Sei sulla pagina 1di 7

Título

Cómo enseñar a las juventudes bogotanas carentes de una identidad colectiva, factores que
le hagan arraigarse a un sistema social.

Pregunta problema
¿Cómo identificar que las juventudes bogotanas no asumen un imaginario colectivo frente a
un grupo social determinado, a partir de las dinámicas contemporáneas del trabajo y el
sistema económico?

Objetivos
Objetivo general
- Analizar el imaginario colectivo cultural de las juventudes bogotanas para establecer
un panorama sobre las dinámicas contemporáneas del trabajo y el sistema económico
actual, utilizando la biografía histórica.
- Identificar el imaginario colectivo cultural de las juventudes bogotanas con el fin de
comparar las dinámicas contemporáneas y el sistema económico, a través de, un
estudio histórico y sociocultural actual.

Objetivos específicos
- Deducir como se da la alienación colectiva de las juventudes bogotanas para situar el
quiebre del imaginario colectivo de dicha sociedad.
- Definir bajo el sistema global económico el imaginario colectivo de la relación
hombre-tierra en las juventudes bogotanas.
- Interpretar la forma del sistema laboral respecto de la identidad individual y colectiva
en la sociedad moderna con el fin de ubicar a las juventudes bogotanas en su estado
actual del imaginario colectivo.

Hipótesis
La falta de un imaginario colectivo en las juventudes bogotanas, son al mismo tiempo
juventudes pertenecientes a la sociedad líquida.
Justificación
Dicha investigación tiene el propósito de analizar como a lo largo de la historia se han
mantenido atributos de la sociedad capitalista y como otras características se han perdido.

1. Marco teórico

1.1 Imaginario colectivo


1.2 Significado

El concepto imaginario colectivo tiende a disolverse un poco, debido a que, se toma desde
una postura de mentalidad, de cosmovisión, conciencia colectiva o ideología, siendo estos
sinónimos. Sin embargo, el termino se remonta al año 1960 por Edgar Morin filósofo y
sociólogo francés, el autor lo define como el vinculado entre deseos, valores y prácticas
sociales que instituyen un dualismo entre la entelequia y la realidad. De tal forma que la
industria cultural, esto es, símbolos, mitos, tecnología, etcétera; se pone al servicio del
imaginario colectivo, para crear desde allí todos los productos culturales que serán del
dominio del individuo. Dicho imaginario colectivo surge de necesidad de pertenecer a una
sociedad y poder entablar vínculos con los otros. Por ello a lo largo de la historia las masas
crean dicho dualismo viendo la realidad a la cual pertenecen y creando así una aspiración
futura de lo que su ideal imaginario en sí desea. De algún modo, las grandes industrias han
tomado partido de ello para generar una cultura colectiva con el fin de tener el dominio sobre
el consumidor y el mercado de consumo. Para el mismo año Gilbert Duran pública su obra
estructuras antropológicas del imaginario, introduciendo el estructuralismo figurativo
durandiano, el cual especifica que el imaginario simbólico es el configurador del pensamiento
individual de toda la historia colectiva. A partir de allí autores de todo el mundo han dedicado
años a tratar el tema, debido a que, es la forma de “sometimiento” actual.

En conclusión, se puede resumir que el imaginario colectivo es un conjunto de símbolos y


conceptos puestos en la memoria y en la imaginación, para luego crear una conciencia sobre
todo lo que surge alrededor, pudiéndose crear una comunidad, costumbres culturales e
identidad colectiva.
2. Charles Taylor
Charles Margrave Taylor es un filósofo enfocado en investigar la modernidad, el secularismo
y la ética, entre otras profundizaciones sobre algunas teorías. Por su larga trayectoria y su
renombre se analizará en este apartado una de sus obras más notables para dar luz y
direccionar el concepto imaginario colectivo, se tendrá por base su obra “Imaginarios
Sociales Modernos”.

Por imaginario colectivo Taylor entiende algo más allá de simples construcciones
intelectuales que elaboran los individuos respecto de una realidad social, él dice:

Pienso más bien en el modo en que imaginan su existencia social, el tipo de relaciones que
mantienen unas con otras, el tipo de cosas que ocurren entre ellas, las expectativas que se
cumplen habitualmente y las imágenes e ideas normativas más profundas que subyacen a
estas expectativas (Taylor, 2006, pág. 37).

Antes de comenzar el desarrollo del término el autor esclarece dos diferencias pertinentes y
acertadas:

Adoptó el término imaginario 1) porque me refiero concretamente a la forma en que las


personas corrientes imaginan su entorno social, algo que la mayoría de las veces no se
expresa en términos teóricos, sino que se manifiesta a través de imágenes, historias y
leyendas. Por otro lado, 2) a menudo la teoría es el coto privado de una pequeña minoría,
mientras que lo interesante del imaginario social es que lo comparten amplios grupos de
personas, sino la sociedad en su conjunto. 3) El imaginario colectivo social es la concepción
colectiva que hace posibles las prácticas comunes y un sentimiento ampliamente compartido
de legitimad (Taylor, 2006, pág. 37).

