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TRANS  ·  núm.

14  ·  2010 En los últimos años noventa del pasado siglo y


DOSSIER  ·  25-31 primeros del siglo 21, una de las narrativas más
influyentes ha sido la estadounidense, desde
el realismo sucio hasta los poderosos escritores
posmodernos, como Thomas Pynchon, Don
DeLillo y David Foster Wallace, entre otros. En este
artículo intentaremos explicar cómo las diferentes
traducciones al español de sus libros han contribuido
a la apertura de nuevos umbrales para la última
narrativa española, y cómo su cosmovisión estética
ha proporcionado a los autores españoles nuevos
temas, técnicas narrativas, desarrollos de trama y
estructuras.
palabras clave: Narrativa norteamericana,
traducción creativa, posmodernismo, realismo sucio,
imagen.

Traduciendo narrativa
norteamericana: el retorno
a la casa (de los otros)
Translating North-American Narrative:
the Return to (others) Home
In the late nineties and the early years of 21st Century,
one of the most influential literatures has been the
North-American Narrative, from dirty realism to the
powerful postmodern writers, like Thomas Pynchon,
Don DeLillo and David Foster Wallace, among others.
In this article we’ll try to explain how the different
translations to Spanish of their books has contributed
to open new thresholds for Spanish late narrative,
and how these aesthetic worldview provided to
Spanish authors new themes, narrative techniques,
structures and plot designs.
Vicente Luis Mora
key words: North-american narrative, creative tra-
Escritor duction, postmodernism, dirty realism, image.
Vicente Luis Mora TRANS. REVISTA DE TRADUCTOLOGÍA 14, 2010

traduciendo narrativa norteame- ha sido considerada como sospechosa si se trataba


