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Las determinaciones de este artículo se entenderán sin perjuicio de las acciones judiciales
que las partes puedan ejercer ante la jurisdicción competente…”. (Resaltado de esta Corte).
En este mismo orden de ideas, nuestro constituyente ha consagrado expresamente la
facultad que tienen las entidades de gestión colectiva para establecer las tarifas relativas a
las remuneraciones derivadas de la cesión de los derechos de explotación, licencias de uso
que otorguen sobre obras, productos o producciones que constituyan su repertorio,
Igualmente, el Legislador plasmó en el citado artículo, la voluntad de habilitar a las
Sociedades Autorales para dictar de manera unilateral Tarifas donde establecieran el monto
a pagar por las personas que usen y exploten las obras que constituyan su repertorio;
Siendo así, la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN) por expresas
delegaciones de la Ley sobre Derecho de Autor, realiza actos que están reservados al Poder
Público. En efecto, es un ente privado que en ejercicio de prerrogativas delegadas por la Ley
ejerce funciones propias de los establecimientos públicos, como es el caso de las
Universidades Privadas, que realizan actos de autoridad en el ámbito educativo.
En este mismo orden de ideas, observa esta Corte que los actos emanados de SACVEN son
actos administrativos unilaterales, en razón de que emanan exclusivamente de una
sociedad autoral, y está dirigida a todos aquellos establecimientos comerciales que utilizan
obras musicales del repertorio de dicha entidad, es de observar que los sujetos
destinatarios del acto pueden ser y serán personas distintas a los asociados en la entidad
autoral, o sea, el acto va a producir consecuencias jurídicas que evidentemente trascienden
al ámbito personal que concurre en la asociación civil que lo dicta, en consecuencia esta
sociedad autoral, es una persona jurídica de carácter privado que sin realizar convención
alguna creó derechos subjetivos novedosos, lo que se identifica con los actos
administrativos que conforme a la delegación establecida por nuestro legislador en el
artículo 62 de la Ley sobre Derechos de Autor, se habilitó a las entidades autorales para
dictar las tarifas, así como determinar el monto de las remuneraciones que deben pagar
quienes explotan económicamente las obras que constituyen el repertorio de dichos entes.
Así, la jurisprudencia de esta Corte fue extensa y reiterada en cuanto al conocimiento de los
actos administrativos emanados de entes privados, llamados por la doctrina actos de
autoridad Cabe destacar, que la teoría de los actos de autoridad tuvo su origen en las
decisiones relativas a los colegios profesionales, tanto en Francia con el arrêt Monpeurt,
como en Venezuela con la sentencia dictada por esta Corte en el caso Arturo Luís Torres
Rivero vs. Colegio de Abogados del Distrito Federal de 22 de junio de 1978, donde si bien,
no se les consideraba como personas de derecho privado en ejecución de servicios públicos
capaces de elaborar actos administrativos, algunos autores e incluso algunas decisiones
judiciales, habían advertido el carácter privado de estas corporaciones y las respectivas
consecuencias en el régimen jurídico-administrativo. el conocimiento de los actos de
autoridad, corresponde de manera indudable a las Cortes de lo Contencioso Administrativo,
en razón del criterio jurisprudencial competencial que se venía aplicando antes de la
entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República
Bolivariana de Venezuela.
(…) el abogado no ha consignado en autos documento alguno que acredite su
representación, incurriendo en grave falta de sus deberes como defensor, menoscabando la
celeridad y economía procesal, lo que se evidencia de su actitud poco diligente al no sólo
haber demandado sin presentar el poder que acredita su representación…”. En atención a
lo anterior, observa esta Corte que la falta de representación judicial del accionante, está
fundamentada en el hecho de que el Abogado MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ
GONZÁLEZ, no pudo demostrar ante esta Corte que efectivamente se encuentra facultado
para representar judicialmente a la sociedad mercantil RADIO CARÚPANO, C.A., razón por la
cual no puede validamente interponer ante este Órgano Jurisdiccional Colegiado el
presente recurso contencioso administrativo de nulidad conjuntamente con medida
cautelar innominada y subsidiariamente acción de amparo constitucional contra la
Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN), por carecer de mandato o
poder para gestionar en nombre de dicha Sociedad Mercantil en el proceso que pretendía
iniciar con la presentación de tal recurso.
