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SUICIDIOS COLECTIVOS: RITUALES DEL NUEVO MILENIO

Dr. Jorge Erdely

Prefacio del Autor a la Segunda Edición

Al escribir este prefacio a la segunda edición de Suicidios Colectivos, están todavía frescas
en la memoria de la opinión pública las escenas de la toma del Teatro de Moscú por un
comando suicida de separatistas chechenos apoyados en un discurso religioso dionisiaco.
Impreso ha quedado también el trágico desenlace, con un alto costo de vidas, tanto de
rehenes como de insurgentes. En el plano global, el drama de Moscú fue antecedido, como
es sabido, por los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York, y
más recientemente, por los atentados contra dos centros nocturnos en Bali, Indonesia, por
parte de presuntos extremistas islámicos, en los que el saldo oficial fue de más de 180
muertos, en su mayoría turistas australianos.

Previo a dicho suceso, este mismo año, comandos suicidas de facciones religiosas atacaron
el Parlamento de la India, a la par que hechos de similar naturaleza intensifican las
tensiones de dicho país con Pakistán, por el conflicto sobre Cachemira.

La globalización del terrorismo suicida con componentes religiosos se torna cada día en
una realidad ominosa y creciente desde Medio Oriente a Nueva York y de Moscú a la India.
La institucionalización de la autoinmolación como rito divino alcanza nuevas dimensiones
y trascendencia y plantea retos y preguntas para las ciencias de la conducta. En el amanecer
del nuevo milenio, las ideologías religiosas se transforman simultáneamente en tecnologías
de guerra y en rituales salvíficos.

Es en este contexto de radicalizaciones religiosas que presento a los lectores la segunda


edición aumentada de la obra que nos ocupa. Como se anticipó en el prefacio a la primera
edición, la parte medular de este estudio fue publicada en CIENCIA ergo sum, revista
multidisciplinaria de la Universidad Autónoma del Estado de México*. Posteriormente, una
versión ampliada fue presentada y discutida con antropólogos y sociólogos de varios países
en el simposio sobre nuevos movimientos religiosos del VIII Congreso Latinoamericano
sobre Religión y Etnicidad, realizado en Padua, Italia, el 2 de julio de 2000.

La Revista Académica para el Estudio de las Religiones publicó dicha versión,


incorporando, además de las notas de pie de página y reflexiones del congreso de Italia, dos
apéndices pertinentes para actualizar y documentar el polémico caso de Waco y David
Koresh, en particular su dimensión militar y la controversia sobre el desempeño del FBI.
La mayor parte de la ampliación, sin embargo, la ocupó el trágico evento de Kanungú,
Uganda, y la autoinmolación-homicidio de alrededor de mil seguidores del Movimiento
para la Restauración de los Diez Mandamientos. Este suceso recibió relativamente poca
atención en el mundo Occidental a pesar de ser, hasta la fecha, el suicidio ritual
contemporáneo más grande.

Es este trabajo, revisado y actualizado, el que se presenta en esta edición.

Dada la complejidad del fenómeno de los suicidios colectivos por motivos religiosos, y
dada también la creciente difuminación entre las fronteras de los ámbitos políticos y
religiosos, es razonable descartar para este estudio los modelos analíticos anquilosados y
unidisciplinarios. Mi formación profesional inicial es en el campo de las ciencias
biológicas, la psicología y las ciencias biomédicas, disciplinas todas que tratan desde
diferentes ángulos el comportamiento humano. Del área de la humanidades, tomo como
herramientas de investigación los métodos cualitativos clásicos y el análisis filológico y de
discurso.

El enfoque analítico del libro es obviamente interdisciplinario, y examina los suicidios


colectivos desde la sociobiología y la psicofisiología con atención especial al estudio
filosófico de contenidos teológicos, símbolos y ritos. La investigación etnográfica, de
estudios de caso, e histórica, se utiliza en gran parte para recabar y examinar información.

La tesis central de este libro parte de la observación de elementos comunes en agrupaciones


religiosas muy diversas y distintas entre sí, que han cometido suicidios masivos religiosos
y/o actos de violencia sectaria organizada contra la sociedad. Algunos casos de terrorismo
serían ejemplos pertinentes, pero de ninguna manera la observación se limita a un solo
fenómeno. La discusión es de naturaleza primordialmente teórica y su objetivo es inteligir
los mecanismos que hacen realidad sucesos como éstos para, como exige el quehacer
científico, poder anticiparlos*.

No ha sido por falta de espacio que me abstenido de incorporar y responder en este


prefacio a algunas críticas bienintencionadas de colegas a este trabajo. Soy de la opinión
que una crítica impresa, para ser tomada en serio, además de articularse de manera
comprensible debe, o impugnar la tesis central, o la metodología, o señalar errores
factuales.

La esencia del trabajo, como es sabido, ha sido publicada en dos revistas científicas
habiendo pasado las respectivas revisiones de los comités editoriales. Aunque eso no hace
infalible a ninguna investigación, dichos procedimientos existen para establecer estándares
de calidad en la producción y divulgación de trabajos académicos. Es de esperarse que una
refutación o crítica seria, sin que sea necesariamente conclusiva, no tendrá problemas para
ser publicada en cualquiera de las varias revistas especializadas que tratan estos temas en
distintos idiomas.

Creo que de esta manera, no sólo se enriquece el diálogo académico, sino que los autores
nos comprometemos, en público y por escrito, con los resultados de nuestras
investigaciones, lo mismo que con nuestras refutaciones. Pienso que esto es particularmente
apropiado cuando se trata de temas que involucran la vida y los derechos humanos de
muchas personas.

Jorge Erdely

Ciudad de México, octubre de 2002.

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* Vol. 7, No 1, marzo–junio 2000, pp. 67–80.

* Para una aplicación de este modelo teórico al tema del extremismo islámico expresado en
actos suicidas de Jihad —particularmente hechos como los ataques del 11 de septiembre al
World Trade Center, en Nueva York—, véase: Jorge Erdely, Terrorismo Religioso: La
Guerra del Siglo XXI, (México DF: Publicaciones para el Estudio Científico de las
Religiones, 2001).

De Guyana a Uganda

El suicidio colectivo como rito es un fenómeno religioso reciente que hizo su aparición en
la recta final del siglo XX. Dicho fenómeno, aunado a sucesos muy peculiares de
terrorismo sectario apocalíptico, ha ido aumentando en frecuencia y notoriedad desde 1978.
Aparte de un alud de trabajos descriptivos, se han realizado pocas investigaciones de
enfoque teórico que intenten explicar las causas de dicho fenómeno. Algunos
investigadores sociales se han visto paralizados por la complejidad del fenómeno. Otros
han sido intimidados por los riesgos inherentes que trae consigo el estudiar a fondo
agrupaciones totalitarias y agresivas que no toleran la crítica. Dichos sistemas totales, para
usar el concepto de Goffman[1], suelen tener mecanismos bien establecidos para disuadir
investigaciones independientes —no importa qué tan serias y objetivas—, cuyos resultados
pudiesen dañar su imagen institucional y estorbar sus proyectos. Como las sociólogas
Renée de la Torre (México) y Lourdes Argüelles (Estados Unidos) lo han experimentado en
carne propia, acceder a la información necesaria cuando se estudia a determinadas minorías
religiosas puede ser un asunto no solamente extremadamente difícil, sino además riesgoso.
Así lo documenta también Masferrer en su disertación doctoral sobre política y religión en
México[2]. Por su parte, Mullins[3] registra las dificultades que puede haber para
entrevistar a fuentes primarias con información relevante que permitan contrastar las
versiones institucionales. Cuando el grupo Verdad Suprema en Japón intentó desencadenar
el apocalipsis profetizado por su líder, detonando bombas en el metro de Tokio, ya llevaba
asesinadas 78 personas entre miembros, disidentes, familiares y críticos de la secta[4]. Beit-
Hallahmi toca otro punto importante cuando aborda el tema de la integridad académica en
la investigación de los Nuevos Movimientos Religiosos: algunos investigadores han
asumido como cruzada personal la defensa a ultranza de minorías religiosas específicas,
ignorando o aun justificando la existencia de actividades delictivas o violaciones a los
derechos humanos en su interior[5]. Algunos de ellos especialistas han sido severamente
criticados por la comunidad académica internacional incluso por recibir, en forma
encubierta, subsidios de los grupos que estudian[6]. Kent y Krebs, investigadores del
Departamento de Sociología de la Universidad de Alberta, confirman esta tendencia[7]. Se
trata básicamente de estudios hechos a pedido para favorecer la imagen de esas
agrupaciones. En otras palabras, es propaganda, no investigación científica.

El resultado de todo esto ha sido una increíble escasez de hipótesis de trabajo para un tema
de tanta trascendencia como el de los suicidios colectivos religiosos. En México, las
opiniones a título personal y las especulaciones han abundado, por lo general, sin ser
sustentadas con un mínimo de trabajo de campo o una revisión, aunque sea sumaria, de
literatura relacionada. Es de notarse también que un reducido grupo de investigadores de la
religión parece vivir en un estado de negación con respecto a este tema. Sencillamente, los
suicidios masivos, al parecer, no existen para ellos o “no pueden ocurrir en México”. El
estudio científico, sin embargo, no tiene nada que ver con cuestiones como las anteriores.
Al contrario, la meta de la investigación científica de cualquier fenómeno es comprenderlo
y explicarlo. El objetivo de este análisis es presentar, en estricto quehacer científico, una
tesis para explicar las causas de los suicidios colectivos rituales que se han venido
sucediendo en las últimas décadas.

Uno de ellos, en particular, tiende a confirmar la tesis central de esta investigación.

Un caso reciente

Se trata de la tragedia de Uganda, poco examinada en Occidente, en donde más de mil


integrantes de un grupo aparicionista escindido de la Iglesia Católica, protagonizaron el
suicidio-homicidio colectivo ritual más grande de la historia contemporánea. El suceso
sobrepasó el conocido caso de Jim Jones, en Guyana, y parece haber cumplido
simbólicamente un ciclo histórico de terrorismo apocalíptico. Casi simultáneamente,
mientras aun corria el año 2000, se culmino una nueva y controversial investigación
ordenada por el gobierno estadounidense sobre el caso de los davidianos de David Koresh,
en Waco, Texas. Se han incluido dos secciones al final para actualizar a los lectores.

Al momento de escribir este análisis no existen aún estudios terminados sobre el caso de
Uganda y el Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos. Los
investigadores que no radicamos en África estamos temporalmente limitados a obtener
nuestra información de fuentes secundarias y eso hace que cualquier análisis sea
necesariamente preliminar. Hay, asimismo, pocas fuentes primarias relevantes disponibles.
Esto no es inusual si se consideran tres factores: uno, que el Movimiento para la
Restauración de los Diez Mandamientos realizaba sus actividades con un alto grado de
secrecía, pues la cúpula estaba involucrada en actos criminales; dos, que mucho material
fue destruido a propósito; tres, que muy pocos de los ex integrantes sobrevivieron. Muy
pocos vecinos, conocidos, familiares de las víctimas o testigos de las actividades de la
secta, han estado dispuestos a aportar información amplia y detallada. La razón es más que
evidente. Una organización que cuenta con el poderío para llevar a cabo la desaparición
sistemática de cientos de disidentes sin que una nación entera lo note y sin tener fugas de
información debe haber tenido características bastante peculiares. Uganda, una nación que
ha sufrido dictaduras como la de Idi-Amín con sus horrores, aún no sale de su shock y la
gente que tuvo relación con la secta sigue presa del temor. A pesar de esto, la información
de las fuentes secundarias y unas cuantas primarias, aunada a la evidencia circunstancial del
caso, aportan suficientes datos para saber qué pasó el 17 de marzo del 2000.

El Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos

El Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos (MPRDDM) surgió en


1978 como una versión más de los grupos carismáticos que reclaman tener visiones de la
Virgen María y eventualmente se convirtió en una escisión de la Iglesia Católica Romana
de Uganda. Sus líderes más visibles eran Credonia Mwerinde, el sacerdote Dominic
Kataribaabo y Joseph Kibwetere. Teológicamente, el grupo, que llegó a reclamar una
membresía de cinco mil miembros, tenía una fuerte identificación con las tradiciones
místicas y ascéticas del catolicismo histórico. Asimismo, incorporaba elementos sincréticos
propios de la cultura y mitos populares de Uganda[8]. Entre los signos más evidentes del
ascetismo están las prácticas cotidianas a que se sujetaban los miembros del movimiento:
una sola comida al día, largas jornadas de trabajo, abstinencia sexual absoluta, privación del
sueño y prohibiciones para hablar, comunicándose por períodos sólo a través de gestos y
señales. Obtener la membresía en el Movimiento para La Restauración de los Diez
Mandamientos implicaba renunciar a las comodidades terrenales y donar el dinero a los
líderes.

El elemento místico es más prominente aún: el grupo era esencialmente aparicionista y se


guiaba por supuestas visiones donde la Virgen María daba mensajes directos a sus
principales líderes, algunos de los cuales también funcionaban como oráculos vivos en
otras categorías.

Liderazgo del grupo aparicionista

Los dirigentes más prominentes eran el sacerdote D. Kataribaabo, quien tenía una maestría
en Estudios Religiosos por la Universidad Jesuita de Loyola-Marymount en Los Angeles,
Estados Unidos. Kataribaabo no estaba excomulgado de la Iglesia Católica, como
publicaron muchos medios de comunicación, sino que tenía una suspensión a divinis,
término técnico para referirse a que su obispo lo había disciplinado para que no oficiara
como sacerdote hasta que se resolvieran sus diferencias doctrinales. Joseph Kibwetere,
quien era conocido como el profeta de la organización, era un laico activo con historial
médico de crisis maniaco-depresivas. Había sido también un político reconocido. Su
expediente clínico en el Hospital Psiquiátrico Butabika, en Kampala, capital de Uganda,
menciona que en 1998 estuvo internado, por última vez, por esta causa. Kibwetere era uno
de los principales videntes de la secta.
Credonia Mwerinde había sido una mujer conocida por su vida promiscua. Hasta su ingreso
al MPRDDM había sido dueña de una cantina en Kanungu, la cual administraba con gran
éxito. Algunas monjas y otros sacerdotes también formaban parte del liderazgo, pero el
consenso es que las tres personas antes descritas tenían la preeminencia, con un rol especial
que se le adscribe a Mwerinde, como la más influyente de los tres. Es importante tener en
mente la estructura de este liderazgo, pues es lo que se puede llamar un liderazgo mesiánico
colectivo que en la práctica opera ante los seguidores como una misma entidad
representativa de la divinidad.

Infierno en Kanungu

Con motivo del advenimiento del año 2000, los líderes del MPRDDM hicieron una
predicción. El mundo acabaría el 31 de diciembre de 1999. Al no cumplirse esto, se fijó
como nueva fecha el 17 de marzo del año 2000, pero en esta ocasión se le dio un nuevo giro
a la predicción: no se trataría del fin del mundo solamente, sino que la Virgen misma
descendería al encuentro de los fieles del MPRDDM para llevarlos de su templo al cielo,
como recompensa por haber seguido sus instrucciones dictadas a los videntes. La tarde del
17 de marzo, alrededor de 530 miembros provenientes de distintas regiones de Uganda,
incluidos al menos 78 niños, se dieron cita en el templo principal de la organización y
cerraron con tablas las ventanas y las puertas desde adentro. Después de algunas horas de
cantar himnos religiosos, los vecinos escucharon un fuerte ruido y se percataron de que
salían llamas del templo. Todos murieron en el interior en pocos minutos.

¿Suicidio u homicidio?

La confusión entre las versiones iniciales de que el hecho se trató de un suicidio colectivo
por motivos religiosos, y la posición posterior, motivada políticamente, del gobierno de
Uganda en relación con que realmente había sido un homicidio, se puede dilucidar
simplemente atendiendo a los hechos objetivos. Existe consenso entre los investigadores
de que en sí misma la reunión de ese día no sólo era religiosa, sino tenían un carácter
excepcional para los integrantes de la secta. Muchos habían viajado largas distancias desde
el interior del país para estar allí a tiempo. En los días previos fue notorio que habían ido a
despedirse de amigos y familiares por distintas villas y poblados, anunciando su partida de
este mundo y dando un último mensaje proselitista. También vendieron sus posesiones, o
las remataron a mitad de precio. Lo que no se pudo vender, se quemó en una fogata un día
antes del suicidio. También se realizó un banquete de tres días, en el cual se consumieron
tres bueyes y una gran cantidad de refrescos. El banquete tiene un valor simbólico muy
especial si se considera el carácter ascético del MPRDDM. Los feligreses se vistieron de
togas especiales blancas y de otros colores antes de entrar en el templo, el cual era
considerado a la sazón, la sede del movimiento.