ricana: el retorno a la casa (de los de Gabriel García Márquez. Un prurito ideoló-
otros) gico ha determinado que prácticamente hasta
26 los narradores antologados por Alberto Fuguet
Para mí Nueva York es una ciudad de reco-
nocimiento. y Sergio Gómez en McOndo (Planeta, Santiago
de Chile, 1996) no fueran políticamente correc-
Sergio Chejfec tas las asociaciones literarias con el «Imperio»
Desde entonces he regresado varias veces en Latinoamérica. Observemos cómo dos
a Nueva York y la sensación es siempre la autores incluidos en esa antología critican, con
misma: la certeza de estar volviendo a mi elocuente dureza, el modo en que el miembro
verdadero hogar luego de haber pasado unas del «boom» José Donoso ridiculizaba el modelo
vacaciones poco inolvidables en mi ciudad de cultural estadounidense:
residencia, llámese Barcelona o Buenos Aires.
Para justificar su cruel caricaturización
Rodrigo Fresán (2004:193) del mundo norteamericano, Donoso señala
que se trata de ejercer ‘nuestro derecho de
Buena parte de la última narrativa española invadirlos y colonizarlos… y desconocerlos
proviene directamente de modelos anglosajo- —y, ¿por qué no, vengarnos?— como ellos
nes, sobre todo estadounidenses. Si lanzo esta nos invaden, se apropian de nosotros y nos
aserción de modo tan tajante es porque me colonizan’. Toda razón es válida para escribir
parece que pocas pueden ser menos discuti- una novela, incluida la venganza. Pero hay
bles, no sólo por el amplio consenso crítico al razones más válidas que otras. ¿Para qué
combatir un estereotipo de manera negativa,
respecto1, sino porque —sobre todo— como
con otro estereotipo? ¿No sería mejor tratar
autor y como crítico literario son los modelos
de ir más allá y olvidarnos de golpes bajos? Se
que más continuamente detecto, tanto en la trata, después de todo, de hacer literatura, no
vertiente estructural como en la semántica de de cobrar mezquinas cuentas pendientes. (Paz
las narrativas actuales en castellano. En este Soldán y Fuguet 2000:18)
sentido, debería puntualizar que hablaré más
bien de narrativa española, puesto que la lati- Por ello, citas reconociendo a Nueva York
noamericana sólo muy tarde ha reconocido de como hogar imaginario, del tono de las arriba
forma abierta su deuda con la narrativa norte- recogidas de los argentinos Fresán y Chejfec,
americana; mientras Benet se enorgullecía de su sólo han podido leerse en los últimos años. En
ascendencia faulkneriana, la misma ascendencia España, por fortuna, parecía haber mayor liber-
tad para abanderarse y reconocer influencias
1  En un artículo reciente, Fernando Valls dice que yanquis, y el hecho sociológico del cambio del
entre los autores en otras lenguas «más respetados» por los idioma francés al inglés como secundario en
narradores españoles están «W. G. Sebald, J. M. Coetzee, los planes de estudio, acaecido en torno a 1970,
Cormac MacCarthy, Alice Munro, Lorrie Moore o, entre
los más jóvenes, David Foster Wallace» (2009:200); como provocaría años después una generación de
puede verse, Valls menciona a un alemán, un surafricano lectores orientados a la literatura anglosajona,
que escribe en inglés y cuatro norteamericanos. Extraña la entre cuyos miembros aparecerían los escritores
ausencia de Pynchon y DeLillo, sobre los que volveremos
a hablar. Véase García Galiano (2004) y García Rodríguez últimos. El crecimiento de las traducciones
(2009). dentro de nuestro sector editorial, que llegan a
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rozar el 30% de todos los libros publicados en mas décadas del pasado siglo han dejado una
nuestro país2, ha contribuido a enriquecer la alargada sombra en varias narrativas y poéticas,
