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CORPORACIOÓ N UNIVERSITARIA

IBEROAMERICANA

KERLY TATIANA OSPINA PINILLA

PRESENTADO A LIC:

GLADYS ACOSTA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES


PROGRAMA - PSICOLOGIÓA
2020
ANÁLISIS DE EL CASO

EL LOBO DE WALL STREET

La historia de Jordan Belfort y su carrera por comerse el mundo a mordiscos grandes nos muestra cómo una vida
puede cambiar algunas veces para bien y otras para mal según las expectativas que tiene el individuo de cómo
quiere vivirla. Pero más que vivirla de lo que se trata es disfrutarla. Hemos dado el apelativo de epítome a este
escrito porque lo que haremos, aunque nos esforcemos por abarcarlo todo, es apenas un resumen de lo extenso
del tema, un roce a la punta del iceberg a bordo del barco de los dilemas morales y éticos de Jordan Belfort y sus
adicciones (utilizando un poco la metáfora de Fernando Savater en su Ética para Amador, 1991).

Pero vamos por partes. Al comienzo de la historia Jordan vive una vida normal con su esposa y se esfuerza por
mejorar sus condiciones de vida pretendiendo escalar en el mundo de las finanzas de manera correcta, ha
estudiado y a logrado ser parte de una empresa de valores reconocida. A medida que pasa el tiempo se da
cuenta que su jefe tiene ciertas “costumbres” para mantener su éxito -como el ritual de golpearse el pecho y
repetir cierta especie de mantra, consumir cocaína y la utilización del sexo como medios para calmar el estrés- lo
que empieza a ser parte de su motivación (Savater, 1991), pierde su moral. El dinero y el poder son ciertamente
las dos motivaciones principales y son adquiridas por su propia voluntad, es decir, como dice Savater (1991) por
“capricho”. Vemos también reflejado el hecho de que la otra motivación de que habla Savater (1991), el motivo
de orden, se aplica ya que Jordan se da cuenta que puede hacerlo por sí mismo sin que otro se lo ordene, toma
las riendas de su proceder y ejecuta sus propias acciones para lograr sus objetivos.

Ciertamente el señor Jordan es un tipo brillante y capaz de demostrarse a sí mismo sus alcances. En sí esto no
podría decirse que es malo, pero al caso, la cuestión es del método ambiguo utilizado en donde, por un lado,
ayuda a sus colaboradores con sus problemas financieros (como la chica a la que le da 25 mil dólares en su
primer día de trabajo) y por otro lado la “libertad” de acción, la falta de límites termina por estropearlo todo. Sin
límites no hay control, se pierde la perspectiva y se hacen invisibles, tras los logros, las consecuencias de los
actos desmedidos. Jordan sacrifica su tranquilidad, su salud en pro de su sueño de grandeza, se hace adicto a él
al punto de que es capaz de aventar por la borda a varios de sus marineros para no perder la totalidad de su
carga (Savater, 1991) cuando delata a sus colaboradores para obtener rebaja en su condena, arriesga su vida y
la de todos tratando de salvar los millones que había puesto a nombre de la tía de su esposa en una travesía
irresponsable a través de una tormenta en el mar, parodiando a Savater en su ejemplo del capitán del barco en su
libro Ética para amador.

¿Logró tener lo que quería? Sí. Pero las preguntas claves a responder son: ¿Lo obtuvo de manera correcta?,
¿Pudo retener lo que consiguió?, ¿Por qué lo perdió?, ¿Es justo que después de tanto trabajo lo haya perdido?
Para responder estas preguntas claves hay que tener en cuenta que la sociedad se rige por códigos ontológicos
que hacen referencia a los fundamentos del deber y las normas morales, reglas éticas y morales que regulan el
comportamiento de los individuos ayudándolos con la conceptualización del bien y del mal y enmarcándolo a su
vez en el ámbito de las costumbres sociales (Lezama, 2012). La libertad de la que habla Savater (1991) es, por
supuesto, individual y el libre albedrío es indiscutible pero es allí donde la deontología entra a mediar entre la
libertad propia y la de los demás puesto que mis acciones pueden acarrear consecuencias en la “libertad” de
otros produciendo un fenómeno psicológico de arrastre, de imitación por contagio -por así decirlo- La deontología
protege al individuo de sí mismo y de los demás pero, ¡es de uso voluntario! Lo que no tuvo en cuenta el señor
Jordan es que la deontología incluye normas legales con motivos de orden (Savater, 1991) y Jordan pecó contra
la orden de no mentir y, aunque las exigencias ontológicas se asocian más a las decisiones y actos del individuo
que a las consecuencias, “las razones ontológicas alcanzan su plena fuerza como impedimento a la acción de
uno y no simplemente como impedimento de que algo suceda” (Pagel, 1986. Citado por Lezama, 2012). ¡Por eso
perdió todo!
Como conclusión, la obsesión por ganar, el pensamiento generalizado de que vivir es una lucha de todos contra
todos donde el fin justifica los medios, como dejo intuir Nicolás Maquiavelo en su obra El Príncipe y que escribió
Napoleón Bonaparte en la última página de su ejemplar, hacen proclive al individuo de tomar atajos para lograr
su objetivos teniendo en cuenta como parte importante sólo alcanzarlos sin importar cómo.
WEGRAFIA

León, I. (2017). Documento orientador-Unidad 1. Recuperado de


https://aulavirtual.iberoamericana.edu.co/recursosel/documentos_para-descarga/Documento
%20orientador%20-Unidad%201-%C3%A9tica%20.pdf

Lezamary, Elide Siare (2 de mayo, 2012). Concepto, características deontología. Recuperado de


https://desharrapamiento/zamarrear/concepto-carteristicas-deontologia

Savater, Fernando. (1991) Ética para Amador. Recuperado de


http://www.escatep.ipn.mx/Docentes/Documents/Lecturas/Libro/Etica-Para-Amador.pdf

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