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El período renacentista será descrito como una ruptura deliberada con las
estructuras anteriores. Los cambios estéticos son los más sencillos de apreciar y
fueron los que se dispersaron con más facilidad en la Europa renacentista. Sin
embargo, los cambios más radicales en cuanto a mentalidad, llevaron más cantidad
tiempo pero fueron definitivos.
CARACTERISTICAS
Durante este período hay un renovado interés e inclinación por:
El mundo grecolatino, su estética y sus temas
La vida secular
La importancia de los artistas para la sociedad
El optimismo
Vivir el presente y gozar de la vida (carpe diem)
La ética y nuevos valores sociales
La curiosidad científica
La vida sencilla (beatus ille)
La confianza en la razón por encima de la fe
El antropocentrismo en contraste al teocentrismo de la Edad Media
También hay que resaltar el crecimiento de la burguesía, clase social que adquiere
poder durante esta época y va desplazando poco a poco a los señores feudales.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene
como espacio cronológico todo el siglo xv: es el denominado Quattrocento, y
comprende el Primer Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano»
o «Bajo Renacimiento»—, que se desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo
xvi y se denomina Cinquecento: su dominio artístico queda referido al clasicismo o
Alto Renacimiento —también llamado «Renacimiento pleno»—, que se centra en el
primer cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras del Renacimiento
en las artes: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte renacentista.
Este período desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que
conforma el manierismo, que dura hasta el final del siglo xvi. Mientras que en Italia
se estaba desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte
gótico en sus formas tardías, situación que se iba a mantener, exceptuando casos
concretos, hasta comienzos del siglo xvi.29
Italia
Arquitectura
Con el nuevo gusto, se buscaba ordenar y renovar los viejos burgos medievales e
incluso se proyectaban ciudades de nueva planta. La búsqueda de la «ciudad
ideal», opuesta al modelo caótico y desordenado del medievo, sería una constante
preocupación de artistas y mecenas. Así, el papa Pío II reordenó su ciudad natal,
Pienza, convirtiéndola en un auténtico muestrario del nuevo urbanismo
renacentista. En sí, las ciudades se convertirían en el escenario ideal de la
renovación artística, oponiéndose al concepto medieval en el que lo rural tenía un
papel preferente gracias al monacato.
elementos constructivos
Basílica de San Pedro, obra de Bramante y Miguel Ángel, autor del diseño final que
se ejecutó en su mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la
fachada es obra de Carlo Maderno, de época barroca. Concebida inicialmente
según un diseño centralizado, las variaciones en la dirección de la obra dieron como
resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a extenderse con la Contrarreforma.
El Quattrocento tuvo su centro neurálgico en Florencia y la Toscana. La sencillez y
claridad estructural y decorativa fue el rasgo fundamental de la arquitectura de este
momento. Los modelos clásicos se someten a un proceso de estilización y se
adaptan al templo cristiano. Fue frecuente recurrir a los órdenes clásicos, con
columnas y pilastras adosadas, capiteles (con preferencia el corintio, aunque
sustituyendo los caulículos por figuras fantásticas o de animales), fustes lisos y casi
omnipresencia del arco de medio punto. Se usa también la bóveda de cañón y de
arista, y cubiertas de madera con casetones. Lo que fundamentalmente distingue a
la arquitectura del Quattrocento de la del Alto Renacimiento es la decoración
menuda (putti, guirnaldas de flores o frutos, grutescos, etc.), las cúpulas con nervios,
con ciertos resabios góticos (catedral de Florencia, de Filippo Brunelleschi) y las
fachadas simétricas de pisos superpuestos (palacio Medici−Riccardi, de
Michelozzo) o con sillares almohadillados (palacio Rucellai, de Bernardo Rossellino,
proyecto de Alberti, palacio Pitti). En general, la arquitectura cuatrocentista da la
impresión de orden, sencillez, ligereza y simetría, predominando en el interior de los
edificios la luminosidad y la desnudez. Los arquitectos más destacados de este
período fueron Brunelleschi (Basílica de San Lorenzo, 1420; Basílica del Santo
Spirito, 1436) y Leon Battista Alberti (San Andrés de Mantua, 1460); y la principal
obra fue la catedral de Santa María del Fiore de Florencia y su famosa cúpula, obra
de Brunelleschi.31 Del resto de Italia destacan: la Cartuja de Pavía, de Giovanni
Antonio Amadeo (1475); la iglesia de San Zacarías de Venecia, de Mario Codussi
(1470); y el Castel Nuovo de Nápoles, de Francesco Laurana (1453).32
Pintura
El Nacimiento de Venus, obra de Botticelli, conservada en la Galleria degli Uffizi,
Florencia. El paganismo se introduce en el arte renacentista como contrapunto al
mundo hermético y cerrado del medievo en el que Dios era el fin de todo. El ser
humano en su individualidad y diversidad será a partir de ahora el objeto máximo
del interés de los artistas.
