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Sin embargo, este proceso de pensamiento no sólo se vuelve desilusionado con varios
fenómenos difíciles de explicar, pero las percepciones son entendidas tan e subjetivamente
que no reflejan una realidad objetiva, si tal realidad siquiera existe.
Cuando el universo una vez fue visto como un espacio vacío, con fragmentos de materia
esparcidos que ahora están siendo vistos como una proyección holográfica derivada de una
realidad primaria invisible a nuestros instrumentos biológicos y tecnológicos.
La evidencia de una realidad holográfica se está volviendo muy abundante; demasiado para
ser ignorada.
Lo que le da más credibilidad es que aquellos que han experimentado estados de conciencia
más elevados y escalones de la realidad a través de la meditación, proyección astral, o
enteógenos han estado proclamando las mismas reflexiones y aforismos holografescos.
De alguna manera cada partícula siempre parecía saber lo que hacía la otra.
El gran físico David Bohm creía que estos resultados implican que la realidad objetiva no
existe, que a pesar de su aparente solidez, el universo es en el fondo un fantasma, un
gigantesco y espléndidamente detallado holograma.
Dentro de un holograma, todo está dentro de la parte. No importa cuántas veces se divide el
conjunto, la parte siempre contendrá su totalidad.
Así como las realizaciones de mayor conciencia muestran que cada parte, tan
aparentemente pequeña o independiente, es la realidad total y la Fuente de la realidad
misma, contiene esa misma fuente y vice-versa.
La realidad física no interactúa consigo misma en alguna manera desconocida para causar
que la conciencia venga a la existencia. La conciencia, en el proceso de la reiterada y
progresiva relación consigo misma se convierte en la conciencia de la experiencia, y por lo
tanto crea la realidad física.
Hay realizaciones respecto a la que naturaleza del universo es una proyección holográfica, a
través de la experiencia de la iluminación. Una vez que la iluminación es experimentada, se
puede entender exactamente cómo funciona el universo holográfico y es, en efecto, muy
real.
No hay ninguna razón para molestarse, enojarse, estresarse, etc., sobre las cosas que
suceden en la propia realidad física, que es la dimensión más baja de nuestra conciencia,
porque todo es trivial en el gran esquema de las cosas.