Elementos rituales presentes

Los elementos rituales que están presentes sustentan esta tesis: cuando entraron a ese
templo a celebrar un culto de varias horas, los miembros de la secta estaban convencidos de
que la Virgen se les aparecería para llevarlos al paraíso. Sólo así escaparían del fin del
mundo que estaba por sobrevenir casi simultáneamente. En tipología teológica, el templo
se habría convertido en una suerte de “arca de la salvación”; sólo los que entraran allí se
salvarían y el resto de la humanidad perecería. En similitud con Génesis 7:16, incluso hay
un momento en que la “puerta del arca” se cierra en forma definitiva. Esto viene a ser
representado por el sellamiento de accesos al templo desde adentro.

Dado lo anterior, la pregunta se centra entonces en si los miembros sabían o no el medio —


muerte por incineración— por el cual tendrían acceso al paraíso, o en este caso, si creían
que la Virgen utilizaría ese medio para cumplir dicho propósito.

La evidencia es contundente en el sentido de que la gran mayoría de adultos sí lo sabía. He


aquí las razones:

El día de la predicción

Es un hecho comprobado en la escena de los hechos que lo que se quemó fue esencialmente
la gente. El local, incluso objetos relativamente cercanos sufrieron daños de una naturaleza
distinta a la de los cuerpos o ninguno en lo absoluto. En otras palabras, se quemaron las
personas. No hubo un incendio del templo, sino de la gente. Reportes de los vecinos y los
posteriores peritajes de la policía de Uganda, confirmaron que sólo se utilizó gasolina como
combustible. La hipótesis inicial de que al combustible había sido añadido ácido sulfúrico
para producir una mezcla explosiva, fue eventualmente descartada por los peritajes
químicos. En otras palabras, los integrantes del MPRDDM no murieron víctimas de una
explosión planeada secretamente por los líderes. Independientemente de la confirmación de
los peritajes sería extraño pensar en bombas de capacidad tan selectiva que destruyen sólo
seres humanos y no objetos flamables que estaban allí cerca.

La única explicación coherente para un escenario como el que se describe es una. La gente
se roció de combustible o permitió que otros los rociaran. Es difícil imaginar que adultos
empapados de gasolina junto con sus niños no supieran de qué se trataba el asunto. El
simple olor de tal cantidad de combustible en un local encerrado y un elemental instinto de
supervivencia hubiesen sido suficiente advertencia para que la multitud simplemente saliera
despavorida del templo desde el inicio de los rociamientos. Unas cuantas tablas de madera
en las ventanas y las mismas puertas cerradas con llave hubieran cedido fácilmente ante la
presión de un tumulto de cientos de personas presas del pánico. Es obvio también que si
los dirigentes hubiesen pensado que la gran mayoría de la gente iba a querer escapar,
hubieran recurrido a medidas de seguridad más eficaces. Jim Jones, por ejemplo, sabía que
una parte de sus seguidores se negaría a autoinmolarse bebiendo cianuro. Para ello recurrió
a dos cosas: una guardia armada con metralletas y el aislamiento en la selva de Guyana, que
presumiblemente prevendría tanto huidas como ayuda oportuna del exterior. El suicidio
colectivo de Jonestown duró varias horas al interior de la selva, pero el de Kanungu sólo
unos cuantos minutos en plena ciudad.

Las ventanas cerradas con tablas por dentro del templo del MPRDDM pudieron haber
tenido quizás la intención de detener a algún feligrés que cambiara de parecer a última hora
y, seguramente, la de prevenir alguna intervención del exterior, en especial las miradas de
curiosos, sobre todo en los momentos previos a la conflagración.

El fuego de la purificación

No sabemos si los dirigentes del MPRDDM prometieron o no a sus seguidores una


autoinmolación sin dolor, pero hay antecedentes interesantes del pensamiento mágico que
prevalece en ciertos grupos mesiánicos de Uganda. Por ejemplo el llamado “Holy Spirit
Movement”, una guerrilla religiosa sectaria que peleó contra el gobierno federal de Uganda
durante años, prometía a sus seguidores que no sufrirían daño alguno de las balas de los
fusiles enemigos si se untaban un aceite mágico. Cientos murieron por esa creencia en
ataques suicidas. Por la misma razón, no es ilógica la explicación de que los pocos cuerpos
apiñados alrededor de las salidas del templo del MPRDDM intentaron huir como simple
reacción del sistema adrenérgico, al sentir el dolor del fuego y no porque fueran
sorprendidos por el incendio. El dictamen forense final indica como causa de la muerte de
todos los participantes en el culto del 17 de marzo, shock neurogénico por quemaduras.

La naturaleza ritual del suicidio de Kanungu se confirma con sugestivas frases suicidas
encontradas en los salones de clase en el mismo complejo donde ocurrió la tragedia. El
fuerte énfasis de la escatología sectaria en el fuego y sus inherentes significados simbólicos
como elemento de purificación en la teología católica del purgatorio, añaden sustento a esta
posición.

El caso de Uganda fue por lo tanto un evento típico de suicidio colectivo como ceremonia
religiosa de paso a otra dimensión de la existencia. El elemento del homicidio en los
sucesos del 17 de marzo se restringe esencialmente al caso de los menores de edad que
perecieron en el templo. No se trató de unos cuantos líderes que engañaron a medio millar
de incautos, sino de un TPS (trastorno psicótico compartido), transmitido por los dirigentes
a la feligresía a través de mecanismos específicos.

Los disidentes: fuera del Arca de la Salvación

El epílogo del caso de Uganda está lejos de escribirse y las investigaciones aún continúan.
Como es del dominio público, la segunda parte de la tragedia se desarrolló en los meses
previos al suicidio ritual, pero se descubrió hasta después. A la fecha, se han encontrado
alrededor de 500 personas más asesinadas por la secta del MPRDDM, todas en fosas
comunes dentro de propiedades del grupo y en algunas de las casas de los líderes. Este
hallazgo duplicó la cifra de personas muertas, y añadió cientos de niños y mujeres a los
conteos oficiales. Cálculos conservadores ubican el total alrededor de mil. Es evidente que,
por su naturaleza y magnitud numérica, los sucesos de Uganda rebasan en muchos sentidos
a la tragedia de Jim Jones, en Guyana.
¿un nuevo paradigma de terror apocalíptico?

Varias características seguramente harán del caso del MPRDDM el nuevo paradigma para
estudiar sectas destructivas y sus dinámicas internas. Mucho menos sofisticada que Verdad
Suprema y menos dependiente de tecnología e imperios financieros para lograr sus
propósitos, MPRDDM logró llevar a cabo un plan brutal y sistemático de eliminación
masiva de disidentes y familiares de las víctimas que se aventuraban a pedir información
sobre su paradero. En el proceso, cultivaron, a la vista de todos, plantas para extraer
poderosos venenos, cavaron fosas comunes y las llenaron de cientos de cadáveres, sin tener
un solo caso efectivo de deserción ni motivar denuncias de las comunidades donde vivían.
Las implicaciones que esto tiene en términos de secrecía, uso del miedo como arma para
controlar, coptación de autoridades gubernamentales, apología del delito e inhibición del
juicio crítico mediante técnicas de manipulación, son difíciles de describir y seguramente
serán objeto de muchos estudios en el futuro.

Hipótesis sobre la génesis del conflicto

No todos los disidentes de MPRDDM murieron por envenenamiento. Cierto número fue
asesinado a golpes, otro más fue estrangulado, mientras el resto falleció por heridas de arma
blanca. La mayoría eran mujeres y niños. Sobre la génesis de esta segunda parte de la
tragedia de Uganda, hay varias hipótesis. Las que han obtenido más consenso son dos:

1) Al no cumplirse la predicción del fin del mundo, el 31 de diciembre del 2000, muchos
integrantes solicitaron, desilusionados, la devolución de sus bienes y propiedades que
habían donado a los líderes. Algunos habrían amenazado con iniciar acciones legales.

2) Después de la fallida predicción, se gestó una disidencia al interior que intentó


descalificar al liderazgo con base en la falta de precisión profética. Estas hipótesis no son
mutuamente excluyentes. Cualquiera que haya sido la razón, la respuesta del liderazgo del
MPRDDM y sus cómplices fue rápida, eficaz y bien planeada. Es probable que muchos de
los adultos que después participaron en el suicidio religioso del 17 de marzo, hayan sido
cómplices de la eliminación de los disidentes y demás víctimas. Matar a 500 personas a lo
largo de varios meses y sepultarlas en fosas comunes en forma discreta, no pudo haber sido
llevado a cabo por unos cuantos líderes, menos aún pasar inadvertido para el grueso de la
comunidad religiosa.

Un escenario familiar

Una mirada retrospectiva al culto de Kibwetere y Mwerinde evidencia elementos siempre


presentes en las sectas destructivas más notorias de los últimos treinta años. Son
prominentes el liderazgo mesiánico y las demandas de obediencia incondicional. Como
argumento más adelante en mi tesis, estos factores son indispensables para que pueda
existir potencialidad suicida. Están allí también la ritualización del suicidio como
ceremonia escapista, la secrecía y los nexos políticos que detienen las investigaciones, así
como el factor económico como punto importante en la dinámica sectaria, la aplicación
sistemática de técnicas para inhibir el juicio crítico de los seguidores, y diversas actividades
ilícitas paralelas en donde destaca, aunque no en todos los casos, la eliminación de
disidentes. [9]

A continuación se presenta una breve descripción de casos relevantes que abarcan el


periodo histórico de Jonestown a Uganda, y el subsecuente análisis interdisciplinario de las
causas de los suicidios colectivos rituales.

Casos prominentes: mesías modernos

El pasado 18 de noviembre se cumplió el vigésimo cuarto aniversario del suicidio colectivo


de casi mil personas en Jonestown, Guyana. Esa fatídica tarde, cientos de personas
incluidos niños, obedecieron la orden del reverendo Jim Jones de beber cianuro de potasio
disuelto en refresco. Aquellos que se negaron fueron asesinados por la guardia paramilitar
de Jones. El resultado fue de 914 muertos de la secta Templo del Pueblo, incluyendo al
propio líder.[10]

Jim Jones inauguró la era moderna de los suicidios rituales colectivos, mismos que se
suscitaron con mayor incidencia conforme se acercaba el fin de milenio.[11] Quince años
más tarde de los hechos de Guyana, el 19 de abril de 1993, David Koresh, dirigente de los
davidianos, se autoinmoló junto con más de 80 seguidores.[12] Semanas antes, Koresh y
528 de los suyos habían protagonizado un enfrentamiento a tiros con la policía, el cual dejó
seis agentes federales y cuatro miembros de la secta muertos además de 20 heridos. El lugar
de los hechos fue el Rancho Monte Carmelo, en Waco, Texas.

Octubre de 1994. La sociedad esotérica secreta, conocida como Orden del Templo Solar,
sorprende a los analistas sociorreligiosos. Luc Jouret, de profesión homeópata, efectúa
junto con sus seguidores, suicidios diferidos en Suiza y Canadá. Cuarenta y ocho personas
murieron en el primer país y desde entonces hasta la fecha se han añadido más de dieciocho
a la lista.[13] Las investigaciones más recientes indican que no todos los casos fueron
realmente suicidios. Varios fueron homicidios y además se han documentado casos de
ejecuciones de disidentes ocurridas previamente. [14]

La Orden del Templo Solar

Un año antes de que iniciaran los sucesos de La Orden del Templo Solar, precisamente en
el mes de noviembre, las autoridades locales de Ucrania impidieron el suicidio,
públicamente anunciado, de los seguidores de Marina Tsvigun, quien afirmaba ser la
encarnación de Jesucristo. Para prevenir la tragedia, las autoridades arrestaron en Kiev a
779 de sus seguidores, incluida la lideresa, quien fue puesta en prisión.[15] El culto a
Marina Tsvigun, quien se hace llamar también María Devi Christ, tenia alrededor de 150
mil seguidores distribuidos en distintos países de la desaparecida Unión Soviética. El
grupo es conocido como La Fraternidad Blanca.

Los efectos de la influencia social de distintos líderes religiosos con personalidad mesiánica
no se restringen a inducir suicidios colectivos o a ordenar la desaparición de disidentes. En
muchas ocasiones, la misma violencia que se genera al interior de dichas comunidades
religiosas, es canalizada para incitar actos de violencia irracional contra los de afuera.

Un ejemplo de esto es lo que sucedió la mañana del 20 de marzo de 1995, en Tokio, Japón.
Shoko Asahara, gurú de la comuna neo-budista Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), ordenó a
sus seguidores colocar bombas con gas Sarín neurotóxico para atacar a los usuarios de
transporte del metro. El atentado, cuidadosamente planeado para llevarse a cabo en las
horas de más afluencia, dejó como saldo doce muertos y más de seis mil personas
intoxicadas.[16]

Seis semanas después, un error en el mecanismo de acción de otra bomba colocada por
miembros de La Verdad Suprema en los andenes del tren subterráneo, evitó una tragedia de
proporciones inimaginables. El artefacto explosivo, ubicado para ser succionado por el
sistema de ventilación, contenía una mezcla volátil de cianuro e hidrógeno que, según los
especialistas, hubiera terminado con la vida de 20 mil personas casi instantáneamente.
Fueron escasos minutos los que faltaron para que el apocalipsis japonés que había predicho
Shoko Asahara comenzara a tener cumplimiento.[17]

Como Kaplan y Marshall señalan en su investigación, vale la pena hacer notar que el
terrorismo con armas químicas en la era moderna no lo inauguró un grupo guerrillero con
fines políticos, sino una secta destructiva.[18]

El mes de mayo de 1981, el gurú Bhagwan Shree Rajneesh dejó su país natal, la India, para
establecer una enorme comuna en el estado de Oregon, en Estados Unidos. Rajneesh,
conocido también como el gurú del sexo, había realizado previamente en su país
experimentos con seres humanos sin supervisión médica y muchas veces sin el
consentimiento de los mismos. Todos los participantes eran fervorosos adeptos de los
sanyassines.

Las novedosas pseudoterapias religiosas New Age que aplicó el gurú dejaron una larga lista
de personas con trastornos que iban desde psicosis inducidas hasta conductas suicidas.
Existen documentadas prácticas durante los inicios del grupo, de violaciones tumultuarias
como parte de sus ritos. Los problemas legales que tuvieron en la India y que dieron lugar a
que el grupo tuviera que salir huyendo, no impidieron que los sanyassines de Bhagwan
Rajneesh recibieran reconocimiento oficial como religión por parte de las autoridades de
Estados Unidos. Los sanyassines establecieron una comuna con varios miles de seguidores
cerca del poblado de Antelope, Oregon. A pesar de tener nexos comprobados con el
narcotráfico y la información de que se violaban los derechos de los niños al negarles la
educación, y de que muchos de los mismos eran víctimas de abuso sexual al interior de la
comuna, el poderío económico de los sanyassines, aunado a una intrincada red de
complicidades políticas, impidió durante largo tiempo que sus actividades fueran expuestas
públicamente. A esto contribuyeron también especialistas en manejo de imagen pública,
renombrados bufetes jurídicos y sobre todo, el estatus legal de religión que les otorgó el
gobierno.[19]

Las autoridades federales de Estados Unidos nunca imaginaron el costo que tendría el haber
otorgado dicho reconocimiento. Al igual que en el caso de La Verdad Suprema, a los
sanyassines les resultó particularmente redituable la estrategia de gritar “intolerancia
religiosa” cada vez que los medios de comunicación o grupos defensores de los derechos
humanos denunciaban las actividades ilícitas de la organización.

Finalmente, el procurador del estado de Oregon se vio forzado a intervenir debido a que los
sanyassines crearon un conflicto político al tratar de adueñarse de puestos claves de la
administración pública del condado, influyendo en las elecciones a través de la importación
masiva de desempleados, de fuera del estado a su comuna, a cambio de votos para las
elecciones. La maniobra fue denunciada por distintas organizaciones ciudadanas y el FBI
investigó las actividades de la secta. Eso lo llevó a descubrir un complot de Rajneesh y sus
seguidores para envenenar la presa que abastecía de agua a la población de The Dalles,
Oregon. El plan se logró impedir, pero las investigaciones revelaron que anteriormente el
grupo había sembrado cultivos bacteriológicos de salmonella en distintos restaurantes de su
condado sede para castigar a los pobladores de Antelope por no comulgar con sus creencias
y oponerse a su proyecto político teocrático. El resultado fue de 700 intoxicados,
incluyendo niños.[20]

Bhagwan Shree Rajneesh sólo se declaró culpable de dos de los once cargos que se le
imputaban. Después de todo, él no había depositado directamente los cultivos de
salmonella, y se esperaba una larga y costosa batalla jurídica para lo cual contaba con un
ejército de abogados y millonarias cuentas bancarias. Finalmente se le sentenció a diez
años de cárcel y posteriormente fue deportado de Estados Unidos, tras pagar una multa de
450 mil dólares. Los más de 90 Rolls Royce de Rajneesh y el campo de entrenamiento
paramilitar con decenas de rifles AK-47 quedaron abandonados cuando, una vez más, sus
seguidores tuvieron que emigrar a otro país, esta vez bajo el liderazgo sustituto de Sheela,
la secretaria personal de Bhagwan.

