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Indefensión Aprendida

Índice

1. Introducción
2. Aplicaciones de la Indefensión Aprendida

2.1 Situaciones que no se adecuan totalmente al Modelo de IA

 abuso de alcohol
 violencia de género
 maltrato infantil
 otros ejemplos

2.2. Situaciones que se adecuan totalmente al modelo de IA


3. Conclusiones

1. Introducción

La Indefensión aprendida- llamada también, Desesperanza Aprendida- es un


fenómeno que se encuadra dentro del condicionamiento instrumental u operante
descripto por Skinner. Éste constituye un proceso básico de aprendizaje por el cual
los organismos adquieren o eliminan conductas según las consecuencias que
siguen a las mismas.

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En la indefensión aprendida un ser humano o animal “aprende” a


comportarse pasivamente, a causa de que ha adquirido la sensación subjetiva de
no poder hacer nada para cambiar una situación aversiva, a pesar de existir
oportunidades reales para ello. Percibe una ausencia de control sobre el resultado
de una situación.

El modelo de la indefensión aprendida ha generado mucha investigación en


las últimas décadas y se ha reformulado en varias ocasiones, haciéndose cada vez
más complejo, ya que se ha empleado para explicar diversas problemáticas en
seres humanos, con aplicaciones en psicología clínica y social, en el ámbito de la
salud e incluso en la construcción de algunas ideologías políticas.

Inicialmente, la indefensión aprendida fue investigada por Bruce Overmier y


Martin Seligman a mediados de la década de los años 60 con animales.
Vieron que los animales que habían recibido descargas eléctricas
inescapables desarrollaban un gran déficit para iniciar otras conductas o para
aprender conductas nuevas.
Sin embargo, los animales que no habían recibido las descargas
inescapables, aprendían a escapar en pocos ensayos y evitaban las descargas
eléctricas.
Para cerciorarse de que los efectos producidos en los animales no eran a
causa del componente estresante de la descarga, emplearon un “diseño triádico”.
En líneas generales, este diseño utiliza tres grupos de sujetos y compara el
rendimiento de cada uno de ellos.
A un grupo se le expone a una situación aversiva que pueden controlar, a
otro, la misma situación aversiva pero pudiendo controlarla y, un tercer grupo que
no recibe ningún pretratamiento.
En la fase de prueba, a todos los grupos se les somete a un mismo tipo de
condicionamiento (escape-evitación), para comprobar los efectos producidos por el
entrenamiento inicial.
Esto permite observar la influencia que la variable controlabilidad-
incontrolabilidad previa, ejerce sobre la nueva tarea de aprendizaje.

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Con esta investigación pudieron ver que el factor clave para el inicio o
aprendizaje de conductas nuevas era la incontrolabilidad percibida por los
animales y no el estrés de los eventos aversivos.
Es decir, si el animal al recibir estímulos aversivos podía realizar conductas
de escape que le otorgaban sentido de control sobre esa situación desagradable,
no desarrollaba desesperanza, indefensión. En cambio, si el animal quedaba
simplemente expuesto al estresor y no podía poner fin a los estímulos
desagradables, presentaba indefensión.
Se encontraron con varios déficits, producidos por la incontrolabilidad:
déficits motivacionales, asociativos y emocionales. Éstos, se traducen en dificultad
para iniciar respuestas de escape de forma voluntaria y aceptar pasivamente el
evento estresante.
Adquieren la expectativa de que las respuestas no se pueden controlar,
produciendo retraso e interferencia en aprendizajes posteriores.
En cuanto al déficit emocional, se vio que producía un estado emocional de
miedo, ansiedad e incluso, depresión.

Estas investigaciones se trasladaron al ámbito humano, adaptando diversos


aspectos de la investigación con animales.
Investigadores como Hiroto y Seligman en 1975, se centraron en el aspecto
original del modelo, en el hecho de que la indefensión aprendida genera una
expectativa interna sobre la independencia respuesta-resultado que se transfiere a
otras situaciones.