disponibilidad de lecturas traducidas del inglés, más o menos jóvenes, durante bastante tiempo.
de forma que un buen lector español puede Quizá debamos hacer un poco de historia: 27
estar leyendo ininterrumpidamente novelas y en junio de 1983, el crítico norteamericano
libros de cuentos estadounidenses durante todo Bill Buford tituló ‘Dirty Realism’ el número
el año, como lo haría un lector californiano. ocho de su revista literaria inglesa Granta,
Esta riqueza editorial ha tenido, como veremos, anunciando así el nacimiento de una nueva
una influencia real en nuestra narrativa, por escuela de escritores norteamericanos que,
más que no pueda reflejar –como es natural– la con un estilo realista, pretendían que sus
enorme diversidad de propuestas y líneas crea- obras arrojaran luz sobre el lado sombrío de
tivas de la narrativa actual en Estados Unidos. la Norteamérica contemporánea. Cuando
De todas ellas, las tendencias que han llegado a Buford usó la palabra ‘sucio’ quería -además
de llamar la atención- recalcar que se trataba
nuestro país podrían ser muchas, pero creo que
de un realismo minimalista manchado por la
en los últimos años se han producido dos recep-
vida, por las pequeñas cosas cotidianas, y en
ciones principales: la del realismo sucio y la de ningún caso pretendió referirse a elemento
los narradores de la posmodernidad última y de escatológico alguno. (López Merino, 2005).
la «narrativa de la imagen», sobre la que luego
volveremos3. La nómina de esta estética ha sido fluctuan-
te, y podría abarcar desde la elegancia post-beat
el ‘dirty realism’ de las Crónicas de motel (1982) de Sam Shepard
hasta la prosa limpia y caracterológica de Ray-
Escribe con razón Eduardo Moga (2007:393) mond Carver pasando por la prosa dura y sin
que «el llamado realismo sucio constituye, desde concesiones de Charles Bukowski. También
los años 60, una corriente viva y vigorosa tanto en nuestro país la recepción ha sido diversa,
de la narrativa como de la poesía occidentales», como ha señalado Eloy Fernández Porta: «en
en especial –podríamos añadir– en nuestro términos de sociología literaria, la aceptación
país 4. Las líneas estéticas que algunos narrado- entusiasta de que gozó esta tendencia en Espa-
res norteamericanos forjaron durante las últi- ña puede explicarse de la siguiente manera: el
dirty realism fue aceptado en virtud de su aura
2  Según la Federación de Gremios de Editores de Es- —el aura de desolación y desgracia esencial
paña, en 2006 un 28% de los libros editados fueron traduc- con marca registrada norteamericana— y de su
ciones de otras lenguas; cf. http://www.federacioneditores. limpieza, esto es, su indiscutible elegancia for-
org/SectorEdit/DatosEstadisticos.asp.
3  Por haber tenido eco, pero menor, nos limitare- mal, su estilo doliente y escueto, su caballerosa
mos sólo a apuntar que la novela policíaca y el ciberpunk manera de retratar la conflictividad suburbana,
norteamericanos han sido también corrientes de cierta describiendo frecuentes circunloquios respecto
notoriedad en España. Véanse Molinuevo (2006:52ss) y
Santamaría (2005). de los temas del sexo, la violencia y la abyec-
4  El propio Moga ha estudiado el diverso numeral ción. Simulacro de verismo, por tanto; simu-
de poetas españoles influenciados por esta corriente, entre lacro de suciedad» (2004:11). Por ese motivo,
quienes cita a Roger Wolfe, Luis Felipe Comendador, Kar-
melo C. Iribarren, Manuel Moya, David González y Pablo la nómina local también sería difusa, e incluso
García Casado. podría afectar sólo a algunos libros de algunos
Vicente Luis Mora TRANS. REVISTA DE TRADUCTOLOGÍA 14, 2010

