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Índice

Introducción General 2
Capítulo 1. Fiesta Católica de la Virgen Nuestra Señora de La Paz 8

a) Antecedentes históricos del culto a la Virgen Nuestra Señora de La Paz 11


b) La celebración de la fiesta religiosa de la
Virgen Nuestra Señora de La Paz el 24 de enero 13
c) La Alasita como expresión subalterna en la fiesta de la
Virgen Nuestra Señora de La Paz 17
d) La Virgen Nuestra Señora de La Paz patrona de los expositores de Alasita 18

Capítulo 2. Fiesta popular de Alasita y sus características 24

a) El rol de los artesanos en la feria de Alasita, desde la república 26


b) Política de fomento a la producción artesanal: Premios y reconocimientos 32
c) Decadencia en la producción artesanal y de la Alasita 37

Capítulo 3. Tradiciones de antaño en Alasita 42

a) La magia del mediodía 44


b) La Ch’alla y bendición 48
c) Remate 51
d) Medios de pago: botones para jugar en la Alasita 52
e) Los periodiquitos 54
f) Las retretas musicales en Alasita 60
g) Personajes tradicionales: la “llanta baja” una chola enjoyada 62
h) Juegos de diversión 64

Capítulo 4. El Ekeko en la Alasita 72

a) La reaparición del Ekeko en el siglo XX 73


b) Mitos y leyendas del Ekeko 78
c) Estudios académicos del Ekeko: folklorólogos, arqueólogos y antropólogos 85
d) El Ekeko desde la mirada de los artesanos de la Alasita 91
e) La escultura del Ekeko de Zapana transformada en Wak’a 94
f) El retorno del Ekeko-Tunu del destierro 97
g) El Ekeko: ¿Dios patriarcal andino? 100

Capítulo 5. Ocupación del Espacio público: la feria un conflicto permanente 106


a) La migración permanente de la Feria 107
b) Distribución de puestos 114
c) Los desastres naturales durante la feria de Alasita 117

Capítulo 6. La feria de Alasita y valoración cultural por el poder político 120

a) Presidentes y alcaldes en la inauguración de la Alasita 121


b) Las regulaciones administrativas de organización de la
Feria desde el Municipio 122
c) El Gobierno Municipal de La Paz y la valoración
permanente de la Feria de Alasita 123
d) Leyes de Protección Patrimonial de la Alasita:
estatal, departamental y municipal 125
e) Alasita en la lista Representativa del
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad 126

Conclusiones 130

Bibliografía
132
Secretaría Municipal de Culturas ( 1 )

Los bolivianos y particularmente los paceños, hemos recibido con mucho entusiasmo y orgullo la inclu-
PRESENTACIÓN sión que ha hecho el año 2017 la UNESCO de la Alasita dentro la Lista Representativa del Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad con el nombre “Los Recorridos Rituales en la Ciudad de La Paz
Durante la Feria de Alasita”.

Este hecho no sólo es un reconocimiento formal jurídico, tiene un significado cultural profundo que for-
talece la identidad de los actores directos, los cientos de artesanos, expositores, dirigentes, promotores y
gestores públicos del municipio de La Paz.

La Alasita y el culto al Ekeko, es una arraigada tradición paceña cuya data supera la fecha de fundación de
la República de Bolivia en 1825, así demuestra esta investigación de la “FIESTA POPULAR DE ALASITA
EN EL ESCENARIO PACEÑO” cómo se fue construyendo históricamente esta expresión desde el siglo
XIX a la fecha.

El presente estudio fue sumamente complejo, debido a que se trata un macrocosmos cultural festivo que
contiene una diversidad de elementos como mitos, relaciones sociales, culto al Ekeko, prácticas rituales,
memorias colectivas, dominación religiosa, hibridación, costumbres, artesanías, cosmovisión indígena,
costumbres, organización gremial, fertilidad, abundancia, gastronomía, ocupación urbana, estética, crea-
tividad, economía y gestión pública. A esto hay que sumar actitudes, comportamientos subjetivos de los
actores directos e indirectos que acuden a la fe, esperanza, identidad, anhelos de revertir las carencias y
necesidades sociales por ritos de fertilidad y prosperidad que son necesarias para vivir bien o suma jaqaña.

En este contexto, la Secretaría Municipal de Culturas, cumple con la tarea de difusión y salvaguarda de la
Fiesta de Alasita como Patrimonio Cultural, promoviendo esta publicación como medio de fortalecimien-
to de la memoria cultural, consulta destinada a investigadores, gestores, estudiantes y por supuesto para
compartir el conocimiento generado con la población paceña.

Andrés Zaratti Chevarría


Secretario Municipal de Culturas
Gobierno Autónomo Municipal de La Paz
Introducción
Secretaría Municipal de Culturas ( 3 )

La presente publicación aborda el tema de la Alasita como una ex-


presión de prácticas sociales ritualizadas1 propia de las personas
que participan activamente entre el 24 de enero y la conclusión de
la feria artesanal.

La importancia de esta manifestación cultural se tradujo en el nom-


bramiento que, como Patrimonio de la Humanidad, hiciera la Or-
ganización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) y la inscribió en la Lista Representativa del
Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad en 2017.

Este reconocimiento internacional a los “Recorridos rituales en la


ciudad de La Paz durante la Alasita” ha despertado el interés de
personas e investigadores. Surgieron muchas interrogantes de in-
vestigación de la Dirección de Patrimonio Cultural del Gobierno
Autónomo Municipal de La Paz, entre ellas: ¿por qué es impor-
tante Alasita para los paceños?, ¿cuál es el valor patrimonial de
esta expresión de cultura viva?, ¿qué valores culturales aporta a
la diversidad del mundo?, ¿cuáles son las prácticas rituales en la
Alasita? y ¿cuáles son los recorridos que realizan las familias en
la Alasita?
Feria de la Alasita en la plaza Murillo, ente calles Junín y Socabaya 1910

Para la inscripción de esta expresión cultural en la Lista Repre-


sentativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de
la UNESCO, el Estado Plurinacional de Bolivia elaboró un ex-
pediente con información técnica. Este incluía un video de diez
minutos, diez fotografías, inventario de la manifestación y el con-
sentimiento de las comunidades a esta postulación publicada en
2019 (aunque el acceso a la información fue muy restringida).

1. Las prácticas sociales podemos comprender como recorridos rituales de


FOTO: Archivo Cordero Castillo

las miniaturas como planteó en su investigación el peruano La Serna (2013)


concepto que alude al recorrido histórico que atravesado el ekeko y las alasi-
tas en la región altiplánica peruana en esas discontinuidades temporales que
ha pasado esta tradición. En el caso paceño el concepto de recorrido ritual
comprende el camino o thaki que realizan los paceños en la búsqueda de
miniaturas a fin de que los deseos de abundancia se cumplan (Expediente
UNESCO, 2018).
En consecuencia, la Secretaria Municipal de Culturas dependiente del Gobierno Autónomo Municipal de
La Paz, asumió el deber de democratizar la información del patrimonio cultural de la Alasita, incluso del
expediente, para que llegue a la mayor cantidad de personas y la población conozca el valor cultural y patri-
monial de la citada expresión de los paceños.

En este contexto la publicación Fiesta popular de Alasita en el escenario paceño, es el resultado de una in-
vestigación histórica de la Alasita, de sus expresiones sociales, las prácticas culturales, leyendas, mitologías,
significados, artesanías, rituales de culto al Ekeko, costumbres, tradición, valores y sentidos que circulan
durante la tradicional fiesta de las miniaturas y productos artesanales. La investigación histórica ha descu-
bierto el proceso de construcción social de la Alasita, el significado del Ekeko y las miniaturas, desde el siglo
XIX a la fecha.

La investigación se propuso responder a las siguientes interrogantes:

• ¿Cuál es la relación entre la fiesta religiosa de la Virgen Nuestra Señora de La Paz y


la Alasita?
• ¿Cuál la genealogía de los rituales referidos a las miniaturas y al ídolo del Ekeko?
• ¿Cuándo se origina la acostumbre de comprar las miniaturas al medio día?
• ¿Qué momento comenzó las prácticas rituales de la illa, abundancia, fe, prosperidad,
fertilidad?
• ¿Por qué los feriantes, artesanos y expositores recorrieron cómo nómadas por varias
zonas de la ciudad?

La investigación tomó en cuenta una estrategia metodológica de recolección de información primaria en la


hemeroteca paceña (revisión de la prensa paceña entre 1825 y 1975, con énfasis en los meses de enero y fe-
brero). Se realizaron 29 entrevistas al sector de los “decanos” y otras antiguas asociaciones de feriantes entre
2018 y 2019. Durante la Alasita, se llevó a cabo una etnografía en los momentos rituales y de ceremonias
sociales, así como de recorridos a la feria; se realizó un relevamiento de información bibliográfica —publi-
caciones nacionales y del exterior—, además de consultas al expediente público de la UNESCO referido a
la Alasita.

Los medios de prensa, tomados como fuente de consulta, no siempre reflejaron y narraron en artículos,
anécdotas informativas el significado cultural de la fiesta. Su mirada estaba centrada en la expresión reli-
giosa de la Virgen Nuestra Señora de La Paz que era el acto central del 24 de enero, luego recién la prensa
describía la fiesta de las miniaturas que exponían los artesanos mestizos, mientras los indios ofrecían
semillas destinadas a la producción agrícola; no cabe duda que el contexto histórico de fines del siglo XIX
y principios del XX, se tenía el objetivo de modernizar la ciudad de La Paz, por tanto la prensa divulgaba
los valores de una sociedad dominante que pretendía civilizar a los indios y sus prácticas paganas, fiestas

( 4 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 5 )

y danzas, incluso la borrachera de los artesanos. Sin embargo, la prensa es una fuente de datos valiosa
que ofrece información en crónicas de la época, costumbres, anécdotas, leyendas del Ekeko, tradicio-
nes que existían en la Alasita.

Indudablemente la prensa fue una fuente de consulta importante; la información es valiosa en datos,
crónicas de la época, costumbres, anécdotas, leyendas del Ekeko, juegos, actores sociales, tradiciones
gestadas en torno a la fiesta de la miniatura durante los siglos XIX y XX, testimonios de los artesanos que
permitieron contrastar con información periodística y estudios académicos que consintieron validar la
historia de la Alasita.

La Fiesta popular de Alasita en el escenario paceño es un ensayo académico cuyo objetivo no buscó
abarcar todo el mundo macro-cósmico de la práctica social y cultural de la Alasita. La investigación
apeló a la teoría de interpretación del interaccionismo simbólico, el historicismo y la construcción social
de los significados y sentidos que se dan en la acción social de los actores. Asimismo se clasificó a los
participantes de la fiesta y feria de Alasita, los actores directos como artesanos y expositores, los actores
indirectos o la población que acude en calidad de consumidores de los productos de la Alasita y practica
los recorridos rituales motivados por intereses o necesidades de asegurar los bienes materiales de sub-
sistencia económica y social.

La publicación emplea la palabra Alasita, en singular, porque deriva del aymara Alasitaya que significa
cómprame púes; sin embargo, en los artículos de prensa del siglo XIX y parte del XX, los periodistas es-
criben “Alacitas” con “c” y en plural. En cuanto a la palabra Ekeko se escribirá de la forma españolizada,
no Iqiqu, Eqeqo o Ekhekho, los autores que hacen referencia a estas formas de escritura son respetadas
en su fuente original.

La presente investigación fue divida en capítulos. El primero está referido a la fiesta religiosa de la Virgen
Nuestra Señora de La Paz, una expresión del calendario religioso católico que actualmente determina al
24 de enero como fiesta de Alasita. Acá, sin embargo, se advierte una contradicción del sistema religioso
entre la Alasita y los elementos que tienen nexo con la cosmovisión andina, es el caso del Ekeko relacio-
nado con la deidad de Tunupa, el rayo o las miniaturas o illas, la prosperidad y los rituales de fertilidad
que se realizaban el 21 de diciembre equinoccio de verano.

No cabe duda que la Alasita fue despojada de su significado en esa política colonial de extirpación de
idolatrías que tenía el objetivo de imponer la fe y doctrina católica a los subordinados indios, esa misma
actitud se refleja —hasta ahora— entre los actores directos —artesanos y expositores de la feria— que
han asimilado esa conciencia de dominación religiosa de manera natural y sin presiones, adoptando el
sistema religioso católico del presterío como devotos de la Virgen y otros santos.
Esta aparente secularización religiosa católica ha permitido incorporar el valor de la fe y la bendición con
agua de las miniaturas en las ritualidades andinas, menos al Ekeko que no puede ingresar al templo y
se queda fuera, en el atrio, en la feria de Alasita o en el seno de la familia. Acá no se encuentra fusión o
sincretismo, tal vez prácticas religiosas politeístas que se expresan en una entrevista a una artesana de la
Alasita que afirma: “creemos en todo”, esto se refleja en la presencia de símbolos ajenos al contexto local
como personajes de Buda, el elefante, cuerno de la abundancia, plantas llamadas dólar y otros amuletos
que hacen referencia a la abundancia y suerte.

Las prácticas sociales en la Alasita acuden a la cosmovisión andina a la que se suma la devoción religiosa
católica cuando se acude siempre a la fe y al dogma de los milagros, en este caso, de la prosperidad que
son anhelos y deseos que satisfacen necesidades materiales de la comunidad; en cambio la cosmovisión
andina habla de la reciprocidad e intercambio de dones para que los deseos, así como los propósitos y
búsqueda de la fertilidad humana y natural sean efectivos.

El segundo capítulo hace referencia a la Fiesta Popular de Alasita y sus características reflejadas en el rol
de los artesanos, las políticas de fomento institucional de parte del municipio y el Estado.

En tercer capítulo pone énfasis en las costumbres de antaño expresadas en la Alasita a partir del siglo
XIX y que hoy —probablemente— muchas han desaparecido y reaparecido otras. El cuarto capítulo
trasladará al lector al estudio del Ekeko, personaje central en la Alasita e ídolo antropomorfo, un eterno
incomprendido desde su descubrimiento por los jesuitas cuando le compararon con un pequeño de-
monio de muchos rostros, contrastado con Tunupa, Illapa o rayo, Illa de la fertilidad, Dios, etc., y para
complejizar más, se muestra como un ídolo que fuma los días martes y viernes. Hay que “criarlo” de
acuerdo a las normas tradicionales andinas. En este caso es muy importante el rigor de la costumbre de
practicar la reciprocidad con ch’allas, luxtas u ofrendas de comida ritual, sino produce castigos o bien
premios de abundancia.

Existen muchas preguntas sobre el Ekeko que no se abordaron. Entre ellas se cita a las siguientes:

• ¿Por qué fuma, bebe alcohol y consume coca?


• ¿Por qué es celoso y hace divorciar a las mujeres?
• ¿Por qué es un enano y lleva una joroba?
• ¿De dónde surge el poder del Ekeko, acaso de su joroba o del falo?
• ¿Por qué es un Dios de la abundancia?
• ¿El Ekeko es mujer u hombre, o asume los dos géneros a la vez?
• ¿Existe una Ekeka mujer, pareja del Ekeko?
• ¿Cuál es el significado del Ekeko -Tunu llegado del museo de Berna repatriado,
es el verdadero Ekeko o un impostor, quién es?

( 6 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 7 )

Las respuestas se han quedado en el misterio. Empero la investigación ha llegado a la conclusión de


que —según fuentes consultadas— el Ekeko reapareció públicamente en el siglo XIX y es, en 1906, que
resurge con distintas facetas, como parte de leyendas y mitos o como Dios de la prosperidad, entre otras.
El Ekeko es un ser andino que desaparece y reaparece en forma de Wak’a.

El capítulo quinto muestra la problemática y tensiones de la ocupación del espacio público por parte de
los artesanos con el municipio, problema que históricamente comenzó en el siglo XIX en la plaza Mayor
(hoy Plaza Murillo), cerca de la Catedral. Posteriormente fueron re-ubicados en otros espacios públicos
(plazas y calles) de la ciudad de La Paz y terminar en el Parque Urbano Central. Finalmente, el capítulo
sexto hace una reflexión sobre la presencia del Estado, el municipio a través de las regulaciones adminis-
trativas y leyes de promoción, protección patrimonial nacional e internacional.
Festividad católica de la
Virgen Nuestra Señora de La Paz Capítulo 1
Secretaría Municipal de Culturas ( 9 )

Actualmente la fiesta popular de Alasita está relaciona-


da con el calendario católico de la festividad a la Virgen
Nuestra Señora de La Paz que se realiza cada 24 de enero.
Esta celebración religiosa tiene como actores principales
a los productores directos, entre ellos los artesanos del
sector decanos, expositores, los “prestes” o aquellos que
simplemente ofrecen una misa devocional. En cambio, la
población participante se relaciona con la práctica religio-
sa católica en ese itinerario ritual al solicitar la bendición
del agua sobre las miniaturas adquiridas ese 24 de enero.
La fiesta de la miniatura hace una “toma” de los atrios
de iglesias y los oficiantes religiosos realizan sahumerios.
Una mayoría de los templos ofrecen misas en honor a la
Virgen Nuestra Señora de La Paz.

Desde el siglo XVI, la expresión religiosa del santoral es


una herencia colonial que impuso la iglesia católica a los
subalternos colonizados para catequizar en la doctrina
cristiana. Sin embargo, esta imposición de las prácticas
religiosas católicas fue estrictamente aplicada sobre expre-
siones festivas del calendario agrícola de los indios, luego
asumido por los mestizos y población en general. En el
caso de la Alasita fue un proceso complejo de subordina-
ción religiosa que explicaremos en este capítulo.
En un contexto actual, surgen preguntas en relación a la influencia del fenómeno religioso católico en la
Alasita, en ese itinerario ritual que practica la población. Las interrogantes son las siguientes:

• ¿Cuál fue el rol de la iglesia y el culto a la Virgen Nuestra Señora de La Paz en la


manifestación de la fiesta de Alasita?
• ¿Cuál fue la genealogía histórica de la práctica religiosa católica devocional a la
Virgen Nuestra Señora de La Paz?
• ¿Por qué y en qué momento histórico la Alasita se supeditó al culto de la Virgen
Nuestra Señora de La Paz?
• ¿Existe un sincretismo religioso entre la Alasita y las prácticas católicas?
• ¿Por qué la fiesta de la Virgen Nuestra Señora de La Paz actualmente perdió legi-
timidad política y religiosa en relación a la Alasita?
• ¿Cuál es la devoción a la Virgen Nuestra Señora de La Paz de los actores directos,
artesanos y expositores de la Alasita?
• ¿Por qué los artesanos instalan sus puestos de Alasita en los atrios de los templos
católicos el 24 de enero?

( 10 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 11 )

a) Antecedentes históricos del culto a la Virgen Nuestra Señora de La Paz

La virgen Nuestra Señora de La Paz es de origen español. Su manifestación se produjo el 24 de enero en la


Catedral de Toledo, en el siglo VII2. Desde esa época la devoción se extendió por toda la península ibérica
y llegó a América y al mundo indígena como símbolo religioso, de concertación entre españoles y como
medio de dominación colonial fundacional de Chuquiago Marka, con el nombre de Nuestra Señora de La

2. La advocación de la Santísima Virgen María como Nuestra Señora de la Paz, se originó en la ciudad española de Toledo, hacia fines
del siglo XI. Desde ahí se extendió su devoción por toda España, y más tarde pasó a América, donde todas las naciones que fueron
dominadas y civilizadas por España profesaron una veneración muy especial por Nuestra Señora de la Paz. (…)Está estrechamente
ligada a San Ildefonso, que fue uno de los más importantes obispos de la Iglesia en España y uno de esos grandes maestros en la
fe a los que los creyentes llamamos “doctores”... Entre las enseñanzas destaca un entrañable amor a la Santísima Virgen María, que
se esforzó por hacer venerar cada vez más en su Toledo del siglo VII y desde allí en toda la Península. En la vida de San Ildefonso,
arzobispo de Toledo y devoto fervientísimo de la Virgen María, se relata cómo el 18 de diciembre del año 645, tras el décimo concilio
toledano, el santo prelado, en compañía de su séquito, se dirigió pasada la medianoche a la Catedral para cantar los maitines. Al
tiempo de entrar se produjo en el altar un fuerte resplandor que no podían resistir los ojos corporales. Los acompañantes de San
Ildefonso huyeron asustados, pero éste avanzó resueltamente y vio a la Santísima Virgen, que había descendido de los cielos y estaba
sentada en el trono episcopal del santo. La Madre de Dios habló con dulces palabras a su fiel servidor y le entregó una casulla (manto
festivo para celebrar la Santa Misa), después de lo cual desapareció. Por aquel particular beneficio, la Iglesia de Toledo decretó que el
día 24 de Enero, un día después de la fecha en que se conmemora la muerte de San Ildefonso, se celebrase en todo el arzobispado,
con festividad especial, el memorable descenso de la Virgen María a la Iglesia Catedral. Por lo tanto, desde el siglo VII, la Catedral
de Toledo quedó consagrada a la Santísima Virgen.

La proclamación de la reina de La Paz. Su nombre de Nuestra Señora de la Paz le fue impuesto tres siglos después, en el año de 1085,
por un acontecimiento memorable que pasamos a relatar. Precisamente en el año de 1085, Alfonso VI, llamado el Bravo, rey de Asturias
y de León, reconquistó de los moros la ciudad de Toledo. Una de las condiciones estipuladas en el tratado de paz fue la de que el templo
principal de la ciudad quedase como mezquita a los moriscos. El rey Alfonso firmó el tratado y enseguida se ausentó de Toledo, dejando
a su esposa, la reina Constanza como gobernadora de la plaza. Pero sucedió que los cristianos consideraron como cosa indigna que, si
eran dueños de la ciudad, no lo fuesen de la Iglesia Metropolitana consagrada a la Santísima Virgen.

Don Alfonso anunció a los solicitantes, que la Catedral quedaría en poder de los infieles como lo había prometido. Pero en ese mo-
mento se produjo un acontecimiento extraordinario, que todos tomaron como una señal de que Dios había escuchado sus plegarias.
Los moros tomaron en consideración el peligro a que se exponían si mantenían el culto a Mahoma en la iglesia principal de aquella
ciudad cristiana y enviaron al encuentro del rey a una comitiva de sus jefes. Los embajadores salieron de Toledo y, postrados ante
Don Alfonso, le suplicaron que perdonase a los cristianos y que se comprometieran a devolverle la Catedral. Grande fue el regocijo
del rey y el de su pueblo que vieron en aquella solución inesperada una obra de la Divina Providencia. El monarca ordenó, con el
beneplácito del arzobispo y de todos los fieles que, al día siguiente, precisamente un 24 de enero, se tomase posesión de la Catedral
y se hiciesen festividades especiales en honor de la Virgen María de la Iglesia Metropolitana, a la que, por haber restablecido la paz
en la fecha de su fiesta, se la veneraría en adelante como a Nuestra Señora de la Paz. Aquel 24 de enero de 1085, se realizaron en
Toledo magníficas ceremonias y espléndidas procesiones en honor de Nuestra Señora de la Paz, con cuyo título se venera hasta
hoy a la Madre de Dios. Desde entonces, primero toda España, después América, fueron reconociendo con gratitud este título a la
Santísima Virgen.

En el periodo colonial, en el Virreinato del Perú, cuando falleció Blasco Nuñez Vela, Primer Virrey del Perú, el Rey español Carlos V
designa a Don Pedro de la Gasca en el Cargo de Presidente de la Real Audiencia de Lima y le encomienda la tarea de la pacificación
del Perú, que se encontraba sacudida por la lucha de fuerzas de Gonzalo Pizarro y Almagro. Con las batallas de Guarina del 20 de
octubre de 1547 y la de Jaquijaguana del 9 de abril de 1548, el abandono del puesto de las fuerzas pizarristas y la decapitación de
Pizarro en el Cuzco, devino la paz.

En 1584 la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, recibió el obsequio del Rey Felipe II de la efigie de la Nuestra Señora de La Paz. Cuan-
do la Catedral fue concluida, Nuestra Señora estaba situada en el altar mayor y se le rendía culto como Patrona titular de la Diócesis.

(Fuente: https://www.arzobispadolapaz.org/2018/01/nuestra-senora-de-la-paz-patrona.html. 19.08.2019)


Paz3. Asimismo, la advocación de la Virgen como Nuestra Señora de La Paz obliga a sus devotos a construir una
catedral y su imagen colocada en el altar como garantía de la paz. Este fue el motivo para que se construyera una
catedral como parte de la arquitectura religiosa en la naciente ciudad española de La Paz.

La construcción de la antigua catedral comenzó en 1610 y concluyó en 1684. Posteriormente


fue demolida por fallas estructurales y riesgo de derrumbe. El 24 de marzo de 1835, se inició la
construcción de la actual basílica por mandato del Mariscal Andrés de Santa Cruz (cuyos restos
mortales descansan en una capilla contigua). El proyecto original, en estilo neoclásico, pertenece
a Fray Manuel Sanahuja, habiendo participado sucesivamente en la dirección y diseño: Felipe Ber-
trés entre 1836-1839; José Núñez del Prado entre 1840-1845; Leonardo Lanza entre 1863-1883;
Eulalio Morales entre 1898-1900 y Antonio Camponovo el año 1900. En 1925 se inauguró la
Catedral de La Paz; los trabajos de ornamentación perduraron hasta la conclusión de las puertas
en 1938, las cuales fueron elaboradas por Bruno Campaiola. Las torres se construyeron de acuerdo
a planos del arquitecto Mario del Carpio e inauguraron en 1988, coincidiendo con la llegada del
Papa Juan Pablo II a La Paz. (Catálogo de Patrimonio Arquitectónico y urbano de La Paz, Direc-
ción de Patrimonio Cultural, Secretaría Municipal de Culturas, 2013; 70).

A ocho años de la fundación de la ciudad, se estableció la parroquia de españoles de Nuestra Seño-


ra de La Paz. La iglesia matriz comenzó a perfilarse desde 1558 por el corregidor Juan Antonio
de Ulloa, fue en la plaza principal, donde se levanta la imponente estructura. En 1561, las obras
continuaban y el obispo de La Plata, a quien pertenecía la vicaría de La Paz, contribuyó con su
peculio personal para la conclusión, quedando terminada —en sus dos terceras partes— en 1584.
La obra incluía tres naves con seis capillas laterales y un altar mayor, ahí se veneraba la efigie de
Nuestra Señora de La Paz que en 1584 fue recibida en La Paz como obsequio por el rey Felipe II
de España. (López, 1965; 44).

3. LA TRADICIÓN DE LA VIRGEN DE LA PAZ. En el valle poblado Chuquiagu fue fundado el pueblo de La Paz, en 20 de octubre de
1548 por Alonzo de Mendoza, bajo el patrocinio de la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de La Paz, para perpetuar la
pacificación del Perú, hasta entonces presa de incontenibles guerras intestinas. Así es que, cuando en 1556 a los ocho años de fundación
se construyó la iglesia Matriz, como asiento de la parroquia de españoles, se le hizo bajo el título de “Nuestra Señora de La Paz”. Pues ya
existían las iglesias parroquiales para indios: una en Churubamba, edificada con el título de S. Pedro primero, en 1548 y luego con el de
San Sebastián, al siguiente año; y otra en el pueblo de San Pedro así llamado porque su iglesia fue edificada bajo la advocación de San
Pedro y Santiago en 1549. Convertida la iglesia Matriz en Catedral, por la Bula de erección del obispado, dada por el Papa Pablo V en
1605, ésta siguió titulándose iglesia Catedral de Nuestra Señora de La Paz, bajo cuyo patrocinado había sido erigida. Las Constituciones
Sinodales del obispo Agustín Rodríguez Delegado de 1739, clara y enfáticamente señala que la Patrona titular es Nuestra Señora de La
Paz. El obispo Remigio de La Santa y Ortega dispuso otra cosa en un decreto, fechado en Atén el 25 de Agosto de 1806, afirmando
“que esta iglesia de La Paz se dedicó a María Santísima en el ministerio de su Natividad como titular de la Santa iglesia”, y esto sostuvo
porfiadamente, a pesar de las reclamaciones juiciosas del V. cabildo. La innovación del obispo la Santa fue de corta duración; pues con su
huida, a consecuencia de la revolución por la independencia de 1809, volvieron las cosas a su antiguo y legal estado.- La Regla Consueta,
que actualmente rige desde 1932, confirma la anterior. En su artículo 20, declara que Titular es Nuestra Señora de La Paz, la Patrona
Santa Bárbara. En los Ordos, se consignan: Nuestra Señora de La Paz, patrona principal de la Diócesis, la Natividad de B. V. María, titular
de la Catedral Santa Bárbara, patrona principal de la Diócesis. (El Diario, 24/01/1945)

( 12 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 13 )

Pese al tiempo que demandó la construcción de la primera catedral en el siglo XVII, derruida más ade-
lante, se mantuvo vigente la celebración religiosa en homenaje a la virgen patrona de la ciudad.