Los pintores más destacados de esta época fueron: en Florencia, Fra Angélico,
Masaccio, Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi y Paolo Uccello; en
Umbría, Perugino; en Padua, Andrea Mantegna; y, en Venecia, Giovanni Bellini. Por
encima de todos ellos destaca Sandro Botticelli, autor de alegorías, delicadas
madonnas y asuntos mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y
sensibilidad femeninas, y predominantemente dibujístico, caracterizan la escuela
florentina de pintura y toda esta época. Otros autores del Quattrocento italiano son
Andrea del Castagno, Antonio Pollaiuolo, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio, Cima
da Conegliano, Luca Signorelli, Cosimo Tura, Vincenzo Foppa, Alessio Baldovinetti,
Vittore Carpaccio y, en el sur de la península, Antonello da Messina.39
La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana, por Leonardo da Vinci, Museo del Louvre,
París. «Verdaderamente celestial y admirable fue Leonardo [...]. Hizo un cartón de
Nuestra Señora y santa Ana, con Cristo, que también les pareció maravilloso a todos
los artistas; una vez terminado, estuvo expuesto dos días para que lo vieran los
hombres y las mujeres, los jóvenes y los viejos, como se va a las fiestas solemnes,
para ver las maravillas de Leonardo, que hicieron asombrar a todo este pueblo».
Giorgio Vasari, Las Vidas.
Rafael Sanzio completa la tríada de genios del clasicismo. Su estilo tuvo un enorme
éxito y se puso de moda entre los poderosos. La pintura de Rafael buscaba ante
todo la grazia, o belleza equilibrada y serena. Sus madonnas recogen las
novedades de Leonardo en lo que se refiere a composición y claroscuro, añadiendo
una característica dulzura. Anticipa claramente la pintura manierista en sus últimas
obras, cuyo estilo agitado y dramático copiarán y difundirán sus discípulos.42
Escultura
Como en las demás manifestaciones artísticas, los ideales de vuelta a la
antigüedad, inspiración en la naturaleza, humanismo antropocéntrico e idealismo
fueron los que caracterizaron la escultura de este período. Ya el gótico había
preludiado en cierta manera algunos de estos aspectos, pero algunos hallazgos
arqueológicos (el Laocoonte, hallado en 1506, o el Torso Belvedere) que se dieron
en la época supusieron una auténtica conmoción para los escultores y sirvieron de
modelo e inspiración para las nuevas realizaciones.
Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las
demás artes, a dos etapas:
La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean
Bilhères de Lagraulas para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San
Pedro. El idealismo e impasibilidad de los dioses clásicos se traslada aquí a un tema
cristiano; la serena belleza de María y de Cristo apenas se ve alterada por el dolor
o la misma muerte.
El Cinquecento (siglo xvi): esta época está marcada por la aparición estelar de
uno de los escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel.49 Hasta tal
punto marcó la escultura de todo el siglo que muchos de sus continuadores no
fueron capaces de recoger todas sus novedades y estas no se desarrollaron hasta
varios siglos después. Miguel Ángel fue, como tantos otros en esta época, un artista
multidisciplinar. Sin embargo, él se consideraba preferentemente escultor. En sus
primeras obras recoge el interés arqueológico surgido en Florencia: así, su Baco
ebrio fue realizado con intención de que aparentara ser una escultura clásica. Igual
espíritu se aprecia en la Piedad, realizada entre 1498 y 1499 para la basílica
vaticana. Protegido primero por los Médicis, para los que creó las Tumbas
Mediceas, soberbio ejemplo de expresividad, marchó luego a Roma, donde
colaboró en los trabajos de construcción de la nueva basílica. El pontífice Julio II lo
tomó bajo su protección y le encomendó la creación de su Mausoleo, denominado
por el artista como «la tragedia de la sepultura» por los cambios y demoras que
sufrió el proyecto. En las esculturas hechas para este sepulcro, como el célebre
Moisés, aparece lo que se ha venido denominando terribilitá miguelangelesca: una
intensa a la vez que contenida emoción que se manifiesta en anatomías sufrientes,
exageradas y nerviosas —músculos en tensión—, posturas contorsionadas y
escorzos muy rebuscados. Los rostros, sin embargo, suelen mostrarse contenidos.
