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Reflexiones en torno a la práctica Pedagógica:

La narración como forma de resiliencia

Layniker Nagith Peña


(Nikerpemu@gmail.com)

El maestro actual debe reconocer en sus saberes como responder a las dificultades implícitas
en los nuevos contextos escolares permeados por el matoneo, conflictos intrafamiliares, o
escenarios de exclusión en torno a las construcciones de género. Estas situaciones de estrés
se convierten un ruptura perfecta en la pérdida de la autoestima y manifestaciones de la
ansiedad. El campo conceptual y las fases de creación en las se centrará el presente texto
darán muestra de las actividades de fondo que permitieron transformar estas experiencias en
narraciones simbólicas desdenlas manifestaciones artísticas a través de un espacio de
experimentación y nuevas alternativas que propicien la transformación del yo desde de la
conciencia ampliada y así dar respuesta a otras construcciones de la resiliencia.

Primera fase: el relato y la ficción una transformación de la realidad

Paul Ricoeur (2006) en “La vida, un relato en búsqueda de narrador” asegura que esta tiene
que ver con la narración y esta asimilación de la vida a la historia narrada debe someterse a
la duda critica así la relación entre relato y la actividad narrativa confinarían un saber que
parece alejar el relato mismo de la vida en tanto que lo vivido confine una nueva construcción
en el campo de la ficción. Viéndolo desde un enfoque pedagógico esta aparente nueva
narrativa aunque ficcionalizada también responde a la condición transicional de quien la
cuenta (emoción), estas emociones se gestan a través de la experiencia, única condición para
estas nuevas elaboraciones y a su vez se convierten en una mimesis emocional que permite
extrapolar aquellas experiencias buenas y malas que como seres enteramente sociales no
podemos evitar, a esta forma de extrapolar y superar las experiencias se le conoce como -
Resiliencia-. Desde el campo psicológico Becoña (2006) en el texto Resiliencia: definición,
características y utilidad del concepto, citando a Tarter y Vanyukov (1999) asegura que la
resiliencia se manifiesta como una competencia innata en el sujeto, un concepto semejante al
de súper vivencia y se considera el estudio desde las personas que logran afrontar por si
mismas situaciones de adversidad. En la perspectiva de este autor la definición más acertada
de resiliencia descansa en las palabras de Garmezy (1991) quien la define como:
“La capacidad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa frente a una
situación.” (p. 127)

Si bien es cierto la resiliencia depende de las habilidades innatas también puede ser
construida con los elemento provenientes del entorno. La edificación de una conducta
reciliente favorece: la visión positiva de del yo, la introspección, aumento de la autoestima,
mejores respuestas sociales, capacidad reflexiva, creatividad, habilidad para la resolución de
conflictos y la más importante elaboración de estrategias para afrontar situaciones de estrés
y la autorregulación de habilidades emocionales, afectivas y cognitivas (Jiménez, M. 2015).

Por otro lado En una revisión del aporte teórico de Antonio Damasio acerca de los
sentimientos y emociones realizado por Martínez y Vasco (2011) desde una perspectiva
neurológica, aseguran la existencia de cartografías o mapas mentales en la mente, recreados
a través de las experiencias erróneas que son avocados momentos antes de las nuevas
vivencias para el análisis de las mismas sin caer en repeticiones, estas experiencias evocadas
antes de, son denominadas por los autores como “conciencia ampliada”. En esta medida, la
constitución de esta conciencia ampliada en el lector/receptor permite la reinterpretación de
las narraciones simbólicas a través de las manifestaciones artísticas del otro (sujetos
narradores), estas lecturas se adentran en escenarios de la conciencia ampliada y a su vez
permiten evocar las emociones ya definidas en los mapas mentales y aún más importante de-
construirlas a través de la creación literaria y las manifestaciones, finalizando en una nueva
construcción reciliente.