Durante la edificación de la monumental obra, entre 1830 y 1930, el templo de Santo Domingo funcio-
nó como tal. A pesar de estos avatares, la celebración religiosa a la Virgen Nuestra Señora de La Paz era
muy importante e implicaba una serie de actividades y homenajes solemnes:

… estando próxima la celebración de la proverbial fiesta del 24 de enero, y deseando la


autoridad política que ella revista la mayor solemnidad posible ha ordenado que la banda
de la Columna Murillo venga a la Ciudad para esa fecha. (El Nacional, 18/01/ 1896; 3).

Concurridísima y muy solemne estuvo ayer la fiesta religiosa habida en el templo de la


catedral, en celebración de Nuestra Señora de La Paz. (El Nacional, 25/01/1896; 3).

Pero ¿Cómo era la celebración de la festividad religiosa de la Virgen y cómo la Alasita se relacionaba con
ésta expresión católica?

b) La celebración de la fiesta religiosa de la Virgen de Nuestra Señora de La Paz

A fines del siglo XIX la celebración de la Virgen Nuestra Señora de La Paz era muy rigurosa. Comenzaba
con las novenas, la misa especial del 24 de enero —muy concurrida por los fieles devotos—, era una
fiesta solemne como señala la prensa de la época:

Dispónese para mañana, en el templo de la catedral, solemne fiesta religiosa en honor de


Nuestra Señora de La Paz, patrona del Departamento. El señor canónigo doctor José Ce-
sar Tapia, ha sido, designado para pronunciar el panegírico de la Virgen. En esta función
religiosa a que sean obligados, y se hace necesario que la autoridad haga todo lo posible
porque nadie falte a la asistencia oficial. (El Nacional, 23/01/1897; 3).

Desde el 15 de enero, los devotos junto a la iglesia realizaban los novenarios, salves o letanías, vísperas,
misa y solemne procesión:

En el templo de la catedral se ha principiado a rezar la novena de Nuestra Señora de La


Paz. La concurrencia es numerosa y selecta. (El Nacional, 18/ 01/1897; 3).
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Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
FOTO: Nora Machicado y Julio Loza, Prestes del Sector Decanos, 1997 FOTO: Alasita 2002, Av. del Ejército
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Con bastante concurrencia de fieles se ha comenzado a rezar en la catedral el novenario


de Nuestra Señora de La Paz, patrona del Departamento. (El Comercio, 15/ 01/1898; 3).

Un hecho de origen colonial era la procesión religiosa católica del santoral con participación de indios
y mestizos con danzas:

Pero pasando al objeto principal, no se puede negar que el 24, ha sido un día solemne para
la Paz. Solemne porque ha habido misa de gracias con música y Te Deum cantado solem-
ne, porque hemos visto muchos callawayas, sicuris, chunchos y otros bailes de fantasía,
que nos recuerdan a cada momento el siglo en que vivimos, y el refinamiento de nuestras
costumbres. (El Telégrafo, 27/01/1859).

En la fiesta religiosa no sólo participaban los devotos, sino las autoridades del gobierno central y de la
prefectura, así señala la siguiente publicación de La Época en 1851:

Debiendo evitarse en lo sucesivo y particularmente en la próxima del día 24 en una misa


que deberá votarse en celebridad de la patrona titular del departamento, el señor capitán
General Presidente Constitucional de la República dispone que mientras se da una dispo-
sición general que arregle los puntos relativos a las asistencias de iglesias y etiquetas, se
observen las disposiciones siguientes:

1° Que conforme a los reglamentos vigentes concurran en dicho día y en las demás
asistencias que ocurrieren, todos los empleados y funcionarios públicos, a quienes
asigna asiento de ley, con el traje o uniformes que les está señalado, bajo la multa
del sueldo correspondiente a un día, en caso de no llevarlo…” (La Época, 01/1851;
en Cuba 2000; 86).

Este dato muestra que a mediados del siglo XIX, la asistencia del poder estatal a los actos religiosos en
homenaje a la Virgen Nuestra Señora de La Paz era obligatoria, lo que demuestra la importancia de la
festividad y por tanto de la Alasita, ésta no pasaba desapercibida.

En la apertura del siglo XX —1900/1960— la catedral fue el centro de la celebración; posteriormente se


extendió a otros templos de la ciudad, sobre todo, del casco histórico, El Diario de 1945, por ejemplo
destaca la importancia de la misa a la Virgen:
En homenaje a la festividad de la Virgen de La Paz se realizaran varios actos religiosos en
la basílica con motivo de la fiesta de la Virgen Santísima de La Paz, Patrona de nuestra ciu-
dad, el V Cabildo Eclesiástico y la Arquidiócesis de La Paz, han preparado para hoy varios
actos religiosos en su honor. Concurrirán el Excmo., Nuncio Apostólico de S.S. Mons. Egidio
Lari, el ilustrísimo Arzobispo de la Arquidiócesis de La Paz, Mons. Abel Antezana y Rojas,
alumnos de los establecimientos católicos particulares y Seminario Conciliar. El acto princi-
pal o sea la misa de fiesta oficiará el Ilustrísimo. Arzobispado de La Paz; el sermón estará a
cargo del Canónigo Penitenciario, Mons. Macedonio Mercado. Una selecta orquesta clásica
amenizará los actos. Se celebrará la misa de fiesta a horas 11.30. (El Diario, 24/01/1945).

Desde 1960, la celebración de la misa era bastante concurrida, sobre todo, por la población, tal vez ya no
como una acción obligada, sino que había que cumplir el ritual de la bendición del agua a las miniaturas
que se hacía después de la misa, cerca del mediodía. Sin embargo, esta costumbre de bendecir con agua
no se menciona en el siglo XIX, parece que no había esa costumbre de la bendición, y solo era la fiesta de
la Virgen, mientras la feria tenía su propia dinámica. Esta costumbre de bendecir con agua se menciona
en el periódico Presencia en 1968:

MISA PONTIFICADA. A las 10.30 horas, el Arzobispo de La Paz, Monseñor Jorge Manri-
que, celebró una misa pontifical en la Catedral Metropolitana, en honor a la Virgen de La
Paz cuya festividad fue celebrada ayer. Inmensa cantidad de fieles ocupo las cinco naves
del primer templo de La Paz. Pasada la misa, interminable caravana de gente acudió hasta
la Catedral para hacer bendecir las miniaturas que habían adquirido en la Feria de Alasi-
ta. Al mediodía, la aglomeración de gente hizo imposible la circulación en el atrio y en las
puertas de ingreso a la Catedral. La superstición costumbre de la bendición de camiones,
casa, billetes, animales y otros objetos todos en miniatura, hizo que cundiera el desorden y
el interior de la Catedral se convirtiera en lugar de venta de numerosos chiquillos y muje-
res que ofrecían “billetes de Alasitas”. (Presencia, 25/01/1968; 1-8).

Este hecho histórico que señala la prensa es un antecedente muy importante de participación de la igle-
sia en el itinerario ritual, donde la población incorpora el simbolismo del agua que ofrece la iglesia para
asegurar el milagro de la reproducción de las miniaturas.

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c) La Alasita como expresión subalterna en la fiesta de la


Virgen de Nuestra Señora de La Paz

La existencia de la fiesta de la Alasita se legitima como parte de la fiesta religiosa católica de la Virgen
Nuestra Señora de La Paz. Su protagonismo surgió como una actividad productiva al formar parte de ella la
clase industrial y artesanal para mostrar a la población un conjunto de productos en miniatura y juguetes:

Hoy han principiado las tradicionales Alacitas, con que solemnizamos la festividad anual
de Nuestra Señora de La Paz, patrona del departamento. (El Nacional, 23/01/1890; 3).

Con el entusiasmo y la animación de siempre la tradicional festividad está destinada a


honrar el nombre de la patrona de esta ciudad Nuestra Señora de La Paz, y a proporcionar
al público momentos de agradable y licita expansión, así como ocasiones para que la clase
industrial y artesanal luzca su curiosidad, tratándose de artes e inventiva. (El Comercio,
25/01/1898; 3).

Este hecho histórico religioso católico de celebración de la Virgen de Nuestra Señora de La Paz no siem-
pre estuvo relacionado con la expresión de la fiesta de Alasita. Según Zacarías Monje Ortiz, desde 1782,
durante la Colonia y por decreto del Gobernador Segurola, la fiesta de Alasita fue transferida del solsticio
de verano del 21 de diciembre, al día de la festividad de la Virgen Nuestra Señora de La Paz (Cuba 2000,
80). Y de acuerdo a los datos obtenidos en archivos hemerográficos desde 1853, en el gobierno de Isi-
doro Belzu, la fiesta de Alasita se denominó como “fiesta pública” que se realizaba en la plaza principal
después de la misa patronal el 24 de enero:

… las fiestas de la patrona de La Paz, que en dos tardes consecutivas ofrece al público
un entretenimiento permitido, decoroso y agradable. El ingenio de los artesanos atrae a
la multitud que se arroja a satisfacer su gusto y curiosidad en una infinidad de obras y
artefactos exquisitos cuya pequeñez y primor aumentan la novedad y hacen admirar la
habilidad de sus autores (La Época, 26-I-1853, citado en Cuba 2000; 87).

En consecuencia se deduce que la Alasita era una feria de artesanías en miniatura y algunas costumbres
de los indios subordinados al predominio religioso católico devocional de Nuestra Señora de La Paz que
ocupaba circunstancialmente la Plaza Mayor (hoy Plaza Murillo). No es casual de que la feria de Alasita
se haya situado a fines del siglo XIX cerca de la Catedral, así como la exposición de las artesanías de las
miniaturas como parte de la costumbre del calendario religioso católico. En la prensa de enero de 1895,
se destaca la solemnidad de la festividad mencionando la feria:
Con gran solemnidad se celebra en el templo de mercedarios, la consagrada a la Purifica-
ción de Nuestra Señora; las diversas asociaciones religiosas de nuestra localidad, así como
aquellos PP. Han hecho todo lo posible porque esta feria sea digna del sublime aconteci-
miento que celebra. (El Nacional, 28/01/1895; 2).

Desde mediados del siglo XX la celebración patronal fue declinando gradualmente. Actualmente pare-
ciera que la población no le da la importancia necesaria el 24 de enero cuando se celebra la festividad de
la Virgen y sólo festeja la Alasita y la presencia del Ekeko. Sin embargo, cuando los creyentes compran las
miniaturas al medio día acude a la iglesia católica a pedir milagros a otros santos y vírgenes y la bendición
a través de monaguillos y sacerdotes quienes rocían con agua bendita los objetos en miniatura; luego
acuden al yatiri (religioso andino) quien realiza el sahumerio y ch’alla de las miniaturas. Esta acción
ritual y de habitus no siempre es así, muchas veces la gente va primero al yatiri y luego a la iglesia, no
existe una regla rígida al respecto.

d) La Virgen, patrona de los expositores de Alasita

El culto de la Virgen como fiesta religiosa, fue adoptado por los actuales artesanos y expositores de la
Alasita, algunos desde que se organizaba la feria en San Pedro, otros en la avenida Tejada Sorzano.

Según testimonio de los decanos, la Virgen fue entronizada en 1970 a la feria y desde entonces los ferian-
tes se volvieron devotos y comenzaron a organizar prestes con misa y fiesta:

Por la década de los setenta la imagen de la Virgen fue entronizada. Es la patrona de los
expositores y desde ese entonces, en cada año, un sector pasa su preste o fiesta, su fiesta
patronal. (René Velarde, 18/02/2019)

La Virgen de La Paz es la patrona de los paceños… yo me acuerdo perfectamente porque


en honor a su fiesta se ha hecho la Feria de Alasita y ha coincidido precisamente el 20 de
octubre las primeras ferias, ahora ha sido trasladado al 24 de enero después de un buen
tiempo, entonces la Virgen de La Paz hoy por hoy es patrona de todos los expositores, ar-
tesanos de la feria de alasita. (Mario Mancilla, Sector Yesos, 24/02/2019).

El sector Decanos tenemos la fiesta de la Virgencita de La Paz, nuestro sector que es rota-
tivo. Cada socio pasa la fiesta. (Vilma Zambrana, 14/02/2019).

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Secretaría Municipal de Culturas ( 19 )
Al parecer no siempre fue así, pues al principio, la Virgen parecía no tener devotos entre los expositores
y artesanos de la feria:

...antes no había eso [de la fiesta]…no podría decir cuando, pero hace tiempo ya hay…
más antes según, yo era chica no había esas cosas. (Juana Torres, 21/02/2019).

Sea cual fuere el lugar o momento histórico, el fenómeno religioso es un dispositivo que funciona como
medio de cohesión social, esto sucedió con los gremios de artesanos de Alasita que se juntaron alrededor
de la devoción y la fe a la Virgen:

No, esas veces no, cuando ya hemos bajado aquí a la Argandoña ya han comenzado a…
bueno una forma de agrupar de reunirnos y compartir un momento todas juntas porque
éramos como una familia que una sola vez al año nos juntábamos todos y hemos decidido
dar, comenzar a dar la misa y comenzando de la cabeza, cada tres o cuatro socias daban
la misa, un platito de comida, un refresco y así… luego ha comenzado una de las señoras
que lo ha hecho más grande, en local, que orquesta… y luego ya lo han comenzado como
preste. (María Bezares de Durán, 18/02/2019).

Para algunos artesanos celebrar la fiesta religiosa en honor a su patrona es un gasto extra que resta las
ganancias junto al pago de servicios de luz y agua:

...cuando estábamos en la Tejada Sorzano han pasado el mismo sector. Pero esa vez no tan-
to como ahora era el gasto. Hayamos dado cada persona 100 bs.-, menos será, poca gente
había. Pero esta vez ha sido harto gasto, para eso, no más estamos vendiendo, para pagar
patente, de la luz del agua y de todo tenemos que pagar… (Antonia Loayza, 18/02/2019).

Otras versiones aseguran que la devoción comenzó en San Pedro y siguió hacia la Tejada Sorzano:

Había, chiquitito era. En San Pedro había, chiquitito, ese día inauguraban y festejaban a
la virgencita, hay no más acababa. (Rosa Vda. De Damián, 18/02/2019)

...esta fiesta había venido de casi 35 años que ha regresado. Cuando estábamos en la Tejada
Sorzano, han pasado, hemos pasado, ahora dice que va regresar casi de 60 años… había
sido tantos sectores y uno por uno ellos tienen que pasar, así, va dar la vuelta y recién va
llegar aquí… (Antonia Loayza, 18/02/2019).

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Los feriantes, como organizaciones sectoriales, pasaban el “Preste a la Virgen” con todas las formalidades
que exige la ritualidad católica:

Sí, pasábamos preste, hemos pasado preste, o sea eso ha sido desde la Tejada Sorzano que
ha nacido la fiesta a la virgen”. (Adela Apaza Álvarez, 18/02/2019).

Sí, había solamente misa, ahora ya bailan, hay preste y el sector siempre tenía su preste…
(Antonia Guzmán, 19/02/2019).

Sin embargo, entre los artesanos y feriantes de distintos sectores no sólo hay una devoción a la Virgen
Nuestra Señora de La Paz, sino a otras devociones como a la Virgen de Copacabana, San Eloy, San Ni-
colas de Tolentino y otros:

Aquí en este sector la Virgen grande es la Virgen de La Paz pero después cada sector tiene
sus Santos, por ejemplo nosotros aquí en Sector Decanos tenemos nuestra Virgen de La
Paz, al frente que están pasando tienen su santo también San Nicolás. Pero la fiesta grande
es de la Virgen de La Paz eso se lleva del 2 hasta 4 de febrero es la fiesta grande que todos
participamos toda la organización de sectores… (Teófila Martínez, 19/02/2019).

Si, el patrón San Eloy, el santo de los joyeros. Justamente mañana pasado es la fiesta, no
tiene fecha exacta. Una fecha exacta de todos los joyeros es el 25 de junio, junio es realmen-
te la fiesta del patrón, pero aquí en la feria nos recordamos cuando participamos en la feria
a la fecha que determinamos con las personas. Primero es la misa y después compartimos
algunas botellas y algunos platos puede ser y hay algunos también que hacen en algún
salón de fiesta. Cada quien pasa a lo que pueda…a la persona que le toca pasar es quien
realiza el gasto. (Fidelia Mamani, 18/02/2019).

Nuestro sector pasamos la misa de San Nicolás de Tolentino… la fiesta en sí es en sep-


tiembre, pero en el sector hay varias fechas que las hacen movibles, por ejemplo; maña-
na es la misa de San Nicolás de Tolentino de nuestro sector. (María Bezares de Durán,
18/02/2019).
Nuestra virgencita es también de Copacabana, ya paso la fiesta, es después de la fiesta
[grande] a los tres días. Porque esperamos que pase la fiesta de la Virgen grande, entonces
una vez que pasa recién, todos los sectores empiezan a hacer su fiesta, porque en diferentes
sectores tienen su virgencita. (Nancy Mercado, 18/02/2019).

Actualmente, la celebración de la fiesta a la Virgen Nuestra Señora de la Paz fue adoptada por casi todos
los sectores, especialmente por la Federación de Expositores de Navidad y Alasita (FENAENA) que pasa
“preste” con todas las costumbres que implica la celebración. Luego, cada sector internamente celebra
la festividad, asociada a otros santos que son representativos del sector como San Nicolás Tolentino,
patrono de los panaderos.

Al visitar la feria, se puede observar altares devocionales a la Virgen y otros santos con arreglo de flores
y velas. Asimismo, en las distintas fechas de la fiesta (24 de enero hasta fines de febrero), se organizan
fiestas de la sagrada imagen en la misma feria, aunque está prohibido por ordenanza municipal el con-
sumo de bebidas alcohólicas.

El predominio de la tradición católica en la Alasita

Desde fines del siglo XIX (1858 a 1970), la feria estuvo subordinada a la celebración de la Virgen Nues-
tra Señora de La Paz. Es decir, que el protagonismo de la institucionalidad católica era predominante
pues participaban las autoridades estatales y municipales en todos los actos litúrgicos organizados en
su honor. No existe información histórica respecto a una cofradía o estandarte que se hacía cargo de la
celebración. Al parecer no era necesario puesto que la Virgen es patrona de la ciudad y gozaba de un
prestigio entre la clase “decente” de españoles y criollos, mientras que los mestizos e indios estaban pre-
ocupados de organizar la fiesta de Alasita.

Desde 1952, la fiesta religiosa a la Virgen fue celebrada solo por las autoridades eclesiásticas. Actualmen-
te se muestra en las practicas rituales que realiza la población participante como la de pedir bendición
con el agua bendita para las miniaturas.

Con todos estos elementos de información es posible sostener que la iglesia católica no ha perdido su
poder; sino que se ha acomodado a las nuevas condiciones históricas, si bien pierden el protagonismo
social en la celebración a la Virgen de parte de las autoridades y devotos. Su nueva situación —en rela-
ción a la fiesta de Alasita— forma parte del ritual de las miniaturas el 24 de enero al filo del mediodía,

( 22 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 23 )

por tanto, la celebración religiosa de la Virgen no declina a pesar de haber perdido su esplendor público,
solo se repliega a los templos tradicionales como la Catedral. San Francisco, San Sebastián, San Pedro,
María Auxiliadora y otras, donde se ofician misas el 24 de enero como parte de su calendario religioso.

Ahora las ferias de Alasita el 24 de enero toman casi todos los atrios de las iglesias del centro de la
ciudad para facilitar que las personas que han comprado las miniaturas puedan ir a los templos, no
participan de la misa, sino van a solicitar la bendición del agua de parte de los monaguillos; asimismo,
en el templo de San Pedro ingresan donde los monumentos de los santos, sobre todo, donde la escul-
tura de San Pedro, Tata Santiago, Virgen de Copacabana y otros para frotarle los billetitos y solicitar
milagros de prosperidad.

La iglesia católica y la celebración de la Virgen han tomado nuevamente su protagonismo en la fiesta


de la miniatura con motivo de la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2017,
cuando las organizaciones sociales de FENAENA y la Secretaria Municipal de Culturas solicitan a la
iglesia la celebración de la misa de acción de gracias el 23 de enero en la Basílica Menor de San Fran-
cisco. Esta celebración fue aprovechada por los artesanos y expositores para introducir oficialmente
al interior del templo al Ekeko, petición que no fue aceptado por autoridades eclesiales, como dijo el
Arzobispo Edmundo Abastoflor “Cada cosa en su lugar, el Ekeko en la tradición del pueblo y la Virgen
María como madre de Jesús y patrona de la ciudad de La Paz” (Abastoflor, 23/01/2018). Después de la
misa, la Virgen no salió en procesión; sino el ídolo del Ekeko -Tunu que estaba esperando en el atrio de
la iglesia de San Francisco.

En esta misma lógica de predominio religioso católico en las miniaturas, sobre todo, en los billetitos, los
expositores han incorporado como parte del significado y simbolismo de abundancia a las imágenes de
las vírgenes como Copacabana, Urkupiña, Nuestra Señora de La Paz, que tienen fama de “milagreras” a
las que la población atribuye que tienen un poder especial en relación a las miniaturas.
Fiesta popular de Alasita,
miniaturas y sus características Capítulo 2
Secretaría Municipal de Culturas ( 25 )

Los objetos de miniaturas son el contenido y la identi-


dad principal de la fiesta de Alasita. Estos productos po-
seen un significado ritual de multiplicación, la miniatura
es una semilla que está destinada a reproducirse. En la
cosmovisión andina estas miniaturas son conocidas como
illas: objetos materiales pequeños (herramientas, animales
o personas, sobre todo la wawita —bebé— e ispallas que
son productos comestibles de papa, maíz, oca y otros) re-
presentaciones simbólicas de lo deseado.

De acuerdo a la leyenda del Ekeko relatada por Antonio


Díaz Villamil, este singular personaje es el portador de las
miniaturas que atraen prosperidad y abundancia, por eso,
no murió la familia del Gobernador en el Cerco de los in-
dios en 1781 cuando no ingresaron alimentos a la ciudad
de La Paz. Entonces, bajo esta lógica; las miniaturas son
los dispositivos de la reproducción o medios que atraen la
abundancia. Es decir si una persona adquiere con fe una
casita en miniatura y la ritualiza, tendrá la casa en grande,
es decir que la casa como la semilla crecerá hasta hacerse
Feria de Alasitas Plaza Murillo 1912

realidad. Esto sucede con todos los bienes materiales que


FOTO: Archivo Cordero Castillo

se elaboran en miniatura y se compran al medio día, lue-


go se procede con los rituales aconsejados. Por tanto, la
Alasita es el mercado de los bienes simbólicos que llevan
en sí mismo la magia de la reproducción y abundancia.
La Alasita, según Choquehuanca (1996) fue llamada antiguamente como Chhalasita, en alusión al inter-
cambio de semillas o de illas que se realizaba la fiesta ritual en el solsticio de verano, el 21 de diciembre,
llamado Qhapac Raimi. En este contexto se rendía culto al Ekeko a quien se le vestía y cargaba con las
illas e ispallas para que llame la abundancia. Esta fiesta ya no se realiza en esa fecha; sino fue cambiada
al 24 de enero, por una ordenanza del Gobernador, en 1782.

La miniatura, por tanto, es un bien simbólico que adquiere varias interpretaciones. Puede ser una obra
de arte por su fabricación artesanal hecha por una persona y se adquiere solo como adorno, o una minia-
tura fabricada por los artesanos y que se ritualiza convirtiéndola en una illa dedicada a la reproducción,
aunque en muchos casos una illa o ispalla puede ser algo natural como una piedra o metal en miniatura
donde no interviene la mano humana.

a) El rol de los artesanos en la feria de Alasita, desde la república

La fiesta de Alasita no sólo es un encuentro ritual donde se convoca a la abundancia, sino un mercado de
bienes artesanales de uso y decorativo, producto de manos y trabajo de artesanos. Desde el siglo XIX el rol
de los artesanos ligados a la producción de miniaturas fue muy importante. A propósito del rol de los arte-
sanos, la investigadora Doris Butrón (1990) señala que bajo la presidencia de Manuel Isidoro Belzu (1848-
1855) se dio especial impulso a la fabricación de miniaturas que realizaban los artesanos. El presidente José
María Linares estableció un monto pecuniario para premiar los trabajos de miniatura y se realizaron las
primeras exposiciones en el Palacio del Loretto ubicado en lo que hoy es la Asamblea Plurinacional.

La misma autora, señala que en 1800 la “comercialización” de productos en la feria, se realizaba a través
de “piedrecitas”, éstas en cualquier tamaño permitían adquirir las miniaturas. En el siglo XIX, se popu-
larizaron los botones amarillos y relucientes de bronce que recibían la denominación de ‘tapa balazos”.
En esta forma de “comercialización” los artesanos intervinieron con trabajos en miniatura, sin embargo,
en determinado momento la actividad artesanal enfrentó problemas de producción nacional, es así, que
para 1883, la fiesta de Alasita mostraba más trabajos importados y no así obras elaboradas por nuestros
artesanos. “Este año el comercio de la feria se redujo en su mayoría a rifas de mercaderías de todo tipo,
algunas de precios bastante altos y en su mayoría de origen europeo…” (Butrón, 1990; 28).

Posiblemente, por esta razón, el año 1850 se prohibió la importación de mercadería extranjera, en tanto
“… los Maestros Mayores de los gremios artesanales reclamaron un estricto cumplimiento de las leyes
que prohibían la importación, ya que perjudicaban el comercio de sus productos. Los artesanos en ese mo-

( 26 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 27 )

mento, eran la única fuerza productora local que insistía en la aplicación de una política proteccionista”
(Butrón, 1999; 04).

Estas regulaciones y prohibiciones estatales de importación de mercadería que se hacían en el siglo XIX
se repetían constantemente en los próximos años en Ordenanzas Municipales que reglamentaban la rea-
lización de la Feria de Alacita, por ejemplo, en 1955 durante la gestión municipal del alcalde Juan Luis
Gutierrez Granier se establecieron como prohibiciones a las siguientes:

Los objetos de fabricación extranjera e industrial no serán tomados en cuenta para la


obtención de premios. A manera de justificación se sostuvo que se deben presentar trabajos
con motivos bolivianos, indígenas y mestizos con la finalidad de conservar y reponer el
auténtico sentido de esta festividad. (Ordenanza Municipal N° 017/1955).

En este sentido, los artesanos presentaban obras de arte en miniatura, fruto de la imaginación creativa
para la Alasita. Así los artesanos llamados “maestros mayores”, eran los principales participantes en los
concursos municipales y las miniaturas se constituían en reproducciones y creaciones de la época, es
decir, de una u otra manera expresaban la vida social de entonces.

En el caso de miniaturas que imitaban maquinarias industriales el historiador Roberto Santos Es-
cobar (1990) cuenta que el año 1859 ocurrió un cambio cualitativo en la fabricación de miniaturas
en la Feria de Alasita:

…si bien conservaba la tradición de fabricar miniaturas, también se introducía por pri-
mera vez pequeños diseños industriales que podían ser aprovechados en la industria pro-
piamente dicha. De hecho, esta significativa transformación no implicaba el abandono de
las tradicionales miniaturas, sino que el artesano local daba un salto cualitativo en cuanto
al desarrollo de sus capacidades (…) El título de ‘exposición industrial’ fue otorgado por
la presentación y exhibición de obras creativas o inventos en miniatura. En realidad, eran
pequeños modelos que tenían la facilidad de ser fabricados y adaptados de acuerdo a las
necesidades productivas e industriales del departamento y del país. (1990; 47, 54).

No obstante, según Butrón, para 1883, la feria de Alasita mostraba más trabajos importa-
dos y no así trabajos elaborados por nuestros artesanos “Este año el comercio de la feria se
redujo en su mayoría a rifas de mercaderías de todo tipo, algunas de precios bastante altos
y en su mayoría de origen europeo…” (1990; 28)
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Secretaría Municipal de Culturas ( 29 )

Al respecto, la misma autora señala que en relación a la aparición de la moneda en la feria


de Alasita señala que en la “Plaza de Alasita” los artesanos participan de la feria a través
de “…trabajos en miniatura y otras manifestaciones como una moneda convencional para
adquirir las miniaturas, las rifas, los juegos y los periodiquitos.” (1990; 07).

La aparición de las monedas en la feria nos refiere también el arqueólogo Ponce Sanjinés (1982),
donde indica:

En tiempos de la fundación de La Paz, durante esta festividad, se utilizaban piedrecillas


planas, moneda usada para comprar y adquirir idolillos de piedra u objetos diminutos de
arte o productos minúsculos elaborados por los indígenas. Estas piedras y luego botones
cumplían la función de moneda, tenían valor solo durante esa ocasión. En algunas loca-
lidades (Ulloma) se usaban fragmentos de cerámica. Esta costumbre fue cambiando y a
mediados del siglo XX, fueron sustituidos con moneda corriente. De ahí que en antaño
no tuvo propósito lucrativo como acontece [actualmente] que se ha convertido en suceso
comercial. (Ponce 1982).