Bhagwan Shree Rajneesh, el nombre del gurú, significa traducido al español Señor Dios del
Universo. Él afirmaba ser una reencarnación divina.[21]

Actualmente, distintos especialistas están monitoreando el surgimiento de otro culto


religioso apocalíptico relativamente desconocido: Jombola. Gestado en la empobrecida
República Africana de Sierra Leona, en un contexto de intensa crisis sociopolítica, Jombola
es dirigido por el místico Pa Kujah, quien junto con sus seguidores ha asesinado a 30
personas en sólo doce meses en el nombre del pensamiento mágico.[22]

La Puerta del Cielo: el caso de Heaven’s Gate


Antes del comienzo del nuevo milenio, el caso más reciente (1997) de suicidio colectivo
por motivos religiosos que había atraído poderosamente la atención de la opinión pública y
de los medios de comunicación, fue el que involucró a 39 seguidores de Heaven’s Gate, un
reducido grupo religioso clasificado como un movimiento sincrético.[23]

Marshall Applewhite, maestro de música con una particular atracción por los ovnis y
fundador de Puerta del Cielo, afirmaba ser un extraterrestre encarnado: específicamente
E.T., el mítico personaje de la película de Steven Spielberg. Para otros de sus seguidores
era Jesucristo mismo.

Applewhite y el resto de sus discípulos dejaron de existir entre el 24 y el 27 de marzo de


1997, después de ingerir una mezcla de Fenobarbital con Vodka. Cuando esto no bastó para
terminar con sus vidas, se recurrió al suicidio asistido por medio de la asfixia, colocando
bolsas de plástico sobre el rostro de algunos de los participantes.[24]

Al final se les encontró en sus respectivas camas. Los cadáveres de hombres y mujeres de
apariencia andrógina, todos vestidos de negro, con cortes similares de pelo y cubiertos con
un paño en forma de diamante de color púrpura.

El rito final de los integrantes del grupo Puerta del Cielo tenía como objetivo, según su
marco doctrinal, libertarlos de sus cuerpos, para poder unirse a una nave espacial que, de
acuerdo con su líder, venía detrás de la caída del cometa Hale-Bopp, visible en esos días
desde la Tierra.[25]

Los anteriores son algunos de los eventos de suicidio colectivo ritual que por sus
características han llamado más la atención de investigadores sociales, medios de
comunicación y opinión pública en las últimas dos décadas. No han sido los únicos. México
y Corea del Sur, por ejemplo, han sido escenarios de este tipo de eventos aunque a menor
escala.[26]

Por su parte, los casos de La Verdad Suprema y los sanyassines de Bhagwan Rajneesh, son
ejemplos de organizaciones religiosas que realizan actos de violencia a gran escala contra la
sociedad en general o contra aquellos sectores de la misma que perciben como obstáculos
para la propagación de determinadas creencias, o simplemente para cumplir predicciones
apocalípticas. Otro caso relativamente reciente que está en la mesa de discusión es el de
Timothy McVeigh, autor del bombazo al edificio de oficinas federales en Oklahoma, el 19
de abril de 1995. El atentado se llevó a cabo como represalia, precisamente durante el
segundo aniversario de la confrontación de la policía estadounidense con los davidianos de
Waco, y dejó un saldo de 168 víctimas, incluyendo niños,[27] McVeigh era simpatizante de
milicias fundamentalistas de extrema derecha.[28]

Una variante atípica del fenómeno del suicidio

El análisis de los casos anteriores desde una perspectiva interdisciplinaria, arroja como
resultado datos que aportan claves importantes para tener una mejor comprensión del
fenómeno del suicidio colectivo por motivos religiosos; particularmente, de su vinculación
con los liderazgos mesiánicos.

Lo primero que salta a la vista al examinar dichos sucesos, es que estamos ante una variante
bastante compleja del fenómeno social del suicidio.

Según la ciencia médica, la causa de suicidio que tiene primer lugar en incidencia en todo
el mundo es la depresión clínica[29], la cual es a su vez de etiología multifactorial.[30]
Hechos como los de Jim Jones en Guyana o los suicidios de Puerta del Cielo difícilmente
podrían encuadrar en dicha categoría. Es difícil imaginarse, en cuanto a causas se refiere,
que 900 seres humanos, cada uno de ellos complejo en sí mismo, coincidieran en presentar
al mismo tiempo los síntomas clínicos de una depresión del mismo grado y encausarlos,
todos en el mismo día, en un acto suicida que además coincidiera en la forma de llevarlo a
cabo. Esto sería un absurdo.

Masada: ¿un antecedente histórico?

Los suicidios colectivos religiosos tampoco corresponden con un patrón de comportamiento


histórico fácil de identificar.

Un hecho como el de Masada podría aparentar tener como motivación principal la religiosa,
pero no podemos soslayar que se dio en un contexto de guerra y prolongado asedio.[31]
Quitarse la vida antes de caer en manos de un adversario particularmente cruel como lo fue
en su época el ejército romano, era una práctica común que tenía como objetivo evitar las
torturas y vejaciones que acompañaba el ser capturado, hecho que finalmente culminaría,
muy probablemente, en ejecuciones particularmente cruentas o en la venta de los
prisioneros como esclavos. Suicidios como los de Masada ocurrieron también por razones
similares, en los tiempos de las Cruzadas en hogares musulmanes. Los mismos no sólo
pudieron haber sido motivados exclusivamente por el miedo al sufrimiento. Algunas
culturas de Medio Oriente tienen un muy particular sentido de dignidad personal y honor.
En algunos casos, la muerte es preferible a la deshonra.[32] Cualesquiera que hayan sido
las motivaciones, una cosa es cierta, no se puede asegurar con base en los datos históricos
que la motivación religiosa predominara ni mucho menos que se tratara de un rito. No
existen bases para clasificar el caso de Masada como un suicidio religioso.

Distinciones importantes

Suicidios individuales que involucran motivaciones religiosas, se han presentado en


distintos sistemas de creencias en diferentes épocas. Ejemplos de esto son los monjes
tibetanos y budistas que se prenden fuego en actos políticos de protesta. También están los
kamikazes japoneses de la Segunda Guerra Mundial y los terroristas palestinos
contemporáneos de Hamas y grupos afines. Hechos como éstos, sin embargo, no suelen ser
grupales, menos aún masivos, y se entremezclan las motivaciones políticas en contextos
muy concretos (guerras u ocupación por ejemplo). Esto los separa de aquellos que se
analizan en este estudio, aunque es notoria una tendencia reciente a borrar dichas fronteras.
Esto ultimo introduce una variable mas a un tema de por si complejo.
Por otro lado, al definir el fenómeno del suicidio, se deben hacer las debidas distinciones
con aquellos actos en los que personas arriesgan su vida en el cumplimiento de lo que
consideran un deber religioso. Por ejemplo, misioneros de diversas organizaciones que se
exponen, con conocimiento de causa, a probables enfermedades o peligros en lugares
inhóspitos para propagar sus creencias o brindar ayuda humanitaria. En estos casos la
muerte no es buscada como un fin; tampoco es deseada, sino que los involucrados actúan
siguiendo sus convicciones a pesar de los riesgos. De manera similar, los soldados cumplen
con deberes patrióticos a pesar de los peligros, sin que por ello se considere suicida su
conducta. Lo mismo ocurre con los activistas de derechos humanos, luchadores políticos y
sociales que, aun a sabiendas de que su vida puede correr peligro, no abandonan las causas
por las que luchan. Aquí caben también los competidores en deportes de alto riesgo.

Un análisis psicológico cuidadoso de éstos y otros ejemplos puede demostrar fácilmente


que dichas personas suelen además esperar escapar de la muerte, y si se llegan a habituar a
esa idea, sería más como mecanismo de defensa, por librarse del miedo a la misma, que
porque estén realmente resignados a ella. En los casos de individuos con creencias
religiosas, entra además sin lugar a dudas, el elemento de la fe. Allí es común que se
esperen no sólo circunstancias favorables dentro del margen de la probabilidad, sino aun
circunstancias providenciales, o sea intervenciones de cualesquiera de las deidades en que
se crea. Este mecanismo suele motivar a individuos de una u otra religión a enfrentar
peligros reales de muerte, teniendo fuertes expectativas de ser librados para seguir adelante
con su labor.

En aquellos eventos en los cuales la muerte se percibe como un suceso altamente probable
o aun inminente, y no se abandona la conducta que pudiese conducir a la misma, los actores
pueden estar imbuidos por la idea de que en caso de que ésta sobreviniera, la pérdida de sus
vidas traería un beneficio importante a posteriori (libertad a la patria, una sociedad más
justa, etcétera). A pesar de los riesgos en que se puede incurrir con un esquema ideológico
de esta naturaleza, dicha conducta no se clasifica tampoco como suicida. Correr riesgos es
distinto a terminar con la existencia propia. El correr riesgos da siempre cabida a la
posibilidad de la esperanza de que para lograr un objetivo determinado, no se tenga
necesariamente que llegar al momento actual de la muerte. El suicidio, por el contrario,
implica una acción dirigida a terminar con la vida propia.

Finalmente, se deben hacer las debidas distinciones, con aquellos actos de heroísmo en que
seres humanos arriesgan la vida para salvar la de otros. El instinto de protección, la falta de
tiempo para reflexionar sobre un riesgo en situaciones de peligro, y toda la gama de
reacciones que provocan las descargas de cortisol y adrenalina en el sistema nervioso
central, eximen este tipo de acciones del calificativo de suicidas, sobre todo cuando
consideramos que la intencionalidad del acto es la de ayudar a quien se encuentra en
peligro, no la de quitarse la vida.

Definiendo el concepto de Suicidio Colectivo Ritual


Con base en las consideraciones anteriores se puede afirmar que casos como los de Waco,
Guyana, y la Orden del Templo Solar no encuadran en las formas ni se explican por las
causas clásicas que acompañan a las conductas suicidas comunes. Estamos pues, ante un
comportamiento de etiología distinta, característico de la era postmoderna.

El término de suicidio colectivo ritual es adecuado para referirse a los suicidios masivos
que tienen una motivación preeminentemente religiosa: aquellos casos en los cuales el
suicidio se practica y acepta por los participantes de una organización religiosa como un
rito esencial incorporado en su sistema de creencias. Así, los 39 integrantes de la secta
Puerta del Cielo se quitan la vida como parte de un ritual que, según su ideología, les
permitiría alcanzar una nave espacial que para ellos significaba el ser librados, entre otras
cosas, de su propio cuerpo y de las tentaciones de este mundo.[33]

Los miembros de la Orden del Templo Solar se autoinmolaron como parte de un rito de alto
contenido simbólico que incluía el fuego porque habían abrazado la idea de que sólo así
podrían llegar al planeta Sirius.[34]

Jim Jones, por su parte, no desarrolló inicialmente un sistema de creencias que incluyera un
rito tal. Sin embargo, la obediencia ciega e incuestionable a sus órdenes sí era parte esencial
de su ideología. Como elemento de su sistema de valores, la obediencia absoluta a
cualquier indicación suya era prácticamente una condición salvífica.[35] Lo mismo sucedía
con los davidianos.[36] Ambos terminaron generando eventualmente una ideología
religiosa suicida.

Muy similar en cuanto a incorporar la obediencia incondicional como parte central de su


doctrina religiosa fue Shoko Asahara, fundador de La Verdad Suprema en Japón.[37] Como
se ha dicho antes, este último caso se ha incluido en este estudio a pesar de no haber
inducido a un suicidio colectivo, para mostrar que los mecanismos que generan violencia
autodestructiva en una comunidad religiosa, son los mismos que pueden generar violencia a
gran escala contra la sociedad. El estudio del profesor Robert J. Lifton sobre Aum
Shinrikyo expone detalladamente los peligros que este y otros grupos de estructura e
ideología similar representan en términos de actos terroristas a gran escala.[38]
Particularmente perturbadores son los escenarios que anticipa Lifton al observar las
radicalizaciones, fanatismo y secrecia de gurus totalitarios con pequeños pero eficientes
ejércitos de incondicionales a su servicio. El uso de armas bacteriológicas, radiológicas, y
químicas para llevar a cabo cruzadas apocalípticas por parte de agrupaciones extremas,
muestra Lifton, ha dejado de ser un escenario de ficción. La Verdad Suprema, después de
todo, inaugura la era del terrorismo religioso con armas químicas, luego de fallidos intentos
con agentes bacteriológicos.

Análisis

El suicidio colectivo ritual es un evento atípico desde el punto de vista histórico y


sociológico. Hizo su aparición y aumento en incidencia según se acercaba el fin del siglo
XX. Este fenómeno y los casos ya mencionados de terrorismo sectario no son sucesos
propios de una determinada cultura o grupo étnico. Personas de muy diversas razas y
trasfondos culturales han participado en ellos.[39] Dichos casos tampoco son privativos de
un determinado país, pues han ocurrido en naciones tan distintas como Francia, Suiza,
Canadá, Guyana, México, Estados Unidos, Sierra Leona y Japón.

Mitos y falacias

Este mosaico de culturas echa por tierra una hipótesis que ha sido divulgada en forma
irresponsable por líderes políticos y algunos investigadores en nuestro país. Dicha tesis,
publicitada en medios de comunicación y espacios académicos a raíz del suicidio de los
integrantes de Heaven´s Gate, sostiene lo siguiente: Que los suicidios colectivos rituales
ocurren solamente en sociedades altamente modernizadas.[40] Estas declaraciones son
palpablemente contrarias a los datos que revela una revisión, aunque sea superficial, de la
casuística sobre este tema. Guyana, Sierra Leona y México difícilmente podrían ser
clasificados así.[41]

El caso de Heaven´s Gate, en California, y previamente el de la Orden del Templo Solar,


también echaron por tierra otro mito popular.

El mismo afirma que las sectas destructivas tienen éxito en su proselitismo principalmente
por el enfoque de sus actividades, al reclutar personas provenientes de sectores
socioeconómicos marginados. También aduce que estos estratos son los más proclives al
fanatismo. Dicha presuposición es falsa, pues los datos indican claramente que los
integrantes de un culto suicida pueden provenir de cualquier estrato socioeconómico y nivel
intelectual.[42]

Los seguidores de Marshall Applewhite eran adultos, exitosos financieramente, en una


sociedad altamente competitiva como la americana[43], esto presupone una buena dosis de
capacitación técnica, disciplina y conocimientos prácticos. Nada de eso impidió que
atentaran contra su vida. Aum Shinrikyo reclutó graduados de las mejores escuelas de
Japón, incluyendo a brillantes científicos. Algunos de ellos podrían ser catalogados como
verdaderos genios.[44] Ni su preparación, ni su inteligencia evitaron que participaran en
acciones criminales ordenadas por el líder de su agrupación. Sus desarrollados intelectos
fueron tan sólo herramientas para intentar llevar a cabo el sueño del gurú de desencadenar
un apocalipsis y poder cumplir así sus propias predicciones. Recuérdese también que
Christian Bonet, un afamado psicoterapeuta suizo, se suicidó en 1995 con otros integrantes
de la Orden del Templo Solar, en Francia.

Los trabajos de Lifton, Hochman y Langone, han demostrado científicamente que es


posible utilizar técnicas coercitivas de manipulación psicológica e influencia social que
pueden inhibir el juicio crítico y los procesos normales de razonamiento en una
colectividad religiosa y un régimen totalitario.[45] Singer y Clark, por su parte, han
demostrado clínicamente las técnicas que inducen estados disociativos en miembros de
sectas.[46] Esto termina de derrumbar la falacia anteriormente mencionada y al mismo
tiempo aporta una base científica para explicar por qué personas cultas e inteligentes
pueden llegar a participar en suicidios rituales o en actos de terrorismo religioso inducido.
Rango de edades

La autoinmolación por razones religiosas no respeta edades. Marshall Applewhite tenía 65


años y sus seguidores fluctuaban entre los 20 y los 72.[47]

Entre los davidianos predominaban los adultos jóvenes y aunque en Waco también
murieron niños, poco se sabe acerca de qué tan voluntariamente lo hicieron.[48] En el caso
particular de Jonestown, en Guyana, existen declaraciones grabadas previas al suicidio
colectivo, en donde menores de edad manifestaban su decisión de morir si Jim Jones así lo
creía conveniente.[49]

La hipersugestibilidad en menores de edad es un hecho clínicamente demostrado.[50]

Trasfondo religioso

El trasfondo religioso de los participantes en suicidios colectivos rituales o actos de


terrorismo religioso contra la sociedad, ha sido tan variado como las distintas ideologías
que se fundieron para dar lugar a cada uno de dichos movimientos. Razones de espacio nos
impiden ocuparnos de esto en detalle, sin embargo, para los propósitos de este estudio es
conveniente tener al menos un panorama general del perfil de las agrupaciones más
relevantes que se han mencionado.