Así las cosas, y a la luz de lo dispuesto en el artículo 19 aparte 5 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, debe esta Corte declarar INADMISIBLE el presente recurso
contencioso administrativo de nulidad ejercido conjuntamente con medida cautelar
innominada y subsidiariamente acción de amparo constitucional, por la evidente falta de
representación judicial del accionante. Así se decide.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Corte Primera de lo Contencioso Administrativo,
administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad
de la Ley, decide y declara:
Desde hace varios años los tribunales patrios, concretamente, la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, comenzaron a desarrollar la teoría de los actos de autoridad
(vid., entre otras: sentencias dictadas por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
del 15 de marzo de 1984, caso SACVEN; 13 de febrero de 1986, caso Asociación de Tiro del
Distrito Federal; 24 de noviembre de 1986, caso M.J.B.; 16 de diciembre de 1987, caso
Criollitos de Venezuela; y 19 de enero de 1988, caso R.E.L.. Estos actos de autoridad surgen
de relaciones jurídicas que se traban entre particulares, por lo que emanan de entes que
fueron constituidos con formas de derecho privado. Sin embargo, dada la similitud que
tienen con los actos administrativos, y en virtud de la semejanza que presentan
determinadas relaciones de la persona jurídica que dicta el acto de autoridad, que, se
insiste, es creada con formas de derecho privado, y el destinatario del mismo, con respecto
a la interacción que ocurre entre la Administración y los Administrados, el control de los
mismos ha sido atribuido a los tribunales con competencia en materia contencioso-
administrativa.
Los autores E.G. de Enterría y T.R.F. (Curso de Derecho Administrativo, Editorial Civitas,
Tomo I, pág. 40), en relación con este asunto, hacen mención a la “llamada actividad
administrativa de los particulares”, según la cual es posible que una relación jurídica que
surja entre particulares sea de naturaleza administrativa. En efecto, los mencionados
autores exponen su criterio así:
La Administración Pública no gestiona por sí misma todos los servicios públicos de que es
titular. Bajo el imperio de la ideología liberal se impuso el dogma de la incapacidad del
Estado para ser empresario y, para satisfacer las exigencias que en ocasiones se le
presentan para la organización de servicios que suponen explotaciones industriales, se
acudió a la técnica de la concesión, por virtud de la cual la gestión del servicio se entrega a
un empresario privado bajo ciertas condiciones, reteniendo la Administración la titularidad
última del servicio concedido y con ella las potestades de policía necesarias. En ocasiones,
sin embargo, la Administración concedente delega en el concesionario el ejercicio de estas
potestades de policía sobre los usuarios del servicio. Este ejercicio del concesionario de las
potestades de policía delegadas se traduce en actos (...)cuya virtud y eficacia es la misma
que si hubieran sido dictadas por la Administración delegante. La figura de los actos de
autoridad es uno de los grandes aportes de la jurisprudencia al Derecho Administrativo
moderno, constituye una solución racional a la situación de ciertos entes que si bien, se
crean bajo forma de derecho privado, sin embargo, ejercen potestades públicas, por
disposición de una norma. Esta función pública es reconocida por el Estado: en algunos
casos en forma directa, de manera tal que algunos actos que de ellos emanan están
dotados de autonomía, y en consecuencia, constituyen reglas de conducta admitidas por el
ordenamiento jurídico interno.
La consagración de los actos de autoridad, es una de las formas a través de la cual la
jurisdicción contencioso-administrativa ha contribuido al afianzamiento del Estado de
Derecho y al control de la arbitrariedad de los entes dotados de poder, capaz de incidir
sobre la esfera jurídica de otros sujetos. No pareciera justo que los actos de los Entes
Públicos estén sometidos al control de tribunales especiales, como son los contencioso-
administrativos por el hecho de que los mismos estén dotados de fuerza ejecutoria y de
una presunción de legitimidad y son capaces de incidir sobre los derechos subjetivos e
intereses legítimos de los administrados y, otros con iguales características, pero dictados
por sujetos originalmente constituidos bajo la forma de derecho privado, no puedan ser
objeto de tal control.
Es, en base a tales premisas que la ampliación del contencioso administrativo lleva, entre
otras cosas, al reconocimiento de la existencia de que sujetos constituidos bajo la forma de
derecho privado, ejercen funciones públicas a través de actos públicos y a algunas
decisiones se tienen como actos de autoridad.