Suele suceder que algo que en inicio comienza como teoría termina convirtiéndose en un
imaginario social. El imaginario colectivo que describe Taylor como primera instancia parte
de las expectativas normales que se dan unos con otros, este tipo de contenido que se recibe
allí es el que le permite al individuo establecer lazos según la práctica común de lo habitual.
Dicho de otro modo, suele ser el comportamiento normativo puesto en práctica, Taylor, pone
allí el ejemplo de las elecciones de una república; es una decisión individual, sin embargo,
con las mismas alternativas de todo un colectivo. Por ello, el autor dice que aquello a lo que
llama imaginario social va más allá de la idea de las prácticas particulares.

Dicha concepción del término de manera más amplia es el trasfondo, la esencia misma

Se trata de una comprensión en gran medida inarticulada de nuestra situación, en el marco


de la cual se manifiestan los rasgos particulares de nuestro mundo tal como son. Nunca puede
expresarse adecuadamente en la forma de doctrinas explícitas, pues es ilimitada e indefinida
por naturaleza. Ésta es otra de las razones por las que hablo de imaginarios y no de teorías
(Taylor, 2006, pág. 39).

Es decir, en diversos entornos es posible encontrar acciones colectivas puestas al servicio de


un pequeño grupo social, empero, no basta con ello es menester que cuyas acciones colectivas
sepan aplicarlas en cualquier momento de su vida, dicho de otro modo, es la idea y la
aplicación consciente lo que crea un concepto social.

El trasfondo que da sentido a cualquier acto particular es, pues, amplio y profundo. No
incluye todo cuanto forma parte de nuestro mundo, pero tampoco es posible circunscribir los
rasgos relevantes que le dan sentido; por este motivo decimos que nuestros actos cobran
sentido en el marco del conjunto de nuestro mundo, es decir, de nuestra del concepción lugar
que ocupamos en el tiempo y en el espacio, en la historia y entre las demás personas (Taylor,
2006, pág. 42).

Taylor no solo identifica la relevancia de la práctica social, sino también fija muy bien los
lineamientos de cómo hacer posible dicha práctica. Deja de lado aquel cuestionamiento de
un posible colectivo por el simple hecho de seguir unas normas estipuladas e impuestas, es
saber poner en uso aquello relacionado con la acción, estancando el paso de lo utópico.

Se puede concluir de lo anterior dicho que el imaginario social es el modo de como las
personas imaginan su existencia social, a partir de las quelaciones que mantienes con los
otros, sus experiencias y las expectativas que se van dando en un entorno social, además de
las imágenes y las ideas normativas que subyacen de dichas expectativas.
3. Jose Maria Esquirol Calaf

Nació en 1963 en España, Sant Joan de Mediona. Es filósofo y profesor de la Universidad de


Barcelona. Se enfoca en temas como el pensamiento político y se ha encargado de hacer una
gran retrospectiva respecto de la filosofía contemporánea, se destacan sus diálogos con
filósofos como M. Heidegger, J. Patočka y E. Levinas. Sumando, es gestor de una propuesta
ética y de vida filosófica que se centra en el respeto y la mirada atenta, además, del estudio
sobre la cuestión de la técnica en algunos filósofos contemporáneos. También habla sobre la
filosofía de la proximidad. Fue Premio Ciudad de Barcelona en el 2015 por su obra
resistencia íntima y el Premio Nacional de Ensayo 2016 por meditar, de manera directa y
personal. entre sus obras más representativas se encuentra la penúltima bondad, el respeto o
la mirada atenta, el respirar de los días, junto con otros escritos que no carecen de relevancia.
Sin embargo, para analizar el termino imaginario colectivo se hablará de su obra uno mismo
y los otros, de las experiencias existenciales a la interculturalidad. Allí el autor pretende
demostrar que la identidad debe entenderse como un proceso de identificación respecto de lo
que permanece en nuestro entorno.

El hombre además de existir como un animal y de mantenerse en una estructura política,


también es introducido en una realidad simbólica que es todo aquello que lo rodea, es decir,
cuya realidad le da un significado a su existencia, le permite al sujeto encontrarse con una
identidad cultural. Además, el hombre es partícipe, no solo se conforma con hallar la
identidad cultural, sino que opina sobre ella dándole significatividad a esa existencia; tanto a
los elementos simbólicos que la conforman como a los elementos materiales. Esta identidad
cultural es diacrónica, puesto que, es una conformación que se da en diferentes épocas, ya
que el lapso cambia en cierto sentido los símbolos y ha de construirse de una manera nueva.