A continuación una síntesis al respecto.

Clasificación
Fundamentalista Para-Cristiano
Pseudo-Cristiano Sincrético.
Esotérico-Sincrético

Creencias Distintivas
Sincretismo entre doctrinas clásicas del Adventismo del Séptimo Día y los oráculos
personales del líder. Eclecticismo selectivo entre doctrinas antinominianas y ascéticas. Se
sacralizó la poligamia en el liderazgo.
Sincretismo entre Carismatismo–Pentecostal y doctrinas marxistas. Después evolucionó
hacia el politeísmo.
Esoterismo, ocultismo y misticismo combinados con ciencia ficción.

Líder Principal
David Koresh (Nombre real: Vernon Howell)
Rev. Jim Jones
Luc Jouret / Dimambro

Nombre del Grupo Religioso


Rama Davidiana de los Adventistas del 7° día.
Templo del Pueblo
Orden del Templo Solar

Clasificación
Sincretismo Hinduista-Nueva Era
Budista-Hinduista
Platillista-Gnóstica

Creencias Distintivas
Hinduismo,

Reencarnacionismo

Misticismo oriental

Combinados con conceptos New Age.


Budismo. Creencias hinduistas panteístas con culto de adoración a Brahma-Shiva (deidad
femenina hindú que representa la destrucción).
Ciencia Ficción

Dualismo Gnóstico

Ascetismo

Líder Principal
Bhagwan Shree Rajneesh
Shoko Asahara
Marshall Applewhite
Nombre del Grupo Religioso
Sanyassines
Aum Shinrikyo
Puerta del Cielo

Síntesis

Al sintetizar la información hasta aquí revisada, tenemos que el suicidio colectivo ritual,
como se ha definido en este trabajo, es un suceso que aparece y crece en las últimas
décadas del siglo XX. Como patología social no tiene antecedentes históricos, y las
similitudes que pudiéramos encontrar con otros eventos son sólo superficiales y de etiología
distinta. Los suicidios colectivos rituales se han suscitado independientemente del estrato
socioeconómico y cultural de los participantes, han ocurrido en distintos países e
involucrado a hombres, mujeres y niños de diferentes razas, trasfondos religiosos,
escolaridad y edades, de todos los niveles intelectuales.

Los líderes religiosos, aunados a los sistemas de creencias en que se generaron las
dinámicas que llevaron a estos hechos, encuadran en diferentes clasificaciones. Se ha
tratado en general de grupos eclécticos: en unos predominaban las doctrinas New Age; en
otros, las budistas, las esotéricas e incluso las paracristianas. En ocasiones fueron sistemas
sincréticos altamente diversificados que no encuadran en las clasificaciones más comunes
que nos ofrecen las distintas disciplinas que estudian el campo religioso. Esto no descarta la
posibilidad de que el fenómeno estudiado pudiera presentarse en grupos religiosos menos
heterodoxos, o en los llamados institucionalizados (algunos de hecho lo eran). El profesor
Carlos Garma, de la Universidad Autónoma Metropolitana, ha argumentado públicamente
al menos en una ocasión que los suicidios colectivos no pueden ocurrir sino en
movimientos religiosos que aún no están institucionalizados. Dicha hipótesis es contraria a
la casuística. El Templo del Pueblo, de Jim Jones, era para cualquier estándar un
movimiento institucionalizado, lo mismo que La Verdad Suprema en Japón.

La ideología del suicidio ritual: un acercamiento a las causas

La razón por la que no se puede limitar este fenómeno exclusivamente a grupos religiosos
como los antes mencionados es ésta: la causa subyacente de los suicidios rituales no se
encuentra en sí en los sistemas de creencias que se sincretizan para formar sectas como el
Templo del Pueblo o La Verdad Suprema. Las corrientes ortodoxas de hinduismo,
budismo, esoterismo y cristianismo no incluyen como parte de su credo y liturgia un rito de
tal naturaleza y de hecho algunos de sus principios se oponen al suicidio. La causa se
encuentra más bien en tres factores específicos relacionados entre sí que han estado
presentes sin excepción en todos los suicidios colectivos estudiados. Los mismos se han
hallado igualmente en los casos de terrorismo urbano que llevaron a cabo Verdad Suprema
y los sanyassines. Dichos factores trascienden los distintos sistemas de creencia en que
operan, de tal manera que se pueden considerar la causa común. Son lo que podríamos
llamar la ideología del suicidio colectivo ritual. Esta tríada puede estar barnizada
exteriormente de budismo, gnosticismo, New Age o cristianismo, pero en sí, no es ninguna
de estas creencias ni ninguna combinación de las mismas, sino el producto de una
manipulación selectiva de sus principios para intentar justificar serias psicopatologías del
liderazgo.[51]

De la observación del fenómeno de autoinmolación colectiva inducida por ideas religiosas


y de los casos de Aum y Rajneesh, se establece que independientemente del grupo de que
se trate, siempre han estado presentes los siguientes elementos indispensables para
consumar los hechos.

Primero: un líder mesiánico, en el sentido restrictivo del concepto.

Segundo: una colectividad de personas dispuestas a obedecer a ese líder en forma ciega e
incondicional.

Tercero: un hecho desencadenante.

En otras palabras, nunca han ocurrido suicidios rituales colectivos sin que hayan estado
presentes en forma clara estos tres factores. Esto, independientemente de la presencia o
ausencia de otras variables.

Para hacer un acercamiento objetivo al tema es vital tener definiciones conceptuales


precisas de cada uno de los factores causales y comprender sus respectivas interrelaciones.
Sólo de esta manera se pueden inteligir las causas de los suicidios colectivos rituales y, en
su caso, diseñar estrategias para intentar prevenir la pérdida inútil de vidas humanas.

Definiendo el concepto de liderazgo mesiánico

El uso laxo que frecuentemente se hace del término líder mesiánico en nuestra cultura ha
hecho que el concepto se preste a interpretaciones ambiguas. Así, se habla de líderes
políticos con discursos “mesiánicos”, cuando éstos promueven un proyecto político que
consideran el único viable para solucionar una determinada situación. “En este partido
político no caben los mesianismos”, puede ser interpretado como una crítica a un dirigente
que, proyectando una imagen fuerte de liderazgo, comienza a sobresalir entre los demás.
No es en este sentido informal, en el que debemos entender el concepto de líder mesiánico
para los propósitos de este estudio. Más bien, como se mencionó anteriormente,
necesitamos definir el sentido lingüístico restrictivo del término. Para ello es necesario
analizarlo etimológicamente, en su contexto histórico original, dándole pleno valor a su
significado histórico y simbólico.

Desarrollo y aplicación del concepto lingüístico de Mesías

La palabra Mesías proviene del hebreo mashiac. Significa literalmente ungido. Según la
raíz verbal de dicha palabra, Mesías es “aquél sobre el cual es derramado aceite”. [52] Este
concepto tenía desde tiempos antiguos, un profundo significado simbólico entre los
hebreos, que fueron quienes transmitieron a la cultura occidental el vocablo. El mismo traía
originalmente consigo la idea de ser apartado, consagrado, para realizar una encomienda
por disposición divina.[53] El término Mesías se aplicaba en la era antiguo testamentaria a
los reyes, a los sacerdotes del linaje aarónico, y a los profetas. Una implicación directa del
uso que se le daba al vocablo era la de ser distinguido como un individuo especial.

En resumen, el concepto hebreo de hace tres mil años siempre tuvo implícito un triple
significado. Uno: una misión o encomienda divina, especifica que cumplir. Dos: ser
considerada una persona especialmente señalada, favorecida por Dios para llevar a cabo
dicha tarea. Tres: la idea de estar apartado, en un sentido ritual de consagración, de los
demás seres humanos, para tal misión.

Como puede apreciarse hasta aquí, el término Mesías o Ungido no se aplicaba en general,
en forma exclusivista a una sola persona, sino más bien a ciertas elites (sacerdotes, reyes o
profetas).

Sin embargo, paralelamente se fue desarrollando un sentido totalmente restrictivo del


término en lo que se denomina teológicamente, profecía mesiánica. Así, textos históricos
como el Talmud y las Escrituras Hebreas hablaban no sólo de distintos ungidos, sino de El
Ungido o El Mesías que habría de venir.[54] Diversos pasajes del texto sacro de Israel, así
como las interpretaciones rabínicas en años posteriores consignadas en la Mishna, aplicaron
el término el Mesías a una sola persona: al que Dios enviaría para salvar a Israel.[55]
Además de este uso exclusivista y de su distinción con el concepto más amplio, las
interpretaciones de distintas escuelas a través de la historia añadieron, basados en el estudio
de los textos anteriores, aún más dimensiones al significado. Dicha persona sería de origen
divino; es más, sería Dios mismo en cuerpo humano[56] y por lo tanto poseería un
sinnúmero de poderes sobrenaturales que incluirían el otorgar salud milagrosamente,
conocimientos suprasensoriales y dispensar perdón de pecados.[57] El Mesías venidero,
según las doctrinas rabínicas, no sería un ungido más; sería el salvador en exclusiva y
englobaría todas las características del concepto hebreo hasta aquí explicadas. Sería
también un gobernante en el ámbito político.[58]

En los inicios de la Era Común, hace aproximadamente dos mil años, estas características le
fueron atribuidas por muchas personas en Judea, Galilea y Samaria a Jesús de Nazaret. Sus
seguidores vieron en él el cumplimiento de la profecía mesiánica de las Escrituras Hebreas.
[59] Esto fue lo que dio origen al cristianismo. El título El Cristo (del griego Ho Christos)
es el equivalente lingüístico del concepto hebreo de El Mesías (Ha Mashiach).[60]

Fue precisamente en esta época de la historia cuando el significado del concepto Mesías se
empezó a consolidar y se restringió aún más su uso. El cristianismo, por razones obvias,
comenzó a usarlo en forma exclusiva para referirse a Jesús de Nazaret como redentor único,
indispensable para la salvación de las almas [61] (véase la teología juanina en Juan 5 y Juan
14:6). Desde entonces, y con algunas aportaciones de la teología paulina, el término
Christos alcanzó su definición restrictiva completa. Conforme se expandió el cristianismo
en el Imperio Romano y posteriormente su influencia alcanzó la mayor parte de la cultura
occidental, el vocablo se latinizó y prácticamente quedó restringido su uso para referirse a
Jesucristo.

En lenguaje moderno, un Mesías o líder mesiánico en el sentido filológico correcto, es


alguien a quien se le atribuyen las características anteriormente mencionadas. Haciendo un
breve sumario, son las siguientes:

1. Una persona especial.

2. Visión y encomienda divinamente determinadas para cumplir en este mundo.

3. Escogido de entre otros seres humanos para llevarla a cabo.

4. Esta misión es salvífica, redentora, y abarca el ámbito espiritual (la otra vida) y el
material (sociedad y política).

5. Nadie más la puede llevar a cabo (exclusivista).

6. Es un ser humano, pero al mismo tiempo es considerado divino.

7. Tiene poderes sobrenaturales para curar, iluminar el alma, dar vida eterna, perdonar
pecados, salvar a la humanidad, etc.

8. Su existencia y actividades son indispensables para lograr lo anterior.

Las anteriores son las características mínimas para clasificar a un individuo como líder con
pretensiones mesiánicas, al menos en un sentido religioso. Sólo se deben sumar dos
características más que nos aporta la historia de Jesús.

9. Fue incomprendido.[62]

10. Fue injustamente perseguido.[63]

Un líder religioso que es percibido por otros como poseedor de todas las anteriores
características, puede ser considerado mesiánico.

Un ser humano que reclame tener esos atributos es un líder con pretensiones mesiánicas
independientemente de que se agrupe o no en torno a él un grupo de seguidores. En
contraste, un líder social o caudillo político que encabece un proyecto que considere o
proponga como el único o más viable en determinadas circunstancias, no clasifica como
líder mesiánico. Tampoco entran aquí aquellos líderes religiosos como los sacerdotes
católicos y ortodoxos, ministros protestantes, guías espirituales esotéricos y otros.

Recapitulando, la existencia de un líder mesiánico es la primera constante observable en


todos los suicidios colectivos rituales y en muchos casos de terrorismo sectario. Éste es el
primer factor de riesgo.

Segundo factor: obediencia incondicional

El segundo factor indispensable para que ocurra un suicidio colectivo ritual es la existencia
de una colectividad dispuesta a obedecer de manera incondicional a su líder religioso. Ésta
es la otra variable presente en todos los casos hasta ahora estudiados. La naturaleza sine qua
non de este factor para que se genere un suicidio colectivo es tan evidente que no se
requiere de mayor explicación. Tan sólo debemos recordar que las muertes de Jonestown,
Waco, Rancho Santa Fe y la Orden del Templo Solar, ocurrieron como consecuencia de que
una orden dada por un dirigente espiritual fue obedecida. Lo mismo se puede decir del
ataque al metro en Japón que realizó La Verdad Suprema.

En este contexto, la obediencia incondicional se define como una disposición continua, en


la que una comunidad religiosa está dispuesta a someterse a los dictados de su liderazgo,
independientemente de la naturaleza del contenido de los mismos. Existen sólidas
investigaciones acerca de las distintas técnicas psicofisiológicas de persuasión e influencia
social que pueden llevar a seres humanos, independientemente de su coeficiente intelectual
y cultura, a una condición tal.[64] No nos detendremos a analizar a profundidad el cómo,
pues, ya existen suficientes estudios enfocados a ello, sino más bien repararemos en el
hecho observable que siempre es uno y el mismo: obediencia incondicional.

Distinción entre la obediencia incondicional y la obediencia condicionada

La obediencia incondicional debe distinguirse de otras formas de sumisión y control social


que llevan implícitas en sí mismas límites, condiciones y mecanismos internos de
regulación.

El Estado, la familia y aquellos individuos que son considerados en determinados grupos


sociales como autoridades religiosas, interactúan con las personas con base en patrones de
autoridad y obediencia. Sin embargo, ésta acostumbra ser una obediencia condicionada a
factores como la razonabilidad de las demandas, la credibilidad, la autoridad moral y el
grado de poder que de dichas instituciones se percibe que emana. Aunque el Estado, la
Familia, la escuela y las jerarquías religiosas piden obediencia, sus facultades están
acotadas por normas y leyes. Ésta es, pues, una obediencia condicionada y acotada.

La naturaleza de la obediencia incondicional es totalmente distinta. En ésta, no hay normas


ni leyes que delimiten las demandas de las autoridades sobre las personas. La única
condición que opera es la credibilidad y el grado de poder que se percibe que emana del
liderazgo. En el ámbito religioso estos dos factores son extremadamente subjetivos.
La obediencia incondicional es un requerimiento clásico en los sistemas totalitarios. El
poder de los mismos, en términos de influencia social y psicológica, es muchísimo mayor
cuando se trata de instituciones religiosas dirigidas por quienes son considerados Mesías.
[65] Las razones que sustentan esto son obvias.

Cuando una comunidad realmente percibe a un individuo como Mesías, para ella, su poder
y autoridad trasciende por mucho al de cualquier institución social, llámese Estado, familia,
o aun religión. El impacto que tiene en la mente y la conducta humana adscribirle valor
absoluto a un determinado principio percibido como divino, fue descrito por William James
en términos como éstos:

Sin embargo, cuando creemos que Dios está ahí, y que él es uno de los demandantes, la
perspectiva infinita se abre... Los ideales se vuelven imperativos, y nos empiezan a hablar
con una nueva objetividad y significado. [66]

Una comunidad ve en el líder mesiánico un poder ilimitado del que a menudo depende,
según cree, su bienestar o castigo eterno, y del cual pueden provenir maldiciones y
bendiciones temporales, y aun daño en el futuro de familiares y generaciones venideras. La
felicidad, la seguridad eterna y temporal de la persona y sus seres queridos pueden estar en
juego cuando se trata de desafiar la autoridad de un Mesías. Tal amplitud y trascendencia de
poderes no se puede comparar con los limitados alcances del que ejercen otras autoridades
sociales. De allí que el grado proporcional de influencia psicológica esté dado en relación
directa con el grado de poder percibido por los seguidores de un líder mesiánico. Y a
poderes omnipotentes, miedos y admiraciones, servilismos y confianzas, de la misma
magnitud.