SALA CONSTITUCIONAL -Sentencia nº 438 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala
Constitucional de 4 de Abril de 2001, SIDOR, ACTOS CUASIJURISDICCIONALES
MAGISTRADO PONENTE: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
La accionante alega que la decisión emanada del Juzgado de Primera Instancia del Tránsito
y del Trabajo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, la cual
declara la nulidad de la Providencia Administrativa N° 012-96 de fecha 29 de febrero de
1996, dictada por la Inspectoría del Trabajo de la Zona del H., incurrió en violación de los
derechos constitucionales al debido proceso, a la defensa y a la “tutela jurisdiccional”, de
conformidad con la Constitución de 1961, vigente para ese momento.
La accionante expresa que existe violación a los derechos fundamentales antes
referidos, en vista de que el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y del Trabajo del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, al conocer y declarar con
lugar el recurso de anulación contra la providencia administrativa antes citada, no notificó
ni emplazó a C.V.G. SIDERÚRGICA DEL ORINOCO (SIDOR) C.A. Alega la accionante que, a
pesar de haberse publicado en el Diario el Universal cartel mediante el cual el Tribunal
emplaza a los interesados, a fin de hacerse parte en el proceso, éste cartel no puede
considerarse que la dio por emplazada o notificada.
La sentencia apelada se fundamenta en lo establecido en el artículo 125 de la Ley Orgánica
de la Corte Suprema de Justicia, el cual dispone:
Artículo 125. En el auto de admisión el Tribunal ordenará notificar al F. General de la
República y también al Procurador General de la República, caso de que la intervención de
éste en el procedimiento fuere requerida teniendo en cuenta la naturaleza del acto.
Cuando lo juzgue procedente, el Tribunal podrá disponer también que se emplace a los
interesados mediante un cartel que será publicado en uno de los periódicos de mayor
circulación de la ciudad de Caracas, para que concurran a darse por citados dentro de las
diez audiencias siguientes a la fecha de publicación de aquél. Un ejemplar del periódico
donde fuere publicado el cartel será consignado por el recurrente dentro de los quince días
consecutivos siguientes a la fecha en la que aquél hubiere sido expedido y de no hacerlo
dentro de dicho término, la Corte declarará desistido el recurso y ordenará archivar el
expediente, a menos que alguno de los interesados se diere por citado y consignare el
ejemplar del periódico donde hubiere sido publicado el cartel.
Ahora bien, existen procedimientos administrativos donde la Administración cumple una
función equivalente a la del juez para resolver la controversia entre dos partes. Por ello se
ha denominado a los actos que resultan de dichos procedimientos como “actos
cuasijurisdiccionales” (V.H.R. de S.. Los actos cuasijurisdiccionales. Ediciones Centauro.
Caracas, 1990). En tales actos, la Administración, en sede administrativa, no actúa como
parte en el procedimiento decidiendo unilateralmente sobre derechos que le son
inherentes, sino que actúa en forma similar a la del juez, dirimiendo un conflicto entre
particulares y cuya decisión está sometida al posterior control en sede judicial. Así sucede
en algunos procedimientos administrativos llevados a cabo por las Inspectorías del Trabajo,
tal como es el caso objeto de esta decisión. Es pues indudable que el acto administrativo
que resulta de dichos procedimientos de tipo cuasi-jurisdiccional, crea derechos u
obligaciones tanto para la parte recurrente como para aquélla o aquéllas que, tal como
consta en el expediente administrativo, estuvieron efectivamente presentes en el
procedimiento del cual resultó el acto impugnado
A pesar de lo anterior, cuando una sola de las partes interpone un recurso ante los órganos
jurisdiccionales a manera de impugnar ese acto cuasi-jurisdiccional, el tribunal que conoce
de dicho recurso, según lo establecido en el artículo 125 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia, considera que no está obligado a notificar personalmente a la otra
parte o partes involucradas en el procedimiento que resultó en el acto impugnado, sino que
se limita a ordenar la publicación de un cartel de emplazamiento dirigido a cualquier
interesado, y, mediante ese único cartel, que comúnmente es publicado una sola vez, se
considera suficientemente protegido el derecho fundamental a la defensa de la otra parte o
partes intervinientes en el procedimiento previo al acto administrativo impugnado.
