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INMUNOLOGIA
2019
Inmunización pasiva
Un tipo de inmunidad diferente, llamada inmunidad pasiva, surge cuando una persona recibe
los anticuerpos de alguien más; cuando estos se introducen al cuerpo de la persona, los
anticuerpos “prestados” ayudan a prevenir o combatir ciertas enfermedades infecciosas. La
protección que ofrece la inmunidad pasiva es a corto plazo, y por lo general dura unas cuantas
semanas o meses, pero brinda protección de inmediato. Es decir, Surge después de recibir
anticuerpos de otra persona porque en si la propia no puede generar los anticuerpos. Se divide
en:
Normalmente, las vacunas necesitan tiempo (semanas o meses) para producir inmunidad en
una persona, y podrían requerir varias dosis sobre cierto periodo de tiempo para que se obtenga
la protección máxima. Sin embargo, la inmunización pasiva tiene la ventaja de actuar rápido
porque produce una respuesta inmunológica en cuestión de horas, o días, es decir, actúa más
rápido que una vacuna. Además, la inmunización pasiva puede actuar de forma efectiva en un
sistema inmunológico deficiente, lo cual ayuda especialmente a alguien que no responde a la
inmunización.
En primer lugar, puede ser difícil y costoso producir anticuerpos; aunque las nuevas técnicas
pueden ayudar a producir anticuerpos en el laboratorio. En la mayoría de los casos, los
anticuerpos para las enfermedades infecciosas deben recolectarse de la sangre de cientos o
miles de donadores humanos; o bien, deben obtenerse de la sangre de animales inmunes (como
los anticuerpos que neutralizan venenos de víbora).
En ciertos casos, pueden conjuntarse la inmunidad pasiva y la activa, por ejemplo, a una persona
mordida por un animal rabioso podría recibir anticuerpos de la rabia (inmunización pasiva para
crear una respuesta inmediata) y la vacuna contra la rabia (inmunidad activa para obtener una
respuesta duradera a este virus de reproducción lenta).
VACUNAS
Una vacuna es una preparación biológica que proporciona inmunidad adquirida activa ante una
determinada enfermedad. Una vacuna contiene típicamente un agente que se asemeja a un
microorganismo causante de la enfermedad y a menudo se hace a partir de formas debilitadas
o muertas del microbio, sus toxinas o una de sus proteínas de superficie. El agente estimula
el sistema inmunológico del cuerpo a reconocer al agente como una amenaza, destruirla y
guardar un registro del mismo, de modo que el sistema inmune puede reconocer y destruir más
fácilmente cualquiera de estos microorganismos que encuentre más adelante.
El médico rural Edward Jenner inventó en Inglaterra la primera vacuna contra la viruela. De
hecho la palabra vacuna surge precisamente de sus trabajos La palabra “vacuna” proviene del
latín vacca , este hecho en todo caso nos indica que las vacas estuvieron involucradas en el
proceso de invención de la primera vacuna. La cuestión nos va quedando un poco más clara
cuando investigamos el significado de la palabra vacunación que significaba inoculación con
fluido de vaca y vacunado que era la persona a quien se le hacía la inoculación de la vacuna. Esto
ya comienza a acercarnos al origen de las vacunas. En las comunidades donde Jenner ejercía su
labor como médico existía una enfermedad de las vacas llamada Vaccina o viruela de las vacas,
esta enfermedad produce erupción en las ubres de estos animales semejantes a las que produce
la viruela humana. Las lecheras de estos lugares raramente enfermaban de viruela pues “cogían
la viruela de las vacas” y eso las protegía de la viruela humana. Jenner decidió probar este
conocimiento empírico para ver si realmente era cierto. En 1976 Jenner realizó el siguiente
experimento, una lechera se había contagiado con la “viruela buena”, la viruela de las vacas, con
pus proveniente de una lesión de esta mujer Jenner inoculó a un niño pequeño sano y estudió
como se desarrollaba el niño durante los días siguientes a la inoculación. Tras mostrar leves
síntomas de molestias el niño se repuso rápidamente. Posteriormente el médico inglés inoculó
al niño con pus de un enfermo de viruela humana, el resultado fue que el niño no enfermó
aunque en el lugar de la inoculación si se desarrolló una lesión típica de la viruela.
Casi dos siglos después, en 1979 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró erradicada
la viruela en todo el mundo.
Exposición comprobada o probable a una enfermedad capaz de ocasionar complicaciones (p. ej.,
un niño con leucemia expuesto a varicela o sarampión) o imposibilidad de suministrar la
protección adecuada mediante inmunización activa.