En cuanto a la existencia de clases sociales en el siglo XIX, Doris Butrón (1990) nos comenta que con la
fundación de la República, las nuevas clases sociales se sobrepusieron a las ya existentes, originando una
nueva oligarquía, sectores mestizos y clases subalternas, estos últimos supeditados a los dos primeros,
en ese contexto la Fiesta de Alasita adquirió otra connotación a partir de nuevos actores involucrados,
donde los artesanos (cholos y mestizos) adquierieron un rol protagónico en la revitalización de la feria
artesanal en la Fiesta Ritual de Alasita.

Sin embargo, la Alasita estaba subordinada a la Iglesia Católica y asociada con la advocación de Nuestra
Señora de La Paz, donde participaba la clase decente de origen español, criollos y mestizos, que luego
asistían a la feria de Alasita donde se ubicaban los indios y artesanos. En los posteriores años la fiesta
de Alasita se convirtió en el espacio social donde confluyen todas las clases sociales, unos para ofrecer
artesanías, los indios para practicar la ritualidad referida a la fertilidad, la oligarquía como consumidores
y la burocracia para hacer política.

¿La Alasita como dispositivo de industrialización?

En el siglo XIX, el país ingreso a definir su modelo de desarrollo económico promovido por los liberales
y proteccionistas; la feria de Alasita no estuvo al margen de estas disputas políticas ni de los procesos
conocidos como industrialización. En este contexto, los sectores o gremios artesanales se encontraban
debilitados, principalmente por la demanda de productos europeos importados, es así que los gobiernos
de aquella época plantearon y organizaron lo que se conoció como exposiciones industriales enfocadas
en medidas proteccionistas y promoción del trabajo artesanal:

Desde fines de la década de los 40 a mediados del 60, los artesanos son revalorizados en el ámbito
profesional y político – gremial. Los presidentes Belzu y Córdova los integran a la vida política del
país, los siguientes gobiernos tratan de conseguir su apoyo y los artesanos a su vez fortifican su orga-
nización. Los gremios artesanales fueron la única fuerza masiva organizada en el límite de la ciudad.
(Butrón, 1999; 4).

No cabe duda que el sector artesanal tuvo un peso político importante, y en este caso los artífices de las
artesanías en miniatura que participaron en la feria de Alasita. A estos antecedentes históricos hacen re-
ferencia los productores artesanales. Aún está presente en la memoria de los expositores, como la señora
Dolly Velásquez Aliaga, ex secretaria del Sector Decanos de la Feria de Alasita en La Paz, la presencia de
los artesanos de la generación que participaron en la plaza Murillo y dice:

…Eran muy pocos en la plaza Murillo, sólo se vendía alrededor, después se ha ido a San
Pedro ya los hijos han empezado con la artesanía (…) ‘Fue hace muchos, ya no recuerdo el
año. Soy hija de artesana, mi abuela, Inocencia Zeballos, fue fundadora de las Alasitas en
la Plaza Murillo. /www.eldiario.net/noticias/2016/2016_01/nt160117/ (Dolly Velásquez
Aliaga 7/ julio/ 2017).

De la misma manera se ven reflejadas las voces de algunos artesanos, hombres y mujeres“…En realidad
nuestra feria es tan tradicional, que mis abuelas, mi mami, somos fundadoras de la Feria de Alasitas,
desde la Plaza Murillo, por eso el sector se llama Decanos en Miniatura (entrevista a decana)” (Alasitas
Universo de Deseos, 2010; 83).

Actualmente la Alasita mueve a diferentes sectores de la sociedad, ésta no sólo se expresa en la creencia y
la magia de las illas o miniaturas, sino también en la producción familiar visibilizada a través del trabajo
de diferentes artesanos.

Entonces, uno de los principales actores que dan vida a esta feria son los artesanos, lo que hace funda-
mental la necesidad de rescatar el aporte de cada uno de los artesanos.

( 30 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


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FOTO: Artesana Cristina Loza Alvarado


b) Política de fomento a la producción artesanal: Premios y reconocimientos

Como habíamos comentado anteriormente, una forma de incentivar la producción artesanal desde ha-
cen más de un siglo es la realización de los concursos municipales de miniaturas que cada año busca
fomentar la producción de artesanía en miniatura. Asimismo, está política de fomento municipal ha
servido para recuperar los productos premiados que enriquecen las colecciones del Museo Municipal
Costumbrista Juan de Vargas y colecciones de miniaturas que se exhiben anualmente con motivo de la
celebración de la Alasita.

El Museo Costumbrista Juan de Vargas, ubicado en la zona norte de la ciudad de La Paz (avenida Sucre
esq. calle Jaén), tiene carácter histórico-costumbrista. Resguarda una importante variedad de piezas en-
tre pinturas, esculturas, cerámicas, artes gráficas, confecciones, artesanía en cuero, ekekos, instrumentos
musicales, artesanía en madera, máscaras, artesanía en metales, artesanía en migajón, artesanía en fibra
vegetal, artesanía en tela, sombreros, artesanía en yeso y zapatos además de fotografías y otros documen-
tos que refieren las ricas costumbres de nuestro municipio, se diría un total de veinte especialidades.

Cada año recibe valiosos bienes culturales por donación, compra o designación en custodia, además
de obras premiadas en los concursos municipales destinados a promover la producción artesanal en
diferentes rubros: Alasita, Suma Lurata, Forjando Identidades y Máscaras. Los bienes que ingresan son
debidamente resguardados en sus bodegas o puestos en exhibición en las salas permanentes o tempo-
rales del museo. Como dijimos estos objetos presentan diferentes técnicas artísticas representativas del
arte popular, que ponen en manifiesto la destreza, la habilidad y la creatividad de los artistas artesanos.
Desde la gestión 2000, cada bien que ingresa al Museo Costumbrista Juan de Vargas es registrado para
su posterior catalogación técnica. A la fecha este patrimonio llega a 4.456 piezas registradas en el museo,
de las cuales 2.365 corresponden a la colección de Alasita.

Según la historiadora Doris Butrón (Butrón, 2016:148), el concurso municipal de Alasita se inició en
1914 por la entonces Municipalidad de La Paz. Este certamen, aún vigente, es uno de los más tradicio-
nales de la ciudad. En las diferentes gestiones ediles muchos artesanos fueron objeto de distinciones,
premiando y rescatando lo más representativo de cada época.

Las piezas de la colección de Alasita corresponden a 16 especialidades artísticas (obras premiadas del
concurso, las donadas o adquiridas que por la temática y origen).

El siguiente cuadro detalla las cantidades generales y especialidades de los bienes culturales de la colec-
ción Alasita, cabe señalar que esta cantidad representa el 51% de la cantidad total de bienes del museo
Costumbrista Juan de Vargas, es decir más de la mitad de los bienes que se custodian en el mismo son
referentes a la temática Alasita.

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Secretaría Municipal de Culturas ( 33 )

Resumen colección Alasita- Museo Costumbrista Juan de Vargas

Arte Popular en cerámica 374


Arte Popular en cuero 65
Arte Popular en fibra vegetal 58
Arte Popular en madera 151
Arte Popular en migajón 56
Arte Popular en metales 448
Arte Popular en tela 197
Arte Popular en yeso 282
Confecciones 104
Ekekos 105
Artes Gráficas 196
Instrumentos Musicales 16
Máscaras 63
Misceláneos (Artesanía) 23
Sombreros 97
Zapatos 120
TOTAL 2.365

A continuación, se presenta una tabla específica sobre la colección con temática Alasita, que detalla el
origen, la época, dimensiones y especialidad de las piezas que conforman la colección.
Especialidad Dimensión Profundidad Época Año

Artesanía en metales 16 x 10 cm 12,5 Siglo XX s/d


Artesanía en metales 5cm Siglo XXI 2005
Artesanía en metales 5.2 cm Siglo XXI 2005
Misceláneo 5.3 x 17.5 cm 4 cm Siglo XX s/d
Misceláneo 15.5 x 17 cm 15.2 cm Siglo XX s/d
Misceláneo 17.5 cm Siglo XX s/d
Misceláneo 14 cm Siglo XX s/d
Misceláneo 5.8 x 10,2 cm 10 cm Siglo XX s/d
Misceláneo 47x 40 cm 72 cm Siglo XXI 2005
Misceláneo 16 x 100 cm 75 cm Siglo XXI 2007
Artesanía en metales 16.5 x 12.2 cm 36.5 cm Siglo XX 1983
Artesanía en metales 16.5 x 12 cm 34 cm Siglo XX 1981

De la tabla presentada se describe en detalle lo siguiente:

Iniciando con la especialidad de Cerámica, se evidencia que la misma tiene un total de 374 piezas, tienen
su origen en la Feria de Alasitas, otras son ganadoras del Concurso Alasita y otro grupo —según catalo-
gación— no presentan datos de su ingreso o fecha de creación pero que por la manufactura se evidencia
que son piezas relacionadas con la fiesta de la miniatura. En esta especialidad es importante remarcar
que se cuenta con un importante porcentaje de obras realizadas por artesanos cochabambinos que, a
pesar de ser parte de la feria hacen muchos años— producen en menor variedad tipológica de artesanías
con las que cuenta el museo.

En las colecciones existe una menor cantidad de objetos pertenecientes a la especialidad del trabajo
en cuero, 65 bienes, pero no en menor importancia, una rica muestra de artesanía en cuero con piezas
en miniatura de las que según catalogación no se cuenta con datos de ingreso o elaboración, de todas
pero que datan del siglo XX, de las que se tiene los datos que son menos datan de 1998, 2003, 2008
y del 2010 al 2012, dichos objetos reflejan un buen acabado y alto grado de trabajo en detalle en cada
una de las piezas.

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Secretaría Municipal de Culturas ( 35 )

En otras especialidades, como fibra vegetal, se cuenta con 58 piezas, además de 16 instrumentos musi-
cales, y 56 piezas en migajón además de bienes clasificados como misceláneos que alcanzan al número
de 23 piezas que son las de menor cantidad, todas ellas datan de los años 1993 y 2010.

La mayor parte de estos bienes provienen del Concurso Municipal Alasita, otros de la misma Feria, la
mayoría no cuenta con datos sobre el ingreso o elaboración de dichas piezas, pero sin duda sus dimen-
siones y la temática que manejan en su acabado las hacen parte de este patrimonio.

La especialidad de artesanía en madera presenta un registro de 61 obras ganadoras del Concurso Munici-
pal Alasita, 75 de la misma Feria de la Alasita y 15 de esta especialidad no cuentan con un registro sobre
la fecha de ingreso, se destaca la buena manufactura y en las mismas se puede evidenciar el cambio de
época en el acabado y tipo de muebles en miniatura.

La especialidad artesanal más rica en esta lista patrimonial del municipio es la de metal que dispone de
448 piezas inspiradas en la feria de la miniatura. De la misma se puede advertir que se trata de piezas
artesanales que no solo son de muy buena calidad y acabado, sino que contienen el detalle de la manu-
factura transmitida de generación en generación, recreado permanentemente en sus piezas que son tra-
bajadas en función de sus técnicas que le asigna un carácter identitario y de continuidad, contribuyendo
así a promover la creatividad de los artesanos.
La artesanía en tela tiene una cantidad representativa de 197 piezas, cuya característica principal es el
hecho de contar con la técnica en muñequería, con hincapié en las danzas folklóricas del país y el detalle
en estos bienes resalta los trajes y su acabado. La colección cuenta con algunas piezas compradas y otras
provenientes del Concurso Municipal de Alasita, pero en su mayoría y según catalogación se cuenta con
datos del año en el que fueron elaboradas.

En relación a la artesanía en yeso, existen 282 piezas desde 1976, todas de buena manufactura y finos
detalles en el acabado de muchas de ellas, es el caso de representaciones de danzas folklóricas, en parti-
cular del oso de la morenada o el ángel de la Diablada, piezas de alto nivel artesanal.

En confección se cuenta con 104 piezas en miniatura de gran valor costumbrista y tradicional en la pro-
ducción de la Feria de Alasita. Son piezas diminutas hechas a mano por los artesanos y si bien se tienen
piezas registradas entre 1997 y 2013 provenientes del Concurso Municipal de Alasitas, no se advierte

( 36 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 37 )

un registrado de los años consecutivamente, de la mayoría de ellas no se cuenta con datos documentales
que puedan indicarnos la fecha de su creación o ingreso al museo, pero se puede delimitar una época
por el detalle de la elaboración y el cambio de la moda en las correspondientes épocas.

El valor de la colección se incrementa por el hecho de contar con una importante cantidad de Ekekos.
Se tiene un total de 102 piezas, algunos de principios del Siglo XX como la illa con la representación en
miniatura del Gobernador Sebastián Segurola y otros de 1917 que provienen de donaciones realizadas
por familias que conservaron a este personaje generación tras generación y han querido preservarlo en-
tregándolo al museo para enriquecer la colección. Hasta la actualidad se cuenta con 104 ekekos, año tras
año la cantidad se incrementa debido al Concurso Municipal Alasita que datan desde 1986.

Otra de las especialidades dentro de esta colección que se debe remarcar es la de máscaras. Un total de
63 piezas que destacan por el buen trabajo de los artesanos, los detalles de cada obra a pesar del tamaño
ya que se cuenta con máscaras en miniatura menores a 3,5 cm de diámetro y mantienen el detalle en el
acabado, todas las piezas según catalogación fueron traídas del Museo Tambo Quirquincho y luego lle-
garon a ser parte del Museo Costumbrista Juan de Vargas salvo una de 1995 cuyo origen es el Concurso
Municipal Alasita de ese año.

Se puede destacar también el hecho de que la colección cuenta con una buena cantidad de miniaturas
en las especialidades de sombreros, exactamente 97 piezas y 120 pares de zapatos en miniatura, de
ambas se tienen 117 registros, que datan mayormente del siglo XX y una minoría del siglo XXI. En
estas especialidades también se puede evidenciar el excelente trabajo de los artesanos y la minuciosi-
dad de cada obra.

c) Decadencia en la producción artesanal y de la Alasita

En los últimos años la Feria de Alasita atraviesa por una crisis de identidad, tal vez, producto de la glo-
balización. Esto debido a varios factores, primero por la masificación de expositores que subió de 1200
a 4000 participantes; segundo, la presencia de productos que no son propiamente miniaturas, como
ropa de animales, correas para perros, productos importados entre los que abundan los juguetes de
plástico y objetos de origen chino, la bisutería que gradualmente sustituye a la tradicional orfebrería, y
DVDs, entre otros; tercero la pérdida de identidad en las artesanías tradicionales de la Alasita en las que
los modelos característicos dan paso a personajes y modelos foráneos.

La fiesta ha sufrido los embates de la crisis del capitalismo, el ajuste estructural en 1985, el modelo neoli-
beral que ha afectado la economía de los artesanos y los cambios permanentes que llevan a los artesanos
y expositores a adecuarse al momento. Los mismos artesanos reconocen estas transformaciones, que en
sí mismo se traducen en una pérdida gradual de la esencia de Alasita, por ejemplo, al recordar cómo eran
las miniaturas de antes, manifiestan que:

Antes era todo pequeño hasta quesos había, papas asicito [señala con sus manos un tama-
ño reducido] cocido en cargas de papa…ósea toda miniatura era, ahora de todo está hasta
ropa no más ya venden. (Juana Torres, 21/02/2019)

Las críticas vinieron de diferentes frentes, intelectuales, investigadores, gestores culturales, entre otros
que perciben estas modificaciones. Por ejemplo, en 2015 se plantea a través de una publicación el “es-
tado de la Feria”, señalando sugestivamente: “Alasita necesita la sección Alasita”4 En dicho artículo se
cuestiona los siguientes puntos:

• La Alasita se ha empobrecido
• Presencia de trabajos en plástico
• Elementos que no responden a su esencia y los trabajos en miniatura de nuestra
cultura, presencia de trabajos del imaginario comercial occidental anglosajones,
como: Hombre Araña, Batman, Superman, Transformer y otros.
• Productos chinos
• Elementos importados y no realizados por artesanos.

Frente a estos hechos, cada año la Dirección de Mercados en coordinación con la Guardia Municipal
de La Paz tiene como objetivo “decomisar” todo aquel producto ajeno a la tradición paceña. Asimismo,
la Secretaría Municipal de Culturas promueve una política de gestión y valoración cultural, producción
de folletería, exposición itinerante en la feria, concursos, fortalecimiento de la identidad, actividades
que han posibilitado la toma de conciencia de muchos artesanos para volver a recuperar el espíritu de
la Alasita.

A pesar de las voces críticas a la fiesta, esta se presenta cada vez con más fortaleza, es la expresión cul-
tural más aceptada por gran parte de los paceños que asisten en un ochenta por ciento, por encima de
la participación y asistencia a todas la expresiones culturales en el municipio de La Paz. Asimismo, tiene
varias declaraciones de patrimonio cultural inmaterial y hoy es Patrimonio Cultural Inmaterial declarada
por la UNESCO, que es motivo de orgullo para sus actores principales, los artesanos, pero también para
todos los paceños y bolivianos.

4. Artículo publicado en el Periódico Página Siete, en fecha: 4 de febrero de 2015. En internet: https://www.paginasiete.bo/opi-
nion/2015/2/5/Alasita-necesita-seccion-Alasita-46289.html (Revisado: 7 de agosto 2019)

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Secretaría Municipal de Culturas ( 39 )
La Alasita paceña en Bolivia

La fiesta y feria de Alasita no solo se celebran en el municipio de La Paz, sino que esta se ha extendido
a otros espacios geográficos dentro del territorio nacional e internacional. Los principales gestores de
esta difusión son los propios expositores afiliados a FENAENA ya que según indican, después de la feria
de Alasita en La Paz el 24 de enero, preparan las miniaturas, para llevarlas a las distintas ciudades de
acuerdo al calendario festivo religioso boliviano.

La feria de Alasita se realiza en varias fiestas patronales. Los bienes en miniatura circulan en las festi-
vidades religiosas católicas y los devotos aprovechan para comprar las miniaturas de casitas, autitos,
billetitos, terrenos; así como, la variedad de illas o amuletos que atraen la suerte y la prosperidad, para
luego hacerlos bendecir con el sacerdote católico e inmediatamente hacerlo sahumar y ch’allar con el
yatiri. Al igual que en la fiesta de Alasita los creyentes tienen la esperanza de que esos bienes en miniatura
adquiridos y ritualizados se hagan realidad en el año.

FOTO: Wilma Zambrana - Sector Decanos

( 40 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 41 )

El calendario de festividades donde se presenta la feria de Alasita son los siguientes:

Fecha Fiesta Departamento Ciudad


Feria de Alasita. Nuestra Señora de La
24 de enero La Paz La Paz
Paz. Culto al Ekeko.

24 al 30 de enero Feria de Alasita y culto al Ekeko La Paz El Alto

24 al 30 de enero Alasita Pando Cobija

Fiesta del Carnaval y culto a la Virgen del


10 al15 febrero Oruro Oruro
Socavón, Calvarito
3 de mayo Fiesta del Señor de la Cruz La Paz Copacabana
Junio Pentecostés Potosí Potosí
10 al 25 julio Virgen de Guadalupe Chuquisaca Sucre
27 al 31 de julio Santa Anita Tarija Tarija
6 al 8 de agosto Fiesta de la Virgen de Copacabana La Paz Copacabana
14-18 de agosto Fiesta de Urkupiña Cochabamba Quillacollo
Fiesta Virgen de Chaguaya y Feria de
15 de septiembre Chaguaya Tarija
Alasita
Aniversario cívico de fundación de Santa
24 de septiembre Santa Cruz Santa Cruz
Cruz
25 de septiembre Fiesta del Señor de Quillacas Quillacas Oruro
24 de octubre Feria de Alasita Cochabamba Cochabamba
octubre Fiesta del Señor de Tata Mayca Mayca Sucre
18 de noviembre Feria de Alasita Trinidad Trinidad
8 de diciembre Fiesta de la Virgen de Cotoca Cotoca Santa Cruz

Fuente. Dirección de Patrimonio Cultural, Secretaría Municipal de Culturas


Capítulo 3
Tradiciones de antaño
Secretaría Municipal de Culturas ( 43 )

Una fiesta, cuyos orígenes, según diferentes autores se


remonta a la época prehispánica, mantiene su esencia
con la fe puesta en las miniaturas y el Ekeko. Durante los
siglos en los que se ha desarrollado la Fiesta de Alasita
ha experimentado muchos cambios. En este sentido, la
tradición no es algo invariable, son prácticas que están
formalizadas con la repetición en constante proceso cul-
tural de transformación.

Como Hobsbawm indica hay tradiciones que parecen o


reclaman ser antiguas, sin embargo son de reciente ori-
gen o suelen ser inventadas (2002; 7)5. Por ejemplo, la
bendición y ch’alla o el sahumerio de los objetos en mi-
niatura adquiridos el 24 de enero a las 12:00 es un claro
ejemplo de la invención de una tradición que no siempre
fue así por los datos recogidos en el siglo XIX, al parecer
la bendición con agua y los sahumerios a las miniaturas,
así como la compra al medio día se han formalizado como
tradición con el tiempo.

5. Tradiciones inventadas es: “El término ‘tradición inventada’ se usa


en un sentido amplio, pero no impreciso. Incluye tanto las ‘tradicio-
nes’ realmente inventadas, construidas y formalmente instituidas,
como aquello que emergen de un modo difícil de investigar durante
un periodo breve y mensurable, quizás durante unos pocos años, y se
establecen con gran rapidez” (Hobsbawm, 2002, 7).
a) La magia del mediodía

La magia es un conjunto de conocimientos y prácticas con los que se pretende conseguir cosas extraor-
dinarias por acciones ritualizadas o sortilegios que practican los especialistas religiosos. Anualmente esta
práctica se reaviva al llegar la fiesta de Alasita y cada una de las miniaturas cobra un sentido mágico. Era
y continúa siendo una tradición adquiriendo objetos al medio día. Las calles de la venta de objetos de
miniatura son invadidas por compradores que buscan hacer realidad sus sueños6 adquiriendo la minia-
tura de su preferencia.

Dice la misma tradición que si se compra los objetos al mediodía y con fe estos bienes se hará realidad.
Recurriendo a fuentes escritas se puede corroborar que la fe en obtener las miniaturas en el día y hora
establecidos, es una particularidad de la Alasita:

Hay una creencia popular que quien compra a esa hora los billetes, asegura su bienestar
económico durante todo el año. Lo mismo se piensa de quien adquiere casitas o vehículos
(El Diario, 24/01/1970; 3).

La fe en las miniaturas es lo que permite que esta “creencia” continúe hasta nuestros días. “Es una
muestra del espíritu paceño que antaño que se exhibía en esta fiesta con todo su vigor y autenticidad”
(Presencia, 24/01/1973; 3).

Todo paceño conoce el recorrido que debe hacer para que el objeto en miniatura se transforme en aque-
llo que tanto se anhela: “La tradición trae la creencia de que estas pequeñas ambiciones humanas tomaran
realidad en el curso del año” (El Diario, 25/01/1969; 1). La rutina del paceño en un 24 de enero era:

El paceño de cepa va el 24 de enero a rezar ante la mamita de La Paz, luego compra una
colección de billetitos, un Ekeko, y esperará que llegue el último día de la feria para los re-
mates, para comprarse una casa en miniatura, esperando que el fetiche aymara la convierta
en una verdad y proporcione abundancia a su hogar estabilidad (Presencia, 26/01/1959; 5).

Los objetos que adquieren tienen cierto significado para la población. Durante el siglo XX la gente bus-
caba adquirir: casas de yeso, reses, camiones y carga: “Es elocuente el interés de las personas por adquirir
objetos simbólicos como: autos, camiones, colectivos, casas, maletas de viaje, etc., cuya adquisición en
esta feria, podría traducirse en realidad, en un futuro no lejano de quienes, pusieron fe en los designios del
“Ekeko” y las bendiciones del templo” (El Diario, 25/01/1972; 4).

6. Se entiende por sueño el anhelo por conseguir un objeto o lograr una meta propuesta.

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Secretaría Municipal de Culturas ( 45 )

Significado de las miniaturas

Miniatura Significado
Camión Vehículo de transporte
Carguita de papa y chuño Que no falte papa ni chuño en la casa
Maleta/pasaje de avión/pasaporte Viajar
Alcancías de yeso (chanchito, oveja, de yeso Ahorro de dinero
Colectivos Colectivos
Casas de yeso Casa
Gallina/gallo Encontrar pareja
Bebe Llegada de un bebé
Título profesional Lograr la titulación
Licencia de conducir Aprender a conducir una movilidad
Olla de la fortuna Productos agrícolas y dinero
Negocios (abarrotes, estéticas) Generar un negocio
Billetes (dólares, euro, moneda nacional) Dinero

Fuente: Dirección de Patrimonio Cultural GAMLP

Cada objeto tiene un significado particular, entorno a cada uno de ellos gira la magia de concebir aquel
bien anhelado. En el caso de las viviendas existe actualmente un procedimiento, primero se debe com-
prar un terrenito con todos los papeles y ese año el comprador adquiere su terreno; para el siguiente
año se debe comprar un terreno a media construcción y materiales de construcción para que se inicie la
construcción de la vivienda anhelada; y finalmente se debe comprar una casita, durante ese año se tendrá
una vivienda terminada y lista para ser habitada.

En cuanto al significado de las miniaturas estas van cambiando de acuerdo a los productores o consu-
midores, por ejemplo, la olla de la fortuna, no sólo hace referencia a la olla donde se cocina comida sino
como la olla de la abundancia llena de oro.
( 46 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 47 )

La fe y la magia que gira en torno a estas miniaturas perviven en las costumbres y tradiciones de los pa-
ceños: “Alasita es comprarse miniatura y creer… para que no nos falte, eso es la alasita, pero si no crees
tampoco no hay nada… siempre hay que creer” (Lanza, 19/02/2019). La fe es uno de los factores más im-
portantes: “El secreto es creer en la miniatura, compran con fe y les va bien, si usted no compra con fe no le
va bien” (Parrado, 19/02/2019).

Las entrevistas realizadas a las artesanas muestran que todos los objetos adquiridos en miniatura se han
hecho realidad para sus clientes y para ellas: “...si por ejemplo yo he comprado una movilidad a las doce y
a la fecha de hoy tengo mi movilidad y estoy soñando también tener una casa, tal vez es la fe” (Guzmán,
19/02/2019).

Ahora hay unas señoras que vienen a comprar ladrillos y esas cosas, me dicen: -doña Ayda
ahora véndame ladrillos, he hecho levantar ya mi muralla el año pasado, ahora quiero
para hacer construir mi casa. Se llevan ladrillos, se llevan herramientas y para su Ekeko
se llevan víveres, arroz, azúcar, todo llevan… (Parrado, 19/02/2019).

Me he comprado dólar para comprarme terrenito, antes no había dólar, billete nacional
nomás, me he comprado y luego mi terrenito de verdad (Lanza, 19/02/2019).

A mí me ha pasado eso, yo he soñado con una camioneta y un día a las 12 del mediodía
me compre una camionetita roja y me lo he challado bien y al año ya tenía una camioneta
igualita, roja, idéntica…A muchas personas les ha surtido porque han tenido fe. Se han
comprado casa, se han comprado terreno, una casita han logrado justo al año (Machicado,
14/02/2019).

Presentamos el testimonio de artesanas que han evidenciado a lo largo de su experiencia como sus clien-
tes y ellas mismas han logrado conseguir ese bien anhelado.

Con fe e ilusión se compra las miniaturas: “...a las doce en punto del medio día, la gente compraba las mi-
niaturas con la ilusión de que al hacerlo estaba esperanzado de comprar posteriormente una cosa grande,
por ejemplo, un autito pequeñito o cualquiera y eso con la ilusión de poder tener ya al año, por lo menos
ya una cosa grande, una realidad para los hogares…” (Mancilla, 24/02/2019).

Alasita es una fiesta esperada ya que es el tiempo donde los sueños se hacen realidad y se tiene un
año para alcanzar ese sueño. Es un tiempo donde todo puede ser posible desde casarse (de forma
simulada) hasta comer diminutas masitas. La población acude a la plaza Murillo y los atrios de los
templos del centro histórico a comprar sus miniaturas al mediodía del 24 de enero con la fe de poder
lograrlo durante ese año.
b) La Ch’alla y bendición

La fe y el adquirir miniaturas al mediodía establecen la condición de “creer” y proceder con la rutina de la


ritualidad para que el bien anhelado se haga realidad. Dos momentos complementan el proceso de que
el deseo se cristalice, esto significa recurrir a la ritualidad sincrética: primero la ch’alla de la miniatura
por el yatiri y después la bendición de la iglesia católica.