autores, más que a trayectorias completas. Con tienen cerca de cuarenta miembros, entre los
posterioridad, según Juan Fernando Merino que se cuentan narradores, críticos literarios y
(2002:11), el realismo sucio habría dejado paso personas del mundo de la literatura española.
28 a una corriente más dedicada a la narrativa Si la existencia de ambos por separado es de
ambientada en la desestructuración familiar por sí bastante significativa, la lectura conjunta
(Lorrie Moore, la canadiense Alice Munro), da mucho que pensar: significa que la literatura
aunque a nuestro juicio es más interesante –y norteamericana que interesa a los narradores
muy influyente en nuestro país– la línea de la españoles es tan compleja que, a pesar de leer
que hablaremos a continuación. inglés, necesitan de una traducción guía, de un
Virgilio de la lengua que les abra las puertas a
el posmodernismo tardío o narrativa una comprensión total de la obra, un Ellmann
de la imagen que aclare las oscuridades de los nuevos Ulysses
(puesto que House of Leaves no tiene la calidad
Mientras que el realismo sucio tiene ya una diná- de la novela de Joyce, pero sí es comparable
mica crítica bien asentada5, nos encontramos con en su dificultad de acceso, sustituyendo las
el problema de que falta por hacer toda una his- complejidades lingüísticas por las lingüístico-
toria de la amplísima recepción que la novela pos- visuales). Creo que la recepción de la literatura
moderna última norteamericana y lo que hemos del desaparecido David Foster Wallace habla
llamado en otro lugar narrativa de la imagen por sí sola a este respecto. Wallace ha sido, de
(Mora, 2006:275-304) han tenido en la narrativa lejos, el escritor más influyente para un gran y
actual española, sobre todo en la más joven. muy diverso grupo de narradores nacidos en
Cuando los fenómenos a estudiar son muy los años 60 y 70 del pasado siglo. Amén de la
recientes, y teniendo en cuenta que la aca- cita en nota que hacíamos antes de Fernando
demia gusta de guardar un largo período de Valls, podemos recordar el número homenaje
respeto hacia los hechos antes de examinarlos, que la revista Quimera dedicó tras la muerte del
pueden ayudarnos en este tema (amén de las escritor neoyorkino en enero del 2008, donde
intuiciones, declaraciones expresas y análisis colaboraban con textos sobre Wallace prosistas
críticos de urgencia), algunas manifestaciones como Ricardo Menéndez Salmón, Juan Fran-
que tienen lugar en el campo literario español, cisco Ferré, Juan Trejo, Manuel Vilas, Robert
en cuanto expresiones de tensiones, líneas de Juan-Cantavella, Agustín Fernández Mallo,
fuga y tendencias. En este sentido, y a modo Germán Sierra o Eloy Fernández Porta. En
casi anec­dótico, baste decir que se han creado la presentación del dossier escribía Trejo que
recientemente en la red social Facebook dos «para la siguiente generación (…) descubrir a
grupos que resultan interesantes a nuestros DFW supuso, casi de manera generalizada a
propósitos explicativos. Uno de ellos se llama pesar de lo individual, una conmoción. DFW
«Quiero que traduzcan House of Leaves de Mark hablaba de algo que entendíamos sin ni siquiera
Danielevski», y otro «Leo todas las traduccio- habernos detenido aún a pensar sobre ello, y lo
nes de Javier Calvo en Mondadori». Ambos hacía de un modo que nos resultó novedoso e
iluminador, a pesar de su aritmética compleji-
5
  Además de los estudios citados, véanse Lozano Mi- dad» (2008:29). Aclarando que con esa «gene-
jares (2007:225-26) e Izquierdo (2001:293-308). ración» se refiere Trejo a los ya citados como
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nacidos en los años sesenta y principios de los dotando a todo un amplio grupo de narrado-
setenta, fijémonos en tres elementos incluidos res y narradoras españoles de una panoplia de
en esa frase: individualidad, conmoción, difi- recursos técnicos que constituyen referencias
cultad. A pesar de la diversidad de la recepción, inexcusables. Algo así le pasó, como es natural, 29
había en casi todos los autores mencionados al propio Calvo: su relato «Arco iris de levedad»,
algo en común: la mayoría tuvieron acceso a los incluido en Risas enlatadas (2001), debe menos
textos de Wallace a través de las traducciones de al Gravity’s Rainbow de Pynchon que al cuen-
Calvo, incluso aquellos que dominaban el inglés to «Animalitos inexpresivos» de Wallace, que
y que querían (o queríamos) tener una buena abría La niña del pelo raro (1989), traducido por
versión de referencia para examinar el modo en él: ambos textos comparten tema (directivos y
que aquello podría llegar al castellano y cons- presentadores de televisión), y modo «cámara»
truirse como lengua narrativa propia. de afrontar la composición estructural del texto;
Siguiendo (por una vez y sin que sirva de cada párrafo es una «toma» y cada escena está
precedente) los esquemas jakobsonianos, el descrita y transcrita como lo haría una serie
problema que tenía la traducción de Wallace televisiva. Este modo de narrar, autoanalizado
o de otros narradores de la imagen era que la por Wallace en su fantástico ensayo, «E unibus
castellanización no sólo debía ser interlingual, pluram»7, ha tenido una larguísima descenden-
sino también intersemiótica. Como ya decía cia hasta nuestros días, siendo climática a este
Alexander F. Tytler en su Essay of the Princi- respecto la reciente novela de Jorge Carrión, Los
ples of Translation (1790), al definir una buena muertos (2010). Un tipo de narrativa que, por lo
traducción como aquella que transmite por demás y como apunta Ferré, habría intentado
completo de la obra original a otra lengua, de precisamente superar el modelo anterior de rea-
forma que sus hablantes nativos lo perciben lismo sucio: «esta novela terminal procedería a
con la misma claridad y lo sienten con idéntica liquidar todas las herencias (la del modernismo
fuerza que los que hablan la lengua de la obra y el posmodernismo tanto como la de diversos
original, esta narrativa tan literaria y tan visual a realismos, más o menos sucios)» (2008:33). Otro
la vez necesitaba de un narrador cultivado en los factor relevante en este proceso, que no corres-
mismos imaginarios audiovisuales, conocedor ponde tratar aquí pero sí dejar al menos apunta-
de las referencias, lector de los mismos patrones do, sería el papel de la editorial Mondadori, que
literarios que Wallace (Barth, Gass, Gaddis, ha publicado no sólo la mayoría de los libros
Pynchon, DeLillo), y propietario él mismo de de la narrativa norteamericana de la imagen,
una lengua narrativa propia de su tiempo. Su incluyendo todas las traducciones de Wallace,
«libertad vigilada»6 debía ensanchar el campo sino también la mayoría de novelas y libros de
literario de los lectores, y eso fue lo que ocurrió,
7  «Nuestras seis horas diarias no solamente nos ayu-