Se emplea también antisuero administrado de manera pasiva para ofrecer protección contra
venenos de serpientes y de artrópodos. Como la inmunización pasiva no activa el sistema
inmunitario, no precipita una reacción de memoria y la protección que ofrece es transitoria. En
el caso de ciertas enfermedades, como la insuficiencia respiratoria producida en niños por el
virus sincicial respiratorio (RSV), la inmunización pasiva es la mejor medida preventiva disponible
en la actualidad.
Completo, que es una proteína extraña muy inmunógena. Aunque la inmunización pasiva puede
ser una medida terapéutica eficaz, debe emplearse con precaución porque la inyección de un
anticuerpo preformado entraña ciertos riesgos. Si el anticuerpo se produjo en otra especie,
como el caballo, el receptor puede activar una intensa reacción contra los determinantes
isotípicos del anticuerpo extraño.
Esta reacción antiisotípica puede producir graves complicaciones. Por ejemplo, algunos
individuos producen anticuerpo IgE específico para factores determinantes contenidos en el
anticuerpo inyectado. Los complejos inmunitarios de esta IgE fijada al anticuerpo administrado
de manera pasiva pueden mediar la
desgranulación de los mastocitos del cuerpo y
provocar anafilaxis sistémica.
• Vacuna de la hepatitis B.
• Vacuna combinada de difteria, tos ferina (acelular) y tétanos (DPaT).
• Vacuna de Haemophilus influenzae (Hib).
• Vacuna desactivada contra la poliomielitis (Salk, IPV)
• Vacuna combinada de sarampión, paperas y rubéola (MMR).
• Vacuna de varicela zoster (Var) para varicela.
• Vacuna meningocócica (recomendada a los 24 meses para grupos de alto riesgo; a los
11 a 12 años para todos los niños).
• Vacuna neumocócica conjugada (PCV).
• Vacuna contra la gripe (ahora recomendada para niños de seis a 23 meses de edad).
• Vacuna de la hepatitis A.
Principios de Ia vacunación: ¿Cómo actúan las vacunas?
Las vacunas son eficaces debido a Ia inmunidad adaptativa y a Ia memoria inmunitaria. La
memoria de los anticuerpos existe en dos compartimientos. Primero, como anticuerpos
preexistentes en Ia sangre y en los tejidos listos para atacar al patógeno sin la activación celular;
esta es tal vez la primeria línea de defensa más poderosa contra la exposición a muchos
patógenos. Estos anticuerpos pueden mantenerse en concentraciones relativamente elevadas
durante muchos años, probablemente producidos por los plasmocitos de vida prolongada en Ia
medula ósea, aunque esto no es aceptado de forma unánime.
En cierto sentido, la parte más crucial de la memoria de los "anticuerpos" podría equipararse
con la larga vida de los plasmocitos. Sin embargo, la segunda forma del componente de memoria
de los anticuerpos, las células B de memoria, también podría ser fundamental para Ia protección
mediada por la vacuna en algunos casos. Aquí, el contacto con el agente patógeno estimula la
proliferación y Ia diferenciación de las células B para producir grandes cantidades de
anticuerpos. Del mismo modo, el contacto de las células B de memoria con el patógeno puede
ser importante para incrementar el número de plasmocitos y las concentraciones de anticuerpos
séricos para el próximo encuentro con el agente patógeno.
Las células T de memoria también existen en dos compartimientos. Las células T de memoria
efectora se encuentran en los tejidos periféricos, donde pueden responder de inmediato frente
al contacto de la célula infectada por el patógeno con actividades efectoras. Las células T de
memoria centrales se encuentran sobre todo en los ganglios linfáticos, donde pueden responder
al contacto con el patógeno mediante la expansión y Ia diferenciación a células efectoras. La
memoria de las células T consta de respuestas de células T tanto CD8+ como CD4+. Esta clara
que las respuestas de las células T son más pertinentes contra las infecciones por virus, parásitos
y bacterias intracelulares.
Deben tenerse presentes algunos factores para llegar a una vacuna eficaz. En primer lugar, el
desarrollo de una inmunorreacción cuantificable no necesariamente significa que se consigue
un estado de inmunidad protectora. A menudo es crítica la rama del sistema inmunitario que se
activa, y por este motivo quienes crean la vacuna deben reconocer las diferencias importantes
entre la activación de las ramas humoral y mediada por células.