Se suele enlazar a la identidad de manera equivocada, postulando que la identidad es algo


dado y que es el deber de cada sujeto escudarla de cualquier agente extraño que la eche a
perder. También se asevera que la identidad es algo que está en vías de hacerse o haciéndose.
Esto deja de lado toda opción que afirme que la identidad pueda darse de la nada o desde la
nada. Es decir, esta concepción sólo concibe que la identidad se dé de algo previo, de
influencias ajenas o tradicionales. Esquirol para no desviar el camino dice que la identidad
debe entenderse como un proceso de identificación. Dicho de otro modo, entender cómo el
sujeto elabora la identidad reconociéndose en su entorno y desde allí abrirle la puerta a la
interculturalidad. “Los mayores tesoros no habremos de ir a buscarlos en países lejanos, sino
en lo más hondo de nosotros mismos y de nuestra relación con lo demás” (Esquirol, pág. 11).

3.1 La casa como identidad


La casa es una experiencia existencial básica. Allí el sujeto se siente acogido y en un descanso
pleno. La casa es parte de cada individuo y está incorporada en cada uno. La casa es
específicamente proximidad y familiaridad. Es el lugar donde más se siente identificado cada
sujeto, todo le pertenece, “mis cosas, mi familia”, esto es su casa.

Por otra parte, la casa es una condición de posibilidad para poder tener un mundo, para dar
comienzo a la vida. De no ser así la vida se derrumba, pues es dentro de la casa que se halla
una paz casi espiritual y es afuera en el mundo agitado que se halla el obstáculo. “La pérdida
de la casa es la pérdida del mundo. Sin casa, el mundo ya no es lo difícil, sino lo caótico”
(Esquirol, pág. 19). La carencia de ella hace el camino más tortuoso de la identificación. El
mundo es construido a partir de este calor de hogar; surge de un mundo más directo la
identidad. “La casa es el recibimiento y la morada que permiten la edificación de uno mismo”
(Esquirol, pág. 20). Es decir, la casa es la condición de la identidad del individuo.

3.2 La globalización o el mundo global y las dificultades de la identificación


La globalización funciona como un medio de olvido del mundo de la vida, es un dopaje ante
el descubrimiento de mi yo. Pretende focalizar los deseos de cada uno de los sujetos como si
fuesen monocultivos. Le impone al individuo un mismo estilo de vida y una única realidad
social, ocasionando una pérdida de identificación y de identidad. Simplemente todos son
llevados por el caos del consumo, dejando atrás al hombre de acción (Hannah Arendt).

Sumando, al no tener una casa en significancia con lo anterior se cae en una soledad y
similitud del entorno. “Todo es máquina y la vida íntima huye por todas partes” (Esquirol,
pág. 20).

3.3 Lo humano de la identidad y la identidad narrativa


La casa como se hizo mención anteriormente genera una identificación, no el hecho de
poseerla y sentirla mía, sino por aquello que significa en la identidad. Razón por la cual esta
representa toda la humanidad de cada sujeto, allí es su lugar, su familiaridad. Respecto de
ello está dispuesto a ofrecerle y acoger al otro.

En cuanto a la identidad narrativa sólo son importantes las acciones, por ello el relato
biográfico, que trae del pasado ó el presente una proyección futura.

3.4 A partir de la identificación… El reconocimiento


Reconocimiento, en cuanto la dimensión moral como en la política. Sin embargo, es menester
haber desarrollado todos los procesos de identificación. En el proceso de identificación
personal es donde el sujeto construye su identidad y así se da a conocer al otro.

4. Zygmunt Bauman
Bauman nació el 19 de noviembre de 1925 en Poznan; ciudad alemana que se convirtió
tiempo después en territorio polaco tras la Primera Guerra Mundial. En el año 1939 con el
pacto de Ribbentrop Mólotov de No agresión, el autor debió refugiarse en la Unión Soviética
con su familia. Se enlisto en el ejercito polaco creado en la URSS, también fue participe de
la toma de Berlín. Realizo un diplomado en sociología y filosofía, enseñando en la
Universidad de Varsovia, posteriormente para el año sesenta y ocho le obligan a abandonar
Polonia de nuevo. Bauman es conocido por ser el teórico que apropio el término “modernidad
líquida”. Concepto que acuñó para darle descripción a un mundo contemporáneo en el cual
se ve reflejada la caída de las instituciones sólidas que solían enmarcar la realidad, ulterior a
dicha realidad todo es precariedad e inestabilidad, individualismo y aceleración.

Durante más de cincuenta años Bauman le ha estado diciendo al mundo que es


mentira que el trabajo dignifica, que la sociedad de consumo ha acabado con nuestra
identidad, que la ha hecho voluble, líquida, adaptable a los entornos. También que la
felicidad ha dejado de ser un proyecto común para convertirse en individualismo y
que la modernidad ha dejado tras de sí un montón de residuos humanos. En definitiva,
que en la modernidad todo, incluido el individuo, es objeto de consumo (Cabo, s.f.)

Potrebbero piacerti anche