Siguiendo las acciones actuales, y después de la adquisición de las miniaturas esta la ch’alla7 por
parte de los yatiris8 que se encuentran asentados próximos a los puestos de venta donde realizan
las siguientes acciones:

El yatiri realiza movimientos envolventes con las manos, llamando a la buena energía
para recibir la fertilidad de los cerros, bienestar, salud y prosperidad, las illas o miniaturas
son bendecidas y rociadas con alcohol, pétalos de flores y trozos de lana de oveja que las va
partiendo mientras repite palabras mezcladas en aimara y español, el objetivo de la ch´alla
es que las miniaturas tengan la misma capacidad reproductiva, al igual que las illas de
barro descritas anteriormente (Oros, 2017; 23).

La actividad del yatiri se ha convertido parte de la tradición, sin embargo, la revisión de la hemeroteca
no pudo evidenciar que la ch’alla se realizaba en el siglo XIX. Recién se tienen datos de la segunda mitad
del siglo XX iniciaba su aparición de los yatiris en la Alasita: “Quienes estuvieron ayer en la feria, obser-
varon desde 20 metros antes del lugar de ingreso, puestos de comideras menaje de cocina, ‘curanderos’,
perfumería barata, fruta, ropa “nylon” ubicados tanto en medio de la calzada como en las aceras” (El
Diario, 26/01/1967; 7).

El título de una nota decía: “Alasita fue objeto de una invasión de vivanderas y otros comerciantes, lo que
hace notar que estaba “prohibido” el asentamiento de curanderos, otro nombre con el que se conocía a
los yatiris. Una entrevista afirma “…más era a la iglesia, hacían bendecir todo lo que habían comprado,
más creían en eso, ahora recién a aparecido yatiris, nosotros cada uno tenía que ch’allar con alcoholcito
con mixtura sabemos ch’allarnos nosotros cuando nos compraban” (Lanza, 19/02/2019).

7. La ch’alla es “ una ceremonia de reciprocidad con la Pachamama que se basa en el acto de regar la tierra u otro bien con
alcohol y elementos simbólicos”(Fuente: https://projectes.fundesplai.org/cochabambasantjoandespi/2018/06/25/carnaval-la-
challa-y-la-koa/)

8. En aymara Yatiri significa “el que sabe”, es quien conoce de la vida y el espacio-tiempo por intermedio de la coca; suele
dedicar ofrendas y rituales a las deidades andinas. Es una persona especial, elegida por el rayo.

( 48 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 49 )
Por lo tanto, podría decirse que ch’allar los objetos en miniatura durante la feria de Alasita es una tra-
dición inventada durante la segunda mitad del siglo XX. Actualmente está tan arraigada dentro de la
sociedad que todo paceño sabe que después de comprar sus objetos debe proceder con este ritual.

En el acápite anterior se vio que el 24 de enero es también la fiesta de la Virgen de Nuestra Señora de La
Paz por lo que la población se vio acostumbrada a comprar miniaturas e ir a la iglesia. De esa forma se
generó una dinámica de adquirir miniaturas y llevar a las iglesias para ser bendecidas, siendo esta una
segunda acción después de comprar la miniatura. La práctica tenía un origen desde la época colonial:
“…la gente luego de hacer compras acudía a la Catedral Metropolitana para hacer bendecir estas minia-
turas, practica fomentada desde la colonia por la iglesia y que ayer súbitamente dejo de tener vigencia”
(El Diario, 25/01/1969; 1).

La bendición de la iglesia es muy importante para los creyentes quienes pasado el mediodía acudían,
principalmente, a la Catedral: “Pasado el mediodía, la Catedral se vio invadida por una multitud que de-
seaba hacer bendecir las cosas compradas. Las personas encargadas de la bendición tuvieron un agotador
trabajo que se prolongó hasta cerca de las 15 horas”. (El Diario, 25/01/1968; 3).

Para la segunda mitad del siglo XX era tanta la afluencia y la fe puesta en las miniaturas que los encar-
gados de realizar la bendición prolongaban su trabajo durante 15 horas después del mediodía del 24 de
enero. Era tal la multitud que: “En un momento dado las naves de la Catedral estuvieron llenas de gente,
que llevaban en sus manos todas suerte de miniaturas, desde casitas hasta billetitos de Alasita. Algunas
empezaron a vocear ‘bendición… Bendición”. (El Diario, 25/01/1969; 5).

Existe una pugna interna en la iglesia referente a la bendición de los objetos en miniatura. La cuestión es
si debía o no. Esta disputa —según información de las hemerotecas— tiene sus antecedentes en el siglo
XX: “Esta costumbre fue fomentada por la iglesia hasta el año pasado. Personas que se encontraban en un
lugar expresaron que esta costumbre no podía ser desarraigada de un momento a otro y sin una instrucción
previa. La Feria de Alasita será clausurada el 31” (El Diario, 25/01/1969; 5).

Pese al rechazo de la iglesia para bendecir las miniaturas y ante el reclamo de la gente se continuó con
la práctica hasta la actualidad. La ceremonia la realizan la Catedral y las iglesias de San Francisco y San
Pedro, entre otras.

Posterior a la ch’alla y bendición de los objetos, según Varinia Oroz, se suele realizar una “puesta en
escena” o “teatralización”, siendo esta una tercera acción para que toda la magia en torno a la Alasita
sea activada y cumplida durante la gestión: “…muchas personas comienzan a pagar sus deudas, cuentan
meticulosamente los fajos de billetes –la suma adeudada– y la pagan simbólicamente a cualquier persona
diciendo “le pagaré lo que me prestó, ya no le debo, gracias”, otras dan la cuota de inicio para la compra

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de una casa o departamento, algunas hacen complejas transacciones comerciales, también se puede ver a
comerciantes, sentados en el piso, contando “montañas” de dinero, con camiones o edificios con tiendas en
la planta baja” (Oroz, 2017; 23).

Cada uno realiza el pago de sus deudas, compran o dan cuotas de inicio de pago, lo realizan con la fe de
que en esa gestión lo lograran. Este sería el penúltimo paso para que los sueños se hagan realidad. Des-
pués de realizar todo el proceso existe diferentes creencias sobre qué hacer con las miniaturas. Germán
Choquehuanca dice que la “casita” que uno anhela y se compra en miniatura, después de hacer todo
el proceso o recorrido, debe tenerla en un lugar visible para que se convierta en el objetivo de quien lo
ha adquirido. Sin embargo, en el trabajo de campo los entrevistados creen que debe mantenerse estas
miniaturas ocultas para que así pueda hacerse real.

c) Remate de artesanías

El remate es una tradición de fin de feria de Alasita. A la conclusión, el último domingo los expositores
rebajan los precios, ofrecen una subasta entre los compradores que rodean al proponente de la artesanía,
así comienza de cinco bolivianos hasta llegar al precio medio y se da a la mejor oferta. El remate como
actualmente se conoce tiene como antecedente en la época colonial en los denominados “asaltos” que
ocurría el último día en la feria de Alasita.

Según Roberto Santos (inédito) los “asaltos” recibían la denominación aymara de “wayka” que quiere
decir quitar cosas en grupo, y se realizaban el último día de la feria de Alasita: “Esta costumbre junto a
otras también denota raíces coloniales, dado que los protagonistas utilizaban mascaras a la usanza de los
bailes de mascaradas de los españoles mojigangas” (Santos, Inédito; 38).

Los asaltos eran:

En otros tiempos, era un simulacro de asalto de especies, los ladrones disfrazados de pa-
peles cortados, caretas y sombrereros de tres picos, entraban en la plaza, tocando sonajas
y cascabeles, y al grito tumultuario de alacita, alacita! Vos de venta-compra! compra!
Arrebataban cuanto encontraban en el paso (El Comercio, 27/1/1882; 27).

Los que intervenían en los asaltos eran los “gualaichos”. El término de gualaicho es de origen aymara y
hace referencia a un muchacho travieso, pillo y malcriado, falto de buena educación, descortés e incivil
(El Día 22/11/2011). Durante la Alasita estaban encargados de generar el alboroto y griterío al ofrecer
productos o periodiquitos. Actualmente se la sigue empleando para designar a un joven travieso.
Los asaltos permanecieron durante el siglo XIX y dieron paso a los remates que actualmente se conocen.
Después del 24 de enero, el día del remate es otro día donde la afluencia de la gente se incrementa. La
población paceña sabe que puede adquirir los productos a bajos costos. Los artesanos buscan vender
toda su mercadería y la ofertan a bajos costos.

d) Medios de pago: botones para jugar en la Alasita

La feria de Alasita tenía como objetivo comercializar productos en miniaturas, trabajos realizados por há-
biles artesanos quienes durante varios meses se preparaban para dicho día. De las épocas Prehispánica y
Colonial no se tienen registros claros sobre la forma de adquisición de las artesanías, Doris Butrón (1990)
habla sobre las “piedrecitas” como una forma de pago. Sin embargo, durante la República se cuenta con
fuentes escritas sobre las formas de pago.

Un pago usual es con moneda y el otro es peculiar. Sin embargo ambas formas de pago coexistieron duran-
te la feria de la Alasita para la adquisición de objetos en miniatura. Existen en la historia diferentes medios
de pago como el trueque que es una forma de intercambio. Con la llegada de los españoles se introdujo la
moneda y con ella, el mercantilismo. Posteriormente se usó los billetes como una forma de pago.

Durante la Alasita, la otra forma de pago era mediante los botones. Doris Butrón señalaba que era una
moneda convencional en Alasita y eran “…botones ‘amarillos y relucientes´ de bronce, industria francesa,
recibía la denominación de ´tapa balazos” (1990; 33). La misma autora le da el valor de una docena de
botones de cobre por cinco centavos en moneda de plata.

Estas monedas o botones eran acumulados y usados por niños y adultos:

Los niños y comerciantes, han ahorrado durante un mes y medio toda la utilidad de sus
negocios, utilidad que consistió en esa moneda de botones amarillos, que cuando más nue-
vos son, fascinan más con sus rayos, brillantes cual los del sol, a sus infantiles tenedores.

De seguro que hoi, uno de estos, el obsequio de un paquete de botones, agradece más que
una beata una indulgencia un cesante una rehabilitación. (El Comercio, 25/01/1879; 4)

Antiguamente se consumían muchos botones de metal […] probablemente esa fue la causa
de trocar los objetos en venta con los botones, que a su vez eran después vendidos a los
consumidores (Butrón, 1990; 26).

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FOTO: Nora Machicado Sector Decanos FOTO: Maritza Alanes y otra artesana, Av. Tejada Sorzano, 1993 aprox.
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Según la investigadora Doris Butrón, los niños eran quienes acumulaban los botones con un mes de
anticipación a la festividad, esta moneda les daba a los niños la oportunidad de moverse en un mundo
más pequeño, el de las miniaturas.

¿Cómo explicar el uso de un botón como medio de pago? Para Butrón esta era una tradición cultivada
por los niños y para los adultos tenía un significado mágico. Sin embargo, Moli Me Tangere (seudónimo)
indica: “También es natural suponer que no habiendo moneda divisoria y siendo ínfimo el valor de algunos
de los objetos en venta, fue preciso echar mano de una moneda convencional como llegaron a ser botones,
costumbre que se conserva aún pero que tiende a desaparecer” (En Butrón, 1990; 26). Según la cita se
usaría el botón debido al valor mínimo de los objetos en miniatura. Para la época no habría un corte di-
visorio que le otorgue el valor. Esta cita textual corresponde a 1881 y el autor indica que la costumbre del
uso de los botones tiende a desaparecer para 1897. “Felices eran esos tiempos en que todas las transaccio-
nes se hacían con los consabidos botones de metal en la plaza de alacitas” (El Comercio, 23/01/1897; 3.).

El uso de los botones fue una tradición que estuvo vigente durante el siglo XIX y para finales había desa-
parecido. Sin embargo, esta peculiar forma de intercambio quedo en la memoria de los artesanos quienes
a través de la tradición oral expresan lo siguiente:

Mi mamá vendía desde San Pedro, más antes dice que las Alasitas eran en la Plaza Muri-
llo, que se vendía con botoncito… dice que mi abuelita iba a venderse con botones no más
antes… (Quisbert, 19/02/2019).

Desde la Plaza Murillo pues, cuando se cambiaba con botoncitos pues. Mi mamá me decía,
En la plaza Murillo hay vendíamos pero nos cambiábamos con botoncitos de hueso…
(Cano, 20/02/2019).

Aún persiste en la memoria de los artesanos el uso de los botones como un medio de pago. Asocian el
uso de los botones con el espacio de la actual Plaza Murillo. Por lo tanto, durante el siglo XIX persistieron
dos formas de pago: la usual y la de los botones, esta última llego a desaparecer a finales del siglo XIX y
se terminó imponiéndose la primera.

e) Los periodiquitos

Desde mediados del siglo XIX se imprimieron los primeros periódicos de reducido tamaño denomina-
dos “periodiquitos” entre ellos estaban “el Moscardón”, “El Zurriago” y “La Jeringa” (Barragán, 2009).
Sobre el origen se tiene las siguientes apreciaciones:

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El primer periodiquito de Alacitas del que se tiene noticia apareció el 24 de enero de 1846,
media 160 x167 milímetros a 2 columnas y cuatro páginas; se denominaba “La Época”. Su
lema era “Dios Patria y Libertad”; tenía noticias extranjeras y del interior, religiosas, comu-
nicados, avisos todo en miniatura, con fino humor e ironía (Ozuna, 2000; 37).

El contenido del periodiquito no era netamente informativo, sino que lanzaban ataques de forma irónica
y jocosa a la actividad política gubernamental, esto provocó que el Prefecto paceño llegue a censurar a
este medio de comunicación de Alasita:

…al extremo de que ninguna imprenta quería publicarlos, hasta que en 1873, no se publicó
ningún periodiquito, ya que el Prefecto de entonces recomendó que toda publicación en
miniatura que no respete la religión, el orden moral de las personas no podrían ser publi-
cados. Para entonces los periodiquitos debían pasar por la censura del Fiscal del distrito
para ser puestos en circulación (Ozuna, 2000; 38).

Durante la gestión de 1873 no se evidenció la circulación de estos periodiquitos:

Hasta este momento aún no hemos visto ninguno de esos periodiquitos que suelen ser el
ansiado alimento de los paseantes de la plaza de alacitas. Entre la degeneración a que lle-
go este género de publicaciones y su abolición completa, a no dudar, es preferible esta (La
Reforma, 24 de enero; 1873; 1).

Pese al control del contenido de los periodiquito se volvió a imprimir y nuevamente fue cuestio-
nado: “Dos de alacitas han circulado ayer: ‘El Impercialitos’ y ‘La Jeringa’ Magnifico seria que estas
publicaciones se distinguieran por el chiste fino, la sátira inofensiva y la crítica decente” (El Nacional,
25/01/1890; 1). La cita hace alusión a que el contenido era ofensivo y nada decente, aun así se con-
tinuaron imprimiendo.

Aquellas hojas que, a guisa de pequeños periódicos, circulan en los días de alacitas, sue-
len degenerar siempre en verdaderos pasquines. En las fiestas de estos días, hemos tenido
el desagrado de ver algunas de tales hojas, que, editadas por personas ajenas a la casa
editora de El Nacional y, probablemente, a las demás establecidas en la Ciudad, registran
articulejos cuyo contenido reprobamos como no puede menos que hacerlo la prensa seria;
tanto o más que a los aludidos, nos duele ver alusiones que, gracias a la sensatez de nuestra
sociedad, pasas desapercibidas y merecen solo desdén (El Nacional, 25/01/1894; 2-3).

Sin embargo su contenido continuaba ofendiendo a la sociedad.


El libertinaje en los periodiquillos que circulan en estos días, suele llegar hasta el exceso; y
siempre habría sido conveniente que el Ministerio Fiscal hubiese pasado un circular a los
establecimientos tipográficos, recordándoles las prescripciones de la ley de imprenta. Ojala
que esta omisión no abra las puertas al grosero insulto, en los detestables pasquines con
que la oposición suelen obsequiarnos (El Nacional, 23/01/1897; 3).

Han circulado ayer y circulan hoy varios papeluchos, que casi generalmente no se ocupan
sino de injuriar a determinadas personas de nuestra sociedad, ridiculizándolas con expre-
siones que demuestran, por cierto, cultura y buena educación en sus autores. La crítica
severa ingeniosa, de las costumbres sociales o de vivíos populares, sirve con ventaja para
corregirlos; pero no, cuando se la emplea como pasión innoble de venganzas personales (El
Nacional, 25/01/1897; 3).

Los mismos periodiquines, que antes fueron de escogido material, donde la sátira fina y
el estilo jocoso hacían desternillar de risa a sus lectores, hoy son pequeños pasquincitos
destinados a insultar y deshonrar a determinadas personas. Los de las imprentas liberales,
especialmente, llegan hasta el extremo de causar censura y asco aun entre las mismas
personas de su partido (El Comercio, 23/01/1897; 3).

La sociedad del siglo XIX no toleraba las ofensas y críticas en forma de sátiras que se plasmaban en los
periódicos, provocando que la impresión de los periodiquitos vaya disminuyendo.

En 1910 la tradición de imprimir periodiquillo continuaba se imprimió “El Tiempito”, “El Enano” y
“Fray P. Pino”, en él se publicaban algunas sátiras que eran del agrado de la población, ya que causaba
risas. En el representaban el humor político, sobretodo, representando con caricaturas a personajes des-
tacados del contexto. Establecer una fecha precisa en la que aparecieron los primeros periodiquitos es
complejo, ya que no se tiene un registro.

Previo al primer periódico catalogado en el cuadro, ya existían otros que le antecedieron. La mayoría
de los nombres de los periodiquitos es en diminutivo y en algunos casos salió con temáticas especiales
como el futbol.

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La tradición de los periodiquitos continuó durante el siglo XX y la Alcaldía tenía el propósito de estimular
el periodismo humorístico otorgando premios A mediados del siglo se imprimieron el “Cohete” y “Aguijón”
(El Diario, 24/01/1954; 5). Sin embargo, al igual que el siglo XIX, hubo un periodo en el que desaparecie-
ron los periodiquitos “Después de muchos años reaparecieron ayer los periodiquitos de Alasita. PRESENCIA
Y ‘El Diario’, los únicos diarios en miniatura, fueron pregonados por los canillitas junto a los billetitos y
chequeras, agotándose rápidamente las ediciones...” (Presencia, 25/01/1967; 1-7).

Para fomentar la publicación de estos periodiquitos tradicionales el Alcalde Armando Escobar Uría otorgó
un premio al mejor periodiquito de Alasitas (Presencia, 24/01/1972; 5). Se ha registrado la existencia de
un periodiquito en 1976 con el nombre en inglés. Actualmente, se continúa la tradición de publicar
ejemplares de periodiquitos con motivo de la Alasita, la edición está a cargo de los medios de comunica-
ción escrito como “La Razón”, “EL Diario”, “Página siete”, “Cambio” y otros.

Cuando en el siglo XIX este medio de comunicación era criticado y buscaban que se controle su conte-
nido; en el siglo XX impulsan su producción al otorgar premios y reconocimientos. Estos periodiquitos
representan un medio donde se plasma la tradición y la cultura paceña. Su característica esencial es la
sátira política, a través de ella enfocan los problemas sociales del país.

f) Las retretas musicales en Alasita

Para el deleite de los concurrentes, la fiesta de Alasita estaba amenizada por una retreta. La retreta es una
fiesta nocturna o vespertina, la cual se encuentra amenizada por música, interpretada generalmente por
una banda militar o de alguna institución.

Para el siglo XIX la retreta estaba reservada para la noche. En 1894 se tiene el siguiente reportorio de la
banda del Batallón “Arce”:

• Obertura- Poeta y Aldeano.


• Valz- Selvas del Beni, por Francisco Suarez. Dedicado a los señores Jefes y Oficia-
les expedicionarios al Noreste en persona del señor Ministro de Hacienda doctor
Enrique Borda.
• Polka- a la vuelta del Campo.
• El Director F. Suarez (El Nacional, 23/01/1894; 3)

Según Doris Butrón (1990) para la festividad de Nuestra Señora de La Paz se organizaban “tropas de
bailarines” denominados “bailes”, “comparsas”, “bailarines”, “bailes indios” o danzas. Las danzas inter-

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pretadas eran “Callaguayas” “Chunchus” o “Sicuris” (1990; 32). Estas interpretaciones se realizaban en
honor a la Virgen de Nuestra Señora de La Paz.

En el siglo XX, el día 24 de enero se presentaba la Banda Municipal Eduardo Caba, quienes inauguraban
la feria con el Himno Paceño y continuaban interpretando piezas del folklore nacional (La Nación, 25 de
enero de 1958; 4). Posteriormente, las interpretaciones musicales se ampliaron a dos días. La promoción
se hacían mediante anuncios que decían:

Un conjunto folklórico brindará una hora de arte, mientras que en los días sucesivos,
hasta el próximo lunes 30 en que será clausurada la Feria de Alasitas, diferentes conjuntos
folklóricos realizarán actuaciones desde las 19 hasta las 20 horas. Esto es una innovación
dentro de la tradicional fiesta del Ekeko. Anteriormente, bandas militares ofrecían retretas
(Presencia, 24/01/1967; 1).

De 19 a 20, diariamente, conjuntos folklóricos y populares ofrecerán serenatas en el ta-


blado especialmente levantado en medio de la Feria de Alasita. Ayer, poco después del
acto de inauguración Micky Jiménez, el animador radiofónico, ofreció la primera serenata
folklórica (Presencia, 25/01/1969; 8).

Las interpretaciones continuaron a cargo de la Banda Municipal Eduardo Caba y de otros conjuntos
folclóricos, estuvieron presentes por la noche durante los días que duró la feria. La instalación de estos
conjuntos musicales estuvo en medio de la avenida Montes. La actuación de dichos conjuntos fue difun-
dida mediante una emisora al interior del país (El Diario, 24/01/1967; 3).

La presentación de los grupos musicales no solo era por la noche, ya que la Banda Municipal Eduardo
Caba también amenizaba durante la inauguración de la feria, el 24 de enero al mediodía. Las interpreta-
ciones realizadas eran de música folclórica.

Actualmente se continúa inaugurando la feria de Alasita con discursos de autoridades municipales y


estatales y posteriormente se da paso a la actuación de artistas o conjuntos musicales. Sin embargo, esta
interpretación fue reducida al 24 de enero al mediodía.

A lo largo de casi dos siglos las tradicionales retretas han ido cambiando y paso de ser una inter-
pretación musical de la Banda Militar, Banda Municipal a la actuación de artistas profesionales y/o
conjuntos folclóricos.
g) Personajes tradicionales: la “llanta baja”, una chola enjoyada

En la Alasita se destacaban personajes que identificaban a las clases sociales de la época, desde el artesano
indígena y mestizo que realiza sus miniaturas, el comprador llamado en algunas ocasiones también “gente
decente” [mujeres de la clase alta que usan vestidos], y el “gualaicho” migrante indígena que se amestiza.
Sin duda alguna este último personaje estuvo presente durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Cuando la Alasita se realizaba en la plaza de San Pedro, entre las vendedoras había una chola bien cotiza-
da, se llamaba Alicia, conocida como la Llanta Baja. Tenía un puesto de venta de pasteles y otras ofertas
de la panadería en miniatura y de llauchas en la calle Santa Cruz los días ordinarios. Ella era un personaje
popular del cholaje pudiente que se destacó por poseer gran cantidad de joyas en su vestimenta, pren-
dedores, aros, anillos y cadenas de oro.

Tal fue su impacto que hasta la prensa escribió sobre ella:

También, como en años anteriores, lo que más llamo la atención fue la vendedora de “ma-
sitas” que se coloca en la esquina sudeste de la Plaza, quien, por la gran cantidad de joyas
que lleva en las manos, en el pecho, en las orejas y aún en el sombrero, parece que quisiera
hacer competencia –se entiende que sólo en este aspecto—a una imagen religiosa, como la
de Guadalupe o Copacabana (El Diario, 28/01/1951; 1).

La cantidad de joyas que poseía era comparable con las de las Virgenes de Guadalupe y de Copacabana:
“Era con puras joyas, con todo eso, era una valiosa como la Virgen, tenia de todo la “llanta baja”. Vendía
pasteles, en aquí adentro y en San Pedro asistía pero pocas veces venia más tenía vendedores”. (Quispe,
21/02/2019). Entre las artesanas aún pervive en su memoria este personaje a quien la describen de la
siguiente manera:

…era una señora bien enjoyada, era cojita por eso le decían Llanta Baja, era una chola
pues. Tenía su puesto en la esquina, vendía llauchas… (De Damián, 21/02/2019).

...era renguita, era chola, chola bien enjoyada. De la vuelta de San Pedro ahí era su puesto
vendía pasteles y ahí abajito vendían unos caballeritos joyas. (Parrado, 19/02/2019).

Una chola bien enjoyada, elegante era (…) La Llanta baja se sentaba con todos sus pas-
teles, lleno con sus anillos, sus aretes, su prendedor así. Yo curiosa se entrar bajo la mesa
de ahí y decía la gente que en una olla de barro está el sapo así hablaban… (Quisbert,
19/02/2019).

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La Llanta Baja bien enjoyada hasta su cuello desde sus pies (señala el cuello y los dedos
de las manos) todos sus prendedores puro oro, aquí collares, sus anillos hasta aquí (señala
sus dedos de la mano) no vendía, tenía vendedoras. Ella es la que vendía los pastelitos, ella
ha hecho aparecer los pastelitos lo que están vendiendo aquisito, la Llanta Baja ha hecho
aparecer en San Pedro. Ella la plata no más recibía, no podía alzar los pasteles ni nada
porque estaba hasta aquí sus anillos (dedos de las manos). Yo se ir a mirar y “toma, ven,
álzate uno” sabe decir, la Llanta Baja. Yo se irle a mirar (Calcinas, 14/02/2019).

Es desde antes pues, cuando existía la Llanta Baja […] la Alcaldía nos han prohibido
que nos pongamos aretes, anillos, cadenas ni nada porque dice que entran los bichos, en
cambio esa señora [Llanta baja] se vendía con sus anillos así [señala los dedos de su
mano]. Esas veces yo era jovencita, tendría mis 14 años, pero se venía con sus soldados
[al vender] mostraba todos sus anillos, sus pulseras, sus brazaletes de puro oro y aretes
(Cano, 20/02/2019).

La Llanta Baja fue un personaje tradicional y reconocido por toda la población, fue también precursora
del sector de masitas en miniatura. Sin duda un personaje tradicional que se destacó en la feria de la
Alasita y la vida cotidiana.

h) Juegos de diversión

Los objetos en miniatura llaman la atención de grandes y chicos. Los mayores lo buscan como parte de
sus sueños y anhelos y para los niños son un atractivo simbólico de diversión y juego. Butrón (1990)
dice que los niños durante el siglo XIX sacaban a la calle tiendas en miniatura, realizadas con productos
reales. La feria de Alasita representaba para los infantes un espacio donde adquirían juguetes como mu-
ñecas de trapo o autos.

La Alasita era un espacio de encuentro y diversión: “Los niños son los que se divierten más, comen
frutas, golosinas, compran objetos pequeños y juegan por aquí, por allá y acullá” (El Comercio
25/01/1879 en Butrón, 2000; 25). Había comida y diversión, siendo un atractivo para los niños
hasta el siglo XX:

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Vemos infinidad de chiquillos engolfados en admirar diversos juguetes y miniaturas que


se exhiben en escaparates improvisados y preguntando infatigablemente los precios de los
objetos que más llaman su atención. Aquí y acullá observamos una febril actividad y las
miradas de los curiosos se concentran unas veces en las delicadas obras de platería y otras,
en la variedad de golosinas que ofrecen vendedoras que lucen trajes de polícromos colores
(El Diario, 24/01/1951; 5).

Como atractivo para todas las edades estaba la rifa, actualmente se la sigue realizando. Butrón (1990)
señala que estas rifas funcionaban bajo control del Consejo Municipal9. Cada interesado debía pedir
autorización ante las autoridades correspondientes. Las rifas realizadas eran de diferentes artículos: es-
pecies, alhajas, mercadería, juguetes, etc. (Butrón, 1990; 42).

Las rifas eran realizadas por personas particulares o por instituciones con carácter benéfico. He aquí un
ejemplo de las rifas del siglo XIX:

— Señores y señoritas, se rifa, se rifa. A cinco centavos el número


— ¿Qué objetos tiene usted para rifar?
— Magníficos cuadros; véanlos usted:
— “La retirada de Camarones”— “La dispersión do San Francisco” —“El cuadro alegórico da
la independencia”— Señores, a la rifa... a la rifa... son cinco centavos, —!La independen-
cia! -----Camarones… San Francisco... (La Patria, 24/01/1882; 2).

