Sei sulla pagina 1di 281

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?

Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha


quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉


Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?


Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido
común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o
nada que determine si hay que escribir textos largos o textos
cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor
son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar
conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis
reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog
de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que
Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que
cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una
impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para
dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos
entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero
por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a
vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de
listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo
plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando
lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara
entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión
que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo
macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el
riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo
relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post
podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir
sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta
de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y
más adelante otro abordando la parte técnica.

En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo


y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho
más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos
como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con
gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más
satisfechos.

Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉

Potrebbero piacerti anche