En sus obras finales el artista desdeña de la belleza formal de las esculturas y las
deja inacabadas, adelantando un concepto que no volvería al arte hasta el siglo xx.
Miguel Ángel continuó con la tradición de monumentos públicos heroicos y profanos
que inició Donatello y la llevó a una nueva dimensión con su conocido David,
esculpido para la Piazza della Signoria de Florencia.50 En los años finales de la
centuria, la huella de Miguel Ángel tuvo sus réplicas en Benvenuto Cellini (Perseo
de la Loggia dei Lanzi de Florencia, espacio concebido como museo de escultura al
aire libre), Bartolomeo Ammannati, Giambologna y Baccio Bandinelli, que
exagerarían los elementos más superficiales de la obra del maestro, situándose
plenamente todos ellos en la corriente manierista. Destaca en esta época también
la saga familiar de los Leoni, broncistas milaneses al servicio de los Habsburgo
españoles, auténticos creadores de la imagen áulica, un tanto estereotipada, de
estos monarcas. Su presencia en España llevó allí de primera mano las novedades
renacentistas, extendiendo su influjo hasta la escultura barroca.51
Literatura
La literatura renacentista se desarrolló en torno al humanismo, la nueva teoría que
destacaba el papel primordial del ser humano sobre cualquier otra consideración,
especialmente la religiosa. En esta época el mundo de las letras recibió un gran
impulso con la invención de la imprenta por Gutenberg, hecho que propició el
acceso a la literatura por un público más mayoritario. Ello conllevó a una mayor
preocupación por la ortografía y la lingüística, surgiendo los primeros sistemas de
gramática en lenguas vernáculas (como la española de Elio Antonio de Nebrija) y
apareciendo las primeras academias de lenguas nacionales.87
En Italia, cuna del nuevo estilo, perduraban aún los ecos de tres grandes autores
medievales considerados a veces precursores del nuevo movimiento: Dante,
Petrarca y Boccaccio. Entre los literatos surgidos en esta era conviene destacar a:
Angelo Poliziano, Matteo Maria Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo Sannazaro,
Pietro Bembo, Baldassare Castiglione, Torquato Tasso, Nicolás Maquiavelo y Pietro
Aretino. Su influencia se denotó en Francia, donde descollaron François Rabelais,
Pierre de Ronsard, Michel de Montaigne y Joachim du Bellay. En Alemania, la
reforma protestante impuso una mayor austeridad y una temática religiosa, cultivada
por Ulrich von Hutten, Sebastian Brant y Hans Sachs. En Inglaterra, cabe citar a
Tomás Moro, Edmund Spenser, Michael Drayton, Henry Constable, George
Chapman, Henry Howard y Thomas Wyatt. En Portugal se halla la figura
predominante de Luís de Camões.88
En España comenzó una edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el
siglo xvii: la poesía, influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de
Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de
Jesús; en prosa surgieron los libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se
inició el género de la picaresca con el Lazarillo de Tormes (1554), mientras que
despuntó la obra de Miguel de Cervantes, el gran genio de las letras españolas,
autor del inmortal Don Quijote (1605).