Otro ejemplo:

— Muñecos de todos sexos y edades


“A medio real” ¡Todas premiadas!
— ¿Es una rifa por papeletas?
— Sí señor. Tiene usted objetos mui bonitos, que se rifan a la suerte; son casi de balde.
— Tiene usted razón… Son objetos preciosos… Esta es una diversidad, que apenas hai cómo
darse cuenta... Seamos curiosos —“El pudor,” obra póstuma; primera edición...
— Déjate de libres papá—mira ese cuartelcito con sus soldaditos; cómpramelo.
— Si está en rifa
— ¿Y lo que está en rifa, no se compra?
— Como no; pero es a la suerte (La Patria, 24/01/1882; 2).

9. Para regular y supervisar se contaba con normativa como el Decreto Supremo del 15 de octubre de 1845 art. 9 y Reglamento
de rifas del 22 de octubre de 1872 art. 1 (Butrón, 1990)
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Secretaría Municipal de Culturas ( 67 )

La obtención de los artículos y productos, en algunos lugares, era mediante la rifa la cual se llegaba a
promocionar a través del periódico.

Durante el siglo XX se continuaba con los controles a las rifas. Por ejemplo solía leerse: “Se gratificará
con Bs, -- a toda persona que denuncie y compruebe que en las rifas de la Feria de Alacitas, se han vendido
suertes sin sello de la intendencia municipal” (El Diario, 25/01/1930).

La suerte sin blanca es otra forma de obtener artículos, según suerte se puede obtener premios grandes
o chicos: “La suerte sin blanca ha sido inventada por los yeseros, ahí a nacido en San Pedro ya, con puras
miniaturas y también había premios grandes” (Mancilla, 24/02/2019). Estas prácticas actualmente están
vigentes en la Feria de Alasita.

Entre otras formas de diversión durante el siglo XIX se sostenía las siguientes publicaciones:

Uno de los juegos más populares en la Plaza de Alacitas eran las anclas. Otros juegos que
estuvieron presentes fueron: el juego de la Ruleta o caballitos (1894) y los Carrouseles ins-
talados en 1894 y 1900. Al igual que las rifas, los juegos estaban sujetos a licencia previo
pago de su patente municipal. La tradición de los juegos de anclas era disfrutada por niños,
jóvenes y adultos (Butrón, 1990; 44).

Estos juegos eran tradicionales en el siglo XIX, sin embargo, esto estaba complementado con los fuegos
artificiales usados para alegrar la fiesta religiosa de la Virgen Nuestra Señora de La Paz: “Las festividades
religiosas desde la colonia se amenizaban con camaretazos, un espectáculo de juegos artificiales y el lan-
zamiento de cohetes. El ruido que ellos provocaban originan protestas que se hacen públicas…” (Butrón,
1990; 31).

Pese al rechazo de la población por perturbar la tranquilidad, los fuegos artificiales continuaron realizándose.

Las personas encontraban diferentes formas de divertirse, entre ellas se cita a las siguientes remembranzas:

En la feria se hizo el uso de flechas (hondas elásticas), sopletes y otros artefactos con la
que personas irresponsables que arrojan pequeños proyectiles a pacíficos transeúntes. Se
sorprendió a niños practicando tiro al blanco con personas adultas. La Guardia Municipal
Nacional previno, a tiempo de decomisar estos objetos que se detendrá a padres o tutores
de los irresponsables menores (El Diario, 26/01/1967; 7).
En la Alasita se podía encontrar diferentes artículos en miniatura uno de ellos eran los
soldaditos de plomo. El juego consistía en derribar los soldaditos con cachinas (Mengoa;
19/02/2019). Actualmente la gente adquiere estos soldaditos como adornos. Otros juegos
eran juegos con dados, ruletas de la suerte, juegos de sapo dignos de las llamadas “quin-
tas” y carros de autódromos (El Diario, 26/01/1975; 5).

Uno de los juegos que abundan en la feria son las canchitas o futbolines, recién en la segunda mitad
del siglo XX se inició la proliferación de los mismos. Sin embargo, antes de ser aceptados, los futbolines
fueron prohibidos ya que había centenares para 1967 (El Diario, 26/01/1967; 7).

Ya para 1975 los futbolines fueron aceptados y se establecieron en inmediaciones del Teatro al Aire Libre
(El Diario, 26/01/1975; 5).

Ante la censura de la población existían juegos que estaban prohibidos estos eran denominados juegos
de azar, anualmente la municipalidad dedicaba un artículo en las Ordenanzas Municipales donde queda
prohibida la instalación de juegos de azar, lotas, tómbolas, rifas, marcas, ruletas, siete mejicano, mayor y
menor y otras (El Diario, 21/01/1956; 5).

No obstante de que la ordenanza respectiva prohíbe la instalación de juegos de azar durante la feria, en
las calles adyacentes a la plaza de San Pedro se han establecido mesas con esa clase de juegos, donde los
niños se aventuran el dinero obtenido de sus padres y se inician, de esta forma, esas prácticas prohibidas
por nuestras leyes. En horas de la noche, los juegos proliferan y las cantidades de dinero que se ponen
sobre el tapete van creciendo, mientras los jugadores retiran gastan pródigamente sus ganancias en los
puestos de expendio de bebidas alcohólicas instalados, igualmente, contra expresas prohibiciones mu-
nicipales (Presencia, 25/01/1960).

Estos juegos de azar estaban prohibidos porque los niños eran quienes iban a jugar, ante ello la policía
procedía al secuestro de estos, depositándolos en la Intendencia Municipal. La feria de Alasita fue y es un
espacio donde se adquiere los sueños y donde todos pueden divertirse al encontrar comida, golosinas,
juguetes y juegos de todo tipo.

( 68 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 69 )
( 70 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 71 )
El Ekeko Capítulo 4
en la fiesta de Alasita
Secretaría Municipal de Culturas ( 73 )

a) La reaparición del Ekeko en el siglo XX

En el relevamiento de información de prensa realizada


desde 1859 hasta 1900 sólo mencionan la festividad re-
ligiosa de la Virgen Nuestra Señora de La Paz y la expo-
sición industrial y artesanal de objetos de miniatura en la
Alasita que se organiza entre el 23 y 24 de enero. Es decir,
la prensa no describe el personaje del Ekeko; contraria-
mente este ídolo es considerado muy importante entre los
indios y mestizos en la Alasita. Sin embargo, esto no quie-
re decir que la práctica ritual del Ekeko no se hacía entre
los indios y mestizos, tal vez, no era importante como
para incluir en los periódicos durante el siglo XIX. El pri-
mer dato aparece a inicios del siglo XX, en el periódico
el Diario de 1905 con una escritura rara “Eckecho” (sic)
que fuma con ayuda del gualaycho y además asociado a
hermosas muñecas:

…y esto se acentúa más en las hermosas


muñecas de ojos azules, verdes y negros.
Muñecas que lloran, que hablan, extienden
y los brazos y se codean con el eckecko pro-
saico de nuestra tierra, que fuma con ayu-
da del gualaycho. (El Diario, 24/01/1905)
Lo más celebre del caso es que al Eckecho —trabajado en estuco— le calan los gualaychos el gorro
y las mangas postizas de los chutas, sin olvidarse del chaleco y del poncho; colgándole después
en los brazos chuspas, un par de requesones, qué se yo, ni las manos le dejan libre, tan luego les
colocan un parasolsito chisco como una armella cogida en la sensación de ferretería, que es menos
divertida. Para que decir más, quien no sabe que el Eckecko ni la boca le respetan, pues, sino le
embuten un cigarro para que fume, le meten á forciori una corneta de papel para que se toque. (El
Diario, 24/01/1905).

La descripción que hace del Ekeko el periódico es interesante. Lo describe como un personaje celebre, hecho de
estuco, con gorro, traje de ch’uta, chaleco, poncho, con ch’uspas, llevando requesones, bien cargado de bienes
y con un paraguas. Lo destacable de esta descripción es que el gualaycho (persona atrevida, mestizo) le pone un
cigarro en su boca para que fume el Ekeko, no se explica la característica ritual de este hecho ¿por qué el Ekeko
fuma; cuál es la relación del gualaycho con el Ekeko?

Un dato muy interesante que aparece en el Diario de 1906 sobre el Ekeko es su valor tradicional y precursor de
la fortuna:

El histórico EKEKO, precursor de la fortuna, según la tradición, ha sido adquirido por la geniali-
dad. (El Diario, 26/01/1906)

El carácter histórico y su atributo de dar fortuna aspecto y carácter que va repetirse en los próximos años en los
medios de prensa.

Después de estas anécdotas informativas, se destaca el estudio de Arturo Posnansky que hace sobre el Ekeko
como parte del folklore boliviano, es el primer trabajo pionero, al que luego citare, pero antes leamos las des-
cripciones de la prensa.

… Los Ekekos honra… y buena suerte de “Alacitas” ¡Alacita, alacita! Para los pintores que justa-
mente presumen de ser los artistas por excelencia, era la fiesta con sus famosos ekekos. (El Diario,
23/01/1919).

En 1919, el austriaco Posnansky publica un artículo de tipo folklórico donde aborda el origen histórico del
citado personaje.

El Ekeko “Contribución al Folclore boliviano” La fiesta del Ekeko que aún los indios de Bolivia y
los del Sur del Perú celebran, tiene por base un antiquísimo Folklore; fue en tiempos remotos el día
en que comenzaba el año, o sea el solsticio de verano (22 de diciembre) lo que se llamaba el Cjapak
Raymi, fecha alrededor de la actual actualmente los indios de Tihuanacu y otras regiones, celebran
esta milenaria festividad… (ver artículo completo en El Diario, 24/01/1919).

( 74 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 75 )

En 1922 la prensa cita la investigación de Posnansky, elogiando los datos sobre el Ekeko sobre todo los
datos históricos, las costumbres y su celebración entre los indios de Tihuanacu.

... El Ekeko. Aunque las investigaciones de don Arturo Posnansky atribuyen al Ekeko un
poder extraordinario por su excepcional estatura ya no son los tiempos que corren propi-
cios a los festejos que ha tenido. Su medianía se ha extendido de tal manera, que por donde
quiera que vayamos parece que todo estuviera hecho a sus exclusivas comodidades. Anexo
N°8 extenso (El Diario, 24/01/1922).

La genealogía y el saber sobre el Ekeko surgen a partir de la contribución pionera del investigador Pos-
nansky, la prensa en la década del ‘30 al ‘40 promoverá una infinidad de artículos descriptivos sobre el
carácter ritual, histórico, leyendas y mitos que van configurando la personalidad del ídolo aymara.

Ya está el Ekeko en nuestras puertas, trayéndonos sus ricos presentes del año. La invasión
cosmopolita que ha recibido La Paz, deparó al diocesillo, reilón y grotesco un sitio de
museo. Se lo llevaban los gringos a Berlín y Paris con todos sus atributos. Y nosotros nos
quedábamos orgullosos con las germanerías y japonerías imitadas de nuestras riquezas en
miniatura. (El Diario, 24/01/1930).

Ya estábamos los paceños acostumbrándonos a las alacitas del Ekeko en la plaza de San
Pedro, donde nos confundíamos en un anhelo vago de querer ser niños para adquirir toda
la juguetería, y la multitud de tejidos, y los raros instrumentos de la música primitiva, y
los trabajos de orfebrería, Pero se le ha ocurrido al alcalde disponer que se propongan las
alacitas, de acuerdo con la tradición, en el centro de la ciudad, que ya empezó a ofrecer
desde ayer el aspecto de una cosa rara, mezcla de espectáculo y de feria pueblerina, de
concurso de trajes y de belleza, de piropos y de risas.

El nuevo lenguaje del arrabal paceño, que á menester de un Rufino Cuervo, culmina en la
plaza con la explosión de sus kaes gurales y onomatopéyicas. (Kjaras, hjehuiñas, kjeusas,
kjasas). Tiene para los paceños, indudablemente, un gran encanto la alacita. Nos vuelve
niños e ingenuos. Todo queda reducido a las proporciones de lo diminuto, como para la
estatura del ekeko que presidía la fiesta, al que, en otros tiempos, hasta se le hizo lector de
cosas de enjundia, como aquellas que brotaban de las plumas venenosas de Kala-león y de
Nolo Beas. (El Diario, 24/01/1930).
En este descubrimiento del Ekeko, los investigadores que publican en la prensa de la épo-
ca, reconoce su origen en el Collasuyo, y es invocado por los indígenas aymaras que se
enfrentan en esas carencias y adversidades del tiempo altiplánico donde la agricultura está
sujeta a las ritualidades de reciprocidad con las deidades andinas y una de ellas es el Eke-
ko que originalmente fue portador de la fertilidad humana por el prominente falo erecto
como símbolo de procreación de hijos que son necesarios como mano de obra en la chacra
y la familia. Además, si la fiesta fue el 21 de diciembre está relacionada con el rito de la
fertilidad de las illas o semillas.

El advenimiento de Ekhekho al Khollaúyo (especial para El Diario). Es una tierra de Ti-


huanaku y en tiempo del Imperio Kholla. La raza, castigada por el Dios de los dioses, está
amenazada de sufrir los descarnantes fuetazos del hambre, porque las lluvias aún no han
desgranado las perlas de sus aguas fecundadas. Documento extenso completo en Anexo
N° 17 (El Diario, 26/01/1930)

La popular feria de Alacitas. Ayer se ha dado comienzo a la tradicional fiesta de ALA-


CITAS. Han aparecido los primeros “EKEKOS”, los hombrecitos rechonchos y sonrientes
de la buena suerte. Nuestro grabado presenta un puesto de dulces (a la izquierda). Ahí se
vende los cartuchos de a peso, delicia de los niños y saca apuro de los jovenzuelos elegantes
que a cierta hora sienten las aflicciones del estómago.

La otra (ala derecha), es un puesto de flores, innovación en las costumbres de Alacitas. El


articulo cuenta con imágenes amplias y este texto explica la imagen como tal. (La Razón,
24/01/1931)

Algunos aspectos de la feria de alacitas. Imágenes detalladas. Con texto. ¡ALACITAS!


¡Ayer, hoy, la niñez se siente en un auge! Es el “Ekeko”, el de robusto torzo, las piernas con-
trahechas y la cara sonriente el que ha vuelto a remozar la historia de los años, de muchos
años. El martes se juega la lotería nacional de Alacitas. Documento extenso completo en
Anexo N° 20. Tres artículos en la misma plana. (La Razón, 25/01/1931).

Siguiendo la información que ofrece la prensa desde 1906 para adelante, está claro el protagonismo del
Ekeko en la Alasita que va posicionándose en el imaginario de la población urbana paceña. Se está ante un
proceso de construcción social y simbólica del ídolo del Ekeko, configurándose con los siguientes atributos:

• Diocesillo, reilón y grotesco


• Asociado a la alasita
• Estatura diminuta del Ekeko

( 76 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


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• El Ekeko de origen del Collasuyo
• Ekekos, hombrecitos rechonchos y sonrientes de la buena suerte
• Ekeko, el de robusto torso, las piernas contrahechas y la cara sonriente
• El mito colla del Dios de la Fortuna

Gran parte de estas atribuciones que le otorgan al Ekeko son el resultado de los trabajos de investigación
académica, así como de nociones del sentido común que la población participante de la Alasita conocía
sobre el Ekeko, sobre todo, del sector de origen indígena y que se reinterpreta en los sectores sociales
del mestizaje y cholaje.

b) Mitos y leyendas del Ekeko

En la tradición andina el personaje del Ekeko está relacionado con la mitología, leyenda y cuentos que
tratan de explicar el origen de este personaje. En parte esta narrativa y explicación de la existencia del
diminuto diocesillo como figura central, pero durante el siglo XIX está ausente, sin embargo, este hecho
no quiere decir que no existía, claro que estaba en la memoria de los productores ancestrales como son
los indios y mestizos, recuperada por los investigadores desde principios del siglo XX. Aun en esa época
se habla de supervivencias, supersticiones, mitos y costumbres ligados al tiempo del Collasuyo donde se
hablaba de él como personaje que trae prosperidad y abundancia. En esta línea, la prensa de 1938 cita
dos fuentes mitológicas que luego van a convertirse en tradición:

ORIGEN DE LA FIESTA DE ALACITAS. El mito kolla del Dios de la Fortuna. Documento


extenso completo en Anexo N° 23 (El Diario, 23/01/1938).

EL EKEKO. Tradiciones paceñas de Nemesio ITURRY NUÑEZ. (Ver documento extenso


completo en El Diario, 27/01/1938).

En la década del 40 sucede un hecho muy importante en la recuperación de la memoria mitológica


del Ekeko. La prensa del 23 y 24 de enero publica varios artículos reclamando que es necesario volver
a las ricas tradiciones:

LA SUPERVIVENCIA DE NUESTRAS TRADICIONES. Hemos insistido, con reiterada


frecuencia, sobre la urgente necesidad de volver al culto de nuestras ricas tradiciones
nacionales, no sólo como un hecho de vital sentido económico, sino también porque tal
actitud, irrenunciable para nosotros los bolivianos, nos devuelve el prestigio y decoro con-
tinental que habíamos logrado en tres siglos de fama incontrastable. Completo en Anexo
N°30 (El Diario, 27/01/1941)

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Secretaría Municipal de Culturas ( 79 )

En 1943 se publica un texto narrativo del Ekeko señalándolo como Dios de la primavera de los Collas:

El Ekhako es el Dios de primavera en La Mitología Aimara: es tan feliz y vastísima nues-


tra mitología que no puede palidecer ante ninguna religión o tradición. Las bellas historias
que más relata el sensitivo Alfred Churó, en su exquisito libro “Historia de las religiones”,
son pálidas imágenes ante la majestuosidad de divinidades y creencias Kolla-Andinas.
(Ver documento extenso en El Diario, 25/01/1942).

Por otro lado, el Ekeko es considerado portador del alma/espíritu paceño que ha sobrevivido hasta la
fecha. En este sentido se compara al ídolo con otras que existen en diferentes partes del mundo como en
Tokio donde se lo conoce de Daicocu.

El Ekeko altiplánico es también ídolo en el Japón y allí se llama Daicocu-Sama y representa a la abundan-
cia. No falta el pequeño y ventrudo dios de la riqueza y de la felicidad, luciendo su eterna sonrisa ¿No
tendrá relación esta similitud con el origen del nombre americano? Una crónica del ex - Cónsul en Tokio
señor José Luis Saravia: Las antiguas teogonías de los países de Asia, tienen reminiscencias sorprendentes
en las de los países americanos sedes de viejas culturas precolombinas como México y Perú.

El origen del hombre americano no es todavía una incógnita para los investigadores. Exis-
ten muchas teorías, entre ellas la muy conocida de que tribus nómadas del norte de Asia
hubieran pasado al continente americano a través del estrecho de Bering, que en invierno
une Asia a Americana con un puente de hilo. Documento extenso completo en Anexo N°39.
(El Diario, 27/01/1944).

EL EMBRUJO DEL EKEKO. Hoy se inicia el reynado del “ekeko”. Felizmente para nuestras
más expresivas manifestaciones del enorme folklore nacional esta simpática tradición del “eke-
ko” ha supervivido hasta nuestros días, gracias a que todavía el (…) aluvión de un cosmopoli-
tismo prematuro, no lo haya barrido como tantas otras manifestaciones del carácter nacional;
de ahí que la obligación fundamental de nuestras autoridades más comprensivas, la de darle el
clima moral y material, que le permita supervivir, como algo característico del alma paceña.
Página ilegible. Documento extenso completo en Anexo N°37. (El Diario, 23/01/ 1944).

Un hecho que marca esta época es el concurso de leyendas del Ekeko organizado por la Alcaldía Munici-
pal de La Paz en 1944 y que en 1945 publica con el nombre de “El origen del Ekeko” donde selecciona
los mejores trabajos.

La Leyenda del Ekeko. Narración legendaria inspirada en Tiahuanaco. Trabajo premiado


por la Alcaldía Municipal de La Paz, en 1944. Numero de página ilegible. (Ver documen-
to extenso en el periódico El Diario, 24/01/1945).
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Secretaría Municipal de Culturas ( 81 )

Luego, la prensa publicó algunos trabajos seleccionados sobre el Ekeko para conocimiento de la pobla-
ción, veamos:

Pasado, presente y porvenir del Ekeko (FRAGMENTOS). III Hay que vestirlo con pala-
bras, exornarlo con frases: rehacerlo del mismo modo que fue modelo, el barro andino,
por manos indias. Es casi una vocación de sentirlo unido a cada una de nosotros, que
nos vinculamos al milagro de su destinos extraordinario. (Ver documento en El Diario,
21/01/1945).

El Ekeko de Chuquiago al Monolito de Tiahuanacu. Si la vida sibarita del tradicional Eke-


ko chiquiaguino surge redivivo en la feria artesanal de las Alacitas de Nuestra Señora de
La Paz, cuando se afelio recibió el calor de la incubación en el ambiente kolla: el Monolito
secular, de estructura pétrea, levanta su testa ideográfica de entre las sinuosidades de sus
templos yacientes para restaurar su poderío y gloria en el heliosismo maya. — En el erial
gris del flanco oriental de Quimsachata se destacan los caseríos del pueblo moderno de
Tiahuanacu, linda tímidamente con las columnas megalíticas de Kalasasaya, megalíticas
de Kalasasaya, con la línea férrea que va al Titikaka, en cuya estación incursionan los
yokallas aimaras para negociar con sus monolitos en miniatura que ofrecen a turistas y
viajeros bajo el símbolo mítico de ser el portador de la buena suerte. Esta exaltación te-
mática del ídolo tiahuanacota que lleva prioridad sobre el amuleto del Chuquiagu Marka,
está iniciando el negocio infantil entre la curiosidad de los viandantes que adquieren su
monolito. (El Diario, 24/01/1948).

Una de las leyendas que marcó un hito en la narrativa sobre el Ekeko y la Alasita es la realizada por
Antonio Díaz Villamil quien ganó el concurso en 1944 con el seudónimo de “Choquehuanca” y el
título de “Ekhekho”. El contenido de la leyenda refiere a la aparición pública del Ekeko en La Paz y
de la Alasita asociado a la sublevación del Túpac Katari, a continuación transcribo lo más importante
de la narración folclórica:

Contexto histórico: La sublevación india de Túpac Katari y Bartolina Sisa en 1781, que realizan un
cerco a la ciudad de La Paz.

Personajes: La india Paulita Tintaya e Isidro Choquehuanca, nacidos en Laja; Doña Josefa Ursula de
Rojas Foronda; Sebastián Segurola, Gobernador de La Paz.

Argumento: Paulita, es separada de su novio Isidro Choquehuanca, indígena que momentos [...] antes
de despedirse le entrega un pequeño amuleto de yeso llamado Ekeko que el mismo había fabricado y
que según la tradición el fetiche velaba por la felicidad de quienes ponían en sus manos diminutas el
secreto de sus afanes. Para confeccionarlo seguían sus ritos y de acuerdo a sus particulares deseos. Cho-
quehuanca modelo la estatuilla como un español, hombrecillo pequeño y regordete de rostro enrojecido
muy parecido a su amo, el chapetón Rojas.

Paulita envolvió al Ekeko en su tari y lo guardó entre sus prendas íntimas. Luego de este
hecho sucedió la sublevación indígena y el cerco a La Paz, y todos los habitantes fueron
sometidos al hambre y la muerte. Aquí el Ekeko se manifiesta a Paulita que en medio del
sufrimiento por el hambre mira el fetiche se da cuenta de que el muñeco cargaba peque-
ñas bolsitas de maíz tostado, azúcar, harina y otros comestibles. De un salto se levantó
con el propósito de apoderarse de tan inesperados alimentos. Y tenía las manos febriles
extendidas hacia el Ekeko, cuando sintió junto a su puerta una voz que le nombraba...
¡Paulita! ¡Paulita! Entonces la india se apresuró a franquear la puerta a quién llamaba, y
con indescriptible sorpresa recibió el más patético y cariñoso saludo de su amado. [...]
Paulita estaba junto a su ama la joven Brigadiera Ursula, esta sufrió un terrible desmayo
causado por la excesiva desnutrición que imploraba un poco de alimento. Paulita co-
menzó a sentir por ella profunda lástima. Luego, fue corriendo a su cuarto a traer parte
de sus alimentos.

Conclusión: El relato concluye con la liberación del cerco indígena de la ciudad de La Paz. El Gober-
nador Segurola quien promulga una ordenanza que traslade la fiesta del Ekeko que se realizaba el 20 de
octubre al 24 de enero en homenaje santo a la Virgen Nuestra Señora de La Paz, patrona de la ciudad.
Este hecho en virtud de que el Ekeko con sus provisiones salvo a la familia de Segurola durante los meses
de asedio y hambruna. Así los españoles, mestizos e indios celebraran el retorno del Ekeko, con una
traza diferente, esta vez parecido a Sebastián de Segurola, con el rostro blancoide, regordete, con la boca
abierta expresando una risa cargada de ironía.

Esta leyenda folclórica escrita por A. Díaz Villamil sobre el Ekeko, no tiene un referente etnográfico,
se desconoce de dónde obtuvo la historia oral, quien fue la fuente del saber o de qué libros obtuvo la
información, entre otros datos importantes. Es evidente que Villamil, siendo historiador y con cierto
prestigio académico, se da el lujo de ignorar a los productores de ese saber y las fuentes. Desde el siglo
XVI los aymaras y quechuas son ignorados como siempre, voces anónimas para un sistema civilizatorio
occidental que menosprecia a los actores. Sin embargo, el mérito de Díaz Villamil es la recuperación de
una leyenda sobre el Ekeko y la Alasita desde la interpretación folclórica.

Junto a esta leyenda hay otras narrativas que están en la publicación que hizo la Alcaldía Municipal en
1945, entre ellas la “Leyenda del Ekeko” de Rómulo Téllez Blacutt; otro trabajo se refiere a las “Luces y
Sombras en el mito aymara” de Rodolfo Salamanca; “La Gloria del Ekeko” de Claudio Cortez A.; “Abun-
dancia” de Víctor Hugo Villegas y el “Ekeko” de Corina vda. De Villegas. En cada uno de estos textos

( 82 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 83 )

hay aportes interesantes en la construcción histórica del Ekeko y sus atributos benéficos para quienes buscan
prosperidad y felicidad.

La prensa de 1948 relaciona el mito del Ekeko con las culturas autóctonas y destacan su vestimenta y personifi-
cación no como un mestizo o criollo, sino la figura de un indígena con la vestimenta a la usanza de la raza india:

El Ekeko de Alacitas. He aquí nuevamente la tradicional feria. Ha llegado, una vez más, la fiesta
que alegra a chicos y grandes. Aquel sedimento de niños que tenemos todos en el fondo de nuestro
ser, sale a flor de alma en esta ocasión y nos extasiamos ante la inmensa variedad de juguetes que
ilusionan a los pequeños.

Es la fiesta del “EKEKO” y nadie le disputará su reinado durante estos tres días. El idolillo que al tra-
vés de centurias a quien sabe de milenios, ha hecho sentir su fiesta, se viste ahora de gala y con su son-
risa bonachona, con los brazos abiertos parece querer brindarnos toda la felicidad de que es poseedor.

La gente supersticiosa, con aquella superstición que está en el alma de la raza y cuyo arraigo se
halla profundamente enclavado en las cavernas de nuestro subconsciente, le ofrece su admirado y
temeroso homenaje.

Primero se lo viste con el típico poncho de vicuña: luego se lo va cargando, poco a poco, todo aquello
que hemos de necesitar o desearemos tener durante esta misión que reíste las características de una
ceremonia, quedaremos contentos, con la tranquilidad de haber satisfecho las exigencias del “EKE-
KO”, quién, a su vez, y en el momento oportuno, sabrá brindarnos generosamente todo aquello que
hoy le pedimos plenos de fe y entusiasmo.

Y el “EKEKO” sonríe, con su sonrisa bonachona, con los brazos abiertos, como queriendo derramar,
entre aquellos que le rinden pleitesía, su dones magníficos, abundantes.