Un segundo factor es el desarrollo de memoria inmunitaria. Por ejemplo, una vacuna que induce
una reacción primaria protectora puede no inducir la formación de células de memoria, lo que
deja al hospedador desprotegido después de desaparecer la reacción primaria a la vacuna.
En el caso de los agentes patógenos que tienen un período de incubación más prolongado, no
es necesario conservar al anticuerpo neutralizado perceptible en el momento de la infección. El
virus de la poliomielitis, por ejemplo, requiere más de tres días para infectar el sistema nervioso
central. El período de incubación concede tiempo a las células B de memoria para reaccionar y
producir anticuerpo sérico en concentraciones elevadas. Por lo tanto, la vacuna de la polio se
diseña para inducir altas concentraciones de memoria inmunitaria. Después de la inmunización
con la va- cuna Salk, las concentraciones séricas de anticuerpo alcanzan su máximo dentro de
las dos primeras semanas, pero la reacción de memoria no deja de aumentar y llega a sus niveles
máximos a los seis meses, con persistencia durante años
VACUNAS CON ORGANISMOS COMPLETOS
Muchas de las vacunas actualmente en uso para humanos que son efectivas frente a
enfermedades víricas y bacterianas consisten en microorganismos completos que han sido
inactivados (muertos), o fueron atenuados (vivos).
Éstas se denominan vacunas con organismos completos. Las vacunas con organismos completos
pudieran considerarse “el patrón modelo” (gold standard), presentan algunos inconvenientes,
Por ejemplo, no protegen frente algunas enfermedades. En segundo lugar, debido a la
naturaleza viva-atenuada de algunas de estas vacunas, ellas mismas pueden producir la
enfermedad en ciertos individuos inmunocomprometidos (pacientes con SIDA, pacientes
tumorales en tratamiento con quimioterapia, ancianos).
Incluso, estos pacientes pueden adquirir la enfermedad tras su contacto con individuos sanos
vacunados recientemente. Además, microorganismos atenuados, especialmente virus muy
mutables, pueden mutar de tal forma que se restaure su virulencia, como ocurre con el virus SIV
(produce SIDA en simios). En el caso de enfermedades letales, esta posibilidad de reversión es
intolerable.
La manera más sencilla de anular la capacidad de los microorganismos para causar enfermedad,
pero conservando su constitución antigénica, es impedir que se repliquen mediante la
destrucción apropiada.
Los helmintos, y en menor grado los protozoos, tienen gran dificultad para crecer en grandes
volúmenes como para desarrollar vacunas con agentes muertos. Este problema no se plantea
en el caso de muchos virus y bacterias, en los que los microorganismos inactivados han provisto
antígenos seguros para la inmunización. Son ejemplos las vacunas contra la gripe, el cólera y la
poliomielitis con virus inactivados (Salk).
La desactivación del agente patógeno mediante calor o sustancias químicas, de tal modo que no
sea capaz de multiplicarse en el hospedador es una forma de crear vacunas de microorganismos
inactivados.
Deben tomarse precauciones para evitar que los antígenos protectores sean destruidos en el
proceso de inactivación. Es de importancia crítica conservar la estructura de los epítopos sobre
los antígenos de superficie durante la desactivación. Por lo general, la desactivación por calor es
insatisfactoria porque produce desnaturalización extensa de las proteínas; por este motivo es
probable que se alteren de manera considerable los epítopos que dependen de los órdenes
superiores de estructura proteínica. Ha tenido también buenos resultados la desactivación
química con formaldehído o diversos agentes alquilantes. La vacuna Salk de la poliomielitis se
elabora mediante desactivación del virus de la poliomielitis con formaldehído.
Las vacunas vivas atenuadas suelen requerir sólo una dosis para inducir inmunidad prolongada.
Por otra parte, las vacunas de microorganismos muertos requieren a menudo refuerzos
repetidos para conservar el estado de inmunidad del hospedador.
Además, estas vacunas inducen una reacción de anticuerpo de predominio humoral; tienen
menos eficacia que las de microorganismos atenuados para inducir inmunidad mediada por
células y desencadenar una reacción secretoria de IgA.
Además de su relativa seguridad, otras ventajas de las vacunas desactivadas son estabilidad y
facilidad de almacenamiento y transporte. El requisito de que la mayoría de las vacunas
desactivadas se administre mediante inyección es una desventaja para su uso en campañas de
vacunación masiva.
