lo
podemos hacer con estas o parecidas palabras.
Recordáis que la semana pasada hablábamos de los Patriarcas, cómo Dios eligió a Abrahán como
padre de la fe. Cómo tenía dos hijos Isaac e Ismael. A su vez Isaac tuvo otros dos hijos Jacob y Esaú.
Con Jacob mantuvo viva la promesa de la descendencia divina. Tuvo doce hijos; el más pequeño se
llamaba José que fue vendido a unos egipcios comerciantes que iban de un lado a otro. A través de
José la descendencia prometida por Dios se hizo realidad en Egipto.
Después durante varios siglos algunas tribus de Israel emigraron al norte de Egipto. Consiguieron
quedarse y vivir apaciblemente gracias a sus rebaños de ganado menor y algunos cultivos. Con
Ramsés II (año 1290 a 1224 a.C.) su situación cambia y se hace muy difícil. Desconfían de ellos y los
egipcios los someten a trabajos forzados. Se ordena que los niños varones sean suprimidos para que
desaparezcan.
Para los hijos de Israel, esto supuso un cambio un cambio total. Antes eran libres. Ahora, esclavos.
Antes trabajaban para su familia, ahora para el faraón. Se preguntaban si su Dios, el Dios de Abrahán,
de Isaac y de Jacob, sería capaz de ayudarles. Dios escuchó sus quejas y los sacó de la esclavitud
valiéndose de Moisés.
Este es el gran personaje bíblico que hoy vamos a conocer. Vamos a abrir el libro por la página 68.
Se invita a algún chico que lea el título del tema: DIOS LLAMA A MOISÉS Y LIBERA A SU
PUEBLO.
Seguimos explicando la fotografía del Monte Sinaí. En ese monte situado al nordeste de Egipto
tuvieron lugar los episodios de la zarza ardiente y la entrega de los Mandamientos. En ese monte
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Dios dirigió la Palabra a Moisés diciendo la frase que está escrito del libro del Éxodo. (Lo hacemos,
según la guía, en la página 111)
Como ya hemos hecho la explicación al principio, ahora leemos con tranquilidad la página 69. En el
texto vemos tres partes que podemos señalar a los chicos. Primera: La vocación de Moisés (Dios le
llama porque le necesita). Segunda: Cómo Moisés respondió a la llamada del Señor y fue a liberar al
pueblo israelita esclavo en Egipto. Tercera: En una noche de luna llena Moisés sacó a su pueblo de la
esclavitud y los llevó a la libertad.
Cuando hayamos leído el texto invitamos a los chicos a que abran el catecismo por las páginas 96 y 97.
Visualizamos el camino que recorre el pueblo de Israel desde su etapa de esclavitud en Egipto hasta
alcanzar la tierra prometida, destacando los personajes bíblicos (hasta el punto 6 donde vemos al Rey
David pastoreando su rebaño).
Esta historia de esclavitud y sufrimiento no es solo una historia del pasado. Hoy sigue habiendo
sufrimiento y esclavitud. Dios sigue desando nuestra felicidad pero no terminamos de conseguirla.
Podemos preguntar: ¿Chicos recordáis algún acontecimiento o suceso que esté haciendo sufrir al
hombre hoy? (podemos pensar en las guerras, en los refugiados, en las personas que se mueren de
hambre en África, en los atentados terroristas, en las chicas raptadas por BoKo Haran en Nigeria; por los
explotados en América Latina y en Europa… ) Madre mía, hay tantos lugares del mundo donde sigue
existiendo la esclavitud!
Los israelitas cuando estaban en Egipto, como todos los oprimidos, gritaron y rezaron al Señor. Su grito
es su oración, como es la de tantos oprimidos que aún les queda una esperanza. No es posible que los
opresores los aplasten para siempre y sigan aumentando su poder y su riqueza a costa de subirse sobre
sus espaldas. Dios los escucha y toma partido por ellos. Por eso, un día “Dios habló a Moisés desde una
zarza ardiendo sin consumirse y le dijo: el clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí y he visto cómo los
tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al faraón para que saque a mi pueblo, a los hijos de
Israel” (Ex 3, 9-10)
Invitamos a los chicos a sacar el Cuaderno de la Vida. Ponemos en el título del tema.
Después les mandamos copiar esta pregunta: ¿El amor a Dios y a los hermanos no te llamado en
concreto apara hagas algo en favor de los necesitados y los que están sufriendo? (Dejamos tiempo para
que la contesten cada uno). Las ponen en común y después le pedimos que escriban una petición por
estas personas que hoy están sufriendo.
2º UN DÍA MEMORABLE
La salida de Egipto es el núcleo de la fe de Israel. Una noche de primavera, iluminados por la luna
llena, Moisés pidió permiso al Faraón para celebrar una fiesta judía alejados de la población. Aquella
noche hicieron lo que sus antepasados también hacían: Mataban un cordero de menos de un año, lo
asaban entero, se lo comían las familias unidas, también con los vecinos, y lo acompañaban con pan
ázimo (sin levadura). Con la sangre de ese cordero rociaban las puertas de sus viviendas para
protegerlas del mal. Aprovechando esta fiesta, Dios animó a Moisés a sacar su pueblo de la
esclavitud e iluminados por la luz de la luna marcharon hacia la tierra prometida. Dios los
acompañaba e hizo un milagro ayudándoles pasar por el mar Rojo. No les ocurrió nada. Cuando los
egipcios se dieron cuenta de la huida, salieron en su búsqueda pero Dios trabó las ruedas en el barro
y cieno del mar. Muchos murieron.
DELEGACIÓN DIOCESANA DE CATEQUESIS DE TOLEDO
Arzobispado de Toledo – c/ Arco de Palacio nº 3, 45002 TOLEDO
catequesis@architoledo.org / www.catequesistoledo.com
Aquella noche fue un día memorable para los israelitas; desde aquel año, recordarían ese día igual
que hacían sus antepasados. Pero ahora sería la fiesta de la liberación, de la libertad. En el marco
de esa cena pascual judía, Jesús, el Jueves Santo, se comunicó a corazón abierto, la llenó de sentido
propio y original y le dio un significado nuevo.
3º DIOS SE DA A CONOCER
Los esclavos judíos, conducidos por Moisés, pasan a la libertad. El pueblo de Israel lo reconoce como
su Dios, el Dios de sus padres, el Dios de su historia. Que Dios se revele, se dé a conocer significa que
se hace accesible; que nosotros también lo podemos sentir y nos podemos dirigir a Él respondiendo
con nuestra confianza y acción de gracias. Dios dijo que se llamaba “YAHVEH” se traduce por: «Yo
soy el que es» o «Yo soy el que está ahí», lo que indica que la absoluta grandeza de Dios se armoniza
con su cercanía al pueblo. Lo leemos en la página 70
Para terminar nuestra oración, pedimos a los chicos que oren al Señor con confianza. Ahora pueden
leer las peticiones que han escrito y terminamos todos rezando juntos al pueblo de Israel la oración
que ellos entonaron por su liberación.
Podemos terminar observando la cruz que aparece en la fotografía y recordar en el grupo cuando esa
misma cruz llegaba a nuestro pueblo. Lo recordamos. Si no ha llegado la cruz de la juventud se hace
una mención a los que dice Melitón de Sardes: que la historia de la salvación se hizo culmen la cruz
liberándonos Jesús de la muerte.