La etapa de los 0 a los 6 años es la edad en que los niños tienen la
máxima potencialidad para adquirir aprendizajes puesto que el 90% del desarrollo cerebral tiene lugar durante los 6 primeros años de vida. De este modo, en el transcurso de estos años adquieren la base de todos los aprendizajes básicos: aprenden la base de las relaciones sociales, el control motriz, el lenguaje, el habla, el autocontrol, la conciencia del cuerpo, la conducta, los límites, y un largo etcétera. La estimulación precoz, pues, tiene como objetivo proporcionar experiencias de aprendizaje que faciliten este desarrollo y desde la edad más temprana.
Las últimas investigaciones en el campo de la neurociencia insisten en el
profundo impacto que tienen las experiencias tempranas en los niños pequeños sobre la evolución y la capacidad del sistema nervioso y sobre la prevención de trastornos del desarrollo. El cerebro del niño se quadruplica en pes entre su nacimiento y los seis años. Esto depende, entre otros factores funcionales, de la estimulación del que ha sido objete y de la frecuencia, intensidad y duración de esta.
En este contexto, la estimulación precoz tiene
como objetivo proporcionar experiencias de aprendizaje (oportunidades) que faciliten el desarrollo. Conviene tener en cuenta que no es tan importando la cantidad como la calidad y oportunidad de estos.
Así, la música es un elemento fundamental en esta primera etapa del
sistema educativo (existen numerosos estudios sobre los beneficios de la música en los niños). Mediante actividades musicales se pueden trabajar todos los aspectos fundamentales del niño: la cognición, el lenguaje, la psicomotricidad, los desplazamientos, la expresión, el trabajo en grupo, el respecto de los turnos, el autoconocimiento, la creatividad, etc. Los beneficios de la música para los niños son:
• A nivel fisiológico: estimula el ritmo
cerebral, la circulación, la respiración, la digestión, el metabolismo, el tono muscular, el sistema inmunológico y la actividad neuronal. • A nivel físico: Facilita el movimiento, la coordinación, el equilibrio, los desplazamientos (gatear, andar, saltar, correr,...), la pulsación, el ritmo, etc. • A nivel cognitivo: favorece la capacidad de atención y concentración, estimula el lenguaje, la memoria, el análisis, la síntesis y el razonamiento, y por lo tanto, el aprendizaje. Se consigue una mayor precisión para percibir y abstraer estímulos visuales y auditivos, desarrolla el sentido de la orden y facilita la creatividad. • A nivel emocional: despierta, estimula y desarrolla emociones y sentimientos que pueden modificar el estado de ánimo del oyente y promover la reflexión, además de fomentar la expresión (física y emocional) y la creatividad. Desarrolla un fuerte vínculo afectivo y estimula la inteligencia emocional y el autocontrol. • A nivel social-relacional: fomenta la sociabilització, el trabajo en grupo, el respeto hacia los otros, el respecto de los turnos, la empatía, el juego, el boy escout, etc.
La música y la estimulación musical temprana son elementos
fundamentales en esta primera etapa para obtener un buen desarrollo del niño y, así mismo, para prevenir posibles riesgos y/o trastornos del desarrollo y aprendizaje.