Por ejemplo, se desarrolló una cepa atenuada de Mycobacterium bovis llamada bacilo de
Calmette-Guérin (BCG) al cultivar este microorganismo en un medio que contenía
concentraciones crecientes de bilis. Después de 13 años, esta cepa se había adaptado para
proliferar en un medio con potentes concentraciones de bilis y se había atenuado lo suficiente
para convertirse en un componente adecuado de la vacuna para la tuberculosis. La vacuna Sabin
contra la poliomielitis y la vacuna contra el sarampión consisten en cepas víricas atenuadas. El
sustrato para elaborar la vacuna Sabin se atenuó al cultivarlo en células epiteliales renales de
mono. La vacuna contra el sarampión contiene una cepa de virus de la rubéola que se cultivó en
células de embrión de pato y más tarde en líneas celulares humanas.
Estas vacunas suelen requerir sólo una inmunización, lo que ha eliminado la necesidad de
refuerzos repetidos. Esta propiedad es una ventaja de primer orden en los países del tercer
mundo, donde los estudios epidemiológicos han demostrado que una cantidad significativa de
los individuos no vuelve para recibir cada refuerzo ulterior.
La vacuna Sabin contra la poliomielitis, constituida por tres cepas atenuadas del virus, se
administra por vía oral a niños en un cubito de azúcar o un líquido azucarado. Los virus
atenuados colonizan el intestino e inducen inmunidad protectora contra las tres cepas virulentas
del virus de la poliomielitis. En el intestino, la va- cuna Sabin induce la producción de IgA
secretoria, que sirve como medio importante de defensa contra el virus de la poliomielitis
adquirido de manera natural. Induce además la producción de las clases IgM e IgG de
anticuerpos. A diferencia de la mayor parte de las otras vacunas atenuadas, que requieren una
sola dosis inmunizante, la vacuna Sabin de la poliomielitis necesita refuerzos, ya que las tres
cepas del virus atenuado contenidas en la vacuna interfieren en la multiplicación entre unas y
otras en el intestino. Con la primera inmunización predomina el crecimiento de una cepa, con
inducción de inmunidad contra ella. Con la segunda inmunización, la inmunidad generada por la
inmunización previa limita el desarrollo de la primera cepa de la vacuna que predominó, lo que
posibilita el predominio a su vez de una de las dos cepas restantes con generación de inmunidad
contra ella. Por último, con la tercera inmunización, el individuo adquiere inmunidad contra las
tres cepas.
En muchos casos, la inmunidad conferida por las vacunas con microorganismos muertos, aun
cuando se administren con adyuvantes suele ser menor de la que resulta de la infección por
microorganismos vivos.
Esto puede deberse, en parte, a que la replicación de los microorganismos vivos enfrenta al
huésped con una dosis mayor y más sostenida de antígeno, y porque en el caso de virus
brotantes se requieren células infectadas para establecer una buena memoria de células T
citotóxicas.
Otra ventaja importante de usar microorganismos vivos es que la respuesta inmunitaria tiene
lugar, en gran medida, en el sitio de la infección natural. Esto queda bien ilustrado por Ia
respuesta nasofaríngea de IgA a Ia inmunización con Ia vacuna antipoliomielitica. Al contrario
de lo que sucede con Ia inefectividad de Ia inyección parenteral de Ia vacuna con virus muertos,
Ia administración interanual induce una buena respuesta local de anticuerpos; sin embargo,
mientras esta declina en un periodo de dos meses o más, Ia inmunización por vía oral con virus
vivos atenuados induce concentraciones de anticuerpos IgA persistentemente elevados. Una
desventaja importante de las vacunas atenuadas es la posibilidad de que los microorganismos
retornen a su forma virulenta.
VACUNAS SUBUNITARIAS
Muchos de los riesgos que acompañan a las vacunas de microorganismos enteros atenuados o
muertos pueden evitarse si se emplean vacunas constituidas por macromoléculas purificadas
específicas que se derivan de agentes patógenos. Se utilizan en la actualidad tres formas
generales de estas vacunas: exotoxinas o toxoides desactivados, polisacáridos capsulares y
antígenos proteínicos recombinantes
Algunos patógenos bacterianos, incluidos los que causan difteria y tétanos, producen exotoxinas
que explican muchos de los síntomas de su infección. Las vacunas para difteria y tétanos se
producen purificando la exotoxina bacteriana y luego desactivándola con formaldehído para
formar un toxoide. La vacunación con el toxoide induce anticuerpos antitoxina, que son capaces
de fijarse a la toxina y neutralizar sus efectos.