En investigaciones posteriores realizadas con humanos, también se


encontraron alteraciones en sus pensamientos, sentimientos y acciones.
Hallaron déficits motivacionales tras la exposición a problemas irresolubles.
Los sujetos disminuían su rendimiento.
Déficits cognitivos, hallados en tareas de anagramas, en los que
presentaban dificultad en hallar la solución.
En cuanto al déficit emocional, presentaban emociones tales como miedo,
hostilidad, ansiedad, depresión, ira.
Además de la información verbal dada por los sujetos, los investigadores
también emplearon medidas psicofisiológicas (respuesta de conductancia

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electrodérmica). Los sujetos sometidos a la incontrolabilidad presentaban


respuestas electrodérmicas de conductancia pequeñas, altos niveles de hormona
adrenocorticotropa y más actividad electrodérmica espontánea.
Hay que señalar que en el caso de investigaciones con humanos, las
reacciones emocionales no son tan elevadas como en el caso de investigaciones
con animales y que existen una serie de aspectos de la indefensión aprendida
humana que no se han observado en animales.
Brown e Inouye en 1978 hallaron que las personas pueden aprender a ser
indefensas observando a otras que se encuentren en acontecimientos
incontrolables. Además, cuando las personas se hallan en grupos pequeños y
forman un equipo para resolver problemas irresolubles se pueden hacer
indefensos: el grupo no consigue resolver los problemas que otros grupos han
resuelto cuando no han estado expuestos a incontrolabilidad previamente. Es
decir, los miembros del grupo no actúan como sujetos indefensos de forma
individual.
En el caso de los humanos, se ha visto que la incontrolabilidad disminuye la
agresividad, aunque después de la incontrolabilidad muestren un estado de ánimo
hostil.
En este trabajo se explicará el modelo cognitivo sobre indefensión
aprendida, modelo reformulado por Abramson, Seligman y Teasdale en 1978.
Se trata de un enfoque atribucional, que parte de la base de que las
personas que experimentan que las consecuencias son independientes de su
conducta, es decir , son incontrolables, forman la expectativa de que tampoco
habrá contingencia respuesta- consecuencia en el futuro.
Esta expectativa, a nivel conductual, hace que en una situación de
aprendizaje futuro se retrase el inicio de respuestas para controlar las
consecuencias.
Cognitivamente, hará que la persona crea que sus repuestas son ineficaces
para controlar esa o esas consecuencias y dificultará el aprendizaje posterior con
éxito.
Emocionalmente, si el acontecimiento es muy traumático para esa persona,
le producirá cambios y alteraciones emocionales.
Lo que ocurre es que la persona, cuando percibe que las consecuencias no
las puede controlar hace una atribución causal respecto al porqué de esa falta de

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control y en función de ello, desarrollará la expectativa de no contingencia futura,


responsable de los efectos de la indefensión.
Las atribuciones causales varían a lo largo de tres dimensiones:
- causas internas o externas: grado en el que la causa es relacionado con
uno mismo o con otra persona o circunstancia.
- causas estables o inestables: grado en el que la causa es estable o varía
en el tiempo.
-causas globales o específicas: grado en el que la causa se pueda
generalizar a otras situaciones, o sea específica de una situación concreta.

Cada una de estas dimensiones afecta a un aspecto particular de la


cognición. La atribución interna, afecta a la pérdida de autoestima. La estabilidad,
afecta a la cronicidad de la indefensión, ya que si las consecuencias negativas se
explican como una causa que no varía en el tiempo, los efectos de la exposición a
dichas consecuencias durarán más tiempo. Si los acontecimientos negativos son
atribuidos a causas globales, los efectos a la exposición tenderán a generalizarse a
otras situaciones diferentes.
Por otra parte, esta reformulación del modelo hace una distinción entre
indefensión universal e indefensión personal.
La indefensión universal hace referencia al hecho de que una persona crea
que sus respuestas no son contingentes con las consecuencias deseadas y que
ninguna otra persona tiene esas respuestas. En este caso las atribuciones que
hace el sujeto son externas, específicas e inestables. Por ello, no se generalizará a
otras situaciones.
Por otra parte, la indefensión personal hace referencia a que el sujeto crea
que él no tiene las respuestas adecuadas, pero los demás si las tienen. Aquí las
atribuciones que hace el sujeto son internas, globales y estables en el tiempo, lo
que conllevará a que se generalicen a otras situaciones y la indefensión se haga
crónica.