Una vez que una persona o comunidad ha decidido obedecer incondicionalmente a un líder
religioso con estas características, está prácticamente a merced de los dictados arbitrarios
de una autoridad sin límite. Todo dependerá entonces de hasta dónde o hacia dónde el
dirigente desee llevar a las personas.

Obediencia ciega y acrítica

La obediencia incondicional puede o no, acompañarse de obediencia acrítica, aunque es un


hecho que suelen ir de la mano.

Puede existir la obediencia incondicional y estar motivada por alguna razón hasta cierto
punto comprensible desde la perspectiva religiosa del adepto a una secta. Marshall
Applewhite sostuvo una serie de silogismos que sonaban convincentes para sus seguidores,
con el fin de inducirlos a acciones como la inhibición de su sexualidad a través de la
castración, el homicidio y finalmente la autoinmolación.[67]
Contextualizado en la dinámica interna que vivía este grupo antes de suicidarse, los
argumentos de su líder les parecían razonables y sonaban convincentes,
independientemente de que partieran de premisas falsas. Una nave espacial tripulada por
seres extraterrestres pasaba cerca de la tierra en esos momentos para llevarles a la felicidad
eterna. La única manera de llegar a ella era dejar atrás sus “envases” (lenguaje técnico de
Heaven’s Gate para referirse al cuerpo humano). La forma de dejar esos envases era
quitarse la vida a través de un complejo rito simbólico. Applewhite explicó, dio la
indicación y fue obedecido por aquellos que lo consideraban un dios encarnado. La
felicidad futura y el ser librados del sufrimiento que para ellos conllevaba el poseer un
cuerpo, fueron algunas de las motivaciones de los integrantes de Heaven’s Gate para
quitarse la vida.

Dicho de otra manera, hay un tipo de obediencia incondicional que suele ir acompañada de
una argumentación y hay otra que no.

La obediencia incondicional y además acrítica se da cuando las personas deciden obedecer,


dejando de utilizar su razonamiento para evaluar el contenido de las indicaciones que
reciben. Una condición similar se ha definido en el ámbito de la psiquiatría médica como
obediencia automática y es considerada como un síntoma clínico grave de patología mental.
[68]

En el caso particular de las sectas con perfil totalitario, los procesos de razonamiento de los
integrantes están, en cuanto se refiere a evaluar órdenes de su líder, severamente
disminuidos o suspendidos.[69] Esta condición es bastante específica y no necesariamente
aplicable a otras esferas de la vida de estas personas, aunque en ocasiones sí las afecta.[70]

Al no analizar la naturaleza de lo que se les pide, las personas se encuentran en una


posición de completa vulnerabilidad, ya que ni siquiera es necesaria una argumentación,
aunque sea torcida, para convencerlas de la conveniencia de hacer, o dejar de hacer lo que
el líder diga.

Es obedecer lo que sea, sin cuestionar, sin analizar, y ahorrándole de paso al líder religioso
el trabajo de intentar justificar sus órdenes e indicaciones. Es obedecer, independientemente
del código de ética del individuo, de las normas de sociedad que lo rodea o de la religión
que dice profesar. En palabras de un seguidor de Aum Shinrikyo, la voluntad del gurú es la
ley.

No es necesario enfatizar el peligro que corre una comunidad al llegar a una condición tal
de sumisión. Innegable es también que la misma deja a la autoridad religiosa en
inmejorables condiciones de ejercer control absoluto para explotar a sus seguidores a
voluntad.

Psicología del control absoluto de la voluntad


Las investigaciones psiquiátricas del eminente Dr. Robert Lifton y Margaret Singer,
profesora clínica emerita de la Universidad de California, Berkeley, sobre las metodologías
poco éticas para influir la conducta social, demuestran que éstas crean condiciones
adecuadas para que distintos liderazgos puedan controlar la conducta de otros seres
humanos.[71] En el caso particular que estamos analizando, el factor miedo y el concepto
de mesianismo se interrelacionan y potencian mutuamente para poner en marcha
determinados mecanismos psicofisiológicos e inhibir los procesos normales de
razonamiento y las facultades de juicio crítico de las personas, volviéndolas especialmente
susceptibles a la manipulación y al control.[72]

A grandes rasgos, uno de los mecanismos que provoca esto es el siguiente. El primer paso
(brevemente esbozado en páginas anteriores) es que exista un grupo social que acepte las
pretensiones mesiánicas de un líder religioso. Esto genera como consecuencia lógica que se
perciba a dicha persona como la deidad misma o, en su defecto, como un representante en
exclusiva de origen divino. En ese momento, la totalidad de los atributos simbólicos del
concepto de deidad son transferidos al líder por el grupo de creyentes (entre ellos la idea de
autoridad absoluta, y de normar en forma infalible principios de bien y mal).

De ahora en adelante el código ético y los preceptos de conducta los determinará el


dirigente como una autoridad absoluta e incuestionable, creando un sistema de valores total
que estará por encima y a menudo en contradicción con las leyes civiles, los preceptos de la
religión que el líder diga representar (si es el caso) y aun de la conciencia misma de los
individuos. Existe una nueva ley: los dictados del líder. No importa qué tan caprichosos,
arbitrarios, dañinos o contradictorios sean, éstos serán percibidos como de origen divino,
con toda la fuerza que esto implica en la psique del ser humano. Esta nueva ley tiene en
otros casos, una naturaleza distinta a lo que regularmente interpretamos como ley, pues no
requiere ser consistente y puede cambiar de día a día o de momento a momento, sin que
necesariamente requiera una justificación y sin que el líder corra el riesgo de perder
credibilidad.

Investigaciones sobre los escritos internos del mormonismo. La Iglesia de la Unificación


del reverendo Moon, y la Sociedad Watch Tower de los Testigos de Jehová pueden ayudar a
entender mejor este fenómeno. En dichas organizaciones, sus fundadores y/o dirigentes han
exigido a sus fieles a través de la historia obediencia incondicional y a veces acrítica.
Veamos algunos ejemplos:

“Si su líder le ordena hacer algo, hágalo. No es asunto suyo determinar si es correcto o
incorrecto”. [73]

Heber C. Kimball, líder mormón.


“Mantenga su mirada sobre el presidente de la iglesia. Si alguna vez dice que haga algo, y
está equivocado, y usted lo hace, el Señor le bendecirá por ello”. [74]

Ezra Taft Benson, apóstol de los mormones.

“Yo soy vuestro cerebro. Toda persona y toda congregación que se oponga a la Iglesia de la
Unificación decaerá gradualmente y finalmente desaparecerá” [75]

Sun Myung Moon

“Si vamos a caminar en la luz de la verdad, no sólo debemos reconocer a Jehová como
nuestro Padre, sino a su organización como nuestra madre. Hoy también, Dios requiere
obediencia, honor y respeto de sus hijos. Estos deben someterse no sólo al Dios viviente,
sino igualmente, también a su organización.” [76]

Testigos de Jehová

Acompañada de la solicitud de obediencia incondicional y a veces acrítica, algunos líderes


sectarios suelen añadir, como en el caso del reverendo Moon citado arriba, amenazas de
destrucción contra los que no sigan sus indicaciones. Los siguientes ejemplos de apóstoles
históricos del mormonismo hablan por sí mismos:

“No se puede hablar mal de los ungidos del Señor y retener el Espíritu Santo en el
corazón”. [77]

“Cuando nuestros líderes hablan, la reflexión ya ha sido hecha. Cuando proponen un plan
es el plan de Dios. Cuando señalan el camino no hay ningún otro que sea seguro. Cuando
indican la dirección debería ser el fin de toda controversia. Dios no obra de otra manera.
Pensar que así pudiera ser, y no arrepentirse de inmediato, puede costar la propia fe, puede
destruir el propio testimonio, y hacer de la persona un extraño en el reino de Dios”. [78]
Es característico también que los líderes mesiánicos establezcan, implícita o explícitamente,
reglas para evitar que su conducta sea evaluada por sus seguidores. La idea es crear un
espacio de libertad absoluta para maniobrar a voluntad al inculcar en la mente de sus
seguidores que por su posición de dirigentes ellos se encuentran más allá de todo parámetro
ético.[79] Por lo general, este adoctrinamiento es phobocéntrico como se puede
constatar en los ejemplos anteriores.

El miedo como factor psicológico de control

Los seguidores de grupos con filosofías como éstas vivirán como consecuencia en una
atmósfera continua de temor a no obedecer las órdenes, a romper las prohibiciones, o
simplemente a analizar la conducta del gurú en turno. El temor a las represalias celestiales
penderá sobre sus conciencias como una espada de Damocles en todo tiempo. Se temerá
aun en pensar en la posibilidad de cuestionar la conducta personal del líder religioso. Esto
no es sólo la consecuencia natural de percibir al líder como Mesías, y por ende no querer
cuestionar a la deidad (o arriesgarse a cometer semejante osadía). Este tipo de liderazgos
suele instrumentar técnicas bien estudiadas para desalentar cualquier actitud crítica hacia
sus enseñanzas y/o estilos de vida.[80] Con esto, la atmósfera de temor en dichas
comunidades religiosas tenderá a aumentar.

Una característica muy particular de estos sistemas es el hecho de que los líderes
mesiánicos tienden a redefinir radicalmente los esquemas éticos de la sociedad para
adaptarlos a sus intereses personales. Es frecuente inclusive que inviertan los
mismos, con todo lo que esto implica.

Dependiendo de la radicalidad de las nuevas demandas de los líderes mesiánicos, el grado


de conflicto de conciencia que a su vez se generará en los seguidores será mayor.[81] Éste a
su vez será otro factor para generar un estado de estrés permanente. Cualquier ser humano
sujeto por algún tiempo a tensiones de esta índole, pronto sufrirá de fatiga crónica. Si el
conflicto de conciencia se induce en forma brusca y es de determinada magnitud, puede
provocar un síndrome de stress postraumático, condición que afecta el balance de
serotonina a nivel cerebral y las funciones mentales.[82]

El estrés sobre del sistema nervioso, sobre todo cuando ha sido provocado por romper el
código ético en la conciencia del ser humano, agota los sistemas energéticos.[83] Todo esto
interfiere directamente con las funciones cerebrales, particularmente inhibiendo los
procesos de razonamiento[84] y provocando alteraciones neurovegetativas.[85]

Las frecuentes descargas de cortisol y adrenalina traen como consecuencia bajas inmediatas
en los niveles sanguíneos de glucosa;[86] la glucosa es imprescindible para el buen
funcionamiento cerebral. Aunque los niveles de glucosa sanguínea tienden a normalizarse
después de una descarga de adrenalina, esto toma tiempo. Si los ciclos se repiten, esto
aumentará la fatiga. Si el estrés es constante y de determinada magnitud, esto puede generar
síntomas psicóticos que impidan hacer valoraciones correctas de la realidad externa. Si se
toma en cuenta que estará influida por procesos grupales de regresión, una colectividad en
esas circunstancias puede ser considerada como funcionalmente psicótica.

A esto se pueden añadir, según sea el caso, los efectos de estados inducidos de disociación
y euforia, la deprivación de sueño, dietas hipoproteicas con contenido deficiente de
vitaminas de complejo B, y técnicas de hiperventilación que disminuyen los niveles de
dióxido de carbono en la sangre con la consiguiente disminución del flujo sanguíneo
cerebral, o cualquier combinación de las anteriores.[87]

La inhibición fisiológica de los procesos de razonamiento favorece la sugestibilidad,


disminuye la capacidad de tomar decisiones en forma lógica, y hace propensas a las
personas a actuar en forma irracional. Todo este cuadro favorece el control del individuo y
crea condiciones idóneas para que otras personas manipulen su comportamiento. En una
atmósfera como la anteriormente descrita, cualquier grupo de personas entrará en una
función B (beta) que impide pensar. Esto es, su conducta será gobernada entonces
esencialmente por afectos y acciones impulsivas y no por ideas racionales. En tal caso,
seguirá sin cuestionar cualquier instrucción que se le dé.

Qué determina la potencialidad suicida

La obediencia incondicional y un líder religioso con pretensiones mesiánicas son el


binomio siempre observable en los suicidios colectivos rituales. Mientras un sinnúmero de
variables puede estar o no presente, la existencia de este binomio es imprescindible. No ha
habido un solo caso documentado de suicidio colectivo ritual sin él. Por lo anterior, todo
sistema religioso en que se identifiquen ambos factores es potencialmente suicida.

La potencialidad en este caso se define como un indicador de que las condiciones están
dadas para que el suicidio colectivo pueda ocurrir.

Dado que se requiere de la presencia de ambos factores para hablar de potencialidad, se


sobreentiende que si uno o los dos están ausentes, ésta aún no existe. Tener claro este
principio es indispensable para prever escenarios y en su caso diseñar estrategias para
intentar prevenir dichos sucesos.

Con todo lo anterior, existe una obvia diferencia entre la potencialidad de que un suceso
ocurra y el hecho consumado en sí. La potencialidad no debe de confundirse con la
predicción. Los académicos que no comprenden la distinción entre estos conceptos
necesitan repasar sus apuntes de metodología de la investigación.[88]

Tercer factor: el factor desencadenante

En el terreno de los suicidios colectivos, la diferencia entre un grupo religioso


potencialmente suicida que consuma el hecho y otro que no lo ha ejecutado, radica en un
tercer factor: el factor desencadenante.
La observación establece que existen grupos religiosos que reúnen las condiciones para ser
clasificados como potencialmente suicidas, pero que no han consumado el hecho. El que
ocurra esto último dependerá en estos casos de que se presente o no el tercer factor. Este
hecho desencadenante puede ser producto de una experiencia mística, de una confrontación
con la sociedad (real o imaginaria) o de cualquier otra variable. Siempre, sin embargo,
consistirá en una indicación dada por el líder.

Examínense los casos de Jim Jones, en Guyana, y de David Koresh, en Waco, Texas.
Analícese el de la Puerta del Cielo. Pasaron años antes de que se suscitaran los suicidios
colectivos; sin embargo, desde el día en que apareció el binomio líder mesiánico y gente
dispuesta a obedecer incondicionalmente, las semillas de la tragedia ya estaban allí. En el
caso de Marshall Applewhite el factor desencadenante tardó 22 años en presentarse[89],
con Koresh fueron 9 años [90] y con Jim Jones, 13.[91]

Es aquí donde está equivocada la hipótesis de la investigadora Renée de la Torre al sugerir


que se requeriría primero de un discurso inductivo por parte del líder principal para
considerar a la iglesia La Luz del Mundo como potencialmente suicida.[92] Dado que
existe abundante evidencia de que el binomio líder mesiánico-obediencia incondicional está
presente desde hace tiempo en dicha organización,[93] la confusión de conceptos es
evidente en esta postura, pues el requisito que se busca corresponde al hecho
desencadenante, no a los dos factores que se necesitan para considerar a un grupo religioso
como potencialmente suicida.

El discurso al que De la Torre se refiere, se debe considerar más bien parte del factor
desencadenante, el cual puede hacer su aparición de un día a otro, sin necesidad de mayor
elaboración y, mucho menos, de estar accesible a los investigadores sociales.[94]

En realidad las investigaciones de De la Torre acerca del discurso en La Luz del Mundo
aunado a otros estudios al respecto, ayudan a esclarecer además del carácter autoritario de
la organización, el mesianismo de su líder principal y su clasificación como un sistema
total, según el concepto de Irwin Goffman.

En otras palabras, dichos estudios realmente ayudan a confirmar la potencialidad suicida en


La Luz del Mundo, cuando se examinan en el marco teórico correcto y en el contexto de la
información disponible a los investigadores desde 1996.[95]

El prescindir de un enfoque interdisciplinario para intentar comprender fenómenos


complejos como el suicidio colectivo motivado por causas religiosas, ha sido, entre otras, la
causa que De la Torre y otros investigadores no hayan podido llegar a conclusiones válidas
al evaluar el tema de la potencialidad suicida en La Luz del Mundo en el contexto de la
polémica que suscitaron las declaraciones de algunos de sus integrantes en el marco del
suceso de la Puerta del Cielo. Dichos integrantes de La Luz del Mundo declararon estar
dispuestos a suicidarse en caso de que su máximo líder, Samuel Joaquín, se los llegara a
pedir. [96]

El anterior es un ejemplo de cómo una metodología deficiente puede ocasionar que el


investigador social, en vez de adelantarse a los sucesos y aportar hipótesis para intentar
prever escenarios futuros, se quede esperando a que aparezca un factor, que de estar
presente, ya hubiera generado una tragedia.

El suicidio colectivo ritual: la culminación de un proceso

Los sistemas de creencias que utilizan métodos para inhibir el juicio crítico de sus
seguidores, pueden ser identificados cuando están moviéndose en dirección del suicidio
colectivo. Un indicador puede ser estudiado en los casos de Waco, Guyana y Rancho Santa
Fe, en donde la obediencia incondicional del grupo era puesta a prueba gradualmente. En
estos tres casos se exigía que se confirmara en los hechos la decisión implícita de obedecer
en todo al líder. Para ello se demandaban muestras visibles cada vez más radicales de dicha
disposición.