Las condiciones para la producción de vacunas a base de toxoide deben controlarse de manera
estricta a fin de evitar la modificación excesiva de la estructura del epítopo al tiempo que se
logra la destoxificación completa. Se obtienen cantidades suficientes de las toxinas purificadas
para elaborar las vacunas clonando los genes que codifican la exotoxina y expresándolos en
células hospedadoras fáciles de cultivar.
Es posible inducir inmunidad pasiva contra la toxina mediante la transferencia de suero que
contiene anticuerpos antitoxoide. El tratamiento de la difteria antes de la disponibilidad de los
antibióticos (o del desarrollo de una vacuna eficaz) implicaba la administración de antitoxina
usualmente producida en caballos. De modo similar, es posible prevenir la enfermedad de
quienes se exponen al tétanos tratándolos con antitoxina tetánica.
En 1965, Baruch Blumberg describió por primera vez un antígeno en la sangre de aborígenes
australianos asociado con Ia hepatitis. Con posterioridad, se demostró que este "antígeno
australiano" es una partícula formada a partir del antígeno de superficie del virus de Ia hepatitis
B. En un inicio, las partículas antigénicas se aislaron del plasma de portadores de hepatitis B y se
inactivaron y utilizaron como vacuna.
Más tarde, las partículas se prepararon en levaduras. La vacuna de subunidad contra HBV
constituyo un hito en Ia ciencia del desarrollo de vacunas (vacunología), ya que fue Ia primera
fabricada mediante Ia tecnología de DNA recombinante. Una faceta muy interesante de esta
vacuna es que originalmente se utilizó para pequeños grupos de riesgo expuestos a productos
sanguíneos, como médicos y enfermeros. Más tarde, su uso se difundió ampliamente, incluso
en los países en vías de desarrollo. Como el HBV se asoció con cáncer hepático y más de 300
millones de personas están infectadas en todo el mundo, Ia vacuna anti-HBV representa Ia
primera para prevenir el cáncer en gran escala.
Vacunas conjugadas
Una limitación de las vacunas de polisacárido es su incapacidad de activar las células TH. Activan
las células B del tipo 2 (TI-2) de una forma independiente del timo, lo que tiene como
consecuencia producción de IgM pero poco cambio de clase, maduración nula de la afinidad y
poco desarrollo, en el mejor de los casos, de células de memoria. Diversos investigadores han
informado la inducción de células plasmáticas secretoras de IgA que reciben inmunización
subcutánea con la vacuna de polisacáridos neumocócicos.
En este caso, como las células TH no participan en la reacción, la vacuna puede activar células B
de memoria específicas de IgA que se generaron con anterioridad con la exposición natural de
las superficies mucosas a los antígenos bacterianos. Como estas bacterias tienen epítopos
polisacáridos y proteínicos, activarían las células TH, las que a su vez podrían mediar el cambio
de clase y la formación de células de memoria.
Aunque este tipo de vacuna puede inducir células B de memoria, no lo puede hacer con células
T de memoria específicas para el agente patógeno. En el caso de la vacuna Hib, parece que las
células B de memoria se pueden activar en cierto grado en ausencia de una población de células
TH de memoria, lo que explica la eficacia de esta vacuna. Las infecciones por Hib pueden causar
sordera y defectos neurológicos; la utilidad de esta vacuna se aprecia en países con amplia
cobertura de la vacuna conjugada. En la fi gura 19-5b se observa la rápida declinación de los
casos de Hib en Estados Unidos.
Un polisacárido confiere protección contra varios hongos
Un estudio reciente sobre un polisacárido micótico usado como vacuna conjugada en animales
arrojó resultados promisorios. La inmunización con glucano aislado de algas pardas y conjugado
con toxoide diftérico produjo anticuerpos que protegieron a ratones y ratas contra inóculos
tanto de Aspergillus fumigatus como de Candida albicans.
VACUNAS DE DNA
Las vacunas de DNA inducen además inmunidad humoral y mediada por células; la estimulación
de ambas ramas de la inmunidad mediante vacunas que no son de DNA requiere, en condiciones
normales, inmunización con un preparado de microorganismos vivos atenuados, que introducen
elementos de riesgo adicionales. Por último, las vacunas de DNA producen expresión prolongada
del antígeno, lo que crea memoria inmunitaria considerable. Los aspectos prácticos de las
vacunas de DNA son también muy promisorios
Esto hace posible la administración rápida de una vacuna a grandes poblaciones sin necesidad
de reservas gigantescas de agujas y jeringas. Las pruebas efectuadas con vacunas de DNA en
modelos animales han demostrado que son capaces de conferir inmunidad protectora contra
diversos agentes patógenos, entre ellos el virus de la gripe.