Todos estos aspectos atribucionales de la reformulación de la teoría de la


Indefensión aprendida han servido para proponer una explicación a diversos
fracasos adaptativos del comportamiento humano. Algunas de las más importantes
ha sido la explicación de algunos problemas en la depresión y el fracaso escolar.

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2. Aplicaciones del Modelo de Indefensión Aprendida

Como se ha explicado a lo largo de la introducción, una persona ha


adquirido la condición de indefensión aprendida, cuando ésta ha aprendido a
comportarse pasivamente, sin responder ni hacer nada, a pesar de existir claras
oportunidades para ayudarse a sí misma.
La clave está en cómo nos explicamos a nosotros mismos por qué suceden
las cosas, es decir, el optimismo o pesimismo que se atribuyen al aprendizaje y a la
experiencia de acontecimientos pasados.

Muchas de las explicaciones que se han usado para diversos fracasos


adaptativos son intentos para explicar la pasividad que muestran algunas personas
ante diversas situaciones, pero que realmente no se adecuan en su totalidad al
modelo de indefensión aprendida. Por ello, autores como por ejemplo, Peterson y
cols, en 1993 proponen que para que se emplee de forma adecuada el término de
indefensión aprendida, a la hora de explicar un fenómeno se tienen que cumplir
tres requisitos:
1. apreciarse en el sujeto una pasividad inapropiada. Es decir, no poder
resolver una situación en la que sí que es posible enfrentarse a ella de forma
eficaz.
2. que haya una historia de acontecimientos incontrolables o en su defecto,
que la persona perciba que no tiene control, ya que los acontecimientos negativos
en sí mismos, no causan indefensión aprendida.
3. que las cogniciones que ha adquirido el sujeto cuando se ha enfrentado a
situaciones incontrolables, las haya generalizado a otras situaciones nuevas.

Estos autores señalan que la mejor forma de demostrar la aplicabilidad de la


indefensión aprendida es longitudinalmente, es decir, a través del tiempo (corto,
medio y largo plazo). Sólo cuando los acontecimientos se desarrollan
temporalmente, podemos estar más seguro de encontrarnos ante la presencia de
indefensión aprendida.

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Buenos ejemplos de indefensión aprendida serían aquellos en los que están


presentes los tres criterios descritos anteriormente.

A continuación se explicarán algunos ejemplos que no se adecuan con


exactitud al modelo de indefensión aprendida, ya que no cumplen los tres
requisitos.

2.1 Situaciones que no se adecuan totalmente al modelo de IA

Abuso de alcohol y otras sustancias

Este ejemplo será explicado con más detenimiento, ya que desde mi punto
de vista, la indefensión aprendida en el abuso de alcohol es un factor muy
importante a la hora de abordar este tipo de trastornos, tanto de una forma
explicativa como terapéutica.
En este caso, las cogniciones pesimistas están presentes, pero acerca de
los otros criterios no han evidencia documentada. En la pasividad de los
alcohólicos parecen influir más las cuestiones instrumentales que las expectativas
de independencia respuesta- resultado.
Sin embargo, es interesante destacar la relación entre el consumo de
sustancias, como por ejemplo el alcohol y la indefensión aprendida. Como
sabemos, el alcoholismo está asociado a la pérdida de control. Además, de a otros
trastornos psiquiátricos, tales como el estrés y depresión.
Sabemos que el estrés intenso puede producir alteraciones en el estado
fisiológico y conductual de un sujeto, que van desde trastornos mentales hasta
déficits en su sistema inmunológico.

Determinadas experiencias estresantes pueden inducir síntomas depresivos


o generar ansiedad. Algunas son transitorias, pero otras pueden tener efectos
retardados o generar otras pérdidas (económicas, deterioro social) que harán
empeore la situación de esa persona.