En realidad lo consigue, pues pone raudales de esperanza en sus corazones de todos los que creen
en él. Hace vibrar de felicidad durante algunos días a su corte de adoradores. Y este es el triunfo, el
“EKEKO”; triunfo que nadie le disputa y que perdurará mientras una chispa de bondad de ingenui-
dad, de belleza espiritual. Triunfo magnifico, brillante, pues se constituye en todo poderoso, gracias
a esta virtud maravillosa, durante la fiesta de Alacitas. Nosotros también te rendimos pleitesía, y
al hacerme en ti, lo hacemos al alma de la raza, de esa raza que se remonta a épocas perdidas en el
polvo de los siglos y que hoy cruje bajo le férula de los poderosos; cruje de desesperanza, con el alma
y el cuerpo convertidos en duro metal.
( 84 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 85 )

Llora lágrimas de sangre ante sus ilusiones tronchadas que se estrecharon contra una mole
de estaño. Sin embargo, esa raza que aun cuando hoy yace esclavizada, llegará el momen-
to en que se levante fuerte y poderosa ante la alborada de un nuevo día. Por Jorge Carvajal
Pérez del Castillo. (El Diario, 25/01/1948)

EL EKHEKHO.- Aunque se crea vano describir el vestuario del Ekhekho, ese diosecillo
autóctono que aún supervive como joya inolvidable de la mitología Kolla, es necesario, en
defensa de la tradición, enumerar las partes de que se compone, sus nombres y el sentido
supersticioso que se da a estas prendas, no sólo en las capas indígenas, sino en la menta-
lidad civilizada de un buen porcentaje de nuestra población. (El Diario, 26/01/1958; 7)

Actualmente existen varios mitos y leyendas que hablan de las nuevas configuraciones del Ekeko, distin-
tos a los que menciona Antonio Díaz Villamil. Por ejemplo el que cita Montes:

Hace muchos milenios, había un aymara de nombre Ekeko. Era fornido, estatura pequeña,
humilde, bondadoso, caritativo y sonriente. Su nombre era Ekeko, fue un hombre bueno
que buscaba una vida armoniosa entre los hombres. Por donde quiera que andaba predica-
ba las buenas costumbres. Donde había problemas y llantos llevaba la solución, la conso-
lación y la alegría. Un día, por sus cualidades maravillosas, recibió poder de Apu Qullana
Auki (Dios padre Divino), que moraba en las alturas sagradas de khuno Qullo (montaña
nevada). Con este poder, Ekeko había logrado realizar grandes hazañas. Dicen que mane-
jaba grandes piedras, secaba el agua, trasladaba rocas y montañas solamente con hondas
y su voz. Todos le obedecían, por eso, la gente le seguía de cerca. Ekeko tenía su honda y su
ch’uspa (bolsa). Así caminaba por las montañas, cerros, pampas y por las riberas del Lago.
Al que lloraba le consolaba y le hacía reír, al que no tenía productos se los proporcionaba,
a los que querían casarse los juntaba para formar un hogar. (Montes, 1986; 211)

De acuerdo a este mito, el Ekeko es un hombre bondadoso que trae suerte, prosperidad y abundancia a
las familias. En este mito parece que están hablando del Ekeko como una persona que existió realmente
en un tiempo lejano.

c) Estudios académicos del Ekeko: folklorólogos, arqueólogos y antropólogos

Desde inicios del siglo XX, la prensa y los estudios académicos del Ekeko fue preocupación de folkloris-
tas, costumbristas, arqueólogos y antropólogos. El primer estudio fue realizado por Arthur Posnansky,
luego Rigoberto Paredes, Ismael Sotomayor, Antonio Díaz Villamil, Carlos Ponce Sanjinés, Antonio Pare-
des Candia, Germán Choquehuanca y Mario Montaño Aragón como los autores clásicos que escribieron
sobre el Ekeko. La importancia de los estudios realizados del Ekeko fue importante para esclarecer el
origen, significado y simbolismo y los cambios que ha sufrido junto a la Alasita.

En 1967 la prensa cita al conocido Maks Portugal un conocido arqueólogo que hace referencia a la pre-
sencia del Ekeko en la Alasita:

El Diario “Alasita” fue objeto de una invasión de vivanderas y otros comerciantes, En los
discursos el vocal de Cultura, Maks Portugal hizo la relación histórica a la feria de Alasita
y la presencia del Ekeko ídolo que según se dice, hizo su aparición en forma de muñeco
antes de la conquista española, con su estatura reducida, joroba y cargado de productos,
razón por la que se lo considera dentro de la tradición paceña como Dios de la Abundan-
cia. Empero ayer estuvo ausente de la feria. (El Diario; 26/01/1967; 7)

Un conocido escritor de tradiciones paceñas, Carlos Urquizo Sosa (1973), escribe sobre el Ekeko aso-
ciándolo a la feria de Alasita y lo caracteriza con adjetivos muy jocosos; talismán, mago, predicador,
coloradote y gordinflón, leamos la cita:

El Ekeko coloradote y gordiflón, inicialmente desnudo, fue posteriormente cargado de víve-


res de toda clase, de objetos en miniatura, apreciándose como portador de la buena suerte,
del amor y de la prosperidad, así como original portador de la alegría imposible de encon-
trar en otras regiones del mundo…La palabra alacita, significa cómprame en lengua ay-
mara, y los mestizos decían despectivamente a los chapetones españoles “Ekeko Alacita”,
o sea, cómprame, enano. La Feria de Alacitas es pues, uno de los magníficos exponentes de
la cosmología nativa, allí —como dijimos— se ve al Ekeko con aire de mercader oriental,
presidiendo la viva competencia de tradición, color y maestría del arte popular. Por Carlos
Urquizo Sosa (Presencia, 25/01/1973; 3).

La tradicional Feria de Alasita, sintetizando las conclusiones relativas en la estupenda obra “Tunupa y
Ekako (1969)” del Arqueólogo Carlos Ponce Sanjinés, se dice que la efigié del Ekeko, expresión sincopa
de Ekako, era un talismán antropomorfo adunco, dotado de facultad por magia homeopática, cimentada
en la ley de la semejanza, para contribuir a la tenencia de buena fortuna, rematándose en su origen como
mago y predicador a la etapa precolombina.

Asimismo, —afirma Ponce Sanjinés—, habría identidad entre Ekako y Tunupa. Por tanto, también
entre Tunupa y Keko, y finalmente, que la actual feria de Alacitas tendría raíz prehispánica empero con
sustanciales modificaciones.

( 86 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 87 )

Al margen de las rotundas afirmaciones precedentes, la tradición indica que tuvo su origen como
consecuencia del cruento sitio a que fue sometida la ciudad por el valeroso Túpac Katari en 1781.
Un 24 de enero, fiesta de Nuestra Señora, los mestizos paceños quisieron ridiculizar la figura del Go-
bernador Sebastián Segurola y los realistas por el Virrey Juan José Vertiz y no encontraron otra cosa
mejor que el ventrudo enano exornado con multitud de trabajos del Ekeko; de la misma manera, se
dice, que posteriormente a los largos meses de hambre y miseria que sufriera la población por el sitio
mencionado, los mestizos presentaron en la feria, víveres en miniatura, los que podían ser adquiridos
no con moneda de uso corriente sino con brillantes botones de metal. Animales y casas, también en
miniatura, se los “cambiaba” por víveres.

En cuanto al origen histórico y lugar del Ekeko dos autores clásicos se destacan por sus apreciaciones,
uno es el cronista Guamán Poma de Ayala (s XVI), y el otro el cura Ludovico Bertonio (1612) quienes
aportaron en la descripción del Ekeko.

El diccionario de Ludovico Bertonio, ofrece las primeras referencias del Ekeko:

Ecaco. I Thunnupa. Nombre de uno de quien los indios antiguos cuentan muchas fábulas: y
muchos aun en estos tiempos las tienen por verdaderas: y así sería bien procurar deshazer
esta persuación que tienen, por embuste del Demonio. Ecaco. Hombre ingenioso que tiene
muchas traças (Bertonio, 1612; 99).

Este dato que ofrece Bertonio habla de una deidad llamada Ecaco y que es Tunupa, un ser de la mitología
andina de los Kollas, representa al fuego y los volcanes, hijo de Wiraqocha, fue un predicador y sabio
que camino por el Altiplano predicando las buenas costumbres y que debían reconocer al único padre
llamado Wiraqocha, quien creo el cielo y la tierra, el sol, la luna, las estrellas y todas las cosas. Tunupa
andaba acompañado con un jilguero, invitaba a la gente a vivir bien, a no ser flojos, borrachos y que
debían dejar sus pecados. En una ocasión que andaba por el lago Titikaka, fue tentado por dos sirenas:
Umantu y Quesintu. Fue combatido por el ídolo de Copacabana, deidad del Agua. Fue condenado a
muerte, amarrado a una balsa y arrojado al lago Titikaka, su cuerpo abrió en dos partes el río Desagua-
dero, para perderse luego en el lago Poopó, cerca del cual existe un volcán que lleva su nombre. Este
hecho supone la palea de dos elementos: el fuego y el agua. En la lucha venció el agua que es la deidad
femenina sobre el fuego, que es la deidad masculina.

El cronista indio Guamán Poma para 1612 informa sobre el rol del Ekeko que funcionaba como auto-
ridad en el reino Inca:

En el Tawantinsuyu, existió Equeco ynga, autoridad como regidor administrador despen-


sero. (Poma, 1992, 161)
Otro autor importante en el estudio del Ekeko fue Rigoberto Paredes (1920) que dice lo siguiente:

Ekeko: Su imagen fabricada de oro, plata, estaño, piedra y aún de barro, se encontraba en
todas las casas en lugar preferente. Se le daba la forma de un hombrecito panzudo, con un
casquete en la cabeza unas veces y otras con un adorno de plumas o bien cubierta con un
gorro (chullu) puntiagudo; con los brazos abiertos y doblados hacia arriba, las palmas ex-
tendidas y el cuerpo desnudo y bien formado. Los rasgos de su fisonomía denotaban serena
bondad y completa dicha. Este idolillo encargado de traer al hogar fortuna y la alegría
y de ahuyentar las desgracias, era el mimado de las familias; el inseparable compañero
de la casa. No había choza de indio, donde no se le viera cargado con los frutos menudos
de la cosecha o retazos de telas o lanas de colores, risueño, con los brazos abiertos. Lo
hacían de distinto tamaño, pero el más grande no pasaba de una tercia de largo. Los
pequeñitos eran ensartados en collares y los llevaban las jóvenes en el cuello o en la ca-
bellera para que les sirviese de amuleto contra las desdichas o infidelidad de sus amantes
y enamorados. (Paredes, 1991; 50).

A propósito el arqueólogo Carlos Ponce Sanjinés publicó un libro denominado Tunupa y Ekako (1969),
estudio arqueológico acerca de las efigies precolombinas de dorso adunco. En esta obra, el autor apela
a otros connotados expertos como Arturo Posnansky y Fernando Diez de Medina, que para describir el
proceso que sufrió esta estatuilla de escaso tamaño y atributos especiales, sostiene lo siguiente:

Desde el punto de vista cronológico, Tunupa acaso se remonte a la cultura Tiwanaku. El


conflicto religioso que ha recogido el relato tradicional, quizá se halle vinculado a la expan-
sión de Tiwanaku en su época V (724-1200 DC), la cual habría permitido el desalojo de
muchas deidades locales y la entronización de Tunupa. Luego, la conquista inkaica de la
meseta, realizada hacia 1450-1471 de nuestra era, motivaría el desplazamiento de Tunupa
por Wiracocha, perdiendo sitial preferente y pasando a desempeñar la mera función de
fiel servidor, una posición secundaria, proceso vertebrado por el oportunismo sincrético del
sacerdocio cuzqueño. Finalmente, en el siglo XVII, vigente la férula del hombre blanco, se
asimiló Tunupa a un apóstol precolonial, sea Santo Tomás o San Bartolomé e inclusive se
le concedió catadura frailuna. Sin embargo, tal vez haya que eliminar de entre los rasgos
foráneos la barba en el mentón (recuérdese por lo común que el nativo, es casi lampiño), ya
que se conserva vasos retratos cerámicos del período tiwanacota que la ostentan.

Se ignora cómo se representaba antaño a Tunupa. Sin embargo, si se tiene en cuenta su


identidad con Ekako, se podría conjeturar que tuvieron la misma efigie y en ese caso hu-
biera sido antropomorfa y dotada de combada espalda. Empero, cumple dictaminar que no
hay prueba definitiva al respecto.

( 88 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 89 )

Es sugerente que en las comunidades que circundan al actual pueblo de Tiwanaku los ínco-
las [sic] tienen marcado respeto por las personas corcovadas, a quienes las consideran con
especial poder para proteger de los rayos, ya que las tempestades eléctricas en el altiplano
suelen no pocas veces mostrarse aterradoras. (Ponce, 1982; 179-180).

Carlos Ponce, deduce que Tunupa o Tonopa, a quien también se le llama EKEKO, es un dios prehis-
pánico que posiblemente se remonta al período clásico de la cultura Tihuanacu, (200 A.C – 700 D.C),
que ejercía amplio dominio sobre el fuego del cielo y que según otros investigadores como Rowe tenía
relación con el trueno y el rayo. Según Teresa Gisbert se puede concluir que Tunupa era un antiguo dios
del rayo, la lluvia y las estaciones geotectónicas como los volcanes. En lugares como Calcha, Carabuco,
la región del lago Titicaca y el altiplano orureño, en que aparece el mito Tunupa, curiosamente hay tradi-
ciones relacionadas con los fenómenos descritos y un volcán de la última región citada, lleva su nombre.

En el diccionario mitológico de Hans Van Den Berg se advierte lo siguiente:

Ekeko o Ekeko: Antiguo dios de la buena suerte y de la abundancia, representado por un


simpático enano jorobado. Las representaciones de este pequeño dios son adornadas con
una variedad grande de objetos en miniatura (casa, camión, utensilios domésticos, víveres,
etc.). La persona que tiene tal representación espera obtener esos objetos en forma real.
Relacionada con el iquiqu está la fiesta de alasitas. (Van Den Berg, 1985; 40).

Antonio Paredes Candia, lo define de la siguiente manera:

El Ekheko era y es hasta hoy, el idolillo indio preferido por las mujeres, quienes le atribuyen
el poder de darles marido o bienes terrenos y por eso, cuando adquieren uno, efectúan en él, el
agradecimiento ritual de carácter pagano: la ch’alla. Al Ekheko, consideran los jóvenes como
el dios propicio a las uniones sexuales. Se cuenta que los Ekhekos originales o muy antiguos
llevaban el miembro viril en estado erecto y bastante voluminoso. (Paredes, 1982, 12).

Es importante destacar el aporte del antropólogo Mario Montaño Aragón (1999) sobre la concepción del
Ekeko. Este señala que el idolillo tiene que ver con el atributo de la fertilidad y la reproducción humana
a semejanza al “Dios Eros” griego. El Ekeko era muy codiciado por las jóvenes indias que exclamaban:
dame marido o mándame mi hombre y le cubrían de ardientes besos y le prodigaban tiernas y frecuen-
tes caricias. Por tanto, el Ekeko tiene que ver con q’eta que significa semen varonil, así como Yccataña,
acostarse al lado de otro, algo así como Iquiña, dormir en cama. En esta lógica el Ekeko sería un jaqi illa
(reproductor humano) es el gran fecundador sexual, portador de la semilla humana, animal, vegetal, por
eso mismo, tiene un exagerado miembro erecto, propiciador del amor. Con esta conclusión Montaño
cuestiona que Ekeko tenga algo que ver con Thunupa e insiste la función del Ekeko como el Eros an-
( 90 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 91 )

dino, divinidad del amor, la unión sexual, ancestro de culto fálico, portador de semillas, relacionado con
reproducción de especies animales y vegetales, e hijo adoptivo de Mama Pacha como deidad fecundante.

El arqueólogo Max Portugal Z. en el artículo “El mundo mágico del Ekeko” señala:

El Ekeko es el dios de la reproducción y la abundancia de los aymaras. Asimismo señala la


existencia de un ídolo llamado Kiko o Keko por los kallawayas que lo representaban con una
joroba como símbolo de la buena suerte. (Portugal, 1960; 5).

Finalmente el Historiador aymara Germán Choquehuanca en un artículo escrito en el periódico el Diario


(1998), señala que la fiesta del Ekeko fue el 21 de diciembre en el Kapac Inti Raymi, solsticio de verano,
tiempo de lluvias y del crecimiento de la cosecha, cuando los aymaras llevaban illas para que el sol bendi-
jera estas y luego para ser trocadas en intercambio con otros productos. Y cita a la isla de Copacabana como
uno de los principales centros de bendición del Sol a las illas para que se reproduzcan, toda vez que esta
región era considerada sagrada por la Wak’a de Copacabana, concluyendo que el Ekeko es una Jaqi-Illa de
la fertilidad y que tiene su pareja que sería la warmi-Ekeka.

d) El Ekeko desde la mirada de los artesanos de la Alasita

En esta genealogía del Ekeko no sólo están los estudios académicos sino la percepción de los actores direc-
tos como los expositores, artesanos y especialistas religiosos en la feria de Alasitas. Las nociones de sentido
común como los saberes en relación al Ekeko posiblemente estén influenciados por los académicos, sin
embargo, la diferencia está en las prácticas sociales y los rituales que dinamizan la vivencia en la Alasita. Las
concepciones sobre el Ekeko son muy interesantes, en algunos casos le atribuyen bondades de salvador,
trabajador que ayuda a los pobres y hacedor de milagros.

De que es un señor pobre y era trabajador y ayudaba a la gente pobre, siempre le gustaba
ayudar a la gente pobre. (Fidelia Mamani, Joyeros, 18/02/2019).

...mi papá decía que había un tiempo en que escaseaba los alimentos y había un personaje
pequeño quien daba para que no falte y se dice que ese personaje era el Ekeko. (Antonia
Guzman, 19/02/2019.

En esa condición binaria de escasez/abundancia que se debate la realidad de los comerciantes, quienes se
enfrentan cada día para reproducirse en condiciones seguras, por eso, la sociedad inventa rituales, imáge-
nes, iconos, personajes como el Ekeko milagroso, Dios de la abundancia que ayuda a vender productos que
ofrecen los artesanos y expositores de la Alasita.
...es Dios abundancia [el Ekeko], bien milagroso… Dios abundancia me da y me vendo…
nos agarramos [plantitas] para surtir. Alguito con florcitas nos agarramos. (Juana Quis-
pe, 21/02/2019).

Los artesanos consideran al Ekeko como un señor muy pequeño, portador de la abundancia, trae buenos
augurios a quienes creen en sus bondades.

Que es un señor muy pequeño, que es de abundancia y que nos trae a nosotros también un
augurio bueno para que así nosotros podamos vender. Creemos en él, todos los feriantes
de la Alasita. Lo traemos siempre y los llevamos donde el Ekeko en la noche de velada,
creemos en el… (Nancy Mercado, 18/02/2019).

En cuanto a las prácticas sociales en la creencia del Ekeko se debe cumplir con la reciprocidad con las
deidades andinas para que funcione la fertilidad; en cuanto a la religiosidad católica, las relaciones que
se establecen con la Virgen Nuestra Señora de La Paz son parecidas al Ekeko, son entidades benefactores,
cada cual con sus atributos y su propio sistema religioso y ritual.

Es una tradición que nosotros creemos. Los bolivianos tenemos, porque recuerde que nosotros los bo-
livianos creemos en todo, creemos en nuestra cultura, creemos que nos da bendición el Ekeko, le cree-
mos… (Sixto Blanco, 18/02/2019).

Soy católica...allá tengo mi Ekeko (Anastasia Mamani, Sector Joyería, 18/02/2019).

Creo que es abundancia y el patrón de los artesanos. (Anastasia Mamani, 18/02/2019).

Sí creían, creían en la Virgen, más también creían en el Ekeko, porque el Ekeko es abun-
dancia decían (Trinidad Quisbert, 19/02/2019).

Como ídolo, el Ekeko requiere ciertas atenciones. Antiguamente se lo compraba en la Alasita desnudo,
quiere decir, sin productos ni vestimenta, entonces, se compraba los bienes materiales en miniatura que
requiere la familia y se le vestía al Ekeko, con traje de mestizo o indígena, de acuerdo a la clase social de
los devotos.

( 92 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 93 )
....vendía movilidades y se compraban autitos en miniatura…y justo para el siguiente
año ellos ya tenían su micro…ahora hay unas señoras que vienen a comprar ladrillos y
esas cosas, me dicen: -doña Ayda ahora véndame ladrillos, he hecho levantar ya mi mural
el año pasado, ahora quiero para hacer construir mi casa” se llevan ladrillos, se llevan
herramientas y para su Ekeko, se llevan víveres, arroz, azúcar, todo llevan… ellas tienen
su Ekeko, las señoras, las antiguas vienen y compran, a ellas se les junta la ropa, vienen y
me preguntan a mi “doña Ayda ahora qué voy hacer, tanta ropa tengo, les digo: -júntelo y
quémelo, atícelo, y entiérrelo en un hoyito, porque no lo van a botar en cualquier lugar…
(Ayda Parrado, 19/02/2019).

Era una campesino [el Ekeko], con su ch’ullito, con sus abarquitas, toda la indumentaria
que tenía era en relación a los productos que llevaba colgados en todo su cuerpo (Mario
Mancilla, 24/02/2019)

Hablaban que siempre el rey de la abundancia, que el que compra tiene todo, no le falta
nada… por ejemplo yo vendo ropa de ekeko. (Ayda Parrado, 19/02/2019).

El Ekeko está fabricado en distintos materiales: piedra, metal, yeso, arcilla y madera. Su manufactura no
tiene nada que ver con sus atributos, es lo mismo un Ekeko madera o de piedra, la diferencia solo está
en la atención que le otorga la persona que cree en sus bondades de la prosperidad.

… los ekekos se hacían de todo tamaño y en algunos casos eran de arcilla, casi no tenía
mucha salida, sin embargo como amuleto la gente compraba, ahora ya hay en todo mate-
rial, inclusive ya no hay muy típico, ya se ha transformado de lo que era antes… (Mario
Mancilla, 24/02/2019)

Se le cargaba como al Ekeko se le viste, parte por parte, uno por uno, pero todo de plata
(Adela Apaza, 18/02/2019)

Conocemos pues una amplia historia del Ekeko, él es un Dios de la abundancia dentro de
lo que es la mitología aymara, y es parte de nuestras costumbres de nuestras creencias y
parte de nuestra cultura. (Mario Mancilla, 24/02/2019)

e) Escultura del Ekeko de Zapana re-significado como wak’a

Los actores directos de la feria de Alasita, artesanos y expositores organizados en FENAENA, que participan
en la feria del Campo Urbano Central (PUC), realizan el 23 de enero, en la noche, un ritual andino cerca de

( 94 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 95 )

la escultura de piedra del Ekeko realizada por Víctor Zapana10 y colocada sobre un pedestal en la parte alta del
PUC. Los artesanos, expositores y la asociación de yatiris y amawt’as, funcionarios municipales tradicionalmen-
te organizan la ceremonia ritual de ofrenda de una “mesa” de reciprocidad a la escultura de piedra del Ekeko:

...participamos la noche del 23 enero con una wajt’a en el sector del ekeko de piedra, esculpido
por el Escultor Zapana. (René Velarde, Sector Yesos, 18/02/2019).

...se contrataban unos Yatiris unos maestros para la ceremonia, que hacían los rituales y
participaba todo el comité ejecutivo, los sectores todo… y eso se ha mantenido inclusive en
estos últimos años, se ha profundizado mucho más, ya no son sólo dos maestros de ceremonia,
sino que ya hay un sector de los yatiris que participan, ellos incluso toman las riendas, ellos
hacen ya. (René Velarde, 18/02/2019).

El 23 de enero, desde las seis de la tarde las personas se reúnen alrededor de la escultura del Ekeko de Víctor
Zapana. Las personas van llegando con billetitos, canastas, casitas, incluso con Ekekos al sector donde están
los yatiris, se ubican en la parte posterior y delante de la escultura del Ekeko.

Se efectúan dos formas de acción ritual que practican los creyentes para atraer el “poder” del Ekeko de pie-
dra. Un grupo de personas llegan con bolsas de billetitos y objetos de miniatura, los ch’allan y comienzan
a botar todos los billetitos por encima de la escultura en dirección a las personas que esperan delante del
Ekeko para recoger antes de que caiga al piso.

Esta acción ritual se conoce con el nombre de “devolver” al Ekeko los bienes recibidos y hechos realidad. Las
personas que recogen en el aire los billetes o bienes en miniatura son las que se están prestando del Ekeko
para que lo inviertan en sus negocios y si hallan una casita por ejemplo se les cumplirá la realidad de la casa.
El otro grupo de personas son las que compran las miniaturas y billetitos y solicitan la ch’alla con alcohol y
cerveza a las miniaturas y al Ekeko para que todo se haga realidad.
10. Víctor Zapana, de origen aymara, nació el 24 de agosto de 1926 en Copacabana, y falleció en La Paz el 10 de septiembre de
1997. Egresó de la Escuela Superior de Bellas Artes “Hernando Siles” el año de 1954; con el objetivo de conocer más de cerca el
arte escultórico en piedra, trabajó con picapedreros de los municipios de El Alto y Comanche. Fue profesor de artes plásticas en
varios colegios y también en la institución donde realizó sus estudios artísticos. En 1955 ganó el Primer Premio en el Salón “Pedro
Domingo Murillo” y en 1958, en su tierra natal fue declarado “Hijo Predilecto”. Poco antes de su fallecimiento, la Carrera de Artes
de la UMSA solicitó al Consejo Universitario su nominación como “Docente Emérito”.

El maestro Zapana fue el creador de la escultura de piedra El Ekeko, que fue realizado en 1977 por encargo del Gobierno Municipal
de La Paz. El trabajo está hecho en piedra de granito de comanche, esculpido a cincel y martillo de una sola pieza, contiene algunos
minerales como la plata y oro en pequeña escala, parte del cargamento que lleva consiste en piezas adosadas, su altura es de 2.10 x
1,20 m y pesa 1 tonelada aproximadamente. La escultura estuvo en varios sitios de la ciudad, originalmente estuvo en plaza Perez
Velasco, luego fue trasladado a la avenida Arce, a la curva de Holguín, a la calle Pichincha para finalmente establecerse en el Parque
urbano Central. Por motivo de varios traslados la pieza sufrió deterioros y se tuvo que reponer varias piezas para completarla.
El escultor Víctor Zapana trabajó en la cantera de Comanche por varios años. Cuando le fue encargada la pieza del Ekeko en 1977,
retornó a La Paz a trabajar. Zapana tenía mucha fe a la piedra con la que “conversaba”, sostenía que en cada bloque ya había una
figura encerrada sólo había que descubrirla. (Comunicación personal con Sofía Zapana, hija del escultor, 29.03.17).
( 96 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 97 )

Esta práctica social y ritual que se realiza cerca del Ekeko de piedra comenzó con los rituales que hacían
los expositores tradicionalmente la víspera del 23 de enero, consistía en una wajta/ofrenda al Ekeko,
luego la ch’alla de las miniaturas. Luego, como ampliación de este ritual los yatiris y amawt’as le dieron
un sentido y significado al Ekeko de piedra como Wak’a que tiene mucho poder. Entonces, echaban con
alcohol, cerveza y vino a la escultura de piedra, flores y mixtura, entonces, la escultura de piedra fue
adquiriendo un significado ritual de fertilidad, es decir, que tiene los atributos de la abundancia como
el ídolo del Ekeko.

Al cambiar de status el Ekeko como Wak’a11, se materializa como una deidad andina con poderes espe-
ciales al que se sacraliza mediante ofrendas. Resumiendo, la Wak’a del Ekeko recibe cada año ceremonias
de ch’alla en la víspera, el 23 de enero los expositores y los dirigentes de FENAENA se reúnen para
desarrollar ritos andinos. Desde hace 30 años atrás los dirigentes de FENAENA en la noche se reunían
en un lugar de la feria para ofrecer una “mesa” de ofrenda para que les vaya bien a todos los expositores.

En algún momento incluso se sacrificó una llama en una ceremonia de wilancha. Cuando llegó la escul-
tura de Víctor Zapana al PUC en 1993, los dirigentes de FENAENA se reunían en este lugar para ofrecer
una mesa ritual. Hasta ahora continúan haciéndolo los yatiris junto a los expositores fuera del acto oficial
de ceremonia o entronización del Ekeko-illa. Sin embargo, en los últimos años la escultura del Ekeko de
piedra ha cobrado una fuerza ritual impresionante entre los creyentes de la Alasita y el Ekeko.

f) El retorno del Ekeko-Tunu del destierro

El 2015 por gestiones del Estado Plurinacional de Bolivia llegó el objeto arqueológico denominado Eke-
ko-Tunu, en calidad de objeto “verdadero”, “original” y “valioso” para las prácticas rituales de la Alasita.
Con respecto a este nuevo imaginario del Ekeko recuperado los artesanos de la feria de Alasita se tiene
una opinión sobrevalorada.
11. Una Wak’a es un lugar sagrado donde habita un espíritu en una huella material que fue señalada por los ancestros como es-
pacios ceremoniales significativos. La Wak’a puede habitar en los sitios denominados apachetas, por eso, es un lugar energético
y significativo donde se realizan ofrendas de “mesas” rituales. La Wak’a es un objeto natural, como una piedra o un conjunto de
piedras, un rio o manantial de aguas o bien un sitio arqueológico donde moran los ancestros. Es un lugar, una piedra, montaña,
templos, tumbas, momias y otros que se significan por las prácticas rituales de reciprocidad.

El antropólogo Luis Castedo nos indica que la Apacheta es un intermediario ceremonial para referirse a la Wak’a: “Las ofrendas
son y han sido destinadas desde alguna apacheta para los achachilas y las deidades protectoras que habitan en la Wak’a, es decir
en los lugares o templos sagrados, residencia del ídolo tutelar del ayllu (Castedo, 2008; 30).

