Sei sulla pagina 1di 2

¿QUÉ ES EL DESTINO MANIFIESTO EN LA CULTURA

NORTEAMERICANA?
http://sepiensa.org.mx/contenidos/historia_mundo/siglo_xx/eua/destino_man/des_man1a.ht
m

El Destino Manifiesto es una filosofía nacional que explica la manera en que este
país entiende su lugar en el mundo y se relaciona con otros pueblos. A lo largo
de la historia estadounidense, desde las trece colonias hasta nuestros días, el
Destino Manifiesto ha mantenido la convicción nacional de que Dios eligió a los
Estados Unidos para ser una potencia política y económica, una nación superior.
Muy pronto, políticos y otros líderes de opinión aludieron al “Destino Manifiesto”
para justificar la expansión imperialista de los Estados Unidos. A través de la
doctrina del Destino Manifiesto se propagó la convicción de que la “misión” que
Dios eligió para al pueblo estadounidense era la de explorar y conquistar nuevas
tierras, con el fin de llevar a todos los rincones de Norteamérica la “luz” de la
democracia, la libertad y la civilización. Esto implicaba la creencia de que la
república democrática era la forma de gobierno favorecida por Dios.
El origen del Destino Manifiesto
Los principios que consolidaron la doctrina del Destino Manifiesto en el siglo XIX,
se arraigaron en la mentalidad de los norteamericanos durante la fundación de
las colonias inglesas en Norteamérica en el siglo XVII. Aunque la manifestación
más evidente de esa doctrina nacionalista se expresa en el campo de la política,
su esencia es religiosa. Los ingleses que colonizaron la costa Este del territorio
que sería Estados Unidos estaban profundamente inmersos en su religión (el
puritanismo, una de las ramas del protestantismo) y su vida comunitaria y política
se desarrollaron en un estricto apego a la ley moral, con el convencimiento de
que el Nuevo Mundo era la “Tierra Prometida” donde cumplirían la misión
encomendada por Dios. Así, en el periodo colonial se encuentra el punto de
partida del ideal estadounidense de ser un “pueblo elegido” entre los demás del
mundo.

La imagen nacional que los Estados Unidos tienen de sí mismos, como


protectores y defensores de la legalidad, la libertad y la democracia, se funda en
la creencia de que poseen una superioridad moral (porque son el “pueblo
elegido”). Esta suposición les ha permitido justificar su intromisión en los asuntos
internos de otros pueblos (que no son “elegidos de Dios”) o de plano la violencia
contra ellos. La primera actitud intervencionista inspirada por el espíritu del
“Destino Manifiesto” fue la obsesión de los colonos ingleses por desplazar de sus
tierras (o bien exterminar) a los indígenas norteamericanos. En cuanto a su
relación con otras naciones, Estados Unidos tiende a manejar sus relaciones
exteriores como si se tratara de una cruzada moral. Generalmente justifica sus
acciones con dos argumentos, ya sea el de la “nación fuerte que protege a la
débil”, como pueden constatar la gran mayoría de las naciones americanas; o
bien el de “la lucha contra el Mal para defender la libertad y seguridad del
mundo”, como actualmente alega respecto de su invasión de Afganistán.

Raíces religiosas
En el siglo XVI hubo un cisma religioso que dividió a Europa en dos grupos
enfrentados: los católicos y los protestantes. Esta tremenda sacudida política y
espiritual se conoce como la Reforma, y dio inicio a una aguda competencia entre
países católicos y protestantes. En el Nuevo Mundo la España católica y la
Inglaterra protestante pretendieron llevar a cabo sus ideales espirituales,
políticos y económicos. Cada potencia compartió en sus inicios colonizadores el
mismo furor religioso e ímpetu evangelizador con respecto a los nativos, pero los
principios de cada religión crearon sociedades coloniales muy distintas.

La base de la tradición cultural estadounidense está constituida por la migración


de puritanos (calvinistas) a Massachusetts, en la costa norte del Atlántico. El
puritanismo era una de las iglesias que derivaron del protestantismo. A
Norteamérica también llegó gente perteneciente a otras iglesias protestantes,
como anabaptistas, cuáqueros, presbiterianos, evangelistas, etcétera. Los
puritanos que desembarcaron en Massachusetts en 1626 creían que estaban
estableciendo la “Nueva Israel” en América.
Los puritanos, como protestantes radicales que eran, se consideraban elegidos
de Dios para colonizar las nuevas tierras, aun a pesar de la resistencia indígena.
El ministro puritano John Cotton escribió en 1630: “Ninguna nación tiene el
derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del Cielo, como el
que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con
ella. En ese caso tendrán (los colonos) derecho a entablar legalmente una guerra
con ellos y a someterlos a ellos”. Los colonizadores puritanos tenían una misión:
engrandecer su nueva patria para alabar a Dios. El puritano John Winthrop
escribió: “Seremos una ciudad en la montaña, los ojos de todas las personas
están sobre nosotros”.

El protestantismo constituye un modo de vida. Los puritanos actuaban, pensaban


y vivían con base en la ética protestante. Consideraban la religión como un
instrumento formativo del carácter nacional. El protestantismo fue utilizado como
la única fuerza que podía unificar a la comunidad, así como dar orden y
coherencia a la vida social.
Según la visión del mundo protestante, el hombre, raza o nación que goza de
prosperidad, salud y felicidad puede estar prácticamente seguro de que ha sido
elegido por Dios. Entonces la misión de los elegidos es guiar a los demás
(réprobos) para alcanzar la felicidad, salud y prosperidad. Si un individuo
“fracasa”, también es susceptible de ser “rehabilitado” por lo elegidos, o bien
puede ser eliminado sin remordimientos. La elección divina y misteriosa de unos
para ser salvados y la de otros para no serlo, provoca la discriminación de los
que se sienten elegidos hacia los que “probablemente” no lo serán. Esta
discriminación se extiende al campo político y racial.

Potrebbero piacerti anche