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En el caso de una persona dependiente de sustancias como el alcohol, este


estrés incontrolable puede inducir un estado de indefensión aprendida.
Supongamos que un individuo con una larga historia de dependencia al alcohol,
con repercusiones importantes a nivel familiar, de salud y laboral, el individuo
decide abandonar ese consumo.
Desde la perspectiva del modelo transteórico de Prochaska y DiClemente,
el individuo anteriormente podría haber estado consonante con su consumo (en
fase de pre contemplación). Cuando este individuo empieza a considerar que las
consecuencias negativas de continuar con el consumo superan a las positivas,
inicia un estado de disonancia cognitiva. Es decir, entre lo que cree que debe
hacer, que es dejar de consumir y lo que realmente hace, consumir (fase de
contemplación).
Esta persona, finalmente, pasa a la fase de acción, en la que es muy
frecuente que se produzcan recaídas. Después de estas recaídas, la persona
vuelve a una fase de contemplación, empezando a pensar que ha perdido el control
respecto a la sustancia, es decir, que todos sus esfuerzos conductuales y
cognitivos por abandonar el consumo no le han llevado a obtener consecuencias
positivas claras. Aquí es donde se hallaría, en un estado de indefensión aprendida,
pudiendo generar una sintomatología depresiva. Este estado se supone que
actuará en el sujeto como un mediador en el compromiso de abstinencia. Y, el
efecto de violación de este compromiso, le llevaría también a un estado de
indefensión aprendida.
Se han realizado estudios sobre la indefensión aprendida como factor de
riesgo del consumo de sustancias, llegando a la conclusión de que la relación entre
situaciones de estrés incontrolables y el consumo de sustancias está mediatizada
por la sensación de pérdida de control. Es decir, que no existe una relación directa
entre el estrés y consumo de sustancias, sino que dicha relación estaría
mediatizada por una elevada indefensión aprendida.
Aunque hasta ahora se hayan realizado pocos estudios, la aplicación del
modelo de indefensión aprendida en el campo de las adicciones ha mostrado ser
útil, ya que desempeña un papel importante como variable predictora del consumo
y relacionada con la evolución de dicho consumo, asociándose a estados
psicopatológicos y déficits neuropsicológicos.

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Violencia de género

Se ha intentado explicar este problema desde el modelo de la indefensión


aprendida, sin embargo es sólo parcialmente válido. A pesar de que se aprecia
pasividad en la víctima, en parte es de tipo instrumental, ya que en ocasiones
continuar con esa situación sin intentar cambiarla es una alternativa para evitar
más malos tratos.
Las personas expuestas continuamente a violencia construyen un
mecanismo inconsciente de defensa que les lleva a aguantar este tipo de
situaciones.
Sufren síntomas depresivos que se manifiestan en apatía, baja autoestima,
pérdida de esperanza y sensación de culpabilidad.
Las víctimas, tras fracasar en su intento por contener las agresiones,
prevenirlas, evitarlas o alejarse de ellas y, teniendo en cuenta su bajo nivel de
autoestima que se refuerza continuamente ante la incapacidad de acabar con esa
situación, asumen lo que les pasa como un castigo merecido.
Se trata de una adaptación psicológica, es decir, una salida que encuentran
las víctimas para procesar tanto dolor a lo largo de su vida, ya que creen que no
“hay salida” a esa situación.

Maltrato infantil

En cuanto al maltrato de los hijos, la indefensión aprendida no sería un


modelo explicativo adecuado. Existen estudios en los que se ha pretendido explicar
este maltrato hipotetizando que la indefensión podría ser uno de los factores
involucrados, partiendo de la idea de que se los padres experimentan indefensión
por su falta de habilidad para controlar el llanto de sus hijos.
Se ha demostrado que el llanto incontrolable provoca indefensión,
provocando una negligencia por parte de los padres y descuido en el cuidado de
sus hijos, pero no explica los abusos activos.