dan a sentirnos íntimos y personales con cosas como los


6
  «Se puede decir que el traductor es un productor en Juegos Panamericanos o la Operación Escudo del desierto,
libertad vigilada: debe reproducir el semiotopo del texto sino que, a la inversa, también nos enseñan a relacionarnos
fuente modificándolo al mínimo, y debe respetar las exi- con personas vivas y reales de la misma forma en que nos
gencias peculiares de la lengua con la que escribe un nuevo relacionamos con lo distante y exótico, como si estuvieran
texto. Son exigencias a menudo contradictorias, y todo el separados de nosotros por la física y el cristal, solamente,
arte del traductor consiste en armonizarlas» (Ezquerro, existentes únicamente como espectáculos que esperan que
2008:31). los miremos desde lejos» (Wallace, 2001:82).
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cuentos de prosistas españoles influenciados apócrifa «Gigamesh» en Vacío perfecto (1972).


por esa línea norteamericana. Fernández es él mismo traductor de literatura
inglesa (Ballard, Golding) y por ello su irónica
30 el hilo traducción-creación reflexión sobre el hecho traductor es muy signi-
ficativa. Varios relatos actuales, como el «Relato
Por lo tanto, hay una relación muy directa entre pop» de Eloy Fernández Porta (2001:95ss), se
las traducciones de narrativa norteamericana, presentan como traducciones irreverentes o
en especial las realizadas por Calvo, y la última infieles de textos anteriores (en este caso, de una
narrativa española. Los nombres de Pynchon también hipotética hermana del autor), en un
(muy presente en la obra de Eduardo Lago), juego donde el cuestionamiento posmoderno
Wallace (en los autores ya mencionados y en de las ideas de autoridad, responsabilidad tex-
Jon Bilbao8), DeLillo, Roth, Mailer, Irving ( J. tual y juegos de referencias es el eje constructivo
M. de Prada), Cheever (Eloy Tizón, Rodri- del cuento. Por lo demás, este juego narrativo
go Fresán), Hammet y Chandler9, Hunter S. sólo continúa una larga tradición escrituraria
Thompson ( Juan-Cantavella), Alice Munro cuyos antecedentes pueden remontarse a Cer-
y Lorrie Moore (Diego Doncel) o Franzen vantes y Potocki10.
(Luis Manuel Ruiz) por no remontarnos a Jack
London (Belén Gopegui), Lovecraft (Ferré) o conclusión
Edgar Allan Poe ( Juan Bonilla, David Roas,
Edgar Borges y muchos otros relatistas), son La conclusión de todo lo expuesto anterior-
claves para entender ciertos modos de construir mente no es lo que este párrafo dice, sino el
las historias, y cierta forma muy visual de des- mismo estado de cosas de parte de la narrativa
cribirlas. El hecho mismo de la traducción, por española actual. Que los más jóvenes estén
la familiaridad de uso, se vuelve muy útil como particularmente afectados por ella no significa
material constructor. A este efecto podríamos que los escritores de mayor edad no se hayan
citar el inteligente relato «Los dos monstruos» sentido aludidos por la narrativa estadouniden-
de Enrique Prochazka en Único desierto (1997), se: pensemos en el caso paradigmático de Benet
montado en tres tablillas que cuentan la misma con Faulkner, por poner un ejemplo canónico.
historia de distinta forma o «lengua» (como la La casa de otros ha terminado por ser también
piedra Rosetta, antecedente de cualquier tra- la casa propia, donde se han refugiado sucesivas
ducción), y «Hacia una traducción de Gigamesh promociones de escritores en busca de panora-
de Patrick Hannahan» de Javier Fernández en mas más anchos, animados por la falta de refe-
La grieta (2007), que trae causa a su vez del rentes incuestionables en la tradición española11.
delirante prólogo de Stanislaw Lem a la novela
10  Véase el libro de H. C. Hagedorn La traducción na-