Es evidente que la parte directamente involucrada en el procedimiento administrativo que
produce un acto de los llamados cuasi-jurisdiccionales, no es un tercero interesado en el
juicio de anulación que se lleve a cabo contra dicho acto, sino que es persona directamente
interesada en dicho proceso. Y, a pesar de ello, de conformidad con el artículo 125 de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, esta parte del proceso cuasi-jurisdiccional para
enterarse de la existencia de un juicio que definitivamente le pudiere ocasionar efectos
directos a sus intereses, requiere estar diariamente en revisión exhaustiva de todos los
periódicos de mayor circulación de la ciudad de Caracas, para así poder defender sus
derechos sobre el acto impugnado, los cuales son evidentes, de la simple lectura del
expediente, tanto para el recurrente como para el Juez que conozca del recurso de
anulación. Sin embargo, sólo cuando este interesado directo descubre que en un día y en
un diario determinado se publicó algún cartel de emplazamiento, referente al acto que
resultó del procedimiento en el cual estuvo directamente involucrado, es cuando puede
enterarse y oponerse al recurso interpuesto contra dicho acto.
Así las cosas, ¿puede considerarse el cartel de emplazamiento que establece el artículo 125
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia suficiente para notificar a una parte
directamente interesada en un juicio de anulación de un acto cuasi-jurisdiccional?. Es
evidente que no, ya que el emplazamiento mediante publicación en uno de los periódicos
de mayor circulación de la ciudad de Caracas, implica la necesidad de la parte interesada de
comprar todos los periódicos de alta circulación nacional, para así dar con el diario
específico en el día específico en que se publicó el cartel, y, además, descubrir, más que
informarse, de la revisión exhaustiva del periódico, que existe un cartel relacionado con el
acto de cuyo procedimiento previo fue parte directamente involucrada, tal como consta en
el expediente llevado en sede administrativa. En otras palabras, las personas tendrían que
estar comprando a diario varios periódicos, y examinarlos prolijamente para enterarse si se
ha solicitado la nulidad del acto, proveniente del procedimiento administrativo cuasi-
jurisdiccional. De lo anteriormente expuesto, esta S. declara obligatorio para todos los
tribunales de la República, en aquellos procesos concernientes a los definidos
anteriormente como cuasi-jurisdiccionales, revisar el expediente administrativo y notificar
personalmente a aquellas personas que, según conste en dicho expediente, hayan sido
partes en el procedimiento llevado en sede administrativa, cuando el acto es impugnado en
sede jurisdiccional.
Por lo antes expuesto, y en los términos explanados, esta S. considera obligatorio, de
conformidad con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que se notifique,
conforme a las normas ordinarias sobre citaciones y notificaciones personales, para que se
hagan parte en el proceso de impugnación de un acto cuasi-jurisdiccional, a aquellas partes
involucradas directamente en el procedimiento del cual resultó dicho acto. Ello con base en
el derecho fundamental a la defensa establecido en los numerales 1 y 3 del artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y con la garantía a una justicia
accesible, imparcial, idónea, transparente, responsable y equitativa, según lo establecido
en el artículo 26 del Texto Fundamental, y ASI SE DECLARA.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN
LUGAR la apelación intentada por la sociedad mercantil SIDERURGICA DEL ORINOCO
(SIDOR) C.A. representada por el abogado C.M.T. contra la sentencia de fecha 14 de agosto
de 1998, dictada por el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y del Trabajo del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, y declara INADMISIBLE la acción de
amparo interpuesta, y en tal sentido REFORMA la sentencia apelada en los términos
expuestos.
Actos Administrativos de efectos generales y particulares. Jesús Caballero Ortiz.
-Actos Administrativos en sentido amplio: todas las declaraciones emanadas de los órganos
del Estado actuando en ejercicio de la función administrativa, productoras de efectos
jurídicos.
-Actos administrativos en sentido restringido: En un sentido restringido solo se consideran
actos administrativos las decisiones que emanan de los órganos de la Administración
Publica.
Por otro lado, Termina definiendo al acto administrativo como las declaraciones de
voluntad, de juicio o de conocimiento emanadas de los órganos de la Administración y que
tengan por objeto producir efectos de derecho generales o individuales.
LA CARACTERIZACION DEL ACTO ADMINISTRATIVO. ACTOS ADMINISTRATIVOS
GENERALES Y ACTOS ADMINISTRATIVOS PARTICULARES