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Otros ejemplos

Existen otros ejemplos que no se adecuan al modelo de indefensión


aprendida, porque en ellos no se aprecia con claridad que haya estímulos
aversivos incontrolables.
Uno de ellos sería el paralelismo entre la indefensión individual y la
alienación que se aprecia a veces a nivel institucional, ya que algunas
instituciones como internados, hospitalización prolongada u organizaciones
producen apatía, desmoralización, absentismo, pasividad, falta de satisfacción…
Otro, sería los niños que han sido víctimas de abusos. Estos niños se
describen como depresivos, pasivos y desmoralizados. Tienen una historia de
experiencias negativas incontrolables, pero no hay diferencias entre estos niños y
los niños que no han sufrido abusos, en cuanto a empleo de información sobre la
contingencia y empleo de esquemas pesimistas.
En el autismo infantil se ha propuesto que la indefensión podría explicar los
déficits motivacionales de estos niños, sin olvidar los aspectos biológicos
relacionados con este trastorno. Estos déficits motivacionales serían causados por
las personas que trabajan con ellos, ya que puede llegar un momento en el que se
al sientan frustradas, les refuerzan inconsistentemente de forma no contingente,
provocando en el niño no iniciar ninguna respuesta.
En tercera edad también se refleja indefensión aprendida. Éstos
experimentan acontecimientos incontrolables, tales como pérdida de miembros de
la familia, de amigos, pérdida del trabajo y con ello de ingresos, problemas de
salud, etc.
Existe la posibilidad de que los profesionales de la salud traten a los
ancianos de forma que refuerzan su pasividad. Ésta puede ser en parte
instrumental, ya que estudios han demostrado que las intervenciones que
incrementan el sentido de control en ancianos institucionalizados aumentan su
sentido de control y con ello mejoran su salud física, su rendimiento en algunas
tareas y su salud psicológica.

Seligman y Peterson en 1986 analizaron el rendimiento deportivo de un


grupo de baloncesto tras situaciones de fracaso. Vieron una clara relación entre el

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estilo explicativo usado por el equipo o por los jugadores y su rendimiento en


partidos posteriores.

Skevington en 1983 estudió la indefensión aprendida y el dolor crónico,


acontecimiento negativo incontrolable. Vio que este grupo de personas mostraba
más síntomas depresivos y cambios en sentimientos de culpa en relación con
personas sanas.
El desempleo sería otro de los ejemplos, ya que a medida que esta
situación se va alargando, algunas personas comienzan a tener síntomas
depresivos y con ello, menos habilidades para afrontar la situación.

2.2. Situaciones que se adecuan totalmente al modelo de IA

Depresión

A partir de la reformulación atribucional del modelo de indefensión aprendida


(Abramson y cols., 1978) la mayor parte de la investigacion se ha centrado en la
depresión. Ésta incluye pasividad no adaptativa y puede surgir después de
acontecimientos negativos percibidos como incontrolables. La persona cree que
sus actos no tienen ninguna consecuencia y, por tanto, decide rendirse.
Autores como Martin Seligman proponen que la indefensión es una posible
causa de la depresión y de la angustia.
El Desamparo aprendido, según Seligman, es la reacción a darse por vencido
ante algún hecho, no asumir responsabilidades, no responder, etc. porque el
individuo tiene la creencia de que cualquier cosa que haga carecerá de
importancia.
El estilo explicativo que haga sobre el porqué de los acontecimientos, es lo que
modulará la indefensión. Es decir, si el individuo es optimista, bloqueará la
experiencia de desamparo, pero si es pesimista, la experiencia de desampara
tenderá a generalizarse a otras situaciones de su vida.
Existen factores psicológicos externos (pasados y presentes), factores del
entorno y factores psicológicos internos que hacen que una persona sea vulnerable
a padecer depresión.

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También existen ciertos rasgos de personalidad como son el nerviosismo, un


modo negativo de pensar, pautas pasivas de conducta y el perfeccionismo
obsesivo, baja autoestima, etc. que hacen aumentar el riesgo de padecer
depresión.

Rendimiento académico

La indefensión es considerada igualmente desde la perspectiva de la


educación y el desarrollo emocional, para señalar cómo el experimentar durante la
infancia la indefensión puede afectar al desarrollo del niño y a su vida posterior.
Investigaciones de Carol Dweck en 1975 sobre el rendimiento escolar
indicaban que los alumnos que presentaban el patrón de indefensión reportaban
autocogniciones negativas y decían espontáneamente que su inteligencia, su
memoria o su capacidad de resolver problemas eran deficientes.
Además expresaban un elevado afecto negativo, reflejándose una aversión a la
tarea escolar, aburrimiento o ansiedad. Se distraían cuando hacían una tarea y no
concentraban sus esfuerzos en realizarla. Vio que a medida que aumentaban sus
fracasos, decrecían en su actuación académica.