Como evidencia de la rendición total de los seguidores a sus designios, David Koresh logró
dos cosas que llaman poderosamente la atención. Una de ellas fue el convencer a sus
discípulos de que para él era lícito tener relaciones sexuales con varias mujeres de la secta
al mismo tiempo. Padres, madres y familias enteras accedieron a entregar aun a sus propias
hijas, (adolescentes o prepúberes) para complacerle.[97]

La gran mayoría de los davidianos nunca objetaron estos hechos, incluidos los padres de las
jovencitas. Tampoco ellas mismas. Este hecho es significativo, ya que la sociedad
americana, en particular la del estado de Texas tiene, si no conceptos homogéneos en
cuanto a valores, al menos leyes y algunos principios comunes que tienden a rechazar este
tipo de conductas.

El caso de La Luz del Mundo

Una situación con similitudes sorprendentes se ha dado en el caso de La Luz del Mundo en
México, en el seno de una cultura machista y de valores tradicionalistas, como la
jalisciense. En “Un estudio psicoanalítico sobre la relación líder-feligresía en La Luz del
Mundo”, el Dr. Mascareñas Ruiz, catedrático de psiquiatría de la Universidad Autónoma de
Nuevo León, reporta el establecimiento de ritos internos, en los cuales menores de edad y
jóvenes solteras son objeto de violaciones y abuso sexual, por parte del máximo líder de la
agrupación, Samuel Joaquín Flores.[98] La naturaleza ritual de estas prácticas, que en la
mayoría de los casos están restringidas a la elite conocida como “los incondicionales”, ha
sido confirmada por la doctora Sylvia Marcos, especialista en Psicología de la Religión por
la Universidad de Harvard y profesora de genero y religiones en Claremont Graduate
School en California.[99]
Como en el caso de Waco, la práctica de dichos abusos, ha sido no sólo aceptada
pasivamente, sino considerada una bendición divina por padres y familiares de algunas de
las víctimas.[100]

Los ritos al interior de La Luz del Mundo, al igual que el caso de Jim Jones y Shoko
Asahara, han incluido también la intimidación y la presunta eliminación de disidentes
críticos de la organización.[101] Uno de los casos de tortura ritual mejor documentado en
nuestro país es precisamente el de Moisés Padilla Iñiguez, quien fue secuestrado en 1998
después de que se publicara una entrevista con él en la Revista Académica para el Estudio
de las Religiones. En la misma, Padilla, ex miembro de La Luz del Mundo, narra el abuso
sexual de que fue objeto por parte de Samuel Joaquín cuando era menor de edad. La
argumentación religiosa que le fue dada es similar a la que utilizaron David Koresh y Jim
Jones para violar los derechos humanos de sus fieles.[102] Inmediatamente después de la
publicación de la entrevista, Padilla Íñiguez fue secuestrado fuera de su casa en
Guadalajara. Fue hallado al otro día desnudo y al borde de la muerte con una pérdida de dos
litros de sangre, producto de múltiples heridas que le fueron producidas durante un
elaborado rito de tortura.[103] Previamente a este suceso Padilla había sido objeto de dos
golpizas en las cuales se le advirtió que se abstuviera de hablar contra el “Varón de Dios”.
[104] Moisés Padilla vive hoy asilado en el extranjero. Su madre y otros familiares
pertenecen aún a La Luz del Mundo y apoyan públicamente al líder.

Waco: poligamia y castidad

Los anteriores son ejemplos de cómo la subcultura creada por el binomio líder mesiánico-
colectividad sumisa total, modifica en forma rápida e importante la conducta de un grupo
social, independientemente de los valores de la cultura en que se desenvuelve. En el caso de
Waco constituyen también una demostración de la disposición real a obedecer cualquier
orden que provenga del líder. En condiciones normales, los padres de familia estarían
dispuestos a oponerse a alguien que deseara abusar sexualmente de sus hijas e hijos
menores de edad. Se sentirían ofendidos al recibir una propuesta semejante, y agraviados de
conocer que han sido objeto de violación. Sería atípico encontrar padres en la cultura
texana que independientemente de su religión, no ofrecieran algún tipo de resistencia (legal,
argumentativa, física) antes de resignarse a dejar a sus hijas prepúberes formar parte de un
harem. Aun en el caso de una situación forzada, sería todavía más difícil convencerlos de
que el acto es éticamente correcto y religiosamente grato a Dios.

Sin embargo, David Koresh logró hacer todo esto y más. Y es que como indican los
estudios de la Dra. Singer, en la dinámica interna de una secta de esas características, los
koreshes son percibidos como poseedores de un poder superior al de la fuerza física, al de
las armas o aun al de la capacidad de privar de la vida a un ser humano.[105] Su poder es
percibido por sus seguidores como una realidad trascendente y omnipotente.

Un segundo logro importante del líder de los davidianos, fue el solicitar y lograr que todo
sus seguidores se abstuvieran de tener relaciones sexuales con sus legítimos cónyuges o con
cualquier otra persona.[106] Compárese esto con la profunda problemática existente en el
sacerdocio católico romano del clero regular en el que los integrantes del mismo, aun
haciendo un voto juramentado de carácter sagrado para ellos, tienen altos índices de
actividad sexual, la cual se desborda frecuentemente en actos ilícitos según el derecho
canónico, y criminales según las leyes de la mayoría de los países.[107] Tal es el caso
también del protestantismo en Estados Unidos, que aunque promulga una moralidad
estricta, no ha evitado que los índices de relaciones sexuales prematrimoniales entre sus
feligreses vayan a la alza o que frecuentemente se rompa el precepto de castidad o fidelidad
conyugal por parte de ministros evangélicos.[108]

En contraste, el quebrantamiento a las normas establecidas no era común en los grupos de


Koresh o de Jim Jones. Allí, el sistema total controlaba en forma absoluta lo más íntimo del
ser humano con resultados asombrosos.

Control de la conciencia y sustitución de sistemas de valores

De hecho, mente y voluntad estaban bajo tal grado de influencia en dichos grupos, que los
conceptos clásicos de bien y mal podían cambiar de un día a otro y ser aceptados en
general, sin cuestionamientos.

El matrimonio y la familia eran valores sociales apreciados por integrantes del Templo del
Pueblo. Un día, Jim Jones decretó la disolución de todos los matrimonios.[109] De ahí en
adelante, para los habitantes de Jonestown era pecaminoso el sostener relaciones íntimas
entre esposos. La comunidad simplemente aceptó de inmediato el nuevo valor. Por su parte,
el homosexualismo y la infidelidad conyugal eran consideradas en el mismo grupo,
conductas prohibidas.[110] Jim Jones, sin embargo, practicaba ambas y su comportamiento
fue aceptado y hasta sacralizado por los que las conocían. [111]

Es precisamente esta capacidad de cambiar y sustituir los valores de un grupo social en


forma tan rápida y radical, aunada a la sumisión incondicional a cualesquiera preceptos que
los líderes mesiánicos decidan decretar, lo que hace extremadamente peligrosas a este tipo
de subculturas.

Soslayar por razones políticas el impacto de estos factores fue la razón por la cual
científicos sociales y autoridades gubernamentales que tenían conocimiento de las
anomalías que en dichas sectas ocurrían, no se adelantaron a los acontecimientos, y por
ende fallaron en prevenirlos, teniendo ante sus ojos elementos suficientes para hacerlo.
[112]

Conclusiones

Los suicidios colectivos rituales son el resultado de un proceso. La obediencia


incondicional de los seguidores de un autoproclamado Mesías puede medirse objetivamente
a través de hechos observables como los mencionados hasta aquí. Acciones como aprobar
que seres queridos sean objeto de abusos sexuales o someterse gozosamente a
procedimientos contra natura (caso de la castración voluntaria de algunos seguidores de
Applewhite), la existencia de comunidades religiosas que cambian en forma súbita y
acrítica de valores a capricho de un dirigente religioso, han sido el preludio en todos y cada
uno de los casos de suicidio colectivo ritual conocidos hasta ahora. Sin embargo, el proceso
que lleva al desenlace final es de duración variable y es difícil determinar el momento
exacto en que ocurrirá.

Lo cierto es que una vez dadas las condiciones que establecen la potencialidad suicida de
un grupo religioso, en cualquier instante se puede generar el factor desencadenante y el
suicidio se llevará a cabo. La totalidad del proceso puede tardar años o unas
cuantas horas. Pero una vez que se ha puesto en marcha, la vida de muchos seres humanos,
incluidos niños, dependerá entonces de una sola cosa: la aparición del factor
desencadenante. Y éste a su vez dependerá de lo que suceda en la mente de un solo
individuo: el líder mesiánico.

Un sinnúmero de variables exógenas y endógenas, de índole ética, social, cultural, política,


religiosa y de salud, pueden influir, pero al final todo dependerá de una indicación: la del
dirigente religioso.

Tomando en cuenta que la psiquiatría médica clasifica invariablemente a los líderes con
pretensiones mesiánicas como individuos con complejas patologías mentales, el asunto se
vuelve todavía más delicado. Los diagnósticos más comunes en que encuadran este
tipo de personalidades son los trastornos delirantes con delusión de grandeza[113] y el
narcisismo maligno.[114] Ambos son desequilibrios de la mente que involucran delirios
paranoides de persecución.[115] La pérdida de contacto con la realidad es característica del
primero; la conducta sociopática lo es del segundo.

En resumen, la vida de toda una comunidad que se halla inmersa en una situación tal se
encuentra en estos casos pendiendo únicamente de la decisión de una mente patológica e
inestable. Una alucinación auditiva o visual, un delirio paranoide ante un enemigo
inexistente, el afán de exaltación desmedida, a través de inmortalizar su memoria o
simplemente un capricho, un desequilibrio hormonal o un error de exegética, pueden
ocasionar que se dé la fatídica indicación. Ésta, proveniente de quien es percibido por sus
seguidores como un ser divino, de inmediato se convierte en un imperativo absoluto que da
lugar a un suicidio colectivo.

El hecho de que ocurra una autoinmolación masiva inducida por un ser humano es en sí un
tema que naturalmente llama la atención de investigadores de diferentes disciplinas. Este
tipo de hechos atrae la atención y no sin razón, de la opinión pública y de los medios de
comunicación por el peligro que representa para la sociedad. Es explicable que sean los
suicidios rituales, sucesos que generen tanta atención. Su novedad, su relativamente
repentina aparición en el escenario sociorreligioso de fin de siglo, las extrañas mezclas
ideológicas que los provocan, la figura misteriosa de los autoproclamados Mesías que
siempre va ligada con sus vidas secretas, por lo general plagada de escándalos y conductas
contradictorias, son sólo algunos de los factores que hacen que sean considerados más
noticia que, por ejemplo, el caso de un niño de ocho años que muere porque sus padres le
impiden una transfusión de sangre por causa de sus creencias religiosas.
Es obvio que los peligros más comunes de seguir a liderazgos con pretensiones mesiánicas
no están de ninguna manera circunscritos al suicidio colectivo ritual.

Por lo mismo, no debe circunscribirse el estudio de las comunidades con estas tendencias a
ese solo fenómeno como si se tratara del único problema asociado. Sin embargo, tampoco
debemos minimizarlo y mucho menos ignorarlo. Todo indica que se trata de una patología
social que ha llegado para quedarse como lo indica su aumento en incidencia. Lo anterior
reclama mayor investigación científica en este campo para diseñar estrategias efectivas para
prevenir la pérdida inútil de vidas humanas. Particularmente, estrategias educativas para
informar a la sociedad acerca de los peligros que representan los sistemas religiosos que
utilizan técnicas de manipulación psicofisiológica para inhibir el juicio crítico. Dado que
invariablemente las agrupaciones que han generado suicidios colectivos y actos de
terrorismo se han amparado bajo el lema de la tolerancia religiosa para realizar actividades
ilícitas, se hace necesario también abrir una discusión académica sobre este tema para
establecer qué criterios deben regular la actividad religiosa cuando ésta se ejerce al margen
de la ley o violando los derechos humanos.

Apéndice A

Waco: ¿suicidio o conspiración gubernamental?

Notas actualizadas sobre el caso de David Koresh

En su libro A Documentary History of Religion in America since 1865, Edwin S. Gaustad


afirma inequívocamente que lo que ocurrió el 19 de abril de 1993, en Waco, Texas, fue un
suicidio masivo inducido por David Koresh. La posición del Dr. Gaustad, profesor emérito
de Historia de la Religión de la Universidad de California, ha sido compartida por muchos
especialistas en la materia. Sin embargo, dudas sobre el origen del incendio que terminó
con la vida de Koresh y 85 de sus seguidores comenzaron a generarse casi inmediatamente
después de la tragedia, especialmente por la forma en que el FBI manejó el caso. El asunto
se complicó más aún por factores propios del sistema político y jurídico norteamericano.
Demandas de los familiares de las víctimas contra el gobierno para obtener compensaciones
monetarias, críticas de republicanos y demócratas contra la procuradora de Justicia, Janet
Reno, y el factor de las milicias religiosas y el poderoso lobby de la industria armamentista
en Estados Unidos, ayudaron a que se generara un clima de confusión que alentó todo tipo
de teorías conspirativas. En diferentes versiones, estas hipótesis argumentaban que más que
un suicidio masivo, los habitantes del Rancho Monte Carmelo habían sido objeto de un
plan del gobierno federal para asesinarlos por haber repelido a tiros la incursión de agentes
federales que pretendían ejecutar una orden de arresto, por acopio de armas, contra Koresh.
La discusión se polarizó y naturalmente atrajo lo mismo a periodistas que a investigadores
de la religión. Durante los últimos años, sin embargo, se han aportado nuevas
informaciones que auguran no sólo el final jurídico del caso de los davidianos, sino el fin
de la polémica en su dimensión académica. El nombramiento de un comisionado especial
independiente para reabrir el caso y examinar detalladamente qué fue lo que pasó el 19 de
abril de 1993, y su subsecuente informe emitido el 21 de julio del 2000, no acabarán del
todo con las especulaciones. Serán importantes, sin embargo, para evaluar más
objetivamente el caso, pues la nueva información disponible derriba una serie de mitos que
rodeaban el suceso de los davidianos y en cierta forma ha contribuido a despolitizar el caso.

Quizás el error fundamental al examinar Waco, fue la adopción casi inmediata de una
posición maniquea entre los investigadores. Una falacia lógica de falsa disyuntiva se
percibe como el origen de este error. En un lado estaban los exoneradores a ultranza de
Koresh y los davidianos. En el otro, la posición contraria. En medio, sin embargo, estuvo
siempre un cúmulo de evidencia objetiva accesible, y hoy más que nunca, a los
investigadores de la religión. La más relevante, y que por motivos de espacio es necesario
resumir, es la siguiente:

1) Los davidianos habían desarrollado una elaborada teología apocalíptica que incluía la
idea de morir a manos de las fuerzas gubernamentales de Estados Unidos en una
confrontación armada. Esto es central para entender Waco y ningún análisis serio puede
omitir este punto.

2) La doctrina de Koresh incluía la creencia de que resucitarían como seres de fuego para
vencer a las fuerzas enemigas.

3) Esta visión escatológica era central para la cohesión interna de grupo y el punto
climático de la existencia del mismo. Para ese momento habían vivido y se preparaban
diariamente con adoctrinamiento y entrenamiento paramilitar.

4) En el reporte del 21 de julio de 2000, el jurista y ex senador John C. Danforth,


comisionado independiente para la investigación del caso, se confirma que fueron los
davidianos quienes prendieron fuego al complejo del Rancho Monte Carmelo, el 19 de abril
de 1993.

5) Los peritajes de los médicos forenses determinaron que las causas primarias de la
muerte de 21 seguidores de David Koresh, el día del incendio, fueron autoinfligidas por
arma de fuego o arma blanca (un caso). El resto murió como consecuencia directa del
incendio.

6) Se ha confirmado en el reporte del comisionado independiente, la posición de que el


día del incendio, el FBI nunca disparó contra los davidianos. Los hallazgos del reporte de
John Danforth fueron corroborados en esencia por el juez de Distrito, Walter S. Smith. El
20 de septiembre de este año, después de un largo proceso legal, Smith dictaminó contra las
demandas de los familiares de los davidianos, sustentando la tesis de que se trató de un
suicidio.
7) David Koresh se consideraba a sí mismo y se presentaba ante sus seguidores como el
Mesías y había construido un sistema totalitario con bastante control sobre la conducta de
sus seguidores.