Teatro
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo,
con obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal
como son. Se buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de
la figura humana en el espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de
efectos ilusionísticos, en trompe-l'œil. Surgió la reglamentación teatral basada en
tres unidades (acción, espacio y tiempo), basándose en la Poética de Aristóteles,
teoría introducida por Lodovico Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el norte de
Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en dialecto, predominando la
mímica e introduciendo personajes arquetípicos como Arlequín, Colombina,
Pulcinella (llamado en Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como
principales dramaturgos destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé
Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina
(1499). En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores como Christopher
Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd y, especialmente, William Shakespeare, gran
genio universal de las letras (Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603;
Macbeth, 1606).89
Música
La música renacentista supuso la consagración de la polifonía, así como el
afianzamiento de la música instrumental, que iría evolucionando hacia la orquesta
moderna. Apareció el madrigal como género profano que aunaba texto y música,
siendo la expresión paradigmática de la música renacentista. En 1498 Ottaviano
Petrucci ideó un sistema de imprenta adaptado a la música, en pentagrama, con lo
que se empezó a editar música. Las primeras novedades se produjeron en Flandes,
donde se desarrolló la llamada polifonía «a la flamenca», cultivada por Guillaume
Dufay, Johannes Ockeghem y Josquin des Prés. También cultivaron el madrigal
Orlandus Lassus, Luca Marenzio, Carlo Gesualdo, Claudio Monteverdi, Cristóbal de
Morales y Tomás Luis de Victoria, mientras que en polifonía religiosa destacó
Giovanni Pierluigi da Palestrina. En música instrumental descolló Giovanni Gabrieli,
quien experimentó con diversos timbres de instrumentos de viento y con efectos de
sonido cruzado y de relieve.90
En los países protestantes la música cobró gran relevancia, ya que el propio Lutero
defendía la importancia de la música en la liturgia religiosa. Aquí se cultivó
especialmente el coral, un género musical a capella o con acompañamiento
instrumental, generalmente a cuatro voces mixtas. Algunos de los compositores que
lo cultivaron fueron Johann Walther y Valentin Bapst.91
A finales del siglo xvi nació la ópera, iniciativa de un círculo de eruditos (la Camerata
Fiorentina) que, al descubrir que el teatro griego antiguo era cantado, tuvieron la
idea de musicalizar textos dramáticos. La primera ópera fue Dafne (1594), de
Jacopo Peri, a la que siguió Euridice (1600), del mismo autor; en 1602 Giulio Caccini
escribió otra Euridice; y, en 1607, Claudio Monteverdi compuso La favola d'Orfeo,
donde añadió una introducción musical que denominó sinfonía, y dividió las
estructuras cantadas en arias.92
Danza
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel
preponderante del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores
consideran esta época el nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo
en Francia –donde fue llamado ballet-comique–, en forma de historias bailadas,
sobre textos mitológicos clásicos, siendo impulsado principalmente por la reina
Catalina de Médicis. Se suele considerar que el primer ballet fue el Ballet comique
de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx. Las principales
modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta época
surgieron los primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De
arte saltandi et choreas ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la
historia; Thoinot Arbeau hizo una recopilación de danzas populares francesas
(Orchesographie, 1588).93
Ciencia
El sistema copernicano (De revolutionibus orbium coelestium)
Una de las disciplinas científicas que más se desarrolló en esta época fue la
astronomía, gracias especialmente a la figura de Nicolás Copérnico: este científico
polaco fue el difusor de la teoría heliocéntrica —los planetas giran alrededor del
Sol— frente a la geocéntrica admitida en la Edad Media —la Tierra es el centro del
universo—. Expuso esta teoría, basada en la de Aristarco de Samos, en su obra De
revolutionibus orbium coelestium (1543).114 Este sistema fue posteriormente
desarrollado por Johannes Kepler, quien describió el movimiento de los planetas
conforme a órbitas elípticas (Astronomia nova, 1609).115 Por último, Galileo Galilei
sistematizó estos conocimientos y formuló los principios modernos del conocimiento
científico, por lo que fue procesado por la Inquisición y obligado a retractarse; sin
embargo, está considerado por ello el fundador de la física moderna.116 Otro
astrónomo destacado de este período fue Tycho Brahe, creador del observatorio de
Uraniborg, desde el que realizó numerosas observaciones astronómicas que
sirvieron de base a los cálculos de Kepler.117 También cabe remarcar que en 1582
el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, que sustituyó al anterior
calendario juliano.118
Por último, conviene citar la figura polifacética de Leonardo da Vinci, ejemplo del
hombre renacentista interesado en todas las materias tanto artísticas como
científicas (homo universalis). En el terreno de la ciencia, realizó varios proyectos
como máquinas voladoras, concentradores de energía solar o calculadoras, que no
pasaron de meros proyectos teóricos. También realizó trabajos de ingeniería,
hidráulica y mecánica, y estudios de anatomía, óptica, botánica, geología,
paleontología y otras disciplinas.123
Vida y costumbres