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FISIOLOGIA OSEA.

 El tejido óseo es uno de los mayores del organismo, con funciones claras: servir de
soporte y protección de las partes blandas, sustento del movimiento con el anclaje de
los músculos, reservorio de minerales y almacén interactivo de la médula ósea. Para
ejercer todas estas funciones el hueso debe mantener su calidad, concepto en el que
se integran tanto su grado de mineralización como la microarquitectura y la capacidad
de restaurar las lesiones, aspectos que se recogen en la definición amplia de
osteoporosis: “Una enfermedad sistémica del esqueleto, caracterizada por una baja
masa ósea y un deterioro de la microarquitectura del tejido óseo, que comportan un
aumento de la fragilidad del hueso y el consecuente incremento del riesgo de
fracturas”, si bien desde el punto de vista clínico es necesario centrarnos en la
mineralización, aspecto cuantificable, entendiendo como osteoporosis un descenso de
la masa ósea mayor de 2,5 desviaciones estándar inferior a la de las pacientes jóvenes
sanas. En el artículo se revisan los aspectos fisiopatológicos que influyen en el
desarrollo de este frecuente cuadro clínico.
ALGO DE FISIOLOGÍA DEL HUESO
El hueso, junto con la sangre y la linfa, es uno de los principales tejidos conjuntivos.
Estos conectan, unen y proporcionan soporte y protección a los otros tres tipos de
tejidos (epitelial, muscular y nervioso). En ellos, las células están muy separadas por
grandes cantidades de material intercelular. A pesar de su dureza el hueso es muy
ligero, representando el 18 por ciento del peso total del esqueleto humano.
La sustancia o matriz intercelular (o extracelular), sintetizada por las células del tejido
conjuntivo, está formada por una sustancia fundamental fluida y amorfa y por fibras
de unión y soporte de colágeno. En los huesos, además de tejido conjuntivo, hay
tejido nervioso y epitelial, que reviste los vasos sanguíneos de dentro de los conductos
de Havers.

Las células óseas jóvenes u osteoblastos segregan la matriz intercelular, consistente en


fibrillas de colágeno y sustancia fundamental. Esta contiene compuestos de calcio que
según precipita endurece la matriz.
El esqueleto no es inerte, sino que está sometido a un constante cambio. Es la
principal reserva de calcio, cuyos niveles se mantienen mediante la liberación de calcio
de la matriz ósea o la precipitación en hueso recién formado.
Los niveles sanguíneos de calcio se aumentan por la hormona paratiroidea o
parathormona (PTH), producida por las glándulas paratiroides. Se disminuyen por la
acción de la calcitonina, producida por la glándula tiroides.

La PTH estimula la conversión en el riñón de la vitamina D en su forma activa (la cual


incrementa la absorción de calcio en el intestino). En el mismo riñón, aumenta la
reabsorción de calcio. En el hueso activa la función de los osteoclastos, que
disminuyen la masa ósea. La vitamina D se produce por la acción de los rayos
ultravioleta sobre el colesterol de la piel, que luego se transforma en su forma activa
en riñón e hígado. A mayor melanina menor producción de vitamina D. Si hay déficit
de la misma se ha de ingerir de manera exógena (a través de la dieta).
Así pues, es importante para nuestros huesos ingerir calcio y tomar el sol como fuente
de vitamina D, necesaria para la absorción del mismo. Eso sí, con moderación.
.
1. El hueso El hueso es un tejido óseo, tejido conjuntivo maduro. También se puede
considerar un hueso = un órgano. En conjunto forma el sistema esquelético
(huesos y cartílagos)

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