El suero de los receptores de la vacuna transfirió inmunidad, lo cual demuestra que los antígenos
neutralizantes se formaron a raíz de la vacunación y fueron protectores en el modelo murino de
infección por SARS. En los estudios experimentales futuros de vacunas con DNA se mezclarán
genes de proteínas antigénicas con los de citocinas o quimiocinas que dirigen la reacción
inmunitaria hacia la vía óptima.
Por ejemplo, puede incluirse el gen de la IL-12 en una vacuna de DNA; la expresión de esta
interleucina en el sitio de inmunización estimulará la inmunidad del tipo TH1 inducida por la
vacuna. Las vacunas de DNA se encuentran en la fase de ensayos clínicos, y es probable que se
usen en la inmunización de personas en los próximos años.
Sin embargo, no constituyen una solución universal a los problemas de la vacunación; por
ejemplo, sólo pueden codificarse antígenos proteínicos; además, ciertas vacunas, como las
usadas contra infecciones neumocócicas y meningocócicas, se basan en antígenos polisacáridos
y no son candidatas para el suministro vía DNA.
VACUNAS CON VECTORES RECOMBINANTES
Es posible introducir en virus o bacterias atenuados genes que codifican antígenos mayores de
agentes patógenos especialmente virulentos. El microorganismo atenuado funciona como
vector, se multiplica en el hospedador y expresa el producto génico del agente patógeno. Se han
elaborado vacunas con virus atenuados vivos a partir de vacunas ya autorizadas a las que se
agregan genes que codifican antígenos presentes en patógenos de reciente aparición.
Es posible que tales vacunas de virus quiméricos sean probadas y autorizadas más rápido que
un producto totalmente nuevo, con lo que se ahorraría tiempo valioso. Un ejemplo muy reciente
de este tipo de quimera es la vacuna de la fiebre amarilla, que se sometió a ingeniería genética
para que expresara antígenos del virus nilooccidental.
Se han utilizado diversos microorganismos como vectores para vacunas, por ejemplo virus de la
viruela bovina, virus de la viruela de los canarios, virus de la polio atenuados, adenovirus, cepas
atenuadas de Salmonella, cepa BCG de Mycobacterium bovis y ciertas cepas de estreptococos
que existen habitualmente en la cavidad bucal. El virus de la viruela bovina, una forma atenuada
que se utiliza para erradicar la viruela, se ha usado ampliamente como vector.
Este virus complejo de gran tamaño, cuyo genoma consta de unos 200 genes, puede someterse
a ingeniería genética para que porte varias docenas de genes extraños sin trastornar su
capacidad de infectar células del hospedador y multiplicarse en ellas. En la fi gura 19-8 se ilustra
el procedimiento para producir un vector de viruela bovina que lleva un gen extraño obtenido
de un agente patógeno.
Si el producto génico extraño expresado por el virus de la viruela bovina es una proteína de la
cubierta vírica, se inserta en la membrana de la célula hospedadora infectada e induce
inmunidad mediada por células así como inmunidad mediada por anticuerpo. Otras vacunas con
vectores atenuados podrían ser más seguras que la de virus de la viruela bovina. En fecha
reciente se han realizado pruebas de esta clase con el virus de la viruela de los canarios. Como
su pariente, el virus de los bovinos, el de los canarios es de gran tamaño y se somete con facilidad
a ingeniería genética para que lleve múltiples genes.
A diferencia de aquél, éste no parece ser virulento incluso en individuos que padecen supresión
grave de la inmunidad. Otro posible vector es una cepa atenuada de Salmonella typhimurium,
en la que se han insertado mediante ingeniería genes de la bacteria causante del cólera. La
ventaja de este vector vacunal consiste en que Salmonella infecta células de la túnica mucosa
del intestino y por tanto induce la producción de IgA secretoria.
La inmunidad eficaz contra diversas enfermedades, entre ellas el cólera y la gonorrea, depende
del aumento de la producción de IgA secretoria en las superficies de las mucosas. Se encuentran
en desarrollo medidas similares en las que se emplean bacterias que son habitantes normales
de la flora de la cavidad bucal. La estrategia consistiría en introducir genes que codifican
antígenos de microorganismos patógenos en cepas bacterianas que habitan en la boca o las vías
respiratorias. La inducción de inmunidad en la superficie de la mucosa podría ofrecer excelente
protección en la puerta de entrada que usa el patógeno.