2da fase: representación de las narraciones simbólicas a través de las manifestaciones


artísticas
La segunda estancia, se encuentra ubicada la construcción artística desde narración contruida
en la primera fase que a través del arte se transforma en un símbolo reciliente. Suely Rolnik
(2006) plantea en “¿El arte cura?” que el contraste entre el arte y el hombre refiere
directamente a la fuerza creadora través de la aprensión del mundo, es decir, la dotación del
sentido de la vida está en la participación constructora de la existencia. En esa medida la
construcción de lo que será denominado en el texto como -1Narraciones simbólicas-
implícitas en las representaciones artísticas contribuyen a mejorar la construcción la
conciencia ampliada en las personas, además de propiciar un contacto con el yo, aquel que
refiere a la emocionalidad, sueños y por ende las historias que conforman sus vidas, pues la
creación de narraciones simbólicas habilitan la posibilidad de crear en el mundo de la ficción
una vida paralela que en el mundo de lo real compense la falencia. Es decir las narraciones
simbólicas y la creación artística posibilitan la resistencia, la transformación del yo
emocional, en si es un sistema reciliente conveniente al creador. Mediante las
representaciones artísticas el sujeto se rehúsa a vivir lo conflictivo de la realidad, aunque sin
reconocerla o eliminar la emocionalidad en la misma, en si es opositora y re-significadora
del -yo- y se convierte en una defensa de la salud anímica, es decir es una operación
intelectual del yo frente a la realidad.

3ra fase: El tejido de la araña Walekerü hacia la construcción de otra mirada de la


resilencia:

La tercera fase culmina con la construcción de tejidos de mochilas en los que impera la
trasmisión de la emocionalidad en las mismas, es decir otra forma de narración. Las
comunidades indígenas de la sierra nevada de santa marta Arhuacos, Koguis, Kankuamos y
Wiwas o de la Orinoquia como los Sikuani o Nukak makú comparten la tradocion de los
tejidos como la mochila. La construcción de estas para la mujer que la elabora tiene un
significado especial y sagrado pues a medida que se teje se entreveran sus pensamientos

1 Entiéndase la narración simbólica como una forma de narrar no solo desde la producción literaria,
debe ser la emocionalidad reconocida a través de otras vanguardias artísticas como la pintura, el
happening, Bod-yart, performance y por último y no menos importante, el tejido, pues el arte es en
muchos de sus campos es reconocido por la manifestación tanto de la experiencia en el mundo de
la vida como de la emocionalidad.
(Izquierdo, 2011). Al aplicar esta cosmovisión del tejido en los contextos escolares, se
pueden generar nuevas narraciones pues, este tejido del pensamiento es un proceso que lleva
largo tiempo en los que se pueden vivir diferentes experiencias y estos pensamientos van
pasando a medida que se teje, al final la mochila contiene el alma y la memoria de quien la
creó. En si es un trabajo agotador pero es ahí en donde se logra construir las nuevas nociones
de resiliencia recordemos que esta se gesta a través de las experiencias, es decir a medida que
se teje historia y emocionalidad, se tejen narraciones simbólicas se teje la resiliencia como
adaptación a las situaciones de la vida real.

A modo de conclusión

Se puede asegurar sin miedo al error que la creación de la narración simbólica a través de las
manifestaciones artísticas no solo recrea el mundo, lo reordena y objetiva, pues a partir de
las unidades mínimas como las emociones producidas por la experiencia se vuelven tangibles
o sensoriales y al final y como resultado de estas se gesta la creación de una mejor conciencia
ampliada lo que implica de inmediato una nueva forma de resiliencia. Es decir lo biográfico
se puede convertir en una fuente privilegiada de conocimiento para la acción, así rescatar la
existencia desde la subjetividad ajena como forma valida en la construcción de saberes y
subjetividades propias. Por otro lado de igual importancia está el valor particular para la
resiliencia de quien narra la historia, a su vez estas narraciones tendrían el poder entonces de
labrar nuevas posibilidades y de paso un dar una anticipación mediante la fuerza de quien lo
narra reinventado así la herida psicológica y física del narrador.

En efecto, existe una necesidad de continuar y ampliar un proceso de compromiso político y


cultural en nuestra formación como docentes, por otra parte, en buscar respuestas no sólo a
las dificultades de aprendizaje propias al lenguaje sino también en la construcción de niños,
jóvenes y adultos que aún buscan en la escuela un sentido de la vida.
Bibliografía

Ricoeur, P. (2006) La vida, un relato en búsqueda de narrador. Ágora: papeles de filosofía.


Vol. 25, (No. 2), (Pp. 9-22)

Martínez, M y Vasco, C. (2011). Sentimientos: encuentro entre la neurobiología y la ética


según Antonio Damasio. Revista Colombiana de Bioética. Vol. 11 (No. 2), (Pp. 181-194).

Jiménez, M. (2015) Transformar y re-construir a través de los procesos creadores. España.


Universidad de Granada.

Izquierdo, A. (2011). El universo tejido. Agenda Cultural (N.175) (Pp. 11-13).

Rolnik, S. (2006). ¿El arte cura?. Colección Quaderns portàtils. (No. 2).

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