La evidencia anterior es conclusiva en el sentido de que el caso de Waco fue en efecto, un


suicidio masivo organizado por David Koresh como parte de un rito religioso. Al igual que
en otros casos notables similares, hubo un componente homicida, pues había menores de
edad a quienes se impidió salir y algunos incluso recibieron impactos de bala por parte de
los mismos davidianos.

Esta conclusión no exonera de responsabilidad ni al FBI ni a otras agencias federales


estadounidenses por la forma en que manejaron el conflicto sectario, ni pretende hacerlo.
La torpeza e irresponsabilidad principal estriba en haber intentado ejecutar una orden de
aprehensión contra Koresh a sabiendas de que había decenas de niños en el rancho y que
los davidianos estaban bien armados y entrenados. La evidencia indica que Koresh pudo
haber sido arrestado en forma discreta en cualquiera de sus incursiones fuera del Rancho
Monte Carmelo, pero aun así se decidió poner en peligro la vida de las familias que
integraban la comuna y la de los mismos agentes federales que resultaron muertos en el
primer tiroteo.

David Koresh por su parte, tenía años de incurrir en diversos ilícitos como corrupción de
menores y abuso sexual de niñas. Asimismo, seguía acumulando un impresionante arsenal
de armas del cual se adjunta una lista al final (véase apéndice B). El mismo incluía
ametralladoras AK-47 con lanzagranadas, decenas de fusiles y pistolas de alto calibre, miles
de cartuchos y granadas de fragmentación. Que ocurrió un suicidio colectivo como rito es
un hecho. Que su comisión fue probablemente acelerada por la impericia del manejo
gubernamental, es también verdad. Pero Koresh no estaba jugando al entrenar a sus
paramilitares sectarios. Él sabía que estaba cometiendo ilícitos y que tarde o temprano
habría una confrontación. Waco es el ejemplo de la clásica profecía autocumplida. Es
también una muestra del daño que puede causar el no entender las dinámicas internas de un
grupo totalitario dirigido por un líder mesiánico.
Bibliografía Selecta del apéndice A

Chryssides, George D. “New Religions: A Defense of Intolerance?”. Faith and Freedom 49


(1996) p. 41-46.

Interim Report to The Deputy Attorrey General concerning the 1993 confrontation at the
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Wessinger, Catherine (Comp.) Millennialism, Persecution and Violence: Historical Cases”.


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Apéndice B

Lista de armas decomisadas a David Koresh y los davidianos


A continuación se reproduce un resumen del armamento y equipo militar de Koresh y los
davidianos. El arsenal fue decomisado por el Texas Department of Public Safety e incluye
entre otras cosas ametralladoras AK-47 y M-16, granadas de fragmentación, pistolas de alto
calibre, silenciadores y cientos de miles de cartuchos para arma de fuego. El reporte,
fechado el 13 de julio de 1995, incluye el análisis del laboratorio del FBI de los tipos de
granadas y componentes especiales para la fabricación y tráfico de armas. Una buena parte
de la información es de naturaleza técnica.

ILLEGAL WEAPONS RECOVERED

Machine guns

The FBI determined that 46 semiautomatic firearms had been modified to fire in full
automatic mode: 22 M-16 Type Rifles 20 AK-47 Type Rifles 2 Heckler and Koch SP-89 2
M-1 1/ Nine.

The FBI also determined that two AR-15 lower receivers had been modified to fire in full
automatic mode.

Silencers: 21 Sound suppressors or silencers Hand Grenades 4 Live M-21 Practice Hand
Grenades.

The possession of lawfully manufactured machineguns, silencers, or grenades requires the


owner to register the weapon with the Bureau of Alcohol, Tobacco & Firearms. None of the
compound's residents were registered to own such a weapon, therefore it would have been
illegal for them to possess these weapons.

TOTAL WEAPONS RECOVERED (Including Weapons Mentioned on Previous Page).


FIREARMS Rifles and Rifle Components 61 M-16 Type and 2 M-16 Lower

Receivers 61 AK-47 Type 34 AR-15 Type and 2 AR-15 Lower Receivers 13

Shotguns --12 gauge 11 7.62MM FN FAL Type 10 Mini-14 Type 7 37rnm.

Flare Gun/ Launcher Type 6.30 Carbine Calber US Carbine, Model Ml 6 Assorted

Rifles 5 M-11/Nine 5 M-14 Type 3 Galil 2 Heckler and Koch SP-89 1 Air

Rifle 1 Heckler and Koch MP-5 1 Sten submachine gun.

Pistols and Revolvers 23 Beretta 13 Glock 8 Assorted Revolvers 6 Safari Arms 6 Assorted
Pistols 5 Sig Sauer 5 Walther 2 Taurus.

EXPLOSIVES

Hand Grenades 4 Live M-21 Practice Hand Grenades 400+ Modified M-21 Practice Hand
Grenade bodies; the bodies of these had been threaded and plugged but lacked a main
charge or fusing system. 11 M-69 Practice Hand Grenades; the bodies of these grenades
exhibited indications of attempted modifications. 219 Grenade Safety Pins 243 Grenade
Safety Levers

Rifle Grenades 200+ Inert M31 Practice Rifle Grenades.

FIREARMS ACCESSORIES AND PARTS

Silencers: 21 Sound suppressors or silencers.

Flash Suppressors: 18 Flash Suppressors.


Firearms Barrels. 17 M-16/AR-15 Type (5.56n~~in) 8 M-16/AR-15 Type (9mm caliber) 3
M-16IAR-15 Type (.45 ACP caliber) 1 M-16IAR-15 Type (5.56mm) 2 Ruger. 22 Caliber 1
M-60 machine gun 112 Gauge Shotgun 1 Taurus, Model 92, 9mm pistol barrel 1 Sig Sauer
9mm pistol barrel.

Pistol Slides 1 Sig Sauer Model.

Revolver Parts 1.38 Special caliber cylinder.

Bolt Carriers 39 M-16 24 AR-IS 2 MP-5 2 AK-47 1 FAL 1 Unknown.

Bolts 15 AK-47 7.22 LR conversion 3 M-16/AR-15 1 FN FAL (1).

Bolt Assernblies 3 M-11!Nine 2 M-16 1 AR-iS 1 MAC-lO 1 Shotgun.

Recoil Springs and Guides 3 Glock 2 Sig Sauer 1 Beretta 1 M-11 1 Nine.

Stripper Clips 29 Stripper Clips.

Accessories 6.22 LR Caliber Conversion Kits.

Hammers 31 AK-47 18 M-16 12 AR-iS 4 M-11/Nine 2 Sig Sauer 1 Beretta.

Hammer Springs 3 AK-47.


Buffer/ Recoil Springs 36 M-161 AR-iS 4 AK-47.

Selector Switches 9 M-16 3 AR-iS 1 Unknown.

Sears 1 M-11/Nine.

Auto Sears 8 AK-47 4 M-16 1 FN FAL.

Auto Sear Springs 12 AK-47.

Disconnects 7 AK-47 1 M-16.

Trigger/Trigger Mechanisms/Trigger Housings 17 M-16 6 AR-15 3 M-60 3

M-1 1/ Nine 2 MP-5 2 Sten 1 AK-47 1 Heckler & Koch 1 M-14 1 Smith &

Wesson.

1 Beretta 1 Shotgun.

Ammunition Magazines 289 7.62 x 39mm AK-47 Type 248 .223/5~56mm

M-16/ AW15 Type 108 Sten Gun Type 88.308 Caliber FN FAL Type 72 M-14

Type 61 Beretta Model Type 92 58.308 Caliber of Unknown Type 28 Ruger

Mini-14 Type 22.22 Caliber 17 UZÍ Type 16 USAS-12 Type 13.45 Caliber

11 Glock 11 MP-5 11 Sig Sauer P226/ P228 9 Unknown Type 7.308 Caliber
Galil Type 6 Walther PPK 5 9mm Unknown Type 4.50 Caliber 3.30 Caliber

U.S. Carbine 3.380 Auto Caliber 2 9rnm Smith & Wesson 1 AK-74 Type 1

Grendel.

Ammunition Containers 220 Metal Boxes (Various Calibers) 15 Wooden

Boxes (Various Calibers). 4 Buckets (Various Calibers). 1 Cardboard Boxes

(Various Calibers).

Magazine Springs 360 M-16/AR-15 42 FN FAL .308 Caliber Type 35 AK-47 28

9mm Magazine Springs of Unknown Type 15 Unknown 10 M-14 6 M-1

Carbine 3.

.50 Caliber 1 Mini-14 Magazine 1 Glock.

These lists do not include dozens of other items recovered from the Compound such as dust
covers, extractors, front and rear sights, gun cleaning equipment, bolt release levers,
compensators, .50 caliber belt links and numerous other parts.

Bibliografía Selecta General

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[1] Para más sobre el concepto de Goffman sobre las llamadas instituciones totales
véase: Erving Goffman. Asylums: Essays on the Social Situacion of Mental Patients and
other Inmates (New York: Anchor, 1961).

[2] Elio Masferrer. ¿Es del César o es de Dios? Religión y Política en el México
Contemporáneo. Disertación doctoral. Escuela Nacional de Antropología e Historia.
México. (Cap. IV, Religión, Poder y Sexualidad) pp. 26-27.

[3] M.R. Mullins: “Aum Shinrikyo as an apocalyptic movement”. En Millenium,


Messiashs and Mayhem (editado por Robbins y S. Palmers) (New York: Routledge, 1997).
p. 320.

[4] Mullins op. cit., Benjamin Beit-Hallahmi. The Ilustrated Encyclopedia of Active New
Religions, Sects, and Cults. (New York: Rosen publishing, 1998) 21 ex miembros están
desaparecidos, aunque a estas alturas se les considera prácticamente muertos.

[5] Véase el artículo del Dr. Benjamin Beit-Hallahmi, profesor de Psicología en la


Universidad de Haifa, Israel, “Integrity and Suspicion in NMR Research”. Su estudio está
basado en la investigación “Advocacy and Research on New Religios Movement”,
presentada en la reunión anual de la Society for the Scientific Study of Religion, San
Diego, California, 1997.

[6] Ibíd.

[7] Stephen A. Kent, profesor del departamento de Sociología de la Universidad de


Alberta, Canadá, y Theresa Krebs, investigadora de la misma institución, explican ese
problema en “When Scholars Know Sin: Alternative Religions and their Academic
Supporters”. Skeptic, (Vol. 6, No. 3, 1998) pp. 36-43.

[8] Para una panorámica sobre el rol del sincretismo en la religiosidad de Uganda, véase
a Keike Behrend en La Guerre des Espirits en Ouganda: Le Movement du Saint-Esprit
d’Alice Lakwena (Paris: L´Harmattan, 1997).

[9] Tanto la Orden del Templo Solar como la secta japonesa Verdad Suprema y el Templo
del Pueblo, en Guyana, participaron en actos sistemáticos de eliminación de disidentes
antes de cometer respectivamente suicidios masivos o ataques terroristas.

[10] Tobias ML, Lalich J. Captive Hearts Captive Minds. Alameda: Hunter House, 1994:
p. 70.

[11] Pasaron 15 años entre Jonestown y Waco y de allí en adelante se han venido
presentando eventos de suicidio colectivo consumado o tentativo cada año. En 1997 la
curva ascendente alcanzó un pico máximo cuando un nuevo caso de la Orden del Templo
Solar casi coincidió con el de Heaven's Gate.

[12] Samples K, de Castro E, Abanes R, et al. Prophets of the Apocalypse. Grand Rapids:
Baker Books, 1994: p. 15. Hasta ahora la investigación más completa de la ideología de los
davidianos que documenta la existencia de una elaborada escatología suicida en la
ideología religiosa de Koresh. La doctrina de David Koresh incluía un calendario de
eventos en donde se suponía que después de muertos, los davidianos se transformarían en
seres de fuego que acabarían con los ejércitos que protagonizarían el Armagedón.

[13] Ibíd. pp. 24-25.

[14] Para una panorámica accesible para todo publico de los lados mas oscuros de esta
secta, véase: Harris JA. “Mystery of a Killer Cult”. Reader´s Digest, December 1997: pp.
53-60.

[15] Abanes R. Op. cit., pp. 15-21.

[16] Kaplan DE, Marshall A. The Cult at The End of The World. New York:Crown
Publisher, 1996: pp. 244-52.

[17] Ibíd. pp. 279-80.

[18] Para un análisis sobre las definiciones y formas de clasificación de las sectas
destructivas véase: Erdely J. “Sectas Destructivas: Definiciones y Metodología de
Análisis”. Revista Académica para el Estudio de las Religiones, 1997; Tomo I: pp. 3-23.

[19] Al respecto se puede consultar el video documental Fear is The Master, producido
por Jeremiah Films (Hemet, California 1986); un análisis de la comuna del gurú Bhagwan
Shree Rajneesh, en Oregon, y sus problemas con la justicia en Estados Unidos.

[20] Ídem.

[21] Ídem.

[22] Fofana L. “Sierra Leone’s Battle of the Magic Men”. Mail and Guardian, South
Africa, February 20, 1997.

[23] Abanes R. Op. cit., pp. 343-48.

[24] Gleick E. “The Marker We´ve been waiting for”. Time, April 7, 1977: p. 17.

[25] Thomas E. “Web de la muerte”. Newsweek, 9 de Abril de 1977: p. 14. (Edición en


Español).

[26] El 13 de diciembre de 1990 se suicidaron 12 personas durante un culto religioso en


Tijuana, B.C. Se trataba de los seguidores del padre Mejía, un sacerdote espiritista. La
noticia fue cubierta por distintos medios. Un resumen se transmitió en el programa Detrás
de la Noticia, con Ricardo Rocha, en el reportaje Sectas: una reflexión obligada (4 de mayo
de 1997). En cuanto al caso de Corea, véase por ejemplo el diario The Chicago Tribune.
“Doomsday Minister, 6 Cultists Found Dead”, (October 6, 1998).

[27] Russakoff D, Kovaleski F. “An Ordinary Boy’s Extraordinary Rage” The


Washington Post, July 2, 1995.

[28] Al respecto, véase la Enciclopedia Británica. Book of the year 1996. Edición en cd-
rom multimedia, 1998. Respectivamente las secciones: Law, Crime and Law Enforcement y
World Affairs: United States. La eventual confirmación del evento de Waco como una de
las motivaciones principales de McVeigh es actualmente un asunto de dominio público.

[29] Leenaars AA. “Suicide: a multidimensional malaise”. Suicide Life Threat Behav.
1996; 26 (3): pp. 221-36.

[30] American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental


Disorders. 4th edition. Washington, DC: American Psychiatric Association, 1994.

[31] The New Encyclopaedia Britannica. 15th edition. Chicago: Encyclopaedia


Britannica, 1995; Tomo VII: p. 905.

[32] Cameron N, Rychlak JF. Personality Development and Psychopathology. 2nd


edition. Boston: Houghton Mifflin Company, 1985: p. 122.

[33] Gleick E. Op. cit., p. 17.

[34] Abanes R. Op. cit., p. 24.

[35] Tobias ML. Op. cit., p. 71.

[36] Samples K. Op. cit., p. 70.

[37] Kaplan DE. Op. cit., p. 15.

[38] Destroying the World to Save it: Aum Shinrikyo, Apocaliptic Violence, and the New
Global Terrorism. New York: Metropolitan Books, 1999.

[39] El mosaico étnico y cultural hasta ahora está conformado al menos por anglosajones,
asiáticos, caucásicos, latinos, africanos, eslavos y afroamericanos. Ha incluido al menos
australianos, suizos, mexicanos, franceses, coreanos, japoneses, estadounidenses, ingleses,
canadienses, alemanes y africanos.

[40] Así lo declaró por ejemplo el antropólogo Carlos Garma en una entrevista en La
Jornada (20 de julio de 1997, Suplemento Semanal. p. 12). El entonces subsecretario de
Asuntos Religiosos de la Secretaria de Gobernación, Rafael Rodríguez Barrera, llevó esta
postura más allá cuando dijo en una entrevista, el 4 de abril de 1997, que en México no
podría ocurrir un suicidio como el de Puerta del Cielo (noticiario Al Despertar, Canal 2.
Conductor: Guillermo Ortega. Reportaje de José Sámano). Sin embargo, la casuística
desmiente tanto a Garma como a Barrera, pues como se mencionó anteriormente, existe ya
un caso documentado en México y por lo menos otro sospechoso en el poblado del
Charquillo, S.L.P., municipio de Venado, en el que murieron 30 personas durante un culto
religioso. Además de lo anterior está comprobado otro caso que ameritó una investigación
de gobernación en 1991, cuando el máximo líder de La Luz del Mundo, en Guadalajara,
hizo una críptica declaración que provocó conmoción en la colonia Hermosa Provincia,
sede de dicho grupo. La investigación de Gobernación incluyó medidas para vigilar el
manejo del pan y el vino durante una ceremonia anual de la secta, por sospecharse que la
declaración del líder constituía una predicción suicida y podría envenenarse a la comunidad
(Mascareñas CO, Mascareñas J., “Un Estudio Psicoanalítico sobre la Relación Líder
Feligresía en la Iglesia La Luz del Mundo”. Revista Académica para el Estudio de las
Religiones, 1997; Tomo I: p. 111).