Otras aplicaciones de las vacunas
Una vacuna basada en Ia hormona gonadotropina coriónica humana, que se elabora mediante
Ia preimplantacion del blastocisto y resulta esencial para el establecimiento temprano del
embarazo, es probada en Ia actualidad como anticonceptivo inmunológico.
Los adyuvantes
Los adyuvantes son sustancias ó procedimientos que incorporados al antígeno o inyectados
simultáneamente con él, hacen más efectiva la respuesta inmune. Los adyuvantes pretenden
aumentar la inmunogenicidad de antígenos altamente purificados o recombinantes y así poder
reducir la cantidad de antígeno y el número de inmunizaciones necesarias.
De esta forma se puede aumentar la eficacia de las vacunas en recién nacidos, ancianos y
personas inmunocomprometidas. Permiten promover la inducción de inmunidad en mucosas y
potenciar la inmunidad celular, aumentando los títulos de anticuerpos funcionales (bactericidas,
neutralizante). Los adyuvantes están muy presentes hoy en día en el desarrollo de nuevas
vacunas.
La utilización del término adyuvante se debe a Ramon Gaston, quien en 1925 observa que la
respuesta inmunológica a las antitoxinas puede ser incrementada añadiendo sustancias como
agar, lectinas, tapioca, etc.
Posteriormente Glenny y cols. Observan en 1926 que el toxoide diftérico asociado a hidróxido
de aluminio es más inmunógeno que el toxoide diftérico solo. Posteriormente Thibaul y Richou
en 1936 descubren las propiedades adyuvantes del Quil A, saponina extraída de la corteza de un
árbol de Sudamérica, la Quillaja saponaria.
Sin duda, los trabajos mas extensos sobre la importancia de los adyuvantes se deben a Freund,
quien en 1937 descubre los efectos inmunopotenciadores del bacilo tuberculoso inactivado
combinado con aceite de parafina. La utilización de adyuvantes en vacunas en el momento
actual no está exenta de polémicas, bajo un marco teórico el adyuvante ideal no debe ser tóxico,
debe estimular la respuesta inmunitaria tanto celular como humoral, debe promover la
respuesta inmunológica a largo plazo, lo que denominamos memoria inmunológica, no debe
inducir autoinmunidad, no debe ser mutagénico, carcinogénico o teratogénico, no debe ser
pirógeno y debe ser estable en condiciones de temperatura, pH y tiempo.
Tipos de adyuvantes.
Sales minerales:
Hidróxido de aluminio
Fosfato de aluminio
Fosfato cálcico
Partículas lipídicas:
Liposomas
Adyuvantes inmunoestimuladores:
Saponinas.
Lipopolisacáridos (LPS).
Lipopéptidos.
Micropartículas:
Adyuvantes mucosales:
Toxina colérica.
Interleucinas:
Genéticos:
Inmunopotenciadores:
Activan directamente los receptores celulares e inducen la liberación de citokinas. Actúan como
inmunopotenciadores el MPL y derivados, MDP y derivados, oligonucleótidos (CpG), RNA de
doble cadena, patrones alternativos moleculares asociados a patógenos, quils, resiquimod.
Sales de aluminio:
Las sales de aluminio convierten los antígenos solubles en partículas con un diámetro menos a
10 mcm, que son captadas por las células presentadoras de antígeno. Además las sales de
aluminio inducen eosinofilia, activan el complemento, estimulan los linfocitos B, CD y
macrófagos, regulan las señales de coestimulación en monocitos y promueven la liberación de
IL-4.
En cambio, estimulan la respuesta Th2, la secreción de IL-5 e IL-5 y la producción de IgG1 e IgE.
Por todo ello, las reacciones adversas mas frecuentemente relacionadas con el uso de sales de
aluminio como adyuvante son las reacciones locales del tipo de eritema, formación de
granulomas o nódulos subcutáneos. La miofascitis macrofágica, que algunos autores
relacionaron con la acumulación de aluminio, ha sido descartada como relacionada con el uso
de aluminio como adyuvante.
Emulsiones:
Las emulsiones son dispersiones líquidas de dos fases inmiscibles, generalmente aceite y agua,
cada una de las cuáles puede ser la fase dispersa o la continua, con lo que se obtiene una
emulsión hidrooleosa u oleoacuosa respectivamente.
Liposomas.
Son microesferas huecas con 1 o varias bicapas lipídicas. La membrana está constituida por
colesterol y fosfolípidos semejantes a las membranas celulares, por lo que al ser introducidos en
el huésped no hay rechazo.