rrada, donde también se citan también casos más recientes,


8
  Cf. http://www.aviondepapel.tv/2009/04/jon- como las novelas Cielos de la tierra, de Carmen Boullosa,
bilbao-antes-despues-escritura/. o Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino, así
9
  Hablando de literatura negra, escribe Gonzalo Na- como otras obras de «Borges, Schmidt, Cabrera Infante,
vajas que «la novela española de las dos últimas décadas, García Márquez, Wouk y Jacobson» (Hagedorn, 2006:205).
siguiendo en ello el modelo de la novela clásica de misterio 11  Con esto no queremos decir que no hubiera mo-

americana (Dashiell Hammett, Raymond Chandler), in- delos narrativos literariamente incuestionables (entre los
serta consideraciones éticas» (Navajas, 1998:25). que destacaríamos a Cela, Benet, Espinosa, Julián Ríos,
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algunos ejemplos de la nueva narrativa española»;


Por ello pensamos que reunir a tres traducto- Ínsula nº 754, octubre.
res de edades muy diferentes podría darnos una Hagedorn, H. C. (2006). La traducción narrada: el
imagen cabal de los procesos sociolingüísticos recurso narrativo de la traducción ficticia; Universi-
que acarrea la traducción literaria, adaptados al dad de Castilla La Mancha. 31
caso estadounidense. Desde el sabio narrador Izquierdo, J. M. (2001). «Narradores españoles noví-
simos de los años noventa», Revista de Estudios
Ramón Buenaventura al joven y dotado Calvo Hispánicos, Washington University, n.º 2, tomo
pasando por la luminosidad de Isabel Núñez, xxxv, 99, 293-308.
las distintas y poliédricas experiencias y pers- López Merino, J. L. (2005). «Sobre la presencia de
pectivas de traducción salen a la luz y, sea desde Roger Wolfe en la poesía española (1990-2000) y
visiones más teóricas o abstractas, sea desde la revisión del marbete «realismo sucio»», Espéculo,
nº 31.
explicitación de casos concretos (como el de Lozano Mijares, M. P. (2007). La novela española
Buenaventura con Franzen), el resultado es un posmoderna; Arco Libros, Madrid.
mosaico variado del modo en que la narrativa Merino, J. F. (ed.). (2002). Habrá una vez. Antología
norteamericana ha sido descodificada primero de cuento joven norteamericano; Alfaguara, Madrid.
para codificarse después en narrativa traducida, Moga, E. (2007). Lecturas nómadas; Candaya, Bar-
celona.
dispuesta a retroalimentar la narrativa española, Molinuevo, J. L. (2006). La vida en tiempo real. La
siempre atenta a la evolución del mercado lite- crisis de las utopías digitales; Biblioteca Nueva,
rario estadounidense. Madrid.
Mora, V. L.: (2006). «¿Post/posmodernidad?: narra-
recibido y versión final: enero de 2010 tiva de la imagen, next-generation y razón cató-
dica en la narrativa contemporánea», en Javier
aceptado: febrero de 2010 Gascueña Gahete y Paula Martín Salván (eds.),
Figures of Belatedness: Postmodernist Fiction in
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Ezquerro, M. (2008). Leerescribir; Rilma 2 / Fuguet, A. (2000): «Prólogo», a Edmundo Paz
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Ficciones de la crueldad social; DVD, Barcelona. de la estética finisecular», en Irene Andrés-Suárez
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que lo fueran.

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