Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha
quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica. En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica. En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica. En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos? Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.300 palabras. 😉
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos. Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo no es predicar sino hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO. Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de contenido flojo, escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que observo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás. Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo
y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.