Prolongan el tiempo de contacto de los antígenos con el sistema inmune de lo que se deduce
mayor tiempo de exposición a las células presentadoras de antígenos. Potencian inmunidad
celular y humoral para antígenos proteicos y polisacáridos.
Existen dos tipos de liposomas: proteosomas y cochleates; los primeros son pequeñas vesículas
de origen bacteriano en asociación con proteínas virales inducen respuesta inmune Th1, los
segundos son bicapas laminares no vesiculares. Se les adiciona iones de calcio, haciendo que se
enrollen y dejen un espacio donde se cargan proteínas ó DNA.
Virosomas.
Son vesículas esféricas diminutas, que contienen proteínas virales incrustadas en su membrana.
Estas proteínas permiten a las membranas del virosoma fusionarse con las células del sistema
inmune, liberando su contenido, (los antígenos específicos de la vacuna) directamente a sus
dianas.
Una vez liberados los antígenos, los virosomas son completamente degradados en el interior de
las células. La ventaja principal de los virosomas es que imitan la forma natural de presentación
del antígeno y estimulan las dos vías del sistema inmune: Humoral y celular, al liberar los
antígenos en las dianas específicas y amplificar la respuesta inmune.
Se trata de sistemas de transporte con amplias aplicaciones ya que pueden administrarse por
vía parenteral o nasal. En la actualidad la vacuna de la hepatitis A (Hepaxal) o la vacuna de la
gripe (Inflexal) utilizan virosomas y están comercializadas.
Micropartículas de polímeros.
Partículas virus-like.
Son cápsides vacías de un virus que no contienen DNA ó RNA viral, contienen proteínas
estructurales sin material genético. Mimetizan la estructura del virus, por ello son presentados
de forma muy eficiente a las células dendríticas y desencadenan potentes respuestas CTL y CD4
proliferativas.
Pueden ser usadas como sistemas de liberación de epitopos de otros virus o bacterias sin
adicción de adyuvantes. Existen 2 vacunas comercializadas de este tipo: Gardasil ®: Vacuna
papilomavirus tipo16, 18, 6, 11; y Cervarix®: Vacuna papilomavirus 16,18.
Hace ya algunas décadas que se comprobó el potente efecto adyuvante de las endotoxinas
bacterianas con el inconveniente de su gran toxicidad. A este grupo de adyuvantes pertenece el
monofosforil lípido A (MPL).
Este adyuvante interactúa con los receptores Toll-Like tipo 4 (TLR4), activa las células
presentadoras de antígeno originando una cascada de citocinas inmunoreguladoras que
aumentan la migración y maduración de las células dendríticas que inducen síntesis de IL-2 y IFN
promoviendo repuestas Th1.
ASO4.
Existe experiencia con este adyuvante en la vacuna de la hepatitis B (Fendrix), donde induce
tasas de seroprotección mayores, más rápidas y con mayor persistencia en el tiempo que la
vacuna adyuvada con aluminio; así como en la vacuna Cervarix frente al papilomavirus.
Se trata de secuencias no específicas de DNA bacteriano que contienen los dinucleótidos citosina
y adenina en forma no metilada.
Estas secuencias son reconocidas por sistema inmune innato incluyendo células dendríticas,
macrófagos y lifocitos B por medio del TLR-9. Los receptores para CpG son intracelulares,
desarrollan una potente respuesta CD4+Th1 y CD8 CTLcaracterizada por la liberación de
citocinas y quimiocinas: TNF, IL-1, IL-6, IL-12 y la expresión de moléculas coestimuladoras.
Saponinas.
Se incluyen aquí los glicósidos tensioactivos derivados de Quillaria Saponaria (Quil A), que
inducen potentes respuestas CTL y Th1. Son muy tóxicas, actúan a través de liberación de
citosinas, quizás interactuando con PRR (receptores reconocimiento de patógenos ).
El QS21 es una fracción de Quil A que mantiene capacidad adyuvante al ser un potente inductor
de CTL e inducir la liberación de IgG2, citoquinas IFN y IL-2.
Se trata de uno de los adyuvantes más potente para infecciones que requieran potente CTL. Su
principal limitación en su uso es la gran toxicidad.
Son partículas de 30-40 nm que contienen Quil A incorporado dentro de partículas lipídicas con
colesterol, fosfolípidos y antígenos. Su principal ventaja es que el Quil A unido al colesterol, no
está libre para interactuar con las membranas celulares, por lo que se reduce la actividad
hemolítica, se reduce la dosis de Quil A y la formulación se dirige directamente a las células
presentadoras de antígeno. Induce la producción de citocinas y respuestas Th1 y CTL potentes.