El lingüista Félix Layme, se refiere a la Wak’a (guaca) como dios tutelar masculino del lugar en que moran en piedras antro-
pomorfas o de formas impresionantes, en un ayllu pueden existir varios y cada uno tiene funciones en que pueden ayudar
cuando se practica la reciprocidad con ellos. Algunas wak’as más conocidas: Yaruwillka, Pari Akaka, Pachaqama, Chuxllu quta,
Chincha, Qarwani, Sara, Qurupuma, Sulimana, Qurikancha, Pakari Tampu, Pukara, Tiwanaku, Illampu, Illimani, saxama.
(Layme 2004, 195).
El Ekeko-Tunu ha sido pues felizmente repatriado del conocimiento de toda la pobla-
ción… de Berna y demás, tiene toda una historia, que en la región de Tiwanaku lo
habían vendido a unos gringos y ellos a unos coleccionistas. (René Velarde, 18/02/2019)

Es un dios de la abundancia que dicen, pero el Ekeko-Tunu, para mí en particular tiene


un significado mucho más profundo porque es de una cultura milenaria, como Tiwanaku,
(René Velarde, 18/02/2019)

Otra percepción sobre el Ekeko habla de cierta incertidumbre:

Antiguamente no lo hemos escuchado mucho, pero ahora sí, nos han contado sobre él y
estamos también con eso, pero mucha gente no cree en ese Ekeko; más en el Ekeko tradi-
cional. (Adela Apaza, 18/02/2019).

La significación cultural de un objeto es sumamente complejo, más aún si es una pieza arqueológica como
la que se pretende señalarle como Ekeko-Tunu. Todo objeto pasa por muchas significaciones y re-significa-
ciones que van de acuerdo a la época, al contexto cultural y al poder político, por eso, la tradición es resulta-
do de un proceso social, aunque el Estado como los grupos sociales puede reinventar tradiciones culturales
por un cierto interés de mostrar una expresión como algo valioso y patrimonial para la cultura. Esto es lo
que sucedió con el Ekeko-Tunu cuando se lo presentó públicamente como un ícono arqueológico asociado
a la Alasita y la abundancia. Pero ¿Cuál es valor real y patrimonial del antiguo Ekeko frente al nuevo que
se repatrio? ¿Dónde está la diferencia entre los dos Ekekos? ¿Cuál de los dos Ekekos vale más, son iguales
o complementarios? ¿El objeto arqueológico repatriado es deidad de la abundancia? Para responder estas
preguntas vamos a referirnos a los antecedentes del Ekeko repatriado llamado Ekeko-Tunu.

La historia de esta repatriación comienza con un robo del suizo Johann Jakob von Tschudi, viajero por
los territorios de Sudamérica. Durante su travesía por lugares arqueológicos fue recolectando piezas
valiosas. En 1858 y durante su estadía en Tiwanaku, Tschudi encontró una pieza lítica de 15,5 cm y
de 2000 años de antigüedad que le llamó la atención y quiso obtenerla a cambio de un vaso de coñac,
cambio que fue aceptado por el portador de la pieza. Posteriormente el propietario del objeto desistió y
el suizo no tuvo más opción que embriagar a los pobladores y salir corriendo con el objeto, este pasaje
de la historia fue descrito en su diario. La pieza sustraída según el viajero europeo suizo era el “santo de
los ladrones” y no se refiere como la representación de la deidad de la abundancia. En 1929 la pieza fue
vendida al Museo de Historia de Berna, donde permaneció durante muchos años.

En cuanto a la “escultura de Berna”, el arqueólogo Jedú Sagarnaga (2004) ofrece un interesante análisis
científico de la pieza indicando que el objeto es de filiación Pucará, de origen prehispánico. Tenía una
función mágico religiosa en Tiwanaku en el momento del robo en 1858, y que actualmente se ha re-sig-

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nificado como un antiguo dios ligado a la Alasita sólo como una hipótesis pues debe comprobarse con
más estudios al respecto.

Después de una investigación y gestión de la pieza se solicitó al museo de Historia de Berna-Suiza la


repatriación del objeto, ya que esta era originario de Tiwanaku-Bolivia. En 2014, el Ekeko Tunu fue
entregado al Museo Nacional de Arqueología de La Paz. A partir del 2015 la pieza lítica del Ekeko -Tunu
forma parte del recorrido ritual el 23 de enero que se inicia en la plaza Mayor hasta el campo ferial de
Alasita donde se realiza un ceremonia ritual de la wajt’a al Ekeko. Esta procesión está conformada por
artesanos, dirigentes, yatiris, amawt’as y autoridades municipales.

El 23 de enero del 2018 se organizó un programa especial con motivo de la declaratoria de la Alasita
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la actividad comenzó con una misa en devoción a
Virgen Nuestra Señora de La Paz en la Iglesia de San Francisco, una vez terminada la ceremonia religiosa
se continuo con la procesión de la estatuilla del Ekeko Tuno que se encontraba en una urna de cristal
sobre un vehículo. Mientras una réplica del Ekeko Tuno de dimensiones grandes fue trasportada por
yatiris y amawt’as. La procesión recorrió las calles de la ciudad e ingreso al campo ferial de Alasita hasta el
lugar donde se encuentra la escultura de piedra del Ekeko. En este sitio se ofreció una ofrenda o “mesa”
andina, se procedió a la ch’alla con alcohol.

g) El Ekeko: ¿Dios patriarcal andino?

En esta construcción social de sentido y de significado del Ekeko, los curas doctrineros que elabora-
ron los diccionarios aymara y quechua le identifican como embuste del demonio; mientras que los
folklorólogos, arqueólogos, antropólogos construyeron un ídolo andino llamado Ekeko, endiosado y
patriarcal, una divinidad portador de la abundancia como Dios12 creador judío-cristiano con poder de
ofrecer bienes a sus devotos. Esta idea nos parece algo equivocada pues viene de la noción religiosa
cristiana de ver al Ekeko como Dios de la abundancia que ofrece riquezas materiales, este discurso se
repite recurrentemente desde las instituciones del Estado y los estudios culturales: El Ekeko, Dios de
la abundancia, divinidad autóctona, entidad, fetiche, amuleto, atributo de la fertilidad, ídolo, jaqi-illa,
Ekeko-Tunu.

La presentación genealógica del Ekeko lo muestra como un ser humano con características especiales:
estatura diminuta, joroba, cabeza coronada y en posición sentada. Esta representación antropomorfa no
tiene un determinado género de ser varón o mujer, es tal vez un ser andrógino, hombre/mujer a la vez;
sin embargo, en la concepción occidental el ídolo es varón y poderoso portador de riqueza material.
12. Véase Rigoberto Paredes, Posnansky, Ismael Sotomayor, Ponce Sangines, Paredes, Montaño.

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Una corriente intelectual que ha cuestionado esta representación del Ekeko como Dios es la sustentada
por el historiador aymara German Choquehuanca quien sostiene que el Ekeko es un jaqi-illa y que su
origen es el Qollasuyu y que su verdadera fiesta fue el 21 de diciembre en la fiesta del Kapac Inti Raymi,
solsticio de verano, tiempo de lluvias y del crecimiento de la papa, cuando los aymaras llevaban illas
para que el sol bendijera estos objetos para ser intercambiadas con otros productos que, daría origen a la
Alasita como fiesta de la Chalaqasiña o intercambio de semillas que son illas de la fertilidad que crecen.
Por tanto, el Ekeko es una jaqi-Illa de la fertilidad, que además que no está sólo, ni es un dios; sino que
tiene su esposa que sería la Warmi-iqiqa.

Esta tesis afrima que en tiempos remotos, el Jaqe Illa era la representante del ser humano en miniatura,
que era construido en material sólido y era una especie de señal que denota poder para seguir lo desea-
do. Los Qolla llaman a la persona madura Jaqe y a la representación del poder denominado Illa. Cuando
una persona lleva el conocimiento, el saber y la fuerza para realizar una realidad en bien del Ayllu y de
la Marka, es representante y construido en un objeto pequeño.

El Jaque Illa es la señal representativa para el fortalecimiento del matrimonio. Existen hasta el momento
cuatro tipos de Jaqe Illa: Munachi, Achala, Eqeqo y Wawa.

El Munachi, era la Illa que adquirirían las personas de enamoramiento en edad de casarse. Se lo llamaba
también Chacha Illa y Warmi Illa, también conocidos como Chacha Munachi para querer esposo y War-
mi Munachi para querer esposa. Ambos, por separado, tenían los órganos sexuales visibles y pronun-
ciados y otras veces no. También se encontraban unidas representando la relación sexual. Los jóvenes
solteros de ambos sexos lo tenían diariamente estas piezas, lo utilizaban para conseguir amor hacia un
futuro matrimonio.

El Achala era la Illa adquirir fertilidad para la reproducción de hijos y la Uywa en la fiesta del Inti
Raymi de junio con la compañía de las Ispalla para la reproducción de las papas, maíz y la provisión
de otros productos. Se lo representa en una pequeña figura humana, el varón tenía el órgano falo de
viril muy pronunciado y de igual manera el de la mujer. Se lo utilizaba en los ritos agrícolas para traer
al Jallu o lluvia y de esa manera tener una Alloxa o abundancia siembra y cosecha productiva y éxitos
sobresalientes.

El Eqeqo o Eqaqo era la Illa en miniatura material sea varón o mujer sin exhibir abiertamente los órganos
sexuales. También era la Illa que representaba a una persona viva natural de baja estatura sea varón o
mujer, tenía, atraía y conseguía todas las cosas para el desarrollo del matrimonio, para que no les falte
comida, ropa, casa, rebaño e instrumentos de trabajo. En la fiesta del Qhapaj Raymi recurrían con la
Illa a la Waqa o lugar sagrado de los espíritus protectores, como también se recogían dichas Illa para
manejarlos y conservarlos.
El Eqeqo era la Illa que representaba la seguridad del matrimonio, no era la Ch´ulla o impar por eso era
varón o mujer, ni tampoco podía ser pareja Sapa o sin hijos, tiene que haber hijos y familia, por ello
necesitaba de provisiones porque llevaba objetos pequeñitos, ya sea en sus manos, en su cuerpo o alre-
dedores de él y que representaba lo que se podía distribuir para que los que necesitan puedan conseguir
de manera real.

El Wawa Illa es la representación de un bebé o beba en una cosa pequeña para querer la felicidad, la
salud y el bienestar de los niños o niñas en su cuidado. (Inka Waskar Chuqiwanka, Eqeqo, 1996; 11)

El especialista religioso aymara, Valentín Mejillones, sostiene que el Ekeko no es un Dios, sino que es
una jaqi-illa (2005).

Exactamente, el Ekeko es el mensajero del padre Sol, representa el espíritu de la huma-


nidad que se convierte en Warmi munacha (amor de mujer) y Chacha munacha (amor
de hombre). Ahí está cada cual con su munacha y aquel que quería matrimonio, ella y él
tenían su munacha, eran illa que unían. Entonces el yatiri amarraba con caito multicolor
de llama, y bendecía, hacia ritual. Eso lo tenían hasta juntarse la pareja. Por eso el ayni,
el minka cuando se juntan se casan se Jaqicha (se casan).

El Ekeko, para el mundo andino es JAQI ILLA, que cumple el rol de Chacha munacha o
warmi munacha, es como un amuleto de la fertilidad y de matrimonio. Cuando los chara-
zanis han hablado de jiska jaqi que vivían los jisqa runa. Eso escribe el escritor Oblitas,
eso es cierto, pero ha sido en Charazani, pero actualmente entre los aymaras hay jorobadi-
tos, son jaqi illas, realmente esos deberían ser festejados en el 24 de enero, justamente hay
mujeres también en mi zona, toda una familia son pequeñitas.

Para el mundo andino no existe DIOS ni DIABLO, se cree en una evolución constante.
Nosotros nunca nos hemos apartado de la naturaleza, por eso no tenemos que buscar a un
ser querido o a un DIOS. Nosotros vivimos con el cosmos, siempre en la mañana miramos
al Sol como padre y a la Luna lo consideramos como madre en el cósmico. En lo telúrico
a los ACHACHILAS, los cerros sagrados lo miramos como a padre y como madre a la
Pachamama, la reconocemos a la madre naturaleza. (Valentín Mejillones, 07/02/2005).

En la práctica social de la ritualidad al Ekeko se debe cumplir ciertas reglas que son imprescindibles en la
concepción andina de la reciprocidad. Los productores del Ekeko son los artesanos yeseros que participan
en la Alasita y establecen ciertas normas que se deben cumplir para activar las bondades de este ídolo.

( 102 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 103 )
Hacíamos Ekekos y casitas por docena. Dábamos a otros quienes los vestían con cargas
y miniaturas. Ahora ya no hacemos. En la feria estas vaquitas no más se vendían. Los
ekekos compraban los de la ciudad. Los campesinos compraban, vacas lecheras, oveja,
chancho, gallinita, se llevaban al campo. Dicen que es una illa para tener más ganado.
Compraban casitas en miniatura para tener casa. Al año tendré casa decían… Hacíamos
Ekeko, pero nunca me he criado. El Ekeko tiene sus costumbres. Cada martes y viernes
hay que ch’allar y hacerle fumar. Si no se le cumple, el Ekeko te castiga, es malagüero”
(Celia Mancilla, 10/01/2004).

Tomando en cuenta este testimonio, el Ekeko es un personaje que requiere atenciones, quien está a su
cargo debe vestirle, ch’allar, hacerle fumar el viernes último del mes, cargarle con miniaturas que uno
desea tener. Ponce aporta el siguiente detalle:

Una mujer, sea burguesa, chola o indígena, que en la feria de Alasita lo compraba des-
nudo (khala en lenguaje aymara y pelado en el habla aymara de la ciudad), estaba
obligada a vestirlo y escoger personalmente los objetos que le interesa que cargue. La
primera prenda que se le colocaba es la llamada manguetas (sic), especie de fundas para
los brazos y unidas por una cuerda, tejidas con lanas multicolores. Esta pieza de vestido,
desaparecida en la actualidad, fue la que usaban antiguamente los waca-kjaris de los
mercados. Luego, un chaleco en miniatura; una bufanda, generalmente de color café y
tejido de lana de vicuña. En la cabeza, el lluchu o gorro indígena con orejeras, y tocándo-
le, un sombrero corriente. Después se le hace cargar sacos de arroz, azúcar y harina, un
cesto de ají, una lata de alcohol marca venado, un mazo de chancaca peruana, una caja
de jabón y otra de velas; paquetes de fideos, de papel picado (mixtura) y serpentina. A
este cargamento tradicional e insustituible se le aumenta toda miniatura de manufactura
nacional o doméstica: montura, trastos de hojalatería, colchón, cuja. Wiskus (sandalias),
alforjas, lacayita de cigarrillos y moneda papel de corte fabulosa e impresa especialmente
para este día. Con abarcas en los pies, usa pantalón partido de chuta, generalmente de
color verde o rojo, con faja al cinto y chaquetilla sobre el cuerpo, camisa y corbata de
frac. (Ponce, 1982; 196)

Por tanto, no se puede tener un Ekeko, así no más. Requiere cumplir algunos requisitos de reciprocidad
que establece la tradición: primero, alguien tiene regalarte o cambiar, bautizarle con un nombre, hacerle
fumar los viernes, ofrecerle, coca y alcohol, vestirle con ropa nueva en Alasita, hablarle y darle cariño.

( 104 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 105 )
Ocupación del espacio público:
La feria un conflicto permanente Capítulo 5
Secretaría Municipal de Culturas ( 107 )

El uso del espacio público se presenta para diferentes si-


tuaciones o funciones, las calles para la circulación o las
plazas como espacios de encuentro. Los mercados son
destinados al intercambio. Una característica del comercio
es el asentamiento en vía pública, este tiene antecedentes
desde la época colonial. El comercio en vía pública llegó
hasta nuestros días, las calles destinadas a la circulación
son ocupadas por ávidos comerciantes.

En este sentido, la popular feria de Alasita comenzó en


la plaza mayor de la ciudad y calles adyacentes, y debido
a la urbanización, las gestiones municipales de entonces
y rechazo por algunas esferas de la sociedad se tuvieron
que ir moviéndose como nómadas por la ciudad. A este
problema de la ocupación del espacio público se añade la
duración de la feria de Alasita que en el siglo XIX eran dos
días, luego tres y actualmente es casi 45 días.

a) La migración permanente de la feria

La feria de Alasita en el siglo XIX ocupaba un espacio pú-


blico céntrico como era la plaza 16 de julio (actual plaza
Murillo) donde se ofertaba los productos en miniatura. La
ocupación del espacio causó diferentes disgustos y con-
flictos entre los artesanos y las autoridades competentes
del municipio de La Paz. Durante el siglo XX, la Alasita
llegó a instalarse en diferentes sectores de la ciudad.
Una centuria anterior la feria se extendió por las calles Illimani y Comercio, el espacio era suficiente para
satisfacer a una población de 18.594 habitantes (Censo Cercado, 1877).

A finales del siglo XIX la ciudad vivía transformaciones, la municipalidad invertía sus recursos en obras pú-
blicas, instrucción y beneficencia, buscando el embellecimiento de la ciudad. Se hacía la apertura de nuevas
calles y avenidas, se arregló los caminos que iban hacia Alto Lima y Alto Potosí (IV Centenario, 1948).

El siguiente cuadro refleja los espacios que ocupaban los artesanos y los días de la fiesta de la miniatura.

Años Espacio público Duración


Plaza 16 de julio (Plaza Murillo)*
1789-1913 1879 a 1898: 3 días
Para 1890 ocupan las calles Illimani y Comercio
1914-1915 Alameda 3 días
Plaza Murillo
1916 3 días
Alameda
1917-1919 Plaza Murillo 3 días
1920 Alameda (El Prado) 3 días
1921-1925 Plaza Murillo 3 días
1926-1929 Plaza España** 3 días
1930 Plaza Murillo 4 días
1931-1941 Plaza San Pedro 1937: 4 días
1942 Avenida Camacho 4 días
1943 Av. Mariscal Santa Cruz 4 días
Plaza San Pedro
1944: 4 días
1944-1961 Vía principal, calle Colombia y adyacentes.
1951: 5 días
1952 nueve manzanas son utilizadas

( 108 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 109 )

Av. Montes
1962-1970 Entre av. Pando y Perú, calles Batallón Illimani y 1964-1966: 7 días
Eguino
Plaza Antofagasta
1971 8 días
Avenidas Urguay, Perú y Armentia
1972 Av. Montes 8 días

Av. Del Ejercito


Av. Bolívar, calles Juan Federico Zuazo y Zapata hasta
1973-1975 8 días
la confluencia de la calle Juan Manuel Loza
1975 la feria ocupa 3.600 m2

Aduana Nacional***
1976-1980 8 días
Plaza Antofagasta
1981-1990 Avenida Tejada Sorzano 8 días
1991 Centro Comercial Pura S.A.**** 8 días
1992 Avenida Tejada Sorzano 8 días

Campo Ferial*****
Ex Parque Roosvelt y Zoológico Av. Bolívar y Ejército.
1993-2019 Desde 1998 ocupa el frontis del Teatro al Aire Libre 15 a 32 días
Jaime Laredo.
1995-1998, calle 17 de Obrajes y 21 de Calacoto

*En la revisión de hemeroteca se encuentra con el nombre de Plaza Alacita refiriéndose a la Plaza 16 de
Julio, en 1909 este espacio recibió el nombre de Plaza Murillo.
**Es la actual Plaza Sucre más conocida como Plaza San Pedro
*** La Aduana Nacional, actual Terminal de La Paz
****Ex Fabrica Said
*****Mas tarde el Campo Ferial es conocido como Parque Urbano Central
A finales del siglo XIX y principios del XX y durante la época republicana liberal, La Paz fue influenciada
bajo el modelo modernista que vivía Europa y por tal razón se generaron cambios en la fisonomía de la
ciudad. Esta ola de modernización repercute en la feria de Alasita ya que la sociedad buscaba desplazarla
a áreas periféricas. Los señores concejales que tal idea sustentan (prohibir la fiesta de Alasitas) sostienen
que La Paz es un pueblo ya bastante culto para que pueda ofrecer a los ojos de los extranjeros el espectá-
culo risible y añejo-según ellos-de aquella feria bulliciosa, (El Comercio, 1907; 3).

Una parte de la población consideraba a la feria de Alasita como un espectáculo risible y pedían que se
suspenda, debido a esos criterios y por el crecimiento urbano aconsejaban se vaya del área central a otro
espacio no tan céntrico, a la periferia, es decir a las afueras de la ciudad oligárquica.

Entre 1914 y 1920, los artesanos y expositores se trasladaron entre la plaza Murillo y la Alameda (av.
16 de Julio), llegando a moverse, más tarde, por diferentes zonas de la ciudad. Cada traslado ha gene-
rado molestia entre los artesanos y la ciudadanía, en 1914 ha ocasionado una ola de protesta (El Diario,
24/01/1914). En 1916 se ha generado censura de cincuenta mujeres que exigían ante el Presidente del
Consejo doctor Villanueva que la feria se lleve a cabo en la avenida 16 de julio, lo que provocó que la
feria se realice en dos lugares, Plaza Murillo y Alameda (El Diario, 20/01/1916).

Para 1926 a 1929 la ciudadanía recibe a la feria en la Plaza Sucre (más conocida como plaza San Pedro).
En este caso “…se arguye que ha quedado reducida a las proporciones de una fiesta de barrio…” (El
Diario, 23/01/1930).

Entre algunas de las protestas se tienen a las siguientes:

— Esta sí que es una ocurrencia, decía una cholita furibunda, que se creerá, pues, el Presidente
Municipal. Ya estábamos acostumbrados a ir a San Pedro, ahora otra vez a la plaza.

— Ay, si nuestras autoridades no tienen una sola palabra. Uno entra dice que sea allí, otro
entra dice que no sea allí. El buey por sus astas el hombre por su palabra. Salud… y se
tomaron dos botellitas de cervecita con mucho antojo del importuno oyente.

En otro sitio el comentario era más atrayente:

— Y como dicen pues que el Presidente de la Municipalidad ha llegado de Buenos Aires.


Yo creo que allí no harán ferias en la plaza principal.

— Es que dice que es para alentar a los obreros nacionales.

( 110 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


FOTO: Archivo Cordero Castillo FOTO: Archivo Cordero Castillo
Feria de Alasitas en la Av. Camacho (1932-1938) Feria de Alasitas Plaza de San Pedro 1940
Secretaría Municipal de Culturas ( 111 )
— Ya… De donde. ¿Estos ociosos acaso trabajan? Iguales en San Pedro o en aquí. Nunca
hacen nada. Y si no vas a ver: todo es extranjero. Los japoneses no más son los que
venden y traen todo.

— Míralo a este “Kera” taparaco, lo que nos mira.

El pobre cronista noctámbulo tuvo que desaparecer inmediatamente. Se guía por otra sec-
ción cuando acertó a oír otro dialogo:

¡Que desvergüenza, decía una cholita ya entrada en años, pero traernos aquí! Como si La
Paz no fuera ya ciudad grande. Antes éramos poquitos, pero ahora ya somos tana gente!
Y en una plaza tan chica, dirás. Ay, ya no tienen sesos los hombres del día (El Diario,
24/01/1930).

La queja mayor venía de las mujeres artesanas quienes expresaban su molestia al estar involucradas en
constantes traslados por la ciudad. Para la segunda mitad del siglo XX, conforme fue incrementando la
población y extendiéndose el radio urbano, la fiesta de Alasita llegó a ocasionar rechazo en una parte de
la población, debido al perjuicio en el tránsito por las calles.

Debido al incremento de los artesanos, la disponibilidad de un buen espacio influía en las negociacio-
nes entre el municipio y los gremiales, los últimos se resistían a los traslados y evitaban cooperar con la
alcaldía. La opinión pública buscaba lugares en los que no se llegue a perjudicar a la población con la
instalación de los puestos. En 1971 se quiso trasladar la feria de la avenida Montes y ante ello surgieron
reclamos de los artesanos quienes en medio de llantos y gritos explicaron al presidente Juan José Torres
las pésimas condiciones en las que se encontraban (El Diario, 17/01/1971; 4).

Muchas controversias se suscitaron a raíz de tal ubicación entre los sectores de comer-
ciantes de vendedores y expositores de Alasita y los sindicatos de colectiveros que hacen
el servicio público a través de dicha avenida (…) Por su parte algunas instituciones cí-
vicas, vecinos de la avenida Montes, sectores de taxistas y muchos ciudadanos emitieron
protestas por seguir manteniendo en plena ciudad, capital de República y sede del go-
bierno, una fiesta de moldes netamente pueblerinos (…) Por ejemplo, se dijo que podría
trasladarse a El Alto, a la urbanización de Ciudad Satélite o hacia el sector de la tranca
de Rio Seco. También se sugirió que se la ubique en las zonas periféricas de la ciudad, en
cualquiera de ellas (El Diario, 24/01/1971).

( 112 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 113 )

El dilema no solo era con los artesanos sino también con la gente involucrada en el espacio como los
transportistas y juntas de vecinos. Cuando se trasladó la feria a la avenida del Ejército, inmediatamente
la junta de vecinos de Laikakota intervino para que no se realice en dicho lugar indicando que:

Dicha Junta Vecinal aduce que para la ejecución de la obra, fue necesario invertir cuan-
tiosas sumas de dinero y efectuar un gran esfuerzo humano; actualmente, la grama y
especies vegetales de los jardines están en proceso de germinación, corriendo el peligro de
que sean destruidas por la afluencia de público a la Feria de Alasita y la instalación de
vendedoras de comidas (Presencia, 21/01/1973; 9).

Estas disputas surgieron ante el incremento de los artesanos e incluso a partir de 1995 se estableció en
las Ordenanzas Municipales de que se realice la feria de Alasita en la calle 17 de Obrajes y en la calle 21
de Calacoto. Existió un año en que se trasladó la feria a El Alto y a partir de ello continúan realizando
dicha feria:

…era una feria única en toda La Paz, no había feria en ningún lado y mucho menos en
El Alto. En el Alto han hecho aparecer desde que el MacLean nos ha echado, nos ha echa-
do de la Tejada Sorzano, entonces no teníamos donde vender y nos han votado al Alto.
Hemos ido al Alto a vender y ahí esa gente del Alto se han avivado y han dicho “entonces
nosotros también haremos feria” y se han hecho su feria. Gracias al MacLean, sino era
eso, nosotros éramos los únicos (Machicado, 14/02/2019).

Un año en Villa Dolores y a partir de ese año se ha iniciado esa feria en El Alto, que ahora
ha crecido bastante (Calcinas, 14/02/2019)

Cuando el alcalde MacLean no nos quería ver a nosotros al Alto hemos ido a dar la feria,
ahora los alteños ya lo hacen las Alasitas. De nosotros se han copiado cuando nosotros
todo hemos desocupado para bajarnos a la ciudad y los alteños han abierto otra feria otra
Alasita, eso ha pasado (Mamani, 21/02/2019).

La feria tuvo que moverse por toda la ciudad “…en fin hemos recorrido plazas, calles, avenidas de toda
la ciudad y este último…” (Mancilla, 14/02/2019). A lo largo de estos años los artesanos han percibido
que se las votaba de un lugar a otro y que no se los quería “…además porque nadie ya nos quería hasta
de la Tejada Sorzano ya nos han botado...” (Quisbert, 19/02/2019). Actualmente, ante la demanda de la
población, existen diferentes espacios que se habilitan sólo para el 24 de enero como el atrio de la iglesia
de San Francisco, Plaza Sucre, Plaza España, Plaza Avaroa entre otros.
Como se ha insistido en páginas anteriores, la duración de la feria varía desde el siglo XIX hasta la ac-
tualidad, pasó de tres días hasta más de un mes. La ampliación en los últimos años se debe a que en
el espacio instalado no se perjudica a la población, ya que se encuentran en el Parque Urbano Central.
Durante el siglo XX, debido a su instalación en espacios de circulación no podía extenderse por mucho
tiempo, ya que representaba un perjuicio para la sociedad.

El constante traslado de la feria por la ciudad ha generado en las artesanas más antiguas un sentimiento
de dolor, sufrimiento y maltrato, ya que lo recuerdan así; desde el 2000 en la nueva gestión municipal
del Alcalde Juan del Granado les ofreció un espacio adecuado para la Feria de Alasita como es el Parque
Urbano Central, este hecho fue un acto de justicia y de fortalecimiento para esta expresión cultural y el
trato humano y digno a los expositores, artesanos que conforman FENAENA.

b) Distribución de puestos

Durante el siglo XIX, los puestos se entregaban desde el día 23 de enero y era responsabilidad de los
funcionarios municipales. Para los primeros años del siglo XX los remates fueron una forma de adquirir
puestos. Una vez designado el espacio se levantaban los quioscos o los puestos de venta con chiwiñas
(toldos) donde se instalaban los expositores.

