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Cuarta Carta Los Valores de la Comunidad

La globalización no sólo a unido por redes al mundo sino que estas redes han buscado la
manera de homogenizar y masificar a cada uno de los seres humanos; llevándolos al punto de
sentir vergüenza de sus propios rasgos porque le han sido impuestos otros que ahora
considera como superiores. La libertad se ha convertido en un miedo; el miedo a decir, actuar
u opinar sobre un hecho que cambiaría y mejoraría nuestra condición de ser humanos, por el
simple temor de quedarnos un proceso que está establecido de otro modo aunque
mediocremente. Sábato pone en manifiesto que cada vez más, aceptamos un , al cual nos
acostumbramos y nos alienamos. Un individualista que está atentando contra la vida porque
es como una guerra sin armas. El autor propone una salida, un renacer de este agujero en que
estamos cayendo: El arte, que toma las fuerzas invisibles que operan en nosotros para lograr
preservar en el fondo el alma de la niñez.

Cuarta parte: Los valores de la comunidad[editar]


Sabato considera en crisis el mundo contemporáneo capitalista, que está basado «en la
idolatría de la técnica y la explotación del hombre».13 Argumenta que se incumbe clamar
con el fin de que el gobierno convierta su mando en caridad y hace una alusión al Contrato
social de Rousseau cuando habla del bien común, no como suma de las voluntades
individuales, sino el bien supremo.

La cuarta carta, “Los valores de la comunidad”, es un llamado a volver a trabajar por el Bien Común, con
solidaridad. En ella advierte que el hombre moderno teme a la libertad porque ella implica
responsabilidades y pone su especial esperanza en los jóvenes como agentes del cambio. En la última
carta, “La Resistencia”, critica la vida acelerada que llevamos y la falta de silencio que nos ha quitado la
posibilidad de rezar y más aún, llegar al dolor del otro. “Las heridas de los hombres nos reclaman”.

La cuarta carta lleva como nombre “Los valores de la comunidad” en


se critica el estilo de vida actual, la manera en que los humanos
vivimos en una carrera constante por buscar el bienestar, a veces
pasando por encima de los demás. Hace una crítica especial a la
competencia, pues esta competencia entre los mismos seres humanos
la que lleva a que unos se queden con los recursos de otros, a que
personas codiciosas tomen dineros que no les pertenecen, a que
políticos malgasten los dineros públicos; y sobre todo, a que personas
en las cuales se ha depositado la confianza y se les ha otorgado
privilegios, los utilicen para su propio beneficio y no el de las personas
que creyeron en ellos. Esta carta es un llamado a la convivencia, al
trabajo en equipo.
Imagen tomada de: http://image.casadellibro.com/a/l/t0/08/9788432217708.jpg
• Cuarta carta: los valores de la comunidad

Asistimos a una quiebra total de la cultura occidental. El mundo cruje y amenaza con
derrumbarse, ese mundo que para mayor ironía es el resultado de la voluntad del hombre, de
su prometeico intento de dominación.

A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza vente o treinta empresas , como
una salvaje animal totalitario, lo tienen en sus garras . Continentes en la miseria junto a altos
niveles tecnológicos, posibilidades de vidas asombrosas a la par de millones de hombres
desocupados, sin hogar, sin asistencia medica, sin educación. La masificación ha hecho
estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumpla en
los pueblos, es la llamada globalización.

Habrá una crisis de toda una concepción del mundo y de la vida basada en la idolatría de la
técnica y en la explotación del hombre .para la obtención del dinero, han sido validos todos los
medios. Esta búsqueda de la riqueza no ha sido llevada adelante para todos, como país, como
comunidad; no se ha trabajo en un sentimiento histórico y de fidelidad de la tierra.

La degradación de los tribunales en la justicia provoca la sensación de que la democracia es un


sistema incapaz de investigar y condenar a los culpables

Debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que el poder adquiera la
forma de la solidaridad, que promueva y estimule los acotos libres, poniéndose al servicio del
bien común, que no se entiende como la suma de los egoísmos individuales, sino que es el
supremo bien de una comunidad. Debemos hacer surgir, un modo de convivir y de pensar, que
respete hasta las más hondas diferencias.

Tampoco podemos vivir comunitariamente cuando todos los vínculos se basan en la


competencia, la competencia es una guerra no armada que tiene como base un individualismo
que nos separa de los demás, contra quienes combatimos.

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