[41] Al respecto de México, véase la nota anterior. Sierra Leona es un país en intensa
crisis económica y sociopolítica. En el caso de Guyana se puede argumentar que la comuna
de Jim Jones estaba conformada básicamente por gente trasplantada de Estados Unidos, sin
embargo, gran parte de dichas personas provenían de estratos económicos empobrecidos.

[42] Singer MT, Lalich J. Cults in Our Midst. San Francisco: Jossey-Bass, 1995.

[43] Gleick E. Op. cit., p. 22.

[44] Kaplan DE. Op. cit., p. 28.

[45] Lifton R. Thought Reform and The Psychology of Totalism: A study of


“brainwashing” in China (Rev. ed.) Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1989.

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[46] Ofshe R, Singer MT. “Attacks on Peripheral Versus Central Elements of Self and
The Impact of Thought Reform Techniques”. Cultic Studies Journal, 1986 (3): pp. 3-24.

Clarck JG. “Cults”. Journal of the American Medical Association, 1979; 242 (3): pp. 279-
81.

[47] Gleick E. Op. cit.

[48] Sample K. Op. cit.

[49] Video documental Fear is The Master. Producido por Jeremiah Films (Hemet,
California 1986).
[50] Lyons-Ruth K, Zeanah CH, Benoit D. “Disorder and Risk for Disorder during
Infancy and Toddlerhood”. En: Mash EJ, Barkley RA. Child Psychopatology. New York:
The Guilford Press, 1996: pp. 457-91.

[51] El trastorno delirante paranoide y/o con delusión de grandeza, la psicosis y el


narcisismo maligno se encuentran entre los padecimientos psiquiátricos más comunes en
liderazgos sectarios que asumen identidades mesiánicas. (Magid K, McKelvey CA. High
Risk: Children Without a Conscience. New York: Bantam Books, 1989: p. 21.) (American
Psychiatric Association op. cit., p. 658.).(Kernberg O. Condiciones Borderline y
Narcisismo Patológico. Nueva York: Jason Anonson, 1976). El trastorno psicótico
compartido es por otra parte, común a nivel de feligresía, pero éste no puede existir sin el
rol de un liderazgo dominante con personalidad psicótica. (Merrin EL. “Trastornos
Delirantes y otros Trastornos Psicóticos”. En: Goldman HH. Psiquiatría General. 3ra.
Edición. México: El Manual Moderno, 1994: pp. 287-9).

[52] Brown F, Driver SR, Briggs CA. The New Brown-Driver-Briggs-Gesenius Hebrew
and English Lexicon. Peabody:Hendrickson, 1979: pp. 602-3.

[53] Ibíd. p. 602.

[54] En el Talmud, véase Sanh. 99a y Sanh. 98 b. En las Escrituras Hebreas están Génesis
3:15, el Salmo 2:1, Isaías 11:1, y en forma directa, aunque sin usar el vocablo, Isaías 9:6.

[55] Edersheim A. Vida y Tiempos de Jesús el Mesías. Barcelona: CLIE, 1987; Volumen
II: pp. 689-732.

[56] Sin duda, éste es uno de los aspectos más polémicos. Sin embargo, así lo refleja la
tradición hebrea desde los tiempos antiguos. La Midrash incluso asignaba al Mesías el
tetragrama YHWH, el nombre impronunciable de Dios (Midr. Tehil; ed Vars. p 3b.Citado
por Edersheim [op. Cit] ). El Antiguo Testamento se refiere a la naturaleza divina del
Mesías en pasajes como Isaías 9:6.

[57] Véase Isaías 35:5-6 en cuanto a los eventos milagrosos. “Yalkut 1. 78 c. y 157 a en
Ber. R. 95 y en la Midrash sobre el Salmo 146:8”, muestran que ésa era la interpretación
rabínica del texto. (Edersheim A. Op. cit.). En cuanto a la relación del Mesías con el
pecado, véanse pasajes como el Salmo 110 acerca de su oficio sacerdotal.

[58] Edersheim A, Op. cit. Tomo I: pp. 197-217.

[59] Edersheim A, Op. cit. Tomos I y II.

[60] La Septuaginta, traducción al griego de las Escrituras Hebreas del siglo II a. C.,
traduce Mashiac como Christos. Thayer JH. New Thayer’s Greek English Lexicon.
Peabody, MA: Hendrickson, 1981 (edición de 1889), pp. 672-73.
[61] Consúltese al respecto la Teología Juanina en pasajes del Nuevo Testamento como S.
Jn. 5 y S. Jn. 14:6 The New-English Interlinear New Testament. Wheaton: Tyndale, 1990.

[62] Mc. 3:21; Jn. 7:3-5. The New-English Interlinear New Testament. Wheaton: Tyndale,
1990.

[63] 1ª de Pedro 2:21-24. The New-English Interlinear New Testament. Wheaton:


Tyndale, 1990.

[64] Singer MT. “Group Psychodynamics”. En: Berkow R (ed,). The Merck manual.
15TH edition. 1987: pp. 1467-1471.

[65] Singer MT. “Cults: Implications for Family Therapist”. In: Mikesell RH,
Lusterman D, McDaniel SH (ed). Integrating Family Therapy. Washington DC: American
Psychological Association, 1995: pp.519-27.

Hochman J. Op. cit.

[66] William James (1963), citado por Crosby, J. F., en “The Encounter of God and Man
in Moral Obligation”, The New Scholasticism, Vol. LV, No. 3. 1986. p 347

[67] El caso de la castración por procedimiento quirúrgico a la que se sometieron al


menos seis integrantes de Heaven’s Gate, incluyendo el propio Marshall Applewhite, tiene
su origen en la filosofía gnóstica dualista que formaba parte del sistema de creencias del
grupo, en particular, el rechazo al cuerpo humano. Esta idea eventualmente llevó al líder a
rechazar la sexualidad (la forma en que el cuerpo humano se reproduce) y el mismo cuerpo
per se, al considerarlo incompatible con la salvación y la espiritualidad. De allí el nombre
de “envase” que se le asignó, dando a entender que el mismo no era realmente parte de su
ser.

[68] Goldman HH. Psiquiatría General. 3ª. Edición. México: Manual Moderno, 1994.

[69] Singer MT. “Coming out of the Cults”. Psychology Today, 1979: 12: pp. 72-82.

Langone MD (ed.). Recovery from Cults. New York: Norton, 1993: pp. 22-47.

Hochman J. Op. cit.

[70] Singer MT. “Coming Out of the cults”. Op cit. Por ejemplo, una persona puede
suspender sus procesos de análisis exclusivamente cuando recibe una instrucción de su líder
religioso, pero utilizarlos adecuadamente para evaluar el contenido de las instrucciones de
su jefe en el trabajo.

[71] Lifton R. Op. cit.

Ofshe R, Singer MT. Op. cit.


[72] Clark JG. Op. cit., p. 280.

Singer MT. Op. cit., p 76.

[73] Journal of Discourses, vol. 6, p. 32. Citado por Decker y Hunt (Decker E, Hunt D.
Los Fabricantes de Dioses. Miami: Betania, 1987: p. 37.)

[74] Ezra Taft Benson, al hablar ante el estudiantado de la Universidad de Brigham Young
en el salón de reuniones del Marriot Center, el 26 de febrero de 1980, en un discurso
transmitido en vivo por la emisora KBYUFM. Citado por Decker y Hunt. Op. cit., p. 38.

[75] Grafstein L. “Messianic Capitalism”. The New Republic, 20 de febrero de 1984, p.


16.

[76] La Atalaya, 1º de mayo de 1957, p. 274. La Atalaya es el órgano oficial de


comunicación doctrinal entre la cúpula gobernante y su feligresía.

[77] The Improvement Era, Ward Teacher’s Message. “Sustaining the General Authorities
of the Church”. Junio de 1945, p. 1. Citado por Decker y Hunt. Op. cit., p. 42

[78] Ídem.

[79] Véase la nota anterior sobre el mormonismo. También Paul G. Fata, ex seguidor de
David Koresh, refleja esta ideología al afirmar que no se debe juzgar a un líder por su
conducta moral (Lacayo R. Reportaje sobre David Koresh y la secta de Waco. Time, 15 de
marzo de 1993, pp 34-35). Un caso similar es el de La Luz del Mundo, grupo religioso con
base en Jalisco. Los doctores Mascareñas y Mascareñas registran en su estudio
psicoanalítico sobre la relación líder-feligresía en La Luz del Mundo, el caso de Moisés
Padilla, quien fue abusado sexualmente por Samuel Joaquín, máximo líder del grupo. La
argumentación que recibió posteriormente al abuso sexual encuadra en esta categoría
(Mascareñas J., op. cit., pp. 85-122).

[80] Para un tratamiento más detallado de ese tipo de técnicas, véase: Jorge Erdely,
Pastores que Abusan, segunda edición aumentada (Miami: Unilit, 2002).

[81] Singer MT. “Coming out of the cults”. Op. cit.

[82] Southwick SM, et al. “Psychobiologic Research in Post-Traumatic Stress Disorder”.


Psychiatr Clin North Am, 1994; 17 (2): pp. 251-64.

[83] Baruk H. Psiquiatría Moral Experimental. México: Fondo de Cultura Económica,


1960: p. 245.

[84] Clark JG. Op. cit.

[85] Ídem.
[86] Jubiz W. Endocrinología Clínica. México: Manual Moderno, 1981: pp. 89-148.

[87] West JL, Singer MT. “Cults, Quacks and Nonprofessional Psychotherapies”. En:
Kaplan HI, Freedman AM, Sadock BJ. Comprehensive Textbook of Psychiatry/III. 3rd
edition. Baltimore: Williams and Wilkins, 1980: pp. 3245-58.

[88] La confusión de conceptos puede ser incluso un problema semántico. Sin embargo,
la misma no se justifica en el ámbito científico. El diccionario Webster’s ofrece una clara
definición del término potencial. “Having the capacity or strong possibility for development
into a state of actuality”. Websters Third New International Dictionary. (Unabridged)
Springfield: G&C Merriam, 1976.

[89] Gleick E. Op. cit., p. 18.

[90] Samples K. Op. cit., p. 43.

[91] Melton JG. Encyclopedia of American Religions. 5th edition. Detroit: Gale
Research, 1996: p. 710.

[92] En entrevista con El Universal (Primera plana, 12 de mayo de 1997). De la Torre


declaró que no consideraba potencialmente suicida a dicha organización. Posteriormente
este autor le preguntó en qué basaba dicha afirmación y expuso su hipótesis de la necesidad
de un discurso inductivo previo.

[93] Existen cartas internas de dicha organización, fechadas desde 1972, en las cuales se
confirma la existencia de un numeroso grupo interno que hace votos de obediencia
incondicional al líder de La Luz del Mundo. Francisco Méndez, ex pastor de la
organización, quien además fue persona de confianza del fundador, afirma que esto data
desde 1964, año que coincide con el inicio del delirio mesiánico de Samuel Joaquín, según
se ha documentado médicamente (Mascareñas J. Op. cit.).

[94] De la Torre conoce de primera mano la capacidad de ocultar información que tienen
los sistemas totales que desarrollan sus actividades en la secrecía. Su libro Los Hijos de la
Luz: Discurso Identidad y Poder en La Luz del Mundo es un buen ejemplo de ello. A pesar
de la valiosa información que recopila, el trabajo no reporta el desarrollo histórico del
grupo de los incondicionales, el cual es clave para entender el discurso y funcionamiento
interno de la organización. De la Torre nunca contó con libertad al entrevistar a los
integrantes de La Luz del Mundo, en Guadalajara, pues regularmente había una persona
enviada por el liderazgo para monitorear sus actividades (De la Torre R. Los hijos de la
Luz. México: ITESO, 1995: p. 50).

[95] Disponible, esto es, en forma general y procedente de fuentes primarias verificadas.
Antes de 1996 había distintos indicios que se habían filtrado al exterior de La Luz del
Mundo sobre la existencia de los incondicionales, ritos de abuso sexual y represión de
disidentes. El delirio mesiánico de su actual líder era ya del dominio de los científicos
sociales. (Masferrer E. “Los Destellos de la Luz. Crónica de una Polémica Inédita en
Nuestro País”. Revista Académica para el Estudio de las Religiones, 1997; Tomo I: pp. 57-
83.) (Mascareñas J. Op. cit.)

[96] Becerra R. y Reyes L. Entrevista videograbada con cuatro miembros activos de La


Luz del Mundo. 18 de agosto de 1995. Col. Hermosa Provincia, Guadalajara, Jalisco.
Archivo del Centro de Investigaciones del Instituto Cristiano de México.

[97] Samples K. Op cit., p. 53.

[98] Mascareñas J. Op cit., p. 95.

[99] Marcos S. “La sombría luz del poder religioso”. La Jornada (Suplemento mensual
Doble Jornada), 2 de marzo de 1998: p. 7. También confirmado en comunicaciones
personales.

[100] Entrevista con Karem León, ex integrante de La Luz del Mundo, 18 de mayo de
1997. Archivo del Centro de Investigaciones del Instituto Cristiano de México.

[101] Son del dominio público las denuncias de ex miembros de La Luz del Mundo que
fueron testigos oculares de una golpiza propinada por la guardia personal del máximo líder
religioso de La Luz del Mundo a Ignacio Castañeda, pastor de la misma agrupación, en
1981, lo cual presuntamente le ocasionó la muerte (El Universal, 21 de mayo de 1977,
Primera plana). Asimismo, Moisés Padilla fue golpeado y torturado después de hacer
públicas sus declaraciones acerca del abuso sexual sufrido por parte de Samuel Joaquín (La
Jornada, 22 de diciembre de 1997, pág. 39) (El Universal, 20 de diciembre de 1997, pág.
15) (Siglo 21, 16 de julio de 1997, pág. 10) (El Universal, 11 de febrero de 1998, pág. 11)
(La Jornada, 11 de febrero de 1998, pág. 43)

[102] Entrevista en video con Moisés Padilla, miembro de La Luz del Mundo desde su
niñez, realizada el día 22 de mayo de 1997 en Guadalajara, Jalisco. Archivo del
Departamento de Investigaciones Sobre Abusos Religiosos (México, DF).

[103] Atendido en el Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, cuando ingresó el 10 de


febrero de 1998, presentaba 69 heridas producidas por arma punzocortante que interesaban
piel, tejido celular subcutáneo, músculo, arterias, venas y nervios periféricos que le
produjeron una pérdida de dos litros de sangre (Reporte médico del 16 de febrero de 1998
realizado por el Dr. Alfonso Ruiz Velazco Rosas, médico adscrito al servicio de Cirugía de
Tórax y Cardiovascular del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara). La Procuraduría
General de Justicia del Estado de Jalisco dictaminó que estas lesiones ponían en peligro la
vida del agredido (Folio 54272, firmado por el Dr. Jesús Serrano Mendoza). El elemento
ritual en las lesiones se desprende del peritaje del Dr. C. Mascareñas, basado tanto en el
tipo de lesiones como en la reconstrucción de los hechos.

[104] Al respecto se abrieron dos averiguaciones previas, ambas por golpes y amenazas
(No. 14982/97 y No. 29828/97) en Guadalajara, Jalisco.
[105] Singer MT, Temerlin MK, Langone MD. “Psychoterapy Cults”. Cultic Studies
Journal, 1990; 7 (2): pp. 101-25.

[106] Samples K. Op cit., p. 62.

[107] Berry J. Lead Us Not Into Temptation. New York: Image Books, 1992.

[108] Blackman RA. “The Hazzards of the Ministry”. Disertación doctoral sin publicar.
Fuller Theologiacl Seminary, 1984.

[109] Osherow N. Making Sense of the Nonsensical: An Analysis of Jonestown.


Documento de la Universidad de Miami en Oxford, Ohio.

[110] Rodríguez J. El poder de las sectas. Barcelona: Ediciones Grupo Zeta, 1997: p. 303.

[111] Ibíd. p. 311

[112] El gobierno federal había recibido denuncias específicas y verificables sobre lo que
sucedía al interior del Templo del Pueblo. Véase, por ejemplo, el afidavit de Deborah
Layton Blakey del 15 de junio de 1978, firmado en San Francisco, California, antes de la
tragedia de Jonestown (documento público del Departamento de Estado de Estados
Unidos).

[113] Goldman HH. Op. cit.

[114] Kernberg, op. cit. (véase nota 41).

[115] American Psychiatric Association. DSM IV. Op. cit.

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