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Analizando cada uno de esos elementos, se estima que el tipo penal que
antecede, es de aquellos considerados tipos en blanco o abierto, por no explicar
en qué consisten esas medidas indispensables para cerciorarse de la
procedencia de los bienes adquiridos, poseídos o enajenados.
Lo anterior es así, puesto que no está permitido que el juez, de manera libre
y arbitraria, aplique una ley sustantiva penal mediante una interpretación conforme
o integradora, pensar lo contrario implicaría que el juez pudiera crear delitos –
sustituyendo al poder legislativo-, en contravención al principio de legalidad, pues
de conformidad con el principio de taxatividad, las conductas a sancionarse
penalmente, deben estar previstas en ley de forma clara, limitada e inequívoca, sin
reenvío a parámetros extralegales; lo que, a su vez, incide en la imposibilidad de
sancionar por analogía o por mayoría de razón y, por ende, la prohibición de tipos
penales vagos o ambiguos. Al respecto, en vía de apoyo, se enuncia la siguiente
tesis de jurisprudencia:
“NORMAS PENALES. AL ANALIZAR SU
CONSTITUCIONALIDAD NO PROCEDE REALIZAR UNA
INTERPRETACIÓN CONFORME O INTEGRADORA. Si bien es
cierto que al realizar el análisis de constitucionalidad de
disposiciones generales es factible que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación acuda a la interpretación conforme, e incluso
emita resoluciones integradoras a efecto de corregir las omisiones
que generan la inconstitucionalidad, también lo es que el empleo
de dichas prácticas interpretativas es inadmisible en materia penal,
en atención a las particularidades del principio de legalidad en esta
rama jurídica, como son: a) Reserva de ley, por virtud del cual
los delitos sólo pueden establecerse en una ley formal y
material; b) La prohibición de aplicación retroactiva de la ley
en perjuicio de alguna persona (verbigracia, leyes que crean
delitos o aumenten penas); y, c) El principio de tipicidad o
taxatividad, según el cual las conductas punibles deben estar
previstas en ley de forma clara, limitada e inequívoca, sin
reenvío a parámetros extralegales, y que implica la
imposibilidad de imponer penas por analogía o por mayoría de
razón, y la prohibición de tipos penales ambiguos. Además, la
determinación que haga el legislador al emitir la norma constituye
la esencia del respeto al principio de legalidad en materia de
imposición de penas, pues acorde con los aspectos que abarca
dicho principio aquél está obligado a estructurar de manera clara
los elementos del tipo penal, delimitando su alcance de acuerdo a
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2
Tesis número P./J. 33/2009, emitida durante la Novena Época por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
visible en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXIX, Abril de 2009, con registro IUS 167445.
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3
Tesis de Jurisprudencia número 123/2006-PS por Contradicción emitida durante la Novena Época, por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en página 296 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXV,
Febrero de 2007 Materia Constitucional, Penal. Con registro IUS 173307.
4
Tratado aprobado por el Senado el 18 de diciembre de 1980, por lo que procedió su publicación en el Diario Oficial de la
Federación el 12 de mayo de 1981.
5
Sentencia dictada el 4 de septiembre de 1998, por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso indicado.
5
Por otro lado, al igual que ese precepto constitucional faculta a los
juzgadores para inaplicar el tipo penal en cuestión -por considerarse
inconstitucional-, de igual forma, también la sentencia dictada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el asunto del desaparecido Rosendo
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Resolución emitida el catorce de julio de dos mil once –publicada el cuatro de octubre de ese mismo año-, por el Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con motivo de la condena hecha al estado mexicano, por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Rosendo Radilla Pacheco, resuelto el veintitrés de noviembre de dos mil
nueve.
6
Radilla Pacheco7, enfatizó sobre el deber de todos los jueces de los estados
miembros de la Convención Americana de Derechos Civiles y Políticos, de aplicar
el control de convencionalidad, aun de oficio, cuando se esté en presencia de una
violación a un derecho humano. Al efecto es dable rememorar el punto 339 de esa
sentencia, como sigue:
7
Resolución emitida en el asunto 12.511, contra el Estado mexicano, supra nota 1.
8
Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, supra nota 19, párr. 124, y Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 51, párr.
173.
9
Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, supra nota 19, párr. 124; Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 51, párr.
173, y Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 78. El Tribunal observa que el control de convencionalidad ya ha sido ejercido en
el ámbito judicial interno de México. Cfr. Amparo Directo Administrativo 1060/2008, Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito, sentencia de 2 de julio de 2009. En tal decisión se estableció que:
“los tribunales locales del Estado Mexicano no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales sino que quedan también
obligados a aplicar la Constitución, los tratados o convenciones internacionales y la jurisprudencia emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos, lo cual los obliga a ejercer un control de convencionalidad
entre las normas jurídicas internas y las supranacionales, como lo consideró la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación […]”.
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Tesis producto de la resolución aludida en la nota número 1, supra.