Sin duda los remates eran una forma particular de adquirir los puestos, los responsables de dicho acto
eran los inspectores municipales y/o policía municipal. El municipio ponía a disposición el espacio don-
de se realizaría la feria y asimismo disponía del orden de los mismos:

Durante los últimos días de la semana, empleados del Tesoro Municipal procedieron al
remate de los diferentes puestos de venta y exposición. Aunque el número de interesados
disminuyó en comparación al de anteriores años, han cancelado ya los derechos consi-
guientes varios comerciantes y expositores (La Razón, 22/01/1950).

Las vías principales de la feria por donde transitaba mayor cantidad de compradores eran los que mayor
valor tenían y los que generaban la puja e incremento del costo del lugar. El remate de puestos mediante
la puja o liquidación de puestos aún se encuentra en la memoria de los artesanos quienes lo recuerdan
de la siguiente manera:

( 114 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 115 )

…se remataba “quien da más” decían, empezaban por decir desde 10 pesos, Las panade-
ras al quitarse, subía hasta mil los puestos. Imagínese “quien da más”. La plata llevaba
en saquillas para sacar el remate… (Cano, 20/02/2019).

El remate era, digamos que yo quiero el puesto delantero y como subasta era y mi papá au-
mentaba, aumentaba al remate, así hemos tenido puestos adelante (Mamani, 21/02/2019).

…venían de la alcaldía, en remate sacábamos, decían quién da más, para no perder el


puesto aumentaban y sacaban el puesto…la alcaldía venía y en persona remataba los
puestos (Quisbert, 19/02/2019).

Para la segunda mitad del siglo XX ya no se realizaban pujas, el derecho de ocupar un


puesto era otorgado mediante una patente, es una contribución cobrada por el municipio
sobre el volumen del negocio. En 1973 adquirir un puesto tiene el costo de Bs. 60 por 1.50
y 2 metros, este cobro llega a solventar los gastos de la iluminación y el mantenimiento de
las máquinas pesadas (El Diario, 23/01/1973).

La municipalidad realizaba los controles para que ningún feriante se instale sin haber
realizado el pago antes. Conforme pasaron los años el costo por adquirir un espacio fue
variando y en 1975 se realizó el cobro de Bs. 80 por metro asimismo se impone un modelo
de construcción de quioscos establecido por el Departamento de Arquitectura (El Diario
5/01/1975; 3).

Cuidando el ornato de los puestos se había dispuesto premios pecuniarios a las instala-
ciones que por su presentación merezcan ganar (El Diario, 21/01/1951).

Queriendo uniformar el diseño de los puestos, las artesanas recuerdan como eran sus puestos:

En San Pedro no hacíamos casetas todavía, algunos hacían sus casetitas con nailoncitos
como sombrillitas, así no más. Algunas mesitas no más como ambulantes, así ha nacido
la feria, poco a poco (Mamani, 21/02/2019).

…antes no se veía así la calamina se armaba con flechas en forma de A y punta, nada
de calamina, todo era de ese yute grueso con su nylon encima, ni calamina no había todo
flechas era (Cano, 20/02/2019).
( 116 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
Secretaría Municipal de Culturas ( 117 )

Una vez distribuidos los puestos se disponía a poner en condiciones el espacio mediante
la instalación de iluminación y reflectores (El Diario, 21/01/2951; 6).

A fin de facilitar a la ciudadanía el acceso cómodo a esta feria, las autoridades han dis-
puestos un sitio de entrada y otro de salida para la circulación normal de personas. Igual-
mente los puestos de venta, han sido fijados por especialidades en las distintas ramas de
la artesanía que expanden sus productos. Los puestos de venta comprenden entre otros,
juguetería, cerámica, tejidos, carpintería, hojalatería. Igualmente existe otra sección de
culinaria y comestibles de distinta variedad (El Diario, 24/01/1972; 5).

Conforme pasaba el tiempo el número de expositores iba incrementando, tal es el caso


que para 1969 se tenía seis mil puestos de venta y de exposición de trabajos de orfebrería,
carpintería, sastrería y otras miniaturas (Presencia, 25/01/1969; 8). Para 1964 se tenía
las secciones de plantas y restaurantes (Ultima Hora, 23/01/1964; 4).

Durante la segunda mitad del siglo XX, los artesanos se fueron agrupando en sectores, caracterizándose
por la actividad que realizaban. Actualmente la distribución de puestos se realiza a través de un acuerdo
entre FENAENA y los sectores responsables de la Unidad de Mercados de la Alcaldía Municipal de La
Paz, asimismo se continua vigente el pago de los patentes ante el gobierno municipal lo cual les otorga
el derecho a permanecer en el espacio designado.

c) Los desastres naturales durante la feria de Alasita

La festividad se lleva a cabo en tiempo de jallupacha o lluvias, este factor climatológico afecta su orga-
nización. En muchas ocasiones la inauguración fue en medio de tormentas y estas no eran suficiente
motivo para que la población no acuda a comprar su miniatura.

Con el clima de lluvias, los artesanos eran quienes más sufrían ya que se encontraban a la intemperie de
las calles. Ellos recuerdan dos desastres naturales, uno por la década de los setenta del siglo pasado, en
la avenida Montes y el otro en el Campo Ferial. Del primero relatan lo que sigue:
…nos ha afectado la lluvia, la riada a reventado grande, desde la Perú desde arriba, creo
que desde Achachicala ha reventado, del sector masitas se lo ha llevado cinco puestos, a
lado de arriba cinco puestos se han volteado, la mazamorra entraba. Mi mamá venia del
frente y decir “Hortensia salí”, como yo voy a entrar al agua, yo estaba encima de una
caja, ya no he querido mirar el agua. Creo que a las 2 de la tarde hasta las 7 de la noche
ha ido calmando y se ha perdido. Pero sin embargo debajo de las mesas estaba la tierra
la arena, el barro, hemos sufrido (Cano, 20/02/2019).

…en la Montes el agua nos atacaba, del cemento en esa arrinconada vendíamos, el agua
bajaba y la mazamorra nos llevaba (Quispe, 21/02/2019).
.
..esa calle [Beni] ese año todo nos ha inundado el agua a cargado todo, mesas, merca-
dería todo a cargado, porque ese año ha venido la mazamorra (Quisbert, 19/02/2019).

...a la Terminal (de buses) ahí ha entrado la mazamorra, más cuidábamos nuestras vidas
que otras cosas, en ahí he perdido aguayos, he perdido todo, todo patentes, todo, el agua
se lo ha llevado de ahí ya no tengo patentes (Parrado, 19/02/2019).

Este desastre ha puesto en riesgo la vida de las artesanas, llevándose solo la mercadería. Otro incidente
registrado es de inicios del siglo XXI, febrero de 2002:

…la riada al sector yeso casi lo arrasó, un febrero de esos donde hubo muchos muertos
creo que setenta, entonces ese hecho también ha repercutido en el sector yeso, se desbordo
el río que no estaba canalizado, embovedado, se sifonó, entonces eso causo prácticamente
un daño terrible a los expositores de yeso, se ha llevado más de diez stands, han perdido
todo... (Velarde, 18/02/2019).

Al no tener un espacio establecido los artesanos tuvieron que adecuarse a las condiciones del espacio
otorgado, lo que les llevó a sufrir las inclemencias del tiempo. Actualmente los expositores de Alasita
gozan de un espacio dispuesto por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz como el Parque Urba-
no Central, en dicho espacio ingresan más de 50 sectores que componen FENAENA, asimismo se ha
trabajado para darles mayor comodidad al instalarse piletas de agua y servicio higiénico. A lo largo de
los siglos la feria de Alasita se ha llegado a posesionar dentro de la urbe paceña y el gobierno municipal
brinda las condiciones necesarias para los feriantes.

( 118 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


FOTO: Archivo Cordero Castillo
Feria de Alasita Paseo del Prado en las festividades del 16 de Julio de 1917
Secretaría Municipal de Culturas ( 119 )
La feria de Alasita y la valoración
cultural por el poder político Capítulo 6
Secretaría Municipal de Culturas ( 121 )

a) Presidentes y alcaldes en la inauguración


de la Alasita

En el siglo XIX, la fiesta de Alasita no era importante para


el poder político, estatal y municipal, porque era marginal
de poca categoría, lo importante era la fiesta religiosa de
la Virgen Nuestra Señora de La Paz, realzado por la jerar-
quía eclesiástica y los actores políticos, como presidentes,
Gobierno Autónomo Municipal de La Paz ) y su esposa Maricruz Rivera

alcaldes, ministros que asistían a la misa solemne.

El protagonismo de la Alasita fue desde el gobierno de


Belzu y el apoyo que recibió del sector social de los arte-
FOTO: Dr. Luis Revilla Herrero (Alcalde Municipal del

sanos y la indiada como llamaban los oligarcas a los ay-


maras de Chuquiago Marka. La feria de Alasita se desta-
có por los trabajos en miniatura que hacían los artesanos
con una destreza manual impresionante realizando las
réplicas de maquinarias industriales, juguetes, artesanías
en madera, textiles, cerámica, etc. Los políticos, tanto
los liberales como los conservadores, consideraban que
la industrialización del país estaba en las manos de los
artesanos de Alasita.
Entonces en las primeras décadas del siglo XX, la fiesta de Alasita y la feria de las artesanías llamaron la
atención de los burócratas del Estado como del municipio paceño. Después de la Guerra del Chaco los
gobiernos militares asistían a la inauguración de la Feria de Alasita. La prensa de entonces publicaba el
programa de inauguración que fue espectacular, con música, danza y escenas teatrales.

Eran las 20 y 30 horas, cuando llegó S.E. el presidente de la República, general don Enri-
que Peñaranda, en compañía de altos dignatarios del Estado, fue saludado por el Alcalde
Municipal de La Paz, cuya compañía visitó todos los puestos.

Expresó su felicitación al Alcalde, por haber conseguido darle mayor importancia a esta
feria; no se ha omitido ningún detalle que pudiese restarle una mejor presentación. (El
Diario, 24/01/1943).

Antiguamente, se acostumbraba, una vez finalizada la inauguración, recorrer la feria de


Alasita visitando cada uno de los puestos S.E. el Presidente de la República, Tcnl. Gual-
berto Villarroel, acompañado por una comitiva oficial efectuará una visita a la Feria de
Alacitas. El Alcalde Municipal se encargará de guiar a las autoridades gubernamentales,
por las secciones de mayor atracción. (El Diario, 25/01/1945).

En los últimos años, se observa cierta disputa de participación política entre el gobierno central y la
Alcaldía municipal de La Paz en la inauguración de Alasita. Cada uno trata de congraciarse con los
artesanos realizando actividades culturales. Sin embargo, la Alcaldía Municipal de La Paz es la princi-
pal institución que oficialmente inaugura la Alasita con participación del Presidente, vicepresidente,
ministros, Alcalde, concejales municipales e invitados espaciales; asimismo, los dirigentes sociales
agrupados en FENAENA, ahora son los que ofrecen regalos de artesanías en miniatura y mucho dine-
ro de Alasita para que las autoridades asistentes y participantes de la inauguración de Alasita cumplan
los deseos de prosperidad para los bolivianos.

b) Las regulaciones administrativas de organización de la Feria desde el Municipio

El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, previa a la realización de la Feria de Alasita, coordina


a través de reuniones internas con las instancias que deben regular las acciones dentro la Feria de
Alasita, por ejemplo, Sub-alcaldías, Secretaría Municipal de Mercados, Dirección de Mantenimiento,
Dirección de Gestión Ambiental, Secretaría de Promoción Económica, Secretaría Municipal de Cul-
turas, Secretaría Municipal de Seguridad Ciudadana, entre otras instancias. Externamente regula con
las instancias interesadas como la Federación Nacional de Artesanos Expositores de Navidad y Alasita

( 122 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 123 )

(FENAENA) para establecer acuerdos y organizar las acciones que se deben realizar antes y después
de la Feria de Alasita.13

Las reuniones entre el Gobierno Municipal de La Paz y los dirigentes de FENAENA no son fáciles, a
momentos se tensionan, sobre todo, por la ocupación de puestos, demandas de servicios y otros detalles,
finalmente se llegan acuerdos en la organización, mismas que se reflejan en la Ordenanza y la Resolución
Municipal correspondiente que regulará la feria en servicios, patentes, ocupación de calles, duración
de la feria, lugares de realización actividades culturales de promoción y fortalecimiento de la identidad
cultural de la Alasita.

c) El Gobierno Municipal de La Paz y la valoración permanente


de la Feria de Alasita

Los esfuerzos de preservar la Alasita desde la sociedad política no son recientes, desde el siglo XIX y más
aún en el siglo XX, las autoridades del Estado como del municipio se preocuparon en promocionar la pro-
ducción nacional de la artesanía en miniatura como valor de uso y decorativo en todas sus especialidades.

Los artesanos —como actores sociales— fueron quienes tuvieron una activa producción en todas las es-
pecialidades artesanales como los carpinteros, costureros, bordadores, herreros, hojalateros, mascareros,
talladores, ceramistas y otros; asimismo los artesanos después de la Guerra del Chaco se movilizaron
políticamente fundando sindicatos gremiales que eran los instrumentos que planteaban reivindicaciones
sociales, esto mismo paso con los artesanos de la Alasita que luchaban cada año para que esta tradición
permanezca como identidad paceña.

Desde el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, se promovió gestiones políticas de revalorización de


esta expresión cultural. Este hecho se constata en las Ordenanzas y Resoluciones Municipales antiguas,
donde encontramos acciones de revalorización de las artesanías y del personaje del Ekeko. En 1957, du-
rante la gestión municipal de Jorge Ríos Gamarra (OM N°045/057)14 se establecen incentivos y premios
a los trabajos hechos por manos de artesanos nacionales ignorando a los productos extranjeros:

• El Stand Municipal exhibirá trabajos o colecciones especiales nacionales.

13. Antiguamente la feria de Alasita era la única, hoy se realiza la Pre-Feria de los mayoristas que ofrecen productos en minia-
tura para que los comerciantes minoristas vendan a los devotos de la alasita el 24 de enero.

14. Véase en anexos; Ordenanzas Municipales


( 124 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño
FOTO: Juana Quispe Floricultores La Paz FOTO: Sixto Blanco Sector Yesos
Secretaría Municipal de Culturas ( 125 )

• Los objetos de fabricación extranjera e industrial no serán tomados en cuenta


para la otorgación de premios. (Concurso de Miniaturas)
• Para alentar la superación individual, la comuna paceña otorgará premios pecu-
niarios a los trabajos de mejor factura y calidad artística

El Gobierno Municipal de La Paz para revitalizar la Alasita y las miniaturas realiza gestiones de promo-
ción y fomento a la tradición artesanal y creatividad con las actividades como:

• Concurso de miniaturas de Alasita


• Ch’iti feria de Alasita
• Elección del Ekeko
• Elección del Ekekito (con la participación exclusiva de niños con la intención de
inculcar este rito)
• El Museo Costumbrista resguarda colecciones, como los premios municipales e
inventarios informáticos de la prensa en miniatura.

d) Leyes de Protección Patrimonial de la Alasita: estatal, departamental y municipal

La fiesta de Alasita es una de las expresiones culturales más importantes del ciclo festivo del Municipio
de La Paz. Según la Encuesta de percepción de Cultura (s) y patrimonio Cultural realizada por la Se-
cretaría Municipal de Culturas el 2015, el 80 % de la población asiste a la Fiesta y Feria de la Alasita,
mostrando su gran importancia en comparación a otras expresiones como el carnaval, Semana Santa, la
fiesta del Gran Poder y Todos Santos que tienen menor afluencia que la Alasita (Unidad de Patrimonio
Inmaterial e Investigación Cultural-SMC-GAMLP, 2016).

Por este motivo la Alasita y el Ekeko fueron declarados como Patrimonio Cultural en los niveles mu-
nicipal, departamental y nacional. Por otro lado, los periodiquitos de la Alasita fueron inscritos como
memoria del Mundo y de América Latina.

• En 1998, mediante Ordenanza Municipal N° 084/98 HAM-HCM 075/98, la en-


tonces Honorable Alcaldía Municipal de La Paz, declaró Patrimonios Culturales
Tradicionales de la ciudad de La Paz al EKEKO y a la FERIA DE ALASITA.
• En 2004, mediante Resolución del Honorable Consejo Departamental de la Pre-
fectura de La Paz, declaró como Patrimonio Cultural del Departamento de La Paz
al Iqiqu y la feria de Alasitas.
• El 2004, mediante Ley Nacional Nº 2797/2004, el Honorable Congreso Nacio-
nal, declaró “Patrimonio Cultural e Intangible a la fiesta de ‘La Alasita’, manifesta-
ción cultural, social y económica de origen paceño y que se celebra en la ciudad
de La Paz, El Alto y otras ciudades de Bolivia. La protección establecida en la
presente Ley comprende al símbolo de esta fiesta y deidad Aymara ‘El Ekeko’ y
cualquier otra manifestación y representación simbólica o gráfica de esta fiesta”.
• El 2012, una colección de periodiquitos fue inscrita como Memoria del Mundo
de América Latina y el Caribe el 2012, como “Prensa en miniatura de Alacitas de
la ciudad de La Paz (Estado Plurinacional de Bolivia). La colección contiene 141
periodiquitos de Alasita” que van de 1910 a 2012.
• El 2017, mediante la Ley Municipal Autonómica N° 264, se declara Patrimonio
Cultural Inmaterial a los Usos Rituales en la Fiesta-Feria de la Alasita del Munici-
pio de La Paz, con los siguientes componentes:

— Uso ritual y significación de las Illas e Ispallas.


— Ritualidad consistente en la Ch’alla, Sahumado, la bendición e inter-
cambio de illas e ispallas realizado en espacios públicos.
— Uso ritual de la escultura “El Ekeko”, esculpida por Víctor Zapana Ser-
na (+), considerada o recreada en una Wak’a de la fertilidad.
— Estas declaratorias patrimoniales culturales han fortalecido la expre-
sión de Alasita y el orgullo paceño y boliviano no sólo en el contexto
nacional sino también internacional.

e) Alasita en la Lista Representativa del


Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO15

En la doceava sesión de la isla de Jeju, república de Corea, el 2017, la UNESCO (Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) a inscrito la Alasita en la Lista representativa
del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad con el título de “Los recorridos rituales en la ciudad de La
15. Documento oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, Ministerio de Culturas y Turismo, Los recorridos rituales en la
ciudad de La Paz durante la Alasita, 2019.

( 126 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


FOTO: Juan Miguel, Sector Kory Ampara FOTO: Elvira Quisberth Sector Decanos
Secretaría Municipal de Culturas ( 127 )
Paz durante la Alasita”; expediente Nª 01182 (otorgado por la Unesco) que fue enviado por el Estado
Plurinacional de Bolivia. Este reconocimiento patrimonial a la expresión cultural de la Alasita paceña
implícitamente suma al conjunto de patrimonios culturales vivos que posee el Estado Boliviano que
fueron reconocidos por la UNESCO.

Pero ¿qué significa este reconocimiento patrimonial para los bolivianos? ¿Cuál la trascendencia histórica
de la Alasita en el contexto nacional e internacional? ¿Cuál es el impacto de este reconocimiento patri-
monial para las organizaciones sociales de artesanos, expositores, autoridades estatales, municipales y
gestores culturales? ¿De qué manera influye este nombramiento de patrimonio cultural a la Alasita en la
identidad, el origen y la propiedad de esta expresión para los bolivianos?

Para responder estas preguntas, es necesario hacer un poco de historia del recorrido técnico por el que
tuvo que pasar la elaboración del expediente para la presentación ante el organismo de la UNESCO; todo
comenzó el 2010 cuando se conformó el equipo técnico denominado Comité Impulsor de la Alasita,
con participación del Ministerio de Culturas y Turismo, La Secretaría Municipal de Culturas dependiente
del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, el Museo de Etnografía y Folklore, Federación Nacional
de Artesanos Expositores de Navidad y las Alasitas (FENAENA), Universidad Mayor de San Andrés,
Consejo Departamental de Culturas, Fundación Cajías, CEDECA, sectores de amautas y Kallawayas,
investigadores y gestores culturales.

Después de varias reuniones técnicas y académicas, registros, inventarios, videos y formularios, final-
mente, el 2015, se vislumbró el elemento central de la expresión de Alasita tras un taller técnico con los
actores directos como fueron los artesanos, expositores que forman parte de FENAENA, así como los
especialistas religiosos andinos, antropólogos y técnicos del Ministerio de Culturas y Turismo como del
Gobierno Municipal de La Paz.

La fiesta de Alasita paceña es una expresión cultural sumamente complejo, es un macrocosmos socio-
cultural que contiene una diversidad de elementos como el económico, producción artesanal, mitos,
leyendas, saberes, gastronomía, historias, colonialismo, sincretismo religioso, politeísmo, organización
social, subordinación, poder, lenguajes dominantes, ocupación, valores, costumbres, rituales, políticas,
ocupación del espacio, turismo y globalización.

De esta red de relaciones e imaginarios culturales que contiene la Alasita se llenó el formulario oficial
de la UNESCO –ICH-02, con los requerimientos que establece en un cuestionario de preguntas que se
responde sobre las características antropológicas de la Alasita.

( 128 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 129 )

Después de los trámites realizados ante la UNESCO y su reconocimiento patrimonial el nuevo escenario
de la expresión cultural de la Alasita ha cambiado, se acepta a Bolivia como titular sobre ésta expresión y
pone fin a los plagios que otros países realizaban de la Alasita, no cabe duda que la declaratoria fortalece
la identidad, la tradición en esa diversidad cultural global.

El nuevo status de la Alasita como patrimonio cultural de la humanidad confirma la tradición como es
la herencia ancestral, la constante creatividad en ese hibridismo cultural que se recrea y se re-significa
constantemente. El aporte de la fiesta de la Alasita al mundo es el valor cultural de las relaciones socia-
les comunitarias ancestrales de aymaras y quechuas que se establecen en ese diálogo de saberes con la
Pachamama-Achachila y la reciprocidad ritual, el diálogo intercultural y la cohesión familiar, ésta es la
enseñanza de la fiesta, compartir los bienes materiales y naturales que son la base fundamental de la vida,
ahí está el valor del patrimonio, en esa condición humana que tienen los paceños a la hora de asegurar
sus anhelos y esperanzas en un mundo mejor, en la suma jaqaña/vivir mejor cada día.

Es un ejemplo de amor a la vida y la comunidad alejando el individualismo y la explotación de la na-


turaleza. Por tanto, la Alasita es el Patrimonio Cultural del mundo que heredamos a las nuevas genera-
ciones; es una expresión que integra y comparte el secreto de la abundancia y la prosperidad material
y espiritual; es un valor cultural excepcional que se recrea en un ciclo festivo paceño que es promovido
por cientos de artesanos y expositores, hombres y mujeres que con su sacrificio reproducen la memoria
colectiva de la Alasita.
CONCLUSIONES
La Alasita es una expresión social “muy paceña” que funciona como un dispositivo que fortalece la iden-
tidad, el orgullo, la tradición y el patrimonio cultural. A lo largo de esta investigación se exploró varias
fuentes documentales, testimoniales y bibliográficas, nuestro interés fue averiguar ¿cuál fue el recorrido
histórico de la Alasita desde 1825 a 2018 en las prácticas sociales como la religiosidad católica, rituales
andinos, costumbres, artesanales, regulaciones, ocupación del espacio público?

En cuanto a la fuente documental hemerográficas se encontró artículos de prensa desde 1859 que
hablan de la Alasita como apéndice de la fiesta religiosa de la Virgen Nuestra Señora de La Paz, refe-
rencias a las artesanías en miniatura de uso doméstico y juguetes, no se narran ritualidades al Ekeko
como la bendición del agua o sahumerios; desde 1900 la prensa va informando otras actividades
de la Alasita. Una fuente valiosa fue la memoria testimonial de artesanas del sector de los decanos y
asociaciones más antiguas como los yeseros, masitas, joyeros y otros, que nos han hablado de costum-
bres de antaño, de una generación que tiene más de 70 años; luego hemos acudido a publicaciones
académicas pioneras como: Arthur Posnansky (1918) que escribió el primer texto del siglo XX sobre
el folklore del Ekeko y Alasita, Rigoberto Paredes (1920), acudimos también a otras fuentes como la
del padre Ludovico Bertonio (1612) que en el diccionario aymara menciona sobre el Ekeko y la del
cronista Guamán Poma de Ayala.

La Alasita es una expresión cultural muy compleja, un macrocosmos social que tiene muchos compo-
nentes desde los económicos, técnicos, políticos, ocupación urbana, empleo, identidad, poder, organi-
zación, ritualidad, sincretismo, gestión, religioso, estética, tradicionalismo, esencialidad y modernidad.
Es difícil buscar determinantes que caracterizan a la Alasita, sin embargo, el factor religioso católico fue
determinante para configurar la fiesta y sus procesos culturales, así como la cosmovisión andina respecto
de la función de las deidades como el Ekeko y su relación con las miniaturas, hoy catalogadas como illas
o semillas.

( 130 ) Fiesta popular de Alasita en es escenario paceño


Secretaría Municipal de Culturas ( 131 )

Un aspecto muy singular de la Alasita es el proceso de construcción social de las prácticas rituales en esa
constante tarea humana de invención de las tradiciones, como la de comprar al mediodía y realizar ese
recorrido de las ritualidades de la ch’alla y bendición del agua, que no fue siempre así y recién apareció
a mitad del siglo XX. La feria hoy dura más de 20 días y antes solo eran dos días, es un espacio donde
todos pueden divertirse, comer golosinas, comprar artesanías, participar en juegos de todo tipo.

En cuanto a la ocupación del espacio para los artesanos de Alasita siempre representó un dilema y una
lucha constante, en el siglo XIX estuvieron asentados en la actual Plaza Murillo. Debido a la urbanización
y rechazo por algunas esferas de la sociedad, durante el siglo XX, los artesanos fueron objeto de traslados
por diferentes sectores de la ciudad (calles y plazas), lo que se buscaba era que esta feria no perjudique
a la población.

Los artesanos y expositores de Alasita recuerdan esos años con amargura sintiendo que nadie los quería.
Actualmente, el Gobierno Municipal les cedió habilitó un espacio en el Parque Urbano Central para
realizar la feria, esto influyó en que se prolonguen los días de feria. La duración de la feria inició con un
día, tres y actualmente llegó a durar 45 días.

La Alasita al momento de convertirse en una feria, pasa a ser una verdadera manifestación sociocultural,
que de ser una tradición indígena pasó a interpelar a todos los sectores de la sociedad sobre todo al Es-
tado. En el caso del rol que cobrarán los artesanos y las medidas de valorización que surgen en torno a
éstos a través de concursos y/o exposiciones.

Entonces, desde diferentes instancias políticas (municipales, prefecturales, nacionales) se desarrollaron


medidas de salvaguardia de la Alasita, que después de diferentes sucesos históricos aún hoy en día pervi-
ve. Estos hechos permitieron el reconocimiento mundial por la UNESCO (Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) inscripción en la lista representativa como Patrimonio
Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
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TESTIMONIOS
1. René Velarde (RV) – Secretario General del Sector Yeso
2. Adela Apaza Álvarez (AAA) – Artesana Sector de Joyería
3. Anastasia Mamani de V. (AM) – Artesana Sector Joyeros
4. Sixto Blanco Montes (SB) – Artesano Sector Yeseros
5. Trinidad Quisberth Vda. de Calisaya (TQ) – Artesana Sector Decanos
6. Félix Choque (FCH) – Artesano Sector Canchitas
7. Ayda Parrado Vda. de Aranda (AP) – Artesano Sector Decanos
8. Marlene Bezares de Duran (MB) – Sector Masitas
9. Lisandro Mamani (Canchitas)
10. Maruja Lanza Vda. De Lanza (ML) - Sector Decanos
11. Lorenzo Huallpa (LH)
12. Antonia Guzmán Molina (AG)
13. Mario Mancilla Flores (MM)
14. Ana Calcinas – Artesana Sector Decanos
15. Antonia Loayza – Artesana sector Yesos
16. Elvira Quisbert – Artesana sector yesos
17. Freddy Mengoa – Artesano Sector Decanos
18. Ignacia Mamani Mancilla – Sector Yesos
19. Josefina Condori – Floricultores La Paz
20. Juan Miguel – Artesano Kory Ampara
21. Juana Quispe – Floricultores La Paz
22. Juana Torrez – Floricultores La Paz
23. Maria Aldana – Artesana Sector Yesos
24. Nancy Mercado – Cochabamba
25. Nora Machicado – Artesana Decanos
26. Rosa Vda. de Damián – Floricultores La Paz
27. Teófila Valle Martínez – Artesana Sector Decanos
28. Vilma Zambrana - Artesana Sector Decanos
29. Hortensia Canon- Yesos

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