Burnout

Se trata de un tipo de un trastorno, un tipo de estrés específico que puede


afectar a los profesionales cuyo trabajo implica mantener contacto directo con otras
personas, muchas horas de trabajo. Profesionales como médicos, profesores,
enfermeras, etc.
El individuo se siente desgastado, agotado emocionalmente por no poder hacer
frente a un volumen de trabajo que excede a sus posibilidades. El trabajo para esa
persona ya no produce incentivos.
Se aprecia una rigidez a la hora de generar alternativas y una disminución de la
implicación en el trabajo. Se suelen apreciar cogniciones de indefensión.

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Acoso Escolar (Bullying)

El primer autor que definió este fenómeno fue Olweus: " un alumno es agredido
o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un
tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos."
Se trata de comportamientos no deseados realizados por niños o adolescentes,
yendo desde las bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, ataques
personales e incluso a abuso serios. Estas situaciones son comunes en los
centros educativos pudiendo ser muy dañinas para quienes las sufren,
generalmente en silencio y soledad.
En estas situaciones de acoso, intimidación y victimización, el alumno está
expuesto repetidamente y durante largo tiempo a acciones negativas que le llevan
a entrar en una espiral de victimización.
Las víctimas de Bullying suelen tener rasgos de personalidad que les hacen
llegar a la indefensión aprendida, como son: personalidad insegura, baja
autoestima (a causa del acoso), ansiedad e introvertidos.

Acoso Laboral (Mobbing)

Otro ejemplo de aplicación del modelo de indefensión aprendida sería el acoso


laboral (Mobbing). Se trata de un hostigamiento psicológico parecido al bullying,
pero en el ámbito laboral.
Leyman distingue 45 comportamientos hostiles que pueden ser de distinta
naturaleza. Algunos de ellos son:
 acciones contra la reputación o la dignidad personal
 acciones contra el ejercicio de su trabajo
 manipulación de la comunicación o información con la persona afectada
 establecimiento de diferencias de trato

El eje principal de las deficiencias que sufre el afectado sería la ansiedad, además
de sentimientos de fracaso, impotencia y frustración, apatía, baja motivación, etc.
aspectos claves de la indefensión aprendida.

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3. Conclusiones

Hay muchos aspectos psicológicos que influyen en la salud del ser humano.
Todos los aspectos descritos en este trabajo, además, de muchas investigaciones,
reflejan que la indefensión aprendida también está relacionada con la salud: la
pasividad, el papel que desempeña la incontrolabilidad, el estrés surgido por la falta
de control y sobretodo la influencia del estilo explicativo.
El estilo explicativo es un aspecto clave a destacar en la indefensión aprendida.
En el caso de los humanos, en mi opinión, la indefensión aprendida es un
aprendizaje desadaptativo, ya que es uno de los aspectos importantes a la hora de
explicar trastornos tan comunes en la sociedad actual como son la depresión o el
abuso de sustancias, por ejemplo.
Aunque en el caso de abuso de sustancias, el modelo de indefensión aprendida no
se adecue totalmente, me parece un tema a destacar, ya que juega un papel muy
importante a la hora de elaborar un programa terapéutico. Al igual que en el caso
de depresión, tipos de acoso, que sí se adecuan totalmente al modelo.

Bibliografía

José R. Yela Bernabé – Universidad Pontificia de Salamanca.


Indefensión aprendida en humanos. Capítulo 4
Ariel Minici, Carmela Rivadeneira y José Dahab. Desesperanza aprendida.
Un modelo experimental de la depresión.
Casas, M.; Guardia, J. Patología psiquiátrica asociada al alcoholismo.
Torres jimenez, A.; Robert, A.; Tejero, A.; Bogeta, T.; Pérez de los cobos, J.
Indefensión aprendida y dependencia de sustancias. Publicado en Revista
Trastornos adictivos, 2006.Volumen 8, nº3.
A.A.P.V.F. (Asociación argentina de prevención de la violencia familiar)-
articulo Indefensión aprendida o desesperanza aprendida.

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Artículo Indefensión aprendida: La depresión. En


www.comentariosdelibros.com.
Pedro, R.Gil Monte El Síndrome de Quemarse por el trabajo (Burnout). Una
enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Ediciones Pirámide, 2005.
Articulo: Bullying: Acoso Escolar. Isabel Menéndez Benavente
Estudio de los aspectos psicosociales del acoso psicológico en el trabajo y
sus consecuencias .www.anacasit.asociacionespamplona.es

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